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Rolón Aquino, Gustavo A. y otro s/ Recurso de Casación Causa Nro. 11.598 Cámara Nacional de Casación Penal – Sala II 7/12/2010 Derecho Penal Robo agravado por el uso de armas. Concepto de arma impropia. Elemento punzo cortante precario. Imputados situados en asentamiento precario de un predio público. Impertinencia de orden de allanamiento. Teoría del dato. Validez de las actas labradas en el procedimiento de detención de los imputados. Condena por delito mas gravoso que el requerido por el fiscal. Principio de “iura novit curia”. El derecho de exclusión que asiste a cualquier ciudadano, sea cual fuere su concreción en términos de habitación o establecimiento, alcanza el ámbito que constituye su intimidad. No es ese el caso cuando de lo que se trata es de un espacio público, ocupado precariamente y donde el sujeto no se encuentra en el interior de una “casilla”, “caño” o cualquier construcción por precaria que sea que delimite ese espacio local de intimidad. Por otra parte, la mera comunicación de datos en la medida que no sea producto de coacción, no es un indicio que deba desecharse de la investigación criminal. En tal sentido, las expresiones que de manera espontánea refiere quien está detenido o demorado pueden ser tomados como pista o información a los efectos de la actividad preventora. Respecto de las actas labradas en un procedimiento, estas no son sino un medio de prueba documental, en la medida en que se hayan realizado con arreglo a las normas que las rigen, pero ni siquiera son un medio privilegiado o preeminente. Esto es así, por cuanto una vez presentes en el debate los funcionarios de la prevención, la ley establece una regla de preferencia donde la declaración testimonial trasciende a la prueba documental, respecto del hecho que se debe acreditar. Por eso las actas sólo pueden ser utilizadas -salvo acuerdo de partes- para demostrar contradicciones o variaciones, ayudar a la memoria de los testigos, suplir la presencia del testigo citado que hubiere fallecido o estuviere ausente, o cuya residencia se ignorare, o si se hallase inhabilitado por cualquier causa para declarar. Respecto de la calificación legal, debe entenderse por arma tanto aquel instrumento específicamente destinado a herir o dañar a la persona -arma propia- como cualquier otro objeto que sea transformado en arma por su destino, al ser empleado como medio contundente, ofensivo e intimidatorio -arma impropia-. El ilícito apoderamiento queda agravado entonces por el uso de un arma en tanto ésta se emplee con fines intimidatorios y posea capacidad ofensiva al menos en algún momento del desarrollo total del mismo, ya que hace a la conformación de la “violencia” del comportamiento. Luego, ejercida la acusación fijando los hechos, la competencia del tribunal ha quedado abierta para resolver el derecho, es decir, sobre la imputación y no tiene ya otros límites que no sean los que dan la ley y el derecho. En ese contexto, la jurisdicción define y cierra el conflicto como lo propio de su competencia y por eso tiene la atribución de dar

Robo Con Arma Impropia - Ppio. Congruencia

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  • Roln Aquino, Gustavo A. y otro s/ Recurso de Casacin

    Causa Nro. 11.598

    Cmara Nacional de Casacin Penal Sala II

    7/12/2010

    Derecho Penal

    Robo agravado por el uso de armas. Concepto de arma impropia. Elemento punzo cortante

    precario. Imputados situados en asentamiento precario de un predio pblico. Impertinencia de

    orden de allanamiento. Teora del dato. Validez de las actas labradas en el procedimiento de

    detencin de los imputados. Condena por delito mas gravoso que el requerido por el fiscal.

    Principio de iura novit curia.

    El derecho de exclusin que asiste a cualquier ciudadano, sea cual fuere su concrecin

    en trminos de habitacin o establecimiento, alcanza el mbito que constituye su intimidad.

    No es ese el caso cuando de lo que se trata es de un espacio pblico, ocupado precariamente

    y donde el sujeto no se encuentra en el interior de una casilla, cao o cualquier

    construccin por precaria que sea que delimite ese espacio local de intimidad.

    Por otra parte, la mera comunicacin de datos en la medida que no sea producto de

    coaccin, no es un indicio que deba desecharse de la investigacin criminal. En tal sentido,

    las expresiones que de manera espontnea refiere quien est detenido o demorado pueden ser

    tomados como pista o informacin a los efectos de la actividad preventora.

    Respecto de las actas labradas en un procedimiento, estas no son sino un medio de

    prueba documental, en la medida en que se hayan realizado con arreglo a las normas que las

    rigen, pero ni siquiera son un medio privilegiado o preeminente. Esto es as, por cuanto una

    vez presentes en el debate los funcionarios de la prevencin, la ley establece una regla de

    preferencia donde la declaracin testimonial trasciende a la prueba documental, respecto del

    hecho que se debe acreditar. Por eso las actas slo pueden ser utilizadas -salvo acuerdo de

    partes- para demostrar contradicciones o variaciones, ayudar a la memoria de los testigos,

    suplir la presencia del testigo citado que hubiere fallecido o estuviere ausente, o cuya

    residencia se ignorare, o si se hallase inhabilitado por cualquier causa para declarar.

    Respecto de la calificacin legal, debe entenderse por arma tanto aquel instrumento

    especficamente destinado a herir o daar a la persona -arma propia- como cualquier otro

    objeto que sea transformado en arma por su destino, al ser empleado como medio

    contundente, ofensivo e intimidatorio -arma impropia-. El ilcito apoderamiento queda

    agravado entonces por el uso de un arma en tanto sta se emplee con fines intimidatorios y

    posea capacidad ofensiva al menos en algn momento del desarrollo total del mismo, ya que

    hace a la conformacin de la violencia del comportamiento.

    Luego, ejercida la acusacin fijando los hechos, la competencia del tribunal ha

    quedado abierta para resolver el derecho, es decir, sobre la imputacin y no tiene ya otros

    lmites que no sean los que dan la ley y el derecho. En ese contexto, la jurisdiccin define y

    cierra el conflicto como lo propio de su competencia y por eso tiene la atribucin de dar

  • significacin normativa a los hechos que las partes han planteado y que han quedado fijados

    en la imputacin de responsabilidad por el o los rganos de acusacin, incluso con

    independencia de la referencia jurdica expresada por stas. No hay disponibilidad posible de

    parte de los jueces sobre los hechos, pero si en cuanto al derecho, pues los tribunales deben

    resolver con fundamento en el derecho vigente a travs de una aplicacin razonable,

    imparcial y objetiva, a esos sucesos. El principio iura novit curia, ha sido asumido

    expresamente por nuestro cdigo procesal y es una expresin de la legalidad que regula ese

    procedimiento.

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    2010 - Ao del Bicentenario

    Causa Nro. 11.598 -Sala II- Roln Aquino, Gustavo A. y otro

    s/ recurso de casacin

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    //la Ciudad de Buenos Aires, a los 7 das del mes de diciembre del ao dos mil

    diez, se rene la Sala II de la Cmara Nacional de Casacin Penal integrada por el

    doctor W. Gustavo Mitchell como Presidente y los doctores Guillermo J.

    Yacobucci y Luis M. Garca como Vocales, asistidos por el Prosecretario Letrado

    de Corte, doctor Gustavo J. Alterini, a los efectos de resolver los recursos

    interpuestos contra la resolucin de fs. 490/491 -fundamentada a fs. 496/524 vta.-

    de la causa n 11.598 del registro de esta Sala, caratulada: Roln Aquino,

    Gustavo Antonio y Castillo, Daniel Fidel s/ recurso de casacin, representado el

    Ministerio Pblico Fiscal por el seor Fiscal General doctor Ral Omar Ple, la

    Defensa Oficial de Gustavo Antonio Roln Aquino por el doctor Juan Carlos

    Sambuceti (h) y la Defensa Oficial de Daniel Fidel Castillo (o Jos Damin

    Gonzlez) por la doctora Laura Beatriz Pollastri.

    Habindose efectuado el sorteo para que los seores jueces emitan su

    voto, result designado para hacerlo en primer trmino el doctor Guillermo J.

    Yacobucci y en segundo y tercer lugar los doctores Luis M. Garca y W. Gustavo

    Mitchell, respectivamente.

    El seor juez doctor Guillermo J. Yacobucci dijo:

    -I-

    1) Que el Tribunal Oral en lo Criminal N 6 de esta ciudad resolvi

    rechazar los planteos de nulidad introducidos por las defensas, no hacer lugar al

    planteo de inconstitucionalidad del art. 50 del Cdigo Penal, condenar a Daniel

    REGISTRO Nro.: 17.693

  • 2

    Fidel Castillo (o Jos Damin Gonzlez) por considerarlo coautor penalmente

    responsable del delito de robo agravado por haber sido cometido con arma a la

    pena de 5 aos y 6 meses de prisin, accesorias legales y costas (arts. 12, 29 inc.

    3, 45 y 166 inc. 2-primer prrafo- del Cdigo Penal y 403, 530 y 531 del Cdigo

    Procesal Penal de la Nacin), unificar dicha pena con la de 4 aos de prisin

    dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal N 5 de esta ciudad en la causa n

    1959/2012 condenando en definitiva al nombrado a la pena nica de 8 aos y 6

    meses de prisin, accesorias legales y costas (art. 58 del Cdigo Penal), revocando

    la libertad condicional oportunamente concedida y declarndolo reincidente (arts.

    15 y 50 del Cdigo Penal) y condenar a Gustavo Antonio Roln Aquino por

    considerarlo coautor penalmente responsable del delito de robo agravado por

    haber sido cometido con arma a la pena de 5 aos y 6 meses de prisin, accesorias

    legales y costas (arts. 12, 29 inc. 3, 45 y 166 inc. 2-primer prrafo- del Cdigo

    Penal y 403, 530 y 531 del Cdigo Procesal Penal de la Nacin), declarndolo

    reincidente (arts. 50 del Cdigo Penal).

    Contra dicha decisin, interpusieron sendos recursos de casacin el

    defensor oficial de Castillo, doctor Santiago Mara Bardi -fs. 528/557-, y el

    defensor oficial de Roln Aquino, doctor Javier Aldo Marino -fs. 558/594 vta.-,

    los que concedidos a fs. 595 y vta., fueron mantenidos en esta instancia a fs. 601 y

    605, respectivamente.

