Septiembre-Octubre • Año • 2006/5 N.O 134 · Semblanza del P. Engelmar ..... 19 No puede ocultarse una lámpara tan brillante ... Avda. de León, 236. E-24196 Carbajal de la

Septiembre-Octubre • Año XXIX • 2006/5

N.O 134

FAMILIA MARIANNHILL 134Sept iembre-Octubre 2006|5

“Porque yo soy un subordinado,pero bajo mí tengo soldados,y digo a éste: Ve, y va;y al otro: Ven, y viene;y a mi esclavo:Haz esto, y lo hace”.

(Mt. 8,9)

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Este simpático chaval de Pa-púa-Nueva Guinea dibuja, asu modo, el saludo militar,poniéndose a las órdenes delque le está sacando la foto.Yo me puedo imaginar que laespontaneidad del gesto deeste chaval también reflejacon qué actitud asiste a lasclases en la escuela de su pue-blo: dispuesto a empaparsede todo lo que recibe.

Está empezando entre nosotros un nuevo curso escolar. Ya sé yo que, ni porasomo, se puede comparar la escuela a un cuartel militar. Pero nadie me nega-rá que muchos de nuestros niños y jóvenes se acercan a la escuela y al institu-to desganados e impermeables.

Son los padres los primeros responsables de la educación de sus hijos. Y edu-cación es mucho más que formación e instrucción. El estado, las institucioneseducativas, los maestros y profesores, están para ayudarles de manera subsidiaria.

A todos se les llena la boca hablando de calidad de enseñanza; pero losresultados están ahí: nuestros chavales ni crecen en conocimientos ni en valo-res. Entre el padre despreocupado, el maestro desmotivado, el muchachoindisciplinado y el estado metomentodo, hablar de calidad de la enseñanzasuena a una broma sarcástica.

Linus

¡A sus órdenes!FO

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FOTO PORTADA: ARNOLD SCHMITT CMM

Familia MariannhillSeptiembre-Octubre • Año XXIX • 2006/5

N.O 134

A sus órdenes ........................................................................ 2María presenta a Jesús

ante todos los pueblos ......................................... 4- 13P. Engelmar:

Cartas desde la prisión (34) ........................... 14-16

Causa del P. Engelmar: Favores y testimonios .......................................... 17-18

Semblanza del P. Engelmar .................................... 19

No puede ocultarseuna lámpara tan brillante ................................. 20-21

Semblanza del Abad Francisco ........................... 22

El carisma misionero del Abad Francisco (17) ...................................... 23-26

Causa del Abad Francisco:Informaciones y testimonios ........................... 27-28

Claves de la Misión Hoy:XIX. Mensaje del Papa para el Domund 2006 ........................................... 29-32

Operación Becas de Estudio .................................. 33

Ser misioneros aquí y ahora .................................. 34-35

Mariannhill ............................................................................... 36-37

Ven a formar parte de nuestra Familia ...... 38

Nuestra página vocacional (n. 30) ................... 39

Domund 2006 ....................................................................... 40

Separata: Oracional de la Familia Mariannhill(Fascículo N.o 10)

Editor: Misioneros de Mariannhill

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Sept iembre-Octubre 2006|5

© BRADI BARTH

María

María presenta a Jesúsante todos los pueblos

INTRODUCCIÓN

Queremos contemplar a María presentando a Jesús ante todos los pueblos.Nueve palabras nos marcarán el itinerario: Estrella, Luz, Resplandor, Candela,Calor, Fuego, Incendio, Lumbre, Sol.

Pasados cuarenta días del incendio en las afueras de Belén, el fuego salió dela cueva y fue introducido en el templo de Jerusalén. Puras brasas eran los cora-zones de los portadores del fuego divino: a María le quemaban las manos y aJosé los ojos. Frío estaba el templo y frío había en el corazón de sus devotosmoradores. Pero a dos viejas candelitas, ya humeantes, les da un vuelco el cora-zón. Ellos fueron los primeros en dejarse quemar y al calor de este fuego se dur-mieron en Dios. Otros también en todo Israel, con el almacén lleno de leñavieja y paja seca, esperaban una chispa incendiaria. El bueno del ancianoSimeón entendió que aquel incendio no lo podrían contener ni los muros deltemplo ni las fronteras de Israel, pues estaba llamado a propagarse por doquier.Por ello cantó: Gloria de tu pueblo Israel y Luz para alumbrar a las naciones.

Terminar de profetizar Simeón, y ya se dejaron notar en el lejano Orientelos resplandores del incendio. Allí creyeron ver estrellas nuevas; pero eran sólolas chispas y centellas del fuego declarado en la lejana Palestina. Una caravanaemprendió viaje hacia donde creían estaba el foco del incendio. Y todos sabe-mos lo que luego provocó Aquél que vino a traer fuego a la tierra. “Queremosver a Jesús” (Jn. 12,21), era el deseo de algunos griegos. En la Salve le pedimosa la Madre: “Muéstranos a Jesús”, porque también nosotros lo queremos ver. Yal contemplarle, nos recuerda lo que le dijo a Felipe: “Quien me ha visto a mí,ha visto al Padre” (Jn. 14,9).

Con el poeta Luis Rosales me gusta llamar a María: Morena de maravillas;morena por el sol de la alegría. Y ¿cómo no va a tener María la piel tostada, delcolor de la avellana, si tiene en sus brazos un Sol incendiario? María: Tu Hijo teha bronceado sin quemarte. A fuego lento, como se cocina el buen pan, Él te haido preparando, dándote un toque de gracia especial. Sigue, Madre Morena,presentando y entregando el fuego que en tus manos portas, pues sigue habien-do muchas almas a medio hacer; sigue habiendo muchos cuerpos tiritando defrío; sigue habiendo muchos rostros pálidos y sin color, por el egoísmo; siguehaciendo falta la gracia de tu Hijo, que broncea, ilumina y da calor. Y nosotros,como seguidores de Cristo, queremos seguir siendo misioneros y apóstolescomo lo fue nuestra Madre Morena: morenos a fuerza de tratar con el fuego;deseosos de quemar a muchos; inquietos siempre por extender el incendio.

5FAMILIA MARIANNHILL 134Sept iembre-Octubre 2006|5


1. E S T R E L L A

Nacido Jesús (Cfr. Mt. 2, 1-11), unos sabios de Oriente se presentan enJerusalén, queriendo saber dónde ha nacido el Rey de los judíos, porque hemosvisto salir su estrella y venimos a adorarlo. La ciudad y su rey se sobresaltaronante tal pregunta y ante la razón de la misma. Herodes no sabe qué respondery plantea a los sabios del país, otra pregunta similar: dónde tenía que nacer elMesías. Ellos responden: En Belén de Judá. Herodes pide a los magos le precisenel tiempo en que había aparecido la estrella; que vayan a Belén para averiguarsobre el recién nacido; y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también aadorarlo. En la ciudad equivocada y con el rey que no buscaban, la estrella per-maneció oculta. Puestos en la dirección correcta, la estrella les guió hasta que separó donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.Entraron en la casa y se produjo una visión, un acto de adoración y una ofrenda.Habiendo encontrado al que buscaban, ya no tiene sentido volver a Herodes;por ello se marcharon a su tierra por otro camino.

La sencillez y el encanto del relato guardan una riqueza, que ya hemos empe-zado a intuir. Profundicemos en la entraña del mensaje. La protagonista es laestrella, que espoleó la vida apacible de estos sabios del firmamento. Descubiertaen el firmamento, entendieron que tenían que emprender un incómodo viajepara encontrar a alguien especial, del que la estrella era su señal. La estrella fueguía segura en su camino. Se volvieron torpes estos sabios, pues creen que lacapital, donde vive el rey, es la meta final de su peregrinación. Por ello la estrelladesapareció. Puestos en la dirección acertada, reaparece la estrella, llenando sucorazón de alegría. La estrella se paró en el lugar donde estaba el objeto de subúsqueda. De vuelta a su tierra, ya no necesitaban la guía de la estrella en el fir-mamento. Ahora lucía en su cielo interior y, por ello, volvieron por otro camino.

¿Qué se esconde o quién se esconde detrás de la estrella? La estrella lumi-nosa y exigente es Dios mismo, diciéndonos dónde está la verdad y la menti-ra; dónde están los verdaderos valores y los fugaces; dónde están los ídolos ydónde está Él, el Dios verdadero. La estrella es también Cristo, iluminando laconciencia humana; orientándonos hacia la meta y amonestándonos contratodo lo que nos empobrece y degrada nuestra dignidad humana y cristiana. Yla estrella también es María, que tiene por misión avisar de la inminente apari-ción del Sol. Fiel esclava y generosa colaboradora del plan salvador de Dios,María inquieta a los hombres para que no se conformen con lo dado y mirenhacia lo alto; María impulsa y guía a los que buscan a Dios; María avisa, ocul-tándose, cuando confundimos a Dios con los ídolos; María nos introduce en lacasa de la Iglesia, mostrándonos a Jesús, para que lo adoremos y le hagamos laofrenda de nuestra vida; María nos urge a compartir la alegría del hallazgo,volviendo por ese otro camino que se llama conversión y vida nueva.

2. L U Z

Cristo dice de sí: “Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en míno quedará en tinieblas” (12, 46). Si rastreamos en el Evangelio de Juan descu-briremos en él no pocas referencias a Cristo como luz. En el Prólogo: (1, 5. 9);

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en el diálogo con Nicodemo: (3, 19-21); después del episodio de la adúltera: (8,12); en el pasaje de la curación del ciego de nacimiento: (9, 5); en el relato dela resurrección de Lázaro: (11, 9-10). Justo antes de la Pascua Jesús afirmó:“Caminad mientras tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas...Mientrastenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz” (12, 35-36). En elEvangelio de Juan encontramos, pues, un puñado de preciosas revelaciones enlas que Cristo, apoyándose en la imagen de la luz y de las tinieblas, dice que Éles la luz, que los suyos deben ser amigos de la luz y enemigos de las tinieblas.

