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Expte: 215.544 Fojas: 354 EXPTE NRO. 215.544 - "GUARDIA, JOSEFINA Y OTS. C/ HOSPITAL CENTRAL DE LA PROVINCIA DE MENDOZA P/ DYP”.- Mendoza; 23 de Diciembre de 2015.- Y VISTOS: Estos autos llamados a resolver, de los que, RESULTA: I.- A fs. 12/16 se presenta el Dr. Angel Luis Artuso por los Sres. Josefina Guardia Vda. de Carmona, Ricardo Rodolfo Carmona, Claudio Sebastian Carmona, Patricia Beatriz Carmona y Daniel Antonio Carmona e interpone formal demanda ordinaria de daños y perjuicios contra el Hospital Central por el fallecimiento del esposo y padre de los actores. Relata que en el año 1997 el Sr. Ricardo Romulo Carmona fue intervenido qui-rúrgicamente, colocándosele un marcapasos. En enero del año 1999 en el Hospital Diego Paroissien se le diagnostica que padece un bloqueo aurículo ventricular de 2°, con sobrecarga e hipertrofia del ventrículo izquierdo, con una radiografía que revela una estasis vasculo-pulmonar izquierda con disminución de la transparencia pulmonar derecha a predominio basal con velamiento del fondo de saco costodiafragmático derecho y desproporción cardiotoráxica. Refiere que en el año 2000 ingresa nuevamente al Hospital para control de mar-capasos, determinándose necesario un control permanente. En el 2001 se lo deriva a control cardiológico del Hospital Central. En el 2002 el Dr. Ramponi le solicita a la Dra. Lucero el ingreso a lista de espera quirúrgica con prioridad grado 1, bajo diagnóstico de 1.35.1 y 1.05.1, con grado II-III Insuficiencia cardíaca.

Sentencia Civil Contra Hospital Central

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Sentencia civil contra Hospital Central, por la muerte de un paciente que esperó 619 días una cama para ser operado.

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Expte: 215.544Fojas: 354

 EXPTE NRO. 215.544 - "GUARDIA, JOSEFINA Y OTS. C/ HOSPITAL CENTRAL DE LA PROVINCIA DE MENDOZA P/ DYP”.-Mendoza; 23 de Diciembre de 2015.-Y VISTOS:Estos autos llamados a resolver, de los que,RESULTA:            I.- A fs. 12/16 se presenta el Dr. Angel Luis Artuso por los Sres. Josefina Guardia Vda. de Carmona, Ricardo Rodolfo Carmona, Claudio Sebastian Carmona, Patricia Beatriz Carmona y Daniel Antonio Carmona e interpone formal demanda ordinaria de daños y perjuicios contra el Hospital Central por el fallecimiento del esposo y padre de los actores.            Relata que en el año 1997 el Sr. Ricardo Romulo Carmona fue intervenido qui-rúrgicamente, colocándosele un marcapasos. En enero del año 1999 en el Hospital Diego Paroissien se le diagnostica que padece un bloqueo aurículo ventricular de 2°, con sobrecarga e hipertrofia del ventrículo izquierdo, con una radiografía que revela una estasis vasculo-pulmonar izquierda con disminución de la transparencia pulmonar derecha a predominio basal con velamiento del fondo de saco costodiafragmático derecho y desproporción cardiotoráxica.            Refiere que en el año 2000 ingresa nuevamente al Hospital para control de mar-capasos, determinándose necesario un control permanente. En el 2001 se lo deriva a control cardiológico del Hospital Central. En el 2002 el Dr. Ramponi le solicita a la Dra. Lucero el ingreso a lista de espera quirúrgica con prioridad grado 1, bajo diagnóstico de 1.35.1 y 1.05.1, con grado II-III Insuficiencia cardíaca.            En febrero de 2002 es ingresado a la lista de espera del Hospital Central, para cirugía cardiovascular  y en agosto del mismo año el jefe de esta sección solicita prótesis aórtica y mitral bivalva (set completo), oxigenador a membranas (adultos), cable electrodo, marcapaso transitorio, alambre esternón n° 15 para reemplazo valvular aórtico mitral.            En agosto del año 2003 es internado en el Hospital Diego Paroissien por disnea, edema con importante cardiopatía de larga data en tratamiento permanente y se le diag-nostica: insuficiencia cardíaca congestiva, cardiopatía valvular mitral (insuficiencia mitral) e implante de marcapaso definitivo desde hace dos años. En septiembre del mismo año ingresa en la lista del Hospital Central en prioridad 1

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para operación, ingresando a terapia intensiva del Hospital Paroissien, en el mismo mes, por insuficiencia renal crónica reagudizada post hipovolémica e insuficiencia cardíaca. Luego de tres días en terapia internado en esta unidad con insuficiencia por miocardiopatía por valvulopatía mitroaórtica en regular estado general, la Dra. Cristina Ibañez se comunica con el Dr. Ramponi, del Hospital Central –para su derivación urgente- y el citado profesional le comunica que no hay camas disponibles.            Expresa que en esa fecha el paciente presentaba una marcada dilatación de la válvula aórtica con calcificación severa sigmoidea que restringía la apertura valvular, moderada hipertrofia y dilatación del ventrículo izquierdo con signos de sobrecarga vo-lumétrica e índices de función sistólica conservados, proceso de franca esclerosis de válvula mitral con calcificación del anillo; moderada dilatación de la aurícula izquierda y severa dilatación de cavidad derecha, con catéter de marcapaso atravesando el anillo tricuspideo.            El día 22 de septiembre de 2003 el Sr. Carmona fallece en el Hospital Paroissiens de Maipú, estableciéndose como causa de muerte una insuficiencia cardíaca congestiva, según consta en acta de defunción. Por lo que concluye que entre el día 10 de enero de 2002 en la que el Sr. Carmona fue inscripto en prioridad 1 hasta la fecha de su fallecimiento acaecido el día 22 de septiembre de 2003, transcurrieron seiscientos diecinueve días sin que el Hospital realizara la intervención quirúrgica que sus propios funcionarios habían requerido.            Funda la responsabilidad del Estado y su legitimación activa. Reclama Daño material sobreviviente ($55.000); gastos varios ($2.000) y daño moral ($140.000).            Funda en derecho y ofrece prueba. Amplía demanda en relación a la prueba ofrecida a fs. 30/31II.- Conferido traslado, a fs. 46/53 contesta demanda el Dr. Carlos Enrique Carloni por el Hospital Central.En primer lugar niega en forma categórica todos y cada uno de los hechos en la demanda y la totalidad de la prueba ofrecida. Realiza una negativa específica de los hechos invocados por la actora.Refiere que el marcapasos definitivo no fue colocado en el año 1997 sino en abril de 1999, siendo la evolución posterior la esperada y por tal motivo fue dado de alta en ese mes. En dicha oportunidad el paciente tenía diagnóstico de insuficiencia renal crónica, además de otras patologías y se sugiere control por consultorio

