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CENS 453 – CONSCRIPTO BERNARDI
SEGUNDO
AÑO HISTORIA Y GEOGRAFIA II
BACHILLERATO ORIENTADO EN CIENCICAS SOCIALES
ESPECIALIZADO EN CARTOGRAFIA
UNIDAD 1 LA ARGENTINA CRIOLLA
América Prerrevolucionaria
Antecedentes externos
La América Española inicia su proceso independentista en la época de Napoleón. Las
ideas de la Ilustración y el fin del absolutismo de la Revolución Francesa con la declaración
de los Derechos del Hombre: Libertad, Igualdad y Seguridad se fueron divulgando poco a
poco y fueron influyendo sobre el Nuevo Continente.
Los hechos se materializan cuando el emperador Napoleón los priva de su legítimo rey
Fernando VII y los pone en la necesidad de valerse por sí mismos y darse un gobierno propio.
Circunstancias posteriores hacen que esos gobiernos provisorios se transformen en
permanentes, originándose la Independencia de las Naciones Americanos tras una larga lucha
contra España, ya que los realistas trataron de ahogar los primeros motines.
Los conflictos fueron multifacéticos y presentaron características distintas según las
regiones y la situación socio-económica de cada medio geográfico.
Otro hecho de singular importancia fue la independencia de EE.UU. proclamada el 4
de julio 1776.
Antecedentes locales sudamericanos Focos revolucionarios de índole sudamericano fueron también precipitando el camino
hacia las independencias como el movimiento de los Comuneros en Paraguay iniciado por
Antequera en 1721, el de Chuquisaca en el Alto Perú, y la rebelión de Murillo en La Paz
contra las autoridades que representaban a España. Estos movimientos del siglo XVIII en
contra de las Reformas Borbónicas, fueron dominados pero demostraron que cuando se
produjeron contaron con la adhesión de la población.
Otro foco revolucionario fue el de Tupac Amarú en Perú, a fines del siglo XVIII en
defensa de los indígenas, el que tras varios triunfos fue finalmente sofocado.
La semilla revolucionaria Algunos sudamericanos propagaron en sus países a fines del siglo XVIII, la semilla
revolucionaria como el venezolano Francisco de Miranda, que actuó como voluntario en la
guerra de EEUU, y Antonio Nariño, que luchó a partir de 1794 imprimiendo y distribuyendo
ideales de la revolución francesa y participando en las luchas revolucionarias de Colombia.
Consecuencias de las Invasiones Inglesas Las dos invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807 (con el fin de instalar una
base militar para la expansión de su comercio en plena revolución industrial) dejaron honda
huella en el Plata, ya que obligaron a formar cuerpos nativos que posteriormente serían el
brazo armado de la Revolución de Mayo. Contribuyeron al desprestigio político español: un
virrey destituido y arrestado, y la colonia se había defendido sin la ayuda de la metrópoli ya
que Inglaterra dominando el mar, hacía imposible el auxilio. Además en el futuro Inglaterra
favorecería las tendencias emancipadoras para lograr sus metas económicas: buscar mercados
de ultramar para ubicar sus productos fabriles dado el desarrollo de su industria.
Causas de la revolución en el Río de la Plata
- Económicas: la falta de libertad para comerciar y la aspiración al libre cambio.
- Sociales: exclusión de los criollos en los cargos políticos, privilegio de los españoles.
- Políticas: se derrumba el modelo del absolutismo ante las ideas republicanas y de división de
poderes.
La Revolución en marcha
Revolución y Guerra Entre 1808 y 1810 la ocupación de España por tropas napoleónicas produjo la crisis
de la monarquía española. Como consecuencia, los dominios coloniales comenzaron un pro-
ceso revolucionario, que luego de años de guerra, los llevo a la independencia.
En 1810 ante la disolución de la Junta Central por la ocupación total del territorio
español, los criollos de varias ciudades de América se apresuraron a desconocer el gobierno
napoleónico. Se extendió un levantamiento generalizado en territorio americano, en las ciu-
dades principales estallaron revoluciones que reemplazaron a las autoridades coloniales por
juntas de Gobierno: Caracas, Buenos Aires, Bogotá, Quito, Santiago de Chile.
En las ciudades de Lima (capital del Virreinato de Perú) y México (Capital del Virrei-
nato de la Nueva España) se mantuvo por el momento la fidelidad al sistema colonial.
Desde Perú, el virrey Abascal organizó la contrarrevolución que consiguió derrotar en
un principio los movimientos independentistas de Quito, Santiago Chile y La Paz.
El resto de las ciudades, a excepción de Buenos Aires, fueron vencidas por fuerzas
realistas leales a la metrópolis entre 1811 y 1815. De la revolución, así, se pasa a la guerra. Si
bien hasta 1814 España no envía tropas a las colonias, las mismas sólo actuaron eficaz-mente
en Venezuela y Nueva Granada.
La Revolución en el Río de la Plata:
Buenos Aires, centro del Virreinato del Río de la Plata, procedió al rechazo de la
Junta Central de Sevilla y el 22 de mayo de 1810, se debatió en un cabildo abierto la conti-
nuidad del Virrey. Se decidió Que Cisneros debía dejar el cargo. Sin embargo, el 24 de mayo
el Cabildo anunció la formación de una junta de Gobierno encabezada por el mismo Virrey
Cisneros. Al conocerse la noticia, el descontento del pueblo fue en aumento por lo que los
miembros de la junta renunciaron.
Al día siguiente, el 25 de mayo se formó la Primera Junta o Junta Provisional Guber-
nativa de las Provincias del Río de la Plata integrada por criollos y españoles, comandantes de
las milicias, autoridades eclesiásticas, abogados y ricos comerciantes.
Esta Junta se creó en representación del poder de Fernando VII, lo que significaba
que la soberanía era tomada por el pueblo hasta que el Rey volviera al trono.
Sin embargo, esta “fidelidad” al Rey era una simulación para ganar tiempo y evitar
la reacción española ante una posible emancipación
Unos días después, la Junta envió notas a las ciudades del interior informando
sobre los sucesos ocurridos en Buenos Aires y también les solicitaba que enviaran
representantes para formar parte del nuevo gobierno.
Integrantes de la Primer Junta de Gobierno
http://1.bp.blogspot.com/-0tMjmIrvdFw/Vb6ky6KgPkI/AAAAAAAAAf0/4XK4dRpl31I/s1600/Representantes%2BPrimera%2BJunta.jpg
Si bien la mayoría de las ciudades aceptaron la nueva situación, algunas de ellas
como Montevideo, Asunción, el Alto Perú y Córdoba, se manifestaron en contra, por lo que
fue necesario mandar expediciones militares con el fin de conseguir su adhesión.
PROBLEMAS INTERNOS Y EXTERNOS DEL GOBIERNO CENTRAL
Problemas Internos
Discrepancias en la Primera Junta: Saavedristas vs Morenistas
Pese a las coincidencias de objetivos de los juntistas de Buenos Aires, pronto hubo
disidencias entre Saavedra (presidente), comerciante y desde 1807 jefe de milicias criollas de
Buenos Aires, de espíritu mesurado partidario de realizar cambios moderados y progresivos
en la organización del gobierno; y Moreno, joven abogado de temple revolucionario con las
ideas liberales de la Revolución Francesa que proponía realizar cambios más radicales como
la expulsión de los peninsulares, la instauración de una República y el establecimiento de la
igualdad jurídica de todos los habitantes
Quienes apoyaban al primero compartían la medida de incorporar representantes del
interior para integrar la Junta Gubernativa, se oponía a la incorporación de los mismos porque
proponía un gobierno centralizado en Buenos Aires. Esta tendencia tuvo fuerza los primeros
meses del gobierno de la Junta, pero fueron derrotadas cuando en diciembre de 1810, se incor-
poraron los representantes de las ciudades del interior y se creó la llamada Junta Grande.
Moreno renunció a su cargo y fue enviado en misión diplomática a Londres
Intentos de organización política del Río de la Plata : (1810 - 1820) “Inestabilidad
Política”
La Junta Grande enfrentó serios problemas interno como derrotas que sufrieron las
tropas criollas frente a los españoles. Las divergencias entre morenistas (revolucionarios) y
saavedristas (conservadores) concluyeron con el motín del 5 y 6 de abril de 1811 que obligó a
los morenistas a abandonar sus cargos pero sus adversarios, desprestigiados por la derrota de
Huaqui, crean una situación de crisis y los morenistas recuperan el poder, modificando la es-
tructura del gobierno y creando un nuevo Ejecutivo: el Primer Triunvirato (1811-1812) que
con el dictado de un Reglamento Orgánico establece la división de poderes (ejecutivo ejercido
por el Triunvirato y legislativo por la Junta conservadora que agrupaba a los diputados del in-
terior y que luego la disuelve). También suprime las Juntas provinciales. Estas medidas, uni-
das a los fracasos frente a los peligros exteriores, hace que los cuerpos militares el 8 de octu-
bre de 1812 lo deponga mediante una revolución militar a cargo de oficiales como el general
Alvear y el general San Martín; y es sustituido por un Segundo Triunvirato, cuya obra fun-
damental fue reunir una Asamblea General Constituyente del año XIII para declarar la
independencia y dictar una constitución. Estos principales objetivos no se lograron por las
diferencias de posiciones entre sus integrantes de dos grupos de la Logia Lautaro, pero
sancionó una serie de leyes positiva desde el punto de vista social y políticas que afianzó el
proceso revolucionario: le dio el nombre al país: Provincias Unidas del Rio de la Pata
Ambos Triunviratos tuvieron carácter centralista.
En 1814 la Asamblea resuelve reunir un Congreso y crear un ejecutivo unipersonal con
el título de Director Supremo de las Provincias Unidas (1814-1820), también de carácter
centralista.
Sucesivos directores ocuparon el cargo.
Gobiernos que se sucedieron entre 1814 y 1820 (federalismo)
Poder Ejecutivo Organismo Legislativo Acontecimientos
Enero 1814 Directorio de Asamblea Año XIII Estatuto de 1814
Enero 1815 Posadas Ley del Olvido
Enero 1815 Directorio de Revolución de 1815,
Abril 1815 Alvear fin Asamblea Año XII
Abril 1815 Directorio de Junta de Observación Estatuto de 1815
Abril 1816 Alvarez Thomas
Abril 1816 Directorio de
Mayo 1816 González Balcarce
Mayo 1816 Directorio de Congreso de Tucumán Declaración de la
Independencia
Abril 1819 Pueyrredón Reglamento de 1817
Campaña de San Martín
Conflictos en el litoral
Junio 1819 Directorio de Constitución de 1819
Febrero 1820 Rondeau Batalla de Cepeda 1° febrero 1820
Renuncia de Rondeau
Disolución nacional, anarquía
En el Congreso de Tucumán de 1816, al que concurrieron los diputados de todas las
provincias, excepto los del Litoral y la Banda Oriental que estaban bajo el mando de Artigas,
se nombró director supremo a Juan Martín de Pueyrredón y el 9 de julio declararon la Inde-
pendencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata de la metrópoli y otros poderes
extranjeros. Le quedó un objetivo sin cumplir: sancionar la constitución que determinara la
forma de organización del nuevo gobierno independiente. Se plantearon dos formas de go-
biernos la monarquía y la republicana, pero por falta de acuerdo finalmente se postergó y el
Congreso se traslada a Buenos Aires y en 1819 dicta una constitución centralista (unitaria)
que fue rechazada
Problemas externos
Ante la falta de adhesión de muchos pueblos del Interior, la Junta envió expediciones
militares al Alto Perú, al Paraguay y a la Banda Oriental. Los objetivos eran asegurar la liber-
tad de los pueblos para que adhieran a la Revolución y sofocar reacciones opositoras.
Los gobiernos que le sucedieron debieron enfrentar también la guerra por la indepen-
dencia.
1er etapa de la guerra de la independencia:
Cronología político-militar del Río de la Plata Instituciones políticas Expediciones militares
1ª Junta: 1810 - Expedición a Córdoba.
- 1ra. Campaña al Alto Perú.
- Expedición a Montevideo.
- Expedición al Paraguay
Junta Grande: 1810-1811 - Se continúa con la defensa del Alto Perú
(incorporación de los - En Montevideo no se puede continuar con el sitio.
Diputados del interior) - Paraguay se separa del Virreinato
1er. Triunvirato: - Llegada de España de San Martín.
1811-1812 - Revolución del 8 de octubre de 1812.
2do. Triunvirato: - 2da. Campaña al Alto Perú.
1812-1814 - 2do. Sitio de Montevideo.
- 3ra. Campaña al Alto Perú.
Primeras expediciones militares
El objetivo más importante fue el Alto Perú debido a que los españoles tenían allí su
máxima reserva militar por lo tanto el mayor recurso militar estuvo destinado a esa campaña.
El mando de las tropas se encomendó a Antonio Balcarse y a Castelli quienes sofocaron
una rebelión en Córdoba pero fueron derrotados en Huaqui, y de esa manera todo el Alto
Perú quedó en poder español. Los revolucionarios se retiraron a Salta para reorganizarse.
Allí, la defensa del territorio quedó en manos del caudillo salteño Martín Miguel de Guemes,
quien logró controlar el avance español con apoyo de milicias integradas por pobladores
rurales, llamados gauchos.
Simultáneamente se le encomendó a Belgrano la Campaña a Paraguay para que la
invadiera. La expedición porteña fracasó, y un tiempo después en mayo de 1811 los criollos
de Paraguay declararon su independencia de España y de Buenos Aires.
