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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 1
<<Calle Real, Colonia Quezaltepec, Edificio Quezaltepec, Santa Tecla, La Libertad, República de El Salvador. >>
Teléfono: <<22889435 y 22284158 (fax) y 2228-4890 y 2228-4266>>
CUADERNO DE PEDAGOGÍA Y EDUCACIÓN DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
OCTUBRE – DICIEMBRE 2012
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL”
Un día especial se vivió en el Palacio Legislativo, ya que 84 jóvenes estudiantes de igual número de centros educativos
públicos de tercer ciclo, llegaron al Salón Azul de la Asamblea Legislativa para presidir la Sesión Solemne y ser Diputados y
Diputadas por un Día. Jueves, 18 Octubre 2012 01:52
PÁG.
Presentación 2
Editorial 4
Los Mártires de la UCA.
Necesidad de actualización creativa y crítica.
In Memoriam 8
La partida del patriota: Doctor Fabio Castillo Figueroa.
Álvaro Darío Lara.
Artículos 10
I. Breve reflexión en la bendición del Bulevar Monseñor
Romero. Gregorio Rosa Chávez.
Obispo Auxiliar de San Salvador.
II. Desafíos de la sociología en la actualidad*
Luis Armando González
Dirección Nacional de Formación Continua-ESMA. MINED.
III. La Visión Latinoamericana en la obra poética
de Rubén Darío.
Álvaro Darío Lara.
ÚLTIMAS PUBLICACIONES 24
LOS POETAS DEL MAL
Manlio Argueta.
POR UN ROCE DE PIEL
Aída Flores Escalante.
LA SERENATA DE SHUBERT
Alfredo Martínez Moreno.
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 2
Presentación
frecemos en esta oportunidad el Cuaderno de
Pedagogía y Educación N° 7, cuyos materiales
esperamos sean de utilidad para los docentes del
país. Nuestro propósito es animar a la reflexión y el debate
con aportes que, aunque no estén ligados a la práctica
docente en lo inmediato, abran el horizonte hacia temas que
son relevantes para la educación.
O
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 3
Comité Editorial
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Los trabajos pueden ser utilizados siempre que se citen debidamente.
El Ministerio de Educación tendiente a consolidar acciones para el mejoramiento de la formación docente inicial y en servicio, así como actividades para el desarrollo de
procesos para fortalecer la educación virtual en el área de educación desde el portal CEDUCAR de la CECC-SICA.
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 4
Los mártires de la UCA.
Necesidad de actualización creativa y crítica
ada 16 de noviembre se
presenta una oportunidad
para la reflexión crítica sobre
el legado de Ignacio Ellacuría y sus
compañeros jesuitas asesinados en la
madrugada del 16 de noviembre de
1989. El riesgo de la repetición
monótona es inevitable, como lo es el
riesgo de reproducir rituales vacíos que
tranquilizan la conciencia, pero que
pasan de largo sobre los imperativos
intelectuales y morales propios de un
pensamiento potente y comprometido,
como lo fue el de Ellacuría y sus
compañeros jesuitas.
A medida que pasan los años y la obra
de esas figuras intelectuales y morales
va siendo algo más lejano en el tiempo,
uno de los mayores desafíos para
quienes la heredaron es la
actualización creativa y crítica de esa
herencia. No es algo fácil, sin duda. La
repetición y el ritual son fáciles; no lo
es la actualización creativa y crítica.
Con las primeras bastan las citas
literales y los recuerdos anecdóticos
que, entre más ricos sean en detalles,
más tranquilidad dan a quien los
conocen y comparten siempre que es
oportuno.
Lo segundo requiere no sólo
asimilación de la obra, sino capacidad
de distanciamiento y juicio crítico para
ponderar sus alcances y limitaciones.
Además, requiere de la lucidez para
sacarle punta, haciendo ver desde ella
realidades que en su momento no
fueron vislumbradas por sus autores.
Es decir, se trata de ver a los mártires
de la UCA –en concreto a Ignacio
Ellacuría, a Ignacio Martín-Baró y a
Segundo Montes— como unos clásicos
del pensamiento social salvadoreño y
latinoamericano. Y para eso, hay que
partir de algo que se dice con bastante
frecuencia acerca de los clásicos: lo
son porque, además de haber
abordado con lucidez los problemas de
su tiempo, son una guía para iluminar
el abordaje de problemas de una época
distinta de la de ellos.
C
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 5
Qué duda cabe de que esos tres
intelectuales supieron ver y entender
los dinamismos que marcaban la
realidad salvadoreña de los años
setenta y ochenta. Pocos como ellos,
entendieron las complejidades socio-
políticas, culturales y económicas de
esas décadas, así como los desenlaces
casi inevitables –como la polarización
violenta y el enfrentamiento armado—
a los que daban lugar sus
contradicciones y tensiones.
Su visión de una realidad histórica
caracterizada por exclusiones de
diverso signo, pero ancladas en las
estructuras de poder económico y
político fue extraordinaria, por su
alcance comprensivo y analítico. Las
categorías estructurales eran lo suyo, y
supieron sacarles partido para
comprender la naturaleza estructural
de los problemas de la realidad
salvadoreña y centroamericana. Según
el talante y la vocación de cada uno de
ellos, Hegel, Marx, Zubiri, Gramsci,
Piaget, Vigotski y Freire –entre otros—,
les aportaron un arsenal conceptual
con el que se plantaron ante
situaciones complejas (sociales,
políticas, económicas y culturales) a
las que respondieron con un juicio
crítico, bien fundamentado y
comprometido desde el punto de vista
ético.
Una vorágine de cambios se ha
generado en El Salvador desde finales
de los años ochenta hasta el momento
actual. En muchos de sus
dinamismos, el país sigue siendo el
mismo que hace 30 o 40 años, pero en
otros El Salvador ya no es el mismo.
Naturalmente que el pensamiento de
los mártires de la UCA es clave para
entender eso que dé continuidad
histórica hoy en el país.
Pero, ¿es útil para iluminar los nuevos
dinamismos que han emergido desde
los años noventa en adelante?
Mecánicamente se podría responder
que sí, y dar por cerrada la discusión.
