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Sexto Número Revista Ultra Trail

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Sexto Número de la Revista Ultra Trail, la unica revista digital dedicada al trail running y ultramaratones en Colombia y Venezuela

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primeros pasos

la mision

jorge maravilla

ultra trail laguna de urao

www.revistaultratrail.com

en portadaTrail Running Usaquenfoto por Camila Navarro

el cruce columbia 2013

opiniones

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El año 2013 será un año que marcará la diferen-cia del trail running en Colombia y Venezuela. En el equipo Ultra Trail estamos convencidos de que marcará un antes y un después en

nuestra comunidad de corredores, pues hemos venido viendo la evolución en este último año y es algo que nos llena de satisfacción.

Uno de los motivos, es el hecho de que apenas comen-zando el año ya están anunciadas en Colombia casi el doble de carreras de montaña de las realizadas el año pasado. Y pueden dar por sentado que nosotros los acompañaremos en cada kilómetro, para capturar esa sonrisa, el esfuerzo de un largo camino recorrido y tam-bién para darles aliento.

Nuestro equipo se caracteriza por valorar el compromi-so y la dedicación tanto del corredor que llega de primer lugar, como de aquel que llega de último, siempre esta-mos ahí para ustedes y para darles como recompensa una gran foto en la meta.

El propósito para este año es ofrecerles mayor cobertu-ra, no solo acompañarlos durante las carreras, sino tam-

bién impulsar y mejorar el contacto a través de nuestra presencia en redes sociales, y mantenernos en sintonía antes, durante y después de las carreras. Tendremos desde excelentes concursos, hasta consejos que pueden ser útiles para mejorar el desempeño y vídeos inspira-dores.

Ya tenemos todo preparado para la gran sorpresa que les daremos el 13 de julio, estamos seguros que ninguno querrá perdérselo porque será una experiencia increíble. Un evento con un nuevo ambiente en una modalidad innovadora!

Así mismo, seguiremos trabajando con el corazón para la comunidad Ultra Trail, creando alianzas que permitan seguir creciendo y mejorando para ustedes. Solo me queda decirles que disfruten la primera carrera del año y se preparen para todo lo bueno que viene.

Eva Villarroeleditora invitada

Editorial

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ULTRATRAILdirector

Andres Beltrán @beltrandres

redacciónEva Villarroel @evavillarroel

fotografíaCamila Navarro @caminamon

Laura Duarte @LauraViduGuillermo Mondelli @Memo287

Eva Villarroel @evavillarroelMaria Fernanda Navarro

Diástole y SístoleIlustración Deportiva

asesoría legalCarlos Navarro

diseño gráfico y webAndrés Beltrán @beltrandres

corresponsales en venezuelaCorina Mora @mc_cori

Andrés Rondón @aj_rondonAndres Monsalve @amonsalveg

Jose Damas @resortedamas

colaboradoresSergio Boccitto @sboccitto

Carlos Beltrán @negrobeltranAndres Urdaneta @a_u06

Alejandro Hidalgo @alejohzFrancis Pardo @RunFrancisRun

Michael Hurtado @michaelhurtado1Ilych Irausquin @ilychacal

Elias RiveroAna Milena Trujillo

Jorge Maravilla @maukarunningDiana Antunez

German Briceño, Southern NetworkJavier Brin, Revista Vida Extrema

Brett Rivers, San Franciso Running Company

Revista Ultra Trail es una revista bimestral de circulación internacional (Colombia y Venezuela). Se reservan todos los derechos sobre el uso de la misma y del contenido que se presenta a través de sus páginas. El mismo no representa necesariamente la posición de la Dirección Editorial.El responsable de los conceptos expuestos en cada artículo es la persona que los emite.

Revista Ultra Trail forma parte de Southern Communications & Media

staff

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U L T R AT R A I LL A G U N AD E U R A O

por Ana Milena Trujillo

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Mi carrera comenzó desde el mismo momento en el que Zerpa me comentó que quería hacer una car-rera en Lagunillas, Estado Mérida, en ese momento supe que la correría.

Conocí a Jesús Zerpa cuando fuimos a correr uno de los ultramaratones más famosos de España, la Transvulcania en la Isla de la Pal-ma, desde ese momento se convirtió en una especie de ídolo para mi, como no va a serlo? Un Atleta destacado tanto nacional como in-ternacionalmente por sus logros deportivos y a la vez tan supremamente humilde, sin duda, es la admiración de muchos. Así que si Zerpa iba a organizar una carrera, yo estará allí.

Luego de una lesión que me impidió compe-tir en La Calera, me dediqué a prepararme para correr algún otro Ultra, y fué cuando me enteré del Ultra Trail Laguna de Urao a re-alizarse el 2 de Febrero, cuya distancia sería de 55K y con un desnivel positivo de más de 3.500 msnm, fue así cuando comenzó mi pre-paración para esta dura prueba.

Y así pasó octubre, pasó noviembre, diciem-bre, llegó enero, cada vez faltaba menos.

¡Boom!, llegó el día de partir a Mérida. Luego de un largo trayecto desde Caracas junto a el también corredor y super amigo Elias Rivero, Daniel Betancourt (la iguana) y mi novio Ri-cardo Sanguino, que esta vez no iba a correr llegamos a Lagunillas. Nuestras prioridades eran retirar el material, comer, preparar las cosas y dormir. Eran cerca de las 7pm, luego de registrarnos en la posada nos dirigimos al lugar de concentración de la organización, ahí entre tantos corredores conocidos y no conocidos, ya se sentía un poco el furor de la carrera.

Una rica y bien planeada cena dada por la organización fue la invitación para retirarse a las camas y descansar, ya todo estaba listo y cada vez faltaba menos para dar la largada de los 55K del Urao.

2 am, suena el despertador, 15 minutos más por favor.

2:15am: ahora si, desayunar y vestirme, cargar agua en un termo y en el otro Papelón, (un power gel natural), VÁMONOS. Y fue así como después de tanto entrenar estábamos reuni-dos finalmente en el lugar de salida alrededor de 100 personas, un buen número para un deporte que está naciendo en nuestro país.

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Nunca falta una foto por aquí, otra por allá, y es que hay que aprovechar estos momentos.

5 minutos para la salida, 3 minutos para la salida, 1 minuto...

Y fue así como dejé de ver a los punteros, la carrera comenzó con alrededor de 5 km de asfalto y luego entrábamos a una subida de tierra, seguida por una bajada larga por esa misma vía, entrabas a un sendero, siempre encontrando gente, el sendero era plano y podía correrse, recuerdo me encuentro con una chica y me dice: “Pase adelante señorita” y pienso wow que cordial. Pocos metros más adelante escucho “¡Ana! volteo, pero por la oscuridad no logro distinguir a la persona, y pregunto ¿quien es? Agustin, (amigo corredor que conocí en mi primer ultra) me alegro de saber que había ido e inmediatamente le pre-gunto por Rudy, a quién también había cono-cido el mismo día (Agustín en las carreras es a Rudy como la crema es a la óreo, siempre corren juntos) “La acabas de pasar” me dijo, y pienso, claro quien más puede ser tan cordial.

Saliendo de ese sendero conseguías una bajada de asfalto que te llevaba al pueblo en donde estaba ubicado el PC1, era el km 11, ahí me esperaba Ricardo para darme ánimos. Sobre la mesa, un termo de agua, uno de pa-pelón y frutas, me apuré a cargar mis recipi-entes y continué.

Iba con muchos ánimos cuando me marché hacia el camino que me llevaba al PC2, eran casi las 5 y luego de una subida de asfalto se convertía en una carretera de tierra en donde nos desviábamos por sendero que poco a poco se volvía una empinada subida hacia el primer pico de la carrera a 1800msnm, había mucha neblina y era difícil ver si tenías gente adelante o atrás, creo que ese trayecto con la luz del día debe ser sin hermoso, al coronar el pico conseguías una bajada donde por fin el sol echó sus primeros rayos que me dieron la bienvenida al PC2, Km 24, donde también me esperaba Ricardo, también vi a mi amigo Manuel Ramirez, me dijo que se tomaría su tiempo así que no lo esperara.

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Cuando dejabas este punto encontrabas la larga, técnica y empinada subida que te lle-vaba al punto más alto de la carrera, recuerdo que comenzando el camino transitabas por un sendero que parecía ser de una finca, meencontré con 5 vacas bien cómodas y acos-tadas que ni se movían, tuve que volverme la mujer elástica para poder pasar sin interrum-pirles el sueño. Aunque bueno, si una vaca de esas me hubiese perseguido, seguro hubierabajado los tiempos. Poco a poco iba venciendo esta dura subida que de pronto dejo de ser un zigzag para ser una empinada recta.

En eso escuché un grito, “¡Cielo! ¿Como vienes? Esta de más decir quien me esperaba en el PC3 Km 33,5, en donde también vi caras conocidas que por lesiones no pudieron par-ticipar en esta carrera, como la durísima de Hilenia Andrade y Angélica Melendez, bro-meé con ellas, comí un par de naranjas y me apresuré a terminar la subida para comenzar la bajada que me llevaría al PC4, PC5 y poste-riormente a la meta.

Con la felicidad de haber “terminado” la parte más difícil de la carrera dí paso siguiente a

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gran descenso que se venía, comenzando por un zig-zag muy técnico, son mis favoritos, me dejé llevar y me dediqué a disfrutarlo ya que como nos había dicho Ilych a Elias y a mi, en la bajada encontrarán dos repechos, que no son nada pero pegan, la verdad y si soyhonesta no recuerdo cuando pasé por el PC4, porque los “dos repechos” que se convirtieron como en 356.876 repechos no me dejaban pensar en más nada, de pronto una voz cono-cida me llamó por mi nombre y al voltearme di cuenta que se trataba de Manuel, iba preguntando como me sentía y le comenté que bien pero con algunos inconvenientes en el estómago, me ofreció agua y seguimos por un rato juntos hasta que me dijo que iba a adelantarse y le avisaría a Ricardo que me sentía un poco mal, después de ese trayecto eterno finalmente di con el PC5, y más atrás venía Manuel. Se había perdido y había lle-gado a una granja, faltaban sólo 5k que esta vez si eran una bajada para llegar a la meta, me animé un poco y comencé a correr hasta que se incorporó Manuel junto a mi, dejamos la tierra y comenzamos el asfalto para entrar al pueblo escoltados por una moto que nos animaba a correr.

