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Revista Séptima Rebeldía 2012 Septiembre Talca

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Órgano de difusión de la Fuerza Universitaria Rebelde

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Séptima Rebeldía - Septiembre 2011

Esta cita muestra parte de la presentación del documento de

la ACES “Propuesta para la educación que queremos”.

Define de manera precisa el sentido del momento histórico:

que el mundo social defina el tipo de sociedad que quiere.

Agregaríamos nosotros: Y las vías y actores sociales

necesarios para su construcción.

Durante el álgido 2011, el mundo estudiantil logró

históricos niveles de organización y movilización. La

existencia de nuevos espacios de construcción en el campo

popular hoy, nos muestran una gran alternativa para la

consolidación de una nueva “institucionalidad en materia

educativa” autónoma de los poderes del estado, nacida

desde el corazón del pueblo y a su servicio.

Esto que se presenta como una oportunidad no puede

quedar entregada ni al azar, ni a una cúpula que trabaje a

nuestro nombre, depende de la continuidad que podamos

darle al trabajo realizado durante el 2011, trabajo que

descansa sobre los hombros de cada uno de los

movilizados.

En este contexto, toma real importancia redoblar esfuerzos

en la lucha parcial contra el capital, ya no sólo exigiendo

una educación gratuita para el pueblo, sino dotándonos

como tal de la capacidad de gestionar y de redefinir tanto la

matriz como el sentido del sistema educativo desde

nuestros espacios locales, con visión sectorial, es decir

poniendo la educación al servicio del pueblo.

Toma vital importancia así, la construcción democrática de

las comunidades educativas, siempre entendida como la

confluencia multisectorial entre los trabajadores de la

educación y los estudiantes, para la paulatina construcción

del proyecto educativo de la clase trabajadora, y no como la

simple unión de estamentos o gremios en pugna.

Por otro lado es menester asumir la madurez de la

movilización estudiantil y analizar el conflicto con una

perspectiva de clase, entendiendo que la controversia no es

lo publico versus lo privado, no se trata de un problema de

administración gubernamental sino de las contradicciones

internas de la acumulación capitalista. Con todo esto se

hace necesario ampliar las interpelaciones, ya no solo

debemos increpar a un gobierno represor, sino a todos los

conglomerados económicos que este representa y para cuyo

servicio funciona el estado. Pero no solo debemos

quedarnos en la demanda y la denuncia, el llamado es a

crear el poder popular en lo educativo, a generar

organización y conciencia de clase durante esta nueva lucha

parcial contra el capital.

“Lo que ha ocurrido, es que a través de este movimiento estudiantil, se ha abierto la puerta

para que el mundo social defina el tipo de sociedad que quiere. Nuestras movilizaciones han

desnudado a un país injusto, desigual, inequitativo, pero abundante en energía, creatividad,

ideas y convicciones”

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I-. La mentira de la

movilidad social.

En la actual condición de

descontitución del pueblo chileno

que recién comienza a organizarse

en torno a su condición de clase, la

educación puede ser entendida

como una inversión que busca la

especialización de su fuerza de

trabajo para, supuestamente,

aumentar el salario. Esta lógica

impulsada durante años por el

Estado y sus políticas neoliberales,

comúnmente llamada movilidad

social, genera para la inversión

capitalista dos rentables mercados:

el sistema educacional del que

somos consumidores los

estudiantes; y el mercado del

crédito para el pago de aranceles,

endeudando a los estudiantes o al

Estado como sucede con la nueva

reforma educacional.

Así, la apertura de estos dos, sigue

la suerte de todo mercado bajo la

lógica capitalista, expandirse. Lo

que tiene como resultado que la

especialización que supuestamente

conseguiría el estudiante, no

aumente el valor de su fuerza de

trabajo, ya que dicha

especialización solo produce este

efecto bajo la lógica de

competencia entre los trabajadores

por conseguir un empleo. Es decir,

al expandirse el mercado, pueden

acceder a la especialización una

cantidad demasiado alta de

personas como para que les

permita posicionarse sobre el resto

de sus competidores.