Apoyándonos, ahora, en textos de la Sagrada Escritura y de la DivinaLiturgia, intentemos describir en la enunciación de una serie de afirmacionestodo un programa de vida cristiana, centrado en Cristo como luz y definiendosu obra de salvación como iluminación. Primera afirmación sobre la naturalezade Dios: “Dios es luz y en él no hay oscuridad” (1Jn. 1,5). Segunda afirmaciónsobre la naturaleza de Cristo: “Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”(Jn. 9,5). Tercera afirmación sobre la naturaleza del cristiano: “Recibid la luz deCristo” (Ritual del Bautismo). Cuarta afirmación sobre las exigencias moralescristianas: “Caminad, pues, como hijos de la luz” (Ef. 5,8). Quinta afirmaciónsobre las implicaciones misioneras cristianas: “Vosotros sois la luz del mundo”(Mt. 5,14). Sexta afirmación sobre la constante llamada a la fidelidad cristiana:“Salid con las lámparas encendidas al encuentro del Señor” (OraciónPoscomunión del 23 de diciembre).

Y nos resta dar un último paso para cerrar la lógica de este punto.Acerquémonos a María, en cuanto madre y fuente de la luz. Iluminada por Dios,Padre de las luces, María colaboró para que brillara en medio de la oscuridad delmundo la anhelada luz de Cristo. Cuando dio a luz al Salvador en la cueva deBelén, no se lo guardó para sí, sino que lo alzó y lo presentó ante la faz de todoslos pueblos. Recorrió el camino de su existencia vital, guiada por la luz de suHijo, guardándole fidelidad de discípula, al no permitir se apagara en ella la luzdivina. Habitante y moradora ahora de la ciudad de la luz, María no deja de tra-bajar para que la Iglesia, Sacramento de la Luz, no cese en su misión de presen-tar a Aquel que ha venido para iluminar a los que viven en tinieblas y sombrasde muerte. Ella ha sido la que ha dado a luz en nosotros la vida nueva de loshijos de Dios el día mismo de nuestro Bautismo. Si en esta luz nos mantenemosy al resplandor de la misma caminamos, llegaremos también al país de la luz,iluminado día y noche por la luz misma del Cordero degollado y vencedor.

3. R E S P L A N D O R

El resplandor de la Verdad es la misma persona de Cristo. Hay quienes tie-nen su punto de referencia vital en el resplandor que emana de Cristo Verdad.Otros, en cambio, se dejan orientar por las tinieblas del que es padre de las men-tiras (Cfr. Jn. 8, 44). Yahvé presenta al pueblo de Israel dos caminos: uno de viday otro de muerte. El primero consiste en guardar los mandamientos de Dios; yel segundo conlleva vivir guiándose por la falsedad de los ídolos (Cfr. Dt. 30,15-20). Los que siguen el primer camino se asemejan a árboles, rebosantes devida, plantados junto a corrientes de agua. Los que recorren el otro camino soncomo paja seca, que el viento se lleva (Cfr. Sal. 1). El resplandor de la verdad



que es Cristo y la ofuscación de la mentira, que tiene por padre a Satanás, noestán – es necesario recordarlo – al mismo nivel. La razón es clara: La Verdadde Cristo, en todo su resplandor, ha dejado ciego a ese ángel de luz caído, quegusta vivir rodeado de tinieblas. Pero el poder del príncipe de las tinieblas seresiste a verse derrotado por el resplandor del que es la Verdad. El apóstol Pedronos anima, por ello, a la vigilancia (1 Pe. 5, 8).

Siendo Cristo la Verdad (Cf. Jn. 14, 6), al mundo vino para dar testimoniode la misma (Cf. Jn. 18, 37). Conocemos a Cristo Verdad no de manera teóri-ca, sino existencial (Cf. 1Jn. 2, 4; 3, 21), dado que sobre ella edificamos nues-tra existencia (Cf. Dt. 32, 4). Conocemos la Verdad porque andamos guiadospor el resplandor de la misma (Cf. Sal 26, 3). Vivir al amparo del resplandor dela Verdad aporta seguridad, solidez y estabilidad: es edificar la propia vida sobreroca. Vivir rodeados de las tinieblas de la mentira produce inquietud y desaso-siego: es levantar la propia vida sobre arena. Buscamos la verdad, porque nadiese siente a gusto aposentado en la mentira y necesitamos un punto de referen-cia que oriente nuestra existencia y que dé sentido a nuestro vivir y a nuestromorir, a nuestro obrar y a nuestro padecer.

Silenciosamente hermosa, María resplandece sobre nuestro caminar diario.La que pisó la cabeza de la serpiente embustera siempre está preparada parasalir al quite de los que, alguna vez, nos dejamos enredar por las tinieblas delerror y no seguimos el camino de la Verdad. Intercesora para que siempre triun-fe en nosotros la Verdad de su Hijo, María también es modelo luminoso y maes-tra resplandeciente a la hora de orientarnos y enseñarnos a vivir y actuar segúnla Verdad. Así lo hace con su palabra acertada y segura, con su silencio elocuen-te y convincente. Pero su orientador magisterio alcanza toda su eficacia graciasa su misma existencia: Ella vivió en la Verdad y actuó según los dictámenes dela misma. Por ello cuando nos acercamos a María percibimos de inmediato lasolidez y la coherencia de alguien ha hecho de Cristo su Verdad y al resplandorde la misma vive, obra, sufre y muere.

4. C A N D E L A

La vida del hogar de Nazaret giraba en torno al fogón de la cocina y a lapequeña luminaria, que daba luz a sus moradores. Ambas realidades se designanentre nosotros con la palabra candela. Queremos centrar ahora nuestra miradaen la familia de Nazaret. Jesús nació, querido y acogido, como miembro de unafamilia. Y allí y así fue haciéndose hombre. La familia es mucho más que las cua-tro paredes donde uno vive, come o se viste. Es en la familia donde se llega a serhombres y mujeres de verdad. Aquel hogar nazaretano fue su escuela de vidasegún el Evangelio mismo de Dios. Fue también su escuela de oración, dondeaprendió Jesús a rezar y a contemplar en lo secreto de su corazón al Padre. Aquelhogar también fue su escuela de caridad, aprendiendo Jesús a querer, respetar,ayudar y obedecer. Y también fue su escuela de trabajo, donde aprendió la leysevera y redentora del trabajo bien hecho, bañado en sudor y fatiga.

La institución familiar fue querida y creada por el mismo Dios. Y porqueJesús, el Hijo de Dios, se hizo hombre en el seno de una familia, la misma ins-titución familiar ha quedado ahora redimida. La familia auténtica se funda en

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el vínculo indisoluble del matrimonio y no sobre cualquier otra clase de unión.La familia es el hogar de la vida humana. En la familia la persona es estimadapor lo que es y no sólo por lo que hace o deje de hacer. La familia es tambiénpara nosotros una iglesia en pequeño, donde se aprende a rezar, a amar y seramado, a compartir y trabajar, a perdonar y ser perdonado, a ayudar y ser ayu-dado. En la familia todos nos jugamos mucho: esposos, padres, hijos, herma-nos, sociedad, Iglesia. Los medios de comunicación deben respetarla y las leyesprotegerla y ampararla.

En el interior del hogar de Nazaret la vida normal y sencilla de sus morado-res se regía por la candela. Quiso Dios Padre que la normalidad fuera la carac-terística de aquel hogar. Allí todo transcurría de manera normal: los trabajos deJosé y los quehaceres de María; los juegos y los rezos del Niño; los silencios deJosé, las meditaciones de María y el crecimiento del Niño en edad, sabiduría ygracia; la muerte del marido y la vida de una viuda con su hijo único; la mar-cha de Jesús y la soledad de María. Todo tan normal como normal era la can-dela, donde aquella familia cocinaba y a la luz de la cual vivía. Pero aquella pas-mosa normalidad estaba transida por la candela del misterio de Dios, quellenaba la casa, las existencias, las almas de cada uno de sus moradores. La can-dela, lumbre para cocinar o lámpara para alumbrar, no tiende a llamar la aten-ción. Y, sin embargo, ¿qué sería de nuestros hogares sin fuego para cocinar yluz para convivir? Reavivemos en nosotros la estima y el aprecio por esa aven-tura maravillosa de vivir en cristiano nuestra vida cotidiana, marcada general-mente por la normalidad más absoluta. Hagamos el elogio de la delicada can-dela de la fe, pues gracias a ella nuestra vida cristiana tiene el gusto del hogarcaliente y luminoso.

5. C A L O R

El calor del amor de Dios centra ahora nuestra atención. En la predicaciónde la Iglesia primero viene el indicativo, al que luego sigue el imperativo. Estoquiere decir que la Iglesia primero indica un hecho: que el Padre, por mediodel Hijo y en el Espíritu Santo, ha puesto en nuestros corazones el calor de suamor. Luego señala el imperativo moral que sigue: que debemos amar a Dios,cumpliendo todo lo que nos manda, y que debemos hacer al hermano todo elbien posible. La motivación para vivir los imperativos morales implica haberaceptado los indicativos evangélicos. Si alguna vez no nos sentimos motivadosa devolverle a Dios el amor que primero puso en nuestros corazones y a com-partir este mismo amor con los otros, miremos un crucifijo. ¿Qué más puedehacer ya Dios por nosotros? No nos dio algo distinto de sí; se nos dio a símismo por entero. Si prende en nosotros esta chispa, ya estaremos motivadospara amar a Dios y al prójimo con el mismo calor del Corazón de Dios.