    2) Que la Defensa Oficial de Castillo solicit la nulidad del

    allanamiento y de todo lo actuado en consecuencia, puesto que se ha vulnerado

    el art. 18 de la Constitucin Nacional cuando establece que el domicilio es

    inviolable. Expres que la diligencia del allanamiento se llev a cabo en las

    cercanas de la Avda. Herrera y Ro Cuarto a pedido del Sr. Mario Alberto

    Czujko, tratndose de un predio ubicado junto a la Autopista 9 de Julio Sur, mano

    a Provincia, existiendo en el lugar varias casillas precarias, aclarando que en

    ningn momento fue consentida por esta parte la legitimidad del ingreso. Seal

    que en el caso de autos, cabe resaltar que resulta de aplicacin, como se dijo, lo

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    dispuesto por el art. 224 del C.P.P.N., ya que era necesario contar con una orden

    judicial a los fines de proceder al allanamiento realizado que permiti la

    detencin de mi asistido. Asever que no caben dudas que el predio ubicado en

    la calle Ro IV y Herrera de esta ciudad (casilla n 2), donde se llev a cabo el

    allanamiento, era el domicilio de mi asistido. Ello surge de fs. 1, fs. 4, fs. 6/7, fs.

    27/28 del principal.

    Asimismo, reclam la nulidad del acta de secuestro glosada a fs.

    17, toda vez que slo refleja y detalla el secuestro de los elementos pero nada

    dice respecto del lugar de donde fueron secuestrados. Adems, indic que

    siendo que el acta de secuestro no da cuenta de lo realmente acaecido, dicha

    circunstancia decide su nulidad y habr de tener incidencia en torno a la

    calificacin legal por cuanto al suprimirse el secuestro de la punta de metal -

    incorrectamente conceptuada como arma impropia por el a quo- la solucin que

    se impone es que el hecho atribuido a mi asistido deba ser calificado como robo

    simple (art. 164 del C.P.).

    La defensa se agravi de que en la resolucin recurrida se produjo

    una vulneracin del principio acusatorio y del derecho de defensa en juicio al

    seleccionar una calificacin legal ms gravosa que el Ministerio Pblico Fiscal y

    aplicar una pena superior a la requerida. Expres que tras el alegato fiscal que

    conceptu que el hecho deba ser calificado como robo simple, se efectu una

    atribucin sorpresiva al mutar el encuadre jurdico por uno ms gravoso, razn

    por la cual no medi una posibilidad concreta de articular la efectiva defensa de

    Castillo. Ello se advierte tambin en que mi labor fue defender los intereses de mi

    asistido en torno a un pedido fiscal de dos aos de prisin y, de modo sorpresivo,

    el tribunal sancion a mi representado con una pena de cinco aos y seis meses

    de prisin en orden a un desapoderamiento agravado, haciendo referencia a

  • 4

    distintos pronunciamientos del Alto Tribunal y de esta Cmara.

    Por otro lado, seal que el a quo ha aplicado errneamente el art.

    166 inc. 2 del Cdigo Penal, desde que la defensa considera que el hecho

    investigado debe ser calificado como robo simple. Ello as, toda vez que de

    acuerdo a las circunstancias fcticas, la forma en que se utiliz el elemento, no

    lleg a trasuntar la violencia fsica genrica sobre las personas que exige el tipo

    bsico del art. 164 del cdigo de fondo, es decir, que el poder intimidante del

    objeto utilizado y el peligro que constituye para el damnificado su empleo no se

    dieron en el caso de autos, como lo entendi el seor fiscal de juicio al momento

    de alegar.

    Tambin postul la nulidad del pronunciamiento con relacin a la

    individualizacin de la pena discernida. En tal sentido dijo que de acuerdo a la

    valoracin efectuada por el a quo no se alcanza a comprender por qu la sancin

    aplicada excedi el mnimo legal previsto en el art. 166, inc. 2, del C.P., a la

    vez de que seal que no se encuentra razn acerca de por qu a Castillo se le

    impuso la misma sancin que a Roln Aquino, cuando las circunstancias

    personales de ste y que fueron valoradas por el tribunal de grado como

    agravantes se desprende que revisten una mayor gravedad.

    Finalmente, solicit -con cita de doctrina- la declaracin de

    inconstitucionalidad del art. 50 del Cdigo Penal por afectar los principios

    constitucionales de culpabilidad y ne bis in idem.

    3) Que la Defensa Oficial de Roln Aquino solicit la nulidad del

    registro domiciliario practicado sin orden de autoridad competente. Dijo que el

    personal policial no observ la normativa que surge del art. 224 del C.P.P.N.,

    cuya observancia era inexcusable al no darse ninguno de los supuestos de

    excepcin del art. 227 del C.P.P.N.. Cuestion el rechazo de la nulidad por parte

    del a quo sealando que est claro que el lugar en el cual una persona vive, debe

    tomarse como domicilio, y por tanto, alcanzado por la garanta constitucional,

    por ms precariedad advertida en el asentamiento, insistiendo en que en nada

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    empece que las casillas no tuvieran todas las paredes.

    Expres que resulta igualmente nulo el interrogatorio ilegtimo al

    detenido Castillo, que deriv en la detencin de Roln Aquino. Sostuvo que

    resulta contradictoria la postura sustentada en el fallo al utilizarse los dichos

    del damnificado para incriminar a los causantes, pero cuando de la declaracin de

    la vctima surgen extremos cuestionables al accionar policial se pone en duda lo

    que dice. Expres que el testimonio del damnificado acerca de que los policas le

    dijeron que el detenido haba aflojado revela que obedeci a un ilegtimo

    interrogatorio vedado por el art. 184 inc. 10 del C.P.P.N. que, encima, fue

    coactivo, ya que aflojar significa ceder, debilitarse, cesar, nada ms lejos de

    una accin voluntaria y espontnea. Manifest la defensa que a partir del

    allanamiento ilegal practicado se detuvo a Castillo, a quien la polica realiz un

    interrogatorio ilegal del cual se obtuvieron datos para la investigacin del

    suceso, resultando ser consecuencia del mismo la detencin de mi pupilo, como la

    entrega de las cosas sustradas por parte de un desconocido, el secuestro de

    diversos objetos ...elementos todos ellos que no pueden fundar el juicio de

    reproche en contra de mi asistido cuando ello, por la entidad de las normas

    vulneradas, deben excluirse del proceso sancionndolos con nulidad, lo que as

    expresamente se requiere.

    El recurrente plante la nulidad del acta de secuestro obrante a fs.

    17 practicado a resultas del irregular procedimiento realizado por la polica, al

    verificarse una violacin de garantas aseguradas por la Constitucin Nacional,

    haciendo mencin a los arts. 138, 139, 140, 200 y 201 del cdigo de forma. En tal

    sentido, adujo que la versin del damnificado -quien relat que la mochila le fue

    entregada por una persona desconocida que all viva- se contrapone no slo a lo

    que el acta sugiere sino tambin a lo declarado por los policas con relacin al

  • 6

    mismo, sealando que es evidente que el acta de secuestro, an cuando tenga

    las firmas de los intervinientes, no refleja la realidad del procedimiento policial

    llevado a cabo. Manifest que al tratarse de un acto definitivo e irreproducible

    y tener incidencia en la detencin del justiciable, debe disponerse su nulidad de

    fs. 17, la absolucin del causante. Subsidiariamente, debe considerarse

    jurdicamente inexistente la supuesta punta, modificarse la calificacin legal

    por la de robo simple y disminuirse sensiblemente la pena impuesta a otra que no

    se aleje del mnimo legal de esta ltima figura.

    Tambin el impugnante requiri la nulidad del auto de fs. 89 -por el

    que se deneg la convocatoria como testigos a Tati y Natalia- y de todos los

    actos posteriores. De este modo -continu- se impidi que las nombradas fueran

    halladas pues el predio fue desalojado y no pudieron declarar en juicio y

    confirmar la versin invocada por su pupilo, lo que resulta violatorio del art. 304

    del C.P.P.N., infringindose el derecho de defensa, y resultando -por ende- una

    nulidad absoluta. Relat que cuando el tribunal oral orden la localizacin y

    comparecencia de dichos testigos, stos ya haban sido desalojados, por lo que al

    denegar el juez de instruccin la prueba ofrecida por Roln Aquino a poco de ser

    detenido se ocasion un perjuicio irreparable al ejercicio de su defensa pues no

    pudo obtener la produccin de pruebas que demostraban su ajenidad al hecho.

    El recurrente tambin se agravi de que en la sentencia impugnada se

    ha efectuado una valoracin de la prueba en vulneracin de las reglas de la sana

    crtica, que los argumentos centrales de la defensa no fueron contestados y que

    aqulla tiene slo una fundamentacin aparente. Explic que su defendido

    manifest que cuando el damnificado ingres a la vivienda con los policas, l

    mantuvo una conversacin -cara a cara- con aqul, preguntndole por lo que

    estaba sucediendo y las razones de su presencia, preocupado porque en el lugar

    haba familias y menores, y los preventores se encontraban armados, lo que fue

    admitido por Czujko en la audiencia. Por ello consider que si Roln Aquino fue

    uno de los autores, la vctima lo hubiese reconocido en ese momento y no cuando

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    el nombrado ya se hallaba detenido al lado de sus pertenencias. A ello agreg que

    lo sustrado no fue secuestrado en poder de Roln Aquino, que el reconocimiento

    impropio es de ningn valor y que la vestimenta de su defendido as como su

    contextura fsica no coinciden con las sealadas oportunamente por la vctima. En

    todo caso, indic que, de las consideraciones plasmadas, en el peor de los

    supuestos podra admitirse que hay duda respecto de la adjudicada intervencin

    en los hechos y no obstante ello se ha condenado, en clara violacin al principio

    constitucional del in dubio pro reo.

    Tambin la defensa seal que subsidiariamente ha solicitado la

    absolucin de Roln Aquino puesto que qued acreditado que al momento del

    hecho y al de su detencin estaba en una situacin de inimputablidad -art. 24,

    inciso 1 del Cdigo Penal en funcin del art. 3 del C.P.P.N.. Indic que la

    vctima dijo que su defendido estaba volado y que al momento de su detencin

    deca incoherencias como que su mam le daba de comer pila caliente.

    Expuso que en la sentencia atacada se ha efectuado una errnea

    aplicacin de la ley sustantiva en la calificacin legal del hecho, ya que por las

    caractersticas del objeto secuestrado, y el modo en que fue empleado, conforme

    lo seala la vctima, de ningn modo puede aceptarse que nos encontramos frente

    a un arma impropia y que para ello lo que resulta de fundamental importancia es

    la forma en que se utiliza el elemento que slo serva para intimidar pero no para

    aumentar el poder vulnerante. Queda abarcada por tanto por la violencia tpica

    de la figura del art. 164 del Cdigo Penal.

