138
Ismael Vidales Delgado Seis mujeres en la educación mexicana 1 Ismael Vidales Delgado Coordinador SEIS MUJERES EN LA EDUCACIÓN MEXICANA Etelvina Sandoval Eurídice Sosa Ma. Cecilia Fierro Evans Rose Eisenberg Silvia Conde Valentina Cantón

Seis Mujeres

Embed Size (px)

Citation preview

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    1

    Ismael Vidales Delgado Coordinador

    SEIS MUJERES EN LA

    EDUCACIN MEXICANA

    Etelvina Sandoval Eurdice Sosa

    Ma. Cecilia Fierro Evans Rose Eisenberg Silvia Conde

    Valentina Cantn

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    2

    Autoras Etelvina Sandoval Flores Eurdice Sosa Peinado Ma. Cecilia Fierro Evans Rose Eisenberg Wieder Silvia Conde Flores

    Valentina Cantn Arjona

    Portada Fotografas de las autoras. Seis mujeres en la educacin mexicana CECYTE, N.L.-CAEIP, Andes N 2720, Colonia Jardn CP 64050, Monterrey, N. L., Mxico. Telfono 0181-83339476 Telefax 0181-83339649 e-mail: [email protected] Primera edicin: septiembre de 2012 Coleccin. Altos Estudios N. 38 Impreso en Monterrey, N. L., Mxico Distribucin gratuita. Prohibida su venta. Se autoriza la reproduccin con fines educativos y de investigacin, citando la fuente. La versin electrnica puede descargarse de la pgina www.caeip.org

    Directorio Rodrigo Medina de la Cruz Gobernador Constitucional del Estado de Nuevo Len Jos Antonio Gonzlez Trevio Secretario de Educacin del Estado de Nuevo Len y Presidente de la H. Junta Directiva del CECyTE, N.L.

    Personal del CAEIP Ismael Vidales Delgado Editor Linda Estrada Rodrguez Preedicin, formatacin y diseo de portada Rosa Aid Prez Alcocer, Jessica Alejandrina Gonzlez Contreras Revisin y correccin de textos

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    3

    NDICE

    Presentacin / 5 Autobiografas:

    Etelvina Sandoval / 13

    Eurdice Sosa / 27

    Ma. Cecilia Fierro Evans / 43

    Rose Eisenberg / 59

    Silvia Conde / 91

    Valentina Cantn / 113

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    4

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    5

    PRESENTACIN

    s muy grato para m escribir estas lneas para presentar a seis mujeres: mis hermanas en infancias comunes (cada cual en su poca, la

    ma es la ms lejana), sueos, vocacin y compromisos comunes, abonadores a esa enorme deuda que llevamos sobre nuestra espalda los que abrazamos el magisterio como forma de vida, de trascendencia y de muerte, con los nios ms necesitados de este Mxico que se nos deshace entre los dedos, sin poder hacer nada para salvarlo, excepto mantener nuestra fidelidad a las ms nobles causas de la educacin. Nac en Pinos, Zac., en 1941, pero me cri en el real minero denominado coloquialmente Golondrinas o Piedra Imn enclavado en las faldas del Pico de la Candela, en terrenos del municipio de Lampazos de Naranjo. Cuando apenas tena cuatro aos de edad, mi padre emigr de Zacatecas hacia el norte en busca de la vida, deca el viejo. Despus de algunos fracasos laborales en Laredo, Tamps., recurri al apoyo de unos familiares para ser contratado por la Compaa

    E

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    6

    Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey que operaba el real de donde extraa fierro y cobre principalmente. En este pequesimo poblado minero de apenas una treintena de familias, jams conoc tanta solidaridad y tan alto sentido de la amistad. Recuerdo que al cumplir su jornada adentro de las minas y socavones, cansados a ms, sacaban fuerzas de flaqueza para construir la casita que albergara al camarada recin integrado a la comunidad. Guiados por el maestro Jos G. Garca, los mineros se declaraban comunistas, saban mucho acerca de Lombardo Toledano y lean La voz de Mxico que distribua mi pap y que yo reparta cobrando un cinco, que era la aportacin del camarada para la causa. Pero, el ms imborrable de mis recuerdos de solidaridad y amistad, es el que reproduce el episodio en el que un grupo de mineros improvisando una camilla con dos palos y una cobija, bajaron a mi madre vctima de cncer de matriz desde El Tule hasta El Campo, relevndose de tramo en tramo, la treparon en un armn que empujaron a todo pulmn hasta llegar a la estacin de Golondrinas donde estuvieron a tiempo para subirla en La marrana (era el tren de pasajeros que haca el recorrido de Monterrey a Laredo yendo en la maana y regresando por la tarde). Esta hazaa hizo posible que la moribunda de 22 aos de edad llegara a la Cruz Roja de Monterrey donde le salvaron la vida, dndole oportunidad de vivir 15 aos ms y dejar a sus hijos formados: dos maestros y un sacerdote.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    7

    Cuando en Villaldama o en Monterrey, me daban clases sobre el fierro y el acero, me rea y deca para mis adentros, pobre maestro le est enseando el Padrenuestro al Papa. Yo si conozco el fierro, yo si lo he tenido en mis manos y me he puesto la cara negra con su polvo, y he escuchado los barrenos, y vi morir atrapados por un caido a jvenes que apenas comenzaban a vivir; vi desbarrancarse a un to que apenas frisaba los veinte; y morir lentamente a otro que haba llenado sus pulmones de polvo, la silicosis no perdona. Yo si baj a las minas, entr en armn y a pie en los socavones atestados de murcilagos, conoc el fierro y sus variantes, el cobre y el granito que los nios juntbamos durante varios meses, de piedra en piedra en montones respetados por cada familia, hasta que llegaba la poca en que suban los compradores y en atajos de burros lo transportaban hasta El Campo para embarcarlo hacia fundiciones pequeas de Monterrey. Yo saba cuidar cabras, montar burros, tentar gallinas, deslizarme con una penca de nopal y una piedra por los rieles inclinados. Saba poner trampas para atrapar hurones; no tema a las tarntulas, vboras, coyotes, avispas, ciempis, ni zorrillos; poda raspar un maguey y en acocote extraer aguamiel, cocer quiotes y matar ratas del monte; trepar en las anacuas, mezquites y huisaches sin problema; reconoca toda clase de hierbas: menta, hierbabuena, zacate de limn, granjeno, anacahuita, zotol, lechuguilla, palma, coyotillo, cenizo, amapola, gobernadora y toloache pero iba todos los das a la escuela en la que nos

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    8

    esperaba la maestra Chabela y su esposo el maestro Jos, antes de entrar a clase, haba que mostrar las uas cortas, el pelo peinado, el sombrero cuidado y un morral con el lonche y la botella de t, suficientes, para el medio da. Cmo olvidar a don Juan Canales o a don Victorino Seplveda que en representacin de la Compaa Fundidora nos obsequiaban cuadernos, lpices, pizarras y pizarrines, naranjas y dulces. La cooperativa de los mineros siempre estaba a reventar de maz, manteca, azcar, frijol y latas de aceite de hgado de bacalao para los desnutridos. Los hngaros nos llevaban cine (Flor de durazno, Juan charrasqueado, Cuando los hijos se van). Los sbados llegaban desde Bustamante, los vendedores de gneros, dulces, cuadros de santos, huaraches y afeites para dama (brillantina y colorete). La diversin era simple: el trompo, las huleras, montar en burro, entrar a las minas, atrapar pjaros, vboras y lagartijas, mirar a los barreteros perforar la roca y escondernos junto con ellos cuando hacan tronar los barrenos para volar en mil pedazos aquellas moles de fierro. Un buen da, las vetas de los minerales y las minas se acabaron. La Fundidora cerr el mineral e indemniz a sus trabajadores. Cerr la escuela Artculo 123, el partido comunista se extingui solamente qued un velador, un hombre de la montaa, uno al que la mina se le haba metido por cada uno de los poros de su piel, se le aloj en el alma, all permaneci viviendo en su casa de El Cinco, Don

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    9

    Atanasio Jurez, all se qued hasta el da de su muerte. Por eso, porque entre estas seis mujeres y yo hay algo ntimamente compartido, una historia comn, me atrevo a decirles hermanas, y hablarles as: Hermana Etelvina, a ti te hablo porque llevamos en la piel y en el alma las ideas primigenias de aquel comunismo romntico que nos permiti soar, imaginar, y empear nuestros mejores aos en conseguir nuestros sueos a travs de los nios y las escuelas ms depauperadas, porque nunca hemos abandonado ni traicionado el mensaje de clase que nos mantiene verticales, y cada cual a su modo, soamos en la continuidad del proyecto en la DGENAM. Hermana Eurdice a ti te hablo porque t como yo nacimos del amor, del amor que dio fuerzas para andar los caminos, yo llevando las tortillas, la ropa lavada, y las camisas planchadas a casa del patrn. Su seda rozaba y lastimaba un sentimiento oculto, llamado dignidad! Hermana a ti te hablo porque aunque no lo expresaste, has aguantado desprecios y omisiones, por ser pobre. Porque has sabido retornar a los espacios ms emblemticos de la esencia educativa, siempre fiel y constante, siempre comprometida y autntica, por eso has trascendido, por eso se te quiere y se te respeta, ciertamente sabes mucho, pero ms lo que entregas a los que ms lo necesitas y eso, eso no se olvida. Hermana Ma. Cecilia, a ti te hablo porque t y yo sabemos lo que es tener por muchos aos una mandbula amarrada a otra mandbula, la lengua

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    10

    enmudecida, y el alma entera hundida en la miseria. A ti te hablo, hermana porque seguimos vagando de este sitio a cualquier parte, y la historia no termina, el corazn sigue hablando, la herida no cicatriza, sigue sangrando el costado... Y entre la noche y el da algo habr de suceder, hasta lograr para todos lo que a todos corresponde, al fin y al cabo mi hermana: fuimos hechos de lo mismo! Hermana Rose a ti te hablo porque t como yo fuimos al campo, bajamos la pendiente, recorrimos veredas y entramos a los ms diversos laberintos en busca de palabras y slo encontramos murmullos, balbuceos ininteligibles. Hermana a ti te hablo porque tu como yo vagamos por un sitio y otro sitio en busca de sentido a las palabras, y fue ausente la mirada, y rehuyeron tu presencia y mi presencia, y escuchamos... y aguantamos lo que a guisa de insulto sus lenguas profirieron y es el timbre de orgullo que siempre llevaremos: Buscadores de palabras, dadores de sentido a las palabras. Herman Silvia, a ti te hablo porque supiste saborear en la pobreza el plato de frijoles y tortillas que las manos amantes de una madre nos daban. Hermana a ti te hablo porque hiciste del ayuno involuntario una forma de vida sin queja, ni reproche para nuestros padres: amantes. Amantes a su modo, pero amantes. Por vivir en la ignominia, reducidos a casi nada, por ser casi un pellejo pegado al esqueleto, por calzar los zapatos y vestir la camisa que los vecinos ricos un da nos regalaron. Hermana, a ti te hablo porque me acompaaste en uno de los trayectos ms hermosos de

