Revista Nautilus No. 1

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    CCCCCartas al director

    Juan Jos Garcia Arnedo

    Para dirigirse a esta Seccin pueden hacerlo mediante carta a la siguiente direccin:

    Juan Jos Garca ArnedoC/ San Felipe Neri, n 4 - 2 A28013 MadridO bien al e-Mail: [email protected]

    Estimados lectores:

    Al ser este el primer nmero de la revista NAUTILUS no disponemos de carta algunapara publicar por lo que me permito la licencia, como director del proyecto, de dirigirme austedes para explicar el motivo de esta seccin, el cual no es otro que abrir un foro a profe-sionales, aficionados, comerciantes y dems gente que se interesa por la paleontologa paraque pueda desde aqu exponer las preguntas, ideas, opiniones, pensamientos, dudas, in-quietudes, etc., tales como la recoleccin de fsiles, el coleccionismo privado, el marco le-gal, la relacin entre paleontlogos, aficionados y comerciantes, el furtivismo, las asociacio-nes... etc. Podra enumerar mas temas, pero no es mi intencin marcar la direccin a se-

    guir y s dejar que sean ustedes los que elijan el rumbo de esta seccin.

    No quiero dejar escapar la ocasin sin expresar especialmente mi mas sincera gratituda los siguientes miembros de esta Asociacin que tan generosamente se han prestado acolaborar en la ejecucin de esta revista.

    -Pedro Javier Moreno Barahona: presidente de esta Asociacin e incansable perse-guidor de apoyos y ayudas entre las administraciones pblicas.

    -Francisco Jos Blanco Martnez: el siempre animoso relaciones publicas de laAsociacin e incansable en la bsqueda de patrocinadores.

    -Manuel Hombrados Navarro: cofundador de esta Asociacin y gran impulsor de lasdistintas actividades de esta asociacin.

    -Rafael Abad Arquer: colaborador imaginativo y revisor impecable de los artculosde esta publicacin.

    -Juan Carlos Lomas Martn: buscador, estudioso de envidiable memoria y entusiastaque siempre ha aportado esperanza a este proyecto.

    Atodos vosotros, gracias por las horas robadas al sueo, por la ilusin y por el entu-

    siasmo puestos en este trabajo. Sin vuestra participacin habra sido imposible llevar abuen fin esta aventura.

    Para terminar, quiero pedir disculpas por los posibles errores cometidos tanto en la l-nea editorial como en la maquetacin y redaccin de esta revista. Recuerden que no so-mos profesionales del mundo meditico y hemos tenido que robar el tiempo para produ-cir este trabajo a nuestras familias, trabajo, ocio y al sueo. Les pedimos y esperamos sus

    opiniones y consejos para mejorar los prximos nmeros.

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    Pedro Javier Moreno BarahonaPresidente de la Asociacin Paleontolgica Alcarrea Nautilus.

    Este primer nmero de la revista NAUTILUS, est dedicado anuestro desaparecido amigo Julio Tomico Jimnez, fundador de la Asocia-cin Paleontolgica Alcarrea Nautilus y Presidente hasta que la enfer-medad lo alej de nosotros. Era un buen amigo y gran aficionado al mun-do de los fsiles y para l en la Paleontologa no existan fronteras y nodudaba en efectuar grandes desplazamientos internacionales para conse-guir sus fines. Viajero inquieto, tan pronto estaba en Ferias de Minerales yFsiles, como estaba pateando el campo en busca de algo nuevo que

    aportar. En esta Asociacin le echaremos mucho de menos.

    Con este nmero nace una nueva revista de difusin sobrepaleontologa, creada por la Asociacin Paleontolgica AlcarreaNautilus de Guadalajara, que tras cinco aos de andadura en el mundode las asociaciones hemos estimado conveniente disponer de un mediopropio de comunicacin entre los aficionados a la Paleontologa y el restode la sociedad.

    Como asociacin de ndole cultural nuestra intencin no es crear

    una revista cientfica, y desde sus distintas secciones pretendemos infor-mar, divulgar, fomentar y apoyar toda accin encaminada a la defensa yconocimiento de la paleontologa, tanto desde un punto de vista cientficocon estudios hechos por paleontlogos, como desde un punto de vistacultural, con artculos donde los aficionados a la paleontologa exponensus inquietudes.

    Desde esta revista, la asociacin se pone a disposicin de otrasasociaciones paleontolgicas, museos, salas de Paleontologa, estamentos

    cientficos y autoridades culturales, bsicamente para apoyar incondicio-nalmente la creacin de museos y salas de paleontologa. Consideramosque esta actividad puede ser nuestra mejor aportacin, como lo demues-tra el convenio de colaboracin firmado entre nuestra Asociacin y laAsociacin de Amigos del Museo de Molina, principal impulsora de LosMuseos de Molina, de propiedad municipal y a cuyo frente se encuentrasu Presidente, Don Jos Manuel Monasterio Cruz.

    EEEEE ditorial

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    Conocida y explotada ya desde el sigloXIX, la cuenca carbonfera de Puertollanotiene una dimensin aproximada de 12 Kmde largo, por un ancho fluctuante de entre 5Km en el mayor de sus extremos y poco msde 2 Km en el menor.

    Se divide en dos ncleos mineros cerca-nos - dos depresiones poco tectonizadas - se-paradas por un pequeo anticlinal central.

    Segn sondeos analizados y correlacionadospor Wagner (1985), el Carbonfero muestra unadisposicin ms o menos horizontal y discordan-te en la base con un Ordovcico encajante (queaflora en los extremos laterales de la cuenca, constitu-yendo los relieves mas altos, y del que se han podidoidentificar algunos gneros de trilobites).

    Desde la base encajante hasta la superficie, hayuna potencia de unos 650m (incluida la capa coberte-

    ra terciaria). Estratigrficamente nos encontramos conun ciclotema tpico de las zonas hulleras, interrumpidopor frecuentes periodos volcanoclsticos.

    Secuencias de conglomerados de origen aluvial, fa-cies detrticas arenosas y limosas (que conformaronarcillas, lutitas, pizarras y areniscas...), tobas volcni-cas, bancos cinerticos y por supuesto diversas capasde carbn y pizarras bituminosas.

    Corresponden tales depsitos a un paleoambiente de

    llanura aluvial marismea, con cursos fluviales inesta-bles, alternando terrenos emergidos y zonas limnticas,lacustres, palustres, e incluso parlicas (con conexin

    SOBRE ALGUNAS PLANTAS FOSILES DE LA MINA EMMA DE

    PUERTOLLANO

    El presente artculo pretende solo dar a conocer algunos de los fsiles recogidos por la Asociacin PaleontolgicaAlcarrea Nautilusen la mina descubierta Emma que la Empresa Nacional Carbonfera del Sur -ENCASUR-explota en la localidad de Puertollano (Ciudad Real).

    Agradecemos a Don Miguel Colomo Gmez, ingeniero jefe de la descubierta Emma(ENCASUR,grupo ENDESA) las facilidades que siempre ha otorgado para rescatar y estudiar el importante patrimoniopaleontolgico de la citada explotacin y especialmente al ingeniero Don Javier Quiros Sarmientos,que fuedesde nuestra primera visita a la mina el paciente cicerone que amablemente nos explic la dinmica tanto deorganizacin, explotacin y remodelado del paisaje, como los aspectos de naturaleza geolgica relativos alrelieve, ubicacin, dimensin de la cuenca y estratigrafa bsica manifiesta en el frente de mina.

    LA CUENCA CARBONIFERA DE PUERTOLLANO.

    salobre a un mar de cierta profundidad.)...secuenciadosegn una maduracin geolgicoclimtica.

    Todos estos sedimentos carbonferos han sidodatados por diferentes autores (en base a su flora y

    fauna) como finicarbonferos, Estefaniense C en co-nexin (en la parte ms alta de la secuencia) con elPrmico inferior (Autuniense).

    La ausencia de otra discordancia angular distintaa la basal ya citada (Ordovcico-Carbonfero), con-firma la inexistencia de Westfaliense en la cuenca;ya que las ltimas fases de la orogenia Hercnicageneran siempre en la pennsula una clara discordan-cia entre el Westfaliense y el Estefaniense.

    Por lo dems, los trabajos de Soler Gijn sobre fau-na vertebrada (que le hicieron concluir la necesariaconexin de aquella cuenca con el mar), los anlisis

    Vista aerea de la mina descubierta Emma

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    de Wagner (que sealan la existencia de facies mari-nas hacia el este de la cuenca), y la inexistencia deadelgazamientos en las capas de carbn hacia los l-mites de la actual cuenca, nos hacen suponer que laactual cuenca conocida es solo un resto manifiestode lo que debi ser otra mucho ms extensa.

    En cuanto al lugar concreto de donde proceden losfsiles reproducidos en este trabajo, -la minaEmma- explota solo tres capas de carbnprincipales conocidas como capas I, II, III.

    Especial importancia revisten para noso-tros las dos bandas cinerticas entreveradas enla capa III y las lutitas a techo de la misma.

    LA FLORA.

    En este ambiente de abundantes lagunas,cursos fluviales deltaicos, algunas albarizas enparcial conexin a un mar abierto y terrenosemergidos de origen aluvial; surgieron los fron-dosos bosques que daran lugar a las distintascapas de carbn.

    Masa vegetal propia de un clima tropicalhmedo.

    S hasta entonces los bosques hulleros deAmrica del Norte, Europa y Asa Menor, sedesarrollaron en un ambiente tropical hmedo,en el Estefaniense C-Autuniense se evidenciauna progresiva disminucin de las condicionesde humedad tropical (Wagner). Esto no se ma-nifiesta en el yacimiento Estefaniense C-Autuniense de Puertollano, constituyendo estehecho una singularidad propia de esta cuenca .

    La disminucin drstica de los grandeslicopodios arbreos a finales del carbonfero,ha sido interpretada como un sntoma de dese-cacin parcial (habida cuenta de las necesida-des hdricas propias de estas plantas). Pues bien, lacuenca de Puertollano no solo ha aportado fsiles devarios gneros de lycopsidas, es que sus bosques secompusieron fundamentalmente de una de ellas(Omphalophloios), que lleg a constituir casi un mo-nocultivo (segn anlisis polnicos, en su poca demximo acm lleg a constituir el 80% de toda flora, y

    nunca baj de un 40% del porcentaje.).

    Licopodios, helechos y equisetos de porte arbreo,cordaitales y otras progimnospermas... conformaron

    el clmax de aquella exuberante vegetacin. En com-paa un cortejo arbustivo de pteridospermas, equisetoscomo Sphenophyllum y Annularia, helechos desotobosque como Senftenbergia, plantas de porte her-bceo (pasaran ms de 250 millones de aos hasta laaparicin de las hierbas tal y como las conocemos) y

    por supuesto algas, hongos y lquenes de difcilfosilizacin.

