83
REVISTA SEMESTRAL DE HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL Eadem utraque Europa pretende ser la revista del Centro de Estudios en Historia Cultural e Inteleual “Edith Stein” de la Escuela de Huma- nidades de la Universidad Nacional de San Martín. El título alude a las realizaciones de la civilización europea, vista como una realidad cultural escindida y bifronte. En los comienzos de la expansión atlántica, las miradas recíprocas entre la vieja Europa y las nuevas se distanciaron o se diferenciaron, pero nunca dejaron de dirigirse las unas a las otras, de colorearse mutuamente, de reconocerse emparentadas, de sustentar visiones y acciones entendidas como variantes de una matriz común, tejida precisamente en tiempos del Renacimiento con los hilos del paganismo antiguo y del cristianismo medieval. Periodicidad: La periodicidad de la revista es anual. Objetivos: Nuestra revista quiere dar cabida a trabajos que se inspiren en la idea de que las otras Europas, las creadas en ultramar, las nuestras, captan a la Europa original también en los términos de otra Europa, la más antigua, la más cargada de experiencias y produora de obras inigualables en la política, en las artes y en las ciencias, pero no forzosamente la más compleja ni la más problemática, ni la más prometedora para la humanidad planetaria del futuro. El título de la revista alude, pues, a ese entrecruzarse de paren- tescos y alteridades y no hay duda de que alguna noción de la “herencia europea” planea sobre sus propósitos.

REVISTA SEMESTRAL DE HISTORIA CULTURAL E … · José Emilio Burucúa (UNSaM-Escuela de Humanidades) Néstor Barrio (UNSaM-IIPC) ... Burucúa (dir.), Nueva Historia Argentina. Arte

  • Upload
    vokiet

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

  • REVISTA SEMESTRAL DE HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL

    Eadem utraque Europa pretende ser la revista del Centro de Estudios en Historia Cultural e Intelectual Edith Stein de la Escuela de Huma-nidades de la Universidad Nacional de San Martn. El ttulo alude a las realizaciones de la civilizacin europea, vista como una realidad cultural escindida y bifronte. En los comienzos de la expansin atlntica, las miradas recprocas entre la vieja Europa y las nuevas se distanciaron o se diferenciaron, pero nunca dejaron de dirigirse las unas a las otras, de colorearse mutuamente, de reconocerse emparentadas, de sustentar visiones y acciones entendidas como variantes de una matriz comn, tejida precisamente en tiempos del Renacimiento con los hilos del paganismo antiguo y del cristianismo medieval.

    Periodicidad: La periodicidad de la revista es anual.

    Objetivos: Nuestra revista quiere dar cabida a trabajos que se inspiren en la idea de que las otras Europas, las creadas en ultramar, las nuestras, captan a la Europa original tambin en los trminos de otra Europa, la ms antigua, la ms cargada de experiencias y productora de obras inigualables en la poltica, en las artes y en las ciencias, pero no forzosamente la ms compleja ni la ms problemtica, ni la ms prometedora para la humanidad planetaria del futuro. El ttulo de la revista alude, pues, a ese entrecruzarse de paren-tescos y alteridades y no hay duda de que alguna nocin de la herencia europea planea sobre sus propsitos.

  • DIRECtOR DE La REvISta:

    vICEDIRECtOR: (apartado Conservacin)

    SECREtaRIOS DE REDaCCIN:

    COMIt CIENtfICO LOCaL:

    Nstor Barrio (Universidad Nacional de San Martn-IIPC)

    fabin alejandro Campagne (Universidad de Buenos aires, CONICEt)

    Martn Jos Ciordia (Universidad de Buenos aires, CONICEt)

    Enrique Corti (Universidad Nacional de San Martn)

    Diego Hurtado de Mendoza (Universidad Nacional de San Martn, CONICEt)

    Ricardo Ibarluca (Universidad Nacional de San Martn)

    Marta Luisa Madero (Universidad Nacional de General Sarmiento)

    Carlos Rafael Ruta (Universidad Nacional de San Martn)

    Contacto editorial: [email protected]@minoydavila.com

    COMIt CIENtfICO ExtRaNJERO:

    ann adams (University of California Santa Barbara)

    Irne aghion (Bibliothque Nationale de france)

    Bruno anatra (Universit degli Stud di Cagliari)

    Ian Balfour (York University, toronto)

    Diana Bianchi (Universidad de la Repblica, Montevideo)

    Constance Blackwell (Secretaria General y Editora de Intellectual News)

    fernando Bouza lvarez (Universidad Complutense, Madrid)

    Roger Chartier (EHESS, Pars)

    antonio feros (University of Pennsylvania, Philadelphia)

    Carlo Ginzburg (Scuola Normale Superiore di Pisa)

    Stephen Jaeger (University of Illinois, Chicago)

    Giancarlo Nonnoi (Universit degli Stud di Cagliari)

    tefilo Ruiz (University of California, Los angeles)

    alain Schnapp (INHa, Pars)

    Silvina vidal (CONICEt, becaria) Nicols Kwiatkowski (IDaES-CONICEt)fernando Marte (UNSaM-IIPC)

    Jos Emilio Buruca (UNSaM-Escuela de Humanidades)

    Nstor Barrio (UNSaM-IIPC)

  • AO 9 N 14Agosto de 2013

    issn 1885-7221

    REVI

    STA

    DE

    HIS

    TORI

    A CU

    LTU

    RAL

    E IN

    TELE

    CTU

    AL

    14E s c u E l a d E H u M a N I d a d E s

  • Latindex: Incluida en el Sistema Regional de Informacin en Lnea para Revistas Cientficas de- amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal (Latindex), indizada bajo el folio # 17144 (http://www.latindex.org/latindex/busquedas1/larga.php?opcion=1&folio=17144)

    Diseo: Gerardo Mio Composicin: Eduardo Rosende

    Edicin: agosto de 2013

    ISSN: 1885-7221

    Depsito Legal: Se-6365-2005

    Lugar de edicin: Buenos aires, argentina

    Copyright: 2013, Mio y Dvila srl / 2013, Pedro Mio

    Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    Administracin y produccin:

    Pje. Jos M. Giuffra 339 (C1064aDC) tel-fax: (54 11) 4300-6919 Buenos aires argentina

    En Espaa:P.I. Camporroso. Montevideo 5, nave 15(28806) alcal de Henares, Madrid.

    Contacto en la red: [email protected]

    Rector: Carlos Rafael Ruta

    EscuEla dE HuMaNIdadEsDecano: Enrique Corti

    cENtro dE EstudIos EN HIstorIa cultural E INtElEctual EdItH stEINDirector: Jos Emilio BurucaInvestigadores: Silvina vidal Nicols Kwiatkowski

    Contacto postal: Martn de Irigoyen 3100, C.P.: 1650 San Martn, Provincia de Buenos aires, Repblica argentina.

    Contacto en la red: www.unsam.edu.ar/escuela_de_humanidades/centros[[email protected]]

  • 7

    13

    45

    137

    83

    CONtENIDO

    Imagen de tapa

    El Vocabolario degli accademici della crusca (1612) en los inicios de la prctica

    lexicogrfica europeapor Mariana Lorenzatti

    El ritual del exorcismo y la re-ubicacin de lo sagrado en la Europa de la primera

    Modernidad. Reflexiones sobre una polmica confesional

    por Ismael del Olmo

    Una aproximacin al trienio Liberal en la prensa revolucionaria del Ro de la Plata:

    anotaciones al Manifiesto de fernando vII en la gaceta de buenos aires

    por Franco Quinziano

    Historia y neutralizacin: el mesianismo judo de Gershom Scholem

    por Emmanuel Taub

    Historia y crtica. Enrico tedeschi en la renovacin de la cultura

    arquitectnica argentina, 1950-1970por J. Sebastin Malecki

    Parte del aire. foucault, las ciencias sociales y la prensa nacional en la primaVera

    democrtica

    por Mariana Canavese

    115

    175

  • Narrar lo inenarrable, imaginar lo inimaginable, comprender lo incomprensible.

    aproximaciones a las memorias sobre la experiencia concentracionaria

    desde una perspectiva antropolgicapor Mariana Tello

    Apartado conservacinEl arte de medir II: Desafos en la medicin de

    partculas en secciones transversalespor Fernando Marte, Marcos Tascn

    y Noem Mastrngelo

    211

    245

    Eadem Utraque Europa agradece a Matteo Goretti, presidente de la fundacin CEPPa, por la ayuda financiera brindada para la publicacin de este nmero.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    7

    IMaGEN DE taPa

    Las vicisitudes sufridas por el Retrato Alegrico del Ge-neral Urquiza reflejan quizs, las desventuras de sus pro-tagonistas. tanto las rivalidades ar-tsticas del pintor Baltasar verazzi como los recelos polticos de Justo Jos de Urquiza se conjugaron en una misma pieza que deambul sin rumbo por varias dcadas. Cruz ms de una vez el ocano para instalarse definitivamente en el Saln Blanco de la Casa Gris en la ciudad de Paran en los inicios del siglo xx.

    Baltasar verazzi, nacido en Pia-monte, estudi en la academia de Brera en Miln y fue uno de los dis-cpulos predilectos del veneciano francisco Hayez (1791-1882). Lleg al Ro de la Plata en 1853 y, duran-te sus primeros aos en Buenos aires, fue convocado por sus dotes artsti-cas para decorar el plafond y foyer del antiguo teatro Coln. Se augu-raba entonces para el pintor un fu-

    BaLtaSaR vERazzI (CaPREzzO 1819 - LESa 1886),

    RETRATO ALEGRICO dEL GENERAL URQUIzA, 1860

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    8

    turo promisorio, pues contaba ade-ms, con todo el apoyo de la prensa. El 7 de octubre de 1856, El Nacional publicaba: en el breve tiempo en que el Sr. verazzi vive entre nosotros, ha alcanzado ya una nombrada uni-versal en el pas.1 Sin embargo, las estrategias elegidas posteriormente para convertirse en un artista respe-tado no fueron las ms acertadas.

    Por un lado, ciertas disputas con Ignacio Manzoni, otro pintor italia-no oriundo de Miln, eran un ante-cedente desfavorable. Los serios con-flictos para el piamonts haban comenzado en 1858, cuando dio a conocer La ejecucin de Mara Es-tuardo. En esta obra, los rasgos del verdugo se asemejaban a Juan Bau-tista Cneo, una destacada persona-lidad de la colectividad itlica, ami-go de Garibaldi. a partir de all, la fuerte rivalidad entre los dos artistas se acrecent y los diarios del momen-to se ocuparon en varias oportuni-dades de sus reyertas.2 La desventaja para verazzi, era que el milans go-zaba de cierto favoritismo en la pren-sa oficialista, seguramente porque,

    1. El Nacional, 7. x. 18562. Mara La Munilla relata el conflicto

    desatado entre los dos pintores y la participacin de la prensa en el enfrentamiento artstico-ideolgico. Cfr. Siglo xIx: 1810-1870. En: Jos E. Buruca (dir.), Nueva Historia Argentina. Arte Sociedad y Poltica I. Buenos aires, Sudamericana, 1999, pp. 147-148.

    entre sus relaciones personales, se encontraba Bartolom Mitre. Man-zoni no solo haba retratado al mili-tar sino que tambin haba plasmado en sus lienzos la confusa batalla de Pavn, en donde Urquiza se retir sin ser vencido y Mitre recogi la victoria.

