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26 26 El rincón del libro El rincón del libro C reo rmemente que no exageraba Robert L. Dab- ney, el gran teólogo presbiteriano norteamericano del siglo XIX, cuando armó que “La Historia de la Iglesia es uno de los estudios y placeres del cielo”. Esto debe ser así, no solo por decirlo alguien tan respetable como Dabney sino porque, sencillamente, ya muchos, aquí y ahora, tenemos como una de nuestros deleites no solo la lectura sino, particularmente, la que tiene que ver con la Historia de la Iglesia Cristiana. La verdad es que he disfru- tado mucho leyendo y releyendo Unidad y Diversidad en la Historia de la Iglesia.Y esto, por la sencilla razón de que Bernard Coster es un buen historiador y teólogo. Cone- so que es también un buen amigo. Espero que esto no res- te credibilidad a mi reseña. Leyendo algunas de sus páginas, los que conocemos a Bernard, podemos casi oírle hablar… La misma profundidad que uno ha llegado a apreciar en las ponencias de Bernard, aparece aquí también en esta obra. Unidad y Diversidad en la Historia de la Iglesia nos ofrece una aguda visión protestante de la Historia del Cristianis- mo. El género histórico no es solamente un gran género protestante sino que es también una de las señas de identi- dad del protestantismo español y latino. Ha sido cultivado con acierto y calidad desde el mismo comienzo de la fe protestante en España. Así podemos trazar sus comienzos, entre otros, por ejemplo en el magníco “Tratado del Papa” del celebérrimo Cipriano de Valera. Obra que, por cierto, acaba de ser recientemente reeditada en una soberbia edi- ción a cargo de Isabel Colón Calderón y dentro de la co- lección Clásicos Andaluces. En nuestros días son muchos los que se han dedicado a la Historia de la Iglesia. Desde el inigualable y monumental Catolicismo Romano, obra del doctor José Grau, obra imprescindible y que difícilmente será superada, hasta las numerosas obras históricas de Justo L. González. Y, por supuesto, no se puede dejar de mencionar a autores como José María Martínez o Gabino Fernández Campos entre otros. Esencial en nuestros días resulta también la obra del doctor David Estrada. Estrada está realizando una magníca labor como historiador con sus introducciones a las obras de los Reformadores Espa- ñoles del siglo XVI, dentro de la colección Eduforma de Historia. Estas introducciones no tienen desperdicio como no lo tienen los libros que introducen de nuestros queri- dos reformadores españoles. Pues bien, la obra de Bernard Coster no desmerece en absoluto a estos otros autores en cuanto a rigor histórico y reexión teológica. Creo que, la obra de Coster se puede colocar al lado de las de los autores ya mencionados. La Historia de la Iglesia que nos presenta Bernard Coster no es estrictamente un estudio cronológico de la misma. Hay, si, continuidad histórica en el tratamiento de los te- mas. Pero, estamos más bien, ante un análisis teológico de la Historia desde un punto de vista protestante. Como el mismo título de su libro indica, el análisis histórico que hace Coster de la Historia de la Iglesia, se estructura en torno a la apreciación de dos factores teológicos en la misma, la unidad y la diversidad. Coster muestra como esa unidad y diversidad se han manifestado de una manera dinámica y muchas veces sorprendente en la Historia de la Iglesia.Aun- que estas categorías son la espina dorsal de todo el libro, merece la pena examinar como las maneja Bernard Coster en un período histórico concreto. Así, y como botón de muestra, examinemos su uso en una de las partes más con- EL RINCÓN DEL LIBRO Reseñas, comentarios y destacados de literatura clásica y contemporánea. Reseñas, comentarios y destacados de literatura clásica y contemporánea. Unidad y diversidad en la historia de la Iglesia Bernard Coster. Publicaciones Andamio Reseña realizada por José Moreno Berrocal

RReseñas, comentarios y destacados de literatura clásica y ... · Pero, estamos más bien, ante un análisis teológico de la Historia desde un punto de vista protestante. Como

