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La Noche de las Letras VOL. 3 Diciembre 2011 Revista Literaria y Poética

Revista Literaria La Noche de las Letras - 3ra Edición

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Tercera edición de la Revista literaria y Poética La Noche de las Letras.

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  • La Noche de las Letras

    VOL. 3 Diciembre 2011

    Revista Literaria y Poética

  • Portada: Laberinto Psiquiátrico (2011) Técnica: Fotografía Fija Autor: Daniela González Caicedo (Colombia) http://www.flickr.com/photos/dannyaleja94

    USTED ES LIBRE DE:USTED ES LIBRE DE:USTED ES LIBRE DE:USTED ES LIBRE DE: Copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra BAJO LAS SIGUIENTES CONDICIONES: Reconocimiento — Debe reconocer los créditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licenciador (pero no de una manera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso que hace de su obra). No comercial — No puede utilizar esta obra para fines comerciales. Sin obras derivadas — No se puede alterar, transformar o ge-nerar una obra derivada a partir de esta obra.

    La Noche de las Letras l Barranquilla, Colombia

    Diciembre, 2.011

  • Edición La Noche de las Letras

    http://lanochedeletras.blogspot.com/

    Diseño

    Víctor De La Hoz http://lagartoparlante.blogspot.com/

    Saskia Lara Flórez http://elenlaceazul.blogspot.com/

    La Noche de las Letras l Barranquilla, Colombia

    Diciembre, 2.011

  • - Poesía libre 6 - Cuentos 40 - Microrrelatos 68

    - Fotografía||Artes Visuales80

    - Crónica||Ensayos 94

    ÍNDICE

  • Página Previa A todos los Nocheletrados les enviamos un saludo especial, te-nemos el gusto de presentarles la 3ra Edición de la Revista Literaria y Poética La Noche de las Letras, un proyecto Artís-tico que ha llegado a lo largo de este año a más de 45 países alrededor del Mundo, Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad han gozado de cada página de nuestras ediciones, brindándose asi, la oportunidad de viajar a través de la Poes-ía, los Cuentos, Microrrelatos, Fotografías y Crónicas, siem-pre contextualizando la información con su propio espacio. En esta nueva edición queremos invitarlos a todos a deleitarse con el trabajo de Artistas de todas las latitudes de Latino-américa y países Hispanohablantes, los cuales han emprendido con toda su confianza nuevas rutas a través del Arte junto con la Revista literaria La Noche de las Letras, la cual se ha convertido en una ventana abierta para todo aquel que desee compartir con nosotros sus experiencias y su trabajo artísti-co. Confiamos en que esta nueva edición sea del agrado de todos y así mismo deseamos que estas fechas especiales que se acercan traigan mucha fraternidad para todos ustedes, familiares y amigos, porque este proyecto es una gran familia que se ex-tiende por el mundo a través del Arte en todas sus expresio-nes, les deseamos enormemente felices fiestas y un maravilloso inicio de Año donde todas sus expectativas sean cumplidas, de nuestra parte seguiremos brindando a toda la Comunidad Noche-letrada un espacio en el cual puedan navegar ampliamente. Un Fuerte Abrazo de Poesía para todos. Víctor De la Hoz Director General Saskia Lara Flórez Directora Creativa

  • POESÍA LIBRE|||

  • Eterno Retorno

    Andrea Mineko, Argentina http://www.lovelymineko.blogspot.com/

    Hace semanas que me visto con el mismo vestido,

    y me aprisiono sola y pesada en la cama. Mártir ausente, silenciosa, creyente de este tiempo

    sin palabras, de este silencio impiadoso que se hace sóli-do y me hiere como un puñal o una mirada loca,

    mi mirada, a mi alma que es presa del dolor que después será luz, pero ahora es solo dolor,

    la vida sigue latente por inercia por un deseo hoy injustifi-cado de sobrevivir,

    porque ahora, ahora existir es insoportable. Huyendo,

    abriéndome las heridas para que sangren y mostrarme después crucificada en esta cama,

    buscando frenéticamente en cada coincidencia una señal, una predicción irrefutable de que serás,

    pero ahora no sos. Y por eso cierro las puertas, cierro las piernas,

    no salgo ya de mí y no dejo que nadie me entre, y me regodeo en mi soledad, en mi fealdad,

    en mi todo que se cae. Sabía tanto de la risa,

    ahora sé todo de esta tristeza anunciada, de la esperanza que de buena me miente

    y de esta maldita ilusión, que nunca es nada más que ilusión y viene como si yo no supiera eso.

    Ya ves, es otro sábado en que desnuda me acuesto sola con mis deseos.

    8888

  • I-II

    Irán Infante, Venezuela http://www.volandnoctum.blogspot.com/

    I

    Se mueve el péndulo, sus ojos son mis ojos,

    en su frente marca la hora final y las hojas desparramadas,

    sepulcros de sonrisas.

    II

    Cabalgo quijotes contra molinos existenciales.

    La lógica se transfigura en ecuaciones,

    Paradojas-gatos, vida, muerte, reducido a blanco, lamentamos saber

    que somos números quebrados.

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  • Qué Demasiado

    Renso Gómez, Argentina Rensogomez.blogspot.com

    Que demasiado vicia el aire por las alturas

    de la desesperación y el desosiego del alma. Que demasiado poco dura el tiempo

    y la noche en tu espalda.

    Que demasiado ciernen tus comisuras y mis besos.

    Soltaría palomas al viento para ver unas cuantas caer.

    Sembraría tantos bulbos y no todos llegarían a Tulipanes.

    ¡Qué demasiado, que pesado, tan ajado, maltratado, sometido y acostumbrado

    vive el ser humano!. Pero que demasiado el quehacer de cada uno:

    Y es que elegimos entre ser y ser pensados o pertenecer y pasar al olvido. ¡Que demasiado, que injusto!

    Apenas somos humanos.

    10101010

  • Te aclaro que soy

    Karina Garrido, Argentina [email protected]

    Te aclaro que soy

    alérgica a los desengaños, que estoy en pleno

    proceso de limpieza: le saqué el polvo al

    último rincón de mi alma, lustré a fondo

    mi corazón emparchado. Y aunque el pronóstico

    es reservado, te confieso

    que claudiqué cuando me cruzaste

    tu existencia. Ahora sí, ya sabes,

    no soy perfecta pero detrás de

    mis ojos cansados puedo ver la luz y la grandeza

    de amarte tanto, tanto que cuando te beso

    se me deshacen en la boca tus ganas, y así enciendes mi piel

    en tu piel envuelta en llamas.

    11111111

  • Cuando

    Ricardo Velásquez, Venezuela [email protected]

    Cuando tu voz llega desde el infinito de un momento,

    Cuando en el cénit de la noche tu recuerdo llueve, Cuando entre los sonidos de la tarde tu amor palidece, Llegan tus labios, con matices llenos de sentimiento.

    Cuando estoy sentado en la orilla del río de tus recuerdos Cuando en el nacer del alba, tu aroma llega entre vergeles

    Cuando con el caer del sol en el horizonte, tu cuerpo emerge Llega la luz de tus ojos infinitos, para paralizar mi tiempo.

    Cuando en el grito silente de la noche tu voz se desnuda Cuando con el aire gélido de tu ausencia, mi voz te clama

    Cuando en la sombra del horizonte, tu boca me llama Llega tu aroma en silencio para dejar mi pluma muda

    Cuando veo mis manos vacías en el medio de mi almohada Cuando me encuentro solo con el fantasma de tu cuerpo Cuando a través de mis sueños te siento viva en mi pecho Llega tu nombre para dejar mi vida en el medio de la nada

    Cuando todos se han ido y no hay excusas para no pensarte

    Cuando debo enfrentar a esta soledad que ya no quiero Cuando recordarte es mi deber y mi derecho supremo Llegas nuevamente a mi vida para en silencio amarte.

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  • Hey, Muchacho

    Alejandra Vélez, Colombia [email protected]

    Tranquilo muchacho,

    no me afecta que sigas teniendo tu corazón de piedra, tus palabras oxidadas, tus caricias casi idas, tu sexo enmudecido,

    replegándose dentro de sí como un acordeón cubierto de polvo;

    tus besos que no suenan, tus dientes manchados ,

    tus labios mojados, y mucha ,mucha ,saliva malgastada.

    Yo tengo embebido todo aquello que no necesitas:

    dos iguanas verdes caminando juntas sobre mis labios,

    un musgo que nace de mi boca y se queda ahí , sin hojas ni raíces que se parezcan al árbol,

    ataraxia de hormonas , bipolaridad ,manía y depresión,

    arroyos que corren mientras veo el futuro venir, entretanto mi sangre nace en corozos agridulces;

    esquirlas de muertos en las manos, fluidos de orgasmos en los dedos, y un solo corazón que me basta para vivir entre tu mierda fresca.

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  • En el intermedio de la noche

    paren las palabras Sebensuí A. Sánchez, Las palmas de Gran Canaria

    [email protected]

    Las palabras nacieron de la oscuridad del caos Como un despertador que andaba muerto por manecillas inexistentes

    Propósitos cosmogónicos los de los seres También las palabras se suicidan cuando caen de los labios

    Y todo cuerpo busca el más allá Entre jadeos de astros que no existían sino en la respiración de los animales

    Los escombros que yacen sobre mi amor, siento que estoy vivo

    Pero al no ser moneda social, quieren que sufra, toda esta sociedad de perversión

    Han hecho que la inocencia quedase dormida por los siglos. Sintiéndolo todo en el vacío

    como un piano que hace ecos en la noche Por las manos del viento.

    Un juego de cuchillos con palabras que se aburren al repetirse Soy el hijo de tus recuerdos

    Palabras de dobles sentidos con empuñaduras, una corta y otra no

    Quiero estar dentro de ella como el que vuelve a la oscuridad del universo

    ¿Cuántos pensamientos han muerto en la vigilia de mi cama? Todos observan la Magia del Caos

    balanceándose en mi cráneo Los humanos son paquetes bomba que explotan hacia el Sol

    Hay una caja de madera especial para los poetas 14141414

  • En el intermedio de la noche

    paren las palabras Sebensuí A. Sánchez, Las palmas de Gran Canaria

    [email protected]

    Un ataúd hacia las estrellas Cada día nace un fantasma cuando otro muere

    Y el dolor es una forma de vida autónoma Pero hay paz en el dolor del amor

    Nosotros no creamos esta industria del sufrimiento Perjuramos en un santuario

    al cual no nos dejan entrar vestidos de blanco Somos como cuadros disfrazados de pensadores exigentes

    Y las mujeres son el futuro, otro conjuro. Dinosaurios que nos engañan

    con un mundo destruido gobiernan el mundo Y se erigen estados, mansiones de cerdos religiosos viviendo

    del dogma de la mentira Quiero salir corriendo, pero sólo puedo nadar…

    Dios que nos obligó a torturarnos a nosotros mismos Me di cuenta que no existía el blanco y el negro

    Las verdaderas capillas sixtinas son las cuevas de aborígenes Soberanos de ultratumba sitiados por columnas de fuego

    Esclavos de la voluntad y de la verdad Las ciudades secuestraron la vida al campo

    No quiero que roben mis sentimientos, quisiera compartirlos Es lo único que me queda en esta profecía llamada Vida

    Ahora vivo esperando a la tormenta con su traje de mujer y su sexo lluvioso

    Todo lo archiva en su savia el planeta en el cual vivimos Así que sellemos este pacto de sangre

    con palabras de ternura

    15151515

  • Niebla

    Eugenia Sánchez, Uruguay http://blogsdemaga.blogspot.com/

    Ésta mañana

    la luz llegó con el rocío, o quizá,

    la luz desnudó al rocío.

