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Uso privado «Se puso a caminar con ellos» (Lc 24, 15) Boletín del Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Madrid / Noviembre 2020 DONATIVO 1 [nº 70] Comunidad de París Una cita importante para la historia de Cursillos en Francia En tiempos de pandemia... ¿Ultreyas a través de una pantalla?

«Se puso a caminar con ellos» - Cursillos de Cristiandad

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Uso

priv

ado

«Se puso a caminar con ellos» (Lc 24, 15)

Boletín del Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Madrid / Noviembre 2020

DON

ATIV

O 1

[nº 70]

Comunidad de ParísUna cita importante para la

historia de Cursillos en Francia

En tiempos de pandemia...¿Ultreyas a través de una pantalla?

Page 2: «Se puso a caminar con ellos» - Cursillos de Cristiandad

EDITORIAL

EDITA: Secretario Diocesano de Cursillos de Cristiandad de MadridREDACCIÓN: Begoña AragonesesPORTADA: Beatriz Rodríguez de los RíosMAQUETACIÓN: Carlos de MiguelCOLABORADORES: Nick Alexander, Marta Alonso, David Gandulla, Luis Hernández, Inés de Medrano, Juan Antonio Montoya, Esperanza Panizo, Roberto Rey, Antonio Rodríguez-Ynyesto, Pedro Rubiato, Iñaki Sánchez.

Este número se puede ver online en:

www.cursillosmadrid.es

EditorialQuerida comunidad:

Es verdad que este co-mienzo de curso tiene un es-cenario completamente dis-tinto al del curso pasado, un escenario que nunca nos po-díamos haber imaginado con muerte, enfermedad, miedo y dificultades económicas. Pero mirando al fondo no ha cam-biado mucho. El Señor nos sigue llamando a la santidad, a ser sus testigos en nuestros ambientes y a que seamos uno como ellos son uno. Hoy, como el año pasado, soy ple-namente consciente de que sin Él no puedo nada y de que si por un momento dejo de mi-rarle (y mirarle en la cruz) los dominadores de este mundo de tinieblas (Ef 6, 12) ganarán la lucha.

En este tiempo incierto, doy gracias a Dios por cada reu-nión de grupo que puedo cele-brar, por cada ultreya o sesión de escuela a la que puedo asistir, por cada Eucaristía o acto de oración que celebra-mos en comunidad. Como también doy gracias por la ilu-sión, imaginación y pericia de los que, por medio tecnológi-cos, nos han mantenido con el corazón ardiente en los peores momentos de la pandemia. Si el Señor quiere, pronto tam-bién volveremos a dar gracias por los Cursillos que celebre-mos. Ya estamos preparados.

Doy la bienvenida a Maqui co-mo responsable de la Escue-la de Madrid y a los nuevos

Juan AntonioMontoya, presid.

miembros de la dirección, a los responsables de los servicios y de las zonas, que de forma generosa e ilusionada han to-mado el relevo de los que la pusieron en marcha. A todos ellos muchas gracias de cora-zón por su sí y por su compro-miso para hacer una Escuela grande, generosa y servicial.

También este ha sido un inicio de curso con muchos cambios en la dirección espiritual de las ultreyas, de los itinerarios de la Escuela e incluso con cam-bios de localización de algu-nas de estas. Muchas gracias a todos los que han dado un paso al frente (como siempre) en esa tarea fundamental pa-ra el cuidado de la comunidad. De forma especial quiero dar las gracias en nombre de toda la comunidad a Servando que, tras muchos años de fidelidad y entrega, ha tenido que dejar por motivos de salud la direc-ción espiritual de la Ultreya de Nuestra Señora del Bosque.

Se puso a caminar con ellos (Lc 24,15), nos recuerda la Palabra este año al Movimien-to de Cursillos de Cristiandad. No estamos solos en el ca-mino, por duro e incierto que sea. Vivamos con esta certe-za, vivamos

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Iñaki Sánchez

ENCUENTROS DE COMUNIDADEN TIEMPOS DE PANDEMIA

Sin ánimo de andarme por las ramas, comenzaré por decir que a pesar de la alegría que supuso que volvié-semos a realizar un acto comunitario, también sentí

el peso del miedo a no estar a la altura de esta responsa-bilidad, miedo provocado por las extrañas circunstancias en las que teníamos que celebrar este acto.

El mismo acto ya iba a ser algo diferente e inesperado. De pensar que no podríamos juntarnos tan pronto a realizar un evento que sustituiría a la Ultreya de Fin de Curso, pasé por el proceso de aceptar que en primer lugar iba a volver a ver a personas con las que quizá la relación se habría enfriado. Me hizo darme cuenta de que somos una comunidad tan numerosa que será inevitable que con algunos mantenga relación de amistad con encuentros más frecuentes fuera de los actos organizados por el Movimiento, como algunos de mis hermanos de ultreya o mi reunión de grupo.

Ciertamente a todos nos gustaría volver a la normalidad que teníamos antes pero creo sinceramente que este acto ha supuesto un punto de partida para que el Movimiento no pare de crecer en fe y en amor. Es momento de cuidar-nos unos a nosotros y es momento de poner en práctica la audacia como dirigentes de la que nos hablaba Sebastián, para adaptar nuestras formas de orar en comunidad y de seguir preparando Cursillos en la medida de las posibilida-des que ofrezcan las situaciones en cada momento.

