Silbando piensan las aves. La avifauna en la obra de Atahualpa Yupanqui

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    26 Aves ArgentinasOswaldoGuayasamn

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    Silbando

    piensan las aves

    Dos naturalistas yconservacionistas, ambos

    socios de nuest ra enti dad,

    nos present an una sem-blanza de la personalidad

    de uno de los mximoscompositores de folklore

    argentino y su relacincon la naturaleza.

    LA AVIFAUNA EN AL OBRA DE ATAHUALPA YUPANQUI

    El 31 de enero de 2008 se cumplieron 100 aos delnacimiento de uno de los mximos poetas, msicos y cantorespopulares de la Argentina: Atahualpa Yupanqui. Ya bien sabido escmo este artista autodidacta, surgido de un pequeo pueblo en lacercana de Pergamino, provincia de Buenos Aires, en plena pam-pa ondulada se traslad en su juventud temprana hacia elTucumn para quedar prendado del paisaje norteo. En conse-cuencia lgica compuso su primer tema musical: Caminito delindio, firmndolo primero como Yupanki, homenajeando alquechua y a la rica historia incaica, que lleg con su influenciahasta all. Poco despus sum el nombre con el que se lo conocihasta su muerte y con el que trascendi a la historia. El mismotrmino que figuraba en el Larousse, mientras en la Argentina selo condenaba a un exilio o se lo nombraba en voz baja. Como m-sico, el instrumento con el que estableci una curiosa simbiosis fuela guitarra, a la que lograba extraerle con su mano zurda un soni-do muy particular y extraamente rstico o salvaje que maravi-

    llaba al oyente. Yupanqui estaba decidido a conocer el pas de pri-mera mano y sin basarse en libros sino como orientacin. Se larga lomo de mula o a caballo por todo el noroeste conchabndose en

    Por Marcela Lossada y Juan Carlos Chebez

    Dos semblanzas del artista; en la pgina anterior, leodel pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamn quedevela algo acentuados los aires indios y latemplanza de su rostro. A la derecha, Atahualpa consu guitarra. Abajo una calandria, una de las aves queYupanqui admiraba por su canto melodioso y de la queconoca muy bien su biologa y sus costumbres.

    Gentileza

    FundAtahualpaYupanqui

    ClaudiaDAcunto

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    mil empleos que pudo describir en suspoemas y canciones; porque l habasido el hachero, el minero, el pelador decaa por slo poner algunos ejemplos.

    Esto, sin olvidar sus estadas enCrdoba, Entre Ros y Santa Fe que lefueron dando una visin integral de

    los grandes paisajes argentinos y sushombres. La observacin de los usosy costumbres de cada regin, objeti-vo del folklore como ciencia, consti-tuyeron su mximo inters. Pero te-na bien claro que no era un investi-gador y que su misin era aprender-los y aprehenderlos para devolver-los a sus compatriotas transforma-dos en relatos, poemas y cancionescon color y ritmos de inspiracinfolklrica. Mucho podramos agregar

    sobre su vida y sus andanzas no solopor nuestra tierra sino por el mundoentero que lo reconoci como un granartista hasta su muerte acaecida enNimes, al sur de Francia, el 23 demayo de 1992. Sin embargo, tuvo lasuerte de dejar un relato autobiogr-fico ya publicado en vida en su libroEl Canto del viento.

    ATAHUALPA Y LAS AVES

    Grande fue nuestra sorpresa al co-nocerlo cuando se despach: -Usted

    sabe como se llama la calandria?, y concierta insolencia le respondimos que s,Mimus saturninus. Nos respondi: No,paisano, Mimus saturninus moludatorpara ser preciso, a lo que respondi-mos con una cara de asombro y con la

    boca abierta y que cerramos al escu-

    char: Mimus porque imita a otrospjaros, saturninus porque canta alamanecer cuando se ve saturno ymodulator porque canta lindo y mo-dula bien.

    Esta ancdota real pinta de cuerpoentero a este hombre que abrevaba enlos libros y se jactaba de ser de unafamilia de pobres rica en libros, l nohaba podido como tampoco Lugones,

    Juan Burghi, Rubn Daro, BaldomeroFernndez Moreno, quedarse al mar-

    gen de la admiracin por estos peque-os seres emplumados que unan aldon del vuelo la bendicin del canto.Porque para un cantor, ser comparadoo quererse comparar con las aves eracasi inevitable. As, repasando su obrase suceden las menciones a las aves olos pjaros en sentido abstracto comoen la milonga de Romildo Risso, poetaoriental que l supo musicalizar y quelleva el titulo de esta nota:Silbando piensan las aves / Yo piensoansina tambin. / Naides sabe lo quedicen, / ellas lo deben saber. / Se me haceque las ideas /con las palabras se van /

    Abajo, Atahualpa cebando unmate. A la derecha, en uno de

    us viajes al exterior,limentando a las palomas.