Esta situación produce una crisis

en el mercado de la educación, que

como toda crisis de mercado

conlleva la necesidad de abrir

nuevos mercados para los

capitalistas. En base a esta realidad

y al no generar los resultados

esperados por los trabajadores

(futuros trabajadores), se produce

un descontento y en base a ese

descontento se toma conciencia de

los problemas generados, el

endeudamiento y pérdida de la

inversión (inversión de un capital

que no tenía por su condición de

dominado y que comprometió su

salario futuro), lo que implica que

tendrá que reducir el valor de su

fuerza de trabajo para poder

mantenerse vivo en la competencia

entre obreros por el salario. Es

decir, se genera un

empobrecimiento en el corto y

mediano plazo, una precarización

del trabajador profesional.

Sin embargo este descontento

estudiantil es una expresión más

del descontento generalizado que

se produce por la misma lógica de

mercado en otras áreas de la vida.

Las problemáticas generadas por el

funcionamiento ineficiente del

modelo, su desregulación y

desorden, se suman a la

contradicción esencial de un

sistema que se plantea para la

satisfacción de las necesidades

populares, mientras sólo se

constituye como un reproductor de

miseria y explotación, provocando

así una dispersión masiva del

descontento y una acumulación

individual del mismo. Este

fenómeno ha desencadenado una

deslegitimación tanto del modelo

de mercado como del educativo,

cuya única solución plausible, tiene

su origen en el seno del pueblo

organizado y consciente.

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Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

II-.Errores administrativos, una grieta en

el capital.

Bajo la teoría del modelo, identificamos que desde

la reforma al sistema educacional del año 1981, en

Chile existe un sistema de educación mixto

fiscalizado por el Estado.

Esto implica, en teoría, que tal cual el diseño de

todo modelo, el chileno está articulado en su esfera

política, económica y técnica para la producción.

Habitualmente el Estado, en el aspecto político de

un medio de producción, que corresponde a su

gestión, definirá los valores que este persigue, su

función y las formas de participación para

solucionar los problemas que se susciten.

Esto no quita que en muchos casos, pueda

optar por entregar la producción

completamente a los “privados” e informar a

la población sobre su funcionamiento;

proveer directamente de la producción;

financiar a los privados para la producción;

o regular el mercado existente.

En el caso del sistema de educación, el

Estado, en teoría, financia y regula el

mercado por una parte y provee

directamente de la producción por otra.

También en su esfera de gestión el estado

debería determinar que producir, como

producirlo, para quienes producirlo y a

donde quiere llevar dicha producción. De

esto se determina el aspecto económico del

modelo, referido a las formas de

financiamiento, quien debe financiar la

producción, o de donde saldrán los recursos

para financiarla.

Articuladas estas partes, recién podríamos

estructurar un concepto de eficiencia en la

producción o “calidad”, otros hablan de la

satisfacción de las expectativas, o de si el producto

funciona para realizar la tarea que se le predefinió.

Estos elementos en Chile no están presentes en la

práctica, independiente de si intencionadamente la

dictadura militar pudiendo definirlo no lo hizo, o si

actuaron fuerzas políticas que impidieron la

construcción de un sistema de educación

absolutamente privado (en contraposición a lo

estatal) en Chile.

Al no aplicarse el modelo liberal “teóricamente”

correcto en Chile y en su reemplazo, hacer

funcionar un sistema extraño y sui generis, se

producen fallos en el modelo (no fallos de

mercado) que aumentan la riqueza generada por

mercado de la educación.

Al no estar respondidas las preguntas esenciales de

una planificación estatal de la producción (¿qué

producir?, ¿cómo producir? ¿Cuánto producir?

¿Para quién producir? ¿Dónde debe ir la

producción?), no puede establecerse el

financiamiento necesario para el funcionamiento

del sistema, lo que produce que en la práctica las

necesidades las determine el mercado.