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    11

    este mundo de los libros y me diste la mano, y me guiaste, y tu silencio ha sido, la ms grande manifestacin de respeto que jams haya recibido. Hermana Valentina, a ti te hablo porque los dos tenemos mucho de lo mismo, porque hoy como ayer, somos lo mismo. Porque supiste, como yo, caminar de aqu a cualquier parte, en busca de palabras amigas, porque sentiste y sufriste en tus pies el suelo que calcina, el que raja la piel y congela los huesos, porque el viento y el sol resecaron tus labios, te partieron la piel y el alma plena de esa esperanza que nunca terminaba y dola hasta la entraa, sin que nadie supiera ni de ti, ni de mi nos encontramos en el cruce de un camino, un camino de escuela tena que ser camino de la esperanza. Con gran respeto para estas seis mujeres, que no necesitan de mi presentacin, invito a los lectores a disfrutar de sus textos, a reflexionar en ellos y a sentir toda la fuerza de su alma y sus convicciones, como una extraordinaria muestra del alma del maestro mexicano, del verdadero maestro, del maestro que urgentemente reclaman los millones de nios a los que seguimos abonando nuestra deuda.

    - Ismael Vidales Delgado

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    12

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    13

    Etelvina Sandoval1

    sta no es una autobiografa propiamente dicha, sino ciertos pasajes de mi vida y algunas experiencias que fueron definiendo mi

    acercamiento con la educacin, la enseanza y el conocimiento educativo. No quise darle una secuencia cronolgica, sino plantearlo a travs de tres ejes que articulen de alguna manera mis vivencias. En el primero de ellos plasmo imgenes, recuerdos y hechos que impactaron de manera decisiva en la conformacin de mis ideas sobre lo social, lo poltico, lo tico. Un segundo eje se refiere a momentos que considero definitorios en mi formacin tanto profesional como personal. Si bien los puntos

    1 Miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1999 y socia fundadora del Consejo Mexicano de Investigacin Educativa (COMIE). Doctora en Pedagoga, UNAM. Directora General de Educacin Normal y Actualizacin del Magisterio en el Distrito Federal. En la actualidad se desempea como docente-investigadora en la Universidad Pedaggica Nacional (Ajusco). Autora de diversas investigaciones sobre educacin.

    E

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    14

    anteriores parten de experiencias de vida, quise destacar una en especial en el tercer eje, pues muestra la compleja cuestin no resuelta entre la investigacin y la transformacin educativa.

    Hechos - Imgenes que marcan

    Recorrer los pasillos de la Secretara de Educacin Pblica y ver sus paredes cubiertas por los murales de Diego Rivera, siendo una nia es una imagen que marca. El gran edificio imponente, gigantesco y lleno de recovecos en los que era posible jugar a esconderse; el edificio tomado por maestros de primaria que protestaban por sus bajos sueldos y luchaban contra lderes sindicales corruptos. Recuerdo un patio central con mantas donde se plasmaban sus demandas y en el centro un automvil donde dorma el lder: Othn; recuerdo tambin la cocina un espacio que ahora es una entrada de autos que da a la calle Luis Gonzlez, donde yo me acurrucaba en un rincn a dormir por las noches entre cartones y cobijas y donde reinaba una mujer robusta, grande y risuea. Era la encargada de la cocina una madre de familia que apoyaba a los maestros y encabezaba un grupo que guisaba para todos. Mi mam, maestra de primaria, cabeza de familia responsable de mantener y educar a tres hijas, formaba parte del comit directivo del llamado Movimiento Revolucionario del Magisterio. Ella se haba lanzado al paro y estaba en una dinmica febril: visitando escuelas que no se haban incorporado an para informar y

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    15

    convencer a los docentes de sumarse; yendo a asambleas con ferrocarrileros y electricistas; participando en las reuniones y corrillos que se armaban por las noches; visitando peridicos para difundir su lucha; y haciendo guardias diurnas y nocturnas en la SEP. Yo la acompaaba a casi todo, y cuando no poda llevarme me quedaba a corretear por el inmenso edificio en el que jugaba con otros nios que como yo, acompabamos a nuestras madres-maestras. Recuerdo las asambleas largusimas en el Auditorio del Sindicato Mexicano de Electricistas que me aburran mortalmente; recuerdo a una nia gerita un poco ms pequea que yo con la que jugaba y que me haca enojar porque afirmaba que ella era la mascota del movimiento. Pero de manera particular recuerdo la noche en que mi mam me despert, pues los granaderos tenan rodeada la SEP y corra el rumor de que iban a tomarla. No se senta miedo entre los paristas, sino indignacin, coraje, tensin y mucho valor; decidieron que deban proteger al lder y formaron un crculo compacto en torno al auto. As, con los brazos entrelazados estuvieron mucho tiempo mientras a m el sueo me invada y me fui a acostar, pero no a mi rincn de la cocina, sino precisamente abajo del carro. Pequea, frgil, delgada, nadie se percat de mi ausencia, el nerviosismo, el coraje y tal vez el miedo ante la posible represin pona los sentidos en otro lado. Varias horas despus me despertaron unos gritos: Aqu est!!! decan; me enter que, pasado el peligro y confirmado que la polica se haba retirado, mi mam se dio cuenta

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    16

    de que yo no estaba y me busc por todos los rincones, pero yo no apareca, as que muchas maestras se dieron a la tarea de buscarme muy alarmadas hasta que una de ellas me encontr en el sitio ms inverosmil: abajo del auto. Contra lo que me esperaba, no me regaaron, pero si me sermonearon sobre el peligro en que estuve: y si el auto arrancaba?, y si los granaderos entraban y yo era arrollada?. Mi destino fue trazado desde muy pequea: sera maestra como mi mam y sera inquieta, rebelde, insumisa, tambin como ella. Diez aos ms tarde, en 1968, siendo ya una joven maestra de primaria y estudiante de la Escuela Normal Superior el movimiento estudiantil me atrap y como a muchos jvenes de esta generacin me dej marcas indelebles. Tengo grabadas las marchas multitudinarias exigiendo el cumplimiento de los puntos de un pliego petitorio que no era por reivindicaciones estudiantiles, sino sociales. Libertad a los presos polticos entre ellas, era una peticin muy significativa para m que siendo nia haba visto muy de cerca a Demetrio Vallejo y a Valentn Campa. Pero tambin las brigadas informativas donde volantebamos en los camiones, mercados y calles y en las que yo, tmida como era, nunca hablaba, pero participaba con entusiasmo como parte de la brigada Che Guevara al lado de mis compaeros (y con ese nombre debe haber habido miles, pero era la nica en la Normal Superior). Los normalistas tenamos caractersticas distintivas entre la masa estudiantil: no nos gustaban las consignas con groseras, aunque

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    17

    gritbamos con gusto aquella de Sal al balcn, chango hocicn y solamos corregir a los compaeros que en los cartelones se les iba alguna falta de ortografa: maestros al fin. Recuerdo la noche del 27 de septiembre cuando, despus de una marcha tumultuaria se decidi que nos quedaramos en el Zcalo hasta el Informe presidencial que adems decamos deba ser pblico. Daba vueltas al Zcalo al lado de mi inseparable amiga Araceli en la cadena humana que formamos, cuando vimos salir de Palacio Nacional tanques militares que nos fueron replegando hasta que nos echaron de la plancha. Caminamos en marcha indignadas por la represin cuando a la altura de la Alameda me llam la atencin una jovencita gritando consignas con un megfono, llorando, enardecida, y la reconoc: era la autollamada mascota del movimiento magisterial, mi amiguita de diez aos atrs; igual que yo ahora participaba de un movimiento que era nuestro, de la juventud. Muchas imgenes de ese tiempo se han quedado impresas en la mente, en particular aquellas vinculadas a la represin demencial del rgimen: la tarde del 2 de octubre, cuando despus de ver caer las bengalas verdes y a los soldados avanzar hacia la plancha me mantuve de pie haciendo la V de la victoria junto con otros estudiantes; actitud que por supuesto dur muy poco, pues cuando iniciaron a disparar corrimos desaforadamente. La represin tres aos ms tarde, en junio del 71, cuando desde Melchor Ocampo vea correr a unos jvenes con varas y arremeter contra todos. Yo

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    18

    corra tambin sin imaginar que unas cuadras atrs, caa abatido por una bala expansiva Edmundo, mi amigo, camarada y hermano de Martn, mi esposo. Mi participacin en el movimiento iniciado en el 68 y continuado de distintas formas a travs del tiempo, no fue slo una ancdota o un pasaje de juventud, fue un hecho que defini ruta de vida, construccin de principios, valores, ideas que me siguen acompaando y que son irrenunciables. Defini tambin amistades; a mi compaero de vida e ideales: mi esposo; defini en suma, quin soy y cmo pienso y acto en todos los mbitos de mi vida.