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externo de nefrología, que es lo que considera que condiciona la posterior evolución del paciente.Manifiesta que este daño renal crónico ya instalado cuando se le colocó el mar-capasos puede evolucionar a la muerte del paciente, hacia la necesidad de diálisis de por vida y en algunos casos a la indicación de trasplante renal.Aduce que la omisión en la que cae la actora respecto de la cronología es fun-da-mental por cuanto no es lo mismo sugerir como tratamiento quirúrgico de la enfermedad  valvular que tener claro que la misma existía desde antes de que se pre-sentase la indicación de cirugía para corregir la enfermedad valvular y no la consecuencia de la falta de esa operación. Lo cual no se contrapone con asignar prioridad 1 a la necesidad de la cirugía para tratar la enfermedad, pero esto se vio con-dicionado por el compromiso del paciente.Explica que si el paciente hubiese estado en las condiciones mínimas necesarias para ser operado la cirugía se hubiera llevado a cabo, pero que no llegaba a reunir las condiciones mínimas. Y en referencia a la causa de muerte expresa que no mediando una necropsia dicho diagnóstico es siempre presuntivo y dependiente del profesional, que es quien agrega mayor o menor importancia a las distintas enfermedades que pre-senta.Hace referencia luego a los presupuestos de la responsabilidad civil y cuestiona los rubros y montos reclamados. Finalmente ofrece prueba y funda en derecho.III.- A fs. 58/62 se presenta el Dr. Pedro García Espetxe en nombre y representación de Fiscalía de Estado y luego de adherir a la contestación presentada por el Hospital Central amplía el responde en similar sentido.Entiende que en el caso se debe rechazar la demanda por cuanto hay ausencia de mala praxis o de vinculación causal entre el fallecimiento del padre y esposo de los actores y la atención brindada al paciente por el Hospital Central. Es decir, considera que los daños sufridos por el Sr. Carmona no fueron provocados como consecuencia del accionar negligente o imperito u omisión ilícita de los profesionales médicos del Hospital Central.Coincide en cuanto la operación que debía practicársele al Sr. Carmona no se llevó a cabo en razón de su delicado estado de salud debido a que, además de los pro-blema cardíacos, presentaba una insuficiencia renal crónica que por lo demás fue la real causa de su deceso.Concluye así que no existe hecho o acto jurídico susceptible de originar obliga-ción de responder a cargo de los accionados. En subsidio y para el caso de que se admita

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la demanda, cuestiona los rubros y montos reclamados. Ofrece prueba y funda en derecho.IV.- Dictado el auto de apertura de la causa a prueba a fs. 65 y habiendo sido aceptadas las pruebas ofrecidas por las partes a fs. 78 han quedado incorporadas a estas actuaciones, además de la instrumental acompañada con la interposición de de-manda, los siguientes elementos de juicio:a) INFORMATIVA rendidas por:i) al Hospital Central (fs. 96/97); ii) Ecogas (fs. 172); iii) Hospital Central remitiendo Historia Clínica (fs.178/186); iv) Hospital Paroissien (fs. 184/197); v) Municipalidad de Maipú (fs. 290/294); vi) Registro de Estado Civil y capacidad de las personas (fs. 301/306b) TESTIMONIALES rendidas por: a) María Magdalena Calise (fs. 122); b) Oscar Pacífico Martinez (fs. 124); c) Raúl Olmedo (fs. 125)ONFESIONAL:c) PERICIAL rendida por médico cardiólogo (fs. 269/270), observada por el Hospital Central a fs. 275Declarada caduca la prueba pendiente de producción se ponen los autos a la OFICINA para alegar e incorporados los alegatos de la parte actora (fs. 343/347), del Hospital Central (fs. 348/) y de Fiscalía de Estado (fs. 349/352) se llaman autos para sentencia y;  CONSIDERANDO:I.- Aclaración Preliminar:Atento a la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial de la Nación, en-tiendo corresponde en primer lugar hacer mención a la normativa que corresponde aplicar a fin de resolver la presente controversia.En esta tarea tengo en cuenta el criterio doctrinario del Dr. Julio César Rivera que comparto y sostiene que: “ … Las nuevas leyes, y ello incluye al Código Civil y Comercial, no deben ser de aplicación para resolver los casos judiciales pendientes; salvo acuerdo de partes; o en hipótesis excepcionales y siempre que se respete la garantía del debido proceso, lo que comprende el derecho de alegar y probar sobre los efectos de la nueva ley y que el pronunciamiento final satisfaga el principio de congruencia”( Rivera, Julio César, “Aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones preexistentes y a los procesos judiciales en trámite”, La Ley 17/06/2015; cita Online AR/DOC/1977/2015).Así pues, entiendo que el principio de aplicación inmediata del nuevo ordena-miento, contemplado en el art. 7 del CCCN, no es absoluto y debe admitir excepciones – tal como el propio artículo citado lo hace con los contratos celebrados con anterioridad a la entrada en vigencia del código-  y siempre en pos

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de proteger otros derechos puesto que, la aplicación inmediata del derecho “nuevo” debe suponer que se hace sin afectar garantías constitucionales como la defensa en juicio.En el caso particular donde lo que se discute es si existe –o no- responsabilidad en cabeza del Hospital Central por no haber practicado en tiempo una operación al esposo y progenitor respectivamente de los actores, constato que tanto la doctrina como la jurisprudencia coinciden en cuanto que las cuestiones de responsabilidad civil se rigen por la ley vigente al momento del hecho antijurídico dañoso, que en el caso de autos estaría dado por la fecha en que falleció el Sr. Carmona es decir al 22 de setiembre del 2003 o en su caso por la fecha desde la cual se vio privado de que se le efectuara la operación lo que habría ocurrido dos años antes aproximadamente.En este sentido reciente jurisprudencia que comparto para un caso que guarda cierta analogía con el presente, aún cuando no se refiere a un mismo supuesto que el discutido en autos, dispuso que: “El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación no rige los hechos ilícitos consumados con anterioridad a su entrada en vigencia (el 1° de agosto de 2.015) ya que la comisión del ilícito objetivo o subjetivo hizo adquirir al damnificado el derecho a la reparación del daño, pero es de aplicación inmediata a los efectos o consecuencias de la relación resarcitoria, tal como sucede con los intereses (art. 7 C.C.C.N.)” (CC 2 autos N° 51165 caratulado “Martinez Ma. Del Carmen C/ Luffi Alberto Anibal P/ D. Y P”, Fecha: 14/10/2015).Así las cosas, entiende que a fin de resolver el presente caso deberé tener en cuenta las normas contempladas en el antiguo Código Civil. Sumado a esto advierto también que en el caso tanto la interposición de la demandada como su contestación y todo el período probatorio transcurrió durante la vigencia del viejo Código y por ello es que entiendo corresponde aplicar esa normativa para la resolución del caso concreto.II. La Litis:Estimo oportuno establecer en primer lugar cuáles son las cuestiones que resul-tan controvertidas en autos y cuáles son aquellos puntos en los que existe acuerdo entre las partes para poder así determinar aquellos puntos donde debo focalizar el análisis.Compruebo que todas las partes coinciden en que el 22 de setiembre del 2003 el Sr. Ricardo Romulo Carmona falleció en el Hospital Paroissien. No coinciden sin embargo las partes en cuanto a cuál habría sido la causa del fallecimiento pues, el demandado y la citada en garantía, si bien reconocen que en el acta de defunción

