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Saigón 15

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Revista de creación y análisis

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Agustín Pérez GonzálezManuel Guerrero Cabrera

Antonio VelaÁngel Manuel Gómez Espada

Saúl ArizaMaría Jesús Soler Arteaga

Enrique Martín-Lorente RiveraRafael Manjón-Cabeza Guzmán

Julián Valle RivasJorge Ruiz Arana

Carlos Ruiz SánchezAntonio Joaquín González Gonzalo

María Araceli Granados SanchoJosé Manuel Valle Porras

Manuel García LuqueFelisa Lería Mackay

José Manuel Moreno MillánDomingo Jiménez Burgos

ThyzzarManuel García Luque

José del Río MonsArchivo Asociación Naufragio

Thyzzar

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Depósito Legal: CO-160-2005

ISSN: 1699-5155

Creador: Emilio José Navarro Martínez

Consejo de Redacción: Manuel Guerrero Cabrera,

Julián Valle Rivas, José Manuel Valle Porras, y José

Manuel Ventura Rojas

Diseño e impresión:

Patrocinan:

JUVENTUD

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Con este número nuestra revista alcanzará los 6 años de existencia,un período de tiempo intenso en el que hemos vivido varias etapas–entre ellas un involuntario paréntesis– y una voluntad continua deperfeccionamiento. Sin embargo, esta excelencia que buscamosno es únicamente la de la exquisitez, es decir, la del poema perfectoo el artículo irrebatible. El que algunas creaciones literarias nuncavayan a figurar en antologías o que determinadas reseñas o ensayospadezcan de ciertas debilidades no significa que necesariamenteSaigón les vaya a cerrar sus puertas. Porque nuestra pretensión noes la de revista de elite, la de un referente de la literatura españoladonde se publiquen obras de vanguardia y siempre de primeracategoría. No, nuestra tarea es otra.

Somos una publicación comarcal, cuyos lectores están, sobre todo,en los pueblos de Córdoba –especialmente Cabra y Lucena–,aunque también en cualesquiera otros lugares de esta república delas letras, que carece de fronteras geográficas, ideológicas otemporales. Así las cosas, consideramos que nuestra principalmisión es estimular el interés por la cultura en estos pueblos. Y conesta finalidad no se concilia bien el exigir un alto nivel artístico a today cada una de las colaboraciones publicadas. Entiéndasenos bien:Saigón no pretende lo chapucero, sino lo excelente. Pero es másbien combinando las virtudes y el mérito de buena parte de loscolaboradores, con las inexpertas pero voluntariosas tentativas denuestros paisanos –siempre que reúnan un mínimo decoroso derigor–, como lograremos que esta revista cultive el amor a la escrituray la lectura, a la poesía, el cine, la ciencia o el pensamiento. Silogramos esto, nos podremos dar por satisfechos. Y será más tarde,en ese ambiente fertilizado por el amor a la cultura que pretendemosfomentar, en un contexto favorable, donde habrá más probabilidadesde que florezcan artistas e intelectuales de valía.

edito

rialsaigón

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saigonsu

mario Editorial

Entrevista a Amalia BautistaAbrimos fuego con poesía

A RAFAEL MONTESINOS. Agustín Pérez GonzálezPASEO EN GÓNDOLA. Manuel Guerrero CabreraNIEVE EN MOSCÚ. Antonio VelaDE LOS EFECTOS NEGATIVOS DE LA TELEVISIÓN. Ángel Manuel Gómez EspadaAUSENCIA. Saúl ArizaFIESTA. María Jesús Soler ArteagaOJOS. Enrique Martín-Lorente RiveraRUTINA. Rafael Manjón-Cabeza Guzmán

Relatos para la ciudad perdidaLA JUSTIFICACIÓN (V). Julián Valle RivasHALLAZGO. Jorge Ruiz AranaDESENGAÑO AZUL. Carlos Ruiz Sánchez

Análisis en la retaguardiaPOÉTICA, EROTISMO Y MITO EN LOS VIDEOCLIPS DESHAKIRA. Antonio Joaquín González GonzaloEL LIBRO QUE NOS HACE ADULTOS. María Araceli Granados SanchoUNA BIBLIOTECA EN LA CONCHINCHINA. A MALHERPOR LA LECTURA. José Manuel Valle PorrasEL PALACIO DE CARLOS V EN GRANADA: CINCOSIGLOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN MONUMENTO Y UNA DÉCADA PARA SU EXPOLIO (I).Manuel García Luque

Alto el fuegoFELISA LERÍA MACKAYHABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE. José Manuel Moreno MillánFÚTBOL Y COCHES QUEMADOS. Domingo Jiménez BurgosPUBLICACIONES RECIBIDAS. RedacciónPRESENTACIÓN DE SAIGÓN 14. RedacciónOTROS ACTOS POÉTICOS. Redacción

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Amalia Bautista nació en 1962 en Madrid. Ha publicado Cárcel de amor(Renacimiento, Sevilla, 1988), La mujer de Lot y otros poemas (Llama de amor

viva, Málaga, 1995), Cuéntamelo otra vez (La Veleta, Granada, 1999), La casa dela niebla. Antología (1985-2001) (Universitat de les Illes Balears, 2002), Hilos deseda (Renacimiento, Sevilla, 2003), Estoy ausente (Pre-Textos, Valencia, 2004),

Pecados, en colaboración con Alberto Porlan (El Gaviero, Almería, 2005), Tresdeseos. Poesía reunida (Renacimiento, Sevilla, 2006), Luz del mediodía. Antologíapoética (Universidad de las Américas, Puebla, México, 2007) y Roto Madrid, con

fotografías de José del Río Mons,(Renacimiento, Sevilla, 2008).

1.- Luis Alberto de Cuenca, Jesús Aguado, Eduardo García, Javier Lostalé, JoanMargarit, etc. Y ahora usted, que es la primera voz femenina y, además, poeta, queaparece en nuestras páginas. Sin duda, la entrevista a mujeres es un aspectopendiente de nuestra revista. Ayúdenos. ¿Qué otras poetas (o mujeres) citaría ustedpara equilibrar el sexo en este listado?

A mí lo de equilibrar los sexos en cualquier listado me da igual, pero si ustedes lollevan con cargo de conciencia, se me ocurre que podrían empezar con Ana Rossettiy Aurora Luque, dos de las voces de la poesía actual con más entidad.

2.- Algunas de las citadas, ¿han influido en su poesía? Si no, ¿qué escritores lo hanhecho?

No sé si han influido. Yo siempre hablo de admiración más que de influencias, meencantaría que los autores que admiro hubieran influido en mi poesía, que se notaraesa admiración, pero no estoy segura de que esto suceda. Por citar sólo unospocos de mis poetas preferidos, quizá de una forma bastante aleatoria entre unalista que podría ser amplísima, diría Lope de Vega, Garcilaso, Lorca o los autoresdel romancero.

3.- En los recitales en los que usted participa, ¿cómo se siente al comprobar quevarios asistentes conocen bien sus poemas?

laentrevista

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Manuel Guerrero Cabrera

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Con sorpresa y siempre con gratitud. Creo que es algo a lo que no me acostumbrarénunca. Varias veces he dicho que, cuando veo a alguien con un libro mío, y ese alguienno pertenece a mi familia o a mi grupo de amigos, y por tanto no le he regalado yoel ejemplar, me parece increíble. Sabiendo que la poesía es un género con un númeromuy limitado de lectores y no tan limitado de autores y títulos, es asombroso quealguien se haya molestado en comprar, y hasta en leer, un libro precisamente mío.

4.- Y, cuando usted escribe un poema (o un poeta escribe), ¿qué busca en el lector:la interpretación de lo que usted quiso decir o que le dé otras interpretaciones queusted desconocía?

Supongo que el poeta no busca nada en concreto, yo al menos no lo hago. Escribimospara un número muy reducido de personas, con nombre, rostro, criterio y una opinióncon peso para nosotros. En el momento de escribir un poema no puedo pensar enun lector anónimo que quizá acabe leyéndolo, pero cualquiera de las dos opcionesque usted menciona sería gratificante, que entendiera exactamente lo que quise deciry que le dé sus propias interpretaciones que, de alguna forma, completan o enriquecenel poema.

5.- ¿Cuál de sus libros es el que más le gusta a usted? ¿Y a sus lectores?

A mí el próximo, el que no sé si haré. A mis lectores lo ignoro, habría que preguntarles,pero tengo la impresión de que elegirían más un poema (o unos pocos, indepen-dientemente del libro al que pertenezca cada uno) que un libro.

6.- Leí de Abelardo Linares que su poesía «está hecha de tiempo y para durar en eltiempo». Entonces, ¿puede caducar la poesía?

Desde luego que sí, toda poesía tiene el sonido de su tiempo y algunas envejecenmuy mal. Otras son intemporales, y por tanto eternas. Por eso nadie escribe hoy comoEspronceda y también por eso si leemos un poema de Catulo o de Safo nos parecede ayer mismo.

7.- ¿Publicará un nuevo poemario próximamente?

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Próximamente no. Ni siquiera sé cuándo será o si será. Escribo muy poco, tengo unritmo de producción lentísimo y casi nada me vale. Además, pienso que cada poemaque consigo escribir puede ser el último y alguno acabará siéndolo.

8.- A los saigonistas nos gusta mucho el poema «Pide tres deseos». Si además deesos tres, pidiera tres más. ¿Cuáles serían?

Por ejemplo, los tres con los que termino el poema «Al cabo»: poder querer a alguien,que nos quieran y no morir después que nuestros hijos. O los tradicionales de salud(toda), dinero (el suficiente) y amor (el necesario).

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abrimosfuegoconpoesía

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A RAFAEL MONTESINOS

Agustín Pérez González

PASEO EN GÓNDOLA

Manuel Guerrero Cabrera

NIEVE EN MOSCÚ

Antonio Vela

DE LOS EFECTOS NEGATIVOS

DE LA TELEVISIÓN

Ángel Manuel Gómez Espada

AUSENCIA

Saúl Ariza

FIESTA

María Jesús Soler Arteaga

OJOSEnrique Martín-Lorente Rivera

RUTINA

Rafael Manjón-Cabeza Guzmán

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A RAFAEL MONTESINOS

Las altas atalayas que se inclinanen los parcos jardines de tu nombre,están danzando locas de alegríay un banco aún recuerda la hidalguíade un joven que soñaba con ser hombre.

Aquél que fue refugio de tu tiempo,aquél que te prestara su alma fríao el corazón candente de sus hierros,para leer un libro con tus versos,me presta hoy a mí su geografía.

Y aquí, ante tu puente de Triana,delante de tu río, tus recuerdosbrotan de la palmera a la que cantasy tapizan el suelo de mi almallenando mi jardín de sentimiento.

Aquí mismo, Sevilla, esta mañanapara ti, Rafael, se ha convertidoen rima del poema en que proclamaque es tu amante y sigue enamoradade tus versos, insigne Montesinos.

AGUSTÍNPÉREZGONZÁLEZ

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MANUELGUERREROCABRERA

PASEO EN GÓNDOLA

Coral sombríocon la luz del amor,canal intenso.

La idílica Veneciaes para enamorarse.Donde el labio de arribaes el cielo y el mar,el otro labio.

Caricias ondulantes,amor a golpe de remoy de la media luz,crepúsculo interior(si imaginas que el tango lo creó un venecianoen la otra orilla).

El gondoleroritmaba resplandoresdivinos y saladosesquivando corales.

Pero nosotrosya habíamos topadocon el amor,porque Veneciaes para enamorarse de Venecia.

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NIEVE EN MOSCÚ

En cualquier momentopuede empezar a nevar.Ya no parará hasta abril o mayo.

En pocas horasquedará cubiertolo que cada díaintentamos escondercon mayor vehemenciaen todas las ciudades y pueblosde un planeta que se plagia.

Y por la claridadde las noches más oscurascreeremosque hemos conseguido dejar de serprisioneros del tiempo-y de nosotros mismos-,y que ya no es necesarioocultarnos más.

De Moscú a Montreal,y de Chapelco a Cooma,así viene repitiéndosetodos los inviernosdesde que primero James Joyce,y más adelante Tim Burton,relacionaran la nievecon todo lo que es imposible.

ANTONIOVELA

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ÁNGEL MANUELGÓMEZ

ESPADA

DE LOS EFECTOS NEGATIVOSDE LA TELEVISIÓN

Oh, divina Shakira,hija famosa de las Nereidas,vestida tú de hembra fértil,mueve tus caderas sólo para míy pondremos la noche del revés.Yo, dios inmortal y febril,trasmutado en cisne alado,perlaré tu cuerpo con mis deseos.

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SAÚLARIZA

AUSENCIA

Prometí que hoy sería el último día de este tiempo.