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El rincón del libro

Creo fi rmemente que no exageraba Robert L. Dab-ney, el gran teólogo presbiteriano norteamericano del siglo XIX, cuando afi rmó que “La Historia de

la Iglesia es uno de los estudios y placeres del cielo”. Esto debe ser así, no solo por decirlo alguien tan respetable como Dabney sino porque, sencillamente, ya muchos, aquí y ahora, tenemos como una de nuestros deleites no solo la lectura sino, particularmente, la que tiene que ver con la Historia de la Iglesia Cristiana. La verdad es que he disfru-tado mucho leyendo y releyendo Unidad y Diversidad en la Historia de la Iglesia. Y esto, por la sencilla razón de que Bernard Coster es un buen historiador y teólogo. Confi e-so que es también un buen amigo. Espero que esto no res-te credibilidad a mi reseña. Leyendo algunas de sus páginas, los que conocemos a Bernard, podemos casi oírle hablar… La misma profundidad que uno ha llegado a apreciar en las ponencias de Bernard, aparece aquí también en esta obra.

Unidad y Diversidad en la Historia de la Iglesia nos ofrece una aguda visión protestante de la Historia del Cristianis-mo. El género histórico no es solamente un gran género protestante sino que es también una de las señas de identi-dad del protestantismo español y latino. Ha sido cultivado con acierto y calidad desde el mismo comienzo de la fe protestante en España. Así podemos trazar sus comienzos, entre otros, por ejemplo en el magnífi co “Tratado del Papa” del celebérrimo Cipriano de Valera. Obra que, por cierto, acaba de ser recientemente reeditada en una soberbia edi-ción a cargo de Isabel Colón Calderón y dentro de la co-lección Clásicos Andaluces. En nuestros días son muchos los que se han dedicado a la Historia de la Iglesia. Desde el inigualable y monumental Catolicismo Romano, obra del doctor José Grau, obra imprescindible y que difícilmente será superada, hasta las numerosas obras históricas de Justo L. González. Y, por supuesto, no se puede dejar de mencionar a autores como José María Martínez o Gabino Fernández Campos entre otros. Esencial en nuestros días resulta también la obra del doctor David Estrada. Estrada está realizando una magnífi ca labor como historiador con sus introducciones a las obras de los Reformadores Espa-ñoles del siglo XVI, dentro de la colección Eduforma de Historia. Estas introducciones no tienen desperdicio como no lo tienen los libros que introducen de nuestros queri-dos reformadores españoles. Pues bien, la obra de Bernard Coster no desmerece en absoluto a estos otros autores en cuanto a rigor histórico y refl exión teológica. Creo que, la obra de Coster se puede colocar al lado de las de los autores ya mencionados.

La Historia de la Iglesia que nos presenta Bernard Coster no es estrictamente un estudio cronológico de la misma. Hay, si, continuidad histórica en el tratamiento de los te-mas. Pero, estamos más bien, ante un análisis teológico de la Historia desde un punto de vista protestante. Como el mismo título de su libro indica, el análisis histórico que hace Coster de la Historia de la Iglesia, se estructura en torno a la apreciación de dos factores teológicos en la misma, la unidad y la diversidad. Coster muestra como esa unidad y diversidad se han manifestado de una manera dinámica y muchas veces sorprendente en la Historia de la Iglesia. Aun-que estas categorías son la espina dorsal de todo el libro, merece la pena examinar como las maneja Bernard Coster en un período histórico concreto. Así, y como botón de muestra, examinemos su uso en una de las partes más con-

EL RINCÓN DEL LIBRO

Reseñas, comentarios y destacados de literatura clásica y contemporánea.Reseñas, comentarios y destacados de literatura clásica y contemporánea.