Finalmente después de 9 horas y 58 minutos logramos cruzar la meta que daba fin a esta dura prueba, muchas caras conocidas alegres de que habíamos llegado amenizaban el mo-mento.

En cuanto a la carrera todo el trabajo y el per-sonal de logística dispuesto desde la madru-gada y siempre sonrientes, la señalización, la premiación, la ruta y toda la organización que requiere un ultra merecen ser fuertementeaplaudidos.

Como siempre dedico esta nueva meta a mis padres, que son mi inspiración, y doy gracias a Jesus Zerpa y a todos los organizadores de ultras en Venezuela por creer y apoyar este deporte que está creciendo poco a poco.

Muy Agradecida con mi novio que apoyó cada km corrido y con mi entrenador Federico Pisani que forma parte importante de este nuevo logro.

No se pierdan la próxima edición del Ultra Trail Laguna de Urao 2014, una carrera de 55k que no tiene nada que envidiarle a 100K.

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E L C R U C E C O L U M B I A 2 0 1 3texto por Francis Pardo

fotografía por Francis Pardo y El Cruce Columbia

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E L C R U C E C O L U M B I A 2 0 1 3

“Yo no voy a morirme, Salgo ahora en este día lleno de volcanes hacia la multitud, hacia la vida”

Pablo Neruda

texto por Francis Pardofotografía por Francis Pardo y El Cruce Columbia

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Cuando tomé la decisión de cor-rer, en el segundo semestre del 2012, sabía que me enfrentaba a uno de los retos más grandes de mi vida. No sólo era afrontar un recorrido de 100 kilómetros;

no, la distancia ya no me asustaba tanto. Era cruzar la Cordillera de los Andes, de Chile a Argentina, con un par de kilos adicionales en los hombros, en tres etapas y sin un día de descanso entre ellas. El clima era un fac-tor sorpresa. Pero era ese gran reto el que me atraía. Era enfrentarme a tres volcanes con mis piernas para decirles “¡aquí estoy yo!”

Así que empezó la preparación. Tendría que someter mi cuerpo a correr largas distancias y que lo soportara durante tres días segui-dos. El trabajo de fuerza no podía faltar; sin conocer el recorrido y la altimetría, que no habían sido publicados, tenía que estar listo para cualquier cosa. Para mi suerte, vivir a 2600 m.s.n.m. y tener disponibles las mon-tañas alrededor de Bogotá me permitió hacerun entrenamiento que me dejó mucha confi-anza. Cuando terminé el ciclo de entrenami-ento no sólo me sentí muy bien físicamente sino que me sorprendí de lo lejos que he lle-gado en seis años como corredor. Fortalecer el cuerpo fortalece la mente y tener una mente fuerte nos hace atravesar muros.

Una vez en Pucón, en donde iniciaba la com-petencia, sentí el ambiente de carrera en el aire; corredores con algún logo de la carrera en su ropa y acentos de todas partes. Cuando llegué a la acreditación de carrera, me llevé una impresión de una organización dirigida y acertada. Primero, una mesa de información en donde me entregaron una lista de chequeo con todos los pasos que debía seguir: entregarel certificado médico, completar el pago de la inscripción, retirar la camiseta, el equipami-ento de carrera y el chip, y por último recibir la tarjeta que identifica a cada corredor al tomarle una foto. Con este último paso, fui a tomarme la foto oficial de carrera. El equi-pamiento de carrera fue justo y de excelente calidad: un plato de madera para los campa-mentos, un vaso térmico y un vaso para bebi-das, tres barras de proteína, bloqueador solar,

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ropa interior térmica y una camisa manga larga para la carrera. Todo lo necesario, nada que sobrara. En mi mente estaba el calor de ese día en Pucón, con una temperatura al-rededor de los 30 grados. Me preguntaba si ese sería el clima para toda la carrera.

Así nada más, ya era el medio día y aún me faltaba ir a mi hotel por mi habitación y dejar mis maletas para prepararme. Era necesario darme un baño; viajé en bus durante la no-che desde Santiago a Pucón. Luego preparé la maleta que la organización llevó a cada campamento, la maleta que me entregarían al finalizar la carrera y lo más importante: el morral de la carrera. Para esta carrera decidíusar un Ultimate Direction Peter Bakwin Sig-nature Series, con capacidad de 12 litros para carga y dos botellas que sumaban un litro. El morral lo probé en los largos entrenamien-tos a Patios, La Calera y Chingaza con toda la carga de carrera y la bebida hidratante, que sumaba en total dos kilos y medio. Final-mente, caminé por la espectacular ciudad de Pucón para almorzar y comprar algunascosas de último minuto para la carrera. En esa caminata por la ciudad pasé por un res-taurante y al ver adentro vi la mesa en donde estaban Francois D’Haene, Ohianna Kortázar, Anna Frost, Iker Karrera y Max King: los élite, los grandes.

El día terminó con la charla técnica en donde el director de carrera hizo las precisiones del caso. Habló de los tres recorridos. Habló de las altas temperaturas en la zona de carrera y de lo importante de la hidratación. En un gesto de la organización y por recomendación médica, se instalaron algunos puestos de hidratación en el recorrido. Los aplausos no se hicieron esperar. Cuando todas las explica-ciones terminaron, me disponía a salir del au-ditorio y vi a mi lado pasar a Anna Frost. Era el momento justo para pedirle una foto. No sólo logré una foto con ella sino también con Ohianna y Francois. Tres grandes del equipo Salomon. Las palabras de Ohianna se quedar-on en mi cabeza, una frase sencilla pero queme dio un gran empujón: “buena suerte maña-na”. En ese momento sólo quedaba comer algo nutritivo e ir a dormir.

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Al siguiente día, temprano, sonó la alarma. Me dí un baño rápido para despertar el cuerpo, comí algunas galletas, tomé un jugo de desa-yuno y partí en el bus hacia el sitio de lar-gada. Ahí estaba a mi lado, el Volcán Villarica. Su pico de nieve no dejó de impactarme. Ver de cerca a la montaña a la que me iba a en-frentar fue algo emocionante. Era mi momen-to de empezar aquello para lo que entrené. Lo que me llenó de ansiedad y emoción durante tanto tiempo. Después de algunas fotos, deuna espera que se hizo larga, y de desear su-erte a los amigos colombianos, SantiagoRodríguez, Nicolás Santos y Wilfredo Garzón, arrancó en forma para mi El CruceColumbia 2013.

Los primeros kilómetros me sentí un poco fuera de lugar. No me sentí mal, pero tal vez no encontré mi paso de carrera apropiado. El terreno ciertamente era extraño para mi: arena gruesa y piedras volcánicas sobre las cuales nunca he corrido. Pero de inmediato, la sensación de montaña me invitó a correr. Al cabo de tres kilómetros encontré mi paso ideal. Las piernas empezaron a responder como yo esperaba. El terreno extraño ya se

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hacía amigable. Las pisadas en las laderas me permitían deslizarme un poco de manera controlada. Cada pisada era agradable y hacía que el impacto sobre las piernas no se sintiera tan fuerte. Era un recorrido algo técnico, pero creo que rápidamente aprendí a negociarlo. Esto me hizo sentir que la elección de zapatos, unos Asics Gel Fuji Racer fue correcta. Pese a que en las laderas era fácil, en algunas secci-ones planas correr sobre la arena volcánicaera difícil.

Parecía que avanzaba muy poco, lo que su-mado a las altas temperaturas que ya se empezaban a sentir, hacía de estas secciones tramos poco agradables. Pero los paisajes increíbles ayudan a hacer deseable el estar allí. Avanzar lento y aguantar calor era un precio pequeño para poder disfrutar ese lugar. La arena volcánica y pequeñas piedras tenían una pequeña trampa: lentamente entraron amis zapatos y empezaron a castigar la planta de mis pies.

Después de estar varios kilómetros entre pie-dras y arena volcánica, el recorrido se con-virtió en un bosque espectacular. Un bosque andino en el que a ratos me encontraba solo, con la libertad de correr a mi antojo. Además, el bosque me protegió del fuerte sol, cosa que a esa altura de la carrera pareció un premio. El bosque permitió correr a un paso rápido, siempre con precaución de no tropezar con una raíz.

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Los últimos 4 kilómetros del primer día fuer-on lo que los argentinos llaman un camino maderero, una trocha muy destapada en la que no pasaría un automóvil. Sin embargo, ese tipo de terreno ya se me hacía más familiar y al ser en bajada me permitió poner un paso rápido para ganar tiempo en el primer día. A la llegada, quedó cerrado el primer hito de la carrera y recibí el Gatorade para reestablecer la hidratación del cuerpo. Sentí muchas ganas de comparar mi tiempo con el de otros corre-dores para saber cómo fue mi desempeño.

El campamento uno fue algo espectacular. Al haber hecho un tiempo rápido en la primera etapa, llegué al campamento cuando había poca gente. Allí, el lago Pellaifa fue la opor-tunidad para tomar un baño y refrescarme. El almuerzo que ofreció la organización es-taba delicioso: una pasta muy apropiada para reponer carbohidratos y pollo a la brasa para reponer proteínas. Pero el espacio se prestabano sólo para descansar y comer, sino para sentarse un rato y conocer corredores de otros países y charlar sobre las experiencias de carrera de cada uno.

Bajo la sombra de un árbol descansaban y tomaban su almuerzo Francois D’Haene, Max King, Ohianna Kortázar y Anna Frost. Aprove-ché el momento para pedirle una foto a ese grupo de “monstruos” y hacer una corta char-la. Estos corredores, admirados por cualquiera de los que lee estas páginas, de inmediato se ofrecieron a posar para uno de sus fans. No dudé en contarles que ellos tienen muchos fanáticos en Colombia y que la foto aparece-ría en la revista Ultra Trail. Aunque parezca increíble, Anna Frost dijo: “¿Colombia? He es-cuchado cosas maravillosas sobre Colombia. Me gustaría correr algo allá, algo así como 80kilómetros con senderos bonitos.” Sólo se me ocurrió responder: “Estoy seguro de que nos podemos inventar algo.” Aquí estaba yo, in-vitando a algunos de los mejores del mundo a correr en Colombia. Este fue, definitivamente, uno de los mejores momentos de El Cruce. Ese primer día, inolvidable, se cerró con la charlatécnica y una comida para estar listo para lo que venía.

