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EXP: 91-000189-0004-CA VOTO: 189-91 Resolución 189-F-91.CON SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José, a las catorce horas veinte minutos del treinta de octubre de mil novecientos noventa y uno. Juicio ordinario establecido en el Juzgado Primero de lo Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda por "Empresas Cruz Rojas Bennet y Compañía, S.A.", representada por su Presidente Guillermo Enrique Quirós Azofeifa, empresario, y el Secretario Emilio Ramírez Rojas, agrónomo, quienes actúan conjuntamente; contra El Estado, representado hoy por el Procurador Adjunto Lic. Román Solís Zeleya. Figuran además los licenciados Oscar Bejarano Coto y Carlos Alberto Ramírez Aguilar, como apoderados especiales judiciales de la sociedad actora. Todos son mayores, casados, vecinos de San José, y con las excepciones dichas, abogados. RESULTANDO: 1.- Con base en los hechos que expuso y disposiciones legales que citó, la sociedad actora planteó demanda ordinaria de cuantía inestimable, a fin de que en sentencia se declare: "l- Ilegal por ser contrario a derecho y a la vez in-constitucional el Decreto Ejecutivo número doce mil seiscientos ocho A de doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno. 2- Que la actora está protegida en su derecho de propiedad con todos los atributos del dominio pleno, de su finca inscrita en el Partido de San José, tomo dos trescientos ochenta y ocho, folios trescientos setenta y tres y trescientos setenta y cuatro número doscientos cuarenta mil novecientos diez, asientos uno, dos y tres que es conocida como El Rodeo, y el Estado debe reconocer la situación jurídica e individualizada de la accionante en relación con ese derecho. 3- El Estado debe acordar la adopción de las medidas necesarias para el pleno y total restablecimiento de la situación jurídica individualizada pendiente (sic) a restablecer el pleno goce y disfrute del derecho de dominio pleno sobre dicha finca o en su defecto el señor Juez. 4- El Estado debe pagar ambas costas de la demanda y que los pronunciamientos de la Procuraduría General de la República los cuales se aportan como prueba tienen carácter vinculante y que por ese motivo dicho decreto debe declararse ilegal e inconstitucional.". 2.- El personero estatal contestó negativamente la demanda y opuso la excepción de falta de derecho. 3.- El Juez de entonces, Lic. Cristóbal Chavarría Matamoros, en sentencia de l6 horas del l5 de octubre de l985, falló el asunto así: "Se acoge la tacha del testigo señor Emilio Ramírez Rojas así como la excepción de falta de derecho interpuestas por la representación estatal esta última en relación con la ilegalidad del Decreto número doce mil seiscientos ocho guión A solicitada. Se omite pronunciamiento sobre la inconstitucionalidad también pedida. Se declara sin lugar la demanda y se resuelve sin especial condenatoria en costas". Al efecto consideró el señor Juez: "I.- Que el Licenciado Adrián Vargas Benavides quien compareció en representación del Estado a la diligencia de recibimiento de la prueba testimonial del Señor Emilio Ramírez Rojas, tachó al citado testigo, por estimar que al ser representante de la Empresa actora, lo encierran los incisos 5) y 6) del artículo 326 del Código de Procedimientos Civiles. Examinado el caso, el suscrito Juez, se inclina por acoger la tacha presentada porque ciertamente en su propia declaración indicó "que es socio y director con el cargo de Secretario de la Sociedad actora, en ello reside el interés que tiene en este juicio". Entonces es cierto que su situación jurídica se encuentra dentro de lo estipulado por el citado inciso 6) del artículo 326, lo que lleva al Juzgado a declarar con lugar la tacha pedida como en efecto ahora se dispone. II. De importancia para la decisión de este asunto, se tienen por demostrados los siguientes hechos: a) Que la Sociedad actora Empresas Cruz Rojas Bennet y Compañía Sociedad Anómina, es dueña de la finca inscrita en sección propiedad Partido de San José, tomo dos mil trescientos ochenta y ocho, folios trescientos setenta y tres y trescientos setenta y cuatro, asientos uno, dos y tres, número doscientos cuarenta mil novecientos diez, que es terreno de repastos y bosques sito en Villa Colón de Mora, distrito primero, Cantón sétimo de San José, finca que es conocida como el "Rodeo" (Al efecto ver certificación de folio l3 así como hecho primero de escrito de demanda, y de contestación aceptado por las partes, folios 20 y 46, todos de expediente judicial). b) Que el Poder Ejecutivo en uso de las facultades de los artículos 1, 2 inciso b), 27, 83, 86 y 87 de la Ley Forestal número 4.465 del veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, dictó el Decreto Ejecutivo número 6ll2-A de fecha veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis, por medio del cual entre otras, declaró zona protectora

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EXP: 91-000189-0004-CA VOTO: 189-91

Resolución 189-F-91.CON SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José, a las catorce

horas veinte minutos del treinta de octubre de mil novecientos noventa y uno. Juicio ordinario establecido en el Juzgado Primero de lo Contencioso Administrativo y

Civil de Hacienda por "Empresas Cruz Rojas Bennet y Compañía, S.A.", representada por su Presidente Guillermo Enrique Quirós Azofeifa, empresario, y el Secretario Emilio Ramírez Rojas, agrónomo, quienes actúan conjuntamente; contra El Estado, representado hoy por el Procurador Adjunto Lic. Román Solís Zeleya. Figuran además los licenciados Oscar Bejarano Coto y Carlos Alberto Ramírez Aguilar, como apoderados especiales judiciales de la sociedad actora. Todos son mayores, casados, vecinos de San José, y con las excepciones dichas, abogados.

RESULTANDO:

1.- Con base en los hechos que expuso y disposiciones legales que citó, la sociedad actora planteó demanda ordinaria de cuantía inestimable, a fin de que en sentencia se declare: "l- Ilegal por ser contrario a derecho y a la vez in-constitucional el Decreto Ejecutivo número doce mil seiscientos ocho A de doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno.

2- Que la actora está protegida en su derecho de propiedad con todos los atributos del dominio pleno, de su finca inscrita en el Partido de San José, tomo dos trescientos ochenta y ocho, folios trescientos setenta y tres y trescientos setenta y cuatro número doscientos cuarenta mil novecientos diez, asientos uno, dos y tres que es conocida como El Rodeo, y el Estado debe reconocer la situación jurídica e individualizada de la accionante en relación con ese derecho.

3- El Estado debe acordar la adopción de las medidas necesarias para el pleno y total restablecimiento de la situación jurídica individualizada pendiente (sic) a restablecer el pleno goce y disfrute del derecho de dominio pleno sobre dicha finca o en su defecto el señor Juez.

4- El Estado debe pagar ambas costas de la demanda y que los pronunciamientos de la Procuraduría General de la República los cuales se aportan como prueba tienen carácter vinculante y que por ese motivo dicho decreto debe declararse ilegal e inconstitucional.".

2.- El personero estatal contestó negativamente la demanda y opuso la excepción de falta de derecho.

3.- El Juez de entonces, Lic. Cristóbal Chavarría Matamoros, en sentencia de l6 horas del l5 de octubre de l985, falló el asunto así: "Se acoge la tacha del testigo señor Emilio Ramírez Rojas así como la excepción de falta de derecho interpuestas por la representación estatal esta última en relación con la ilegalidad del Decreto número doce mil seiscientos ocho guión A solicitada. Se omite pronunciamiento sobre la inconstitucionalidad también pedida. Se declara sin lugar la demanda y se resuelve sin especial condenatoria en costas". Al efecto consideró el señor Juez: "I.- Que el Licenciado Adrián Vargas Benavides quien compareció en representación del Estado a la diligencia de recibimiento de la prueba testimonial del Señor Emilio Ramírez Rojas, tachó al citado testigo, por estimar que al ser representante de la Empresa actora, lo encierran los incisos 5) y 6) del artículo 326 del Código de Procedimientos Civiles. Examinado el caso, el suscrito Juez, se inclina por acoger la tacha presentada porque ciertamente en su propia declaración indicó "que es socio y director con el cargo de Secretario de la Sociedad actora, en ello reside el interés que tiene en este juicio". Entonces es cierto que su situación jurídica se encuentra dentro de lo estipulado por el citado inciso 6) del artículo 326, lo que lleva al Juzgado a declarar con lugar la tacha pedida como en efecto ahora se dispone. II. De importancia para la decisión de este asunto, se tienen por demostrados los siguientes hechos: a) Que la Sociedad actora Empresas Cruz Rojas Bennet y Compañía Sociedad Anómina, es dueña de la finca inscrita en sección propiedad Partido de San José, tomo dos mil trescientos ochenta y ocho, folios trescientos setenta y tres y trescientos setenta y cuatro, asientos uno, dos y tres, número doscientos cuarenta mil novecientos diez, que es terreno de repastos y bosques sito en Villa Colón de Mora, distrito primero, Cantón sétimo de San José, finca que es conocida como el "Rodeo" (Al efecto ver certificación de folio l3 así como hecho primero de escrito de demanda, y de contestación aceptado por las partes, folios 20 y 46, todos de expediente judicial). b) Que el Poder Ejecutivo en uso de las facultades de los artículos 1, 2 inciso b), 27, 83, 86 y 87 de la Ley Forestal número 4.465 del veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, dictó el Decreto Ejecutivo número 6ll2-A de fecha veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis, por medio del cual entre otras, declaró zona protectora

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la finca El Rodeo demarcada en las hojas cartográficas: Hoja Abra 3345 I y Río Grande 3345 IV, área cubierta por las siguientes coordenadas Lam. Punto Coord. Vert. Horizontal Distancia metros 0 503.000 210.000 2.850 l 504.000 212.600 8.400 2 511.000 208.000 2.000 3 511.000 206.000 3.000 4 508.000 206.000 6.500 Tiene una extensión aproximada de dos mil trescientos cincuenta hectáreas. (ver al efecto publicación de Decreto en Gaceta número l36 de diecisiete de julio de mil novecientos setenta y seis). c) Que el dictado del Decreto indicado en el hecho anterior número 6112-A, obedeció a "1) Que es deber del Estado orientar el aprovechamiento de los recursos forestales en forma técnica que permita su rendimiento continuo y asegurar que los terrenos de vocación forestal permanezcan siempre con su cobertura de bosque". "2) Que es de vital importancia para la población del Valle Central Intermontano, la preservación de áreas boscosas para mantener un medio ambiente adecuado" (Ver al efecto considerandos 1) y 2) del relacionado decreto número 6112-A publicado en la Gaceta número 136 de diecisiete de julio de mil novecientos setenta y seis). d) Que el mismo decreto indicado en los hechos que anteceden, en sus artículos 2, 3, 4 y 5 dispuso: "Artículo 2 La Dirección General Forestal dará el asesoramiento necesario en los trabajos de deslinde, vigilancia y estudios tendientes al aprovechamiento de los recursos naturales". Artículo 3 "Las fincas debidamente inscritas en el Registro Público o amparadas por la posesión decenal dentro de los límites de las zonas protectoras quedan automáticamente sometidas al Régimen Forestal. Las labores que se fueran a realizar en esas fincas, deben contar con la autorización escrita de la Dirección General Forestal". Artículo 4 "Los terrenos o fincas no inscritas en el Registro Público, ni amparadas por la posesión decenal, serán adquiridas por el Estado, previo pago a sus ocupantes de las mejoras correspondientes". Artículo 5 "La Administración de estas zonas protectoras, estará a cargo de la Dirección General Forestal" (ver decreto misma Gaceta indicada número 136 de diecisiete de julio de mil novecientos setenta y seis). e) Que con base en la misma ley ya citada número 4.465 y mismos numerales, el Poder Ejecutivo dictó el Decreto número 12.368-A de fecha veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y uno, dejando sin efecto el también Decreto Ejecutivo número 6112-A de veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis, únicamente en cuanto al Rodeo, Hoja Abra 3345-I y Río Grande 3345-IV, indicando: "Que la Universidad de la Paz, se asentará en tierras de la finca El Rodeo por donación que de los terrenos respectivos ha hecho la propietaria de la finca: Empresas Cruz Rojas Bennet y Compañía Sociedad Anónima y que dentro de ellos queda comprendido el bosque primario existente, por lo que no es del caso mantener la afectación al régimen forestal decretada bajo el número 6112-A de veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis, en cuanto a dichas fincas que integran El Rodeo" (Ver al efecto Decreto en colección de leyes y decretos, primer semestre tomo I mil novecientos ochenta y uno página doscientos ochenta y uno). f) Que con fundamento en los mismos artículos ya citados de la Ley Forestal número 4465 de fecha veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, el Poder Ejecutivo dictó el Decreto número 12.608-A de fecha doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno, por medio del cual fue derogado el Decreto número 12.368-A de veintiséis de febrero del mismo año indicado que había desafectado el sometimiento al régimen forestal las fincas que integran El Rodeo (ver al efecto Decreto Ejecutivo publicado en la Gaceta de dieciocho de mayo de mil novecientos ochenta y uno, adherido a folio 3 del expediente judicial). g) Que el Decreto indicado en el hecho anterior número 12.608-A en su artículo 1 Reza: "Se declara zona protectora, que se denominará el "Rodeo" los terrenos compren-didos dentro de las coordenadas que se dirán, según las hojas cartográficas l:50.000 Río Grande N 3345 IV y Abra 3345 I. Punto Coord. Vertical Horizontal Distancia metros 0 503.000 210.000 6.375 1 504.000 212.450 2.650 2 505.800 211.300 2.125 3 505.450 210.725 700 4 505.700 210.500 375 5 505.100 209.450 1.225 6 505.350 209.225 350 7 505.625 208.675 620 8 506,000 208.725 400

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9 506.350 208.900 425 10 506.400 209.150 200 11 506.125 209.450 475 12 506.500 210.000 650 13 506.900 210.200 425 14 506.850 210.600 400 15 511.000 208.000 4.900 16 511.000 206.000 2.000 17 508.000 206.000 3.000 Area aproximada: 2085 Has" (ver al efecto mismo decreto folio 3 del expediente judicial). h) Que los artículos segundo y tercero del relacionado Decreto número 12.608-A, apuntan: "Los inmuebles estatales y privados comprendidos dentro de los linderos señalados por el artículo anterior quedan obligatoriamente sometidos al régimen forestal. En consecuencia únicamente se podrán realizar en dichas áreas labores que cuenten de previo con la autorización escrita de la Dirección General Forestal". Artículo 3 "Las reservas nacionales y demás terrenos del Estado abarcados por la zona protectora creada por el presente decreto, según lo dispone el artículo 25 de la Ley Forestal, son inalienables y no susceptibles de inscripción en el Registro Público por trámite alguno y la acción reivindicatoria del Estado por los mimos es imprescindible (ver mismo decreto número 12608-A, adherido a folio 3 de expediente judicial). i) Que el artículo primero de la Ley número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve preceptúa que: "La presente ley establece como función esencial del Estado velar por la protección, aprovechamiento, conservación y fomento de los recursos forestales del país, de acuerdo con el principio de uso múltiple de los recursos renovables" (ver artículo primero de la ley citada en Gaceta número 274 de dos de diciembre de l969). j) Que el artículo 2 en su inciso b) de la relacionada ley número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve preceptúa que: "El cumplimiento de esta función estará a cargo del Ministerio de Agricultura y Ganadería el cual deberá inciso b) "establecer para los fines del inciso anterior, zonas protectoras, reservas forestales, parques nacionales y reservas biológicas. Las definiciones de cada una de estas áreas y el procedimiento para establecerlas se hará por vía de reglamento;" (ver misma ley, en Gaceta número 274 de dos de diciembre de l969). k) Que la Ley Forestal ya indicada en los hechos anteriores, en su artículo 27 apunta: "Las zonas declaradas Parques Nacionales, Reservas Forestales y Reservas Biológicas las hará inscribir el Poder Ejecutivo en el Registro Público como fincas individualizadas de propiedad del Estado, por medio de la Procuraduría General de la República, lo mismo que las zonas protectoras situada (sic) en en la propiedad agrícola del Estado" (ver misma ley número 4465 publicada en Gaceta número 274 de dos de diciembre de mil novecientos sesenta y nueve). l) Que los artículos 83, 86 y 87 de la Ley relacionada número 4465, apuntan: Artículo 83 "Se entenderá por zonas protectoras, aquellas áreas de bosques o terrenos forestales que, establecidas por disposición de la ley o por decreto del Poder Ejecutivo, sean destinadas a proteger los suelos, mantener y regular el régimen hidrológico o actúen como agentes reguladores del clima o medio ambiente". Artículo 86 "El Poder Ejecutivo, previos los estudios técnicos correspondientes, podrá además declarar zonas protectoras, a los bosques y terrenos forestales, para los fines establecidos en el artículo 84 de esta Ley". Artículo 87 "En las zonas declaradas protectoras por disposición de la Ley o por Decreto Ejecutivo, queda prohibido efectuar labores agrícolas o destrucción de la vegetación, salvo en los casos previstos por vía reglamentaria y con sujeción a las normas técnicas que determine la Dirección General Forestal" (ver al efecto artículos citados ley número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve publicada en la Gaceta número 274 de dos de diciembre de l969). ll) Que el artículo 88 de la susodicha ley número 4.465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, preceptúa que: "los bosques y terrenos forestales, declarados zonas protectoras y que sean de propiedad privada, estarán sometidos obligatoriamente al régimen forestal, según los establece el artículo 6 de esta ley. Igualmente gozarán de los beneficios establecidos en los artículos 67 y 68" (Véase artículo citado ley número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, publicada en la Gaceta número 274 de dos de diciembre de l969). m) Que el artículo 6, de la misma ley citada preceptúa que "Se entiende por régimen forestal el conjunto de disposiciones de carácter jurídico, económico y técnico, establecido por esta ley y por los reglamentos, decretos y resoluciones derivados de su aplicación, que regula la conservación, protección y racional aprovechamiento de los bosques y terrenos forestales que a continuación se indican: a) zona protectora, b) los Parques Nacionales, y c) los bosques y terrenos forestales de propiedad privada señalados en los