    Las estrellas que aguardaban el alba

    se apagaban, allá arriba,

    escondidas del mundo tras la niebla.

    Los pájaros,

    todos, cantaban en coros multicolores

    volando entre las sombras como un desfile como una fiesta como un tributo

    al nuevo día.

    Los árboles más verdes por el rocío se alzaban orgullosos

    y humildes hacia el cielo.

    16161616

  • Niebla

    Eugenia Sánchez, Uruguay http://blogsdemaga.blogspot.com/

    Yo apenas había abierto la puerta, una intrusa en el momento mágico

    del mundo, ajena a la fiesta,

    a los colores.

    Separada de la natura, distanciada de los humanos,

    ¡sin saber cantar, o arrodillarme!

    ¡Sin saber bailar o ser paciente!

    Espía indiscutible de todo aquello que me duele.

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  • LAS NIÑAS DE LA CALLE, LOS

    NIÑOS DE LA CALLE Cesar Bautista Sterling, Colombia [email protected]

    Inocencia Trágica, Indigencia Deprimente Indolencia Cómplice, Violación Inminente.

    Mirada frívola, Muerte Presente

    Violencia Crónica, Vida Decadente.

    Pegante Amarillo, Afilado Cuchillo Bazuco, Cigarrillo, Es Todo El Capital.

    Piso Húmedo, Lecho Plástico, Techo Igual

    Almohada Tibia Del Vientre Hambriento De su Pe-rro Escuálido.

    Mirada Perdida, Llanto Agotado

    Recuerdos Olvidados, Sueños Humillados.

    Noche Cósmica, Día Mínimo Luna Mágica, Sol Tímido.

    Cielo, Teoría Olvidada, Infierno, Cruel Realidad. Pasado Imperfecto, Presente Esquivo, Futuro In-

    cierto.

    Día, Noche; Lunes, martes; Abril, Diciembre La Vida Se Acorta; El Tiempo Ya No Importa.

    18181818

  • LAS NIÑAS DE LA CALLE, LOS

    NIÑOS DE LA CALLE Cesar Bautista Sterling, Colombia [email protected]

    Piel Ajada, Corazón Arrugado

    Alma Cansada, A Tan Corta Edad. Cada Vez Menos Neuronas, Cada Vez Menos Bron-

    quiolos La Vida Da La Batalla, La Parca Parece Ganar.

    Existencia Pesada, Niñez Aplazada

    Ternura Eliminada, Adolescencia En Remojo Esperanza Desierta, Juventud,………….. Para Qué?

    Las Niñas De La Calle, Los Niños De La Calle, Y

    sus Perros De La Calle.

    Pegante Amarillo, Afilado Cuchillo Bazuco, Cigarrillo, Es Todo El Capital.

    Vicio, Crimen, Plagas, Enfermedad, Frío Intenso

    Muerte, Suerte, Tos Persistente.

    Rabia, Desamparo, Mentira La gente Pasa y No Mira

    La Humanidad ni Se Inmuta Indiferencia Absoluta……………………..Por

    Dios………………… ¡Qué vida tan…!

    19191919

  • Carta a un Amigo

    Ana María González, Colombia [email protected]

    Quien mas que tu me hace conocer la verdad de lo que soy yo. Amigo mío en esta carta me desnudo ante ti.

    No he sido totalmente honesta contigo. Te he mentido, y no quiero seguir haciéndolo.

    En los días que llego a tu casa, y me cierro ante la idea de aprender nuevas cosas, solo lo hago para pasar más tiem-

    po junto a ti. Quisiera que esas horas nunca se acabaran,

    que siguieran ay, lentas como el espacio. Amigo, no te veo como a mi amigo. Deseo verte. Estar contigo en toda la extensión de la palabra.

    He estado amándote en silencio. Mientras mi corazón se debilitaba al estar junto a ti. Cansado de palpitar a tanta

    fuerza, cada vez que te acercabas, cada vez que me rosa-bas. Mi piel se erizaba cuando me tocabas,

    Mis ojos se engrandecían, cada vez que te veía. Y entre la tristeza, tu sonrisa me alegraba el alma.

    Hoy te digo que te amo, en la libertad de la expresión. Te digo que me enamore de ti sin querer, me llenaste de

    ternura, y calmaste mi sed. Una vez me intentaste besar, y me aleje de ti, porque no quería arruinar nuestra amistad.

    Pero solo dios sabe la magnitud del deseo a quererte, Daría lo que estuviera en mi corazón para llevarte de mi mano, a conocer las maravillas del mundo. Y perdernos

    en el. Hoy lo grito. Te amo, y quiero estar a tu lado No como tu amiga, si no como el sol que ilumina nuestras

    mañanas, y el viento que sopla en nuestra cara. 20202020

  • Yo podría ser ése Dante Vazquez, México

    dantevazquez.wordpress.com

    Yo podría ser ése que te baje la tanga,

    o el bóxer, o las bragas, para romperte la pupita

    a mordiscos o a pinchazos; ése que te lleve al hotel Paraíso,

    o al motel Pegaso, para volar solo al infinito;

    ése que te invite a su habitación para ayudarte a encontrar

    las puertas del Edén; ése que te entregue luces neón

    para antes de en tu cuerpo ser en tu pensamiento:

    La pequeña muerte.

    Yo podría ser ése, sólo pídemelo;

    a fin de cuentas somos títeres del deseo.

    21212121

  • Tiempo de Cuaresma

    Betina Beguer, Argentina [email protected]

    El tiempo se presenta ambidiestro.

    Me columpia sin prisa. De los instintos más bajos, al

    sosiego de los muertos. De los afectos impetuosos, a la latencia de la in-

    temperie. De la osadía del amor, a la cobardía del erizo.

    Carnaval y cuaresma. La discontinuidad es el nombre de la resistencia.

    Me enardece creer que se apoderó de mí, un espí-ritu medieval, que me pasea entre la

    cuaresma y el carnaval. Del ayuno a la gula. De la abstinencia al banquete. De la castidad a la lujuria. Del pecado a la culpa.

    Del exhibicionismo a la flagelación. De la palabra al silencio. De la risa a las lágrimas.

    Carnaval y cuaresma. Rotuladores de supermercado, vendrán por mí,

    jactanciosos, con su larga lista de nombres: nombres del acecho, nombres del dia-

    gnóstico, clasificaciones del ser, amputaciones del hacer.

    La humanidad es, antes que nada, genealogía… Juana, la doncella, no hubiese liberado

    Francia, con un diván en la espalda.

    22222222

  • Poema No 1

    Francis Echeverría, Colombia [email protected]

    Nuevamente el angustioso atardecer hace su aparición, Aquel que me señala que un día mas esta por discrepar.

    Mi vacio aumenta, mientras que mi alegría Disminuye como los rayos del sol, Cuando este hace su desaparición.

    Me he sentido así desde que recuerdo aquellas Aventuras en los barrancos de mi barrio.

    Siempre este malnacido vacio se apodera de mi alma, Manejándome a su antojo,

    Usándome como una ficha de ajedrez. No quiero pensar que necesito ayuda,

    Pero cada vez mi preocupación aumenta su fortaleza. Durante toda mi vida he intentado descifrar este enigma,

    He intentado armar el rompecabezas de mi alma, Y al no recordar la pieza faltante

    Un dolor inmenso me invade, Ese mismo dolor que sientes cuando estás en tu soledad

    Rodeado de gente. No creo que la esperanza sea la última en marcharse,

    Porque la mía, ocupa el primer lugar cuando se trata de desvanecer.

    ¡Estoy empezando a sentir algo! Que miserable me siento,

    Me desprecio tanto como la sociedad burguesa Desprecia la clase obrera

    ¡Eso es lo que siento! Si algún día sintieses este vacío,

    Dios quiera que puedas sobrevivir, Ya que Dios no lo quiso para mí.

    23232323

  • Delirios Circulares

    Maria Fernanda Ortiz, Argentina [email protected]

    Círculos concéntricos

    de resplandores difusos de intermitentes albores luminosos

    disímiles a conciencias dobles

    Círculos cerrados

    abiertos como bocas que no mienten

    pero inyectan con su sangre mis pupilas abyectas

    Círculos superpuestos

    como dientes apretados que mastican su cordura

    no lastiman pero muerden

    Círculos en rojo

    como ojos que me miran desde el fondo y me absorben

    Delirios de coherencia

    tras una reja que lacera mi cerebro 24242424

  • Delirios Circulares

    Maria Fernanda Ortiz, Argentina [email protected]

    Delirios espasmódicos

    oxidados ennegrecidos de pensamiento

    repulsivo

    Poesía seudo delírica trasmutada a un círculo infinito

    que finito se vuelve al roce de la tinta sangre

    Mente-letras-labios

    cortantes cercenantes delirantes

    discontinuas en comienzos y finales de la nada

    que lo llena todo del tan todo

    cubierto de gran nada en círculos insoportables

    e interminables

    Son delirios circulares soy delirios circulares

    soy ellos ellos son yo

    nos perdemos 25252525

  • Si mi Corazón

    Rod Medina, Venezuela http://www.youtube.com/user/Rodme1965

    Si mi corazón hablara

    Diría tu nombre mil veces Para que el eco de sus deseos Retumbara en la inmensidad

    Que me habita

    Si mi corazón leyera Le daría todas las cartas que no recibiste

    Para que con ellas velara los vacíos De la tela invisible que cobija

    Tu cuerpo en las noches más frías De mi alma

    Si mi corazón cantara

    Compondría sinfonías con las notas Que flotan en tus pupilas

    Con la majestuosidad de los cielos nocturnos Para arrullar tus desvelos dentro de mi memoria

    Si mi corazón llorara

    Serían sus lágrimas el consuelo De tus dolores, cristales mágicos

    Cayendo desde el infinito recuerdo

    26262626

  • Si mi Corazón

    Rod Medina, Venezuela http://www.youtube.com/user/Rodme1965

    De tu amor perdido

    Para sanar la melancolía Que se ha mudado a mi pecho

    Si mi corazón volara

    Me aferraría a sus alas etéreas Para huir de lo mundano de mi vida

    Adentrarme en tus sueños Y espantar mis pesadillas

    Si mi corazón sintiera

    Viviría yo de angustias añejas Encarceladas en tu celo Rumiantes presencias De un futuro mutilado Donde yo no soy nada

    Y todo eres tú

    27272727

  • Es tu amor...