A la mañana siguiente, a las 5 a.m. me des-perté para empacar todo en el morral que me esperaría en el siguiente campamento, desa-yunar y alistarme para la jornada más larga. El bus nos llevó al sitio de salida, una salida en la que a medida que llegaba cada corredor, empezaba a correr en cualquier momento. Así que inicié, en una cuesta larga que me per-mitió sobrepasar muchos corredores y tomarventaja en esa sección. El entrenamiento a 2600 m.s.n.m. daba sus frutos y me ponía en clara ventaja sobre corredores que entrenan a menores alturas. Para fortuna de todos los corredores, los dioses de la montaña se apia-daron ese día de nosotros y nos dieron un cielo nublado que nos protegió del sol. Los senderos consistían de nuevo de bosques an-dinos que parecían de ensueño para correr.Hacia la mitad del recorrido llegué a un valle de grandes piedras volcánicas negras que descansaban sobre la hierba seca. Era un sitio increíble: aterrorizante pero a la vez atray-ente. Hubo también algunos cruces por ar-royos, agua fría y refrescante para los pies. De nuevo, la ruta tuvo algunos descensos por arena volcánica en los que mis zapatos rápid-amente se llenaron de arena y piedras. Ese día no cometí el mismo error del día anterior y paré a limpiar un poco los zapatos para evitar las molestas piedras.

El paisaje del día dos, algo diferente al del día uno, no fue menos espectacular. Extensas praderas de hierba seca por el sol que com-binadas con el aire frío de la montaña me hicieron sentir en casa, casi como si estuviera en Chingaza. Pude ver a la distancia los picos que hacen parte de los Andes y una vez más me dí cuenta de que la oportunidad de estar allí es única, es llegar a un lugar al que sólo llegamos los montañistas y corredores de la montaña. La sesión tuvo dos largos ascensos que hicieron parecer esas secciones como excursiones de montaña en lugar de carrera, pero que me premiaron con paisajes espec-taculares y la oportunidad de hacer valer el entrenamiento en la altura de Bogotá.

El bosque en la parte final de la segunda etapa se me hizo eterno, un bosque andino

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similar al de la primera etapa pero en un día más oscuro y frío. Las bajadas y los repechos ya empezaban a castigar mis piernas, cansa-das con la distancia del día y el recuerdo de la etapa anterior. A la llegada, el castigo de la sesión era evidente en las caras de los corredores que estaban allí y seguro en la mía también. Con los 28 kilómetros del primer día y los casi 40 del segundo la exigencia de losAndes se hizo sentir.

El campamento dos también fue un espacio único en donde compartir ese sufrimiento del día nos permitió desahogarnos un poco. Era evidente en la cara de todos el desgaste de dos días de montaña. El campamento estaba junto a un río de agua helada que se convirtió en la terapia de muchos para aliviar en parte los dolores que ya nos aquejaban y tomar un baño rápido. Como si esto fuera poco, laorganización dispuso masajistas que a cos-to muy razonable, ayudaron a reponer las piernas para el tramo final el día tres.

La salida el último día fue muy similar a la del día anterior. Pero justo después de despachar mi morral de campamento para la meta, me dí cuenta del gran error que cometí: olvidé empacar los geles energéticos en mi morral de carrera. Un error tonto, sin duda, causado tal vez por el cansancio. “Esto no es problema” pensé.

No me iba a sentir derrotado por un error como este. Así que recurrí a la mejor fuente de energía: las frutas dispuestas por la organ-ización en el desayuno. Tomé una manzana, un banano y los empaqué junto a un gel y una barra que quedaban de las etapas anteriores en el morral de carrera. El día iba a tener un distancia aproximada de 30 kilómetros y con eso me sentí seguro para terminar la etapacon suficiente energía. El plan fue el siguiente: tomar la primera fruta después de correr una hora y quince minutos, la segunda fruta una hora después, luego la barra de proteína y fi-nalmente el gel, si fuese necesario. No era una estrategia 100% segura, pero era lo mejor que tenía en ese momento.

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La etapa final inició con un corto trayecto por carretera destapada. Tuve que hacer ese trayecto a un paso lento; las piernas ya esta-ban desgastadas y era necesario despertarlas y ponerlas en ritmo de carrera. A los pocos kilómetros, la ruta tomó un desvío a la dere-cha y entré en un bosque plano, de senderos rápidos que me permitieron tomar un ritmo de carrera más apropiado. Para mi fortuna, no había cambios de elevación muy pronuncia-dos salvo algunos ascensos cortos. Al cabode unos 10 kilómetros, llegué a la parte más alta del recorrido, una sección con repechos que se sintieron difíciles y en los que el clima empezó a tornarse frío y con algunas gotas de lluvia, lo que me hizo disminuir el paso. Eventualmente, tuve que ponerme el imperme-able y los guantes. Esto me ayudó a mejorar el paso y tomar el descenso un poco mejor. Sin embargo, el cansancio hizo sus estragos ylas bajadas me costaron más de lo acostumb-rado.

Cuando terminó el descenso, tomamos una ancha carretera destapada de unos siete kilómetros que nos llevó a la aduana chilena. Allí, estamparon mi pasaporte y continué a la aduana argentina. Finalmente, con el ingreso a Argentina y las palabras “¡seguí genio!” del agente de aduana, la meta se sentía cerca. Los últimos metros me llenaron de emoción. Traté de pensar en todas esas cosas que me in-spiran al correr: las frases, la música, el simple placer de correr. En esa recta final, me encon-tré con otro corredor y en un último remate gastamos las últimas calorías. Lo último que saqué de mi morral, fue algo que guardé todo el recorrido para ese momento: la bandera de Colombia. Le dije a la Cordillera de los Andes“¡aquí estoy yo!”.

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Crucé de un país a otro corriendo, en un recorrido de 100 kilómetros, entre volcanes que a lo largo de siglos cambian la geografía de toda una región. Pero la satisfacción de esta carrera no es sólo por ese logro. Es haber conocido a verdaderos guerreros de muchos países. Porque para mí, es guerrero el que soporta dos y hasta tres veces el tiempo que gastan los élite en hacer el mismo recorrido.Lo soportan con más peso en sus hombros y muchas veces con el cambio de clima que puede ocurrir en el transcurso de hasta ocho

o nueve horas. Es haber compartido una char-la o una comida con algunos de los corre-dores que admiro, porque no ganan millones de dólares al año sino que se dedican a esto porque es lo que los mueve, lo que los lleva a explorar lugares a los que muy pocos llegan.Mi tiempo final fue 12:32:53, lo que me dejó en la posición 60 en la general y 39 en mi categoría. Siempre me preguntaré si hubi-era podido dar algo más y lograr un mejor

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resultado. Pero eso no me hace perder el sueño. El Cruce me deja más experiencias increíbles y cosas aprendidas que dudas sobre mi desempeño. Se queda en mi mente como la oportunidad de recorrer algunos de los lugares más espectaculares que hasta ahora he conocido y de compartir durante tres días en pequeñas ciudades campa-mento de corredores. Una carrera con una organización impecable, en la que quienes trabajan allí son tan entregados a su labor como los mismo corredores. Una experiencia que como muchos lo han dicho antes, quiero repetir.

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JorgeMaravilla

P R E G U N T A Y R E S P U E S T A

fotografía por Brett Rivers para San Francisco Running Companytexto por jorge maravilla

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P R E G U N T A Y R E S P U E S T A

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RUT: ¿Hace cuánto estas corriendo?

JM: Empecé a finales del año 2007, o sea alrededor de 5 años.

RUT: ¿Cómo, cuándo y dónde comenzaste?

JM: En septiembre de 2007, cumplí 30 años y sentí que debía correr un maratón. Durante mi búsqueda para escoger en cual participaría, me encontré con una publicidad que decía: “Rétate a ti mismo más de lo que nunca lo has hecho. Acompáñanos en la primera car-rera The North Face Challenge Championship en San Francisco California” ofreciendo las opciones de 50 y 80 kilómetros. Yo nunca había pensando en kilómetros como una medida de distancia pero hice la conversión y me sorprendí: 31 millas! Justo acababa de cumplir 30 años y estaba por iniciar mi año 31 de vida así que me dije “Voy a intentarlo” sin realmente saber en que me estaba metiendo. Dos años antes había logrado correr 12 kilómetros, que se sintieron como 42, así que supe que iba a ser un gran reto. A pesar del miedo abrumador que sentía, entendí que necesitaba hacer algo increíble pero lo importante sería intentarlo y probarme a mi mismo.

jorgemaravillaP R E G U N T A Y R E S P U E S T A

Fotos por Brett Rivers para San Francisco Running Company

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Foto por Brett Rivers para San Francisco Running Company

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RUT: ¿Por qué carreras de montaña y no un deporte popular como el fútbol?

Si corrieran aquí lo entenderían (risas). Esta es una de las mecas de las carreras de montaña de Estados Unidos y San Francisco, es una metrópolis. Previamente jugué fútbol unos cuantos años pero lo dejé al darme cuenta de lo propenso que es ese deporte a las lesiones. Aún soy un gran fanático y lo extraño increíblemente: “¡Visca BARCA!”

RUT: ¿Tienes algún ídolo? O algún deportista que ad-mires sobre todos los demás?

Existen muchos grandes atletas de una inmensa varie-dad de deportes que han preparado el camino para que nosotros podamos cumplir nuestros retos así que es difícil mencionar sólo uno, pero algo que he aprendido es que nosotros nos ponemos nuestros propios límites así que nunca se rindan.RUT: Con tanto tiempo para pensar durante las carre-ras, Q¿ue pasa por tu mente?

(Risas) Mas bien en que no pienso. Yo creo que en un evento de resistencia comolas carreras de montaña es importante siempre enfocarse en las cosas buenas por pequeñas que sean, como por ejemplo: “En este momen-to estoy teniendo un buen balanceo de mis brazos y me está ayudando en mi zancada”. Siempre debemos en-focarnos en lo positivo y mantener ese enfoque mental para poder alcanzar la línea de meta, por supuesto con la sonrisa gratificante de haber cumplido nuestro reto y que nadie podrá quitarnos jamás.

RUT: ¿Cómo resumes tu temporada del 2012?