Unidad y diversidad en la historia de la IglesiaBernard Coster. Publicaciones AndamioReseña realizada por José Moreno Berrocal

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movedoras de su obra, la que trata de la Reforma Protestante. Es emocionan-te leer su defi nición de la Reforma: “La Reforma Protestante fue la liberación del Evangelio de poderes humanos y un avivamiento de la fe cristiana”, pp 181. Contra la consabida y superfi cial crítica romana del protestantismo como desunión frente a su unión bajo el Papa, Coster pone de manifi esto la unidad teológica y espiritual del pro-testantismo dentro de su diversidad. Sus confesiones de fe, dice Coster son “fórmulas de unidad”, pp 176. “La Re-forma” afi rma Coster “no fue una se-paración de la iglesia universal, sino una vuelta a los principios doctrinales de la Escritura”, pp 177. Los reformadores no renunciaron a ser la iglesia católi-ca. Es más su lucha se inspiró precisa-mente en la defensa de la catolicidad ( es decir, universalidad de la iglesia) de la iglesia frente al particularismo de Roma. Como señala Coster: “ fue por la política contrareformista de la iglesia romana por lo que el protestantismo se estableció como una segunda comu-nidad cristiana occidental”, pp 178. Es por ello por lo que “el protestantismo es el reconocimiento y la aprobación de todas las manifestaciones de la mis-ma fe (una fe que justifi ca) en la iglesia antigua, en la iglesia católica medieval y moderna, y en las iglesias orientales con su propio acceso a la iglesia anti-gua”, pp 177. Es más, la diversidad pro-testante no entorpece su unidad, pues la unidad protestante es precisamente eso unidad, no uniformidad. Por ello, las iglesias evangélicas están unidas doctri-nal y espiritualmente bajo el lema de la justifi cación por la fe sola y esto, “ a pesar de experiencias históricas di-ferentes, gran variedad de estilo, de liturgia, de gobierno, de espiritualidad y de perspectivas teológicas”, pp 177. Por otro lado, la unidad romana consis-te, según Coster en “la relación vertical que todo y todos tienen, a través de la jerarquía con Roma”, pp 338. Esa rela-ción de dependencia del papado impi-de “que Cristo y su Palabra ocupen el lugar que les corresponde”, pp 338 en

la Iglesia. Son, pues, los conceptos de unidad y diversidad los que presiden el análisis de cada momento histórico por el que ha pasado la Historia de la Iglesia. Pero esto no signifi ca que su es-tudio esté sometido a una especie de camisa de fuerza conceptual. Coster aprecia otros elementos teológicos a destacar y emplea otros términos, por ejemplo continuidad y discontinuidad, iglesia poderosa e iglesia débil, para de-sarrollarlos. Cada uno de ellos, se apli-can en diversos momentos históricos de la Iglesia y nos sirven, igualmente para valorar las distintas etapas históri-cas por los que ha pasado la Iglesia. He señalado que, por su rigor teoló-gico aplicado a la Historia de la Iglesia, la obra de Coster debe ser puesta al lado de otras igualmente valiosas y que han surgido de nuestro propio suelo. Pero es que, además, Bernard Coster que es holandés de nacimiento y for-mación, se ha preocupado especial-mente en esta obra de analizar con ese mismo rigor el Cristianismo español y latinoamericano. A lo largo de su obra trata de interactuar con la Historia de la Iglesia en España y en Latinoamérica. Particularmente valiosas, a mi modo de ver, son sus refl exiones en torno a los orígenes del protestantismo español. Al igual que ya hicieran los profesores José C. Nieto y David Estrada, Cos-ter asume también la tesis del origen autóctono y original de nuestro pro-testantismo español. Esto es parti-cularmente cierto en el caso de Juan de Valdés y Rodrigo Valer entre otros. La razón es obvia como ha señalado el profesor Estrada, se debe al simple hecho de que nuestros reformadores españoles al igual que los reformado-res del resto del Continente europeo, bebieron de la misma fuente, es decir, las Sagradas Escrituras, las cuales, nos dice Pablo nos pueden hacer sabios para la salvación por la fe en Cristo Jesús, 2ª Timoteo 3.16. La elaboración más reciente de esta idea se encuentra en el último escrito del profesor Estra-da, recientemente publicado en el libro