Las autoridades revolucionarias realizaron dos sitios a la ciudad de Montevideo. El pri-
mero fracasó en 1811 debido a la falta de una flota que hiciera frente a la española y a las di-
ferencias entre los jefes porteños y José Gervasio Artigas. El segundo sitio se inició en 1812.
La victoria de la escuadra comandada por el almirante Guillermo Brown permitió que las
tropas porteñas tomaran Montevideo en 1814.
Belgrano fue elegido nuevamente para conducir el Ejercito del Norte para realizar la
segunda campaña al Alto Perú, luego de ordenar la evacuación de la ciudad de San Salva-
dor de Jujuy – hecho que se conoce como el “Éxodo Jujeño”- comenzó con los importantes
triunfos de Tucumán y Salta; pero las tropas fueron derrotadas cuando se internaron en el
territorio altoperuano en Vilcapugio y Ayohuma.
En el mando del ejército del Norte, Belgrano fue reemplazado por San Martín, quien
vió la imposibilidad de un ataque criollo por este frente.
Sin embargo se realizó un nuevo intento durante el año 1815. Las tropas patriotas co-
mandadas por Rondeau fueron derrotadas en Sipe Sipe. De esta manera se perdió para siem-
pre el Alto Perú para la causa de la Revolución.
Güemes y sus gauchos defendieron esta frontera dejando las manos libres a San Martín
para que preparara en Cuyo su ejército libertador.
2da etapa de la guerra de la independencia
Entre 1814 y 1824 se desarrolló la segunda etapa de la lucha por la independencia de la
América española. San Martín y Bolivar dirigieron acciones militares coordinadas que permi-
tieron poner fin al dominio español en América del Sur.
ACTUACIÓN DE SAN MARTÍN
En marzo de 1812 había llegado a Buenos Aires junto con Carlos María de Alvear,
desde Londres donde habían integrado la Gran Reunión Americana, fundada por Francisco
Miranda. Inmediatamente organizaron una sociedad secreta, la Logia Lautaro cuyos objetivos
eran: la independencia, la república y la constitución.
San Martín ofreció sus servicios al gobierno. Empleó la experiencia adquirida en las
luchas contra Napoleón en España y creó el Regimiento de Granaderos a Caballo.
Este Regimiento tuvo su bautismo de fuego en el combate de San Lorenzo, librado el
3 de febrero de 1813. Gracias a la victoria conseguida, san Martín logró frenar el avance espa-
ñol en el río Paraná. En 1814 lo mandaron a reemplazar a Belgrano en el ejército del Norte.
Convencido de que el Perú no podía ser ganado por tierra (confirmado por las
derrotas de Huaqui, Vicapugio y Ayohuma), San Martín concibió la idea de llegar a este
importante foco realista por vía marítima. Para lograrlo era necesario cruzar la cordillera de
Los Andes y, junto con los chilenos, asegurar la independencia de Chile y luego marchar por
el Pacífico rumbo a Perú.
Dejo el Ejército del Norte y se fue a Mendoza, encomendando la defensa de esa
frontera a Güemes quien aplicó una astuta estrategia conocida como la “guerra Gaucha” para
la concreción de la causa independentista.
Campaña Libertadora a Chile
San Martín, como gobernador intendente de Cuyo desplegó una intensa actividad en la
zona y al cabo de un tiempo se dedicó por completo en Mendoza, en el campamento del Plu-
merillo a adiestrar a un potente ejército para cumplir su tan ambicioso proyecto: su” plan
continental”
En 1817 cruzó los Andes y derrotó a los realistas en la batalla de Chacabuco, lo que le
permitió ocupar Santiago, y en 1818 termina definitivamente con el poder español en Chile al
triunfar en la batalla de Maipú y asegurar la independencia de este país.
Campaña al Perú
En 1820 San Martín emprende por vía marítima, desde Valparaíso, una expedición al
Perú. Ocupó el norte de Lima. El Virrey del Perú, La Serna, prefirió abandonar la capital y
retirar sus tropas hacia las sierras, a la vez que San Martín ocupa Lima y en 1821 proclama su
independencia, siendo nombrado “Protector”.
La acción de San Martín fue acompañada por la del General Bolívar que actuando en
el Norte de América del Sur logró en 1821 en Carabobo la independencia de la Gran Colom-
bia (Colombia, Venezuela, Ecuador).
En 1822 ambos libertadores mantuvieron la entrevista de Guayaquil, y a partir de ese
momento San Martin renunció a sus cargos políticos y militares del Perú, regresó a las
Provincias Unidas del Río de La Plata, dejando en manos de Bolivar el cierre de la campaña
libertadora.
Al conocerse en España las sucesivas derrotas españolas ante San Martín y Bolívar,
Fernando VII decide un nuevo envío de 20.000 soldados que no lograron salir de España,
pues su comandante el General Riego, liberal y contrario al despotismo del monarca, no acató
las órdenes.
Mientras tanto las tropas españolas de La Serna se abstenían de actuar, hasta que en
1824 recibieron órdenes de atacar y fueron derrotados por Bolívar en Junín, y luego en Aya-
cucho por Sucre.
Fue el último combate entre americanos y españoles.
Tras un tercer intento de Fernando VII de preparar nuevos ejércitos, intervienen Ingla-
terra y EE.UU, reconociendo la independencia de las Naciones Americanas y oponiéndose al
envío de tropas.
Fragmentación y reordenamiento geográfico colonial.
División política y territorial de la América Española a fines del Siglo XVIII
Disgregación política y geográfica del sistema colonial
Surgimiento de nuevos estados Apenas dejan de ser colonias, las nuevas naciones americanas tuvieron la tarea de su
organización. Como consecuencia de su larga lucha mantenida con España, muchos de ellos
se ven envueltas en una cadena de revolucionarios, golpes de estado y levantamientos
populares.
La ruptura de las estructuras políticas coloniales, la transformación del sistema
mercantil, etc. no eran cambios fáciles a pesar de que el régimen colonial estaba agotado. De
sus ruinas, se esperaba un nuevo orden, previsto desde el comienzo de la lucha por la
independencia. Pero parecía no poder concretarse, no se habían producido los cambios
esperados y no se habían provocado una ruptura suficientemente honda con el antiguo orden.
No obstante se habían producido modificaciones territoriales y los nuevos estados
americanos producto de la disgregación de cuatro grandes virreinatos y capitanías generales,
había que reordenar geográficamente y organizar políticamente.
1)Virreinato de Nueva España (Méjico): Creado en 1534 y siendo gran atracción de los
europeos por sus riquezas inició su proceso de Separación en 1810 Hidalgo lo continuó
Morelos y fue concretado por Iturbide en 1821. La originalidad de esta independencia es
que comenzó siendo una protesta india y mestiza en la que la nación independiente tardaría
decenios en reconocer su origen. El 4 de Octubre de 1824 Méjico se dio su propia
constitución bajo un sistema federal.
2) Capitanía General de Guatemala: fue consecuencia de la de Méjico, en 1821 se revelan,
primero se incorporan a Méjico pero luego se separan como Provincias Unidas de Centro
América (Guatemala, Honduras, Nicaragua, el Salvador, y Costa Rica) de carácter
republicano federal. Con los años cada uno de los países se separó.
3) Antillas (Capitanía de Cuba):
1804: Haití colonia francesa se declaró independiente.
1844: Los dominicanos los dominaron y forman la República Haitiana.
1901: Cuba obtiene su independencia de España con la ayuda de EE.UU.
4) Virreinato de Nueva Granada (Panamá, Colombia, Ecuador y Norte de Perú): Creado en
1718 con corta vida, restablecido en 1739 y rico en metales preciosos. Sus respectivas
capitales: Bogotá (1810) y Quito (1809) inician sus movimientos por la independencia
siendo sofocados por los realistas.
Colombia y Ecuador, liberadas desde 1819 por la actuación de Bolívar y luego de
Sucre se unen para formar la Gran Colombia junto a Venezuela, luego se separan en
Repúblicas independientes.
5) Capitanía General de Venezuela: Liberada por Bolívar con la victoria de Boyacá y
afianzada por la de Carabobo, Venezuela integró la Gran Colombia, separándose luego.
6) El Virreinato de Perú: creado en 1542 con capital en Lima vimos su liberación a través del
desempeño de San Martín en su campaña libertadora.
7) Lo mismo con respecto a la Capitanía General de Chile
Independencia de los Estados americanos
Fragmentación del Virreinato del Río de la Plata
En 1776, el rey de España decidió crear el Virreinato del Río de la Plata. Fue dividido en
gobernaciones intendencias y ocupaba los territorios actuales de Argentina, Uruguay, Para-
guay, Bolivia y parte de Chile
Luego de la Revolución de Mayo y la guerra de la Independencia se establecieron
nuevos límites. Algunas regiones del antiguo Virreinato del Río de la Plata se convirtieron en
Estados independientes y otros territorios conformaron las Provincias Unidas del Río de la
Plata, que incluían varias provincias aunque sus límites no eran iguales a los actuales. El resto
de los territorios se mantuvieron ocupados por comunidades indígenas.
Bolivia que fue parte integrante del Virreinato del Río de la Plata, en 1809 su
Audiencia reunida en Charcas declaró desconocer la autoridad de la Junta Central Española y
formó una Junta Tuitiva (protectora del rey y de los pueblos). Días después en La Paz se
formaba otra Junta, ambas de poca duración porque Bs. As. envía tropas que acaban con las
juntas. Cuando en 1824 el General Sucre derrotó a los realistas en Ayacucho, (que debieron
reconocer la independencia de Perú) penetra luego en Alto Perú, reúne una Asamblea en
Chuquisaca que el 10 de agosto de 1825 declara independiente a Bolivia bajo la forma de
Gobierno Republicano.
Paraguay: La Intendencia del
Paraguay se independizó luego
de la campaña de Belgrano en
1811.
Uruguay: luego de un largo sitio
y de la campaña naval de Brown,
el Montevideo realista se rindió
en 1814. Pero después debió ha-
cer frente a la ambición portu-
guesa que logran incorporarla
como Provincia Cisplatina al
Brasil.
En 1825 los 33 orientales al
mando de Lavalleja y logrando la
adhesión de poblaciones, estable-
cer un cuartel en Florida donde
un congreso la declara Provincia
Oriental, independiente del Bra-
sil y agregando que era su volun-
tad unirse a las provincias argen-
tinas. Ésto motivó entre Buenos
Aires y Brasil una guerra en la
que las armas favorecieron a los
argentinos (batallas de Ituzaingó
y Juncal), pero la guerra civil que
estalló en nuestras Provincias
Unidas hizo que el presidente
Rivadavia iniciara negociaciones
de paz que terminaron en la inde-
pendencia de la banda Oriental
del Uruguay en 1828.
La Independencia del Brasil
La Independencia del Brasil se produjo como un desprendimiento natural de su
Portugal colonizador. Cuando en su etapa expansionista, Napoleón ocupa Portugal (1808), la
corona decide trasladarse a Río de Janeiro. Cuando Napoleón es derrotado, el rey Juan VI
permanece un tiempo, pero ante una revuelta liberal, en 1821 decide volver a Portugal,
dejando como Regente a su hijo Pedro.
Si bien Brasil funcionaba con cierta autonomía respecto de Portugal, no estaba
dispuesto a seguir siendo colonia. Pero las cortes portuguesas querían restaurar la anterior
situación de colonia de Brasil.
Después de la importancia adquirida durante el exilio de la familia real, Don Pedro
decide declarar la independencia en 1822 y Portugal acepta los hechos consumados. Brasil se
convierte en un Estado Imperial Constitucional bajo la coronación de Pedro I.
Inestabilidad política de los estados hispanoamericanos
Recién liberados los países, además de enfrentar la disgregación territorial hasta llegar
a un ordenamiento político interno, enfrentaron largos años de anarquía. Un ejemplo típico
fue Bolivia, uno de los países más inestables, que desde 1825 hasta el fin de siglo soportó
setenta movimientos entre revoluciones y pronunciamientos políticos.
En general, la opinión pública en casi todos los países quedó dividida en dos
corrientes: una minoría intelectual partidaria de reformas urgentes, que basaba su política en
las ideas liberales europeas; otro grupo más apegado a la tradición, quieren progresos pero
no precipitados y acordes con la mentalidad del pueblo. Estas dos corrientes recibieron
diferentes nombres: radicales-conservadores, republicanos-monárquicos, federales-unitarios,
y se turnaron repetidas veces en los distintos gobiernos sudamericanos casi siempre mediante
el empleo de la fuerza
Intentos de organización política del Río de la Plata
La Inestabilidad Política (1819-1825)
La Disolución de las autoridades nacionales: Batalla de Cepeda
La política centralista del Directorio y, en particular, la Constitución de 1819, también cen-
tralista, que no reconocía la autonomía de las provincias fue rechazada por los caudillos fede-
rales y nunca entro en vigencia. Se agudizaron los conflictos entre el Gobierno Central y las
provincias .En junio de 1819, Pueyrredón renunció al cargo de Director Supremo y fue reem-
plazado por José Rondeau, quien debió hacer frente a las provincias del litoral: Entre Ríos y
Santa Fe que defendían el feudalismo impulsado por Artigas
En febrero de 1820, Estanislao López y Francisco Ramírez, caudillos de Santa Fe y Entre
Ríos respectivamente, derrotaron al ejército directorial en la batalla de Cepeda. Los ganado-
res impusieron la disolución del Congreso y la destitución del director. En consecuencia,se
puso fin al gobierno central y cada provincia asumió su propia autonomía, es decir, se go-
bernó a sí misma. Así se establecieron los principios republicanos y federales, en reemplazo
del modelo centralista que encarnaba el directorio.