Sin embargo, eso sería renunciar al
espíritu crítico que animó el
pensamiento de, por ejemplo, Ignacio
Ellacuría, y que él trató de promover,
en su ejercicio docente, entres sus
alumnos y alumnas.
No es este el lugar para describir los
nuevos dinamismos de la realidad
nacional ni para explorar las
potencialidades del legado de los
mártires para iluminar su tratamiento.
De todos modos, se puede sospechar
que, en su obra, seguramente no se
encontrará una respuesta directa a
muchos de los problemas de ahora,
pero sí formas de abordaje que son
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 6
claves para una mejor comprensión de
ellos.
La visión de conjunto de los procesos
de la realidad nacional está haciendo
mucha falta en El Salvador.
Justamente, fue esa visión de conjunto
la que permitió a Ellacuría, Montes y
Martín-Baró no extraviarse en los
detalles que, sin dejar de ser
importantes, tomados aisladamente
conducen por la senda de la casuística
y de la absolutización de hechos
aislados. En la actualidad, hay
renuencia a realizar aproximaciones
sistémicas a la realidad; hay renuencia
a integrar situaciones aisladas en
procesos más globales que son los que
les otorgan su sentido a aquéllas. Pero
lo más grave es que la renuencia a
mirar la realidad de forma global
conduce a escamotear dinamismos
estructurales que son los que deben
ser comprendidos antes que detalles
particulares, que son concreción de
esos dinamismos.
De la realidad no se comprende todo lo
que se nos da a través de los sentidos,
sino aquello que, a partir de nuestro
equipamiento teórico y conceptual,
intentamos aprehender. Los mártires
de la UCA –más allá de los aportes
puntuales que hicieron en las distintas
disciplinas que cultivaron—
propusieron un modo de acercarse a la
realidad nacional que todavía sigue
siendo válido: la mirada de conjunto, la
mirada hacia la estructuras, y sólo
derivadamente la atención al fenómeno
particular que debe ser entendido
como la realización de dinamismos
más globales que son los que lo
cualifican.
A la visión de conjunto de la realidad
nacional añadieron un respeto por el
discurso teórico (filosófico, psicológico,
sociológico) con el que ellos querían
comunicar su saber sobre la realidad.
No fue sólo rigor conceptual y
analítico, sino un radical respeto a la
palabra hablada y escrita. Estaban
convencidos que la palabra puede ser
un instrumento de ideologización, pero
también que con ella –si es dicha con
rigor y con fundamentación— se
pueden iluminar zonas de la realidad
que de lo contrario seguirían estando
en la penumbra.
Hace mucha falta, en esos tiempos
líquidos y de consumismo mediático,
un uso de la palabra honesta, rigurosa
y orientada a hurgar en los misterios
de la realidad. Los mártires de la UCA
usaron la palabra con honestidad y
profundidad; quisieron que la palabra
no fuera un recurso para la
ideologización, sino para el despertar
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 7
crítico de los salvadoreños y
salvadoreñas.
Finalmente, los mártires de la UCA
fueron unos intelectuales que no
temieron el reto de la opción socio-
política en momentos en los cuales la
opción era necesaria. Es decir,
tuvieron el tino y la sensibilidad para
saber de qué lado ponerse para hacer
avanzar los cambios posibles en El
Salvador. Tuvieron agallas para
comprometerse y para enfrentar los
riesgos que se derivaran de ese
compromiso.
En una época –la nuestra— en la cual
lo mejor es la evasión del compromiso,
el temor a ser identificado con una
fuerza socio-política y las posturas de
conveniencia, los mártires de la UCA
nos recuerdan que la realidad nacional
está fuera de las aulas universitarias y
que éstas no deben ser un refugio
para, so pretexto de estar cultivando
un saber exquisito en su cientificidad,
no asumir compromisos y no insertar
el saber que se cultiva en el tiempo en
el que a cada cual le toca vivir. Asumir
compromisos fuera de las aulas
significa situarse del lado de quienes,
en la realidad concreta (y con sus mil y
un defectos), libran las batallas
cotidianas por los cambios reales en la
sociedad, cambios que involucran
relaciones de poder que sólo un
espiritualismo vacío puede desconocer.
A los mártires de la UCA cada cual los
celebra y recuerda a su manera.
Algunos lo hacen con fervor y
convicción dentro de la UCA, Otros los
recuerdan y tratan de inspirarse en
ellos fuera del recinto universitario.
Qué bueno que así sea. Pero lo mejor –
fuera o dentro de la UCA— es no
perder de vista aquello que está en
camino de hacer de Ellacuría, Montes
y Martín-Baró unos clásicos del
pensamiento socio-político y filosófico
de El Salvador y de América Latina.
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 8
In Memoriam
La partida del Patriota: Doctor Fabio Castillo Figueroa
Álvaro Darío Lara
ste noviembre de vientos y
cielos abiertos, pletóricos de
azul sobre Cuscatlán, ha sido
el escenario de la partida física del
doctor Fabio Castillo Figueroa. Un
robusto roble que inicia un nuevo viaje
rumbo a la fecunda tierra de la patria,
a la que tanto amó y a la que tanto
dedicó sus mejores esfuerzos.
No vamos a repetir en estas líneas lo
que ya ha dicho sobradamente la
prensa comprometida con el pueblo
salvadoreño, sobre los méritos del
doctor Castillo, a quien conocimos
hace años en casa del también
fallecido doctor Leandro Echeverría,
con motivo de la presencia en el país,
del poeta Roberto Armijo.
La vida política del doctor Castillo
Figueroa se inicia con su participación
en el ya legendario Comité de Huelga,
que tanto sacrificio efectuó en las
célebres jornadas de abril y mayo de
1944, que terminaron con la caída del
dictador Hernández Martínez. En 1960
lo vemos acompañando el esfuerzo
democrático de la Junta de Gobierno
que asciende luego del golpe de estado
que depone a José María Lemus.
Luego el doctor Castillo funge como
Ministro de Educación rodeándose de
talentosos colaboradores, entre los
cuales sobresale la recordada Marinita
Quezada de Arocha, mujer ejemplar en
el mundo académico y cívico, ya
ausente también.
La década del sesenta lo consagra
como el verdadero Rector Magnífico,
entre 1963 y 1967, al impulsar una
serie de medidas visionarias y
progresistas al interior de la Alma
Máter.