Resumo mi temporada del 2012 por supuesto como una maravilla (risas). Fué un año increíble de aprendizaje y sobre todo lleno de experiencias inolvidablescon nuestra gran pero aún pequeña comunidad de corredores. Soy afortunado de formar parte del equipo de carreras de montaña de Salomon y durante esteaño pude viajar a Buzios para unos 42 kms así como también pude correr con la comunidad de Rio de Janeiro, seguido de un viaje a Villa La Angostura en Argentina para otros 42K. Allá las montañas son únicas

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y tienen un espíritu que no podrás encontrar en ningún otro lado. Por supuesto debo mencionar que correr mi segunda carrera de 100 Millas en la Western States fue de las cosas más importantes que hice. Adicional a esto, un amigo y yo empezamos con un negocio de asesoría de entrenamientos Mauka Running lo cual nos ha dado la oportunidad de formar parte en los sueños de me-jorar de nuestros atletas y alcanzar los propósitos en sus vidas. Ser una pequeña parte de sus logros es más gratificante que cualquier cosa que haya podido experi-mentar.

RUT: ¿Cómo has visto la evolución de las carreras de montaña en el mundo en los últimos años?

No puedo hablar por el crecimiento a nivel mundial pero si puedo decirte que estoy impresionado con la cantidad de participantes de eventos internacionalesen los que he podido participar. Aquí en Estados Unidos, las carreras de montaña y los ultras están creciendo de una manera magnífica. Los cupos a las carreras seestán vendiendo de una forma increíble y cada vez aparecen nuevos eventos. Las 100 Millas de Western States cada año incrementa su número de participantes.Yo creo que vamos a seguir viendo un crecimiento con-tinuo en este deporte lo cual es fantástico, lo que signifi-cará que más personas buscarán obtener beneficios a su salud mientras corren por los mejores paisajes naturales a nivel mundial.

RUT: ¿Qué momento rescatas del año 2012?

Tuve muchas experiencias únicas el último año y cada una fue muy especial, pero si tuviese que elegir una, tendría que ser haber terminado mi segunda carrera de100 Millas en la Western States, una carrera con mucha historia y de la cual me siento muy orgulloso de haber podido culminar.

RUT: En lo personal, ¿Que diferencias encuentras en la cultura de carreras de montaña entre Suramérica, Nor-teamérica y Europa?

No creo que haya, las sonrisas y deseos de compartir nuestra alegría en las montañas es algo que sólo| si for-mas parte la cultura del trail running podrás entender.

RUT: ¿Qué es y en qué consiste el proyecto San Fran-cisco Running Company y cuál es tu rol?

Yo soy el gerente general de SFRC. Mi buen amigo y compañero de entrenamiento, Bret Rivers, un día me preguntó si quería ser parte de la creación de algo espe-cial. Yo acepté y dijimos que íbamos a redefinir el con-cepto de “especialización” de las tiendas para corredores. Me siento muy privilegiado de haber creado una tienda que se especializa en productos de calidad que nosotrosmismos probamos y en los que nosotros mismos creemos. Esto sumado a nuestra experiencia como corredores, éxitos y fracasos desde 5 km a 100 Millas. Queremos ayudar a los corredores de todos los nive-les a alcanzar sus metas con el producto correcto. En resumen, estamos viviendo nuestro sueño.

RUT: ¿Cómo se proyecta el año 2013 para Jorge Mara-villa? Cuáles carreras tienes enmente?

Para el 2013, definitivamente quiero mejorar mi tiempo y lugar en mi tercera carrera de 100 Millas, que será la Western States. También quiero participar en algunas carreras en Suramérica. Posiblemente haga el The North Face Endurance Challenge 80 kilómetros en Santiago de Chile, los K42 en Villa La Angostura y si es posible La Misión de 100 Millas. También haré algunas carre-ras aquí en Estados Unidos: SpeedGoat 50Km, UROC 100Km. Mi calendario no esta aún definido pero se que esas son las principales posibilidades.

RUT: ¿Cuál es tu mayor logro hasta ahora y por qué?

He tenido la oportunidad de correr en muchas carreras, distancias y en lugares diferentes y muy bonitos, pero mi mayor logro tendría que ser mi decisión de usar mi habilidad para ayudar a las víctimas que sufrieron en el huracán de Haití en 2008. Decidí correr en la máquina trotadora durante 8 horas y recaudar fondos antes de ir. Haber estado allá, participando con la comunidad y ayudar fué algo que definitivamente toco mi corazón y ha dejado una huella en mi vida. Logré recaudar USD 6.000, lo cual decidí donar a la organización UNICEF para ayudar a mejorar la calidad de vida de los niños.

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RUT: ¿Cómo describes aquello que te da las carreras de montaña y lo que lo haceúnico?

El trail running ofrece una sensación de libertad y logro que no se puede encontrar en ninguna otra actividad en la que yo haya participado. Adicional a esto pienso que es la mejor manera de limpiar la mente, el cuerpo y el alma, mientras descubres los detalles más hermosos de la naturaleza. La vida es un viaje sin destino, y el trail running le da vida a ese pensamiento.

RUT: ¿Qué le dirías a las personas que se inician en las carreras de montaña?

Para todos aquellos nuevos corredores de montaña yo les aconsejaría buscar un buen par de zapatos para correr, salir y explorar nuevos caminos, pero sobre todo internarse en la exploración de ellos mismos como per-sonas y su forma de vida. ¡El trail running es realmente un estilo de vida y aconsejaría a todo el mundo a no ponerse límites y nunca rendirse!

ficha técnica

24/09/1977San Salvador, El SalvadorTwitter: @maukarunningFacebook: Maukarunning y Jorge MaravillaPagina Web: www.maukarunning.com

Foto por Brett Rivers para San Francisco Running Company

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Es la primera vez que escribo sobre la historia deportiva de mi vida. A diferencia de muchos atletas que he conocido, mi his-toria deportiva comenzó en una oficina de trabajo donde existía un grupo de 5 locos que quería-

mos mejorar nuestro aspecto físico, yo tenía un peso de casi 80 kg en 1.65 de estatura, o sea casi rodaba jajaja. Un día nos encontra-mos a un pana que había perdido bastante peso y nos dijo que estaba manejando bici-cleta montañera, y decidimos que ese era el deporte que íbamos a practicar.

Me fui a una tienda de bici donde me atendió nada más y nada menos que el duro de Reyes Aldana, yo ni sabía quién era, el pana me ase-soró en una bici montañera y la compré sin pensarlo.

De allí en adelante conjuntamente con mis panas del trabajo: José Luis Medina, Jorge González, Juan Carlos Albertos, Edgar Corzo y Carlos Riera, conformamos un grupo para montar bici los días domingos, que después se convirtieron en fines de semana, luego se unieron al grupo Salvador Ros y Ricardo San-guino, quienes ya llevaban un tiempo rodando, hablo aproximadamente del año 1998.

PRIMEROS PASOSPOR ELÍAS RIVERO

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Comenzamos a participar en carreras de ciclismo de montaña y ya rodábamos entre semana y los fines de semana, la opción de hacer cualquier deporte se convirtió en una super fiebre por rodar e ir mejorando cada vez más y seguir participando cada vez más.

El entusiasmo por rodar nos llevó a participar en una carrera en La Azulita, Estado Mérida, Venezuela, sin saber con qué nos íbamos a enfrentar. El caso es que montamos las bicis en los carros y arrancamos Juan Carlos, Ed-gar, Carlos y yo … 4 locos participando en la carrera de ciclismo montañero más exigente del país ... más nada … jajajaja.

Esta carrera se celebra a mediados del mes de agosto y son 5 etapas de montaña, ini-ciando un día miércoles y el sábado se corren 2 etapas, eso fue en el año 2000. Ese año fue muy particular, ya que llovió muchísimo, y nos encontramos con una carrera muy exigente, barro por todos lados y una trayectoria espec-tacular, con paisajes típicos de nuestra bella Venezuela. Porsupuesto, pasamos trabajo y lle-gamos en el último lugar, recuerdo que en una de las etapas se me rompió el descarrilador del cambio trasero y corrí aproximadamente unos 15 km empujando la bici, por supuesto llegué con la ambulancia, pero era importante llegar para que no descalificaran al equipo.

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Recuerdo que llevábamos morrales con hi-dratación y radios para comunicarnos entre nosotros, la gente nos veía como unos ex-traterrestres y los comentarios en el pueblo fueron que “esos caraqueños corren una etapa y se retiran” Pues no fue así, terminamos en el último lugar pero logramos lo que nos pro-pusimos, culminar ese reto. Fue tanto así, que participé en la edición 2001 y 2002 cerrando ese año en 4to lugar master por equipo, para nosotros fue un logro mas allá de lo que nos pudimos haber planteado, hasta nos llamaron al podio a recibir nuestro trofeo.

En el año 2001, no sólo participaba en car-reras de ciclismo de montaña sino que había incursionado en las carreras de aventura, época de muy buenas carreras en nuestro país. Recuerdo que en el año 2003 participé con un equipo mixto en la gran odisea en el Litoral Central (La Guaira, Estado Vargas) allí obtuvimos 3er lugar en categoría mixta.

Recuerdo que un día fui a hacerme una prue-ba física, y el médico en su diagnóstico me dijo que no iba a ser un atleta destacado, al contrario, no pasaría de un deportista de fines de semana. No sé si eso me quedó en la mente y he luchado contra eso en mis años de vida deportiva.

En el año 2003 participamos en el Eco Jarillo, una de las carreras de aventura más exigente del país donde obtuvimos un 4to lugar bien peleado y merecido, quedando satisfecho con lo que habíamos logrado como equipo y como amigos que aún somos.

A partir de ese momento participé en muchas carreras de aventura como las Odiseas, De-safío, Eco Jarillo entre otras, conformé equipo con Luis Domínguez, José Zamora e inclusive participé en una oportunidad en un Desafío con el pana Igor Elorza.

Se abrieron otras oportunidades deportivas como las travesías: Pico Bolívar, Pico Hum-boldt, Caracas - Mérida en bici montrañera la cual hicimos dos veces, travesía Barinas – Mérida, entre otras.

Aprendí otras disciplinas, ya no era la bici montañera, aprendí a ascender y descender en cuerda, remar en kayak y correr tanto en calle como en montaña. No recuerdo cuan-tos 10k corrí, pero fueron muchos, así como también participé en 21k y 42k, participé en algunas carreras de trekking de montaña. Un día me invitaron a correr al Ávila y me fui interesando más por la Montaña.

