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SEGUNDA CAMPAÑA DE EXCCIONES EN EL YACIMNTO DE EDAD DEL BRONCE · DE PEÑALOSA (BAÑOS DE ENCA, JAEN) F. CONTRERAS F. NOCETE M. SANCHEZ RUIZ INODUCCION La excavación arqueológica sistemática de Peñalosa se inscribe dentro de un Proyecto de Investigación que tiene como objetivo global el análisis histórico de las comunidades que ocuparon durante la Edad del Bronce la Depresión Linares-Bailén y las estribaciones meridionales de Sierra Morena, enmarcándose dentro del área geográfica definida como Alto Guadalquivir. El interés de este Proyecto radica en el estudio de un área reducida y netamente marcada a nivel espacial, que posee una gran importancia estraté- gica, tanto a nivel de comunicación -vías naturales- como económi- ca -núcleo minero- y donde se localizan una serie de asentamientos de gran importancia y con una homogeneidad cultural concreta (Edad del Bronce). Por tanto, esta zona se erige como el centro de atención para resolver los problemas ndamentales de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir, pudiendo asímismo proporcionar información sobre una serie de cuestiones histórico-culturales que afectan a todo el mediodía peninsular. Los objetivos de este Proyecto ya han sido expuestos (Contreras, Nocete y Sánchez, 1984), si bien a modo de síntesis se pueden reducir al planteamiento de tres cuestiones: delimitación de las conexiones argáricas dentro del desarrollo de las comunidades de la Edad del Bronce en Jaén; análisis del funcionamiento de la metalurgia como elemento de ruptura hacia nuevos modelos socia- les más estratif icados y jerarquizados y, por último, definición del panorama cultural de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir. Para la obtención de los datos necesarios que nos ayuden a cubrir estos objetivos hemos programado una serie de actuaciones, una parte de las cuales ya se han llevado a cabo. Así, hasta el momento, se ha realizado una prospección con sondeo en el Cerro de Plazas de Armas de Sevilleja (Espeluy, Jaén). Se trata de un asentamiento sobre un cerro amesetado enclavado a orillas del Guadalquivir, cercano a la desembocadura del río Rumblar, que ha proporcionado una interesante secuencia cultural con restos materiales pertene- cientes al Neolítico Final, Edad del Bronce, Epoca Iberorromana y Medieval (Contreras, Nocete, Sánchez, 1985). Entre los años 1986 y 1987 se han llevado a cabo la prospección sistemática de la cuenca baja (Nocete y otros, 1986) y de la cuenca media-alta del río Rumblar (Lizcano y otros, 1987), que ha proporcionado una valiosa informa- ción sobre el patrón de asentamiento establecido en la cuenca del río Rumblar, mostrando una clara jerarquización del territorio prospectado. Las actuaciones de campo se han centrado, por último, en la excavación del yacimiento "clásico" de· Peñalosa (Baños de la Encina) en el que se ha realizado una primera campaña de excavaciones (Contreras, Nocete y Sánchez, 1986) centrada en trabajos planimétricos y topográficos, así como en la detección del estado actual de los depósitos arqueológicos de este asentamiento. Con estos antecedentes se ha continuado en 1987 con la excavación sistemática de Peñalosa. DESCCION DE LOS OS DE EXCA VACION El yacimiento de Peñalosa se halla ubicado en la margen derecha del río Rumblar, dentro del término municipal de Baños de la Encina, siendo sus coordenadas geográficas 38º 10' 19" de latitud Norte y 3º 47' 37" de longitud Oeste. El poblado se asienta sobre un espolón de pizarra en forma de lengua, con pendientes pronuncia- das, estando enmarcado por el arroyo de Salsipuedes y el propio río 252 Rumblar. Se alza, por tanto, sobre dicho río, cuyo valle está inundado actualmente por las aguas del embalse del Rumblar. La segunda campaña de excavaciones ha tenido lugar durante los meses de agosto y septiembre de 1987, bajo la dirección de Francisco Contreras Cortés, Francisco Nocete Calvo y Marcelino Ruiz Sánchez, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y ha contado con la colaboración de Fran- cisco Alcaraz Hernández, Manuel Barragán Cerezo, Camelia Casas Garrido, José Crespo García, José Tomás Cruz Garrido, Alicia Gómez Martín, Encarnación Gómez del Toro, Rafael Lizcano Preste!, José López Rozas, Mª Gádor Maldonado Cabrera, Pedro Martínez de la Torre, Valentina Mérida González, Ricardo Molina González, Auxilio Moreno Onorato, Sebastián Moya García, Elsa Osuna Ortega, Cristobal Pérez Barea, Inmaculada Raya Praena, Beatriz Risueño Olarte, Carolina Ruiz González y Victoria Ruiz Sán- chez. Asímismo tenemos que agradecer los trabajos de topografía llevados a cabo por M.A. Sánchez Ruiz y los dibujos a tinta de la colección Muñoz Cobo realizados por Narciso Zafra de la Torre. Hay que resaltar nuevamente las facilidades concedidas por D. Raul Larios Valdeoliva, propietario del terreno donde se ubica el yaci- miento, así como la estimable colaboración de D. Juan Antonio Melgarejo Moreno, alcalde de Baños de la Encina, quien se interesó por el desarrollo de nuestros trabajos y nos resolvió cua n tos problemas se nos plantearon. Igualmente, tenemos que agradecer a D. Juan Martínez, quien generosamente nos cedió una casa de su propiedad para la estancia del equipo excavador. Por último, queremos mencionar con especial interés la gran dedicación y el buen hacer de los trabajadores contratados de la localidad de Baños de la Encina. Finalmente, señalar que esta excavación se pudo llevar a cabo gracias a la subvención de 3.000.000 de pesetas concedida por la Dirección General de Bellas Artes de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los objetivos planteados para esta segunda campaña se pueden resumir de la siguiente manera: l. Los trabajos de excavación se han centrado fundamentalmente en la ladera Norte, donde ya se comenzaba a trabajar en la primera campaña. En ella se han realizado, metodológicamente, dos tipos de actuación. A media ladera se ha practicado un trabajo de excavación en extensión, rebajando tan sólo el nivel superficial hasta alcanzar la masa de denumbes de piedra, pretendiendo con ello completar la planimetría del sector. Por otro lado, en las zonas bajas, ya limpiadas y documentadas sus estructuras en la campaña anterior, se ha realizado una excavación en profundidad de algunas de ellas, pretendiendo con ello ver el estado de los depósitos arqueológicos de las partes bajas del yacimiento, semipermanente- mente inundadas por el pantano del Rumblar, y a la vez iniciar el estudio del asentamiento. 2. Un segundo objetivo de esta campaña ha consistido en documentar las excavaciones antiguas realizadas en Peñalosa a principios de los años 70 y que aún no han sido publicadas. Para ello se planteó un corte en la cima del yacimiento, lugar donde quedaban claras las huellas de los trabajos antiguos, y se procedió a su limpieza superficial. Esta actuación se completó con un pequeño sondeo vertical para determinar el grosor de la secuencia estratigráfica en esta zona. 3. Aprovechando la bajada del nivel de agua del pantano del Rumblar en las fechas de la excavación, se planificó el trabajo de campo para completar la planimetría y la topografía de las partes más bajas del yacimiento.