Para 1966-67 es candidato a la
Presidencia de la República por el
Partido Acción Renovadora (PAR),
teniendo como ejes centrales de su
campaña la educación y la reforma
agraria.
En 1976 aparece nuevamente como
fundador del Partido Revolucionario de
los Trabajadores Centroamericanos
(PRTC).
E
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 9
Durante la guerra desempeña un
importante papel en la búsqueda de
una solución político-negociada al
conflicto. Para el fin de la guerra
vuelve a la Rectoría de la Universidad
de El Salvador, entre 1991 y 1995.
Desde entonces, la vida del doctor
Castillo Figueroa transcurre entre sus
constantes aportes cívicos al país, y los
múltiples reconocimientos que recibe
por distintas instituciones nacionales e
internacionales.
Recientemente el licenciado y
distinguido amigo, Rafael Ruiz Blanco,
en artículo recordatorio del doctor
Fabio Castillo expresa: ―La educación
fue el leitmotiv de Fabio Castillo‖, y
más adelante afirma: ―Médico de claras
luces, dejó a un lado una profesión que
podría ser lucrativa y –la sola idea lo
irritaba- y prefirió la docencia, una
carrera que en nuestro país se paga
con miseria. Sus recursos personales
los invirtió en prepararse para luchar,
para hacer realidad alguno de sus
sueños: que la Universidad no fuese
un centro repartidor de títulos sino un
centro de investigación, un lugar para
habilitar, para –adiestrar a quien en
medicina, en leyes, en agricultura, en
números- pudiese crear soluciones a
los problemas que someten y
empobrecen a nuestra sociedad‖.
Queda entonces, su legado, como un
imperativo categórico señalando el
rumbo necesario para mejor encauzar
los esfuerzos nacionales en pro de una
mejor y más integral acción educadora.
Con Fabio Castillo Figueroa nos dice
adiós una generación de salvadoreños,
que en el decir de la bien recordada
doctora Matilde Elena López,
estuvieron a la altura de su tiempo,
jugándose en ello constantemente su
propia vida. Paz a sus restos mortales.
Dr. Fabio Castillo Figueroa 10/03/1920 – 04/11/2012
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 10
Breve reflexión en la bendición del Bulevar Monseñor Romero
Gregorio Rosa Chávez
Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San Salvador
egó el día tan largamente
esperado: el de la
inauguración del Bulevar que
hasta este día llevaba el nombre del
primer alcalde de San Salvador, ciudad
fundada en 1525.
Me alegra mucho que a partir de hoy,
se le llamará Bulevar Monseñor
Romero.
Agradezco al Presidente Funes su
admiración y respeto al pastor que dio
la vida por todos los salvadoreños,
incluso por quienes tramaron y los que
ejecutaron el más ignominioso crimen
de nuestra historia. Gracias, Señor
Presidente, por haber proclamado,
desde el día en que usted resultó electo
primer mandatario de la República, su
voluntad de seguir en su gestión el
ejemplo de Monseñor Romero, sobre
todo en su opción por los pobres. Es
un modelo a seguir, un incontestable
referente ético.
También expreso mi reconocimiento al
Señor Ministro de Obras Públicas por
entregar en esta fecha una obra que
está llamada a resolver uno de los más
graves problemas de tráfico que
tenemos en el área metropolitana. Me
uno, estimado Gerson, a esa inmensa
multitud de compatriotas, entre los
cuales hay muchos que no son
militantes de su partido, que han
reconocido en usted virtudes que
escasean en el ambiente político:
hemos visto con satisfacción cómo
usted dirigió esta gran obra con total
transparencia, con un espíritu
conciliador y alta competencia
profesional. Es un ejemplo que debería
hacer escuela porque un funcionario
público debe actuar de cara al pueblo y
rendirle cuentas con honradez y
verdad. Pero, ¿cómo olvidar a los
obreros que han hecho posible esta
obra? Representan lo mejor de nuestra
gente. He tenido el gusto de estrechar
la mano de muchos de ellos.
Es obvio que este bulevar pudo haber
sido bautizado con otros nombres muy
ilustres, como el de la poetisa Claudia
Lars. Leyendo sus poemas se me
ocurre pensar que ella se sentiría muy
contenta de que, aunque a última
hora, se haya elegido el nombre del
Ll
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 11
salvadoreño más universal, él más
ilustre y conocido de toda nuestra
historia.
Pero pienso sobre todo en Monseñor
Romero: ¿qué sentiría él si hubiera
sido testigo de lo que estamos viviendo
este domingo? Pienso en el Romero
niño que corría por las calles de su
pueblo natal repartiendo cartas; en el
Romero adolescente que recorrió en
carreta una calle de tierra en mal
estado, para llegar desde Ciudad
Barrios a San Miguel para iniciar sus
estudios sacerdotales; en el Romero
joven que atravesó dos veces, en barco,
el Atlántico, la primera vez en l937
para concluir sus estudios de teología
en Roma; y la segunda en l942,
cuando volvió a la patria, pasando por
Cuba, recién ordenado sacerdote.
Pienso también el Padre Romero que
conocimos en San Miguel, que siempre
fue reacio a aprender a conducir un
vehículo, hasta que su amigo, el Negro
Campos, se convirtió en su maestro.
Cuando llegó a San Salvador, ya tenía
su licencia liviana y estar tras un
volante fue para él una forma de
combatir el estrés de su agitada vida
de pastor.
Como motorista fue siempre un
hombre sumamente prudente y dudo
que, si transitara por este bulevar,
superaría los ochenta kilómetros por
hora. Creo que probablemente le
pondrían una infracción por conducir
demasiado despacio.
Pero me gustaría invitarles esta
mañana a pensar en el arzobispo
Romero, el pastor a quien el Presidente
Funes ha declarado ―guía espiritual de
la nación‖. ¡Qué hermoso sería que,
poco a poco, quienes transiten por
esta vía rápida, lo tomen como una
inspiración y, si son creyentes,
también como un intercesor! Y que de
Romero aprendamos cómo
conducirnos por la vida, y cómo
enseñar con el ejemplo, a las nuevas
generaciones, a vivir de acuerdo a unos
principios y valores sin los cuales no
tendremos futuro.