    Espacios de formacin La jovencita que a los 17 aos inici como maestra de primaria, se fue transformando paulatinamente, aunque haba cosas que permanecan: mi gusto por trabajar con nios, jugar con ellos y divertirnos fue completndose con la intencin de que esos nios conocieran otras cosas adems de las formalmente establecidas en los programas: lea con ellos libros, noticias; cantbamos canciones revolucionarias y de protesta; les enseaba poesa coral. Buscaba tambin sin mucho xito debo reconocer organizar a los maestros en la lucha por democratizar las prcticas del sindicato. El supervisor de la zona, un prista charro me abominaba e intentaba que la directora me hostigara a travs de oficios llamndome la atencin por cosas tan absurdas como usar minifalda. Los maestros de la escuela, todos ellos con muchos ms aos de servicio que yo,

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    19

    me protegan y trataban de cuidarme, pero al mismo tiempo pensaban que mi actitud era temeraria. Entend sus razones un da en que en una junta discutamos si gastbamos fondos de la escuela para darle un desayuno al inspector y yo me opona aduciendo que su visita era parte de su obligacin laboral. Un maestro tom la palabra y me dijo: Nosotros debemos cuidar nuestro trabajo porque vamos a estar aqu muchos aost no, t te vas a ir pronto. Me fui? No lo creo, siempre he estado cerca de la educacin, de las escuelas y de los maestros de educacin bsica an desde una trinchera diferente al grupo, la de la investigacin educativa. Mi ingreso en esta actividad fue una oportunidad casi inesperada. Soy parte de una generacin en la que los circuitos de formacin definan los destinos profesionales ineluctablemente. Yo tuve una formacin normalista clsica: primero Normal Bsica, en donde estudi para maestra de primaria; y posteriormente Normal Superior, en donde curs la especialidad de Psicologa Educativa. As, trabaj varios aos en ambos niveles, primaria y secundaria. La Normal Bsica se cursaba en ese entonces despus de la secundaria y no era considerada como bachillerato, de tal manera que brincar al mbito universitario implicaba estudiar la preparatoria al egreso de la normal y despus cursar alguna carrera; era casi como borrar tu pasado de formacin magisterial. La Normal Superior tampoco era reconocida como licenciatura fuera del mbito normalista y por lo tanto no serva como antecedente para estudiar una maestra en otras instituciones.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    20

    El Departamento de Investigaciones Educativas (DIE-Cinvestav) fue una notable excepcin, fundado a principios de los aos setenta para impulsar la investigacin educativa que nutriera con base en sus productos, proyectos innovadores que contribuyeran a mejorar la educacin pblica, cre tambin una maestra enfocada a la formacin de investigadores. Y lo mejor (e indito): aceptaba como estudiantes a algunos maestros con estudios antecedentes de Normal Superior. Pocos realmente, pues no estaba dirigida especficamente al magisterio, pero fue en ese momento una excelente alternativa para m. En mi vida profesional, el DIE fue un espacio muy importante por varias razones: la primera porque me hizo consciente de los grandes huecos que tena en mi formacin lo que me implic redoblar esfuerzos para comprender formas de acercarse al conocimiento, razonar y analizar, muy diferentes a las que conoca y en las que haba sido formada en el circuito normalista. As, considero al DIE como mi alma mater pues si bien curs ah la maestra, para m fue el equivalente a una licenciatura y una maestra, de ese tamao fue el esfuerzo que tuve que hacer para estar a la altura de las exigencias. Pero tambin yo tena una ventaja en relacin a mis compaeros universitarios: conoca la educacin real y sus problemas, por haber estado 15 aos trabajando en las aulas de escuelas primarias y secundarias en zonas urbanas marginales. Este haba sido un espacio de formacin muy importante que cobr sentido con la formacin terica y analtica que el DIE apuntal.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    21

    Pero hubo otra razn de la importancia que en mi formacin tuvo esta institucin: cuando ingres al DIE como estudiante de maestra, se iniciaba una lnea de investigacin etnogrfica en la escuela que buscaba analizar la prctica docente en su contexto tanto institucional como social. Yo tuve la suerte de participar y formarme en este proyecto con Elsie Rockwell y Justa Ezpeleta como mis maestras. Tuve la suerte tambin de llegar en un momento en que ellas estaban construyendo muchas de las ideas base de esta perspectiva en un trabajo intelectual en el que incluan a sus estudiantes. Participamos con ellas en todos los aspectos del proceso de investigacin: trabajo de campo, discusiones, dudas, talacha, puesta de ideas en comn; en fin, puedo decir que me fui formando como investigadora viendo como trabajaban las investigadoras y participando a su lado. Adems, la mirada etnogrfica desde una perspectiva histrica y cultural me permiti capitalizar el conocimiento que tena de la vida en la escuela y al mismo tiempo poder analizarla ms all del sentido comn. Ah inici mi trayecto en la investigacin educativa que he continuado a lo largo de muchos aos en diferentes espacios y sobre diferentes temas, aunque todos referidos a la educacin bsica y sus maestros. El vnculo que existe entre nuestra historia personal y los temas que decides investigar es muy claro en mi caso: mi tesis de maestra (hecha en el marco del proyecto anteriormente sealado) fue sobre la construccin cotidiana de la vida sindical en la primaria.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    22

    Me interesaba comprender este aspecto que influye notablemente en la vida laboral de los maestros y que yo haba vivido muy de cerca desde mi posicin de disidente. En tanto que en mi tesis del doctorado en la UNAM, decid enfocarme en la secundaria, porque adems del poco trabajo de investigacin que haba sobre este nivel educativo, lo consideraba una deuda profesional pendiente adquirida en los aos en que trabaj en este nivel como orientadora educativa. Esta experiencia me haba convencido de la necesidad de un cambio profundo en el modelo pedaggico y en las prcticas educativas que ah se desarrollan. Mi deuda como investigadora era hacer visibles las prcticas escolares y las condiciones en que se gestan para, por lo menos, proporcionar elementos que permitieran pensar en posibles alternativas. Incursion tambin en el estudio de la condicin femenina en el trabajo docente, as como en la participacin sindical de las maestras de primaria; tambin sobre los jvenes estudiantes de la secundaria, y desde hace ms de diez aos me he centrado en investigar en torno a la formacin de profesores, tanto inicial como en servicio. Como puede verse, no me fui de la escuela como lo vaticin aqul maestro; sigo ligada a ella como mi espacio de formacin originario y busco, a travs de mi trabajo aportar algo, sobre todo en momentos en que es objeto de tantas controversias y crticas, muchas de ellas con objetivos cuestionables.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    23

    Sigo ligada a ella tambin a travs de la formacin de mis estudiantes de posgrado en la UPN, que son maestros.

    La investigacin y el cambio. Una experiencia, nuevos

    aprendizajes

    A principio del ao 2001 fui invitada por la Dra. Sylvia Ortega, ex rectora de la Universidad Pedaggica Nacional a dirigir la educacin normal en el Distrito Federal. Dud mucho, pero al final acept pensando en la posibilidad de poner el conocimiento que tena en un proyecto diferente para mejorar la formacin de maestros y a las instituciones formadoras. Mucha vanidad haba en este razonamiento, pues entend paulatinamente que son lgicas distintas la de investigacin educativa que yo conoca y la de toma de decisiones. La primera se propone construir conocimiento sobre la realidad educativa con un sentido crtico para localizar aquellos aspectos susceptibles de ser transformados; la otra, definir sobre el qu y el cmo transformar. Recuerdo que casi a mi llegada al cargo, convers con Pablo Latap al respecto y al comentarle las diferencias abismales que notaba entre ser investigadora y ser funcionaria me contest: A los investigadores con frecuencia nos piden que digamos cmo transformar un ciempis en una mariposa. Nosotros, despus de analizar decimos que hay que quitarle patas y ponerle alas, pero a la pregunta de

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    24

    Cmo hacerlo? respondemos: yo puedo decir el qu hacer, el cmo hacerlo les toca a las autoridades. Yo estaba en ese momento en el papel de autoridad y tena que definir los cmos para poder transformar, esto deba basarse en un conocimiento en torno a las tradiciones, las prcticas sedimentadas, las redes de relaciones, los poderes informales, la conformacin de grupos de las instituciones a mi cargo, entre otras cosas. Pero este conocimiento no poda adquirirlo de inmediato, y la gestin demandaba acciones prontas. Uno no puede llegar a un puesto de direccin y esperar, a la manera de un etngrafo a ir venciendo las resistencias, ganarse la confianza, recuperar informacin y despus hacer un anlisis lo ms completo posible que permita trazar los posibles caminos. La diferencia es que aqu deba actuar en paralelo, conocer paulatinamente pero ir tomando decisiones rpido. Conocer y actuar en estas circunstancias, implicaba un cruce entre lo acadmico, lo intelectual y lo poltico. En el cambio de estafeta el director general que se iba me dijo: Aqu no puede hacerse nada, es un medio muy corrupto y difcil, as que trate de no crearse problemas... y llvese bien con los sindicatos... yo lo hice as y nunca tuve que enfrentar un movimiento. Nunca supe (ni pregunt) si se refera a todo el sistema de normales o slo al mbito ms cercano (el de las oficinas). No le hice caso, empec a hacer cosas y por supuesto que los primeros que protestaron fueron las delegaciones sindicales, as inici mis primeros

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    25

    aprendizajes. El primero fue el control que la dirigencia sindical tiene en el mbito de normales. Un segundo aprendizaje fue comprender otro concepto de normalismo. La primera acusacin (que me hicieron los dirigentes sindicales) es que yo no era normalista, acusacin que a m me pareca absurda, pues haba estudiado para maestra de primaria y despus para maestra de secundaria en dos de las escuelas ahora a mi cargo (la Nacional de Maestros y la Normal Superior), sin embargo fui entendiendo que para ellos, normalista es alguien que se form y trabaj en las normales, de hecho, alguien que nunca ha salido de este medio. Mis incursiones en otros mbitos educativos me haban desclasado, me colocaban en la categora de un hbrido, alguien sin pertenencia a este medio, y por lo tanto de ah se colega mi maligna intencin de querer acabar con el normalismo. Bajo el concepto de normalismo se cobijaban al menos tres vertientes: la ya sealada de control sindical, la de una aoranza por un pasado tal vez mtico y la justificacin para mantener la endogamia y el aislamiento de las normales de otras instituciones de educacin superior. Mi reto fue intentar darle un nuevo sentido al normalismo. Un tercer aprendizaje que mencionar brevemente fue reconocer la variedad de culturas escolares, pues los que estudiamos la formacin de maestros, ya sea desde la perspectiva etnogrfica o no, solemos englobar con mucha ligereza a todos ellos. Pero aqu aprend que cada uno de los planteles que forma maestros era muy diferente, no slo por el nivel

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    26

    que atendan (preescolar, primaria, etc.), sino porque sus historias institucionales determinaban muchas de sus prcticas, sus imaginarios y su sentido de identidad. Comprend que el normalismo no slo es diferente por las acepciones y concepciones que de l tienen quines lo manejan o utilizan, sino que, dependiendo de la historia y los ncleos articuladores de sentidos que se han venido construyendo localmente, existen una variedad de culturas normalistas. Mi reto fue comprenderlas y proponer construir a partir de ellas. Hablo de retos y no de logros, pues no es mi intencin hacer una apologa de mi gestin, reconocer si se avanz en el sentido correcto o no, corresponde a los actores, docentes de las normales que me acompaaron en ese proyecto.