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SEGUNDA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN EL YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE ·DE PEÑALOSA (BAÑOS DE LA ENCINA, JAEN)

F. CONTRERAS F. NOCETE M . SANCHEZ RUIZ

INTRODUCCION

La excavación arqueológica sistemática de Peñalosa se inscribe dentro de un Proyecto de Investigación que tiene como objetivo global el análisis histórico de las comunidades que ocuparon durante la Edad del Bronce la Depresión Linares-Bailén y las estribaciones meridionales de Sierra Morena, enmarcándose dentro del área geográfica definida como Alto Guadalquivir. El interés de este Proyecto radica en el estudio de un área reducida y netamente marcada a nivel espacial, que posee una gran importancia estraté­gica, tanto a nivel de comunicación -vías naturales- como económi­ca -núcleo minero- y donde se localizan una serie de asentamientos de gran importancia y con una homogeneidad cultural concreta (Edad del Bronce). Por tanto, esta zona se erige como el centro de atención para resolver los problemas fundamentales de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir, pudiendo asímismo proporcionar información sobre una serie de cuestiones histórico-culturales que afectan a todo el mediodía peninsular.

Los objetivos de este Proyecto ya han sido expuestos (Contreras, Nocete y Sánchez, 1984), si bien a modo de síntesis se pueden reducir al planteamiento de tres cuestiones: delimitación de las conexiones argáricas dentro del desarrollo de las comunidades de la Edad del Bronce en Jaén; análisis del funcionamiento de la metalurgia como elemento de ruptura hacia nuevos modelos socia­les más estratificados y jerarquizados y, por último, definición del panorama cultural de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir.

Para la obtención de los datos necesarios que nos ayuden a cubrir estos objetivos hemos programado una serie de actuaciones, una parte de las cuales ya se han llevado a cabo. Así, hasta el momento, se ha realizado una prospección con sondeo en el Cerro de Plazas de Armas de Sevilleja (Espeluy, Jaén). Se trata de un asentamiento sobre un cerro amesetado enclavado a orillas del Guadalquivir, cercano a la desembocadura del río Rumblar, que ha proporcionado una interesante secuencia cultural con restos materiales pertene­cientes al Neolítico Final, Edad del Bronce, Epoca Iberorromana y Medieval (Contreras, Nocete, Sánchez, 1985). Entre los años 1986 y 1987 se han llevado a cabo la prospección sistemática de la cuenca baja (Nocete y otros, 1986) y de la cuenca media-alta del río Rumblar (Lizcano y otros, 1987), que ha proporcionado una valiosa informa­ción sobre el patrón de asentamiento establecido en la cuenca del río Rumblar, mostrando una clara jerarquización del territorio prospectado. Las actuaciones de campo se han centrado, por último, en la excavación del yacimiento "clásico" de · Peñalosa (Baños de la Encina) en el que se ha realizado una primera campaña de excavaciones (Contreras, Nocete y Sánchez, 1986) centrada en trabajos planimétricos y topográficos, así como en la detección del estado actual de los depósitos arqueológicos de este asentamiento. Con estos antecedentes se ha continuado en 1987 con la excavación sistemática de Peñalosa.