    En definitiva, un bosque tropical en una marismade origen aluvial, con una abundante vegetacin enzonas emergidas o ligeramente encharcadas, sin hier-ba, sin aves - y por ello extraamente silencioso para

    nosotros -, enormes liblulas, anfibios gigantes, losprimeros reptiles y multitud de insectos entre los quese encontraran especies de cucarachas correteandopor el suelo...

    Recreacin de la cuenca carbonfera de Puertollano. Al fondo varios

    ejemplares de Omphalophloios puetollanense (Remy y Remy), a laderecha un fronde de Psaronius, debajo Asterophyll ites junto a untronco caido de Lycopsida y a la izquierda, Calamites yAnularia.

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    Omphalophloios

    Las Lycopsidas.

    Los licopodios fueron sin lugar a dudas los grandesprotagonistas de los bosques tropicales hmedos delCarbonfero en general, y de la cuenca de Puertollanoen particular.

    Sus orgenes directos aparecen ya en el Devnicocon plantas decimtricas (curiosamente como los ni-cos descendientes actuales), llegando en el Carbonferoa alcanzar portes de hasta 40m.

    Plantas de escasa madera, con un tejido epidr-mico y una gruesa corteza (hasta el 90% del vo-lumen troncal), que envolva a los hacesvasculares y la medula central.

    Con hojas acintadas, sigmoidales,

    escamosas o en forma de accula plancha-da, con diferentes longitudes y un nico ner-vio central (Sigillaria?).Dispuestas enespiral alrededor del tronco, como a faltade ellas muestran las huellas de insercin(dejadas tras su cada biolgica o separa-cin mecnica al fracturarse la roca). Lahuella un cojinete caracterstico, presentala cicatriz del haz vascular que se prolon-gara por el nervio de la hoja, y en ocasio-nes restos de un apndice membranosollamado lgula y orificios de aireacin transpiracin paricnios.

    Segn el Genero, habra partes del troncoque perderan las hojas (concentrndoseestas en la parte superior del rbol), yotras con hoja perenne en la prcticatotalidad de la superficie tallar.

    Caracterstica era tam-bin su divisin dicotmica.En algunas especies el tron-

    co y las ramas se bifurcabanprogresiva y reiteradamente has-ta generar una fronda espesa (Lepidodendron,

    Lepidophloios...). Las ltimas ramillas, circundadasde mltiples finas hojuelas, con frecuentes restos detejido orgnico en negro, fosilizaron con un peculiaraspecto de extremidad peluda, de dondeetimolgicamente procede el nombre de Licopodio(del griego lycos lobo y podos pi, pata.).

    En otras ocasiones el tronco formaba un monopodio

    no dividido en ramaje, o solo dividido en una primerainstancia (Sigillaria, Omphalophloios...). Pero aunen estos casos la divisin dicotmica sigui patenteen la raigambre (Stigmaria,generalmente dos o cua-

    tro races principales salan de la base del tronco y sesubdividan repetida y dicotmicamente formando unamalla densa y poco profunda. Igualmente, y segn re-produce una de las fotos que publicamos, tambin seha apreciado dicotoma en algunos pices frtiles deOmphalophloios.

    Los rganos frtiles diferenciados portadores de es-poras fueron conocidos como estrbilos. Solan apare-cer en la parte superior del rbol, pendiendo del ramaje(como en Lepidodendron) o inserto en el tronco justo por

    debajo de las hojas (como en Sigillaria). A veces,como en Omphalophloios, sin constituir un ver-

    dadero estrbilo pedunculado, sino como unpice frtil evolucionado y en principio indi-ferenciado de la cumbrera del rbol (estetipo de lycopsidasson conocidas comoIsoetales).

    Los estrbilos contenan esporangioscon megaesporas femeninas, ymicroesporas masculinas. En lasespecies ms evolucionadas sezonaron y diferenciaron losesporangios que las contenan. EnOmphalophloios aparecenindiscriminadamente esporangioscon macro y microesporas,imterpretndose como un aspectoarcaico frente a otros gneros deestrbilos bien definidos y separa-cin de esporas masculinas y fe-meninas.

    El hecho de no contener prc-ticamente madera (se ha descrito

    algn leo secundario en Sigillaria, alparecer) , sin trqueas , escasas

    traquidas, y un altsimo porcen-taje de corteza y mdula, hacaque una vez desprendidas (muer-

    tas) partes de la planta, los tejidoscolapsaran con cierta premura no

    conservando con frecuencia su estructura ciln-drica y fosilizando con un aspecto aplanado irreal.En general y pese a las enormes dimensiones dealgunos gneros, hay que suponer una cierta ma-yor fragilidad ante acontecimientos mecnicos queen bosques actuales. Esto pudo comportar una ma-yor produccin de materia inerte a pie de bosque.Frondes, estrbilos, ramaje de las plantas tropica-les carbonferas, numeroso y compactado por el

    fcil colapso de las singulares estructuras vegeta-les, contribuira a la masiva acumulacin orgni-ca que originara a posteriori el carbn mineraldel periodo hullero.

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    Las lycopsidas de la mina Emma.

    En las tobas volcnicas de la base de la capa IIIde carbn se ha descrito el hallazgo de Sigillariabrardii. Wagner ha citado la presencia del gneroSelaginellites y de la especie Lepidostrobophyllum

    hastatum en Puertollano. Pero por supuesto lalycpsida por excelencia de Puertollano esOmphalophloios puertollanense (Remy & Remy),muy abundante en el registro fsil, estudiada y des-crita por Wagner como una lycpsidaisoetal de en-tre tres y seis metros de altitud.

    A continuacin pasamos a describir los restos delicopodios encontrados por nosotros en la minaEmma. Con una sola excepcin, se trata de restosde races, troncos, y pices frtiles del citado arbolilloOmphalophloios

    -La Raz.

    Muestra un fragmento de raz de 300m/m de largo y un ancho decrecientede entre 97m/m y 87m/m(anchura irreal pues laestructura est total-mente colapsada.).

    Presenta una ligeratorsin en la parte msancha. Se aprecian co-nos con crter ca-ractersticos, huella dela insercin de las nu-merosas raicillas fina-les, y ms tenuementela estructura delosanges alargados pro-pia de toda la corteza

    de Omphalophloios(en realidad la llamadaaqu raz principal noes ms que un tallo es-pecial modificado, unrizoma, las verdaderasraces son las raicillas al adosadas.).

    Las raicillas insertas a la raz prin-cipal son solo apreciables en la parte distaldel fsil (donde el plano de fractura de la roca las harespetado), pero debieron cubrir en espiral toda la su-perficie de la raz principal.

    Estas raicillas tienen forma de hoja lanceolada alar-gada y acuminada. En su insercin a la raz princi-pal presentan un grosor de solo unos 4m/m, pero seensanchan prontamente hasta un mximo de 14 o15mm, para decrecer suavemente hasta la punta. Sonclaramente planas, con un nervio central bien marca-

    do y una disposicin ms o menos perpendicular res-pecto a la raz principal. Se aprecia, plisada, algunaraicilla procedente de la parte inferior oculta, pero engeneral se mantienen sin dobleces ni corrugamientoslo que aparenta una posible consistencia coricea quelas dotara de cierta tenacidad.

    Presentes a lo largo de toda la superficie del cilin-dro radicular, con su forma ensanchada y aplanada depequea paleta, debieron constituir un anclaje de pri-mera magnitud en un suelo aluvial (arenoso o limoso),

    aumentando la superficie de resistencia mecnica yde absorcin radicular.

    Esta forma cons-tituye sin lugar a du-das un tipo de adap-tacin radicular,

    pues tanto las hojascomo las lminasdistales del pice

    frtil (que guardancierta semejanza)son mucho ms es-trechas.

    Si con el ndicede decrecimiento

    progresivo en gro-sor que apreciamosen el fragmento, elrizoma adelgazara

    idealmente hasta elmeristemo, tendra-

    mos races de ms de tresmetros de largo. Aunque su-

    cesivas dicotomizaciones y tor-siones conformaran una estruc-

    tura radicular dendroide y no per-mitiera largas races rectas, un

    arbolillo estrecho y esbelto (pocoms de un metro de anchura) o

    constituy bosques ralos o solap races de diferentespies, constituyendo una malla mltiple que generara unaresistencia colectiva a los efectos mecnicos

    Raiz deOmphalophloios

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    del viento y la avulsin. Esta densidad radicular enarbolillos que como el ciprs actual no pueden confor-mar bosques sombros (entre otras cosas necesita quellegue la luz a sus hojas inferiores) justificara la esca-sez de cortejo que los bosques de Omphalophloiosmuestran a ojos de los paleontlogos ( Wagner seala

    la escasa interpenetracin que tuvieron los bosques dedistintas especies). Si llegaba luz al suelo, pero el incre-ble aprovechamiento radical restaba opciones a nue-vos colonizadores.

    -El tronco.

    Fragmento de 120m/m de ancho y otros tantos delargo, que presenta algunas hojas an vinculadas. Es-tructura aplanada por colapso de los tejidos.

    Escasas y mal preservadas las hojuelas tienen unancho de unos 4m/m y forman con el tronco un nguloascendente. El fragmento no permite inferir su largura.

    Presenta la caracterstica superficie de celdillaslosngicas alargadas y ordenadas en espiral. Dentrode cada una de ellas un cono truncado con crter co-rrespondiente a la insercin foliar. (por fractura delfragmento se aprecia la cara interior, donde las protu-berancias son depresiones)

    Segn la reconstruccin del arbolillo propuesta porWagner (y demostradaen gran medida con lapublicacin de diversosfsiles) un pi no rami-ficado de entre 3 y 6mde altura- presentabainsertas numerosas ho-jas estrechas de 4 a6m/m de anchura- ylargas 25 a 35 cm. delongitud.

    Excepcin hecha de la base del tronco, ensancha-da en su unin a las races ms o menos 40 o 50 cm-, el rbol posea hojas perennes en disposicin espi-ral a lo largo de todo su tallo y hasta el pice de laplanta. S haba pice frtil, antes de empezar ladesvinculacin madurativa, las lminas distales del

    mismo no mostraran discontinuidad formal con lashojas del tronco. El aspecto similar de estas y aque-llas, dara un aire de cierta continuidad orgnica.

    -El pice.

    Abundantes restos de pices recogidos hace queconozcamos en detalle su estructura y procesomadurativo. Como ya se dijo anteriormente esta es-pecie no form estrbilos definidos y perfectamente

    diferenciados como otras lycpsidas. Suaparato esporangial surga en el mismo pi-ce del rbol y un proceso madurativo le lle-

    vaba a la diferenciacin formal y a la poste-rior separacin del tronco.