Historia, Infl uencia y Legado de Juan Calvino, publicado también por Anda-mio (curiosamente el libro contiene otro capítulo al que contribuye Ber-nard Coster) También señala Coster la acendrada defensa que de la libertad de conciencia hicieron los reformado-res españoles. Este énfasis, se debió, sin duda alguna , aparte de otras razones a la terrible represión que sufrieron por parte de la Inquisición Española nues-tros padres en la fe. Es esta otra de las señas de identidad de nuestro protes-tantismo patrio, su tolerancia. Particularmente valioso, resulta tam-bién, a mi modo de ver, el apartado que Coster dedica, dentro del capítu-lo 8 a la llamada Teología de la Crisis. En el mismo estudia críticamente a pensadores como Karl Barth, Rudolf Bultmann, Paul Tillich y Dietrich Bon-hoeffer. Todavía recuerdo sus conferen-cias, impartidas ya hace años sobre la fi gura de Bonhoeffer en el marco de la Conferencia Cipriano de Valera. Re-sulta igualmente fascinante el capítulo fi nal titulado Cristianismo bajo la Cruz. En el mismo traza un panorama de los sufrimientos de los cristianos bajo las revoluciones liberales, el islam, el co-munismo, en China o bajo el nazismo. Se podrían mencionar otros aspectos interesantes de esta obra. Pero creo que lo dicho es sufi ciente para inte-resar a los amantes de nuestra Histo-ria. Es evidente que nadie, incluso yo mismo, podemos estar de acuerdo con todo lo que se dice en esta obra. Aún así, en aquellos puntos, siempre detalles pequeños, en los que uno pudiera estar en desacuerdo con el autor, se puede apreciar la base sobre la que Bernard hace sus afi rmaciones. En cualquier caso, nunca deja Bernard Coster indiferente. El mejor encomio que se puede hacer a su obra es que motiva a la refl exión personal sobre lo que trata. Es un auténtico placer el recomendar esta obra.

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Huellas del cristia-nismo en el cineVarios autores. Consejo Evangé-lico de Madrid, 2010.

El pasado sábado 12 de junio fi r-maba ejemplares de su nuevo li-bro, José de Segovia, en la caseta

de la Librería Calatrava de la Feria del Retiro de Madrid. Escrito con el guio-nista Francisco Royo y el autor Daniel Jándula, la obra sigue las huellas del cris-tianismo en el cine a lo largo de toda la Historia. El libro ha sido editado por la Consejería de Educación y Cultura del Consejo Evangélico de Madrid, con el patrocinio de la Consejería de Educa-ción de la Comunidad de Madrid.

La obra forma parte de una serie de volúmenes que sigue las huellas del cristianismo en el arte, comenzando con la pintura y la música. Este tercer volumen, coordinado por José de Se-govia, ha sido editado como toda la co-lección por Manuel García Lafuente y maquetado por Febe Solá. Este extenso libro está encuadernado en tapa dura e impreso en papel couché, profusamen-te ilustrado con numerosas fotos en color y acompañado de un DVD con la película Jesús (1979) de Ágape.

Tras una introducción general a la obra del escritor malagueño Daniel Jándula, el guionista de series de te-levisión como Médico de Familia, Pe-riodistas o Cuéntame lo que pasó y autor de cinco películas, Curro Royo, trata críticamente el tema de Jesús en el cine. Estos primeros capítulos –que contienen un estudio del escri-tor catalán Jonathan Gelabert sobre Cecil B. DeMille y la epopeya bíblica–, muestran las difi cultades de trasladar la historia de los Evangelios a la gran pantalla. El guionista aragonés Curro Royo, establecido ahora en Inglaterra, analiza las películas más conocidas sobre Jesús, presentando los proble-mas de la iconografía tradicional. Sus refl exiones muestran la grandeza de Cristo, frente a la pobreza del perso-naje con el que se le suele identifi car

a lo largo de la historia del cine.