    Hacia 1860, la posicin inestable en la que se encontraba verazzi amn de la falta de un apoyo poltico que lo apadrinara fueron, casi con certe-za, los motivos que llevaron al artis-ta a retratar a Urquiza sin su consen-timiento. al mismo tiempo, Baltasar necesitaba demostrar que posea tc-nica y recursos pictricos para rei-vindicarse de las crticas a las que se vea sometido. Por esta razn, no conforme con representar al general a la manera de un mariscal francs, compuso el retrato de aparato como una alegora. De este modo, una se-orial cortina se abre para dejar en-trar a la victoria alada que corona de laureles al caudillo. La figura so-lemne de Urquiza, con su uniforme de brigadier y banda presidencial, est enmarcada por este escenario barroco con detalles del sistema icnico, propio de la pica revolu-cionaria francesa. Urquiza apoya su mano sobre una carta geogrfica de la Confederacin argentina y en me-dio de sus atributos bicornio con penacho, bastn de mando y un tin-tero cuyas plumas forman los colores nacionales se destaca la Constitucin

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    9

    jurada el 9 de julio 1853. Como cierre de esta puesta en escena, una osten-tosa columna con la inscripcin Igual-dad ante la ley sirve de pedestal a la estatuilla de bronce de la Libertad con yelmo, gorro frigio y pica.3

    3. Roberto amigo describe e interpreta minuciosamente El retrato alegrico de Urquiza. Cfr. Imgenes de la historia y discurso poltico en el Estado de Buenos aires (1852-1862). Arte Argentino de los siglos XVIII y/o XIX. Menciones Especiales. Premio telefnica a la Investigacin en Historia de las artes Plsticas. Buenos aires, fIaaR, 1999.

    Sin lugar a dudas, verazzi pre-tenda rendir homenaje a quien aca-baba de pactar la incorporacin de Buenos aires a la Confederacin y acuda a esa ciudad, a la jura de la Constitucin reformada. Con tal motivo el artista comunicaba, el 22 de octubre de 1860, que se encon-traba en exposicin pblica por trein-ta das en su taller de la calle florida El Retrato Alegrico del General Ur-quiza.4 Sin embargo, el momento

    4. El Nacional, 22.x.1860, p. 4, c. 2.

    leo sobre tela, 338 x 235 cm.adquisicin, c. 1922. firmado en ngulo inferior derecho: verazziProcedencia: Coleccin del artista 1860- 1922?; Goberna-cin de la ciudad de Paran, Entre Ros en la dcada del veinte (adquirido a Serafn verazzi, hijo del pintor).Exhibiciones: Ninguna

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    10

    para exhibir esta obra era inoportu-no. an cuando exista una tregua entre las provincias confederadas y Buenos aires, la situacin poltica era delicada. adular con esta pintu-ra al ex presidente, en territorio por-teo, era una apuesta riesgosa y una fuerte provocacin para sus adversa-rios. Lamentablemente, la jugada fracas por completo. Urquiza, no solo se abstuvo de visitar el taller donde se exhiba su cuadro, sino que se neg a recibirlo en su estancia de San Jos. El piamonts intent mos-trarle la inmensa obra trasladndola hasta all, pero falsos informantes haban convencido al caudillo de que la pieza haba sido ofrecida para rifa en Buenos aires. Ni siquiera las enor-mes dimensiones del lienzo lograron seducir al general. tal vez, el rechazo se debiera al alto precio puesto por el artista o quizs, al hecho de que no le faltaban a Urquiza pinturas que lo halagaran. Durante tres aos, Bla-nes haba trabajado en ocho grandes cuadros con las hazaas militares que vestan el palacio, adems de decorar la capilla y pintar varios retratos.

    Para agudizar la crtica situacin de verazzi, en junio de 1861, La Tri-buna denostaba de manera implaca-ble la figura del caudillo entrerriano, describiendo con irona El retrato alegrico de Urquiza.5 Como corola-

    5. El diario La Tribuna del 8 de junio de1861 publicaba Nada hemos visto ms exacto que este retrato y si no fuese

    rio de la afrenta, Baltasar se aventu-r entonces a realizar una Apoteosis del General Mitre, sepultada inme-diatamente por la prensa como mamarracho.6 Poco tiempo despus, atribulado por el trato recibido, Bal-tasar verazzi regres a su tierra natal llevando consigo sus trabajos riopla-tenses. a principios del siglo xx el hijo del artista todava conservaba en Italia todas sus obras.

    En la dcada del veinte, finaliz para la pieza su larga travesa. La pro-vincia de Entre Ros adquiri la pin-tura a los herederos del pintor. El lienzo volvi de su exilio para ubi-carse en la Casa de Gobierno de Pa-ran.7

    que una galantera de verazzi le ha dado la desembarazada y elegante postura de un mariscal francs, cosas verdadera-mente ajena al estanciero de San Jos, suavizando al mismo tiempo el gesto repulsivo y la expresin ferina de la fisonoma del general, ese lienzo parecera ms bien un espejo en que reflejaba la figura de Urquiza.

    6. La Tribuna, 26. Iv. 1862. Cabe destacar que ese mismo ao Cndido Lpez, discpulo de verazzi, haba retratado a Mitre copiando al Retrato alegrico de Urquiza pero sin la figura alada. La pintura fue donada por la Sra. de Risso Patrn al Museo Mitre.

    7. No se ha encontrado documentacin escrita sobre la compra de la obra. Solamente, una foto en las primeras dcadas de siglo xx, que registra el retrato de Urquiza en el Saln Dorado de Casa Gris en Paran, gentileza de Roberto amigo. fueron consultados

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    11

    La intensa y descuidada mani-pulacin que sufri el retrato de Ur-quiza, sumada a una mala tcnica de ejecucin y a reiteradas intervencio-nes, fueron las causas principales de su gran deterioro. En junio de 2005, el estado de conservacin era crtico y el taller taREa encar entonces una restauracin integral. adems del tratamiento de la estructura, que posibilit reforzar el soporte debili-tado, se removieron gruesas capas de repintes que desequilibraban crom-ticamente la pintura y que escondan incluso la firma de verazzi.

    La obra haba sido entelada pero esta antigua intervencin ya no cum-pla la funcin de refuerzo, por el contrario, era completamente obso-leta; la tela no soportaba la capa pic-trica y en toda la superficie, adems de mermas de pintura, haba impor-tantes desprendimientos. El proble-ma resultaba de una combinacin de varios factores. Exista una falla tc-nica en la ejecucin pero estaba acre-centada por el ir y venir de la pieza. Sin lugar a duda, cada uno de los traslados a los que se vio sometida la tela exigi el desmontaje de su bas-tidor y un embalaje en forma de ro-llo. an con una cuidada manipu-lacin durante estos procedimientos las obras estn compuestas, casi en

    adems el departamento de Patrimonio de la Gobernacin de Paran y el Museo Provincial de Bellas artes Pedro E. Martnez.

    su totalidad, por materiales orgnicos susceptibles a los cambios de tempe-ratura y humedad relativa, que alte-ran sus propiedades acelerando cual-quier proceso de deterioro. Es una certeza que las mudanzas repetidas fueron en desmedro de la conserva-cin del retrato. Las intervenciones sucesivas, lejos de mejorar la crtica situacin, la empeoraron.

    En primera instancia, el trata-miento llevado a cabo requiri varias consolidaciones, no solo para adhe-rir los fragmentos, sino tambin pa-ra corregir la deformacin en forma de cazoletas en que se encontraban los levantamientos de la capa pict-rica. Una vez asegurados los estratos fue ms sencillo determinar las zonas de limpieza. Los repintes cubran una gran proporcin de la obra y en al-gunos lugares el color estaba aplica-do directamente sobre la tela, sin ninguna base de preparacin por debajo. Es decir, que adems de una distorsin en la paleta cromtica exis-ta una gran irregularidad del plano. Por una parte, gruesas acumulaciones de pintura y, por otro lado, depre-siones que dejaban a la vista la trama de la tela del soporte. Regularizar la superficie exigi entonces, eliminar repintes y masillar las numerosas de-presiones con estucos que fueron entonados con colores al agua.

    De ah en ms se procedi a in-tervenir el soporte. Se quit el anti-guo entelado y se procur uno nue-

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    12

    vo que otorgara un refuerzo a la estructura y terminase de fijar los estratos pictricos, ya que la filtracin del adhesivo utilizado durante el pro-ceso contrarrestara definitivamente cualquier desprendimiento. tensada la tela nuevamente en su bastidor original, comenz la etapa de rein-tegracin cromtica, que implic largos meses de trabajo.

    finalmente, luego de una ardua tarea y recuperado todo su esplendor, el Retrato Alegrico del General Ur-quiza adorna nuevamente el Saln Blanco de la Casa Gris de la capital entrerriana, junto a El paso del ri Paran por las tropas libertadoras del General Urquiza (1897) de Emilio Caraffa y Retrato de Gervasio Posadas (1914) de Luis de Servi.

    Damasia Gallegos (IIPC-taREa/UNSaM)

    Bibliografa

    AMIGO, Roberto, Imgenes de la his-toria y discurso poltico en el Estado de Buenos Aires (1852-1862). Arte Argentino de los siglos XVIII y/o XIX. Menciones Especiales. Premio Telef-nica a la Investigacin en Historia de las

    Artes Plsticas. Buenos Aires, FIAAR, 1999, pp. 9- 57.

    BURUCA, Jos E. et al., Influencia de los tipos iconogrficos de la Revolucin Francesa en los pases del Plata. En: Comit argentino para el bicentenario de la Revolucin Francesa, Imagen y re-cepcin de la Revolucin Francesa en la Argentina. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1990, pp. 35-37.

    LUNA Flix, Justo Jos de Urquiza. Bue-nos Aires, Planeta, 2004, pp. 67- 69, 73, 79-122.

    MALOSETTI COSTA, Laura, Los prime-ros modernos. Arte y sociedad en Bue-nos Aires a fines del siglo XIX. Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2001, p. 62.

    MARN, Carlos, Urquiza y su gesta, de nuevo entre los suyos, El Diario, Paran, edicin digital, 28 de agosto de 2009.

    MUNILLA LACASA, Mara La, Siglo XIX: 1810-1870. En: Jos E. Buruca (dir.), Nueva Historia Argentina. Arte Sociedad y Poltica I. Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pp. 147- 148.

    RIBERA, Adolfo L., La Pintura. En. Historia General del Arte en la Argenti-na, tomo III. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, 1984, p. 287-292.

    RIBERA, Adolfo L., El retrato en Buenos Aires1570- 1870. Buenos Aires, Universi-dad de Buenos Aires, 1982, pp.135, 143, 151-155, 270-279, 289.