    En la base del pice, en su unin al tronco, em-pezaba un proceso diferenciador con la cada de laslminas distales. Esta cada continuara en sentidoascendente hasta completarse. Un deterioro poste-rior de los esporfilos permitira la posterior libera-cin de los esporangios -con paredes erosionadas ono-, siempre en sentido ascendente. El pice frtildesnudo ya, con solo los esporfilos perpendicular-

    mente adheridos al eje com-pletara un proceso de des-composicin de los tejidosque le unan al tronco y cae-ra al suelo.

    Una agresin mecnica

    podra adelantar la cada delpice sin haber completado su

    proceso ideal de maduracin.As, como tambin explicaWagner, los efectos de la ondaexpansiva de la explosin vol-cnica que gener el mantocinertico que divide la capaIII de carbn, se produjo unacada masiva de pices frti-

    les en distintas etapas de ma-duracin.?Lepidodendrn

    pice frtil al final delproceso madurativo

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    El tamao y el grosor de los pices es tambin varia-do. La base del pice frtil que indica el grosor del tron-co al que creci adnato, demuestra que troncos de di-verso grosor generaron pices frtiles. Esto fue interpre-tado por Wagner como la posibilidad de que a lo largode su crecimiento el arbolillo pudiese generar picesfrtiles sin haber concluido su desarrollo total en altura.

    Por ltimo, tambin Wagner, encontr restos demadera en el interior de un pice frtil seccionado y

    de estructura no colapsada, lo que permiti conocerla configuracin vascular de Omphalophloiosque noes otra que sifonostela.

    Los Equisetos.

    Abundantes en los bosques carbonferos que con-formaron las capas de carbn de Puertollano, las co-nocidas como plantas articuladas (claseArticulae) in-cluyeron gneros decimtricos-arbustivos y otros de

    ms de veinte metros de altura y uno de grosor.

    De aspecto parecido a las caasactuales, su tronco (que parta deun rizoma horizontal al suelo) sesecuenciaba en una serie de nudosy entrenudos. De los nudos partanlas ramas secundaras y/o las ho-jas, siempre en verticilo.

    En base a diferencias morfo- l-gicas en las hojas, se establecierondos ordenes artificiales de especialimportancia en el registro fsil; or-den Sphenophyllales y ordenCalamitales.

    Las Calamitalesfueron plantas con hojas con unnico nervio principal central, de aspecto aciculadoque en su insercin verticilar al nudo se presentabanunidas por la base (Annularia,gnero de hojas habi-tualmente ms anchas) o independientes unas de otras(Asterophyllites,gnero de hojas ms finas y en dis-posicin ascendente).

    Las hojas del gnero Sphenophyllum(re-presentante ms significativo del ordenSphenophyllales) se diferencian fundamen-talmente de las hojas de las Calamitalesporser plurinervadas, mostrando en su nervio prin-

    cipal sucesivas divisiones dicotmicas. Fre-

    cuentemente sus limbos tenan formacuneiforme y otras veces astada. siendo nor-

    mal la heteroflia en un mismo individuo (con hojas superiores ms recortadas que per-mitan parcialmente el paso de luz a las in-feriores ms enteras).

    Sphenophyllum ha sido descrito como un gne-ro de porte no superior a un metro. Con alternanciasen las inserciones a los nudos del tallo, que proba-

    blemente testimonian un porte de cierto desgarbo.Incluso algunos autores describieron este gnerocomo trepador.

    Tronco de

    Calamites

    Sp

    henop

    hy

    llun

    pice

    fertil

    conp

    enacho

    carac

    terst

    ico.

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    Fronde deAsterophyllitesde ms de 40 cm de largo, doblado en ngulode 75 . Profusamente poblado de hojas y presenta excepcionalmente

    yemas germinales con forma de espiga, se aprecian esporangiforos

    insertos oblicuamente a la base de la brctea del tipo Palaeostachya.

    Asterophyllites conoci alturas superiores aSphenophyllum, pero comparti con l y todas lasequisetales su preferencia por tierrasencharcadas o ligeramente inundadas.

    Las especies del orden Calamitalesdebieron confor-mar orlas que rodeaban desde zonas de aguas someras a losbosques de arbolillos de Omphalophloioscrecidos en tie-rras ms firmes.

    La experiencia reco-lectora nos dice que los

    fsiles deAsterophyllitesse encuentran siempreaislados, asociados a al-guna otra calamital como

    Annulariao a pices fr-tiles de Omphalophloiosde claro origen alctono.Esta homogeneidad esdebida a la ausencia decompetencia en los sue-

    los inundados en que cre-can las caas deAsterophyllites.

    Las Coniferales

    Entre el Carbonfero final y el Prmico infe-rior encontramos los primeros gneros de con-feras conocidos (las gimnospermas ms evolu-cionadas).

    De morfologa equiparable a conferas ac-tuales, manifestaron una preferencia por luga-res mejor drenados que licopodios, equisetosy helechos sin semillas. Ya que entre otras co-sas no eran dependientes del medio acutico,sino del areo para su reproduccin.

    El gnero Lebachia (antigua Walchia)constituy arbustos o pequeos arbolillos con

    leo secundario, canales resinferos, ramas en dis-posicin verticilada (al modo de las araucarias ac-tuales). Sus hojas pequeas, aciculadas, numerosas yuninervadas, fueron segn todos los indicios peren-nes (todo fsil encontrado presenta hojas).

    Sus restos no son demasiado frecuentes en un me-dio tan hmedo como la marisma hullera fosilizadaen Puertollano, y cuando se encuentran se interpre-tan como provenientes de zonas colindantes ms al-tas y mejor drenadas.

    Fragmento de Lebachia cuya erosin evidenciasus transporte desde ambientes colindantes

    A. Sphenophylloidescon hojasvinculadas a sus raquis.

    Annularia Stellata A. Sphenophylloides

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    Cordaites

    Su xito en colonizar ambientes muy distintos sevio favorecido por su relativa modernidad fisiolgicacon respecto a las criptgamas vasculares.

    Un tejido vascular con cambium generador de manerasecundara, una corteza adelgazada que ya no tena lafuncin fundamental de sostn y presencia de vulosindividualizados. En los conos frtiles se apreciaba uneje, que o bien en disposicin dstica o helicoidal, mos-traba hojas protectoras modificadas que defendan a losvulos por un lado y a los sacos polnicos por otro. Selos conoce como Cordaianthus. Cordaicarpusson sussemillas con forma redondeada y aplanada (sobretodoen la parte distal), tan numerosas entre la hojarascamacerada a pie de bosque, (totus revolutum en nuestroargot) que con frecuencia contacta con la base de la ban-da cinertica gruesa de la capa III de carbn.

    Su forma puede estar relacionada con elfavorecimiento de la navegabilidad y colonizacinde nuevos espacios en sucesivas generaciones. De he-

    cho, presente casi en cualquier resto fsil de hoja-rasca macerada, falta sospechosamente en los quemuestran orientacin debida a corrientes acuticas.

    Raigambre de ejemplares de Cordaitespropios de los pantanos. Laseccin de la base del tronco muestra la cavidad medular.

    Las Cordaitales

    Los Cordaitesfueron rboles de mediano tama-o, fuertes races (a menudo adventicias), tronco rec-to bastante ramificado (pero en ramillas medias), ylargas hojas acintadas, acuminadas y con numero-

    sos nervios paralelos longitudinales y uniformes.

    Han sido asociados unas veces asuelos bien drenados,siendo ms frecuentes

    en la parte catapluvialdel ciclo Este-faniense final-

    Autuniense y otrasveces, se los presen-

    ta insertos en esteroso marjales, al modo delos mangles actuales (con frecuenciaen suelos anaerobios y aguas inclusosalobres).

    Y es probable que hubiera variostipos de Cordaites que colonizarandistintos ambientes. Ello parece des-prenderse del estudio de los estomasde cutculas fsiles recuperadas.

    En medios ms h-medos un mayor n-

    mero de estomas favo-recera una intensaevapotranspiracin,en los ms secos se

    haca necesaria una mayor preservacin de la humedad ypor tanto disminua el nmero de estomas.

    Cordaiantus. Inflorescencia del cordaites. Segun Bertrand, 1.926

    Semilla de Cordaites.

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    Psaronius

    Las Filicofitas

    Las plantas con frondes similares a los helechos,constituyeron un conjunto heterogneo con diferen-cias morfolgicas muy significativas.

    Debido a que nunca se encuentran plantas ente-ras (raz, tallo, ramaje y hojas) y si con frecuenciapequeos restos parciales no asociados a otras par-tes anatmicas de planta, constituy desde los pri-meros estudios un problema crucial en un orden denumerosos gneros y ciertas similitudes.

    En 1822, Brogniart, ide un sistema clasifica-torio para las pteridofitas, consistente en la crea-cin de unos gneros artificiales, nacidos de crite-

    rios morfolgicos basados en la forma de loslimbos, y los tipos de nervadura de los limbosfoliares, ya que es ms difcil encontrar fosilizadasestructuras reproductoras que seran un elementode mayor diferenciacin.

    No obstante esto provoc que bajoun mismo gnero morfolgico tuvie-ran cabida filicofitas (condiversas formas de orga-nizacin esporangial yportes tanto arbustivoscomo arbreos) ypteridospermas (con madera secunda-ra, vascularizacin relativamentemoderna, corteza adelgazada ymacro-vulos diferenciadossemejantes en forma a semillas).

    Con frecuencia descubrimientos posteriores po-nen en relacin gneros morfolgicos distintos

    como partes diferentes de una misma especie.

    Una de las lagunas fundamentales en la coleccinsobre la mina Emma de la AsociacinPaleontolgica Alcarrea Nautilus son las pteridofitas(conocida como helechos con semilla).

    Sin embargo son muy abundantes los restosde un helecho arbreo con hojas de formapecopterdica, soros agrupados al

    modo Scolecopteris y troncodescrito como Psaronius.

    Psaroniuses un gnero morfolgico que bien po-dra conformar varios gneros naturales, aunque to-dos ellos cumplen una serie de caractersticas bsi-cas: se les supone una altura no superior a 10m y

    grandes frondes recortados, con numerosas ra-ces areas en la parte inferior del tronco queaumentaran la consistencia del pie y lasposibilidades nutricionales (dejan unas es-

    tructuras circulares caracte-rsticas -parte perifrica-

    en la seccin de un tronco).El estudio de diversos tron-

    cos permineralizados rescata-dos en diferentes yacimientos

    (incluido uno citado por Wagnerprocedente de la mina Emma)hace que conozcamos bien sus ca-

    ractersticas estructuras vasculares que presen-tan forma de herradura al realizar un corte

    transversal.

    Un segundo tipo de helecho sin semillas seencuentra bien representado en el yacimiento.Se trata del gnero Senftenbergia, un helechode frondes pequeas que debi constituir partedel cortejo de los bosques de licopodios, hele-chos y calamites arbreos.