La formación de los Estados provinciales: Los Caudillos
A partir de ese año se organizaron los Estados provinciales, alrededor de las ciudades
cabeceras y sus campañas.
Así varias provincias se constituyeron como autónomas (Córdoba, Santa Fe, Tucumán,
Entre Ríos, ect,) a partir de la fragmentación de las intendencias coloniales, mientras que la
Banda Oriental se integraba en el imperio portugués, lo que había de provocar posteriormente
(1825) la guerra con el Brasil.
Cada provincia eligió sus autoridades, dictó sus leyes, creó su propio ejército, acuño mo-
neda y organizó su sistema fiscal y económico. Establecieron aduanas cuyos ingresos fueron
los principales recursos.
El gobierno de los Estados provinciales estuvo a cargo de figuras conocidas como caudi-
llos. Los caudillos eran, por lo general, propietarios rurales o comerciantes que habían adqui-
rido prestigio y poder durante las guerras de la independencia por su actuación como coman-
dante de tropas. Conjugaban el mando militar con el político, debido al apoyo que tenían en
los distintos sectores de la sociedad, sobre todo en la población de las áreas rurales.
Fueron hombres enérgicos que se perpetuaron en el poder, garantizando los gobiernos
fuertes, la paz interior y arribar a la organización nacional. Si bien sus métodos no fueron
deseables, constituyeron una época necesaria de la Historia Nacional.
La actuación de los caudillos provocó el surgimiento de Estados federales, la forma de
conducción del Estado que permitía, en mayor medida, mantener la autonomía regionales.
Los caudillos más influyentes fueron:
- BUSTOS en Córdoba
- RAMÍREZ y URQUIZA en Entre Ríos
- LÓPEZ en Santa Fe
- QUIROGA en La Rioja
- ROSAS en Buenos Aires
Y otros, que lograron instalar en el interior gobiernos autónomos que dieron origen a las
provincias, a partir de 1820.
Por esa época, eran frecuente los enfrentamientos militares entre provincias, pero tam-
bien fueron numerosos los pactos o tratados firmados para resolver sus conflictos y establecer
reglas de convivencia.
La paz y unión entre las provincias se mantuvo mediante los pactos interprovinciales,
que proclamaron la necesidad de la organización nacional e intentaron convocar a distintos
congresos para la sanción de una Constitución. Fueron firmado los famosos tratados del Pi-
lar,de Benegas y del Cuadrilátero.
Desde el interior Bustos aspiraba a organizar un estado federal; las provincias litorales
proponían una confederación, y en Buenos Aires prevalecía el centralismo.
Hubo varios intentos fracasados de organizar un congreso constituyente. Pero el pro-
yecto de reunirse en un congreso general permaneció como símbolo de la nacionalidad
reconocida por todos.
Entre el centralismo y el federalismo
Durante el período revolucionario (1810-1820) fracasaron los intentos de dictar una cons-
titución y consolidar una forma de gobierno estable. El enfrentamiento de distintos proyecto
políticos, derivados de los intereses divergentes de los grupos que constituían la sociedad
llevó a que se fueran definiendo dos propuestas. Una de ellas, el centralismo y la otra el
federalismo
Entre 1820 y 1852, la historia de las Provincias Unidas estuvo signada por el enfrenta-
miento de los dos proyectos derivados de estas propuestas: el unitarismo y el federalismo
Los unitarios eran centralistas, postulaban la necesidad de un gobierno central fuerte
(en Buenos Aires) que estableciera las leyes y designara a los gobernadores de las provincias,
no reconociendo asi la autonomía de las mismas. En materia económica querían mantener el
librecambio y la hegemonía portuaria, es decir que Buenos Aires siguiera siendo puerto
único y que los ingresos de la aduana solo correspondieran a esa provincia. A este grupo per-
tenecían muchos porteños intelectuales, comerciantes y militares y algunos integrantes de los
sectores urbanos de las provincias del interior
Los federales creían que el gobierno central debía ocuparse únicamente de los asuntos de
interés común a todas las provincias. Defendían la autonomía de las provincias, considera-
ban que la población de cada provincia debía elegir a sus autoridades y dictar sus propias le-
yes. Hubo federales tanto en el interior como en Buenos Aires, especialmente de los sectores
rurales y de los hacendados. Había diferencias entre ellos. En el interior, bregaban por el
establecimiento de leyes y medidas que protegiesen y estimulasen las producciones locales.
Para los federales de Buenos Aires, en cambio, la defensa de la autonomía significaba dis-
poner en forma exclusiva de los beneficios de la Aduana de la provincia negándose a la
apertura de otros puertos y a compartir los ingresos de la aduana con las otras provincias.
La Reorganización de la provincia de Buenos Aires: Gobierno de M. Rodríguez
Superada la crisis política de 1820 en Buenos Aires, Martín Rodríguez fue designado
gobernador por el término 1821-1824. Su administración tuvo por finalidad organizar un
estado reducido y eficiente, capaz de restablecer la paz y el orden en la provincia. En esta
misión fue secundado eficazmente por su ministro Bernardino Rivadavia, inspirador de la
mayoría de las reformas producidas por ese gobierno.
Reformas rivadavianas durante el Gobierno de Martín Rodriguez “Feliz experiencia”
OBRA POLITICA Supresión de los cabildos.
Se dictó la Ley del Olvido.
Firma del Tratado cuadrilátero.
Creación del Archivo general y Registro oficial
OBRA ECONÓMICO- Creación del Banco de Descuentos.
FINANCIERA Creación de la Caja de Ahorros.
Creación de la Bolsa Mercantil.
Se dictó la ley de Enfiteusis.
Fundación de la Escuela de Agricultura y Jardín de aclimatación.
Redacción del Presupuesto de la Provincia.
Creación de la Comisión de Inmigración
OBRA MILITAR Se votó la Ley de Retiro y Premio
RELACIONES Reconocimiento de nuestra independencia por Portugal y EE.UU.
EXTERIORES
OBRA Supresión congregaciones de betlemitas y recoletos.
ECLESIÁSTICA Control de rentas y gastos de mercedarios y franciscanos.
Ley del 18 de noviembre de 1822.
OBRA CULTURAL Creación de la Universidad de Buenos Aires
Creación de Escuelas lancasterianas.
Apertura del Colegio de Ciencias Morales.
Fundación de la Sociedad de Beneficencia
Adquisición de Instrumental de Física y Química.
Creación de la Escuela de Música.
Creación del Museo Público de Historia Natural..
Periodismo: publicación de EL Argos, La Abeja Argentina.
Martín Rodríguez también luchó para extender las fronteras de Buenos Aires. En 1822
batió a los indios en Azul, y al año siguiente fundó un fortín en Tandil. Llegó a las proximi-
dades de Bahía Blanca, pero considerando que no era un lugar adecuado para establecer una
población regresó a Tandil, donde se enteró que la Cámara de Representantes de la Provincia
de Buenos Aires había nombrado a Gregorio de Las Heras como nuevo Gobernador. Entonces
dio por terminada la expedición.
Continuación por LAS HERAS de la Política de Martín Rodríguez
Las Heras continuó con la política de su antecesor, pobló el interior, fomentó la inmi-
gración y agricultura, protegió las artes y las letras y mantuvo relaciones amistosas con el
interior.
En política interna propició la ley de un Congreso Constituyente que se reunió en 1824
cuya obra fundamental fue:
- LEY FUNDAMENTAL: esta ley delegaba el Ejecutivo nacional provisional en la provincia
de Buenos Aires,para manejar las relaciones exteriores y la guerra, respetando la autonomía
de las demás provincias. También determinaba sancionar una Constitución, que fuera some-
tida a consideración de las provincias.
- LEY DE PRESIDENCIA: la grave situación creada por el estallido de la guerra con Brasil
hacía necesaria la existencia de un gobierno nacional fuerte para enfrentar el conflicto arma-
do. Una vez sancionada la ley, se designó a Bernardino Rivadavia como el primer presidente
de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
- LEY DE CAPITALIZACION DE BUENOS AIRES: Rechazada especialmente por los
hacendados de la provincia porque se perdía territorio, población y riquezas al no poder
controlar el puerto.
- CONSTITUCION DE 1826 (de tendencia unitaria)
Con el dictado de la Constitución 1826, Rivadavia debió enfrentarse a los federalistas
del interior que no ratificaron la constitución unitaria ya que no reconocía la autonomía de las
provincias. La crisis se ahondó cuando se firma la paz con Brasil y se pierde la Banda Orien-
tal. La indignación fue general y Rivadavia renuncia en junio de 1827 poniendo fin a su presi-
dencialismo centralista.
Presidencia de Rivadavia (1826-1827)
Desde febrero de 1826, en que Rivadavia asumió el gobierno como presidente con su
proyecto centralista (unitario), desarrolló una intensa labor administrativa: aplicó la ley de
enfiteusis, creó el Banco Nación, promovió la educación popular, la vacunación obligatoria,
becó alumnos universitarios, organizó postas y correos.
En política externa enfrentó la guerra con Brasil, por la pretensión de dicho país de
tomar la Banda Oriental.
Tras dos años de lucha y con la convicción que los triunfos militares y navales obtenidos
por las tropas argentinas bastarían para poder negociar una paz honorable, Rivadavia envió
una misión al Brasil con el objeto de traer la paz y la tranquilidad al país, pero la debilidad del
emisario, que le reconoció al Brasil la posesión de la Banda Oriental, provocó la indignación
general y la renuncia de Rivadavia
1827-1835: Guerra Civil
Con la renuncia de Rivadavia, el Congreso sanciona la Ley del 3 de julio de 1828 por la
que se elegiría un presidente provisional, con funciones de dictar paz, declarar la guerra, aten-
der las relaciones exteriores y hacienda nacional. Fue electo Vicente López y Planes, quien
un mes más tarde presentaría su renuncia dada la oposición de las provincias al régimen na-
cional. Desaparecido el poder central, Dorrego, jefe del federalismo es nombrado gobernador
de Buenos Aires en 1827.Las anteriores Provincias Unidas se convirtieron en la Confedera-
ción del Río de la Plata o la Confederación Argentina
A pesar de su defensa de los principios del federalismo Dorrego no contó con el apoyo
de los caudillos del interior ni de los grandes comerciantes y hacendados de Bs As, para en-
frentar la rebelión del general Lavalle, unitario y jefe del ejército que regresaba del Brasil,
descontento con la paz firmada con ese país, por la que se reconocía la independencia de Uru-
guay, es decir la pérdida de ese territorio.
El 1° de diciembre de 1828, el Gral Juan Lavalle con sus tropas tomó el fuerte, persiguió
y derrotó a Dorrego, se hizo proclamar gobernador, y el día 13 hizo fusilar a Dorrego.
El paso de Lavalle por el gobierno fue breve, fue acorralado política y militarmente
por las fuerzas federales santafesinas de Estanislao López y bonaerenses al mando de Juan
Manuel de Rosas, y para poner fin a las hostilidades firmo con Rosas el Pacto de Barracas por
el cual renunciaba y nombraba provisoriamente a Juan José Viamonte para que restableciera
la Legislatura por él disuelta el año anterior. Finalmente ante el descontento general y la grave
situación política esa misma Legislatura de Bs As eligió a Juan Manuel de Rosas, goberna-
dor de Buenos Aires a quien además de ese título lo declaró Restaurador de las leyes e ins-
tituciones de la provincia encargado de las Relaciones Exteriores le otorgó el uso de “facul-
tades extraordinarias”, en el aspecto ejecutivo y judicial.
Primer gobierno de Rosas- 1829-1832 Las facultades extraordinarias permitieron a Rosas ejercer un gobierno fuerte que eli-
minó la oposición, controló la prensa, ordenó las finanzas restringiendo el gasto público , re-
glamentó la sociedad y persiguió a quienes no manifestaban su apoyo a la causa de la federa-
ción. Durante su primer gobierno la presencia del General Paz en el interior, jefe de los unita-
rios, hacía presagiar una guerra civil, pero Rosas llegó al fin de su gobierno devolviendo las
Facultades Extraordinarias a la Legislatura, rechazando su re-elección al cargo y organizando
en 1833 una campaña contra los indios para ampliar la frontera .
Veamos como el historiador Félix Luna resume el período partiendo de la época de
Dorrego
GUERRA CIVIL
Lamentablemente el gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego, un
federal que gozaba de la confianza de los caudillos del interior, fue derrocado
por un cuerpo de los antiguos combatientes de la guerra con el Brasil,
encabezado por Juan Lavalle, quien tras el golpe ordenó el fusilamiento de
Dorrego. Este hecho abrió nuevamente un período de guerra civil, que se dio en
dos escenarios: Buenos Aires y el interior.
En Buenos Aires fue Juan Manuel de Rosas, el comandante de la
campaña, quien tomó la responsabilidad de resistir a los golpistas que habían
volteado a Dorrego. Después de algunas batallas y algunos encuentros más o
menos confusos, se acordó con Lavalle que Rosas sería gobernador de Buenos
Aires, se restituyó la Legislatura que había gobernado con Dorrego y se
restableció la paz en la provincia.