El tiempo de la ausencia.Recorrer las calles en búsqueda.Llorar por la pérdida de lo nunca ganado.Sentir la ausencia en las palabras que se dicen.Sentir la ausencia en las palabras que pronuncio,en las voces que escucho.Todo es distinto en la ausencia.Algo innombrable, alguien innombrable.Es sólo ausencia,que deja el tiempo hueco.De aire dormido en mi boca.Que puede llenarlo todoy dejar el tiempo hueco.Ausencia.AusenciaAusencia.

Hoy es el último día de la ausencia.Voy en busca de su pérdida.

La pena es que rara vez se cumple lo que uno promete,o lo que uno desea.

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FIESTA

I

Cuando llegó traía dos libros bajo el brazoy los dejó sobre la mesa junto a las copasde cristal donde el vino blancoestaba servido. Era una fiestaen la que todos tragaban tristezas.Pero hablaré de mí esta vez.No me dediqué a mis invitados,no brindé con ellos por la alegríaque derramaba la copa en sus labiossólo me asomé a la terrazapara ver pasar la marea de gentey el tendido de las luces sobre la calle.

Cuando la fiesta terminó,cogí aquellos libros entre mis manosy observé cómo todos se marchaban.

MARÍAJESÚSSOLERARTEAGA

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II

Observé cómo todos se marchabansin pena ni gloria, sin nostalgias superfluas,porque llevo años dando fiestaspara los que no vienen y a las que yo no voy,porque llevo años citando versos ajenosy emborrachándome con el agua mineralque se vende a granel en las grandes superficies.

Los versos de García Ulecíame acompañaron una tardeen una fiesta absurda, que celebrépara los que no vamos a mis fiestas,y se quedaron en una cuartillacopiados a mano con letra claraen un libro bajo mi brazo.

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ENRIQUEMARTÍN-LORENTE

RIVERA

OJOS

OJOS que sin hablar todo lo decís,y aún sin veros seguís hablando,y cuando a mi recuerdo vuelvo, no calláis aún.Ojos que no son fáciles de encontrare imposibles de olvidar.¡Ojos! ¿Dónde estáis?

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RUTINA

El mismo bar. Las mismas mesas y sillasenvejecidas por el mismo sol.Paseos en círculo que nuncallegan a ninguna parte.Aburridas horas sosteniéndonosa nosotros mismos y a las nimiedadesque exhalan los demás.

Rutina que carcome las palabras, que las devoraa medias en un bucle con cada vez más entradas.Rutina que se alimenta de las infinitesimalesvariaciones de ánimo.Un cáncer sin metástasis. Un cáncerque no mata nunca.

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RAFAELMANJÓN-CABEZA

GUZMÁN

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relatosparalaciudadperdida

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LA JUSTIFICACIÓN (V)

Julián Valle Rivas

HALLAZGO

Jorge Ruiz Arana

DESENGAÑO AZUL

Carlos Ruiz Sánchez

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La justificación (V)…continuación DÍA 2 - MIÉRCOLES ARS LONGA, VITA BREVIS

[ARSENIO]

En la oscuridad del dormitorio, mi visión, todavía padeciendo los efectos de lareciente pesadilla, formó figuras espectrales que danzaban bajo la sombría techumbreen un aquelarre satánico y perverso, recordándome unos tiempos de infancia quecreí ya olvidados. Los tenebrosos espectros surcaron la habitación de un lugar aotro sin temer la presencia de obstáculo alguno, ya que, ante el mismo, se difuminabancon la misma facilidad con la que se concentraban una vez superado. Otros, encambio, simplemente se volatilizaban en un rincón para materializarse en el opuesto.Cerré los ojos en un vano intento por desintegrar las sombras.Cuatro y media. Tanteé buscando el interruptor de la luz; cuando di con él, lopresioné. El impacto eléctrico vaporizó inmediatamente las ánimas que pululabanpor el dormitorio, mientras que, al mismo tiempo me obligaba a entornar los párpadoshasta que mis ojos, antes envueltos en la lobreguez, se acomodaron al esplendorartificial. No obstante, la somnolencia fue apoderándose de mí. No pude controlarla.Era inevitable. Ni siquiera tuve tiempo de apagar la luz.Esta vez no soñé.

[ZOILO]

Desperté sobresaltado como cada vez que regresaba del mundo de la fantasía.«¡Puñeteros sueños!», maldije. Examiné la hora del reloj, las cinco y treinta y tres.Resolví que sería bueno adelantar el trabajo.Me senté a la mesa y encendí la luz del flexo quedando la habitación medio cubiertapor las sombras. Extraje de un cajón unos guantes de látex y me los coloqué, luegoagarré un folio en blanco, cogí del portalápices un bolígrafo y empecé a escribir.Ese imbécil iba a saber quién era yo. Si pensaba que no era más que un juego,

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JULIÁNVALLERIVAS

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aquella segunda carta le devolvería a la realidad. Si todavía le quedaba alguna dudasobre el hecho de que tenía la intención de matarlo, terminaría por convencerlo. Siaun dudaba de mi misión y de que, por ella, seguiría actuando, acabaría asegurándose.Y si, a pesar de todo, se mantenía indiferente, los hechos le confirmarían la veracidadde mis intenciones.«Ese imbécil me ayudará a alcanzar mis objetivos creyendo que actúa correctamente»,pensé con ironía. Sí, la vida era pura ironía y, a pesar de ello, yo recuperaría la queme había sido negada años atrás.Al concluir, plegué el folio cuidadosamente, extraje de otro cajón un sobre e introdujeen éste aquél. En el sobre sólo escribí una palabra. Un nombre. El de su destinatario.Arsenio.Regresé al dormitorio, me tumbé en la cama y me cubrí con la sábana. Miré el reloj.Las seis y catorce. Todavía quedaba un tiempo para que Lucena despertase. Mirostro dibujó una media sonrisa. Me relajé seguro de mi triunfo. «Pronto, muy pronto»,reflexioné, «pronto habré terminado con él; sólo tengo que esperar tranquilo a queel plan se vaya desarrollando». Con este pensamiento, me dormí.

[ARSENIO]Me despertó la chillona voz del locutor de los informativos, la cual me llegaba algodistorsionada a través del reloj. Me desperecé. Me sentía agotado. Sobre mi memoriase formaron los acontecimientos del día anterior. Un ligero matiz de amarguraempañó mis sentidos. Apagué el despertador, no me gustaban los informativos. Laluz aún permanecía encendida. Comencé a recordar. Apreté el interruptor y laapagué.Las nueve y cuarenta y cinco. No llegaría con hora al despacho si tenía la intenciónde pasar por la Comisaría antes; sin olvidar el juicio a las doce. Tendría que llamara Estela para comunicarle mi retraso.Tomé el maletín. Cerré la puerta, introduje la llave en la cerradura y la giré echandoel cerrojo de seguridad. En ese instante me pregunté si algún vecino habría advertidola presencia de un extraño en el edificio. Pese a vivir en la primera planta, tendríaque asegurarme. «Nota mental».Un paseo me vendría bien. Al menos, en ese momento, me pareció una buena idea.Y es que mi travesía rumbo a la Comisaría resultó ser más accidentada de lo quehubiera previsto.Fue una intuición, una chispa en mi cerebro, lo que me llevó a fijarme en el hombre

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obeso que comenzó a seguirme desde que me adentré en calle Ballesteros. No ledi importancia al principio: un hombre más, pura coincidencia de ruta. Nadainteresante si no fuera porque, al atravesar Plaza de España y girar en Barahonade Soto, el mencionado hombre no hubiese elegido la misma opción. La tensión,los nervios, el miedo jugaron como duendes malévolos contra mí. «Yo te conozcoa ti muy bien, Arsenio. He estado oculto, en la sombra, vigilándote durante muchotiempo». Eso había escrito Zoilo en su carta. ¿Sería cierto que me estaba vigilando?¿Sería aquel tipo el tal Zoilo? «Pero, ¿qué dices?», me reproché. Me dirigía al centropor una ruta típica en mi ciudad levítica, aquel hombre podía perfectamente llevarla misma dirección que yo. Sin embargo, su forma de actuar me inducía a sospechar.¿Acaso no serían imaginaciones mías? Hubiese esperado que Zoilo fuese alto,fuerte, con la mirada perdida. ¿Quién se iba a esperar que un psicópata tuvieseaquel voluminoso aspecto? De ahí la sospecha. Nadie identificaría en una personaasí a un demente. En todo caso, la verdad, yo, a pesar de mi profesión de abogado,no había tratado con enajenados homicidas. Alguna vez conocí de algún caso deincapacitación por demencia, pero aquello fue de otro orden. En fin, el hecho mepareció sibilino, por lo que resolví andar vigilante.Ante mí Plaza Nueva y la majestuosa parroquia de San Mateo. Volví la cabeza conun ademán despreocupado. El hombre seguía tras de mí. La situación comenzabaa provocarme cierta sensación de inquietud. Miré furtivamente de un lado para otro.Tuve la impresión de que todo el mundo me estaba observando, de que todo elmundo estaba pendiente de mis movimientos, de mis reacciones, de mis actitudes,de mis pensamientos. Sentí las miradas ajenas sobre mí. Un sudor frío empapó mifrente. Empecé a experimentar pánico ante la presencia de la multitud a mi alrededor.Aceleré el paso. Tenía que alejarme de aquel lugar, huir, correr.En mitad de Plaza Nueva me detuve. Tomé aliento jadeante. Intenté calmarme. Meapoyé sobre las rodillas para descansar el cuerpo, dejando el maletín en el suelo.Giré la vista sobre el hombro. El hombre gordo llegaba a Plaza Nueva en carrera.Al verme, se paró en seco. Su rostro se contrajo en una expresión preocupada. Sedio cuenta de que lo había descubierto. Adoptó una pose indiferente e inició unandar pausado hacia donde me encontraba. Me seguía. No era fruto de miimaginación.Alcé la mirada y consulté el reloj de la torre del Ayuntamiento. Las diez y diez. Debíaactuar con indiferencia y esperar su reacción. Cogí el maletín y me aproximé alescaparate de una joyería cercana. Serviría. La intensidad de la luz hacía que en elcristal se reflejasen las figuras como en un tenue espejo. Fingí estar interesado por

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alguna joya. Ni siquiera necesitaba fingir, tenía que llamar a Estela y así lo hice.Entretanto, el tipo me rebasó con andar pausado, nuestras miradas se cruzaron através del reflejo del cristal, seguí sus pasos, entró en un banco. Al colgar, Estelase quedó más preocupada que antes, no había sido demasiado claro en mi exposicióny anunciarle el inesperado seguimiento no ayudó demasiado. Inicié la marcha.Cuando crucé por la puerta del banco miré hacia su interior sin detener el avance.El sujeto obeso estaba distraído mirando unos papeles pinchados en un tablóninformativo mientras, a lo zaino, dirigía la vista hacia la puerta. Ya me había cansadode ser el perseguido.Cuando alcancé el cruce con calle las Torres, me oculté tras la esquina, detrás delAyuntamiento. Fue una corta espera, el tipo apareció en la confluencia. Yo quedabaa su espalda, fuera del alcance de su mirada. Escrutó al frente y a los lados meneandorápidamente la cabeza con evidente inquietud. Me buscaba. Había desaparecidode su vista, no sabía dónde me había metido. Tenía el deber de seguirme, devigilarme, y me había perdido. Me apunté un pequeño triunfo personal.–¿Me buscaba? –pregunté con el ligero tono de superioridad del que tiene controladala situación. Sin embargo, no esperaba lo que siguió, lo cual transcurrió, además,en breves segundos.El tipo, sintiéndose aludido, giró en mi dirección. Al verme, su rostro reflejó unprofundo desconcierto. Pero reaccionó con velocidad. Su cerebro -que no parecíahaber sido invadido por la grasa- procesó con diligencia la nueva situación. Comenzóa dar unos pasos hacia atrás y, con una agilidad que jamás hubiese creído en unsujeto de esas condiciones físicas, se volvió y comenzó a correr en dirección contraria.–¡Eh, espere! –exclamé.Sabedor de que mi orden no sería obedecida, corrí tras él. En aquel instante, untaxi con los cristales tintados abandonó su estacionamiento en la parada reglamentariade calle las Torres y se aproximó con celeridad hacia el tipo gordo. El impacto contralas piernas fue mortal de necesidad pero el gordo colisionó contra el capó y se asióa los laterales del coche quedándose adherido al mismo. El cuadro me rebasó. Eltipo chillaba de dolor y terror. El coche frenó con brusquedad y el atropellado sesoltó de su salvador asidero estrellándose contra el pavimento. Entonces, el cocheretrocedió unos metros y volvió a frenar súbitamente. Aceleró quemando neumáticosdurante un par de segundos e, inesperadamente, reinició el avance con una velocidadextrema impulsada por la presión de la aceleración anterior. No frenó esta vez. Elcoche aplastó la cabeza del gordo con sus neumáticos y continuó su temerariaconducción por calle las Torres.