    Para cerrar

    Mi vida ha estado ligada en gran parte a la educacin. Creo que es un espacio importante para el cambio que requiere nuestro pas, un espacio para formar ciudadanos libres y pensantes. Sigo creyendo en esto a pesar del negro panorama poltico que nos acecha. En algunos momentos pienso en lo que le o decir a Paco Ignacio Taibo II: En el 68 decamos que la revolucin estaba a la vuelta de la esquina, pero cmo nos han alargado la calle! Y si, nos la han alargado pero seguimos caminando y luchando y soando. Los jvenes del movimiento #Yo soy132 que ahora alzan la voz nos permiten seguir teniendo esperanza.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    27

    Eurdice Sosa2

    ac en la Ciudad de Mxico, D.F. el 11 julio de 1961. Superadas las vicisitudes propias de la formacin escolar, con los

    ingredientes fundamentales de la niez y la juventud y con ese referente consustancial que es la familia, me gradu como Sociloga (UNAM) y maestra en Educacin (Universidad La Salle), lo que me ha permitido desempearme en el campo de la educacin desde 1979 hasta la fecha. Inici mi prctica educativa profesional en el Instituto de Capacitacin de la Industria de la Construccin y de 1983 a 1985 particip en la Primera Brigada de Profesionales de la UNAM en la Regin Uno

    2 Licenciada en la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, y estudios parciales de Sociologa de 1979 a 1982 (UNAM). Profesora de tiempo completo en la Universidad Pedaggica Nacional, de febrero 1986 a la fecha. Colaboradora fundamental en la Reforma de la Educacin Media Superior. Autora de diversas obras educativas y artculos nodales sobre competencias educativas.

    N

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    28

    de Las Segovias en Nicaragua, Centroamrica, en el componente social del Proyecto de Reasentamiento de la Poblacin Rural, en los departamentos de Somoto y Ocotal. Desde 1986 hasta la fecha, me he desempeado como docente de tiempo completo en la Universidad Pedaggica Nacional (UPN), Unidad Ajusco, en donde ingres a la Academia de Educacin de Adultos y de ah transit en 1989, al rea de investigacin de la misma universidad participando en los proyectos: Prctica Docente y Marginacin y Prctica Docente en la Educacin Bsica y Media. En 1993, fui comisionada por la Universidad Pedaggica, a un programa de cooperacin internacional con la Fundacin Vicente Mench, fundada por Rigoberta Mench, en dicha colaboracin particip como responsable del rea educativa en la elaboracin y concertacin del proyecto de Escuela Indgena. Al regreso a la UPN, me concentr desde 1994 hasta 2004 en el mismo grupo acadmico, desarrollando la propuesta de Integracin de Contenidos para la Educacin Primaria y posteriormente para la Educacin Preescolar. En 2004 en compaa de la maestra Ma. Eugenia Toledo, realizamos la coordinacin de los Programas de los Componentes Bsico y Propedutico de la Reforma del Bachillerato Tecnolgico y particip en 2008 en la elaboracin del Marco Curricular Comn de la Educacin Media Superior para la Reforma Integral de la Educacin Media Superior (RIEMS); y en 2010, particip en el Comit Acadmico del proceso de Certificacin de Competencias Docentes en Educacin Media Superior

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    29

    (CERTIDEMS). Desde el 2003 soy docente de la licenciatura virtual de Enseanza del Francs, programa Binacional y Bicultural con la Universidad de Bourgogne de Francia y la Universidad Pedaggica Nacional, por lo cual desde 2004 a la fecha me integr al rea acadmica 4, Nuevas tecnologas y modelos alter-nativos, motivo por el cual, la publicacin reciente en la que particip y coordin consisti en un libro editado por la UPN con el ttulo de Enfoques Multidisciplinarios sobre Comunicacin, Tecnologa y Educacin. En seguida comparto con los lectores, un texto en el que reflexiono sobre mi involucramiento en el dinamismo de la educacin y su carcter polifsico y multifactorial:

    Educacin, un caleidoscopio siempre en movimiento

    La escuela y los recuerdos que evoco, han sido casi siempre experiencias gozosas. Con mucha emocin rememoro una y otra vez mi primer da de clases. Lo que recuerdo es a mis padres y yo, al centro de un saln de un preescolar pblico, tan lleno de colores, objetos, libros, rincones y universos por descubrir, totalmente lleno de imgenes. Cuando quiero recordar algo placentero, evoco esa imagen, recuerdo los olores a resistol blanco, crayolas y plastilina, me dicen que tenan dos aos y es sorprendente lo vivido que an conservo esas imgenes y esos olores, siempre como lugar de refugio, donde se puede suspender los ritmos

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    30

    y tiempos del exterior, para dar lugar a hacer nuevas cosas, un lugar para conocer y vivir. Tanto me gust el aula, que me qued a trabajar en ella y siempre que entro a un saln, consciente o inconscientemente, pienso que esa promesa de que algo significativo, placentero, sorprendente puede acontecer con nosotros y a pesar de nosotros, siempre es una posibilidad, de la cual poco sabemos anticipadamente, si se realizar o no, slo sabemos de sus efectos a flashazos. Por ello, acompaar e indagar sobre la multiplicidad y complejidad de los procesos que acontecen en el aula, ha sido la gran pista de mi vida como profesional en el campo de la educacin, en especial los procesos de transformacin, de reformas, me han ocupado descifrar si existen o no tendencias en las transformaciones de la vida del aula, por lo cual, la educacin es para mi una experiencia caleidoscpica, que se multiplica infinitamente en sus circunstancias, sujetos y contenidos, pero con relaciones constantes que podemos identificar, derivndose en cada experiencia un constante movimiento, a manera de banda de Moebius, en donde lo interior pasa a ser exterior a partir del movimiento y lo externo de la banda pasa a ser interior al entrar en movimiento, por ello, es posible que exista un movimiento constante entre la singularidad de cada experiencia educativa y las invariantes pedaggicas (Celestin Freinet) entre los universales de la educabilidad (Emile Durkheim, Paulo Freire) y la microhistoria de cada experiencia educativa, (Carlo Ginzburg).

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    31

    Mi primera reforma: Educar para la vida Mi primera participacin en una aula como docente fue en el bachillerato, como parte de una especialidad sobre la cual se experimentaba su diseo de Educador Comunitario y que finalmente no se estableci, pero afortunadamente viv en su versin experimental. Yo ingres con mucha fortuna al Colegio de Ciencias y Humanidades (UNAM) en su arranque (1976) y fui parte de un movimiento de reforma educativa como alumna, por ello, les confo a las reformas, porque en cada reforma que he participado, he vivido un enriquecimiento de mi horizonte de vida. En esa ocasin, nos invitaron a ser alfabetizadores como primera tarea en nuestra formacin como Educadores Comunitarios, nuestro tutor Miguel, otro estudiante de los semestres finales del bachillerato, a quien eternamente le agradecer su introduccin, nos pidi que leyramos de inicio a fin la Pedagoga como Prctica de la Libertad de Paulo Freire y en especial nos pidi fijarnos en el ltimo captulo del libro, en la cual se proponan los temas generadores para prepararnos como alfabetizadores, y me coment que haba un grupo pequeo que podra alfabetizar; de esta forma, con dicha lectura, siguiendo el mtodo, realic mi primera alfabetizacin, con el generoso y potente mtodo de Paulo Freire y con la infinita disposicin de los que se alfabetizaron. Sin embargo, me senta poco satisfecha, mi nimo juvenil me hacia evaluar equivocadamente, que eran pocos los logros de los

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    32

    alfabetizados, que slo haban logrado escribir una carta. Aos despus, cuando me profesionalic como educadora de adultos y supe y conoc de la complejidad del proceso de alfabetizacin, no saba por ejemplo, que dos de los participantes del grupo de alfabetizacin, estaban aprendiendo como segunda lengua el espaol y entonces pens que fue una fortuna haber supuesto que con la sola lectura del Mtodo de la Palabra Generadora y los principios pedaggicos de la misma, poda hacerme cargo de alfabetizar con xito, ello quizs me ha permitido no paralizarme para actuar en todo tipo de ambientes y escenarios educativos, sin saber que por primera vez, fui beneficiaria del no saber que tiene un lugar muy importante, por lo menos en este caso, para estar lo suficientemente libre de prejuicios, como para poder concentrarme en potenciar los posibles aprendizajes, y no preocuparme ms sobre mi posible xito como docente. Sin embargo, en ese momento no saba como ahora, que la disposicin subjetiva de los participantes en los procesos educativos es determinante para aprender, si uno se coloca y asume el rol de educador con la creencia de que va ensear y que sus alumnos aprendern, est colocndose en el sitio de la posibilidad de la tarea de ensear (Toledo: 1996) y ah empieza la educacin para la vida. Dicha orientacin para pensar la educacin para y en la vida, orient toda mi experiencia de intervencin educativa desarrollada en torno a la dimensin social, del Programa de Reasentamientos de la poblacin rural, en Nicaragua, al

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    33

    poder colocar al centro del currculo los contenidos de la vida articulados con los contenidos de la educacin bsica, experiencia que a detalle expuse en el libro: Dos experiencias de Educacin Brasil y Nicaragua en la coleccin Horizontes de la UPN.

    Mi segunda reforma: Educacin para Todos

    A la mitad de mis estudios de la licenciatura en Sociologa, nos invitaron en la facultad a participar en un trabajo de medio tiempo, para realizar un diagnstico educativo sobre las caractersticas socioeducativas de los trabajadores de la industria de la construccin, ello para mi represent una gran oportunidad, ya que me permita reunir dos campos de actividad, el educativo por mis buenos recuerdos como alfabetizadora y el de la sociologa del trabajo, la especialidad que estudiaba en la universidad, entrar a diferentes obras para conocer procesos de transformacin y organizacin del trabajo, que acontecen desde en un lote baldo, hasta en la construccin del metro, edificios, almacenes, nucleoelctricas, carreteras ente otras posibilidades. El equipo interdisciplinario que realiz el diagnstico nos dio la oportunidad de ser instructores de Educacin Bsica; y, diseadores de estrategias y materiales de enseanza; as como, formar instructores de Educacin Bsica. Quizs uno de los diagnsticos de los cuales ms aprend fue el que realic sobre las caractersticas socioeducativas de los trabajadores de la construccin en la edificacin de la nucleoelctrica en

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    34

    Laguna Verde, Veracruz; hacer un diagnstico educativo a cinco mil trabajadores, in situ, fue muy interesante desde el diseo del instrumento, el tiempo de realizacin, la logstica de los encuestadores, hasta el procesamiento y programa de educacin bsica, con base en los resultados del diagnstico, siempre estar infinitamente agradecida a todos los participantes en esta interesante experiencia, que me permiti coordinar el proceso de formacin de educadores para responder a dicho programa. En especial, me introdujo en el anlisis detallado, de lo que hoy se conceptualiza como competencias profesionales, de los aprendizajes adquiridos en el mundo del trabajo que hoy conocemos como conocimiento prctico profesional (Clandinni) y explorar las posibles articulaciones con los programas de educacin bsica, por ejemplo cmo articular la educacin primaria o secundaria con el perfeccionamiento o convalidacin de cada una de las especialidades de la industria de la construccin. Al mismo tiempo, al entrar de lleno en el campo de la formacin de docentes, el cual no he abandonado hasta la fecha, se me hizo evidente una certeza que hasta hoy orienta mi trabajo educativo, que es reconocer que es tan importante el diseo de estrategias de enseanza, metodologas, materiales, sistemas de evaluacin, como la formacin y acompaamiento de aquellos que ocuparn la tareas de enseanza y tutora, quizs por ello, su formacin y perfeccionamiento profesional, est colocado al centro de todas las reformas, porque son los educadores quienes pueden o no pensar, sostener,

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    35

    desarrollar, desplegar o retrotraerse de un movimiento cultural, como es toda reforma educativa (Walter Benjamin). Esta experiencia, me posibilit cuando me incorpor a la Universidad Pedaggica, a participar y que me comisionaran en el grupo interinstitucional al final de la dcada de 1980, que se ocup en la Reforma del Modelo Educativo del Instituto Nacional de Educacin de Adultos (INEA), particularmente por ser una modalidad abierta, nos centramos en la revisin de los materiales educativos, concretamente los libros de textos, presidido dicho grupo por el INEA, siempre en la lgica de dar un paso ms en la Educacin para Todos.