El periodista, teólogo y escritor José de Segovia escribe la mayor parte del libro, desde la visión heterodoxa de Jesús hasta el problema de la fe en el cine. Para ello hace un recorrido his-tórico desde el cristia-nismo primitivo, la Edad Media, la Reforma y las misiones, considerando las diferentes películas que muestran persona-jes y temas de la His-toria de Iglesia. Luego analiza la fi gura del falso predicador, el misterio del mal, el diablo y los demonios en el cine. Considera el ham-bre de redención y la difi cultad de la fe en muchas películas, haciendo también una historia de las producciones evan-gélicas desde principios del siglo pasado hasta la actualidad.

Daniel Jándula concluye la obra con unas refl exiones sobre la oración en el cine, pero acompaña también los diferentes capítulos con recuadros de opiniones sobre la fe de diferen-tes profesionales. Presenta fi guras como Juana de Arco o Bonhoeffer en la historia del cine, el tema del artis-ta religioso, la muerte o el sacerdote problemático. Hace estudios sobre al-gunas películas y series de televisión en concreto, considerando las inquie-tudes espirituales en el cine musical.

El libro se ha presentado también en la Filmoteca de Madrid en septiembre con la presencia de los tres autores. Mientras tanto se pueden conseguir ya ejempla-res por medio del Consejo Evangélico de Madrid, Decisión o la Librería Cala-trava. Es una obra que pretende ser una obra de referencia a ampliar en futuras ediciones, que complete y actualice la infl uencia del cristianismo en tantas pe-lículas, que han pasado a la historia del séptimo arte.

Recomendados

¿Por qué ser cristiano?Autor: Garry PooleTemática: ApologéticaVida, 2010 - 89 pag. Título perteneciente a la serie “Preguntas desafiantes” que se presenta en una edición actualizada con prólogo de Lee Strobel. Con un formato sencillo, muy práctico, con preguntas desafiantes para la reflexión, estos libros se convierten en herramientas muy útiles para el estudio en grupo. “¿Cómo puede uno saber que Dios existe?”, “¿La Biblia y la ciencia están en conflicto?”, “¿Todas las religiones llevan a Dios?”, “¿Cuán confiable es la Biblia?”, “¿Qué diferencia marca Jesús?” y “¿Por qué Dios permite el sufrimiento y la

maldad?”, completan la serie.

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En el valle de la sombraStuart Park 100 pag. Ediciones Camino Viejo, 2010. Reseña realizada por Miguel Ángel Gómez

El pastor Stuart Park nos ofrece un libro pequeño en extensión pero grandioso en su contenido.

En palabras del autor “este pequeño libro plasma un testimonio singular: la refl exión íntima de un hombre que observa cómo un cáncer roe sus en-trañas en su avance inexorable hacia la muerte, y las conversaciones que tuve el privilegio de compartir con él en las últimas semanas de su vida”. El protagonista del libro es Sirio So-brino Madejón con el que el autor mantuvo una amistad de más de 20 años y al que acompañó en su ago-nía fi nal aceptando la petición que su amigo le realizó, “quiero que me lle-ves de la mano hasta el fi nal”.

El libro está dividido en dos partes bien diferenciadas. La primera, “Pensamientos desde mi rincón”, está escrita por el mis-mo Sirio y supone una memoria de sus sentimientos cuando le diagnosticaron la enfermedad. A partir del 23 de mayo de 2008, fecha en la que le notifi caron que tenía una metástasis importante, la vida de Sirio, con 57 años de edad, cam-bió radicalmente y comenzó e escribir un post en internet para conocimiento

de sus amigos cetreros de la Asociación Castellana de Cetrería de la que él era presidente, que estaban preocupados por su salud. De esta forma pudo en-contrar “un rincón donde poder expre-sar lo que siento sin condicionantes de ningún tipo, dejarme sentir tal cual soy”. Bajo un dolor insoportable, nos abre su corazón mientras relata también sus vicisitudes diarias para dejar arreglados todos los detalles prácticos para el mo-mento de su partida.