    Nora Patricia Trigo, Argentina [email protected]

    Es tu amor un rito inédito que socorre mis soledades

    sin dilatar el tiempo.

    El que espera de mi todo mérito. Es tu amor, de ayer, de ahora.

    Es vigor, es oxígeno a mis días

    atenuando mis temores de ésta vida, despojando a mis silencios en auroras.

    Sin carencia de tibieza son tus besos, tus manos férreas aprietan las mías,

    tus ojos desbordan amaneceres en osadías.

    Regresa a mis portales de caricias, olvida tus horas en las mías,

    envolviéndome en tus brazos vida mía.

    28282828

  • Una Canción Mariposa

    Pauline Taborda Flórez, Colombia [email protected]

    Un suspiro de soledad…

    Una triste oruga va, Un consuelo sin esperar, Una anhelada libertad,

    Una pregunta en el amanecer, Un camino a recorrer,

    Un paso sin pasar, Una estrecha soledad, Un ave quiere volar, Un lobo quiere aullar,

    El consuelo solo eres tú, La tristeza no vuelve más, El dolor pronto a de cavar,

    Y la suplica se acabara, Y el dolor no dolerá.

    Este es un respiro de libertad, La oruga que ya voló,

    La mariposa se poso en la flor, Las caricias no volverán, La herida se evaporara,

    Una mariposa que creció…

    29292929

  • XIV

    Lydia Vance, Uruguay [email protected]

    Estoy herida

    Pero no sangro Ni me desgarro

    Ni mi carne se desparrama por el piso

    No se me deshacen las uñas Ni tampoco se desborda mi cráneo

    Ni mis oídos

    Mi corazón late

    Pero estoy herida

    Nada se derrama

    Nada se desborda

    Nada se esparce

    Nada se excede

    Nada se hunde

    Pero Estoy herida.

    [email protected]

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  • Anclado

    José Abraham Guevara, Nicaragua [email protected]

    Languideciendo por tiempos inertes

    Vagando en círculos ociosos

    Con la piel en llagas La inmóvil posición en el espacio

    Anclado a la tierra y tullida el alma

    Así serpenteando las hojas del calendario Caracol absorbiendo la furia de mar Una cárcel sin paredes ni cerrojos

    Su ser entablillado al desierto

    En alcanzada edad donde el llamado Al cuerpo no alcanza obediencia Bronceado el cuerpo por el Sol

    Agrietando el camino de sus pies Una saeta al vaivén del destino

    El hombre ahuecado y sin rumbo

    Las extremidades de plomo La vista a la nada y la

    Esperanza en el hilo de la luna…

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  • Estoy Cansado

    Edwin Yanes, Guatemala www.edwinyanes.com

    Todo mi amor te lo he dado, Más nunca lo has valorado,

    Siempre me tienes abandonado Y mi corazón destrozado.

    Basta, de ti me he cansado, Quiero dejarte en el pasado,

    Llévate las miserias que me has dado Y todo el dolor que me has causado.

    Ya no quiero más excusas,

    Ni palabras confusas, A partir de hoy viviré para las musas, Que son mi vida, que son mis diosas.

    Estoy cansado de vivir ilusionado,

    Por ti todo lo he dejado, He sido un hombre abnegado,

    Amándote en presente y pasado.

    Por ti grandes cosas he sacrificado, Pero ni cuenta te has dado,

    Lo digo y lo repito, estoy cansado, Ya no quiero más vivir a tu lado.

    32323232

  • Caligrama-De-LaCurvaturaDelPoema

    Joséantonio Sánchez Pulido, Venezuela [email protected]

    Más Más afondo Como si el cuerpo pudiese caminar sin piel Y cumplir -hasta con las funciones del deseo- Sin monstruosidades que pudiesen alarmarnos Más –incluso- que esa piel frente a los elementos Más tarde que las últimas horas de la noche Dentro En el intermedio de un sueño y el sol amenazándonos A píe descalzo Sobre la tierra devuelta a su hermosura y sus insectos Adentro entre los músculos vitalizándose para seguir Adelante forcejeando con las arterias sobresaltadas Entre todos esos órganos quehandadoespaciovital A mi vida enredada entreexperienciasyausencias Anidando hastaconvencersequefaltaraelretoño YelArteapegadoalospoemas yestosamicuerpo Y yo a ese cuerpo como a una islaÚnicaMía Desde ayer Para hoy Hasta mañana A p í e s d e s c a l z o s –ambos-

    33333333

  • Resurrección

    Isabel Martin, Argentina [email protected]

    El duelo revivió mil noches en la atmósfera

    agrietada de su cuarto y las paredes palidecieron al ver sus lágrimas que teñían de rojo las grietas de sus ya,

    pálidas mejillas---

    El eco acalló su voz, ante el dolor de su partida y se quedó tendida entre el lecho y su mirada y más muerta se sentía y más palidecía y más muertos veía, en el cementerio de sus manos, donde las caricias desfallecían y las cruces se invertían en su corazón que moría----- Y así, cuando todo

    se desvanecía----

    ---Sintió un soplo de vida que la envolvía---Y en una suerte de plegaria---

    ---------Agradeció a la vida----Aún estar viva.

    34343434

  • Volver a Verte

    Jhonattan Gómez Amador, Colombia [email protected]

    Volver a verte,

    Fue volver a respirar ese aire puro y lleno de ternura

    Que sentía cuando estaba a tu lado, Fue como si el sol

    Volviera a brillar como la primera vez Volver a verte fue un placer inmenso,

    Un placer que jamás lo volveré a sentir Así de fuerte como lo sentí ese día

    En que mis ojos brillaron Como las estrellas en el firmamento Cuando apreciaron tu hermosura.

    Te extraño desde el día en que deje de verte, Fuiste la primera mujer que probó

    mis besos con amor, La primera a quien le dije un te amo

    desde el corazón, Pero también la primera

    que se marcho sin explicación alguna, Por eso volver a verte fue como volver a nacer.

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  • Búsqueda y Destino

    Toni Aznar, España http://taznar.blogspot.com/

    Te acercabas a mí

    sin máscaras, ni disfraces. Bella, con el alma desnuda.

    Dispuesta , aliviada y decidida. Susurrabas a mis oídos

    palabras sordas de ecos infinitos.

    Yo te buscaba cada noche con el reto de descubrir el léxico y la gramática de tus sentimientos.

    Con trazo firme dibujaba la geografía

    de tu entorno, tinta dulce

    la saliva de tu boca. ¿ Quién me dará las claves

    para llegar con éxito al confín de tus sentidos….?

    ¿ Quién mejor que yo para conocer tus más íntimos secretos….?

    Si aunque no queramos, nuestra voluntad

    carece de rigor y fortaleza. Lo inevitable acontecerá.

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  • Junto a ti

    Xiomara Hernández, Colombia [email protected]

    Si cuando dormías sentiste

    un suave roce en tu mejilla... esa era yo

    que te besaba a hurtadillas.... Si sientes algo en tu mano

    soy yo que quiero caminar a tu lado

    agarradita de tu mano Si sientes algo en el pecho

    soy yo que te abrazo para que sientas lo que siento

    Si sientes que te hablan muy quedo soy yo mi AMOR

    que te dice lo mucho que te quiero y que vivir sin ti no puedo Y si estoy en tus sueños

    es porque ahí permanezco Y si te llego a la mente

    es porque te tengo presente Si cuando caminas

    sientes a alguien a tu lado soy yo que te estoy acompañando Si cuando ríes te acuerdas de mi

    es porque sabes que soy feliz porque estas junto a mi…

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  • Lumbre de sombras

    Nancy Nasr, Argentina www.versosymasversos.blogspot.com

    Me urge que me digas que me amas.

    Tus palabras, lumbre de sombras, acallan el dolor de mi alma.

    Dulce arrullo para mi espíritu, con cada letra… con tu voz… alumbramiento de mí mismo.

    Dirás egocéntrico, ególatra, simplemente, te necesito, alimento de mi alegría…

    despertar de mis sentidos…

    Tu voz viento de fortaleza para este duro tronco roble, perjudicado en la maleza. Retoño y brote vigoroso.

    Señales, huellas de pasión.

    Solo tú mensaje de amor aquieta la pena en mi vida, sana y escuece mis heridas. sálvame!, extirpa mi dolor,

    iluminando mi presente ahuyentando soledades!

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  • IV

    Lauren Díaz Jiménez, Colombia [email protected]

    Quizá jamás pueda escribir como Jane Austen

    A lo mejor tampoco como Neruda Pero el día que quiera

    hacer el poema más hermoso del mundo, Solo he de necesitar tus ojos,

    No quiero que tardes tiempo en besar mis labios, Quiero ser tu poeta de turno completo.

    Mirar cada amanecer que me puedas brindar y escribir solo para ti.

    Ver mi cielo en tu mirar con un frenesí de amor escrito en un destino para nuestras vidas tiernamente entrelazadas,

    Porque has de sobrepasar las angustias y la melancolía de aquellos que vanamente burlan el amor.

    Que cursi todo aquello que tenga el sentimiento como pa-ra obtener una lágrima, esa cursilería que se parece tanto

    a mí, pero que tiene melancolía de ti. Anoche solo pude mirar al techo, algo tan misterioso:

    estás tan lejos y te puedo sentir, un éxtasis de locura por mi parte.

    Trato de disimular tu ausencia, pero esto es irremediable, todo está insípido por aquí, toca mi corazón. Acérrimo

    plan de quererte aspirando a algo más que una amistad. ¡Amigo mío! Que todo lo sabes, que me amas siendo

    aburrida, que te ríes de mis bobadas y que supiste ganarte los más complejos versos

    de cada canción que hay para ti. Posiblemente tampoco llegue a ser poeta porque lo que

    mejor sé hacer es amarte. 39393939

  • Cuentos|||

  • Manuel Jesús González C. (Kabalcanty), poeta

    y escritor español. De formación autodidacta,

    su pasión por la lectura ha sabido inculcarle el

    veneno literario. Considera que el oficio de es-

    critor-poeta siempre ha prevalecido muy por encima de los me-

    ramente "alimenticios" .

    La Molestia de los Espejos

    http://kabalcanty.bubok.es/

    Hace ya muchos años, cierta mañana, como otras muchas, com-probé mi imagen en el espejo y algo aquella vez me llamó la atención. Como era muy de mañana, dudé de la visión, culpando a las legañas o a la vagancia que me inspiraba una nueva jornada laboral, sin embargo, tras gesticular frente al espejo y refrescar-me el rostro con agua fría, constaté que no estaba en un error. Las facciones eran mías y las muecas eran reflejo de las cucamo-nas que hacía para desenmascarar la trampa, mas una mirada burlona se solapaba a la mía de carne y hueso. En un principio no le di más importancia, viví mi rutina habitual y hasta, como era viernes, recuerdo, hice el amor con mi mujer con la acostumbra-da fogosidad. El asunto fue a mayores cuando aquella mirada usurpadora se empezó a permitir el lujo de hacerme guiños, le-vantar las cejas o cerrar los párpados cuando le venía en gana. Aquello comenzaba a impacientarme. En voz baja, por si me es-cuchaba alguien de mi familia, hablé a mi reflejo, le increpé para que se desenmascarara de una jodida vez y diese la cara (bueno, la otra cara) como un hombre. Ni caso, mis otros ojos seguían por libre cada vez más centrados en su actividad independiente. Pensé comentárselo a mi mujer o a algún amigo, e ipsofactamen-te deseché el pensamiento ya que lo normal es que no me toma-ran en serio, o tal vez demasiado en serio y me internaran en un psiquiátrico de por vida.