Monseñor Romero fue el pastor que
recorrió un camino arduo y tortuoso,
un auténtico viacrucis, para legar al
país que tanto amó y por el que
ofrendó su vida, una esperanza y una
luz que indica por dónde y cómo
debemos transitar. Esta vía hermosa y
ancha debería convertirse en un
símbolo de lo que queremos para todos
los compatriotas, sobre todo los que
han esperado tanto tiempo que se
reconozca con hechos su dignidad de
personas.
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 12
Que se abra también para ellos y ellas
un ancho camino de justicia, de paz,
de reconciliación, de desarrollo
integral, de oportunidades de futuro.
Ya es tiempo de ponerse en marcha
como nación por caminos diferentes.
Pido al Señor que hoy se abra en las
mentes y corazones de todos y todas,
una nueva vía, la que conduce el
encuentro entre hermanos y al
compromiso común por un país
diferente, en el que todas y todos nos
sintamos en casa.
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 13
Desafíos de la sociología en la actualidad*
Luis Armando González
Dirección Nacional de Formación Continua-ESMA
MINED
a sociología es una disciplina
que no puede ser ajena a los
problemas de su tiempo. Que se
entienda bien: a los problemas sociales
de su tiempo, pues son a ellos que la
sociología se debe desde sus orígenes
como ciencia social a finales del siglo
XIX.
En efecto, no se puede entender el
carácter de la sociología si no se
entienden las tensiones sociales de la
época en la que nace la disciplina. El
capitalismo está en su fragua como
modo de producción predominante, y
su afianzamiento se ve acompañado de
dinamismos que se montan en (y
transforman las) formas de
producción, de vida y de convivencia
social heredadas de la época feudal.
La producción manufacturera (eje del
naciente capitalismo industrial), la
urbanización y las migraciones alteran
drásticamente un escenario social que
hasta entonces se había caracterizado
por la conservación de formas de vida
tradicionales, la inmovilidad en las
jerarquías sociales y el arraigo
territorial. El moderno sistema de
producción capitalista –como lo llama
Karl Marx— altera el ritmo de la vida
establecida, rompe los lazos
tradicionales, disuelve jerarquías e
instaura el reino del movimiento
permanente de seres humanos y cosas.
En ese marco, era preciso hacerse la
pregunta por cómo mantener el orden
social, sin impedir el cambio, la
mutación y el avance (el progreso)
hacia formas mejores de convivencia
social. Es decir, cómo evitar la
disgregación social ante el impacto de
fenómenos cambiantes que eran el
signo de la época y los cuales debían
ser asimilados y encauzados de la
mejor manera. Preguntarse por cómo
se mantiene el orden social supone
preguntarse, a la vez, por cuáles son
L
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 14
los factores de disgregación del mismo.
Y también supone preguntarse por la
mejor forma de intervenir no sólo para
evitar la ruptura social, sino para
encauzar adecuadamente las energías
del cambio.
Las principales escuelas y corrientes
de la sociología clásica se hicieron
cargo de esas interrogantes. Karl Marx
también se hizo cargo de esas mismas
inquietudes, aunque su línea de acción
y pensamiento no se encaminó a
evitar la ruptura social, sino a
propiciarla, a partir de la canalización
de las energías colectivas que lo
hicieran posible. Eso sí, no para
terminar con todo orden social, sino
con el orden social capitalista, después
del cual se instauraría el orden
comunista.
Por ahí se dice que los clásicos lo son
porque además de haber respondido
lúcidamente a los problemas de su
tiempo, iluminan con sus posturas los
problemas del presente.
Y así, han pasado más de 100 años
desde que los clásicos de la sociología -
-Durkheim, Marx, Weber-- pusieran en
el tapete de la discusión el tema del
orden social como uno de los asuntos
centrales de la sociología, si es que no
se trata del tema por excelencia.
Desde aquella época hasta la nuestra
muchas cosas han ocurrido en las
sociedades humanas, así como se han
escrito miles de páginas dedicadas a la
reflexión sociológica. Ahora sabemos
más acerca de la estructuración del
orden social, así como de las jerarquías
y los roles que se van estableciendo en
cada sociedad concreta. También
sabemos más acerca de cómo
interaccionan los individuos y cómo en
esa interacción intervienen símbolos y
se fraguan las identidades individuales
y colectivas.
La disputa entre individualistas y
holistas de los años ochenta nos
enseñó que la sociedad en un sistema,
pero no vacío de individuos. Y también
que, por ser sistema, la sociedad no se
reduce a la suma de los individuos que
la constituyen.
Dicho de otra forma, el orden social se
configura en la interacción individual y
en los vínculos que los individuos, en
su cotidianidad, van forjando a lo largo
del tiempo. Y, en dirección opuesta, el
orden social se corroe cuando los
vínculos sociales se rompen o se
erosionan. O sea, el orden social se
corroe cuando fallan los mecanismos
de integración social.
¿Qué es lo que socava en la actualidad
esos mecanismos de integración
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 15
social? ¿Cómo comprender en su
singularidad los dinamismos sociales,
económicos, políticos y culturales que
erosionan el vínculo social y generan
anomia?
Esas interrogantes son semejantes a
las que se hicieron los sociólogos al
cierre del siglo XIX y principios del
siglo XX. No es casual que sea así.
Nuestra época es una época de
intensos cambios en la vida social. Más
aun, nuestra época se caracteriza más
que ninguna otra por el cambio
permanente y sin límites, más que por
la fijación de ámbitos relativamente
estables en la vida social, como lo
fuera dominada por el capitalismo
industrial.
Marshall Berman afirmó que en un
mundo posindustrial y postmoderno
todo lo sólido se desvanece en el aire. Y
Zigmunt Bauman definió a la sociedad
actual como una ―sociedad líquida‖, en
la que nada es firme, en la que todo es
efímero: desde las relaciones entre las
personas hasta la tecnología.