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figura como causal una insuficiencia cardíaca congestiva, entienden que al no haberse efectuado una autopsia sobre el cadáver del Sr. Carmona, no es posible establecer específicamente cuál fue la razón de su deceso. Por lo demás, los actores entienden que el fallecimiento se debió a que el demandado no posibilitó en tiempo la operación que en el mismo nosocomio habían dispuesto como urgente y necesaria para el Sr. Carmona mientras que el demandado y la citada en garantía entiende que el fallecimiento se debió a las complicaciones que se produjeron en la salud del Sr. Carmona por la combinación de patologías que presentaba.Coinciden también las partes en cuanto al Sr. Carmona se le había colocado un marcapaso debido a problemas cardíacos no obstante lo cuál no coinciden en cuanto a la fecha en la que se habría llevado a cabo tal intervención. También coinciden las partes en cuento el Sr. Carmona concurrió al Hospital Central en varias oportunidades para control de sus dolencias. Reitero que las partes están de acuerdo también con respecto a que, los médicos del Hospital en un momento determinado diagnosticaron la necesidad de intervenir quirúrgicamente al progenitor y cónyuge de los actores por problemas cardíacos que este presentaba no obstante no coinciden con respecto a cuál habría sido la razón por la cuál la operación no se llevó a cabo. Mientras los actores entienden que esto se debió a la falta de cama e insumos por parte del Hospital Central y en tal sentido alegan la responsabilidad por la falta de ejecución de la misma, los demandados consideran que la operación no se llevó a cabo debido al delicado estado de salud que presentaba el Sr. Carmona por complicaciones con una insuficiencia renal crónica que es la otra patología que padecía.Es decir, los demandados entienden que no existe nexo causal alguno entre el lamentable deceso del Sr. Carmona y la atención que se le brindara como paciente en el Hospital Central, rechazado así que existe responsabilidad alguna atribuible a su parte. Por su lado los actores encuentran relación directa entre la falta de intervención del Sr. Carmona por falta de cama y su lamentable deceso.Finalmente tampoco están de acuerdo las partes en cuento a los rubros reclamados por los actores y el monto que por los mismos pretenden.Establecidas las cuestiones sobre las cuales no existe acuerdo entre las partes, corresponde me avoque al marco normativo que corresponde aplicar al caso para luego ingresar en el análisis de las pruebas rendidas en autos a fin de determinar si corresponde –o no- admitir la demanda.III.- Marco Normativo:

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En ese entendimiento, recuerdo en primer término que la responsabilidad médica, tanto de los profesionales de la salud como de los hospitales y establecimientos asistenciales, es sólo una especie dentro del gran campo de la responsabilidad. Por ello, este tipo de responsabilidad, se rige y está sometida en rasgos generales a los mismos requisitos que la responsabilidad en general. Por lo tanto para su configuración requiere de los mismos presupuestos, comunes a cualquier responsabilidad civil es decir, será necesario probar la existencia  del daño, la acción antijurídica, el nexo de causalidad ente ambos y los factores de imputación.En razón de lo expuesto resulta claro que para que pueda prosperar un reclamo como el efectuado en autos, será necesario que el accionante haya acreditado la existencia de un daño injusto como así también la relación de causalidad existente entre ese menoscabo y la conducta antijurídica y reprochable del sindicado como res-ponsable.Ahora bien, si bien no puede decirse que en todos los casos la responsabilidad médica debe enrolarse dentro de la órbita contractual, de ordinario debe encuadrarse dentro de esta orbita por cuanto en la gran mayoría de los casos existe una contratación previa entre médico y paciente ó entre el paciente y el establecimiento asistencial u hospital aunque resulta claro que en casos como el de autos donde el demandado es un hospital público la cuestión relativa a la relación contractual resulta controvertida.Por lo demás comparto el criterio jurisprudencial que entiende que: “Finalmente se hace  necesario hacer hincapié en que el derecho a salud, amén de su mención marginal en el art. 42 de la Const. Nac. (Reforma Constitucional de 1.994), aparece reconocido en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, artículos VII y XI; en la Declaración Universal de Derechos Humanos, arts. 3°, 8° y 25; en el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos Sociales y Culturales, art. 12, inc. 1° y 2°, apartado d); en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 24°; la Convención Americana de Derechos Humanos, art. 4, inc. 1°, art. 5°, inc. 1°, arts. 19 y 26 y la Convención sobre los Derechos del Niño, arts. 3°, 6°, 23, 24 y 25. Más aún, nuestro máximo tribunal de justicia viene señalando -y desde antaño- que el derecho a la salud, íntimamente relacionado con el derecho a la vida y a la integridad física tiene raigambre constitucional (arts. 33, 75, inc. 22° y concordante de la Const. Nacional). Añadiendo asimismo que la autoridad pública debe garantizar el derecho a la preservación de la salud con acciones positivas, esto es, que el Estado no puede desligarse del deber de promover y facilitar las