En la segunda parte, “Conversaciones con Sirio”, encontramos el relato de Stuart Park de sus encuentros con su amigo después de llegar a un acuerdo. El autor le preguntó “¿qué puedo ha-cer por ti?” y la respuesta fue clara, es-cueta y rotunda: “Que estés a mi lado”. Desde ese momento acordaron pasar juntos media hora al día, excepto los fi nes de semana, siempre que a Sirio le apeteciera y su estado de salud lo permitiera, el plan era “leer juntos un texto de la Biblia, hacer una oración, y charlar sobre los asuntos que surjan”. De esta forma, Stuart pudo darle a su amigo un apoyo espiritual en el valle de sombra de muerte, pero la experiencia se convirtió en un aprendizaje para él, hasta llega a afi rmar, “me siento privile-giado al estar con él”. Creo que, como lectores, podemos sentirnos privilegia-dos de poder compartir esta emotiva e impactante relación entre dos amigos.

Lo primero que quiero resaltar de libro, en sus dos partes, es la exaltación de la familia y de la amistad, la importancia de estar rodeados de las personas que te quieren y poder compartir con ellas los momentos más importantes de la vida, incluido el tramo fi nal.

Sirio tenía dos pasiones que el autor señala como justifi cantes de su amis-tad y del homenaje que supone el libro, su amor por los pájaros y su profundo conocimiento de la Biblia. Será esto úl-timo lo que le permita afrontar sus úl-timos días con esperanza, mientras los dos protagonistas leen pasajes como los Salmos 8, 84, 102 y 23 o los capí-tulos 10, 14, 15, 17 y 19 de Juan, entre otros, encontrando en su contenido

aliento, fuerzas y sentido para atravesar “el valle de sombra de muerte”.

El libro está escrito en un estilo senci-llo, natural y sincero. No hay artifi cios ni adornos, en la primera parte Sirio habla con franqueza de sus sentimien-tos, sin esconder dudas y temores. En la segunda, el mismo autor expresa con sinceridad sus propias dudas so-bre sus motivaciones iniciales al acep-tar la propuesta de su amigo.

El autor nos adelanta en la introducción lo que encontraremos a lo largo del li-bro. “Al conocer los pensamientos de Sirio y asistir a nuestras conversacio-nes en el valle de sombra de muerte, el lector percibirá con nitidez la presencia de un hombre que afrontó no sólo la vida, sino también, y sobre todo, la rea-lidad de la muerte, con transparencia e integridad”. La fe de Sirio en Jesucristo le permitirá luchar contra la desmorali-zación, superar la tristeza por la cosas que perderá y que no podrá vivir, con la esperanza de que tiene reservado algo mucho mejor. Pero esta confi anza no le evitará situaciones de angustia, des-esperación e impotencia, hasta llegar a afi rmar “tengo mucho miedo, miedo de no poder respirar, de ahogarme. Me da terror, y pido mucho al señor que me dé fuerzas”. A lo largo del libro iremos co-nociendo detalles sobre la vida de Sirio, especialmente cómo pasó de ser ateo a poder expresar en una situación tan dramática una oración como ésta: “Se-ñor, tú eres nuestra guía, nuestro pastor, el único camino, nuestra salvación. Nos llevas de las tinieblas a la luz…”. El libro es emotivo e impactante, especialmente al considerar que todos, tarde o tem-prano, pasaremos por el mismo valle de muerte, aunque las circunstancias puedan ser diferentes. “En el valle de sombra” nos ayuda a refl exionar sobre cómo afrontar la vida cuando “mañana no existe. Sólo existe hoy”.

Cuando llegamos a la última página del libro, nos sentimos plenamente identifi -cados con la conclusión fi nal de autor, “he visto de cerca la sombra de la muerte, y he vislumbrado la gloria, al otro lado del dolor. No lo olvidaré jamás”.