Es decir, nuestra época, a diferencia de
la época en la que nació la sociología,
ha hecho del cambio permanente su
rasgo distintivo, el orden social está
sujeto al desorden continuo debido
principalmente a la asimilación
económica de los cambios constantes
en la tecnología. Todo es frágil, todo es
pasajero, todo es mudable. El vínculo
social está siendo remplazado por las
redes de comunicación virtual, a la que
se denomina ―redes sociales‖, que son
tan firmes como firme es la voluntad
de conectarse a Internet por parte de
cada individuo.
Hasta los años setenta y ochenta, la
vida individual en sociedades como la
nuestra estaba articulada en función
de tramos de permanencia familiar,
comunitaria, educativa y laboral. Esos
tramos de permanencia vital van
desapareciendo poco a poco, siendo
remplazados por espacios que se
ocupan efímeramente, con la
conciencia, para las nuevas
generaciones, de que así debe ser, de
que non puede ser de otro modo.
Para quienes vivieron parte de su vida
en tramos de orden, la situación es
traumática. El tránsito hacia lo
efímero, no está siendo bien asimilado.
De igual forma a cómo les sucedió a
las masas de campesinos que, en el
siglo XVIII y XIX, migraban a las
ciudades en Europa y trataban de
insertarse en un modo de producción
regulado por el reloj y no por los ciclos
climáticos. O al igual que les sucede
actualmente a los campesinos chinos
que migran de la zonas centrales y
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 16
montañosas del país hacia las zonas
costeras industriales y modernas.
La sociología ha comenzado a dar
respuesta a estos y otros problemas,
pero no sin dificultades teóricas y
empíricas. Repensar la sociedad global
como sociedad líquida no está
resultando fácil. Reflexionar sobre
cómo se resquebraja el cemento de la
sociedad es una tarea sumamente
complicada, pues la sociedad líquida
más que estar unida por cemento, está
unida por una especie de gelatina. ¿O
será que este carácter gelatinoso es el
que define al orden social en la era
neoliberal?
Si es así, entender los problemas de la
sociedad de nuestra época supone
someter a una dura crítica conceptos
tan arraigados como el de ―orden
social‖, ―mecanismos de integración‖,
―dinámica social‖, ―sistema social‖,
―estratos sociales‖, ―clases sociales‖,
―jerarquías sociales‖, ―modelos
sociales‖, ―relaciones sociales‖,
―interacciones sociales‖, y otros del
mismo signo, que son herederos de
una visión de la sociedad como algo
dominado por el orden más que por el
desorden y donde incluso el conflicto
(en la versión de Marx) está animado
por la instauración de un orden social
determinado.
Por aquí andan algunos de los desafíos
de la sociología en nuestro tiempo. Es
saludable que sea así, pues eso anima
a sus cultores a la búsqueda de
nuevas categorías para entender la
compleja realidad social del presente.
La sociología es una ciencia social con
mucho futuro por delante, siempre y
cuando se la cultive de manera
creativa y libre.
*Texto de la conferencia dictada por el autor en el Primer Congreso de Investigación Científica. Universidad de
El Salvador. Facultad Multidisciplinaria de Occidente, lunes 5 a viernes 9 de noviembre de 2012.
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 17
Visión Latinoamericana en la obra poética de Rubén Darío
Álvaro Darío Lara
Darío, circunstancia e historia
ubén Darío es por definición un
poeta, ante todo. Un poeta que
sitúa la experiencia de lo
llamado real, desde la dimensión
propia de su particular naturaleza de
hacedor, de intermediario verbal entre
ese plano conocido como la realidad
objetiva y la realidad artística. En ese
sentido vive – al igual que el gran
escritor irlandés Oscar Wilde (1854-
1900)- la realidad como una forma de
ficción, y la ficción como la suprema
realidad. Dura es la realidad mundana
que circunda al niño y joven Darío.
Dura es su Nicaragua, y su
Centroamérica, debatiéndose en la
sempiterna inestabilidad política,
siendo presa constante de las
oligarquías nacionales y de los
embates del águila del norte. Rubén
vuela, entonces, propende, porque esa
es su condición hacia las palabras.
Autodidacta, devora cuanto cae en sus
manos, lecturas muy clásicas y
contemporáneas le van dibujando el
mundo. Un mundo que en la lejana
Europa y Norteamérica se presenta de
vertiginoso desarrollo capitalista. El
capitalismo inhumano que va
cercenando bosques, secando lagos,
engullendo todos los metales posibles
de la tierra, esclavizando pueblos,
ensombreciendo los cielos, decretando
guerras y volviendo siempre más ricos
a los ricos y más pobres a los pobres.
Un mundo, un siglo que agoniza de flor
romántica y alada, y extiende ahora,
máquinas locomotoras, telégrafos,
teléfonos, barcos y aviones. Una
Europa convulsionada, y una España
de reclinatorio y feudalismo, que pierde
sus últimas colonias en esa América de
1898.
Francia es –ahora- la nueva seducción
de las conciencias delicadas y del
mundo intelectual. La Francia
modernista, del nuevo arte, que
compite con los Estados Unidos en
―democracia y progreso‖. Modernismo
que ondea en los mástiles de estas
naciones. Modernismo que se imprime
en diarias gacetas.
Darío es un hombre que indaga, que
bucea en la superficie y abismo de las
palabras. Darío no es un hombre de
R
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grandes convicciones inamovibles y
de rígidos principios políticos, capaces
de arrastrarlo. Tampoco es un hombre
de graves preocupaciones filosóficas,
éticas y políticas, al estilo de
contemporáneos suyos como José
Martí (1853-1895) o José Enrique
Rodó (1871-1917). Darío, insisto, es un
renovador de la lengua y de la poesía
española, que es capaz de volver
imperecedera realidad poética, lo
aparentemente más nimio del medio
circundante. Un rey Midas de la
palabra.
Desde luego, esto no divorcia a Darío,
de temas, influencias, intereses y
preocupaciones propias de su tiempo.
Nuestra afirmación no es que no las
tuviera, sino que éstas, fueron
determinantes en Rubén, en la medida
que se volvieron poéticas. Por ello lo
heterogéneo de sus temas y lo por
momentos –contradictorio- de las
ideas que subyacen a su expresión
literaria, sólo lo podemos comprender,
en la medida, que admitamos a Rubén
Darío, como un poeta ante todo, como
un hombre enfrentado a sus propias
tensiones con la realidad personal,
cultural y política; y no a la lectura
unidireccional que ideológicamente
queramos hacer de él. Esa es su
riqueza: siendo liberal, religioso,
irreverente, helénico, hispánico,
precolombino, anti-germánico,
modernista, demoledor frente al poder
imperial, libérrimo, distante y filial con
su Nicaragua, amigo y enemigo de
tiranos. En esa realidad es donde
sortea el ingenio, el genio del poeta.