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prestaciones de salud (C.S.J.N.; 16/10/2.001, "M., M. c. M. S. y A.S.", LA LEY 2.001-F, 505.)” (CC…….)Efectuadas estas referencia y al ingresar puntualmente al estudio del factor de atribución, deberé tener en cuenta que este puede ser subjetivo (culpa y dolo) u objetivo (equidad, riesgo, la garantía, ejercicio abusivo de los derechos, etc.).En los casos como el presente donde lo que se analiza es la responsabilidad ya no de un médico en particular sino de un establecimiento asistencial, es necesario recordar que el hospital se compromete a brindarle al paciente –por intermedio de su cuerpo médico- un servicio de salud acorde con las exigencias propias de la medicina moderna y de acuerdo con las necesidades de cada enfermo ante la afección que éste presente.Ahora bien, si el daño que sufre el paciente proviene de la actuación de alguno de sus médicos –que serían los responsables directos en razón de haber causado el perjuicio con su obrar- la responsabilidad del Hospital sería en este caso indirecta por resultar del hecho de sus dependientes.  No obstante lo expuesto el deber de reparar por parte de un sanatorio también puede provenir de la falta de coordinación entre los diversos servicios cuando ello causa un daño al paciente o por cualquier hecho que implique haber violado la obligación de seguridad que pesaba sobre el nosocomio.En casos como el de autos donde la entidad demandada es un hospital público la jurisprudencia ha dicho que: “La entidad hospitalaria se obliga a la prestación de un servicio médico por medio de su cuerpo profesional y es responsable no sólo de que el servicio se preste, sino de que se presten en condiciones tales que el paciente no sufra daño..” (CNCiv. Sala F, 21/07/2006 “V de G. M. c/ Centro Gallego de Buenos Aiers y Ots.” L.L., diario 30/11/06).El Hospital demandado no sólo es frente al paciente deudor de la prestación del servicio, sino también de que éste se preste en condiciones tales que el enfermo no sufra daño por la deficiencia de la prestación prometida.Jurisprudencia reciente de uno de nuestros Tribunales de Alzada ha sostenido que: “Volviendo al tema que nos ocupa y ya sí en aplicación del derecho vigente, se ha sostenido que la responsabilidad del establecimiento sanitario tiene una fuente doble. Por un lado, es garante del desempeño del médico, obligación ésta que es accesoria a la del galeno, por lo que en principio no responde si no se encuentra culpa en el actuar del médico. Pero también hay una obligación principal de garantía o seguridad por los servicios que el médico no está en condiciones de garantizar, como ser la asepsia del lugar, la existencia de instrumental adecuado y

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de todos los requisitos que el ente debe cumplir cuando es habilitado.” (CC3 autos N°178.685/35.141, caratulados “Chacón Laura Yolanda C/ Provincia De Mendoza P/ D Y  P”, fecha 09/03/15).Teniendo en cuenta la especial situación discutida en autos entiendo oportuno tener presente que en relación al deber de previsión, la garantía de indemnidad consiste en la obligación por parte del hospital de prestar la asistencia médica comprometida lo que implica la adopción de las prevenciones y cuidados destinados a evitar todo posible accidente o riesgo al destinatario del servicio durante su prestación.El hospital se compromete a prestar un servicio, en el caso el de asistencia a la salud de la población. Esta prestación la debe hacer en condiciones adecuadas para cumplir el fin en función del cual ha sido establecido, y es responsable de los per-juicios que causare su incumplimiento o su ejecución irregular (Marcelo j. Lopez Mesa y Félix Trigo Represas “Tratado de la Responsabilidad Civil” T. IV, pág. 1284 y cc., L.Ley).En este sentido es que se afirma que el factor de atribución es de fuente objetiva derivado de la obligación de seguridad de carácter accesoria, que hace res-ponsable no solamente de que el servicio se preste sino también de que se realice en condiciones tales que el paciente no sufra daño por deficiencia de la prestación prometida  ( Bustamante Alsina Teoría general de la responsabilidad civil, Abeledo Perrot Bs. AS. 1997, p.539).Concluyo así, en cuanto en casos como el presente, el factor de atribución es de tipo objetivo. El hospital público se compromete a prestar servicios de carácter hospitalario y médicos y consisten en alojamiento, alimentación, prestación de cuidados de enfermería, provisión de medicamentos e instrumental pertinente, provisión de cama y quirófano además de los actos médicos propiamente dichos. Por ello la responsabilidad objetiva del Hospital Público por falta de servicio alcanza a todos estos actos.En cuanto a la relación de causalidad, a los actores les competerá probar la relación existente entre el daño y la supuesta falta de prestación o prestación defectuosa del servicioLa jurisprudencia ha entendido que: “Para determinar la causa de un daño es menester hacer un juicio de probabilidad estableciendo que aquél (el daño) se halla en conexión causal adecuada con el acto ilícito, o lo que es más claro, que el propio efecto dañoso sea el que normalmente debía resultar de la acción u omisión antijurí-dica, según el orden natural y ordinario de las cosas (art. 901 C.Civ.), pues el vínculo de causalidad requiere una relación efectiva y adecuada (normal), entre una

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acción u omisión y el daño; éste debe haber sido causado u ocasionado por aquélla" (CCiv.yCom.Quilmes, sala 2ª.“Paparella, Marta R. y otros v. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires”. Fecha 02/03/2001. Lexis N°30000027).Por su parte, si bien es el damnificado quién deberá probar la relación de causalidad entre el acto profesional y el perjuicio cuya reparación pretende, puede afirmarse que en materia de responsabilidad médica, la carga probatoria es compartida, no bastando con una actitud meramente pasiva del demandado.En este camino ha avanzado nuestra jurisprudencia local, señalando que “En materia de responsabilidad civil médica, la distribución de la carga probatoria, según la teoría de las cargas probatorias dinámicas, permite hallar el justo equilibrio entre la protección de los pacientes y el amparo que merecen los profesionales de la salud, dándole a cada uno de ellos, la posibilidad cierta de arrimar al Tribunal los elementos necesarios para el dictado de una sentencia justa.” (CC3, Autos Nro. 20289 caratulados: “Garrido de Donaire, Silvia c/ Felici Jorge y ot. p/Daños y Perjuicios”, Ubicación: LS083 - Fs.063).En cuanto al peso probatorio de los distintos medios de prueba, resulta claro que en los casos como el de autos serán fundamentales las pericias médicas como así también las historias clínicas.Efectuado el encuadre normativo en el que deberé subsumir el planteo efectuado en autos, corresponde me avoque al análisis de la prueba rendida en la causa.IV.- Aplicación de los principios al caso concreto:En base a lo expuesto, corresponde analizar ahora si, en el caso concreto, se en-cuentran – o no- reunidos los presupuestos a fin de poder imputarle responsabilidad al demandado por el fallecimiento del Sr. CarmonaDebo decir que en autos la actividad probatoria de ambas partes ha resultado escasa. Si bien oportunamente ofrecieron la Historia Clínica del Sr. Carmona tanto del Hospital Central como del Hospital Paroissien –nosocomio donde falleció-, el Hospital Central sólo remitió un resumen de la misma mientras que no obra en autos la que supuestamente remitiera el Hospital Paroissien. Si bien se rindió pericial de médico cardiólogo, el mismo no se explaya en sus conclusiones resultando muy escuetas sus respuesta. Además si bien la demandada observó la pericia, se reservó para el momento de alegar el establecer claramente los cuestionamientos razón por la cuál no se le corrió traslado de las mismas al perito. Por lo demás, el demandado también ofreció pericial de un médico nefrólogo la que fue finalmente desglosada por haberse declarado caduca la prueba pendiente de producción por parte del demanda-do.