DESCRIPCION DE LOS TRABAJOS DE EXCA VACION

El yacimiento de Peñalosa se halla ubicado en la margen derecha del río Rumblar, dentro del término municipal de Baños de la Encina, siendo sus coordenadas geográficas 38º 10 ' 19" de latitud Norte y 3º 47' 37" de longitud Oeste. El poblado se asienta sobre un espolón de pizarra en forma de lengua, con pendientes pronuncia­das, estando enmarcado por el arroyo de Salsipuedes y el propio río

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Rumblar. Se alza, por tanto, sobre dicho río, cuyo valle está inundado actualmente por las aguas del embalse del Rumblar.

La segunda campaña de excavaciones ha tenido lugar durante los meses de agosto y septiembre de 1987, bajo la dirección de Francisco Contreras Cortés, Francisco Nocete Calvo y Marcelino Ruiz Sánchez, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y ha contado con la colaboración de Fran­cisco Alcaraz Hernández, Manuel Barragán Cerezo, Camelia Casas Garrido, José Crespo García, José Tomás Cruz Garrido, Alicia Gómez Martín, Encarnación Gómez del Toro, Rafael Lizcano Preste!, José López Rozas, Mª Gádor Maldonado Cabrera, Pedro Martínez de la Torre, Valentina Mérida González, Ricardo Molina González, Auxilio Moreno Onorato, Sebastián Moya García, Elsa Osuna Ortega, Cristobal Pérez Barea, Inmaculada Raya Praena, Beatriz Risueño Olarte, Carolina Ruiz González y Victoria Ruiz Sán­chez. Asímismo tenemos que agradecer los trabajos de topografía llevados a cabo por M.A. Sánchez Ruiz y los dibujos a tinta de la colección Muñoz Cobo realizados por Narciso Zafra de la Torre. Hay que resaltar nuevamente las facilidades concedidas por D. Raul Larios Valdeoliva, propietario del terreno donde se ubica el yaci­miento, así como la estimable colaboración de D. Juan Antonio Melgarejo Moreno, alcalde de Baños de la Encina, quien se interesó por el desarrollo de nuestros trabajos y nos resolvió cuantos problemas se nos plantearon. Igualmente, tenemos que agradecer a D. Juan Martínez, quien generosamente nos cedió una casa de su propiedad para la estancia del equipo excavador. Por último, queremos mencionar con especial interés la gran dedicación y el buen hacer de los trabajadores contratados de la localidad de Baños de la Encina. Finalmente, señalar que esta excavación se pudo llevar a cabo gracias a la subvención de 3 .000.000 de pesetas concedida por la Dirección General de Bellas Artes de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Los objetivos planteados para esta segunda campaña se pueden resumir de la siguiente manera:

l . Los trabajos de excavación se han centrado fundamentalmente en la ladera Norte, donde ya se comenzaba a trabajar en la primera campaña. En ella se han realizado, metodológicamente, dos tipos de actuación. A media ladera se ha practicado un trabajo de excavación en extensión, rebajando tan sólo el nivel superficial hasta alcanzar la masa de denumbes de piedra, pretendiendo con ello completar la planimetría del sector. Por otro lado, en las zonas bajas, ya limpiadas y documentadas sus estructuras en la campaña anterior, se ha realizado una excavación en profundidad de algunas de ellas, pretendiendo con ello ver el estado de los depósitos arqueológicos de las partes bajas del yacimiento, semipermanente­mente inundadas por el pantano del Rumblar, y a la vez iniciar el estudio del asentamiento.

2. Un segundo objetivo de esta campaña ha consistido en documentar las excavaciones antiguas realizadas en Peñalosa a principios de los años 70 y que aún no han sido publicadas. Para ello se planteó un corte en la cima del yacimiento, lugar donde quedaban claras las huellas de los trabajos antiguos, y se procedió a su limpieza superficial. Esta actuación se completó con un pequeño sondeo vertical para determinar el grosor de la secuencia estratigráfica en esta zona.

3. Aprovechando la bajada del nivel de agua del pantano del Rumblar en las fechas de la excavación, se planificó el trabajo de campo para completar la planimetría y la topografía de las partes más bajas del yacimiento.

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4. Un último objetivo planteado consistía en la documentación arqueológica de los artefactos procedentes de Peñalosa y que se hallaban distribuidos en colecciones particulares.

Trabajos de excavación en la ladera Norte

Como ya se ha dicho, en la ladera Norte se ha centrado el grueso de los trabajos de campo de esta campaña, tanto a nivel superficial como en vertical. Las características constructivas de esta ladera después de los trabajos de 1986 nos mostraba un asentamiento con grandes zonas aterrazadas, que se articulaban a distinta altura a lo largo de la ladera, quedando todas las estructuras claramente expuestas, ya que la acción erosiva de las aguas del pantano había alterado los depósitos superficiales. Para completar la planimetría se plantearon tres grandes cortes, nº 4, 5 y 7 (fig. 1) que se desarrollaron hacia el Oeste partiendo del eje estratigráfico (corte 3) ya planteado en 1986 y cubren una amplia área del yacimiento hasta alcanzar los afloramientos rocosos por el Este. Estos tres cortes se separaron por testigos de 2 m. de anchura y en ellos tan sólo se llevó a cabo una limpieza superficial.