Pero en el interior -donde fue enviado el general José María Paz, quien
inmediatamente derrocó a Bustos y se erigió en gobernador de Córdoba- se creó
en 1830 una "liga unitaria”, integrada por las nueve provincias dominadas por
Paz. (La Liga Unitaria o Liga del Interior, era un pacto ofensivo- defensivo en el
que nueve provincias expresaban su deseo de organizarse políticamente “ bajo el
sistema constitucional que adoptase la mayoría de las provincias reunidas en
Congreso,.”a fin de terminar con las luchas internas.) .
En respuesta a la invitación cursada a Bs As y a las provincias del Litoral
para asistir al Congreso a reunirse en Córdoba, éstas firmaron en 1831,el Pacto
Federal,
El Pacto Federal fue un convenio que se celebró entre Buenos Aires,
Santa Fe y Corrientes. Tuvo por objeto establecer un compromiso ofensivo-
defensivo: quien agrediese a cualquiera de las tres provincias tendría que
enfrentarse con las tres. Además, como antes el Tratado de Pilar, el pacto
implicaba el compromiso de organizar el país bajo el sistema federal cuando
estuviesen dadas las condiciones indispensables de paz y de tranquilidad.
En el momento de la firma, un delegado de Corrientes, Pedro Ferré,
planteó además la necesidad de diseñar un programa económico para este nuevo
país. ¿Iba a seguir siendo librecambista? ¿Se iba a seguir permitiendo que
entrase todas las mercaderías extranjeras y que los comerciantes locales fuesen
condenados a la más completa miseria, liquidando a sus pequeñas industrias?
Estas preguntas hacía Ferré, que tenía un pequeño astillero y conocía los
problemas creados por el librecambismo loco que habían vivido las provincias
desde 1810, cuando los gobiernos patrios abrieron el comercio porque
necesitaban el dinero de la aduana para subvenir sus necesidades.
La política librecambista había significado una invasión total de
mercadería, sobre todo británica, y la aniquilación de las pocas industrias
artesanales que había en el interior, al mismo tiempo que una extracción de
dinero metálico que había sometido a las provincias a una gran escasez. Ferré
pedía que antes de firmar el tratado las partes se pusieran de acuerdo para que
las industrias locales -el vino, el trigo, los artículos de cuero- fueran protegidas
con tasas aduaneras razonablemente altas.
Buenos Aires, gobernada por Rosas, se opuso a esta propuesta y,
finalmente, en enero de 1831 se firmó el Pacto Federal sin ningún tipo de
previsión sobre la política económica que se seguiría. Lo único que allí se dice
es que se formará una comisión representativa de los tres gobiernos signatarios y
que, cuando en el país haya paz y tranquilidad, se invitará a las otras provincias
a unirse orgánicamente.
Pero en ese momento, el Pacto Federal significaba un poder militar
contrapuesto a la liga unitaria del general Paz. La guerra civil finalizó ese año
con la prisión del general Paz, que fue tomado prisionero cuando, por
casualidad, su caballo fue boleado por un soldado de las filas enemigas. Así se
descabezó su ejército y el general Juan Facundo Quiroga terminó con los
últimos restos unitarios en el interior. (2)
Luna, Félix – Breve historia de los argentinos. Editorial Planeta, B. Aires, 1993 pág 90 y 91
Liga unitaria 1830 Pacto Federal 1831 - Prov. del interior - Prov. del litoral
- Régimen de unidad - Defienden sus autonomías
- Compartir ventajas con las - Quieren asegurar sus privilegios y
provincias más privilegiadas sus intereses
económicamente
- Córdoba presidía la Liga - Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos
Un hecho casual hace prisionero al general Paz y la Liga Unitaria, que carecía de
madurez, cedió ante la presión de grupos oligárquicos provinciales deseosos de asegurar su
predominio local. El predominio del litoral se consolidó.
La situación política del país se definía: cada zona económica de la región contaba con
personalidades diferentes:
- Quiroga: en el interior
- López: ejercía hegemonía en el litoral
- Rosas: acrecentaba su poder e influencia en Buenos Aires.
Deseosos de la organización nacional, López y Quiroga insistían en apresurar la cele-
bración del Congreso Nacional propuesto por el Pacto Federal.
Pero Rosas, que se opone a su realización, deja el gobierno de la provincia, le suceden
Balcarce, Viamonte y Maza y el Congreso no se realiza, la oposición de Rosas prevalecía.
Entre tanto Rosas organizó en 1833 una expedición al sur conocida como “Campaña al
Desierto”(para reducir a los indígenas, que asolaban las estancias y poblaciones) y llega al Río
Negro. Pero su objetivo principal era asegurar las tierras incorporadas a la explotación gana-
dera y mejorar las comunicaciones con Bahía Blanca y Carmen de Patagones.
Con su ausencia estalla en Bs As, la revolución de los Restauradores, y en el interior la
creciente autoridad de Quiroga era cada vez mayor. Pero el 16 de febrero, Quiroga es asesi-
nado en Barranca Yaco.
Poco más tarde la Legislatura de Buenos Aires elegía gobernador y Capitán General
por cinco años y con la suma del poder público a Juan Manuel de Rosas, esto significaba que
detentaba el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que podía gobernar y dictar leyes sin
necesidad de acudir a la Legislatura, y no le debía dar cuenta de sus actos. Todo esto fue
aceptado debido a los graves conflictos internos.
La Federación – Segundo gobierno de Rosas (1835-1852)
Al asumir por segunda vez el gobierno de Bs As (13 de abril de 1835) Rosas expresa
que ante el cúmulo de males originados por la acción de hombres corrompidos que se oponen
a la religión, a la honestidad y a la buena fe, y que han producido desorden e inmoralidad
desvirtuando las leyes, no queda otra alternativa que oponerles la honradez, el patriotismo y la
vigilancia de los buenos ciudadanos, apoyados en la fuerza de un poder extraordinario cuya
acción no sea fácil de eludir.
Durante los primeros meses ordenó una depuración del cuerpo de funcionarios y hubo
numerosos cesantes en el ejército, en la administración y en los cargos eclesiásticos. La reduc-
ción del número de empleados tuvo también como objetivo reducir gastos en el presupuesto
provincial. También aplicó la violencia para lograr la disciplina, tanto para los adversarios
políticos como para los federales considerados traidores a la causa. En el interior del país
después de la muerte de Quiroga en 1835 y de López en 1838, ya no surgieron caudillos
provinciales o regionales dispuestos a enfrentarse con Bs As.
Rosas se convirtió paulatinamente en el árbitro de los conflictos interprovinciales, y
los gobernadores fueron dóciles a sus sugerencias y temerosos de su poder.
La suma del poder público otorgada a Rosas por la Junta de Representantes, significa-
ba ejercer el poder ejecutivo, legislativo y judicial sin tener otro control que su propia con-
ciencia.
Para estudiar este segundo gobierno de Rosas, leamos las opiniones de José Luis
Romero y de Félix Luna:
La muerte de Quiroga y el triunfo de Rosas aseguraban el éxito de las
ideas que este último sostenía sobre la organización del país: según su opinión,
las provincias debían mantenerse independientes bajo sus gobiernos locales y no
debía establecerse ningún régimen que institucionalizara la nación. Y así
ocurrió durante los diecisiete años que duró la hegemonía de Rosas en la
provincia de Buenos Aires. Hubo, sin embargo, durante ese período una
singular forma de unidad, que se conoció bajo el nombre de Federación y que
Rosas quiso que se considerara sagrada. Era una unidad de hecho lograda por
la sumisión de los caudillos provinciales. Como encargado de las relaciones
exteriores Rosas tenía un punto de apoyo para ejercer esa autoridad, pero la
sustentó sobre todo en su influencia personal y en el poder económico de Buenos
Aires.
José Luis Romero, Breve historia de la Argentina, Ed Abril, B. Aires 1987
Veamos ahora la opinión de Félix Luna:
Dejamos nuestro relato en 1835, así que corresponde ahora hablar de
Rosas, cuyo segundo gobierno empezó en los primeros meses de ese año y se
prolongó durante diecisiete años más; hasta la batalla de Caseros, en febrero de
1852. No abundaremos en el tema, porque la polémica sobre Rosas es tan
repetitiva, que para mí ha dejado de tener interés. Ocurre que cuando se discute
la cuestión, se está discutiendo el sentido de valores que siguen siendo
importantes en la vida colectiva y hasta individual de los argentinos de hoy, como
la libertad o la soberanía nacional.
Rosas tenía una idea muy particular de la libertad: consideraba que los
gobiernos debían ser autoritarios y ejercer una represión implícita o explícita.
No tenía el menor sentido de tolerancia o de pluralismo en relación con sus
opositores; creía en la necesidad de una autoridad paternalista que rigiera hasta
en sus mínimos detalles la vida de la colectividad. Por otra parte, defendió con
obstinación la soberanía argentina (en aquellas época se la llamaba
"independencia"); se opuso de una manera muy valiente a las pretensiones de
países como Francia e Inglaterra, que eran las potencias más poderosas del
mundo, y resistió sus avances.
Dado que a Rosas se lo critica o se lo elogia por facetas tan distintas de su
personalidad, ya no caben discusiones sobre él desde el punto de vista
historiográfico. Es muy difícil que se encuentre algún documento que eche luz
sobre aspectos ignorados de Rosas como persona o como gobernante; es decir, el
material crítico con el que trabaja el historiador está prácticamente agotado.
Existe sí una polémica en base a estos valores que aún hoy conmueven a la
gente, y es en torno a aquélla que giran las discusiones sobre Rosas. Al que
valora la libertad como una categoría fundamental de la vida colectiva, nunca le
va a gustar Rosas; el que cree en la soberanía nacional como elemento
articulador de la comunidad nacional, hablará bien de él. Y así seguirán
durante años y años.
Independientemente de esta polémica, revisaremos algunas características
del gobierno de Rosas. Fue, fundamentalmente, un gobierno conservador. Es
decir, un régimen que no trató de modificar nada y que en cierto modo revivió la
modalidad del sistema colonial en cuanto a no permitir debates que pudieran
conducir a la fragmentación de la sociedad; a la absoluta preeminencia que dio
al criterio de autoridad; e incluso a algunas ideas como las que expuso Rosas en
ocasión de celebrarse el 9 de julio. Se trata de un discurso poco conocido, cuya
tesis era que la Revolución de Mayo se había hecho por fidelidad al rey de
España, para conservar sus dominios, y que solamente la incomprensión de los
realistas llevó a los patriotas a una serie de etapas después de las cuales no hubo
más remedio que declarar la independencia.
En muchos aspectos, pues, Rosas vivía en la época colonial. Otorgó gran
importancia a la cuestión religiosa y a la de la autoridad paternal e,
indudablemente, dio a su gobierno un sentido que llamaríamos hoy reaccionario.
No hubo, por ejemplo, iniciativas de obras públicas importantes; la universidad
prácticamente dejó de funcionar porque se le quitaron los subsidios y el dictado
de unas pocas horas cátedra se debió a que los alumnos mismos pagaron a sus
profesores.
Durante el gobierno de Rosas hubo una escasa apertura al exterior,
aunque los extranjeros vivieron sin que se los persiguiera o se los discriminara e,
incluso, existió una moderada corriente inmigratoria. pero no había interés por
abrir una ventana al mundo, ni a las ideas que pudiesen venir de afuera. Por el
contrario, se percibía una cierta desconfianza a lo foráneo, coincidente con los
sentimientos de Rosas, que era muy criollo, muy nacionalista, afecto a las cosas
de la tierra -por primitivas y bárbaras que fueran-.
La actitud conservadora respecto del país, respecto de lo que ya existía, fue
desarrollando un sentido de unidad nacional que hasta ese momento todavía no
estaba maduro. El largo régimen rosista, con la reiteración de actos
burocráticos, fue creando una integración que antes no tenían las provincias.
Pues aunque Rosas hablaba de la Federación y consagraba su lema como
federal, en la práctica encabezó un régimen absolutamente centralista.
Así Rosas fue creando un gobierno nacional de hecho. En vísperas de su
derrocamiento, había acumulado en la persona del gobernador de Buenos Aires
una serie de atribuciones que son prácticamente las mismas que hoy la
Constitución le otorga al Presidente de la República y que en ciertos casos
incluso iban más allá de lo que hoy pueda esperarse del Poder Ejecutivo
Nacional.
Además de manejar las relaciones exteriores, por ejemplo mantenía una
cuidadosa vigilancia sobre las provincias que tuvieran fronteras con países
vecinos para impedir el comercio clandestino de monedas de oro -fuga de divisas
diríamos hoy-, y para impedir también que en esos países existiera algún tipo de
propaganda que pudiera afectar al régimen federal.
El gobernador de Buenos Aires tenía también a su cargo una suerte de
Ministerio de Economía, ya que recaudaba impuestos a través de la Aduana
porteña y, en algunos casos, graciosamente mandaba subsidios a provincias que
estuvieran muy necesitadas. Así sucedió con Santiago del Estero, a la que envió
dinero para sacarla de la postración económica.
Rosas también ejerció una especie de Ministerio de Guerra, porque
controlaba a lo que hoy llamaríamos el Ejército Nacional, que en algún
momento combatió contra Bolivia, parte de la Banda Oriental, el Brasil -y
Francia e Inglaterra, con las cuales no hubo una guerra pero sí hostilidades-.
Intervenía a las provincias que le eran desafectas, ya fuese con una simple
carta, aprovechando el temor que inspiraba la fuerza de Buenos Aires, ya fuese
con una expedición militar, como ocurrió con la Coalición del Norte.
