RKurz - La Dictadura Del Tiempo Abstracto

8/16/2019 RKurz - La Dictadura Del Tiempo Abstracto

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/a dictadura del tiempo abstracto1l trabajo como trastorno conductual de la modernidad

&obert +ur'

&evista E%it\,http://www.exit-online.org/textanz1.php?

tabelle=atoren!in"ex=20!po#nr=55

Trad. Miel Angulo Tarancón, $1/$

En la historia del pensamiento occidental, el lengua0e de la

4iloso43a 6 la ciencia se ha distanciado cada ve' m5s del de la gentecom>n. Elitista, separado del resto de la sociedad, se ha vuelto el

idioma secreto de una casta sacerdotal del saber burgu?s. 8 es que

e%isten pocos conceptos que pertene'can al mismo tiempo a la es4era

de la re4le%ión teórica 6 a la de la pr5ctica del d3a a d3a. En cu6o caso

se trata, las m5s veces, de ob0etos especialmente sesgados, que de

manera involuntaria remiten al absurdo de la sociedad burguesa.

Ono de tales conceptos es el de


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otro es empleado tambi?n, 6 de manera desconcertantemente

diversa, en la pra%is vital de todo ser humano. Especial car5cter del

signi4icado social de traba0o, que remite a un conte%to universal del

mundo moderno. *ues no ha6 palabra tan clara a primera vista, ni

menos clara cuando se la piensa por segunda ve', como ?sta.

a ambig]edad de la categor3a de traba0o se muestra 6a de su6o

en el hecho de que es empleada tanto oposicional como

a4irmativamente. El mar%ismo ha tratado siempre de reclamar para

s3 el traba0o como ideal positivo 6 deslindarlo as3 del supuesto


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toda clase social. 8 concurren as3 unos con otros quienes rinden la

ma6or de las devociones de cada d3a a esta religión, los mismos que

despo0an al hombre de la me0or de sus capacidades.

/a e1tran

se sienta un tanto irritado.


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no implica abstracción racional alguna. Tambi?n pasear, 0ugar al

a0edre' o leer novelas son actividades humanas, sin que por ello se

consideren, com>nmente, traba0o. ónde debe ser tra'ada la l3nea,

sin introducir aqu3 un momento de arbitrariedadJ *ara conseguir

algo de claridad, es preciso de4inir me0or el especial car5cter social

del concepto abstracto de traba0o.

a generalidad social de ese concepto en tanto que supuesta

evidencia es, considerada en su historicidad, nada menos que

dudosa. Muchas culturas ca'adoras, ganaderas 6 campesinas no

conocieron ning>n concepto de esa clase en absoluto Gninguno quecomprendiese actividades tan diversas. *ero no precisamente

porque careciesen de una capacidad tal de abstracción. Es m5s, les

habr3a parecido irracional en sumo grado, e incluso cosa alocada, el

reunir ba0o un >nico concepto de


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una palma a la se@ora de la casa. El contenido de la abstracción


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Es por eso que la actividad del amateur libre no era, sin embargo,

m5s torpe, o de peor calidad, que la del


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ello no se persegu3a a>n 4in positivo o terrenal alguno.

ue el protestantismo, especialmente en su 4orma calvinista, el

que hi'o del masoquismo cristiano del traba0ar-su4rir un ob0eto del

m5s ac5K el cre6ente no deb3a cargar 6a nunca m5s con las penurias

del traba0o como


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Es signi4icativo que, al igual que el traba0o, la moderni'ación 4uera

tambi?n de4inida sobre todo de 4orma positiva por todas las

ideolog3as, por todas las re4le%iones teóricas 6 por todas las

corrientes pol3ticas de la sociedad capitalista ascendente. En el

amanecer de su propio mundo, por ac?rrimas que 4uesen como

enemigas su6as, no obstante quer3an, en lo esencial, conocer un

cierto


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proseguir con su e%tra@a evolución 6 coronarse, en adelante, como

realidad substancial de todo ser humano.

u? era pues, en los comien'os de la modernidad, aquello

realmente ltimos a@os han vuelto a

ser temati'ados los or3genes t?cnico-armament3sticos del capitalismo

6 su econom3a de guerra. Es el caso del economista alem5n +arl

Feorg Uinn en su libro


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pues la


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9on las armas de 4uego se trans4ormó radicalmente la estructura

de los e0?rcitos. os guerreros no pod3an armarse 6a a s3 mismos,

sino que deb3an recibir sus armas de una autoridad central. a

organi'ación militar se separó por ello de la organi'ación burguesa

de la sociedad. En el lugar de los civiles movili'ados para las

campa@as seg>n la situación, o de los se@ores locales con sus

4amilias armadas, aparecieron los


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Este desarrollo generó 6 4avoreció la sub0etividad capitalista 6 su

mentalidad del


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contrarioK as3 como los


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revueltas de los cleo 4ue constituido por los aparatos

tributarios 6 la presión interna.