Al existir, en teoría, un modelo mixto de

educación fiscalizado por el Estado, pero

sin existir una gestión adecuada por el

Estado, la regulación del mercado es casi

inexistente poniendo al Estado en una

posición de responsable frente a la

satisfacción de una “necesidad”

determinada por el mercado o lo que hoy

llamamos “el derecho a la educación”,

llevándolo a parchar todos aquellos

“errores” de los privados, o a cubrir toda la

demanda generada por el mercado. ¿Qué

producir? Lo que se demande, ¿Cuánto

producir? Tanto como la demanda exija,

¿Para quién producir? Para todo el que

quiera consumir, etc.

Esto hace del sistema de educación un saco

roto para el Estado y un muy buen negocio

para los capitales privados, generando el

recelo de muchos miembros de la clase política,

tanto del capitalismo más moderado, como de los

sectores más liberales, no por el impacto social que

tiene esta mala administración, sino por la

irregularidad en sus ganancias.

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Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

III-. El sinsentido de la calidad.

La pugna política llevada a cabo durante estos 20

años entorno al “problema de la educación” en su

amplio espectro, ha creado modificaciones sin un fin

claro que han potenciado los fallos del modelo. Un

ejemplo claro de esto es la creación de “normas de

calidad”, entendida como un atributo del producto en

torno a su eficiencia en la satisfacción de

expectativas y que poco tienen que ver con la misma.

Las agencias de Acreditación, incluida la Agencia

Nacional de Acreditación, miden en el fondo

aspectos que nada tienen que ver con el objetivo de

la producción; difícilmente podrían hacerlo si el

objetivo no existe, al menos no existe en teoría. A

nuestro juicio el objetivo siempre ha sido lucrar de la

servucción1 de educación y su venta; nunca

satisfacer una necesidad.

Este concepto de “calidad” medido a través de la

acreditación es el que hoy le da sustento práctico a la

esfera técnica del sistema de educación, es decir lo

que este debe contener. Grado académico de los

profesores, investigación, intervención con el medio

(tradúzcase campos de extensión), etc. Criterios que

nada tienen que ver con el objetivo de la producción,

porque no existe o no es otro que la acumulación de

capitales.

Para la universidad la obtención de la acreditación le

permite subir el precio de su mercancía o aumentar

la cantidad de consumidores de su servicio y es en

virtud de esto que intentará cumplir los requisitos

para obtenerla, o por otro lado, sin obtenerla, bajará

los precios para no morir en la competencia y vender

un producto “de menor calidad” pero de más bajo

precio.

¿Qué sentido tiene la incorporación de un profesor

Doctor en determinada área a la universidad para

dictar determinada cátedra? ¿Aumentar la calidad de

la educación con sus vastos conocimientos?

Podríamos desechar esta idea ya que no se trata de

un pedagogo sino de un erudito.

Pero a la calidad establecida por los criterios de

acreditación, pudiera responderse en torno a la

misma lógica.

¿Y qué sentido tiene esto para el estudiante? Un

producto de mayor calidad, debiera aumentar en

mayor medida el valor de cambio de su fuerza de

trabajo. Pero como ya vimos, no se trata de que el

producto sea de mayor calidad, es decir, no se trata

de que sea más eficiente en la satisfacción de

necesidades (aumentar el valor de cambio de la

fuerza de trabajo) y el estudiante muchas veces

alcanza a percibir esto.

De no existir estas “normas de calidad” la

incorporación de cualquier profesor no tiene sentido

para el empresario, dueño o administrador de la

universidad, sólo aumenta el coste de producción de

su mercancía. Y para el obrero no genera beneficio

alguno, no hace la diferencia más que en el supuesto

de que la mal entendida “calidad” del producto,

aumentará el valor de su fuerza de trabajo, teoría que

poco a poco se viene abajo.