Algunas notas del amor cristiano y evangélico: es religioso en cuanto a lamotivación; amar para un cristiano es una obligación y no algo optativo; la cari-dad cristiana debe ser práctica y concreta; el ejercicio de la caridad debe ir a lapar que el ejercicio de la oración; el amor cristiano es un amor universal: atodos, sin excluir a nadie; conlleva dar siempre el primer paso a la hora deamar; implica perdonar al prójimo, dándole la oportunidad de que lo vuelva a



intentar; amar al otro es ponerse en su lugar, haciéndose uno con él; el amorcristiano nos recuerda que nuestro prójimo preferente, aunque no exclusivo,es el que está más próximo a nosotros; deberíamos amar sin esperar recom-pensa; nos impulsa a amar hasta el límite y el extremo; nos recuerda que amares aceptar al otro tal cual es y amarle como él espera ser amado. No convieneolvidar que el amor perfecto e ideal, el amor de unidad, es el amor de corres-pondencia. Dicho amor garantiza la presencia misma del Señor. Eso implicaque los discípulos del Señor han de estar unidos por el amor recíproco y en elmismo nombre del Señor.

Recordemos ahora el viaje de caridad que realizó María para atender a suprima Isabel, uniendo el amor al prójimo y el amor a Dios. Su caminar decididoy valiente era el resultado de saber que debía ir. Recordemos también cómo amóMaría a Jesús y José en el hogar de Nazaret. Ellos eran sus prójimos más próximoscon los que compartió el calor del amor con gestos concretos propios de unamadre y de una esposa. El amor de María, como el de todas las madres, no espe-ró la recompensa y no conocía el límite ni la medida. Recordemos cómo amóMaría a la Iglesia naciente. Acogió como hijos a los discípulos de su Hijo, sinecharles en cara su cobardía al dejar a Jesús abandonado en los momentos máscríticos. Y no olvidemos que María sigue amando desde el cielo a todos los discí-pulos de su Hijo que se purifican o que todavía peregrinan.

6. F U E G O

Toca ahora hablar del fuego misionero y apostólico del Corazón de Cristo;de cómo fue María sembradora apostólica y de nuestra vocación a la misión yal apostolado. La fidelidad al mandato misionero de Cristo implica seguirhaciendo lo que Cristo hizo y hacerlo a la manera como Él lo realizó. Fijémonosen algunos detalles. En primer lugar, Cristo comenzó su misión en Galilea, per-cibiendo sus habitantes, considerados semipaganos, el fuego del que carecían.Vayamos a buscar a los alejados y a los que no creen, pues la luz se necesita allídonde más oscuridad hay. En segundo lugar, Cristo comenzó su misión, invitan-do a la conversión y a creer en el Evangelio. El mejor servicio que podemosprestar a los hombres es invitarles a convertir su corazón y a creer en elEvangelio. En tercer lugar, Cristo, a la vez que hacía lo anterior, iba curando lasenfermedades y dolencias del pueblo. A la evangelización también pertenecela puesta en práctica de la caridad cristiana. Y en cuarto lugar, no olvidemosque Cristo, desde el principio, llamó a discípulos para que continuaran sumisión. Promover vocaciones de especial dedicación, en cualquier estado devida, también debe ser parte de nuestra tarea apostólica y misionera.

Nadie nunca logró encadenar el Evangelio. A lo sumo fueron encadenadoslos predicadores del mismo. El Evangelio es libre, eficaz, operativo por símismo. El fuego del Evangelio se las arregla para llegar a los oídos y transfor-mar los corazones de todos los hombres y mujeres. El Evangelio es acogido,con especial alegría y agradecimiento, por los pueblos gentiles. Los que hemosexperimentado el fuego de la salvación de Jesús hemos de fomentar un espíri-tu católico de apertura y generosidad. Nuestro Dios es Padre de todos y nosha encargado buscar a los hermanos para hacerles partícipes de esta feliz noticia

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y a la par gozosa realidad. La misión de los hijos es hacer realidad el sueño delPadre: reunir a todos los hermanos en la gran familia de la Iglesia. Compartamoslo que estimamos es para nosotros de gran riqueza y valor.

María, portadora del fuego divino y misionero, colaboró para que elSalvador pusiera su tienda entre nosotros. Pero no se lo guardó para sí: lo expu-so a la contemplación y lo entregó a todos. ¡Cuánto bien nos hizo al sembraren nosotros a Jesús! Así nos evangelizó. Pero también es sembradora apostóli-ca por sus palabras y silencios, por sus obras y ejemplo de vida, por la prácticade las virtudes y por la contemplación de sus imágenes. Su presencia activa enmedio de los discípulos de su Hijo, en los inicios de la vida de la Iglesia, le haceser merecedora del título Reina de los apóstoles. Desde el cielo sigue María rea-lizando hoy la sementera de la mejor de las semillas: la del Evangelio. Comomiembros de una Iglesia, que es misionera por naturaleza, debemos ser fuegomisionero en medio del mundo, por nuestra manera de ser, vivir y hablar.

7. I N C E N D I O

Jesús vino a la tierra a provocar el incendio de su reino. Él es Rey del univer-so y de ese universo personal que es el corazón de cada uno. También quiereprovocar en nuestros corazones el incendio de su reino. Cristo es Rey de un reino,que no es de este mundo (Cfr. Jn. 18, 33. 36-37), pero que arraiga y prende enel corazón de los hombres y mujeres que en este mundo habitamos. Sometidosa Él, ganamos en libertad. Si nos centramos en Él, evitaremos vivir desquiciados.Aunque no lo parezca, Cristo ahora ya es Rey. Su señorío está oculto y escondi-do dentro de los corazones que le aceptan por Rey y allí se mantiene activo,como la levadura. Un día saldrá a la luz el incendio de su reino y todo ojo veráque Cristo es Rey. Un día todo quedará transido del señorío de Cristo y centra-do en Él como en su quicio. Aquel día será el Domingo último y definitivo.

Mientras llega ese Día glorioso, Cristo es hoy un Rey mendigo, llamando alas puertas del hombre y de todo lo humano, para que le abramos y le deje-mos entrar. Si abriéramos al divino Mendigo, cambiarían radicalmente el hom-bre y todas sus cosas. Si todo lo nuestro quedara expuesto al incendio de sureino, notaríamos en verdad cómo su reino no es de este mundo. Llama a lapuerta, pues quiere entrar para así sanar, salvar, renovar de raíz al ser humanoy todo lo humano. Nadie sale perdiendo teniendo a Cristo por Rey; antes alcontrario, el hombre lo gana todo exponiéndose al incendio de su reino. Cristoya es Rey y Señor, pero su señorío permanece oculto y escondido. Mendiga yllama para que le dejemos ser Rey en nosotros, porque sólo quiere nuestrobien. Nos iría mucho mejor si le aceptáramos como tal y no viviéramos a mer-ced de tanto tirano. También nos pide que colaboremos con Él y con el incen-dio de su reino, siendo voceros y constructores del mismo.

Ahí tenemos a María, mujer nueva y renovada, porque supo acoger elincendio de su Hijo. Ahí tenemos a María, que ahora es reina con su Rey y Señor,porque supo primero ser su esclava. Ahí tenemos a María, que se vio promo-cionada y alcanzó el máximo de sus posibilidades en cuanto ser humano, por-que colaboró para que llegara a este mundo Cristo Rey y, con Él, el incendio desu reino. Sin alejarse jamás de nosotros, se levanta María ante nosotros como



el ideal y el referente último de nuestra vocación humana y cristiana. Nada per-dió y, en cambio, todo lo ganó sometiéndose al que era a la par su Hijo y Señor.María pudo someterse a Cristo Rey porque no dejó de pisar nunca la cabezadel príncipe de este mundo. ¿Por qué se le dará hoy al Maligno el poder queno tiene? ¿Por qué hoy tiene más derechos el pecado que la gracia? ¿Por quéel hombre temerá tanto someterse a Cristo y se entrega tan alegremente enmanos del Demonio? María, la Inmaculada, la llena de gracia, la toda Santa, laque no conoció el pecado, nos pone en la pista para dar respuesta adecuada atodas estas preguntas.

8. L U M B R E

Hablemos de Cristo en cuanto lumbre. María se ocupa para que la lumbredel Evangelio no llegue a ser ceniza apagada en la vida de los seguidores de suHijo. Esta lumbre está en las Bienaventuranzas. La vivencia de las mismas agra-da a Dios y es objeto de las complacencias del Padre. Dios Padre se ha gozadoen su Hijo desde siempre, porque el Hijo hizo lo que al Padre le agradaba. Enel Jordán y en el Tabor el Padre declara que se complace mucho en su Hijo. Yla razón última de estas complacencias descansa en que el Hijo vivió las mismasBienaventuranzas que a nosotros nos propuso como programa de vida evangé-lica. Cristo es el pobre, el manso, el pacífico, el limpio, el que llora, el que es per-seguido, el que tiene hambre y sed de justicia. Gracias a Cristo, los que guarda-mos viva la lumbre de una vida según el Evangelio hallamos gracia ante el Padre.

Para que Dios con mire con complacencia tenemos el programa de lasBienaventuranzas. La mera escucha de este listado nos deja intranquilos. Y larazón no está en que no las vivamos, sino en que no creemos sean el progra-ma de vida diseñado por Dios para cada uno de nosotros. Y no nos decidimosa vivirlas, porque las juzgamos poesía y sueño, imposibles de hacerlas realidad.Aunque no las vivamos, que nunca dudemos que es así como deberíamos vivir.Miradas con detenimiento, ponen el mundo del revés, porque lo purifican,cambiándolo. No nos proponen un mundo distinto al vigente, sino opuesto.Hoy se aplaude al que ha triunfado en la vida; y los que no lo logran son juz-gados como fracasados. El mundo mira con complacencia a los primeros y des-precia a los segundos. Pero la mirada de Dios es distinta. Para Dios los felicesson los que viven las Bienaventuranzas y, de hecho, son los que realizan latransformación del mundo más eficaz. Los que viven así no son temerosos,apocados ni cobardes. Para vivir según ellas hay que ser muy valientes, esfor-zados y entregados. Cuando nos hemos encontrado con personas que asíviven, hemos percibido la consistencia de la lumbre bienhechora del que vivesegún el proyecto de Dios.