Comencé a correr de día, noche y fines de semanas, etc. Un día vi un vídeo con unos amigos sobre la Misión, me llamó mucho la atención, sabía que era una carrera muy larga y había que entrenar muchísimo, estábamos hablando de una carrera de 160k, nada fácil, y fuera de cualquier límite planteado en algún momento, sin embargo por venir del mundo de las carreras de aventura, tenía una ventaja y es que la mente de sufrimiento ya la tenía curada. Debía enfocarme en entrenar mucho fondo para no sufrir tanto y conocer de este tipo de carrera. Ocurrieron incógnitas sobre qué tipo de ropa usar, qué equipamiento lle-var, qué tipo de comida ingerir, etc.Comencé a buscar entre los amigos, quienes habían participado a fin de documentarme

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aun más. Conversando con mi amiga Ana Trujillo, quien había participado en la edición 2010 más o menos me convenció, pero sabía que no era fácil.

Seguí averiguando sobre la carrera y cuales venezolanos participarían en ella. Me encon-tré con José Zamora, quien había participado en dos ediciones. Comencé a entrenar con él y entre los entrenamientos me convenció de participar en el IDACA en el formato de 80k como carrera previa para la misión 2011, no sabía lo que era un ultramaraton.

Comenzamos a entrenar trayectos largos de muchas horas, inclusive en la zona de Chi-chiriviche (zona caliente) a fin de poder adap-tarnos al clima de la zona, casi me achicharro. Tenía mucho tiempo que no sabía lo que era pasar trabajo y particularmente la tempera-tura en esa zona es muy fuerte, como dice mi pana Ilych “el carrusel del infierno”.

Llegó el día del IDACA y la carrera partió a las 12 de la noche con una humedad bastante fuerte, arranqué suave, por ser mi primera carrera Ultra no tenía mucha experiencia.

Toda la ruta fue dura y en mi opinión la clave de esta carrera fue la hidratación, por ser mi primer Ultra me estaba estrenando unos zapatos de montaña, los cuales me pro-vocaron muchas ampollas y sufrí mucho, no podía correr sino caminar y en el momento que intentaba correr las ampollas se abrían aún mas provocándome un dolor extremada-mente fuerte. Me dije yo vine a culminar esta carrera y eso es lo que voy hacer … pero una cosa es lo que uno dice y otra es lo que uno siente como queman esas ampollas #$%&##, bueno así seguí adelante y cuidando que no me pasara otra cosa, pues a pesar de que me hidraté muy bien, me comenzaron los calam-bres, a partir de ese momento comencé a tomar sales hidratantes, las cuales debí tomar antes, pero bueno es parte del aprendizaje.

A final de la carrera culminé en quinto (5) lugar en la general y primero en mi categoría. Para mí fue un exitazo el haber podido fina-lizar mi primer Ultra en un tremendo puesto.

Allí conocí al gran pana y hermano Jesús Zerpa, quien me ha orientado muchísimo y admiro como ejemplo para todos los corre-

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dores de nuestro país que nos estamos ini-ciando en este tipo de formato de carreras de montaña. En esta carrera también conocí a otros grandes amigos como Michell Hurtado y Plutarco Bustamante.

Al llegar diciembre viajamos José Zamora y yo a la ciudad de San Martín de los Andes (sur de Argentina) sede de la 7ma edición La Misión Race 2011, la cual es una carrera anual de 160 km de montaña Non stop. Carre-ra de talla internacional que dura 72 horas en cuatro días y tres noches, midiendo resisten-cia, estrategia, planificación y autosuficiencia.

Cargando un morral con equipamiento obliga-torio que pesa aproximadamente entre 7 y 9 kilos sobre la espalda, llevando comida, agua, geles, entre otros. Asumí el reto de esta trave-sía espectacular, sin dormir, atravesando por senderos de la cordillera de los Andes, cru-zando ríos, lagos, praderas y montañas, com-pitiendo contra 485 Ultramaratonistas profe-sionales de toda Latinoamérica, en medio de los hermosos bosques del verano patagónico.

La carrera arrancó el día 12 de diciembre de 2011, donde los días previos a la misma había hecho mucho frío, pero el día que arrancó el clima había calentado. Fue una carrera donde no solo corrías sino que daba chance de poderla caminar y conversar con la gente que allí participaba. Así como pasabas gente, habían muchos que también te pasaban, allí aprovechabas para conversar con mucho de ellos, cabe destacar que los argentinos que conocí son personas de muy buena vibra. Esta carrera es como un peregrinaje donde disfru-tas de unos majestuosos paisajes así como por primera vez veía un volcán tan de cerca.

En esta carrera conocí a un gran amigo ar-gentino, Nestor Aguayo, con quien he compar-tido 3 ultras en Argentina. Estuvimos cor-riendo juntos casi el 90% de la carrera, hasta llegar al último punto de control faltando 12 km para la meta. Eran las dos de la mañana y me quedé sin baterías, al revisar en la mochila me encontré que había dejado las de repuesto y lamentablemente tuve que parar hasta el amanecer, dejando ir un puesto 22 el cual me había costado mantener.

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Al amanecer me encontré con otro gran amigo, Sidney Togumi, brasilero de familia japonés, me dijo que mi amigo y compatriota venezolano Ilych Irausquin, venía arribando al PC y decidí esperarlo.

Es increíble pasar tantas horas y días, con-versando con gente de Latinoamérica con tan buena vibra, pero en algunos momentos te quedabas solo, buen momento para hacer un recuento de tus momentos de entrenamiento con amigos, recordando a la familia, especial-mente pensaba en mi hija Camila que para la fecha tenía tan solo 4 años, quien es la per-sona que desde que nació le dedico todas las carreras en que he participado.

Compartimos unas buenas horas, dado que tomamos una ruta equivocada, nunca entendí por qué nos perdimos ya que estaba marcada, en fin supongo que fue por el cansancio.

Esta parte de la carrera fue donde más suf-rimos, con muchas ampollas, sol, arena vol-cánica hasta por los oídos, como decimos en Venezuela “ Pasando roncha”.

Mientras nos acercábamos a la meta después de 50 horas con un desnivel acumulado de 7.200 m y 167 kilómetros de montaña, pasaba por mi mente el compromiso y la dedicación que me había empujado hasta allí, mi hija, mi madre, mi padre, que Dios lo tenga en la gloria, y al patrocinante que me apoyó para cumplir este reto. Con los ojos llenos de la-grimas y el corazón chiquitico vi la llegada a 100 m, volví a mirar a mi amigo Ilych que se había quedado, le tomé su mano y logramos cruzar la meta juntos. Dos venezolanos en la Patagonia cruzando la meta por nuestro país, trabajando en equipo, logramos culminar los 167k sin contar la perdida que nos echamos jajajaja.

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Al culminar este reto conocí otras carreras de Ultramaraton, como son Patagonia Run 100k en la cual participé en abril del 2012 allí conocí a otro gran pana Daniel Rastelli, excelente corredor argentino, uno de los duros. Este año voy a mi segunda Patagonia Run por 100 kilómetros más.En el agosto pasado fuimos un grupo grande de panas venezolanos a Colombia a participar en un ultra de 50 kilómetros organizado por The North Face, allí conocimos a otro grupo de compatriotas venezolanos corredores de este mundo y a la revista Ultratrail.

En diciembre participé en mi segunda Mision Race 2012, esta vez fue en Villa la Angostura, también al sur de Argentina, donde no solo el terreno era extremadamente exigente sino que el clima no nos ayudó mucho, fueron 160k de granizo, nieve, fuertes vientos, lluvias, neblina y para cerrar con broche de oro, nos cayó una nevada.

Para este año 2013 tengo acumulado 11 pun-tos, de los 7 que exigen el conocido Ultra Trail Du Mont- Blanc. Esta carrera consta de 160 kilómetros con 9.000 metros de desnivel positivo, el recorrido de esta carrera pasa por Francia, Suiza e Italia, es una de las carreras más importantes del mundo de la Ultramara-ton de montaña. Lamentablemente no salí pre-seleccionado pero lo intentaré en el 2014.

Entre otras carreras de este año participaré en: Laguna de Urao 55k en febrero, Patagonia Run 100k en abril y la Mision Race 160k en diciembre 2013.

Considero que trabajando con dedicación y corazón, podemos alcanzar metas que quizás nunca pensamos que pudiésemos lograr, claro que se puede. Como me dijo el pana Reyes Aldana “Elías, algún día pensaste en darte tabla con los duros del país?”. Yo aquí me dije, hay que seguir adelante a pesar de las adver-sidades y sobre todo, nunca te rindas ante un sueño por alcanzar.

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OPINIONESHidratación durante la carrera

Para corredores tanto novatos como experimentados, existen temas que no siempre son fáciles de abordar, ya sea por miedo a preguntar o simplemente porque no tenemos la más mínima idea de donde podremos conseguir información correspondi-ente a lo que nos interesa.

Muchas veces nuestra primera opción es acudir a otro corre-dor con más experiencia para tratar de resolver nuestras du-das, de esta manera la experiencia se convierte en algo fun-damental a la hora de ofrecer ayuda en diversos temas que a todos como corredores nos afectan. Es por esto que reunimos un pequeño grupo de seis atletas provenientes de Colombia y Venezuela, de diversas edades y niveles de entrenamiento, para que sean ellos mismos quienes nos ofrezcan diversos puntos de vista en los más diversos temas que puedan pre-sentarse alrededor del trail running y las carreras de ultra distancia.

Por otro lado, algo que nos preocupa a todos es la hidratación que debemos llevar durante una carrera. Es fundamental conocer nuestro cuerpo y su funcionamiento para poder ob-tener mejores resultados.

Aquí encontrarás una pequeña guía, un punto de partida para resolver dudas que te puedan surgir con el pasar de los kilómetros.