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De los elementos de prueba obrantes en la causa puedo tener por cierto que los actores son los hijos y cónyuge respectivamente del Sr. Carmona (fs. 302/306).También surge de la prueba rendida en el expediente que en el mes de enero del 2002, el Dr. Ricardo Ramponi –cardiólogo del Hospital Central- informó a la Dra. Lucero que el Sr. Carmona debía ser colocado en prioridad debido a la insuficiencia cardíaca que presentaba (fs. 2). También se desprende de las constancias de autos que para enero del 2001 el Dr. Ramponi efectivamente completó la solicitud de ingreso a la lista de espera quirúrgica del Sr. Carmona (fs.5) como así también que dicho profesional, en su calidad de jefe del servicio de cirugía cardiovascular del Hospital Central solicitó insumos para efectuarle la intervención al Sr. Carmona, manifestando que la fecha de la cirugía dependía de la disponibilidad de los mismos (fs. 6).Si bien estos elementos de prueba fueron desconocidos por el demandado y citada en garantía, entiendo que aún cuando debido a ello no pueden ser valorados como instrumentos privados, si pueden ser evaluados como indicios. Estos indicios los veo reforzados además con la prueba informativa rendida por el Director Ejecutivo del Hospital Central quién a fs. 93/94 de autos comunica que efectivamente el Dr. Ricardo Ramponi prestó servicios en dicho hospital no obstante lo cuál se acogió al beneficio jubilatorio a partir del 8/12/2003. Por lo expuesto es que no pudieron notificarlo de la audiencia que se había fijado en autos para que prestase declaración y reconociera la instrumental que se le atribuye. Si bien advierto que la parte actora a fin de aportar mayores elementos debió intentar la notificación del Dr. en su domicilio real, lo cierto es que considero que si está acreditado que este profesional prestó servicios en dicha institución y ello a mi juicio es un elemento más a tener en cuenta al momento de analizar la prueba indiciaria.Asimismo, le otorgan peso a la prueba indiciaria las declaraciones testimoniales rendidas en autos de las que surge acreditado que efectivamente el Sr. Carmona concurrió en varias oportunidades al Hospital Central a fin de que este pudiese internarse en dicha institución para practicarse una intervención no obstante lo cuál ante la falta de cama y de insumos lo mandaban de vuelta a su casa (fs. 122 y 124).De la copia de Historia Clínica remitida por el Hospital Central advierto en pri-mer lugar que el hospital decidió no acompañar la historia clínica en si sino que remite un resumen de la misma. Surge así de fs. 179 que el profesional que confecciona el informe hace referencia a ls fs. 21 y 18 de la historia clínica y sólo envía una reseña del instrumento que por lo demás resulta bastante deficiente, no sólo por la falta de claridad que ofrece la misma en su trazo caligráfico sino además porque carece de

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precisión en cuanto a fechas y datos de las distintas prestaciones médicas y diagnósticos del Sr. Carmona (fs.178/186).No obstante lo expuesto de dicho elemento probatorio puedo tener por cierto que durante el mes de enero del 2002 el Sr. Carmona fue atendido en el Hospital Central por varios profesionales del servicio de cardiología (Drs. Russo, Estelrich) Se desprende además que uno de ellos consigno en la historia clínica que el paciente presentaba insuficiencia mitral severa y por lo tanto requirió interconsulta con la especialidad para evaluar la posibilidad de una cirugía Cardiovascular (fs. 184).Del análisis de la historia clínica, puedo tener por cierto que al Sr. Carmona se le diaganosticaron deficiencias cardíacas de gravedad razón por la cuál se lo derivó con profesionales para evaluar la necesidad de una intervención quirúrgica. Así, si bien de la historia clínica no es posible extraer que se ordenó efectivamente la intervención quirúrgica pues como adelanté la historia remitida es incompleta, si le da peso a la prueba indiciara obrante a fs. 5/6 de autos y que fuera elaborada por un profesional de cirugía cardiovascular del hospital central.Además, en este punto tengo en cuenta que en razón del principio de las cargas probatorias dinámicas, era el demandado quién se encontraba en mejores condiciones para probar su desempeño y en esta tarea prefirió remitir sólo un resumen de la historia clínica todo lo cuál no puede sino jugarle en contra.Llega el turno ahora de analizar la pericia médica rendida en autos. De la misma se desprende que el Sr. Carmona falleció en el hospital Paroisiens en 22 de diciembre del 2003 debido a una insuficiencia cardíaca congestiva. Que al mismo le habían colocado un marcapasos en el año 1999 y que además padecía de una insuficiencia renal crónica. También se desprende del informe que en enero del 2002 se le había diagnosticado al Sr. Carmona una insuficiencia cardíaca por valvopatia aórtica y nefropatía crónica estable desde hacía tres años y por lo tanto se entendió que se lo podía operar más allá de tener que prestar sumo cuidado con la anestesia. Informa también el perito que el 1/09/2003 el profesional que atiende al Sr. Carmona en el hospital central determina su necesidad de internación para llevar a cabo una intervención ya que está en lista de prioridad desde el 2001.Al contestar las preguntas que oportunamente se le formularon el perito responde lo siguiente: Cuando la parte actora le pregunta si teniendo en cuenta los antecedentes médicos del Sr. Carmona era necesario realizarle una cirugía cardiovascular y en su caso cuál habría sido el tiempo en el que se debería haber realizado el perito, si bien responde en forma vaga y transcribiendo textualmente la pregunta, de lo

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manifestado puedo suponer que el perito entiende que la operación sí era necesaria y que desde enero del 2002 se entendió que el paciente debía ser intervenido con prioridad. Luego cuando se le pregunta si la causa de la defunción consignada en el acta de defunción guarda relación con la dolencia que padecía el Sr. Carmona el perito responde que si. Luego se le pregunta si en el lapso que transcurrió entre enero del 2002 y la fecha de fallecimiento del Sr. Carmona, ante la falta de intervención se agravaron sus dolencias, el perito responde nuevamente en forma poco clara y evasiva a mi juicio. No obstante, si es posible extraer de su respuesta que la falta de intervención hizo que el paciente presentara lesiones ya casi irreversible a la fecha de su fallecimiento. Al responder la cuarta y quinta pregunta refiere que la intervención en el lapso de uno o dos meses a contar desde el 10/01/02 hubiese podido prolongar la vida del Sr. Carmona y podría haber disminuido los daños (fs. 269/270).De la totalidad de la prueba analizada concluyo en que efectivamente el Sr. Carmona tenía una insuficiencia cardíaca. Que desde el mes de enero del 2002 en el hospital central se diagnosticó la necesidad de intervenirlo quirúrgicamente para solu-cionar su dolencia. Que en dicha oportunidad su estado de salud era apto para afrontar la operación, que la misma no se llevó a cabo por la falta de insumos. Apoya además esta teoría -además de toda la prueba ya analizada- la copia obrante a fs. 7 de autos. También entiendo que surge acreditado que la muerte del Sr. Carmona tuvo relación causal con la falta de intervención pues ello hizo que su estado de salud empeorase al punto de llegar a ser irreversible.Con lo expuesto en el párrafo precedente llego a la conclusión de que si existe responsabilidad en el Hospital Central por la muerte del Sr. Carmona y por ello corres-ponderá admitir la presente acción entablada en su contra.Traigo a colación en este punto la jurisprudencia que comparto y que sostiene que: “La carencia de medios y elementos no puede, a mi juicio, constituir una eximente de la responsabilidad del hospital en el que fue atendido el menor, pués al hallarse comprometido el derecho a la salud, cuando la institución no se encuentra en condiciones de suministrar los servicios necesarios, debe derivarse en forma inmediata al paciente hacia el lugar indicado para la realización de la práctica o tratamiento de que se trate. La obligación de seguridad no se agota con prever o disponer la derivación y el traslado, sino que también importa la de llevarlo a cabo en tiempo y condiciones adecuadas al estado del paciente. Es aquí donde se advierte la falla en la obligación del estado de asegurar la prestación del servicio a la salud….  En esa orientación la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha

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sostenido que quién contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o irregular ejecución aún en el supuesto de tratarse de prestaciones de naturaleza médico asistencial” (CNCiv., Sala H, “Gonzalez, Miguel A. c/ Municipalidad dde la Ciudad de buenos Aieres” comentado en el libro “Causales para demandar por responsabilidad Civil médica”, Horacio G. López Miró, Ed. Astrea, pág. 81 y sg.).También otro reconocido autor se ha referido al tema sosteniendo que: “Muchas veces el tiempo influye decisivamente en la salud de las personas. La curación de una patología o el mejoramiento de salud de un paciente no se componen sólo de diagnósticos acertados y tratamientos correctos sino que además, el tiempo de implementación  de los mismos es esencial para lograr el fin salutífero. Es que, la presteza en poner en práctica la terapéutica seleccionada, una vez identificada correctamente la patología del paciente suele ser la más eficaz de las contribuciones del médico, por lo que no es un dato menor ni puede él descartarse o juzgarse irrelevante la existencia de una demora injustificada o torpe en la toma de decisiones galénicas, que comprometieron la salud de una persona. Una demora que normalmente no traería mayores problemas, en un caso determinado, dado el estado de salud del paciente, puede minar su salud y hasta matarla. Bien dijo Morello que “el factor tiempo es decisivo en los pasos a seguir; la cirugía es el procedimiento a practicarse, por regla, sin demoras” (Morello, Augusto, Morello Guillermo “La derivación médica Hospitalaria”, DJ 2005-I,866 citado en Tratado de la Responsabilidad Civil, Feliz A.Trigo Represas y Marcelo j. López Mesa, tomo IV, E.D. La Ley, pág. 1.306 y ss.).De todo lo hasta aquí expuesto concluyo sin duda en que, si en algún acto médico -como lo fue en el caso la intervención quirúrgica que se diagnosticó como necesaria al punto tal de colocárselo al paciente en lista de espera con prioridad grado 1- se constata una demora injustificada por parte del sanatorio, claramente esa demora compromete la responsabilidad del nosocomio.Traigo finalmente a colación un fallo que aunque de hace unos cuantos años atrás, comparto y que recepta el criterio que sostengo y entiende que: “Si una institución médica acepta realizar una práctica con limitaciones en la provisión de elementos y ellos no le son suministrados por la obra social a la que pertenece el paciente o por sus familiares, es dicho establecimiento el que debe arbitrar en forma inmediata las medidas oportunas y adecuadas para la derivación del paciente a otro lugar donde

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puedan suministárselas” (CNCiv., Sala H, 21/6/95 autos “Gutierrez, Maria E. c/ Intermedios Inc. y Otes.”, J.A., 1998-I).En suma: estando acreditado el daño sufrido por el Sr. Carmona –su fallecimiento-, el nexo causal entre éste hecho y la falta de intervención quirúrgica diagnosticada con prioridad grado 1 dos años antes del fallecimiento y no habiendo el demandado acreditado en modo alguno la causal de exclusión invocada –mal estado de salud del Sr. Carmona para poder afrontar la intervención- entiendo corresponde responsabilizar al Hospital Central por la muerte del mismo (art. 179 del C.P.C.).V.- Daños:Acreditados entonces los presupuestos del deber de reparar, corresponde ahora meritar la existencia y entidad de los daños alegados por la parte  actora a fin de aclarar si corresponde –o no- admitir los rubros reclamados y en tal caso su cuantía.a)                                           Daño material sobreviniente:Por este rubro la viuda del Sr. Carmona la suma de pesos cincuenta y cinco mil ($55.000). Explica así que el Sr. Carmona era plomero y tenía un sueldo mensual pro-medio de entre pesos trescientos y cuatrocientos con las cuáles mantenía a su familia. Obviamente refieren que ante el fallecimiento del Sr. Carmona la familia se verá privada de obtener dicha suma al menos hasta la fecha en que el Sr. Carmona decidiese o pudiese acogerse a la jubilación.Atendiendo a lo que la parte actora reclama por este rubro, entiendo que lo que pretenden reparar es la pérdida de chance que en cuanto a la colaboración para el sosten familiar hubiese podido aportar el Sr. Carmona de haber recuperado su salud y no haber fallecido.Comparto el criterio jurisprudencial que entiende que: “La pérdida de "chance" constituye por sí un daño actual, configurado por el valor económico de la probabilidad. Se plantea en casos en que un comportamiento antijurídico interfiere en el curso normal de los acontecimientos, de un modo que no puede saberse si el afectado hubiera obtenido o no el beneficio que ahora aparece perdido, pero que al día de hoy constituye una oportunidad. Si bien la "chance" en sí misma es resarcible, debe ser apreciada judicialmente según el mayor o menor grado de probabilidad de convertirse en cierta lo que depende de la prueba rendida en cada caso” (CC 4, autos N° 50195 caratulados “ Viña El Cerro S.A. C/Vittori, Roberto Y Ots. P/Cobro De Pesos”, Fecha: 04/09/2014).En cuanto a los elementos a tener en cuenta a fin de cuantificar este rubro, coincido con el criterio jurisprudencial que para un supuesto que guarda cierta analogía con el presente y donde los que reclamaban por la pérdida de chance eran los padres,