    Seccin transversal del tronco de un Psaronius. Segun Tarek.

    .Estructura correspondiente a raices aereas.

    . Haces conductores.

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    Senftenbergia gruneri (Zeiller). Un

    helecho de sotobosque.Detalle deS. gruneri (Zeiller).

    Pecopteris, Scolecoptersis.Psaronius

    Desarrollo de una fronde de hele-

    cho con los dorsos hacia afuera

    Pecopteris, Jongmansi. Frondes de un Psaronius.

    Pecopteris, sp.

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    de mares epicontinentales (con formacin de grandesdepsitos salinos en Alemania o Nuevo Mxico); y dela formacin en ciertas cuencas de depsitos de nue-

    vas areniscas rojas asociadas a aridez.

    Esa desecacin parcial se empez ya a hacer pro-gresiva a finales del Carbonfero y principios delPrmico (no en la cuenca de Puertollano).

    Poco dur unida Pangea, y en el mismoPrmico, se inicia la Deriva Continen-

    tal y con ella una dinmica distensivaa la que siempre van ligados episo-

    dios volcnicos. Wagner asoci elvolcanismo de Puertollano (tan im-portante por razonespaleontolgicas) a fenmenos pre-coces de este rifting.

    Por otro lado es imprescindible in-dicar que no existi una nica co-munidad vegetal carbonfera conti-nental. Si gran parte de Amrica del

    Norte, Europa y Asia Menor estu-vieron bajo la influencia de un cli-ma tropical hmedo durante el

    Carbonfero, el macrocontinenteGondwana, en el hemisferio Sur, co-

    noci la influencia polar y desarro-ll una flora propia de zonasfras(conocida como comunidad deGlossopteris).

    An se distinguen otras floras intermedias, propias

    de climas templados, entre ambas floras extremas. Yadems en el mbito europeo no todo fueron bosquestropicales hmedos. En terrenos mejor drenados o de

    EL CONTEXTO

    El carbonfero superior fue una poca de renova-ciones que anticipaban los grandes cambios con queconcluy la era primaria.

    La elevacin de los macizos hercnicos y remozadode algunos caledonianos penillanados, anunciaba unambiente compresivo previo a la conformacin du-rante el Prmico de un macrocontinente nico(Pangea). Relativamente poco despus, durante estemismo periodo, se inici una nueva particin dePangea en algunos continentes y una deriva de losmismos hacia nuevas latitudes.

    La fauna no fue ajena a los cambios carbonferos,

    no slo desaparecieron grupos importantes durantela era primaria (como los graptolitos) y se vio mini-mizada la presencia de otros (como los trilobites delos que ya slo se cita un gnero) sino que surgieronotros como los reptiles que anunciabansignificativamente la llegada de la Era Secundaria(donde fueron los grandes protagonistasanimales).

    La flora an con ms claridad pa-

    rece anticipar el fin de la Era Prima-ria. Desaparicin del lepidodendronesy otras grandes lycpsidascarbonferas, perdida de importanciade equisetos y helechos sin semillas ysobretodo aparicin en el registro f-sil de las primeras conferas (que cons-tituiran el clmax vegetal de los bos-ques secundarios hasta el Cretcico).

    Gran parte de los cambios en el

    Estefaniense C-Autuniense, tuvieronsu origen en la sstole y distole queconocieron los continentes antes ydurante el inicio de la deriva conti-nental prmica.

    Al parecer, la unin del continen-te Noratlntico y Gondwana duranteel Prmico (proceso que evidentemente comenz mu-cho tiempo antes y al que hay que ligar directamente

    al menos las ltimas fases hercnicas) motiv el au-mento de la continentalidad y favoreci una progresi-va desecacin. Incluso se ha hablado de desecacin

    Pteridosperma: Medullosa

    Estrobilos de Calamites Palaeostachya,excepto un fragmento de Calamostachis.

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    Saquetes esporangiales de Ptridospermasobre un esporfilo de pice fetl.

    Alethopteris. Fronde de Medullosa.

    temperaturas ms frescas (regiones elevadas, montao-sas o de fuerte continentalidad) debieron existir plantasespecializadas, aclimatadas, de las que desconocemoscasi todo por la dificultad de fosilizacin; debido a lamayor escasez de sedimentos que transportados por lasaguas cubran a los restos orgnicos y a la erosin.

    Por lo dems en Puertollano y como ya dijimos ci-tando a Wagner las condiciones propias de desecacinprogresiva tpicas de aquel piso no parecen cumplirse.

    Reproducimos un fsil de la conferaLebachia, pro-bablemente de procedencia alctona, fosilizado conotros restos vegetales remansados en las lutitas al te-cho de la capa III, pero hemos sido incapaces de en-contrar restos de las pteridospermas propias de am-

    bientes ms secos, como Callipterisconferta, tan pro-pia de otros depsitos autunienses ( como los del arcoTortuero-Retiendas-Valdesotos, en Guadalajara).

    ... Y EN UN FUTURO

    Sera nuestro deseo conformar una coleccinrepresentativa de la flora finicarbonfera de aque-llas marismas fosilizadas en Puertollano parasu futura exposicin permanente en el Mu-

    seo Paleontolgico de Molina deAragn, considerado por la Asocia-cin Paleontolgica AlcarreaNautilus, nuestro museo referencial.

    Para ello, y s la direccin de la minaEmma sigue otorgndonos susamables facilidades, esperamos enprximas campaas ampliar dichacoleccin en sus flancos ms dbiles.

    Primero una ampliacin a nivel estratigrfico, porejemplo, encontrar restos de Sigillariaasociados a lastobas laminadas de la base de la capa III.

    En segundo lugar, completar gran-des lagunas como la ausencia casi to-tal de pteridospermas.

    Y por ltimo, encontrar restos de al-gunos gneros muy representativos

    como es Sphenophyllum oSelaginellites y estrbilos, aparatosreproductores, de cualquier especie.

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    Omphalophloios, creci en un hbitat marismeo,tropical, hmedo. Aunque se supone que arraig so-bre tierras emergidas, estas no debieron elevarse mu-cho sobre el nivel fretico. Debido a ello, el rboldesarroll rizomas horizontales, superficiales, enun intento de evitar las capas inferiores permanente-mente anegadas.

    A pesar de crecer en elevaciones de origen aluvial,es muy probable que estos suelos fuesen ocasional-mente encharcados (incluso estacionalmente) y suanatoma estuviera capacitada para salvar esta situa-cin.

    En tales circunstancias de humedad y con un nivelfretico que satura incluso las capas mas altas del

    suelo, dos son los problemas fundamentales con quese encuentra una planta:

    -El exceso de humedad;siendo necesaria una transpiracinintensa que permita mitigarla.

    -El intercambio de gases delos rganos que se encuentren totalo parcialmente inmersos en el agua.

    Ambas necesidades se vern sa-tisfechas con caractersticas espe-ciales de la anatoma de la planta.

    La transpiracin.

    Las plantas, incluso las desarro-lladas en suelos inundados, nece-sitan captar y bombear agua delsuelo. El volumen de agua absor-bido por las races para cubrir lasnecesidades nutricias de la planta

    EXTRACTO

    Una vez ya descrito Omphalophloios puertollanense, pretendemos analizar sus principales estructurascaractersticas, buscando donde descansa el xito que tuvo en aquella marisma fini-carbonfera de Puertollano.

    La aplicacin del principio paleontolgico de la Anatoma Comparada, ofrece la posibilidad de compren-der el porqu de ciertas caractersticas de este arbolillo mediante el estudio de otras plantas actuales especia-

    lizadas en ambientes equivalentes a ese que vivi aquel ancestro

    EL AMBIENTE. ADAPTACIONES ESPECIFICAS DE LAS HIDROFITAS

    es necesariamente mayor en suelos encharcados o denivel fretico demasiado elevado. Por ello las racesde las plantas hidrfilas son sencillas, poco o nada di-vididas y carecen de pelos absorbentes, poniendo asmenor superficie al servicio de la captacin de agua.

    Es sabido que la misma raz de cualquier plantamesfila, tiene un desarrollo muy inferior si las con-diciones de humedad del suelo son altas que si elsuelo esta menos irrigado (donde la planta multiplicasu red capilar captadora, en un intento de aprovecharmejor los recursos hdricos)

    Los licopodios posean una raz principal(Stigmaria), que no fue otra cosa que un rizoma otallo modificado, al que se vinculaban en espiral nu-merosos apndices aplanados que eran las verdade-ras races de la planta. Fueron tambin

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    metablica. Mxi-me en las zonasmeristematicas don-de se lleva a cabouna intensa activi-dad generadora.

    Pero el agua ensuelos anegados, ex-pulsa por gravedad elaire intersticial, y lasraces pierden posibi-lidad de intercambiaraire con la tierra.

    Hay plantas ac-

    tuales que viven enambientes similares y han desarrollado respuestas aeste problema. La seccin de la raz o del tallo demuchas plantas actuales de ambientes pantanosos,encharcados, muestran siempre un cilindro vascularcentral y una gruesa corteza envolvente que presentanumerosos aerenquimas: parnquimas especializadosen almacenar gases atmosfricos. Estas reservas deaire se ven con claridad en races, tallos e incluso enhojas sumergidas. De ellos ser tomado el oxgenonecesario a rganos incapaces de intercambiar gasescon el medio.

    Incluso se postula la capacidad de las plantas paraguardar oxigeno proveniente de la funcin cloroflicapara ser consumido en la respiratoria.

    En Omphalophloios el tejido vascular ha sido de-finido por Wagner como sifonostela. Un anillocentral de xilema rodeado por el floema (sincambium)En definitiva, como en las citadas plantas

    actuales, un cilindro vascular central rodeado de unagruesa capa cortical.

    Turek, Marek, y Pelourde entre otros, han citado lapresencia de canales de aireacin en la corteza inter-na de grandes lycopsidas, y tambin ciertas estructu-ras lagunares profusas insertas en el parnquimacortical.

    Entra dentro de lo posible que Omphalophloios

    poseyera tambin alguna solucin aerenquimatica, ypor ello necesitaba un grosor cortical importante, endetrimento de una mayor vascularizacion.

    pequeas, no divididas, sin pelos absorvenetes y sibien numerosas, su forma delata que lo fueron parapotenciar su funcin de anclaje.

    tipo de races trata de evitar un grado excesivo dedisolucin, captar nutrientes sin que el abundante

    agua haga obligatorio un bombeo excesivo. Pese atodo es siempre superior el volumen de agua capta-do al alimentarse por una planta que vive en suelosencharcados, que por otra que lo haga en terrenosmejor drenados. Este exceso de agua se resuelveentonces con una intensa transpiracin, que en elcaso de Omphalophloios tuvo lugar fundamental-mente en sus hojas. Sus numerosas hojas finas,acintadas y largas, conseguiran con una mnima su-perficie de limbo, un mximo de desecacin e inter-

    cambio de gases.