María llevó una vida según las exigencias del Evangelio de su Hijo, al vivirlas Bienaventuranzas, que fueron también el sueño y el proyecto de Dios parasu vida. Y porque fue constante y perseverante en este empeño, Dios puso enella su mirada de complacencia. El fuego recibido, por la constancia y la perse-verancia, se convirtieron en María en lumbre bienhechora. María ha venido aser brasero de lumbre evangélica. Ella se preocupa para que los discípulos de suHijo vivan el Evangelio de las Bienaventuranzas y no dejen se apague en ellos

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su lumbre, convirtiéndose en ceniza inservible. También se ocupa para que eneste mundo, que sufre del permanente frío del egoísmo y del incomprensiblealejamiento de Dios, no falte quien ponga brasas de lumbre bienhechora, alvivir según el Evangelio de las Bienaventuranzas.

9. S O L

Hablemos de Cristo como el Sol de Justicia, que nace de lo alto y hablemosde María como aquélla que refleja la luz de dicho Sol. Veamos así cómo Jesús yMaría van siempre juntos y cómo la relación entre ambos pertenece a la entra-ña de nuestra fe. Si empezamos el camino por María es para llegar a Jesús comodestino; si saludamos al lucero del alba es porque sabemos que la salida del soles inminente. En definitiva honramos a la Madre por causa del Hijo y, querien-do ver al Hijo, le pedimos a la Madre: “Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tuvientre”. En cinco ideas vamos a destacar la relación tan estrecha y profunda quese da entre María y Jesús.

Una primera: No podemos entender a María al margen de Jesús. Su consis-tencia se desvanecería. Usando una imagen que se ha hecho clásica, María esluna resplandeciente, que brilla con una luz que no le es propia, ya que la reci-be de Jesús, el sol que nace lo alto. María, en toda su grandeza, depende delfruto de su vientre: Jesús.

Una segunda: Por ello al acudir a María, ella nos remite a Jesús. Si queremosencontrarnos con Jesús, María no entretiene o retarda; no despista ni obstacu-liza. María es trámite que agiliza y facilita. Ser devotos de María y no atender alo que Jesús dice, es herir a la Madre, no digo en la niña de sus ojos, sino en elNiño de sus ojos.

Una tercera: Esta dependencia no le supuso a María humillación o infravalo-ración. Al colaborar para que el protagonista fuera Jesús, su dignidad como serhumano y como mujer salió potenciada. María sirvió a Jesús, a su Causa, Misióny Evangelio, y Dios hizo en Ella obras grandes. Dios es el primer interesado enque el ser humano se promocione, alcanzando el máximo de sus posibilidades.Arrodillado ante Dios, el ser humano gana en altura y alcanza su verdadera talla.

Una cuarta: La relación de María con Jesús no estuvo motivada únicamen-te en base a razones naturales o de sangre. María creía en Jesús. Y aquí radicala verdadera grandeza de María. Ella es más dichosa por haber creído en Jesúsque por el hecho de haber sido su Madre. En el hecho de ser la Madre del Hijode Dios, María es única y nadie la podrá igualar; pero todos la podemos imitaren su verdadera grandeza: creer en Jesús y cumplir su palabra.

Y la quinta: Esta relación de María con Jesús se mantuvo también en esasocasiones cuando ello era comprometido e implicaba sufrimiento. María estu-vo junto a Jesús siempre y se mantuvo cuando en el horizonte se dibujó la Cruz.María no huyó ni desesperó y así mantuvo la tónica en la que se había desen-vuelto su vida. ¡Qué llamada de atención para los que estamos con Dios a lasmaduras y no cuando las cosas se vuelven duras!

P. Lino Herrero Prieto CMMMisionero de Mariannhill



Dachau CC3, 4 de Abril de 1943

Querida hermana:

El paquete de comida que me enviaste el 25 de Marzo, lo recibí eldía 30. Mucho te lo agradezco. Por lo que me cuentas en la breve cartaque acompañaba al paquete, saco la conclusión que todavía no has reci-bido varias de mis cartas. Espero que mientras tanto hayan llegado; almenos la que te escribí al notificarme la muerte de nuestra querida madre.En ella te decía que se me dio permiso para celebrar aquí la Santa Misapor ella y que el P. Otto aplicará diez misas por su eterno descanso.

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Como así ocurrió con la anterior, la longitud de la cartadel P. Engelmar, que en esta ocasión publicamos, nos obliga ahacer que la introducción a la misma sea más breve. Es lasexta que ha llegado hasta nosotros, de las escritas en 1943.En esta carta P. Engelmar, al no haber tenido respuesta a sucorrespondencia anterior, vuelve a repetir prácticamente casitodos los asuntos que ya había tratado en las anteriores car-tas. Parece que no escribía las cartas de un tirón, pues al finalde la misma comunica a su hermana que ya llegó la carta queestaba esperando, lo que prácticamente hace innecesario loescrito en esta carta; sin embargo, la envía tal cual.

P. EngelmarP. EngelmarP. Engelmar

Cartas desde la prisión 34

Los paquetes que tanto tú como el P. Otto me habéis enviado,los he venido recibiendo regularmente. Por favor, da las gracias a lagente en mi nombre; especialmente a la familia Schlölg, por sus inesti-mables presentes, en el caso de que aún no lo hayas hecho. Sin embar-go, me gustaría rogarte de nuevo que no sigas haciendo más sacrificiospor mí, pues realmente ya no es necesario. Además, probablementeahora a ti te será más difícil conseguir el pan de cada día.

Me interesaría realmente saber cuál es la situación legal denuestro caserío (casa y granja) y si vas a seguir viviendo en él en unfuturo próximo. ¿Qué pasará con mis pertenencias si tú dejas de vivir enél? Quizá sería bueno enviar, al menos una parte de ellas al P. Otto,después de consultárselo.

Desafortunadamente yo sólo pude conseguir unos pedazos delas cartas, que estaban dentro del penúltimo paquete. Ésta es la razónpor la que no pude entender todo lo que me decías acerca de nuestrocaserío, de Franz Waldes, sus familiares, tus cartas y las mías, etc.

Muchas gracias por los recuerdos de Bieberle y de los vecinos ypor la hermosa carta de pésame que el P. Riedel me envió con motivo dela muerte de nuestra querida madre.

¿No tienes ninguna noticia de Walter desde entonces? No quie-ro seguir siendo curioso y meterte en apuros; pero, por favor, escríbe-me cualquier cosa que consideres importante y que esté autorizado1.

Gracias a Dios, me encuentro todavía en buena forma; y tampo-co puedo quejarme del trabajo. Escribí a Friedrich Hock y a K. Pampusch,que se encuentran en el frente; pero sólo he recibido contestación deHock, y de eso hace ya algún tiempo. Me imagino que los otros familia-res están todavía bastante bien. Te escribí que no había necesidad deque me mandaras dinero ni para Marzo ni para Abril. Si ya has enviado


1. El P. Engelmar, volviendo de nuevo a utilizar su seudónimo Walter, pregunta con extremadapreocupación acerca de la carta, que por mediación de alguien, había conseguido sacar ile-galmente del Campo.


el dinero para Marzo, aquí todavía no me ha llegado noticia de ello. Porlo tanto, durante un mes, puedes dejar de hacerlo. Por supuesto, meimagino que el P. Otto te esté mandando el dinero regularmente. Si ellote causara inconvenientes o dificultades y, si por el asunto del dinero opor cualquier otra razón debo escribir al P. Otto o a cualquier otro,házmelo saber, por favor.

Sí, yo espero lleno de confianza, que nuestra querida madre estéahora en el cielo y nos ayudará de nuevo también desde allí a conseguirestar en esa que es nuestra verdadera casa. Dado que, justo ahora,acabo de recibir tu carta del 30 de Marzo, en la que me aclaras todas misdudas, una buena parte de esta carta queda obsoleta y se vuelve inne-cesaria. Ahora me siento feliz que mi correo, a pesar de todo, ha llegadoa su destino. Por favor, ten en cuenta las nuevas regulaciones que pue-des ver abajo y hazme saber si piensas trasladarte a Pohler, por el asun-to del cambio de dirección. ¿Qué es lo que piensa el P. Otto en relacióna mis pertenencias? No necesitas enviar dinero hasta Mayo. Me imaginoque tu paquete del día 29 llegará en los próximos días.

Ahora también me siento feliz, porque mis compatriotas entien-den mejor la situación de Walter, especialmente dado que en otros luga-res sus camaradas son tratados como héroes. Quiera Dios conceder-nos que cada vez más gente encuentre el camino de la verdaderafelicidad, en medio de este tiempo tan turbulento. También he recibidohoy una carta de Karl Pampusch en Francia y dos maravillosas posta-les de Lourdes, en las que leo con admiración y gran alegría, que él esahora un cristiano convencido y leal. Espero que así sea también suhermana. ¡Con qué alegría ofrecería mi vida, si yo pudiera salvar, almenos, a algunos!

Sinceramente tuyo,

Hubert

No está permitido enviar cartas y paquetes certificados.

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Ruega por ella y por su hija

He rezado al P. Engelmar los nueve días de la novena y luego, otra vez, la volvía rezar y recibí los favores que pedía. Le doy las gracias al P. Engelmar. Mi hija y yonos sentimos mejor.