    La defensa sostuvo que en autos se produjo una violacin a la

    garanta del juez imparcial porque el tribunal oral prescinde de la prueba que

    ha sido directamente obtenida ... en la audiencia de debate, en el transcurso de la

    cual los testigos no pudieron aseverar que la mochila haya sido encontrada en

  • 8

    poder de Roln Aquino y el propio damnificado expuso que la mochila se la dio

    un familiar del primer detenido, Castillo, y no obstante el a quo resuelve

    condenar al justiciable, tal situacin afecta la garanta de imparcialidad,

    reconocida en los tratados con jerarqua constitucional.

    Asever que se ha infringido el sistema acusatorio desde que el

    tribunal oral se apart de la acusacin del fiscal y conden a su asistido en orden

    al delito de robo agravado por su comisin con armas. Tras hacer mencin de

    distintos precedentes de la Corte, manifest que el encuadre jurdico de los

    hechos distinto del propiciado por la fiscala y la imposicin por ende de una

    pena que exceda el monto de pena peticionado por la fiscala, quebranta y

    vulnera el principio acusatorio, el contradictorio, lo cual implica una lisa y llana

    afectacin del derecho constitucional de defensa en juicio as como de la garanta

    del debido proceso legal (art. 18 C.N.), al resolver el rgano jurisdiccional -ultra

    petita- sobre un aspecto que no integr los trminos de la litis, ni de la acusacin

    ni de la defensa.

    Se agravi la defensa de la pena impuesta a su asistido al considerarla

    excesiva, porque no puede perderse de vista que todo lo supuestamente

    sustrado se haba recuperado, como as tambin las condiciones de precariedad

    y marginalidad en la que viva el justiciable al momento de su detencin. A ello

    corresponde aadir que las condiciones psicofsicas de Roln Aquino, descartada

    la inimputabilidad, al menos deban considerarse al momento de determinarse la

    pena. Conforme se acreditan con las constancias obrantes en el incidente de

    salud, mi asistido es enfermo de HIV y soporta otras dolencias derivadas de tal

    enfermedad. Agreg que los antecedentes del imputado en lugar de jugar como

    agravantes, deben ser considerados en sentido inverso y que considerar que

    Roln detentaba el arma como agravante de la pena cuando ya est

    contemplada en el tipo, ms la valoracin de antecedentes, vulnera el principio

    ne bis in idem, ya que por estos ya recibi reproche y pena. Por tales razones,

    arguy que, para el caso, debe imponerse una pena que no se aparte del mnimo

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    legal.

    Estim que se ha aplicado errneamente el art. 50 del Cdigo Penal

    respecto al cumplimiento parcial de la pena que requiere dicha norma, pues, a

    su entender, dicho plazo es el que estipula el art. 13 del cdigo de fondo, y ello no

    se da en autos respecto de Roln Aquino.

    Asimismo, plante la inconstitucionalidad del art. 50 del Cdigo

    Penal, puesto que -asever- la declaracin de reincidencia vulnera el principio ne

    bis in idem, el de culpabilidad y el derecho penal de acto que surge de los

    arts. 18 y 19 de la Ley Fundamental.

    4) Que, durante el plazo del art. 465 del Cdigo Procesal Penal de la

    Nacin y en la oportunidad del art. 466 ibdem, el seor Fiscal General ante esta

    Cmara, Dr. Ral O. Ple, se present a fs. 608/614 vta., propiciando el rechazo

    de los recursos de las defensas oficiales.

    En tal sentido, seal que las nulidades solicitadas en los remedios

    casatorios haban recibido adecuada respuesta por parte del tribunal oral y de la

    Sala IV de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sin

    que los recurrentes aportaran nuevos argumentos, al tiempo que efectu

    consideraciones relativas a la validez del procedimiento llevado a cabo. Por otro

    lado, expuso que en la resolucin impugnada se ha valorado acertadamente el

    plexo probatorio, que el elemento utilizado resulta ser un arma impropia, la

    mensuracin de la pena no es arbitraria y descart la inconstitucionalidad del

    instituto de la reincidencia, con cita de fallos de la Corte Suprema y de esta

    Cmara.

    En la misma oportunidad, la Defensa Oficial de Roln Aquino se

    present a fs. 616/623 vta., donde seal que comparta los argumentos del

    recurso de casacin deducido por la Defensa Oficial del nombrado en la anterior

  • 10

    instancia, reiterando los agravios all oportunamente vertidos y solicitando que se

    haga lugar al remedio casatorio interpuesto.

    5) Que a fs. 635 se dej debida constancia de haberse superado la

    etapa prevista en el art. 468 del Cdigo Procesal Penal de la Nacin, presentando

    la Defensa Oficial de Castillo las breves notas glosadas a fs. 632/634.

    -II-

    Llegadas las actuaciones a este Tribunal estimo que el recurso de

    casacin interpuesto con invocacin de lo normado en el art. 456, incs. 1 y 2, del

    Cdigo Procesal Penal de la Nacin, es formalmente admisible toda vez que del

    estudio de la cuestin sometida a inspeccin jurisdiccional surge que el

    impugnante invoc la errnea aplicacin de la ley sustantiva y procesal; adems el

    pronunciamiento cuestionado es recurrible en virtud de lo dispuesto por el art. 457

    del mencionado digesto procesal.

    -III-

    En primer lugar habr de abordar las nulidades planteadas por los

    recurrentes, adelantando desde ahora que no tendrn favorable acogida, por

    cuanto los agravios de las defensas carecen de eficacia para modificar su rechazo

    por parte del tribunal de juicio.

    A) Respecto a la presunta violacin al domicilio referida por las

    defensas, tanto el a quo, como ya lo hiciera en su oportunidad la Sala IV de la

    Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, han dado

    respuestas consistentes a los efectos de no considerar al lugar donde se llev a

    cabo el procedimiento policial como equiparable al concepto de domicilio en el

    ordenamiento jurdico aplicable.

    Los planteos defensistas fallan en demostrar que el predio

    descampado ubicado en la Autopista 9 de Julio Sur, tuviera la naturaleza que

    pretenden, en tanto se trata conforme lo releva la prueba atendida por el a quo, de

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    un terreno pblico, imposible de apropiarse por parte de particulares que se

    asientan en este de manera irregular. La delimitacin perimetral con alambrado

    tampoco tiene en esas condiciones, la aptitud para discernir un domicilio, an si se

    considera la ruptura de una parte de su extensin como si fuera un ingreso al

    lugar.

    Ni siquiera atendiendo a las declaraciones de los imputados puede

    inferirse tal conclusin pues, en todo caso, sus expresiones podran ser aplicables

    al mbito determinado de su ocupacin particular, pero no al contorno que lo

    rodea y que esta constituido en el supuesto bajo examen por la extensin del

    descampado pblico ya aludido. Las consideraciones de las defensas no logran

    demostrar que esa extensin abierta que rodea el lugar en que se han establecido

    irregularmente los imputados pudiera constituir un domicilio que, a su vez,

    habilite la exclusin no autorizada legalmente de terceros. Los recurrentes no han

    podido indicar las razones por las cuales la actuacin policial concretada en un

    espacio abierto y no apropiable por particulares puede implicar una afectacin a la

    inviolabilidad domiciliaria. En hiptesis, las reflexiones de los recurrentes

    podran entrar en consideracin si se tratara de un lugar delimitado o cerrado, que

    implique un mbito de ocupacin.

    Tanto la reconstruccin del hecho realizada por el a quo cuanto las

    referencias de los funcionarios policiales en oportunidad de declarar o a travs de

    la elaboracin de las actas levantadas durante las diligencias de investigacin,

    muestran que la actividad policial se desarroll por el contrario, en un espacio

    abierto, ajeno a una relacin de privacidad o intimidad que pueda ser opuesta por

    los imputados para excluir esas funciones. Observo que en ningn momento se

    alega que los policas hubieran ingresado en una casilla, por precaria que sea, para

    establecer la existencia de algn elemento de prueba o concretar la detencin de

  • 12

    alguno de los imputados.

    El derecho de exclusin que asiste a cualquier ciudadano, sea cual

    fuere su concrecin en trminos de habitacin o establecimiento, alcanza el mbito

    que constituye su intimidad. No es ese el caso cuando de lo que se trata es de un

    espacio pblico, ocupado precariamente y donde el sujeto no se encuentra en el

    interior de una casilla, cao o cualquier construccin por precaria que sea que

    delimite ese espacio local de intimidad. Los imputados fueron detenidos en un

    lugar abierto, de trnsito no restringido, ni apropiable por quienes se encontraban

    circunstancialmente y de facto all caminando, movindose, consumiendo

    bebidas o conversando. Segn las constancias del fallo, Roln Aquino fue

    sorprendido saliendo por la fractura del alambrado con un carrito y en el de

    Castillo cuando se encontraba fuera de cualquier delimitacin fsica asimilable a

    un domicilio, sea de cartones o chapas.

    Al respecto, el tribunal de mrito sostuvo que ha quedado claro, a

    lo largo de la audiencia, la inexistencia de viviendas, en el sentido propio del

    trmino, en el interior del descampado. Los testimonios de la vctima y de los

    preventores dan cuenta que en el predio usurpado por los moradores no haba

    casillas y que all haba gente durmiendo en colchones, cubiertos con algn

    cartn o una o dos chapas. Agreg el a quo que el propio relato del imputado

    Castillo, cuando se refiere a su casa, denota la inexistencia de paredes de

    exclusin, pues tal como all se explicita, tanto en su interior, como afuera de ella,

    estaba siempre a la vista. Por ello el tribunal oral asever que resulta imposible

    que se pueda hablar de habitacin o domicilio; se podr decir que existe un

    derecho de propiedad sobre las cosas, pero no que exista un derecho de exclusin

    o de intimidad, porque precisamente, dadas las circunstancias de sta, es

    inexistente. Asimismo, vale destacar que ninguno de los testigos convocados a

    pedido de las partes, pese a que fueron interrogados al respecto, coincidi con lo

    aseverado por los encartados y sus defensas -fs. 506/507-.