Como siempre, la disposición de la parroquia de Santa Ma-ría Micaela y San Enrique y de la comunidad para servir fue estupenda. Agradezco a los sacerdotes que celebraron la Eucaristía, a los jóvenes que se ocuparon de las tareas de desinfección del templo, y con especial cariño a Miguel por su acción de gracias que tanto me ayudó a poner la mirada de Cristo sobre todo lo que Él nos da y lo que podemos sacar de las circunstancias que vivimos. Pero sobre todo agradezco a Dios que la nuestra sea una comunidad donde el amor supera la barrera de su contrario natural, el miedo.

“Es momento de poner en práctica la audacia como dirigentes

de la que nos hablaba Sebastián”

2019/2020Fin de curso

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Marta Alonso

Me llamo Marta, tengo 30 años e hice mi Cursillo de Cristiandad en el año

2013, y desde entonces tengo la gracia de caminar en esta comunidad.

Este curso de una manera es-pecial, después de haber vivi-do el confinamiento, esperaba la convivencia de inicio más que nada. Tenía ganas de de-jar a un lado todo lo “virtual” y poder salir de casa y estar con la comunidad para poder recu-perar esa sensación tan bonita de “ponernos en marcha”, de

ser peregrinos.

Y el lema de este curso me hi-zo darme cuenta de muchas cosas: “Se puso a caminar con ellos” (Lc 24, 15).

¡Qué locura de amor la de Dios!, que nos acompaña en nuestros sufrimientos, en nuestras soledades, en nues-tra desesperanza; no solu-ciona mágicamente mis pro-blemas, sino que se pone a caminar junto a mí, me ama y me enseña cómo puedo ser yo Cristo para los demás.

En la convivencia tuvimos la oportunidad de escuchar un rollo precioso y muy diverti-do de Luis de la Haza, donde nos invitaba a descubrir a Dios que va a nuestro lado en todo momento. ¡Gracias por tu tes-timonio, Luis!

Aunque tuvimos que celebrar este inicio de curso en el tem-plo de la parroquia, con masca-rillas y distancia de seguridad, fue un momento de encuentro y de mucha cercanía. ¡Verda-deramente Cristo camina con nosotros!

Inicio de curso 2020/21“¡Verdaderamente Cristo camina con nosotros!”

ENCUENTROS DE COMUNIDADEN TIEMPOS DE PANDEMIA

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David Gandulla

El Señor nunca deja de sor-prenderme y, a pesar de mis primeras reticencias

cuando nos plantearon cele-brar la ultreya online, de nuevo vuelve a hacerlo.

Si bien nuestra ultreya de Deli-cias no fue de las primeras en añadirse a la celebración de for-ma telemática, ya llevamos unos cuantos meses haciéndolo.

Como os contaba antes, cuan-do nuestra responsable de ul-treya nos sugirió esta posibili-dad de poder tener la reunión de la ultreya a pesar del confi-namiento, lo primero que pensé fue que había un buen puñado de objeciones que de entrada me surgían. La primera, el no tener Eucaristía en la ultreya, algo para todos fundamental. También pensé que la calidad técnica no sería buena y que, además, muchos miembros de la ultreya tal vez no tuvieran ac-ceso a una buena conexión a internet. Había muchas cosas que me hacían pensar que no iba a funcionar, pero la princi-pal era la falta de presenciali-dad de los hermanos. Si donde yo voy el Señor va conmigo, ¿cómo se podía hacer presen-te a través de una pantalla?

Poco a poco, y no sin dificul-tades (muchas técnicas y de orden en la comunicación), comenzamos a celebrar de este modo la ultreya online. Los primeros días fueron un

tanto caóticos, perdiendo más tiempo en solucionar las difi-cultades que surgían que en el disfrute en sí de lo que Dios hacía en nuestras vidas, pero cuando estos problemas se fueron ordenando, la cosa por fin cambió a mejor.

Ahora, compartimos todo lo que el Señor nos da en la ul-treya de una forma más ágil y completa, y aunque sigo te-niendo la sensación de que realmente nos falta mucho pa-ra estar celebrando una ultre-ya de verdad, también el Señor me ha ido enseñando a valorar el esfuerzo de todos al realizar las reuniones, el esfuerzo por seguir compartiendo el camino a la santidad semana a sema-na a través de una pantalla. He de reconocer también que si no estuviésemos celebrando de este modo la ultreya, esta-ría mucho más perdido y des-orientado de lo que estoy res-pecto a mi vida de fe, porque desde que me incorporé a este trocito de la iglesia que es Cur-sillos, si algo me ha ense-ñado el Se-ñor es que sólo no se puede.

Muchas ve-ces me pre-gunto cómo

estaríamos viviendo la expe-riencia de vida comunitaria si, en lugar de en los tiempos de internet y la comunicación, es-ta pandemia nos hubiese pi-llado unas décadas atrás, en las que no hubiésemos tenido todos estos medios a nuestro alcance.

Como os decía al principio, el Señor siempre me sorprende, y en este caso lo ha vuelto a hacer. Ahora, y a pesar de que sigo teniendo muy presentes todas las carencias y dificul-tades que suponen celebrar la ultreya online y vivo esperan-zado por volver pronto a cele-brarla de manera presencial, doy gracias a Dios por esta nueva experiencia, y camino como nos toca hacerlo a to-dos en estos tiempos de difi-cultad, de la mano del Señor en la comunidad de Cursillos, buscando no perderle de vista aunque ahora se nos dé a tra-vés de una pantalla.

¿Ultreya a través de una pantalla?

ENCUENTROS DE COMUNIDADEN TIEMPOS DE PANDEMIA

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Roberto Rey, Pbro.