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artículos 63, 71 y 88 de esta ley" (ver misma ley citada número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos setenta y nueve, en Gaceta número 274 de dos de diciembre de mil novecientos setenta y nueve). n) Que los artículos 63 y 71 de la Ley Forestal rezan: Artículo 63 "Los propietarios de bosque y terrenos forestales que voluntariamente deseen acogerse al régimen forestal, tal como lo señala el artículo 6 de esta ley, deberán presentar una solicitud a la Dirección General Forestal, la cual los inscribirá en un registro especial llevado al efecto". Artículo 71 "Los bosques y terrenos forestales de propiedad privada que se consideren indispensables para cumplir las finalidades indicadas en el inciso b) del artículo 2 de esta ley, podrán ser sometidos obligatoriamente al Régimen Forestal. El poder Ejecutivo mediante Decreto elaborado por la Dirección General Forestal, determinará en cada caso, las áreas afectadas por esta disposición" (Véase misma ley citada, Gaceta indicada en hechos anteriores). ñ) Que los artículos 22 y 72 de la misma ley Forestal tantas veces citada rezan: Artículo 22 "El Poder Ejecutivo decretará tanto para reservas nacionales, estatales, municipales o particulares, las Reservas Forestales, los Parques Nacionales y Reservas Biológicas que crea conveniente para el logro adecuado del propósito de esta ley. Cuando se trate de terrenos particulares para el establecimiento de Reservas y Parques Nacionales, tales terrenos se adquirirán mediante compra o expropiación". Artículo 72 "A los fines del cumplimiento de los establecido en el artículo anterior -se refiere al artículo 71- si hay negativa de los propietarios a acogerse al Régimen Forestal procederá la expropiación de tales bosques y terrenos forestales" (ver misma ley número 4465 de 25 de noviembre de l969, publicada en el diario oficial la Gaceta número 274 de dos de diciembre del año indicado. o) Que el Decreto Ejecutivo número 9628-A de diecinueve de febrero de mil novecientos setenta y nueve en su artículo 2, define como reserva forestal aquella área boscosa, o de aptitud forestal, de reconocida capacidad productiva y linderos definidos señalados en el respectivo Decreto Ejecutivo, destinada al aprovechamiento forestal racional, de acuerdo a los planes técnicos que formulen la Dirección General Forestal o los particulares (ver publicación del Decreto en Gaceta número 45 de cinco de marzo de l979). p) Que según el artículo 45 de la Constitución Política "La propiedad es inviolable; a nadie puede privarse de la suya si no es por interés público legalmente comprobado, previa indemnización conforme a la ley. En caso de guerra o conmoción interior no es indispensable que la indemnización sea previa. Sin embargo, el pago correspondiente se hará a más tardar dos años después de concluido el estado de emergencia. Por motivos de necesidad pública podrá la Asamblea Legislativa , mediante el voto de los dos tercios de la totalidad de sus miembros, imponer a la propiedad limitaciones de interés social (Artículo 45 Constitución Política, Imprenta Nacional l978, San José Costa Rica, página l4). q) Que el Ministerio de Agricultura y Ganadería, tiene dos guardas destacados en la zona protectora, que encierra la finca conocida como El Rodeo, con el fin de que la indicada zona que es de aproximadamente de tres mil hectáreas esté protegida y entre sus funciones se encuentran: impedir la caza, tala de árboles y cualquier actividad de tipo forestal (Véase acta de inspección ocular y declaración de testigo a folios 27, 55, 60 y 61 de expediente judicial). r) Que la zona protectora creada en el año mil novecientos setenta y seis según Decreto Ejecutivo número 6112-A de veintitrés de junio del año indicado, abarcó la finca número doscientos cuarenta mil novecientos diez (El Rodeo) posteriormente su propietaria la Sociedad Empresa Cruz Rojas Bennet y Compañía donó parte de la misma, para la Universidad de la Paz (doscientas sesenta y cinco hectáreas aproximadamente), lo que dio lugar a que el Decreto Ejecutivo número 12.368-A de veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y uno, desafectara como zona protectora la Finca El Rodeo, más tarde ya donada parte de la finca, se estimó que el resto debía ser afectada dictándose entonces el Decreto Ejecutivo número 12.608-A de doce de mayo del último año indicado, abarcando una zona de 2085 hectáreas (ver pronunciamiento vertido como prueba para mejor resolver a folio 71 y 72 de expediente judicial). s) Que según la hoja cartográfica de la Dirección General Forestal, parte de la finca El Rodeo, número doscientos cuarenta mil novecientos diez, quedó afectada como zona protectora (ver hoja cartográfica y plano que se custodia en el archivo del Despacho admitida como prueba para mejor resolver). t) Que la zona protectora abarca parte de la finca El Rodeo y también en parte se asienta la Universidad de la Paz, es zona de charral, montaña, potrero, bosques y se aprovecha para la siembra de maíz, frijoles, ganadería etc. Algunas fincas están divididas por cercas de alambre, en otras hay portones, y varias casas para peones (ver inspección ocular realizada como prueba para mejor resolver a folio 79, 82 y 84 de expediente judicial. u) Que el artículo 34 del Reglamento a la Ley Forestal número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve define como reservas nacionales a) Todos los terrenos comprendidos dentro de los límites de la República que no estén inscritos como

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propiedad particular de las Municipalidades o de las Instituciones Autónomas. b) Los que no estén amparados por la posesión decenal. c) Los que por leyes especiales, no hayan sido destinados a la formación de colonias agrícolas y d) en general todos los que no siendo de propiedad particular, no estén ocupados en servicios públicos (ver Alcance N 47 en Gaceta N 76 de veinticuatro de abril de l973). v) Que el dieciocho de mayo de mil novecientos ochenta y uno, fue publicado en el periódico oficial la Gaceta el Decreto aquí impugnado número 12608-A, y el trece de julio siguiente, fue interpuesto ante el Ministerio de Agricultura y Ganadería, recurso de reposición o reconsideración contra el relacionado decreto (ver publicación de Decreto folio 3 de expediente judicial y escrito a folios 1, 2, 3 de expediente administrativo). w) Que por resolución número ll8 dictada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería a las catorce horas de diecisiete de noviembre de mil novecientos ochenta y uno, fue rechazado el recurso de reposición o reconsideración interpuesto contra el Decreto número 12608-A, con fundamento en el artículo 32 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los dos primeros párrafos del artículo 20 de la citada ley (ver acuerdo adherido a folio 31 de expediente judicial). x) Que el escrito de demanda fue presentado en el Despacho, el trece de julio de mil novecientos ochenta y uno (ver razón de recibido y escrito a folio 7 fte. y vlto.). y) Que este juzgado por resolución de dieciséis horas de veinte de septiembre del año en curso, confirió audiencia a las partes advirtiendo que la ilegalidad del decreto impugnado que se pide, podría estar vinculada con la inconstitucionalidad que también se pide, situación esta última que podría no ser de conocimiento de este Juzgado sino de la Corte Plena, aduciendo la actora que lo que interesa es pronunciarse sobre la ilegalidad del susodicho decreto, violatorio de cada uno de los atributos que comprenden el dominio de acuerdo a lo que ha establecido el legislador en el artículo 264 del Código Civil, afirma que el producto del decreto impugnado, es haber perdido la posesión, el derecho de transformación de defensa y exclusión, así como la posibilidad de restitución e indemnización, porque en criterio de los interesados, la propiedad que fue limitada pertenece al Estado, al decretarse una reserva forestal inexistente de acuerdo a las coordenadas del Decreto. Y para peor de males, el fin primordial (sic), del interés del donante señor Rojas Cruz Bennet, se ve distorsionado al afectarse en el Decreto lo que en realidad resulta ser el área de finca dedicada a la ganadería desde hace muchos decenios, y encontrándose desafectado el Bosque, que era lo que el donante quería que los órganos competentes conservaran...". "La ilegalidad consiste, en la constante perturbación del Derecho de propiedad, que genera de manera directa el Decreto impugnado". "La ilegalidad atenta contra el derecho de posesión, ya que la finca de la Sociedad que represento, no se posee bajo el poder de la Sociedad que es su legítima dueña y la voluntad de transformación se encuentra limitada porque al ser decretada una zona de Reserva Forestal, el derecho de transformación se encuentra limitado expresamente, de acuerdo con la Ley Forestal sobre las áreas que no deberían estar afectadas. Además, como supra se indicó, el derecho de transformación, que es uno de los atributos del dominio, se encuentra limitado, ya que la posibilidad de transformación y alteración de los cultivos, se encuentra totalmente limitada. También se encuentran limitados los derechos de exclusión y de defensa ya que la sociedad legítima propietaria de la finca que interesa, se encuentra día a día, que el derecho de exclusión no es más que un romanticismo, producto del cercenamiento del derecho de propiedad y que tiene como causa directa, el Decreto ilegal...". Se apuntan como fundamentos además, los numerales del Código Civil 264, 277, 278, 279, 280, 281, 282, 283, 284, 285, 286, 287, 288, 290, 291, 292, 293, 294, 296, 298, 302, 305, 316, 317, 318, 324, y el artículo 45 de nuestra Carta Política) (folios 99, l00, y l0l de expediente judicial). III.- Hechos indemostrados, de importancia, no hay. IV.- En su petitoria, la parte demandante pide declarar ilegal el Decreto Ejecutivo número l2608-A de fecha doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno, ilegalidad que traería como consecuencia lógica la nulidad del mismo, a punta como fundamento que se han violado los atributos de dominio tales como los derechos de posesión, de usufructo, de transformación y enajenación, de defensa y exclusión, y de restitución e indemnización. Indica además y así pide que se declare: Inconstitucional el susodicho decreto por ser contrario al artículo 45 de la Constitución Política. En cuanto a este último extremo, el Juzgado deja de manifiesto que entrar a conocer la relacionada constitucionalidad, no puede ser objeto de pronunciamiento en este juicio por ser de resorte exclusivo de la Corte Plena y se adelante ahora y se dispone así porque la Corte Plena ha declarado que no puede conocer de la inconstitucionalidad de los Reglamentos de las instituciones descentralizadas, cuando para su validez, es innecesaria la aprobación del Poder Ejecutivo. Lo que trae como consecuencia lógica que "todo Decreto dictado por el Poder Ejecutivo", si se quiere atacar la constitucionalidad, ha de pedirse a la Corte Plena y no ante los juzgados comunes de la Jurisdicción Contencioso Administrativa. Lo anterior se extrae

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fácilmente de la lectura del artículo 20.1 y 2 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa que apuntan: 20:l "Las disposiciones de carácter general de la Administración del Estado, Municipalidades, Instituciones Autónomas y demás entidades públicas, podrán ser impugnadas directamente por ilegalidad, ante la Jurisdicción Contencioso Administrativa, una vez aprobadas definitivamente en vía administrativa" 20.2 "podrán ser igualmente por razones de Constitucionalidad tales disposiciones y los demás actos de la administración pública, cuando ello no corresponda declararlo a la Corte Plena. Y es que en criterio del suscrito Juez, el Decreto impugnado, es una disposición general, porque declara zona protectora a las fincas que en la hoja cartográfica se citan, lo que conforme con los artículos l0 de la Constitución Política, y el citado artículo 20, párrafos 1) y 2) de la ley supra y 962 del Código de Procedimientos Civiles, no le incumbe entrar a conocer a este Juzgado. Para afirmar lo ahora visto, puede consultarse la sesión de Corte Plena de siete de junio de mil novecientos cincuenta y seis, en la que al pronunciarse sobre la constitucionalidad de un Reglamento dictado por la Caja Costarricense de Seguro Social expuso: "Es clara y terminante la constitución en el sentido de que la Corte Suprema de Justicia solamente podrá conocer de las demandas de inaplicabilidad de las disposiciones del Poder Legislativo y de los decretos del Poder Ejecutivo y por disposición del mismo artículo l0 de la Carta, una ley dispondrá lo pertinente en relación con la inconstitucionalidad de las demás disposiciones del Poder Ejecutivo. Debemos entender, como consecuencia, que si se tratare de reclamar violación de la Constitución por parte de disposiciones que no son del Poder Legislativo ni del Poder Ejecutivo, sería cualquier tribunal competente para hacer la declaratoria. Esto sería de suma importancia para la segunda parte de esta exposición ya que con el presente recurso se pretende la declaratoria de inaplicabilidad de un artículo del Reglamento General de Invalidez, Vejez y Muerte, aprobado por la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social, sin que hubiera mediado para nada ninguno de los Poderes del Estado...". Corolario de lo anterior es que debe omitirse pronunciamiento como se ha dicho en relación con el extremo aludido y pedido. Conferida la audiencia que señala el numeral 24 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa a la parte demandante le interesa que el Juzgado se pronuncie sobre la ilegalidad del relacionado Decreto número 12608-A, entonces, examinemos ese otro extremo. Siguiendo la secuencia de los hechos tenidos por demostrados, la mayoría de ellos plasmados en la ley Forestal número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, reformada más luego, en sus artículos 13, 34, 63, 64, y ll0 por la ley número 6442 de veintidós de mayo de mil novecientos ochenta, y en la cual se agregó un nuevo numeral, se obtiene que con fundamento en sus artículos 1, 2 inciso b), 27, 83, 86 y 87 el Poder Ejecutivo dictó el Decreto número 6112-A de fecha veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis. Aquel en su artículo primero estableció como zona protectora desde luego siguiendo la demarcación en las hojas cartográficas l:50.000 del Instituto Geográfico Nacional, entre otras: la finca conocida como El Rodeo: Hoja Abra 3345 I y Río Grande 3345 IV, área cubierta por las siguientes coordenadas: Punto Coord. Vertical Horizontal Distancia 0 503.000 210.000 2.850 1 540.000 212.600 8.400 2 511.000 208.000 2.000 3 511.000 206.000 3.000 4 508.000 206.000 6.500 El mencionado Decreto no fue impugnado, según parece de los hechos vistos y en consecuencia, cobró vigencia hasta el primero de marzo de mil novecientos ochenta y uno, data en que entró en vigencia el nuevo Decreto Ejecutivo número 12368-A de veintiséis de febrero del año indicado por medio del cual en cuanto a la finca El Rodeo, fue derogado, Hoja Abra 3345-I y Río Grande 3345-IV. La susodicha derogatoria únicamente en relación con la finca El Rodeo obedeció a "Que la Universidad de la Paz, se asentará en tierras de la finca El Rodeo por donación que de los terrenos respectivos ha hecho la propietaria de la finca: Empresas Cruz Rojas Bennet y Compañía Sociedad Anónima, y "que dentro de ellos queda comprendido el bosque primario existente, por lo que no es del caso mantener la afectación al régimen forestal decretada bajo el número 6112-A de veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis, en cuanto a dichas fincas que integran El Rodeo". Parece entonces, el dictado del segundo decreto, fue la resultante de la donación que se hiciera de la zona boscosa para asentar la Universidad de la Paz por parte de la Empresa dueña de la finca. Con aquella donación quedaron dos cosas claras: a) que la ahora demandante no tuvo que impugnar el primer decreto número 6112-A, que había afectado su finca como zona protectora y b) que la

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zona de bosques era donde se asentaría la Universidad de la Paz. Por exclusión, el resto de la finca no era boscosa. Donada al Estado, parte de la finca El Rodeo, dos meses y unos días después el dieciocho de mayo del mismo año mil novecientos ochenta y uno, entró a regir el Decreto ahora impugnado número 12.608-A de fecha doce del mes y año ya citado, el que vino a derogar al que lo antecedía número 12.368-A. En otros términos ahora quedó afectada de nuevo la finca El Rodeo o por lo menos parte de ella, como zona protectora. Lo que sí es digno de tomar en cuenta es que al parecer por la lectura de los aludidos Decretos, lo que no era zona de bosques, fue afectada, aunque es de notar de una vez que ello no choca con los numerales 1, 2 inciso b), 27, 83, 86 y 87, de la relacionada Ley Forestal número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve. Plasmado el cuadro fáctico dado, se concluye conforme al plano admitido como prueba para mejor resolver que lo que se llama finca El Rodeo, por lo menos parte de ella quedó "encerrada" o afectada como zona protectora. Tendrá vicios de ilegalidad y en consecuencia el Decreto número 12. 608-A, es nulo y habrá de recobrar la demandante, la situación jurídica individualizada?. Es oportuno referirse, entonces a los términos: reservas nacionales, zona protectora, Reserva Forestal, Parques Nacionales y Régimen Forestal. El artículo 83 de la Ley Forestal Apunta que "Se entenderá por zonas protectoras, aquellas áreas de bosques o terrenos forestales que, establecidos por disposición de la ley o por decreto del Poder Ejecutivo, sean destinadas a proteger los suelos, mantener y regular el régimen hidrológico, o actúen como agentes reguladores del clima o medio ambiente". Ha de hacerse notar que el Poder Ejecutivo sí está facultado conforme al numeral citado para declarar zonas protectoras. Cuando el Poder Ejecutivo en su Decreto número 9628-A de diecinueve de febrero de mil novecientos setenta y nueve, reglamentó la protección y aprovechamiento de las Reservas Forestales dejó ver que es interés del Estado que los fundos privados comprendidos dentro de las reservas forestales, salvo casos excepcionales, permanezcan en manos de sus propietarios, estableciendo además en el artículo segundo del relacionado Decreto que: ... "Se entenderá por Reserva Forestal un área boscosa, o de aptitud forestal, de reconocida capacidad productiva y linderos definidos señalados en el respectivo Decreto Ejecutivo, destinada al aprovechamiento Forestal racional, de acuerdo a los planes técnicos que formulen la Dirección General Forestal o los particulares". Por su parte el artículo 6 de la Ley Forestal número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, reza que "Se entiende por régimen forestal el conjunto de disposiciones de carácter jurídico, económico y técnico, establecido por esta ley y por los reglamentos, decretos y resoluciones derivados de su aplicación que regula la conservación, protección y racional aprovechamiento de los bosques y terrenos forestales que a continuación se indican: a) Las zonas protectoras, b) Los parques nacionales y reservas forestales y c) Los bosque y terrenos forestales de propiedad privada señalados en los artículos 63, 71, y 88 de esta ley". Los Parques Nacionales por su parte, reza el artículo l8 de la Ley Forestal número 4465, son parte del Patrimonio Forestal del Estado, deberán estar inscritos en el Registro Público de propiedad como fincas individualizadas de propiedad del Estado (Artículo 27 Ley citada) y deberán ser creados por Decreto Ejecutivo, previa proposición del Servicio de Parques Nacionales. Del mismo artículo l8 ya citado se obtiene que el patrimonio Forestal del Estado está constituido por las Reservas Nacionales, Reservas Forestales, Parques Nacionales, Viveros Forestales del Estado, las Zonas Protectoras y Reservas Biológicas. El numeral 22 misma Ley Forestal preceptúa que "El Poder Ejecutivo decretará tanto para reservas nacionales, estatales, municipales o particulares, Las Reservas forestales, los Parques Nacionales y Reservas Biológicas que crea conveniente para el logro adecuado del propósito de esta ley. Cuando se trate de terrenos particulares para el establecimiento de Reservas o Parques Nacionales, tales terrenos se adquirirán mediante compra o expropiación" y concluye el artículo 74 de la Ley Forestal que: "Se entenderá por Parques Nacionales, aquellas regiones o áreas de significación histórica, que por sus bellezas escénicas naturales o que por la fauna y la flora de importancia nacional o internacional que en ellas se encuentren, con linderos señalados en Decreto Ejecutivo, sean destinadas para la recreación y educación del público, para el turismo, o para las investigaciones científicas". Por último apunta el artículo 34 del Reglamento a la Ley Forestal número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve que se entiende por Reservas Nacionales: a) Todos los terrenos comprendidos dentro de los límites de la República que no estén inscritos como propiedad particular, de las Municipalidades o de las Instituciones Autónomas. b) Los que no estén amparados por la posesión decenal. c) Los que, por leyes especiales, no hayan sido destinados a la formación de colonias agrícolas. d) En general todos los que, nos siendo de propiedad particular, no estén ocupados en Servicios Públicos. Tenemos entonces que, el