    VERAzzI, Retrato Alegrico del General Urquiza, leo sobre tela, 338 x 225 cm.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    13

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    RESUMEN

    En 1612 la Accademia della Crusca public su primer Vocabolario respondiendo con una herramienta lingstica a los casi dos siglos de debate sobre la lengua vulgar italiana y fundando un mtodo lexicogrfico que ms adelante sera modelo de sus pares espaol y francs. El presente artculo enfoca dos ins-tancias en la elaboracin del Vocabolario degli Accademici della Crusca esenciales para la Historia de las ideas lingsticas: la asociacin entre las academias y el saber sobre la lengua por un lado y los procesos de representacin de los vernculos en los albores de la consti-tucin de los estados nacionales por otro. En este sentido se analiza en primera instancia la transformacin de la brigata dei crusconi en Accademia della Crusca para abordar despus la construccin de sentido en torno a la legi-timidad del florentino como canon de lengua regulada. Proponemos poner en dilogo los manuscritos inditos internos a la Accademia con la obra publicada para explorar la gnesis y emergencia de conceptos tan caros a la prctica lexicogrfica como norma, prescrip-cin, tradicin literaria y uso.

    ABStRAct

    the Vocabolario degli Accademici della Crusca (1612) and the early European lexicographical method

    In 1612 the Accademia della Crusca publis-hed his first Vocabolario responding with a

    EL VOCAbOLARIO dEGLI ACCAdEMICI dELLA

    CRUSCA (1612) EN LOS INICIOS DE La PRCtICa

    LExICOGRfICa EUROPEaPor Mariana Lorenzatti

    Recibido: 22/10/12Aceptado: 07/01/13

    ffyL UBa

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    14

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    linguistic tool to the almost two centuries of dispute on the Italian vulgar language and founding a lexicographical method that would become a model for its Spanish and french counterparts. The present article focuses on two essential moments for the history of linguistic ideas in the elaboration of the Vo-cabolario degli Accademici della Crusca : the relationship between the academies and the languages knowledge, and the processes of vernacular representation in the constitution of national states. Thus, we analyze the trans-formation of the brigata dei crusconi in Acca-demia della Crusca in order to approach then the construction of the different meanings of the florentines legitimacy as a model of re-gulated language. We propose a link between the internal unpublished manuscripts of the Accademia and the Vocabolario to explore the genesis of significant concepts to the lexico-graphical practice such as norm, prescription, literary tradition and use.

    palabras clave: accademia della Crusca, lengua vulgar, lexicografa, tradicin, norma.key words: accademia della Crusca, vernacular language, lexicography, tradition, norm.

    Una mquina retrica1 que funciona con un tipo de inteligencia que le es pro-pia2, un imposible de la lengua3 o simplemente un libro segn

    1. Marazzini, C.: Lordine delle parole. Bologna, Il mulino, 2009, p. 93.

    2. Sarfati, G.-E.: dire, agir, definir: dictionnaires et langage ordinaire, Pars, LHarmattan, 1995, p. 50.

    3. Collinot, a. et f. Mazire: Un prt parler: le dictinnaire, Pars, PUf,

    el prlogo del Vocabolario degli Ac-cademici della Crusca (1612): inten-tos de tomar la medida de una posible definicin de diccionario. Ninguna de estas caractersticas ago-ta la complejidad de una obra que se nos sale de foco cada vez que in-tentamos mirarla de cerca. El Voca-bolario degli Accademici della Crusca (1612) como con cualquier otro diccionario nos pone frente a un artefacto siempre paradjico que usa la lengua en el mismo momento en que la describe, busca limitar pero debe repetirse. En nombre de esa tautologa propia del funcionamien-to de todo diccionario, quizs inspi-rados por esa misma maquinaria, presentamos una primera aproxima-cin al Vocabolario con una escena que, tal como los diccionarios, se seala y repite a s misma: se trata de dos fragmentos de prlogos que fun-cionarn aqu como prlogo del abor-daje del Vocabolario.

    () cause de la maniere de tra-vailler des Compagnies en general & de lAcadmie en particulier, o tous ceux qui la composent disent successivement leur avis sur chaque mot & ou la diversit des opinions apporte necessairement de grands retardemens. La celebre Acadmie de Florence connu sous le nom del-la Crusca en est une preuve convain-cante. Elle a employ quarante ans composer le dictionnaire dont

    1997, p. 2.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    15

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    elle a enrichi la Langue Italienne & plus encore laugmenter & le perfectionner4

    dictionnaire de lAcadmie franaise (1694)

    No era decente nosotros, que lo-grando la fortna de encontrarla [la lengua] en nuestros dias tan perfecta, no eternizassemos en las prensas su memria, formando un diccionario al exemplo de las dos celebradissimas Acadmias de Pa-rs y Florencia () Covarrubias bien que como era nico, no con-sigui saliesse su obra tan perfecta, como si ella huviessen concurrido muchos: lo que executaron las dos Acadmias Francesa, y de la Crus-ca: y no pareca justo, que no su-pliessemos, siendo muchos, lo que nuestro Covarrubias no hava po-dido lograr, por ser solo. diccionario de Autoridades, Real

    Academia Espaola (1726)

    4. () debido a la manera de trabajar de las compaas en general y de la Academia en particular, donde todos los que la componen opinan sucesivamente sobre cada palabra y la diversidad de opiniones necesariamente causa grandes retrasos. La clebre Academia de Floren-cia conocida con el nombre de della Crusca es una prueba convincente en ese sentido. Emple cuarenta aos en componer el diccionario con que enriquece la lengua italiana, y ms an la aumenta y perfecciona.

    Los dos fragmentos coinciden en interpretar como antecedente la ca-lidad colectiva del mtodo lexicogr-fico de la Accademia della Crusca. La asociacin entre una academia y la regulacin de la lengua en un dic-cionario es tambin el punto de par-tida del recorrido que sigue. El inte-rs por la gnesis de este vnculo que rene a un grupo de hombres en torno a la construccin de un saber legtimo sobre la lengua est adems sustentado en la gran cantidad de material manuscrito (previo y con-temporneo a la elaboracin de Vo-cabolario de 1612) que los acadmi-cos dejaron disponible.

    Conservados hoy en el Archivio Storico Severina Parodi de la sede actual de la Accademia en Villa Me-dicea del Castello, los documentos han recorrido suertes muy dispares que podran sintetizarse en cuatro fases generales de clasificacin archi-vstica:

    La fase original es la que realizaron los acadmicos contemporneamen-te a sus actividades, desde el primer diario della Accademia individuali-zado por el nombre del acadmico que en ese perodo oficiara de secre-tario se indica todo otro espectro de escritura: las Leggi, la nmina de aca-dmicos y el diario delle cose attenen-ti al Vocabolario. El afn por y preser-var y clasificar lo escrito se incrementa a medida que va tomando forma el Vocabolario, as se explica la conser-

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    16

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    vacin de copias y borradores (del prlogo, de instrucciones y de las le-yes de la Accademia).

    La segunda etapa, tambin a car-go de acadmicos durante dos pero-dos (fines del xvII y mediados del xvIII), incluye nuevas numeraciones a partir del material recuperado, lis-tas y reagrupaciones del material exis-tente. Una parte importante de los documentos elaborados en la prime-ra etapa estuvo perdida por mucho tiempo: es mayormente lo recopila-do por alessandro Segni, llamado Il Guernito, quien funcion como se-cretario desde 1676 aunque no fue nombrado oficialmente hasta 1696. Muri al ao siguiente y no se ocu-p de registrar los hechos de la Ac-cademia en el diario pero s de or-denar los archivos escritos hasta ese momento. El resultado de su traba-jo es el Repertorio de 15 tomi d os-servazioni sopra il Vocabolario della Crusca que l mismo titul as.

    al morir Segni se perdi el rastro de esos escritos hasta que Rosso an-tonio Martini (secretario desde 1754 a 1761) decide reordenar el material de los inicios de la Accademia y ad-vierte la falta de documentos men-cionados en el diario. Desde ese mo-mento se inicia la bsqueda, en 1753 muere el ltimo heredero de Segni y sus bienes quedan a cargo de vin-cenzo Riccardi, tambin acadmico. al examinar sus papeles encuentran todo el material perdido que, una vez ordenado, se titula Carte Segni.

    Segni a su vez haba clasificado dichos manuscritos en dos grandes grupos: Ms. v y Ms. vII. Se conser-v dicho cdigo y se agreg a cada grupo ms material con un criterio temtico y en algunos casos se ante-puso una lista que reagrupaba aqul primer Repertorio.

    La tercera fase estuvo a cargo de Severina Parodi (de all el archivo lleva actualmente su nombre) a par-tir del traslado de la Accademia en 1974 a su sede actual. Uno de los problemas de la dispersin del ma-terial, en aquellos primeros aos de la Accademia y hasta el momento de la asignacin de una sede definitiva, fue justamente la necesidad de ubicar los documentos en distintas casas (a partir del xvII) y despus en custo-dia de distintas bibliotecas florentinas. Con sede propia, pudo rastrearse todo el patrimonio manuscrito e im-preso y all reclasificarlo. La ltima y actualmente en curso fase archi-vstica es la nueva codificacin por perodos y la reagrupacin en series junto a la digitalizacin de manus-critos.

    En las referencias de los fragmen-tos citados de estos manuscritos to-mamos la fase archivstica de Seve-rina Parodi, que en su mayor parte respeta la numeracin de mediados del xvIII y la original de Segni. Pa-ra simplificar la identificacin del manuscrito citado y, claro est, por-que an hoy algunos cdigos son provisorios anteponemos la refe-

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    17

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    rencia a un ndice propio con dos secciones: 1) el registro de actividades de la Accademia y 2) Material prepa-ratorio para el Vocabolario.

    Es decir, elaboramos una reagru-pacin y un ndice interno teniendo en cuenta slo el grupo de manus-critos con los cuales efectivamente trabajamos, ya sea en su versin trans-cripta como en las reproducciones fotogrficas. En las citas de los textos manuscritos se marcar slo un su-perndice con el cdigo del ndice interno (por ejemplo: diario del Vo-cabulario 2.1.a) cuya referencia, junto a una breve descripcin del conteni-do y el perodo, figuran en el ndice despus del ltimo apartado. Propo-nemos entonces poner en dilogo todos los documentos internos (1585 a 1612) con la primera edicin del Vocabolario (1612).