    — 42 —

  • Lo dejé estar simplemente y llegué a acostumbrarme, mientras me afeitaba, a su ojiplática expresión o su lasitud simulando sue-ño. El verdadero problema, el meollo de la cuestión que es lo que me ha incitado a escribir estas líneas, fue cuando el careto del es-pejo, que se parecía mucho a mí pero no era yo, comenzó a hablar. ¡Ahora también mi boca se movía descontroladamente a placer!. Al principio silabeando, lerda como un infante, luego con desparpajo como si ensayara cuando yo abandonaba el espejo y el reflejo se quedaba a sus anchas. Ni que decir tiene que aquella novedad pasaba la frontera de lo soportable. Percibí que decía frases que yo había callado a sabiendas en el pasado o emitía un silbidito genuino, al final de lo dicho, cuando lo que dije en anta-ño era incierto premeditadamente. Me iba al trabajo endemonia-do, cabreado por aquel reflejo, cada vez más real y participativo, que ponía en duda todo lo que tenía por vida. Por aquellos días fue cuando decidí meterme al baño con una pequeña radio. Aun-que sus palabras no sonaban demasiado altas, ya mi mujer me había advertido en un par de ocasiones sobre mis conversaciones solitarias en la ducha. Vi perfectamente en su mirada una pizca fehaciente de extraña desconfianza, de titubeo encubierto. Compré una pequeña radio y la instalé en el cuarto de baño con la excusa de oír las primeras noticias del día. Nada más entrar la encendía, mientras mi reflejo seguía con su monólogo. Hablaba sin coordinación, saltando de un tema a otro, enlazando delicadas situaciones y vaciándome indefectiblemente de alegatos que me defendieran. Era como si todas mis vísceras y mi cerebro hablaran distendidamente de mí sin que yo pudiera remediarlo, todo un desatino. Unos días más adelante, el reflejo de mi boca dejó de hablar, no así mis ojos que parecían vigilar mi incertidumbre. Me acerqué al espejo y pegué el oído. Nada, ni pío. "Ajajá, al final has cerrado el pico, pedazo de cabrón", le espeté con suficiencia. "No, simplemente he cambiado de táctica", me respondió inopina-damente. No podía creerlo: tenía vida propia, podía seguir una conversación. Me mesé los pocos pelos que me quedaban en la cabeza y le encaré con furia.

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  • "No te favorece nada ese rictus iracundo", me dijo la mar de tran-quilo. Salí del baño y, alegando una repentina diarrea que me in-disponía laboralmente, esperé a que mi mujer y mis hijos salieran de casa a sus respectivos quehaceres. Aquel puñetero Pepito Gri-llo me estaba volviendo majareta. Ya en soledad, fui al baño como una flecha. Tuvimos una larga conversación en la que me des-montó una y otra vez de encima del caballo de mi razón. Siempre sabía lo que iba a rebatirle, cómo, cuando, por qué, mis inventos, mis silencios, mis desamores, mis pasiones… Él sabía más de mí que yo mismo. Era un gran yo traslúcido, cristalino, sin fisuras, que dejaba en solfa a una vida que no era más que un mero mon-taje. Mi status laboral, social, estaba amenazado por la hiriente sinceridad de aquel infame reflejo. El amor por mi mujer no era más que un cuento barato, sensiblero, repleto de faltas a la ver-dad que él me enmendaba una y otra vez. Mis hijos también for-maban parte de una función que hasta unos días atrás creía dirigir e interpretar a la perfección. Todo lo que hasta entonces tildé co-mo forma de vivir no era más que una puta mentira encadenada. Airado, abandoné el cuarto de baño, salí a la terraza para coger un martillo que tenía para realizar las escasas chapuzas de casa. Lo apreté fuertemente entre mis dedos y me lancé camino del es-pejo del baño. Apenas le di tiempo de acomodarse en su gesto, enloquecido destruí el espejo hasta hacerlo migajas. Lo mismo hice con los espejos del armario de la habitación de matrimonio y con el enmarcado que había en el recibidor. Los machaqué hasta reducirlos a polvo. Lo barrí concienzudamente todo, puse el casi polvo en una bolsa de basura y bajé raudamente para depositarla en el contenedor de las basuras. Ya en casa, me dejé caer en el sillón y resoplé hasta que creí vaciarme. "Caso cerrado", me dije mientras me preparaba un café bien cargado. Pero los días poste-riores fueron un horror. Mi mujer se puso histérica con la ausencia de los espejos y mis hijos, por supuesto, que también; tenían sus razones y las podía comprender, sin embargo yo tenía las mías y eran irrevocables. Como no podía ser de otra manera, me instalé en el cuarto de contadores a espaldas de los vecinos.

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  • Dejé de asearme, de afeitarme, de cortarme el pelo, lo cual nota-ron en mi trabajo en una semana a lo sumo. Uno de mis jefes me instó para que el lunes arreglara mis asuntos, que él llamó matri-moniales, y apareciera como siempre había sido "una persona ejemplar en rectitud, eficacia e impoluta". Mi miedo iba tan lejos que el lunes llegué aún peor que el viernes. Me concedieron quin-ce días de vacaciones y cuando volví a la empresa, en vista de que mi estado era del todo lamentable, me despidieron. Cuando se lo conté a mi mujer, me comunicó, enseñándome unos papelo-tes que agitaba ante mis narices, que "era la gota que había col-mado el vaso" y que quería el divorcio. Firmé los papelotes y me despedí de ella y de mis hijos con un lacónico "adiós". Anduve por las calles cabizbajo, abatido, sin solución a mi vida. Sin dudarlo, me subí a la barandilla del Viaducto y me estampé contra el asfal-to de la calle Segovia. La muerte es como cuando te acuestas y al otro día no tienes que ir a trabajar. Ni duele, ni apenas tienes tiempo para pensar en nada; ocurre y ¡zas! luego te despiertas. Precisamente yo me desperté dentro de un espejo de un cuarto de baño. El tipo que, al rato, se asomó y me vio reflejado se pa-recía bastante a mí, aunque yo diría que con las orejas más gran-des que las mías.

    — 45 —

  • Néstor Edilbertovich Bolkonsky estudió filosofía

    para evitar quehaceres hogareños. Durante más de

    veinte años si apenas ha sucedido, está determina-

    do a cambiar esa situación lo más pronto posible.

    Marioneta

    nestorbolkonsky.blogspot.com Estimado titiritero: Redacto a usted la presente, para presentar mi dimisión a su compañía ambulante. Si aún puede considerar absurdo el porqué de mi decisión, permítame esclarecerle, en la medida de lo posi-ble, lo bien fundamentada de la misma. He pasado largos años, que han supuesto toda una vida para mí, frente a sus escenarios, siempre pronto y dispuesto a representar mi papel con acierto y pasión. Y sin embargo, en todo este tiempo, las dotes que debi-eran llenarme de orgullo ante el selectísimo grupo de admiradores que merecería tener, sólo han provocado el desaire y la completa ruina de mi carrera actoral. Curiosamente, tal desprecio no incita mi partida, más bien, todo se lo debo a un lapso de pasión desmedida. El motivo de mis des-gracias, apareció en la tercera escena del primer acto, con su ves-tido de franela blanca y encajes rosa a juego. Estaba apostada sobre la torre de cartón y cuando la vi, canturreaba deliciosamen-te, entonando en sus ruegos por el advenedizo que se adueñaría de su corazón. En ese momento, el encomio de mi carrera fue se-cundario. Durante muchas representaciones y fuera de ellas, mi único anhelo fue siempre conquistarla. ¿Cuántas horas no dediqué en llamar su atención? ¿Cuál estrata-gema omití en mi ambición de recibir su favor? ¿Acaso mis inten-ciones no eran lo suficientemente explicitas?

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  • Ahora me doy cuenta, demasiado tarde quizá, que sin importar las veces que intentara apropiarme de la Princesa, ésta siempre prefirió al Príncipe Encantado, que por cierto, merece su epíteto, gracias a mis habilidosos conocimientos de la alquimia y demás artes oscuras. Pero encarado en un Sísifo esfuerzo, abandonado a una esperanza surgida del soberbio canto de un gorrión, pase por alto como semana a semana, me veía recibido por una tormenta de abucheos, injurias y juramentos por parte del público, especta-dores seducidos por las ladinas proposiciones del arrogante príncipe. Es obvio ahora para mí, que el muy bribón ganaba el fa-vor de las masas, logrando desprestigiarme a mí. Las alabanzas que despertaba, eran pues, ornamentos suficientes para lograr sus propios cometidos. Avanzaba gallardo, arrebataba a la Prince-sa de mis brazos, que extasiada, producía copiosas lágrimas al caer en sus brazos, y finalmente, con su muy acostumbrado monólogo épico, acababa con mi vida. Pero por supuesto, no de-bo narrarle esto con detalles, después de todo, fue usted quién escribió la obra. ¡Pero ya tuve suficiente! Representar una vez más este guión, sólo sería digno de un insensato. Las posibilida-des de explayarse en el mundo artístico son vastas, hace varias noches, vino a mí una termita, que se presentó a sí misma como representante de estrellas en ascenso, asegurando que yo tengo, y cito: “Muy buena madera”, y que mi prospero futuro se encuen-tra junto a ella. Así que no espere que salga al escenario esta no-che. Ya todo está arreglado. Para cuando encuentre esta misiva, yo ya abre utilizado las tijeras que robé de su estuche privado, las mismas que tomé mientras usted se divertía enseñando el resto del elenco a los niños, cortaré las cuerdas que me atan a su mer-ced, dejaré de ser una extensión para convertirme en una unidad, estoy seguro de que con ello, cumpliré el sueño de mi vida: Seré el héroe de la historia. Cordialmente: El Brujo Malvado.

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  • No es un desayuno más

    http://elquartodeavril.blogspot.com

    Para los que son víctimas de la cadena de dolor en este mundo.