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Decreto impugnado número 12.608-A de doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno, declaró zona protectora, los terrenos comprendidos dentro de las coordenadas que se dirán, según las hojas cartográficas 1:50:000 Río Grande número 3345-IV y Abra 3345-I, y en su artículo 2 expone: "Los inmuebles estatales y privados comprendidos dentro de los linderos señalados por el artículo anterior, quedan obligatoriamente sometidos al régimen forestal. En consecuencia, únicamente se podrán realizar en dichas áreas labores que cuenten de previo con la autorización escrita de la Dirección General Forestal". En líneas anteriores se apuntó que las zonas protectoras, forman parte del Régimen Forestal según el artículo 6 de la ley número 4465, lo que hace presumir que cuando el Decreto impugnado, somete la zona protectora al Régimen Forestal, en nada contradice el citado artículo sexto. El artículo 87 de la misma ley citada, hace presumir también que en las zonas declaradas protectoras, únicamente se podrán realizar labores que cuenten con la autorización de la Dirección General Forestal, en el mismo sentido artículo l0 inciso L). No parece ilegal y no lo es en criterio del Juzgado el relacionado y examinado artículo 2 del Decreto impugnado número 12608-A. Examinamos entonces el aludido artículo 3 del relacionado Decreto. Al respecto apunto: "Las reservas nacionales y demás terrenos del Estado abarcados por la zona protectora creada por el presente decreto, según lo dispone el artículo 25 de la ley Forestal, son inalienables y no susceptibles de inscripción en el Registro Público por trámite alguno y la acción reivindicatoria del Estado por los mismos es imprescindible". Veamos lo que apunta el citado artículo 25: "La posesión de los terrenos situados en las Reservas Nacionales y fincas del Estado a que se refiere el artículo l9 de esta ley, no causará derechos de ninguna especie y la acción reivindicatoria del Estado, por los mismos, es imprescindible, y la Dirección General Forestal, con los medios legales a su disposición, procederá a desalojar de tales terrenos a las personas que los ocupen total o parcialmente, en el caso de que se trate de zonas protectoras, Parques Nacionales, Reservas Forestales y Reservas Biológicas. Asimismo, el Instituto de Tierras y Colonización tiene la obligación de reubicar a las personas afectadas por esta disposición, previo acuerdo con el Poder Ejecutivo". El artículo l9 dice: "a los fines de la presente ley, quedan afectados, todos los bosques y terrenos forestales situados en: a) Las tierras consideradas como Reservas Nacionales; b) Las fincas rurales del dominio privado del Estado, las pertenecientes a Municipalidades e instituciones autónomas y semiautónomas...". Hecha la anterior transcripción de artículos, se llega a la conclusión que tampoco es ilegal el relacionado artículo tercero del Decreto que se impugna y se comprende así porque con arreglo a la misma ley Forestal y su Reglamento, una propiedad privada puede quedar afectada al Régimen Forestal y cuando en el mencionado artículo apunta que "las reservas nacionales y demás terrenos del Estado abarcados por la zona protectora creada por el presente decreto, según lo dispone el artículo 25 de la Ley Forestal, son inalienables y no susceptibles de inscripción en el Registro Público por trámite alguno y la acción reivindicatoria del Estado por los mismos es imprescindible" está ciertamente afirmando que todos los terrenos comprendidos dentro de la "zona protectora que no estén inscritos como propiedad particular, los que no estén amparados por la posesión decenal, los que por leyes especiales, no hayan sido destinados a la formación de colonias agrícolas, en general todos los que siendo de propiedad particular no están ocupados en servicios públicos, así como los que son propiedad del Estado abarcados por la zona protectora, son inalienables y no susceptibles de inscripción en el Registro Público. Desde luego que existiendo dentro de la zona protectora terrenos que son propiedad del Estado, a ellos se refiere el relacionado artículo tercero, y hace referencia también como se ha visto a las reservas nacionales ya descritas supra, no incluyendo de modo alguno los terrenos de propiedad privada los que si bien quedan afectados al régimen forestal, sus dueños gozan de los atributos del dominio. Y es que tampoco podríamos entrar a analizar el numeral 264 y siguientes en concordancia del Código Civil, porque lo dable y correcto es aceptar que el decreto que se impugna fue dictado con arreglo a la Ley Forestal y su Reglamento, ley especial que está por encima de la general. Todo lo anterior viene a corroborar nuestra tesis de que si existe perturbación a la propiedad privada por ser inviolable, habría que alegar la inconstitucionalidad del susodicho decreto lo que es ajeno a este Juzgado. VI.- El representante del ente accionado, opuso a la demanda la excepción de falta de derecho, defensa que ha de ser declarada con lugar desde luego en relación con el extremo aquí examinado (ilegalidad pedida) y omitir pronunciamiento en cuanto a la constitucionalidad también solicitada, todo con arreglo a lo visto en el anterior considerando y porque el derecho ha de pertenecerle a quien ejercita la actuación de la ley y ser exigible del demandado, situación en verdad no demostrada pues más bien el aludido Decreto número 12608-A se ajusta a un todo a los numerales contenidos en la ley Forestal número 4465 de veinticinco de

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noviembre de mil novecientos sesenta y nueve y su Reglamento. En consecuencia acogida la excepción de comentario, se impone rechazar la demanda en los extremos pedidos y soslayar al extremo de constitucionalidad también pedido por ser competencia exclusiva de la Corte Plena. VII.- Costas: Debe exonerarse a la parte vencida del pago de ambas costas por estimar el suscrito Juez que hubo motivo suficiente para litigar. Todo con arreglo al artículo 98 inciso c) de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.". 4.- Ambas partes apelaron, y el Tribunal Superior Contencioso Administrativo, Sección Primera, integrado a la sazón por los Jueces Superiores licenciados ricardo Zamora Carvajal, Elvia Elena Vargas Rodríguez y Horacio González Quiroga, a las l5 horas del 4 de diciembre de l986, con el voto salvado que adelante se transcribirá, dispuso: "Por mayoría se revoca la sentencia apelada, se declara sin lugar la excepción de falta de derecho, y se declara procedente la acción en la forma que se dirá, debiendo entenderse denegada en aquellos extremos que expresamente no se acojan. Se declara: Primero: no conforme a derecho y por ende nulo el Decreto Ejecutivo número doce mil seiscientos ocho A de doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno, en cuanto a sus artículos uno, dos y tres. Segundo: que la actora está protegida en su derecho de propiedad con todos los atributos del dominio pleno de su finca número doscientos cuarenta mil novecientos diez del Partido de San José, y el Estado debe reconocer la situación jurídica individualizada de la accionante en relación con ese derecho. Tercero: que el Estado debe acordar las medidas necesarias para el pleno restablecimiento a la actora de la situación jurídica individualizada, consistente en restablecerla en el goce y disfrute pleno de su derecho de dominio sobre la relacionada finca. Cuarto que el Estado debe pagar a la actora ambas costas de este juicio". El Tribunal fundamentó su fallo en las siguientes consideraciones, que redactó el Juez Zamora Carvajal:

I.- Sobre los hechos probados y no probados: Que de la relación de hechos probados que contiene la sentencia apelada el Tribunal aprueba, por tener buen fundamento en los autos, los siguientes: a), b), c), e), f), g) r), s), t), v), x), y). Por no constituir hechos propiamente dichos, alegados por las partes, sino apreciaciones de Derecho, se eliminan los demás hechos probados del elenco citado por la sentencia. También aprueba el Tribunal la conclusión de la sentencia de que no existen hechos indemostrados de importancia. Por su parte, el Tribunal agrega la siguiente lista de hechos probados:

l) La Procuraduría General de la República emitió un dictamen según el cual "los terrenos de propiedad particular no pueden ser tenidos legalmente como parte integrante de un parque nacional mientras tales terrenos no sean comprados o expropiados por el Estado" (ver certificación del dictamen a folio l8 y l9 fte.).

2) Que el Estado ha mantenido una vigilancia permanente sobre todos los terrenos afectados de la empresa actora, a través de la permanencia en los mismos de los guardas forestales señores Guillermo Segura Pérez y Juan Sojo Ramírez (ver acta de inspección ocular, a folios 27 fte.).

3) Que en el acta de inspección ocular antes mencionada se indica, entre otras cosas, que "en el bosque primario se encuentra el ganado" y que "... el único lugar que no tiene acceso de vigilancia es dentro de la casa de habitación de la Hacienda..." (ver acta a folios citados). 4) Que en el acta de inspección ocular citada se consignó que "... el guarda que nos atiende nos manifiesta que él no puede indicarnos cuál es la delimitación de la zona afectada, porque los Ingenieros de la Dirección General Forestal no han venido a delimitar (ver acta a folios 27 fte. a 28 fte.).

5) Que la sociedad actora es la dueña de la finca de repastos y bosques número doscientos cuarenta mil novecientos diez del Partido de San José (hecho aceptado por el Estado en su escrito de contestación a la demanda a folios 46 fte. a 49 vto.).

6) Que el Director General Forestal a.i., Ingeniero Jorge E. Rodríguez Quirós, en un informe rendido al Juzgado a quo indicó que "el informe correspondiente, fundamento técnico para la creación de esas siete zonas protectoras (entre las que se encuentran la de El Rodeo), no consta en nuestros archivos" (ver informe a folios 71 fte. a 72 fte.).

7) en la segunda acta de inspección ocular realizada en los terrenos de Hacienda El Rodeo se consignó que "... el área recorrida no es de bosques sino de potrero, y charrales en el que pasta el ganado vacuno y otra parte se encuentra dedicado a la agricultura de frijoles, en su mayoría en menor porción de maíz y tomate ...". También, se apunto que "... la parte realmente de montaña se encuentra localizada en el sector sureste de la finca y que constituye en gran medida los terrenos de la Universidad para la Paz" (Ver acta folio 79).

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II.- Sobre tachas: El Tribunal aprueba lo resuelto por el Juzgado respecto a la tacha del testigo Emilio Ramírez Rojas, por ajustarse a lo dispuesto en los incisos 5 y 6 del artículo 326 del Código de Procedimientos Civiles.

III.- Fondo del asunto: Mediante el Decreto Ejecutivo impugnado número doce mil seiscientos ocho-A del dieciocho de mayo de mil novecientos ochenta y uno se afectaron los terrenos de la finca propiedad de la empresa actora, Empresas Cruz Rojas Bennet y Cía. S.A., denominados El Rodeo, contemplándose en dicho decreto que tanto la zona protectora, las reservas nacionales y demás terrenos del Estado abarcados en la zona afectada son inalienables y no susceptibles de inscripción en el Registro Público, pero sin que como contrapartida se acordara indemnización alguna por la limitación del derecho de propiedad en los términos implicados en el dicho decreto y sin que mediara compra directa de los terrenos de propiedad particular, ni tampoco expropiación. Esta limitación al derecho de propiedad de la sociedad actora, sin indemnización correspondiente, vicio de ilegalidad el citado decreto impugnado, ya que viola las disposiciones del los artículos 264, 266, 290, 291, 292, 293 párrafo segundo, 295 del Código Civil.

IV. Al disponer el decreto impugnado que los terrenos de la zona protectora El Rodeo, entre los que se encuentran los terrenos de propiedad particular de la actora "quedan obligatoriamente sometidos al régimen forestal" y que "únicamente se podrán realizar en dicha área labores que cuenten de previo con la autorización escrita de la Dirección General Forestal", sin que se acordara el pago de indemnización alguna, con ello le está dando efectos de cosa pública a dichos terrenos particulares, ya que por el tratamiento dado los asimila a las cosas públicas a que se refiere el artículo 262 del Código Civil, en cuanto a esta disposición se indica que "las cosas públicas están fuera de comercio...". Antes de la vigencia del decreto impugnado la sociedad actora gozaba de su derecho de propiedad sobre los terrenos de la llamada Hacienda El Rodeo en los términos del artículo 264, pero a partir del Decreto doce mil seiscientos ocho-A se le eliminaron sus derechos de transformación y enajenación y se le afectó sin indemnización. Esta situación implica que a la actora se le limitó su derecho de propiedad y cada uno de los derechos especiales que comprende, no tiene más límites que los admitidos por el propietario y los impuestos por disposiciones de la ley. Sin embargo, por la vía del decreto impugnado a la actora se le limitó en sus derechos sobre los terrenos de su propiedad particular. De acuerdo con el artículo 290 del Código Civil, el derecho de transformación comprende la facultad que tiene el propietario de una cosa para modificarla, alterarla y hasta destruirla en todo o en parte. Pero, según lo dispuesto por el Decreto Ejecutivo impugnado la sociedad actora en sus terrenos de propiedad particular de la Hacienda El Rodeo no puede gozar plenamente de ese derecho de transformación, al haber sido todos los terrenos declarados "zona protectora", al punto de que los guardas forestales destacados en el lugar tienen acceso de vigilancia a todos los puntos de la Hacienda, menos en el interior de la casa de habitación de la Hacienda, como lo declaró uno de dichos guardas al funcionario judicial que realizó la inspección ocular. El artículo 2 del citado decreto impugnado dispuso que "los inmuebles -estatales y privados- comprendidos dentro de los linderos señalados por el artículo anterior quedan obligatoriamente sometidos al régimen forestal. En consecuencia, únicamente se podrán realizar en dichas áreas labores que cuenten de previo con la autorización escrita de la Dirección General Forestal". Evidentemente, este artículo representa una seria limitación a los atributos del dominio, especialmente al derecho de transformación.

V. Dispone el artículo 291 del Código Civil que "Puede también el propietario enajenar o transmitir a otro el todo o parte de su propiedad". Ahora bien, de conformidad con el decreto impugnado, aún los terrenos de propiedad particular de la sociedad actora quedaron comprendidos dentro de la zona protectora denominada El Rodeo, lo que implica que el derecho de enajenación y de transmisión de la propiedad de los terrenos de la actora sufrió una mengua, pues cualquier acto de disposición o enajenación de los terrenos estaría afectado por la limitación de haber sido tales terrenos declarados zona protectora, con lo cual la comercialización de los mismos indudablemente se afectó. Desde otro punto de vista, la sociedad actora si tiene derecho de haber accionado en este juicio, como lo ha hecho, pues el artículo 316 del Código Civil preceptúa que "todo propietario tiene la facultad de reclamar en juicio la cosa objeto de su propiedad, y el libre goce de todos y cada uno de los derechos que ésta comprende". Así, que, al habérsele afectado -con el decreto impugnado- a la actora alguno de los atributos de su derecho de propiedad quedaba facultada legalmente para accionar, como lo ha hecho.