El posterior desarrollo e4ectivo de las


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polic3as 6 soldados, como en ?staL ninguna desbarató una parte tan

grande de sus recursos para tropas 6 armamento.

/a Jeconom0a des5uiciadaK

7i uno intenta captar la lógica socioeconómica general de aquello

que los d?spotas militares absolutistas de principios de la

modernidad pusieron a 4uncionar en la sociedad, entonces puede

de4inirse esta lógica como el desprendimiento absoluto del dinero en

aras de su propia autonom3a 6, con ello, tambi?n la 4orma de

actividad nica 6 e%clusivamente la

obtención de dinero. *or primera ve', las manu4acturas 6

plantaciones estatales produ0eron e%clusivamente para vastos

mercados anónimos, los cuales, 4inalmente, se convertir3an en el

prerrequisito b5sico de la ltimo de la totalidad de la vida social. En adelante, 6

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como resultado de4initivo, 6a no podr3a producirse hoga'a de pan

alguna sin que ello 4uera sometido a la 4orma de actividad

capitalista, es decir, al traba0o abstracto en tanto que trans4ormación

autonomi'ada de energ3a humana en dinero. +arl Mar% 4ue el

primero que anali'ó con precisión este absurdo mecanismo

económico, as3 como tambi?n el tr5nsito de medio a 4in incluido en

el mismo. El dinero llegó a ser, en cierto modo CirracionalmenteD, el


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que quedaba era aquella lógica desencadenada cu6o arquetipo

hab3an sido los ca@onesK nos encontramos 4rente a la


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de econom3a 6 sociedadK el orden social no es sino una 4unción del

orden económico que, 4rente a todos los 5mbitos sociales 6 toda

necesidad, se ha vuelto autónomo. 9on esta alteración queda

4undada no sólo la mera oposición de autonom3a 6

autorresponsabilidad, a saber, el per4ecto autosuministro del 4in en

s3 mismo del dinero, sino tambi?n la desmesura de un in4inito a45n

de crecimiento, puesto que 6a no se da retroalimentación alguna

para las necesidades, la re4le%ión espiritual 6 las determinaciones

culturales, sino >nicamente la retroalimentación del medio

económico autónomo a s3 mismo. o que comen'ó no con el

capitalismo


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El traba0o mismo ha ocupado el lugar de ios, de tal manera que

ahora todos los seres humanos son


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/a econom0a de empresa como espacio de tiempo abstracto

En la


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vivencia 6 de la percepción del tiempo es simplemente insostenible.

Ante todo, se sabe que las culturas agrarias premodernas pensaban

no en un tiempo lineal uni4orme, sino m5s bien uno cíclicoL en ciertomodo, en ritmos de tiempo que retornan, 4ormados seg>n los ciclos

anuales CagrariosD 6 cósmicos. *or tanto, aun cuando el tiempo no

4uese sino una 4orma de percepción inscrita de manera apriórica en

la capacidad de conocimiento humana, dicha 4orma estar3a, con

todo, su0eta a una evolución cultural e histórica. as >ltimas

investigaciones acerca de los di4erentes tiempos culturales han

con4irmado esta tesis. En todas las culturas e%tra@as a lamodernidad capitalista, el tiempo no sólo


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uno 6 el mismo, el cual 4lu6e siempre a id?ntica velocidad, 6

siempre en la misma dirección.