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El espectáculo era dantesco. La cabeza había quedado destrozada. En su lugar,sobre el pavimento, se apelmazaba una masa sanguinolenta de carne, hueso yencéfalo. Aparté la vista con un ligero rebote en el estómago.Todavía impresionado por el desagradable (e inesperado) episodio que acababa depresenciar, sin esperar a que el personal que por allí pululaba empezase a señalarmecomo la persona que se dirigió al fallecido antes de ser arrollado, saqué fuerzas deflaqueza y, aprovechado la confusión inicial, me encaminé presuroso por calle ElPeso. Me dirigía a la Comisaría, ya declararía allí. Y el hecho: fuera o no Zoilo aqueltipo, sin duda me vigilaban.La Comisaría de Policía se encontraba en calle Miguel Cruz Cuenca, junto a laEstación de Autobuses. Un moderno edificio de dos plantas y un sótano -dondese encontraban los calabozos-, perfectamente apreciable y presidido por unavoluminosa bandera de nuestro país. Allí me remitieron al Subinspector Henares.Subinspector Henares. Quién si no. A quién iban a encargar un asunto como elasesinato de Padre Jesús si no era al Subinspector Henares. Al mejor. El Subinspectory yo éramos viejos conocidos. En más de una ocasión había tenido en un juicio querebatir o apoyar –dependiendo la parte a la que representase– sus argumentaciones,todas ellas muy lógicas y muy bien razonadas, tenía que reconocerlo. Los abogadosde mi ciudad levítica conocíamos al Subinspector Henares y él nos conocía anosotros. Era un profesional perspicaz y avispado. Aunque, ciertamente, una primeraimpresión del mismo podía llevar a una idea totalmente contraria del personaje. Erael tal un hombre enjuto y de escasa estatura, de pelo espeso e hirsuto y siemprevestía desaliñadamente; aun su modo de actuar y afrontar los casos era especial.Pareciese como si llegase a un esclarecimiento de los mismos sin ningún tipo decomplicación o esfuerzo destacable. No obstante, sólo era necesario contemplarsu mirada para poder advertir unos ojos siempre vigilantes e inteligentes, siemprecon un particular brillo de astucia. Con edad para ser un jefazo, era más útil al piedel cañón, solucionando los problemas directamente.Encontré al hombre sentado a su mesa, reclinado en el espaldar de su sillón, conlos ojos cerrados, la barbilla apoyada sobre la base del cuello y los brazos cruzadossobre el pecho. Adoptando con todo ello una actitud reflexiva. Ese era su método.«A veces hay que actuar», decía profético, «otras hay que pensar». Actuar y pensar.Era cierto. Muy cierto.–¿Quién es ese tal Álvaro? –el Subinspector conservaba la carta abierta sobre lamesa y se dirigió a mí frunciendo el entrecejo.–Álvaro Solís era la persona con la que abrí el bufete, realizaba ciertas prácticas

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inmorales e ilegales y lo denuncié al Colegio de Abogados.–Total, que no le sentó demasiado bien la decisión por la que usted optó.–Digamos que las últimas palabras que me dirigió no fueron demasiado agradables.–¿Lo amenazó de muerte?–Sí. Sin embargo, y ahí radica el problema, llevo sin saber nada de él desde entonces.De eso hace ya cinco años.–Entiendo.–Por cierto, ¿tiene noticia del atropello de hace un rato en las Torres?–Sí. Estamos algo apurados de personal pero ya hemos asignado el caso. ¿Quétiene que ver con lo que estamos hablando?–Pues que será mejor que ese caso también lo lleve usted. Fue asesinato. Yo estabaallí.Henares se incorporó como movido por un resorte. Me clavó aquellos ojos inteligentesy de nuevo frunció el entrecejo, dibujando ahora una mezcla de desconcierto eincertidumbre.–¿Qué me dice?Le referí los sucesos de aquella mañana con todo detalle.–Vaya –dijo reclinándose de nuevo–, lleva usted últimamente una vida muy ajetreada.¿Hay algo más que deba saber?–No… Al menos que yo sepa.–Sin duda ese hombre quiere algo de usted.–Sí, quiere mi vida. ¿No lo ha leído? Ese tipo está loco, ¿no dice que es el GranElegido y que tiene una Misión Suprema? ¿Quién lo ha elegido? ¿Acaso su Dios?–O puede que un grupo de personas. Por lo que me ha contado de esta mañana,parece que no está solo. Podría asegurar que el atropellado no era Zoilo. Tal vezfuese el conductor o que éste esté relacionado con otras personas y el conductorfuese otro tipo... Y, aunque fuese el mismo Zoilo, éste tuviese cómplices y el gordofuese uno de ellos, ¿por qué iba a matar a uno de los suyos?–Porque lo descubrí –repliqué simple.–Sí, puede que la explicación más sencilla sea la más acertada –convino mi interlocutor.Guardó un breve silenció en el que pareció ordenar todos los datos recientes ycontinuó:–En otro orden, es posible que pretenda ir contra usted a través de otras personas.Quedé paralizado por mi propia estupidez al no haber previsto sus conjeturas. Siaquello era como lo anunciaba el Subinspector, entonces...–Esperanza –dije bruscamente. Una espantosa imagen cruzó por mi mente.

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–¿Quién?–Mi novia. Esperanza. Ella... está en peligro.–No se preocupe, nos encargaremos de protegerla. ¿Dónde vive?–En calle Cabrillana. Pero ahora debe estar trabajando. Es farmacéutica.–Dígame la dirección de la farmacia.Se la di, la apuntó en una libreta y arrancó la hoja. Adoptó una pose firme y profesional.–Quede tranquilo. Déjelo en nuestras manos.Lo dijo así, tal cual: «Quede tranquilo». Y él se quedó tan pancho. Yo nada tranquilo,tenlo por seguro, lector.

continuará…

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HallazgoLa execrable aberración tentacular, desvelada horriblemente su caótica forma porla enfermiza luz lunar que acrecentaba las características pesadillescas de la escena,levitaba ajena a las leyes gravitatorias ante unos ojos desorbitados, ante un rostrocompungido, ante una mente lacerada en su cordura, ante un alma rea del pavormás absoluto. El poco envidiable testigo de cómo aquella ominosa monstruosidadflotaba en el desolado páramo tuvo aún un ápice de lucidez para maldecir ymaldecirse, lamentando su periplo vital tan errado por adentrarse, al comienzo muyufano, en sendas sacrílegas e inquisiciones para las que el común de los mortalesno puede ni debe estar preparado.De un momento a otro esperaba que la repulsiva criatura se abalanzara sobre éldestrozándolo con atroces dentelladas; sin embargo, los eternos segundos seconvirtieron en infinitos minutos y no ocurría nada, sabiendo ser observado por unosojos que no llegaba a ubicar en esa masa protuberante e hinchada, extraña a lospresupuestos más básicos de lo lógico. Quizá la criatura jugueteaba con él, sabíade su miedo y gustaba recrearse en alargar la turbación de su futura víctima, segurode sí frente al enclenque y tembloroso humano. Sí esto era así, seguramente lo peorno era conocer que en el Universo existen abominaciones tales, sino tener queadmitir que dichos seres poseían algún tipo de raciocinio, una inteligencia malévolay cruel. Repentinamente, el contrito estudioso notó cómo la petrificación impuestapor su miedo se quebraba y sacaba fuerzas de algún insospechado vivero ahíto deinstinto de conservación, consiguiendo echar a correr sin pensar siquiera en mirarhacia atrás. Alejándose del sospechoso montículo coronado por una piedra enhiestaque, a pesar de las habladurías, poco o nada tenía que ver con los primitivoshabitantes indios de la región, nuestro hombre notó al poco de trotar entre ladesarrollada maleza cómo el suelo se reblandecía, sus pies se hundían en unainoportuna superficie cenagosa que retrasaría su necesario escape. Lo difícil delterreno provocó un torpe resbalón que lo hizo caer de bruces en el fangal, mas, apesar de ello, casi no fue una pausa en su huida; pues nuestro protagonista, apenastocó el suelo con brazos y rostro, continuó su escape a gatas, sintiendo los arañazosde ramas caídas y piedras. Su mano izquierda rozó algo largo y blanduzco que le

JORGERUIZARANA

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pareció moverse y un terror nuevo le acosó, pensando que cualquier retorcido troncoo quebrado tallo podía ser el tentáculo de algún otro ser llegado de los abismosespaciales por culpa de su estúpida actuación, del nefando ritual llevado a cabo,de las prohibidas palabras pronunciadas en una lengua anterior a la creación delHombre.El suelo volvía a adquirir mayor dureza y se elevaba, los árboles aumentaron ennúmero, verticalidad y altura, y la frenética carrera, continuó sin todavía atreversea echar la vista a sus espaldas. Desconocía cuánto tiempo pasó atravesando laforesta y cuándo tuvo que dejarse caer exhausto y convulso. En derredor comprobóalgo aliviado que no existía peligro inminente. «Tal vez esa obscena entidad haconseguido retornar por alguna fisura dimensional a su disparatado lugar de origen»,pensó. «No, eso es poco probable, quizá acecha cerca, muy cerca». El incómodopensamiento lo puso de nuevo en pie y siguió avanzando muy lastimosamente, casiarrastrando los pies, como si fuera un cadáver salido de la tumba.Poco después vislumbraba en la arboleda una forma maciza e irregular, un inesperadotolmo, en uno de cuyos lados existían curiosas oquedades que configuraban unasiento natural. Se acomodó allí donde mejor pudo, rebuscando con celeridad enla mochila que portaba consigo, sacando de ella un vetusto y ajado volumen, unlibro antiquísimo de tapas macizas y manufacturado, según afirma la tradición, conpiel humana. En las hojas, que pasaba a toda velocidad, se sucedían no sólo párrafosrepletos de abigarrada escritura, sino diagramas y extraños dibujos. Su búsquedase detuvo al darse cuenta que un fino reguero de sangre descendía por su brazoderecho, fruto de una herida que con toda probabilidad se hizo en su caída. El rojofluido inevitablemente desembocó en una de las páginas del libro, extendiéndoseipso facto una oscura mancha en la misma.El haz de la hoja que resultó deturpada trataba sobre heterodoxos ritos mortuoriosy mostraba una briosa ilustración de un inquietante guiñapo, de algo que antañofue humano y que debía estar muerto pero no lo estaba debido a modificacionesy recosidos demenciales.Al entrar en contacto con el fluido vital, la tinta de la ilustración pareció reverberarcon una tonalidad purpúrea toda ella. La que hasta entonces era sólo una desagradableilustración pareció moverse, cambiar levemente, adquirir una desazonadoraverosimilitud. La testa de la cadavérica criatura giró, sus globos oculares desprovistosde pestañas miraron al portador del libro maldito con inquina escalofriante y suboca, o mejor dicho fauces, se abrieron de manera desmesurada. Un grito desmedidoy trastornado llenó el lugar, un grito continuado que el estudioso tardó en descubrir

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que era de él mismo, prisionero de una ya incontenible vorágine de locura. Arrojandoel tomo lejos de sí, se acurrucó de modo pueril justo antes de darse cuenta queencima suya levitaba una entidad tentacular, silenciosa y harto hambrienta…

A la mañana siguiente un solitario crío que gustaba hollar las cercanas forestas asu hogar afanado en juegos tan insólitos como levantar paganos altares a diosesdel panteón clásico, vio interrumpida su rutina al descubrir entre unos matojos ungrueso libro. El niño se ilusionó ante el descubrimiento, pues una de sus mayoresaficiones era la lectura, como demostraba pasando horas en la biblioteca de suabuelo. Aquel tomo era lo más raro que hasta entonces había encontrado. Ni siquierasu tacto le recordaba a ningún otro anterior y la lengua en la que estaba escritotampoco podía comprenderla, pero sus dibujos lo fascinaban y en lugar de repelerlole aguijoneaban la curiosidad más. Las horas se sucedieron mientras obnubilado,sentado en la yerba, pasaba página por página.Con el sol declinando, el infante atravesaba el umbral de su casa. La voz enfadadade su madre fue lo primero que escuchó.–¡Howard Philips Lovecraft! ¿Dónde estabas? ¡Me tenías muy asustada!El chiquillo era consciente del severo castigo que le aguardaba, pero apenas podíaocultar una sonrisilla de satisfacción. Debajo del brazo portaba el Necronomicón,su gran hallazgo.

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CARLOSRUIZSÁNCHEZ

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Desengaño azul¿Qué pasaría si el color azul lo invadiese todo? ¿Si, en cada suspiro, inhalases aireazulado y el horizonte devorase a mordiscos tu mirada de cobalto? ¿Si los segundosmarinos sucumbieran como olas quebradas entre acantilados celestes y el añil áureode los rayos del sol tiñese tu piel? Así me desperté yo una azulada mañana. Mivisión monocroma coloreaba mi paisaje interior. ¿Por qué mis tristes ojos lo manchantodo con su fulgor?