E. M.

Reza por su yerno en paro

Debido a una reducción de plantilla mi yerno perdió su empleo. Después de pasartodo un verano, sin suerte alguna a la hora de encontrar otro empleo, comencé a rezarla novena al P. Engelmar. A primeros de Octubre tuvo una entrevista de trabajo, le ofre-cieron un empleo y aceptó. ¡Qué sentimiento tan maravilloso saber que el P. Engelmarescuchó mis plegarias! Quiera Dios que este buen hombre sea declarado santo un día.

J. M. B.

Reza por su hijo adicto a la bebida

Mi hijo era un bebedor empedernido. Yo no dejaba de rezar por él. Hace un añoempecé una novena al P. Engelmar, pidiéndole que intercediera por mi hijo. Mi hijodejó de beber hace seis meses. Sigo rezando la novena en acción de gracias y paraque sea fuerte y no vuelva a recaer. Debido a su adicción a la bebida, hemos sufridomucho en la familia.

A. W.

Un anciano admirable

Durante años he venido rezando novenas al P. Engelmar, siempre con resultadossatisfactorios. Gracias a la primera novena que hice, conseguí los medios para poderhacer algunas reparaciones en mi casa. Como resultado de la segunda novena, mi hijadiscapacitada recibió una subvención económica. La tercera novena que recé fue tam-bién por mi hija discapacitada, que tuvo que someterse a una operación de cáncer demama y los resultados no pudieron ser mejores. Ahora estoy haciendo de nuevo lanovena para que mi cáncer de pulmón tenga cura. Soy un viudo de 83 años y no dejode pedir para que mi hija quede bien atendida, cuando me llegue la hora de reunir-me con mi esposa en el cielo.

E. E.

Reza por presos inocentes

Hace ya muchos años que recibí la novena en honor del P. Engelmar. Durante añosla he venido rezando por todos aquellos, que siendo inocentes, se encuentran encarce-lados. He sabido de un hombre que ha estado en prisión durante 18 años, acusado deuna violación que no había cometido. Soy feliz al decir que ha conseguido la libertad.Estoy segura que mis oraciones algo han tenido que ver en todo ello.

D. B.

Causa del P. Engelmar:FFaavvoorreess yy tteessttiimmoonniiooss


Reza por un desempleado

Antes de Navidad me enteré que un mecánico de la población había sido despe-dido de su empleo. Como sólo oí su versión del caso, no puedo juzgar si tal despidofue procedente o improcedente. Lo único de lo que yo no tenía duda alguna es queeste matrimonio tiene cinco hijos pequeños (dos de ellos diagnosticados con M.S.);faltaban pocos días para Navidad y su papá estaba en el paro. Empecé una novena alP. Engelmar y otra a Santa Teresita. No recibí ninguna rosa, pero mi novena al P.Engelmar la finalicé el mismo día de Navidad. Y esta misma circunstancia me llenó deconfianza. Hablé con el hombre una semana después. Me dijo que había encontradotrabajo como mecánico a tan solo 20 millas de casa. Todavía se enfada al recordarcómo fue despedido del anterior empleo, pero también me dijo que él cree que algúndía verá algo de sentido en todo lo que le ha pasado. Doy gracias a Dios y a todos losque ayudaron a esta familia.

D.O.

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De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que conla publicación de estos favores y testimonios en nada se pretende prevenirel juicio de la Autoridad Eclesiástica.

Aquellas personas que crean haber recibido alguna gracia o favor por laintercesión del Siervo de Dios, P. Engelmar H. Unzeitig CMM, se ruega locomuniquen a la dirección de esta revista.

Todas las personas interesadas en recibir la vida, la novena o la estampa delSiervo de Dios, P. Engelmar H. Unzeitig CMM, lo pueden solicitar con todaconfianza a la dirección de esta revista.

Se agradecen los donativos que, para sufragar los gastos de la Causa deBeatificación del P. Engelmar, nos podáis hacer llegar, ya por giro, cheque opor transferencia bancaria. Indicad con claridad que la finalidad del donati-vo es la Causa del P. Engelmar.

PRECESDios, Padre Bueno, te pedimos:

Que el amor del P. Engelmarhacia Ti nos anime a hacermás religiosa nuestra vida;

Que su celo misionero mantengavivo en nosotros el afán apostólico;

Que su entrega a los demás,en especial a los más necesitados,

nos sirva de ejemplo;Que su paciencia en la adversidad

nos conforte en la hora de la prueba;Que el sacrificio de su juventud

estimule a los jóvenes a respondercon generosidad a la vocación.

ORACIÓNOh Dios, tú quisiste que el P.

Engelmar fuera misionero en un campode concentración. Lleno de amor por Tiy por los prisioneros con los que convi-vía, se entregó de manera especial alservicio de los enfermos y de los mori-bundos. Haz que sigamos su ejemplode caridad; ayúdanos en nuestras nece-sidades por la intercesión de tu siervoEngelmar y concédenos ver glorificadosu nombre en medio de tu Iglesia. PorJesucristo Nuestro Señor. Amén.

Estando para terminar la SegundaGuerra Mundial, moría en el Campo deConcentración de Dachau (Alemania),a la edad de 34 años, el joven sacerdotey misionero de Mariannhill, P. EngelmarHubert Unzeitig CMM.

Allí había llegado a mediados de1941 como prisionero y, durante los casicuatro años que estuvo confinado, nodejó por ello de ser misionero. Era porfuera un habitante más de aquella ciu-dad de muerte identificado con el nú-mero 26.147; pero por dentro guardaba aun fiel religioso, a un celoso sacerdote,a un valiente misionero y a todo ungigante de la caridad cristiana.

El testimonio de su vida y de su ora-ción, su afabilidad y paciencia, la fide-lidad a su consagración religiosa, suprudencia al hablar y su sabiduría alcallar, su generosidad a la hora de com-partir lo que tenía y su coraje paramendigar en favor de los más necesita-dos, dieron una eficacia insospechada asu presencia en el Campo.

Terminó sus días en coherencia conla que había sido la tónica de su exis-tencia, ofreciéndose voluntario paraatender a los enfermos, víctimas de unaepidemia de tifus. En pocas semanas

contrajo él la enfermedad y, amane-ciendo el 2 de marzo de 1945, moría detifus el que había ayudado a tantos mo-ribundos a bien morir.

Salió de este mundo como habíavivido en él: Con el corazón en la mano.Le llamaban el Ángel de Dachau, porqueasí se comportó en medio de aquelinfierno. Había dejado escrito: “El amormultiplica las fuerzas, inventa cosas, da li-bertad interior y alegría… El bien es inmor-tal y la victoria debe ser de Dios”.

El P. Engelmar había nacido el 1 demarzo de 1911 en Greifendorf, hoyRepública Checa. Queriendo ser misio-nero, ingresó en 1934 en el noviciadode Mariannhill en Holanda. Después derealizar los estudios de filosofía y teolo-gía en Würzburg (Alemania), fue orde-nado sacerdote el 6 de agosto de 1939.Sus cenizas, que salieron providencial-mente del Campo, reposan en la iglesiade Mariannhill en Würzburg. Desde el26 de julio de 1991 está abierta su causade beatificación.

Aquellas personas que deseen másinformación sobre la vida de este Siervode Dios, o que crean haber recibidoalguna gracia por su intercesión, puedenescribir a la dirección de esta revista.


Siervo de Dios

P. Engelmar H. Unzeitig CMM(1911-1945)

Misionero de Mariannhillmuerto en el Campo de Concentración de Dachau

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No puede ocultarseuna lámpara tan brillante

“Nada hay más frío que un cristiano que no se preocupe de la salvación de los demás...

No digas: ‘No puedo influir en los demás’, pues si eres cristiano de verdad es imposible que no lo puedas hacer...

Es más fácil que el sol no luzca, ni caliente,que no que deje de dar luz un cristiano; más fácil que esto sería que la luz fuese tinieblas...

No puede ocultarse la luz de los cristianos, no puede ocultarse una lámpara tan brillante”.*

SAN JUAN CRISÓSTOMO

* De las homilías de San Juan Crisóstomo, obispo, sobre el libro de los Hechos delos Apóstoles (Homilía 20, 4: PG 60, 162-164).


Tenía casi 55 años, cuando el enton-ces Prior del Monasterio de Maria Sternen Bosnia, P. Francisco Pfanner, se ofre-ció voluntario para fundar una Trapa enÁfrica del Sur: “Si nadie va, iré yo”.

En la Colina de María y de Ana, conun reducido grupo de monjes que lesiguió, fundó la Trapa de Mariannhill el26 de diciembre de 1882. De ella llegóa ser su primer Abad y desde ella dirigióla fundación de 28 misiones filiales enel tiempo récord de veinte años.

Guiado por la máxima benedictina:Ora et labora, con los casi 300 monjesque la Abadía llegó a tener y con laayuda inestimable de las Hermanas Mi-sioneras de la Preciosa Sangre, por élfundadas, el Abad Francisco trabajó sindescanso para hacer realidad su sueñoevangelizador, que queda sintetizado enel lema: Mejores campos, mejores casas,mejores corazones.

En medio de tanta actividad misio-nera, el Abad Francisco confió siempreen la Providencia de Dios. Convencidodel valor sin precio de la Preciosa Sangrede Cristo y movido por el EspírituSanto, supo unir contemplación y acti-vidad. Aceptó la voluntad de Dios en su

vida, manifestada en no pocas incom-prensiones y enfermedades y, ponien-do la mano en el arado, perseveró hastael final. Puso todas sus misiones bajo laprotección de la Virgen María.

En la madrugada del 24 de mayo de1909, relevado de todos sus cargos, mo-ría en la pequeña misión de Emaús. Ha-bía dejado escrito: “Fíjate en el cielo y alé-grate. Alégrate porque estarás delante deDios y le verás. Luchemos y suframos conalegría, coraje y perseverancia hasta el fin”.