VI. Si bien es cierto que el artículo 383 del Código Civil da la posibilidad de cargas u obligaciones, por motivos de pública utilidad, sobre la propiedad privada, tal situación

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únicamente ocurre cuando la ley lo establece, por lo que la vía del decreto ejecutivo no resulta atinente para imponer limitaciones a la propiedad. Desde otro perfil, existe un dictamen de la Procuraduría General de la República que indica que "... los terrenos de propiedad particular no pueden ser tenidos legalmente como parte integrante de un parque nacional mientras tales terrenos no sean comprados o expropiados por el Estado". Igualmente, no podrían los terrenos de dominio particular ser tenidos legalmente como integrantes de una zona protectora o de reserva forestal, lo que implica una limitación del derecho de propiedad, si previamente no se indemniza al propietario por la afectación de los terrenos, pues si no fuera así se rompería el principio general de igualdad ante las cargas públicas, gravándose de manera desigual a unas personas. Ahí donde existe la misma situación debe aplicarse la misma disposición, reza un principio de derecho. Por eso, la afectación de terrenos particulares con su declaratoria como "zona protectora", con las consiguientes limitaciones de dominio, debe ser indemnizada en la forma prevista en el artículo 22 de la Ley Forestal número 4.465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve y reformada por leyes número 6084 de veinticuatro de agosto de mil novecientos setenta y siete; 6442 de veintidós de mayo de mil novecientos ochenta y 7032 de dos de mayo de mil novecientos ochenta y seis, cuando se establecen reservas o parques nacionales. O sea, por la compra directa mediante expropiación, según las limitaciones que a los terrenos particulares se impongan. Debe observarse que las "zonas protectoras" de acuerdo con la Ley Forestal pasan a formar parte del "Patrimonio Forestal del Estado" (artículo l8 de la Ley Forestal). Tal desplazamiento patrimonial, por afectar terrenos de dominio privado, no puede ocurrir unilateralmente y sin contraprestación alguna para el particular, pues sería ilegal. el artículo 87 de la Ley Forestal preceptúa que en las zonas declaradas protectoras queda prohibido efectuar labores agrícolas o destrucción de la vegetación, salvo en los casos previstos por vía reglamentaria y con sujeción a las normas técnicas que determine la Dirección General Forestal. Ante semejante limitación de la propiedad particular no hay la menor duda de que el Estado debe indemnizar al propietario de los terrenos, pues de lo contrario, conforme lo analizado al principio, actuaría ilegalmente. VII. La alegación de la parte actora sobre la inconstitucionalidad de la Ley Forestal, artículo 3, no es materia sobre la que este Tribunal tenga competencia para pronunciarse, ya que lo propio es atribución de la Corte Plena, de conformidad con lo dispuesto en el artículo l0 -párrafo segundo- de la Constitución Política, en conexidad con los artículos 20.2 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y 962 del Código de Procedimientos Civiles. Ciertamente, corresponde a la Corte Suprema de Justicia, por votación de los dos tercios de sus miembros, declarar la inconstitucionalidad de las disposiciones del Poder Legislativo y de los Decretos del Poder Ejecutivo. Conforme a lo analizado, debe declararse sin lugar la excepción de falta de derecho opuesta por el Estado, revocándose la sentencia recurrida y acogiéndose la acción en la forma legalmente procedente. De conformidad con el artículo 98 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa procede condenar en costas a la parte demandada, por no darse en el caso ninguna de las causales de exoneración contempladas en dicha norma.". El voto salvado de la Juez Vargas Rodríguez literalmente dice: "Para fundamentar las razones en que baso mi voto disidente del de la mayoría de este Tribunal, considero conveniente establecer previamente el marco jurídico en que sucedieron los hechos que originaron este juicio. La presentación de la litis ocurrió el trece de julio de mil novecientos ochenta y uno, cuando estaba en vigencia la Ley Forestal número 4465 de veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, reformada mediante las leyes número 6084 de veinticuatro de agosto de mil novecientos setenta y siete y la número 6442 de veintidós de mayo de mil novecientos ochenta, publicada el diez de junio de aquel año. Pues bien, el artículo l de ese cuerpo legal expresaba: "La presente ley establece como función esencial del Estado velar por la protección, aprovechamiento, conservación y fomento de los recursos forestales del país, de acuerdo con el principio de uso múltiple de los recursos naturales renovables". Por su parte el numeral ll0 la declaraba de orden público. Para cumplir sus fines facultaba al Estado a través del Ministerio de Agricultura y Ganadería para establecer zonas protectoras, teniéndose como tales, aquellas áreas de bosques o terrenos protectores que establecidas por disposición de la Ley o por Decreto ejecutivo, estuvieran destinadas a conservar los suelos, mantener y regular el régimen hidrológico o que actuaran como agentes reguladores del clima (artículos 2 inciso b) y 83). Entre sus disposiciones también se establecían como zonas protectoras, las que bordearan los manantiales que nacen en los cerros o en terrenos planos, la ribera de ríos, arroyos, lagos, lagunas, o embalses naturales y los terrenos situados en las reservas nacionales que ahí se enumeran. El artículo 86 facultaba al Poder Ejecutivo para declarar zonas protectoras los bosques y terrenos forestales de

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propiedad particular para defender manantiales, ríos, arroyos, lagos, lagunas, y embalses. La declaración de zona protectora realizada a través de la ley o de reglamento ejecutivo, implicaba, a tenor de ese ordenamiento, la prohibición de efectuar labores agrícolas o destructoras de la vegetación. (Artículo 87). Por otra parte, los bosques y terrenos forestales declarados zonas protectoras de propiedad privada estaban sometidos obligatoriamente al Régimen Forestal, lo que significaba su sumisión al conjunto de disposiciones de carácter jurídico económico, técnico que contenían tanto la ley, como los reglamentos y otras disposiciones, todo con el objeto de regular la conservación, protección racional y aprovechamiento de los bosques y terrenos forestales. (Artículos 88 y 6). En lo que interesa a los efectos del juicio, el Poder Ejecutivo dictó tres Decretos, el número 6112-A de veintitrés de junio de mil novecientos setenta y seis, mediante el cual declaró zona protectora la finca El Rodeo, fundamentándolo en la necesidad de preservar la población del Valle Central Intermontano. Sin embargo, el Decreto ejecutivo número 12368-A de veintiséis de febrero de mil novecientos ochenta y uno, desafectó la mencionada finca el rodeo, considerándose que el bosque primario existente en ella había pasado por donación de sus propietarios a poder de la Universidad para la Paz. El doce de mayo de mil novecientos ochenta y uno mediante otro Decreto Ejecutivo, esta vez el número 12.608-A, se derogó el anterior o sea el número 12368-A de febrero de ese mismo año y se declara una zona protectora que abarca parte del conjunto de fincas que integran El Rodeo, sometiéndolas en consecuencia a régimen forestal y a otras consecuencias II. La pretensión esencial deducida en el juicio se centra en la anulación del último de los decretos mencionados, aduciéndose la ilegalidad e inconstitucionalidad, por lo que también se solicita declarar el derecho de propiedad pleno sobre la finca El Rodeo, el reconocimiento de la situación jurídica individualizada y la adopción de medidas necesarias para su total restablecimiento. Pues bien, haciendo la correspondiente constatación entre la normativa vigente en la época que se dictó el decreto impugnado, no encuentro en él ningún vicio de ilegalidad, sino por el contrario, su completo ajuste a ella. En efecto, como ya se ha indicado, la Ley Forestal vigente entonces facultaba al Poder Ejecutivo para que, a través de un Decreto, declarara zona protectora terrenos que fueran necesarios para la preservación de bosques que estuvieran en manos de particulares y a éstos les obliga a someterse al régimen forestal a cambio de lo cual le concedía el derecho a los beneficios que consagran los artículos 67 y 68 de esa normativa que ofrecía deducciones sobre el impuesto sobre la renta de aquellas sumas que invirtieran en los trabajos de forestación y reforestación, facilidades de crédito de los organismos del sistema Bancario Nacional para la consecución de esos fines y ayuda de la Dirección Técnica Forestal en la realización de los mismos. Resulta claro entonces que si la normativa de la antigua Ley Forestal y el Decreto cuestionado eran inconstitucionales, por cuanto según lo alega la parte actora vulneran el derecho de propiedad, es asunto que no puede analizar, ni resolver esta jurisdicción, por ser materia reservada a la decisión de la Corte Plena mediante la deducción del correspondiente recurso de inconstitucionalidad. finalmente, cabe destacar la promulgación de la Ley Forestal número 7030 de dos de mayo de mil novecientos ochenta y seis que reformó la citada anteriormente número 4465 y en la que, el artículo 37 dispone entre otras materias, que entratándose de la declaración de zonas protectoras cuya propiedad esté en mano de particulares, aquellos terrenos deberán comprarse o expropiarse, salvo que sus dueños acepten someterse al régimen forestal respectivo, norma que a mi juicio podría resolver en los actuales momentos algunos de los aspectos de los que se quejan los actores en este juicio, pero que no pueden ser aplicados en el proceso, habida cuenta de la petitoria deducida que constituye los límites dentro de los cuales deben pronunciarse los fallos. Así las cosas mi voto es para confirmar en todos sus extremos las sentencia objeto del recurso en la que el Juez de Instancia rechazó la demanda."

5.- El Lic. Solís Zelaya, en su expresado carácter, formuló recurso de casación en el que expuso: "Consideraciones de importancia con relación a la sentencia impugnada: La tesis fundamental de la parte actora a lo largo del presente proceso y que fue acogida, por mayoría en segunda instancia, por el Tribunal Superior de lo Contencioso Administrativo, sección primera, en la sentencia que ahora se impugna gira en torno a que, al dictar el Poder ejecutivo el decreto Ejecutivo N 12608-A del día l2 de mayo de l981, por medio del cual se afectaron terrenos de su finca, conocida como Finca El Rodeo, sita en Villa Colón de Mora, Distrito Primero, Cantón Sétimo de San José, con tal afectación se le lesionaron los derechos componentes del dominio, poder de transformación y de ejecución que sobre ese inmueble es titular, ya que el mencionado decreto obliga al sometimiento de lo que prescribe la Ley Forestal N 4465 de 25 de noviembre de l969 y sus reformas. Además considera que el decreto en mención limitó su derecho de propiedad, al declarar inalienables tales terrenos sin haber

Page 13: Sala I-189-F-19912).pdfconsideró el señor Juez: "I.- Que el Licenciado Adrián Vargas Benavides quien compareció en representación del Estado a la diligencia de recibimiento de

mediado por parte del Estado ni la compra directa ni la expropiación, por lo que se violenta abiertamente el numeral 45 del Estatuto Político de Costa Rica, nuestra Carta Magna, por no haberse dado el procedimiento debido tendiente la necesaria indemnización por el menoscabo sufrido en su derecho de propiedad. (Véanse los hechos 2, 4, 4 y 5 de la demanda). Esta tesis de la empresa actora fue acogida en Segunda instancia por la sentencia que aquí se impugna, cuando por mayoría del Tribunal supra citado, se declaró: "... no conforme a derecho y por ende nulo el Decreto Ejecutivo número 12608 de l2 de mayo de l981, en cuanto a sus artículos l, 2 y 3. Que la actora está protegida en su derecho de propiedad con todos los atributos del dominio pleno de su finca número 240.910 del Partido de San José y el Estado debe reconocer la situación jurídica individualizada de la accionante en relación a ese derecho ... consistente en restablecerla en el goce y disfrute pleno de su derecho de dominio sobre la relacionada finca". A juicio de esta Representación, la tesis sustentada por la parte actora y acogida por la mayoría del Tribunal Superior Contencioso Administrativo, Sección Primera, es contraria a lo dispuesto al efecto por el ordenamiento jurídico patrio, con las consecuencias de ley, como muy atinadamente lo hizo ver y analizar el voto de minoría consignado en la sentencia que se analiza. Veamos: la parte dispositiva del Fallo de mayoría encuentra su fundamento normativo y racional, en el apartado III, Fondo del Asunto, que a continuación paso a analizar: 1) Considerando que el presente constituye un juicio de puro derecho, resulta importante destacar el marco jurídico seleccionado por el Fallo de mayoría para encuadrar el problema y proceder a su solución. Dicho marco normativo corresponde a la normativa del Derecho Civil o común. En efecto, las normas invocadas para resolver el fondo de la litis son todas del Código Civil: así los artículos 264, 266, 290, 291, 292, 293, 295, 262, 265, 316, 383 todas del Código Civil. Las citas aisladas de los artículos 3, l8, 22, y 87 de la Ley Forestal N 4465 de 25 de noviembre de l969 y sus reformas (vigente a la época en que se inició el proceso y que sirve de sustento legal para la emisión y ejecución del Decreto impugnado) se invocan en un contexto inadecuado, como más adelante se explicará. Desde que las legislaciones especiales (y nos interesa ahora únicamente las referentes a las propiedades especiales) normas los fenómenos específicos, resultó claro tanto legislativa como doctrinaria y jurisprudencialmente que el Código Civil cedía áreas determinadas que antes le estaban reservadas. La consolidación de los institutos propietarios especiales, al ritmo de la consolidación de algunas nociones propias de la especialidad del ordenamiento, pronto permitieron hablar de diversos tipos de propiedad, entre las que destaca particularmente la propiedad agraria. A partir de este momento, las propiedades especiales (verbigracia la minera, la intelectual, la urbana, la horizontal, etc.) en su conceptualización, régimen y función social se diferenciaron y separaron de la legislación común, convirtiéndose esta última en INAPLICABLE a las situaciones, relaciones, bienes y sujetos con un régimen específico. La propiedad agraria pasó a caracterizarse por resultarle inherente una función social determinada (objetiva y subjetiva como la llama la más moderna doctrina agrarista) en virtud de la cual el bien debe ser utilizado o gestionado económicamente, según su naturaleza productiva, función frugífera y en general, según la vocación natural del bien, de donde se dice que es su naturaleza, según la respectiva valoración técnico económica o agronómica, la que indicará si el bien es de actividad agrícola convencional, actividad forestal, ganadera o en general, pecuaria. Obsérvese que en esta línea de valoraciones técnicas y jurídicas operan los supuestos y causales fundamentales de la expropiación agraria que contempla nuestro ordenamiento (así fundamentalmente los artículos 141 y 144 en relación con el numeral l53 de la Ley de Tierras y Colonización). Complementariamente, el poseedor o propietario del bien debe facilitar y propiciar el ejercicio de la función social del mismo, so riesgo de caer en las responsabilidades que el mismo ordenamiento específico o especial establece, que es de orden público. Con absoluta conformidad a lo señalado en el numeral 45 Constitucional y la doctrina jurídica inspiradora del mismo, la normativa agraria especializada y de orden público, como lo es la Ley Forestal N 4465 precitada, establecen el marco normativo idóneo y principal para enfrentar y resolver la legitimidad del cuestionado Decreto ejecutivo N 12608-A. En consecuencia, la precitada normativa del Código Civil, por errónea aplicación de la misma, permite tener por configurado el respectivo motivo de procedencia del presente recurso, cuya violación desde ahora dejo presentada. 2) El Fallo que aquí se impugna señala, en el apartado III, que: "contemplándose en dicho decreto que tanto las zonas protectoras, las reservas nacionales y demás terrenos de Estado abarcados en la zona afectada son inalienables y no susceptibles de inscripción el Registro Público...". La anterior transcripción denuncia una lectura y percepción errónea del Decreto cuestionado. Veamos: el decreto, en su artículo I señala: "Se declara zona protectora, que se denominará El

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Rodeo, los terrenos comprendidos dentro de ..." y se incluye en dicha área el predio propiedad de la accionante. Obsérvese que dicha declaratoria encuentra fundamento en lo estatuído en las normas contenidas en los artículos l, 2 inc. b) y c), 6 inc. a); 7 párrafo primero del numeral l3, l0 inc. e) y l); l9 inc. a) y b); 71, 83, 84, 85, 86, 87, 88 de la Ley Forestal de repetida cita. Obsérvese que de esa normativa mencionada se evidencia que al momento de declarar la localización de la zona protectora, cuando no ha sido localizada por la misma ley (artículos 84 y 85 de la Ley Forestal), corresponde al Poder Ejecutivo, a través de un decreto, localizarla, según los supuestos y régimen técnico económico y jurídico preestablecido en la ley, el decreto no crea el régimen impositivo, simplemente establece o localiza el área beneficiaria normada en la Ley, en cuanto a su régimen forestal, acorde con el numeral 45 Constitucional, tal como lo ha interpretado nuestra Corte Constitucional según sentencia emanada en Sesión Extraordinaria N 23 de l7 de mayo de l973. Determinar la ilegalidad del Decreto en cuestión en razón de las normas del Código Civil, cuya violación ya alegué por aplicación errónea, desconociendo la normativa especial, que como marco de referencia de jerarquía legal, de la Ley Forestal N 4465 supra citada, en los artículos mencionados, hace también recepcionar el presente recurso por violación, al no ser aplicados, de los artículos 1, 2 inc. b) y c), 6 inc. a), 7, 13 párrafo primero, l0 inc. l) y e), l9 inc. a) y b), 71, 83, 84, 85, 86, 87 y 88 de la Ley Forestal supra citada. 3) No es tampoco correcto el fallo, considerando su fundamento, cuando en el numeral IV dispone: "... Según el artículo 266 ibídem, la propiedad y cada uno de los derechos especiales que comprende, no tiene más límites que los admitidos por el propietario y los impuestos por disposiciones de la ley. Sin embargo, por la vía del decreto impugnado, a la actora se le limitó en sus derechos sobre los terrenos de su propiedad particular. De acuerdo con el artículo 290 del Código Civil, el derecho de transformación comprende la facultad que tiene el propietario de una cosa para modificarla, alterarla y hasta destruirla en todo o en parte ...". En relación con el anterior criterio, expresivo de una posición ortodoxa civilista en torno al problema en estudio, cabe destacar: a) el artículo 266, al momento de su emisión, prevé la misma evolución del ordenamiento. Desde luego que esa evolución se produce al momento de emitirse el decreto cuestionado, "las disposiciones de ley" que rigen son las previstas en la propia ley Forestal, que por definición de su artículo ll0, son de orden público y de prevalencia, para su aplicación y también interposición, sobre la misma legislación del Código Civil. b) Técnicamente no es correcto enunciar, como lo hace el fallo, que "... por la vía del decreto impugnado a la actora se le limitó en sus derechos sobre sus terrenos de su propiedad particular..." pues los numerales 83 y 87 y fundamentalmente, 88 de la Ley Forestal definen con claridad que el régimen forestal, en su concepción, lineamientos y finalidades, se encuentra normado por ley (Ley Forestal) en tanto que la misma señala que será el Poder Ejecutivo, quien como en el caso concreto, precisará el bien inmueble sobre el que operará el régimen forestal definido por ley. Por lo antes expuesto también alego violación de la ley, sea el artículo ll0, de la Ley Forestal de repetida cita, por no aplicación del mismo, que da cabida a la aplicación de la propia Ley Forestal, que además de ser normativa especial que está por encima de la normativa general (Código Civil) es de orden público y así debió entenderlo el fallo impugnado. Violaciones de normas: Por todo lo antes expuesto, el fallo recurrido, sentencia N 9033 dictado por el Tribunal Superior Contencioso Administrativo, Sección Primera, incurre en las siguientes violaciones: a) Por interpretación errónea y aplicación indebida los artículos 264, 266, 290, 291, 292, 293, 295, 262, 265, 316 y 383 del Código Civil, al tomarlos como único parámetro de legalidad objetiva para declarar no conforme a derecho y por lo tanto nulo el Decreto Ejecutivo N 2608-A de l2 de mayo de l98l. b) Por inaplicación e inobservancia de los artículos 1, 2 inc. b) y c), 6 inc. a) 7, l3 párrafo primero, l0 inc. e) y l), l9 inc. a) y b), 7l, 83, 84, 85, 86, 87, 88 y ll0 de la Ley Forestal N 4465 de 25 de noviembre de l969, ya derogada, pero vigente al momento de dictarse el Decreto mencionado y de iniciarse el juicio presente. La anterior normativa fue inobservada e inaplicada para fallar el asunto de marras y no fue considerada como fundamento jerárquico normativo para determinar la legalidad del Decreto impugnado. Consecuente-mente, solicito a esta Honorable Sala casar la Sentencia de mayoría N 9033 del Tribunal Superior Contencioso Administra-tivo, Sección Primera, de las quince horas del cuatro de diciembre de l986 y resolviendo el pleito en cuanto al fondo, denegar en todos sus extremos la demanda incoada por Empresas Cruz Rojas Bennet y Cía. Sociedad Anónima, representada por Guillermo Enrique Quirós Azofeifa y Emilio Ramírez Rojas contra el Estado.".

6.- Para la celebración de la vista en este asunto se señaló las l4 horas del l5 de abril de l988, oportunidad en que hicieron uso de la palabra los licenciados Solís Zelaya y Ramírez Aguilar, personero del Estado y apoderado de la actora respectivamente.