Asimismo manejaba todo lo que tenía que ver con el Patronato
eclesiástico; es decir, designación de obispos, pases de bulas y documentos
papales, y vigilaba las órdenes religiosas y curas párrocos para detectar si eran
afectos o no al régimen de la Federación. Y, por supuesto, ejercía una prolija
censura de prensa y la vigilancia sobre periódicos o libros opositores que
pudieran entrar al país.
El hecho de que Rosas reuniese algunos de los poderes que luego la
Constitución otorgaría al gobierno nacional, creó las condiciones para que
después de su largo gobierno, cuando fue derrotado en la batalla de Caseros, se
pudiera establecer la unidad del país a través de una constitución.
Félix Luna – Breve historia de los argentinos (obra ya citada)
Enemigos internos y externos:
Grupos Opositores: Los Unitarios
Los Federales doctrinarios
La Generación del 37
Rebeliones internas contra Rosas Ganaderos del Sur de la Provincia de Buenos Aires
(pidiendo nuevas tierras)
Del gobernador correntino Astrada (por la política de
puerto único que perjudicaba los intereses del Litoral y reclamaban la libre navegación)
Los unitarios exiliados en Montevideo encabezado
por Lavalle La Liga del Norte formada por provincias que se
oponían a la intervención porteña
Todas estaban relacionadas entre sí, y terminaron en derrotas.
Conflictos Internacionales Guerra contra la Confederación Peruano Boliviana
El bloqueo francés del puerto de Buenos Aires
Sitio a Montevideo por parte de la escuadra porteña ( para
terminar con las conspiraciones de unitarios exiliados en esa ciudad, lo que originó un nuevo
bloqueo a la ciudad de Buenos Aires a pedido de los comerciantes franceses e ingleses que se
veían perjudicados
El bloqueo anglo-francés: para obligar a Rosas levantar el
sitio de Montevideo y permitir la libre navegación de los ríos argentino, pero el 20 de noviem-
bre de 1845 la flota anglo-francesa remontó el Paraná y en el paraje conocido como Vuelta de
Obligado se desarrolló un duro combate en el que las naves extranjeras lograron pasar, pero
muy dañadas, pero, el episodio ha quedado en nuestra historia como un símbolo de defensa de
nuestra soberanía
Aspectos económicos de la época rosista (1835-1852)
Durante la dominación rosista el país se conformó bajo el predominio de las activida-
des ganaderas, la industria saladera se destacaba por su actividad en constante expansión.
El ganado cimarrón era faenado, tratado con procedimientos especiales para salar sus
carnes. Apilado en barriles, se exportaba a países que tuvieron su composición social negra:
Brasil, África, Caribe y EE.UU.
Rosas era digno representante de este modelo: estanciero de la provincia de Buenos
Aires y dueño de saladeros en el área próxima a la metrópoli. Esta industria existió con pocos
conocimientos tecnológicos, la materia prima existía que era el cimarrón y la mano de obra
para el procesamiento la aportaba los peones de estancia.
La estancia de esta época es una estructura simple con lo indispensable para la vivien-
da de trabajadores rurales, dueños de estancia y los galpones para los cueros exportables a In-
glaterra. Estos cueros vuelven en forma de manufactura para ser usado por el ámbito rural.
La agricultura no se practica, exige el dominio del legado intelectual para intepretar los
ciclos de los cultivos, la rotación de tierra, etc. A esto se unía la reproducción del cimarrón
que pisoteaba los cultivos.
Con el modelo ganadero Argentina entra en el mercado mundial:
a) exportador de cueros a Gran Bretaña,
b) exportador de carnes saladas,
c) consumidor de capitales y tecnología aportada por el patrón.
Para favorecer esta actividad, Rosas mantuvo la exclusividad de Buenos Aires como
puerto de entrada de las mercaderías extranjeras, el control sobre la navegación de los ríos y el
manejo exclusivo de los derechos aduaneros. El monopolio de la navegación de los ríos no
permitía que embarcaciones extranjeras navegasen los ríos del interior, asfixiando así a una
economía floreciente como la de Entre Ríos. Sancionó la “Ley de Aduanas” por la cual se
elevaban los aranceles de algunos productos manufacturados extranjeros y se prohibía la im-
portación de aquellos que se fabricaban en el país. Esta Ley fue el primer intento de armonizar
los intereses económicos de Buenos Aires con los del interior
El resto del país fuera de la pampa húmeda se desarrolló bajo el modelo de economías
regionales de subsistencia, es decir: el área cuyana se relacionaba con Chile, el noroeste con
las provincias altoperuanas, el litoral y la pampa húmeda con la actividad ganadera y el
comercio exterior, Córdoba elaboraba paños que no competían en cantidad y calidad con los
que venían de Inglaterra.
Durante su segundo gobierno, Rosas se propuso dos objetivos fiscales muy concretos:
limitar los gastos públicos y mejorar la recaudación impositiva. Para paliar el déficit recurrió a
la ventas de tierras públicas.
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UNIDAD II
LA ORGANIZACIÓN NACIONAL Y SU
CONSOLIDACIÓN (1852-1880)
Proceso de organización.
Fin del Orden Rosista- CASEROS
La provincia de Bs As mantuvo un respeto formal por las instituciones, periódicamen-
te se realizaban elecciones para la renovación de la Legislatura y, cada cinco años, Rosas era
reelecto en su cargo de gobernador. Sin embargo cada vez era menor el número de votantes
que participaba en las elecciones pues se percibía que sólo era un formulismo. También todos
los años presentaba la renuncia al ejercicio de las Relaciones Exteriores.
Hacia 1850 al cansancio de la población ilustrada se unía el descontento económico
del litoral, Brasil y Paraguay a quienes la clausura de los ríos Paraná y Uruguay perjudicaba
económicamente.
El 1 de mayo de 1851, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, aceptó la
renuncia que Rosas presentaba cada año como encargado de las relaciones exteriores de la
Federación. La Corte de San Benito de Palermo se estremeció y la Legislatura bonaerense lo
declaraba traidor y loco. Rosas, no moviéndose acertadamente, permitió que Urquiza con el
Ejército Grande, formado con la ayuda de Brasil para derrocar a Rosas, entrara en campaña:
Primero hizo levantar el sitio de Montevideo.
Segundo invadió Santa Fe.
Tercero llegó a Buenos Aires y se enfrentó a las fuerzas de Rosas.
El ejército rosista cayó vencido en Caseros ( 3 de febrero de 1852) y Rosas se embarcó
para Inglaterra.
La Federación muere y ahora Urquiza debía declarar las bases de la organización del
país; sin dudas Rosas había preparado el terreno de la unidad bajo un régimen federal y los
unitarios reconocían la necesidad de ese sistema: todos acordaban lo mismo, porque las auto-
nomías habían consagrado la miseria de algunas provincias y la diversidad de las economías
regionales fue el obstáculo más grave para la tarea de unificación.
Los nuevos gobernantes encauzarán al Estado hacia la organización institucional sobre
las bases del liberalismo político y el desarrollo de la cultura y economías nacionales.
Félix Luna explica este período diciendo:
“Después de la batalla de Caseros, Rosas desapareció de la
escena política; se exilió en Inglaterra y Urquiza quedó como
protagonista de la nueva etapa. Caseros no fue una batalla entre dos
partidos enemigos donde uno ganó y el otro -el de Rosas- perdió:
Caseros fue una lucha interna dentro del partido federal, donde el viejo
caudillo fue desplazado y un nuevo caudillo, Urquiza, dio un paso
adelante.
Una serie de facciones que también odiaban a Rosas se había
coaligado con Urquiza: los antiguos unitarios; los que se decían
unitarios pero eran liberales y vivían exiliados, como Sarmiento o Mitre;
y los brasileños, a quienes Rosas había declarado la guerra un año
antes, que reforzaron la expedición de Urquiza, facilitaron su traslado
por el río y, en última instancia, hicieron posible la victoria de Caseros.
La actuación de Urquiza en la provincia de Buenos Aires fue
moderada. Allí se fue formando un centro de poder político integrado
sobre todo por liberales y por antiguos unitarios. Existía un sentimiento
porteñista lastimado por la circunstancia de que Rosas no hubiera
podido ser volteado por los propios porteños sino por una expedición
venida del interior, algo parecido a lo que había pasado en 1820 con
Ramírez y con López, pero esta vez de manera más espectacular.
Después de Caseros, Rosas renunció como gobernador y la
Legislatura se disolvió; bajo el régimen de Urquiza se hicieron nuevas
elecciones, donde prevalecieron los porteñistas, se eligió una nueva
legislatura y se designó gobernador provisorio a Vicente López y Planes.
Entonces Urquiza, que tenía con el país el compromiso de llamar a una
constitución, reunió en San Nicolás de los Arroyos a los gobernadores de
todas las provincias y consiguió un acuerdo, el Acuerdo de San Nicolás,
que conformaría, junto con el Tratado de Pilar y el Pacto Federal de
1831, el conjunto de pactos preexistentes al que alude el Preámbulo de la
Constitución.”
El Acuerdo de San Nicolás Opinión de Félix Luna sobre dicho acuerdo:
“ El Acuerdo de San Nicolás, establecido por ex gobernadores de
Rosas-asimilados al orden que funda Urquiza -quien no quería
enfrentarlos, sino utilizarlos como instrumentos para esta nueva etapa
institucional- fue realmente muy importante. En primer lugar, estableció
un mecanismo para poner en práctica un Congreso General
Constituyente, integrado por dos diputados de cada provincia, que
debería reunirse en Santa Fe. Esta cláusula molestó mucho a Buenos
Aires, que iba a tener la misma representación que Jujuy o La Rioja.
En segundo lugar, preparó el terreno para la constitución futura,
aboliendo las aduanas interiores, declarando libres de todo derecho a las
personas o mercaderías que transitaran por el territorio argentino y
declarando la libre navegación de los ríos, un paso adelante para dar
status constitucional a una liberación del comercio que hasta entonces no
existía. Junto con esta virtual creación de un mercado común dentro del
territorio argentino, se estableció que la aduana de la provincia de Buenos
Aires sería nacionalizada; es decir, que las rentas aduaneras, que hasta
ese momento eran de la provincia de Buenos Aires, a partir de entonces
serían compartidas por todas las provincias.
El tercer orden de intenciones que incluía el Acuerdo de San Nicolás
fue la creación de un gobierno provisorio, al cual se le dio el nombre de
Directorio. Urquiza fue designado Director y recibió determinadas
atribuciones; entre ellas, ser comandante de las milicias que existiesen en
el país, manejar los fondos nacionales y, fundamentalmente, los ingresos
por derechos de la aduana de Buenos Aires.
El Acuerdo de San Nicolás era bastante arriesgado, porque ninguno de
los gobernadores tenía mandato para subscribir semejante compromiso.
Pero evidenciaba una intención de organizar el país, pese a la hostilidad
de algunos intereses, en especial los de Buenos Aires. Por su parte, los
porteños tenían argumentos en contra, inclusive jurídicos, que fueron
expuestos por Bartolomé Mitre ante la Legislatura de Buenos Aires.
En primer lugar, el gobernador de Buenos Aires -dijo Mitre- no, tenía
facultades para disponer en San Nicolás de bienes de la provincia, como
eran sus recursos o sus tropas. En segundo lugar -no se decía pero estaba
implícito en las palabras de Mitre- Buenos Aires no tenía ningún interés
en nacionalizar sus bienes, como su aduana o su ciudad, a la que se
podía declarar capital de la Federación. El alegato de Mitre provocó
que la Legislatura de Bs AS rechazara el Acuerdo, que en cambio fue
aprobado por el resto de las provincias. Ante la renuncia del gobernador
López y Planes, que se sintió desautorizado, Urquiza dio un golpe de
Estado y asumió la conducción de la principal provincia del país. Pero la
oposición dentro de Buenos Aires era muy grande, por lo que finalmente
una revolución en septiembre de 1852 permitió a los porteños retomar el
control de la ciudad. Urquiza intentó sitiarla pero no lo logró y,
finalmente, tuvo que retirarse.”
Congreso General Constituyente de 1853 El 20 de noviembre de 1852 comenzó a sesionar en Santa Fe el Congreso General Cons-
tituyente bajo la presidencia del diputado salteño Facundo Zuviría. Se destacaba la ausencia
de la provincia de Buenos Aires, que había retirado sus representantes tras la Revolución del
11 de Septiembre.
Para la redacción del proyecto se utilizaron como fuentes el Pacto Federal de 1831, la
Constitución de 1787 de EEUU y las frustradas constituciones de 1819 y 1826. El libro de
Alberdi: Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina fue
otra de las fuentes utilizadas por los constituyentes de Santa Fe En su libro, Alberdi proponía un proyecto de Constitución y el fundamento teórico de este nuevo país
que iba a emprender su marcha, dejando atrás la larga dictadura de Rosas y la larga época de las
guerras civiles, y preparándose para tener otro papel y otras funciones, incluso en el resto del mundo.
¿Qué decía Alberdi, en síntesis? Para resumirlo: hagamos una Constitución donde se dé toda
clase de garantías a las personas que, quieran venir aquí a trabajar, a ejercer sus industrias, a
educar y a educarse, a transmitir sus ideas. Es decir, una Constitución que garantice la creación
de una sociedad próspera. Pero en cambio no seamos tan liberales cuando se trata de Política.