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La hidratación durante una carrera debe tener una con-sideración tan importante como la alimentación y el ejer-cicio mismo. La primera regla de la hidratación es, como en muchas cosas, hacerle caso al cuerpo. Si pide agua y se manifiesta la sed, es porque hay que ingerir líquidos. Pero a medida que entrenamos, podemos acostumbrar a nues-tro cuerpo a un régimen de consumo. Para esto, podem-os iniciar a hacer pruebas con diferentes intervalos de tiempo y para diferentes distancias. Por ejemplo, en un entrenamiento de 20 kilómetros, probar si nos resulta mejor tomar uno o dos sorbos de agua cada 10 minutos, 15 minutos o hasta 20 minutos. Con varias pruebas de este tipo podremos determinar cuál intervalo funciona mejor para cada uno. Entre más intenso sea el entrenami-ento, seguramente será necesario incrementar la frecuen-cia para hidratarnos. Muchas veces, aunque no tengamos sensación de sed, es importante mantener el régimen de hidratación, ya que en bajas temperaturas el cuerpo tam-bién pierde líquidos así no exista sensación de sed.

Para una carrera, el equipo que usaremos para hidratar-nos es igual de importante. Hoy en día las marcas espe-cializadas ofrecen sistemas para llevar en la mano, la es-palda o la cintura. Para una buena elección es importante tener en cuenta factores como comodidad, peso y capaci-dad. Esta última, siempre debe ser un poco mayor a la que estimamos será requerida. Es preferible cargar algo de peso adicional y no encontrarnos limitados en car-rera por falta de líquido. Hace poco leí el caso de Dakota Jones cuando ganó en el 2012 en Transvulcania; cuando todos los otros corredores decidieron ser minimalistas y llevar poco peso, Jones optó por cargar más que sus com-petidores. El resultado, en esa edición que se destacó por las altas temperaturas en la isla de La Palma, ya todos lo conocemos.

Es cierto el comercial de una famosa marca de bebida para deportistas, la hidratación debe ser antes, durante y después del ejercicio. Es por eso que siempre trato de aplicarla en mi entrenamiento diario y antes de afrontar una carrera. Es importante mencionar que la hidratación no solo debe ser de agua o solo bebida isotónica, siempre trato de consumir las dos.

En el día a día, consumo como mínimo 2 litros de agua y medio litro de bebida isotónica. Antes de afrontar una carrera de 21k y dependiendo del clima en donde se de-sarrollará trato de doblar o triplicar (si la temperatura esperada es demasiado alta) esa dosis durante los 2 días antes de la carrera. Si trata de carreras más largas hasta 4 días antes.

Durante, si es una carrera de calle donde se facilita con-tar con varios puntos de hidratación, siempre trato de consumir agua o bebida isotónica en cada uno de estos puntos, es fundamental para mi, cuando se presentan temperaturas altas, no solo tomar agua si no también re-frescar la cabeza y la espalda, con el fin de bajar la tem-peratura corporal y así retrasar un poco la perdida de líquidos y sales minerales. Si se trata de carreras largas en especial de montaña, llevo un sistema de hidratación con agua y en un termo aparte bebida isotónica y un sobre con electrolitos. Consumo en lo posible cada 2 kilómetros agua y cada 5 bebida isotónica.

Después, tomo un batido rico en proteína, bebida isotóni-ca y agua en abundancia.

Alejandro HidalgoFrancis Pardo

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La hidratación durante las carreras es un tema a tener en cuenta, como ya sabemos cuando hacemos una carrera corta o de largo aliento, la sudoración nos regula la tem-peratura corporal y debemos restituir todos los minerales y sales perdidas, mediante la reposición de fluidos que nos permitan reducir la caída del rendimiento en carrera.

Este proceso de hidratarnos debe constar de 3 fases, según mi criterio y el de muchos; antes, durante y después de cada entrenamiento o competencia. Antes: debemos hi-dratarnos lo mejor posible ya sea el día previo a la carrera o horas antes de la misma, podemos tomar solo agua oalguna bebida isotónica para comenzar bien hidratados. Durante: Cuando sientas sed, ya estas deshidratado, por esto debemos hidratarnos cada 15 a 20 minutos, beber pequeños sorbos, pero ojo, no sólo se debe beber agua, el agua por sí sola no repone minerales como potasio, sodio, zing o magnesio, que son en su conjunto los que ayudan a regular algunos procesos químicos y biológicos de nues-tro organismo, leído esto entonces debemos equilibrar la cantidad de agua y alguna bebida isotónica (papelóncon limón) que nos permita hidratarnos y reponer es-tos minerales, les comento del papelón con limó o agua de papelón porque es el Gatorade mas económico que podemos tener a mano. Después: del entrenamiento o de la competencia, debemos hidratarnos aún mejor para que nuestro cuerpo se recupere más rápido y reponga todo el gasto producido por la actividad.

Eso sí, tampoco hay que pasarse con la hidratación: los corredores que van correr durante 4 horas o más están en riesgo de desarrollar una hiponatremia por exceso de líquido y, en general, no necesitan ingerir una cantidad superior de 70 a 140 mililitros de líquido por kilómetro.

La hidratación en carrera debe ser muy bien planificada si se buscan buenas sensaciones y buen rendimiento, nuestro cuerpo necesita tener buenos niveles de electroli-tos como el sodio y potasio, estos nos ayudan a retener fluidos y así prevenimos calambres musculares, lo cual todos queremos hacer en un ultramaraton.

Suelo hidratarme bastante en carreras, por ejemplo, para una competencia de 50km o 50 millas asistida, es decir, con puntos de control cada tanta distancia que por lo general están separados por 8-12 km utilizo una botella de mano que me permite llevar 500ml. Comienzo a hi-dratarme desde el inicio de la carrera, no espero a sentir sed, con agua la primera hora ya que el cuerpo solo pierde liquido y no electrolitos durante la primera hora, me en-cargo de tomarme la botella de agua antes del primer punto de control y desde ahí paso a los electrolitos, en cada punto de control me encargo de tomar un vaso de Gatorade y la botella de mano la lleno de agua y le dejo una pastilla efervescente Gu Brew que tiene una buena solución de sodio, también, cada 3 horas de carrera tomo unos 500ml de batido de banano o cambur, junto con proteína y vitaminas de Herbalife, parece bastante pero en un ultra es necesario si se quiere tener al cuerpo en los niveles adecuados para poder correr con buenas sen-saciones y buen rendimiento.

He probado esto en un par de ultras y realmente me he sentido bastante bien, garantizo una buena cantidad de sodio, potasio, y vitaminas a través de la hidratación en carrera, me gusta ser constante, desde un principio sinsentir sed comienzo a hidratarme, el cuerpo lo necesi-ta para mantenerse bajo exigencia física durante tanto tiempo y debemos de ser concientes deeso y tomar previsiones.

Ilych Irausquin Andrés Urdaneta

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Sin duda mantenerse hidratado durante las carreras es uno de los factores mas importantes para lograr un de-sempeño óptimo. Sin importar el clima en el que se de-sarrolle la carrera, sea frio o calor, el cuerpo al manten-erse ejercitandose siempre estará perdiendo fluidos. Un error común, principalmente en climas frios, es olvidar hidratarnos por no sentir sed o por no sentir una gransudoración.

Mi hidratación durante las carreras se basa en tomar al menos unos 600ml de agua por hora y dividida en dos partes. Primero, cada 45 minutos cuando mi Garmin suena para recordarme que me debo alimentar, tomo un gel como parte de la alimentación y esto lo disuelvo con al menos unos 300ml de agua. Los otros 300ml los tomo gracias al hábito que he adquirido de mantenerme to-mando pequeños sorbos durante todo el camino. Esto, además de hidratarme, me ayuda a mantenerme enfo-cado y alerta de monitorear mi cuerpo.

En mi caso, llevo solo agua por cuestión de simplicidad aunque siempre está bien recibido un pequeño vaso de bebida energizante en los puntos de hidratación de la carrera para darle algo de sabor a la boca.

Ningún corredor debe esperar a tener sed para comenzar a consumir líquidos, tener sed no es un buen indicador, todos debemos hidratarnos antes de que la sed llegue. Los principales efectos de la deshidratación son golpes de calor, deterioro en el rendimiento, nauseas, vómitos, cóli-cos, calambres, dolores estomacales y en casos extremos desorientación y pérdida de visión.

Además del agua potable, es importante proporcionar al cuerpo de electrolitos. (minerales tales como: cloruro, calcio, magnesio, sodio y potasio) los cuales te ayudarán a preservar la relación de ácido-base que es necesaria para las actividades celulares, algunos me preguntan: ¿qué consumes tu para mantenerte estable durante tus largos? Una buena opción son las gomitas masticables, si es algo más extremo entonces recurro a las pastillas de sal. No es solo antes y durante, es muy importante la hi-dratación después. Cuando hay gran cantidad de perdida de sudor se pierden electrolitos, y sodio, el cual es prima-rio.Como consecuencia esto traerá que probablemente estés muy deshidratado durante tu próximo entreno. Ojo mi entrenador siempre me recuerda que el consumo ex-cesivo de líquidos no es bueno, esto también puede minar tu rendimiento y traerte serios problemas, según él si te sobre-hidratas podrías llegar a tener el sodio bajo, mu-chos corredores que se desmayaron al llegar a la meta al parecer estaban sobre-hidratados.

Carlos Beltrán Michael Hurtado

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Te traemos 12 buenas canciones para correr a toda hora, recuerda que con sólo hacer click en la imagen podrás ver de que grupo y canción se trata y además escuchar la canción.

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@sboccittoTe traemos 12 buenas canciones para correr a toda hora, recuerda que con sólo hacer click en la imagen podrás ver de que grupo y canción se trata y además escuchar la canción.

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LAMISIÓN RACEtexto y fotografía por Diana Antunez

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El día esperado finalmente llegó, en el lobby de la cabaña logré escribir algu-nas palabras en el twitter y facebook, agradeciendo a

todos e informando que ya faltaba poco para la salida. Salimos de las cabañas aproximadamente a las 10.30 am, bajo una breve llovizna, la carrera salía a las 12 del mediodia. Al llegar al lugar de la salida, todo el mundo se cubría de la llu-via donde podía, por lo cual, decidímos entrar a un café de la esquina, allí había otros corredores también, y nos dispu-simos a disfrutar de un café, tomar fo-tos, compartir con otros participantes personas que iban a animar en la salida. Entre ellas unas señoras, a una de las cuales le di un fuerte abrazo, pensando en mi madre.