    En la actualidad, las plantas que buscan reducir almximo los efectos de la desecacin ambiental (cra-sas, cactus...), eliminan superficie de contacto con elaire; desapareciendo con frecuencia las hojas y to-mando formas esfricas. Si el problema es el opuesto,multiplican la superficie foliar o de contacto con elaire circundante. Frecuentemente presentan dbilescutculas, que pueden incluso no afectar a los estomas.

    Paralelamente, las plantas hidrfilas, presentan es-casa vascularizacion; probablemente para minimizarlos canales de circulacin de agua. Tambin esta cir-cunstancia se aprecia en Omphalophloios.

    En cuanto al nervio central de las hojas de laslycopsidas, siempre bien marcado, podra enOmphalophloios(de largas y estrechas hojas) tenerpor funcin reafirmar y consolidar la estructura de lasmismas. Funcin esqueltica propia siempre de los

    haces vasculares.

    En resumen: races notablemente reducidas, noramificadas, sin pelos absorbentes... para evitar lacaptacin excesiva de agua. Numerosas largas ho-jas con un nervio central que las mantendra ergui-das y separadas... para aumentar la superficie deevapo-transpiracin.

    La oxigenacin de los rganos anegados

    Las races, como cualquier otra parte de la planta,necesitan oxigeno para su respiracin o digestin

    Omphalophloios sin laminas distales

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    Reconstruccin del Omphalo-phloios con ampliacin dedetalles del pice, tronco y raz.

    Ciertamente la sifonostela permita la existencia deuna corteza engrosada con parnquimas especializa-dos. Pero evitara la pre-sencia de vasosvasculares perifricosque aseguran una rigidez

    mxima. Recargar elpeso de sostn de la plan-ta principalmente sobreun grueso tejido cortical,solo es rentable si este teji-do muestra adaptaciones espe-cialmente importantes para la plan-ta. Adaptaciones necesarias comopara compensar tal carencia. Tenga-mos aqu en cuenta, que se ha descrito protoxilema y

    madera secundaria en troncos de grandes licopodios; cier-tamente con escaso desarrollo, pero que muestra la ca-pacidad de haber posedo troncos ms leosos si hubierasido posible.

    Creo que la gruesa corteza de las lycopsidas obe-dece a un crecimiento rpido y a una modificacinque permitiera el almacenamiento de aire. Unidasa ambientes de alta humedad y probables inunda-ciones parciales, ven como son desplazadas porplantas con preferencias mesfilas, acordes con unaprogresiva disminucin de la humedad caractersti-

    ca del inicio delP r m i c o .Significativamente,muchas de estasnuevas protago-nistas (comoPteridospermas,Gimnospermas-Coniferas...), liga-

    das a ambientes noencharcados, pre-sentan madera se-cundaria y granadelgazamiento desu corteza. No des-

    plazaron a laslycopsidas -con sus adaptaciones especiales-, hastaque no remitieron las condiciones de humedad.

    Por ultimo recordamos tambin aqu, que todas lasplantas que compartieron hbitat y protagonismo conOmphalophloios en las lagunas finicarboniferas de

    Puertollano, conocieron adaptaciones equivalentes; en-caminadas a evitar el exceso de humedad del sustrato

    y la falta de oxigenacin en los tejidos sumergi-dos. As los troncos de las calamitales, como

    las caas actuales, fueron huecos en su inte-rior, con un diafragma en los entrenudos

    permeable a los gases. Psaronius poseynumerosa races caulogenas, como deja fuerade toda duda los numerosos cortes transversa-les efectuados en troncos permineralizados. Ytambin se han descrito ra-ces areas en Cordaites,semejantes a las de losmangles actuales.

    Las lycopsidas no pudieron

    ser una excepcin. Generaronalguna adaptacin al enchar-camiento parcial, como todoslos dems pies arbreos. Perofalta una evidencia fsil quelo confirme.

    UN ACELERADO CICLO VI-TAL

    La simplicidad estructuralde los licopodios arbreos -conpoca madera y una cortezacon intercalaciones areas-,tuvo por consecuencia el r-pido colapso estructural decualquier parte cilndrica de laplanta, una vez muerta. El re-gistro fsil de Puertollano lo evi-dencia con innumerables restosde pices frtiles, cuyo volu-

    men, una vez cados del r-bol, era aplanado en no dema-siado tiempo (pues mantienenvinculadas aun las laminasdstales), por el simple pesode la estructura.

    Esta simplicidad tambin invita a pensar en un rpi-do crecimiento del arbolillo.

    Entra dentro de lo posible que Omphalophloiostu-viese un crecimiento rpido y una estructura frgil.

    Tronco de Omphalophloios

    pice fertil dicotomizado

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    La caracterstica divisin dicotomica de las lycopsidas,es la consecuencia de la existencia de un nico meristemoen cada pice, que se escindira en dos mitades generadorasde dos brazos geminados; sin posibilidad de generar brotespor debajo del frente meristematico. Por donde ya pasoanteriormente el meristemo creando tejido, nunca volver

    a haber crecimiento. Las frgiles lycopsidas en general, alcarecer de meristemos secundarios, no pudieran reempla-zar ramaje desgajado por acontecimientos mecnicos(confrecuencia se han descrito troncos fsiles que presentanoquedades debidas a ruptura de ramaje). Y que un rbol nopodra ser demasiado longevo porque mutilaciones parcia-les (frecuentes por su escaso maderamen), haran debilitaren exceso su viabilidad funcional. A ello hay que sumar lainexistencia de felodermis capaz de cicatrizar rpida y to-talmente una herida; dejando esta sin amparo, ante la hu-

    medad, los hongos e insectos.

    Mientras, una alfombra de pequeos plantones latentes,e incluso posibles rebrotes rizo mticos, esperara su opor-tunidad de reemplazar a cualquier rbol cado o muerto.

    En el caso concreto de Omphalophloios, recorde-mos que ha sido descrito por Wagner entre el limite delo arbustivo y arbreo, y generador de pices frtilessin haber concluido su crecimiento total. Ambos hechossugieren cierta celeridad vital. Si no una corta vida.

    Ello podra constituir una ventaja en el ambiente en quevivi. Este rpido ritmo metablico estara mas en conso-nancia con un relieve cambiante (terreno bajo, aluvial,deltaico, con cursos de agua inestables, sometido a fluc-tuaciones estacionales de las aguas...), que con madurosbosques de crecimiento eterno.

    Diversos cauces inesta-bles de corrientes de agua

    dulce aportaran grandescantidades de sedimentos.En las orillas en profundi-dades comprendidas en-tre los 30 y los 150cm cre-ceran las calamitales almodo de los actuales ca-averales. Estas barrerasbiolgicas propiciaran laprecipitacin de sedimen-

    to en suspensin al ami-norar la velocidad del aguacorriente. Sus numerosos

    tallos en empalizada, favoreceran la fijacin delaluvin. Y la profundidad de estas aguas dismi-nuira hasta formar bancos arenoso-limosos. Elposterior arraigo de plantas preclimax generaranuevas vegetaciones, que con su aporte orgnico(en un ambiente de gran acidez, baja oxigenacin,y mala descomposicin), formaran unos lodos so-bre los que ya podran ir surgiendo masas arbreas.

    A larga distancia (incluso con grandes barreras deagua, como demuestra la presencia de helechos entodas las islas tropicales), las esporas -sin apenaspeso- demuestran ser unas grandes colonizadoras.Las esporas de Omphalophloios sembraran lanueva barra arenosa, el nuevo bancal. Con un to-dava cierto nivel de encharcamiento (las esporasmasculinas de las lycopsidas son flageladas), se pro-ducira la fecundacin y posteriormente la fasearbrea esporofitica-.Al mismo tiempo, la avul-sin, la erosin... deteriorara otros frentes de lamarisma.

    Un ambiente cambiante, conocido comohidroserie, que exigira de cualquier planta bienadaptada ciclos vitales rpidos, con reproduccinnumerosa e invasora, y cortos procesos de ecesis.En definitiva elevado metabolismo. Sucesin devida y muerte en corto espacio de tiempo paralos individuos, pero exitosa y dinmica adaptacincomo especie.

    Omphalophloios puertollanense, en su apa-rente simplicidad (lycopsida isoetal no

    ramificada, sin verdadero estrbilo defini-

    do, sin separacin esporangial, probable-

    mente sin leo secundario, con una labor

    de sujecin esqueltica a cargo de la cor-

    teza...), fue el mas adaptado y exitoso de

    los rboles de aquellas marismas fsiles.

    Marismas que aun guardan secretos sobre su ana-toma y ontogenia. Secretos que confirmen o des-mientan lo que por ahora solo podemos suponer.

    Raiz de Omphalophloios

    Laminas distales

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    almacenar aire atmosfrico. Albariza. Laguna salobre.

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    Floema. Conjunto de haces vasculares quetransportan savia elaborada.

    Meristemo. Agrupacin de clulasindiferenciadas responsables del crecimientode la planta. Pueden generar cualquier tipo detejido adulto.

    Parenquima. Conjunto de clulas vivas quesuelen tener por misin almacenar o contenerdiversas sustancias y las clulas con clorofila.

    Sifonostela. Organizacin vascular vegetal.En la parte interior del tronco un cilindro de floemarecubre a otro de xilema.

    Xilema. Conjunto de haces vasculares con-ductores de savia bruta.

    C/ Ro Sella n 2C/ Ro Sella n 2C/ Ro Sella n 2C/ Ro Sella n 2C/ Ro Sella n 21920019200192001920019200

    Azuqueca de HenaresAzuqueca de HenaresAzuqueca de HenaresAzuqueca de HenaresAzuqueca de HenaresGuadalajaraGuadalajaraGuadalajaraGuadalajaraGuadalajara

    EspaaEspaaEspaaEspaaEspaa

    626 958 529626 958 529626 958 529626 958 529626 958 529949 262 188949 262 188949 262 188949 262 188949 262 188 [email protected]@[email protected]@[email protected]

    FsilesFsilesFsilesFsilesFsiles

    MeteoritosMeteoritosMeteoritosMeteoritosMeteoritos

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    A Julio Tomico Jimenez, mi padre.

    Coleccionista empedernido y apasio-nado, naci en Puebla del Salvador el 18de Marzo 1924 y creci junto a su fami-lia en Millana pueblecito de la Alcarria,hasta que la guerra civil desmantel susraces, su familia, sus estudios, su liber-tad y su futuro prometedor.

    Gran hombre de justicia y libertad, lu-

    ch toda su vida como exiliado pero estono le impidi seguir amando la naturale-za e inculcar en m, su pasin por ella.