    La escuela, al centro, mi tercera experiencia de reforma

    Al cerrarse la Licenciatura de Educacin de Adultos, en su modalidad presencial en la UPN, afortunadamente fui invitada por Ma. Eugenia Toledo, a quien siempre estar infinitamente agradecida, no slo por incorporarme al proyecto de investigacin y docencia titulado Prctica Docente y Marginacin y posteriormente en el proyecto Prctica Docente y Educacin Bsica y Media, sino en especial y sobre todo le agradezco a Maru, su valenta y consecuencia para encarar la innovacin y su eterna solidaridad, que siempre desarroll al frente de ambas investigaciones y de las mltiples tareas que de ellas se derivaron.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    36

    Iniciamos el proyecto con la experiencia piloto de impartir en una zona escolar y no en la Unidad Ajusco de la UPN, la Licenciatura de Educacin Primaria y Preescolar, Plan 1985, en la zona escolar del Cerro del Judo, al sur de la Ciudad de Mxico. Quizs una de las mayores potencias de esta experiencia es que trabajamos como comunidades de aprendizaje, desde la construccin y desarrollo de lo que hoy se llaman redes de indagacin, cada uno de los estudiantes tena su propia investigacin y cada investigador de la misma manera sostuvo su propia indagacin, por lo que en una misma escuela se establecan diversas problema-tizaciones, intervenciones en red que, derivaron en diferentes innovaciones. El anterior trabajo en red, favoreci la publicacin de ambos proyectos. Resultado de la anterior indagacin, fue posible mi participacin en la edicin de dos colecciones, la primera titulada con el nombre de Horizontes, sobre la Enseanza de la Geografa en la Educacin Primaria de 4 a 6 grado, publicada por la editorial McGraw-Hill y la coleccin de Guas didcticas: Cmo ensear paso a paso, de primero a sexto grado de Educacin Primaria publicada por la Editorial Santillana. Ambas colecciones, me permitieron intervenir ampliamente en los procesos de Formacin de Maestros para operacin de la Reforma de la Educacin Primaria de 1993. El conocimiento de la Escuela Primaria, de los procesos de formacin docente fueron caractersticas que favorecieron mi comisin institucional en el arranque de los trabajos de la Premio Nobel, Rigoberta

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    37

    Mench, en el campo de la Educacin Indgena, participando en el diseo de la propuesta de la fundacin que ella presida, de su proyecto: Educacin Indgena, desarrollado con y por las propias comunidades indgenas, que por cierto aunque parezca evidente y obvio, hoy en los diferentes enfoques de la educacin intercultural, que las propias comunidades son las protagonistas de su proyecto educativo y escolar, ello fue muy potente e interesante en su arranque. En 1996, resultado de las anteriores experiencias, con el grupo acadmico de la UPN coordinado por Ma. Eugenia Toledo, se public en la editorial Paids el libro El Traspatio Escolar: Una mirada al aula desde el sujeto, en donde entre otros captulos, se desarrollaron las ideas principales de la propuesta de enseanza que sostuvimos y desarrollo hasta la fecha, la Integracin de Contenidos. Cara a cara para repensar la educacin preescolar y la

    integracin de contenidos Despus de un prolongado e interesante trabajo realizado con 575 preescolares pblicos federales, que fue posible gracias a la organizacin y generosidad, del Departamento de Educacin Preescolar del Valle de Mxico, en especial por las maestras encargadas de la actualizacin y de dicho proyecto: Guadalupe Tena, Alma Yanina Moctezuma y Yazmn Seeb, ms un equipo de sensacionales formadoras, conocidas como las Asesoras Tcnico Pedaggicas (ATP), logramos

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    38

    desarrollar la propuesta de enseanza Integracin de Contenidos en la Educacin Preescolar. Con la maestra Toledo fue muy importante, no slo desarrollar la propuesta de integracin de contenidos, en el nivel educativo de preescolar, con la amplia participacin de diferentes maestras y maestros en las ocho regiones conurbadas de la Ciudad de Mxico, sino, sobre todo por la posibilidad de desarrollar un modelo de formacin cara a cara con tres mil educadoras y educadores en los preescolares pblicos federales de la regin ms poblada de pas. Ello, fue una experiencia que hizo posible romper la lgica de la cascada o telfono descompuesto. El trnsito a una estrategia de formacin docente cara a cara, signific una gran logstica y una apuesta que se prolong por tres aos, para que fuera posible de manera directa trabajaran un taller metodolgico, con el universo total de docentes posibilitando una interlocucin directa entre quienes desarrollamos las propuesta y quien se le propone desarrollar en el aula, ello signific la reconstruccin de experiencias y evaluacin de las posibilidades de desarrollo de un pensamiento categorial a partir del desarrollo, la integracin de contenidos, tema del cual me ocup en mi tesis de grado. Resultado de toda esta experiencia fue la publicacin de cinco libros entre 2004 y 2005, con lo principios metodolgicos de la propuesta de Integracin de Contenidos desarrollada para la Educacin Preescolar, en la coleccin Enseanza de las ciencias para maestr@s publicada por la Direccin de

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    39

    Divulgacin de la Ciencia de la UNAM, esta publicacin tuvo el fin de acompaar el proceso de formacin de materiales ex profeso desarrollados para esta experiencia. Esta coleccin, se desarroll a partir de la sistematizacin de cuatro mil preguntas sobre las que se interrogan los nios preescolares y que interesaba conocer ms. Dichas interrogantes se les compartieron a cientficos y divulgadores de la ciencia de la UNAM, para que se las respondieran pensando en un texto para maestr@s en servicio que les posibilitara al aparecer dichas preguntas como organizadoras de los proyectos educativos, la posibilidad de incorporar contenidos de la ciencia.

    Reforma del bachillerato Tecnolgico y Reforma Integral de la Educacin Media Superior

    En 2004, fuimos convocadas la maestra Toledo y yo, para coordinar el desarrollo de los programas del componente bsico y propedutico de la Reforma del Bachillerato Tecnolgico, despus de los diferentes procesos de reforma en los cuales habamos participado y del diagnstico propio y compartido sobre las principales encrucijadas de la Educacin Media Superior, hicimos varias apuestas y combinaciones metodolgicas sobre las cuales se construyeron dichos programas, entre otras, y de manera resumidas podra resaltar: a) los docentes se propusieron y pensaron como protagonistas de la reforma, por ello, fueron por ejemplo, docentes frente al aula los autores de los programas, en interlocucin

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    40

    con expertos de las disciplinas, formadores y autoridades educativas, el diseo fue un encuentro de actores que con una estrategia de trabajo colegiado para la elaboracin y comunicacin de los programas; b) en lugar estructurar por listados de tema y contenidos sueltos, se organiz la propuesta de cada programa por conceptos y nociones, presentados a manera de mapas conceptuales, para dar libertad a los docentes de acuerdo con los estudiantes, instituciones y contexto a organizar con flexibilidad los contenidos del aprendizaje; y c) se propuso de manera escrita y como parte de los mismos programas, ejemplos para desarrollar estrategias didcticas a partir de temas de la vida o integradores, significativos para los jvenes. No son los nicos elementos a considerar en el proceso de Reforma del Bachillerato Tecnolgico, existieron muchos retos, entre otros el poder integrar cuatro subsistemas nacionales en un slo subsistema como bachillerato tecnolgico integrando los sistemas: agropecuario, industrial, del mar y los servicios estatales. Para ello, se estableci una red de investigacin y mejora de 50 planteles de los mil bachilleratos tecnolgicos federales y estatales, a fin de poder acompaar y dar seguimiento al propio proceso de reforma, ello posibilit que al convocar el proceso nacional de elaboracin del Marco Curricular Comn de la Educacin Media Superior en el marco de la Reforma Integral de la Educacin Media Superior (RIEMS) fue posible participar en la discusin e integracin de las cinco regiones que consensaron el perfil de egreso de

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    41

    todo estudiante de bachillerato, expresado en competencias genricas, disciplinares y profesionales. Contenido libre, reforma universitaria en la sociedad

    del conocimiento Finalmente, desde hace ocho aos he estado involucrada en experiencias de licenciatura y posgrado de formacin de maestros, en la Universidad Pedaggica en escenarios de educacin virtual, desde la Licenciatura en Enseanza del Francs o la Especialidad en Educacin Centrada en el Aprendizaje, as como diseo de sitios WEB para desarrollar investigacin, todas estas experiencias han favorecido la reflexin y seminarios en diferentes redes, de mi propia universidad y con otras universidades para pensar quienes producen y como se divulgan los contenidos de la WEB de los resultados de la investigacin y las mejores prcticas de docencia por parte de las universidades y particularmente aquellas instituciones pblicas. De manera que hoy, en universidades de todo el mundo se discute si pone o no a disposicin contenido libres o cules son, si se desarrollan una reforma en la manera de divulgar sus contenidos e interactuar con sus resultados con los diferentes sectores sociales. Las instituciones pblicas, hoy en las Sociedades de la Informacin y del Conocimiento, nos interrogamos y reflexionamos sobre cmo usamos la WEB, si el abrir contenidos disponibles de conocimiento favorecer el desarrollo y apropiacin de conocimientos por ms sectores de nuestras sociedades y cmo