Y, desesperado por el marino agobio, me lancé a las etéreas calles de mi cuidad;una Córdoba cuya esencia pétrea mutaba en jirones de cielo. ¿Desde cuándo suMezquita-Catedral se vestía con cúpulas azuritas, bóvedas de medianoche connervios estrellados, arcos de herradura bícromos azul-azul y una esbelta guájara decolumnas, envidia de las mismísimas Amazonas? Y un ramo de jacintos se alzasobre el recinto, campanas de zarca melodía bajo la batuta de San Rafael, que meevocan recuerdos de aquella noche oscura, noche oscura de mi alma, en que meapartaste tu mirada. ¿Por qué? No lo sé.

El azahar de los naranjos, en esta primavera polar, deja su huella de lapislázulipisando mi rostro erosionado, caudales de lágrimas que brotan al ritmo de la fuentede las Tendillas en las que se reflejan fragmentos de mi memoria, cuando tu manosuave soltó la mía. ¿Por qué? Aún no lo sé.

Las calles angostas de la judería se repliegan en sí mismas, en líneas verticales quecortan los fotogramas de aquella noche, cuando voluntariamente quedaste muday, tras un lacónico beso, huiste entre aquellos árboles ultramaros, bajo la luna lívida,testigo de mi desdicha. ¿Por qué? Sigo sin saberlo.

Los sillares del alcázar se desgajan como piezas de un puzzle inacabado, vencidopor la desidia de un «pudo ser, mas no fue». Unas formas antropomórficas se cruzanconmigo, otras me persiguen, todas celestes. ¡Qué difícil se torna la vida cuandose retuerce, insípida, en una esperanza turquesa, más azul que verde, que se

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derrama, gota a gota y que me deja todavía más sediento! ¿Por qué? No sé si losabré.

De vuelta a mi umbría casa, los semáforos se ponen en azul; los pasos de peatonesse elevaban como pujadas nubes que flotan sobre un fresco río; las farolas menguantessalen a las nueve en sombra de la noche y el viejo reloj de la plaza derrama suspirosmetálicos. La nostalgia me ha acompañado hasta mi salón. El sofá marino me arropacon su ceño derrumbado, mis claros ojos se quiebran y mi cuerpo se vuelve hierático.Y mientras una llama azul quema mis entrañas, el teléfono no suena, tu messengerno está conectado, tu email no responde y el cartero no encuentra tu casa. ¿Quedaalgún rastro de tu presencia?

Y allí, resguardado del mundo, encuentro una nota sobre la mesa de cristal quepreside la sala, aquellas letras que no fuiste capaz de decirme mirando a mis garzosojos, quizás por miedo o por vergüenza a encontrarte un alma azulada y cubista:

«No soy capaz de seguir con esto. Necesito un tiempo para pensármelo. Hay otrapersona en mi vida y no quiero hacerte más daño. Pero entiéndeme, yo tambiénmerezco ser feliz. Espero que algún día puedas perdonarme».

Un escalofrío parpadeó tartamudo deshaciendo mi respiración. Toda aquella masaazuloide fue diluyéndose. El azul de mis retinas se derretía: la luz volvía a ser amarilla;los árboles se vistieron con su corbata verde, la carretera desnudó su alquitrán yla torre de la Mezquita recuperó su dorado pétreo. Ahora entiendo aquello que seme escapaba: nuestro amor había muerto y yo ya había guardado mi luto celeste.

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análisisenlaretaguardia

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POÉTICA, EROTISMO Y MITO EN

LOS VIDEOCLIPS DE SHAKIRA

Antonio Joaquín González Gonzalo

EL LIBRO QUE NOS HACE

ADULTOS

María Araceli Granados Sancho

UNA BIBLIOTECA EN LA

CONCHINCHINA. A MALHER POR

LA LECTURA

José Manuel Valle Porras

EL PALACIO DE CARLOS V EN

GRANADA: CINCO SIGLOS PARA

LA CONSTRUCCIÓN DE UN

MONUMENTO Y UNA DÉCADA

PARA SU EXPOLIO (I).

Manuel García Luque

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Poética, erotismo ymito en los videoclipsde ShakiraLos videoclips de Shakira, así como la grabación de sus actuaciones en conciertotrascienden la consideración del vídeo musical interpretado como mercanarrativa1,aunque es cierto que una de sus finalidades sí que está presente en aquellos a losque vamos a referirnos: se trata del concepto de seducción.La presente exposición parte de una premisa: el erotismo como una realidad mágicaque abandona lo cotidiano, bien mediante la ficcionalización, bien mediante lamitificación. Muy sugerentes al respecto son estas palabras de Octavio Paz:

ANTONIO JOAQUÍNGONZÁLEZGONZALO

El agente que mueve lo mismo al acto erótico que al poético es la imaginación.Es la potencia que transfigura al sexo en ceremonia y rito, al lenguaje en ritmoy metáfora. La imagen poética es abrazo de realidades opuestas y la rima escópula de sonidos; la poesía erotiza al lenguaje y al mundo porque ella misma,en su modo de operación es ya erotismo. Y del mismo modo: el erotismo es unametáfora de la sexualidad animal. ¿Qué dice esa metáfora? Como todas lasmetáforas, designa al yo que está más allá de la realidad que la origina, algonuevo y distinto de los términos que la componen2.

1 Las características del videoclip como forma de mercanarrativa están perfectamente planteadas enAna María SEDEÑO VALDELLÓS: «El videoclip como mercanarrativa» en Revista Signa. UNED, 16,2007, pp. 493-504. En este artículo se utiliza como base de análisis la teoría semiótica.2 Octavio PAZ: La llama doble. Amor y erotismo, Barcelona, Círculo de Lectores, 1993, p. 12.

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¿Cómo se convierte en poético un acto comunicativo como es el de los videoclips?En el caso de Shakira con tres mecanismos que podrían enumerarse así: la expresiónde la feminidad llevada a su culminación en la danza del vientre3; lo mítico expresadoen la magia producida desde la mujer protagonista y la ensoñación plenamenteelaborada.La taxonomía de los videoclips aplicada a los textos visuales creados por Shakiranos permite considerar la existencia de tres categorías básicas como son:1.-Videoclips narrativos. Ejemplificados en «Te aviso, te anuncio. Tango» (pertenecienteal disco Laundry service: Washed and Dried, 2001) o en «Don't Bother», «Illegal» y«La tortura» (los tres de Oral fixation, 2005). Estos microrrelatos audiovisualesresponden plenamente a las características enunciadas en el citado artículo deSedeño Valdellós, aunque en el caso de «La tortura», lo narrativo se transforma enmetafórico como tendremos oportunidad de comprobar.2.-Videoclips en los que prevalece la función expresiva sentimental de cortebásicamente romántico. Es el caso de «No» y de «Día de enero» (ambos pertenecientesa Oral fixation).3.-Videoclips en los que predomina lo metafórico y lo poético. En esta categoría seva a basar la presente exposición. Esta ejemplificada en «Suerte (Whenever, Wherever)»(Servicio de Lavandería), «Hips don't lie», «La tortura» y «Las de la intuición» (todosellos de Fijación oral). Este género, que supone un mayor desarrollo estético desdeun punto de vista conceptual y metafórico, se encuentra especialmente representadoen los dos últimos trabajos de Shakira (Servicio de lavandería y Fijación oral), la cualdemuestra con ellos una madurez que va más lejos que las puras característicasdel videoclip como producto exclusivamente de mercado.De menor a mayor conceptualización metafórica, me detendré en los cuatro últimosvídeos mencionados: «Las de la intuición», «Hips don't lie», «La tortura» y «Suerte».«Las de la intuición» (dirigido por Shakira y Jaume de la Iguana, 2007) se desarrolla

3 La danza del vientre que realiza Shakira olvida los estereotipos que se le suponen desde occidente.«A veces la danza se reduce a un agitado balanceo del vientre y las caderas, y la bailarina concentratodas sus energías en este quehacer […] la danza ejecutada de esta manera resulta monótona. […]Es necesaria la más completa armonía posible entre todas las partes del cuerpo. La danza que secentraliza en el movimiento de las caderas no abre el mundo de los sueños y la irrealidad, sinosolamente un mundo que coloca el signo sexual por delante de cualquier otra consideración, y haceque el cuerpo de la bailarina no sea más que un cuerpo deseado», Shokry MOHAMED: La danzamágica del vientre, Madrid, Mandala, 1994, p. 128. Por citar a otro autor, en este caso colombiano,Álvaro Mutis dedica las siguientes palabras a este baile fascinante: «En ese momento apareció laprimera bailarina haciendo resonar los crótalos y meciendo las caderas con una lentitud soñolientaque iniciaba la danza. [Maqroll] era, también, un ferviente espectador de ese ritual al que le atribuíaademás, una virtud propiciatoria de la buena suerte y la salud mental». Álvaro MUTIS: Abdul Bashur,soñador de navíos en Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, II, Madrid, Siruela, 1993, p.220.

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en un ambiente extremadamente onírico: el color violeta del cabello de la artista; ununiforme escolar elegantemente descompuesto para ser seductor; la cortina deplástico que separa el objeto del deseo de la realidad narrativa y los movimientosde autómata que en algún momento caracterizan la interpretación de Shakira. Laestética de este videoclip se basa en las fotografías de Helmut Newton. Todos estoselementos contribuyen a la poetización que evade el contenido narrativo y se convierteen metáfora erótica.Al igual que en «Las de la intuición», en «Hips don't lie» (dirigido por Sophie Muller,2006), prima la irrealidad mediante el protagonismo especial que alcanzan las formascarnavalescas que devienen prácticamente en ambiente onírico durante la persecuciónentre gasas del objeto de deseo, secuencia paralela a la de la cortina plástica de«Las de la intuición». La forma carnavalesca, con todo lo que conlleva, contribuyea la enajenación de la realidad desde el comienzo del microrrelato en la arena deun espectáculo en el cual unos muñecos -los observadores- contemplan con lafrialdad del ser inanimado a unos personajes disfrazados, expresión plena de viday de una realidad trastocada. Otro elemento de interés en «Hips don't lie» es la uniónde cumbia y danza oriental, ejemplo del eclecticismo que caracteriza la producciónartística de Shakira.En «La tortura» (dirigido por Michael Haussman, 2005), más allá del desarrollo deuna narración sentimental en la que queda patente el carácter autónomo, independientey fuerte de la protagonista (lo cual sitúa este videoclip en la primera de las categoríasantes mencionadas), el espectador es testigo de unas escenas de danza quepretenden aproximarse a lo primitivo, al erotismo primario ejemplificado, también,en el acercamiento sexual, en la seducción mediante el baile por parte de laprotagonista. ¿Qué elementos convierten en metafórico este baile? En primer lugar,Shakira tiñe su cuerpo de negro, con unos gestos que muy bien podrían asimilarsea las señas del inicio de un ritual. La danza, por otra parte, se desarrolla marcandounos movimientos bruscos, expresión del carácter fuerte, sugerente e independienteantes dicho. El baile como sortilegio casi mágico -toda seducción lo es- tambiénaparece en un videoclip como «Te aviso, te anuncio», en este caso mediante laconfluencia de la estética del tango y de la danza del vientre.El videoclip de «Suerte» (dirigido por Francis Lawrence, 2001) corresponde a unacanción que, como Shakira ha comunicado en distintas ocasiones, nace de lanecesidad de expresar el amor y, a la vez, de dejar bien claro que las fronteras, nilas distancias no pueden separar del amado. El videoclip comienza con una imagenfemenina sumergida en el agua desde la cual sale proyectada hacia un brazo detierra. El paisaje aparece caracterizado por mar picado, montañas nevadas y azulesintensamente puros. En el momento en que Shakira comienza a mover sus brazos,como si fuesen alas, surge un halcón desde las montañas, sugiriendo una identificaciónentre una figura y otra. El mar cada vez está más embravecido, coincidiendo con

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el ritmo de la canción y la danza (definida sobre todo por el movimiento de lascaderas y la circularidad). Mientras la protagonista, con altanería y mirando haciaun horizonte que pasa la presencia del espectador, camina por un desierto, selevanta una tempestad de arena y entre el polvo surge una manada de caballossalvajes. Shakira se detiene y continúa su danza que relega las categorías de tiempoy espacio, los caballos pasan a su lado, expresión tanto del deseo como de la fuerzade la naturaleza que es la misma que se declara en la danza. Se produce un cortea un paisaje de montaña, con el suelo embarrado. Shakira continúa sus movimientosen plena comunión con los elementos, a la vez que su andar se vuelve felino en suavance hacia un horizonte dibujado en sus ojos. De pronto, la tierra estalla a sualrededor y ella aparece en la cumbre de una cordillera nevada desde la cual siguecon su danza mágica hasta que se deja caer en el agua, principio femenino porexcelencia que en este momento crea una circularidad perfecta en la narración.«Suerte» es el mejor videoclip de los realizados por Shakira, en él se trasciende elerotismo y la narratividad hacia una mitificación que está caracterizada en las esenciasmíticas: naturaleza, mujer y temporalidad. ¿Cómo se consigue la expresión deltiempo mítico4? Este es uno de los rasgos más importantes en este videoclip, sobretodo mediante la fascinación5 que en este caso se basa, tanto en la presencia delo femenino como en lo conceptual o metafórico representado en los elementosmencionados con anterioridad.