    Cansada de tantos fracasos, ese día Laura decidió abrirle su co-razón al hombre quien la veía todas las mañanas, Humberto. Humberto, es ese hombre que no podía evitar sentirse más arisco de lo normal, cada vez que Laura llegaba con una amanecida de luces, sicodelia y alcohol a cuestas. Para dar paso a su resaca, ella solo quedaba tendida en su cama, sintiendo que las paredes, el televisor, la radio, la cómoda, el clóset… daban vueltas. Como las mañanas no son iguales para todos, Humberto – a sus setenta y cinco años - no necesita que suene la alarma para des-pertar. Él siempre siente el deber de adelantarse al alba. La ma-ñana del diecinueve de junio, después de haber tenido un sueño sin descanso, Humberto se levantó de un sobresalto - como de costumbre -, aunque sin tener claro qué día de la semana era. Apenas empezó a moverse, la cama rechinaba por todas partes. Por cada nuevo amanecer, Humberto – al dejar su cama - solo piensa que no hay mucho tiempo. Acelera el ritmo, coge lo que ve cerca para ponerse, una camisa tirada que usó el día anterior y los pantalones que están sobre el piso. Luego, busca entre sus cajones por si hay unas medias limpias; ésta vez caen al suelo papeles, fotos y otras cosas más.

    Martha Robles, nació el 1 de abril de 1978 en

    el distrito de Bellavista, ciudad de Lima, estu-

    dió la carrera de Ciencias de la Comunicación y

    le gustaría especializarse en periodismo escri-

    to y con el tiempo convertirme en una gran cronista. Escribe

    cuento y poesía por afición y por salud mental.

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  • Solo cuando su mano logra llegar a uno de los rincones del cajón, encuentra el último par y se las pone inmediatamente. Humberto tiene mucha prisa en que el desayuno esté listo para Laura. Sabe que prepararlo es un ritual casi sagrado. Puede faltar ropa, dinero o amor, pero menos el alimento. Mientras que del otro lado de la casa…Laura solo nota que le falta amor. Un día Laura vio en la te-levisión a su cantante favorito “Pedrito”, entonces recordó para siempre cuando éste habló sobre una ley de la vida, aquella que gravita en un efecto de acción y reacción de padres a hijos. Cuando se es pequeño son los padres quienes en principio ejer-cen la acción sobre los hijos al educarlos, criarlos, alimentarlos…luego el tiempo pasa y se va dando la reacción en ambos por todo lo aprendido; aunque esto signifique felicidad o desdicha pa-ra cualquiera de ellos o para todos. Pero volvamos a la mañana del diecinueve de junio. Mientras se dirigía a la cocina, Laura sintió que después de tantos años de ba-tallar contra esos anticuerpos hacia Humberto; un sentimiento totalmente ajeno y desconocido se apoderaba de su ser. Abrió la puerta – todo estaba totalmente desordenado en la cocina -, frente al lavadero Humberto está parado con sus mis-mas manías. Laura lo miró fijamente y notó que éstas ya no eran tan detestables. Se acercó a él, Humberto no quitaba la mirada de la tabla de pi-car. Ella lo agarró por la espalda, deseándole un ‘Feliz día’, con un gesto raro pero amable. Tal vez ese sería un saludo solo por ser diecinueve de junio. Lo cierto es que Humberto solo sonrió agra-deciéndole, sin dejar de lado su naturaleza parca y cavilosa. Cuando el desayuno estuvo listo, ambos se sentaron en la mesa. Laura notó la cabeza siempre baja de Humberto, sintió las déca-das vividas en cada respiro de ese hombre y el sufrimiento mar-cado en sus manos callosas, ya no le causaban rechazo, sino admiración. Por primera vez, ella se preguntaba si esas manos maltratadas eran la señal de un hombre que había resistido los embates de la vida. Sentados en la mesa, Laura notaba que Hum-berto solo veía la hora – otra manía más para soportar -

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  • Pues él no puede pasar mucho rato sin volver a ver el reloj. Será ésta una costumbre heredada de su vida militar, como también la de lustrar incansablemente sus zapatos… Sin embargo, la rigidez también trae su revés, por lo que debería haber una explicación lógica para entender por qué Humberto desde que dejó de ser marino, ya no tiende su cama. Siempre manteniendo su cabeza baja, ese hombre no quita la mirada de la taza, a pesar de que el vapor del agua hirviendo empaña aún más sus grasientos lentes. Para no perder el tiempo en soplar, prefiere sorber una y otra vez. Aunque la taza se haya quedado vacía, casi se puede notar el va-por que asciende de ésta. Durante esos minutos de miradas rehuidas, innumerables dudas flotaban por la cabeza de Laura, pero éstas se iban perdiendo en un total silencio. Laura me dijo que quería preguntarle… ” ¿Realmente amaste a mamá?, si la amaste ¿por qué peleaban tanto? O ¿crees que ella se equivocó contigo?”. Sé lo importante que es para Laura entender sus recuerdos. Ella se quedó un mo-mento en silencio y yo…”sigue por favor”. “Sabes, quería preguntarle también ¿Por qué me va tan mal en mis relaciones?’, ¿En qué sentido? – le pregunté -. Porque cada vez que alguien se acerca, solo termina escapando. ¿Será él, el culpable?, el culpable de mis inseguridades por todas esas veces que nos dejó para internarse en la base naval; entonces cada vez que regresaba, a mis hermanos y a mí nos decían ‘Saluden a su padre’ ”. Ella siguió y siguió hablando como si ese desayuno hubiese durado días. “Recordé cuando una vez estaba en la coci-na con mamá. De repente él abrió la puerta de la cocina con un solo golpe. Sin saludarlo, mamá solo le dijo que le había faltado dinero para el almuerzo. Y su reacción, - cual cachaco harto de que le manden -, fue pronunciar estas palabras con ira… ¡En qué has gastado! A mis siete años, yo solo pensé ¡no, una pelea más!”. “De pronto, mamá agarró el cuchillo y mirándolo con odio y rabia, se lo acercó a su rostro. Me pregunto…y si yo no hubiese estado; tal vez mamá habría caído en el desenfreno total. Ahora entiendo porqué esos titulares sangrientos.

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  • Otras veces, peleaban por el eterno problema de la casa de aba-jo. Mamá lo presionaba, a punta de gritos para que desalojara a sus hermanas. Desde que tengo memoria, mamá vivía enferma por eso. Por cada pelea, su salud empeoraba y ésta ya estaba muy resquebrajosa. Fueron ocho operaciones que se registraron en su historia clínica”. “Las ocasiones en que ella más paraba en el baño o cerca de la batea se convertían en pesadillas para mí, sobre todo en las madrugadas porque era imposible conciliar el sueño, cada vez que le venía una arcada. Si me preguntas por qué más peleaban, pues por dinero para nuestras pensiones del colegio o por las medicinas que nos hacían falta, cada vez que nos enfermábamos”. (…) Laura se quedó callada por un buen rato. Le pregunté si final-mente todas esas dudas se despejaron en ese desayuno… “Fueron minutos de silencio pensando, recordando; entonces ya no hubo más café en la taza… ‘Gracias Pá, nos vamos’ ”. Humberto se puso de pie, recogió todo de la mesa y lo lavó inme-diatamente. Como de costumbre, trata de recordar dónde dejó las llaves, vuelve a su dormitorio a pasos acelerados para encontrar-las sobre el velador junto al montículo de cosas desornadas ahí. Ese hombre mira nuevamente el reloj, se pone presuroso el saco para ir a la casa de Madeleine en Surco, con Laura. Durante las dos horas de trayecto en combie, aunque se sentaron juntos no hubo mayor conversación, no se dijeron nada importan-te aparte de… - En esa calle había un restaurante, ¿no? - Sí Pá lo cerraron hace dos años. - ¿Cuánto está el pasaje a Surco? - Un sol cincuenta Pá. Tras ese largo viaje de ambos casi enmudecidos, llegaron final-mente a la casa de Madeleine… - Feliz Día Humberto, ¿nos vamos?, le dijo luego de abrazarlo.

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  • Entonces Humberto, Laura y Madeleine caminaron hacia el res-taurante sin mucho qué decirse tampoco, por lo que Madeleine para romper ese cruel silencio… -Humberto… ¡Qué feo Día del Padre les están regalando ¿no?, con lluvia y más nublado que nunca!

    ……..

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  • Willian G. Rodríguez, nace el 29 de noviembre de

    1984, desde muy temprana edad su familia queda

    deslumbrada por el gusto que posee por el arte,

    aquel mismo que en un comienzo expresó a través

    de bocetos, dibujos y pinturas y que más tarde trasladaría de

    manera definitiva al texto artístico.

    Laberintos

    http://www.jilguti.blogspot.com/ Moría la tarde, caía la noche despidiendo el ocaso con sus arrebo-les tan penetrantes que hoy recuerdo como ayer, pronto el aire se sintió caminando a mi alrededor, era tan denso que sentía un pro-fundo escalofrío, me golpeaba como una ola al mar, caminaba y mis pies se sentían cansados. Cada paso que daba se daba con dificultad, caminé guiado por el brillo que percibían mis ojos en el inmenso firmamento de aquella tenebrosa oscuridad, en ese mo-mento no escuchaba ni un solo ruido, excepto mis suaves movi-mientos que hacían perder la tranquilidad de la noche y además parecían acabar con el silencio infernal, aún así seguí caminando sin dejar de parar, me sentí perdido al no ver la luz que en medio de la oscuridad percibía. Ante esta situación sentí que me estaba muriendo en un laberinto y así como la tarde moría, la noche no llegaba a su final, luego me recosté en una alfombra, traté de romper el silencio pero me fue imposible porque fuerzas extrañas habían invadido mi huma-nidad, era como si un ejército de almas oscuras estuviera luchan-do contra mí, que no dejaba que me levantara, por eso traté y traté de pararme pero no lo conseguí. Recordé algunas oraciones que me sabía, pero ninguna de ellas pude pronunciarla por com-pleto, no pude empezar porque ni una sola palabra aparecía de-ntro de mí.

    — 54 —

  • Por lo tanto, traté de gritar pero el corazón se sentía oprimido y en mi garganta parecía estar atravesado algo, me asusté tanto que en ese momento pensé que ya no podría despedirme de mis padres con un abrazo y con unas cortas palabras donde pudiera al menos decirles, “los amo mucho, fui lo que fui gracias a uste-des, nunca los olvidaré”, porque me sentía vencido y doblegado a esas fuerzas extrañas, en ese instante creí que ahora sí había lle-gado el momento de irme de esta dimensión al traspasar el um-bral pero no, la muerte me visitaba para llevarme a hacer el viaje más largo de mi vida, pero de un momento a otro sucede lo ines-perado a tal punto que me dejaron en paz. Entonces empecé a correr, mientras corría, todos los recuerdos de mi niñez y juventud pasaban por mi memoria como cuando uno se está despidiendo de esta vida para abandonar la tierra que fue todo para ti; al hacer este recorrido empecé a sudar frío, me de-tuve y al hacerlo de un momento a otro cayó un torrencial agua-cero, rayos iban y venían y en su paso iban desraizando árboles que tenían muchos años de vida, era como si la mano del señor los estuviera arrancando a propósito, pero no, era la naturaleza la que en ese momento estaba haciendo estragos, porque cada rayo que caía iba dejando vestigios de lo que fueron esos árboles en la noche y en el día y diciendo una consigna que no era más que aquella que decía: “Los hombres no lograron vencerla ni nunca lo podrán hacer”. A cierta distancia logré ver algunos destellos momentáneos, me di cuenta que éstos provenían de una humilde granja, como pude llegué allí con mi ropa toda empapada de agua, ya faltaban unos pocos pasos por dar, cuando de pronto se encendió una luz, era la de una habitación, aún así llegué a ella aferrado a mi última es-peranza de poder seguir sobreviviendo, recuerdo que toqué la puerta y esta se abrió por sí sola, me llené de valor y sin pensarlo dos veces entré. Inspeccioné el lugar, éste estaba revestido por una atmósfera sombría, allí la soledad reinaba más que nunca, el silencio que se albergaba en aquel lugar era como estar encerra-do en ataúd.

