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Sedúceme muy bajo POR JORGE UMAÑA-CASTILLO

Sedúceme muy bajo

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Análisis del porqué la canción Paradise es la preferida del autor.

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Sedúceme muy bajo

p o r J o r g e U m a ñ a - C a s t i l l o

Existen seducciones que se pronuncian con voz profunda y penetrante, que se acompañan con las armonías símiles al latido del corazón, seducciones

que hacen compañía al dulce sonido del smooth jazz, seducciones que saltan de tempo y que, en muchas ocasiones, lejos de ser románticas, conducen al éxtasis estruendoso del rock, en donde ese diálogo rítmico de graves grave hace gala de su máximo nivel técnico.

El bajo siempre late al ritmo de la atracción. Si usted me pregunta que cómo me gustan los bajos, yo sin temor le puedo decir que potentes, pero suaves. Siempre disfruté de las veces en que como sonidista de algún evento, coloqué a la máxima potencia a ese sonido que siempre me sedujo por su variable capacidad de impactarme tanto auditivamente como fisiológicamente: duro y rítmico, suave y seductor.

El bajo eléctrico fue creado por Clarence Leo Fender en 1951, año en el que la compañía nombrada con el apellido del creador presenta al mercado, su hoy modelo clásico, el “Fender Precision Bass” y justo ahí comienza la popularidad de este instrumento. Dentro de los diversos géneros que

lo acogieron se encuentra el jazz, que apelaba a la tuba y al contrabajo para llevar los tonos graves a la ejecución de los ritmos, que con el tiempo se aceleraron a cuatro tiempos por compás lo que los volvía incapaces de lograr sostenerse en ese tempo , además de la complicación particular de transportar un contrabajo con facilidad, ante lo cual el bajo ganó más y más adeptos dentro del género, siendo el instrumento clave para la creación de un estilo particular dentro del género.

En el bajo eléctrico la combinación posible de tempos y los modos de ejecutar las cuerdas, trastes y cejilla, permite generar grados de complejidad relativos a la intencionalidad de la ejecución. Una de las riquezas de la seducción del bajo, se encuentra en el smooth jazz dentro del cual el bajo tiene como función crear una base rítmica cálida como en el caso de las canciones de la cantante, de ascendencia nigeriana y de nacionalidad británica, Sade. Dentro de su larga lista de éxitos en los años ochenta cabe destacar la canción “Paradise” del álbum “Stronger tan pride” (1988), la cual en su inicio posee una fuerte carga del bajo eléctrico el cual, a través de una línea de ejecución hipnótica, sostenida y repetida, logra hilar la canción a

Fotogramas del video “Paradise” de Sade. ©1992 Sony Music Entertainment UK Limited.

TM

en el cuerpo humano, en donde sentir la música es resonar en otra persona, es decir, entrar en conexión con el otro, con el que logramos construir las imágenes mentales que nos puede evocar escuchar a Sade cantando “Paradise”.

Los bajos moderados acompañados de la percusión de la batería y remarcados con los coros vocales graves, remarcan el sentido de intimidad, a través de la construcción de una atmósfera que juega con el ritmo, que seduce candenciosamente y remarca la invitación de la que hace gala la canción: una provocación al deleite amoroso, a un amor pleno, lleno de la rítmica del cuerpo transmutada a la musicalización de las estrofas de Sade.

El ritmo inicial tiene un claro componente hipnotizante que se basa en lo minimalista de su ejecución. Es la voz sensual masculina una construcción que está fuertemente ligada a un tono bajo, profundo, y claramente rítmico, justo como la línea de bajo. La línea de bajo permite emular en sí misma un diálogo hombre-mujer-hombre, de manera que los dos se complementan tonalmente de manera armónica, dibujando un encuentro apasionado a dos voces distintas que seducen a quien goza del diálogo musical y verbal de la composición.

En Sade la utilización constante del bajo, como acompañante indiscutible a lo largo de muchas de sus canciones, es sin duda un deleite, y en esta canción, el papel tanto del bajo eléctrico, como de los tonos bajos cobija a la seducción a flor de piel, en un anhelo de que su ritmo hipnótico permita repetirla una y otra vez y permita descubrir la pasión de vivir en el paraíso de los amantes.

lo largo de los cuatro minutos de duración. Describir a “Paradise” es evocar las imágenes de la sensualidad, la noche, la elegancia y la suavidad, todo gracias al acople de la voz y la base rítmica de la canción, que por demás, tiene una influencia clara, pero leve, de la percusión latina que la dota de una textura musical sofisticada.

¿Porqué el bajo eléctrico es fundamental para provocar esos efectos en “Paradise”?. El bajo como instrumento musical permite generar patrones básicos de ritmos para componer una melodía, siendo estos los que percibe la mente humana de manera sencilla, y que permiten construir armonías que determinan el grado de complejidad de una canción. Dentro de los diversos estudios psicológicos que cita David J. Hargreaves en su libro “Música y desarrolla psicológico” existe uno de ellos que posee como base hipotética la medición de la reacción de la gente ante la música, teniendo una medición del juicio de la complejidad subjetiva de las canciones, dentro de la cual se dice que a las personas no deberían de gustarles las piezas musicales que perciben como de una complejidad simple o muy avanzada, sino que la gran mayoría de nosotros tendemos a privilegiar aquellas que poseen un grado intermedio, capaz de permitir una comprehensión mejor de los niveles de información que son recibidos y percibidos a través de la ejecución musical, lo que nos permite sentirnos confortables con la audición de música que cumpla con estos párametros.

“Paradise” es una invitación para navegar por la seducción suavemente, deslizándonos despacio y a una misma velocidad por la sensualidad de los espacios creados por la musicalización y la tesitura vocal de Sade. La música navega en espacios de excitación planos, que permiten descansar sabiendo que los niveles de incertidumbre se reducen a cero, al reposar la estructura musical en el sonido constante e hipnótico del bajo. Es el sonido hipnótico del bajo una alegoría al corazón, puesto que sin duda alguna la música, como afirma Anthonny Storr en “La Música y la mente”, es una actividad que tiene su origen

BiBLiogrAFíA. Manus, r., & Manus, M. (1996). Metodo de Bajo. Madrid: Alfred Music Publishing. / Hargreaves, D. J. (1998). Música y desarrollo psicológico. Madrid: grao.

feels likeyou’re minefeels rightso fineI’m yoursyou’re minelike paradise

Estilo y ComunicaciónProf. Jessica ClarkII Semestre de 2011