El Abad Francisco había nacido el 21de septiembre de 1825 en Langen (Aus-tria). Siendo universitario sintió la llama-da de Dios al sacerdocio. El 28 de julio de1850 es ordenado sacerdote. Después detrabajar como párroco y capellán de reli-giosas, ingresó el 9 de septiembre de 1863en la Trapa de Maria Wald (Alemania). El21 de junio de 1869 fundó en Bosnia laTrapa de Maria Stern. Su causa de beatifi-cación, iniciada el 9 de marzo de 1964, seha reabierto recientemente.

Aquellas personas que deseen másinformación sobre la vida de este Siervode Dios, o que crean haber recibido algu-na gracia por su intercesión, puedenescribir a la dirección de esta revista.

Siervo de Dios

Abad Francisco Pfanner(1825-1909)

Fundador de la Trapa de Mariannhillen Sudáfrica

En nuestro empeño por ir dando a conocer la rica per-sonalidad del que fuera el Fundador de Mariannhill, elSiervo de Dios Abad Francisco Pfanner, hemos creídooportuno ir resaltando su carisma misionero, que tiene,en su riqueza, muchas virtualidades. A tal fin venimosaprovechando esta sección de Familia Mariannhill con elfin de ir publicando una serie de estudios sobre dichocarisma misionero. Ya presentamos el elenco de dichosestudios en la primera entrega de esta serie. Hasta elmomento ya hemos publicado tres estudios completos.Con esta entrega finalizamos la publicación del cuartode los mencionados estudios.

Este cuarto estudio, realizado por el P. BernardPagitsch CMM, versa sobre El Abad Francisco y el trabajo.

del Abad Francisco

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IV. EL ABAD FRANCISCO Y EL TRABAJO (y 4)

EL REALISTA FRANCISCO PFANNER Y EL TRABAJO (Continuación)

El Abad Francisco nunca pretendió reservar el producto del trabajode los monjes para el bienestar de la propia comunidad. Con las ganan-cias del mismo proveía las necesidades de sus monjes y a la vez inver-tía en proyectos de ayuda práctica para el bien de los más pobres y des-favorecidos. Son sus propias palabras: “Todos estos ahorros los pode-mos emplear para el bien de los niños y huérfanos, que acogemos, conel fin de enseñarles y educarles. Así podemos proporcionar a estosniños pobres una educación gratuita, incluso aunque el Gobierno nonos dé ninguna ayuda ni subvención”.

Habiéndolo mamado desde pequeño y enseñado por su propiaexperiencia personal, el Abad Francisco no se cansa de recordar laimportancia de que los africanos experimenten personalmente – en supropia carne – la utilidad y todas las ventajas que conlleva el trabajo asi-duo. Al ver el fruto de su trabajo, el africano reconocerá el valor que tie-nen sus tierras, las ventajas de haber aprendido un oficio o la utilidadde haber recibido una formación técnica. Escribe, al respecto, el AbadFrancisco: “En una palabra, el africano debe poder palpar con sus pro-pias manos la bendición que supone la civilización y el cristianismo,pues, en caso contrario nunca llegará a aceptarlos”.

Lo que el Abad Francisco y sus monjes lograron en el Natal, al inte-grar el trabajo manual como un elemento clave de sus desvelos evange-lizadores y misioneros, fue elogiado y reconocido hasta por la mismaprensa escrita. En el rotativo “The Natal Mercury” uno de sus periodis-tas escribió: “El principio que los Trapenses quieren inculcar en los afri-canos es el valor del trabajo... Si los Trapenses tienen éxito en este empe-ño, todo el elogio que se les pueda hacer, se quedará corto y será poco”.

Se podrían citar aquí muchos otros artículos, publicados en el“Natal Mercury” y en el “Natal Advertiser”, donde se recogen los elo-gios que realizan a los increíbles logros alcanzados por los monjes tra-penses del Abad Francisco. Los éxitos que obtuvieron en la formaciónprofesional, escolar y espiritual de los africanos, sencillamente no tení-an parangón en la historia del Natal.

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Trabajar y enseñar a trabajar.© CMM-GENERALATO


CONCLUSIÓN

Es pertinente que nos hagamos ahora las siguientes preguntas:¿Qué nos dicen estas reflexiones y textos citados sobre la personalidaddel Abad Francisco? ¿Nos ayudan a descubrir en él nuevos rasgos carac-terísticos? ¿Qué podemos aprender de todo ello en relación a su caris-ma misionero?

Una mirada superficial sobre el estudio realizado nos podría llevarfácilmente a la conclusión de que el Abad Francisco hubiera sido muyduro con su gente, exigiéndoles demasiado. ¿Es correcta esta conclu-sión? A mi entender y sinceramente creo que no. Para entender y juz-gar correctamente la cuestión, es preciso tener en cuenta lo que ya dijey cité en el primer apartado de este estudio sobre “La personalidad deFrancisco Pfanner y el trabajo”. El Abad Francisco ha trabajado muchoy duramente desde su infancia hasta su ancianidad. También esperabade sus monjes una entrega total. No buscaba con ello ni la fama ni eléxito; su constante preocupación era hacer todo lo posible por exten-der el Reino de Dios en la tierra. Esto lo testimonian clara e inequívoca-mente sus escritos y sermones. Él fue un misionero de cuerpo y alma.

Pero en cuanto a la cuestión del trabajo, ¿no habrá exagerado endemasía, pidiendo y esperando de sus monjes esfuerzo sobrehumanos?Nos responde a la pregunta el mismo Abad Francisco: “También el tra-bajo corporal puede tener, evidentemente, sus desventajas. Todo ha deser hecho con moderación. Aconseja San Benito: ‘Mensurate’. Cabal-gando demasiado puede uno llegar a matar al caballo”.

El Abad Francisco era lo suficientemente prudente para ver que nose pueden pedir de continuo esfuerzos sobrehumanos. Pero también esverdad que, con frecuencia, utilizaba un lenguaje duro cuando obser-vaba que alguno, por comodidad, no quería trabajar. Para él era unacuestión de conciencia el que cada uno colaborase según sus capaci-dad y en la medida de sus fuerzas. Esto no era pedir demasiado.

El Abad Francisco esperaba mucho de sus colaboradores, pero nuncaexigía de los otros lo que no hacía él mismo. Siempre y en todo iba pordelante con su propio ejemplo.

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(Continúa del número anterior)

De cualquier forma, justo dos semanas después, el profesor Dr. ArnoldWolf, el hombre encargado de la construcción de las torres de la catedralde Colonia, cayó en la cuenta del hecho, al repasar los libros de contabi-lidad. Se encontró con la lista de los nombres de los bienhechores y lascantidades donadas, que el joven Wendelin Pfanner había traído a Coloniaen 1849. El Dr. Arnold Wolf dio una posible explicación del hecho. Amediados de los años 1800 las regiones del Vorarlberg y SudTirol mante-nían relaciones de gran amistad con Alemania y, dado que lo que hoy endía es el símbolo de Colonia estaba entonces sin terminar, les surgióespontáneo su deseo de querer contribuir a su terminación. Podemos porlo tanto afirmar que, de hecho, el Abad Francisco Pfanner, en cuantomiembro inscrito y contribuyente de la Sociedad de Brixen para la cons-trucción de la catedral de Colonia, ayudó a financiar las torres campanariosde la catedral de Colonia, al igual que el Kaiser alemán en Berlín.

Por cierto, hubo otro misionero de Mariannhill, que también coope-ró, junto con Wendelin Pfanner, en la construcción de las torres campa-narios de la catedral de Colonia. Nos estamos refiriendo al Hno. MartinHeinlein (1855-1926), que nació en Ottelmannshausen (Grabfeldgan /Baja Franconia). Era cantero de profesión. Había aprendido el oficio desu padre. “Después de tres años como aprendiz – escribe en sus memo-rias – marché de casa y, entre otras cosas, trabajé durante dos años en lastorres campanarios de la catedral de Colonia. Fue entonces cuando real-mente vine a ser, por así decir, un maestro cantero de verdad”.

Las dos elegantes torres catedralicias fueron completadas entre 1842y 1880 y, como ya se ha dicho, fueron mayormente financiadas por elKaiser alemán. Con lo dicho ya hemos contado suficiente acerca de losdos monjes de Mariannhill, que contribuyeron directa o indirectamen-te, a la construcción de las torres campanarios de la catedral de Colonia.

Si el Abad Francisco y el Hno. Martin volvieran a Colonia hoy, ¿reco-nocerían aún la ciudad que ellos conocían tan bien? Con toda seguridadellos nos podrían hablar de su catedral, pero del resto de la ciudad lotendrían más difícil. Es verdad que el Abad Francisco, durante su vida,visitó con frecuencia la ciudad de Colonia. Sus mejores amigos y bienhe-chores vivían allí y en la vecina ciudad de Neuss. Pero desde la Segunda

Causa del Abad Francisco:IInnffoorrmmaacciioonneess yy tteessttiimmoonniiooss


Guerra Mundial, y especialmente debido a los muchos e intensos bom-bardeos durante la misma, solamente unas cuantas calles y edificios dela ciudad antigua han permanecido como fueron entonces. La casa deMariannhill en el nº 8 de la calle Branderburger fue también completa-mente destruida. La catedral es el único edificio de la ciudad vieja quesigue en pie. Y el Rhin, cuyas aguas siguen fluyendo por el mismo cauce.

Seguro que los jóvenes del mundo, que hace ahora más de un año,se reunieron en Colonia, junto al entonces nuevo Papa, pudieron intuiralgo de aquel sello que identifica a la ciudad; ese espíritu que se ha idocon los días, pero que hizo que la ciudad se ganara el orgulloso nom-bre de Colonia Santa.