    I De la brigata a la

    Accademia

    Uno de los pocos escritos en nom-bre propio que se conservan en el Archivio Storico es el registro per-sonal escrito por el primer secretario, Piero d Bardi5, con las memorias

    5. Maraschio en Lionardo Salviati, Piero de Bardi e lorigine dellaccad-mia della Crusca en discorsi di lingua e letteratura italiana per Teresa Poggi Salani. Pisa. Pacini, 2008

    relativas a los primeros aos del gru-po antes de su formalizacin como Accademia della Crusca. Las circuns-tancias que describe Bardi son buena muestra de los trminos en que la cultura del siglo xvI interpret el nexo entre el saber y el reunirse: en-tre 1570 y 1580 un grupo compues-to por Gian Battista Deti, anton francesco Grazzini, Bernardo Cani-giani, Bernardo zanchini y Bastiano de Rossi se reuna en casa de uno u otro amigo alternativamente sin de-clarar objetivos concretos ni fechas regulares de encuentro, slo en torno a la literatura en lengua vulgar. Lean

    reproduce el texto conservado (un manuscrito de difcil lectura, con mrgenes percudidos que afectan al texto) con ayuda de una copia del xvI (en el diario de Buonamttei a mano de andrea alamanni) y encuentra entre estos dos textos datos suficientes para demostrar que si bien el texto original est fechado en 1583, tuvo que ser escrito despus de 1584. Uno de los ndices que toma Maraschio es el anacronismo que significa nombrar a Salviati como Infarinato, nombre acadmico que le fue asignado a fines de 1584. Se suman a estas pruebas varios indicios que abonan a la imposibilidad de Bardi de estar efectivamente presente en esos momentos de la Accademia. Para nuestros objetivos, esta suerte de puesta en escena de Bardi es importante para observar en qu trminos se planteaba en aquella primera poca las determinaciones que, una vez adoptada, impondra la forma academia.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    18

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    y comentaban obras, componan ci-calate y oraciones en tono humors-tico, se llamaban a s mismos brigata dei crusconi ocupados en cruscate. Es-tos, entre otros tantos gestos, buscaban representar una contrapartida irnica de la seriedad y formalidad de la Gran academia (as llamada la Fiorentina) de la cual dos de ellos formaban par-te contemporneamente (Deti y Ca-nigiani) y uno haba sido miembro fundador (Grazzini).

    a este inicial grupo se le fueron sumando otros amigos, igualmente el nmero no aument significati-vamente: no ms de diez al unirse Salviati (1540-1589) en octubre de 1582. Su ingreso marca no slo la frontera entre la brigata y la Accade-mia sino gran parte del trayecto des-de la fundacin hasta la tercera edi-cin de 1691. vale la pena, entonces, demorarse un momento en su figu-ra y en el estado de la tratadstica sobre la lengua para entender el pa-pel que all asume y as el sentido de la formalizacin que se opera a par-tir de su intervencin, que convierte a estos primeros crusconi en acad-micos dedicados a la regulacin de la lengua.

    La teora de las Prose della volgar lingua (1525) de Bembo despus llamada clasicismo vulgar en su de-fensa del valor literario del xIv como garanta de un canon de uso regular contrapuesto y abiertamente distan-

    te6 al uso contemporneo de floren-cia, haba significado una especie de herida a la florentinidad (comillas propias) que L Ercolano de varchi (1570) intent subsanar. Recordemos que a pedido del Granduca, varchi7

    6. Reproducimos aqu el momento del ataque directo al habla contempor-nea de florencia en Bembo, P. Prose della volgar lingua, Gli Asolani, Rime (a cura di Carlo Dionisotti) torino, UtEt,1996. Egli mi pare bene, da una parte che per contento se ne deva tener Guiliano, perci che egli ha sensa sua fatica quella lingua nella culla e nella fascie apparata ma dallaltra viemmi talora in openione di credere che lessere a questi tempi nato fiorentino, a ben volere fiorentino scrivere, non sia di molto vantaggio. Perci che, come suole naturalmente avvenire, che le cose delle quale abondiamo son da noi men care avute, onde voi toschi, del vostro parlare abondevoli, meno stima ne fate () non ne cercate altramente gli scrittori, a quello del popolaresco uso tenedovi (I,35) [Me parece bien que Giuiliano se tenga por contento por creer que sin esfuerzo le fue dada aquella lengua con la cuna y los paales, pero por otra parte pienso que en estos tiempos, el ser nacido en Florencia, si es que se quiere escribir bien en florentino, no es ventajoso. Porque, como naturalmente suele pasar, no apreciamos las cosas que tenemos en abundancia y ustedes toscanos, teniendo la lengua en abundancia, no la tienen en estima y no usan las palabras de los escritores sino las del populacho] (I, 35).

    7. varchi (1503-1565) adems de

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    19

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    haba intentado poner nuevamente en juego la posibilidad de establecer la norma cannica incluyendo la len-gua contempornea de florencia.

    a Cosimo, como sabemos, no se le escapaba la ventaja de contar con un modelo de lengua vlido para toda la toscana ni la potencialidad de la lengua como instrumento para acrecentar el prestigio y la potencia de la ciudad. La obra de varchi sig-nific un hito que cerr una serie de fracasos anteriores en el marco de la Accademia Fiorentina quien tena en la regulacin de la lengua uno de sus principales mandatos; varchi mismo era miembro de una comisin crea-da en 1550 para componer una obra que fijara las normas de uso del flo-rentino. Los miembros de la comisin entendan la necesidad de una obra que corrigiera la de Bembo pero jus-tamente la distinta lectura que cada uno haca de dicha obra llev a re-trasar el cumplimiento de la misin oficial, dejando al menos un registro de las disputas y la modesta declara-cin de incapacidades en Ragiona-mento sopra la difficult di mettere in regole la nostra lingua, compuesto por Gelli ya fuera del grupo en 1551. Ese mismo ao Giambullari, otro de sus

    LErcolano tambin tuvo a su cargo, por pedido de Cosimo I, la composi-cin de una historia contempornea de firenze y fue candidato a presidir la accademia. Su Storia Fiorentina fue publicada recin en 1721.

    miembros, publica una gramtica que integra el texto de Gelli al final del propio y nos deja as el singular ttulo de la lingua che si parla e scri-ve in Firenze. Et un dialogo de Giovan batista Gelli sopra la difficult dellor-dinare detta Lingua. La obra, desde ya, no tena la representatividad que el Granduca haba deseado y fue pu-blicada por cuenta propia del autor y no en nombre de la Accademia Fio-rentina.

    Con LErcolano varchi conjug los principios puristas de Bembo con el encargo de Cosimo en un entra-mado terico singular8 que le permi-

    8. varchi hace mucho ms que cumplir con los designios del Granduca. Discute todos los argumentos de la questione hasta all tratados y partiendo de Bembo construye un sistema de clasificacin de las lenguas en base a una serie de biparticiones para hacerle lugar al habla (favellare). Su estrategia es trazar un mapa de lenguas que siempre tenga en alguno de sus trminos a la lengua hablada, de forma tal que cuando se pregunta finalmente se la lingua se deba imparare dagli scrittori o dal polpolo, la respuesta obligada sea que la lengua est en estas dos manifestaciones porque las dos formas, la popular (popolare) sin registro escrito y la culta de la literatura (luso colto) estn en la naturaleza misma de la lengua. La propuesta del florentino vivo se justifica entonces en los sentidos: es la que ha dado mejores muestras de calidad y aqu su adhesin a Bembo y la que en ese momento

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    20

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    ta afirmar que junto a la lectura de las tre corone, la condicin de floren-tino es enormemente ventajosa a la hora de escribir y hablar la lengua modelo. Sus principios permitan a florencia postularse nuevamente al control sobre la lengua, que el xito de la teora bembiana les haba hecho escapar de las manos en palabras de Marazzini9. Hay que decir, sin em-bargo, que el camino quedaba abier-to y en absoluto recorrido, LErcolano recibi la aprobacin oficial pero al publicarse no alcanz ni la difusin ni el prestigio de las Prose ,que segua siendo la obra de consulta por exce-lencia. Ese camino iniciado por var-chi es retomado por su principal dis-cpulo: Lionardo Salviati, quien ya a mediados de 1570 haba tomado el lugar de su maestro como Il primo huomo di Fiorenza nelle cose della lin-gua10 en la Accademia Fiorentina. En rigor, Salviati haba comenzado a ser considerado como tal a partir de su activa participacin en una de las

    garantiza la intercomprensin.9. Marazzini, C.: La lingua italiana.

    Profilo storico, Bologna, Il Muli-no,1998, p. 67.

    10. La cita [El primer hombre de Florencia en cosas de lengua] figura en una carta que enva Cortile a francesco De Medici el 4 de febrero de 1576, segn transcribe vitale en vitale, M.:Loro nella lingua: contributi per una storia del tradizionalismo e del purismo, Milano-Napoli, Ricciardi, 1986, p. 122.

    polmicas subsidiarias a la questione en s, en particular en la disputa en-tre los modelos de lengua de tasso y ariosto11. En estas condiciones se une a aqul primer grupo que, tal como quiere representarlo Bardi en su diario, segua ocupado en sus cruscate. Segn este relato, Salviati, despus de alegrarse por poter feste-volmente con tanti amici suoi trapas-sar l ore.12 propone:

    Mi pare cosa poco convenevole che spendiate il tempo in cose onorate sensa fine particulare, e, per cos dire, senza saper perch.seguitando il nome di crusca e vivendo alle-gramente quelli medesime opera-zioni virtuosi che si fanno ora si facciano con ordine ordinato, in maniera che sia con nostra com-modit e piacere, che noi non pi crusconi ci facciamo chiamare ma Accademici della Crusca, che fac-ciamo tutto quello che habbiamo

    11. ariosto con su edicin de 1532 del Orlando Furioso y tasso con la definitiva Gerusalemme liberata de 1581 representaban dos puntos opuestos en la aplicacin concreta de las teoras sobre la lengua en disputa: el primero expurg su propia obra en base a las Prose de Bembo; el segundo, ms cercano a la teora cortesana, compuso su pica en base a elecciones gramaticales y lxicas por fuera del modelo trecentista de las Tre Corone.

    12. Poder alegremente con tantos amigos pasar las horas.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    21

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    fatto infino ad ora ma apparisca con pi magnificenza.13

    Las advertencias de zanchini (ni-co contrario a la propuesta de Salvia-ti) ponen de manifiesto la represen-tacin de un aspecto en particular de la accademia como forma:

    A uomini di tempo e da altre cure intrigati potesse venire a fastidio il ragunarsi, il crear magistrati, il pensar a stanze, a legger con ordi-ne e a far tant altri esercizi Acca-demici, sensa i quali ovvero sarem-mo accademici da burla o non Accademici14.

    Sus protestas se probarn funda-das: los primeros aos de la Accade-mia della Crusca estarn poblados

    13. Me parece poco conveniente que gastemos el tiempo en cosas honorables sin ningn fin en particular y, por as decir, sin saber por qu. Conservando el nombre de crusca y viviendo alegremen-te las mismas actividades virtuosas que ahora se hacen, podemos hacerlas en orden, de manera que sea cmodo y placentero, y as no nos llamemos ms crusconi sino Acadmicos della Crusca, y hagamos todo lo que hemos hecho hasta aqu pero aparezca ahora con ms magnificencia.