El corte 4 se planteó como una ampliación del corte 3, con 7 m. de ancho en dirección Este-Oeste por 10 m. de largo. Tras la limpieza superficial hasta llegar a los primeros niveles del denumbe

FIG. l. Topografía y planimetría de Peñalosa.

se ha podido delimitar dos grandes líneas constructivas que recorren de manera contínua el corte en sentido Este-Oeste y que delimitan dos áreas de relleno arqueológico aterrazadas. Aparecen igualmente muros perpendiculares, articulados con los anteriores, definiendo la compartimentación del espacio en áreas más peque­ñas. Estas estructuras presentan una gran complejidad en cuanto que se aprecian una serie de adosamientos y puertas que indican sucesivos replanteamientos en esta zona del poblado, que no pueden ser definidos claramente hasta que no se aborde la excavación en profundidad de este sector (Lám.I).

El corte 5 se halla separado del 4 por un testigo de 2 m. , presentando una longitud de 7 m. en sentido Este-Oeste; mientras que en sentido Sur-Norte tiene unas medidas que oscilan entre 10 y 12 m., ya que no tiene una delimitación artificial, sino que es el gran muro que constituía la terraza inferior de habitación de los cortes 3 y 4 el que sirve de límite al Norte. Al igual que en el corte 4, en la parte superior aparece un gran muro longitudinal en dirección Este-Oeste que divide en dos planos a distinta altura el espacio, ofreciendo como particularidad la presencia de una pequeña estructura rectangular embutida en él (Lám.II). También presenta restos de muros transversales que debieron servir para compartimentar el espacio de esa terraza.

La terraza más baja que se delimitó en este corte aparece como un

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gran espacio, en el que no se ha podido delimitar estructuras debido al denso denumbe existente, dejando para una próxima campaña su excavación en profundidad.

El corte 7 es el más occidental de este nivel de terrazas hallándose delimitado hacia el Oeste por los afloramientos rocosos y separado hacia el Este del corte 5 por un testigo de 2 m. , con una anchura máxima de 5 m. Hacia el Norte lo delimita la continuación del mismo muro que a los cortes 4 y 5, teniendo una longitud de unos 12 .5 m. En esta área de excavación se pueden observar dos sectores situados a diferente altura. En el superior aparece la roca a poca pro­fundidad y tan sólo han pervivido los restos de las primeras hiladas de estructuras, que en este sector se van adaptando al terreno y se

FIG.2. Planimetría de la campaña de 1987 en Peñalosa.

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adosan a un muro albarrano que recubre la roca formando una pared en la parte más occidental. El sector inferior queda delimitado por una amplia curva que ofrece la misma estructura que lo delimita al Norte, englobando un amplio espacio en el que no aparecen estructuras debido al gran derrumbe existente, como sucedía en el corte 5, y que nos impide conocer su compartimentación.

Entre ambos sectores discurre un pasillo de 1 a 1 . 5 m. de anchura que tiene una dirección Este-Oeste y del que sale una ramificación hacia el Norte permitiendo conectar estos espacios con la siguiente terraza.

Los trabajos en esta ladera N01te se han completado con la excavación en profundidad de las zonas más bajas de la misma.

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Ladera Sur

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Ladero Norte

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Esto se ha debido a la necesidad de aprovechar la enorme bajada del nivel de las aguas del pantano y documentar esta área del yacimiento antes de que aumente el deterioro y destrucción del relleno arqueológico producido por la acción erosiva de las aguas del embalse. La zona en la que nos hemos centrado se sitúa al Norte del gran muro longitudinal que recorría el límite Norte de los cortes 4, 5 y 7. Se trata de áreas ya definidas claramente en la campaña anterior, con una serie de estructuras muy bien delimitadas, por lo que hemos procedido a la excavación en profundidad de las mismas siguiendo los límites naturales de su enmarcación y no cortes artificiales. Se trata de estructuras de forma rectangular, con las es­quinas redondeadas, con unas características constructivas simila­res, a base de muros de pizarra y suelos attificiales que salvan el desnivel de la roca mediante un relleno de arcilla, sobre el que, una vez horizontalizado, se suele colocar un pavimento de pizarras planas formando un enlosado.

Ya en la campaña de 1986 se excavó un sector del corte 3, denominado 2b, que se correspondía con un área de habitación en la que aparecía una estructura rectangular formada por lajas de pizarra hincadas. Esta área se ha ampliado en dirección Oeste hasta completar su planta, de unos 34 metros cuadrados aproximadamen­te. Esta estructura la hemos denominado corte 6. En su extremo occidental aparece un acceso formado por una puerta de unos 70 cms. de vano, a cuyos lados se encuentran dos hoyos de poste, uno formado por piedras hincadas y otro excavado en la roca (Lám.IV). En la parte de la entrada aparecen unos pequeños agujeros realiza­dos en las pizarras que pudieron haber servido para el apoyo del eje ele la puerta . La presencia ele estos hoyos de poste nos remite a una posible estntctura ele madera que formaría un entramado recubierto de ramaje y barro, tal como se ha documentado en los derrumbes aparecidos en el interior de esta estructura.