El llamado mestizaje e hispano
americanidad en Darío
Después de la independencia
centroamericana en 1821; y posterior a
la ruptura de la República Federal de
Centroamérica, en 1841, los estados
centroamericanos continuaron
experimentando períodos de gran
turbulencia política entre
conservadores y liberales. En 1855 el
filibustero norteamericano William
Walter invade Nicaragua, inaugurando
así, la histórica intromisión
imperialista en la región. Misma que
continuarán sucesivos gobiernos
estadounidenses ya en las primeras
décadas del siglo XX.
El republicanismo que tiñó la vida de
los nuevos estados centroamericanos,
estuvo atosigado de un
afrancesamiento formal que se
concretó en las nuevas modas del
liberalismo tropical: la religión cívica,
con sus héroes, su arquitectura de
parques y glorietas, su discurso
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constitucionalista, su ansiedad
cosmopolita y su exaltación mítica del
pasado indígena. En la práctica estos
oropeles sólo sirvieron como débil
cosmético de una realidad social,
cultural y política que no podía ser
ocultada, y que zumbaba tanto como
las moscas que obsesionaron al gran
Rubén en sus días de final retorno a
Centroamérica. Y es que para las
mayorías pobres centroamericanas,
nada cambió sustancialmente.
Centroamérica seguía siendo pasto de
tiranías.
Uno de los mecanismos de control
ideológico que los grupos de poder -a
través de sus gobiernos-
implementaron, fue la cultura del
llamado mestizaje. Esto es, la tesis de
la integración y síntesis de lo
occidental y lo local, como dos
realidades que se amalgaman en una
nueva: el ser americano. A partir de la
cual, lo que era diferente ahora se
funde en una sola esencia. Tras la
adopción del mestizaje, se da paso a la
idea de la igualdad social y cultural. Se
eliminan las diferencias, y se
homogeniza la cultura. Desde luego,
esto opera en lo ideológico, en la
realidad cultural, social, política, las
etnias, la cruel diferenciación social
continúa existiendo. No hay entonces,
tal mestizaje.
La hispanoamericanidad es un
concepto creado para situar un nexo
filial entre España y las ex colonias
americanas, ahora ―hermanadas‖ por
la lengua en común, por la religión en
común, por una cultura en común.
Cuando las realidades de los siglos
darianos, distan mucho de esa
sostenida armonía.
Hay que entender también la ubicación
que el statu quo centroamericano y
latinoamericano daba a los llamados
hombres de letras de la época. El
discurso del poeta se inscribía dentro
de la retórica y oratoria que tenía como
escenario los salones de las clases
pudientes y la Casa de Gobierno. Era
muy lógico entonces, que el discurso
poético, se confundiera con las
razones de estos estados y con la
actividad diplomática y periodística
proclive al oficialismo. La otra opción
era el carácter irreverente o
revolucionario, que los poetas pudieran
adoptar, siendo entonces, censurados,
desterrados, perseguidos, cuando no
fusilados.
Obviamente Darío, a pesar de los
favores o destierros de que es objeto
por los gobiernos de la región, al inicio
de su carrera literaria, va
comprendiendo, con el tiempo, los
sinsabores e intríngulis de la política
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del área. Será cada vez, más cauto y
coherente, en el propósito de hacerse
de los medios y recursos que le
permitan moverse con menos dificultad
y más cercanía a la realización de su
talento artístico.
En consecuencia, Darío no escapa, por
fuertes y sostenidos momentos, al
discurso del mestizaje, de la
hispanoamericanidad (a pesar de sus
fuertes críticas al modo de ser español,
y sobre todo a la condición de atraso,
que él señala a la España de su
tiempo, con respecto a otras naciones
europeas como Inglaterra o Francia).
Tampoco escapa a la idealización de la
conquista y de lo indígena. Admira a
los Estados Unidos, pero también los
critica. Se fuga al exotismo, y luego
señala a la América dolorida. La
poética dariana es así, da cuenta de un
mundo dinámico, heterogéneo,
polifónico.
La visión latinoamericana en Darío a
partir de tres textos: Los cisnes, A
Colón y A Roosevelt
Existe a lo largo de toda la obra poética
rubendariana, un hilo conductor que
es América, una América que puede
ofrecernos tres tendencias: a) La
América continental, entendiéndola
como la plenitud geográfica de norte a
sur b) La América hispana, toda la
América de habla española, vinculada
maternalmente a España c) La América
Latina, es decir, la América de los
pueblos sometidos y marginados,
compleja y diversa culturalmente,
enfrentada a los imperios. Esta última
es la que exploramos, brevemente, en
los tres textos, de los cuales citamos
algunos fragmentos.