    — 55 —

  • De nuevo el cansancio terminó con mi curiosidad haciendo que el sueño me ganara la batalla, por eso decidí recostarme en una ca-ma llena de telarañas y curtida de polvo por los años, porque ya no tenía tiempo de buscar otra para poder descansar, se veía provocativa no lo niego, me lancé sobre ella sin pensarlo dos ve-ces, y así como cae una roca en el fondo del mar, así fue como caí rendido. Mientras que pasaba la noche en esa granja olvidada, de inmedia-to sentí la presencia de alguien en la habitación donde estaba, pero no la pude ver, fue así como el miedo se apoderó de mí, la angustia de salir de allí me rondaba como nunca en mi vida, nu-barrones grisáceos y negros veía por entre una de las tejas de barro que hacía falta, en menos de nada se formó la imagen de un espectro, lo que hizo que mi corazón violentamente latiera sin parar, la preocupación se apoderó de mí, entonces quise gritar pero no pude, la angustia cada vez más era incesante, luego a mi olfato llegó el olor del azufre, luché con todo aquello que en ese momento cría misterioso, pues no tenía la razón suficiente para explicarme cómo era que había ocurrido todo esto, pero el poder de mi mente me sacó a flote y la mano de mi Dios me libró de ese trance; pronto desperté, y cuando abrí mis ojos supe que me estaba muriendo en el túnel de los recuerdos.

    — 56 —

  • Azul Cook, autora argentina, nacida en Córdoba.

    Estudia para ser correctora de textos en la Uni-

    versidad Nacional de Córdoba.

    Sólo un cactus

    http://azulcook.blogspot.com/

    Cuando Juan le devolvió el libro que Mariel le había prestado cin-co meses atrás, ella no pudo más que agradecerlo, aunque estu-vo enojada todo este tiempo. Con los ojos bien abiertos y llenos de ternura, ella le susurró un "gracias", mientras abrazaba el libro y lo apretaba contra su pecho como un bebé. Juan sonrió soca-rronamente y dijo "cactus". Ella desconcertada lo interrogó con la mirada. A lo que él respondió que "nada... sólo cactus". Mariel quedó aun más extrañada y no pudo responderle más que "un cactus es cualquier cosa a los ojos de cualquiera". Juan la miró con ojos llenos de furia y contestó rápidamente que sus cactus son lo que él decide que son, en cualquier parte del mundo y pa-ra cualquier persona. La mujer no podía creer lo que oía, este au-toritarismo vegetal era demasiado, no podía censurar así la imagi-nación de los demás al anular la visión ajena del cactus. Pero Juan estaba convencido de que ejercía tal poder, de hecho, ella ya no pudo pensar el significado, el color, la forma y el aroma del cactus que ella siempre tuvo en la mente. Se acabó, ese vegetal no iba a ser lo mismo para Mariel a partir de ese instante. Por esa razón ella decidió dejarle el libro a Juan, su libro, el que siempre pensó que debía tener en la biblioteca, aunque no lo leyera. Juan intentó dibujar una sonrisa tierna, sin em-bargo, su expresión fue más maliciosa de lo que quería expresar. Tomó el libro, dio media vuelta y se fue pensando qué fácil fue cambiar el libro por cualquier cactus que uno pudiese imaginar.

    — 57 —

  • Christián Tenorio, ha vivido muy pocos inviernos pe-

    ro se atreve a ser un mentiroso y dar como el más

    ladino consejos de sabiduría camuflados en sus le-

    tras. Nació en Santiago de Chile en Julio de 1993,

    desde hace poco tiempo se siente preparado para muchos de-

    safíos, así desahoga la carga de fantasía que hay en su mente.

    Mundo Desconocido

    [email protected]

    Llevo dos años, tres meses, quince días y siete horas en el espacio, desde mi infancia soñé y perturbe mi calma llevándola al desenfre-no, tan solo con el hecho de querer escapar de mi tierra y surcar los cielos, en medio de la oscuridad iluminada del universo en su juego costero, mar simulado por estrellas embarcadas como navíos a la mar. Mi preparación fue extensa, completa y perfecta, para hacerme parte del mejor programa planetario, el proyecto “Searching”, fui elegido entre una extensa gama de inútiles, serios, perdedores y profesionales, para representar el planeta, todo por la necesidad de encontrar de una vez por todas un lugar habitable, pues la tierra se pierde en su propio juego, pierde su cuerpo por sus habitantes que son verdaderos parásitos que carcomen su esencia física, para perderse en la nada que ellos mismos generan en su ambiciosa existencia. Durante cinco años estudié lo impensado y de mi mente creé la mejor máquina para el análisis biológico de cual-quier ser viviente o estructura natural. Salí de la tierra con infinida-des de ojos presenciando mi viaje, un astronauta experto que salía de la ironía terrestre, de la vida ficticia e irreal que se sumerge en-tre sueños para desvanecerse, ojos deseando el éxito del proyecto, porque dependían de mis vivencias, de mi astucia, de mi capacidad de sobrevivencia, esas hormigas laboriosas que veía a través de un grueso vidrio e invisibles por el fuego del motor de la nave, fingían interés al verme salir del Centro Espacial hacia lo desconocido.

    — 58 —

  • Luego de todo este tiempo orbitando en espesura y negros ambien-tes, continentes aéreos y nebulosas desafiantes, aprendí a vivir solo, a luchar contra los sentimientos y deshacerme de ese dolor del re-cuerdo familiar que como una herida en alguna parte de mi cuerpo me punzaba cada vez que la olvidaba, comiendo de lo que realmen-te era para un año y medio sobrevivía sin pesares, pero con la ma-yor decepción de que al planeta que me enviaron jamás logré rega-larle un paso, un verso, una burla, ni una mirada, recorrí kilómetros, millones de ellos perdiéndome en mis anhelos y sueños truncados, en guillotinas mis esperanzas se fueron al sentir que a cada terreno que descendía veía perderse toda la vida en las estrellas que de mi se jactaban por mi labor insensata. El “Searching” ha fracasado con-migo siendo parte de su error, y mi nave, mi hogar era un miembro del tren que planeaba viajar por los rieles estelares y descansar en el terminal terrestre, en la estación ”Planeta tierra” para decirle a los humanos que no hay vida en ninguna parte del universo, en ningún cuerpo celeste existe la chispa de vida que ni por inercia se deleita y expone, pues ni mis estudios sirvieron para encontrar la salvación, la tierra ya se acaba y mi vida también porque un astronauta perdido en su desilusión transitaba en las horas diurnas de la nubosidad noc-turna del universo sin completar su misión, la tierra era mi camino, la sorpresa mi destino. Durante muchas horas no dormí, por ello ahora dejé que las tuercas trabajen y me dejé llevar por el sueño, descansaron mis neuronas y fui dominado por la debilidad de mi inteligencia, sin saber que el via-je fallaría su curso, que la mano del destino me extraería de todo lo establecido, los motores fallaron porque las moléculas espaciales vestidas de terroristas atacaron mis metales, mis fuentes de energía perecieron y la nave terminó en el planeta tierra, cruel viaje de in-cierto aterrizaje, pero al fin mi travesía terminó, el viaje fue extenso, la caída fue mucho más dura. Desperté entre fierros torcidos, cente-nares de piezas destrozadas por el impacto, a pesar de todo lo que se oponía a mi mente, la nave sobrevivía y tenía la capacidad de emprender nuevo vuelo, pero de que serviría si según el satélite había caído en la parte sur del globo, seguramente en Sudamérica, por lo menos me encontraba en la casa que hace tanto tiempo dejé y que solo cuando llegué comencé a extrañarla.

    — 59 —

  • Mis pies dormitados envueltos en tela blanquecina portaban como todo mi cuerpo el uniforme roído por el aire, en plena oscuridad des-cendía de mi vehículo espectral y dejando a sus ansias, mis ojos va-cilaron observando el entorno, en medio del fin del bosque y una es-pecie de cordillera, veía lo que menos esperaba encontrar, pues en-tre el mar y mi terreno camuflado de observatorio observé las ruinas de una ciudad que para mi parecía tan cercana y fraternal, pero la tierra había cambiado completamente, el suelo árido y tajado por su propio filo, dejaba ver una sustancia verdosa y espesa entre lo que parecían musgos, las rocas negras al absorber las frecuencias com-pletamente absorbían la vida del lugar, los árboles enormes y sin energía dejaban adornar su tronco grueso, grisáceo y sólido tal cual cemento, con sus negras e independientes hojas que se movían es-pesas y putrefactas sobre sus ondas, como si cada rama llena de partículas tuviera vida propia y un millón de insectos bailara en sus tallos. El fin del bosque estaba limitado por una quebrada que en sus pies dejaba ver cientos de casas mal destruidas, que entre sus ruinas trataban de mantenerse en pie ante la oscuridad sin luna, o quizás con muchas de ellas sobre la escena oscura de la inmensidad pisando mi cabeza. Pensé en mi familia, mis seres queridos que dejé a la deriva, ahora nadie estaba ahí, llegué a mi lugar de origen, lo programé así, así lo propuse a la mecánica, pero esta me entregó un mundo destruido, ¿Cuál habrá sido la razón de la destrucción de mi tierra?, mi ciudad rural entre lo urbano había surgido de la naturale-za, pero ahora compartía con ella la tumba, caminé hasta el borde del abismo, rodé bruscamente entre las rocas viscosas, merodeé por la costa hasta llegar a la fosa de cemento de antiguas casas habita-das, extraña atmósfera se vivía, el aire me traía gritos y estupor, el sudor era mi única bebida, para ver entre mis pies formas extrañas de vida, serpientes con patas más alargadas que su cuerpo, aves es-camadas como peces, y estos mismos con garras que salían de la mar a relucir su pelaje, ¿Qué pasó con mi tierra?, recordé mi fracaso al no poder encontrar el planeta vivo, al regresar a mi casa sin espe-ranza y que aún en ella pierda lo perdido, cuando divisé en una fo-gata cuatro individuos, que serenos comían carne de algún desafor-tunado animal, desnudos y casi pálidos se miraban, de enorme ca-beza y cuerpos corpulentos.

