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Secularización : Desaparición de los signos, valores o comportamientos que se consideran propios o identificativos de una confesión religiosa. El concepto de secularismo ; se identifica con el laicismo y traduce una estrategia, puesta en práctica desde ambientes de poder o de influencia social (medios de comunicación), para erosionar la presencia de organizaciones o ideas religiosas. Quizás en contraste con esta ideología se pueda caracterizar la secularización como un proceso menos intencional, más espontáneo y que no responde a ninguna maniobra de oposición a la fe religiosa. A partir de este panorama, que quiere reflejar los contextos polémicos en los que surge y se utiliza el término secularización, se puede concluir que, a pesar de la existencia de propuestas contrarias, no puede prescindirse hoy de ese concepto, a la hora de observar la sociedad y la dinámica de lo religioso. Es difícil encontrar un consenso sobre lo que realmente queremos decir con esa palabra; de forma provisional, al menos, nos referimos a la situación sociocultural en la que la /religión pierde capacidad de influencia, el individuo tiene total libertad para seguir un credo religioso, y se produce una consecuente disminución de la participación en los ritos de una /comunidad creyente, y un menor nivel de aceptación de las propuestas de fe y de carácter moral por parte de los ciudadanos de una sociedad. Un análisis un tanto más exigente de la realidad social de la secularización, debe poner de manifiesto las causas actuales de la misma y sus consecuencias. Entre las primeras suele apuntarse: a) El pluralismo social y religioso, con el consecuente relativismo de los valores y de las creencias, que dejan de estar respaldados por la totalidad de un pueblo, y pasan a ser patrimonio de grupos que comparten sus cosmovisiones junto a

Secularización

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Page 1: Secularización

Secularización : Desaparición de los signos, valores o comportamientos que se consideran propios o identificativos de una confesión religiosa.

El concepto de secularismo ; se identifica con el laicismo y traduce una estrategia, puesta en práctica desde ambientes de poder o de influencia social (medios de comunicación), para erosionar la presencia de organizaciones o ideas religiosas. Quizás en contraste con esta ideología se pueda caracterizar la secularización como un proceso menos intencional, más espontáneo y que no responde a ninguna maniobra de oposición a la fe religiosa.

A partir de este panorama, que quiere reflejar los contextos polémicos en los que surge y se utiliza el término secularización, se puede concluir que, a pesar de la existencia de propuestas contrarias, no puede prescindirse hoy de ese concepto, a la hora de observar la sociedad y la dinámica de lo religioso. Es difícil encontrar un consenso sobre lo que realmente queremos decir con esa palabra; de forma provisional, al menos, nos referimos a la situación sociocultural en la que la /religión pierde capacidad de influencia, el individuo tiene total libertad para seguir un credo religioso, y se produce una consecuente disminución de la participación en los ritos de una /comunidad creyente, y un menor nivel de aceptación de las propuestas de fe y de carácter moral por parte de los ciudadanos de una sociedad.

Un análisis un tanto más exigente de la realidad social de la secularización, debe poner de manifiesto las causas actuales de la misma y sus consecuencias. Entre las primeras suele apuntarse:

a) El pluralismo social y religioso, con el consecuente relativismo de los valores y de las creencias, que dejan de estar respaldados por la totalidad de un pueblo, y pasan a ser patrimonio de grupos que comparten sus cosmovisiones junto a otros. Esa situación erosiona la plausibilidad de credos que se reclaman como absolutos.

b) La privatización de la fe, que responde a una decisión personal, y que no puede ser impuesta por nadie, tampoco por una tradición. Ello provoca que la decisión creyente se vea sometida a factores que las Iglesias no pueden controlar, y que se remiten incluso a una situación de mercado, en el sentido que el ' individuo se siente confrontado con una multitud de ofertas de sentido global con pretensiones de validez.

c) Continúan, de todos modos, siendo válidos los diagnósticos que formulara Weber sobre el desgaste de las «religiones de 'fraternidad», sobre todo a causa de su contraste conlos sistemas sociales más avanzados, como la economía, con sus exigencias materiales; la política, como estrategia de poder; y la ciencia, como sistema autónomo de conocimiento, que hoy alimenta además buena parte de la conciencia crítica que se vierte contra las iglesias.

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d) No deben olvidarse las causas internas de secularización, o la culpabilidad eclesial, consecuencia del desprestigio de las instituciones y de las personas representativas de ellas, así como la constatación de la esterilidad, o incluso negatividad, de desarrollos teológicos y de experiencias prácticas poco afortunados, a la hora de rescatar el significado del cristianismo en un mundo secular, y que han profundizado aún más las tendencias secularizadoras (las más extremas son las teologías de la muerte de Dios, pero W. Pannenberg denuncia también a las teologías feministas, e incluso a una parte de la teología de la 'liberación).