Recuerdo las palabras de Santos Paniagua, OSA, director espiritual de la

antigua ultreya de Arturo Soria –hoy Nuestra Señora del Bos-que– cuando fue trasladado a Bilbao: “Si esta ultreya al irme yo desaparece es que era co-sa de hombres; si permanece, es que es de Dios“. La ultreya sigue dando frutos después de muchos años.

Lo mismo ocurrió cuando ha-ce 17 años dejé la ultreya de Santa María Micaela y la del Pilar. Es por eso que estoy convencido de que el camino que emprendimos hace 12 años en Virgen del Camino se-guirá acogiendo a los hombres y mujeres que peregrinan en Villalba y la zona de la sierra que se encuentran con Cristo en un Cursillo.

La ultreya ha sido para mí el lugar donde celebrar y com-partir la fe con los hermanos, es estar en familia, en casa, y experimentar el querer y ser querido. Esa experiencia es la que vivimos habitualmente en nuestras familias, y la ultreya ha sido para mí una familia.Una experiencia muy sacer-dotal es tener un corazón uni-versal, para todos, por lo que estar disponible para empezar en un sitio nuevo es algo muy nuestro y una riqueza para nosotros y para la Iglesia. Así estoy seguro de que lo estará

viviendo ahora Pedro Rubiato, haciéndose cargo de la direc-ción espiritual de Virgen del Camino, y así me regalará a mí también la creación de una nueva familia.

Desde que nuestro con-siliario me comentó que Roberto había sido des-

tinado a otra parroquia y que había una necesidad para la comunidad de asumir la direc-ción espiritual de la ultreya de Virgen del Camino, lo primero que se me pasó por la cabeza fue “yo me he ordenado para servir”, y sin más dilaciones le dije que “sí, cuenta conmigo”.

Después, pensé y me di cuenta de que me daba mucha pena salir de la que durante más de 6 años había sido mi ultreya, Cristo Sacerdote, pero rápida-mente me vino una luz, “bue-no, la verdad es que es como

cambiar de casa con la misma familia”, y me llevó a mi Cur-sillo, al descubrimiento de la Iglesia y de mi comunidad. Po-dríamos decir que el Señor me llamaba a una nueva misión un poquito más lejos, en Villalba, pero donde me esperaba mi comunidad, los hermanos que un día me regaló el Señor para seguir caminando y creciendo en mi vida cristiana.

Desde el día 14 de septiembre estoy caminando en mi nueva misión, en mi nueva casa, en la ultreya de Virgen del Camino. He de decir que me he sentido muy acogido desde el princi-pio y estoy experimentando lu-nes tras lunes la definición que da nuestro querido Sebastián sobre lo que es “peregrinar”: ir por Cristo hacia el Padre, a im-pulsos del Espíritu Santo, por los caminos del corazón del mundo a manera de fermento, con la ayuda de María y de to-dos los santos, llevando consi-go a los hermanos.

La ultreya Virgen del Camino acoge a su nuevo director es-piritual, Pedro Rubiato, que sustituye a Roberto Rey, nom-brado nuevo párroco de Santa Soledad Torres Acosta y san

Pedro Poveda. La despedida de Roberto y la bienvenida a Pe-dro se realizó en la celebración del XII aniversario de la ultreya.

Pedro Rubiato, Pbro.

Cambio de director espiritual en la ultreya de Virgen del Camino

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Antonio Rodrguez-Ynyesto

“Lo opuesto a la fe no es la duda, sino el miedo”

ESCUELA DE VERANO

Este año hemos tenido la que probablemente haya sido la peor convivencia

de verano de la historia de Cur-sillos. Bueno, en realidad quizá sea un poco aventurado decir esto, dado que sólo he esta-do en las últimas cinco, pero, desde luego, de estas ha sido la peor. En definitiva, la com-parativa entre Collado Media-no y Cracovia, Aguadulce, el Camino o Lourdes, no es muy halagüeña, lo mires por donde lo mires. Por no hablar de dis-tancias, desinfectantes, mas-carillas y demás historias…

Y, sin embargo, qué falta ha-cía y qué bendición más gran-de fue. Probablemente no nos damos cuenta de hasta qué punto necesitábamos volver a juntarnos los jóvenes de la comunidad, después de dos meses de arresto domiciliario, sin Eucaristía ni confesión po-sibles (ni Pascua) y otros dos

más aún sin Cursillos y con ultreyas en sólo dos dimensio-nes, que son las que permite Zoom.

Si hay algo que tenemos inte-riorizado los cursillistas es que la fe debe ser compartida y que la comunidad es impres-cindible para vivir en verdad y crecer en amor a Cristo. Por eso este año, más que nunca, nos hacía tanta falta juntarnos y pasar cuatro días revisando las virtudes del cursillista, sir-viéndonos de la vida san Juan Pablo II, san Juan Bosco y santa Teresita de Lisieux.

Dicho esto, tampoco quiero que malinterpretéis el tono del primer párrafo, porque yo, al menos, lo pasé piruleta y creo que los demás (unos 50) también. Al fin y al cabo, no en todas las convivencias de verano se le ha hecho a Jai-me un cumpleaños gitano, con

fiestas de Atauta incluidas, y First Dates en todas las comi-das, aunque fuese sin Sobera. Además, para rematar, no se produjo ningún contagio, lo cual, en realidad, no es más que la guinda del pastel: muy rica, pero no es menos el pas-tel sin ella, ni dejamos de co-merlo si no tiene.

