5
RULFO Y EL SILENCIO COMO OBRA DE ARTE Carlos Yusti El escritor español Enrique Vilas-Mata lo incluyó en su inventario peculiar de los escritores del NO, de esos escritores que pertenecen a la estirpe de Bartleby (ese curioso personaje creado por Melville, que es copista en una oficina en Londres, quien un buen día sin más, ante la exigencia de copiar un documento responde con una frase firme y lacónica: "Preferiría no hacerlo") y los cuales, por razones no siempre claras, deciden dejar de hacerlo. Siempre se atragantó con el nombre de Octavio Paz y aparte del arte de la escritura y el silencio cultivó el de la fotografía con un talento excepcional. Juan Rulfo fue un escritor extravagante, una rara avis en el panorama literario de Latinoamérica. Mientras otros escritores eran una fuente inagotable de palabras, unos incontrolables polígrafos, escribiendo y publicando libros como salchichas, Juan Rulfo escribe apenas dos libros: uno de cuentos El llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo publicada dos años después. También había escrito por esos años la novela corta El gallo de oro, pero que se publicó por primera vez en el año 1980. Sus dos primeros libros bastaron para convertirlo en un paradigma de la literatura universal, título que ningún polígrafo, con premio Nobel incluido, ha podido arrebatarle. Nunca se le etiquetó de genio de las letras, pero su arte de escritura, su impecable estética fotográfica, lo ubicaron/ubican siempre como un artista sin parangón. Algún escritor hizo la atinada observación que mientras otros autores florecían hacia afuera y arrojaban ramas hacia el exterior, Rulfo en silencio se limitaba a crecer hacia adentro. En una entrevista aseguró: "Me llamo Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno. Me apilaron todos los nombres de mis antepasados paternos y maternos como si fuera el vástago de un racimo de plátano, (…) En la familia Pérez Rulfo nunca

Rulfo y El Silencio Como Obra de Arte

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Un texto sobre el inmenso narrador mexivano.

Citation preview

RULFO Y EL SILENCIO COMO OBRA DE ARTECarlos Yusti

El escritor espaol Enrique Vilas-Mata lo incluy en su inventario peculiar de los escritores del NO, de esos escritores que pertenecen a la estirpe de Bartleby (ese curioso personaje creado por Melville, que es copista en una oficina en Londres, quien un buen da sin ms, ante la exigencia de copiar un documento responde con una frase firme y lacnica: "Preferira no hacerlo") y los cuales, por razones no siempre claras, deciden dejar de hacerlo. Siempre se atragant con el nombre de Octavio Paz y aparte del arte de la escritura y el silencio cultiv el de la fotografa con un talento excepcional.

Juan Rulfo fue un escritor extravagante, una rara avis en el panorama literario de Latinoamrica. Mientras otros escritores eran una fuente inagotable de palabras, unos incontrolables polgrafos, escribiendo y publicando libros como salchichas, Juan Rulfo escribe apenas dos libros: uno de cuentos El llano en llamas (1953) y la novela Pedro Pramo publicada dos aos despus. Tambin haba escrito por esos aos la novela corta El gallo de oro, pero que se public por primera vez en el ao 1980. Sus dos primeros libros bastaron para convertirlo en un paradigma de la literatura universal, ttulo que ningn polgrafo, con premio Nobel incluido, ha podido arrebatarle. Nunca se le etiquet de genio de las letras, pero su arte de escritura, su impecable esttica fotogrfica, lo ubicaron/ubican siempre como un artista sin parangn. Algn escritor hizo la atinada observacin que mientras otros autores florecan hacia afuera y arrojaban ramas hacia el exterior, Rulfo en silencio se limitaba a crecer hacia adentro.

En una entrevista asegur: "Me llamo Juan Nepomuceno Carlos Prez Rulfo Vizcano. Me apilaron todos los nombres de mis antepasados paternos y maternos como si fuera el vstago de un racimo de pltano, () En la familia Prez Rulfo nunca hubo mucha paz; todos moran temprano, a la edad de 33 aos, y todos eran asesinados por la espalda". Para un escritor hacer silencio (o apartarse de la escritura) es un poco como morir, es como si se disparara por la espalda a s mismo, sin embargo Rulfo siempre estuvo bastante vivo y a pesar de su timidez conceda entrevistas e incluso algunas veces se dej ver en una que otra feria del libro. La razones por la cuales no quiso publicar otro libro nunca las aclar del todo. Otros escritores y crticos aventuraron algunas hiptesis.El escritor Augusto Monterroso, especie de amigo intermitente, lo retrat como un zorro astuto en una de sus fbulas. Un Zorro escritor que public un primer libro que tuvo mucho xito y fue traducido. Despus edit un segundo libro mucho mejor que el primero y que fue objeto de estudio por entendidos y profesores de literatura. Pero pasaron los aos y el Zorro no quiso publicar de nuevo. Ante la insistencia de crticos y amigos que le exhortaban a publicar otro libro se desasa en excusas y con cansancio intentaba esquivar semejante acoso. Su razonamiento interior de astucia era implacable: En realidad lo que estos quieren es que publique un libro malo; pero como soy el Zorro, no lo voy a hacer.Lo cierto es que Rulfo se mantuvo firme y al parecer ni escribi ni public nada ms en vida y sin duda sigui cultivando sin estridencia su pasin por la fotografa (su archivo consta de ms de seis mil negativos) con un gran ojo esttico.