    GentilezaFundAtahualpaYupanqui

    GentilezaFundAtahual

    paYupanqui

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    en el silbido parece / que se alargannada ms. / Mesmo sin pensar en nada/ las horas suelo silbar.

    En El payador perseguido, su obracumbre, comenta: Vuelo porque nome arrastro, / que el arrastrarse es laruina; / anido en rbol de espina / lo

    mesmo que en cordilleras / sin escu-char las zonceras del que vuela a logallina. / No me arrimo as noms / alos jardines floridos. Sin querer vivoalvertido / pa no pisar el palito. / Haypjaros que solitos se entrampan porpresumidos.

    O en su cancin poco conocidaJuan, al decir: ...tuve en mis ramasun nido / yo s que se salvarn / lospjaros siempre vuelan / yo nuncaaprend a volar. O en El salitral:

    Las aves pasan de largo / hacia losmontes se van / slo queda un gran si-lencio / tendido en el salitral. Tambinhace menciones a especies particula-res, como las gaviotas en La herma-nita perdida dedicada a nuestras Is-las Malvinas: Sobre las aguas austra-les / planean gaviotas blancas, o en elpoema Para un bello nombre dedi-cado al Uruguay cuando dice: Blan-cas golillas como un vuelo de gaviotas/ y golillas bermejas aleteando en laaurora.. Las palomas a las que men-ciona en De aquellos cerros vengo,un lindo bailecito,: Este ponchito mode tres colores / me dice que no fe detus amores. / Palomita ingrata, viditay,me has pagado mal /crtate las alas,viditay, deja de volar y a la que dedi-c una pieza instrumental que mereceuna mencin especial: La danza de lapaloma enamorada, una mezcla deaire de vidala con aire de chacarera yque segn l mismo nos contara, sur-gi casi como un juego entre l y el pia-nista Adolfo balos, recientementedesaparecido, rememorando desde laguitarra y el piano el canto triste de la

    bumbuna o yerut en una ardientesiesta en el limite entre Santiago delEstero y Tucumn. Esta pieza instru-mental es, a nuestro juicio, una de lasms logradas como msico y como in-trprete y de algn modo la versin ar-gentina del clebre Pjaro campana

    compuesta en arpa por el msico pa-raguayo Flix Prez Cardoso con quienYupanqui y los Hermanos balos ha-

    ban compartido escenario en BuenosAires. Recurrentemente, entre nues-tros poetas como en la milonga Parael que mira sin ver al decir: ...en elsilbo de los montes / lecciones toma elzorzal o en su ltimo poema LaCapataza, al decir: Te ensear losritos del zorzal / y el pequeo runrunanochecido, donde nos quedamos conlas ganas de preguntarle si quiso refe-rirse con el nombre de run run al pica-flor coludo, en un ltimo destello de suprivilegiada memoria o en la milongaLas cruces, dedicada a las cruces quese colocan en la orilla de los caminos:

    le cantan los chalchaleros como eli-giendo sus trinos. Tambin hay unadivertida mencin a la perdiz en unamilonga de la cual es autor de la msi-ca pero de la que le atribuyen la letra

    bien yupanquiana que es mrito de JosPepe Razzano, el mismo integrantedel celebre do Gardel-Razzano, cuan-do dice: En ms de alguna ocasin /quisiera hacerme perdiz / para ver deser feliz / en algn pago lejano / pero la

    Como curiosidad, en 1986 intentamos acercar a Roberto Straneck y AtahualpaYupanqui para un l indo proyecto que no pudo concretarse: el de grabar un di sco;con t emas suyos de inspiracin orn it olgi ca acompaados de grabaciones de lasvoces de las aves que se mencionaban. Pudimos acercarle los f amosos cassetes deRoberto a Don Atahualpa, quien qued muy int eresado en el t rabajo, y hablarlo conRoberto en nuest ros fogones en el Urugua-. Y simplement e el desti no no permit ique la obra aconteciera, aunque nada impide hacerla ahora como homenaje con susgrabaciones y con la ventaja de saber que el proyecto l e interesaba y mucho. Era unaforma ms de demostrar cmo su msica traduca la naturaleza, que es en defi ni t iva

    la misin pri mera del arte.

    EL PROYECTO QUE NO FUE

    El enorme y emblemticocndor andino, despertsiempre la admiracin deAtahualpa y ms de una

    vez al contemplarlo desetener sus alas para volary este concepto lo dejexpresado en ms de unade sus letras.