Sin duda, subsanar estos errores en la aplicación del

propio modelo capitalista neoliberal en el sistema de

educación, solo nos llevaría a la satisfacción

eficiente de las necesidades determinadas por el

mercado o en el mejor de los casos, a darle una

especialización a la fuerza de trabajo de los

estudiantes, que como describimos al principio, no

aumentará el valor de su fuerza de trabajo. Y aunque

la aumentara, solo se estaría dando la lógica natural

del capitalismo y la relación de producción a través

del trabajo asalariado.

1. Servucción: en analogía al proceso de creación de productos, cuando se habla de la creación de servicios se utiliza la palabra

servucción, es decir se refiere a la producción de servicios.

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6 Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

IV-.Algunas conclusiones

del diagnostico.

Es por esto que el sistema

educativo debe dejar de ser. La

sistematización de los

conocimientos debe ir en

función de la satisfacción de las

necesidades de la sociedad,

determinadas por la sociedad y

para esto, se requiere de un

cambio cultural profundo

proyectado desde la

descontitución del pueblo.

A través del diagnóstico antes

presentado, podemos concluir

que la educación en la actualidad

se configura como una

mercancía muy rentable de

producir para los capitalistas, por

tanto se ha configurado el

sistema educativo actual como

un medio de producción, cuya

administración permanece en

manos de la burguesía.

Así, al entender la educación

como una mercancía y al

sistema de educación como un

medio de producción, le es

posible a las organizaciones del

campo popular dotarse de una

estrategia concreta a la hora de

dar la lucha parcial contra el

capital.

Bajo un patrón de acumulación

como el actual, que ha

desregulado la servucción de

educación, produciendo

gigantescos fallos de mercado y

un enorme descontento social,

los esfuerzos deben apuntarse

hacia lograr el control

comunitario del medio de

producción que funciona de

manera ineficiente. Es decir,

toma absoluto sentido y

viabilidad la idea de expropiar

la administración del sistema

de educación.

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Bandera del FUR, al fondo el Nevado de Longaví en Linares, del cual

nace el río Achibueno prontamente explotado y destruido por represas

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7 Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

Como hemos señalado en el título anterior, el

sistema de educación como medio de producción

posee una serie de problemas que no solo derivan de

las contradicciones internas de la acumulación

capitalista, sino también de la falta de planificación

administrativa y de las constantes negligencias en el

mismo ámbito. Sin embargo no basta con subsanar

estas problemáticas, ya que solo estaríamos

generando un mercado más ordenado en el cual

podrían invertir los capitalistas y seguiríamos sin

atacar el problema esencial, la producción del

sistema de educación chileno no tiene ninguna

relación con las necesidades del pueblo.

Durante las tomas del año 2011 pudimos identificar

un proceso colectivo bastante enriquecedor, así las

tomas, más que una medida de presión, se

constituyeron como espacios comunitarios donde

podía desenvolverse un conjunto de relaciones

político sociales en las que participaban académicos,

funcionarios no académicos, estudiantes,

pobladores, etc. y que tenían como tópico central

evidenciar los problemas que producía el modelo

educativo y económico en la cotidianidad y cuales

debieran ser las directrices que éste debiera contener

para solucionarlos.

Gracias a este ejercicio comunitario es que hoy

podemos ver un activo político mucho más fuerte

dentro de las universidades, poblaciones y liceos,

con un carácter denunciante, pero a diferencia de

años anteriores, con una actitud propositiva.

Evidenciadas las problemáticas y asumiendo la

acumulación de fuerzas que significó el movimiento

estudiantil del 2011, es que el estudiantado rebelde

debe poner sus horizontes mas allá del simple

peticionismo, ni más Estado, ni más mercado; el

estudiante debe apostar al control comunitario del

sistema educacional. La única forma de hacer del

modelo educativo un sistema eficiente para la

satisfacción de las necesidades del pueblo, es que

sea el mismo pueblo desde su realidad cotidiana

quien determine que educación es la que necesita,

las formas, cantidades y el sentido con el cual debe

producirse, pero siempre con una visión desde lo

popular a lo sectorial.