    Tambin cabe traer a colacin lo sostenido por la Sala IV de la

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    Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional -a cuyo

    fundament se adhiri el tribunal oral- respecto a que debe descartarse el

    cuestionamiento que efectan las defensas respecto del ingreso de efectivos

    policiales al predio ubicado en la Autopista 9 de Julio Sur, sin contar con orden

    judicial. Ello pues, de manera alguna se puede extender la garanta que protege

    la inviolabilidad del domicilio a un terreno pblico que, incluso, tal como refieren

    los agentes, presentaba un agujero en el alambrado perimetral que permita el

    ingreso de cualquier transente. No es posible olvidar al respecto que el

    asentamiento irregular que se verifica en el sitio de mencin no lo transforma en

    un lugar privado o de acceso vedado a toda persona que no integre el grupo de

    los all instalados. Sin dudas, la injerencia estatal slo puede verse limitada a las

    casillas levantadas en el predio y a las cuales se circunscribe el mbito de

    intimidad de quienes carecen de todo derecho real sobre el lote, sin que se

    desprenda de ninguna de las constancias del sumario, el supuesto registro de

    las precarias viviendas de referencia -fs. 147 y vta.-.

    Descartado as que la actuacin policial se llevara a cabo en un

    domicilio o que hubiera alguna afectacin a la garanta constitucional que protege

    la intimidad o privacidad de las personas la nulidad pretendida carece de

    fundamento. Ello es as por cuanto no se ha demostrado razn alguna para que

    fuera necesaria en las circunstancias aludidas una orden de allanamiento ya que se

    ha descartado fundadamente que el predio pblico donde estaban asentados

    irregularmente los imputados fuera asimilable en su espacio abierto al concepto de

    domicilio en los trminos del art. 18 de la Constitucin Nacional.

    B) Por otra parte, tampoco resulta procedente el planteo nulificatorio

    de las defensas relacionado con las expresiones de Castillo que derivaron en la

    detencin de Roln Aquino y el secuestro de los efectos que le fueran sustrados al

  • 14

    damnificado.

    Los recurrentes fundaron su queja ante el tribunal oral y ante esta

    Sala sosteniendo que los dichos de Castillo durante el procedimiento de su

    detencin no fueron una manifestacin espontnea sino producto de un

    interrogatorio indebido por parte de los funcionarios policiales que se encuentra

    vedado expresamente por el art. 184, inc. 10, del cdigo de rito, fundando tal

    pretensin en que el damnificado Csujko habra indicado que los policas le

    dijeron que el detenido haba aflojado.

    Con fundamento suficiente, el tribunal oral descart la nulidad

    pretendida.

    En efecto, el a quo subray que la mencionada frase no fue

    escuchada por el Tribunal, que ella carece de toda relevancia para afirmar la

    irregularidad sostenida y que an cuando hubiera sido pronunciada, tanto la

    declaracin del damnificado, como la del propio imputado, despejan cualquier

    presuncin al respecto -fs. 507 vta./508-.

    As, expres el tribunal de juicio que Csujko sostuvo que cuando

    ingres al predio, pese a que la polica le haba dicho que no descendiera del

    patrullero, reconoci de manera inmediata a Castillo y lo seal a los

    preventores. Dijo que ante su actitud, el imputado neg primeramente su

    intervencin en el hecho, pero al ver que el dicente, sumamente ofuscado lo

    enfrentaba -fuiste vos hijo de puta, devolveme lo que me robaste, fueron los

    trminos empleados-, le contest est bien, pero no las tengo, las cosas se las

    llev el otro para venderlas -fs. 508-.

    Por su parte, el a quo expuso que el imputado declar ante el juez de

    instruccin -declaracin ... que ratific y a la que se remiti durante la

    audiencia- que ...me llevaron detenido al patrullero y cuando estaba por entrar

    vi que por Herrera e Iriarte iba pasando Roln con un carro y le dije a la polica

    que l era quien le haba robado al pibe y que lo revisen a l... -fs. 508-.

    La Corte Suprema de Justicia de la Nacin tiene dicho que la mera

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    15

    comunicacin de datos en la medida que no sea producto de coaccin, no es un

    indicio que deba desecharse de la investigacin criminal. En tal sentido, las

    expresiones que de manera espontnea refiere quien est detenido o demorado

    pueden ser tomados como pista o informacin a los efectos de la actividad

    preventora (Fallos: 315:2502, 317:241, 317:956 entre otros). No habiendo prueba

    oponible en la presente causa respecto de la existencia de coacciones o apremios

    que determinaran esas manifestaciones, no se advierte violacin alguna de las

    garantas constitucionales.

    En efecto, del relevamiento de las constancias atendidas en el fallo no

    surge la existencia de un interrogatorio prohibido por parte del personal policial -

    ni siquiera de la declaracin del propio imputado prestada ante las autoridades

    judiciales-, debiendo rechazarse el planteo nulificante intentado por las defensas,

    como fundadamente lo hizo el tribunal a quo en la sentencia recurrida.

    C) Las defensas propusieron la nulidad del acta de fs. 17 y de todo lo

    obrado en consecuencia porque -desde su perspectiva- all no se da cuenta de lo

    realmente ocurrido en el procedimiento policial puesto en crisis. Ello as porque el

    damnificado declar en la audiencia que mientras la polica, en presencia de los

    testigos de actuacin, le haca saber sus derechos a Castillo, se presentaron unas

    personas que habitaban el descampado y le entregaron parte de los elementos que

    le fueron sustrados (el buzo y la mochila); luego, cuando se trasladaban al lugar

    donde se haba detenido a Roln Aquino, el funcionario policial al enterarse de lo

    sucedido le requiri que le entregara dichos objetos porque deba exhibirlos y

    secuestrarlos en presencia de los testigos, lo que as hizo. Por su parte, en el acta

    secuestrada a dichas pertenencias de la vctima se las haca aparecer como

    encontradas junto con los dems elementos que llevaba Roln Aquino en el carrito

    de supermercado.

  • 16

    Ms all de que, como bien seala el a quo, las defensas no precisan

    en qu los perjudica las diferencias apuntadas o cul garanta constitucional se ha

    infringido a fin de que proceda la nulidad intentada, careciendo por ende de

    entidad suficiente el planteo de los recurrentes, lo cierto es que en el acta de fs. 17

    aparecen como cumplidos los requisitos exigidos para su validez formal por el

    C.P.P.N.

    Al respecto, vale considerar que los arts. 138 y 139 del C.P.P.N.

    hacen mencin al contenido y formalidades que deben revestir las actas labradas

    por los funcionarios pblicos, y su nulidad -en principio de carcter relativo- es

    declarable slo si en el caso se hubiesen omitido los requisitos que taxativamente

    enuncia el art. 140 ibdem. Nada de eso se ha verificado en el supuesto bajo

    examen de manera que la pretendida nulidad carece de fundamento legal.

    Por lo dems, si lo que pretenden los recurrentes es discutir el modo

    en que se concret la diligencia policial resulta evidente que el contradictorio en la

    audiencia de debate ha permitido tal objeto sin que las referencias al acta

    cuestionada puedan determinar su nulidad. Represe que en virtud de la regla

    prevista en el art. 206 C.P.P.N., se establece que no regirn en la instruccin las

    limitaciones establecidas por las leyes civiles respecto de la prueba, con excepcin

    de las relativas al estado civil de las personas, lo que determina una amplia

    libertad para demostrar los hechos. En lo que aqu interesa, la forma en que fueron

    hallados los objetos del delito depende en primer lugar de las conclusiones

    emergentes de la prueba pasada en la audiencia antes que en las meras constancias

    literales del acta.

    Esta Sala ya tiene dicho que las actas no son sino un medio de prueba

    documental, en la medida en que se hayan realizado con arreglo a las normas que

    las rigen, pero ni siquiera son un medio privilegiado o preeminente. Esto es as,

    por cuanto una vez presentes en el debate los funcionarios de la prevencin, la ley

    establece una regla de preferencia donde la declaracin testimonial trasciende a la

    prueba documental, respecto del hecho que se debe acreditar. Por eso las actas

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    17

    slo pueden ser utilizadas -salvo acuerdo de partes- para demostrar

    contradicciones o variaciones, ayudar a la memoria de los testigos, suplir la

    presencia del testigo citado que hubiere fallecido o estuviere ausente, o cuya

    residencia se ignorare, o si se hallase inhabilitado por cualquier causa para

    declarar.

    No se advierte en el caso que el imputado o su defensa no hayan

    podido discutir los trminos del hallazgo de los bienes pertenecientes a la vctima,

    ni que las inferencias alcanzadas en la sentencia sobre el particular carezcan de

    razonabilidad. Esa valoracin del tribunal respecto de la fuerza de conviccin de

    los hechos afirmados y de las declaraciones receptadas, como se observa en el

    presente caso, ms all de las circunstanciales diferencias que surgen del relato del

    damnificado, no poseen virtualidad para la nulidad reclamada.

    En definitiva, en el caso bajo examen, el acta de fs. 17 cumple con

    todas las exigencias establecidas por el cdigo de forma, y no se advierte

    afectacin alguna a la garanta de la defensa en juicio, por lo que no habr de

    progresar el agravio de los recurrentes.

    D) La defensa de Roln Aquino tambin dedujo la nulidad del

    decreto del juez de instruccin de fs. 89 (dictado cuatro das despus de la

    indagatoria del nombrado) y de todo lo actuado en consecuencia. Ello as debido a

    que all se deniega la convocatoria a prestar declaracin testimonial a Tati y

    Natalia y de esa forma se impidi que esos testigos fueran hallados -el predio fue

    desalojado tiempo despus- y pudieran declarar en juicio, confirmando as la

    versin invocada por Roln Aquino.

    La decisin del tribunal de juicio de rechazar el planteo de nulidad

    mencionado, ms all de la actitud del instructor, ser confirmada.

    En efecto, la defensa de Roln Aquino no llega a rebatir las fundadas

  • 18

    razones expuestas por el a quo para rechazar el planteo. El tribunal de mrito

    seal que an cuando se demostrara que Tati y Natalia verdaderamente

    existieron, su testimonio slo hubiera servido, de acuerdo a la intervencin que

    les otorg el acusado durante el juicio, para poner en duda que haya estado

    tomando vino con Castillo a las 7:00 de la maana, pero no para demostrar su

    ajenidad con el hecho. Adems, lo expuesto se hace evidente si se tiene en

    cuenta que la versin de Roln Aquino durante el sumario difiere de la prestada

    ante el Tribunal, por lo que an cuando Tati y Natalia hubieran declarado en

    sede instructoria, lo cierto es que el valor probatorio de su testimonio,

    cualquiera que fuere el relato al que adhirieran, hubiera estado siempre en

    crisis -fs. 510 vta./511-. De esa forma se ha puesto en evidencia la falta de

    relacin directa de la prueba pretendida y las pretensiones de la defensa en punto a

    su eficacia desincriminante.