Los cisnes: En este texto de cuatro
partes, nos enfocaremos en el primer
apartado, en tanto, el cisne símbolo
consumado de la estética modernista,
todo donaire, simetría clásica, figura
apolínea, se ve contrastado en su
idílico tránsito, por todo aquello que
afea el paisaje: estos valores que
enarbolan la actitud del ocio fecundo
aristocratizante, son la antítesis del
capitalismo deshumanizante, de la
moral burguesa, sólo concentrada en
la acumulación material. El poeta
reivindica la lengua, la patria soberana
del idioma, la tradición, que no es vana
posesión de lo perecedero. Así dice: ―A
vosotros mi lengua no debe ser
extraña./ A Gracilazo visteis, acaso,
alguna vez…/ Soy un hijo de América,
soy un nieto de España…/Quevedo
pudo hablaros en verso en Aranjuez…/
Cisnes, los abanicos de vuestras alas
frescas/ den a las frentes pálidas sus
caricias más puras/ y alejen vuestras
blancas figuras pintorescas/ de
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nuestras mentes tristes las ideas
obscuras./ Brumas septentrionales
nos llenan de tristezas, / se mueren
nuestras rosas, se agotan nuestras
palmas,/ casi no hay ilusiones para
nuestras cabezas,/ y somos los
mendigos de nuestras pobres almas./
Nos predican la guerra con águilas
feroces, /gerifaltes de antaño revienen
a los puños,/ mas no brillan las glorias
de las antiguas hoces, /ni hay
Rodrigos, ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni
Nuñes./Faltos de los alientos que dan
las grandes cosas,/qué haremos los
poetas sino buscar tus lagos?/ A falta
de laureles son muy dulces las rosas,/
y a falta de victorias busquemos los
halagos./ La América española como la
España entera/ fija está en el Oriente
de su fatal destino;/yo interrogo a la
Esfinge que el porvenir espera/ con la
interrogación de tu cuello divino./
¿Seremos entregados a los bárbaros
fieros?/ Tantos millones de hombres
hablaremos inglés?/Ya no hay nobles
hidalgos ni bravos
caballeros?/Callaremos ahora para
llorar después?/ He lanzado mi grito,
Cisnes, entre vosotros/ que habéis
sido los fieles en la desilusión,/
mientras siento una fuga de
americanos potros/ y el estertor
postrero de un caduco león…‖
A Colón: En este texto Darío dirige su
voz hacia Colón, exponiéndole
tristemente cómo las naciones
―descubiertas‖ viven presas de sus
propias ambiciones y mezquindades,
negando todo lo noble que de España o
de la América aborigen, pudo provenir.
Darío se lamenta e indigna hacia 1892,
de ese rostro despedazado de América.
―¡Desgraciado Almirante! Tu pobre
América,/tu india virgen y hermosa de
sangre cálida,/la perla de tus sueños,
es una histérica/de convulsivos
nervios y frente pálida./Un desastroso
espíritu posee tu tierra:/ donde la
tribu unida blandió sus mazas,/hoy se
enciende entre hermanos perpetua
guerra,/ se hieren y destrozan las
mismas razas./ Al ídolo de piedra
reemplaza ahora/ el ídolo de carne que
se entroniza,/y cada día alumbra la
blanca aurora/ en los campos
fraternos sangre y ceniza./
Desdeñando a los reyes nos dimos
leyes/ al son de los cañones y los
clarines,/ y hoy al favor siniestros de
negros Reyes/fraternizan los Judas y
los Caínes/ Bebiendo la esparcida
savia francesa/ con nuestra boca
indígena semi-española,/día adía
cantamos la Marsellesa/ para acabar
danzando la Carmañola./Las
ambiciones pérfidas no tienen diques,/
soñadas libertades yacen
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deshechas:/¡eso no hicieron nunca
nuestros Caciques,/ a quienes las
montaban daban las flechas!/‖ Y dice
en los últimos cuartetos: ― Cristo va
por las calles flaco y
enclenque,/Barrabás tiene esclavos y
charreteras,/ y las tierras del Chibcha,
Cuzco y Palenque/ han visto
engalanadas a las panteras./ Duelos,
espantos, guerras, fiebres constante/
en nuestra senda ha puesto la suerte
triste:/ ¡Cristóforo Colombo, pobre
Almirante,/ruega a Dios por el mundo
que descubriste!‖.
A Roosevelt: Probablemente este es el
texto poético dariano de contenido
político más conocido por todos.
Sorprende porque su carga poética no
reside, como en la mayoría de poemas
del autor, en su complejidad estilística
connotativa, sino en el tono directo y
crudo de su carácter denotativo. Es
un Darío enérgico en su dedo acusador
hacia el gobierno de los Estados
Unidos de Norteamérica. Poema que le
valió las presiones diplomáticas no sólo
en suelo estadounidense, sino durante
su frustrada visita y permanencia en
México, hacia 1910.
El contexto histórico del texto está
determinado por algunos hechos que
ponen de manifiesto el
intervencionismo imperialista de la
Nación del Norte que arrebata
territorios a México; interviene en el
Canal de Panamá e invade Puerto Rico,
Cuba, Haití y Nicaragua. Este es el
antecedente socio-político del poema,
que lleva a Darío a externar su
preocupación y posición ante
Roosevelt, como símbolo visible del
poder imperial. Veamos algunos
fragmentos: /Es con voz de la Biblia, o
verso de Walt Whitman,/ que habría
que llegar hasta ti, Cazador!/ Primitivo
y moderno, sencillo y complicado,/ con
un algo de Washington y cuatro de
Nemrod¡/Eres los Estados Unidos,
/eres el futuro invasor/de la América
ingenua que tiene sangre
indígena,/que aún reza a Jesucristo y
aún habla en español./ Eres soberbio
y fuerte ejemplar de tu raza;/eres
culto, eres hábil; te opones a
Tolstoy./Y domando caballos, o
asesinando tigres,/eres un Alejandro-
Nabucodonosor./(Eres un Profesor de
Energía/como dicen los locos de
hoy)./Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción:/que en
donde pones la bala/el porvenir
pones./ No./Los Estados Unidos son
potentes y grandes./Cuando ellos se
estremecen hay un hondo temblor/
que pasa por las vértebras enormes de
los Andes.‖
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 23
Ofrece, entonces, el rostro de América,
en la vertiente española e indígena,
cuando exclama: ―Mas la América
nuestra, que tenía poetas/desde los
viejos tiempos de Nezahualcoyotl,/que
ha guardado las huellas de los pies del
gran Baco,/que el asfalto pánico en un
tiempo aprendió;/ que consultó los
astros, que conoció la Atlántida/cuyo
nombre nos llega resonando en
Platón,/que desde los remotos
momentos de su vida/vive de luz, de
fuego, de perfume, de amor,/‖.
Finalizando sentencia: ―Tened cuidado.
Vive la América española!/Hay mil
cachorros sueltos del León
Español./Se necesitaría el riflero
terrible y el fuerte Cazador,/para poder
tenernos en vuestras férreas garras./Y,
pues contáis con todo, falta una cosa:
Dios!‖. La mención de Dios, simboliza
en Darío la significación de todo lo
justo, bueno y digno que debe habitar
en el corazón humano. Este dios se
plantea en oposición, a la dinámica
inhumana y vacía del imperialismo
capitalista, que despoja la humanidad
en aras de la riqueza material, y que
en este proceso se vacía a si mismo de
todo tipo de humanidad.