No existe un electorado o una ciudadanía. La Argentina no tiene, todavía, ciudadanos. Los argentinos
nativos no tienen aún hábitos de trabajo, respeto por la autoridad. No tienen nada de aquello que hace
posible un gobierno regular.
¿Qué tenemos que hacer entonces? Fomentar la inmigración. Que vengan muchos extranjeros, si es
posible anglosajones, y se vayan mezclando con la población nativa. Entonces, cuando con los hijos
o los nietos de esos inmigrantes fragüe un nuevo tipo de hombre, un nuevo tipo de argentino, será el
momento de darle no solamente las libertades civiles, sino también las políticas. Mientras tanto, que
gobiernen los más aptos, los mejores -nosotros-, llevando las cosas de modo tal que con inversión
extranjera, con tendido de ferrocarriles, con la explotación racional de la pampa, poco a poco se va-
yan creando condiciones que hagan posibles formas republicanas con un contenido también
republicano. Mientras tanto, mantengamos sólo la forma de la república. (Felix Luna)
El proyecto constitucional fue aprobado rápidamente, y el 1° de mayo de 1853 fue sancio-
nado. El 25.cuarenta y tres años después de la Revolución de Mayo, Urquiza promulgó, por
fin la Constitución Nacional.
La Constitución Nacional ponía límites al ejercicio del poder y afirmaba los derechos in-
dividuales de los ciudadanos. En materia política, la Constitución proclamaba la forma repre-
sentativa, republicana y federal de gobierno y fraccionaba el poder estatal en tres ramas: el
Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo (bicameral) y el Poder Judicial (encargado de admi-
nistrar justicia).
En materia económica, el pensamiento prevaleciente era el del liberalismo, ya que la
Constitución de 1853 garantizaba la propiedad privada, la libertad de trabajo, la producción de
riquezas y la libre asociación gremial.
La inmigración (el “poblar el desierto” de Alberdi) y la educación gratuita (el “educar
al soberano” de Sarmiento) fueron temas que también quedaron plasmados en la Carta Mag-
na, que garantizó a las provincias su propia organización autónoma, la elección de sus go-
bernantes y sus representación igualitaria en el Senado
Cuadro comparativo entre las Constituciones de 1819/1826 y 1853
La Segregación de Buenos Aires :
Estado de Buenos Aires vs Confederación Argentina
Félix Luna hace referencia al período 1853-1862, en el que conviven la Confederación Argentina y el
Estado de Buenos Aires:
“ Unos meses después se reunieron en Santa Fe los delegados de las provincias
sin la presencia de Buenos Aires, sancionaron la Constitución Nacional de 1853 y
eligieron como presidente a Justo José de Urquiza. A partir de ese momento, se
prolongó durante diez años una situación muy riesgosa. Por un lado existía la Con-
federación Argentina, entidad formada por trece provincias que Pretendía ser la
Nación en su conjunto, tenía una Constitución Nacional sancionada por los congre-
sales en Santa Fe, un Congreso y un Poder Ejecutivo con sede en la ciudad de Pa-
raná. Allí iban los embajadores y los cónsules extranjeros cada vez que debían
hacerlo, pero cada vez que podían se escapaban, porque era una ciudad aburridísima
y preferían vivir en Buenos Aires.
Constitución de 1819
Tipo de Estado Unitario
Constitución de 1826
Tipo de Estado Unitario Constitución de 1853/60
Tipo de Estado Federal
Forma de
Gobierno No la declara
Representativa, republicana,
consolidada en unidad de
régimen.
Representativa, republicana, y
federal
Poder
Legislativo
Congreso 2 Cámaras:
Cámara de Senadores: 1 por
Provincia, 3 Militares, 1 Obispo,
3 Eclesiásticos, 1 por
Universidad y Director saliente.
Duración: 12 años
Renovación por 1/3 cada 4 años
Cámara de Representantes:
En proporción (1 c/ 25.000 hab.)
Duración: 4 años
Renovación por 1/2 cada 2 años
Congreso 2 Cámaras:
Cámara de Senadores:
2 por Provincia (1 ajeno a ella)
Elección: indirecta
Duración: 9 años
Renovación por 1/3 cada 3 años
Cámara de Representantes:
En proporción (1 c/15.000 hab)
Duración: 4 años
Renovación por mitad c/2 años
Congreso 2 Cámaras:
Cámara de Senadores:
2 por Provincia
Elección: indirecta
Duración: 9 años
Renovación por 1/3 cada 3 años
Cámara de Diputados:
En proporción (1 c/20.000 hab.)
Renovación por mitad c/2 años
Duración: 4 años
Poder
Ejecutivo
Director de Estado
Elección: por Congreso
Nacional
Duración: 5 años
Reelección: 1 vez (por 2/3 de
Cámara del Congreso)
Presidente
Elección: indirecta
Duración: 5 años
Reelección: no se permite a
continuación
Presidente
Elección: indirecta
Duración: 6 años
Reelección: no se permite a
continuación
Poder
Judicial
A cargo de Alta Corte Justicia
Cámaras de Apelaciones
Juzgados inferiores
Ídem Corte Suprema de Justicia y
tribunales inferiores
Incorpora
derechos:
Proclama la soberanía del
pueblo Derecho a la vida,
reputación, libertad, seguridad y
propiedad. El congreso puede
reformar la Constitución
Religión del Estado: católica
Ídem Derechos Individuales o de 1era.
generación
Gobiernos
de Pcias. Los Gobernadores no son
mencionados
Designado por el Presidente de
una terna
Duración: 3 años
Las Provincias son autónomas y
se reglan por sus propias
constituciones
Por otro lado, existía el Estado de Buenos Aires, cuya situación era ambigua:
no proclamaba ni su soberanía ni su independencia. No decía ser un Estado libre,
pero tampoco estaba integrado a la Confederación. Se suponía que era un Estado
autónomo, que reconocía pertenecer a la República Argentina.”
“ Esta secesión -que pudo haber sido definitiva, frustrando así para siempre el
anhelo de unidad nacional- opuso a una entidad nacional con sede en Paraná otra
entidad, con sede en Buenos Aires. Ambas competían, se hostilizaban y se atacaban,
incluso militarmente. ¿Cuáles eran los obstáculos reales que les impedían reunirse?
Fundamentalmente, la diferencia de desarrollo económico que existía entre Buenos
Aires y el resto del país. Había un abismo, como lo había habido también en
tiempos de Rosas, entre el adelanto de Buenos Aires y la manera en que las demás
provincias desarrollaban su economía y su vida política.
En la Buenos Aires de 1857, por ejemplo, había ya alumbrado de gas en las
calles, un ferrocarril que llegaba hasta San José de Flores y una Aduana, construida
para atender las necesidades del creciente comercio. El desarrollo de Entre Ríos, la
provincia que más podía aproximársele, no tenía punto de comparación con el de
Buenos Aires. Mucho menos, el de Santiago del Estero, Córdoba, Tucumán y demás
que, por otra parte, estaban en manos de caudillos de la época de Rosas y no tenían
ni una clase dirigente tan ilustrada como la de Buenos Aires, ni instituciones tan
arraigadas e importantes como la Universidad, la Legislatura o la prensa porteña.
La diferencia era tan grande que se hacía muy difícil elaborar fórmulas que
posibilitaran la unión de Buenos Aires con el interior.
La Confederación Argentina, además, casi no tenía fuentes de ingresos
permanentes, mientras la Aduana alimentaba al gobierno de Buenos Aires. También
le permitía, por ejemplo, sobornar al jefe de la flota de la Confederación que estaba
sitiando a Buenos Aires, o levantar una Guardia Nacional armada para hacer frente a
la caballería de Urquiza que, si bien estaba integrada por los paisanos de Entre Ríos
y era muy pintoresca, tenía una capacidad ofensiva bastante escasa. Por otra parte,
en la Confederación había gente muy extremista dispuesta a incorporar a Buenos
Aires por la fuerza, y en Buenos Aires había también quienes sugirieron que la
provincia se declarase república independiente. Pero finalmente prevaleció la
sensatez en ambas partes.
¿Qué impidió que este estado de segregación continuara para siempre? La
comprensión de que Buenos Aires sola no era ni podía ser nunca un país y que las
demás provincias, sin Buenos Aires, eran inviables. La idea venía desde los tiempos
del antiguo Virreinato: Buenos Aires y el interior eran dos realidades diferentes, pero
complementarias. Cada una de ellas sola no era factible, por lo que había que buscar
la fórmula para que las grandes diferencias que las separaban pudieran limarse.
El patriotismo de algunos dirigentes también contribuyó a la unión nacional.
Es evidente-que Urquiza quería la organización definitiva del país y, aunque era un
hombre del interior, comprendía que esta organización era imposible sin Buenos
Aires. Esto explica de algún modo su actitud en la batalla de Pavón, según veremos.
Y, finalmente, también tiene peso la historia, que mostraba que hacía ya medio
siglo (desde 1810) que los argentinos, fueran del interior o fueran de Buenos Aires,
buscaban una fórmula para vivir armoniosamente. Historias comunes, próceres
comunes, el recuerdo de la gran gesta de la Independencia... La presencia de algunos
hombres de aquella época, que aún vivían, convertía en un pecado tremendo esta
división que, de prolongarse, podía convertirse en definitiva.
La suma de estos factores incitaba a creer que, por encima de los conflictos, los
enfrentamientos y las diferencias, era posible lograr alguna fórmula permanente;
cosa que en efecto ocurrió, después de dos grandes batallas. Una fue la de Cepeda
(1859), donde la Confederación triunfó sobre Buenos Aires. Urquiza avanzó hasta
la ciudad pero, una vez más, se mostró muy moderado. No entró en Buenos Aires
sino que acampó en San José de Flores, y sólo pidió que se destituyese al
gobernador, Valentín Alsina, ultraporteñista furioso, y se pusiese en su lugar a
alguien con quien se pudiera conversar.”
El Pacto de San José de Flores y la Batalla de Pavón
Continúa diciendo Félix Luna:
“ Así se llegó a acordar lo que pasaría a la historia como Pacto de San José de
Flores, por el cual Buenos Aires se comprometió a ingresar a la Confederación y ésta
a reconocer las reformas que la provincia de Buenos Aires quisiera hacerlo, a la
Constitución. Había, en efecto, un tema muy conflictivo: el de la Capital. La
Constitución de 1853, en su primera redacción, decía que la Capital de la Nación
Argentina sería la ciudad de Buenos Aires, cosa que los porteños no podían tolerar
porque significaba entregar su ciudad a autoridades nacionales a las que
posiblemente no pudiesen controlar.
Por ese motivo, entre otras reformas menores finalmente se estableció que la
Capital de la Nación Argentina iba a ser la ciudad que fuese declarada tal por una ley
del Congreso, previa cesión hecha por una ley especial de la Legislatura de aquella
provincia que quisiese cederla. De manera que si Buenos Aires era declarada
Capital por el Congreso de la Nación, ella a su vez podía o no sancionar una ley
donde cediese a la Nación la ciudad del mismo nombre.
El Pacto de San José de Flores, que está en la misma línea del Tratado de
Pilar, del Pacto Federal y del Acuerdo de San Nicolás, fue el último paso que se dio
en pos de la organización nacional, el último convenio para que Buenos Aires pudiese
ingresar pacíficamente a la Confederación.
Pero después que la provincia hubo examinado la Constitución Nacional,
sugerido algunas reformas y enviado sus delegados al Congreso que se reunía
especialmente, sucedieron ciertos hechos políticos que llevaron a una nueva ruptura
entre la Confederación y Buenos Aires.
Sus tropas se enfrentaron nuevamente, más o menos en el mismo lugar donde
se había peleado la batalla de Cepeda y, finalmente, en 1861 ocurrió la batalla de
Pavón. Desde el punto de vista militar, fue un combate sin definición, la infantería
porteña, al mando de Mitre, quedó virtualmente intacta y Urquiza, sin grandes
pérdidas, se retiró del campo de batalla. Mitre aprovechó la circunstancia y avanzó
con su ejército hasta Rosario proclamando su victoria, mientras Urquiza volvía a
Entre Ríos y se encerraba allí, pasivamente.
El gobierno de la Confederación, radicado en Paraná, viendo que no había
auxilio por parte de Urquiza, se declaró en receso y se disolvió. Mitre, a su vez,
mandó cuerpos de ejército hacia el interior para cambiar las .situaciones que le eran
desafectas y logró que los distintos gobiernos de provincias delegasen en su persona
las relaciones exteriores y la dirección provisoria de los asuntos nacionales -tal cual
lo había hecho Urquiza después de Caseros a pesar de las críticas de Mitre-.
En 1862 se realizaron elecciones y el 12 de octubre de ese año Bartolomé
Mitre asumió la Presidencia de la Nación. Buenos Aires ya estaba reincorporada al
país y era su capital provisoria según una ley dictada por la Legislatura, donde no se
cedía la ciudad sino que se invitaba al gobierno nacional a instalarse en calidad de
huésped: una sutileza jurídica para evitar la capitalización de la ciudad.”
La Consolidación del Estado Nacional 1852 después
Urquiza vence a Rosas
se intenta
convocando a gobernadores
al
Nombra a Urquiza
Director Provisional
de la Confederación
Argentina convoca a
Rechazado por
Buenos Aires
1853 No participa, se opone
proclama su autonomía
Se produce la secesión entre
vs
se enfrentan
Compromiso de Bs As
Se analiza y a ingresar a la
modifica la Constitución Confederación
( 1860) se generan nuevamente Vuelven a enfrentarse
Ruptura entre Bs As Se disuelve la
Y la Confederación Confederación
UNIDAD
NACIONAL
Batalla de CASEROS
La Confederación.