    Asimismo, vale destacar que el tribunal oral bas su duda sobre la

    existencia de Tati y Natalia en la mendacidad con la que se ha pronunciado

    Roln Aquino a lo largo de todo el proceso (respecto al lugar donde habitaba, a

    la conformacin de su familia, a su adiccin a los estupefacientes, a sus

    antecedentes penales). Asimismo, el a quo puso de manifiesto que en la audiencia

    Roln Aquino aport un nmero telefnico que le pertenecera al padre de Tati

    pero cuando se intent establecer una comunicacin, como respuesta se obtuvo

    que la caracterstica era inexistente -cfr. fs. 511 y vta-.

    Esto permite advertir por un lado, que la queja del recurrente carece

    de entidad para provocar la nulidad de las actuaciones pues como se vio, el

    impugnante no ha logrado demostrar el real alcance del agravio sustentado en la

    garanta constitucional de la defensa en juicio. Esta garanta, por ser de naturaleza

    sustancial, requiere para su procedencia la demostracin del perjuicio, es decir,

    que efectivamente se haya ocasionado una lesin a ese derecho constitucional

    invocado, lo que no sucede en el presente.

    Por otro lado, tampoco ha intentado rebatir el argumento del tribunal

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    de juicio enderezado a cuestionar la existencia de Tati y Natalia por causa de la

    mendacidad de Roln Aquino expuesta a lo largo del proceso.

    Resueltos estos planteos cabe ingresar ahora a los cuestionamientos

    relativos a la comprobacin del injusto y a la imputacin personal.

    -IV-

    A) El tribunal oral ha tenido por debidamente acreditado que ...el 4

    de abril de 2008, siendo aproximadamente las 7:30, en la esquina de la Avenida

    Herrera y Ro IV de esta ciudad, Jos Damin Gonzlez o Damin Castillo y

    Gustavo Antonio Roln Aquino se apoderaron ilegtimamente, mediante la

    utilizacin de una pa, de aproximadamente 15 centmetros de largo y punta

    filosa, de un buzo, un reloj pulsera de metal dorado, con la inscripcin TEC

    NET y una mochila, que contena un reproductor de MP3 con la inscripcin

    CREATIVE, sus respectivos auriculares y papeles varios, pertenecientes a

    Mario Alberto Czujko.

    Para lograr su objetivo, lo sorprendieron cuando caminaba por el

    lugar. En dicha oportunidad, Castillo lo tom del brazo derecho y lo amenaz

    dicindole quedate quieto porque te clavamos, a la vez que Roln Aquino, con

    una punta metlica, lo presionaba en el pecho y le sustraa el reloj pulsera.

    Fue as, que la vctima, al advertir que el ltimo de los nombrados

    se apartaba y distraa mirando el reloj, comenz a resistirse con quien lo

    sujetaba, hasta que por fin y como resultado del forcejeo, ste se qued con el

    buzo y la mochila, en la que llevaba los elementos descriptos al inicio y junto con

    su compaero, se dieron a la fuga en direccin a la subida de la Autopista 9 de

    Julio e ingresaron a un descampado existente en el lugar.

    Luego de ello, el damnificado se dirigi hasta la empresa en que

  • 20

    trabajaba, ubicada a poca distancia del lugar y luego a la Comisara 30a., desde

    donde fue trasladado en un mvil policial, nuevamente al lugar del hecho, con el

    objeto de colaborar con los preventores en su esclarecimiento.

    Una vez all, ingresaron al predio a travs de una abertura

    existente en el alambrado perimetral, a la altura de la calle Herrera. En ese

    momento, Czujko reconoci y seal a Castillo -que se identific como Jos

    Damin Gonzlez-, como uno de los autores del desapoderamiento, por lo que el

    personal policial procedi a detenerlo y revisarlo, sin que hallaran ninguno de

    los elementos sustrados en su poder.

    Seguidamente y cuando el imputado estaba ingresando al

    patrullero, seal a una persona que estaba saliendo del predio con un carro de

    supermercado, tapado con una bolsa gris de grandes dimensiones, como el autor

    de la sustraccin. En razn de ello, se dio el alerta a otros mviles, uno de los

    cuales procedi a detener, en la esquina de Herrera e Iriarte, la marcha del

    sospechoso, que result ser Gustavo Antonio Roln Aquino.

    En esta ocasin, el nombrado fue tambin individualizado por la

    vctima -en la audiencia precis el rol que le cupo- por lo que se procedi a su

    detencin y al secuestro de los efectos descriptos en el acta de fs. 17, entre los que

    se encontraba una punta de metal, de aproximadamente 15 centmetros de largo

    y los elementos pertenecientes al damnificado, parte de los cuales, junto con el

    elemento punzante, llevaba en el interior del carro -fs. 512 y vta.-.

    La defensa de Roln Aquino sostiene que en la sentencia impugnada

    se ha efectuado una valoracin de la prueba en vulneracin de las reglas de la

    sana crtica, porque su defendido manifest que cuando el damnificado ingres

    a la vivienda con los policas, l mantuvo una conversacin -cara a cara- con

    aqul, preguntndole por lo que estaba sucediendo y las razones de su presencia,

    preocupado porque en el lugar haba familias y menores, y los preventores se

    encontraban armados. Por ello consider que si Roln Aquino fue uno de los

    autores, la vctima lo hubiese reconocido en ese momento y no cuando el

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    21

    nombrado ya se hallaba detenido al lado de sus pertenencias, afirmando de manera

    retrica que en el peor de los supuestos podra admitirse que hay duda respecto

    de la adjudicada intervencin en los hechos y no obstante ello se ha condenado,

    en clara violacin al principio constitucional del in dubio pro reo.

    El cuestionamiento de la defensa dentro de un contexto de

    superposicin argumental de reducida consistencia, no habr de prosperar, toda

    vez que el tribunal a quo ha establecido la materialidad del injusto y las

    responsabilidades de los imputados de manera fundada y de acuerdo al mtodo de

    la sana crtica racional.

    En efecto, el tribunal de mrito ha valorado, a fin de tener por

    fehacientemente acreditado el hecho reprochado, el testimonio brindado por Mario

    Alberto Czujko. Este declar que aproximadamente a las 7:30 del da 4 de abril de

    2008 despus de haber descendido del colectivo en una parada distinta a la que lo

    haca habitualmente -el trasporte se desvi de su normal recorrido- y mientras

    caminaba hacia su trabajo, vio a dos personas paradas en la esquina de Herrera y

    Ro IV a los que no les dio importancia. Sin embargo agreg que al pasar por el

    lugar, lo tomaron de la ropa y mientras uno lo sostena dicindole que se quedara

    quieto porque sino lo clavaban, el otro le puso una pa en las costillas -

    debajo de la tetilla izquierda-. Expres que el sujeto que tena la pa le sac el

    reloj de pulsera, dio unos pasos para atrs y se qued observando el objeto, por lo

    que aprovech la situacin y forceje con el otro para escaparse, hasta que por fin,

    como consecuencia de su resistencia, se le sali el buzo con la mochila y logr

    liberarse.

    Este relato permite reconstruir lo que hace a uno de los agravios

    trados por los recurrentes pues pone de manera clara el modo en que se us el

    instrumento tenido como arma en la sentencia. De esa versin surge que se utiliz

  • 22

    durante la ejecucin del apoderamiento un objeto punzante que no slo se blandi

    de manera genrica con fines intimidatorios sino que adems se ejerci a travs de

    ste una coaccin con riesgo concreto para la integridad fsica de la vctima.

    En el tramo siguiente de la declaracin a la que atiende el tribunal,

    Czujka mencion que en ese momento, el sujeto que tena el reloj le quiso pegar,

    por lo que se desplaz unos metros, agarr un cascote y como unas personas que

    estaban en las proximidades comenzaron a gritar, los imputados salieron corriendo

    perseguidos por el dicente, hasta que se metieron por una rotura en el tejido de

    alambre en un terreno baldo. Seal que se dirigi a su trabajo, cont lo sucedido

    y se encamin a la comisara, en donde le ofrecieron ir hasta el descampado para

    tratar de localizar a los sujetos y recuperar sus cosas.

    En esa instancia, de la que el tribunal se vale junto con los dichos de

    los funcionarios para discernir la imputacin personal de los procesados, el

    declarante indic que entraron en el baldo por el mismo lugar en que lo hicieron

    los asaltantes, reconoci al que le haba sacado el buzo y la mochila y le pidi que

    le devolviera los papeles, el que primero neg su intervencin, pero ante su

    insistencia -le espet: si, fuiste vos hijo de puta, devolveme lo que me robaste- le

    respondi est bien, pero no las tengo, las cosas se las llev el otro para

    venderlas. Esta referencia posee pues un naturaleza coherente con el resto de la

    argumentacin de ndole incriminatoria que desenvuelve el fallo y que no aparece

    alterada por los agravios de los recurrentes conforme lo dicho ms arriba.

    A partir de esa circunstancia, la vctima refiri que el sujeto fue

    esposado y lo llevaron afuera del predio en donde convocaron dos testigos y le

    leyeron sus derechos, y mientras el dicente estaba en el patrullero vinieron unas

    personas que aparentemente vivan en el predio y le devolvieron la mochila, el

    buzo, los papeles, pero no el MP3, los audfonos y el reloj. Relat que despus

    personal policial le pregunt qu era lo que le faltaba y al enterarse le dijeron que

    las haban encontrado, que las tena otra persona que haba sido aprehendida a una

    cuadra de all. Expres que cuando lleg al lugar vio que tenan detenida a la

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    23

    persona que lo haba amenazado con la pa y reconoci entre los efectos que

    all estaban el MP3, los auriculares y el reloj, adems del objeto con el que fuera

    amenazado, al que describi, sin que le fuera exhibido, como un elemento finito,

    con punta y de fierro, expresando que no tena ninguna duda de que la persona

    aprehendida era el sujeto que lo haba intimidado con la pa -cfr. fs. 512

    vta./513 vta.-.