    — 60 —

  • Estos hombres me hicieron alterar mi recuerdo de la anatomía humana, pues sus manos alargadas, extensas y fuertes despedaza-ban la carne sin mayor esfuerzo, me acerqué a ellos, a pedir explica-ción, ayuda y comida, a saber porque la tierra había cambiado tanto, pero al verme entre su área tomaron de mí mis extremidades y con brutal fuerza me hicieron parte de su cena, parte de su comida, para luego seguir sin mayor arrepentimiento con su desvelo y yo terminar con mi viaje, no me hubiera ido sin fuerza y sin esperanza, si hubie-ra sabido que aquel planeta donde llegué no era el Planeta tierra, era el mundo que siempre busqué, el objetivo mayor de mi travesía, la existencia paralela de seres que también existen en la realidad misma a la que pertenecemos, logré mi meta, encontré un nuevo planeta donde finalmente descubrí vida a costa de la mía.

    — 61 —

  • Emilia del Valle Marcano Quijada, Nació en Ciu-

    dad Ojeda, Venezuela. Desde pequeña inicio su

    gusto por la poesía de la mano de su madre jun-

    to a la cual comienza a recitar y escribir sus

    primeros poemas. Orienta su poesía hacia lo social y sus poe-

    mas están influenciados por mucho de su propia vida.

    El Pesebre de Claudia

    http://emiliamarcanopoemas.blogspot.com La casa de Claudia Gil rebosaba actividad. Toda la prole de la ma-trona se levantó justo antes del amanecer para dar inicio a una tradición que alborotaba corazones dormidos y arrastraba primos renuentes a unirse al cortejo que dejaba la sala totalmente des-nuda, pulcra y lista para lucir el pesebre de las hermanas Gil. Eran cinco las hijas de Claudia: Mercedes. Gimena. Bertha. Blanca Rosa y Josefa. Todas de ojos grandes y negros. Todas tiernamen-te bellas como la luna de Santa Ana del norte. Todas juntas cual coro de sílfides en torno de la figura materna y el recuerdo de un padre distante luchando en pozos y taladros petroleros para que llegara el sustento a la familia. La pobreza campeaba en la humil-de casa que jamás recibía el salario que manos extrañas disfruta-ban, llenando días y noches de silenciosa miseria. Pero el alma fuerte de la vieja no dejaba que la sonrisa de sus hijas se borrara. La vida igual se comía con agua y recuerdos de pan dulce. con un cafecito marrón todos los días. -Mira mijito!! Apúrate y ponte a destapar las cajas, que mamaíta ya dijo que hay que pone el pesebre! -Primera vez en mi vida que en esta casa se pone este coroto sin parranda. Ni al santo del caracol lo hemos bailao todavía! -Ay Lencho si vas a ayudar hazlo, pero que no te oiga máma porque te ganas una pescozón!

    — 62 —

  • En el cuarto de los tesoros ancestrales de la anciana estaban las cajas que contenían toda una historia. Las imágenes veneradas primorosamente envueltas en papel periódico de los tiempos de la guerra federal eran sacadas y limpiadas cuidadosamente. El suave lecho de musgo era arena de la playa. El follaje eran ma-cetas de helechos y flores silvestres que hacían marco a los cami-nitos bordeados de conchas y caracoles. Vacas y ovejas de cerá-mica pastando en las laderas hechas de papel y cartón. La concha más grande y nacarada en el centro del pesebre era la cuna del niño Dios. -Gimena... -Blanca Rosa bajó la cabeza. -No tenemos luces para que brille nuestra virgencita. -No las necesitamos Blanca -Gimena levantó la voz decidida -Los cocuyos vendrán a iluminarla. Un día entero de faena. Al anochecer el pesebre ocupaba toda la sa-la y la gente que pasaba por la calle admiraba lo hermoso que era. Las muchachas cansadas y hambrientas se bañaban en el patio, dis-cretamente guardado por la penumbra que ya cubría casas, calles y veredas. Se vestían con sus batas de dormir para sentarse junto a su madre venerada y rezar a solas el primer rosario al pesebre de la familia. Va dejándose escuchar el murmullo de las letanías, que mi madre tan pequeñita rezaba junto a mi abuela. Que viaja a través del tiempo y suaviza el paso de la vida. Que Llena mis letras de olor a salada brisa y renueva el eco de un poema que quizás terminará de escribirse algún día. -Gracias Virgen del Valle… Amén! Tapen al niño mis hijas, el veinti-cinco nace y viene el primo Diógenes con el cajón. Le cantaremos su parranda caracolera. -Si máma. Dijeron todas a una: Bendición! -Dios me las bendiga hijitas. A dormir, que ya las gallinas se echa-ron hace rato y los cocuyos llegan.

    — 63 —

  • — 64 —

  • Lucía Santamaría Nájara, Nacida en Soria

    (España) en 1959. Licenciada en Geografía e His-

    toria, Diplomada en Profesorado de Educación Ge-

    neral Básica (en Filología Francesa e Inglesa).

    Cultiva la plumilla y el grabado, con numerosas ex-

    posiciones realizadas y galardonada con varios premios.

    Identidad

    [email protected]

    ¡No puedo, Dios mío, no puedo! Me siento, como cada día, en el borde de la cama. Y por fin ayer se acabaron turrones, mazapa-nes, villancicos, regalos, trasnochadas obligadas, luces, belenes, figuritas… Como dice mi vecina: ¡A la mierda los pastores! ¡Dios!, ¡Dios!, no puedo con mi alma. Y las agujas del reloj, como siempre, se ríen de mí; corren y saltan y se burlan. Café. Necesito café. ¿Otra pastilla? Pues sí, “necesito otra pastilla” No es pereza, no, son los malditos huesos de la columna que se sueldan y me bloquean… A rastras me dirijo al baño. ¡Dios! ¿Qué es esto? Y vuelvo a pasar por delante del espejo. Y lo toco. ¡Dios! Y vuelvo otra vez y lo vuelvo a tocar. -¡No puede ser! Es inhumano. Patético. No puede sucederme esto a mí. Tengo bigote. Imposible. No soy yo: Llevo diez sesiones de laser a setenta euros cada una y… y me toco y tiro del bigote y…¿Qué ha pasado con mi cara? ¿Quién me ha puesto la cara del jefe? Absurdo. Todo esto es absurdo. Me miro en el espejo de mi cuarto y la misma cara; en el espejo del cuarto de los invitados… y la misma cara; en el del baño de arriba… y la misma cara. LA CARA DEL JEFE. No puedo ir a trabajar. ¡Cómo voy a ir con la cara del jefe! Llamaré… Diré que estoy enferma. Pero, si ese mal nacido nos exige justificante… ¡Dios mío que hago!.... ¡Se acabó!… ¡Adelante! Me dirigí a la oficina sacando pecho; luciendo la cara y el cuerpo de mi abominable jefe.

    — 65 —

  • -¡Buenos días Sr. Martínez! Bien. Funciona. -Buenos días -le contesté malhumorada mirando el reloj en señal de reproche. -Lo siento pero… las niñas han tenido fiebre. -Las niñas, las niñas. Siempre la misma cantinela. Ya está bien, señorita, decida las niñas o el trabajo. -Buenos días Sr. Martínez. -De buenos nada señor Esteban. Pase inmediatamente a mi des-pacho. -¿Pero? -Ahora mismo, señor Esteban. Y pasó encorvado, con la cabeza agachada, sin atreverse a mirar-me. -Está, usted, despedido –me regocije del efecto de mi poder. -Pero, señor, ¿Por qué?- -Porque lo digo yo. Y punto. -Por favor, señor, por favor. -¡Largo! Y sin decir nada, sin levantar la mirada vi sus lágrimas. Me sentí bien. El poder me llenaba de fuerza. Volví otra vez al baño, tenía que asegurarme de que la nueva cara, la cara del jefe, seguía en su sitio. La jornada llegaba a su fin. Ni un minuto antes. ¡Rigidez!, decía el jefe, ¡rigidez! Fui al despacho a recoger el abrigo. Y no cogí el mío, sino el suyo que estaba en el perchero. Salí henchida por reverencias y peloteos. ¡Esto es vida! Al andar noté el sonido leve de metal. Metí las ma-nos en los bolsillos buscando su procedencia y sí, ahí estaban, eran unas llaves. Tenían que ser las de su casa. Giré sobre mis pasos y me dirigí a su casa. Abrí. Eh, Mariano, me abrazo su mu-jer desconsolada. ¿Dónde te habías metido? -Me dijo llorando apretada contra mi cuerpo-. Vamos, cariño, no contestes si no quieres. Siempre has hablado poco. Siéntate y te traeré las zapa-tillas y la cena. Sí, señor, esto es vida. Y dure lo que dure: ¡A la mierda los pastores!

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  • Conoce Nuestro Escritor

    del Día

    Revista literaria La Noche de las Letras

  • Relatos |||

    Microrrelatos

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    Llegaron los primeros buses con aire acondicionado, son muy diferentes al AVE CANTA y al FARAON, de la línea Lucero San Felipe, con ventanas de tela de hamaca que se sujetan con correítas de cuero a un clavito incrustado en las carrocerías de madera y lata. Estos buses nuevos son de doble eje trasero y tienen baño incorporado, creo son conocidos como los SULTANA ; son grandes, muy anchos y forrados como en laminitas de alu-minio, recuerdo haberlos visto en algunas películas en los cines sin techo como EL AMAZONAS, EL NUEVO y EL VIRREY. Es un espectáculo verlos partir de LA CHECA y del HOTEL DEL PRADO, donde BRASILIA tiene oficinas.

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  • La Huida||||Luis del Val Carrasco

    Espa ññ ñña|||| luis_del_val_carrasco@hotm

    ail.com

    ¡Ha regresado la Bestia!, se alarmó la mujer sumergida en el agua. Enseguida se tranquilizó al percatarse del origen del estrépito: la copa había resbalado del borde de la bañe-ra, estrellándose contra las baldosas. Había temido que el vino le supiera desagradable, pero lo había encontrado deli-cioso. Seguramente a causa de la felicidad que le inspiraba su in-minente liberación. Pronto huiría de su maltratador. No más cabezas impertinentes volviéndose para contemplar su ros-tro magullado. Nunca más interrogatorios de médicos en-trometidos. Los barbitúricos disueltos en el vino serían suficientes para escapar. Mas no correría ningún riesgo: la mujer tanteó el suelo y llevó un trozo de cristal hasta una de sus muñecas.

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    l En cada templo hay una fiera convaleciente creciendo ali-mentada por ofrendas prohibidas, nadie desea el hambre de un hijo. Permanecen las últimas palabras del condenado en la memoria de los caminantes nocturnos. Los agónicos esta noche hablan de sus premoniciones acer-ca del futuro de los pueblos, gritan por los sueños con los niños insalvables entre las plagas. Sufren los sobrevivientes en nombre de padres desconoci-dos para volver a entender el amor humano... En cada templo hay una fiera convaleciente creciendo ali-mentada por ofrendas prohibidas. Háblale a tus hijos de la rebeldía...