    14. A hombres con el tiempo ocupado en otras cosas, puede darles fastidio reunirse, crear magistrados, pensar en un lugar fijo donde estar, leer en orden, escribir y hacer tantos otros ejercicios acadmicos, sin los cuales seremos acadmicos burlados o no acadmicos.

    por una verdadera multitud de asun-tos relacionados a stos enumerados por l: se regulan cargos, leyes, crono-gramas de reuniones y vacaciones, nombres y motes acadmicos atte-nenti a crusca en su nuevo sentido15

    15. El equivalente de crusca en castellano es salvado de trigo. aparentemente a partir de la sentencia separare la crusca della farina en el sentido de distinguir lo que sirve de lo descartable que an hoy se conserva farina y crusca se asociaron a la idea de seleccionar lo que vale y desechar lo intil. as, la farina se identifica con lo selecciona-do o elegido y la crusca con lo accesorio. Este sentido de crusca como sinnimo de algo intil o sin valor (cosa umille e di scarsa utilit) est documentado en el Tesoro della lingua italiana delle Origini ya desde el siglo xIv, el dizionario Storico della lingua italiana del tLO (tesoro della Lingua italiana delle Origini) registra este uso como figura: cosa umile e di scarsa utilit en Leggenda aurea xIv sm (fior), cap. 46 San Gregorio vol. 1 pag. 381.21 () leggete le operette del beato Agostino e paesano vostro e, a comparizione di quella neta farina non andate caendo la vostra crusca. a partir de esto, Salviati en la incmoda posicin de no cambiar el nombre del grupo y a la vez eliminar su sentido jocoso propone que de all en ms crusca no se referir a los acadmicos sino al proceso que stos hacen al depurar y seleccionar lo valioso de la lengua vulgar. Una vez delimitado el nombre de la accademia, el sentido de crusca deba expandirse hacia todas las deter-minaciones segn las tres leyes

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    22

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    (segn el segundo captulo de los diecinueve de las Leggi), in-cluso una palla para representar a cada integrante; es decir, como tantos grupos contemporneos, instauran una micro sociedad mimtica de la real sustentada en la creacin de significados diferenciales que ponen en fun-cionamiento la forma academia. El propio zanchini adoptar tiempo despus Macerato como nombre acadmico, da voi vien prima il seme como mote y comul-gar con los dems en la transforma-cin. fundada la Accademia no seran ni Bardi ni Salviati sino L Inferigno y L Infarinato y el consentir ser por votacin y no por estar de acuerdo sin ms. veamos entonces de qu se tratan en sus inicios los ejercicios aca-dmicos segn las primeras lneas del diario dellInferigno1.b:

    1585 Gli Accademici della Cruscca in sufficiente numero radunati a d 12 Marzo ordinaro e vinsero per partito le infrascritte cose, cio;Che gli esercizi della Accademia siano debbano esser questi princi-palmente:LeggereComporre eFesteggiareFare spettacoli

    (aprobadas el 3 de agosto de 1589) que regulan la aplicacin a todo el conjunto de significaciones que pone en escena la nueva Accademia.

    Sigue a esto la lista de los acad-micos nombrados sin sus nombres acadmicos para cada puesto: Arci-consul, Consejero, Censor, Secretario.

    Si entendemos con Petrucci que todo acto de escritura instaura una relacin entre espacio escrito y no escrito, entre negro y blanco16 este primer da del diario es ms una ne-gociacin que una relacin ya fijada. Un convenio entre lo que an no son y lo que quieren ser, en verdad deben, a partir del reemplazo de siano por debbano esser. Ya regularon que las reuniones seran tales a partir de un mnimo necesario de asistencia: in sufficiente numero radunati pero no la cantidad de miembros necesarios (ms tarde estar regulada y despus de la fecha con la frmula Saduno lAccademia in numero di se con-signar siempre el nmero de acad-micos presentes). No decidieron los

    16. Petrucci, a. : La ciencia de la escritura, Buenos aires, fCE, 2003, p. 18.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    23

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    nombres acadmicos de cada uno y acaban de decidir que festeggiare no estar entre los esercizi. Estas marcas representan en qu medida la Acca-demia est todava en proceso de for-macin. a su vez, ya resolvieron el hecho mismo de llevar un diario, los cargos y su jerarqua, y, desde ya, leggere, comporre y fare spettacoli, ac-tividades que no nos dejan muy lejos de la antigua brigata.

    Evidentemente comporre define la continuidad de esta especie de re-pblica de las letras auto regulada la brigata y no refiere a la elabo-racin del Diario ni a la escritura de las Leyes, para este tipo de escritura los acadmicos usarn scrivere o no-tare. Justamente es esta la tarea que se lleva a cabo al anotar lo que aqu leemos: la escritura se declara como composicin literaria y se ejerce en este sentido formal, casi administra-tivo. Entre la infinidad de actos fundacionales que caracteriza la formalizacin de las academias segn Quondam17 est la progresiva iden-tificacin con un rea de inters. Los crusconi, ya asumidas las proporcio-nes de academia, se dedicarn al es-tudio de la lengua vulgar y finalmen-te la elaboracin del vocabolario ser la principal entre los ejercicios acadmicos. Enfocaremos a conti-nuacin cmo se entretejen las aspi-

    17. Quondam, a.: Le accademie en Da Pozzo G. (a cura di) Storia Letteraria dItalia, Roma, Piccin Nuova Libraria, 2001, p. 838.

    raciones de la accademia con la labor lexicogrfica.

    II Lexicgrafos

    El primer exponente de un anli-sis sistemtico de revisin y com-paracin de obras del buon secolo es la publicacin en 1595 de los resul-tados del trabajo filolgico comen-zado en 1590: La divina Commedia di dante Alighieri, nobile fiorentino, ridotta a miglior lezione dagli Acca-demici della Crusca. Es durante este perodo cuando se puede observar en el diario.1.b , junto al mencionado registro minucioso de nombramien-tos, fiestas, visitas, etc., una progre-siva inclinacin hacia la revisin crtica y comentario de obras junto a un perfeccionamiento del sistema de trabajo colectivo con las fuentes. Es justamente en estas circunstancias cuando por primera vez aparece la propuesta del mtodo lexicogrfico para el Vocabolario, segn se lee en el diario del 6 de marzo de 1591: Si discorse del modo di fare il vocabolario ()18. Siendo esta la primera mencin con respecto al proyecto, es evidente que la decisin misma de ocuparse del asunto pasa en total silencio. Sa-bemos, adems, que el trabajo de revisin de la Commedia fue contem-porneo al de recoleccin que se in-

    18. Se discurre sobre el modo de hacer el vocabulario.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    24

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    dica ese mismo da por el registro del 13 de noviembre del mismo ao, que reproducimos completo para ilustrar una combinacin de tareas nom-bramientos, revisin de la Commedia, trabajo con el Vocabolario tpica de este perodo:

    Si comisse allo Mbozimmato che favellasse allaccademico nuovo e cavassene risoluzione se voleva fa-re lentrata o no. In quanto a dante, si diliber che si desse principio alla correzione del suo testo secondo che era stato risoluto nella generale adunanza; e, per non impedire il fatto del Vo-cabolario col fare tale correzione nella stanza dell Accademia, lar-ciconsolo elesse la casa sua per quel fatto e nvitovvi chiunque volesse andarvi per la stessa sera, nella quale si diede principio19

    as, la concomitancia de las dos tareas filolgica y lexicogrfica fun-ciona como parte de un mismo ejer-cicio de organizacin entre hombres y obras: distribucin del material,

    19. Se encarg al Mbozimmato que hablase con el acadmico nuevo para resolver si debe entrar o no a la Accademia.Con respecto a dante, se decidi iniciar la correccin de su texto segn ya haba sido resuelto en la reunin general y, para no interrumpir la obra del Vocabolario con dicha correccin en la sede de la Accademia, el archiconsul eligi su casa para hacer los trabajos de Vocabolario e invit a quien quisiera acompaarlo esa misma noche, cuando se dio inicio al trabajo.

    eleccin de las fuentes y deliberacin del mtodo son comunes a las dos actividades y comparten entonces la impronta de un mtodo colectivo; por esto no es una sorpresa encontrar instrucciones tan precisas y compac-tas20 en el registro del mismo da en que aparece por primera vez men-cionado el Vocabolario. Por otro lado, la muerte de Salviati es crucial a la hora de interpretar los procesos me-diante los cuales la Accademia se cons-truye como enunciador legtimo: su ausencia fuerza una horizontalidad en el trabajo concreto y a la vez deja disponible una suerte de patrimonio exclusivo de la Crusca desde el cual podrn identificarse con el canon establecido por su fundador. Si bien en el diario no se vuelve a mencionar su nombre, las evidencias de su im-pronta proliferan en el resto del ma-terial:

    En las Osservazioni sulle voci2.2 leemos con frecuencia indicaciones como: Intorno a questa voce si veggia L Infarinato negl Avvertimenti a c. 223 21.En las Risoluzioni de 16062. 2.2 se advierte a los acadmicos: delle minnuzie grammaticali, come nomi, verbi, tempi, casi, articoli, pronomi,

    20. tratamos en detalle de estas instrucciones llamadas Istruzione per lo spoglio en el siguiente apartado.

    21. El 4 de septiembre de 1592: Con respecto a esta palabra, vase L Inferigno [Salviati] en Avvertiment Se refiere a Avvertimenti della lingua sopra l decamerone compuesto entre 1584 y 1586.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    25

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    proposizioni, avverbi e simili, rimet-tersene al Salviati in tutto e per tutto22. En el prlogo a la obra que figura bajo el ttulo A Lettori hay cuatro referencias explcitas: en las primeras dos23 se menciona junto a Bembo en torno al criterio de seleccin de los autores; ms adelante se enva direc-tamente a sus obras (los Avvertimen-ti della lingua y el proemio de la edicin del decamerone) con indiciacin es-

    22. Con respecto a las minucias gramatica-les como nombres, verbos, tiempos, casos, artculos, pronombres, preposicio-nes, adverbios o similares, guiarse en todo y por todo a Salviati.

    23. Reproducimos estas dos primeras referencias para no perder de vista la singularidad del contexto de aparicin de Salviati como fuente: en el primer caso entre parntesis Nel compilare il presente Vocabolario (col parere dellIllustrissimo Cardinal bembo, de deputati alla correzion del boccaccio dellanno 1573. e ultima-mente del Cavalier Lionardo Salviati) abbiamo stimato necessario () En el segundo caso , advirtiendo la separacin a partir de la fuente: il Cavalier Lionardo Salviati negli Avvertimenti della lingua Volume primo, lib. 2. cap. 12. E nella tavola de titoli de libri del miglior secolo, al principio del volume 2. da quali potr il lettore cavar la regola, e lo ntendi-mento delle qualit di questi nostri alle-gati autori. E bench noi nabbiamo spogliati alcuni, non posti dal Cavalier Salviati nel suo catalogo, si potr nondimeno, allavvenante di quegli, andar giudicando parimente di questi, tra i quali ci h niuna, o pochissima differenza.

    pecfica de captulos. Incluso despus de la publicacin de la obra, Paolo Beni en su LAnticrusca (publicada pocos meses despus del Vocabolario) quien parece haber conocido bien a su enemigo, escribe: () epur la Cru-sca coll suo Salviati, a cui in tutto si rimette, vuol che si dica (.) y ms adelante, considerando la teora del Avvertimenti casi como una virus que infecta la obra de la Crusca:

    Si diede anchegli[Salviati] a ri-formar il boccaccio, con restrin-gersi a dar avvertimenti sopra la lingua. Cos avenne ch ei ridusse negli Avvertimenti da lui scritti sopra la lingua le precedette paro-le e maniere di parlare, con disegno di spargerne (come poi fece) il Vo-cabolario, di cui il predetto libro degl Avvertimenti fu auspice e pa-raninfo24.