Se ha podido registrar una compartimentación longitudinal que divide la estructura en dos mitades. Esta compartimentación la realiza un tabique formado por lajas de pizarra hincadas y alineadas, recubiertas por arcilla roja. A veces se adosa a un recorte ele la roca realizado artificialmente, formando dos alturas diferentes en el interior de este espacio:

-La mitad Sur tiene por suelo la propia roca natural, ele forma bastante plana. Adosado al gran muro longitudinal que sitve de pared trasera a esta estructura, y paralelo a él en su base, apareció un banco, a veces formado por el propio corte de la roca y a veces completado con lajas y piedras recubiertas ele arcilla roja (Lím.IV). Sobre este banco aparecieron una serie ele vasijas (olla ovoide con cuello y cuenco) que nos pueden advertir ele su uso como conte­nedores para empleo inmediato del producto que contuvieran, bien fuera de consumo o bien de producción. En la esquina Suroeste de este espacio apareció un poyete reelevado sobre el suelo en el que se documentan tres pesas de telar completas y una cuarta que apareció rodada en la base (Lám.V). Junto a ellas la presencia ele pequeñas lajas de pizarra con escotaduras laterales (¿husos?) nos remite a una posible actividad textil .

-La mitad Norte de este gran espacio presenta un suelo, a menor altura que el anterior, formado por lajas de pizarra sobre un relleno de arcillas y tierras. En ella se pueden diferenciar dos áreas de actividad. Por un lado, la más cercana a la puerta de acceso, con la consetvación de más de 20 pesas ele telar en un espacio de unos 2 metros cuadrados (Lám.III), Jo que parece definir una posible zona ele telar cercana a la mayor iluminación natural, gracias a la presencia de la puerta en sus inmediaciones. En la zona más oriental de la estructura, la presencia de molinos y otra pequeña comparti­mentación nos muestra posiblemente un espacio más dirigido a la producción de bienes de alimentación (molienda de grano). Asocia­do al muro más septentronal, y donde la erosión del pantano fue mayor, se ha podido documentar un amasijo de huesos, posible­mente humanos, en un estado de total deterioro.

La estructura que hemos denominado corteS tiene similares carac­terísticas a la anterior, si bien es de menores dimensiones (22 metros cuadrados aproximadamente). Es igualmente rectangular, con las esquinas redondeadas y tiene su eje Este-Oeste unos 8 m. de largo por 3 m. de ancho. El acceso se realiza por una puerta, situada en el extremo oriental, muy parecida a la ele la estructura del corte 6,

ele 0 .70 m. de ancho. El suelo de ocupación está formado por un enlosado de pizarra sobre un relleno de arcilla para nivelar el terreno. Desgraciadamente, el estado ele conservación es lamenta­ble ya que ha sufrido un fortísimo proceso de erosión por las aguas del pantano. No obstante, el registro arqueológico apunta hacia la actividad metalúrgica (gotas de fundición, crisoles, mineral de cobre).

Entre ambas estructuras apareció otra construcción ele forma cua­drangular con las esquinas redondeadas, mucho más pequeña que las dos anteriores (3 x 3 m.) y que se adosaba al gran muro longitudinal que separa dos grandes terrazas. La presencia de este tipo de estructuras a lo largo de este muro planteaba una posible funcionalidad defensiva, como bastiones, o sencillamente construc­tiva, como refuerzos. En la excavación de esta estructura no hemos podido definir su funcionalidad. Al excavar en su interior, mitad oriental , no se ha documentado un suelo claro de ocupación, tan sólo la presencia de un pequeño compartimento de pizarras, donde se han encontrado tras vasijas (cuencos) y que le pueden conferir una labor más doméstica a este espacio.

Limpieza y documentación de las excavaciones antiguas

Las excavaciones realizadas por el Dr. García Serrano en los años 60 se centraron en una de las zonas altas del yacimiento, en concreto la más occidental y de mejor acceso desde el Cerro de la Peüa Losa. Los cottes realizados entonces han ido sufriendo una fuerte erosión, quedando desdibujados totalmente (Lám.VI). Por lo tanto, nuestros objetivos se centraron en la limpieza y delimitación de las estructu­ras que allí había para poder calibrar la magnitud de estos sondeos antiguos y el estado de conservación del registro arqueológico en esta zona. Para ello se planteó el corte 9, con unas dimensiones de 17 x 17 m.

Nuestra labor ha consistido en una limpieza superficial para definir estructuras y en el planteamiento de una serie de perfiles que nos pudieran oíi"ecer una lectura estratigráfica una vez "vaciado" el relleno de los antiguos cortes. A nivel de estructuras, en este gran sector se han podido documentar grandes líneas de trazado com­plejo, que posiblemente respondan a un potente sistema de fotti­ficación, con sucesivas reestructuraciones, que parece cerrar el acceso al asentamiento en una de sus pattes más vulnerables (Lám.VII). Aún no hemos podido delimitar todo el espacio de esta gran construcción, pero parece estar formada por una serie ele adosamientos de grandes muros absidales de dirección Este-Oeste, con presencia de pasillos estrechos y puertas en recodo. Es necesaria la ampliación y limpieza superficial de toda la zona para conocer la planta completa, que será uno de los objetivos de la próxima campaña.

Aprovechando una serie de hoyos de clandestinos en las inmedia­ciones del corte 9, se realizó una ampliación limitada de unos 3 .20

LAM.I. Peñalosa. Construcciones del corte 4.

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FIG.]. Materiales procedentes de Peñalosa.