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    42

    logramos la democratizacin del acceso y uso de contenidos y una mayor participacin ciudadana, que incluya y contraste con contenidos cientficos sus definiciones polticas, para un ejercicio pleno de su ciudadana, si las universidades participan o no en ello. Recientemente colabor, por parte de mi universidad, en un proyecto de investigacin internacional coordinado por Dr. Len Oliv en la UNAM, que involucr a ms de 60 investigadores de varias universidades nacionales, con la participacin de grupos de universidades de ms de tres pases de la Comunidad Econmica Europea, en torno al conocimiento tradicional, su recuperacin, preservacin y uso social. Involucr la participacin activa de comunidades originaras de diferentes regiones, organizaciones sociales, instituciones educativas y de investigacin en dicha tarea. Hoy la tarea es transformar contenidos de la investigacin en contenidos libres y de acceso abierto, para divulgar resultados de lo indagado, quizs ello abra nuevas brechas y nuevas interrogantes, sobre qu, cmo, quines, cundo y para qu producir contenidos y ambientes para generar comunidades de aprendizaje, en torno a contenidos para la vida.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    43

    Ma. Cecilia Fierro Evans3

    No es que no vuelva porque me he olvidado -Ma. Cecilia Fierro Evans

    Agosto 31, 2012

    legamos poco antes del atardecer de un da domingo de agosto como hoy, slo que hace 29 aos. Abren el portn del lugar con el letrero:

    IPODERAC. Qu nombre ms feo, pens: Instituto Poblano de Readaptacin A.C. Parece de reformatorio. En el fondo conceda que mi mam tena algo de razn. Qu se me haba perdido en ese lugar? Dos meses de forcejeo en casa no haban logrado hacerme cambiar de opinin aunque en realidad ni yo misma tena claro por qu estaba all. Mi pap me apoyaba en el fondo aunque no lo dijera, eso lo saba.

    3 Doctora en Ciencias, con especialidad en investigacin educativa por el DIE-CINVESTAV-IPN. Investigadora de la Universidad Iberoamericana (Len) . Ha trabajado en temas como prctica docente, gestin escolar, innovacin y valores. Algunas de sus publicaciones son: El Consejo Tcnico. Un encuentro de Maestros (1994), Mxico: SEP; Transformar la prctica docente desde los maestros (1999), Mxico: Paids; Mirar la prctica docente desde los valores (2003), Mxico: Gedisa.

    L

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    44

    Bajamos mis cosas. Una mochila roja de acampar con un pantaln de mezclilla, tres playeras y unos cuantos efectos personales. Un sleeping bag. Un par de posters para colgar, mi guitarra compaera inseparable y algunos libros.

    Nadie me esperaba. La seorita Silvia una mujer como de 35 aos encargada de la casa en la que me corresponda estar, se haba olvidado de que yo llegaba ese da. Y la seora Landa, responsable del Centro estaba de viaje. Mi cuarto era en ese momento una bodega de triques. Con fra amabilidad me recibi y rpidamente despidi a mis paps, quienes me haban acompaado sin ningn entusiasmo hasta esta granja-casa hogar ubicada en el km 25.5 de la carretera Puebla-Atlixco.

    Los nios se arremolinaron a nuestro alrededor, curiosos, sonrientes, sudorosos, platicadores.

    Barrimos mi cuarto. Salieron araas de las negras. Se fue la luz, de modo que acomod mis cosas a oscuras. La lluvia arreciaba.

    Mientras me ocupaba en instalarme escuch la voz de Silvia que gritaba. Partida! Partida! Se refera a Fernando Partida, el mayor de la casa de slo 13 aos.

    -Sabes manejar? Est la combi. Se escap. Hay que ir a buscarlo! S donde puede estar!

    Me dio las llaves sin ms averiguacin y me pidi que saliramos de inmediato.

    Nunca haba manejado en carretera, de noche ni menos una combi. Nos lanzamos en busca de Partida.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    45

    La lluvia cerrada no me permita ver a dos metros de distancia. Haba muchos charcos y baches. Ella gritaba, miraba a ambos lados de la carretera y lloraba. Yo slo estaba atenta a los limpiadores, los vidrios empaados, las luces, la carretera. Los ADO nos rebasaban y al hacerlo sus faros deslumbraban. Buscamos por espacio de una hora y nada. Nada de Partida.

    Durante el trayecto supe que los nios se escapaban en cuanto podan brincar la malla. Preferan volver al mundo incierto del campo o de la ciudad, de la que venan muchos de ellos.

    En realidad un internado de nios abandonados y de la calle no era en absoluto el tipo de lugar en que me atraa estar. Prefera mil veces una comunidad campesina como las que conoc en Chiapas o en La Laguna, en San Pedro de las Colonias, donde trabajamos tan felices desde la prepa con Ana Beatrz, apoyando proyectos de organizacin de jvenes campesinos. Lo del Ipoderac fue enteramente circunstancial conocerlo; una opcin para hacer una experiencia independiente y ver si de verdad me interesaba ese tipo de trabajo. De all brincara a cualquier otro lugar.

    Al amanecer del lunes la vista imponente de los volcanes Popocatpetl e Iztacchuatl, as como la belleza del lugar parecan desmentir los sucesos del da anterior. Los cultivos de la granja llenaban de tonalidades de verde el paisaje: brcoli, alcachofas, lechugas, perejil, col. Los corrales de las cabras al fondo, uno especial para los cabritos recin nacidos. Al lado la quesera. Los conejos y codornices en el flanco

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    46

    lateral. Las cinco casas a lo largo del terreno. Cada una con 12 nios distribuidos en ellas segn sus edades.

    Haba acordado previamente con la seora Landa eminente antroploga y fundadora que adems de apoyar en algunas tareas de la granja trabajara en algo de educacin. Promet hacerle una propuesta.

    Qued a cargo de las abejas, adems de ayudar en la quesera y en lo que se ofreciera.

    Luego de hablar con las encargadas sobre los nios, supe que iban a la escuela del poblado prximo. Que haba un grupo de nios reprobadores que los docentes ya no queran seguir recibiendo. Algunos estaban repitiendo por segunda, tercera o cuarta vez el primer grado. Otros el segundo. Sus edades fluctuaban entre los 8 y los 13 aos. Acordamos que me hara cargo de ellos. No les importaba que no tuviera ttulo de maestra. Estaran inscritos en la escuela y al final del ao se vera qu hacer con ellos. Mientras tanto nadie los iba a extraar.

    Consegu en Mxico algunos cuadernos, un pizarrn viejo que haba pertenecido a mi abuelo, discos de cuentos, gises y alguna otra cosa. Y sus libros de texto. Empez la escuelita.

    La vida en la granja iniciaba a las 4:45 a.m. para todos. La ordea, lavar ropa, arreglar las casas. Desayunar cosas poco comibles: unas ollas inmensas de sopa agua con col o protoleg4 o brcoli y sal. Leche o atole, pan hecho en la granja el sbado anterior y que deba alcanzar para toda la semana. No se coma lo de

    4 Protena de soya

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    47

    una casa de campo. No haba frijoles, chile ni tortillas; tampoco huevos, papas o jitomates. Slo lo que se cultivaba all y alimentos recibidos por donacin como la leche o unos quesos en barra. Eso me hizo pensar que la gente ms pobre que haba conocido, como en los tiraderos de Santa Fe no lo eran tanto. Ellos coman sus guisaditos siempre sabrosos.

    Tenan un recreo de cerca de una hora antes de ir a la escuela.

    Una vez salido el contingente de nios, me quedaba con el pequeo grupo.

    Desfilaban Rangel, Jaime, Arturito y los dems en fila india cargando las cosas (y quedndose con disimulo cada da con alguna cosita). Utilizbamos la sala de una de las casas como aula. No tena idea de qu poda representar trabajar con estos nios. Recin salida de la carrera y ninguna experiencia en este campo. Me arm en la siguiente ida a la Ciudad de Mxico de libros para hacer diagnsticos que me orientaran. Pude reconocer casos de dislexia y de dislalia. Uno de los pequeos con rasgos autistas muy marcados. Problemas perceptuales diversos. Emocionales, todos.

    Qu iba a hacer con ellos? Pareca casa de locos. Se peleaban, se escondan debajo de la mesa. Remedaban. Se rean compulsivamente. No tenan un minuto de atencin. Rompan las cosas.

    Una vecina del D.F. estudiaba educacin especial y me prest el material que estaba en fase piloto en el Diseo Monterrey. Utilic clandestinamente las fichas para la lengua escrita de Emilia Ferreiro y

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    48

    Margarita Gmez Palacio. Sin la gua terica, de modo que las manej a ciegas hasta que fui entendiendo su lgica.

    Comenc a introducir actividades de expresin artstica como un intento desesperado para ver si con ello lograban al menos unos minutos de atencin: algo de msica, plstica, expresin teatral. Fue inmediata la respuesta. Su energa antes dispersa pareca encontrar un cauce y afloraban las palabras donde minutos antes slo haba golpes y corretizas. Se asomaban las historias: Este es mi to. Lo pinto sin manos, porque con ellas me pegaba.

    Pude comenzar a trabajar cada da luego de un buen rato de expresin artstica. As pasamos a los temas de sus libros. Por las tarde ejercicios individualizados de acuerdo con lo que iba entendiendo que podan necesitar los que parecan tener algn problema especfico.

    Luego de varios meses algunos de ellos comenzaron a dar seales claras de avance en su proceso de alfabetizacin: pasaron de la etapa pre-silbica a la silbica y luego a la alfabtica. El milagro de la palabra escrita afloraba.

    Nunca dejar de valorar lo que significa el trabajo de un maestro o maestra que acompaa el aprendizaje de la lengua escrita con grupos, las ms de las veces, numerosos y en condiciones casi siempre des-favorables.

    Poco despus, la seora Landa me pidi hacer alguna actividad pedaggica para trabajar con el resto de los nios.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    49

    As naci la idea de abrir un taller de creatividad y expresin para todos.

    Las lecturas de Viktor Lowenfeld, Carmen Aymerich, Herbert Read y otros, me fueron guiando en la comprensin de lo que observaba. El arte representaba una estimulacin multisensorial, compensatoria y ofreca la oportunidad de integrar aspectos perceptuales, cognitivos y socio-afectivos. El tipo de procesos a que daba lugar el taller era sorprendente. Los nios disfrutaban pintando, trabajando con naturaleza muerta, con material industrial chico o grande, cantando, haciendo tteres el tiempo se iba volando y siempre se les haca poco...