Sólo estudiantes y trabajadores unidos pueden

dotar de sentido la planificación curricular y

administrativa en materia de investigación y

extensión de los distintos establecimientos

educacionales, y para ello debemos generar las

primeras expresiones del poder popular en las

universidades y liceos: las comunidades

educativas. Debemos erigir estos nuevos

estandartes de lucha y avanzar con la convicción de

que solo desde el pueblo organizado y con

conciencia de clase surgirán las respuestas. La tarea

entonces, es construir las comunidades educativas

como expresión de poder popular y que de la lucha

parcial el pueblo crezca en organización y

conciencia.

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8 Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

Las comunidades educativas como embrión de

poder popular, deben configurarse como estadías

organizativas de trabajadores de la educación y

estudiantes capaces de disputar las universidades y

liceos como espacios democráticos al servicio del

pueblo y autónomos de los poderes del Estado,

desplegando así el rol social y popular que debe

poseer el sistema educativo en este periodo de la

lucha de clases, desplazando en un primer momento

al Estado y su aparato gubernamental a una tarea

netamente financista.

Sin perjuicio de las problemáticas y propuestas

anteriormente abordadas, es necesario tener en

cuenta que la lucha por la expropiación de la

conducción del proceso educativo es solo una lucha

parcial más contra el capital. Las soluciones, tanto

en materia educativa como en otras áreas de la vida,

solo pueden ser resueltas en su totalidad por el

pueblo en su conjunto, por la construcción de una

nueva sociedad.

Debemos erigir estos nuevos estandartes de lucha y

avanzar con la convicción de que solo desde el

pueblo organizado y con conciencia de clase

surgirán las respuestas. La tarea entonces, es

construir las comunidades educativas como

expresión de poder popular y que de la lucha parcial

el pueblo crezca en organización y conciencia.

¡! Contra el capital y su educación

lucrativa construimos nuestras

Comunidades Educativas ¡!

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9 Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

A-. La lucha desde el sector estudiantil

como parte del pueblo. La necesidad de

un vinculo Secundario-Universitario

Asumiendo que el sujeto social esta descontituido

en nuestro país y que la lucha contra el capital no

puede darse sino desde la dominación cotidiana, por

lo que la organización del pueblo a nivel sectorial

es fundamental a la hora de desarrollar la lucha

parcial contra el capital. En este contexto, si bien se

han conseguido notables avances en materia de

conciencia y organización dentro del sector

estudiantil, el desarrollo de los conflictos con el

Estado y su aparataje burocrático ha dejado en

evidencia una enorme debilidad: los estudiantes no

actúan como sector.

Fuera de la organización de algunos eventos y

marchas, no existe un vínculo real de convergencia

entre los estudiantes secundarios y terciarios a

través del cual generar praxis revolucionaria

conjunta que haga más poderosas a las

organizaciones populares del sector. Nuestra

realidad local no está exenta de estos vicios y la

serie de iniciativas impulsadas durante el 2011,

fueron absolutamente consumidas por la coyuntura

nacional, producto tanto de nuestra inmadurez

política como de la propia descontitución del

pueblo.

La organización popular ha crecido en el Maule, los

niveles de organización y conciencia cada vez

tienen más fuerza, existen las condiciones objetivas

y subjetivas para desarrollar el vínculo necesario y

transformar el peticionismo gremial de los

estudiantes, en una lucha parcial contra el capital

impulsada desde el sector estudiantil completo.

B-. Necesidad de generar un

vínculo con los otros

sectores del pueblo

Como planteábamos anteriormente la importancia

de la lucha sectorial en materia de educación es

fundamental en el desarrollo de organización y

conciencia revolucionaria, pero esta no constituye

en ningún caso una solución para las problemáticas

sociales que aquejan a nuestro pueblo. La

erradicación del capitalismo solo es posible por el

triunfo de la clase trabajadora y por ende la lucha

parcial en materia estudiantil debe tomarse como

una avanzada estratégica en la construcción del

poder popular.