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L¿lM.!J. Peñalo�a. Construcciones del corte 'i . T.AM.liJ. Pet'ialosa. Vista general del corte 6.

x 5 m . donde pudimos obtener una lectura estratigráfica y una documentación material del momento de ocupación más reciente en esta zona . Fases más antiguas ele ocupación quedaron documen­tadas tan sólo en estructuras, que no pudieron ser excavadas debido al espacio tan reducido que quedó y por el mayor interés que ofrecía el suelo ele ocupación que apareció en este sector.

El reducido registro, pero importante por tratarse ele un depósito "in situ" , ele este sondeo documentaba para su último momento ele uso la presencia de un espacio claramente doméstico, donde se articula, por una parte , el almacenaje del cereal (trigo) en cinco graneles vasijas (Lá m . I) junto con una estructura ele molienda com­puesta por un banco reelevado sobre el que se asienta una piedra ele molino (Lám. VIII), y por otra parte, se aprecia otra área ele actividad, documentada por indicios de combustión, a los que se adscribe un molde para lingotes y una plancha de arcilla plana, circular, con rehundidos, asociados posiblemente a una actividad metalúrgica. Añadir, por último, que junto a un banco, que está saciado a la estructura de la molienda , pudo documentarse la deposición ele' varias puntas de bronce con pedúnculo y aletas y también un punzón de bronce.

Tral){ljos de pla n imetría y topograjla

Aprovechando el descenso considerable ele las aguas del pantano en relación al nivel existente en la campatl.a ele 1986, se ha completado l a planimetría y l a topografía de las zonas más bajas del yaci miento ( Fig. 2 ) . Las nuevas estructuras que hemos reflejado en estos trabajos ele la ladera Norte documentan la presencia de un gran

muro que tiene un enorme recorrido y que plantea la posibilidad de ser el que cierra el yacimiento por esta zona. La documentación planimétrica en la zona más occidental muestra claramente como se adosan al farallón rocoso los muros de aterrazamiento, apreciándo­se algunas pequeil.as compartimentaciones. Los trabajos conjuntos de topografía y planimetría aparecen reflejados en las figuras 1 y 2.

Documentación de las colecciones privadas procedentes de Peñalosa y otros

yacimientos de la zona

Nuestros esfuerzos se han centrado, por último, en la documen­tación detallada tanto a nivel fotográfico como de dibujo de la colección particular de D.]. Muil.oz Cobo, colección ya publicada

LAJVI.IV. Peii:-dosa. Det::dle de la pue11a de la estructura del corte 6.

LAM. V. Peñalosa. Detalle del banco ele la estructura del corte 6.

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FIG.4. Materiales procedentes de Peñalosa. Según revelaciones recientes del propietario de la alabarda (a), J. Muñoz Cobo, ésta no procede de Peñalosa, sino ele jaén.

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(Muñoz Cobo 1976; Carrasco y otros 1980). Se trata de una serie de piezas procedentes en su mayor parte de sepulturas, fundamental­mente cerámicas, metálicas y óseas; la inmensa mayoría completas, cuyo principal valor para nosotros es el de extraer información mor­fométrica para establecer la tipología de los artefactos del yacimien­to.

Junto con esta colección, hemos completado la documentación de materiales inéditos procedentes de otras dos colecciones locales, la de D.]. García Rodríguez y la de D.A. Moreno Espinosa, con piezas de yacimientos de la comarca.

VALORACIONDELOSRESULTADOS

La característica ocupación de las laderas de un espolón pizarroso sobre el valle del río Rumblar enmarca un habitat que se adapta a esas cualidades morfológicas mediante un complejo sistema de ate­rrazamientos mediante grandes muros maestros longitudinales, donde las distintas unidades constructivas se articulan en torno a una serie de calles estrechas y sinuosas. En cada uno de los grandes aterrazamientos se puede diferenciar a su vez áreas definidas por es­tructuras cerradas y otras abiertas de comunicación entre las primeras.

Las unidades constmctivas que hemos podido documentar res­ponden a dos grandes parámetros: por un lado, las unidades pequeñas y medianas en las terrazas de forma cuadrangular o rectangular que albergan restos de actividades de caracter domés­tico o algo más especializadas como pueden ser las metalúrgicas; por otro lado, nos encontramos un parámetro laberíntico de las

LAM. VI. Peíi.alosa. Detalle de las excavaciones antiguas en la parte superior del cerro. LAM. VII. Peíi.alosa. El corte 9 tras la limpieza superficial de las excavaciones antiguas.

estructuras defensivas que se sitúan en las partes de más fácil acceso al yacimiento. Se aprecia sucesivas fases de suelos y de realce de los muros, sin abandonar los mismos condicionamientos y sistemas constructivos, cambiando tan sólo algunos elementos (modificacio­nes del lugar de las puertas, cierre de pasillos, etc .) .Esta articulación del hábitat en terrazas con la fortificación de los accesos fáciles tiene bastantes paralelos dentro del mundo de la Edad del Bronce en el sur peninsular (Cerro de la Encina, Cuesta del Negro, etc.) .

En cuanto a la cultura material, esta campaña de 1987 ha propor­cionado una amplia y variada gama de materiales arqueológicos, que nos posibilita acercarnos con mayor precisión a la construcción tipológica de los artefactos de Peñalosa.