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entendió que era importante tener en cuenta que:  “En la indemnización por frustración de la chance, la certeza radica en la efectiva pérdida de la probabilidad de ayuda futura, no en su resultado, que siempre será hipotético; por lo que la corta edad del joven fallecido, la circunstancia de no tener actividad económica o educativa y la situación de pobreza de él y de sus padres son elementos para ponderar el daño, pero no para negar su existencia” (CC 2 autos N° 50132 caratulados “Chacon Miguel Sergio Y Otros C/ Zavattieri Armando Jose P/ D. Y P. (Accidente De Transito”, Fecha: 13/08/2014).Trasladados los conceptos precedentes al caso, compruebo que los deponentes que prestaron declaración testimonial en autos coinciden en cuanto el Sr. Carmona era plomero habiendo prestado sus servicios de plomería en la Municipalidad para luego dedicarse a esa labor pero en forma independiente (fs. 122 y vta.). También los deponentes de fs. 124/125 indican que el Sr. Carmona era plomero y gasista.Por lo demás, esta información se ve corroborada por la prueba informativa rendida por la Distribuidora de Gas Cuyana que informa que el Sr. Carmona estuvo inscripto en dicha repartición como instalador matriculados en categoría 2 desde 1.999 al 2004. (fs. 172).Compruebo además que es lógico suponer que estando unido en matrimonio el Sr. Carmona y la Sra. Josefina Guardia, los ingresos que éste percibiese fuesen destinados al sustento de la vivienda familiar. Compruebo sin embargo que para la fecha de falleciemiento del Sr. Carmona, salvo el Sr. Claudio Sebastián Carmona que para la fecha de fallecimiento de su padre debió contar con aproximadamente veinte o veintiún años, el resto de los actores para dicha fecha ya eran mayores de edad y por lo tanto no es lógico suponer, de acuerdo con lo que de ordinario acostumbra a suceder, que fuesen ayudados con los ingresos de su padre.Con lo hasta aquí expuesto entiendo corresponde admitir el rubro en trato en favor de la viuda del Sr. Carmona.En cuanto a la cuantificación del rubro, advierto en primer lugar que los actores no solicitaron ampliar su monto al tiempo de alegar y en segundo lugar que no existe prueba en contrario en autos que permita desvirtuar que el actor obtenía, a la fecha de su fallecimiento, una suma mensual que rondaba entre los $300 o $400 pesos mensuales. Así, ante la orfandad probatoria, entiendo que sólo es posible tener por cierto que el Sr. Carmona destinaría gran parte de su sueldo para contribuir a los gastos familiares. Tengo en cuenta además la edad del Sr. Carmona para la fecha de su fallecimiento no obstante lo cual considero que habiéndose adherido al beneficio jubilatorio, también con dichas sumas contribuiría al pago de los gastos familiares.

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Por todo lo hasta aquí expuesto es que entiendo justo y equitativo admitir el rubro en trato por la suma de PESOS CINCUENTA y CINCO MIL ($55.000) en favor de la Sra. Josefina Guardia, suma que se fija a la fecha de este pronunciamiento.b)                                                      Gastos Varios:Por este rubro los actores reclaman la suma de pesos dos mil ($2.000) suma que reiteran al tiempo de alegar. Por medio de ella pretenden reparar los gastos que debieron afrontar en concepto de tratamientos y medicación como también aquellos a los que debieron hacerle frente a consecuencia del fallecimiento del demandado.En principio adelanto opinión en tanto sólo parte de los gastos reclamados en este rubro podrán ser admitidos. No existe prueba en autos que me permita tener por cierto que los gastos que afrontó el Sr. Carmona durante su enfermedad hayan sido solventados por su cónyuge y sus hijos. Entiendo así que fue el Sr. Carmona y no su mujer e hijos quién se hizo cargo de los mismos, careciendo en tal sentido los actores legitimación para reclamarlos.Comparto en este sentido la jurisprudencia que entiende que: “Los gastos médicos legitiman a quien los efectuó para solicitar su reintegro como parte de la indemnización de daños, por ello el juez antes de analizar si el rubro se ha probado y si guarda relación con las lesiones, debe ponderarse si quien los peticiona se encuentra legitimado a tal fin.” (CC IV, autos N° 50272 caratulados “Alvarado, Daniela Jimena Y Otro Por Su Hijo Menor: Camilli Alvarado, Felipe C/ Calderon, Alejandro Pastor P/D. Y P. (Con Excep. Contr. Alq.” Fecha: 09/06/2014).No obstante entiendo que el rubro sí debe prosperar en cuanto dentro del mismo los actores también reclaman gastos que si debieron ser afrontados por ellos y consisten en los gastos de sepelio.Así las cosas considero que el rubro en trato deberá prosperar por la suma de pesos UN MIL QUINIENTOS ($1.500) suma que se fija a la fecha de este pronunciamiento.c.-Daño moral:El daño moral ha sido definido doctrinariamente como “toda consecuencia perjudicial de una acción u omisión ilícitas que, en relación causal adecuada con ésta, hace sufrir a una persona en sus valores no patrimoniales, actuales o posteriormente previsibles” (Orgaz, Alfredo, El daño resarcible, Marcos Lerner- Editora Córdoba, Bs. As., 1980, pág. 210/12).Desde esta perspectiva, doctrinariamente se entiende al daño moral más allá de la órbita sensitiva, como un desmejoramiento espiritual o de la personalidad y aunque no haya dolor. Las formas más frecuentes de daño moral residen en el dolor, la

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angustia, la tristeza, etc.. Por ello, la noción de daño moral ha sido muy subjetivada y emparentada con los sufrimientos síquicos. Dicho perjuicio sería la contrapartida de la felicidad, como estado de bienestar espiritual que gozaba la víctima antes del hecho. Pero es evidente que la dimensión espiritual de la persona no se reduce a su sensibilidad, sino que comprende la existencia intelectual y volitiva, tanto en la soledad como en las relaciones con los demás (Zavala de González, Matilde, "Resarcimiento de daños. Presupuestos y funciones del Derecho de Daños", Buenos Aires, Hammurabi, t. 4, 1.999, pág. 178 y sgtes).Sentado lo precedente, suscribo la posición de quienes entienden que la repara-ción  pecuniaria de sufrimientos físicos y de padecimientos  espirituales tiene su fundamento en la obtención de una satisfacción compensatoria del dolor íntimo experimentado a raíz del siniestro. La reparación estará por tanto en estos casos, ordenada a asegurar la obtención de gratificaciones sustitutivas de los bienes perdidos, en cuanto fuente de gozo, alegría, u otros bienes estimables en la esfera psicofísica (Iribarne, H.P., “De los daños a las personas”, Ediar, Bs. As., pág. 162).También se ha sostenido, que si bien el daño moral debe reunir el carácter de certeza, el criterio debe ser adaptado, pues no se trata de un daño que pueda ser probado en base a pautas objetivas, sino que debe analizarse en cada caso concreto como un hecho puede afectar el espíritu o los sentimientos de una persona (CC4°, autos Nº 216.279/33.442 caratulados “González, María Luisa c/Rojo, Rosa Beatriz p/ D. Y P.”,02/09/2011).En el caso la viuda del Sr. Carmona reclama por este rubro la suma de pesos cuarenta mil ($40.000) mientras cada uno de sus hijos reclama la de pesos veinticinco mil ($25.000), sumas que luego reiteran al momento de alegar.Tengo presente que, ante el fallecimiento tanto del cónyuge como de uno de los progenitores, la prueba del daño moral es "in re ipsa", por lo que su existencia no necesita de acreditación alguna sino que se infiere naturalmente de las circunstancias del caso.Sumado a ello, en el caso particular pondero que todos los actores debieron contemplar los padecimientos que soportó su padre con anterioridad a su fallecimiento debido a que su salud se deterioraba paulatinamente ante la falta de la intervención quirúrgica que necesitaba y le habían diagnosticado.En cuanto a la fijación de la suma indemnizatoria en concepto de daño moral no está sujeta a reglas fijas, sino que  su reconocimiento y cuantía depende del arbitrio judicial, para lo cual basta la certeza de que ha existido sin que sea necesaria otra precisión (art. 90 inc. 7° del C.P.C.).