4 Las siguientes palabras de Octavio Paz son aplicables al tema que se está tratando: «El cuerpo, laimaginación ignoran el futuro: las sensaciones son la abolición del tiempo en lo instantáneo, lasimágenes del deseo disuelven pasado y futuro en un presente sin fechas. […] El cuerpo es un caminohacia el presente, hacia ese ahora donde vida y muerte son dos mitades de una misma esfera»,Octavio PAZ: Los hijos del limo. Del romanticismo a la vanguardia, Obras completas I. La casa de lapresencia. Poesía e Historia, Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 1999, p. 577.

5 «Una mirada, una distancia, un cuerpo que se exhibe afirmando como imagen que fascina. He aquíentonces, los elementos necesarios para una situación de seducción. Pues lo que pretende el cuerpoque reexhibe es seducir, es decir, atraer -apropiarse- de la mirada deseante del otro», Jesús GONZÁLEZREQUENA: El discurso televisivo: espectáculo de la posmodernidad, Madrid, Cátedra, p. 59.

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El libro que nos haceadultosSándor MÁRAI: El último encuentro, Barcelona, Salamandra, 2003, 207 pp.

En una ocasión ya lejana de mi vida, un familiar me expresó que gustaba de leerliteratura que le enseñara actitudes y valores que fueran significativos para él y quepudiera después aplicar en su vida. Recordé esto al leer el magnífico libro que laprofesora de filosofía de un pueblo de Murcia había elegido para verter madurez aunos alumnos que están necesitados de mensajes como los que muestra SándorMárai en El último encuentro.

El autor nació en la actual Eslovaquia, vivió en Alemania y Francia y emigró a EstadosUnidos con la llegada del régimen comunista a su país. Su patria le olvidó por laprohibición de su obra. Quizás ésta y otras circunstancias fueran el acicate paraque se quitara la vida en 1989 en California. Basta la lectura de El último encuentropara admirar una sensibilidad extraordinaria que descubre la naturaleza e hilos quegobiernan las almas humanas. Pero el autor eslovaco no construye una literaturasensiblera, sino que es arquitecto de personajes extensos en su humanidad, aunquecon mezquindades y fracasos propios de lo muy humano. Reúne en un escaso ejetemporal -la novela sólo cuenta un encuentro de un día- a personajes extremadamentediferentes, pero insertos en el mismo hilo vital. Tragedia íntima que todos podemosreconocer en nuestras propias vidas -los más cercanos están, a veces, demasiadolejos para ser algo nuestro.

El argumento de la obra se puede trazar así: un viejo general espera el encuentrocon su amigo y camarada, Kónrad. 41 años median desde la última vez queestuvieron juntos. No es una reunión natural entre dos antiguos conocidos, sino que

Mª ARACELIGRANADOS

SANCHO

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desde hace cuatro décadas hay una deuda del recién llegado hacia el general.

Leer las 207 páginas que forman tan extraordinaria composición puede ser cosade una tarde, puesto que el lector no sabe lo que este viejo general ha estadoesperando 40 años y el suspense se mantiene hasta el final. El primer tercio delectura describe la vida de estos dos amigos, sus raíces individuales y las comunes.Desde el comienzo, el lector encuentra una divergencia extraordinaria en lo económicoy en lo social entre ambos. El general es hijo de un capitán de la guardia imperial yde una condesa francesa. Kónrad, sin fortuna ni abolengo, ha enriquecido su vidacon una esmerada educación. Con grandes esfuerzos, su familia lo envía a laacademia militar, donde desde el principio se unirá espiritualmente al protagonista.

Hay otros dos personajes que componen la melodía trágica: Krisztina, esposa delgeneral; y Nini, nodriza y criada de la casa, que es el testigo de su vida, la cual vaa ser recopilada en esta «última cena» de los dos amigos y que, con su presencia,proporciona certeza a la historia.

Kónrad traicionó a su amigo y huyó al trópico, ante su falta de valentía para afrontarlos hechos. El general espera el encuentro con él para saldar una deuda que no ledeja morir en paz. La historia en sí no es un motivo novedoso, pero sí lo son lasreflexiones que discurren en el espíritu de un hombre que no ha podido vivir la vidaque le correspondía, pero al que la vejez le ha devuelto el sentimiento de ésta. Paralos lectores con varias décadas a sus espaldas, las reflexiones del general puedenconstituir un autorreconocimiento. Para los que son más jóvenes, pueden aproximarlosa una visión de los hechos de la vida que no poseen porque les faltan aconteceres.

El factor culpable que desencadena la fractura en la fidelidad de los dos amigos sonlas diferentes sensibilidades e intereses que gobiernan sus voluntades. El generalha nacido para ser solado y todo lo que ello conlleva: disciplina, rigor, cálculo ymedida. Kónrad no se identifica con la profesión que desarrolla y parece un espíritulibre que disfruta con la música, los viajes, las antigüedades, etc. Anhela una vidabohemia que sus déficits materiales no le permiten. Esta peculiaridad, que constituyeen un principio el complemento entre los seres, es posteriormente aguijón de odioy desprecio en el alma de Kónrad.

Estas percepciones le permiten al protagonista reflexionar sobre la verdaderadesgracia del hombre pobre, que no es ser pobre, sino querer ser algo que no es.Recuerdo al lector la frase de nuestro filósofo español más importante del siglo XX,José Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mi circunstancia». Y nuestra circunstancia implicatambién nuestros bienes. Si queremos vivir otra vida llena de alhajas materiales,

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1 Recordemos el mito de Sísifo.2 En el libro, el general y Kónrad sobreviven a Krisztina, la mujer del primero. No termino de aclarar loshechos comunes entre los tres personajes para que la obra sea leída por quien encuentre esta reseña.

seremos otros diferentes de los de ahora.

La flaqueza que hace surgir el desprecio en el seno de la amistad o la confusiónentre la pasión amorosa y la gratitud permiten, a quien comprende el textoadecuadamente, sentir la fragilidad de los sentimientos, los cuales pueden pasar delo más bello a lo más siniestro (como dice Eugenio Trías). Aprenda el buen lectorque los sentimientos no son cualidades que se adquieren definitivamente, olvidándonospara siempre de revisar sus depósitos para volver a «rellenarlos».

Me gusta el retrato que hace el autor de lo más propio de nuestra naturaleza humana:nuestra dignidad. Recordemos que ésta se alimenta de nuestro amor propio y que,cuando éste se extingue o es eliminado por la acción de alguien, de nada vale vivirporque el sujeto ya no existe. Atentos a esta filosofía de manos de un húngaro fuerade su patria –tal fue el sino de Sándor Márai–, no se vive porque respiremos, nosalimentemos y durmamos; se vive porque hay una finalidad y un sentido que tira denosotros hacia el final1. Según Márai, la verdadera conquista es este sentido, quenos permite vivir en una vida cursada siempre por la sinrazón y el absurdo (véanselas referencias a este tema de los existencialismos). Sobrevivir es la venganza mayorsobre quien no te permitió ser digno en el pasado. Es el mayor desprecio2.

Me ha parecido un bálsamo personal la reflexión del autor sobre el sacrificio de lafidelidad en el matrimonio, que puede ser alimento para reforzar eso que ahora sellama inteligencia emocional. En medio de reflexiones varias, me ha interesado muchola atención que el autor pone en lo que yo llamo la hermenéutica de los discursosy, sobre todo, de los objetos. No es casual lo que de forma insignificante decimos.Nuestro diálogo articula lo racional y lo irracional, lo consciente y lo inconsciente,lo que voluntariamente queremos decir y lo que no somos conscientes de haberdicho. Cuando conocemos por primera vez a alguien, prestamos mucha atencióna lo que dice y lo que no dice, tratando posteriormente de configurar su personalidadpor su discurso y otros aspectos. Pero a los que forman parte de nuestra vidapecamos de no escucharlos con la atención que requiere interpretarlos.

Lo mismo ocurre con los objetos, dispuestos ahí en sus lugares por nuestra voluntad;hablan de nosotros en su mudez cotidiana. Márai habla de la circularidad de losdiscursos, como un eterno retorno de las palabras. El personaje de Kónrad hablaba

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del trópico hace 41 años al igual que lo hace en la última cita con el general. «Todovuelve», dice el general, «las cosas y las palabras avanzan en círculo y luego sevuelven a encontrar… y cierran algo». Esto debe ocurrir debido a una «ley ciega delcarácter» que nos gobierna y que es una matriz que nos acompaña y nos conducea nuestro destino.

Acompañado de detalles antropológicos sobre la pasión ancestral de matar, sobrela naturaleza de la amistad, de la culpa, de la sinceridad sin límites, del valor de losplaceres cotidianos, el lector envejece junto al general y experimenta el anonadamientode esa vejez y el convencimiento del dolor que causan con sus hechos los que nosrodean. Pero junto a él también el lector despierta a la lección magistral de estanovela y de nuestra vida: que el sentido de nuestra existencia está en la «pasión queun día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, que después ardepara siempre, hasta la muerte, pase lo que pase». Esto es lo que nos acerca mása nuestra naturaleza humana.

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Una biblioteca en laConchinchina.A Mahler por la lectura

Un artista dispara en la oscuridad, sin saber si da en el blanco ni en qué blanco da.

Gustav Mahler

Bruno WALTER: Gustav Mahler, Madrid, Alianza Editorial, 1983, 182 pp.Alma MAHLER: Recuerdos y cartas de Gustav Mahler, Madrid, Taurus, 1979, 298 pp.

En esta ocasión le propongo, generoso lector, descubrir a Mahler. Pero iré más lejos:si usted aún desconoce la música clásica, esta es una ocasión para iniciar suaprendizaje. Sé que, partiendo de un relativo desconocimiento, es difícil imaginarsea uno mismo con un cierto dominio de las formas y géneros musicales, sus estilos,ritmos, timbres de los instrumentos o principales compositores y sus obras. Peroocurre como con todo en la vida: lo más difícil es empezar. Y para eso me gustaríaque sirviera mi propuesta de hoy: para animarle a penetrar por un extremo concretoy bien delimitado de este frondoso bosque. A partir de ahí, si usted inicia el camino,si aprende algo y le pica la curiosidad por conocer más, entonces tirará del hilo ycontinuará por sí mismo. Lo más difícil quedará hecho.

¿Y en qué consiste exactamente mi propuesta? Pues, curiosamente, les sugieroiniciarse en la música sinfónica de Mahler, pero leyendo un libro. Sí, está bien escrito,no es una errata: leer un libro para escuchar música clásica. ¿Podía ser de otramanera que con los queridos amigos de Montaigne, siempre dispuestos a entregarnos

JOSÉ MANUELVALLE

PORRAS

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sus dones? A falta de profesores, siempre habrá un libro.

Una buena razón para empezar nuestra aventura musical con Mahler es que, de lascomposiciones de la llamada música culta, las suyas figuran entre las que conservanuna mayor actualidad. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuandosu obra, que tanto tiene de lucha de contrarios y de dolor casi insoluble, terminóde ser comprendida y reconocida. Una música que está, por cierto, en el límite dela era tonal. Schönberg (1874-1951), gran admirador suyo, consideraba que Mahlerera el eslabón entre Wagner y sus propias creaciones, con las cuales se inicia elcamino de la atonalidad –revolución que, de hecho, pasa desapercibida para lamayoría de nosotros, acostumbrados como estamos a la música popular, quemantiene la tonalidad.

Gustav Mahler nació en 1860, fruto de una familia judía germanoparlante de Bohemia,región entonces perteneciente al Imperio Austrohúngaro. Dotado de una tempranavocación musical, su carrera recibió el empuje fundamental de su padre. Este, unvendedor de bebidas alcohólicas con aspiraciones de ascenso social al que llamabanel «carretero ilustrado»1, intentó dar a sus hijos la educación de la que él habíacarecido.

Gracias a este impulso paterno, Mahler realiza estudios musicales en Viena. Allítambién se matricula en la universidad y cursa asignaturas como Arqueología, ArteClásico, Historia del Renacimiento o Filosofía de Schopenhauer, que evidencianvivamente sus diversificados intereses intelectuales, de los que será partícipe sucreación artística. En esta época de estudiante, la juventud cultivada de Viena sedividía frecuentemente en dos bandos: el defensor de Wagner –y Bruckner– de unaparte y el de Brahms de la otra. Sin embargo, la militancia de Mahler en el primero–llegó incluso a ser vegetariano durante un tiempo, siguiendo una de las lecturasde su ídolo– no le impidió apreciar también a Brahms, quien años más tarde lorecomendaría para el puesto de director de la orquesta de Viena.