Esta dictadura del tiempo abstracto, e0ecutada por el mecanismo

de la competencia anónima, creó a su medida el correspondiente

espacio abstracto, es decir, ese espacio /uncional del capital que,separado del resto de la vida, obedece a su propia racionalidad

CempresarialD. 7urgió as3, en cierto modo, un espacio-tiempo muerto,

culturalmente indi4erente, que comen'ó entonces a devorar el

cuerpo social. a 4orma de actividad abstracta n criterios racionales. A decir verdad, esta

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supuesta ra'ón es, sin embargo, el irracionalismo social de la

ltimo de los rinconesJ

En principio, el desorbitado a45n del modo de producción

capitalista no puede tolerar tiempo alguno que permane'ca


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calma, de la pasividad, de la contemplación. En oposición a lo cual

el capitalismo e%ige la e%pansión de su actividad hasta las m5s

remotas 4ronteras 43sicas 6 biológicas. En lo temporal, estas 4ronteras

vienen determinadas por la rotación de la tierra con respecto a s3

misma, esto es, por las $( horas del d3a astronómico, que tiene un

lado claro Cvuelto hacia el solD 6 otro oscuro Coculto al mismoD. a

tendencia del capitalismo pasa por hacer de la del sol la parte activa

total, 6 ocupar as3 la totalidad del d3a astronómico. a parte

nocturna inter4iere en ese deseo. a producción, circulación 6

distribución de mercanc3as deber5 pues tener lugar nica 6 gigantesca m5quinaconcordaba con la m5quina económica mundial del capital, 6 las

medidas abstractas de espacio 6 tiempo se volvieron una 4orma

com>n a la m5quina 43sica 6 económica del mundo Gpara el mundo

tanto como para la


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la ra'ón ilustrada, se ha preocupado poco de estas cosas, 6 as3 ha

quedado reservado para ideólogos conservadores Gcomo por

e0emplo Ernst R]nger en su


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racionalidad, desdimensionado 6 desproporcionado. 7i los edi4icios

antiguos nos resultan, en ocasiones, de alg>n modo m5s bellos 6

con4ortables que los modernos, 6 cuando advertimos despu?s que,

al tiempo 6 en contraste con las


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la controversia en torno a la hora de cierre de los comercios en la

&ep>blica ederal Alemana. En muchos pa3ses, como en Estados

Onidos, no e%iste hora de cierre establecida por la le6, 6 en

numerosas tiendas luce el cartelK


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m5s avan'ada maquinaria obliga por tanto al traba0ador a traba0ar

por m5s tiempo de lo que el salva0e o de lo que ?l mismo, con las

m5s simples 6 rudas herramientas, lo hi'o nunca= CMar% /"(V/),

"PD. Esta tan curiosa desproporción de0a pues a las claras que

quienes producen no pueden ni siquiera decidir por s3 mismos a qu?

4in desean orientar el crecimiento de la propia productividad. 9omo

del resto de las decisiones, tambi?n de ?sta, es decir, de aquella que

tiene que ver con la lógica del 4uncionamiento capitalista, han sido

despo0ados. ien es cierto que, en las vie0as sociedades agrarias, el

ba0o nivel de las 4uer'as productivas generó no pocasarbitrariedades Cpor e0emplo, tradiciones severas 6 dependencias

por parentescos de sangreD 6 en ocasiones incluso problemas de

abastecimiento Cpor las malas cosechasD. *ero el 4in de la producción,

a pesar de la escase' de medios, no era nunca un 4in en s3 mismo

abstracto como el que prevalece ba0o la situación impuesta por el

sistema productor de mercanc3as moderno. 7e trataba, m5s bien, del

placer 6 del ocio.9oncepto antiguo 6 medieval, ?ste del ocio, que no se debe

con4undir con el concepto moderno de tiempo libre. *ues el ocio no

era un proceso de actividad para la obtención de una 4racción

residual, sino un momento de la vida completamente sustancial. *or

eso mismo, un aumento de la productividad era, por regla general,

empleado antes para un ma6or ocio que para una ma6or

producción. En cambio, la racionalidad empresarial de reducción depagos trans4orma cada progreso t?cnico >nica 6 e%clusivamente en

una necesaria, desproporcionada producción adicional, 6 por tanto

tambi?n en traba0o adicional, pero nunca en un ocio adicional del

productor.

No en vano, 6 a pesar del ba0o nivel t?cnico dado en la

Antig]edad 6 en el Medievo, sólo la pura cantidad e%terna de

tiempo productivo 6a tend3a a ser mucho menor que en elcapitalismo. *or lo que sabemos de las reglas mon5sticas de la Alta

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Edad Media, que como precursoras de la disciplina laboral

contienen 6a ciertos elementos del tiempo abstracto, se conoce que,

curiosamente, a la su4rida pasión del traba0o apenas se dedicaban

m5s de seis o siete horas diarias Gas3 pues, 6 como se echa de ver,

entonces se ten3a por un acto de piadosa castidad 6 de

autosuperación lo que ho6, si bien sólo en ciertos sectores 6 en los

llamados pa3ses


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hasta nosotros. ue a dicha restricción del cuanto de rendimiento

anual por ra'ón del cambio de estaciones a lo que no se le halló

alternativa alguna, una ve' que la obligación de rendir 4ue

sistem5ticamente e%tralimitada por el 4lu0o de tiempo astronómico

propio de la 4uncionalidad empresarial.