Conclusiones
1. Rubén Darío se define
fundamentalmente como poeta. Las
realidades sociales, políticas y
culturales tienen vigencia en su
discurso en tanto se convierten en
realidades literarias, poéticas, donde
la pluralidad de las temáticas, la
diversidad de enfoques en las ideas
planteadas, demuestran la riqueza
heterogénea de su percepción
artística de lo real.
2. Darío no puede sustraerse del
entorno filosófico y estético de la
época, signado por el positivismo y
el modernismo. A pesar de la
influencia y admiración que la
cultura europea despierta en él,
sobre todo la francesa, busca su
definición identitaria en la
concepción del mestizaje, donde lo
español e indígena, se funden,
según la argumentación de esta
corriente.
3. Darío encarna al artista sujeto al
ordenancismo platónico. Coexiste,
no siempre en ventaja, con los
poderes que rigen la polis. Esto
condiciona su actividad como artista
y como ser humano que tiende al
goce de la libertad. Sin embargo, su
condición de escritor excepcional
logra imponerse a través de su
legado literario.
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1. En su concepción de América se
presentan tres tendencias: a) La
América geográfica que exalta,
de norte a sur b) La América
española y c) La Latino-América,
el continente que le hace
exclamar: ―…¡América es el
porvenir del mundo!‖, el
continente de las dependencias,
de los desamparos, de las
opresiones, pero también de la
esperanza.
2. En su obra poética podemos
identificar su honda
preocupación por América
Latina, y su clara posición
antiimperialista y categórica con
los divisionismos
3. políticos que fragmentan el
continente en función de los
intereses oligárquicos locales y
norteamericanos.
4. 6. Darío ofrece, sobre todo, ahora
que soplan vientos esperanzadores
en la América Latina de Juárez,
Martí, Bolívar, Morazán, Sandino y
Farabundo Y Chávez, una
ineludible ruta hacia la
construcción de sociedades más
justas, solidarias y democráticas.
Que su verso preclaro nos ilumine
a todos y a todas.
Bibliografía Básica
Rubén Darío, Antología Poética.
Selección y Prólogo de Alberto Acereda.
Editorial Sudamericana. Argentina,
1996.
América en Rubén Darío. Martín,
Carlos. Editorial Gredos. Madrid,
España, 1972.
Rubén Darío. Ensayo biográfico y breve
antología. Jover, Marcelo. Editorial
―José Pineda Ibarra‖. Guatemala,
1967.
Darío: Filosofía e Identidad. Serrano
Caldera, Alejandro. Conferencia
publicada por la UNAN-MANAGUA.
Managua, Nicaragua, 1991.
Rubén Darío: Tantos vigores dispersos.
Selección y notas de Jorge Eduardo
Arrellano. Consejo Nacional de
Cultura. Managua, Nicaragua, 1983.
Crítica literaria: Temas Americanos.
Darío, Rubén. Selección, prólogo y
notas de Ermilo Abreu Gómez.
Dirección General de Publicaciones.
San Salvador, El Salvador, 1963.
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 25
LOS POETAS DEL MAL
Manlio Argueta Dirección de Publicaciones e Impresos de SECULTURA, El Salvador, 2012.
pp. 308.
sta es la última novela del escritor Manlio Argueta, con la
cual incursiona en un discurso narrativo poblado de personajes que
entrecruzan sus diálogos y memorias. Es siempre el antiguo recurso de ir a la historia de los literatos y de su mundo,
tras los cuales se devela la punzante realidad interior, y la no menos hiriente realidad social.
Interesante cómo la primera novela de Manlio (El Valle de las hamacas) y
esta última, parten de ese círculo angelical y diabólico de los artífices de la palabra. Leemos en la contraportada
un párrafo que invita a buscar el texto para leerlo de cabo a rabo: ―Tres
poetas, Henri Michó, Rubén Asturias y Pablo Vallejo, deambulan entre la realidad y los ensueños en un mundo
propio: la Ciudad de los Poetas Muertos. Aunque sus vivencias transcurren en distintas partes del
planeta, sus existencias están ancladas en una Centroamérica
dominada por élites autoritarias‖. (A.D.L.)
E
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 26
POR UN ROCE DE PIEL
Aída Flores Escalante Editorial Rubén H. Dimas, El Salvador, 2012.
pp.102.
a editora y escritora Aída Flores Escalante nos entrega esta nueva
publicación, que se suma a la ya abundante cantidad de textos
producidos por la empresa editorial Rubén H. Dimas, que fundara hace ya años, juntamente con su esposo, el Dr.
Luis J. Escalante. El prologuista del libro, doctor Ramón
Rivas, nos afirma: ―El libro Por un roce de piel de Aída Flores Escalante, es un
testimonio de la realidad en lo referente a la violencia que sufren innumerables mujeres, niños y niñas
en nuestra sociedad. Es un testimonio que nos hace repensar sobre el orden social y las leyes establecidas en
nuestro país, su razón de ser, su función y su efectividad‖.
Breves, pero incisivas prosas que están destinadas a calar en una sociedad donde la violencia campea, pero donde
inexorablemente, más temprano que tarde, florecerán las auténticas rosas de la paz. (A.D.L.)
L
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 27
LA SERENATA DE SHUBERT Alfredo Martínez Moreno
Editorial Delgado, El Salvador, 2012. pp. 64.
a música inmortal de Franz Shubert y la prosa del doctor
Alfredo Martínez Moreno, gran internacionalista, orador, académico y distinguido cultor de una prosa
castiza, unen energía y armonioso placer artístico, en “La serenata de Shubert”, texto donde la infancia del autor escucha embelesada la melodía
sublime del memorable vienés. Un libro para ser leído en la intimidad, en el apacible recodo que sólo nos prodiga
el benéfico y necesario aislamiento del día a día. Aislamiento que todo lo sana y repara. (A.D.L.)
L
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“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL” Página 28
DIRECCIÓN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUA-ESMA
“HACIA UNA CULTURA DE DIGNIFICACIÓN DEL MAGISTERIO NACIONAL”
MINISTERIO DE EDUCACIÓN