Porque la carrera de Mahler como artista estuvo desde el principio ligada a ladirección de orquesta. Su genio brilló e innovó en esta tarea, por la que fue muyestimado en vida, valorándose de manera secundaria su papel de creador. A esterespecto es muy significativa la anécdota que protagonizó el gran intérprete y directorHans von Bülow, a quien Mahler admiraba profundamente. Este último, en los iniciosde su carrera, convenció a Bülow para que aceptara escuchar la interpretación de

1 José Luis PÉREZ DE ARTEAGA: Mahler, Barcelona, Salvat, 1989, p. 19.

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sus obras arregladas para piano. Cuando concluyó, la respuesta de Büllow fuelapidaria: «Si lo que acabo de oír es música, debe ser que no entiendo nada sobreese arte». Sin embargo, y a pesar del reiterado rechazo a sus composiciones, Bülowsiempre admiró las dotes de director del joven músico, en quien llegó a ver alheredero de su trono de kapellmeister.

El momento cumbre en su profesión lo vivió Mahler entre 1897 y 1907, cuandodetentó el codiciado y prestigioso puesto de director de la Ópera de Viena, en elque fue, según algunos estudiosos, el período más brillante de esta institución. Sinembargo, para alcanzar esta posición hubo de vencer las reticencias de una ciudady un país cada vez más antisemitas, de forma que aquel mismo año de 1897 abrazóla fe católica. Resulta curioso comparar su gesto con el de otro célebre artista judíodel Imperio Austrohúngaro: Joseph Roth. Si Mahler se bautizó para acceder a laprincipal institución musical de la católica Austria, Roth lo haría, 4 décadas mástarde, para ritualizar su fidelidad a la desaparecida monarquía de Francisco José.

Como director, Mahler introdujo un rigor en las ejecuciones y una serie de innovacionesque sentaron las bases de la interpretación orquestal del siglo XX. Sin embargo, yfrente a su gran influencia en la conducción de orquesta, la faceta compositiva deMahler quedó ensombrecida durante mucho tiempo. Donald Mitchell cuenta queen la Inglaterra de la primera mitad del siglo XX apenas se interpretaban más quealgunas de sus canciones y el Adagietto de la Quinta Sinfonía2. Es a partir de losaños 50 y 60 cuando se descubre su música. En ella hay dos polos de atraccióncontinuos, que no se excluyen, sino que se complementan, a veces hasta fundirse:los lieder y las sinfonías. Aunque en esencia un sinfonista, Mahler fue además undestacado compositor de lieder, para los cuales tomó poemas populares, del alemánRückert o incluso traducciones de Li-Po, a los cuales añadía versos de su cosecha.Pero sus lieder no son los sencillos y pianísticos de Schubert, Mendelssohn oShumann –remoto origen, dicho sea de paso, de nuestra música pop–; los liederde Mahler son obras para cantante y orquesta, porque nuestro compositor era antetodo un gran conocedor de las posibilidades de esta última. Hasta tal punto llegaesta imbricación de canto y orquesta, que en varias de sus sinfonías introduce lavoz humana. Así ocurre, por ejemplo, en el hermoso y conocido último movimientode la Cuarta Sinfonía. El caso extremo, sin embargo, es la desgarradora La Canciónde la Tierra, en la que se expresa el ansia de vida de alguien que ya sabía próximosu fin. En esta obra se suceden seis extensos lieder, pero perfectamente podríamoshablar de una sinfonía de seis movimientos.

2 Alma MAHLER: Recuerdos y cartas de Gustav Mahler, Madrid, Taurus, 1979, p. 9.

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Como Beethoven, como Bruckner, Mahler no superó las 9 sinfonías: muere en1911 de una afección cardiaca. Su música carecía entonces de un reconocimientogeneralizado, a lo que se solapó más tarde la censura nazi a las composicionesde este judío cristiano. Es entonces, cuando se intentaba borrar la memoria deMahler, el momento en que se publican las dos obras cuya lectura proponemos.En 1936, Bruno Walter, director de orquesta y discípulo de Mahler, publica unlibro de anécdotas y reflexiones sobre su maestro. Tres años después, AlmaMahler, viuda del compositor, hace lo mismo con una selección y comentarios apartir de su diario de entre 1901 y 1911, la década que compartieron. Como seve, no propongo empezar con ninguna biografía al uso; para esas referenciasestán las notas a pie de página3. Prefiero recomendar dos obras singulares eirrepetibles, pues son los testimonios de primera mano de personas muy íntimasde Mahler. La cercanía a la cotidianidad del hombre y del artista que ofrecen estasobras creo que son el mejor estímulo para quien desee adentrarse en el conocimientode su música.

El primero de los libros mencionados fue escrito por el berlinés Bruno Walter,quien conoció a Mahler en 1894. Siempre admirador suyo, confiesa que consagróbuena parte de su vida a defender la obra del maestro, con quien trabajó comodirector adjunto en Hamburgo y Viena. Su publicación se divide en dos partes:una primera de recuerdos personales de Mahler y otra de reflexiones sobre suscualidades como director y compositor, y también acerca de su propio carácter.En Walter, uno de los últimos románticos, encontramos continuas referencias alespíritu de la música y a las elevadas nociones que esta puede transmitir. Alreferirse a Mahler comprendemos que había encontrado en él la máxima expresiónde estos ideales. Así, por ejemplo, cuando nos habla de su faceta de director:

3 En español aconsejo la ya citada biografía de José Luis PÉREZ DE ARTEAGA: Mahler, Barcelona,Salvat, 1989, 200 pp. También se puede consultar la traducción del libro de Sylvie DERNONCOURT:Mahler, Madrid, Espasa-Calpe, 1979, 109 pp. Sin embargo, las mejores biografías se encuentran eninglés y francés; son las que, en varios volúmenes, han publicado respectivamente Donald Mitchell yHenri-Louis de La Grange.4 Bruno WALTER: Gustav Mahler, Madrid, Alianza Editorial, 1983, p. 85.

«En música –tenía la costumbre de decir– lo mejor no está escrito en las notas». Lomejor, es decir, el alma misma, surgía con tanta pasión de su batuta, desprendíatal impresión de confesión personal, tal fuerza elemental que uno terminaba porpreguntarse si era el compositor el que hablaba, o si no sería el propio espírituatormentado de Mahler el que obligaba a la voz de otro a expresar sus propiossentimientos4.

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Pero el carácter y la intensidad de estos sentimientos no significaba, aclara Walter,que se tratase de un ser desdichado. Él estaba por encima de esos conceptos:

La obra de Walter, estupenda para un primer acercamiento, nos brinda un combinadode anécdotas junto a una visión global de su personalidad y genio musical. Trasleerla llega el turno de Alma Mahler, que en su diario –todo un clásico de la literaturabiográfica de grandes músicos– nos ha dejado un torrente fresco y abundante deepisodios íntimos, encuentros con amigos, ritmos de trabajo y observacionesrealizadas por su esposo a lo largo de diez años. En ocasiones estos episodiosresultan cómicos, como la vez que Mahler leyó a su esposa, que estaba con lascontracciones del parto, una obra de Kant en voz alta para que se concentrara yolvidara el dolor mientras llegaba el médico. Alma reconoció más tarde que la ideaera buena, pero que el libro había sido mal escogido: «era demasiado difícil decomprender»6.

De manera similar a Walter, también Alma descubrió el genio de Mahler y tomó unadecisión en consecuencia: si para Walter esa decisión consistía en estar dispuesto«a seguirle y a trabajar con él»7, en Alma era la más sacrificada tarea de «eliminartodo obstáculo de su camino y vivir para él solamente»8. Ella se entregó a esamisión; entre otras cosas se encargaba de llevar las cuentas de la casa, de pasarlesus partituras a limpio o de evitar cualquier ruido que pudiera molestar al hipersensiblede su esposo. No en vano, como recuerda Alma, una de las citas favoritas deMahler era la siguiente, recogida de la obra cumbre de Schopenhauer: «¡Cuán amenudo la inspiración del genio ha sido reducida a la nada por el estallido de unlátigo!»9

Algunas veces, Mahler necesitaba de Alma hasta unos extremos sorprendentes.Un ejemplo fue aquella ocasión en que hubo de salir de la consulta del dentista ypreguntarle a su mujer, en la sala de espera, qué muela le dolía exactamente. Las

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5 Ibidem, p. 110.6 Alma MAHLER: Recuerdos…, p. 99.7 Bruno WALTER: Gustav…, p. 42.8 Alma MAHLER: Recuerdos…, p. 69.9 Ibidem, p. 81.

No es posible definir a un ser tan profusamente dotado, tan expresivo, tan elocuente,con abstracciones tales como «feliz» o «desgraciado». Conocía tanto la exaltaciónapasionada del espíritu como la tristeza profunda. Una gama de emociones tanextensa es un don divino, más precioso todavía que la felicidad5.

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risas fueron inevitables10. Pero la influencia de Alma no se limitaba a dar un hogartranquilo –y con dos hijas– al compositor, sino que también influyó en su música.Dotada de una sólida formación –y vocación, frustrada…– musical, Alma opinabasobre las composiciones de Mahler11, como lo hizo sobre su Quinta Sinfonía, unade las más populares. De esta obra, por cierto, nos transcribe Alma la opinión deIda Dehmel, valoración que muchos suscribimos:

Otra de sus sinfonías –la Octava, en interpretación de 1910– causó también hondaimpresión, en este caso en el escritor alemán Thomas Mann, quien en agradecimientoenvía a Mahler su novela Alteza Real, «pobre compensación» por lo que recibió delhombre que, según él, «expresa el arte de nuestro tiempo en la forma más profunday sagrada»13. La huella dejada por la Octava –a la cual el propio compositorconsideraba «la mayor» de sus obras14– tendría consecuencias futuras: Mahlerfallece en mayo de 1911; semanas más tarde Mann visita la ciudad de los canalesy escribe una breve novela cargada de simbolismo –La muerte en Venecia–, cuyoprotagonista, el escritor Gustav von Aschenbach –«cenizas de Bach»– está inspiradoen Mahler. En 1971, la novela de Mann fue convertida en una bellísima película porVisconti, quien acentúa los paralelos del protagonista con Mahler: es músico, haperdido a una hija y padece una afección cardiaca que será mortal. Aschenbachviaja a Venecia, donde le abordará una irresistible y frustrada pasión homoeróticapor un adolescente polaco, acaso metáfora del ideal de belleza y de su búsquedaconstante.

Si inicié mi exposición aconsejando lecturas para futuras audiciones, acabo consugerencias cinematográficas: Muerte en Venecia de Visconti o la más puramentebiográfica Mahler de Ken Russell (1974). Ambas películas serán buen premio parael que se haya iniciado en el conocimiento de este compositor y de su obra artística.Porque al igual que entre la vida y la muerte, tampoco entre las artes existe unafrontera rígida y definitiva. Pero primero, a leer este par de libros.

10 Ibidem, p. 101.11 Sobre dicha influencia puede consultarse también a José Luis PÉREZ DE ARTEAGA: Mahler,Barcelona, Salvat, 1989, pp. 75-77.12 Alma MAHLER: Recuerdos…, pp. 120-121.13 Ibidem, p. 351.14 Ibidem, p. 338.

Su Quinta Sinfonía me transportó. Oí en ella la relación del hombre adulto con todolo vital, le oí gritar a la humanidad su soledad, le oí gritar al hombre, al hogar, a Dios,le vi yacer postrado, le oí reír desafiante y sentí su sereno triunfo. Por primera vezen mi vida una obra de arte me hizo llorar, y me invadió una extraña sensación decontrición que casi me hizo arrodillarme12.

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El Palacio de Carlos V en Granada:Cinco siglos para la construcciónde un monumento y una décadapara su expolio (I)

El presente artículo tiene un doble objetivo: por un lado reivindicar la destacadaimportancia del Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada como obra cumbredel Renacimiento universal; y, por otro, denunciar el expolio al que el palacio se havisto sometido entre 1995 y 2005, a causa de las remodelaciones de los museosde la Alhambra y de Bellas Artes que lo ocupan. Dos partes que, debido al apretadoespacio de estas páginas, se articulan en tres entregas, correspondientes a lagénesis del palacio, la dilatación de sus obras hasta el siglo XX y, por último, lascitadas adaptaciones de los museos.