Así que, efectivamente, era bastante aventurado decir que esta ha sido la peor conviven-cia que se ha hecho. Quizá sí el peor viaje de vacaciones, pero como convivencia, como días dedicados al Señor, fue un soplo de aire fresco o, más bien, de Espíritu Santo. Por eso aprovecho desde aquí pa-ra animar a todo el mundo, en estos tiempos inciertos, a se-guir entregándose a la causa de Cristo ya que, como oí una vez en una homilía de esas memorables, lo opuesto a la fe no es la duda, sino el miedo.

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Rosa de Pablos y Gabriel Mateos

Café con...

¿Cuándo hicisteis vuestro Cursillo?

Los dos lo hicimos en Plasencia. Gabriel en 1958, invitado por mi hermano, que lo había hecho siete años antes en Baleares. Yo estaba metida en Acción Ca-tólica y llevaba la campaña del Hambre de Manos Unidas, pe-ro Gabriel quería que yo hiciera Cursillos de Cristiandad. Yo no quería de ninguna manera, por-que ya cumplía con la Iglesia y pensaba que eso era para otros que lo necesitaran. Pero me dio tanto la lata que al final fui. Hice mi Cursillo de mujeres en 1967. Y me gustó tanto que ya no salí de Cursillos hasta que se dejaron de hacer en Plasen-cia, en 1973. Fue una pena que se acabaran; en esa diócesis se habían hecho unos mil y pico de hombres, y de mujeres unos doscientos.

¿Cómo vivisteis Cursillos en Plasencia?

Íbamos a todas las Clausuras, de hombres y de mujeres. Yo, una vez que hice mi Cursillo, ya me consideraba de Cursi-llos. Íbamos a todos los actos. Gabriel no era muy de Cursi-llos porque estaba metido en la Obra pero, aún así, participó en algún Cursillo dando el rollo de Ideal. Yo también participé en varios Cursillos de mujeres.

¿Cómo encontrasteis Cursi-llos cuando os trasladasteis a Madrid?

Nos vinimos en Madrid en el 99 y un año después abrí la farma-

cia [Rosa es farmacéutica]. Un día, a la salida de la iglesia, en Virgen del Camino, oí hablar de la ultreya y pregunté cuándo se reunían. Me dijeron que era los lunes y empecé a acudir. Desde entonces no fallo nunca. Sólo ahora, que con el coronavirus no he ido, y tampoco he con-seguido seguirlo por internet. Gabriel ya no va desde hace tiempo, y soy yo la mayor de la ultreya.

¿A cuántas peregrinaciones habéis ido?

Gabriel ha ido dos veces a Tie-rra Santa y yo, cuatro. He ido más porque he llevado a mis nietas. Tengo 4 nietas y 6 nie-tos. He estado en Tierra Santa, Polonia, y hasta en Rusia de peregrinación con la parroquia. También estuve en la Ultreya Mundial de Fátima con Cursillos y allí pude ver a unos cursillis-tas de la diócesis de Plasencia, les pregunté y me dijeron que en la ciudad ya no se hacen. La pena es que no ha quedado do-cumentación de ningún Cursillo de los que allí se habían hecho, de lo que nosotros vivimos.

¿Qué le diríais a los jóvenes cursillistas de hoy?

Pues que son héroes. A los que practican en estos tiempos, yo los veo como héroes porque ahora nadie es creyente, ni si-quiera hay respeto, es muy di-fícil. Sin embargo, cuando no-sotros éramos jóvenes, todo el mundo era creyente; aunque no fueran practicantes, nadie ponía en duda la existencia de Dios.

¿Tienes alguna anécdota so-bre algún Cursillo?

Cuando yo tenía la farmacia en Plasencia, había inspectores que te obligaban a ir a la farma-cia todos los días, no se podía cerrar ni en verano. Para ir a un Cursillo, tuve que pedirle permi-so a un inspector, y me dijo que para ir a un Cursillo tenía todos los permisos que quisiera por-que resultó que él era un cursi-llista de cristiandad en Cáceres. Otra anécdota más reciente es que el que no tenga el corona-virus se lo debo a Cursillos de Cristiandad, así de claro. Me iba a ir con mi hija y mi nuera

Rosa de Pablos (86 años) y Gabriel Mateos (94 años) se casaron en 1961, tienen 4 hijos y 10 nietos. Son cursillistas desde hace más de 60 años. Nos reciben entusiasmados en su casa pocos días después de haber terminado el Estado de alarma (26 de junio de 2020), tomando

las debidas precauciones sanitarias. Rosa es la principal locutora, que nos da a conocer cómo ha sido su vida desde que hicieron el Cursillo, pero en la entrevista también interviene su marido.

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de viaje a Málaga, pero yo me había comprometido a ser ma-drina del Cursillo que se hizo

a finales de febrero y les tuve que decir que no iba, que yo tenía que estar en Madrid e ir a la Clausura. Ellas se fueron y se pusieron malísimas, tuvie-ron que ir a urgencias porque cogieron el coronavirus. Aun-que por entonces todavía no se sabía bien qué era eso. Por lo que, si no llego a ser madrina del Cursillo, me habría ido con ellas y me hubiera contagiado.

Rosa, ¿qué es para ti Cursi-llos de Cristiandad?

Para mí Cursillos es lo más esencial de mi vida. Yo creo que Cursillos es una obra de la Iglesia que es lo más perfecto que existe.