    Se forj entre nosotros dos esta admiracin cmplicepor la paleontologa y recorrimos montes, laderas, cante-ras, viajamos por varios pases en busca de estos pre-ciosos fsiles que honran hoy sus vitrinas llenas de re-cuerdos y aventuras.

    Hombre con visin de futuro y emprendedor, su

    entusiasmo fue fundamental para la creacin de laAsociacin paleontolgica Alcarrea Nautilus de laque fue presidente.

    Se destac tambin por su participacin activa enla inolvidable exposicin en el museo del Palacio delInfantado en Guadalajara (1999) y por su colabora-cin para crear un Museo paleontolgico en Molinade Aragn.

    En noviembre 2003 present en su honor su colec-cin monogrfica de equinodermos en el MuseoMineraloga y paleontologa de Urretxu donde recibia titulo pstumo los honores del excelentsimo ayun-tamiento de Urretxu.

    Hoy nos queda un sabor dulce de su conductairreprochable y un sabor amargo de haberlo perdi-do tan pronto.

    Amante de su familia, amante de sus amigos, aman-te de la vida, amante de la Paleontologa yrespetuoso.........Gracias Pap! Gracias por lo que

    nos has aportado a todos, tanto a tu familia como atus amigos y compaeros.

    Emilio Tomico de la Cruz.

    A la memoria deJ ulioT omico

    A Julio Tomico Jimenez, mi Amigo.

    Cuando conoc a Julio Tomico yo solohaba odo hablar de los fsiles en la es-cuela y siempre haba pensado que ver-los a tus pies deba de ser algo increble ycasi mgico. Fue l quien me dijo dndepoda tener esa experiencia casi msticaque desde entonces la disfruto siempreque puedo.

    Pero no era esto lo mejor que Julio tepoda dar. Era una persona vital, activa e

    inquieta que te ayudaba a disfrutar de la vida. Su in-quietud le llev a vincularse con su pueblo (Alcocer,Castilla la Mancha y Espaa eran su pueblo) desdeuna visin de izquierdas participativa e imaginativa. Sufuerza natural le llev a granjearse admiradores y de-tractores.

    Su aficin por las piedras y su agnosticismo mili-tante no le ayudaron a conseguir la simpata ni el apo-

    yo de los poderes fcticos de siempre, quienes en unalarde de intelecto llegaron a comentar ante unaexposicin paleontolgia organizada por l en Alcocerque aquello solo poda traer una visin absolutamen-te materialista y evolutiva de la vida y por tanto perni-ciosa. y esto a finales de los 90!. Por contra fue sucoincidencia con el parroco, de Atienza, D. Agustn,lo que ayud a dar cauce a sus inquietudes socialessobre paleontologa y cofundar la AsociacinPaleontologa Alcarrea Nautilus.

    Con estas cosas peleaba a diario. Nunca abundaronlos que entendieron su pensar y sentir, al menos en laetapa que yo le conoc. Pero l disfrutaba haciendo loque le gustaba y aprendiendo hasta el ltimo da de suvida, y contagiaba a los que estbamos a su alrededorde ese placer de vivir que solo es evidente para algu-nos privilegiados y soadores como l. Su incansableespritu romntico y luchador son lo que me quedo del para siempre. Gracias a l hoy disfruto de una granaficin por la paleontologa, unos cuantos nuevos y bue-nos amigos en la asociacin que l ayud a fundar ypresidi, bastante ms f en el ser humano y soy un

    poco ms felz por todo eso. Gracias Julio!

    Rafael Abad.

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    Natural de Granada, de espritu inquieto y rebelde entr en la Orden franciscana en 1714.En 1720 inicia su trabajo de misionero en el Pacfico. Nombrado Procurador de la Orden Franciscana,recibe la misin de recorrer la Provincia de San Gregorio, en las islas Filipinas entre 1721 y 1733. Ensus cartas narra los duros recorridos a pie por las islas de Mindanao y Luzn que le permitieron,entre otras cosas, estudiar e interpretar muchos fenmenos naturales. En el ao 1733 embarca enManila de regreso a Espaa. Este viaje de vuelta estuvo plagado de incidentes y se prolong ms delo previsto. En una primera etapa culmina en la ciudad de Acapulco. De aqu pasa a la ciudad deMxico y despus a Veracruz, a comienzos de 1735, llega a La Habana y en julio del ao 1735desembarca por fin en el puerto de Cdiz.

    Entre 1735 y 1745 permanece Madrid y en este mismo ao de 1745 regresa a Amricarecorriendo Guatemala, Honduras y Mxico.

    Una vez de vuelta a Espaa. inicia un viaje a Roma, Rmini y Padua hasta llegar a Pars loque le permite visitar y entablar amistad con los naturalistas de la poca y conocer algunos de losmejores Museos de Ciencias Naturales de la poca como: la Metallotheca Vaticana, el MusaeumKircherianum y el Musaeum Metallicum .

    Jos Torrubia regresa desde Pars a Madrid en 1750 al ser nombrado Archivero y CronistaGeneral de la Orden franciscana. Durante este viaje hizo un alto en la villa de Anchuela, pertene-ciente al seoro de Molina (Guadalajara) y una nia le mostr las petrificaciones que le llama-

    ron extraordinariamente la atencin. Fue conducido a montes cercanos donde recogi gran canti-dad de fsiles. Segn cuenta l mismo en su obra Aparato para la Historia Natural Espaola(1754, p. 4). Durante estos aos de estancia en Espaa el franciscano sale con frecuencia al campopara recoger fsiles y rocas para sus colecciones las cuales sirvieron de base para sus escritos ehiptesis diluvistas sobre el origen de las piedras figuradas.

    Ya al final de su vida, tras volver a Roma en 1756, public en Italia varios trabajos cientfi-cos de los cuales destaca La Gigantologia Spagnola vendicata (1760). Falleci un ao despus enRoma el 17 de abril de 1761, a la edad de 63 aos.

    Aparato para la Historia Natural Espaola

    Los materiales fsiles y minerales recogidos durante sus viajes alrededor del mundo, acom-paados por sus numerosas observaciones y amplios conocimientos sobre paleontologa le permi-ten escribir la obra titulada Aparato para la Historia Natural Espaola Tomo Primero. Conside-rado el primer tratado de paleontologa escrito en Espaa, tanto por las descripciones como por lasinterpretaciones del origen de los fsiles, trata esencialmente sobre el Diluvio y la emigracin de losfsiles marinos a los montes alejados de las costas donde los descubri. La primera mitad estdedicada a comentar el hallazgo de fsiles encontrados en sus largos viajes por Espaa, Filipinas yAmrica del sur, y propone el carcter orgnico de estos. En la segunda mitad plantea el origendiluviano de los restos fsiles frente otras hiptesis como las de Benito Jernimo Feijoo (1676-1764).Otro aspecto de inters en este libro es su particular visin del mtodo cientfico que debe utilizarseen el estudio las Ciencias Naturales, apostando decididamente por el mtodo experimental.

    En el prlogo de este libro, Jos Torrubia afirma la existencia de dos problemas en los auto-res que hasta la fecha haban publicado trabajos sobre Ciencias Naturales.

    Galeria de P aleontologos:

    F ray J ose T orrubia (1698-1761)F ray J ose T orrubia (1698-1761)F ray J ose T orrubia (1698-1761)F ray J ose T orrubia (1698-1761)F ray J ose T orrubia (1698-1761)

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    El primero segn sus palabras no haber dado con el mtodo, lo que proviene, a mi parecer, de nohaberse hasta ahora descubierto aquella cadena, con cuyos precisos eslabones o anillos, dicen, debe unirse la

    prodigiosa diversidad de efectos, y producciones de la Naturaleza debajo de unas verdades universales eincontestables.

    El segundo segn sus palabras : Treinta aos he estudiado la Naturaleza en buenos autores, yprincipalmente en las obras que tienen impresas, no solo en nuestra Espaa, sino en las remotsimas Filipi-nas, y en las regiones de Mxico, Michoacn, Xalisco, Zacatecas, Guatemala, Tabasco, Campeche, Haba-na, etc., cuyas distancias he andado por tierra....

    Jos Torrubia aboga por mtodos experimentales frente a mtodos de observacin o siste-mticos.

    El Aparato para la Historia Natural Espaola tuvo amplio eco en la Europa del XVIII.Prueba de ello es que, tras su publicacin en 1754, fue pronto comentado, no exento de crticas, envarias revistas cientficas de la poca, teniendo especial relevancia la disertacin sobre los gigantesya que era un de los grandes temas de debate en aquella poca.

    En 1.760 se public una traduccin de este captulo en francs y en 1.773 otra traduccinen alemn incluyendo los diecisis primeros captulos.

    La Paleontologa en el siglo XVII

    Jos Torrubia vivi en una poca especialmente creativa para el desarrollo de las Cienciasde la Tierra. Hasta ese momento no se dispona de una teora fundamentada y universalmenteaceptada sobre la constitucin, origen y cambios de la Tierra.

    Coetneo de grandes pensadores y naturalistas, como Nicols Stensen (Steno) (1638-1689),Karl von Linneo (1707-1778) y Jean Louis Leclerc conde de Buffon (1707-1788), desarrolla algunas

    ideas geolgicas como la de la decadencia del mundo como herencia del pecado original donde laerosin de las montaas es un signo indudable de que este mundo, nacido perfecto de la mano deDios al comienzo de los tiempos, est sometido a un desgaste que le llevarn con el tiempo al totalarrasamiento, o la teora del Diluvio Universal donde la tierra estuvo totalmente cubierta por lasaguas. Estas teoras tradicionales precientficas hay que situarlas dentro del contexto cultural ycientfico de la Europa del XVIII, dominada por un fuerte sentimiento religioso que impeda eldesarrollo de otro tipo de teoras que mas tarde se postularon y dieron lugar al nacimiento de lapaleontologa tal y como la conocemos en la actualidad.

    Para saber mas:

    A. Goy y A. Rodrigo. 1.999. Tras las huellas de Torrubia (1698 - 1761) por el Seoro de MolinaXV jornadas de Paleontologa. Museo Geominero.

    Capel, H. 1985. La Fsica Sagrada. Creencias religiosas y teoras cientficas en los orgenes de lageomorfologa espaola.Ediciones del Serbal, Barcelona, 223 pp.

    Pelayo, F. 1996. Del Diluvio al Megaterio. Los orgenes de la Paleontologa en Espaa. CuadernosGalileo de Historia de la Ciencia, 16. CSIC, Madrid, 310 pp.

    Pelayo, F. 1994. El Aparato para la Histor ia Natural Espaolade Jos Torrubia (1698-1761): diluvismo, gi-gantes y la naturaleza de los fsiles en el pensamiento espaol del siglo XVIII. In: Edicin facsmil delAparato

    para la Historia Natural Espaola. Sociedad Espaola de Paleontologa, 3-45.