SU ORIGEN

Sin ninguna duda, 1492 supone un punto de inflexión en la historia de España. Esla fecha marcada por algunos sucesos de extremada relevancia que alumbran unanueva época, la de la Edad Moderna, cerrando el largo ciclo medieval. Entre otrascosas, es el año en que el almirante Cristóbal Colón descubre el Nuevo Mundo,Elio Antonio de Nebrija presenta la primera Gramática del castellano y Boabdil,último sultán nazarí, se ve empujado a capitular ante los Reyes Católicos y entregarla ciudad de Granada, el último eslabón de al-Andalus. Sin embargo, algo de loque no se suele hablar es que aquellas capitulaciones, acordadas en la vecinaSanta Fe, en la praxis fueron un contrato de compra-venta del reino entre losmonarcas católicos y el rey moro y que éste vivió un exilio dorado, colmado deriquezas, en la ciudad africana de Fez. A raíz de estas capitulaciones, las propiedadesque en Granada detentaba la dinastía nazarí pasaron directamente a formar partedel patrimonio real de la Corona de Castilla, cuestión que tuvo consecuencias muydirectas sobre la ciudad palatina de la Alhambra (en andalusí al-Hamra, «la roja»),

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que dominaba toda la medina desde la colina de la Sabika. Inmediatamente trasla conquista, la fortaleza vio reforzada su carácter militar por el miedo que sentíanlas autoridades castellanas a las posibles revueltas de la población autóctona, quetodavía era musulmana en su mayor parte y que posteriormente se vería abocadaa la conversión forzosa al cristianismo, dejando de ser mudéjares para convertirseen moriscos. Precisamente allí, en la Alhambra, se estableció la Capitanía Generaldel reino de Granada que era la encargada, no sólo del control de esta numerosapoblación morisca, sino también de la vigilancia de sus costas azotadas entoncespor la piratería y la amenaza turca.Como primer alcaide de la fortaleza se eligió a don Íñigo López de Mendoza (1440-1515), I marqués de Mondéjar y II conde de Tendilla, por su destacado papel enla guerra de Granada. Este noble castellano representaba el paradigma del noblemoderno en cuanto conjugaba las armas y las letras, debido a la privilegiadaformación que había recibido como miembro de la familia de los Mendoza. No envano fue nieto del marqués de Santillana, sobrino del cardenal Pedro González deMendoza y padre de Diego Hurtado de Mendoza, probable autor del célebreLazarillo de Tormes. Su papel como embajador de los Reyes Católicos ante laSanta Sede le había permitido conocer el efervescente ambiente humanista quese vivía en la Roma de finales del Quattrocento y hacerse con una nutrida biblioteca.A todo ello debemos sumar su faceta como mecenas del primer círculo humanísticode Granada, en el que protegió a intelectuales como el citado Elio Antonio deNebrija, Pedro Mártir de Anglería o Fray Luis de Granada.Aunque desde 1492 ya se puede hablar de una Alhambra cristiana, cuyos palaciosnazaríes, que la misma Isabel la Católica llegó a admirar y habitar, comenzaban aser adaptados a las nuevas exigencias de la corte hispana, la empresa de mayorenvergadura llegó con el sucesor, el emperador Carlos I quien, tras desposarsecon Isabel de Portugal en los Reales Alcázares de Sevilla, había viajado a Granada.La ciudad del Darro lo acogió entre junio y noviembre de 1526, y fue entoncescuando surgió la imperiosa necesidad de construir una nueva residencia en laAlhambra -la «Casa Real Nueva», inmediata a los palacios nazaríes o «Casa RealVieja»- que afirmara el creciente poder del emperador, del mismo modo que seemprendieron nuevas reformas en los palacios preexistentes. En ellos se levantóun studiolo en el llamado Peinador de la Reina, se acomodaron nuevas habitacionesy se creó un nuevo acceso monumental, la Puerta de las Granadas, con unabrevadero para aliviar la subida de la caballería, el Pilar de Carlos V.En este panorama entran en juego otros dos protagonistas: el humanista LuisHurtado de Mendoza (1489-1566), nuevo conde de Tendilla y alcaide de la Alhambra;que tendría el honor de alojar al emperador; y el pintor y arquitecto Pedro Machuca(1485-1550), venido a Granada para decorar la Capilla Real tras su estancia enItalia en el entorno de Miguel Ángel; entorno donde pudo recibir la sugestión de

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1 GÓMEZ-MORENO MARTÍNEZ, Manuel. Las águilas del Renacimiento español: Bartolomé Ordóñez,Diego Silóe, Pedro Machuca, Alonso Berruguete. Madrid: Uguina, 1941.2 ROSENTHAL, Earl. El Palacio de Carlos V en Granada. Madrid: Alianza, 1988 [ed. y traducción dePilar Vázquez Álvarez].3 La propuesta fue esbozada por Manfredo Tafuri en su polémico artículo «Il palazzo di Carlo V aGranada: architettura 'a lo romano' e iconografía imperiale». Storia dell'arte, 32 (1987), pp. 4-26 [ed.española en Cuadernos de la Alhambra, 24 (1988), pp. 77-108] y la concretó en su libro Ricerca delrinascimento: principi, città, architetti. Milán: Eunadi, 1992 [ed. española Sobre el renacimiento: principios,ciudades, arquitectos. Madrid: Cátedra, 1995].

la Antigüedad romana y de las últimas novedades que en torno al clasicismo seestaban gestando, las de una maniera moderna aún en ciernes.Es precisamente a Pedro Machuca a quien se atribuye la traza del palacio, habidacuenta de su condición de escudero de la Alhambra, es decir, servidor del marqués,así como por su documentada participación en las obras, como ya señaló Gómez-Moreno1 y luego desarrolló Earl Rosenthal en su gran monografía sobre el palacio2.Con todo, conviene señalar que la crítica no es unánime al respecto de la autoríade la traza. Así, para el investigador italiano Manfredo Tafuri, el papel que PedroMachuca jugó en la génesis del palacio no fue otro que el de mero ejecutor,asegurando que un proyecto tan sumamente original, que se anticipa a solucionesdel clasicismo italiano como ahora veremos, sólo pudo ser gestado en la órbita deRafael Sanzio o Giulio Romano. Ciertamente basta parangonar el palacio con la VillaMadama de Roma (residencia veraniega del entonces papa Clemente VII) o al PalacioTé de Mantua para percatarse de su modernidad3. Se trata de una teoría que, sibien no se halla avalada por los documentos, puede ser tenida en cuenta en virtudde la suma importancia que el emperador Carlos tuvo en el contexto internacionalde su tiempo, un nuevo Carlomagno a los ojos de sus contemporáneos que,lógicamente, necesitaba de una adecuada imagen que fuera reflejo de su poder;poder que rivalizaba con el del propio papa, quien, recordemos, se vio obligado acoronarlo como emperador tras Il Sacco (saqueo) de Roma en 1527. De hecho, nodebe descartarse la posibilidad de que Carlos V llegara a conocer a Giulio Romano,pues el emperador visitó la corte de Federico II en Mantua, en el momento en queel arquitecto se hallaba trabajando en las obras del referido Palacio del Té.Sea como fuere, lo cierto es a juzgar por la correspondencia, tanto Pedro Machucacomo Luis Hurtado de Mendoza desempeñaron un papel fundamental en la génesisdel palacio. Al comenzar las obras en 1533, Machuca se instaló en la propia Alhambra,donde guardó las trazas y una maqueta en madera del palacio (siguiendo la tradiciónde los arquitectos italianos) para dirigir las obras junto con su aparejador Juan deMarquina.

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EL PALACIO, ÓNFALOS DEL IMPERIO

Tras los tanteos iniciales y las enmiendas realizadas al proyecto por orden delemperador, hacia 1542 se envió a la corte una versión bastante acabada del mismo(plantas grande y pequeña del Archivo General de Palacio). Los planos muestranla envergadura de un programa que sobrepasa la construcción del palacio paraintegrarlo en el recinto palatino de la Alhambra. Así, a la poderosa mole renacentistaquedarían ligadas las habitaciones que en tiempos de la reina Isabel se habíanconstruido en la zona de Daraxa y en las que andando en el tiempo se hospedaríael escritor romántico Washington Irving, famoso autor de los Cuentos de la Alhambra.Igualmente, en los aledaños del Palacio de los Leones se levantarían las cocinasy la iglesia de Santa María de la Alhambra.

Dos aspectos fundamentales para comprender la significación del palacio son suplanta y los ciclos histórico-alegóricos desarrollados en los alzados. La planta seinstituye en el juego magistral de dos figuras geométricas, el círculo y el cuadrado,lo que ha dado lugar a numerosas interpretaciones, como aquéllas que ven en élla imagen de palacio cósmico que funde lo terrenal –el cuadrado, imperfecto– conlo celeste -el círculo, la forma pura. Más allá de interpretaciones simbólicas, resultantremendamente interesantes las proporciones de su patio, exactamente coincidentescon las del teatro marítimo de la Villa Adriana en Tívoli (siglo II). Además, tampocoparece casual que en los dos grandes espacios que para la vida y la muerte estabalevantando la monarquía en Granada -palacio y catedral-panteón- se insertensendas rotondas, en el caso de la catedral con idéntico diámetro a la del Santo

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Sepulcro de Jerusalén y con clara reminiscencia a los martiria romanos. Entre losprecedentes también cabe señalar la fascinación que en el Renacimiento despertóel célebre Panteón de Agripa. Por otra parte, la fusión del cuadrado y el círculosuponía una experimentación geométrica de plena actualidad que aspiraban resolverlos arquitectos de la vanguardia del clasicismo, caso de Bramante en su proyectode patio para San Pietro in Montorio; Rafael, en la Villa Madama; Peruzzi, en sudiseño para San Michele in Bosco; o Vignola en Caprarola. De manera que, al igualque estos ejemplos, podemos considerar al palacio de Carlos V como una tempranaobra manierista.No menos interesante resulta la inserción de una tercera forma intermedia, eloctógono, destinada a capilla en el extremo nororiental y que quizás evoca la capillapalatina de Aquisgrán, mandada construir por Carlomagno. Del mismo modo, lacapilla serviría de enlace entre las alas noroccidental (del emperador) y suroriental(de la emperatriz) del palacio, al igual que en el ángulo opuesto, el suroriental, sesituaría el dormitorio real para el encuentro íntimo.El segundo aspecto a destacar del palacio son sus alzados, verdaderos alegatosdel clasicismo y puntas de lanza de toda la iconografía imperial en los que encontramosigual acierto de proporciones, a partir de la relación 1:4 entre altura y lado. De estasfachadas destacan la occidental y meridional, dedicadas respectivamente alemperador y la emperatriz, que quedarían monumentalizadas con sendas plazasporticadas, finalmente no construidas. Las fachadas, a excepción de la norte, sedividen en dos cuerpos organizados por pilastras –abajo toscanas fajadas y arribajónicas– que acogen la rítmica sucesión de vanos circulares y rectangulares. Detremendo interés son el banco corrido del piso bajo y, especialmente, su almohadilladorústico, que se emplea aquí por vez primera en toda la arquitectura española delRenacimiento y que nada debe envidiar a los que andaban imaginando GiulioRomano (Proyecto de logia serliana sobre portada rústica, Albertina, Viena) o Períndel Vaga (Proyecto para el palacio de Andrea Doria en Génova, Ámsterdam,Rijksmuseum). Sus pilastras fajadas acogen unas potentes aldabas de bronce,formadas por la unión de las columnas de Hércules con el lema Plus Ultra. Setrataba del nuevo emblema que para su heráldica había adoptado la monarquíaespañola, resultante de trocar el viejo Non Plus Ultra de las columnas de Hércules,alusivo a unos confines del mundo –«No más allá» del estrecho de Gibraltar– queacababan de ser revolucionados con el descubrimiento de América. Y es,curiosamente, el mismo emblema que daría nombre a una moneda española, elcolumnario, que con la adición de una S devendría en el símbolo del dólar americano.Volviendo al palacio, mucho más delicado resulta el aparato decorativo de su cuerposuperior, que se ornamenta con relieves alusivos a la orden del Toisón, las columnashercúleas, guirnaldas, jarrones y putti. No obstante, la labor escultórica de más finalabra se concentra en las dos portadas monumentales, ejecutadas en mármol y

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destacadas de la línea de fachada, que ofrecen un discurso encomiástico sobrelas hazañas del emperador. En la portada occidental aparecen Victorias aladassobre el frontón, tondos con el escudo real y episodios de los trabajos de Hércules–en alusión al victorioso césar Carlos– mientras que los plintos aluden a triunfosterrestres como la memorable batalla de Pavía, en la que apresó a Francisco I, reyde Francia. La otra gran portada, la meridional, se concibe como doble arco triunfaly sirve para narrar, de la mano de los míticos dioses del mar Neptuno y Anfítrite,los triunfos marítimos de Carlos V, como la conquista de Túnez, que es recordadapor la alegoría de la Historia y difundida por la de la Fama.En el interior del palacio destaca su extraordinario patio circular, articulado en doscolumnatas superpuestas de órdenes dórico-toscano abajo y jónico arriba, realizadasen piedra pudinga. El piso bajo se cubre una singular bóveda anular de cantería,que presumiblemente estaría destinada a acoger algún ciclo pictórico al fresco, enconsonancia con el carácter de «jardín secreto» que para Rosenthal tenía el patio.

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altoelfuego[4]

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FELISA LERÍA MACKAY

HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE.

José Manuel Moreno Millán

FÚTBOL Y COCHES QUEMADOS.

Domingo Jiménez Burgos

PUBLICACIONES RECIBIDAS.

Redacción

PRESENTACIÓN DE SAIGÓN 14.