El elemento más común en el registro arqueológico es sin duda alguna la cerámica, aportándonos esta campaña novedades impor­tantes respecto a lo que conocíamos de la campaña anterior. Así, hemos podido reconocer cerámicas a torno pintadas con bandas de color vinoso en los hombros de época íbero-romana, aparecidas en unas amplias fosas situadas en las partes bajas de los cortes 5 y 7, lo que atestigua una ocupación del yacimiento en esta época, si bien pensamos que de poca importancia pues se trata de pocos restos y muy localizados.

Otra de las novedades más significativas es la aparición de cerámicas a mano decoradas con técnicas incisas e impresas, que se podrían relacionar con los conjuntos cerámicos decorados de lo que se denomina Cultura de Cogotas I , donde son muy abundantes y corresponden a un momento tardío de la Edad del Bronce (Molina 1978) . Destacan una serie de fragmentos de fuentes carenadas con una decoración de pequeñas impresiones de punzón formando espiga en la carena (Fig.3c). También han aparecido fragmentos de

LAM. VIII. Peíi.alosa. Detalle del área doméstica del corte 9. LAM.IX. Peíi.alosa. Detalle de las vasijas de almacenamiento del corte 9.

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un cuenco con una decoración en la parte exterior que consiste en tres bandas formadas por dos líneas incisas paralelas con una serie de impresiones de puntos sobre ellas (Fig.3a). Este tipo de decora­ciones son frecuentes en los complejos cerámicos de lo que se denomina Argar Tardío (Cerro de la Encina, Cuesta del Negro, Fuente Alamo) y que hasta ahora han sido buenos indicadores cro­nológicos, pudiendo marcar fechas en torno al l l S0-1 100 a .C. Estos elementos cerámicos nos ilustran respecto al punto estratégico que Peñalosa ocupa en relación con los pasos de Sierra Morena, por los que sin duda se pusieron en contacto los ambientes culturales de la Submeseta Sur con los del Alto Guadalquivir.

Respecto a las formas cerámicas presentes en el registro arqueo­lógico de Peñalosa podemos decir que son las habituales de los repertorios tipológicos de los yacimientos de la Edad del Bronce: una variada gama de formas carenadas, cuencos parabólicos, botellas, grandes ollas de cuello marcado, que normalmente tienen el borde decorado con incisiones oblícuas o con digitaciones. Cabe destacar la abundante presencia de crisoles, con una amplia gama de formas y tamaños, algunos con pico vertedero. También aparecen unos recipientes de forma trapezoidal que interpretamos como moldes para lingotes (Fig.3g). Para completar el repertorio de ítems en arcilla, destacamos el gran número de pesas ele telar circulares y con dos perforaciones, así como las ya referidas piezas circulares con rehundidos (Fig.3eD o un colgante de arcilla de sección cilíndrica doblado y con los extremos en punta.

Hay que destacar asímismo la gran abundancia de elementos metálicos que evidencian la realización en el yacimiento de todos los procesos relacionados con la metalurgia: mineral en bruto, escorias de cobre, gotas de fundición, tortas de metal y piezas en metal ya elaboradas como cuchillos con escotaduras, puntas de pedúndulo y aletas, punzones . . . (Fig.4)

La piedra tallada es asombrosamente rara, estando tan· sólo repre­sentada por dos lascas de sílex y un elemento de hoz aparecido en superficie, pudiendo considerarse muy significativa esta escasez de elementos denticulados en un yacimiento de la Edad del Bronce frente a yacimientos de la misma zona y de la misma época en los que son más corrientes.

En cuanto a los materiales de piedra pulimentada existe un gran variedad, pudiéndose destacar la gran gama y cantidad de moldes para productos matálicos hechos en arenisca en su mayor parte, siendo alguno múltiple, para hachas, punzones, bolas, escoplos, etc. Han aparecido también algunas piezas alargadas con escotadu­ras laterales y otras circulares con una perforación. Están presentes también las mazas, martillos de minero, escasas hachas o azuelas, etc . , así como numerosos molinos para moler el grano.

En hueso destaca la presencia de punzones y agujas, aunque es escasa esta industria en el registro arqueológico.

La excavación en extensión de áreas definidas del yacimiento y de unidades cerradas nos ha permitido discernir algunas actividades económicas desarrolladas en Peñalosa. Se ha podido documentar el proceso de transformación de productos agrícolas (cereales), con actividades de almacenamiento y molienda de grano, como lo atestiguan los numerosos molinos de mano hallados, alguno de los cuales se encontraban en su posición original sobre una estructura de piedra, y también grandes vasijas de almacenamiento, con grano en su interior. Por el contrario, siguen siendo muy escasos los artefactos relacionados con los trabajos de producción agrícola (elementos denticulados o azuelas).

Las labores domésticas se completan con la documentación de una fuente de actividad textil a juzgar por el número de pesas ele telar y los husos aparecidos en el corte 6, asociados a un espacio concreto, delimitado en el interior de una construcción.

El registro arqueológico ha proporcionado también restos ele fauna tanto salvaje como doméstica que muestra un complemento en las actividades económicas a través de la ganadería y la caza. La explotación del medio ambiente se completaba con la utilización ele los troncos ele los árboles para construir estructuras en las construc­ciones de piedra. Hemos de destacar la presencia de un fragmento redondeado ele corcho, situado sobre un cuenco ele cerámica, funcionando a modo de tapadera, que nos indica el uso ele la corteza del alcornoque.