A este respecto el sector estudiantil organizado y

consiente, necesita generar vínculos con los demás

sectores del pueblo generando comunidad,

reconstruyendo el tejido social, es decir

constituyendo al pueblo. Sin perjuicio de lo

anterior, es necesario decir que el desarrollo de este

vínculo no se trata de plegar a los trabajadores y

pobladores a las demandas gremiales de los

estudiantes, sino de transformar la lucha de

trabajadores, pobladores y estudiantes en una sola,

de avanzar desde lo sectorial a lo multisectorial.

LA TAREA REVOLUCIONARIA-ESTUDIANTIL

EN EL MAULE.

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Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

A-. Los espacios sociales

ampliados como espacios

de convergencia

estudiantil.

Asumiendo la necesidad de unir al estudiantado

como sector (secundarios y universitarios unidos)

y de avanzar en los vínculos multisectoriales que

aporten a la creación y fortalecimiento del poder

popular, es necesario concretizar las tareas del

estudiante rebelde en sus espacios internos, hacer

carne su desempeño en el campo popular.

En este contexto es necesaria la consolidación de

los espacios sociales amplios al interior de las

universidades y colegios, espacios organizativos

con su propia identidad capaces de dar respuestas

a las necesidades territoriales y nacionales

identificadas en los tópicos anteriores. Estos

espacios sociales deben superar la barreras pseudo

-ideologicas que no permiten la unificación de las

organizaciones de izquierda con tendencia

revolucionaria, generando una propia identidad

organizativa con la que desenvolverse en el campo

popular.

Desde estos espacios se tiene una perspectiva que

permite el vínculo secundario-universitario y el

multisectorial, permitiendo así avanzar tanto en la

construcción del poder popular como en la

consolidación de las comunidades educativas

capaces de administrar el sistema educativo en lo

territorial y nacional.

En Talca ya existen algunos ejemplos de espacios

sociales con su propia identidad organizativa que

mayoritariamente han concentrado sus esfuerzos

en politizar lo social y desarrollar vínculos activos

con los demás sectores del pueblo, es el caso del

Espacio ampliado de Bases de la Universidad

Catolica del Maule (EAB) que ha desarrollado

varias iniciativas de vinculo con los trabajadores

de su Universidad; la Coordinadora Educación

Popular y su proyecto para la Universidad de

Talca; y el espacio ampliado del Liceo de

Hombres de Talca que continua trabajando en la

unificación de los secundarios y la politización de

los liceanos.

La consolidación de estos espacios constituye un

gran avance en el campo popular y por ende

nuestra tarea como estudiantes rebeldes es avanzar

en la superación de las diferencias pseudo-

ideologicas y llevar a cabo el proyecto

revolucionario en materia estudiantil, desde lo

sectorial a lo multisectorial.

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11 Séptima Rebeldía - Septiembre 2012

B-. La lucha concreta en

lugares concretos.

Sin perjuicio de todo lo antes planteado, no existe

avance político social sin participación concreta y

real en nuestra cotidianidad, en nuestra carrera, en

nuestro curso etc. La lucha al interior de las carreras

universitarias y los colegios y liceos secundarios es

crucial y se constituye como una avanzada

estratégica en la construcción de comunidades

educativas.

La organización de los estudiantes en torno a las

problemáticas más cercanas, por banales que puedan

parecer, si se enfocan con una perspectiva amplia y

contextualizada en lo sectorial resultan vitales en el

proceso de organización y consciencia estudiantil.

Los colectivos de carrera y liceanos han sabido

cumplir muy bien estas tareas, agrupando a la

izquierda en torno a problemas concretos y

dotándose de herramientas propias a la hora de

solucionarlos, convirtiendo sus espacios de

inserción personal en espacios de lucha, creando y

fortaleciendo expresiones de poder popular desde lo

mas cotidiano.

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Taller de Derecho Sindical organizado por el Colectivo Consciencia y organización estudiantil de la escuela de

Derecho de la Universidad de Talca

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