Hay escritores que no dejan de publicar, pero buscan el anonimato a toda costa como Salinger o Traven. Otros son autores sin libros como Joseph Joubert. Algunos se esconden en infinidad de seudnimos como Rafael Bolvar Coranado, el autor de la letra del Alma llanera. Otros escritores slo huyen hasta su muerte como Nstor Snchez. Como Rulfo era tmido, pero siempre estuvo dando la cara y su apremio por no publicar/escribir era prolongado e intrigante razn suficiente por la cual Vilas-Mata lo incluy en su lista de autores que ha decidido no escribir de ese libro infrecuente como es Bartleby y compaa. En un aparte del libro se aventura esa conjetura de la razones por las cuales Rulfo ha decidido no hacerlo y a este respecto Antonio Tabucchi escribe: Juan Rulfo, autor de una de las obras maestras de la literatura hispanoamericana, Pedro Pramo, y que despus calla durante el resto de la vida, esgrime una de las justificaciones ms originales que los escritores del No han pronunciado jams para justificar su abandono de la escritura: Porque se muri mi to Celerino, que era quien me contaba las historias. El episodio es relatado por Augusto Monterroso, al menos segn lo que sostiene el personaje de Vila-Matas (y por lo tanto, lo apcrifo est al acecho).

Por su parte Guillermo Sheridan trascribe un relato que el mismo Rulfo le cont sobre un caballo ciego y su dueo que quiere venderlo, pero el comprador le asegura que no se lo compra debido a que el dichoso animal est ciego. El vendedor insiste. Entonces el comprador se monta en el caballo para demostrar que tiene razn. Lo espolea y le va dando rienda. Ya en el trote el comprador lo desmonta y el caballo sigue hasta que impacta contra un barda y cae al suelo. El dueo se arroja al polvo para auxiliar al caballo. Con tristeza y algo de rencor exclama: Qu ciego va a estar!. Lo que pasa es que a ese caballo ya todo le importa una chingada.... Sheridan acota: Me dio risa, pero sobre todo se me hizo un nudo en la garganta, y creo que a Juan tambin. Mejor optamos por mirar a la ventana. Una vez les cont esto a Gonzalo Rojas y a Julio Scherer. Gonzalo dijo: Qu lindo: el caballo era l! y se ri, pero a don Julio le pareci tan triste que se le humedecieron los ojos.Puede ser que Rulfo luego de algunos aos sin publicar/escribir era slo un caballo ciego digno de conmiseracin, pero no estaba ciego, estaba en ese abismo del todotedaigual, de que todo importa una chingada, ese abismo que es una especie de atnita oscuridad que te lleva a chocar contra esas paredes gelatinosas, amorfas y pegajosas del silencio o la soledad.

Sin duda Rulfo sobrevivi sin escribir gracias a la fotografa. En sus fotografa se hace palpable cierta desolacin, se hace visible un silencio y que el retrat a la perfeccin con palabras en un corto fragmento de Pedro Pramo: Y aunque no haba nios jugando, ni palomas, ni tejados azules, sent que el pueblo viva. Y que si yo escuchaba solamente el silencio era porque an no estaba acostumbrado al silencio; tal vez porque mi cabeza vena llena de ruidos y de voces. En lo personal creo que Rulfo el fotgrafo es el escritor por otros medios. Sus fotos de una calidad excepcional muestran ese mundo austero de pueblos que parecen deshabitados, ese sentido opresivo y minimizante de horizontes lejanos y enormes paisajes. En sus fotos puede mirarse esa atmsfera barnizada con esa tristeza solar del desamparo.Rulfo fue un gran lector y sus tesistas (o hagigrafos) citan hasta la saciedad aquella frase expresada en una entrevista: Yo quera leer algo diferente, algo que no estaba escrito y no lo encontraba. Desde luego no es porque no exista una inmensa literatura, sino porque para m slo exista esa obra inexistente y pens que tal vez la nica forma de leerla era que yo mismo la escribiera. T te pones a leer y no hayas lo que buscas. Entonces tienes que inventar tu propio libro. Rulfo escribi el libro que quera leer y entonces concluy su bsqueda como lector. Muchos escritores escriben siempre el mismo libro y realizan variaciones eficaces o falaces de ese nico libro que llevan en la cabeza. Quiz Rulfo comprendi esto y no quiso escribir variaciones de ese libro colocado en el estante de su alma. Existe un refrn rabe que con precisin asevera: No digas nada que no sea ms bello que el silencio.

Rulfo amas durante aos su silencio. Lo trabaj como hacen los escultores con el mrmol, la piedra o la madera. Lo traslad a sus fotografas. Y as sigui trabajando su silencio hasta que lleg a ese punto en el cual el silencio se volvi algo impreciso como una luz que todo lo oscurece, pero ya Rulfo estaba en esa orilla donde nada importaba y donde el silencio fue a larga una obra de arte solida en su fugacidad, una obra de arte que le rob tiempo a su escritura y a su vida. Escribir es llevar al papel esos ruidos y de voces que saturan la cabeza del escritor, pero solo el silencio que se ramifica hacia el interior es capaz de aplacar esas voces y esos ruidos incesantes que espolean insomnios y depresiones. Samuel Beckett tambin lo entendi algo bastante tarde: el silencio es esa gran obra de arte que est al final de toda escritura, pero Rulfo era un visionario, un adelantado. Aunque hoy ya nada importe y todo se vaya por el desage de la chingada.