    El testimonio precedentemente expuesto, que describe los hechos en

    forma diferente a la expuesta por el imputado Roln Aquino, result corroborado

    por los dichos de los funcionarios policiales intervinientes y por los testigos de

    actuacin. No se observa en esa ponderacin a travs de la cual el a quo privilegi

    la reconstruccin del hecho realizada a partir de esas pruebas respecto de la

    expresada por el imputado, la existencia de apreciaciones infundadas o arbitrarias.

    De hecho, desde la perspectiva heurstica que exige la doctrina del fallo Casal

    de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, la evaluacin hecha en el fallo

    atiende a criterios de confronte y verosimilitud.

    En tal sentido, se valoraron los dichos del Subinspector Guillermo

    Daniel Gonzlez, quien record que en aquella oportunidad fue desplazado a

    constituirse en el predio municipal para asistir a un damnificado de robo. Esta

    persona le coment que momentos antes dos individuos, a los que describi, lo

    haban amenazado con un objeto metlico punzante y desapoderado de

    pertenencias personales. Por ello, ingresaron por una abertura al predio y

    encontraron a uno de los sujetos que fue reconocido por la vctima. El sospechoso,

    que ya haba detenido, le seal a una persona que llevaba un carro de

    supermercado como el otro participante en el hecho y que era quien tena los

    elementos sustrados. Dijo que en virtud de ello, avis por frecuencia interna a

    otros mviles para que se hicieran cargo de su aprehensin. Respecto al

  • 24

    procedimiento de la detencin de Castillo, prestaron declaracin los testigos de

    actuacin Carlos Galvn y Martn Salguero, ratificando el acta de fs. 4.

    Asimismo, se justipreci la declaracin del Sargento Vctor

    Carmona, quien expres que mientras se desplazaba a cargo del mvil policial,

    escuch la modulacin del Subinspector Gonzlez, informando que una persona

    acusada de robo con arma se desplazaba por calle Herrera hacia Iriarte, llevando

    un carrito de supermercado, dirigindose a tal lugar a fin de prestar colaboracin.

    Indic que al llegar a esa esquina, intercept al sospechoso y dio aviso, arribando

    al lugar Gonzlez con el damnificado. Expuso que la vctima lo reconoci de

    inmediato al igual que los objetos sustrados. Los testigos de actuacin David

    Gutirrez y Federico Traversa ratificaron las actas de fs. 17 y 18 y declararon en

    forma coincidente a lo expuesto.

    No habiendo en la seleccin de las fuentes probatorias irregularidad

    alguna, la crtica interna y externa de esos elementos de juicio tampoco deja

    margen para atender a las consideraciones de los recurrentes. De hecho, esas

    probanzas fueron integradas al marco ms extenso de elementos demostrativos de

    naturaleza objetiva. El tribunal oral manifest en esa lnea que se suman a los

    elementos de conviccin mencionados precedentemente, las actas de detencin y

    secuestro de fs. 4, 16 y 17, las fotografas de fs. 54/62 en la que se puede observar

    los elementos secuestrados y a los imputados, el instrumento punzante

    fotografiado a fs. 56 y los informes mdicos legales de 23 y 35 dando cuenta de la

    normalidad psquica y la lucidez de los encartados.

    Por eso, el momento de la denominada sntesis a la que alude el fallo

    Casal, el cmulo probatorio expuesto permite sostener al tribunal de mrito, en

    forma fundada y fuera de toda duda, la materialidad del hecho ilcito y las

    participaciones penales de los acusados, sin que se pueda observar vulneracin

    alguna a la sana crtica racional -como lo sostiene la defensa de Roln Aquino- en

    la reconstruccin del suceso ni en la atribucin de las responsabilidades penales a

    los acusados. Conforme lo adelantado, tampoco advierto parcialidad del juzgador

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    en la seleccin y valoracin del material probatorio como lo deslizara el doctor

    Marino, defensor oficial de Roln Aquino ante la instancia anterior. Se trata por el

    contrario de una integracin fundada en comprobaciones directas, premisas

    verosmiles, signos cuya univocidad concreta no ha podido ser desmentida e

    indicios que integrados a esos presupuestos demostrativos concluyen en sentido

    igualmente incriminatorio.

    Por lo tanto, habiendo sujetado el fallo al escrutinio que demandan

    las crticas de la defensa de acuerdo a los criterios establecidos por la Corte

    Suprema de Justicia de la Nacin en el precedente Casal, Matas Eugenio

    (Fallos: 328:3399) que impone el esfuerzo por revisar todo lo que sea susceptible

    de revisar, o sea de agotar la revisin de lo revisable (confr. considerando 5 del

    voto de los jueces Petracchi, Maqueda, Zaffaroni y Lorenzetti; considerando 11

    del voto del juez Fayt, y considerando 12 del voto de la jueza Argibay), concluyo

    que se han respetado las reglas de racionalidad formal, material y contextual en

    torno a la acreditacin de los hechos y las participaciones de los imputados.

    Es decir, agotando el esfuerzo de revisin que impone la doctrina del

    fallo Casal, cabe sealar que el tribunal oral al momento de valorar las pruebas

    producidas en juicio se ha atenido a las reglas de la sana crtica racional,

    valorando acertadamente el plexo probatorio pasado en el debate e integrndolo

    de manera armnica con indicios que fueron tomados a partir de la totalidad de las

    circunstancias de acuerdo con los criterios establecidos por la Corte Suprema de

    Justicia de la Nacin (Fallos 308:640), culminando entonces fundadamente en la

    responsabilidad penal de Castillo y Roln Aquino en el injusto enrostrado.

    B) Considero que tampoco resulta de recibo el agravio de la defensa

    de Roln Aquino acerca de su supuesta inimputabilidad, puesto que en la

    sentencia se dieron razones suficientes para descartar tal cuestionamiento basado

  • 26

    en que la vctima dijo que le pareci que el imputado estaba volado y que el

    nombrado relat al ser detenido que mi mam me daba de comer pila, pila

    caliente.

    En efecto, el tribunal oral apreci el informe mdico legal de fs. 23

    en el que se determina que los imputados se encuentran en condiciones psquicas

    normales y el de fs. 35 por el que se constata que Roln Aquino estaba lcido,

    orientado en tiempo y espacio, sin rasgos de neuro toxicidad ni produccin

    psictica. Asimismo, valor que los especialistas del Cuerpo Mdico Forense

    informaron a fs. 297/299 que el nombrado al momento del examen presentaba

    sntomas de alteraciones psicopatolgicas de tipo sndrome depresivo disfrico

    con transtorno en el control impulsivo sobreviniente, a fs. 311 indicaron la

    existencia de metabolitos de cocana en su orina, y por ltimo, a fs. 314/317

    sealaron, en base a distintas pruebas realizadas, que al momento de los hechos,

    Roln Aquino no presentaba signos de alteracin psicopatolgica de tipo psictico

    o alteracin grave de conciencia o desarrollo psquico y por consiguiente no

    estaba incluido dentro de las consideraciones del art. 34 del Cdigo Penal -cfr. fs.

    517-.

    Pero adems, el tribunal oral sostuvo que, salvo la apreciacin del

    damnificado que le pareci que los imputados estaban volados, las dems

    probanzas incorporadas a la causa desmienten tal valoracin. As el Subinspector

    Gonzlez que escuch la frase de Roln Aquino dijo que estaba muy nervioso y el

    Sargento Carmona no advirti signos de intoxicacin indicando que las

    incoherencias eran propias de la desesperacin por estar detenido -fs. 519-.

    A fin de descartar el pretenso estado de inimputabilidad de Roln

    Aquino durante el hecho, el tribunal oral valor la declaracin del testigo de

    actuacin David Gutirrez, quien dijo que si bien aqul estaba exaltado, no not

    que estuviera drogado o alcoholizado y mencion la frase que el imputado le

    dirigi: vos no sabes nada, no viste nada, tomtelas, concluyendo

    criteriosamente el tribunal oral entendi que ello no parece comparecerse con la

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    27

    situacin propuesta. El otro testigo de actuacin, Federico Traversa, tambin

    sostuvo que Roln Aquino pareca exaltado pero que no poda precisar que

    estuviere bajo los efectos de alguna sustancia txica -fs. 519-. Estos signos han

    sido vlidamente conextualizados y de ellos se han inferido conclusiones que la

    parte no ha podido poner en crisis.

    El tribunal de juicio sopes razonadamente la actitud que asumi

    Roln Aquino durante y despus del suceso enrostrado, lo que demuestra que en

    el momento de los hechos comprendi la ilegitimidad de su proceder y pudo

    realizar una sucesin de actos relativamente complejos y coordinados, que

    descartan la incapacidad de inhibir sus impulsos. De esta manera, el tribunal

    oral expuso que slo as se entiende la mecnica coordinada con que fue llevado

    a cabo el despojo; su actitud ante el reloj dorado; la velocidad con la que

    huyeron para no ser alcanzados por la vctima, cuando sta, movida por la furia y

    envalentonada por la actitud de otras personas, comenz a correrlos con una

    piedra; su recuerdo preciso sobre el corte de pelo e indumentaria de Castillo; y

    su actitud frente al testigo Gutirrez, cuando lo increp vos no sabes nada, no

    viste nada, tomtelas -fs. 519 y vta.-.

    En definitiva, se encuentra suficientemente motivada la decisin del

    tribunal de mrito en orden a descartar la inimputabilidad de Roln Aquino en el

    momento del hecho, en base a los informes periciales, a los dichos de los testigos

    y a una adecuada valoracin de las circunstancias que rodearon el suceso ilcito

    bajo estudio.

    -V-

    A) Respecto a la calificacin legal del hecho acreditado dada por el

    tribunal de juicio -robo con armas-, las defensas negaron que el elemento utilizado

  • 28

    en el hecho pueda ser considerado como arma impropia, porque carece de poder

    intimidante y el modo en que fue empleado no aumentaba su poder vulnerante.

    En atencin a lo ya expresado en los apartados precedente y a las

    razones que a continuacin expondr, el planteo defensista no tendr favorable

    acogida.

    En efecto, en torno a la adecuada interpretacin de la figura penal

    escogida en el fallo debo recordar que el disvalor de un hecho aparece expresado

    en la ley penal a travs de conceptos que se integran en un tipo. As, la finalidad

    de los conceptos es dar determinacin a los tipos y estos, por su parte, permiten

    una comprensin general del significado jurdico -disvalioso- de los

    comportamientos descriptos. Por eso seala Arthur Kaufmann que no hay tipos

    sin conceptos pero tampoco los conceptos pueden ser interpretados sin referencia

    al tipo.