A un cuarto para las doce gracias a Dios ya había escampado algo y logramos pasar al embudo de salida, del cual ya no podíamos salir hasta esperar la lar-gada. Se veía la emoción, ansiedad y satisfacción en la cara de todos; particu-larmente una mezcla de expectativa, de curiosidad, de ansiedad, de querer dis-frutar toda la ruta, de rogar a Dios nos protegiera y guiara a todos durante todo el recorrido, siempre visualizándome en la meta, sin importar el tiempo, sólo que llegara bien sin lesiones, súper feliz y sobretodo con un aprendizaje que de seguro me dejaría esta experiencia, le di un abrazo a casi todos los compañeros, deseando mucho Éxito y que Dios nos protegiera; igualmente a mi querido hermano Miguel, que fortuna tenerlo en ese momento tan especial.

Finalmente la salida controlada por las calles de Villa la Angostura hasta conectar con una carretera de tierra y de allí empezar el primer bosque, en ese trayecto íbamos Gladys, Lilia y yo, tratando de pasar corredores que iban a menor ritmo que nosotras, sincera-mente no sé cuánto tiempo llevó llegar

al Col del Colorado y continuar por los filos hasta la cumbre del Co. Bayo; de allí empezó lo bueno. Los fuertes vientos y granizo. En ese momento no llevaba ni chaqueta ni guantes puestos, sentía que el cerebro y las manos se me congelaban, parecía que no tuviese el casco puesto, las gotas entraban por las rendijas y me golpeaban fuerte, de seguir así, ya no podría haber seguido pensando.Por otra parte, en un momento vi que el cubre-morral tenía intenciones de sa-lir volando afortunadamente lo pude detener en el último momento, igual-mente, entre lo poco que podía ver, divisé una piedra en la cual me detuve para protegerme, además de no caerme. Saqué chaqueta y guantes, ahora sí, me-jor condición, en ese momento un señor nos pidió que le ayudáramos a cubrir su morral y nos tomó una foto en agradec-imiento, el paisaje en ese momento me motivaba a quedarme allí un largo tiem-po, observándolo, disfrutándolo, pero teníamos que seguir, de lo contrario, el congelamiento era seguro. Más adelante, se encontraba el primer punto de con-trol, de acuerdo a lo que recordaba de la descripción de la ruta era el kilómetro 8 o 10.Seguía el descenso por lo que entien-do es la pista de esquí en invierno, allí le comenté a Lilia “aprovechemos para bajar trotandito y agarrar calor” fue de-masiado emocionante, era como una es-pecie de pista de carritos porque tenía varias curvas y al final se divisaban unas casas en las cuales se haría la primera parada para comer, no sabía que allí era el kilómetro 15. En ese transcurso nos encontramos con Carlos, ya íbamos en grupo hasta las casas. (Base del Co Bayo).

Allí nos detuvimos a comer, y planifica-mos parar cada 4 horas a comer, cada hora se picaría algo sólido, cada 15 minu-tos un sorbo de agua, cada media hora un sorbo de isotónica, sinceramente si llevé ese control, sólo que no el control

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del tiempo en carrera. Por otra parte, me emocioné mucho al ver a mi hermano en ese punto, él estaba cubriendo la parte fotográfica con los de la Prensa, eso me tranquilizó un poco, ya que me imaginé que lo volvería a ver durante la carrera, pero, no fue así.

En ese momento pasó Gladys pero no quiso detenerse a comer. Después de aproximadamente media hora o más de estar allí, decidimos seguir el camino y afortunadamente nos dimos cuenta rápido que estábamos perdidos, habría que retomar el camino correcto.

Siguiendo el sendero y cruzando varias veces los arroyos, nos cruzamos con Gla-dys y Lidiette, en un puesto de control nos informan que faltan 8 kilómetros para el siguiente control, por tanto el grupo continuó junto hasta aproximada-mente la 1:00 ó 1:30 am llegar al Corral Redondo (Km 44). Allí se hizo la parada correspondiente a las cuatro horas y es-cuchamos comentarios que habían cal-culado mal la distancia, no podían haber

sido 8Km si no más, parece que todos teníamos las mismas sensaciones. Las personas del Puesto de Control nos in-forman que debemos subir el O’Connor en grupo, por las condiciones clima-tológicas (fuertes vientos). Así lo hici-mos.

En un momento me separé del grupo, tal vez por la ansiedad de pasar lo más pronto posible los filos o quizás porque necesitaba ir un poco más rápido para no dormirme, sabía que en cualquier momento nos reuniríamos nuevamente, lo cierto es que pasé al grupo que había iniciado antes de nosotros y por un mo-mento me encontré sola en los filos,no veía muy bien las marcas por la neblina, hasta que divisé un señor que también iba sólo, traté de seguirlo pero su ritmo era alto o yo muy lenta. Regresa, estaba perdido y yo había descuidado seguir las marcas por seguirlo a él; Desde allí él continuó adelante y yo trataba de decirle donde estaban las marcas y visceversa. Nos pasó una pareja, intercambiamos saludos y a continuar por el camino cor-

recto. Comienza el descenso, ya aclaran-do y la vista del lago totalmente hermosa desde la cumbre.

El señor que era mi pacer se quedó es-perando a su grupo y decidí continuar sola. Casi llegando a Puerto Manzano me encuentro una chica, me contó que era su tercera participación (1 culminada y otra sin culminar) esta vez venía más entrenada y con intenciones de contin-uar a la Cantina 2 sin detenerse mucho en la Cantina 1. Finalmente llegamos a la Cantina 1, según mi reloj llevaba 18 horas (6:00 am). Justo estaba por salir Jesús Cova y me dio un queso, jamón, galletas, todo un banquete, no lo desperdicié en ningún momento. Me informó que Dei-sis Zarramera estuvo como 6 horas allí ya que le habían dilatado la pupila, re-cibió mucha arena en el O’Connor pero gracias a Dios había podido continuar.

Decidí comer, drenar un poco una am-polla en el talón, cambiarme de medi-as y estirar, en fin alistarme para con-tinuar a La Cantina 2, ya que no tenía

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sueño. En ese momento llegó Gladys y me comentó que prefería dormir, al sa-lir aproximadamente a las 7:40am me cruzo con Lidiette y Carlos que estaban comiendo su Paty (Hamburguesa) y le digo que mi meta son los 100 kilómetros, que esperaba lograrlo.

Comienzo el interminable camino de 8 kilómetros, era interminable porque era una ruta paralela al asfalto, ni idea de cuánto tenía que caminar, cuando y donde tenía que cruzar, el sueño se apoderó fuertemente de mí, caminé sonámbula, me salía del camino, veía los camiones casi atropellándome, trataba de buscar algo que me animara, pero…ni la música saqué del morral, venía un grupo de corredores, me saludaron y rápidamente me pasaron, se esfumaron, me abandonaron, parecían fantasmas, ni siquiera pude seguir un paso al ritmo de ellos, luego otro grupo me pasó cor-riendo.

¡Dios! creo que pagué caro el no descan-sar de acuerdo a lo planificado por Ilych

en La Cantina 1. Ni modo, ya no sé ni que pensaba. Creo que tardé mil años en llegar al Km 66, me gustaría saber a qué hora llegué a ese punto, queda en la duda.

Al llegar finalmente al bosque, le digo al Sr. del Puesto de Control que me voy a acostar quince minutos, que por favor no me deje pasar de ése tiempo y me acoste bajo un árbol y al poco rato ya estaba despierta, con pilas renovadas o mejor dicho, con mejor ánimo para con-tinuar. El señor me informa que no lleva-ba los 15 minutos pero ya me sentía bien, así que conversamos un rato mientras se despertaron otros corredores que al parecer estaban igual que yo, entre ellos Martin, un argentino y su compañera. Me dice que por que no continúo con ellos, pero le dije que me quedaría un poco más. Sinceramente prefería ir sola para evaluar otra vez mi sentido de ori-entación, además era bastante divertido seguir las marcas en los árboles, sentía que estaba jugando a las escondidas y me mantenía despierta. En el trayecto

pasaron pocos corredores, me cruzo con Martín y me dice que le informe a su grupo que el dormiría un rato y luego los alcanzaría.

Decido seguir, pero a medida que iba avanzado sentía comodisminuía más el paso, otra vez mas lenta de lo normal y ya no veía las marcas, ya no me di-vertía. Nuevamente el sueño y si en los 8 kilómetros tardé tanto, pues ¿qué podía esperar sí el próximo control estaba a 20Km después de la salida del último PC? desconocía cuánto había avanzado.

Al llegar al punto de control pregunté y el chico me dice que es el kilómetro 80, si mal no recuerdo llevaba 24 horas, o al menos más de 20 horas. Le pido el favor que no me deje dormir más de 15 minutos y pasa lo mismo que la ante-rior parada cuando dormí sólo 10. La meta de llegar a los 100 kms sin dormir se había esfumado, pero seguía la otra meta llegar a los 100 kms y si podía a los 112K (Cantina 2) y descansar una cuan-tas horas para continuar hasta la meta.

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Al continuar la ruta, me sorprende un paisaje realmente hermoso, traté de tomarme fotos, parecía que estuviese en casi un desierto (sólo por la arena), ver el bosque, las montañas, el cielo, todo un espectáculo. Decido continuar, la belleza de los paisajes me había despertado, aunque tenía dudas por donde seguir, las marcas no las veía tan seguidas y decidí guiarme por huellas, afortunada-mente me llevaban a una marca. Sin em-bargo al descender por un bosque (creo es Tapera Linda) me encuentro con un señor que va en sentido contrario. Dios, estaba perdida, creo que el señor vió mi cara de terror y me dijo: “tranquila vas bien, yo me quedaré por aquí un rato, mis rodillas no aguantan el descenso”.

Al culminar el bosque, realmente no sabía por dónde seguir pero afortun-adamente apareció Martín y un amigo (Dios siempre nos pone ángeles en el camino) y les comento que me parecía que estaba perdida. Creo que ellos es-taban medio confundidos también, sin embargo, trato de seguirles el paso hasta llegar al Col de las Estacas, luego se de-saparecen y me quedo cruzando el are-nal con algo de viento fuerte, si pisaba mal hubiese “rodado” bastante.

Continúo y me cruzo con Martín y otro señor al cruzar el Río Minero (Primer río con cuerda), ya estaba oscuro y el señor del Puesto de Control (Km. 95) nos recibe con la “gran noticia” de que no recomendaban subir el siguiente tra-mo de noche porque se avecinaba mal clima, ni continuar hasta el próximo control ya que no cabía ni una aguja en el campamento, me imaginaba que era 5 kilómetros más adelante, mi anhelada segunda meta. Pregunto que distancia va y veo la cara de los presentes a ver si tenían intenciones de continuar, pero no era así.Mi meta número dos, llegar a los 100 kms, se venía abajo. Ni modo, veo la hora y llevaba treinta y pico horas, no recuer-

do el exactamente. A la vez me contenté porque sólo faltaban 5kms que de haber habido buen tiempo seguro hubiese po-dido lograr; además si era la recomen-dación de ellos, era lo más apropiado no continuar y evitar un posible mal rato.