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7.- En los procedimientos se han observado las prescripciones legales. Se dicta la sentencia fuera del plazo de ley, pero dentro del concedido por la Corte Plena. En la decisión del asunto interviene el Magistrado Suplente Lic. José Luis Quesada Molina, en virtud de la inhibitoria del Magistrado Zamora Carvajal. Redacta el Magistrado ZELEDON ZELEDON, y;

CONSIDERANDO:

I.- El decreto N l2608-A del l2 de mayo de l978 (publicado en La Gaceta N 93 de l8 de mayo del mismo año), del Ministerio de Agricultura y Ganadería, fue dictado conforme al artículo l40 incisos 3 y l8 de la Constitución Política en relación con los numerales l, 2 inciso b), 83 y 86 de la Ley Forestal N 4465 del 25 de noviembre de l969. Estimó de vital importancia para la población del Valle Central Intermontano la preservación de áreas boscosas para mantener un medio ambiente adecuado, y declaró la existencia de una "zona protectora", denominada "El Rodeo", ubicada en las hojas cartográficas Río Grande, N 3345-I. Para los terrenos comprendidos dentro de esa área establece dos regímenes jurídicos determinados. Para los inmuebles, tanto estatales como privados, se les somete al régimen forestal. En el caso de los inmuebles estatales, es decir reservas nacionales y cualquier otro de esa naturaleza conforme al artículo 25 de la Ley Forestal se les declara inalienables y no susceptibles de inscripción por parte de terceros en el Registro Público, declarando imprescriptible la acción del Estado para reivindicarlos. II.- Con anterioridad al Decreto N l2608-A citado, fueron dictados por su orden los Decretos N 6112-A del 23 de junio de l966 (publicado en la Gaceta N l36 del l7 de julio), en virtud del cual se creó la zona protectora "El Rodeo", donde, entre otras, se incluía la finca propiedad de la actora, inscrita en el Registro Público de la Propiedad, Partido de San José, tomo 2388, folios 373 y 374, número 240910, asientos l, 2 y 3. También se dictó el N 12368-A del 26 de febrero de l981 (publicado en La Gaceta N 54 del l8 de marzo) desafectando parte de la finca para ser donada a la Universidad para la Paz. De estos decretos -respecto de la litis- tienen importancia todos, aclarándose que el N l2608-A deroga al l2368-A. III.- La pretensión (sosteniendo dentro de los hechos la constitución de una reserva nacional en la finca propiedad de la actora, en contra del artículo 45 de la Carta Magna, pues en esa forma ha sido convertida en inalienable sin la correspondiente indemnización), pretende se declare en sentencia la ilegalidad e inconstitucionalidad del Decreto Ejecutivo N 12608-A, para estar garantizado el inmueble incluido dentro de ese decreto con todos los atributos del dominio pleno, y se le reconozca la situación jurídica e individualizada del derecho de propiedad, restableciendo su pleno goce y disfrute. Omitiendo pronunciarse sobre la inconstitucionalidad pedida, en primera instancia se acoge la excepción de falta de derecho interpuesta, y se declara sin lugar la demanda. Pero en segunda instancia la sentencia se revoca, por voto de mayoría, declarando con lugar la demanda en todos sus extremos. Debido a que los fundamentos de la sentencia del Tribunal son los artículos 264, 266, 290, 29l, 292, 293, 295, 262, 265, 316 y 383 del Código Civil, el recurso de casación acusa su interpretación errónea y aplicación indebida "al tomarlos como único parámetro de legalidad objetiva" para declarar nulo el Decreto Ejecutivo N 12608-A, acusando también la violación de ley, por inaplicación e inobservancia en la sentencia recurrida de las disposiciones de los artículos 1, 2 incisos b) y c), 6 inciso a), 7, l3, l0 incisos e) y l), l9 incisos a) y b), 71, 83, 84, 85, 86, 87, 88 y ll0 de la Ley Forestal N 4465 del 25 de noviembre de l969, la cual si bien derogada estaba vigente al momento de dictarse el Decreto referido. IV.- Sobre la constitucionalidad de la Ley Forestal N 4465 del 25 de noviembre de l969 la Corte Plena se pronunció en repetidas ocasiones, motivo por el cual, dado que el tema fue objeto de discusión, conviene mencionar en los Considerandos siguientes algunos fallos pues los mismos involucran muchas de las normas mencionadas por las partes y ambas sentencias, y para determinar la jurisprudencia constitucional existente. V.- La Corte Plena, en sesión extraordinaria del l6 de mayo de l973, declaró sin lugar el recurso de inconstitucionalidad planteado por José María Castro Odio, en su carácter de gerente de "Compañía Maderera Limitada", dentro del proceso seguido en la Alcaldía Segunda Penal de Cartago, por habérsele decomisado a su representada l50 traviesas de madera con un total de 4500 pulgadas, mientras las cargaba en la finca de la misma empresa. Se acusó a la Ley Forestal N 4465 del 25 de noviembre de l969 como violatoria del los artículos 40, 45 y 46 de la Constitución Política, solicitándose en lo principal la inconstitucionalidad de toda la Ley, y subsidiariamente la de los artículos 2 inciso b), 6 inciso c), l0, 24, 71, 87, 88, 98 y l00, y sobre el

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particular resolvió: "Del estudio individualizado de los artículos de la Ley, en confrontación con los cánones de la Constitución, el resultado es el siguiente. artículo 2 inciso b). El inciso a) de este artículo, con el que está relacionado inciso b) siguiente, expresa: "Conservar por medio de sistemas técnicos de manejo forestal, los recursos forestales renovables del país, e incrementarlos al máximo mediante las técnicas modernas aplicables a la materia"; y el propio inciso b) reza así: "Establecer, para los fines del inciso anterior, zonas protectoras,reservas forestales, parques nacionales y reservas biológicas. Las definiciones de cada una de estas áreas y el procedimiento para establecerlas, se hará por vía de Reglamento.". Es conveniente destacar que el artículo 3 de la Ley, refiriéndose a las situaciones enmarcadas en los artículos 1 y 2 de la misma, reafirma más bien el principio de respeto a la propiedad que consagra el artículo 45 constitucional, cuando dice: "Se declaran de utilidad pública y susceptibles de expropiación por el Estado, los bosques y terrenos forestales que sean necesarios para el cumplimiento de los fines a que se refiere el artículo anterior" (el 2). Ese respeto que se destaca también en otras partes de la Ley, como se dirá más adelante, hace caer por su base la tesis del Recurso en cuanto invoca como violado el artículo 40 de la Carta Política que proscribe la confiscación como pena. Artículo 6 inciso c). Este artículo, al hacer la clasificación de zonas protectoras, parques nacionales y reservas forestales, y bosques y terrenos forestales de propiedad privada indica, en lo tocante a estos últimos, que son aquellos bosque y terrenos señalados en los artículos 63, 71 y 88 de la Ley Forestal. El primero de esos (63) en nada está afectando el derecho de propiedad; lejos de ello, lo respeta expresamente al reservar a la voluntad de los propietarios de bosques y terrenos forestales el acogerse al régimen que define el citado artículo 6, e indica, a quienes lo hagan, que deben presentar una solicitud a la Dirección General Forestal, la cual procederá a inscribirlos en un registro especial llevado al efecto. Por su parte, el artículo 71 sí faculta para someter obligatoriamente al Régimen Forestal a los bosques y terrenos forestales de propiedad privada, que se consideren indispensables para cumplir las finalidades indicadas en el inciso b) del artículo 2 de la Ley; pero, seguidamente, el artículo 72 se encarga de establecer claramente, en favor de los propietarios a que se refiere el artículo 71, los consiguientes procedimientos expropiatorios si ellos no aceptan acogerse al Régimen Forestal. Quiere decir lo anterior, que en favor del propietario la propia Ley se encarga de dejar a salvo la garantía del artículo 45 de la Constitución. Artículo l0. Su texto se contrae a definir y a explicar en doce incisos las funciones y atribuciones de la Dirección General Forestal, de acuerdo con los planeamientos generales de la Ley Forestal, sin que alguno de ellos, siquiera, pudiera estimarse como la más leve interferencia de la garantía contenida en el artículo 45 constitucional. Tampoco se afecta en lo más mínimo el canon 46 citado en el Recurso . Artículo 24. En la clasificación que hace el artículo 6 se define en primer término las zonas protectoras. Luego, en el artículo 24 se dice que: "Las zonas protectoras establecidas por la ley o mediante decreto ejecutivo, que se encuentren en las Reservas Nacionales, también formarán parte del patrimonio forestal del Estado.". Ya antes se analizó el texto del artículo 2 inciso b) de la Ley, a cuyo tenor resulta obligado para el Ministerio de Agricultura y Ganadería el establecimiento entre otras, de zonas protectoras, lo cual se hará mediante la emisión del respectivo Reglamento.; y también se analizaron, en forma relacionada, los artículos 71 y 72 sobre aquellos terrenos y bosques de propiedad privada que se consideren indispensables para cumplir las finalidades indicadas en el mencionado inciso b) del artículo 2 -las zonas protectoras-, para concluir en que no existe violación constitucional alguna desde el momento en que el formar parte de las zonas protectoras puede obedecer, bien a la voluntad del propietario o a la compra forzosa mediante los trámites de expropiación (artículos 3 y 22 de la Ley Forestal). Artículo 71. Su texto ya fue objeto de obligado comentario por la Corte al analizar el inciso c) del artículo 6 de la Ley, y ahí se puso de relieve la estrecha relación de ese artículo 7l con el siguiente, el 72 que establece la expropiación como medio, para el Estado, de adquirir legalmente la propiedad que se interesa; vinculación, la expresada, que hace arribar a la conclusión de que no existe en la especie roce alguno con los artículos de la Constitución que se citan en el Recurso. Artículo 87. En el comentario del artículo 24 de la Ley, se dijo que tratándose de las llamadas zonas protectoras, sólo por la voluntad del propietario o por expropiación conforme a la ley, se podían integrar a las dichas zonas bosques y terrenos forestales sometidos al dominio privado. El artículo 88 de la ley somete obligatoriamente al Régimen Forestal los bosques y terrenos forestales de propiedad privada una vez declarados zonas protectoras, por donde se concluye que la prohibición de efectuar labores agrícolas o destruir la vegetación en ellas, es una parte esencial de la gran obra de interés nacional de procurar la conservación de los bosques y, con éstos, la de las aguas, la fauna y la flora. El interés público impreso en la Ley Forestal tiene que estar,

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sobre todo interés privado. Artículo 88. Si para todos los fines del artículo 2 de Ley, que son muchos, se ha previsto en el artículo 3 de ésta, el trámite expropiatorio conforme a la ley, es claro entonces que no existe contradicción alguna entre el artículo citado y los que cita el Recurso. Artículo 98. La pena de arresto de uno a seis meses que establece este artículo para quienes realicen actividades prohibidas por el artículo 87 de la Ley, es desde luego de rango constitucional al no reconocerse ningún vicio de inconstitucionalidad al propio artículo 87, amén de ser facultad soberana de la Asamblea Legislativa la fijación de penas por la comisión de hechos que son calificados de delictuosos. Artículo l00. No se advierte, del examen del contenido de este artículo, que se limita a señalar la pena con que serán sancionados quienes incurran en la comisión de los hechos delictuosos que al efecto se enumeran, violación alguna con los diferentes artículos de la constitución que se dicen quebrantados. Se trata, en los casos objeto de sanción, de la defensa del denominado Patrimonio Forestal del Estado, constituido por todos aquellos bienes definidos en el artículo l8 de la Ley, entre los cuales se encuentran las zonas protectoras de que formen parte, aquellos fundos que sean sometidos voluntariamente por los propietarios del régimen forestal.". VI.- Sobre la aplicación de las penas impuestas para quienes efectúen labores agrícolas o de destrucción de la vegetación en las zonas protectoras, la Corte Plena declaró sin lugar el recurso de inconstitucionalidad planteado por Elena Montealegre Carazo, según consta en la sesión extraordinaria del l2 de enero de l978, donde se expresó: "En el recurso se alega que el artículo l22 del Reglamento de la Ley Forestal, emitido por Decreto Ejecutivo N 2923-A de 22 de enero de l973, al disponer que serán penados con prisión de uno a seis meses quienes efectúen labores agrícolas o de destrucción de la vegetación en las zonas protectoras que allí se indican, no sólo infringe el artículo 98 de la propia Ley reglamentada (N 4465 de 25 de noviembre de l969), y a cuyo tenor "quienes realicen actividades prohibidas por el artículo 87 de esta ley en las zonas protectoras, serán penados con arresto de uno a seis meses", sino también los artículos l05, l2l inciso l, y 39 de la Constitución Política, los dos primeros porque el Poder Ejecutivo está invadiendo atribuciones exclusivas de la Asamblea Legislativa, único órgano con potestad de dictar y modificar las leyes, y el artículo 39 porque lesiona el principio allí consagrado, de que "a nadie se hará sufrir pena sino por delito, cuasidelito o falta sancionados por ley anterior". II. El choque entre el artículo 122 del Reglamento y los artículos l05 y l2l inciso 1 de la constitución, se hace descansar, exclusivamente, en la circunstancia de que la Ley Forestal establece como pena aplicable la de ARRESTO en el artículo 98, mientras que el artículo 122 señala como imponible la de PRISION. Así ocurría en realidad a la fecha en que fue planteado el recurso, mas no ahora, pues la discordancia entre la ley y la disposición reglamentaria fue corregida posteriormente, como lo señala el señor Procurador General, por Decreto Ejecutivo N 7237-A de 22 de julio de l977, que vino a reformar el artículo 122, estableciendo como pena la de arresto de uno a seis meses, o sea la misma que prescribe el artículo 98 de la Ley Forestal. En esas condiciones, al haber desaparecido el defecto que se alegó para apoyar el recurso, éste carece de interés actual que justifique un pronunciamiento de la Corte sobre la infracción de los artículos 105 y 121 inciso l de la Constitución Política. III. En cuanto al artículo 39 de la misma Constitución que consagra el principio de reserva legal en la materia allí prevista, y en el cual descansa la seguridad de los gobernados frente al arbitrio represivo del Estado, cabe señalar que no existe la transgresión que se alega porque si bien es cierto que el delito y la pena deben ser previamente establecidos por ley formal, no es menos verdadero que el artículo 122 se limitaba y se limita ahora a individualizar uno de los hechos reprimidos por el artículo 98 de la Ley Forestal en relación con el artículo 87 de la misma Ley, de manera que en el fondo no creó ni está creando ninguna nueva figura punible, aunque antes llamara "prisión" a la pena que el artículo 98 denomina "arresto". Diferente sería si el reglamento fuese uno de los llamados "autónomos" o que sin serlo la Ley Forestal no hubiese previsto el hecho como infracción punible, pues entonces resultaría evidente el quebranto del principio de legalidad establecido en el artículo 39 de la Constitución Política. De todos modos, al ser reformado el artículo 122 del Reglamento, con ello el problema se torna en una cuestión de carácter abstracto, carente de interés en materia de inconstitucionalidad, aunque la disposición reglamentaria original hubiere estado en pugna con la norma constitucional citada.". VII.- Para la adecuada solución del sublite resulta altamente ilustrativo lo resuelto por la Corte Plena en la sesión extraordinaria celebrada el l7 de mayo de l984, siempre en una inconstitucionalidad respecto de la mencionada Ley Forestal, en sus artículos 30, 7l, 88, 98, 99, l00, l0l incisos b) y d), l03, l04 y l05, estimados por Maximiliano Elizondo Villegas como violatorios de los numerales 28, 33, 34, 45, 46, 50 y 56 de la Constitución Política. Al respecto el fallo dice: "III. En el recurso se alega la inconstitucionalidad de los artículos 30, 7l, 88, 98, l0l,

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incisos b) y d), l03, l04 y l05 de la Ley Forestal por encontrarlos lesivos de lo dispuesto en el artículo 45 constitucional, pues según el criterio del recurrente, el primer artículo citado atenta contra la inviolabilidad de la propiedad al exigir aprobación de la Dirección General Forestal para poder efectuar trabajos de eliminación de bosques con el objeto de realizar colonizaciones o parcelación de tierras o cualquier empresa agrícola o ganadera, toda vez que con esas (sic) intromisión del Estado se pone en manos de éste la facultad de administrar la propiedad privada. A lo anterior es de señalar que ningún choque se produce entre el artículo 30 de la Ley Forestal y el 45 de la Constitución Política, pues el derecho de propiedad no es absoluto. En efecto, si bien el constituyente declaró categóricamente que la propiedad es inviolable, de seguido estableció restricciones a ese principio, una de ellas la posibilidad de expropiación "por interés público legalmente comprobado", y por otra en que se dispone que la Asamblea Legislativa puede imponer a la propiedad limitaciones de interés social "mediante el voto de los dos tercios de la totalidad de sus miembros", de donde debe concluirse que la primera declaración tiene dos limitantes referidas al interés público y al interés social. Es preciso entonces examinar si en el presente caso el propio artículo 45 imprime validez constitucional a las normas legales que se tildan de ser contrarias a ese texto de la Carta Política. Ahora bien, en sesión N 23 celebrada a las l4 horas del l7 de mayo de l973, esta Corte declaró sin lugar el recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra la Ley Forestal por el señor José María Castro Odio, quien alega que en los archivos legislativos no existía constancia de que las limitaciones a la propiedad, establecidas en esa Ley, hubieran sido aprobadas por la mayoría calificada que exige el texto constitucional; de modo que, en vista de ese antecedente, debe estimarse que las limitaciones dichas no presentan el defecto de que su aprobación se hiciera sin el número de votos requerido por la norma constitucional de comentario (artículo 967 del Código de Procedimientos Civiles). Aceptado lo anterior debe entonces resolverse si esas restricciones o límites son de interés social. El concepto clásico de propiedad que la tenía como absoluta y sin límites, ha variado notablemente, permitiendo ahora que se impongan "limitaciones de interés social", conforme lo autoriza el párrafo segundo del artículo 45, con lo cual ha sido posible que el legislador estableciera, como función esencial del Estado, la de "velar por la protección, aprovechamiento, conservación y fomento de los recursos forestales del país" (artículo 1 de la Ley Forestal), función que se cumple con la serie de restricciones que la citada Ley impone a la explotación de los bosques. De la misma norma constitucional se concluye que esos límites no son un desconocimiento del derecho de propiedad, como lo alega el recurrente, sino una limitante para lograr el cumplimiento de fines superiores, más importantes que los estrictamente individuales en favor del propietario, sean los de la comunidad y de las futuras generaciones que deben contar con recursos forestales, incluso en protección del ambiente y la sanidad. Así resulta entonces que con base en la Ley Forestal no se le ha desconocido al señor Elizondo Villegas la propiedad que afirma tener sobre el terreno sin inscribir que posee en Guayacán de Siquirres, según lo dice. Es cierto que se le ha limitado en su ejercicio, en protección de los intereses forestales del Estado que procuran la conservación de los recursos naturales y la sanidad ambiental; pero ello está permitido por la norma constitucional que el propio recurrente estima lesionada. Dicho lo anterior es de concluir que el artículo 30 de la Ley Forestal no presenta roce alguno con el 45 de la Constitución Política, y en tal razón el recurso debe ser declarado sin lugar en cuanto a ese extremo, lo mismo que en cuanto a los demás puntos planteados, de acuerdo con las razones que se darán para cada uno. IV. El criterio ya externado lleva a la conclusión de que tampoco es procedente el reproche que se le hace al artículo 71 de la ley, pues la facultada acordada al Poder Ejecutivo, de someter a Régimen Forestal los bosques y terrenos de propiedad privada con aptitud forestal, deviene de las restricciones que el artículo 45 constitucional posibilita para dar cumplimiento a la función social que la propiedad debe cumplir en un Estado como el nuestro. V. El recurrente se fundamenta en la misma razón (atentado contra la inviolabilidad de la propiedad, para alegar la inconstitucionalidad de los artículos 88, 98, l0l incisos b) y d) de la Ley Forestal, artículos que no rozan con la norma 45 de la Constitución, según el análisis que a esa regla se ha hecho, pues el propio canon constitucional hace salvedad a la inviolabilidad cuando -como en el presente caso- deban imponerse restricciones a la propiedad para que cumpla la función social a que debe estar dirigida. VI. "Las acciones privadas que no dañen la moral o el orden público o que no perjudiquen a tercero, están fuera de la acción de la ley", dispone en su párrafo segundo el artículo 28 de la Constitución Política, numeral que el recurrente estima como violado por los artículos 98, 99, l00, l0l incisos b) y d), l03, l04 y l05, en cuanto hacen posible la imposición de sanciones de tipo