Rosa y Gabriel son ejemplo de vida y de perseverancia. De vida del Movimiento, por-que su trayectoria se remonta casi a los principios de Cursi-llos, y de perseverancia, por-que no han perdido ese brillo en la mirada ni esa emoción cuando recuerdan su Cursillo y lo que descubrieron en él, pese a las reticencias inicia-les.

Además, el hecho de perder contacto con la Comunidad durante un período largo por un cambio de residencia no les impidió reengancharse en cuanto han tenido la oportu-nidad y siempre han ofrecido su casa para los sacerdotes.Por último, los testimonios gráficos –muchos de ellos, verdaderas joyas en blanco y negro– de los Cursillos cele-brados en Extremadura, que además han puesto en orden durante este confinamiento, dan un valor muy especial a este “Café con...”. Da gus-to que esta entrega perdure por los años y que sigan con el fuego apostólico de que-rer que otros se acerquen a Cristo a través de esta reali-dad eclesial. y ese espíritu de caridad!

Luis Hernánde

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del Hoyo

¡Qué sensación tan rara la de ir a ver a Rosa y a su mari-do con mascarilla después de todo el confinamiento! ¡Y qué alegría tan grande poder, a pesar de todo, compartir las cosas del Señor con una pequeña parte de la comuni-dad, por fin! ¡Y qué valentía la de acogernos! ¿Qué más puedo decir? “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Des-pués de compartir este “Café con…” con Rosa y su mari-do, después de ver las fotos de los muchos Cursillos de la diócesis de Palencia a los que asistieron y de escuchar las muchas historias que nos contaron, doy gracias a Dios por dejarnos descubrirle en la comunidad y en las cosas sencillas. Le doy gracias por sus vidas y por hacerme ver, a través de su testimonio, que yo también quiero eso en mi vida. Cuando sea mayor, quiero mirar hacia atrás y ver una vida caminada con el Se-ñor a mi lado, poniendo mi vi-da y mis dones a su servicio.¡De colores!

Inés de

Medrano

Esta ha sido la primera vez que he hecho un “Café con…”, y para mí ha sido una experiencia curiosa, por las circunstancias en las que es-tábamos, en casa de Rosa y Gabriel. Acabábamos de sa-lir de la cuarentena, y había sido la primera vez que tuve la oportunidad de ver a gente de la comunidad de Cursillos desde que nos mandaron en-cerrarnos en nuestras casas. Sin embargo, por un momen-to pudimos olvidarnos del dichoso coronavirus cuando Rosa empezó a enseñarnos los álbumes de fotos y a ha-blarnos de cómo empezaron Gabriel y ella a conocer el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, antes incluso de que vinieran a vivir a Madrid. Me llama mucho la atención cómo nuestra vida cristiana ha podido unir generaciones tan distantes unas de otras en el tiempo, cada una con distintos problemas a los que enfrentarse, pero fortaleci-dos por una misma fe. Doy gracias a Dios por haber co-nocido a Rosa y a Gabriel y por este reencuentro con la comunidad

Nick Alexande

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Una cita importante en la historia de Cursillos en París

Confiados y animados por las promesas del Señor, “os digo: todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá”, y también pidiendo la intercesión de monseñor Sebastián Gayá, algunos hermanos del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) de París se reunían

con monseñor Benoist de Sinety el 17 de septiembre 2020.

Cuando María Antonia Yanes se sintió llamada a llevar a Francia el Movimiento de Cur-sillos, se lanzó a organizar el primer Cursillo de Cristiandad en París, apoyada por Sebas-tián Gayá –uno de los inicia-dores del Movimiento–. Con-fiaba en que el Señor abriría las puertas que fueran nece-sarias: se abrieron entonces y continúan abriéndose hoy, después de 31 cursillos en es-pañol y 17 en francés.

En los 19 años de historia en tierras francesas, el Señor, que es fiel, ha ido asistiendo a la comunidad y ha posibilitado el encuentro personal con Cristo de muchos hermanos a través de un Cursillo. Hemos tenido varias oportunidades de dar a conocer el MCC y esto nos ha permitido crecer como di-rigentes y como cristianos. El 17 de septiembre 2020 ha sido un día importante y de mucha alegría para los cursillistas en Francia, porque se nos abrió una puerta de la diócesis de París a través de uno de sus cinco vicarios generales, mon-señor Benoist de Sinety.

En el verano de 2018 había-

mos enviado un dossier pi-diendo una reunión para so-licitar el reconocimiento del Movimiento de Cursillos en París y afianzar a nivel local la dimensión eclesial del trabajo de evangelización que realiza la comunidad. Era una cita que esperábamos con mucha fe y esperanza porque anhelába-mos saber qué camino tomar

para avanzar en Francia. Las circunstancias que vivimos ac-tualmente han ido retrasando esa cita pero el resultado ha merecido la espera.

La presentación del Movimien-to de Cursillos se le confió a un grupo de tres personas del Presecretariado en nombre de toda la comunidad: Johnny

CURSILLOS PARIS

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Bueno como presidente, An-tonio Pereira como vicepresi-dente y Liliana Arenas como responsable de la Escuela de Dirigentes. Se mostraron muy esperanzados después de la reunión.

Johnny comentaba: “Ha sido una gran alegría para los tres poder dar testimonio del gran amor que el Señor reparte en nuestra comunidad aquí en Francia. Estábamos contentos y a la vez temerosos, porque no sabíamos por dónde em-pezar a contar todo lo vivido, pero a la vez seguros de poder cumplir la misión. No porque fuéramos unos “super cristia-nos”, sino porque contábamos con la oración de nuestros hermanos cursillistas de todas partes del mundo.”