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  • Patricia||||Ana M

    aria Vílchez

    Venezuela|||| siempretuluciernaga.blogspot.com

    Terminé en el diván de un Psiquiatra, por un sueño que me tiene loco. De una chica hermosa que me aparece en las no-ches de luna llena. Yo la he llamado Patricia. Cuando llega la luna llena, está hermosa mujer aparece al pie de mi ven-tana, ya sé cuándo se acerca porque el espacio se llena de un aroma tan dulce que me da escalofrío. Al mismo tiempo me erizo y me empalago. Patricia llega a compartir un mo-mento, tiene poco tiempo, porque su espacio y su tiempo lo ocupa deambulando por el universo. Ella comparte conmi-go su danza nocturna y fría de una melodía que me encade-na y me encanta bailar con ella. Al danzar me mira con sus ojos profundos, mientras flotamos en el aire. Una sensación extraordinaria que deja en mi cuerpo relajado. Pero al mis-mo tiempo me siento intranquilo porque sé que la paz que ello me produce solo dura un momento. Y peor me siento cuando despierto y descubro que solo es un sueño, y que pi-do soñar todo los días.

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    La hoja permanece encajonada, siguiendo el convexo con-torno del rodillo de la vieja máquina Brother Deluxe 1350. Es el cruce de las calles Carabobo y Los Huesos, un lugar extraño para una máquina de escribir y su alma de letras ro-jas y negras, que invariablemente registra el día: Medellín, abril 22 de 2011 La máquina yace sola, sobre una mesita con solapa de ma-dera agrietada y butaca de salir corriendo cuando Espacio Público moleste. A pocos metros, en algún lugar más con-fortable, la mirada ávida de clientes del viejo tramitador, es-cruta el entorno. Es la parafernalia del hacedor de días. La vieja alquimia de quien dispone cada jornada, hoja tras hoja. En el entorno del frágil mobiliario no se advierte dife-rencia alguna con la textura de los objetos convencionales, pues la piel de lo extraordinario no está adornada con eflu-vios o aureolas, como en la mente de los místicos. Solo el viento hace palpitar el papel y un dejo de humedad torna más denso el lado de la hoja que la tierra reclama. De repente, la lluvia de los caracteres irrumpe en el campo blanquecino:

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  • El Hacedor de d

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    Colombia|||| netupirom

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    Señor: JUEZ DE INSTRUCCIÓN CRIMINAL JUZGADO SEGUNDO… Las frases de grasoso contorno jurídico se suceden una a una, mientras los tipos martillan la cinta que los recibe en un tiempo infinitesimal. La máquina sabe de tiempos cortos como en aquel tableteo, y de tiempos largos como los de su propia existencia. Ese deletrear constante de los días la hace testigo y autora de estos soles y lunas. Hermana del delica-do balanceo del planeta que nos entrega el ahora y nos au-gura su mañana. ¿Qué extraño sortilegio hace que estas líneas evoquen un pálpito y colmen una mirada con esperanzas? Las ridículas mayúsculas sostenidas manchan el papel sin cesar un punto hasta que la hoja completa es arrancada de su nicho. Por ahora el tiempo parece detenerse, la continuidad de lo que conocemos es incierta. Al final aparece la proverbial hoja virgen: Medellín, abril 22 de 2011 75

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    Ato mi zapato, voy por la loción, la peinilla, el peinado per-fecto. Mis gafas, la camisa y el fondo musical para el últi-mo ensayo frente al espejo. Sábado, 1:20 a.m. el sitio está lleno, la gente que baila en la calle ni se da cuenta de quien llegó. Aquí estoy, el propio, listo pa´l show. Los que me conocen, desde hace tanto tiem-po ya, me reciben con abrazos de hermano, abrazos en el al-ma. Se destapa una cerveza que, aunque corre por mi cuen-ta, corre fría y perfecta para acompañar este momento, el único momento. Suena esa canción que alborota los pies, el ritmo envolven-te los lleva a punto de trance. Los tambores repican y las trompetas revientan, desde mi camerino los veo a todos flo-tando en el ritmo. Un largo sorbo de cerveza mientras vuel-ven del embeleso que produjo la última tonada. Llega el momento de las peticiones, las mujeres eligen; amor, des-amor, reencuentro o alegría total, cada petición es un senti-miento que se libera transformándose en música revuelta con calor y trago.

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    í, soy El Cantante!||||Arlet Robledo

    Colombia|||| issuu.com

    /arlet.r.p/docs/cv arlet_robledo

    Y por fin mi llamado. El dueño del lugar anuncia mi llega-da: ¡el mejor, el más grande, el cantante! Arranca… Aguanile, aguanile, mai mai. Aguanile, aguanile, mai mai. Aguanile, aguanile, mai mai. Aguanile, aguanile, mai mai… No es mi voz, pero soy yo…el cantante de esta noche, es mi música, mi pasión, mi escenario. El público corea, baila, disfruta la actuación, yo, poseído por estos 15 minutos de fama, me entrego a su idolatría. El último trino del trombón anuncia la despedida. Mi salida, siempre triunfal, saludando de mesa en mesa con la gorra en la mano, unas cuantas monedas y un par de billetes. Ca-da paso de vuelta me exorciza y lentamente, tambaleante, vuelvo a ser cualquiera.

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    En una mañana calurosa de marzo, Gonzalo Izquierdo, nie-to e hijo de pescadores, creyente a su corta edad de antiguas historias y fabulas de mar; escribió un mensaje dentro de una botella: “la vida del hombre es eterna a pesar de los dioses” y ferviente la arrojó al mar. Muchos años después cuando sus canosos cabellos caían sobre su cansado mirar, caminando al atardecer por aquella blanca arena halló intacta aquella vieja botella de su niñez devuelta ante sus ojos por las tranquilas olas del mar. Ceremonioso se acercó a ella y con cuidado la tomó como si se tratara de un objeto precioso, y sonriente la abrió. Más su alegría cambió al leer el mensaje: “Hoy sobre esta suave arena tu vida llega a su fin como prueba eterna de tu peque-ñez"

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  • Blow your Mind

  • Fotografía|||

    Artes Visuales

  • Alone Sheyla Bonilla (Colombia)

    http://natsumivga.deviantart.com/

  • A tus pies |83

  • El Hada de la Música Yadira Cruz (México)

    www.yadiracruz.wordpress.com

  • Hermandad Latinoamericana |85

  • El Último Retrato Esteban Gentile (Argentina)

    http://estebangentilefotografo.blogspot.com

  • Corazón de Arena |87

  • Zorro Fueguino Daniel Montoya (Argentina) [email protected]

  • Libélula Azul |89

  • The Other Side Marisol Castro (Colombia)

    www.marisoladriana.blogspot.com

  • Sweet Old Habit |91

  • Viajando en Bicicleta Laura Guerra (Colombia)

    http://lauritah.carbonmade.com

  • Ojos Ajenos Diana Pacheco (Colombia)

    ojosajenoslaciudadnospersigue.blogspot.com

  • Cróóóónicas|||

    Ensayos

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    TERRIBLES HISTORIAS DE ULTRATUMBA

    Por: EL ARTISTA INVITADO

    http://www.myspace.com/elartistainvitado

  • Musiquito entró en el bus tambaleándose , se sentó en el que creyó que era su sitio, y a los pocos metros de reco-rrido solicitó con exi-gencia, gestos e inco-herencias la bolsa del vómito, que le fue su-ministrada inmediata-mente. Musiquito empezó a proferir guturales soni-dos venidos de más allá de la tumba entre los que se pudo enten-der “creo que no debí comer ese Donut que me ofreció Chacal”. Entonces, empezaron las arcadas más conta-giosas y repugnantes que se hayan visto jamás y musiquito vo-mitó de manera estre-pitosa e incontrolada una hedionda masa post-digerida , de tex-tura puré y color san-guiñoliento sobre la bolsa que sujetaba en sus manos tembloro-sas, con tan mala fortu-na que gran parte de ese néctar cayó fuera del recipiente.

    Esparciendo su vomiti-vo perfume por todo el autobús y sus ocupan-tes. Aquella horrible mezcla de jugos gástri-cos, Cacaolat al brandy y donut emponzoñado, provocó tal malestar entre la tripulación que tuvieron que volver a parar pocos kilómetros después para limpiar aquel nauseabundo desaguisado y poder volver a respirar con normalidad, ocasión que aprovechó Al Ree-vas para captar en las proximidades a un pe-rro vagabundo y subir-lo al autobús, que des-pués tuvo que ser sacri-ficado, al no haber perspectivas de un próximo avituallamien-to en ruta. Los Chercos llegaron a La Seu D..Urgell y se dedica-ron sin más dilación a lo que mejor saben hacer: traficar con dro-gas adulteradas entre los jubilados, esta vez en medio de la rambla del ya citado munici-pio, circunstancia

    La noche anterior a ese gran acontecimiento, los chercos la pasaron en la lujosa mansión de Chacal entretenién-dose observando desde la terraza los numero-sos y gravísimos acci-dentes que se sucedían en el peligrosísimo cruce de la c/Juegos florales con c/ Constitución y consu-miendo tóxicos aleato-ria y abundantemente. A las seis de la mañana era la cita en la Plaza Universidad , los cher-cos desayunaron en el bar “La Cabaña” sus Cacaolats al brandy y se dispusieron a entrar en el tour bus , que les esperaba amenazado por unos municipales. La primera parada fue en una localidad lla-mada Ponts, en Lérida, allí se detuvieron a de-poner fuerzas, cuando , al parecer, musiquito ingirió accidentalmen-te un veneno que le había preparado Cha-cal en la sombra .

    Pág. 97

  • que propició que fue-ran detenidos por la Benemérita y tortura-dos salvajemente en sus calabozos. Quien menos aguantó la tor-tura fue sin lugar a du-das Louis Boorg Hess, alias “Margarito” , Ro-ad Manager de la ban-da en aquellos enton-ces , que cantó de pla-no todas las delezna-bles actividades de los Chercos, razón por la cual aún hoy en día si-gue desaparecido bajo el programa de protec-ción de testigos. No obstante, Martha Masseep, abogada de la banda y amante en secreto de Chacal, lo-gra que los Chercos se-an soltados pese al gran riesgo de fuga, para poder realizar el multitudinario concier-to de aquella noche. Tan magno evento se realizó en el campo de futbol de la ya citada localidad, y, como no, al amparo de la noche.

    A las 22h , y tímida-mente, se suben las ta-blas “Turbo Esen-ma” (????), grupillo de versiones de los futuri-bles clásicos del metal mundial de la época, que evidenciaron du-rante toda su actuación ser principiantes y pue-blerinos, pero que fue-ron soportados con so-lidaridad por parte de sus vecinos, casi todos allí presentes, ya que el grupo era oriundo del lugar. Después de des-trozar completa y paté-ticamente “Holy Di-ver”, se acabó esa muy vergonzante actuación y los asistentes empe-zaron a consumir de forma excesiva bar-bitúricos y alcohol pa-ra alcanzar el estado de catarsis necesario para poder disfrutar de la aparición de Chacal y sus juramentados, ya entre bastidores. De repente todo se llenó de humo como si alguien hubiera traído el infierno consigo.

    El publico se convul-sionó cuando se encen-dieron las luces y ca-yeron dos perros recién ahorcados colgando de sendas sogas a ambos flancos del esc