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PRECESDios, Padre Bueno, te pedimos:

Que todos los pueblos te conozcany en tu Hijo Jesucristo se salven;

Que todos aquellos a los que Tú llamasa ser misioneros, respondan

con generosidad;Que ayudes a todos nuestros

misioneros y misioneras;Que bendigas a nuestros familiares,

amigos y bienhechores;Que recompenses con la vida eterna

a nuestros difuntos.

ORACIÓNOh Dios, que inflamaste el corazón

de tu siervo Francisco para la salvaciónde los hombres y le llamaste a ser após-tol de los pueblos africanos. Te rogamosque glorifiques a tu siervo Francisco ysuscites de entre tu santo pueblo hom-bres y mujeres, para renovar tu Reinoen la tierra y difundirlo más y más paratu mayor gloria.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén

De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que conla publicación de estos favores y testimonios en nada se pretende prevenirel juicio de la Autoridad Eclesiástica.

Aquellas personas que crean haber recibido alguna gracia o favor por laintercesión del Siervo de Dios, Abad Francisco Pfanner, se ruega lo comuni-quen a la dirección de esta revista.

Todas las personas interesadas en recibir la vida, la novena o la estampa delSiervo de Dios, Abad Francisco Pfanner, lo pueden solicitar con toda con-fianza a la dirección de esta revista.

Se agradecen los donativos que, para sufragar los gastos de la Causa deBeatificación del Abad Francisco, nos podáis hacer llegar, ya por giro, che-que o por transferencia bancaria. Indicad con claridad que la finalidad deldonativo es la Causa del Abad Francisco.


LA CARIDAD, ALMA DE LA MISIÓN

¡Queridos hermanos y hermanas!

1. La Jornada Misionera Mundial, que celebraremos, si Dios quiere, eldomingo 22 de octubre ofrece la oportunidad de reflexionar este añosobre el tema «La caridad, alma de la misión». La misión, si no estáorientada por la caridad, es decir, si no surge de un profundo acto deamor divino, corre el riesgo de reducirse a mera actividad filantrópi-ca y social. El amor que Dios tiene por cada persona constituye, dehecho, el corazón de la experiencia y del anuncio del Evangelio, ycuantos lo acogen se convierten a su vez en testigos. El amor de Diosque da vida al mundo es el amor que se nos ha entregado en Jesús,Palabra de salvación, imagen perfecta de la misericordia del Padrecelestial. El mensaje salvífico podría sintetizarse, por tanto, en las pala-bras del Evangelista Juan: «En esto se manifestó el amor que Dios nostiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamospor medio de él» (1 Juan 4, 9). El mandato de difundir el anuncio deeste amor fue confiado por Jesús a los apóstoles después de su resu-rrección y los apóstoles, trasformados interiormente el día dePentecostés por la potencia del Espíritu Santo, comenzaron a dar tes-timonio del Señor muerto y resucitado. Desde entonces, la Iglesiasigue esta misma misión, que constituye para todos los creyentes uncompromiso irrenunciable y permanente.

2. Toda comunidad cristiana está llamada, por tanto, a dar a conocerque Dios es Amor. En este misterio fundamental de nuestra fe quisedetenerme a reflexionar en la encíclica «Deus caritas est». Dios pene-tra con su amor toda la creación y la historia humana. El hombre, en

ClavesMisiónHOY

de la

XIX. MENSAJE DEL PAPA PARA EL DOMUND 2006


su origen, salió de las manosdel Creador como fruto de unainiciativa de amor. El pecadoofuscó después en él la impron-ta divina. Engañados por elmaligno, los primeros padresAdán y Eva abandonaron larelación de confianza con suSeñor, cediendo a la tentacióndel maligno, que introdujo enellos la sospecha de que Él eraun rival y quería limitarles sulibertad. De este modo, se pre-firieron a sí mismos en lugardel amor gratuito divino, per-suadidos de que de esta mane-ra estaban reafirmando su librealbedrío. Como consecuenciaacabaron perdiendo la felici-dad original y experimentaronla amargura de la tristeza delpecado y de la muerte. Dios,sin embargo, no les abandonóy les prometió a ellos y a sudescendencia la salvación, pre-anunciando el envío de su Hijounigénito, Jesús, que revelaría,en la plenitud de los tiempos,su amor de Padre, un amorcapaz de rescatar a toda criatu-ra humana de la esclavitud delmal y de la muerte. En Cristo,por tanto, se ha comunicado lavida inmortal, la misma vida dela Trinidad. Gracias a Cristo,buen Pastor, que no abandonaa la oveja perdida, se da laposibilidad a los hombres detodos los tiempos de entrar enla comunión con Dios, Padremisericordioso, dispuesto avolver a acoger en su casa al

hijo pródigo. Signo sorprenden-te de este amor es la Cruz. En sumuerte en la cruz, Cristo —como he escrito en la encíclica«Deus caritas est»— «se realizaese ponerse Dios contra símismo, al entregarse para darnueva vida al hombre y salvarlo:esto es amor en su forma másradical […]. Es allí, en la cruz,donde puede contemplarse estaverdad. Y a partir de allí se debedefinir ahora qué es el amor. Y,desde esa mirada, el cristianoencuentra la orientación de suvivir y de su amar» (n. 12).

3. En la vigilia de su pasión, Jesúsdejó como testamento a los dis-cípulos, reunidos en el Cenáculo

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FOTO: ARNOLD SCHMITT CMM


para celebrar la Pascua, el «man-damiento nuevo del amor–“mandatum novum”»: «Lo queos mando es que os améis losunos a los otros» (Juan 15, 17).El amor fraterno que el Señorpide a sus «amigos» tiene sumanantial en el amor paternode Dios. Observa el apóstolJuan: «todo el que ama hanacido de Dios y conoce aDios» (1 Juan 4, 7). Por tanto,para amar según Dios es nece-sario vivir en Él y de Él: es Diosla primera «casa» del hombre ysólo quien habita en Él ardecon un fuego de caridad divinacapaz de «incendiar» al mundo.¿No es esta la misión de laIglesia en todos los tiempos?Entonces no es difícil compren-der que la autentica solicitudmisionera, compromiso prima-rio de la comunidad eclesial,está unida a la fidelidad alamor divino, y esto vale paracada cristiano, para cada co-munidad local, para las Iglesiasparticulares y para todo elPueblo de Dios. Precisamente,de la conciencia de esta misióncomún recobra fuerzas lagenerosa disponibilidad de losdiscípulos de Cristo para reali-zar obras de promoción huma-na y espiritual que testimonian,como escribía el querido JuanPablo II en la Encíclica «Redemp-toris missio», «el alma de todala actividad misionera»: «elamor, que es y sigue siendo lafuerza de la misión, y es tam-

bién el único criterio según elcual todo debe hacerse y nohacerse, cambiarse y no cam-biarse. Es el principio que debedirigir toda acción y el fin alque debe tender. Actuandocon caridad o inspirados por lacaridad, nada es disconforme ytodo es bueno» (número 60).Ser misioneros significa amar aDios con todo nuestro ser,hasta dar, si es necesario, inclu-so la vida por El. ¡Cuántossacerdotes, religiosos, religio-sas y laicos, también en nues-tros días, han ofrecido el supre-mo testimonio de amor con elmartirio! Ser misioneros esatender, como el buen Samari-tano, las necesidades de todos,especialmente de los más pobres

FOTO: JOSÉ FRANCISCO FLORES ZAMBRANO CMM


y necesitados, porque quien ama con el corazón de Cristo no buscael propio interés, sino únicamente la gloria del Padre y el bien delprójimo. Este es el secreto de la fecundidad apostólica de la acciónmisionera, que supera las fronteras y las culturas, llega a los pueblosy se difunde hasta los confines extremos del mundo.

4. Queridos hermanos y hermanas, que la Jornada Misionera Mundial seauna oportunidad para comprender cada vez mejor que el testimoniodel amor, alma de la misión, concierne a todos. Servir al Evangelio nodebe considerarse como una aventura en solitario, sino como un com-promiso compartido de toda comunidad. Junto a los que están en pri-mera línea en las fronteras de la evangelización —y pienso con reco-nocimiento en los misioneros y las misioneras— muchos otros, niños,jóvenes y adultos, contribuyen con la oración y su cooperación endiversos modos a la difusión del Reino de Dios en la tierra. El deseo esque esta participación crezca cada vez más gracias a la contribuciónde todos. Aprovecho esta oportunidad para manifestar mi gratitud ala Congregación para la Evangelización de los Pueblos y a las ObrasMisionales Pontificias (OO.MM.PP.), que con entrega coordinan losesfuerzos desplegados en todas las partes del mundo en apoyo a laacción de cuantos se encuentran en primera fila en las fronteras de lamisión. Que la Virgen María, que con su presencia en la Cruz y su ora-ción en el Cenáculo colaboró activamente en los inicios de la misióneclesial, apoye su acción y ayude a los creyentes en Cristo a ser cadavez más capaces de auténtico amor, para que en un mundo espiritual-mente sediento se conviertan en manantial de agua viva. Presento miauspicio de corazón, mientras envío a todos mi Bendición.

Vaticano, 29 de abril de 2006

BENEDICTUS PP. XVI

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Desde hace ya algunos años los Misioneros de Mariannhill enEuropa y América del Norte (USA/Canadá) venimos comprobandocómo apenas hay postulantes, que llamen a las puertas de nuestrascomunidades. Y simultáneamente en los lugares de misión dondetrabajamos nos vemos obligados a construir nuevas casas de forma-ción para poder acoger a los muchos postulantes, que llaman a laspuertas de las mismas.

Las casas formativas para los que van a llegar a ser los futurosMisioneros de Mariannhill, ya hermanos ya sacerdotes, son necesa-rias; pero como la calidad ha de primar sobre la cantidad, el gran retoal que ahora debemos enfrentarnos es ir preparando un nutrido plan-tel de formadores, hacer un cuidadoso discernimiento y selección entrelos candidatos, y ofrecer a los mismos una formación de calidad.