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penal a conductas que, según el criterio del señor Elizondo Villegas no sólo no atentan contra la moral o el orden públicos, ni perjudican a terceros, sino que son plausibles en un país de vocación agrícola como el nuestro, pues afirman la condición de trabajadores del agro de la mayoría de los costarricenses. Pero como bien lo señala el señor Procurador General Adjunto, los artículo l04 y l05 (antes l03 y l04), se circunscriben a indicar las circunstancias que deben tomarse en consideración para establecer si las acciones que la Ley Forestal somete a sanción penal, constituyen falta (ahora contravención, según la terminología adoptada por el Código Penal vigente), o delito, lo que de ninguna manera podría atentar contra la garantía constitucional del artículo 28 párrafo segundo, pues en esas normas legales no se define o configura ninguna acción como constitutiva de infracción, y la garantía constitucional que se indica como violada se refiere exclusivamente a la imposibilidad en que se encuentra el legislador de regular determinadas conductas de los administradores (sic). Además, nótese que el artículo l03 (antes l02), se limita a establecer una penalidad genérica de cien a dos mil colones para las infracciones que no tengan señalada una sanción especial, de modo que esa regla no es donde está prevista la acción contraria al ordenamiento forestal. Si se interpreta a contrario sensu, el artículo 28 párrafo segundo de la Constitución, es (sic) debe concluir que siempre que se encuentren de por medio intereses de orden público, la moral pública o perjuicio de terceros, las acciones privadas sí quedan sometidas a los criterios del legislador, por lo que tienen plena validez lo que las leyes reglen en esa materia. El Estado debe asegurar y respetar los derechos del hombre, en cuento éste es un ser libre y capaz de decidir sus propias acciones y de escoger sus propios fines; y ese principio es necesario para que el hombre pueda obrar como sujeto naturalmente investido de libertad, responsabilidad y dignidad; y aparte de esa libertad se encuentra garantizada por el artículo 28 constitucional. Pero cuando su conducta choca con otros intereses de supremo contenido, el legislador debe optar por los de más alta valía y restringir el marco de libertad del individuo. Se debe, pues, examinar si provocar incendios forestales (artículo 99), explotar un bosque del patrimonio forestal del Estado, invadir un parque nacional, o una reserva biológica, zona protectora o reserva forestal (artículo l00 incisos a) y b), talar árboles o explotar productos forestales en propiedad privada, sin autorización de la Dirección Forestal o someter a pastoreo los terrenos forestales del Estados o los de propiedad privada sometidos al Régimen Forestal (artículo l00 incisos a) y b), son hechos o acciones que no interesan al orden público ni atentan contra la moral pública ni perjudican a terceros, pues solo así podría estimarse como válida la tesis del recurrente; de lo contrario ningún roce se presentaría entre dichas normas y el artículo 28 de la Constitución. Pero lo cierto es que no sólo porque el legislador se preocupó por señalar, en el artículo lll de la Ley Forestal, que esa Ley es de orden público, es que se concluye que en la materia reglada por ella existe un claro interés de ese género, sino también porque debe interesar a los órganos del Estado, así como a la comunidad, la protección, conservación y explotación racional de los bosques, pues el atentar contra ellos puede producir cambios en el medio ecológico, de graves consecuencias. Si ello es así se debe concluir indubitablemente que someter a una sanción penal las conductas a que antes se hizo referencia, no contraría la garantía del artículo 28 pues esas conductas inciden sobre actividades que tienen un marcado interés público y social. Señalado lo anterior resulta intrascendente determinar si aquellas conductas riñen o no contra la moral.

VII. No señala el recurrente con base en qué criterio concluye que los artículos 104 y 105 y los demás textos citados de la Ley Forestal contravienen la garantía de igualdad que para los iguales acuerda la Constitución Política en su artículo 33; pero a ese respecto no es ocioso recalcar que ninguna discriminación establecen esas normas, pues son de aplicación general para toda persona que, encontrándose en las situaciones allí previstas, actúa contra los intereses forestales del Estado.

VIII.- Ya en forma reiterada esta Corte ha dicho que el ejercicio de las libertades acordadas por la Constitución no es absoluto, y que pueden ser objeto de reglamentación y aún de restricciones cuando se encuentren de por medio intereses superiores. Mal podría tildarse de inconstitucional, por ejemplo, el artículo 371 de la Ley General de Salud, en cuanto reprime con prisión a quien cultivare plantas de adormidera, coca o marihuana, por atentar contra la libertad de agricultura establecida en el artículo 46 de la Constitución, norma que el recurrente estima como violada por las restricciones que a la labor agrícola impone la Ley Forestal. Y si se toma en consideración el criterio ya externado de que esa Ley protege intereses de mayor rango que los meramente individuales del poseedor o propietario del terrenos sometido a regulación forestal, se concluye aquí también que las restricciones que se acusan de inconstitucionales no lesionan la garantía del artículo 46 de la Carta Política, pues

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ya se dijo que lo que ha hecho el Estado es restringir por razones de interés social el ejercicio de los atributos de la propiedad. IX. La Ley Forestal pretende proteger los recursos naturales, circunstancia que incide en la organización de la producción. Los recursos hidrológicos, los cambios ambientales, la sanidad del lugar son factores que influyen en la producción agropecuaria y se encuentran directamente relacionados con los recursos forestales de la zona; por ello las regulaciones sobre explotación forestal no lesionan sino que, por el contrario, afirman la garantía constitucional del artículo 50, en cuanto dispone que el Estado debe organizar la producción.

X. Con la Ley Forestal no se le está impidiendo al recurrente la posibilidad de lograr trabajo, honesto y útil, con el que procure por la subsistencia y bienestar de él y de su familia. Es indudable que el derecho que otorga el artículo 56 de la Constitución Política no es irrestricto, pues se encuentra sometido a las leyes y reglamentos respecto a la modalidad y condiciones de ejercerlo. Así el señor Elizondo Villegas puede dedicarse a la agricultura si ése es su deseo; pero en ejercicio de tal derecho no le es lícito actuar contra la legislación vigente que protege los recursos forestales y regula la producción agrícola. Existen cultivos prohibidos (como el señalado anteriormente, la marihuana), y prácticas agrícolas restringidas (como las quemas), por normas jurídicas que imposibilitan a los agricultores para dedicarse a esos cultivos o utilizar las prácticas dichas. Sin embargo, esas normas no son inconstitucionales, pues no restringen ilegítimamente el derecho al trabajo, sino que lo regulan para salvaguardar otros intereses de mayor rango que garantizan la convivencia, fin último al que tiende el sistema jurídico.".

VIII.- La historia de la normativa forestal presenta tres momentos, con sus particularidades y vicisitudes -cuyo análisis escapa a los límites de este estudio- pero con una única filosofía de conservación de los recursos naturales, como única forma de que la Naturaleza se mantenga, y dentro de ella pueda sobrevivir la fauna y la flora, y particularmente el ser humano. La primera etapa se encuentra enmarcada por la Ley Forestal N 4465 del 35 de noviembre de l969) (publicada en La Gaceta N 224 del 2 de diciembre), incipiente y con una serie de limitaciones técnicas y jurídicas, cuyo vacío pretendieron llenar las reformas introducidas por las Leyes N 6084 del 24 de agosto de l977 (publicada en La Gaceta N ll6 del 7 de septiembre) y la 6442 del 22 de mayo de l980 (La Gaceta N l09 del l0 de junio). Pero esas reformas no fueron suficientes para tener un cuerpo orgánico capaz de hacerle frente al complejo problema forestal, por lo que se abre una nueva etapa a través de una normativa mejor concebida a través de la Ley N 7032 del 7 de abril de l986 (La Gaceta N 85 del 7 de mayo), la cual fue posteriormente declarada inconstitucional -como se señala en forma más detallada en el Considerando siguiente- procediendo la Sala Constitucional a anularla para dejar vigente la N 4465, lo cual significará el cierre de la segunda etapa para retrotraerse hasta el 25 de noviembre de l969. La última etapa opera con la promulgación de otra Ley Forestal, la N 7l7l del 28 de junio de l990 (publicada en La Gaceta N l33 del l6 de julio), cuyo fin fue el de promulgar nuevamente el texto de la declarada inconstitucional -la N 7032- atendiendo a los planteamientos de la Sala Constitucional, por lo que se encuentran una serie de cambios en su texto definitivo.

IX.- La Sala Constitucional conoce de la acción de inconstitucionalidad promovida por Rafael Angel Coronas contra los artículos 60, 62 y l22 incisos a) y f) de la Ley Forestal N 7032 del 2 de mayo de l986, por estimarlos contrarios a los artículos 45 y 46 de la Carta Magna. La sentencia es de las 14 horas 30 minutos del 22 de mayo de l990, y en la parte dispositiva, en lo que interesa, resuelve: "Se declara inconstitucional y en consecuencia se anula la ley numero siete mil treinta y dos (7032) de dos de mayo de mil novecientos ochenta y seis y la reforma a su artículo transitoria I según ley número siete mil sesenta y cuatro (7064) de veintinueve de abril de mil novecientos ochenta y siete, por haber sido aprobada la primera en contravención a lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 45 de la Constitución Política, que exige una votación calificada para imponer a la propiedad limitaciones de interés social. Se declaran nulos todos los reglamentos del Poder Ejecutivo que tengan como base la citada ley número siete mil treinta y dos (7032). Se declara vigente la Ley Forestal número cuatro mil cuatrocientos sesenta y cinco (4465) del veinticinco de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, con las modificaciones vigentes al siete de mayo de mil novecientos ochenta y seis...".

X.- Todo el estudio anterior resultaba indispensable para disipar cualquier duda en torno a la constitucionalidad pues como durante la tramitación de este proceso fue declarada con lugar una acción de inconstitucionalidad era necesario señalar que a la Ley N 4465 nunca le afectó ese vicio. Primero porque los recursos de inconstitucionalidad planteados contra ella siempre fueron declarados sin lugar, y el que tuvo éxito fue contra la Ley N 7032, donde la Sala

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Constitucional declara vigente de nuevo la ya derogada N 4465. Ello significa que si las sentencias fueron dictadas en momentos diferentes de esas etapas de la normativa forestal (la de primera instancia a las l6 horas del l5 de octubre de l985 y la de segunda instancia las l5 horas del 4 de diciembre de l986), y el recurso de casación presentado el l0 de agosto de l987, jurídicamente debe entenderse que la pretensión (originada en el memorial del l3 de julio de l981), siempre ha de tener como constitucional y vigente la Ley Forestal N 4465 tantas veces citada. En segundo lugar el estudio verificado ha permitido reflejar la línea de pensamiento de la jurisprudencia constitucional y vigente la Ley Forestal N 4465 de repetida cita. En segundo lugar el estudio verifica o ha permitido reflejar la línea de pensamiento de la jurisprudencia constitucional encargada de tutelar los recursos naturales, reiterando el interés público de éstos, pues su filosofía es la de proteger intereses de mayor rango en relación con los de los propietarios o poseedores de los terrenos sometidos a su regulación. En aras de proteger los intereses sociales se han limitado los atributos de la propiedad, pues este derecho no es absoluto en los términos como tradicionalmente se le entendió, encontrándose facultado el legislador a imponerle limitaciones de interés social, mediante una votación calificada de los miembros de la Asamblea Legislativa.

XI.- Los razonamientos de la jurisprudencia han tenido en consideración -y esto se señala solo a mayor abundamiento, para justificar aún más lo que luego se resolverá- los avances del ordenamiento jurídico en cuanto a la tutela de los recursos naturales. En la misma Constitución se encuentran nuevas normas orientadas en este sentido. A manera de ejemplo con la reforma introducida al artículo 6 de la Constitución (en virtud de la Ley N 5699 del 5 de junio de l975, y aprobada en primera legislatura con la N 5579 del 24 de setiembre de l974) se dice "... a fin de proteger, conservar y explotar con exclusividad todos los recursos y riquezas naturales existentes en las aguas, el suelo y el subsuelo de esas zonas...", siendo, en consecuencia, al Estado obligatorio proteger y conservar esas zonas -las cuales no son solo territoriales- de donde la protección y conservación de los recursos naturales y el ambiente adquieren un tratamiento especial. Por su parte cuando el artículo 50 establece la obligación del Estado de procurar el bienestar de todos sus habitantes, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza, esa riqueza debe entenderse también referida a los recursos naturales y el ambiente como base de la riqueza esencial y primordial para lograr cualquier tipo de desarrollo sostenible. No deja de resultar interesante también el numeral 69 en cuanto consagra una obligación para la conservación de los suelos. En un ámbito más amplio, referido al Derecho Ecológico, también el artículo 89 -aún cuando ubicado dentro de la Sección de la cultura- tiene orientaciones de protección, conservación y desarrollo, tanto del patrimonio histórico como artístico de la Nación. Por su parte el l2l inciso l4 y el l40 inciso l9, marcan pautas a la Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo en relación a bienes y recursos de dominio público ligados a altísimos intereses también públicos.

XII.- En el plano internacional el país ha suscrito gran cantidad de convenciones referidas a la ecología, y los recursos naturales, cuyo complejo integra el ordenamiento jurídico costarricense. Solo a manera de ejemplo pueden citarse: Convención sobre la protección de la naturaleza y la preservación de la vida silvestre en el hemisferio occidental (Washington, D.C., l de mayo de l942); Convención internacional para la prevención de la contaminación del mar por hidrocarburos (Roma, 3 de abril de l952, enmienda l979); Convenio sobre cooperación entre el Gobierno de Costa Rica y Estados Unidos relativa al empleo civil de la energía atómica (Washington D.C., l8 de mayo de l956, Ley N 2524, Gaceta N 51, 3 de marzo de l960); Convención sobre facilidades aduaneras para el turismo (Nueva York, 4 de junio de l954, Ley N 3135, Gaceta N l90, 24 de agosto de l963); Acuerdo para el establecimiento con carácter permanente y bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación de un Instituto Forestal Latinoamericano de Investigación y Capacitación (Gaceta N 281 de l3 de diciembre de l962); Convención para la protección de la flora, la fauna y de las bellezas escénicas naturales de los países de América (Ley N 3763, Gaceta N 241, 26 de octubre de l966); Tratado para la proscripción de las armas nucleares en la América Latina (México, l4 de febrero de l967, Ley N 4369, Gaceta N l84, l5 de agosto de l969); Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (Washington D.C., l de julio de l968, Ley N 4419, Gaceta N 216, 24 de setiembre de l969); Tratado sobre la prohibición de emplazar armas nucleares y otras armas de destrucción masiva en el lecho del mar, en los fondos oceánicos y en el subsuelo terrestre (Londres, Moscú, Washington, l972, Ley N 6361, Gaceta N l77, 21 de setiembre de l979); Convención sobre la prohibición de desarrollar, producir o mantener armas tóxicas o bacteriológicas, y sobre su destrucción (Londres, Moscú y Washington, 26 de marzo de l975); Tratado internacional sobre especies en peligro de la fauna y flora silvestres

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(Washington, Bonn, Goborone, l de julio de l975); Convención sobre la protección del patrimonio cultural y natural del mundo (París, 17 de diciembre de l975, Ley N 5980, Gaceta N 246, 24 de diciembre de l976); Convención sobre defensa del patrimonio arqueológico, histórico y artísticos de las Naciones Americanas (Chile, l976, Ley N 6360, Gaceta N 117, 21 de septiembre de l972); Convención sobre protección de los trabajadores contra accidentes laborales en el ambiente de trabajo debido a polusión del aire, ruido y vibración (Ginebra l977); Acuerdo entre la República de Costa Rica y el Organismo Internacional de Energía Atómica para la aplicación de salvaguardias en relación con el tratado para la proscripción de las áreas nucleares en la América Latina y el Tratado de no proliferación de las armas nucleares (Ley N 6358, Gaceta N l84, 2 de octubre de l979); Convenio ente el Gobierno de la República de Costa Rica y Panamá para realizar la cooperación fronteriza (Ley N 6561, Gaceta N 84, 5 de mayo de l981).