Una vez resignada y cansada de dar vuel-tas a ver en qué lugar me acostaría, deci-do ponerme la ropa seca y sacar sleeping ,vivac y acostarme, previamente habían llegado otros corredores y decidimos arrancar a las 3am para hacer cumbre del Co. Piedritas amaneciendo. Dormí como una piedra, aunque al comenzar a llover no me había cubierto bien la cabeza y sentía que me mojaba, al rato escucho que siguen llegando corredores y que también tenían que acampar allí, entre ellos estaban las muchachas: Gla-dys y Lilia. Carlos y Lidiette también estaban. Les informo la planificación que teníamos, pero deciden dormir más tiempo, así que continué con mi dulce sueño bajo la lluvia.

Hubo un momento en el que me des-perté porque escuché más voces de lo normal, ya todos estaban listos, cerca de la fogata (nadie pudo dormir por el frio, por la lluvia). Me llamaron y no los escuché, no quería averiguarlo; así que me apresuré a ponerme la lycra mojada encima de la seca, cambio de medias, recoger todo y salir con el grupo. Gladys también estaba despierta y le digo que nos encontraremos en la vía.

Me sentía como en una película, en un campo de batalla o tal vez en una ca-tástrofe donde todos nos habiamos uni-do para lograr algo. Fue una sensación bien especial, de trabajo en equipo. De-cido arrancar con dos chicos delante de mí: Maximiliano y Daniel, cuando me doy cuenta no va nadie detras, que ex-traño, todos estaban listos. Imaginé que Martín y el amigo ya habían partido o estaban allí y no los reconocí.

Continuaba lloviendo y mi preocupación era que no me había dado tiempo de comer. Al llegar al refugio Veranada de Lagos (Km. 101, no lo sabía en ese mo-mento) nos informan que no podemos continuar hasta que aclare, los chicos deciden entrar a la carpa grande y yo me quedo afuera desayunando.

¡Venezuela! Que nota escuchar ese nom-bre, era Martín y un gran grupo que había decido continuar; inmediatamente me uno a ellos, a cruzar el segundo río

de agua helada hasta la cintura (último con cuerda), pero ya ni sentía frío, era muy emocionante la expectativa.Iniciamos un ascenso algo fuerte, allí conozco al Sr. Andrés, pero al llegar al inicio del Co. Piedritas comienza nue-vamente el sueño, me motivaba porque estaba presenciando un bello amanecer, pero ya no tenía mucha fuerza, el sueño me va consumiendo y decido sentarme unos minutos cuando alcanzara unas piedras que divisaba a lo lejos. Iba sola, del grupo inicial unos iban adelante y otros algo atrás, decidí cerrar los ojos cuando me senté, no sé cuánto tiempo,

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lo que si es cierto es que cuando abro los ojos tenía la lycra y parte de los bol-sillos frontales de comida cubiertos de nieve. Al ver que casi no podía mover las manos decido ponerme a correr todo el ascenso y el descenso también. Contem-plar el Lago Traful y disfrutar de todo ese escenario fue lo increíble. Creo era una de las áreas que más había visuali-zado en las fotos y videos previos a la carrera, estar allí era parte de un sueño hecho realidad.

Alcancé al Sr. Andrés y continúo junto a él hasta La Cantina 2 (Km 112), llegamos a eso de las 8:40am al esperado gimna-sio cubierto con calefacción, baño. Allí podría retirar mi bolsa con provisiones.

Decido lavar los zapatos y las polainas ya había comenzado la molestia de la arena y piedritas en los pies, empacar bien el sleeping y vivac, arreglar el mor-ral. Había otros corredores comiendo, otros descansando, los que ya habían partido dejaron parte de sus raciones de comida que tal vez ya no necesitar-ían, en las mesas para otros corredores.

Allí aproveché y me aprovisioné de chocolates. Al momento llegó Martín y junto con el Sr. Andrés decidimos descansar algo y continuar los tres la travesía.Aproximadamente a las 12 del mediodía salimos, eran 8 kilómetros por una carretera que bordea el Lago Traful, excelentes vistas y amena con-versación.

En el momento menos pensado ya estábamos ingresando al bosque, al Arroyo Cataratas y en el puesto de control los chicos deciden quedarse un momento a tomarse un café o un mate, yo continué porque seguro ellos me alcanzarían rápidamente, nueva-mente cruces de río fríos, estos eran el analgésico que necesitaban mis pies adoloridos

Seguí las señales en los árboles pero al llegar a la Horqueta del Cataratas creo que tomé el rumbo equivocado, sigo las marcas pero me doy cuenta que estoy caminando en círculos, ¿Serán visiones? paso nuevamente por el ul-timo cruce del arroyo y dibujo una D en la arena para saber cuantas veces estaba pasando por allí, trataba de ver por dónde estaba y no veía a nadie aproximarse. Pensé en sacar el mapa, pero ¿de qué me serviría si no tenía idea donde estaba?.

Regresé parte del camino y traté de es-tar más atenta a las señales, a lo lejos pensé ver un chico apoyado en sus ro-dillas, pero era un tronco. Parece que se ponía fea la cosa, le pedí a Dios que me enseñara el camino correcto, o en ultima instancia me pararía en alguna señal a esperar que en algún momen-to pasara un corredor.

Finalmente visualicé otras marcas dis-tintas y percibí el olor de una fogata. Estaba cerca del Col Tres Nacientes (140K), al llegar pregunto al patrullero si habían pasado los corredores 34 y

250 y me informa que no. Me sugiere continuar con un grupo que pero de-cido pararme a comer y esperar si en el siguiente grupo venían los chicos para empezar el ascenso a la última cumbre: El Co Boul. A los pocos minutos veo dos personas que se acercan pero no distingo quienes son, eran los chicos, los espero pero ellos no se detuvieron a descansar, así que arrancamos el ascenso, teniendo al Sr. Andrés como puntero.

Particularmente fue la parte más fuerte del recorrido porque la arena estaba muy suelta, al llegar a la cima había un fuerte viento y neblina que no me dejaba ver bien. El patrullero sale de su carpa y me pregunta el número de participante (nunca lo recordaba) y cómo estaba.

Al comenzar el descenso, me resbalé, afortunadamente no me deslicé mucho y no caí encima de la bolsa de hidratación. Continúo y alcanzo de nuevo al Sr. An-drés, no veíamos muy bien las señales, pero al final veía la luz de una linterna, imaginaba que era Martín, por medio de esa luz nos guiamos un poco, estaba os-curo, seguramente habría sido una vista espectacular, era el Cajón Negro.

Así continuamos en fila india por el que sería el último bosque antes de llegar a la Meta, sin embargo, Martin regresa y nos informa al Sr. Andrés y a mí que se adelantará. Continuamos caminando los tres, y yo me sentía muy preocupada porque Martín tenía que detenerse cada vez a tomar aire. Por suerte, es un per-sona que transmite mucha paz por el tono de su voz, nos iba diciendo que ya se sentía mejor e iba conversando.

En un momento era yo la que me preo-cupaba, sentía que dejaría las rodillas en los descensos, veía toda clase de ani-males en la formación de los troncos y ramas, me acercaba y me aseguraba que así fuera, como quería que estuviese un río cerca y sumergirme en el para aliviar

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el malestar en las rodillas, ni modo, a continuar. En un mo-mento el Sr. Andrés dice que si no veía luz a los cinco minutos, se acostaría, y yo esperaba que no lo hiciera porque no me quería detener y tampoco dejarlo sólo. Por suerte, casi a ese tiempo vimos unas luces y él se animó, íbamos charlando los tres. Busqué mi bandera para tenerla a mano, ya el corazón estaba por salirse. Finalmente llegamos a la carretera de tierra, cada vez estábamos más cerca de la meta, me adelanté con Mariano y veo al Sr. Andrés dando pasos como de sonámbulo. Me preguntaba dónde estaría mi hermano, rogaba porque le hubiese ido bien, sin contratiempos por el clima. Ni idea que hora era.

Al poco tiempo, veo una persona que viene a nuestro encuen-tro, pensé que era el médico, empieza a hacer cambio de luces con la linterna, reconozco que es mi hermano por el Buff, los dos salimos corriendo al encuentro. Un Fuerte Abrazo, habla-mos de la experiencia, me comentó que no sabía de las mucha-chas y Carlos, entre otras cosas, me olvidé de los chicos. Sin embargo al poco tiempo nos alcanzaron y llegamos a la meta, el Sr. Andrés llegó corriendo, que alegría tan grande verlo tan bien. Seguidamente Mariano que ya estaba un poco más re-

cuperado del asma y luego mi hermano y yo, ¿Qué más puedo pedir que contar con el apoyo moral de él, así como de todas las personas que estuvieron pendientes de todos nosotros? La Felicidad no cabía en mi Alma.

Antes de ingresar al Arco de meta, le dí gracias a Dios por haber podido culminar bien sin lesiones ni ampollas graves, poder ver a mi hermano, compartir la ruta con todos durante esos días, grandes ejemplos de fortaleza y logro de objetivos. De trabajo en equipo, disfrutar las bellezas del Creador, dis-frutar del frio, del viento, granizo, nieve, del congelamiento de las manos, de la molestia en los pies, del último dolor en las rodillas, de tomar mate y café, comer mucho chocolate y miel, frutos secos, charcutería, tomar el agua más sabrosa de los arroyos, del Nestea con suero, ver sólo ratones en los bosques, escuchar y ver cosas que no existían, de enfrentar el pánico cuando me sentía perdida, dormir en la tierra, recibir la llu-via mientras dormía, sentirme como en un campo de batalla, luchar contra el sueño. La alegría al saber que Jesus Zerpa era el tercero en la general, Orgullo Venezolano. Escuchar que me llamaran VENEZUELA, de un sueño hecho realidad y después de 61 horas y 32 minutos poder decir: ¡MISION CUMPLIDA!.

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COLOMBIA13.07.2013