Seríamos unos insensatos si admitiéramos a todos los que lla-man a las puertas de nuestra Congregación y luego no tuviéramoslos medios necesarios para darles de comer, vestirles y proporcio-narles la formación teológica y profesional que los tiempos de hoyrequieren. Y estos medios y recursos escasean.

Os pedimos vuestra aportación en forma de becas de estudio odonativos para la formación. Pedimos porque en verdad necesitamosy porque la causa lo merece. Estamos seguros que esta petición nocaerá en vacío en todos los que, por un motivo u otro, os sentís cer-canos a Mariannhill y su obra. Sería una lástima que se perdiera unavocación para Mariannhill por falta de recursos económicos. ¡Qué Diosmismo sea la recompensa de vuestra generosidad!

The Dreamer


OPERACION BECAS DE ESTUDIOFO

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1. No tengas miedo. Dios nos quiere y está con nosotros.Jesucristo es el único Salvador. Los diosecillos del momento nohan de poder con Él.

2. Intenta consolidar tus convicciones. ¿Quién las ataca? ¿Con quéargumentos? ¿Con qué resultados? Jesús es verdad y es la Verdad,ayer, hoy y siempre. Contra Él no hay progresismo que valga.

3. No cedas terreno. No te acobardes. Prepárate para dar razo-nes y explicaciones de tu fe. Ten la seguridad de que nadiepuede presentar otra cosa mejor.


Ser misioneros, aquí y ahora

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: FE

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2005

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04. Descubre el valor de lo que has recibido. Conoce la gran-deza y la bondad de Dios. Cuentas con su perdón y sus pro-mesas de vida eterna. Tienes contigo a Jesús. Eres miembrode su Iglesia, con muchos pecadores, pero también conmuchos santos, hermanos y servidores de los pobres. ¿Hayquien dé más?

05. Reza más que antes. A solas. En casa. En los templos.Asegura por encima de todo la Misa de los domingos.

06. Honra con buenas obras tu nombre de cristiano. Nohagas daño a nadie ni de palabra ni de obra. Haz todo elbien que puedas. Por en ello el primer valor y la principalpreocupación de tu vida.

07. No te dejes engañar por las propagandas del momento quesiempre sirven a los intereses de los poderosos de este mundo.Jesús nos amó hasta el fin y nos dejó la verdad definitiva.

08. El fundamento de nuestra vida y de todo cuanto existe esel amor y la bondad de Dios. Confía en Él, déjate llevar porÉl. Responde a su amor con tu amor y tu obediencia. Vive felizcomo un hijo en casa de tu Padre, como Jesús, con Él y por Él.

09. Fortalece los vínculos con la Iglesia, con alguna lectura,con tus amistades, con la celebración del domingo. Que laIglesia sea como tu familia grande. Con el amor, la fidelidady la ternura de la Virgen María.

10. Vive con alegría tu relación de fe y amor con Jesús. Él tellama cada día. Es tu mejor tesoro. Por en Él tu corazón. Tratade conocerlo mejor. Ámale apasionadamente. Déjale ser elSalvador de tu vida. En Él tenemos la fuerza, la belleza y laalegría de la vida verdadera. *

Mons. Fernando Sebastián AguilarArzobispo de Pamplona

*Cfr. Boletín Oficial del Arzobispado de Pamplona, Nº. 148 (Septiembre 2005), pp. 1004-1005.



El carisma «Mariannhill», suscitado porel Espíritu Santo en la Iglesia a través delSiervo de Dios Abad Francisco Pfanner, estáconstituido por una espiritualidad y unamisión.

Nuestra espiritualidad tiene su centro enCristo Redentor, quien por nuestra consagra-ción religiosa ha venido a ser nuestro únicobien (pobreza), nuestro único amor (casti-dad) y nuestro único Señor (obediencia).Vivimos esta consagración en comunidad.Son notas características de nuestra espiritua-lidad la oración al Corazón de Cristo por la sal-vación de todos los hombres; la celebracióndiaria de la Eucaristía para que la Sangre deCristo siga lavando a la humanidad entera; yla devoción a María, Madre del Redentor yMadre de los redimidos. La fiesta de nuestraCongregación es el 2 de febrero, en que cele-bramos a María presentando a Jesús en elTemplo como Luz de las naciones. Patronos yProtectores de la Congregación son: SantaAna, San José, San Benito, San Francisco Javiery Santa Teresa del Niño Jesús.

Nuestra misión es un servicio a la misiónde la Iglesia y consiste en la evangelización delos pueblos que aún no creen en Cristo, pro-moviendo su liberación integral y la formaciónde las nuevas Iglesias locales. También formaparte de la misión de nuestra Congregaciónla animación misionera del Pueblo de Dios, lapromoción y formación de vocaciones misio-neras y el desarrollo de cauces para que elPueblo de Dios colabore en la misión univer-sal de la Iglesia con su oración, sacrificio ylimosna.

Mariannhill◆ Un Carisma

Eclesial


◆ Una CongregaciónMisionera

◆ Una FamiliaUniversal

Mariannhill es una Congregación reli-giosa y exclusivamente misionera, que

nació el 2 de febrero de 1909, al decretar el PapaSan Pío X la separación del Monasterio de

Mariannhill de la Orden Trapense.Nuestra Congregación (CMM) es

una comunidad internacional, integra-da por sacerdotes y hermanos.

Desarrollamos nuestra actividad mi-sionera en Sudáfrica, Zimbabwe, Zambia,Mozambique, Kenia, Bostwana y Papúa-

Nueva Guinea. También tenemos comunidades en Alemania,Austria, Suiza, Holanda, Italia, Polonia, Canadá, Estados Unidos

y España, que se dedican a la Animación misionera del Pueblode Dios y a la formación de jóvenes con vocación misionera.

Colaboramos estrechamente con las Hermanas de la Preciosa Sangre (CPS),fundadas por el Abad Francisco Pfanner.

Niños, jóvenes, familias, enfermos nos ayudan ennuestra tarea misionera y forman con nosotros y lasHermanas de la Preciosa Sangre la Familia Mariannhill.

Como familia no olvidamos a los que nos ayudan ypor ellos cada día rezamos en nuestras comunidades y seofrece una misa diaria en la Congregación.

Como familia no olvidamos a los que nos ayudaron:nuestros difuntos. También cada día por ellos rezamosen nuestras comunidades y por su descanso eterno se

ofrece una misa diaria en la Congregación.Como familia invitamos cordialmente a

otros a formar parte nuestra.


• Siendo sacerdote o hermanomisionero.

• Rezando y ofreciendo sacrificiospor las misiones y por vocacionesmisioneras.

• Ayudándonos a contactar conjóvenes que tengan inquietudesmisioneras.

• Suscribiéndote a la revista “FamiliaMariannhill” y dándola a conocer.

• Apoyando con tus donativos los proyectos de desarrollo yevangelización que llevan a cabonuestros misioneros.

• Enviándonos intenciones de misa.• Ofreciendo herencias y legados.• Comprometiéndote a un objetivo

concreto:

■ Beca Futuro Misionero (2.000 € al año)

■ Envío de 10 Kg. de ropa a nuestras misiones (42 €)

■ Adquisición de la Biografía de nuestro Fundador (12 €)

■ Adquisición del libro“La Cruz y sus caminos” (10 €)

FORMA DE AYUDATRANSFERENCIA: Cuenta corriente n.o 0030 8200 91 0865128273 Banco Español de Crédito(O. P.): C/. Toro, 21. 37082 Salamanca, a nombre de Misioneros de Mariannhill.

GIRO POSTAL: Misioneros de Mariannhill / Avda de León, 236/24196 Carbajal de la Legua (León)

Nombre y Apellidos .....................................................................................................................................

Dirección ...........................................................................................................................................................

Código Postal y Población..........................................................................................................................

Provincia..............................................................................

Ven a formar parte de nuestra FamiliaVen a formar parte de nuestra Familia

FOTO: JOSÉ FRANCISCO FLORES ZAMBRANO CMM


N.o 30NUESTRA PÁGINA VOCACIONAL

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“Por el bautismo estamosllamados a amargenerosamente a Dios y a colaborar en la misiónde la Iglesia”.

(Const. CMM, 201)

El día feliz de nuestro Bautismo recibimos de Dios una vocaciónradical: ser cristianos. En virtud de la misma, con independencia dela llamada específica que Dios luego nos haga en la Iglesia, todoslos que hemos sido bautizados estamos llamados a ser santos: amargenerosamente a Dios y a ser misioneros: colaborar en la misión de la Iglesia.Este es el sueño vocacional de Dios para todos los bautizados. Esoes lo que dice el texto de nuestras Constituciones arriba citado.

En la foto, uno al lado del otro, posan el Frt. Dominic y unjoven cristiano de las misiones de Mariannhill en Lae (Papúa-Nueva Guinea). El uno religioso misionero de Mariannhill, prepa-rándose para ser sacerdote, y el otro aspirando a formar un hogarcristiano, casándose con la chica de la que está enamorado.

Ambos son cristianos y, desde el día de su bautismo, ambosestán llamados a ser santos y misioneros.

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La caridad de Cristonos apremia

www.mar iannhi l l .org

“Se te impone, pues, de una vez por todas,un breve precepto: ama y haz lo que quieras;si te callas, calla por amor; si hablas, hazlopor amor; si corriges, corrige, por amor; si perdonas, perdona por amor. Esté en ti la raíz del amor, puesto que de esaraíz no puede proceder sino el bien”.

SAN AGUSTÍN

La caridad de Cristonos apremia

DOMUND 2006

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Septiembre-Octubre • Año • 2006/5 N.O 134 · Semblanza del P. Engelmar ..... 19 No puede ocultarse una lámpara tan brillante ... Avda. de León, 236. E-24196 Carbajal de la