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Por todo lo expuesto es que entiendo corresponde admitir el rubro en trato en favor de cada uno de los actores y por los montos por estos reclamados al tiempo de interponer la acción –al no haberse pedido su aumento al tiempo de alegar-, suma que se fija a la fecha de este pronunciamiento. Tengo en cuenta al tiempo de cuantificar el rubro que si bien el hecho de perder a su madre, para los actores como para cualquier persona, es un hecho de extrema pena y congoja, lo cierto es que en atención a la edad de los mismos este hecho tienen una incidencia menor que la que podría haber tenido en el caso de ser estos niños o aún más jóvenes.Por lo expuesto es que entiendo corresponde admitir el rubro en trato por la su-ma la suma de PESOS CUARENTA MIL ($40.000) para la Sra. Josefina Guardia y la suma de PESOS VEINTICINCO MILM ($25.000) para cada uno de los hijos del Sr. Guardia los Sres. Ricardo Rodolfo Carmona, Claudio Sebastián Carmona, Patricia Beatriz Carmona y Daniel Antonio Carmona, suma que se presupuesta a la fecha de este pronunciamiento.VI.- Intereses:Corresponde liquidar los intereses de los rubros admitidos a la tasa del 5% anual de la Ley 4087, desde el día del fallecimiento del Sr. Carmona y hasta la fecha de esta resolución, y a partir de la misma deberán calcularse conforme a la tasa legal que corresponda.Finalmente hago referencia que si bien no desconozco la existencia del fallo plenario de la Corte de Nuestra Provincia que ha declarado la inconstitucionalidad de la ley 7198, en el caso al no haberse pedido a la fecha la inconstitucionalidad de la referida norma y operar en nuestro pais un sistema de control difuso de constitucionalidad, entiendo que no es una cuestión sobre la cuál pueda en esta sentencia expedirme.VII- Costas:Conforme se resuelve la cuestión planteada, las costas deberán ser soportadas por la parte demandada por resultar vencida (art. 35 y 36 del C.P.C.).Por todo lo expuesto,RESUELVO:                                              I.- Hacer lugar parcialmente a la demanda planteada en autos por los Sres. Josefina Guardia; Ricardo Rodolfo Carmona; Claudio Sebastián Carmona; Patricia Beatriz Carmona y Daniel Antonio Carmona y, en consecuencia, condenar a la demandada Hospital Central a abonar a los actores en el término de diez días de quedar ejecutoriada la presente, las sumas de: a) Josefina Guardia en la suma de PESOS NOVENTA y CINCO MIL TRESCIENTOS ($95.300); Ricardo Rodolfo Carmona

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en la suma de PESOS VEINTICINCO MIL TRESCIENTOS ($25.300); Claudio Sebastián Carmona PESOS VEINTICINCO MIL TRESCIENTOS ($25.300); Patricia Beatriz Carmona PESOS VEINTICINCO MIL TRESCIENTOS ($25.300) y Daniel Antonio Carmona PESOS VEINTICINCO MIL TRESCIENTOS ($25.300) con más los intereses correspondientes, calculados de conformidad a lo que resulta de los considerandos precedentes.-                       II.- Imponer las costas al demandado por resultar vencido.III.- Regular los honorarios profesionales de los Dres. Ángel Luis Artuso (mat. 4707) en la suma de PESOS TRES MIL NOVECIENTOS TREINTA ($3.930) (2% del 100% $196.500); Gustavo Baggis (mat. 4737) en la suma de PESOS SIETE MIL OCHOCIENTOS SESENTA ($7.860) (4% del 100%); Luis Costa Esquivel (mat. 4593) en la suma de PESOS UN MIL NOVECIENTOS SESENTA y CINCO ($1.965) (1% del 100%); Santiago Montepeluso (mat. 5738 en la suma de PESOS NOVECIENTOS OCHENTA y DOS ($982) 0,5% del 100%); Pablo Raúl Prieto (mat. 4767) en la suma de PESOS NUEVE MIL OCHOCIENTOS VEINTICINCO ($9825) (5% del 100%); Andra Forte (mat. 8192) en la suma de PESOS NOVECIENTOS OCHENTA y DOS ($982) (0,5% del 100%) ; Verónica Forte (mat. 8267) en la suma de PESOS NOVECIENTOS OCHENTA y DOS ($982) (0,5% del 100%); Eliana Abraham (mat. 8623) en la suma de PESOS NOVECIENTOS OCHENTA y DOS ($982) (0,5% del 100%); Oscar Mariano Salcedo (mat. 8906) en la suma de PESOS SIETE MIL OCHOCIENTOS SESENTA ($7.860) (4% del 100%); Carlos Enrique Carloni (mat. 2101) en la suma de PESOS OCHO MIL DOSCIENTOS CINCUENTA y TRES ($8.253) (6% DEL 70% $137.550); Pedro García Espetxe (mat. 2168) en la suma de PESOS ESOS DOS MIL SETECIENTOS CINCUENTA y UNO ($2.751) (2% del 70%),  Fabián Bustos Lagos en la suma de PESOS CUATRO MIL CIENTO VEINTISÉIS ($4.126) (3% del 70%) y Eliseo Vidart en la suma de PESOS CUATRO MIL CIENTO VEINTISÉIS ($4.126) (3% del 70%) teniendo en cuenta su efectiva participación en autos y sin perjuicio de los complementarios que les pudieran corresponder (arts. 2, 3, 4, 31 y cc. de la L.A.).-IV.- Regular los honorarios del perito médico cardiólogo Pablo Alberto Senatra en la suma de PESOS SIETE MIL ($7.000), suma que se fija a la fecha del dictado de la presente resolución.- NOTIFÍQUESE. REGISTRESE. - 

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 Fdo: Dra. Maria Luz Coussirat - Juez - Juez