    Sequeiros, L. 1998b. Jos Torrubia y su aportacin al mtodo c ientfico en paleontologa. Geogaceta,n 24, pgs.129-131.

    Vernet, J. 1976. Histor ia de la Ciencia espaola. Instituto de Espaa.

    J. J. Garcia Arnedo.

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    APROXIMACIN A LOS ERIZOS DE MAR DEL

    CRETCICO SUPERIOR EN EL NOROESTE DE LA

    PROVINCIA DE GUADALAJARA

    En el cretcico la Pennsula Ibrica conoce variastransgresiones y regresiones, siendo la primera regre-sin en el periodo Berriasiense.

    Durante el periodo Valanginiense tiene lugar unatrasgresin que se ampliar hasta el Aptiense y quedi lugar a la formacin de dos grandes golfos en lasregiones ibrica y cantbrica. A esta trasgresin lesucede una pequea regresin durante el Albiense que

    se caracteriz por importantes depsitos detrticos gro-seros provenientes de la meseta ibrica y del macizodel Ebro. Adems de esto, importantes movimientostectnicos afectaron al NE de la pennsula ibrica alfinal del Cretcico inferior.

    Entre los periodos Albiense superior yCenomaniense inferior, el mar va ganando terreno ylos golfos cantbrico e ibrico se comunican aislandototalmente el macizo del Ebro del resto de la Pennsu-la. (Fig. 1)

    As, Durante el Cretcico se distinguen los siguien-tes dominios:

    -La meseta ibrica, dominio emergido ms o me-nos extendido que lleg a estar temporalmente aisladode su parte nordeste (macizo del Ebro).

    -Un dominio marino ms profundo ligado directa-mente con la plataforma, que se mantuvo hasta el fi-nal del Cretcico, particularmente en las regiones pi-renaica y vasco-cantbrica) y la regin btica.

    Gracias a estas transgresiones del Cretcico Supe-rior se produjeron importantes depsitos sedimentarioscon abundante y variada fauna fsil.

    En el Albo-Aptiense se depositan en alternancia,en el borde del dominio mesetario, margas, arcillasversicolores y arcillas blancas continentales que co-rresponden a la facies de Utrillas. Al alejarse de lameseta, esta facies pasa poco a poco a formaciones

    cada vez ms marinas, generalmente representadaspor calizas con orbitolnidos y rudistas, y despus pormargas con globigernidos y ammonites. Esta ltimafacies existe tambin en el dominio pirenaico.

    En el Cenomano-Turoniense, el dominio marino quebordea la meseta est ocupado por dolomas y calizascon orbitolnidos y alveolnidos. Depsitos margo-calcreos y margosos con organismos pelgicos seacumulan ms al interior de la plataforma en las re-

    giones btica y pirenaica y tambin en lo que corres-ponde actualmente a la plataforma continental sep-tentrional.

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    En el Senoniense, las facies que se intercalan en elborde de la meseta corresponden a calizas y carfitoso a formaciones calcreas de poca profundidad conrudistas y lacazinas.

    La zona de estudio del presente articulo se situa en

    las estribaciones de la Cordillera Central, concreta-mente al noroeste de la provincia de Guadalajara, yest constituida por una serie de cerros que van desdeCantalojas, pasando por Galve de Sorbe, Condemiosde Arriba, Condemios de Abajo, Albendiego y termi-nando en Somolinos. La serie se prolonga porSomolinos a la provincia de Soria y desde Cantalojasa la provincia de Segovia, si bien no de forma continuacomo ocurre en la llamada Mesa de Condemios.

    Se trata de una mesa alargada, posicionada encimade la formacin Arenas de Utrillas rica en caoln,del que obtiene su color blanquecino. Esta mesa cerros corresponderan a una cadena montaosa si-tuada frente al Pico del Alto Rey y se sita en la zonade entronque de la Cordillera Ibrica con el SistemaCentral sometida a las interferencias entre ambos sis-temas. La zona se encontraba en el borde meridionaldel mar Cretcico que recubra el norte de Espaa;esta situacin sublitoral queda caracterizada tanto porla reduccin del espesor de series sedimentarias ob-servado en el Cretcico marino hacia el Sur, as comoel mayor desarrollo en esta zona de las faciescalcreas, en lugar de las facies margosas con faunapelgica existentes al Norte.

    Los suelos pertenecen al Cretcico Superior con-cretamente a los pisos Albiense (113 a 97,5 ma),Cenomaniense (97,5 a 91 m.a.), Turoniense (91-88,5m.a.), Coniaciense (88,5 a 87,5 m.a.) y en ellos sedistinguen los siguientes tramos.

    Tramo 1: Corresponde a un tramo de arenas blan-co-rosadas, amarillentas y con ndulos de hierro, sonlas llamadas facies de Utrillas de edad Albiense-Cenomaniense Inferior (entre 110-98 millones de aos),con una potencia de 50-60 metros visibles, propio deun ambiente fluvial y lacustre del perodo que separael Cretcico Inferior del Cretcico Superior. Este tra-mo suele ser estril en fauna fsil.

    Tramo 2: Corresponde a un tramo de dolomas,margas y arcillas dolomticas, de edad CenomanienseMedio y Superior (entre 98-93 millones de aos) con

    una potencia 3 metros de espesor. En este tramo seda la zona con ms abundancia de restos fsiles: lallamada capa de Ostreas, formando una cornisa muycaracterstica de la zona que es visible en casi todo surecorrido.

    Tramo 3: Corresponde a un tramo de arcillas ymargas dolomticas, de edad Turoniense Inferior (en-tre 93-91 millones de aos), y que puede alcanzar es-pesores de 30-60 metros.

    Tramo 4: Corresponde a un tramo de dolomas ycalizas dolomticas tableadas de edad TuronienseMedio y Superior (entre 91-89,5 millones de aos).Este tramo se pierde en algunas partes de la zona ytiene una potencia de 3-6 metros.

    Tramo 5: Corresponde a un tramo de dolomas ycalizas brechoides, masivas del Coniaciense (entre89,5-86,7 millones de aos) con una potencia de 2-3metros visibles slo en algunas zonas.

    La fauna fsil encontrada en esta zona es rica yabundante y pertenecen a los filum siguientes:

    -Artpodos, crustceos, decpodos (Cangrejos).

    -Celentreos (Corales).-Brioozos.

    -Foraminferos (Orbitolinas).

    -Anlidos (Srpulas).

    -Braquipodos (Terebrtulas).

    -Moluscos, Bivalvos, Escafpodos, Gasterpodos

    y Cefalpodos (Ammonites).

    -Equinodermos, sobre los que versa esta primera

    parte del Estudio divulgativo del Cretcico Superior

    del noreste de la provincia de Guadalajara

    Filum Echinodermata. Klein, 1734

    Los Equinodermos son animales invertebrados, ex-clusivamente marinos y casi siempre bentnicos, de si-metra pentarradiada. El esqueleto consta de placascalcreas, a menudo espinas o cerdas siendo el erizode mar el animal mas representativo del Filum. Su es-tructura corporal se caracteriza por poseer un sistemaambulacral (sistema de circulacin de agua) destinadoa la locomocin, el abastecimiento de oxgeno y la ab-sorcin de alimento. Se conocen 4 Subfilum:

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    Orificio oral

    Orificio anal

    HOMALAZOA. Formas primitivas sin planos ra-diales de simetra que vivieron desde el Cmbrico hastael Devnico. A este Subfilum pertenecen losCarpoidea.

    CRINOZOA. Equinodermos del tipo de los lirios

    de mar donde destacan las Clases Cystoidea,Blastoidea, Criniodea entre otras.

    ASTEROZOA.Zittel, 1.895.Estrellas de mar contres Clases: Ophiuroidea, Asteroidea y Stelleroidea

    ECHINOZOA. Haeckel y Zittel, 1.895. Erizosde mar. Se divide en 7 Clases:

    -Helicoplacoidea. Durhan y Caster, 1.963.

    (Cmbrico inf.) Con caparazn girado en espiral y els-tico.

    -Holothuroidea. Blainville, 1.834. (Cmbrico),Carbonfero-Actual). Cohombros o pepinos de mar.

    -Ophiocistoidea. Sollas, 1.899. (Ordovcico-Devnico). De cuerpo discoidal.

    -Cyclocystoidea. Miller y Gurley, 1.895.(Ordovcico med.-Devnico med.). Discoidales y depequeo tamao.

    -Edrioasteroidea. Billings, 1.858. (Cmbrico-Carbonfero inf.). Discoidales, fijados al substrato, cla-ramente desarrollados.

    -Camptostromatoidea. (Cmbrico inf.). Discoidalesy provistos de brazos.

    -Echinoidea. Leske, 1778. (Ordovcico-Actual).

    Erizos de mar o Equnidos. Clase sobre la que versaeste articulo.

    Nociones generales de los erizos de mar

    Los Erizos son fciles de reconocer por su formams o menos esfrica que puede variar entre la deuna manzana algo piramidal, la de un disco aplanado oen forma de turbante. Su caracterstica mas comnestriba en su caparazn calcreo.

    La mayora de los erizos fsiles miden entre 2 y 5cm aunque se conocen formas de ms de 20 cm, comolos Conoclypus o los Clypeaster

    Los primeros erizos de mar encontrados pertene-cen al Ordovcico y tuvieron una expansin relativaen el Carbonfero. Al inicio del Jursico se produjo unsegundo perodo de apogeo que perdur hasta finalesdel Cretcico con un importante desarrollo de formasy gneros. A principios de la era Terciaria se produjo

    un claro retroceso, seguido de un tercer apogeo queculmin en el Eoceno. Despus se inicia una tenden-cia descendente que llega hasta nuestros das.

    Los erizos de mar se hallan representados en to-dos los mares y se conocen unos 850 gneros fsilesy actuales.

    Caparazn y partes duras

    Los erizos de mar poseen por lo general un capara-zn formado por numerosas placas calcreas que es-tn cubiertas por radiolas ms o menos largas y en else distinguen:

    El orificio oralo peristoma que se encuentra en lacara inferior de la concha dando nombre a esta(lado oral). Suele estar dispuesto en el centro delcaparazn, o bien desplazado hacia el borde anterior.En numerosas especies de erizos regulares muestralas llamadas hendiduras branquiales.

    El orificio analo periprocto se encuentra en posi-

    cin opuesta al orificio bucal, en la cara superior delcaparazn (lado aboral) o bien sobre una lnea ima-ginaria, trazada desde el pice hasta la boca en lazona dorsal de la corona. Estas ltimas formas reci-ben el nombre de irregulares.