    La actual sistemtica de agravantes del inc. 2 del art. 166 del Cdigo

    Penal califica en general el apoderamiento ilegtimo de una cosa mueble cuando se

    cometiere con armas y, en especial, cuando el arma utilizada fuera de fuego.

    Sin embargo, tambin agrava la imputacin cuando se trate de un arma de fuego

    sin aptitud para el disparo o fuera en realidad un arma de utilera.

    Por eso, ha de tenerse en cuenta que este artculo contempla la

    aplicacin de una escala penal diferenciada entre los hechos donde se utiliza un

    arma de fuego con aptitud real, los hechos donde se usa otro tipo de arma y,

    finalmente, aqullos donde a pesar de faltar la idoneidad lesiva del primero de

    esos instrumentos -de fuego-, se logra una coaccin especfica gracias a su

    apariencia, distinta de la que asume el tipo penal bsico.

    En el caso bajo examen entonces es necesario precisar si en el robo

    se ha verificado el uso intimidatorio y con aptitud lesiva de la integridad fsica de

    un instrumento de las caractersticas apuntadas -arma-.

    En lo que aqu interesa, el concepto de arma al que remite el

    agravante previsto en el art. 166, inc. 2 del Cdigo Penal, encuentra su

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    comprensin a travs de una perspectiva de naturaleza funcional, como sucede en

    todos los casos donde se quiere discernir la definicin de un instrumento. As, en

    el Proyecto Tejedor, se consideraba que el trmino arma remita en la realidad a

    todo instrumento con el cual se puede inferir una herida corporal capaz de

    poner en peligro la vida (art. 2, pargrafo 1, ttulo VIII, lib. I, part. II). En la nota

    correspondiente, se hace referencia a los textos clsicos, que permitan

    caracterizar el arma no tanto por la materia que la forma, como del uso a que se

    destina; todo lo que puede daar, omne quod nocendi causa habetur; todos los

    objetos con los cuales se puede matar o herir, pueden convertirse en armas (cfr.

    Nez, Ricardo - Derecho Penal Argentino - Parte Especial - Tomo IV, pg.

    240).

    As, arma puede ser un revlver o un pual fabricados para la

    defensa o la ofensa, pero tambin un palo, un cuchillo, una piedra, un formn, en

    una palabra, objetos o herramientas que si bien se han elaborado con propsitos

    distintos a los del uso defensivo, son capaces de daar (cfr. Rodolfo Moreno - El

    Cdigo Penal y sus Antecedentes, pg. 144).

    Precisamente, por arma debe entenderse tanto aquel instrumento

    especficamente destinado a herir o daar a la persona -arma propia- como

    cualquier otro objeto que sea transformado en arma por su destino, al ser

    empleado como medio contundente, ofensivo e intimidatorio -arma impropia- (cfr.

    Soler, Sebastin - Derecho Penal Argentino - Tomo IV, pg. 300, en sentido

    similar, Nez, Ricardo - Delitos contra la Propiedad, pg. 238).

    El ilcito apoderamiento queda agravado entonces por el uso de un

    arma en tanto sta se emplee con fines intimidatorios y posea capacidad ofensiva

    al menos en algn momento del desarrollo total del mismo, ya que hace a la

    conformacin de la violencia del comportamiento. En el caso bajo estudio

  • 30

    resulta prstino que esa violencia ha sido conformada con la utilizacin del arma

    por parte de los sujetos activos, elemento punzante -cuya fotografa obra a fs. 56

    pudindose constatar su longitud y su poder vulnerante- del que aqullos se

    valieron en el momento de cometerse el hecho con un claro fin intimidatorio hacia

    la vctima y creando un riesgo jurdicamente desaprobado para la integridad fsica

    de sta que excede la que integra el tipo bsico.

    En tal sentido, el a quo sostuvo de que indudablemente los

    acusados, con el fin de consumar su designio criminal, utilizaron una firme y

    rgida varilla metlica (eje metlico de impresora), de 15 centmetros de largo,

    con un tope de goma en uno de sus extremos y una punta provocada ex profeso en

    el otro, que tal como qued demostrado ... result apto para aumentar el poder

    ofensivo y llevar peligro a la integridad fsica de la vctima. Adems, as lo

    entendi tambin el damnificado, que slo atin a defenderse, cuando Roln

    Aquino, distrado por el reloj dorado, se apart unos pasos para atrs y le quit

    la pa de las costillas -debajo de la tetilla izquierda- -fs. 520-.

    Por lo expuesto, entiendo que el tribunal de juicio ha calificado

    correctamente el hecho acaecido como constitutivo del delito de robo agravado

    por el uso de armas.

    B) Estipulado que el hecho enrostrado a los acusados es congruente

    con el ttulo de imputacin escogido en la sentencia recurrida, habr de abordarse

    el agravio de las defensas relativo a si el tribunal de juicio se encontraba

    habilitado para encuadrar el hecho en el delito de robo con armas, cuando el fiscal

    general requiri la condena de los acusados por el delito de robo simple, e

    imponiendo -como consecuencia de ello- penas ms gravosas que las solicitadas

    por el representante del Ministerio Pblico Fiscal.

    En primer lugar habr de destacarse que no ha habido infraccin al

    principio de congruencia, toda vez que el hecho acreditado en la sentencia se

    corresponde en un todo con el expuesto en el requerimiento de elevacin a juicio -

    fs. 159/161 vta.- y el alegato del fiscal de juicio, quien slo disiente con el poder

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    31

    vulnerante de la pa usada como arma impropia en el robo. En el apartado

    anterior me he explayado acerca de que el hecho probado fue correctamente

    calificado como robo agravado por el uso de armas.

    El tribunal de juicio puede apartarse del encuadre efectuado en el

    requerimiento de elevacin a juicio o en el auto de remisin a juicio -art. 401 del

    C.P.P.N.-, siempre que se respeten los hechos contenidos en la acusacin -

    principio de congruencia-. Pero adems, como consecuencia de ese cambio de

    calificacin, el art. 401 del C.P.P.N. dispone que el tribunal de juicio se halla

    habilitado a imponer una pena mayor a la peticionada por el fiscal.

    En el caso de autos, el tribunal de juicio ha dictado condena de

    acuerdo a la calificacin legal contenida en el requerimiento fiscal de elevacin a

    juicio -por lo que tampoco pueden aseverar las defensas que les haya causado

    sorpresa el encuadre efectuado en la sentencia atacada- y slo difiri con la

    postura del fiscal general en que ste entendi que no corresponda la aplicacin

    del agravante por uso de armas, centrando la discusin exclusivamente en la

    aptitud vulnerante del instrumento utilizado en el hecho. De esa forma, se hace

    evidente para las defensas donde radica la cuestin a considerar, sin que pueda

    entonces alegarse sorpresa en punto a la decisin del a quo. Observo, en abono

    de lo dicho, que justamente uno de los puntos tratados por los letrados defensores

    en sus alegatos fue el relativo a esa capacidad lesiva.

    En consecuencia, el tribunal oral se encontraba legitimado para

    calificar el hecho de acuerdo a su criterio, en tanto ha respetado el principio de

    congruencia y no ha habido sorpresa alguna para las defensas, justificndose as la

    imposicin de una pena superior a la solicitada por el fiscal.

    En esta inteligencia, he sostenido in re: Merli, Gisela Carolina s/

    recurso de casacin, causa n 5238, reg. n 12.017, rta. el 26/06/08, que la

  • 32

    Constitucin Nacional ha establecido que corresponde a los tribunales el

    conocimiento y decisin de todas las causas que versen sobre puntos regidos por

    aquella y por las leyes de la Nacin -art.116-, determinando as que la instancia

    jurisdiccional es quien tiene la atribucin de resolver en definitiva los casos que se

    le presentan.

    Justamente, como los tribunales no pueden actuar de manera directa

    sobre las leyes sino en oportunidad de un reclamo de aplicacin respecto de

    hechos trados previamente a su conocimiento, la jurisdiccin resulta habilitada a

    travs de la existencia de un caso que, por tratarse de una instancia jurdica,

    consiste en un juicio que supone por regla, una contienda entre partes . Por eso no

    compete a los jueces hacer declaraciones generales o abstractas (Fallos 2:254

    107:109, 229:460 entre muchos otros).

    Si bien est claro que la Constitucin ha dejado un amplio campo de

    autonoma al legislador ordinario, reafirmando incluso las competencias locales en

    la materia, lo cierto es que todo procedimiento debe responder a la axiologa

    fundamental que marca el orden correspondiente al objeto procedimental -arts. 5,

    31 y 75 inc.12 de la C.N.-.

    En materia penal, las exigencias vienen determinadas bsicamente

    por el art.18 de la C.N. que, en lo que aqu interesa, determina que Ningn

    habitante de la Nacin puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior

    al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los

    jueces designados por la ley antes del hecho de la causa...Es inviolable la defensa

    en juicio de la persona y de los derechos....

    La Suprema Corte de Justicia de la Nacin ha interpretado que en el

    sistema penal la nocin de juicio que implica la aplicacin del art.18 de la C.N.

    exige la existencia de acusacin, defensa, prueba y sentencia, dictada por los

    jueces naturales (Fallos:125:20, 189:34, 308:1557, entre muchos otros), donde la

    bilateralidad surge como requisito necesario. Por eso, no hay posibilidad para los

    jueces penales de arribar a una condena sin que medie previamente un reclamo de

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    33

    intervencin y a la postre, una concreta acusacin frente a sus estrados.

    Dados esos presupuestos, el legislador comn podr construir

    distintas formas de llevar adelante el proceso, en tanto se atenga -junto con otras

    circunstancias que aqu no interesan- a los requerimientos fundamentales antes

    sealados. Por lo dems, el art.8.1 de la Convencin Americana sobre Derechos

    Humanos exige frente a cualquier acusacin penal que un juez o tribunal

    competente, independiente e imparcial, oiga con las debidas garantas y dentro de

    un plazo razonable al imputado. Otro tanto ocurre con el art.14.1 del Pacto

    Internacional de Derechos Civiles y Polticos en cuanto reclama que cualquier

    imputado en una acusacin penal que se sustancie en su contra, debe ser odo con

    las debidas garantas, por un tribunal competente, independiente e imparcial.