Redacción

OTROS ACTOS POÉTICOS.

Redacción

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Luces y gloriasEn la presentación de Saigón 14, Felisa Lería Mackay nos agradeció el logro del IVPremio «Saigón» con este poema dedicado a Lucena y a Cabra que compartimoscon nuestros lectores:

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Las luces que hay en Lucenavan en su escudo de armas:luces de mucha nobleza,luces de mucha lealtady unas luces muy marianas.

Y yo, con humilde acento,con mi voz de ayamontina,de rondeña y sevillana,estas glorias les ofrezco:¡Gloria a esta ilustre ciudad!¡Gloria a su hermosa campiña!¡Gloria vid! ¡Gloria olivar!¡Gloria a la imagen divinade la Virgen de Araceli!¡Gloria, gente lucentina!¡Gloria por siempre jamás!

Igualmente van mis gloriaspara Cabra y su comarca.Desde su cumbre, el Picachode la Virgen de la Sierra,hasta su fondo, en el río,donde están las Huertas Bajas.¡Gloria para su Castillo!¡Gloria para sus Murallas!Y también proclamo y digo:¡Gloria a la gente de Cabra!

FELISALERÍA

MACKAY

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Hablando se entiende lagenteSi hacemos caso de la manida expresión que indica el título de este artículo, seríafacilísimo erradicar todas las disputas y problemas que se originan por los distintospuntos de vista e interpretaciones que hacemos de las cosas. El diálogo, el debate,el empleo de la palabra, en definitiva, estaría considerado como un arma muy eficazpara llegar a un acuerdo o, al menos, para dejar clara nuestra opinión y alcanzaruna solución respetuosa en cualquier tema.Muchas veces es la falta de vocalización al hablar o la ininteligibilidad de lo que senos cuenta lo que hace que no lleguemos a un acuerdo. «Si ni siquiera entiendolo que me dices».Cuando la comunicación la hacemos en una lengua distinta a la nuestra, lasdificultades que encontramos para comprender y para expresar los mensajesaumentan desorbitadamente.Tomando como ejemplo el inglés, vamos a señalar distintos aspectos que contribuyena hacer de nuestro discurso una tarea compleja y a veces confusa para nuestrointerlocutor:

1. Las vocales. Partiendo de la base de que en nuestro idioma sólo tenemos 5 yen inglés hay 12, la dificultad ya está planteada. En la mayoría de los casos unamala pronunciación de la vocal no produce malentendidos, pero en otros sí.Ejemplo: la pronunciación de bitch (perra, bruja) y beach (playa) varía en la vocal(/i/ en el primer caso e /i:/ en el segundo). Así, habrá que tener en cuenta la diferenciaentre estas dos vocales cuando queramos comprar unas gafas, puesno será lo mismo pedir unas gafas para the beach que para the bitch.

2. Las consonantes. La pronunciación inglesa de ciertas consonantes sí entrañadificultades para los hispanohablantes a la hora de producirlas y puede derivar endificultades de comprensión por parte de nuestro oyente.Ejemplo: La obligada aspiración de p, t, k cuando aparecen al inicio de sílaba

JOSE MANUELMORENO

MILLÁN

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acentuada. Los españoles, al empezar a estudiar el idioma, tendemos a omitir estaaspiración (entendida como una cantidad extra de aire que expulsamos al articulartal sonido). De esta forma un hablante inglés confundiría pin (alfiler) con bin (cubode la basura), a no ser que le demos aspiración a la p.

3. La acentuación. Hay varios casos en que nuestro oyente interpreta la informaciónque le damos de una manera errónea si hemos cambiado de posición el acentode una palabra.Ejemplo: I´m an important man, donde important es acentuado en la segundasílaba, hará entender a nuestro interlocutor: Soy un hombre importante.Por el contrario, si damos el énfasis a la primera sílaba de important, nuestrocontertulio creerá que decimos impotent, y la frase quedaría: I´m an impotent man(Soy un hombre impotente). La diferencia es acusada.

4. El ritmo. Este elemento ocupa también su papel a la hora de hacer que nuestrodiscurso sea inteligible o no para un nativo. El inglés, al menos en la teoría, tieneun ritmo basado en el acento, es decir, las sílabas acentuadas aparecen cadadeterminados intervalos de tiempo, independientemente del número de sílabas noacentuadas que haya de por medio. En el caso del español es un determinadonúmero de sílabas el que aparece cada tiempo concreto, sin tener en cuenta siestán o no acentuadas.Aceptando esta diferencia sabemos que muchos británicos son capaces dereconocer palabras basándose en estos parámetros de ritmo aún cuando lasvocales y consonantes no se han articulado de manera clara y distinguible.Es famoso el caso de un extranjero en Inglaterra que acudió a las taquillas de unaestación de tren con la idea de comprar un billete para Tottenham Court Road(siendo el gráfico de ritmo el siguiente: 0o 0o. Para aclarar diré que «0» representala sílaba acentuada del discurso y «o» las átonas). Esta persona lo pronunciabacon un parámetro de ritmo distinto (0oo 0o), lo que hacía al vendedor creer queel viajero iba a Kensington High Street.

Así pues, vemos cuán importante -que no impotente- es el uso correcto y apropiadode la lengua ya que en varias ocasiones puede salvarnos del bochorno, la duda,la incomprensión e incluso de la disputa y enfrentamientos. HAY QUE HABLARPORQUE ES BONITO, SALUDABLE, GRATIS Y ENRIQUECEDOR. Pero hay queHABLAR BIEN.

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Fútbol y cochesquemadosSon las diez y diez de la mañana. No es un buen día. Hace frío en la calle y dentrode las aulas. Los niños están cansados y el recreo apunta a una algarabía generalen pocos minutos. Un rato de charla es lo mejor.– A ver, Dominique, ¿qué has hecho el fin de semana?– A ver, maestro (gesto de concentración, como si destapara con sacacorchos losrecuerdos ocultos en su memoria), el viernes por la tarde he ido a entrenar a lasnueve y el sábado me he levantado y he ido a ver el partido de Youssef contraAguadulce. Han ganado 2-3, pero el partido fue muy duro. Un montón (sopla,girando la cabeza hacia un lado).»Por la tarde hemos ido a las pistas del Sampedro y a las seis hemos ido al campoa ver el partido de los niños pequeños y han ganado quince a cero a la urbanizaciónde Las Marinas. ¡Vaya paliza! Es que los de Las Marinas no son mu buenos y nosaben defender (sonríe). Hasta Dani, el «Pisquita», metió un gol, ¡con lo malo quees! (Aquí se carcajea divertido).» El domingo por la mañana hemos ido a la iglesia (se pone serio) y después porla tarde he ido a mi partido en Las Norias. Y el partido ha sido muy duro (se ponemás serio). Había mucha gente en ese partido y hemos ganado 1-2, pero el partidoera duro porque nosotros íbamos ganando dos a cero en la primera parte y, luego,en la segunda nos han marcado y nos hemos puesto nerviosos y la gente chillabaun montón al árbitro y hacían muchas faltas y el partido era horroroso. Peroganamos (gesto de satisfacción).» Cuando ha terminado el partido, que ha terminado a las cinco y cuarenta y siete,hemos ido a casa todos después. He salido de marcha y hemos ido a las Kentiasy después de… sobre las diez menos quince… más o menos, nos hemos ido ala calle Solera y hemos visto fuego y los senegaleses tirando piedras. Y nosotroshemos preguntado qué es lo que había pasado y nos han dicho que habían matadoa un hombre de Mali (ahora se pone mucho más serio, medita más las palabras).

DOMINGOJIMÉNEZ

BURGOS

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»Y entonces nosotros hemos ido a las tiendas que tenían los cristales rotos. Perono hemos cogido nada, ¿eh? Había unos coches quemándose y otro había explotado.Y había gente llorando y otros discutiendo. Y nos hemos muerto de miedo. La gentecorría de un lado a otro gritando. Unos hablaban en senegalés, otros en español,algunos en marroquí. Había mucha gente enfadada. Parecía peligroso estar allíporque unos pocos estaban todavía tirando piedras y te podían dar. Y en las ventanashabía algunas personas mirando el jaleo. ¡Qué miedo, maestro!»El lunes por la mañana hemos ido a ver lo que ha quedado. Mucha policía en cadasitio y un montón de furgonetas verdes, de esas de la Guardia Civil. Nosotros viendolas radios de comunicaciones y las cámaras de la televisión. En muchos sitiosestaban preguntando lo que había pasado. Después hemos ido al campo de fútbola jugar un partido de convivencia entre nosotros. Y ha estado bien.»¡Adiós! (Ha tocado el timbre).

La Mojonera, 9 de diciembre de 2008.

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José Manuel Valle Porras. El rumor de laspiedras. Ayuntamiento de Cabra, 2009.

José Manuel Valle, miembro fundador de nuestraAsociación y del Consejo de Redacción de Saigóny colaborador habitual, ha escrito su primer libro;en él incluye dos estudios sobre la nobleza y lahistoria egabrense así como varios anexos (callejeroscon la ubicación de cada escudo, cuadros conlistados de nobles y de sus propiedades, fotografíasde algún expediente de hidalguía...) y un apéndicedocumental.El núcleo de este trabajo lo constituye un catálogocon 150 escudos de armas, casi todos de los siglosXVI al XVIII, con su descripción y fotografía y unabreve historia y genealogía de la familia noble quelos mandó hacer. Son escudos que han llegadohasta nuestros días o se encuentran yadesaparecidos, y que pertenecen a nobles linajescomo los Gómez de Aguilar, Fernández Tejeiro,Enríquez de Herrera, Aranda, Luque, Heredia,Cabrera, Uclés, Portocarrero, condes de Cabra...También incluye escudos eclesiásticos (de órdenesreligiosas o símbolos de Jesús, la Virgen María...)y el municipal de Cabra.

Adolfo Marchena, La reconstrucción de lamemoria. Córdoba, Groenlandia, 2008.

El primer poemario editado con el impulso de laJefa de la revista Groenlandia, Ana Patricia Moya,quien lo denomina como «una poesía muy personal,que bebe de muchos autores consagrados y queél tanto admira». Un poemario de verso intenso ybreve.

PUBLICACIONESRECIBIDAS

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EscriViendo, 6.Rute, 2010.

Desde la vecina Rute, la Asociación Artefacto editaesta cuidada publicación en la que encontramosvarias apuestas literarias: poesía, microrrelato, relato(incluso infantiles), reseña literaria y una aportaciónlexicográfica de un término ruteño.Lo más llamativo es que cada texto va acompañadode una ilustración creativa con el que se correspondeperfectamente, pues del dibujo surge el poema oel relato y viceversa; lo que demuestra un interesanteplanteamiento que logra buenos frutos.

Aldaba, 11.Sevilla, 2010.

El nuevo número de Aldaba, revista publicada pornuestros amigos de la Asociación artístico-literariaItimad (Sevilla), está dedicado a Miguel Hernández.Con el atractivo del buen hacer y de la constanciaal que nos tienen acostumbrados, encontramospoemas y trabajos dedicados a su memoria, entrelos que hallamos algunos nombres que hanaparecido también en nuestras páginas: AgustínPérez González, Ana Patricia Santaella, ManuelGuerrero Cabrera, Araceli Granados y CarmenValladolid.

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Presentación deSaigón 14Dentro de los actos del día del Libro de Lucena, el 24 de abril se presentó enla Biblioteca Municipal el número 14 de nuestra revista, dedicado a oriente, dondese entregó el IV Premio «Saigón» de Literatura a Felisa Lería Mackay en lamodalidad de microrrelato, quien nos entusiasmó con su simpatía y su ilusión.En la foto, la citada Felisa sostiene el diploma del Premio, junto a Carmen Güeto,concejal de Cultura de Cabra, Pepe Rodríguez, representante del Ayuntamientode Lucena, y Manuel Guerrero Cabrera, director ejecutivo de nuestra Asociación.

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Otros actos poéticosEn marzo y en junio de este año nuestra Asociación dedicó tres recitales de diferentetemática y tono. El 5 de marzo realizó un recital de poesía religiosa con la participaciónde Juan Parejo y José Rodríguez en la Casa de la Virgen, gracias a la Real Archicofradíade Ntra. Sra. de Araceli. El 20 de marzo, con motivo del día mundial de la poesía,ofrecimos un recital en varios idiomas en la Biblioteca de Lucena: quince vocesprocedentes de diferentes lugares de mundo (Colombia, Ecuador, Túnez…) y deAndalucía en nueve idiomas (ingles, francés, árabe, japonés, griego…), gracias a lacolaboración de la Delegación de Juventud de Lucena y la asociación Mujeres por ladiversidad. Y, por último, el 11 de junio participamos en una lectura dedicada a MiguelHernández basada en su trayectoria poética con una veintena de participantes queleyó principalmente con el acento del sur de Córdoba (Lucena, Cabra, Rute…), momentoal que pertenece la foto.

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