    AlejandroRonchetti

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    verdad, paisano / Me gusta el aire de aqu...!.No obstante, por charlas con l sabemos de dos

    aves que de algn modo veneraba y que encerra-ban los dos mundos que el supo amalgamar: el de laAmrica india y la montaa y el de la pampa labo-riosa. Y nos referimos al cndor y al hornero; delprimero son mltiples las referencias y en algnlibro que nos dedic nos dibuj dos montaas y uncndor en vuelo entre las mismas, dicindonos que

    as firmaba sus primeros autgrafos. Una coplaannima que recopil no dejaba de recitarla y des-

    CANCI N DE LOS HORNEROS

    Al hornero, que ya era un tema recurrent e en la lit eratura folkl rica ogauchesca y al que nada menos que Leopoldo Lugones, poeta queadmiraba, le haba dedicado su clebre poesa, lo mencionaba habi-tualmente, pero le dejo una pgina brillante en la Cancin de loshorneros cuya letra pertenece en realidad a Romildo Risso y que lmusicali z como mil onga.

    En la cumbrera e mi ranchoanidaron dos hornerosy yo parezco un extrao

    y el rancho parece de ellos.

    Dentro solo, salgo solo,siempre solo voy y vengo

    juntos los hallo en el campoy el campo parece de ellos.

    Juntos trabajan y cantany tui to l o hacen contentosyo no s si a mi me mirancon lstima o con desprecio.

    criba su admiracin por esta ave inmensa que ha-ca sentir al hombre chiquito en la inmensidad delpaisaje: Voy andando por el mundo / lo miro alcndor volar / Bien haiga bicho dichoso, / tus alasme habas de dar!. En una cancin del clebre poe-ta peruano Jos Santos Chocano que l musicalizaradice: Quisiera ser un cndor/ y aprisionar un rayo/ entre mi pico / y as soberbio regalarte un ala /para que hagas con ella un abanico.

    DEFENDER LAS AVES

    Su preocupacin por la temtica ambiental oecolgica era cierta y ms de una vez nos pregun-taba sobre nuestros proyectos en la FundacinVida Silvestre Argentina o se entretuvo leyendoEntre hombres y pjaros, de Tito Narosky que

    le acercamos con una clida dedicatoria del autor.Cuando le resaltbamos cmo su obra poda usar-se para comprometernos en la defensa de nuestroentorno reflexionaba socarronamente: mire us-ted, yo era ecolgico y no lo sabia. Su compromi-so vena de mucho tiempo atrs y en el caso de lospjaros ya reflexionaba dicindole al Changuitoriojano: Si por ah columbras algn pajaritoparao en un rbol / te sacis la honda que llevis alpecho, / te vais acercando, y cuando yasito lo vas ahacer polvo, / te quedis quietito mirando, porqueel avecita / te ha soltao un canto tan lindo, tan raro

    / como si al mirarte se hubiera alegrado, / y can-tando mesmo / le hiciera una fiesta pa su amigochango./ Como te recuerdo, changuito riojano!.

    O al recordar al santiagueo Julio Argentino Jerez: Van los hacheros al monte / y el ave sinnido queda/ y el hacha brilla en el aire / y el montesin lea queda, pero llegando al final slo pide undeseo: tener su propio monte para escuchar la vozde todos lo pjaros. Aos despus esto sucederatal cual lo anticipara y as sus cenizas descansan

    bajo un roble cerca de un viejo algarrobo, dondeseguramente su sueo se vuelve en las maanas

    realidad.

    Quisiera tener un monte / en unlugar provinciano / para escuchar en latarde / la voz de todos los pjaros.

    Glosario: algarrobo ( Prosopis sp.), calandria (grande) ( Mimussaturninus), chalchalero (zorzal chalchalero) ( Turdus amaurochalinus) ,cndor (Vult ur gryphus), gaviot as (Larussp.), hornero (Furnarius ruf us) ,pjaro campana (Procnias nudicolli s), perdiz o inamb comn ( Nothuramaculosa), picaflor coludo o cometa ( Sappho sparganura), roble (Quercus

    robur), yerut comn o bumbuna (Leptot ila verreauxi) .

    Ni se asustan cuando paso,como si yo fuera un perroque ni estorbo ni hago dao

    y me dejan andar suelto.

    Ansina vivo en mi ranchodende que solo me veo;en antes otro era el nidoy el mundo pareca nuestro.

    Rogle a Dios, hornerito,que no te pase lo mesmo !

    R.

    MollerJensen