    24. En Beni, P.: Lanticrusca overo Il paragone dellitaliana lingua: nel qual si mostra chiaramente che lantica sia inculta e rozza e la moderna regolata e gentile. Edizione anastatica, firenze, accademia della Crusca e Casa editrice Lettere, 1983. Captulo Iv, parte I: () es ms, la Crusca con su Salviati, a quien en todo siguen, quieren que se diga ().Se dedic tambin l [Salviati] a reformar a boccaccio, restringindolo para dar advertencias sobre la lengua. As resulta que recogi en sus Avvertimenti las palabras y modos de decir con el proyecto de esparcirlas (como despus hizo) en el Vocabolario, del cual dicho libro Avvertimenti fue auspicie y paraninfo.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    26

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    En resumen, la filiacin directa con los presupuestos de Salviati en particular con los Avvertimenti della lingua sopra l decamerone es resuel-ta, ejercida y declarada por los propios acadmicos y reclamada por el primer gran opositor a la Crusca.

    as las cosas, su sorpresiva desapa-ricin deja a los acadmicos en la par-ticular situacin de contar con una posicin con respecto a la questione della lingua, con un prestigio asocia-do a la regulacin, incluso con un criterio claro de seleccin del lxico.

    En sus generalidades, la historia de la Accademia, desde aquellas pri-meras cruscate hasta elaboracin con-junta del mtodo lexicogrfico, en constante lucha por conseguir finan-ciamiento y tiempo para sus tareas y aprendiendo el mtodo de seleccin a medida que lo elaboran, adquiere tonos de hazaa si pensamos que an desaparecido el mentor y propulsor de la elaboracin del Vocabolario, la obra llega elaborarse sin su partici-pacin y al publicarse se transforma rpidamente en referencia obligada de sus pares europeos. Sin embargo, el asumir una posicin con respecto a la lengua, las incomodidades de aplicar los principios declarados, el equilibrio entre definiciones y ejem-plos, entre otras circunstancias, son parte de una relacin tensa entre mo-delo y uso presente en todo diccio-nario. En este sentido, no hay nada de particular en el peso de Salviati en la voz del enunciador que en la

    Accademia asume la tarea lexicogr-fica. vale decir, el Vocabolario, como todos los de su gnero, presupone y necesita poner en obra una posicin con respecto a la lengua, a sus lmites y proyecciones. Durante los largos aos de elaboracin, no volver a aparecer una figura equivalente a la de Salviati, quien desde all funcio-nar como eje del estado del saber lingstico25 .a ese carcter acfalo los acadmicos debern, en ltima instancia, una de sus marcas distin-tivas: el carcter colectivo de la ela-boracin del mtodo lexicogrfico.

    En los apartados que siguen re-correremos las distintas partes de la obra ttulo, introduccin y cuerpo tal como aparecen ante el lector, bus-cando poner en dilogo el Vocabola-rio con los materiales preparatorios y los Diarios para determinar las for-mas en que asume la Accademia su labor lexicogrfica.

    III caminos hacia el primer plano: el nombre de la

    obra

    El Vocabolario es as nombrado desde su primera mencin (6 marzo de 1591) hasta el ltimo re-gistro en torno al trabajo de elabo-

    25. Sarfati, G.-E. : dire, agir, definir: dictionnaires et langage ordinaire, Pars, LHarmattan, 1995, p. 44.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    27

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    racin el 29 de julio de 1608 In piena Accademia il Trito Archiconsolo diede conto, non solo della fine del Vo-cabulario, ma che si era copiato pi di un terzo26. Si confrontamos estos da-tos con las maneras en que se nom-bra al conjunto de lxico de una lengua en el perodo anterior y con-temporneo al trabajo de la Crusca, podremos ver lo dismil e irregular de los trminos27, es imposible esta-blecer una regla de aparicin de vo-cabolario / dizionario que nos permita identificar la posicin de la Crusca con alguna tradicin en par-ticular, an hoy, segn registra De Mauro, los trminosson usados en modo promiscuo en el uso corriente

    26. En 1591:Si discorse del modo del fare il Vocabolario y en 1608: En plena Accademia el Archicnsul Trito da cuenta no slo del fin del trabajo del Vocabolario sino tambin de que ya se ha copiado ms de un tercio.

    27. Un breve recorrido por las obras anteriores a la Crusca en Italia basta para comprobar que vocabolario no se restringe a las obras y /o glosarios monolinges en lengua vulgar, ni dizionario se identifica necesariamen-te lxicos bilinges vulgar-latn. al respecto, ver Della valle, v.:La lessicografia en asor Rosa, a. (dir): Storia della lingua italiana, torino, Giulio Einaudi editore,1993; folena, G.:Il linguaggio del caos. Studi sul plurilinguismo rinascimentale,torino,Boffati Boringhieri, 1991; Marazzini, C.: Lordine delle parole Bologna, Societ Editrice Il mulino, 2009.

    incluso en el ttulo de obras signi-ficativas28.

    En el cuerpo de la obra no hay entradas independientes para ningu-no de los dos trminos: en el caso de dizionario son definidas dizione y dire; en el caso de vocabulario slo est el reenvo a vocabolo. all, des-pus de la definicin, la equivalencia latina y los ejemplos de autor, nos encontramos con una segunda acep-cin en verdad notable:

    E da VOCAbOLO, VOCAbO-LARIO, che questo libro29.

    28. De Mauro, t. : La fabbrica delle parole, torino, UtEt, 1995, p. 39.

    29. En la segunda edicin (1623) el trmino sigue sin tener una entrada independiente pero se le agrega a sta, que en el resto de su estructura permanece idntica, una definicin muy breve: E da VOCAbOLO VOCAbOLARIO, che una raccolta di vocaboli, come questo libro y un ejemplo de Lettera a bacio Valori de Bernardo Davanzatti, autor moderno de poca fama: Esempio: dav. lett. a baccio valori. Voci, e maniere operantissime, che ne vocabolari, e nelle conserve de morti autori non si ritrovano tutte. En esta edicin de 1612 el original dice: vOCaBOLO voce, con la quale son chiamati i nomi particolari di ciascuna cosa. Lat. vocabulum. Bocc. nov. 79. 32. Il Medico, che a Bologna nato, e cresciuto era, non intendeva i vocaboli di costoro. E Bocc. nov. 2. 9. Quasi Iddio, lasciamo stare il significato de vocaboli, ma la ntenzione de pessimi animi non conoscesse. Dan. Par. 8. Pigliavano l

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    28

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    Segn este significado, no es ne-cesario entonces definir algo que en ese mismo momento se tiene entre manos. Preferiremos aqu entender esta suerte de recursividad que se crea entre la obra y su mencin no como una circularidad de la referencia sino en consonancia con la nocin de enunciador como una de las formas de asuncin, en las marcas decticas, de la escena enunciativa. Esto nos per-mite ubicar este libro en la misma red de significados donde encontramos otras formas de actualizar el discurso lexicogrfico como el frecuentsimo diciamo en las segundas acepciones de las entradas, o bien el tu menos fre-cuente como en dIRE: manifestare il tuo concetto con le parole.

    El asunto es ms complejo en el resto del ttulo: degli Accademici de-lla Crusca, el ttulo completo tiene cuatro pasos documentados:

    - Primero se decide no mencio-nar a los acadmicos: a inicios de 1597, dedicados por completo a la seleccin y definicin, pro-ponen una lista de indicaciones generales que provocan nuevas consultas, cuyas respuestas son a su vez anotadas como regla. Entre las dudas planteadas el 12 de mar-zo, en el diario del Vocabolario 2.1.a se pregunta: Se dentro allopera si debba far menzione dellAccademia o degli accademici, e dove e come.

    vocabol della stella. Conv. 6. vedemo nelle citt dItalia, ec. molti vocaboli essere spenti, e nati, e variati.

    La respuesta aparece en el mis-mo documento el 14 de abril del mismo ao: Si faccia menzione dell Accademia ma non degli ac-cademici30.

    - En segundo lugar, se decide in-cluir todo lo que podra caber en un ttulo: la pertenencia de la lengua a la toscana, a la ciudad de florencia, a los escritores de esa ciudad y a la Accademia: Segn leemos en el diario 1.b de octubre de 1610:

    Si tratt del titolo del Vocabolario, e si risolve, non ostante partiti fat-ti, che esse titolo dovesse essere di questo tenore: Vocabolario della Lingua Toscana cavato dagli scrittori e uso della citt di Firenze dagli Accademici della Crusca. E fu data facolt a deputati di potere aggiungere e levare e muta-re ma non il concetto.31

    30. Si dentro de la obra se deba hacer mencin de la Accademia o de los acadmicos, y dnde y cmo. Se haga mencin de la Accademia pero no de los acadmicos.

    31. Se trat sobre el ttulo del Vocabolario y se resolvi, no obstante las votaciones hechas, que dicho ttulo debe ser de este tenor: Vocabolario de la Lengua Toscana recogido de los escritores y del uso de la ciudad de Florencia de los Acadmicos de La Crusca.Y fue dada la facultad a los diputados de poder agregar, sacar o cambiar pero no cambiar el concepto.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    29

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    - En tercer lugar, sin fecha preci-sa en el diario del Vocabolario 2.1.a, datable a fines de 1611 en momentos en que se prepara el original para enviarlo a Pietro de Bardi (secretario, enviado a ve-necia a imprimir la obra) leemos el ttulo Vocabolario degli Accade-mici della raccolto dal uso e dagli scrittor fiorentini

    - En cuarto y ltimo lugar se ta-cha la ltima parte dejando slo Vocabolario degli Accademici della Crusca.

    Evidentemente, aquel concetto que se exiga no cambiar en 1610 fue completamente transformado para poner en el centro a los acadmicos (y no a la Accademia, tal como se peda evitar en la resolucin de 1597). El recorrido por las tres opciones discutidas a lo largo de los aos nos permite determinar, en principio, lo que los acadmicos quisieron evitar, sobre todo si tomamos como punto

    de partida la segunda y tercera etapa de deliberacin:

    En el caso de la mencin de lo florentino y toscano, quizs lo in-conveniente fue la referencia dema-siado municipal, en trminos de Parodi32. La alusin a los escritores y al uso de dichos escritores posible-mente hubiera sido demasiado aco-tada frente a las declaraciones pre-sentes inmediatamente despus en A Lettori.

    Recordemos que segn el pero-do que se enfoque de la questione della lingua, las disputas involucran al nombre de la lengua italiana o comn, toscana, florentina o bien usan indistintamente una u otra no-minacin. Si bien el planteo siste-mtico en torno al asunto haba sido propuesto por Maquiavello en dis-corso ovvero dialogo in cui si esamina se la lingua in cui scrissero dante, Il

    32. Parodi, S.: Quattro secoli di Crusca, firenze, accademia della Crusca, 1983, p. 41.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    30

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    boccaccio e il Petrarca si debba chia-mare italiana o fiorentina (1515), en sus Prose (1525) Bembo presenta cierta alternancia entre toscana, fio-rentina e italiana. a partir de Il Cas-tellano de trissino ya no ser indife-rente la marca de pertenencia en la manera de nombrar la lengua defen-dida. En efecto, su propuesta inten-ta transparentar en el nombre mismo la voluntad de unificacin: llama comune a la lengua propuesta. Dan-te y Bembo usan con frecuencia el trmino nostra pero para una tesis que tena en la cosmopolita curia romana su principal modelo lings-tico de referencia33 esa identificacin corra el riesgo de poner en primer plano una concepcin demasiado restrictiva. La densidad que adquira ahora el nombre de la lengua est en el ttulo de la compleja teora que desarrolla Benedetto varchi en su obra LErcolano dialogo nel quale si ragiona delle lingue e in particolare della fiorentina e della toscana publi-cada pstuma en 1570.