8 no ha6 que olvidar que aquello que en las sociedades

precapitalistas seme0ar3a ser un


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permanente, 6 con un rendimiento cada ve' ma6or, pese a la

limitación absoluta que supone el d3a astronómico, cada ve' m5s 6

m5s espacio deb3a ser


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la utop3a socialista del traba0o ha6a ido evapor5ndose

paulatinamente 0unto con el vie0o movimiento obrero. Aun cuando

apenas ha6a quien tenga un concepto cr3tico de ello, instintivamente

se sabe, no obstante, que no ha6 modo de acertar en el cora'ón del

capitalismo mediante una sublimación de su propia 4orma de

actividad. Igual de instintivamente, se saca la conclusión de que 6a

no ha6 cr3tica del capitalismo posible. Mientras el apremio al traba0o

general sigue vigente, el con0unto de los movimientos sociales se

rela0a. -os capitalistas tratan de re4ugiarse cada ve' m5s en una

utop3a individuali'ada de la libertad. *ero ah3 es donde les espera,sonriente, el capitalismo, el mismo que hace tiempo que coloni'ó el

tiempo libre hasta hacer de ?l un puro complemento del de traba0o.

*ues 6a que el traba0o no es a priori sino una condición de la

incapacitación, tambi?n el tiempo libre ten3a que C6 sigue teniendo

queD convertirse en ello.

El tiempo libre no es un tiempo liberado, sino un espacio 4uncional

secundario del capital. No se trata de un ocio libre. 7e trata de untiempo 4uncionali'ado propiamente para el consumo permanente C6

e%tremadamente intensoD de mercanc3as. He esta manera, por una

parte, la industria cultural 6 del tiempo libre genera nuevas es4eras

laborales, 6 por la otra, el tiempo libre como tal no hace sino

amoldarse al del traba0o. El hombre capitalista de ho6 en d3a es un

traba0ador no sólo cuando


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completo, 6 hasta tal punto que se presenta en el desempleo como la

realidad que es. -o que en la dimensión global aumenta, por

supuesto, de manera dram5tica. El desempleo en el capitalismo no

signi4ica m5s tiempo libre en absoluto. 7igni4ica tan sólo tiempo de

pobre'a. -os parados est5n e%puestos no a un tiempo del que

disponen libremente, sino a la super4luidad de su persona. 8 claroK el

principio que de0a de estar as3 en vigor no es el del traba0o, es la

e%istencia misma de los parados. -a continuación del traba0o

adquiere pues otra cualidadK el de los parados consistir5 en tener que

buscarse a duras penas un puesto de traba0o nuevo, acosados 6humillados por esa administración burocr5tica del traba0o 6 la

pobre'a.

Ona ve' que la utop3a del tiempo libre ha 4racasado tan

vergon'osamente como la del traba0o, qui'5 el recurso redentor

consista tan sólo en desechar el entero sistema de relaciones, 6 escapar

as3 de la 0aula de las categor3as capitalistas. *ues no es posible un

regreso a la sociedad agraria premoderna, ni tampoco deseable. Elan5lisis histórico puede tener tan sólo una 4inalidadK la de destapar el

grotesco malentendido que ha servido a todo ese monstruoso

desarrollo moderno de las 4uer'as de producción para reducir el ocio

libre casi hasta su e%tinción. En otras palabras, puede abrirse un

proceso contra el capitalismo, pero sólo si se procesa antes al propio

traba0o. 8 para superar el apocamiento del movimiento obrero en

cuanto al concepto positivo de traba0o, ha6 que consultar de nuevo aMar% Gclaro que no a cualquier Mar%, sino a aquel


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?ibliogra)0a

-9oulmas, lorian C/"""D, $ontu bis Satsun, enK Mirtsc+a/tsCoc+e/1V/""", ]sseldor4.

-Engels, riedrich C/"(P, primera edición /)"PD, =nteil der =rbeit ander $ensc+Cerdung des =//en , erlin CEl papel del traba0o en latrans4ormación del mono en hombre

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