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    Placas ambulacrales Placas interambulacralesSuturas

    Mamelm primario Mamelones secundarios

    En el lado aboral encontramos una serie de placasque, en conjunto, reciben el nombre de sistema apical.En los erizos regulares, el sistema apical rodea alperiprocto. El punto ms alto del caparazn recibe elnombre de pice; con frecuencia se encuentra all elsistema apical formado por placas oculares o radiales,

    finamente perforadas, y por placas genitales que secaracterizan por presentar un poro mayor (poro geni-tal o gonoporo). Una de las placas genitales presentaunos poros microscpicos. Esta placa recibe el nom-bre de madreprica y se encuentra encima de la des-embocadura del hidroporo.

    El caparazn consta de numerosas placascalcreas formando cinco reas ambulacrales alter-nadas con 5 reas interambulacrales, unidas habitual-

    mente por una sutura en zigzag. Las placasambulacrales estn perforadas por poros por dondesalen los pies ambulacrales. El borde lateral de estasplacas consta habitualmente de dos orificios redondoso de un redondo y otro alargado.

    Los campos interambulacrales se hallan delimitadosen la zona apical por las placas genitales, estas son casisiempre mayores que las placas oculares y cada una deellas presenta un poro mayor, a excepcin de la placa

    madreprica que muestra unos poros finos.

    Las placas interambulacrales presentan unosmamelones grandes primarios y otros secundarios maspequeos que sirven de base de las radiolas.

    Mientras que el nmero de placas de un campoambulacral puede ser muy reducido (4 o 5 en losCidaroida) el nmero de placas interambulacrales puedellegar hasta 60 o ms.

    Las radiolaso espinas calcreas tienen las fun-

    ciones de sujeccin al suelo impidiendo que el erizosea arrastrado por las aguas, proporciona proteccincontra los numerosos enemigos y desempea un im-portante papel como medio de locomocin.

    Las radiolas estn unidas de forma mvil al capa-razn, el cuerpo de estas suele ser granulado, espino-so o estriado y slo ocasionalmente es liso. Se dividenen cabeza, cuello y cuerpo, siendo este ltimo la partems larga de las mismas.

    Exite una amplia gama de radiolas sobre todo delos Cidaroida llegando a medir hasta 30 cm de largo.

    Los pedicelarios, son pinzas mviles calcticas quese encuentran distribuidos entre las radiolas. La mi-sin de estos pedicelarios consiste en alejar a los pe-queos organismos que buscan proteccin entre las

    radiolas.

    En algunos erizos (Clypeasteroida) existe un siste-ma mandibular llamado linterna de Aristteles.Son extremadamente raros en el registro fsil y solose han encontrado en estratos del Jursico superior ydel Cretcico.

    Hbitat, forma de vida

    La inmensa mayora de los erizos son marinos, pre-fieren las aguas costeras poco profundas, viven sobreel fondo y no existen especies cosmopolitas.

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    El sistema de locomocin se basa en las radiolas ylos pies ambulacrales cuando el fondo es duro, y slocon las radiolas cuando el suelo es blando. Se despla-zan con gran lentitud y son fitfagos u omnvoros.

    Determinacin de erizos.

    Para la determinacin de los erizos se toman enconsideracin los siguientes datos:

    La simetra, pentarradiada para los erizos regula-res y bilateral para los erizos irregulares.

    En los erizos regulares, el peristoma se halla siem-pre centrado sobre el lado oral, mientras que en loserizos irregulares puede estar desplazado hacia la parteanterior.

    Tambin se toma en consideracin los tubrculos omamelones de la superficie, si son grandes o media-nos pertenece al Orden Cidaroida y a los SuperrdenesDiadematacea y Echinacea y si son pequeos y pocovisibles pertenecen a los Superrdenes Gnathostomatay Atelostomata.

    La forma de las radiolas es tambin un dato impor-

    tante aunque en la gran mayora de los casos se en-cuentran aisladas de los caparazones y slo es posibleestablecer una relacin provisional cuando se encuen-tran en el mismo estrato.

    Son importantes adems la forma y el desarrollodel sistema apical y de las placas ambulacrales, ascomo la disposicin de las reas ambulacrales.

    Clase Echinoidea Leske, 1778. Se divide en 2

    Subclases:

    -Perischoechinoidea MCoy, 1.849. Se divide asu vez en 4 Ordenes:

    a) Bothriocidaroida Zittel, 1.875.b) Echinocystitoieda Jakson,1.912.c) Palaechinoidea Haeckel, 1.866.d) Cidaroida Claus, 1.880.

    -EuechinoideaBronn, 1.860.Comprende todos loserizos postpaleozoicos salvo los Cidaroida y se divide

    en 4 superordenes:

    a) Diadematacea Duncan, 1.889.con 4 clases:-Echinothurioida Claus, 1,880.-DiadematoidaDuncan, 1.889.

    -Pedinoida Mortensen, 1.939. -PygasteroidaDuncan y Melville, 1.889.

    b)Echinacea Claus, 1.876 con 7 Clases:-Salenioida Delage y Hrouard, 1.903. -Hemicidaroida Beurlen, 1.937. -Phimosomatoidea Mortensen 1.904.-Arbacioida Gregory, 1.900. -Temnopleuroida Mortensen,1.942.-Echinoida Claus, 1.876.-Plesiocidaroida Duncan, 1.889.

    c) GnathotomataZittel, 1.879.-HolectypoidaDuncan, 1.889. -ClypeasteroidaAgassiz; A., 1.872.

    d) AtelostomataZittel, 1.879.-CassiduloidaClaus, 1.880.-HolasteroidaDurham y Melville, 1.957.-SpatangoidaClaus, 1.876.-NeolampadoidaPhilip, 1.963.

    En la zona destacan los Equinoideos de las Fami-lias Cidaridae, Pedinidae y Pseudodiadematidae porsu excelente conservacin y relativa abundancia.

    Dibujo tomado de Monograph of the British Fossil Echinodermata

    from the Cretaceus Formations Tomas Wright, 1864-1882

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    FAMILIA CIDARIDAE (Cidaris)

    De esta familia se ha localizado el gnero Stereocidaris que se caracteriza por tener un caparazn grande yrobusto con siete placas interambulacrales por columna. La parte superior posee de una a tres areolas, tubrcu-los y espinas; las areolas son profundas y separadas, poseen ambulacros sinuosos y poros no conjugados y lostubrculos primarios son no crenulados. Se han encontrado tres especies de Stereocidaris:

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    FAMILIA PEDINIDAE:

    De esta familia se han localizado solo los gnerosMicropedinay Pedina con una especie del CenomanienseInferior-Medio y que se detalla a continuacin:

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    FAMILIA PSEUDODIADEMATIDAE

    De esta familia se ha localizado en la zona de estudio el Gnero Tetragrama, que se caracteriza por tener elcaparazn subcircular deprimido y de talla moderadamente grande. Disponen de dos grandes tubrculos encada placa interambulacral y los poros dispuestos en doble hilera que se presentan en la zona adapical. Todas lasespecies localizadas son del Cenomaniense Medio.

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    En el momento en que nos estn leyen-do, el Museo de Molina de Aragnes unarealidad, es la plasmacin de un sueo y unailusin compartida por una gran parte de la so-ciedad, que ha tardado dos aos en dar fruto.

    Cuando la Asociacin PaleontologicaAlcarrea NAUTILUS, me pidi un artculo

    para dar a conocer el Museo de Molina le res-pond que el proyecto era tan amplio y de tal ca-lado que merecera que los responsables de cada

    una de las secciones del Museo dieran a conocer su trabajo cientfico y expositivo, es por ello que, lo que aquexponemos simplemente la carta de presentacin de un espacio cultural que hoy en da es ya una realidad.

    En un momento en que nuestra Comarca se despuebla, en que las formas de vida cambian, dejando

    abandonados nichos etnogrficos, es necesario apostar con todas nuestras fuerzas por proyectos que ademsde tener continuidad, den una solucin real a los problemas que tenemos: de ndole cultural, social y laboral.El vaco de poblacin se refleja en un vaco cultural, en una prdida de valores etnogrficos y de conocimien-tos; es necesario asimismo crear espacios de encuentro entre los distintos pueblos de nuestra comarca, dondese vean reflejados por intereses comunes y al mismo tiempo con metas ilusionantes, si adems cubrimos unaspecto laboral y de creacin de valor, esta realidad de la que hablamos tendr sentido; es por ello que coneste espacio cultural y recreativo pretendemos llenar algunas de estas lagunas.

    Quizs suene pretencioso, pero creemos que si la meta no eslo suficientemente importante la ilusin y la energa que se generantampoco lo sern por lo que muy difcilmente tienen continuidaden esos casos los proyectos y el nuestro queremos que lo tenga.

    Por ello, el 13 de agosto de 2002, un grupo de personas nosreunimos y decidimos crear la Asociacin de Amigos del Museode Molina de Aragn, siendo el fin fundamental la creacin ygestin de un espacio cultural abierto que diera cabida a instala-ciones musesticas, culturales y de investigacin.

    Se realizaron los trmites administrativosadecuados y presentamos el proyecto en el PlanLeader +, que aport una importante colaboracineconmica para la realizacin de este proyecto,que junto con las aportaciones voluntarias de miem-

    bros de la Asociacin y el apoyo financiero deIbercaja, han proporcionado los fondos necesarios,complementados con la aportacin econmica denuestro Ayuntamiento, para acometer la realizacinde este proyecto.

    El proyecto crea un espacio cultural de pro-piedad municipal con gestin integral por parte dela Asociacin de Amigos del Museo de Molina.

    Vista panoramica del Convento de San Francisco que alberga el Museo

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    Estamos ubicados en uno de los edificiosemblemticos de nuestra ciudad: el Convento de San Fran-cisco. En este impresionante marco, presentamos lo quehemos venido a llamar Museo de la Vida.

    Intentamos que los que se acercan a nosotros pro-fundicen en sus races, comprendan los procesos einteracciones que han sido necesarios para llegar a nues-tra realidad, cmo de unos procesos geolgicos, de unamezcla primigenia de elementos surge la vida que, mo-delada por el medio ambiente, permite el surgir de for-mas adaptadas a cada ecosistema.

    Uno de los aspectos que ms nos han preocupadoes que los ms jvenes, los nios, se entusiasmen con elmuseo, por ello el desarrollo museogrfico ser en dos

    niveles, casi como si hubiera dos museos superpuestos, yel infantil debe estar hecho a su medida, no solo fsica-mente disponiendo la informacin a una altura asequible

    para ellos, sino realizando un discurso adaptado a susconocimientos e intereses, creando espacios de misterio,

    de hallazgos, de contacto fsico y sensorial y teniendo siempre personal dispuesto para su atencin, paraello hemos contado con la colaboracin de las instituciones educativas de nuestro municipio en el desarro-llo de esta parte del proyecto.

    Mediante el estudio de la Paleontologa enseamos en la primera Sala formas de vida ya desapare-

    cidas, cuyos restos -