    Durante gran parte del xvI la enorme influencia de la labor nor-mativa de Bembo junto al ya slido canon de las tre corone iba asociando cada vez ms la idea de una lengua comn a Italia con ese modelo nor-mativizado por Bembo; de forma tal

    33. En Sansone (1996) Le polemiche antitassesche della Crusca en Sansoni da bembo a Galiani. Il dibattito sulla lingua in Italia Bari, adriatica, 1999, p.154: che aveva nella cosmopolita curia romana il suo principale modello lingustico di riferimento.

    que llegados a los ltimos decenios del siglo, no es difcil pensar que ba-jo el sintagma lingua italiana se en-tendiera, en el mbito editorial, el canon trecentista escrito ya norma-lizado. Ediciones como la de Bembo del Canzoniere o la de Salviati del decamerone se transformaron rpi-damente en cannicas ante la incer-tidumbre de las variables grficas y sus correspondencias fonticas. as, trasladarn el trmino lingua italiana a la asociacin directa con esa lengua normalizada hacia muchos otros fo-ros que, no necesariamente defenso-res de la tesis bembiana, utilizaban el trmino para marcar un sistema grfico comn y con ello un valor agregado a la edicin en cuestin. Si bien no tenemos datos suficientes para afirmar que el trmino italiana ocupe el lugar no marcado en el sistema completo, s podemos decir que a partir de trissino, quien qui-siera evitar la adhesin abierta al ca-non bembiano deba marcar alguna restriccin adicional al nombrar la lengua.

    ahora bien, nuestros acadmicos ejercen tambin esta combinacin de trminos que evidentemente se-guan en oscilacin a principios del siglo siguiente34:

    34. trifone en Lingua e identit (2006: 33-36) realiza un trabajo estadstico sobre los nombres de la lengua en las portadas de los libros registrados en ICCU (Istituto Centrale per il Catalogo Unico). Segn su registro, a finales del xIII prevalece lingua fiorentina por sobre lingua toscana y

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    31

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    - En todo el grupo de Materiales preparatorios encontramos nica-mente el trmino toscana referi-do a la lengua, las palabras o los escritores, incluso en las ltimas Risoluzioni 2.2.2 se establece una suerte de norma para filtrar y justificar las referencias a lo no toscano: Intorno al render conto degli autori citati nel Vocabolario, se son toscani e noti non ocorre far-ne menzione; se forestieri, diasene conto e notizia pi certa e pi si-cura che si pu.35

    - En A Lettori , en cambio, junto a la mencin mucho ms exten-dida que las dems de nuestra, no se menciona la toscana sino, digamos, todas las variantes de la florentinidad mucho ms cercanas al sentido de pertenencia nos-tro idioma, questa patria, nostrali, delluso nostro:

    no se registra lingua italiana. a principios del xIv lingua toscana es la ms frecuente, le sigue fiorentina y aparece italiana. Durante la segunda parte del siglo va desapareciendo el trmino fiorentina: en el primer cuarto de mitad de siglo sigue siendo toscana la ms frecuente y le sigue italiana, para llegar al segundo cuarto de siglo con una igualdad de apariciones entre toscana e italiana y a un final de siglo con la preeminencia de italiana por sobre toscana.

    35. Con respecto a dar cuenta de los autores citados en el Vocabolario, si no son toscanos o notos no es necesario mencionarlos; si son extranjeros, debe darse cuenta y noticia lo ms cierta y segura que se pueda.

    () abbiam raccolto le voci di tutti i lor libri, che abbiam potu-to aver nelle mani, assicuratici pri-ma, che, se non tutti, almeno la maggior parte di essi, fossero scrittor Fiorentini, o avessero ado-prato, nelle scritture loro, vocabo-li e maniere di parlare di questa Patria.da alcuni altri scrittori, che fore-stieri pi tosto ci sembrano, che nostrali, abbiamo cavate solo quel-le voci, giudicate da noi belle, si-gnificanti, e delluso nostro, non curando dellaltre, le quali, anzi straniere, che Fiorentine, potrebbon dar pi confusion, che bellezza a questa favella.36

    En las dos nicas menciones de lo florentino en el prlogo, hay, ade-ms del sentido de pertenencia, no una determinacin de la patria de la lengua en un solo enunciado esto es, no aparece nunca lengua florenti-na sino la asociacin entre los es-critores y la lengua.

    36. Hemos recogido las voces de todos sus libros () asegurndonos primero que, si no todos, al menos la mayor parte, o bien hayan sido escritores florentinos o hayan adoptado en su escritura vocablos o maneras de habla de esta Patria.

    de algunos otros escritores, que nos parecen ms bien extranjeros que nuestros, seleccionamos slo las voces que juzgamos bellas, significantes y de nuestro uso, sin atender a las otras que, ms extranjeras que Florentinas, podran dar ms confusin que belleza a esta lengua.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    32

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    Evidentemente, hubo un punto de inflexin que determin una fuer-te reformulacin en torno al nombre de la lengua: no slo la indefinicin que alberga nostra sino tambin la abolicin del trmino toscana. Qui-zs el siguiente registro sea una hue-lla de esa inflexin: se trata de un fragmento de 1611 dentro de Apun-tes 2.1.b que contiene borradores del prlogo del Vocabulario:

    de quali pregiudici [del tempo] gi cominciava la Toscana favella a sentirne parte37 nostra

    La favella fue Toscana a lo largo de muchas revisiones, slo en su l-tima versin tom lugar definitivo nostra, tal como aparece en la publi-cacin de 1612. Como todo acto de tachado y reescritura, describe un posicionamiento hacia lo ya dicho. En este, como en muchos casos, se trata de un subrayado que funciona como tachado ya que, al intervenir varias manos, la tachadura directa no hubiera admitido volver a operar sobre esa misma palabra.

    37. Aquellos perjuicios [del tiempo] que ya comenzaba a sentir la lengua Toscana nuestra.

    Desde el punto de vista poltico, la mencin de la lengua como patri-monio de la ciudad hacia el Ducado no estaba ya en el horizonte de pre-rrogativas de los acadmicos: recor-demos que la Crusca inici y sostuvo su condicin de academia privada, tal como lo prevn dos de sus Leyes38. Su labor en estos aos llegaba en un momento en que, a diferencia de las pocas de su fundacin no era en absoluto un inters del Ducado de la toscana favorecer ni promover a la Accademia. antes de la publicacin de esta primera edicin se sostuvieron sobre la base de contribuciones vo-luntarias de sus miembros, en una curiosa negociacin entre participar equitativamente de los gastos y del trabajo lexicogrfico para sostener el equilibrio necesario entre ducados y definiciones, segn se dictamina en el diario 1.b el 16 de enero de 1596. En este momento en particular la premura por sistematizar el trabajo nos ofrece una perspectiva plena del

    38. En el primer captulo delle Adunanze: Essendo privata si manifesti y en delle Adunanze: I forestieri al altroche alle dicerie non s introducan nella Accademia.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    33

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    tipo de soluciones colectivas que los acadmicos tenan entre manos:

    Si fece partito nell Accademia, e fu informe, che tutti gli accademi-ci si dovessero qui appi sottoscri-vere e obbligarsi a pagare ducati due lanno, cio ducati uno al pri-mo di novembre e ducati uno al primo di maggio(), dichiarare almeno venti voci il mese di quel-le del Vocabolario che egli saranno assegnate allarciconsolo. E man-cando o di pagare due paghe o di-chiarare due volte le voci assegna-tegli sensa giusta cagione, a dichiarazione dellAccademia, che non debbano godere gli onori dell Accademia n debbiano esser no-minati ne libri che stamper l Ac-cademia, e specialmente nel Vocabolario.39

    Segn este rgimen, no hay nin-guna voluntad oficial, ningn finan-ciamiento, ningn apoyo concreto que ponga a los acadmicos en po-sicin de identificar en el ttulo otra cosa que no sea, justamente, su cali-

    39. Se vot y se inform que todos los acadmicos estn obligados a pagar dos ducados al ao, uno el primero de noviembre y uno el primero de mayo () y definir como mnimo veinte palabras [voci] de las seleccionadas para el Vocabolario que le sern asignadas. Faltando dos pagos o dos meses sin definicin de las palabras sin justa razn, no debern gozar de los honores de la Academia ni ser nombrados en los libros que se publiquen en su nombre, y especialmente en el Vocabolario.

    dad de academia civil dedicada a la lengua.

    Por otra parte, en este momento la identificacin con florentina, tos-cana o italiana; esto es, la referencia a una pertenencia territorial de la lengua, no es lo determinante en el canon propuesto por la Crusca ni est en primer plano en la tradicin de grandes diccionarios monolinges que all se inicia: la opcin crucial se da en el tiempo y no en el espacio, son obras especializados en una edad del lenguaje y en un uso particular y no fundadores de una lengua po-ltica comn en trminos de Colli-not y Mazire quienes en Un prt a parler [1997: 24] los consideran dic-cionarios de autoridades, filolgicos, que citan los grandes autores del pa-sado, sentidos como representantes de un estado de la lengua superior a la de la edad presente y proponen la fijacin a partir de ese uso registrado y reconocido40, hacen la salvedad, que aqu tambin marcamos, del ca-so de la academia francesa, que con-sidera a la lengua de corte contem-pornea el canon de imitacin y registro. Si bien en nuestro caso a partir de la nocin de uso nostro no puede aplicarse esta afirmacin en todos sus puntos, s es definitiva la asuncin de un eje temporal y no territorial que explica, junto con aquella suerte de orfandad de pol-tica oficial de los acadmicos, un ttulo tan falto de especificaciones

    40. Op. Cit. en nota 3, p. 24.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    34

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    con respecto a la lengua que a partir de sus silencios postula a los acad-micos como enunciadores vlidos en asuntos de lengua.

    Para terminar este apartado sobre el nombre de la obra, observemos que esta fuerte apuesta al peso de la Accademia en el ttulo tiene su con-trapartida con la ausencia de referen-cias en el cuerpo del diccionario. En el caso de accademia leemos una pri-mera definicin asociada al sentido clsico y al final de la entrada Oggi adunanza dhuomini studiosi, detti ACCAdEMICI 41 donde se produce una asuncin de la enunciacin en el dectico temporal tal como ob-servamos en el caso de Vocabolario que no est sustentada con ejemplos de autor. En crusca, en cambio, habr que esperar la entrada de la segunda edicin de 1623 para encontrar no slo una amplia referencia a la aca-demia (all nostra accademia) a la in-signia, el mote y los ejemplos de uso42.

    41. La entrada completa: ACCAdEMIA Lat. academia, gr. . Setta di Filosofi cos chiamata. Amm. Ant. A me sempre piaciuto luso de Filosofi peripatetici, e di quelli dAccademia. Oggi adunanza dhuomini studiosi detti ACCAdEMICI.