Urquiza - Derqui
Estado de Buenos Aires.
Alsina - Mitre
Conviven unitarios y federales
enfrentados por rivalidad económica
1859 Batalla de Cepeda,
Urquiza vence a Mitre
1862 –1880 Estabilización republicana:
Elecciones presidenciales constitucionales
Mitre – Sarmiento - Avellaneda
Organización
del país
Acuerdo de
San Nicolás
Congreso General
Constituyente
Sanción de la
CONSTITUCIÓN
Se firma el Pacto de
San José de Flores
1861 Batalla de Pavón
Mitre vence a Urquiza
La Unificación del Estado Argentino
Transformaciones políticas entre 1862-1880 Después de la Batalla de Pavón, Bartolomé Mitre asumió la presidencia constitucional
del país (1862-1868). Pero tanto Mitre como los presidentes que lo sucedieron hasta 1880 --
Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) – se enfrentaron con
fuertes obstáculos para hacer efectiva la unificación política del estado. Cada intento signifi-
caba vulnerar diferentes privilegios provinciales.
Estos tres presidentes compartieron los objetivos de afirmar la unidad nacional y
consolidar un régimen de gobierno de acuerdo con los principios liberales que terminara
definitivamente con los gobiernos personalistas.
Desde l862 el gobierno central enfrentó la desobediencia de diferentes grupos sociales
del país. Los movimientos contra la autoridad centralizada se originaron por distintas razones.
En el interior y en el litoral, estuvieron encabezados por caudillos que se sublevaron contra
los gobernados reclamando medidas para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones
de sus provincias.
En la Provincia de Buenos Aires, los grupos autonomistas se opusieron a la federaliza-
ción de la ciudad de Buenos Aires y de las rentas de la aduana, hecho que privaba al gobierno
federal de la más importante fuente de recursos del estado.
Las acciones que el gobierno central realizó para imponer su autoridad fueron diferen-
tes en cada caso: reprimió a los caudillos y eligió una política de compromiso y acuerdos con
los autonomistas porteños que gobernaban la provincia de Buenos Aires, la de mayor poder
económico.
A continuación se presenta la apreciación que sobre el aspecto político han realizado
los historiadores Etchart, Douzon y Rabini:
El país sufrió conmociones internas provocadas por los federales del interior,
especialmente durante el gobierno de Mitre, que para ellos significaba el triunfo de
Buenos Aires porque movidos por su telurismo rechazaban lo nacional como si fuese
porteño. En La Rioja se levantó Angel V. Peñaloza “El Chacho”, que esperaba el
apoyo del general Urquiza, quien desautorizó a los insurrectos. Estos resultaron
vencidos y Peñaloza fue muerto (1863).
Posteriormente el caudillo catamarqueño Felipe Varela se insurreccionó en
momentos críticos para el país, que estaba en guerra con el Paraguay. Llegó a dominar
Mendoza y San Juan, pero se impusieron las fuerzas nacionales, que comandaban los
hermanos santiagueños Manuel y Antonio Taboada. Simultáneamente fue vencido Juan
Sáa, que había derrocado al gobernador de San Luis.
Durante el gobierno de Sarmiento de nuevo la paz se vio amenazada, esta vez en
el Litoral, donde la actitud contemporizadora de Urquiza después de Pavón y la visita de
Sarmiento para conmemorar el aniversario de Caseros provocó descontentos, que fueron
aprovechados para tramar su muerte (11 de abril de 1870).
Poco antes de concluir su mandato, Sarmiento fue objeto de un atentado fallido
contra su vida, que habría sido preparado en el cuartel general de López Jordán.
Cuando en 1874 triunfó la fórmula integrada por el tucumano Nicolás
Avellaneda y Mariano Acosta, los mitristas ante la derrota de la candidatura de Mitre,
organizaron una revolución que estalló en Buenos Aires y en Cuyo, pero fueron
derrotados. Mitre fue tomado prisionero y juzgado, fue condenado a prisión. Pero
pronto recuperó la libertad porque Avellaneda amnistió a todos los revolucionarios y
siguió una política conciliadora, que lo llevó a formar su ministerio con nacionalistas y
autonomistas como Sarmiento y Adolfo Alsina. “
Con respecto a los partidos políticos, siguen opinando los autores citados:
“Después de Caseros se definieron dos agrupaciones políticas: el partido federal y
el liberal. El partido federal auspiciado por Urquiza estaba formado por los federales y
los porteños rosistas seguidores de Urquiza. Triunfó en las elecciones de Urquiza y de
Derqui.
La otra agrupación, el partido liberal, que nucleaba a los antiguos unitarios,
logró imponerse con la presidencia de Mitre.
La cuestión capital provocó un reordenamiento político, pues el partido liberal se
dividió en dos fracciones: los nacionalistas que bajo la dirección de Mitre propiciaron la
federalización de Buenos Aires y los autonomistas de Adolfo Alsina que se oponían a ella.
Ambas recibieron los motes de "cocidos" y "crudos" respectivamente.
Como la muerte de Urquiza produjo la disolución del partido federal parte de esos
elementos y grupos provincianos formaron el partido nacional, que lanzó la candidatura
de Avellaneda. Al adherir a él los autonomistas de Alsina quedó formado el partido
autonomista nacional (P.A.N.), que propició la fórmula Avellaneda-Acosta. Pero algunos
alsinistas no aceptaron esta aproximación y encabezados por Leandro N. Alem y
Aristóbulo del Valle fundaron el partido republicano de corta vida.” Etchart, Douzon y Rabini – Argentina desde 1832 y el mundo contemporáneo
Política exterior. Guerra con Paraguay (1865-1870)
Este conflicto estalló durante la presidencia de Mitre y terminó en la de Sarmiento.
ANTECEDENTES LEJANOS:
- Disputas de territorios en el Matto Grosso entre España y Portugal, en la época colonial,
conflicto nunca resuelto que fue heredado por Paraguay y Brasil.-
- Paraguay en 1811 estableció un gobierno nativo, autónomo de Buenos Aires. Pero recién
fue reconocido durante el gobierno de Urquiza.
-Hacia 1860 Paraguay había progresado mucho económicamente, tenía ferrocarriles y una
incipiente industria siderúrgica. Esto lo hizo sentirse poderoso y, bajo la férrea conducción
de Carlos Antonio López y luego la de su hijo Francisco Solano López, se fijó como
política exterior el dominio en la cuenca del Plata.
HECHO DESENCADENANTE:
En Uruguay estalla una guerra civil entre blancos (que en su época apoyaron a Rosas y
eran enemigos de Brasil) y colorados liderados por Venancio Flores.
DESARROLLO DEL CONFLICTO
Brasil interviene en el conflicto interno uruguayo a favor de los colorados, enviando
una flota en su apoyo.
Esto perjudica la navegación por el Río Paraná, por lo cual Paraguay, además de ofre-
cerse como mediador en el conflicto interno uruguayo, decide ocupar el territorio brasileño de
Río Grande do Sul, para lo cual pide permiso al gobierno argentino para que el ejército para-
guayo atraviese la provincia de Corrientes. Antes de tener la respuesta argentina, Solano Ló-
pez ocupa Corrientes. Ante esto, el gobierno argentino le declaró la guerra el 9 de mayo de
1865. El conflicto se prolongó hasta 1870; su escenario fue la Mesopotamia y el Paraguay.
Argentina, Brasil y Uruguay firmaron un pacto llamado Tratado de la Triple
Alianza. Esta alianza era ofensiva-defensiva y su objetivo era derrocar al gobierno de López y
respetar la soberanía paraguaya. La guerra duro 5 años. Los ejércitos de la Triple Alianza
arrasaron ciudades, campos de cultivos y vías de comunicación, destruyendo las bases de la
properidad paraguaya.
Los aliados vencen a López, ocupan Angostura, penetran en Asunción, y siguen avan-
zando hacia el norte donde Francisco Solano López había reorganizado los restos de su ejér-
cito y no aceptó la rendición que los aliados de la Triple Alianza le propusieron. Finalmente,
en Cerro Corá, sobre el Río Apa, actual frontera entre Paraguay y Brasil, muere combatiendo
Francisco Solano López, lo que significó la rendición total del Paraguay. La firma del tratado
de paz se realizó el 20/6/1870. Brasil obtuvo todas las tierras en litigio que exigía. Paraguay
reconoció la soberanía argentina hasta el rio Pilcomayo. Paraguay perdió su territorio, a la
mayoría de su población masculina y el progreso económico conseguido en esos años.
El territorio paraguayo quedó ocupado por Brasil y Argentina. Fue nombrado un go-
bierno provisional en Asunción y a partir de ahí Brasil impuso su política de obtener ventajas
territoriales. Se opuso a las cláusulas de la Triple Alianza que estipulaban que nuestro país
debía prolongarse al norte del río Pilcomayo.
Brasil prosigue con su política y firma por separado un tratado de paz con Paraguay.
Una guerra contra Argentina parecía inminente. Mitre fue enviado primero a Brasil y luego a
Paraguay en misión de negociaciones y aunque apaciguó los ánimos en Brasil no se logró una
solución definitiva.
El problema se solucionó bajo el gobierno de Avellaneda (3 de febrero de
1876) y con el arbitraje de EE.UU., que reconoció los territorios desde el norte del
Pilcomayo hasta el río Verde para el Paraguay
Transformaciones socio- económicas : * LA INMIGRACION Entre 1810 y 1880 se desarrolló la Argentina criolla, que era étnica y socialmente ho-
mogénea, con una economía poco desarrollada. A partir de entonces por el fuerte aluvión
inmigratorio, surgió la Argentina aluvial, en la que se enfrentaron dos concepciones distin-
tas de vida con influencias recíprocas: la masa criolla, patriarcal, tradicional, con fuerte telu-
rismo, sin aspiraciones a la abundancia de bienes y la masa inmigratorio con ansias de enri-
quecimiento, habituada al trabajo intenso, desarraigada en el nuevo país porque vivía con la
esperanza del retorno a la patria en mejores condiciones.
A mediados del siglo pasado la población de 1.300.000 habitantes, con una pequeña
porción de extranjeros, era marcadamente insuficiente para un país de casi 3.000.000 km. Por
eso para promover su progreso se formuló un plan a cumplirse durante las llamadas presi-
dencias históricas, que abarcó tres objetivos básicos: inmigración masiva, educación uni-
versal y obligatoria y modernización de la economía.
El movimiento inmigratorio se vio favorecido porque en Europa gran parte de la po-
blación rural que se había trasladado a las ciudades por la segunda revolución industrial, no
tenía trabajo.
A partir del establecimiento de doscientas familias suizas en Colonia Esperanza, cerca
de la capital santafecina, durante la presidencia de Urquiza, comenzaron a surgir importantes
núcleos agrícolas en el litoral.
En el proceso colonizador podemos puntualizar dos etapas: en la primera, fue consi-
derada como actividad estatal porque era el Estado el que proveía la tierra, en la segunda -a
partir de 1865- como actividad particular realizada por sociedades o por individuos.
El censo de 1869 determinó que había 1.800.000 habitantes de los que 210.000 eran
extranjeros, de éstos el 90% situado en el litoral.
Esa población estaba dividida entonces en dos estratos sociales: alto y bajo, pero entre
1870 y fines del siglo apareció la clase media que fue adquiriendo importancia.
La clase alta o dirigente estaba formada por las familias tradicionales que se dedicaban
a las actividades agropecuarias.
La clase media se había originado especialmente en la inmigración, pues la Cons-
titución garantizaba a todos los inmigrantes el mismo trato que a los nativos, salvo los dere-
chos políticos y las obligaciones militares, pudiendo naturalizarse después de dos años de re-
sidencia. La integraban los comerciantes, industriales y el grupo reducido de los que no sien-
do grandes propietarios rurales habían logrado cierta solidez económica. En un nivel inferior
se hallaban los arrendatarios de la tierra y los pequeños productores de artículos de consumo.
Los negros fueron desapareciendo gradualmente.
El presidente Avellaneda dio al país la ley básica de inmigración conocida como
“ley Avellaneda” (1876), que abarcaba dos aspectos: colonización e inmigración. Se creaba
el Departamento General de Inmigración dependiente del Ministerio del Interior, que tendría a
su cargo todo lo relativo a propaganda y cumplimiento de las disposiciones referentes a los in-
migrantes. Su aplicación dificultó al colono su acceso a la propiedad de la tierra por su valor
creciente y por las condiciones impuestas para su adquisición. Así sólo el 10% llegó a ser
propietario, los demás fueron arrendatarios, medieros o peones, que desalentados por la vida
en el campo se instalaron en las ciudades con pequeños talleres o trabajaron en situación de
dependencia.
En este período la producción del país se encaró de acuerdo con las necesidades del
mercado exterior. Fue de carácter organizativo porque era necesario proveer a todo: distri-
buir las tierras, fomentar la inmigración, traer capitales, crear medios de transporte y es-
tablecer la estructura jurídica necesaria.
La actividad económica principal hacia fines de siglo fue la ganadería que adquirió
impulso con la mestización. La cría del ganado ovino se intensificó pues la lana tenía mucha
demanda en los mercados norteamericano y europeo, especialmente inglés. Gran Bretaña
aumentó su adquisición en el período de la guerra de Secesión norteamericana, que la privó
del algodón cultivado en los estados del sur.