    Al cabo de un par de meses eran notables los logros en cuanto a la posibilidad de hacer producciones propias y significativas, de comunicar algo basado en sus trabajos as como una incipiente escucha activa hacia sus compaeros.

    Como mujer de grandes decisiones, la seora Landa pens que haba que construir un taller y darle mayor formalidad al proyecto. Se requera un espacio grande y bien equipado con vistas a hacer del taller una actividad permanente de los nios.

    Asign un espacio del terreno al final de las casas, cerca de la huerta de aguacates, su lugar preferido. Me conmin a conseguir los recursos. A hacer un diseo del espacio y a supervisar el proyecto con el maestro albail. Y, ay de ti donde te vea la cara, eh! Rea con fingida severidad.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    50

    Mi pap comenz una campaa de apoyo entre parientes y conocidos. Con un poco de dinero se inici la obra. Contamos con el apoyo de dos diseadores industriales que haban trabajado en el equipamiento del hospital de rehabilitacin de Metepec, quienes idearon un mobiliario adecuado a un espacio que se deba reconvertir varias veces cada tarde. Mesas modulares octagonales. Otras empotradas a la pared. Sillas mviles, repisas flexibles.

    No se poda creer. Un espacio maravilloso. Meses de trabajo. Encalar y pintar paredes. Fue una jornada divertida e intensa.

    Me fui a entrenar al D.F. con Galia e Hilda, dos reconocidas expertas en talleres de creatividad y expresin artstica. Y adaptamos su propuesta de trabajo.

    El taller era la delicia de los nios. El espacio esperado por todos en el que disfrutaban su tarde, compartan y se divertan. Todava no nos vamos, seorita Ceci!

    Era tanta la emocin de ver y escuchar lo que all ocurra, que en las noches inventaba formatos rsticos para recuperar y guardar memoria de lo que haba pasado. No tena idea de cmo hacerlo, pero era imperativo averiguar qu estaba pasando por la cabeza de estos nios y qu significaba lo que expresaban durante las puestas en comn. El arte era una actividad tan poderosa que pareca condensar en s misma todo lo esencial de una experiencia educativa profunda y an teraputica. Esto mismo sigo pensando al da de hoy.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    51

    Desgraciadamente, no todo era escuelita ni taller. Los fines de semana, salvo uno al mes de descanso, me tocaba suplir a la seorita encargada de la casa. El sbado, da de campo. Hacer tortas y salir armados de costales. Subir y bajar los cerros de los alrededores. Llenar cada uno en tiempo de secas un costal con rastrojo como pastura para las cabras. Cost tiempo curtirse al sol, agarrar fuerza y llenar el costal como los nios, de chicos a grandes. Hacerse gente de campo donde el trabajo nunca termina. Volvamos al anochecer para merendar, baarse y dormir.

    Al principio, ms o menos. Pero luego comenc a ver lo que pasaba a la hora del bao y de la cena amenazas, golpes, disimulo. Partida quien haba aparecido una semana ms tarde en casa de una comadre de Silvia era el jefe de jefes. l diriga a sus operadores. El pan, la cajeta, las muy pocas cosas apetecibles, se racionaban estrictamente segn sus rdenes. No tena ninguna autoridad frente a l. Si intervena en favor de alguno de los pequeos o de Rangel, su blanco favorito, slo lograba empeorar la situacin. Golpes, burla constante, amenazas. Me saba impotente frente a Partida. En la granja se contaba que l aguantaba lo que fuera: horas extras de trabajo bajo el sol, pasarla sin comer o con fro. Era como si estuviese curtido ante cualquier forma de dolor. Su risa era metlica, tensa, congelada. Nunca sonrea. Hasta a la seora Landa se atreva a desafiar.

    Me pregunto qu ser ahora de l

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    52

    Comenz a ser una pesadilla cada fin de semana. Un vaco en el estmago conforme anocheca el da viernes. Se acercaba la hora de quedar sola con ellos. El tono de los episodios de acoso fue subiendo. Mi impotencia y falta de herramientas se hizo manifiesta cada vez ms. Hablaba con la encargada de la casa. Me daba consejos intiles que me parecan una burla.

    No haba entendido todava que de eso se trataba la cosa. Era ella misma quien estaba detrs de Partida. A cambio de su apoyo controlando disciplina y tareas de limpieza tena ciertas concesiones para cometer abusos.

    Me fui dando cuenta poco a poco que sta no era una situacin excepcional por ser la casa de los mayores. Toda la estructura del internado tena dibujadas jerarquas, opresiones y maltrato. De las seoritas a los mayores. De los ms fuertes a los ms dbiles. De los grandes a los chicos. Seguan los animales. Las instituciones totales son espacios muy complejos que generan dinmicas parecidas a las de las aguas estancadas.

    Por suerte, a veces me escapaba de la vida cotidiana. Me tocaba manejar la combi a e ir por los mandados a Tlaxcala, Cuautla, Atlixco, Izcar de Matamoros o a la Ciudad de Mxico. Me pas de todo. Se rompi un da la flecha con la combi llena de patos y codornices. Se iban a cocinar! Alguien me ayud. Otra vez se desbiel, cerca de Ro Fro.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    53

    All en las fondas de los traileros comiendo mole, supe que la cerveza era lo ms exquisito del mundo.

    Una vez me robaron con engao el sueldo del mes de todos los trabajadores de la granja. Mil cuatrocientos pesos. La seora Landa tan sabia y fuerte en los momentos de adversidad, me dijo: El dinero, va y viene. No te preocupes. Vers que lo conseguimos de nuevo. Pero nunca olvides que no puedes hacer todo el bien que quisieras.

    Terminaba el ciclo escolar. Los nios de la escuelita casera fueron evaluados. Todos podan leer, escribir y hacer clculos elementales. Estaban aprobados.

    Haban logrado romper el cerco del rezago y la reprobacin repetida. Fue una gran alegra. Eliseo tena mucha ilusin de volver a la escuela y de dejar de tener el apodo de el burro.

    Se me fue haciendo ms y ms conflictivo estar all conociendo lo que saba ahora.

    Al mismo tiempo, cada vez ir a casa resultaba ms insatisfactorio. Estar en la granja lo separaba a uno de la conversacin trivial, de la vida comn de familia, de los amigos.

    Por otro lado, mi trabajo fue evidenciando ms y ms las contradicciones entre el modo cotidiano de tratar y disciplinar a los nios y la propuesta del taller, basada en el trabajo ldico y creativo. Resultaba disfuncional en aquel lugar.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    54

    Mara Elena un da me llam para decirme: O t o yo. Tenemos visiones educativas incompatibles. Consigue gente y me retiro. He estado al frente de la granja por 15 aos. He hecho lo mejor que poda.

    Cumpla ella entonces poco ms de 70 aos. Mara Elena: Una mujer polifactica, extrao-rdinariamente inteligente y divertida. Exigente y apasionada. Respetada y temida.

    Habl con todos mis amigos y amigas de Mxico. Estaban estudiando, casndose, estrenndose como padres... Nadie poda en ese momento correr esa aventura. No haba con quien acometer esa tarea.

    Regres y acordamos que me ira el siguiente mes, pero quedando a cargo de capacitar y asesorar a quien estuviese al frente del taller de creatividad. Era mejor eso que nada. Y ya se haba invertido mucho en echarlo a andar, de modo que el proyecto no se iba a cancelar. As lo hice. El taller se mantuvo como un espacio de aire fresco, de expresin libre, de respeto, de aprecio en medio de la vida de la granja, por varios aos ms. El ltimo da antes de dejar el Centro, escrib algunas notas. Transcribo parte de esas lneas.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    55

    Los nios estn muy solos

    Pueden recuperar su ser nios al estimular la fantasa, la capacidad de crear, soar, jugar. Que los cuentos y actividades los lleven al mundo que nunca han tenido la oportunidad de experimentar y que por derecho, les corresponde. Que nuestros nios vuelvan a sentirse nios

    Estn rodeados de belleza: la naturaleza, plantas, flores, animales, pero parecen tener los ojos cerrados a ella. Hace falta sensibilizarlos para contemplar un amanecer, cosas hermosas y sencillas de la vida comenzando por ellos mismos. Paulatinamente descubrirn a los otros. Cuando se comuniquen desde ellos mismos con los dems, estarn en el camino de salida.

    ...Entre los nios y el educador hay una distancia inmensa. Estamos en dos mundos lejanos y nos separa un abismo. Aunque comamos lo mismo, durmamos en la misma casa y trabajemos juntos, siempre habr una distancia insalvable que ellos conocen muy bien: Usted tiene mam, seorita? Ust tiene casa, verd? Por qu est aqu?.

    Trabajar con ellos supone ir ms all de las mediciones tangibles. La sonrisa de Juan puede ser la mxima compensacin, y el que Arturo distinga el rojo del amarillo El trabajo aqu es un reto de esperanza. Necesita centrarse en algo ms profundo que el hoy.

    Tocar a estos nios, encontrarnos con su mirada, con su sonrisa y sus lgrimas, es mucho ms que enfrentarnos a un reto educativo. Tocar a estos nios, a

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    56

    cada uno, a Partida, Rangel, Pablo, Marcos, Miguel, Jaime es tocar la realidad de un mundo en el que unos no caben, que adems no eligieron venir. Tocarlos es tocar la injusticia, que va mucho ms all de unos padres que no pudieron recibirlos: ellos a su vez tampoco tuvieron un lugar que les enseara luego a recibir a los suyos. Estn inmersos en una sociedad que genera una cadena de injusticias... ellos son el ltimo eslabn, el ms frgil de esta cadena.

    Reconociendo y aceptando que estamos en una situacin social y que ellos estn en el extremo opuesto, mediando un abismo, el cuestionamiento es dnde es el lugar y quines las personas ms indicadas para que compartiendo la vida, disminuyamos la distancia. Dnde, que sea posible un mnimo de dilogo y un lenguaje comn.

    Acaso preparando formadores que conozcan y penetren la realidad de los ms desposedos?

    O vale la pena gastar la vida en lograr establecer una empata, un dilogo que suponga todo el esfuerzo para un da saber que avanzamos un paso ms, solamente un paso ms?

    (Julio 6 de 1984, notas del Diario de campo)

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    57

    Hoy, a casi tres dcadas de iniciar mi trabajo en educacin, me doy cuenta de que Ipoderac representa una especie de tiempo mtico en mi vida. Un parteaguas.