Liliana manifestaba así sus im-presiones: “Fue un encuentro lleno de esperanza donde se presentó la riqueza del Movi-

miento de Cursillos en París. Monseñor Benoist de Sinety manifestó ver en nosotros un movimiento de evangelización «humilde» y nos ofreció bus-car un sacerdote francés que nos pueda acompañarnos es-piritualmente”.

“Ha sido una reunión muy bo-nita donde encontramos a una persona atenta a nuestra si-tuación y a nuestras explica-ciones y que tomaba muchas notas”, explicaba Antonio. “Más que una reunión, he-mos vivido un encuentro. Una vez más hemos experimenta-do que todo está previsto. Lo que más me impactó fue que dijera que nuestros testimo-nios transpiraban humildad, y puntualizó que cuando un cris-tiano pierde su humildad muy difícilmente se le puede llamar cristiano auténtico”.

Monseñor de Sinety se ha comprometido a ayudarnos y

buscar un sacerdote parisino antes de Navidad que pueda vivir el Movimiento desde el in-terior y haga su camino con la comunidad para conocernos mejor y comprender plena-mente la manera de evangeli-zar de Cursillos.

Nos hemos sentido llevados y sostenidos por la oración de muchos cursillistas en Pa-rís, en Madrid y otros muchos lugares del mundo, y damos gracias a Dios por ello. Este encuentro lleno de sinceridad, de comprensión y de amor fue una vez más la prueba de que el Señor nunca nos de-ja solos. Este curso en París queremos corresponder a su fidelidad profundizando en el lema, «Permaneced en mi amor» (Jn 15, 9) porque Él siempre está con nosotros. Seguimos pidiendo la media-ción de Sebastián Gayá para que el MCC en París sea re-conocido.

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“Estamos llamados a hacer cosas grandes”

El Secretariado Nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad organizó el pasado 31 de octubre la I Ultreya Nacional Virtual, a la que se unieron a través

de YouTube cursillistas no sólo de España, sino también de otras partes del mundo como México, Venezuela o Ale-mania. La diócesis de Madrid participó activamente en el desarrollo de la ultreya, con una mención especial a los jóvenes, que protagonizaron el cántico final del “De Co-lores”. La ultreya comenzó con una Eucaristía celebrada por el consiliario del MCC en España, monseñor José Án-gel Saiz Meneses, obispo de Tarrasa, celebrada desde la capilla del obispado. Reproducimos su homilía, en la que alentó a los cursillistas a vivir el acompañamiento de una manera especial en estos tiempos de pandemia.

Mons. Josep Àngel Saiz Meneses

Un saludo cordial a todos los hermanos y hermanas del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, al sacerdote concelebrante y a los pre-sentes en la capilla del obis-pado, y también a todos los que seguís la celebración a través del canal YouTube, en España y en otros luga-res del mundo. Este sábado, 31 de octubre, tiene lugar la I Ultreya Nacional Virtual de España. En modalidad te-lemática, obligados por las circunstancias, pero con la confianza puesta más que nunca en el Señor. Durante la pandemia, los medios de comunicación y las redes sociales nos han ayudado a mantenernos en contacto, en comunicación, a man-tener viva la comunión de nuestra familia cursillista, y también a mantener viva la actividad. Y así será tam-bién esta ultreya, en la que reflexionaremos y compar-tiremos experiencias sobre la realidad del acompaña-miento.

Celebramos en comunión con toda la Iglesia universal, ya esta tarde, la solemnidad de Todos los Santos. Hoy los recordamos a todos. Ellos, en diferentes tiempos, lugares y circunstancias de vida, nos enseñan también diversos caminos de san-tidad, diferentes y comple-mentarios, todos preciosos como bellas flores de un jardín inmenso, que todas son distintas y todas se complementan y todas son bellas. Ellos vivieron con un denominador común: el seguimiento de Cristo y la unión con Él. Y hoy, a la vez que los recordamos a to-dos ellos, recordamos que la llamada primera y origi-naria de todo bautizado es también la llamada a la san-tidad. Que todos estamos llamados a la santidad.

Recordemos que el Movi-miento de Cursillos de Cris-tiandad nació en el contexto de la peregrinación de los jóvenes de Acción Católica

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a Santiago de Compostela el mes de agosto de 1948. Aquella peregrinación te-nía un lema: “A Santiago, santos”. Este fue el hori-zonte y la motivación prin-cipal, vital, en la prepara-ción de la peregrinación en aquellos jóvenes. Y es-te lema fue la inspiración también con la que monse-ñor Hervás, don Sebastián Gayá y Eduardo Bonnín ayudaron, colaboraron, en los preparativos, sobre to-do en la preparación espi-ritual de esa peregrinación. Y al volver, la consigna se completó. Si en la prepara-ción era “A Santiago, san-tos”, a la vuelta, y encaran-do el futuro la consigna fue “Desde Santiago, santos y apóstoles”.

La llamada a la santidad, a la vida plena en Cristo, forma parte de la esencia del Evangelio, del núcleo esencial del Evangelio, y es la perspectiva de la vi-da cristiana y también de la acción apostólica. ¿Y cómo eso lo hemos de vi-vir? Pues nos ayuda a en-tenderlo la alegoría de la vid y los sarmientos que nos enseña el Señor. Di-ce: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que per-manece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, por-que separados de mí no podéis hacer nada”. Sin Él no podemos hacer nada. Pero unidos a Él podemos hacer cosas grandes, es-tamos llamados a hacer cosas grandes. Él quiere concedernos la gracia de que hagamos cosas gran-

des, y también llegar a la santidad. Eso sí, la condi-ción indispensable es per-manecer unidos a Cristo y dejarnos podar por el Padre, a lo largo de la vida, en cir-cunstancias y avatares mu-chas veces impensados por nosotros e inimaginables.