XIII.- En el plano institucional el Estado, para cumplir con las obligaciones impuestas por la Constitución y la Ley, ha creado todo un complejo aparato donde se traduce esa filosofía conservacionista: Comité Protector de la Fauna Silvestre (Decreto N l, 2 de febrero de l957); Comité Nacional de Pesca (Decreto N l5 de 27 de diciembre de l958); Comisión de Parques Nacionales (Decreto N 2285-A de 29 de marzo de l972); Comisión Consultiva de Recursos Naturales (Decreto 4434-P de 3 de enero de l975); Dirección General de Recursos Pesqueros y Vida Silvestre (Decreto N 4433-A, de 3 de enero de l975); Programa para la investigación de los recursos naturales de Costa Rica (Decreto N 6285-P, de 24 de agosto de l976); Servicio de Parques Nacionales del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Ley N 6084 de 24 de agosto de l977); Comisión Nacional del Medio Ambiente (Decreto N 8442-SPPS, de 24 de abril de l978); Creación de la Comisión de Emergencia Nacional de Reservas Indígenas (Decreto N 9506-G, Gaceta N 236, l2 de diciembre de l978); Comisión Asesora para el uso de pesticidas (Decreto N 9934-SPPS-TSS de l2 de enero de l979); Unidad de Suelos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Decreto N 95ll-A de l8 de enero de l979); Sector Agropecuario de Recursos Naturales Renovables (Decreto N l0840-OP-A de l4 de noviembre de l979); Sistema Nacional de Protección y Mejoramiento del Ambiente (Decreto N l2194-OP de l2 de enero de l980); Comisión Arqueológica Nacional (Ley N 6703 de 28 de diciembre de l981); Instituto de Desarrollo Agrario (Ley N 6735 de ll de octubre de l972, Gaceta del l5 de abril de l982); Sector de Desarrollo Agropecuario y de Recursos Naturales Renovables (Decreto N 14263-A-PLAN) de 4 de febrero de l983); Sector Vivienda y Asentamientos Humanos (Decreto N 14314-PLAN de l5 de febrero de l983); Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (SENARA) (Ley N 6877 de l8 de julio de l983); Comisión Nacional para la Evaluación de las Declaraciones sobre Impacto Ambiental (Decreto N l5289-MIEM de 30 de enero de l984); Comisión Nacional para la Financiación Forestal (Decreto N 15314-PLAN-MAG de l0 de marzo de l984); Comisión Gubernamental de Control y Evaluación de los Estudios de Impacto Ambiental de la Actividad Minera (Decreto N 15441-MIEM de l6 de abril de l984); Comisión Nacional sobre Prevención y Control de Contaminación del Mar por Hidrocarburos (Decreto N l5451-MOPT de 22 de junio de l984); Comisión Interinstitucional Asesora para la Conservación y Restauración del Monumento Nacional Guayabo de Turrialba (Decreto N l577l-C, Gaceta N l6l, 27 de agosto de l984); Comisión Coordinadora de Exposiciones Arqueológicas Costarricenses (Decreto N l5889-C de 29 de noviembre de l984); Dirección General Forestal (Ley N 7032 de 2 de junio de l986); Comisión Nacional Para los Incendios Forestales (Decreto l7015-MAG de 3 de junio de l986); Consejo Nacional Forestal (Decreto N l6986-MAG, de 7 de junio de l986); Comisión de Emergencia Forestal (Decreto N l7754.MIEM-MAG Gaceta N l90, 5 de octubre de l987); Comisión para la coordinación de acciones a nivel nacional que se relacionen con el sector Forestal (Decreto N l7549-MAG, Gaceta N l06 de 4 de junio de l987); Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (CONAI) (Decreto N l7688-C, Gaceta N l69, 3 de setiembre de l987); Comisión Consultiva Nacional de Turismo (Decreto N l7719-MEC, Gaceta N l69, 3 de setiembre de l987); Comisión Nacional de Educación Ambiental (Decreto N l8065-MEP-MAG de 5 de octubre de l987).

XIV.- Para dar un contenido real a los lineamientos nacionales, se han creado reservas forestales, refugios de fauna silvestre, zonas protegidas, parques nacionales, reservas biológicas. Una enumeración de muchos de ellos ofrece un panorama de la compleja labor cumplida por el país en aras de conservar la naturaleza: Zoológico Nacional Simón Bolívar (Decreto N 3 de l de diciembre de l9l5); Parque Nacional Volcán Irazú (Ley N l9l7 de 30 de julio de l955, art. 6); Reserva Natural Absoluta de Cabo Blanco (Decreto N l0 de 21 de octubre de l963); Reserva Forestal Río Macho (Ley N l de 3 de enero de l964); Reserva Forestal Volcán Arenal (Ley N 4380 de 21 de agosto de l969 y Ley N 5095 de 30 de octubre de l972); Parque

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Nacional Cahuita (Decreto N 1236-A de 7 de setiembre de l970); Parque Nacional Volcán Poás (Ley N 47l7 de 23 de diciembre de l970); Parque Nacional Santa Rosa (Decreto l562 de 20 de marzo de l971); Parque Nacional Recreativo Playas de Manuel Antonio (Ley N 5100 de l5 de noviembre de l972); Parque Nacional Rincón de la Vieja (Ley N 5398 de 3 de noviembre de l973); Reserva Biológica Islas Guayabo y Negritos (Decreto 2858-A de 28 de febrero de l973); Reserva Forestal Boca de Pacuare (Decreto Ejecutivo 2886-A de l5 de marzo de l973); Reserva Forestal de Grecia (Ley N 5463 de 24 de diciembre de l973); Monumento Nacional Guayabo (Ley N 53000 de l3 de agosto de l973 y Ley N 6794 de 25 de agosto de l982); Reserva Forestal Talamanca (Decreto N 3788-A de 2 de mayo de l974); Parque Nacional Barra Honda (Ley N 5558 de 20 de agosto de l974); Reserva Forestal de San Ramón (Decreto 4960-A de 26 de junio de l975); Parque Nacional Corcovado (Decretos N 5357 de 24 de octubre de l975 y N 6385 de 30 de setiembre de l976); Reserva Forestal de la Cordillera Volcánica Central (Decreto N 4961-A de 26 de junio de l975); Reserva Forestal Juan Castro Blanco (Reserva Forestal Platanar) (Decreto N 4965-A de 26 de junio de l975); Parque Nacional Chirripó (Ley N 5773 de l9 de agosto de l975 ampliado por Decreto N 13496-A de 31 de marzo de l982); Parque Nacional Corcovado (Decreto N 5357-A de 24 de octubre de l975 y Ley N 6794 de 25 de agosto de l982); Reserva Forestal Los Santos (Decreto N 5836-A de 28 de octubre de l975); Parque Nacional Tortuguero (Ley N 5680-A de 3 de noviembre de l975); Reserva Forestal de la Cordillera Volcánica de Guanacaste (Decreto N 5836-A de 25 de febrero de l976); Reserva Biológica Isla de los Pájaros (Decreto 5963-A de 28 de abril de l976); Parque Zoológico y Botánico Nacional (Decreto N 694 de 26 de julio de l976); Parque Nacional de Cultura Simón Bolívar (Ley N 5979 de 9 de noviembre de l976); Parque Nacional Santa Rosa (Ley N 3694 de 27 de junio de l976, Decreto N l562-A de 20 de marzo de l971, Decreto N l7656-MAG de 25 de julio de l987); Parque Recreativo Municipal de Chorros (Ley N 6126 de 9 de noviembre de l977); Servicio de Parques Nacionales (Ley N 6084 de 24 de agosto de l977); Parque Nacional Braulio Carrillo (Decreto 8357-A de 5 de abril de l978 y Decreto l7003-MAG de l3 de abril de l986); Parque Nacional Cahuita (Decreto N 8489 de 27 de abril de l978); Reserva Biológica la Isla del Caño (Ley N 6215 de 9 de marzo de l978); Reserva Biológica Hitoy Cerere (Decreto N 8351 de 4 de abril de l978); Reserva Biológica Palo Verde (Decreto N 8492 de 27 de abril de l978); Parque Nacional Isla del Coco (Decreto N 8748-A de 22 de junio de l978 y Decreto N 15514-MAG de l4 de junio de l984); Parque Nacional Palo Verde (Decreto N ll541-A de 30 de mayo de l980) (derogado); Decreto N 8492-A de 27 de abril de l978 y Decreto N l0535-A de l7 de setiembre de l979); Refugio Nacional de Vida Silvestre Tapantí (Decreto N l3309-A de l de febrero de l982); Zona Protectora de la Selva (Decreto N 13495-A de 31 de marzo de l982); Reserva Biológica de Barbilla (Decreto N l3392-A de 26 de febrero de l982); Zona protegida para promover la explotación técnica de los recursos forestales (Decreto l3325-A de 4 de febrero de l983); Refugio Nacional de Vida Silvestre Curú (Decreto l4378-A de 25 de febrero de l983); Reserva Biológica Lomas Barbudal (Decreto N 16849-MAG de 23 de enero de l984); Refugio Nacional de Vida Silvestre Barra del Colorado (Decreto l6348-MAG del 4 de junio de l985); Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo (Decreto l66l4-MAG de l de julio de l985); Refugio Nacional de Vida Silvestre Ostional (Ley N 69l9 de l7 de noviembre de l983); Zona protegida para preservar los recursos naturales (Decreto N l5436-MAG de 30 de marzo de l984); Refugio Nacional de Vida Silvestre Golfito (Decreto N l6773 de l8 de julio de l984 y Decreto N l6912-MAG de l3 de marzo de l986); Día de los Parques Nacionales (Decreto l6847-MAG de 23 de enero de l986); Parque Internacional de la Amistad: Costa Rica-Panamá (Parque Nacional de la Cordillera de Talamanca) (Ley N l3324-A de 4 de febrero de l984, Decreto N l69l2-MAG enero de l986); Zona Protectora de Acuíferos y Fuentes de Agua El Guácimo de Pococí (Decreto N l7390-MAG-S de l5 de diciembre de l986).

XV.- Todas las anteriores, aun cuando abundantes, tienen lineamientos de altísimo contenido axiológico cuyo desarrollo no es exclusivamente nacional, sino, por el contrario, se trata de un movimiento de carácter universal cuyo resultado ha sido el de colocar al derecho al ambiente sano y ecológicamente equilibrado como un verdadero derecho humano. Se le ubica dentro de los denominados derechos de la tercera generación: un paso adelante de los derechos humanos clásicos, civiles o políticos (de la primera generación) y de los económicos, sociales y culturales (de la segunda generación). Ello ha dado base para formular una nueva clasificación jurídica: la del Derecho Ecológico, el cual hoy tiene un objeto muy definido en los recursos naturales, y su complejo de fuentes caracterizados por la organicidad y completes. Solo para mencionar dos documentos fundamentales impulsados por Naciones Unidas, en los cuales Costa Rica ha participado, deben recalcarse la "Declaración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente", celebrada en Estocolmo en junio de l972, y la

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"Declaración sobre el Derecho al Desarrollo", aprobado por la Asamblea General en su resolución 41-128 del 4 de diciembre de l986. La primera, partiendo de que "el hombre es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual se da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente" establece como principios fundamentales -entre otros- los siguientes: "Los recursos naturales de la Tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras mediante una cuidadosa planificación y ordenación... . Debe mantenerse y, siempre que sea posible, restaurarse o mejorarse la capacidad de la Tierra para producir recursos vitales renovables... . El hombre tiene la responsabilidad especial de preservar y administrar juiciosamente el patrimonio de la flora y fauna silvestres y su habitad, que se encuentran actualmente en grave peligro por una combinación de factores adversos. En consecuencia, al planificar el desarrollo económico debe atribuirse importancia a la conservación de la naturaleza, incluidas la flora y la fauna silvestres... . Los recursos no renovables de la tierra deben emplearse en forma que se evite el peligro de su futuro agotamiento y se asegure que toda la humanidad comparte los beneficios de tal empleo... . Deberían destinarse recursos a la conservación y mejoramiento del medio, teniendo en cuenta las circunstancias... . A fin de lograr una más racional ordenación de los recursos y mejorar así las condiciones ambientales, los Estados deberían adoptar un enfoque integrado y coordinado de la planificación de su desarrollo con la necesidad de proteger y mejorar el medio humano en beneficio de su población... . Todos los países, grandes o pequeños, deben ocuparse con espíritu de cooperación y en pie de igualdad de las cuestiones internacionales relativas a la protección y mejoramiento del medio ...". Por su parte en la "Declaración sobre el Derecho al Desarrollo" se proclama: "El derecho humano al desarrollo implica también la plena realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, que inclusive, con sujeción a las disposiciones pertinentes de ambos pactos internacionales de derechos humanos, el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía sobre todas sus riquezas y recursos naturales ...".

XVI.- A esta altura debe profundizarse en tres problemas básicos. En primer lugar hay una aparente contradicción entre lo planteado por la actora en su libelo de demanda, y lo expresado por el Decreto Ejecutivo N 12608-A, pues la tesis de la demanda sostiene que el Decreto mencionado afectó los terrenos de la finca de su propiedad, congeló los derechos del dominio pues les obliga en los términos de como establece la Ley Forestal, y al ser declarada inalienable, sin haber mediado compra directa ni expropiación se violan principios fundamentales, debiendo en consecuencia seguirse ese procedimiento, insistiendo en el rechazo a cualquier limitación sin justa indemnización pues como lo ha señalado la misma Procuraduría en el caso de crearse reservas forestales debe el propietario se indemne; pero el Decreto no menciona la creación de una Reserva Forestal sino de una zona protectora; en consecuencia debe distinguirse entre uno y otro, o determinar si se trata de la misma situación, y señalar las consecuencias jurídicas correspondientes. El segundo problema a resolver es si la empresa actora debe ser indemnizada por la acción del Estado, o si las normas de la Ley Forestal eximen de esta obligación. Finalmente, lo cual constituye el centro de la discusión del recurso, -Cuáles normas deben informar el subjudice: las del Código Civil o las de la Ley Forestal?. Siendo ello fundamental pues la sentencia recurrida -aún cuando también cita normas de la Ley Forestal- se orienta básicamente sobre disposiciones civiles, mientras el recurso combate esa línea interpretativa y acusa la violación de las normas de fondo, señalando la indebida aplicación de éstas, y la falta de aplicación de las forestales.

XVII.- Con el objeto de determinar el marco jurídico aplicable al subjudice deben establecerse dos precisiones básicas. Primeramente la normativa aplicable es exclusivamente la vigente al momento de plantearse la demanda, es decir la ley Forestal N 4465 del 25 de noviembre de l969, con sus dos reformas: La Ley N 6084 del 24 de agosto de l977 y la N 6442 del 22 de mayo de l980. En segundo lugar deben precisarse los diferentes regímenes jurídicos aplicables pues cada situación comporta la aplicación de una serie de normas específicas. En este sentido el patrimonio forestal del Estado incluye a todo el territorio nacional (artículos l0 incisos c y g, l8, 28, 29, 31 y 40 al 62), el cual a su vez se puede subdividir en tres áreas: A) La comprendida por el régimen forestal (artículos 6, l, 2 inciso b, 7 a l7, 58, 59, 80 y 81); B) Los aprovechamientos forestales en terrenos de propiedad privada (artículos 30, 6l, 62, 63 a 73, y 82); y C) las reservas nacionales (artículos l8, l9 inciso a, 24, 57, 25, 40 a 56). Por su parte el régimen forestal -constituido por el conjunto de disposiciones de carácter jurídico, económico y técnico, encargado de darle un contenido a la conservación, protección y racional aprovechamiento de los bosques y terrenos forestales (artículo 6)- tiene también tres subáreas:

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A) zonas protectoras, B) parques nacionales, reservas forestales y biológicas y C) bosques y terrenos forestales. Sobre esta distinción se profundizará en los considerandos siguientes como forma de resolver adecuadamente los problemas planteados en el considerando anterior. Para una mejor solución del caso primero se analiza el régimen jurídico de las reservas nacionales, luego el de los aprovechamientos forestales en propiedad privada, para dejar de último el caso del régimen forestal dentro del cual se encuentran las zonas protectoras, pues ello permitirá resolver en mejor forma el recurso planteado por la representación estatal, tratando con el análisis de determinar no solo las características de cada régimen, y sus particularidades, sino subrayando los elementos propios de la indemnización en los casos que resulte procedente.

XVIII.- Con el nombre de reservas nacionales se identifica, a partir de la Ley de Tierras y Colonización N 2825 del 14 de octubre de l961, todas aquellas tierras denominadas por el Código Fiscal de l865, y luego por la misma Ley N l3 del 19 de enero de l939 (Colección de Leyes y Decretos, l939, I semestre, p. l0), como baldíos nacionales. Se trata de los inmuebles no sometidos a propiedad privada, no inscritos en el Registro Público de la Propiedad, en los términos de los artículos 267 y 486 del Código Civil (ver lo resuelto por la Corte Plena, en recurso de inconstitucionalidad de Luis Morice Lara contra la Ley de Tierras y Colonización, respecto de las normas de demasías, acordado en sesión extraordinaria del 25 de noviembre de l971). Estas tierras difieren de las tierras de dominio privado inscritas a nombre del Estado o de sus Instituciones, y se encuentran constituidas como remanente de las dos anteriores. Originalmente, en la época de la Colonia, no fueron destinadas al servicio o uso público. Siguiendo los lineamientos del Código Civil la Ley General de Baldíos Nacionales N l3 del l0 de enero de l939 las declaró pertenecientes al Estado, dentro de los límites de la República, y que no hubieren sido adquiridos en propiedad mediante título legítimo por particulares (vgr. por usucapión), ni estuvieran inscritas en el Registro Público a nombre de ninguna persona -privada o pública-, ni destinadas al servicio público. La Ley de Tierras y Colonización N 2825 del l4 de octubre de l961 mantuvo la misma orientación, solo que amplió las declaradas, por la anterior ley, como inalienables (Artículo 7). En general esas reservas han tenido límites para poseerlas, así como límites -en cuanto a la superficie- para ser inscritas por medio de informaciones posesorias. En un principio su administración fue confiada a la Sección de Tierras y Colonias, del Departamento de Crédito Rural, Tierras y Colonias del Banco de Costa Rica, luego pasó al Instituto de Tierras y Colonización, y al entrar en vigencia la Ley Forestal N 4465 se concedió la administración del patrimonio forestal del Estado a la Dirección General Forestal creada en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (artículos 7 a l7). Todas las tierras consideradas como reservas nacionales quedan afectas en forma inmediata a los fines de la normativa forestal (artículos l8 y l9 inciso a). Sobre ellas puede el Estado crear -por Ley o por Decreto Ejecutivo- zonas protectoras, conformando así el patrimonio forestal (artículo 24). Para poder ser colonizadas o enajenadas se requiere autorización legislativa (artículo 57), y aún cuando fueren poseídas por terceros éstos no adquieren ningún derecho, siendo imprescriptible el derecho del Estado para reivindicar (artículo 25). Tienen las reservas nacionales una detallada regulación dentro del Capítulo "De los aprovechamientos forestales en terrenos del patrimonio forestal de Estado". Estos aprovechamientos en las reservas nacionales solo podrán practicarse por concesión o permisos otorgados por la Dirección General Forestal (artículo 4l); serán anulables, en superficies no mayores de l00 hectáreas y sin poder explotar más de 500 metros cúbicos cuadrados de madera en troza (artículo 42), pero si ese aprovechamiento fuere comercial -a escala mayor- deberá necesariamente tramitarse la concesión con base en un plan de manejo forestal (artículo 43), no pudiendo, en ningún caso, tener un plazo mayor de 50 años, salvo autorización expresa de la Asamblea Legislativa (Artículo 44). Las licitaciones se tramitarán de acuerdo a planes técnicos de manejo forestal, sujetos al cartel confeccionado por la Dirección (artículo 46), otorgando garantía suficiente los concesionarios (artículo 47), pues serán nulas si se otorga más de una licitación a la misma persona (artículo 48). Estas concesiones no pueden generar, a favor del concesionario, ningún tipo de derecho real (artículo 49). Como contraprestación, en cualquier sistema, deberá el concesionario del aprovechamiento pagar derechos (artículos 52 y 53), los cuales se fijarán a través de Decreto, y el cobro de los derechos forestales tendrán en cuenta la ubicación y el peso de la madera rolliza y los demás productos forestales (artículo 55).