    Todo lo que es y ha sido mi vida desde entonces tiene la huella de ese tiempo. Los nios se quedaron conmigo para siempre de muchas maneras.

    En ese lugar descubr el inters por la investigacin que busca comprender lo que las personas experimentan y elaboran cuando estn inmersas en situaciones educativas. Tambin me di cuenta de que adems del trabajo directo haba otras formas de colaborar en educacin Y muy a mi pesar intu que a lo mejor, lo mo iba por ese otro lado.

    Los aos le dieron la razn a esa intuicin. Pocos meses despus de volver a la Ciudad de

    Mxico, alguien me dijo de un trabajo en el Centro de Estudios Educativos, en un proyecto que tena que ver con atencin al rezago escolar, nios y comunidades rurales en La Laguna. Las tres palabras clave estaban all. Muy pronto entr en contacto con docentes, primero en un proyecto de educacin rural en Tabasco, en escuelas de extensin educativa en la Huasteca Potosina y en Oaxaca. Ms adelante, ya casada, nos fuimos a un proyecto de educacin rural comunitaria en Guanajuato, estado en el que vivo desde 89 junto con mi esposo Flavio y mis tres hijos: Leonardo, Mara Jos y Ana Gabriela.

    En distintos proyectos de investigacin he mantenido la lnea de acompaar la formacin de los docentes desde el enfoque del profesional reflexivo, el

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    58

    cual asume que slo desde los sujetos reflexionando sus prcticas es posible formular preguntas y comprensiones para enfrentar mejor los retos.

    En el curso de estos aos, las preocupaciones y descubrimientos de los docentes me han dado la pauta de qu investigar y para qu. Con ellos he compartido espacios de dilogo en que ponen de manifiesto el entusiasmo, la capacidad de trabajar juntos, el compromiso y la decisin por enfocarse en lo suyo a pesar de las inercias del sistema y las enormes dificultades que tienen que sortear cada da. Conocer de cerca experiencias innovadoras sostenidas por los propios docentes en distintos lugares del pas, ha sido una riqueza enorme.

    Que los maestros puedan ver los rostros de sus alumnos. Esto que ha sido lo mo, proviene en gran medida de aqul tiempo en la granja. Porque tengo la conviccin de que una vez que un maestro o una maestra ha mirado de verdad a un nio, a una nia, entonces les sucede lo mismo que a Serrat: slo podrn seguir hacia adelante, porque habrn perdido el camino de regreso

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    59

    Rose Eisenberg5

    Mi familia

    ac en 1945 de un parto gemelar, fui la quinta hija junto con mi hermana que fue la cuarta, de un total de cinco hermanos.

    Mi madre contaba que a los 42 aos considero que al ya no menstruar a esa edad, le dara el desahogo que aporta la menopausia. No llegaba a creer que a esa edad, la realidad era que estaba embarazada. Llego mi hermana gemela de parto natural como mis otras dos hermanas y hermano. Contaba mi madre que la enfermera que apoyaba al mdico, al nacer mi hermana, se extrao que mi madre estuviese con un abdomen mayor a lo esperado. Al sealarlo al mdico, su

    5 Formacin inicial en medicina en Universidad Nacional Autnoma de Mxico, UNAM (1968). Maestra y doctorado en Ciencias de la Educacin en Paris X, Francia (1988), Especialidad en Mtodo Feldenkrais de Educacin Somtica (2000) en U. de Colima. Actual profesora Titular C Tiempo completo definitivo en UNAM campus Iztacala en Departamento de Investigacin y Posgrado, docente, investigadora en los campos de la educacin mdica y formacin valoral en pro de la salud y el ambiente. Particip en la fundacin del Consejo Mexicano de Investigacin Educativa.

    N

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    60

    respuesta fue se debe a que es el cuarto embarazo. Al ser transferida mi madre a su cama, la enfermera vio algo semejante a un codo. El mo, como pidiendo que se hicieran a un lado para que me dejaran nacer, como derecho de vida. Vena en posicin transversa. El mdico al darse cuenta de ello, le administr ter inhalado a mi mam, para dormirla un momento lo que en los otros embarazos no haba sucedido para poderme sacar primero desde los pies y al final la cabeza. Maniobra bastante complicada que entend mejor al estudiar medicina. Finalmente, nac en 1945 dentro de una familia de religin juda donde se hablaba, adems del espaol, el ingls, el hngaro, el yiddish (es el idioma oriental del judeoalemn, hablado por las comunidades judas del centro de Europa los asquenazes). Mi padre nos ense a rezar en hebreo, aunque yo no entiendo una palabra. No deseaba que furamos a una escuela juda. Por qu estuvimos rodeados de tantos idiomas? El hngaro, porque mi madre naci en Maromorosh, Austria-Hungra y su padre, militar en aquel entonces, la envi a Mxico comprendiendo que se vena la Primera Guerra Mundial iniciada en Sarajevo en 1914. Lleg con nacionalidad rumana y cuando se cas con mi padre, adquiri la nacionalidad mexicana. Mi madre, aprendi el espaol, pero ya hablaba hngaro, rumano y alemn. Al principio cuidaba nios y era en esos idiomas. Luego adquiri el espaol y ya grande aprendi un poco de ingls. Tena facilidad para los idiomas, cocinaba increble, pero su situacin como mujer en aquel entonces la confinaba a las labores del

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    61

    hogar. Mi padre deca que le haba hecho un favor al casarse, porque tena ms de veinte aos, y por venir de Austria-Hungra, donde los hngaros no judos, delataban a sus propios vecinos judos a la llegada de los alemanes y rusos. Antes de los 15 aos pensaba que mi padre haba nacido en Veracruz como nos contaban, su espaol era muy claro y ntido. Despus de su muerte, me enter que haba nacido en Lodz, Polonia y que lleg sin papeles a Veracruz. Posteriormente pudo legalizar su nacionalidad mexicana. En Polonia estudiaba homeopata y ayudaba en el trabajo familiar como sastre. Al llegar a Mxico, segn me contaron, comenz revendiendo agujetas y ayudaba en sastreras. Su deseo era traer a su familia de Polonia e irla enviando a Estados Unidos por lo del american dream. Logr que fueran a Chicago dos hermanos, Isy y Abraham. Pero luego se cerr la frontera de Estados Unidos para los inmigrantes y mi padre se qued en Mxico con una hermana Miriam y otro hermano Abel, que tena aptitudes especiales para la msica. Abel estudi en el conservatorio de Mxico y fue director titular de la Orquesta de la pera de Bellas Artes de la Ciudad de Mxico y varios estados. El nos daba, cuando poda, clases de violn y de piano. Mi padre luego se dedic a la compra y venta de carnaza para zapatos, de cuadrados de hule para suela de zapatos. Recuerdo que descargbamos y cargbamos la cajuela de acuerdo a los pedidos que tena. Tambin trabajaba en la COVE, donde se manufacturaban uniformes para la industria militar.

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    62

    En mi niez tuve muchas experiencias Vivamos en Mxico, Distrito Federal en la calle Cndor, en la colonia Las guilas, cuando la Barranca del Muerto era realmente una barranca. La construccin ya vieja, haba sido comprada al parecer a unas monjas. El terreno era grande, un pequeo estanque donde mi padre puso a reproducir carpas que me costaba trabajo comerlas, me remorda la conciencia, las haba visto crecer. Haba un pozo para sacar agua y tenamos en ese entonces fosa sptica. Cuando miembros de la familia venan a visitarnos decan que venan al rancho porque haba dos o tres vacas. Recuerdo que siempre que venan tenamos que preparar pan con mantequilla y mermelada para las visitas al momento de la merienda. Con la produccin de leche que tombamos, tambin mi madre haca queso, recuperaba la crema y se haca mantequilla. Recuerdo como tena que buscar una pequea piedrita redonda bien slida, para lavarla y ponerla en la leche, para hacer mantequilla. Ah nos pasbamos un buen rato dndole vuelta a la leche con una palita de madera y con la piedrita, hasta que mgicamente, se separaba la grasa del suero de la leche y surga una mantequilla deliciosa. Sembrbamos y cultivbamos entre todos un poco de maz, rbanos, betabeles, calabazas grandes, lechugas, zanahorias y cebollas, entre otros. Varios domingos tenamos que ir a desyerbar o en su caso, regar. Era fantstico como, el vaquero que vena a ayudar con las vacas, las baaba utilizando un cepillo de metal, hecho con una lata oval

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    63

    vaca de sardinas a la que le haba hecho agujeros desde adentro con clavos, y luego lo sacaba y quedaba el cepillo. Entonces el contexto de vida fue entre vacas, el queso y la crema natural, un chivo que se coma hasta la escoba, cuidando entre todos la hortaliza, haciendo mermeladas de verduras hasta de betabel y zanahoria cuando estaban baratas, ayudando a hacer vino, arreglando el jardn (mi pasatiempo favorito). Me encantaba el Da del Nio porque mi padre nos acostumbr que en ese da era importante repartir tanto atole, pan dulce como bolsas de cacahuates. La noche anterior nos pasbamos haciendo las bolsitas, se senta fantstico repartir, las filas de personas que se formaban para recibirlas era grande. Otro da especial era el 24 de febrero, senta algo sensacional cuando mi padre pona la bandera mexicana en la puerta, y nos peda que siempre lo hiciramos. Recuerdo que venan compradores de vidrio, el ruido del calentador de agua donde se quemaba papel, madera y los combustibles que eran paquetes de aserrn con aceite de coche. Mi madre me ense a hacer el pan trenzado (jala) para el festejo del sbado como da de recogimiento. La cocina siempre en accin, yo robando galletas recin horneadas. Llegaba la poca de la pascua juda y el de lijar y encerar los pisos de madera, el pintar las paredes, remozar la casa entera. Por otro lado tambin estaba el temor a los golpes de mi padre cuando algo no era de su gusto, a l le gustaba que todos y todas estuviramos listos a su llegada en coche, era casi un ritual poner a la mano su

  • Ismael Vidales Delgado

    Seis mujeres en la educacin mexicana

    64

    saco y pantuflas, el cuidado de su comida porque era coltico, las gotas en sus ojos por problemas de lceras de la crnea, su caminar continuo de aqu para all pensando, los rezos sin saber que se dice, explicaciones sin debates. En ese entonces no exista la avenida Revolucin, slo Insurgentes. El sentarse a ver el funcionamiento de las grandes mquinas que trasformaron los barrancos, calles y avenidas, me quitaba el aliento, nos quedbamos viendo horas el trabajo de las mquinas. Mis padres fueron muy trabajadores y honestos, preocupados porque estudiramos u