Ahora, bien, ¿cómo res-ponder a esa llamada a la santidad en la vida de cada día? ¿Cómo lo concreta-mos, con qué actitudes? El papa Francisco, a la luz de las bienaventuranzas, cuya lectura hemos escuchado en el Evangelio de hoy, y en relación con la misión de la Iglesia, nos recuerda los medios de santificación fun-damentales: la oración, los sacramentos, la Eucaristía, la Reconciliación, las prác-ticas de piedad, las prácti-cas de apostolado… Y nos señala también unas notas características que son de particular importancia en el momento actual que nos toca vivir. Unas característi-cas que nosotros hemos de poner en práctica, llevar a la vida en el día a día.

La primera es el aguante, la paciencia, la mansedumbre, que nos ayudan a entrar por caminos de humildad. So-portar las contrariedades e imprevisto de la vida. Las pandemias, los confina-mientos, las restricciones… Sobrellevar también los de-fectos propios y los defectos del prójimo que nos resultan mortificantes. Aguante, pa-ciencia, mansedumbre.

La segunda es la alegría y

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el sentido del humor, que no nos evaden de la realidad; hemos de ser muy realistas, con los pies puestos en tie-rra, pero que nuestro talante sea siempre de alegría, de buen humor, que irradiemos esperanza, que irradiemos un espíritu positivo. Es la alegría de la salvación que encontramos en las páginas de las Sagradas Escrituras, y es un fruto del Espíritu Santo que hemos de pedir cada día también en nues-tra oración.

La santidad es también au-dacia, fervor, parresia. Es la confianza inquebrantable en la fidelidad de Cristo, es un elemento esencial este en la vida cristiana y en la acción apostólica. Y es al-go que cada cursillista tiene que vivir porque es propio de nuestra espiritualidad. El hablar, el anunciar el Evan-gelio con valentía, sin te-mor, con coraje y libertad. La santificación es un ca-mino comunitario porque el Señor no nos llama a vivir y a avanzar de forma indivi-dualista y solitaria, sino en familia, en comunidad, en ultreya, en reunión de gru-po, en Iglesia.

Y por último, ponemos en práctica y vamos vivien-do ese camino de santidad con la oración constante, andando siempre en la pre-sencia del Señor. A eso nos ayuda la oración, la lectura de la Palabra de Dios, la Eucaristía sobre todo, el te-ner conciencia de que Cris-to está presente en nuestra vida, de que Cristo camina

con nosotros a lo largo de la vida. Si tenemos viva esa conciencia con más intensi-dad que las dificultades, que también están presentes, no hemos de tener miedo, y así nos dejamos llevar de la mano del Señor y vamos avanzando en compañía de los hermanos.

Hoy celebramos nuestra I Ultreya Nacional Virtual y reflexionamos sobre el te-ma del acompañamiento. Nos inspira la escena del encuentro de Cristo resuci-tado con aquellos dos dis-cípulos que se alejaban de Jerusalén desesperanza-dos porque todas aquellas expectativas habían desem-bocado en un fracaso. Ellos creían, se habían forjado unas expectativas que no se cumplieron de ninguna manera. Todo había aca-bado con el fracaso de la muerte de Cristo en la cruz. Jesús se acercó y se puso a caminar con ellos. Recor-damos la pedagogía que utiliza el Maestro, los pasos que va dando, y cómo ese acompañamiento propicia y desemboca en el encuentro con Él, en el encuentro con Cristo. Así lo vivimos noso-tros. Nos tiene que ayudar y tiene que ayudar al encuen-tro con Cristo, a descubrir la voluntad de Dios en nuestra vida, a avanzar y madurar humana y cristianamente.

Vivimos tiempos recios que diría santa Teresa de Jesús, nunca mejor dicho, y en es-ta situación de pandemia, de vulnerabilidad, de restric-ciones, tiene una particular

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importancia acompañar a las personas, a las familias, a los grupos, a las comuni-dades, a los ámbitos pasto-rales. Por eso hoy pedimos especialmente al Señor la gracia de hacerle presente a Él en cada situación y am-biente y de ver y ayudar al prójimo cuantas veces sea necesario, de detenernos en el camino, sin prisas co-mo hace el buen samaritano con aquel herido que encon-tró.

Hoy pedimos al señor la gracia de saber comprender a los demás, de ponernos en su lugar, de tratar de en-tender lo que les pasa, sin imponer rápidamente nues-tros consejos y recetas. Sa-ber esperar. Saber esperar. El ser humano va haciendo camino a lo largo de la vida y está en un proceso con-tinuo. Quien acompaña a otra persona es un testigo de su crecimiento y ha de discernir los modos y los tiempos en los que Dios va actuando. Con paciencia, sabiendo esperar, respetan-do los ritmos y la libertad, confiando plenamente en la Providencia.

Hoy pedimos al Señor la gracia de saber escuchar. Saber hablar es importan-te, pero saber escuchar es mucho más importante to-davía. El camino para cono-cer a fondo a las personas se recorre escuchando en profundidad. Es cuando se descubren las razones pro-fundas y los caminos ocul-tos, porque se llega a cono-cer el corazón del otro. Con

humildad y discreción, su-perando todo protagonismo que pueda desviar la aten-ción, con docilidad al Espíri-tu Santo que en definitiva es el maestro interior.