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L.AM.X. Peñalosa. Enterramiento n2 2.

A juzgar por la enorme cantidad de restos materiales relacionados con la metalurgia, ésta fue sin duda una de las actividades más im­portantes que se realizaron en el yacimiento, si no la ele mayor importancia . Ya se ha indicado que aparecen representados todos los pasos en el proceso ele transformación, desde el mineral bruto, hasta las piezas elaboradas y usadas, confirmándose la hipótesis que se planteó tras la primera campaña en la que se valoraba como fundamental la actividad metalúrgica en el yacimiento de Peñalosa.

Por último, con respecto a los rituales de enterramiento, seguimos contando con muy poca información, ya que hasta el momento, úni­camente se han excavado dos sepulturas, indicando la existencia de unas costumbres funerarias acordes con el mundo argárico: inhu­maciones bajo los lugares de habitación, con uno o dos individuos en posición fetal y ajuares que pueden considerarse como "norma­les" compuestos por una pieza de metal y un par de vasos cerámicos. Concretamente, la tumba nº 1 contenía un individuo acompañado de un punzón de cobre, una olla y un cuenco. El sistema utilizado es el de cista, formada por lajas hincadas. La tumba nº 2 presentaba dos individuos con un ajuar compuesto por un vaso carenado, un punzón y un puñal de cobre con escotaduras y una "laña" , siendo una fosa encajada entre varios muros (Lám.X).

CONCLUSIONES

Tras las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo dentro de este Proyecto podemos proponer un avance provisional, ya que la fijación final del modelo histórico que representan las formaciones sociales de la Edad del Bronce en la cuenca metalúrgica de Sierra Morena habrá de esperar hasta que concluya esta fase de investiga­ción.

La estructura ocupacional de estas formaciones sociales en la

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cuenca del río Rumblar muestra un doble patrón territorial caracte­rizado por una fuerte concentración de asentamientos en su curso alto y una débil y longitudinal dispersión hasta su desembocadura en el Guadalquivir. La cuenca baja es la que presenta un potencial productivo de subsistencia mayor desde el punto de vista agrícola; sin embargo, la población se concentra en la cuenca media/alta donde las fuertes pendientes y el desarrollo edafológico no permi­ten una economía subsistencia! agropecuaria satisfactoria. Esta fuerte ocupación nos advierte de la existencia de un patrón de asen­tamiento asociado y dirigido a la explotación de los ricos filones cupríferos que afloran en el quebrado paisaje serrano.

Se puede suponer que la explotación agraria ele los valles interiores de la cuenca alta del río Rumblar no permiten una infraestructura de producción para el sustento capaz de alimentar una ingente población; ele hecho, los medios de producción que pueden adscribirse a tales actividades están ausentes en el registro arqueológico frente a la abundancia de un utillaje inmerso en los procesos de extracción y elaboración del mineral de cobre. Sin embargo, si se halla documentada la transformación de productos agrícolas y su almacenaje, mostrando la existencia de un abasteci­miento contínuo cuya procedencia parece ser exógena a este territorio.

Estas características perfilan un modelo de sociedad redistributiva y productivamente especializada en una poderosa metalurgia donde la explotación ele filones de cobre preside el patrón de asentamiento. La magnitud de esta producción escapa a las nece­sidades internas ele estas formaciones sociales, por lo que debió estar encaminado a un intercambio, fruto del cual debió estructu­rarse la captación ele bienes para el sustento, ele ahí que en su

Bibliografía

periferia se forme un segundo patrón longitudinal ele asentamien­tos que a lo largo de las rutas fluviales, como es el caso de la cuenca baja del río Rumblar, posibilitan la distribución ele la producción metalúrgica hacia áreas ele franca demanda y donde la ausencia de filones cupríferos así lo demuestran, como es el caso de los modelos agrarios de la Vega y Campiña del Guadalquivir.

El caracter especializado de esta economía no sólo se refleja en la estructura ele un patrón ocupacional o en el registro arqueológico de Peñalosa, sino también en la formación, crisis y desaparición de esta cultura. Así la compleja ordenación territorial de la cuenca alta del río Rumblar, adscrita a los filones cupríferos, presenta un modelo ocupacional cuyo origen se ciñe a una Edad del Bronce avanzada (fecha ele 1540±100 a.C. para las terrazas inferiores del yacimiento proporcionada por Teledyne Isotopes), con unas carac­terísticas desconocidas en el ambiente ele Sierra Morena con anterioridad y que coinciden en el tiempo con una demanda efectiva de productos metalúrgicos.

Por otra parte, cuando nuevos productos metalúrgicos ricos en estaño hagan su aparición a fines del segundo milenio y se creen nuevas rutas ele intercambio, ele caracter más atlántico, asistiremos a la rápida desaparición del sistema y formaciones sociales ele Sierra Morena, mientras que las comunidades agrarias ele las Campiñas del Guadalquivir revelan con su continuidad la omnipresencia ele la tiera como base ele la reproducción social. Así pues, la metalurgia no sólo se perfila como la base económica de las formaciones sociales que en Sierra Morena cubre una demanda efectiva clurente la Edad del Bronce, sino que ésta revela la coyuntura ele una historia donde el intercambio y la redistribución son el eje de una reproducción histórica y social.

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