XIX.- En una posición diametralmente opuesta a la de las reservas nacionales se encuentra la de la propiedad privada, denominada en la ley como "de los aprovechamientos forestales en terrenos de propiedad privada". Estas tierras, por intereses de orden social, forman parte del patrimonio forestal del Estado. Esto es así porque los privados -funcionando

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bajo cualquier sistema (empresa agrícola o ganadera, para parcelación o colonización, tratándose de nacionales o extranjeros)- si dentro de sus planes de trabajo está la explotación forestal o la eliminación del bosque, en cualquier forma, deberán necesariamente obtener aprobación expresa de la Dirección General Forestal, en los términos de la Ley Forestal y del reglamento a la misma (artículo 30), lo que conlleva a la anterior afirmación de que el patrimonio forestal del Estado es aplicable a todos los bienes nacionales donde existan recursos naturales forestales. Para poder explotar sus propios recursos maderables los privados deben elaborar planes técnicos forestales, y la dirección les otorgará concesiones a largo plazo (artículo 6l), ello implica un sometimiento voluntario al régimen forestal, siendo necesario para ello -aparte de la solicitud- también la aprobación de un plan técnico de manejo de finca (artículo 64), y ésta es una presunción legal pues resulta ser la única alternativa del privado quien se encuentra impedido para talar árboles, aprovechar o explotar los productos forestales, dentro de su mismo bien, si previamente no hay autorización de la Dirección General Forestal (artículo 63). Para estos efectos el Estado otorga una serie de incentivos a la industria forestal de los privados: se les presta asistencia técnica (artículo 65), las inversiones realizadas en los trabajos de forestación y reforestación son considerados gastos deducibles del impuesto sobre la renta (artículo 67), y el Sistema Bancario Nacional deberá prestar audiencia crediticia adecuada a los propietarios de bosques y terrenos forestales (artículo 68), cuando, como se ha dicho, hay un sometimiento voluntario al régimen forestal. Como la Dirección General Forestal debe contar con personal capacitado, guardabosques, y mantiene relaciones con las autoridades, ésta le brindará a los propietarios toda la colaboración necesaria para mantenerlos libres de invasiones y ocupantes (artículo 82).

XX.- Los parques nacionales, reservas forestales y biológicas serán creados por medio de Decretos Ejecutivos, donde se establecerá en forma clara sus linderos para luego materializarlos en el terreno (artículo 23), pues posteriormente deberán inscribirse en el Registro Publico de la Propiedad como fincas individualizadas de propiedad del Estado, para ello se acudirá a la Procuraduría General de la República (artículo 27. Cuando estas reservas se vayan a crear en terrenos sometidos a propiedad privada su adquisición deberá practicarse por medio de compra a los propietarios o bien por expropiación (artículo 22). Este tipo de parques tiene su regulación en un capítulo especial. Se define a los parques como "aquellas regiones o áreas de significación histórica, que por sus bellezas escénicas naturales, o que por la fauna y la flora de importancia nacional o internacional que en ellas se encuentren, con linderos señalados en Decreto Ejecutivo, sean destinadas para la recreación y educación del público, para el turismo o para la investigación científica" (artículo 74). Una vez constituido no puede ser segregado en forma alguna salvo autorización expresa de la Asamblea Legislativa (artículo 76), correspondiendo su administración a la Dirección General Forestal (artículo 75).

XXI.- Existen también los bosques y los terrenos forestales. Son bosques "todos los terrenos cubiertos de asociaciones vegetales compuestas, predominantemente de árboles y de otra vegetación leñosa" (artículo 5), terrenos forestales "los que en forma permanente proporcionan mayor utilidad económica, protectora o escénica, bajo cobertura forestal, que si se explotaran en actividades agropecuarias realizadas técnicamente" (artículo 4). En ambos casos la ley establece su utilidad pública y les califica de ser susceptibles de expropiación por el Estado cuando fueren necesarios para cumplir los fines establecidos por el artículo 2 (artículo 3). Como en todos los casos es función del Estado promoverlos (artículo l), bajo la administración de la Dirección General Forestal (artículos 2 inciso b y 7 a l7). Su creación en terrenos privados implica la expropiación (artículos 7l y 72).

XXII.- Las zonas protectoras son "aquellas zonas de bosque o terrenos forestales que, establecidas por disposición de la ley o por decreto del Poder Ejecutivo, sean destinadas a proteger los suelos, mantener y regular el régimen hidrológico o actúen como agentes reguladores del clima o medio ambiente" (artículo 83). Su creación es a instancias de la Dirección General Forestal (artículo l0 inciso e). Existen dos formas de declarar las zonas protectoras: por ley y por Decreto ejecutivo. Por ley lo hace la misma normativa forestal respecto de áreas ubicadas alrededor de manantiales nacidos de los cerros, en un radio de 60 metros o de l50 si nacen en terrenos planos, así como de una zona mínima de 5 metros en la ribera de los ríos, arroyos, lagos, lagunas o embalses naturales (artículo 84), y también en los terrenos ubicados en las reservas nacionales en una zona de l50 metros de ancho de los ríos y en las cuencas hidrográficas en una faja de terreno de 300 metros a uno y otro lado de la depresión máxima, en toda la línea, a contar de la mayor altura (artículo 85). Pero la ley también faculta al Poder Ejecutivo para decretar la existencia de zonas protectoras en los bosques y terrenos forestales para los fines del artículo 84 (artículo 87). En cualquiera de los

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casos es prohibido efectuar labores agrícolas o destrucción de la vegetación, salvo disposición expresa del Reglamento a la Ley o autorización de la Dirección General Forestal (artículo 87). Lo más importante es que cuando tal declaratoria opere en terrenos sometidos a propiedad privada la Ley Forestal establece también la calificación de regirse obligatoriamente al régimen forestal, gozando de beneficios de los propietarios que hubieren optado voluntariamente por ese régimen (artículo 88). Respecto de este tipo de zonas protectoras no se establece ningún tipo de expropiación, ni tampoco indemnización, pues los terrenos siguen en poder de los privados, con las limitaciones generales introducidas para la propiedad forestal.

XXIII.- En consecuencia, la normativa forestal establece, para todos los casos y en todo el territorios nacional -y no solo para unos-, un régimen especial aplicable a todos los recursos forestales, de donde nace la propiedad forestal. Las reservas nacionales están sometidas de derecho al régimen, pues perteneciendo al Estado la voluntad legislativa no exige ningún otro requisito, y solo procede la expropiación cuando tratándose de bienes privados se afecten para conformar parques nacionales, reservas forestales o biológicas, bosques o terrenos forestales. En las fincas de propiedad privada para poder constituir la propiedad forestal necesariamente su titular debe someterse voluntariamente al régimen jurídico establecido por la Ley, específicamente a las limitaciones de interés social impuestas a la propiedad. Cuando se trata de la creación de zonas protectoras si ello ocurre en las reservas nacionales pueden calificarse incluso de inalienables, pues -como se ha dicho en repetidas ocasiones- pertenecen al Estado, y constituye un acto de imperio someter los bienes a esa condición, pero tratándose de fincas sometidas a régimen privado la ley somete a las mismas a un régimen forestal obligatorio, limitado a efectuar labores agrícolas o destrucción de vegetales -salvo autorización expresa para ello-, con las mismas ventajas otorgadas a los privados sometidos voluntariamente al régimen.

XXIV.- Aquí puede disiparse el primer problema en relación con la tesis de la actora de haber sufrido una limitación en sus derechos de goce y disfrute de la finca afectada como zona protectora, la cual al haber sido declarada como reserva forestal -y con base en el pronunciamiento de la Procuraduría- no se le siguió el trámite de compra o expropiación correspondiente, de donde el Decreto N 12608-A resulta inconstitucional e ilegal. Ello no es así pues lo constituido fue una zona protectora y no una reserva forestal. Sería indemnizable si el bien se destina a reserva forestal pero no lo es si se le declara dentro de una zona protectora. El artículo 45 de la Constitución Política distingue dos situaciones distintas: procede la indemnización cuando hay expropiación, pero no debe mediar indemnización si se establecen limitaciones a la propiedad. En el régimen forestal, cuando se le declara de orden público, se está en presencia del conocido fenómeno de los "límites administrativos a la propiedad privada" (GIANNINI, Massimo Severo. Il beni pubblici, Librería Ricerche, Roma, l963). El Decreto Ejecutivo N 12608-A sometió a régimen forestal obligatorio tanto a los bienes públicos como privados ubicados dentro de la "Zona Protectora El Rodeo", declarando inalienables y no susceptibles de inscripción en el Registro los de las reservas nacionales. Ese era el trato jurídicamente posible para los distintos tipos de bienes, en consecuencia la finca de la actora se afectó con una limitación de interés social. Se le sometió precisamente a la disciplina administrativa de la propiedad privada, pasó de un régimen donde los derechos dominicales eran propios de la tradición romanista, regidos por el Código Civil, a un régimen donde la propiedad privada en su complejo se encuentra conformada por una base de normas de Derecho Privado pero sometidas al Derecho Público. Es este un fenómeno muy conocido en el ámbito del derecho de propiedad donde las antiguas figuras dominicales privadas sufren un proceso de metamorfosis para adquirir nuevas connotaciones. Se crea así un régimen especial propio pues median intereses públicos que deben ser tutelados, inherentes a utilidades y a valores que los bienes poseen. Esos intereses públicos permiten el paso de una propiedad dispositiva donde el titular gozaba y disfrutaba del bien, sin mayores limitaciones, a otra donde el Derecho administrativo disciplina situaciones específicas de esos bienes. Se trataría de un tertium genus entre los bienes públicos y los bienes privados, pues si bien en esencia son pri-vados los límites administrativos le dan un carácter especial.

XXV.- En una zona protectora como no se está privando a su titular del derecho de propiedad, se le somete tan solo a una limitación, no es dable la indemnización. Se trata de un cambio jurídico por el cual el bien pasa a ser de uso controlado, criterio éste utilizado por la doctrina para distinguir entre bienes sometidos a circulación controlada y bienes sometidos a usos controlado, en el primero de los casos se pretende controlar la circulación jurídica de un bien privado y en el segundo a controlar el uso del bien. Los inmuebles ubicados dentro de la "Zona Protectora El Rodeo" pasaron a ser de uso controlado en cuanto se persigue el

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cumplimiento de un doble fin: uno de carácter negativo consistente en impedir un uso prohibido e inoportuno como es evitar la realización de labores agrícolas o la destrucción de vegetales si no ha sido autorizado previamente, y otro fin de carácter positivo orientado a exigir su utilización con base en lo dispuesto por la Ley o por la autoridad pública: en este caso la Dirección General Forestal. Estos bienes sometidos a uso controlado no dejan de ser privados, se mantienen en esa condición aún cuando poseen cualidades jurídicas con elementos esenciales para su identidad jurídica capases de ser objeto de cualquier situación objetiva, en cuanto a derechos, poderes, obligaciones, etcétera.

XXVI.- Como se observa -y ha sido reiterado por esta Sala- no existe un único modelo de propiedad, ni mucho menos un concepto genérico de la propiedad privada, por el contrario existen distintos tipos, diferentes conceptos , y sobre todo distintos regímenes de donde se afirma la existencia de "las propiedades" propias de la legislación especial, para distinguirlas de "la propiedad" del Código Civil. Esto es así porque a propiedad privada -como todos los demás derechos subjetivos- es un derecho otorgado por el ordenamiento jurídico, con los alcances y límites establecidos por la misma ley, en el caso específico de la propiedad forestal se trata de una propiedad vinculada pues su titular no es libre para fijar el destino de los bienes forestales, como tampoco para fijar el modo de ejercicio de sus facultades de goce y disposición, pues ello por razones de interés social ha sido dejado a la determinación de la ley, así las facultades dominicales están sometidas a un régimen especial. En este sentido esta misma Sala reconociendo la existencia de este tipo especial de propiedad ha distinguido cuando la propiedad forestal es de conservación de aquella susceptible de explotación privada -lo cual puede ocurrir tanto en bienes privados, como en las reservas nacionales, por concesión, como se ha visto- al distinguir entre propiedad forestal empresarial de la propiedad forestal no empresarial. En la resolución N 68 de las l6 horas del 8 de mayo de l99l se dijo: III. en el subjudice parte del contrato consiste en la aceptación del actor de las normas propias de la legislación forestal, cuyas exigencias obligan a formular una serie de estudios técnicos orientados a darle continuidad a la explotación a través de la sucesiva siembra de árboles maderables, cuyo fin último sería la de estructurar una empresa silvícola, pues si bien el proyecto general implica la extracción de madera en algunas áreas previamente autorizadas -en diferentes momentos y en la medida que se vayan cumpliendo otras obligaciones con la administración forestal- el fin último es convertir una montaña virgen en un proceso continuo que permita luego una actividad agrícola donde -con la intervención permanente del hombre en el ciclo biológico- se vayan sustituyendo unas especies por otras, extrayéndolas debidamente autorizadas generando un enriquecimiento del fundo, y no la destrucción del bosque. A esto conduce el plan de manejo. Diferente sería la situación si solamente se tratara de una venta de madera, como consecuencia de una extracción no conducente a la configuración de una empresa silvícola. IV. La mera extracción permite aceptar a existencia de una propiedad forestal, pero no empresarial. Sería una propiedad forestal empresarial si la actividad del empresario implica la participación suya en el ciclo biológico, desde la siembra, cultivo de árboles, sustitución de unas especies por otras, y en general cuido del bosque con el fin de la producción silvícola, o cuando menos la voluntad de someterse a un régimen jurídico cuya obligación consiste en impulsar una labor empresarial orientada a tener un inmueble caracterizado por producir árboles maderables para ser colocados en el mercado; esto es así porque en los dos últimos casos implica un sometimiento a la normativa forestal. V. Solo cuando el hombre interviene en el ciclo biológico de la vida de las plantas, y hace más productiva la explotación forestal, se estaría en presencia de una actividad cuyo conocimiento compete a la jurisdicción agraria. La mera extracción de la madera de una finca, donde no ha habido intervención del hombre, o si la hay ella se orienta por el contrario a darle fin a ese ciclo biológico, sin preservar las especies maderables, ni darle al bosque un sentido productivo, se trata de una actividad no agraria, y por ende no susceptible de ser conocida por la jurisdicción especializada, sino la civil. Esto es así, a mayor abundamiento, porque con la actividad silvícola se identifica a un empresario agrario, con la mera extracción se identifica a un propietario, titular de una finca conformada también por madera -con accesión civil-, cuya actividad no es agraria. VI. En el presente caso se está en presencia de un contrato agrario en cuanto el mismo deriva de la actividad desplegada por una empresa agraria, específicamente a partir del plan de manejo se trata de uno de los tipos contractuales constitutivos de empresa, por ello procede declarar competente para conocer de este asunto al Tribunal Superior Agrario con el objeto de que continúe conociendo del mismo en segunda instancia.".

Page 29: Sala I-189-F-19912).pdfconsideró el señor Juez: "I.- Que el Licenciado Adrián Vargas Benavides quien compareció en representación del Estado a la diligencia de recibimiento de

XXVII.- Analizando el recurso de casación planteado lleva razón el representante de la Procuraduría en cuanto en el subjudice hubo violación de la ley por interpretación errónea y aplicación indebida de los artículos 264, 266, 290, 291, 292, 293, 295, 262, 265, 316 y 318 del Código Civil pues en efecto el Decreto N 12608-A fue dictado en aplicación de normas específicas de la Ley Forestal N 4465 del 25 de noviembre de l969, para la conformación de una zona protectora la cual encuentra sus normas específicas en la legislación forestal y no en el Código Civil, debiendo aplicarse las normas especiales y no las generales, por lo que también lleva razón en cuanto la sentencia recurrida no aplicó los artículos 1, 2 incisos b) y c), 6 inciso a), 7, l0 incisos e) y l), l3, l9 incisos a) y b), 71, 83, 84, 85, 86, 87, 88 de la Ley Forestal, con lo cual también se configura una violación a las normas de fondo.

XXVIII.- En razón de todo lo anterior, procede declarar con lugar el recurso, y resolviendo sobre el fondo se revoca la sentencia recurrida y se confirma la del Juzgado.

POR TANTO:

Se declara con lugar el recurso, y fallando sobre el fondo se revoca la sentencia

recurrida y se confirma la del Juzgado.

Edgar Cervantes Villalta

Hugo Picado Odio Rodrigo Montenegro T. Ricardo Zeledón Z. José Luis Quesada F.

Henry Alpízar Rojas Secretario

Muñoz