Pedimos al señor la gracia de comprender cada día más que la vida humana es una peregrinación en la que todos somos acompa-ñantes y acompañados, en un proceso que no es algo intimista y endogámico sino abierto y compartido, y que está al servicio de la evan-gelización. El Papa Francis-co destaca que el auténtico acompañamiento siempre se inicia y se lleva adelan-te en el ámbito del servicio a la misión evangelizadora. Así lo intentamos poner en práctica en el Movimiento de Cursillos: el precursillo, el Cursillo y el poscursillo son expresión viva y un lu-gar privilegiado de acom-pañamiento, como también todas las colaboraciones y todas las obras que han sur-gido de este tronco del Mo-vimiento de Cursillos. Aquí tenemos un campo inmenso para seguir profundizando, para seguir desarrollando.

I Ultreya Nacional Virtual. Nuestro Señor, aquí, hoy, ahora, camina con nosotros. Nos acompaña y nos ayuda en la tarea de acompañar a otros hermanos hasta lle-varlos al encuentro con Él. María, reina de los após-toles, y san Pablo, nuestro patrón, también nos guían y nos acompañan en este camino. Hagámoslo con ilu-sión y esperanza. Así sea.

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Esperanza Panizo

Me llamo Espe, tengo 21 años e hice mi Cursillo en 2018 (aunque me ve-

nían cultivando desde adoles-centes). Pero la aventura de la que os quiero hablar comienza en el verano de 2019, concre-tamente en una plaza de Ja-ca, en medio de una de esas cervezas a las que los jóvenes cursillistas habíamos cogido costumbre de escaparnos du-rante la peregrinación a Lour-des organizada por la Delega-ción de Juventud de Madrid. Si pensaba que Dios ya estaba loco por haberme querido en el equipo del plan de verano, vino a superarse a través de Jaime López que, mientras yo le hablaba de mi carrera de Pe-riodismo, me soltó, como quien no quiere la cosa: “Oye, y a ti, ¿te gustaría llevar un programa de radio?”. Cuando inocente-mente respondí que sí, no era consciente de lo que se me ve-nía encima, pero tampoco de los regalos que iba a recibir.

Comenzar en Protagonistas: los jóvenes fue todo un reto. Sentí una gran responsabilidad y tam-bién miedo porque, como les sucede a muchos periodistas (ruego tengáis misericordia), no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo y por-que, tras sondear a otros jóve-nes de la comunidad, ninguno presumía de afición o asiduidad a Radio María. Inmediatamente nos pusimos a pensar qué que-rían escuchar los jóvenes, qué cosas les importaban y cómo podíamos hacer un programa mensual que les ayudase en su oración, su formación y su ac-

ción. Y, a partir de esto, comen-zamos a construir un estilo, eng-lobado cada mes en un tema o ámbito que nos incumbe, a tra-vés del testimonio de un joven que lo vive con especial pasión y que infunde en quien lo escucha el “yo quiero eso” característico del ardor apostólico; pero con un amplio espacio para el deba-te y el diálogo que hace que esa pasión se muestre como lo que es: accesible para todos, den-tro de los dones y talentos que Dios considera conceder a cada uno. Todo esto bajo una premisa esencial: dejar de lado las osten-tosidades espirituales y hablar con naturalidad y transparencia de lo que vive cada uno, como los jóvenes cristianos normales y corrientes que somos.

El programa me ha concedido el privilegio de conocer a jóvenes de dentro y fuera de la comuni-dad a los que, si hubiese depen-dido de mi comodidad, segura-mente no habría dado el paso de acercarme. El Señor me regaló también un equipo precioso con la naturalidad y alegría de Elena Castillo y la entrega y serenidad de Antonio Gómez, que no sólo me aportan perspectivas muy diferentes en el planteamiento

de los temas y llegan donde yo no llego, sino que también me ha permitido conocerles mejor y entablar una amistad muy de Dios, que ha hecho que las tro-pecientas meteduras de pata que cometemos no sean más que una fuente de risas. He po-dido entrevistar a personas con testimonios interesantísimos, he adquirido mucha formación (tan-to preparando cada programa como escuchando y debatiendo con los participantes) y también he aprendido a entregarme y a pedir ayuda cuando no puedo más, a no pretender abarcarlo todo y a fiarme de que es el Se-ñor el que saca todo adelante.

Os doy mi testimonio, pero no con el objetivo único de dar a conocer las obras de Dios en esta pequeña gran misión, si-no también de animaros, como cristianos y como dirigentes, es-pecialmente a los jóvenes, a es-cucharnos. Si bien, como mente pensante de esta horita en la radio nacional, le tengo un es-pecial aprecio, creo que soy ob-jetiva al decir que puede ayudar a muchos, porque aporta forma-ción, lleva a la oración y motiva a la acción. Y, como buena cur-sillista, quiero ir más allá: quere-mos, necesitamos, el mundo ne-cesita, Cristo os pide que seáis parte de esta empresa que nos encomienda, siendo testigos de forma concreta a través de las ondas, el primer martes de cada mes a las 23:00 horas en Radio María. Como dijo san Ireneo y le gusta repetir a Antonio, “ser joven entre los jóvenes para ser ejemplo de los jóvenes y consa-grarlos al Señor”.

DE COLORES

Protagonistas: los jóvenes en Radio María

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