    42. Nuevamente, como hemos visto en el caso de Vocabolario, la segunda edicin de 1623 ampla la definicin agregando el vnculo entre la entrada y la academia, que se explicita al final incluyendo el mote (Il pi bel fior ne coglie) y la insignia (frullone) de la accademia: E crusca nome della nostra Accademia, cos detta dal cernere, che fa della farina delle scritture, il pi bel

    aqu CRUSCA es simplemente buc-cia di grano, o biade macinate, sepa-rata dalla farina43 No es menor, en este orden, lo planteado en Oserva-zioni sulle voci 2.2 de 1603 : Consulta in piena Accademia se a Crusca si de-bba dir nulla del nome dellAccademia e rendere ragione44.No hay registro de la razn que sustenta la decisin de no incluir este sentido en la estructu-ra de la definicin pero el slo planteo de la cuestin concuerda con la dis-creta mencin que hasta aqu recorri-mos en el cuerpo del Vocabolario.

    IV Fare arbitri di causa cos importante: la

    introduccin A Lettori

    El anlisis de herramientas lin-gsticas, en el marco de la His-fior cogliendone, e la crusca ributtando, come fa il frullone, sua impresa. En esta edicin a la definicin le siguen ejemplos que tampoco ilustran el sentido de Crusca que toma la accademia para su nombre: Lat. furfur. G. V. 12. 72. 3. Laltre biade allavvenante, e la crusca in soldi undici lo staio. E G. V. num. 8. Si facea pane della farina del grano del Comune, sanza abburattare, o trarne crusca. Cr. 9. 3. 2. Si dee dare la farina dorzo intrisa con la crusca.

    43. Cscara de grano o cereal triturado separado de la harina.

    44. Se consulta en plena Accademia si en crusca deba decirse algo sobre el nombre de la Accademia y dar las razones.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    35

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    toria de las ideas lingsticas, consi- dera al prlogo uno de dominios ms sensibles a la construccin discursiva del enunciador como portavoz leg-timo del saber lexicogrfico, en este sentido, los sistemas prologales no son simplemente un manifiesto de indicaciones sino el lugar de encuen-tro y negociacin de una memoria lexicogrfica (el universo completo de todo lo que se ha definido) con un espacio de actualidad (la formu-lacin del diccionario)45. veremos entonces en qu trminos se desa-rrolla dicha negociacin, no en tor-no a la representacin de la lengua sino en busca de las redes de signifi-cacin que se establecen en la cons-titucin de quien habla sobre la lengua. En este camino, lo primero que encontramos en A Lettori es la dimensin del destinatario que se postula.

    Las primeras palabras del prlo-go parecen postular un receptor sin lmites, que parte de lo inconmen-surable de la prctica lexicogrfica: Tutto quel, che virtuosamente sadope-ra, per lo comun beneficio, e a favore di cose gradite dal Mondo, e tenute in pregio, suole arrecar sempre, a quei, che lo mprendono, pubblica lode, e universal gratitudine. Ms adelante se repite esta mxima dimensin no slo de la tarea que realizan defini-re universalmente sino tambin en la inestimabil fatica, e lunghezza di

    45. Nunes, J. H.: dicionrios no brasil: anlise e histria do sculo XVI ao XIX. Campinas, Pontes, 2006 p. 21.

    tempo que les impuso reunir en un volumen tutto ci di che gli huomini hanno notizia46.

    a largo de A Lettori podemos al menos sospechar que no todos estn en condiciones de recibir aquel co-mun beneficio, no porque explcita-mente se restrinja el uso del Vocabo-lario sino porque se presupone la existencia de un lector con la pericia suficiente para aplicar un propio cri-terio de uso de la obra: da qui avan-ti, potr ciascuno, con maggior como-dit, farci sopra maggiore studio () per trattar dogni cosa, ciascuno possa esserne giudice competente.47

    Cada vez que se da juicio a dicho lector, se trata de explicar una suerte de desvo de la regla que los acad-micos declararon en un principio, o bien de un reenvo a cuestiones que se advierte no sern tratadas. veamos algunos ejemplos que ilustran esta especie de fe de erratas que acompa-a las apelaciones al destinatario co-mo lector:

    46. Todo aquello que virtuosamente se agencia para el comn beneficio y a favor de cosas gratas al Mundo y apreciadas, suele acarrear siempre a quienes lo emprenden, pblico elogio y universal gratitud () la inestimable fatiga y largusimo tiempo() abrazando ttodo aquello de lo cual los hombres tienen noticia.

    47. de aqu en adelante, podr cada uno, con mayor comodidad, agregar mayor estudio () en el tratamiento de todas estas cosas, cada uno podr ser juez competente bligo, e gratitudine dovuta a singolar benificio.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    36

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    ante la fuerte toma de posicin inicial, esto es, elaborar el Vocabola-rio en base a los autores del buon secolo, identificado con da tempi di dante, o ver poco prima, sino ad al-cuni anni, dopo la morte del boccaccio48 los acadmicos apelan a un lector competente cada vez que ese rango temporal no es respetado: cuando es anterior, se advierte que se marcar en la definicin e inmediatamente despus, se apela al criterio dicho lector:

    Alcuni altri (bench pochissimi) i quali potrebbe parere altrui, che ritengano, in qualche cosa, un po dellantico, a molte delle lor voci, abbiamo usato di dire, voce antica. Non s gi osservato questo uni-versalmente: perch abbiam volu-to lasciar libero alla discrezione, e considerazion del lettore, usarle a suo luogo, e tempo, e intanto, per la ntelligenza di tali autori, c paruto di dichiararle.49.

    48. desde poco antes de los tiempos de dante hasta algunos aos despus de la muerte de boccaccio.

    49. Algunos otros (si bien poqusimos) los cuales podran ser considerados en algn sentido, un poco antiguos en muchas de sus palabras decidimos decir voz antigua. No se observ esto en todos los casos porque hemos querido dejarlo a la libre consideracin y discrecin del lector para usarlas en su lugar y tiempo y para la comprensin de tales autores, nos pareci definirlas

    a su vez, no se trata slo de li-mitar las responsabilidades propias sino sobre todo de asumirse a su vez como lectores de quienes han toma-do posicin al respecto e invitar a la consulta de fuentes:

    In torno allautorit, e qualit di ciascun libro, o autore, stimiamo cosa assai pi lodevole rimetterce-ne a quanto in parte nhanno det-to altri prima di noi, che volerci fare arbitri di causa cos impor-tante: perci per ora ci riferiamo a quello, che ne scrissero [cita de obras de [bembo y Salviati] da quali potr il lettore cavar la rego-la, e lo ntendimento delle qualit di questi nostri allegati autori.50.

    En contraposicin con este tipo de destinatario con pericia que pue-de decidir qu usar y qu no, que puede consultar las fuentes de refe-rencia51 se mantiene aquel ms am-

    50. En torno a la autoridad y calidad de los libros y autores, consideramos mucho ms loable remitirnos a cuanto en parte han dicho otros antes que nosotros que querer ser nosotros rbitros de causa tan importante: por eso enviamos a la referencia de cuanto han escrito [bembo y Salviati] de los cuales el lector podr tomar la regla y comprensin de los autores que alegamos.

    51. De entre todas las obras citadas, hay dos grupos bien diferenciados: las que se proponen como fuente en torno a la posicin con respecto al buon secolo y las que completan la informacin que no se incluye en el Vocabolario. En este ltimo grupo se abona a la

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    37

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    plio al que se hace referencia en las primeras palabras de A lettori: lle-gando al final leemos que Molte cose son dichiarate pi minutamente per avventura, che a molti non parrebbe si richiedesse, ma ci s fatto a maggior notizia e intelligenza de forestieri52. Se establece as una especie de doble canal de enunciacin en donde los forestieri no son los primeros desti-natarios, sino un tercer punto de

    representacin de un lector/destinatario especialista: E perch intorno a queste non si poteva sempre far quel discorso, che per pieno intendimento di loro derivazioni e origini, sarebbe stato bisogno, abbiamo citato il Flos Italicae linguae Angeli Monosinij, dove il lettore, volendo, potr ricorrere. Lo mismo sucede con los detalles de la pronunciacin que no se incluyen en la entradas del vocabolario, en su lugar se reenva a la lectura de Salviati y Bartoli : E perch i suoni della nostra pronunzia sono di maggior numero, che i caratteri, pareva che fosse pi lungo trattato a ci necessario, che non comporta lordine del nostro libro. Potr fr tanto ciascuno vederne quello, che di ci hanno scritto il Cavalier Lionardo Salviati nel 3. libro del primo volume degli Avvertimenti della lingua, e nel proemio avanti al decameron del boccaccio. Giorgio bartoli nel trattato degli elementi Toscani, e alcuni altri, che hanno fatto professione desaminar diligentemente questa materia.

    52. Muchas cosas son definidas ms minuciosamente de lo que algunos creeran necesario, hemos hecho esto para mayor noticia y comprensin de los extranjeros [fortestieri].

    referencia en la escena de enunciacin ocupada en primer plano por quien enuncia los acadmicos y quien recibe la obra el lector competente ya que es a ste ltimo a quien se le atribuye el supuesto de redundancia y se le responde en ese sentido. Qui-nes son estos otros receptores supues-tos a quienes se tiene en cuenta casi atendiendo a las potenciales crticas de aquel primer destinatario, en qu sen-tido son nombrados como forestieri?

    La respuesta est, paradjicamen-te, en el nico momento en que se menciona a Italia en todo el prlogo: Quindi , che vedendo noi, per mani-festi argomenti, salire ogni giorno in pi stima la nostra lingua, e col numero degli studiosi di quella, s dentro, come fuori dItalia, crescere insieme la va-ghezza di conoscer le sue bellezze53.

    Si miramos de cerca los argumen-tos que se despliegan, no es difcil reconocer que hay un grupo que den-tro de Italia se equipara con los fores-tieri como agente de estima, estudio y conocimiento (y no de uso de la propia lengua); nuevamente los aca-dmicos logran escapar a la determi-nacin especfica de la patria de la lengua.

    53. Por lo tanto, viendo nosotros que por razones manifiestas nuestra lengua es cada da ms estimada y con el nmero de estudiosos tanto dentro como fuera de Italia aumenta la voluntad de conocer sus bellezas.

  • ao 9 N 14, agosto 2013, ISSN 1885-7221

    38

    [Lorenzatti, pp. 13-44]El Vocabolario degli Accademici della Crusca

    V La voz propia en el

    cuerpo del Vocabolario: voci belle, significanti e

    delluso nostro

    En torno a las regularidades en la estructura de la definicin, lo primero que se hace evidente an sin detenerse en la lectura es lo que las entradas dicen abundantemente y sin excepcin: los ejemplos con citas de obras. En muy pocas ocasio-nes la cantidad de acepciones supera la de ejemplos en una misma entra-da: el caso de pane con 18 acepcio-nes y 12 ejemplos es entonces una rareza. Slo teniendo en cuenta la primera acepcin podemos relevar un promedio de entre 4 y 6 ejemplos por entrada, con casos frecuentes en los cuales este nmero se supera am-pliamente, tales como avere con 13, dire, madre y sapienza con 12, arte con 14, sapere con 17.

    Junto a esto est la brevedad de la definicin