La cría del ganado vacuno decayó porque nuestro principal comprador, Gran Bretaña,
prefería criarlo en la isla -el que adquiría en el mercado argentino era importado en pie- ya
que no se podía transportar carne a larga distancia porque no se conservaba y los ingleses re-
chazaban el tasajo, cuya venta llegó a ser prohibida por el gobierno británico por considerarlo
alimento de dudosas condiciones.
Durante la Presidencia de Avellaneda se hicieron embarques de carne enfriada y con-
gelada con procedimientos franceses, pero las empresas de esta nacionalidad no lograron or-
ganizar la industria frigorífica que fue promovida por los ingleses, y se iniciaron las primeras
exportaciones de trigo, maíz, afrecho y pasto seco. Para intensificar la producción se mejoró
la técnica agrícola con la incorporación de arados modernos, segadoras, trilladoras.
Entre 1874 y 1876 el país vivió una grave crisis financiera producida por sequías in-
tensas -que disminuyó las exportaciones y con ellas las rentas de la Aduana, que constituían la
casi totalidad de los ingresos nacionales-, por la crisis mundial de 1873, las guerras, las suble-
vaciones y la epidemia de fiebre amarilla. Como los gastos excedían en mucho las rentas pú-
blicas y no se podían pagar los servicios de la deuda exterior lo que comprometía seriamente
el crédito del país, Avellaneda debió recurrir a drásticas economías y fomentó el desarrollo
industrial con medidas de estímulo, aunque no se llegó al proteccionismo, motivo de intensos
debates. Los resultados de esta política se valoraron en la década del 80.
El cambio económico y social que se produjo en el país fue favorecido por el ferro-
carril, que facilitó las comunicaciones y promovió las producciones regionales.
El ferrocarril pudo reducir los fletes a pesar del enorme capital invertido y del au--
mento de velocidad para el transporte de pasajeros y carga. Hasta 1880, los trazados fe-
rroviarios realizados con criterio descentralizador abarcaban la zona productora de la mer-
cancía reclamada por Europa: cereales, carne y lana.
Las tentativas para organizar una institución bancaria fracasaron hasta que durante el
gobierno de Sarmiento se estableció con capital integrado por el gobierno y la suscripción
pública, el Banco Nacional, cuyos depósitos y utilidades crecieron hasta que la revolución del
90 provocó su disolución.
*EL FERROCARRIL Las primeras ideas para la instalación de ferrocarriles en nuestro país se concretaron
pocos años después de Caseros. En un país de vastos territorios, cuyos centros de población y
producción se encontraban aislados por enormes extensiones desiertas, el ferrocarril podía
significar la solución a profundos problemas sociales y económicos. Al mismo tiempo que
servía como medio de colonización y enriquecimiento -si se lo explotaba convenientemente-
el "camino de hierro", junto con el telégrafo que también comenzó su difusión en las mismas
décadas, podía ser un instrumento eficaz para consolidar la unidad de la nación.
En 1854 Urquiza encargó la realización de estudios con vistas a trazar un ferrocarril que
uniera Rosario y Córdoba. El objetivo evidente era vincular el interior del país con el puerto
más importante que poseía la Confederación en ese momento y que Urquiza pensaba oponer
al predominio de Buenos Aires. Los estudios se realizaron, pero la idea no pudo concretarse
en ese momento, dada la situación interna de la Confederación Argentina. En el mismo año,
una ley de la Provincia de Buenos Aires autorizaba la construcción de una línea ferroviaria
hacia el oeste. Para concretarla un grupo de ciudadanos había formado, con capitales
locales, una compañía denominada Sociedad camino-ferrocarril al oeste.
En 1855 esa compañía inició los trabajos de tendido de las vías del Ferrocarril del Oeste,
para realizarlo se trajeron técnicos y material de Europa. El 29 de agosto de 1857, con la pre-
sencia de los más destacados personajes de la política local, se inauguraron los primeros diez
kilómetros de la línea. La estación terminal estaba construida en la plaza del Parque (donde
hoy se levanta el Teatro Colón), las vías circulaban por las calles Lavalle, Callao, Corrientes.
A partir de Once continuaba sobre el trazado actual hasta Flores.
La primera locomotora -denominada “La Porteña”- fue adquirida en Europa, donde se la
había utilizado con fines militares durante la guerra de Crimea. La línea del Ferrocarril del
Oeste tuvo un rápido progreso: en 1860 sus rieles alcanzaban la localidad de Moreno; seis
años más tarde tocaban Chivilcoy, a 159 kilómetros de su punto de partida. En 1862 el gobier-
no de la Provincia de Buenos Aires compró la empresa a sus primitivos dueños y retuvo su
propiedad hasta 1890. Durante estas tres décadas, la expansión y el progreso del Ferrocarril
del Oeste fueron constantes. Incorporó numeroso material rodante: a la veterana locomotora
que inaugurara la línea, se sumaron otras: “Rauch”, “Pringles”, “Indio amigo”, “Luz del
desierto”... Uno de estos nombres era “ Voy a Chile”, lo que revelaba claramente la idea de
extender las vías hasta el país vecino.
En 1890 la línea principal y los ramales secundarios alcanzaban más de l.200 kilóme-
tros de extensión. Las vías tocaban entre otros puntos, Nueve de Julio, San Nicolás, La Plata,
Ensenada, Cañuelas.
El Ferrocarril del Oeste, levantado con el esfuerzo de ciudadanos argentinos y del go-
bierno de la provincia era, por entonces, una de las más prósperas empresas nacionales y sus
tarifas y costos competían ventajosamente con las líneas férreas de capital extranjero.
Sin embargo la expansión del ferrocarril en el país pronto perdió el carácter de empre--
sa totalmente nacional. Los capitales ingleses, a los que la economía local estaba íntimame-
nte vinculada, vieron un ventajoso medio de inversión en las empresas ferrocarrileras del
país y pronto beneficiados por la libertad política económica seguida por los gobiernos loca-
les, sobre todo desde 1880, alcanzaron predominio sobre las líneas de origen local. La entre-
ga de tierras en propiedad a lo largo de las vías y la garantía otorgada por el país, que pagaba
subsidios a las empresas que alcanzaron el nivel de ganancias previsto, fueron poderosos
estímulos para la inversión privada, que obviamente buscaba el beneficio económico y no
servir a intereses políticos, como podía ser la necesidad de conectar las metrópolis con los
más remotos rincones del país.
La política de permitir la presencia de capitales extranjeros en los ferrocarriles – avalada
por la libertad de comercio garantizada por la Constitución y por el argumento de ser necesa-
rio su aporte por la escasez de recursos locales dado que el país era aún casi un desierto y re-
cién comenzaba su desarrollo - se acentuó desde 1880.
El proceso de extensión de las vías fue en constante aumento desde su comienzo.
Durante la presidencia de Sarmiento las vías del ferrocarril unieron Córdoba con Rosario. Se
trataba del Ferrocarril Central Argentino, de propiedad privada. Desde Córdoba, las vías em-
palmaron con dos líneas nacionales: el Ferrocarril Central Norte (que durante el mandato de
Avellaneda llegó Tucumán) y el Ferrocarril Andino, que comunicaba con las provincias cu-
yanas. Ambos fueron privatizados entre 1887 y 1889.
No hay duda que el ferrocarril fue un importante factor de progreso nacional.
Contribuyó a desarrollar la riqueza de diversas regiones y además, a sostener la unidad del
territorio nacional aumentando el contacto entre los pueblos, con las lógicas derivaciones
sociales y culturales. “El ferrocarril hará la unidad de la República Argentina mejor que todos los congresos. Los congresos podrán
declararla una e indivisible; sin el camino de fierro que acerque sus extremos remotos, quedará siempre
divisible y dividida contra todos los decretos legislativos.”
ALBERDI, Juan Bautista. Bases y puntos de partida.
La Integración del territorio nacional :El Problema Indígena: Para afianzar el poder del Estado y la centralización de su autoridad, el gobierno debía
integrar el territorio nacional. Con ese objetivo, se propuso expulsar a los pueblos indígenas
de las grandes extensiones que ocupaban y que además constituían un problema porque hos-
tilizaban y desafiaban a los blancos atacando en malones los centros poblados o fortines por
lo tanto el gobierno nacional estaba impedido de ejercer una soberanía efectiva sobre la pro-
vincia de La Pampa y región patagónica. La incorporación de nuevas tierras a la producción
significaba recursos para seguir avanzando en la consolidación del Estado.
Mitre quiso desarrollar una política represiva contra los indígenas, pero le resultó imposi-
ble sostener una ofensiva generalizada, sobre todo porque la guerra contra el Paraguay distra-
jo los recursos del Estado.
Hacia 1870, el gobierno de Sarmiento firmó un convenio con los caciques Calfucurá y
Catriel para mantener la paz. Pero esa paz duraría apenas un año. En una situación confusa, el
coronel Elias atacó los indígenas. Calfucurá enfurecido realizó la primera invasión grande.
Apenas tres días después, Calfucurá, perseguido por las fuerzas nacionales aliadas con Catriel,
se vio obligado a retirarse.
Estos nativos vivían del otro lado de una línea de frontera apenas defendida por fortines y
poblaciones que eran atacadas con frecuencia por malones.
La expedición a la Patagonia fue realizada para incorporar nuevas tierras al territorio na-
cional para la cría de ganado y para detener la amenaza de los malones sobre los fortines. En
1876 Avellaneda con Alsina iniciaron la Campaña El plan de Alsina fue defensivo ya que
consistió en instalar una línea de fortín desde Bahía Blanca hasta el sur de Córdoba, rodeada
de una zanja para impedir el ataque de los malones. Esta zanja quedo incompleta por la muer-
te del ministro.
Julio Argentino Roca fue el nuevo ministro, este propuso un plan ofensivo el de comba-
tir directamente a las tribus con el ejército nacional, para ampliar la frontera productiva y para
detener los reclamos que Chile hacia sobre la Patagonia. El plan de Roca fue financiado con
un préstamo patriótico y con la venta anticipada de las tierras que se iban a ocupar. En 1878
fue la primer etapa de la “Campaña al desierto” que consistió en ataques sorpresivos y simul-
táneos a las tolderías. Se realizó la exploración del territorio y en 1879 comenzó la Segunda
Etapa de la campaña, una parte del ejército avanzo hacia Rio Negro y se instalaron en Choele
Choele desde donde controlaron a la otra parte. El Ejército Nacional aprovechó los recientes
avances tecnológicos (como el telégrafo, el rifle Remington y el desarrollo del ferrocarril) y
los indígenas fueron rápidamente derrotados. Hubo 1.300 aborígenes muertos y más de
14.000 prisioneros, se adquirieron 15.000 leguas de territorio que fueron vendidas a grandes
propietarios o repartidas entre los soldados por la Ley de Premios. El Estado creo la goberna-
ción de la Patagonia con capital en Mercedes de Patagones, actual en Viedma.
En la década de 1880 se realizaron nuevas expediciones hacia el sur de Rio Negro que
completaron la ocupación de la Patagonia, jalonada por hechos auspiciosos como 1a funda-
ción de Ushuaia, en 1881.
Poco después comenzaba la efectiva ocupación del Chaco habitada por los tobas, recién
completada en los primeros lustros del siglo siguiente.
CONCLUSIÓN : Los temas principales a resolver en los tres gobiernos fueron: *Residencia del gobierno Nacional
*Sacar a las provincias del aislamiento y limar asperezas en sus relaciones
*La presencia indígena en vastas extensiones de tierra
A partir de 1862 comienza la obra de institucionalización del estado
Argentino en esta etapa denominada Argentina Moderna cuyos presidentes realizaron
diferentes obras de gobierno que los caracterizó, enfrentaron diferentes problemáticas y
continuaron procesos que formaron parte de un proyecto en común para sentar las bases del
poder estatal con un modelo económico agroexportador, liberal, y la modernización de la
sociedad argentina mediante el fomento de la inmigración y fundamentalmente la educación
Mitre
Sarmiento 1868/1874
Amplió el sistema educativo
en todo sus Niveles hasta
Magisterio ( nuevos planes de
estudios
Creo carrera de ingenieros en
mina, colegio militar, varias
Bibliotecas, facultades, etc
Se creó el Código Civil
(Velez Sársfield) Concluye la guerra
con el Paraguay
(Tratado de paz)
Favoreció la
inmigración
Amplió la red
ferroviaria
Sufre la Fiebre Amarilla
Aprueba la Ley Nacional
de Subvenciones
(construcción de escuelas,
comprar libros y elementos
didácticos y pago de los
maestros)
Se crearon los
diarios “La
Prensa” y “La
Nación”
Avellaneda 1874/ 1880
(1862/1868)
Organizó la Corte
Suprema
Firmó la Ley de
Compromiso de fijar
la sede de la Capital
Enfrentó la Guerra
con el Paraguay con
el Ejército Nacional
Fomentó el ingreso de
capitales para prestamos
e inversiones
Alentó la
construcción
de ferrocarril Creó el
Colegio
Nacional Favoreció la inmigración
Enfrento y superó una
aguda crisis económica
Aumentó la exportación de
cereales y carnes enfriadas
Se sancionó la Ley
de Inmigración y
Colonización
Incorporación de
tierras a través de
la Campaña al
Desierto por Roca
Se decreta la
Capitalización de Buenos Aires
Crecen las líneas
férreas, conectándose
Buenos Aires con el
interior
Se organizan las
Universidades
1er Censo
Nacional
Fomento de la inmigración y
éxito de colonias agrícolas
En Síntesis:
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