    Ambos instrumentos recogen de todos modos, la manda del art.10 de la

    Declaracin Universal de los Derechos del Hombre que dispone la intervencin

    judicial independiente e imparcial para la determinacin de derechos y

    obligaciones o el examen de cualquier acusacin penal contra una persona.

    As, en el proceso penal se asegura que la intervencin de la

    jurisdiccin resulte motivada por una pretensin externa a la del propio juez -ne

    procedat iuedex ex officio- que, en el caso del proceso penal, supone una accin

    destinada al conocimiento de los hechos y, en su oportunidad, la presentacin de

    una acusacin. El C.P.P.N. asume esos criterios a travs de las disposiciones del

    art.5 -...la accin penal pblica se ejercer por el ministerio fiscal, el que deber

    iniciarla de oficio siempre que no dependa de instancia privada...- .

    El ejercicio de la accin tiende a presentar ante los tribunales la

    existencia de un caso penal. Por eso la Corte ha sostenido la exigencia de

    acusacin como forma sustancial en todo proceso penal, para salvaguardar la

    defensa en juicio del imputado (Fallos:125:10, 308:1557, 320:1891, 321:2021,

  • 34

    325:2019, entre otros). En tal sentido, carecen de fundamento las criticas de los

    recurrentes sobre la supuesta violacin constitucional de esos imperativos, cuando

    el relevamiento de este caso muestra a las claras el impulso fiscal.

    Si bien no hay juicio penal sin que exista una acusacin, sta no est

    legitimada constitucionalmente si no se desenvuelve antes los estrados judiciales

    competentes -arts.1 y 18 del C.P.P.N.-, pues la jurisdiccin es la que, dentro de la

    divisin de poderes del Estado de Derecho, tiene la atribucin de resolver en

    definitiva acerca del derecho aplicable que siempre remite a la valoracin jurdica

    de los hechos trados a su consideracin y las consecuencias de igual naturaleza

    que le son aplicables -arts. 180, 193, 195, segundo prrafo, 349, 350, 351,

    361,398, 399, 400, 401, 402, 403, 404-. Dice Rigaux que la mejor manera de

    definir el poder jurisdiccional es tambin la ms simple y por eso remite a Dabin:

    dire le droit dan un cas dtermin. Ese decir el derecho en un caso expresa la

    caracterizacin tradicional de Carbonnier cest lacte de volont par lequel un

    functionnaire, investi de cette function par lERtat, dit le droit pour un cas

    particulier (Cfr. Francois Riagux, La nature du controle de la Cour de

    cassation, Bruxelles, 1966).

    Por cierto el ejercicio de la jurisdiccin viene enmarcado por sus

    propios poderes procesales o competencias, que lo limitan pero al mismo tiempo

    lo hacen posible en su ejercicio. Salvada la axiologa constitucional, las reglas

    procesales, comunes u ordinarias, son las que dan el mbito de ejercicio de la

    jurisdiccin. Dentro de ese campo, la jurisdiccin queda vinculada a los hechos

    que la determinan en virtud de lo reclamado en la accin -en el caso penal, los

    hechos de la acusacin- y al derecho aplicable, no a la voluntad o intereses de las

    partes que ya han sido expresados en sus diversas presentaciones y, en particular,

    dentro del debate, merced al contradictorio, cuyas conclusiones cada una de ellas

    expone en los alegatos respectivos ante el tribunal.

    Esto ha sido reconocido por la jurisprudencia de la Corte, al entender

    que Dada la particular naturaleza del proceso criminal, la jurisdiccin de los

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    35

    tribunales competentes no puede considerarse limitada por las respectivas

    pretensiones de las partes, sin perjuicio de la prohibicin de la reformatio in

    pejus, de manera que mediando recurso acusatorio, como sucede en el caso, en la

    alzada puede modificarse lo resuelto en primera instancia sin afectar por ello el

    principio de bilateralidad y la necesidad del juicio contradictorio (Fallos,

    301:442). Es claro que la referencia de la reformatio in pejus no guarda relacin

    con la problemtica de la accin o la acusacin fiscal -como actos de impulso del

    proceso y determinacin del derecho- sino como un aspecto de la competencia de

    revisin de la alzada.

    Sobre esos fundamentos la jurisdiccin ejerce su funcin esencial que

    es decir el derecho en el caso, esto es, en materia penal resolver en definitiva las

    cuestiones que han quedado planteadas de manera bilateral y tras un

    contradictorio, en relacin al hecho. Decir el derecho, que hace a la funcin de

    la jurisprudencia, es tomar la decisin sobre el fondo, pues no hay posibilidad de

    non liquit. Es decir, se absuelve o se condena. Es el tribunal oral quien formula

    un juicio final de culpabilidad o inocencia con apoyo en la pretensin punitiva de

    las parte... (Fallos:321:2022).

    En virtud de ello, ejercida la acusacin fijando los hechos como ha

    sucedido en el presente, la competencia del tribunal ha quedado abierta para

    resolver el derecho, es decir, sobre la imputacin y no tiene ya otros lmites que no

    sean los que dan la ley y el derecho. En ese contexto, la jurisdiccin define y

    cierra el conflicto como lo propio de su competencia y por eso tiene la atribucin

    de dar significacin normativa a los hechos que las partes han planteado y que han

    quedado fijados en la imputacin de responsabilidad por el o los rganos de

    acusacin, incluso con independencia de la referencia jurdica expresada por stas.

    No hay disponibilidad posible de parte de los jueces sobre los hechos, pero si en

  • 36

    cuanto al derecho, pues los tribunales deben resolver con fundamento en el

    derecho vigente a travs de una aplicacin razonable, imparcial y objetiva, a esos

    sucesos -es decir, un acto jurisdiccional vlido-. El principio, iura novit curia, ha

    sido asumido expresamente por nuestro cdigo procesal y es una expresin de la

    legalidad que regula ese procedimiento.

    El requerimiento de elevacin a juicio delimita la jurisdiccin del

    tribunal en tanto determina el hecho y sus circunstancias a punto tal que si el

    suceso planteado en el requerimiento fuera diverso de aqul que resultare del

    debate, el tribunal se ver impedido de pronunciarse y dispondr la remisin del

    proceso al juez competente (art.401, prrafo segundo del C.P.P.N.).

    Sin embargo, en tanto los hechos del debate sean coincidentes con

    los de la acusacin, como sucede en este caso, el tribunal ser soberano -en el

    sentido de estar solo vinculado a la ley y el derecho- para dar a ese conflicto una

    calificacin jurdica distinta a la de la elevacin a juicio, an imponiendo penas

    ms graves -art.401, prrafo primero del C.P.P.N.-. Esta normativa recoge algo

    que forma parte de la cultura jurdica de occidente e integra la autocomprensin

    del Estado de Derecho, como es el iura novit curia, que representa en sentido

    claro, que son los tribunales los encargado de decir el derecho en concreto -arts.

    106 y 107 de la C.N.- quedando vinculados slo al caso que se trae a su

    conocimiento y resolucin, conforme a los trminos de la apertura de la

    jurisdiccin determinados por lo hechos imputados en la acusacin. Por eso los

    tribunales de juicio estn necesariamente vinculados a los hechos de la acusacin,

    pero no a su relevancia normativa que es propio de su competencia, segn la

    axiologa constitucional.

    De esa forma, cuando el legislador ha querido hacer excepcin a esos

    principios lo ha sealado expresamente, haciendo vinculante para el tribunal la

    opinin fiscal -suspensin del juicio a prueba, art. 76 bis del C.P.-, o el mximo de

    la sancin a imponer -juicio abreviado, art. 431 bis del C.P.P.N.-.

    An la remisin que plantean los recurrentes a un modelo particular

  • Cmara Nacional de Casacin PenalCmara Nacional de Casacin PenalCmara Nacional de Casacin PenalCmara Nacional de Casacin Penal

    2010 - Ao del Bicentenario

    Causa Nro. 11.598 -Sala II-

    Roln Aquino, Gustavo A. y otro

    s/ recurso de casacin

    37

    de proceso, como en este caso, el de naturaleza acusatoria que se tiene por

    ampliamente operativo en la instancia del debate o juicio conforme lo ha venido

    desarrollando la jurisprudencia progresiva de la Suprema Corte (Fallos: 325:2019,

    327:120 entre otros), carece de eficacia para modificar las conclusiones

    alcanzadas. Esto ha quedado en evidencia en el precedente A. 2098. XLI,

    Amodio, Hctor Luis s/causa n5530", donde por mayora, la Corte ha declarado

    inadmisible la queja, entre otros agravios, por el relativo a la imposicin de una

    pena mayor a la requerida por el fiscal, a pesar de que los jueces Zaffaroni y

    Lorenzetti entendieran que exista cuestin federal suficiente para habilitar la

    instancia extraordinaria en la medida que se habra puesto en tela de juicio el

    alcance del art. 18 de la Constitucin Nacional y la decisin ha sido contraria a la

    pretensin que el recurrente sustent en l.

    En definitiva, entiendo que ni el bloque constitucional, ni la

    legislacin comn aplicable al caso fundamentan las pretensiones de las defensas.

    Cabe entonces rechazar el agravio trado por los recurrentes acerca de la condena

    dispuesta en la sentencia impugnada por el delito de robo con armas cuando el

    fiscal de juicio acus por el delito de robo simple, imponindose en consecuencia

    penas ms gravosas que las peticionadas en el alegato por el representante del

    Ministerio Pblico Fiscal.

    -VI-

    A) Las defensas tambin cuestionaron el quatum de las penas

    impuestas a sus asistidos, considerndolas excesivas.

    Al respecto, cabe sostener que la escala punitiva del delito enrostrado

    es de 5 a 15 aos de prisin y el tribunal oral conden a los imputados a 5 aos y 6

    meses de prisin.

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    Ahora bien, observo que el tribunal de mrito ha dado razones

    plausibles para apartarse escasamente del mnimo legal aplicable. Si bien evalu la

    existencia de atenuantes, sin embargo sopes estos con la concurrencia de

    circunstancias que determinaban una mayor intensidad del injusto. A tal fin tuvo

    en cuenta, para ambos imputados, la mayor indefensin provocada en el

    damnificado, en razn de la pluralidad de agentes intervinientes. Respecto de

    Castillo indic que registra un antecedente y su clara intencin de eludir o

    entorpecer el accionar de la justicia, al identificarse con un nombre falso. Con

    relacin a Roln Aquino precis que, adems del hecho de haberse probado que,

    durante la produccin del suceso, fue l quien utiliz concretamente el elemento

    que justifica la a