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Liturgia 1 Símbolos y signos en la liturgia. Liturgia José Delgado Vílchez Los símbolos y signos constituyen el núcleo material por el que la liturgia se expresa. Son el modo de hablar en ese diálogo que se da entre lo humano y lo divino. En la liturgia todo símbolo o signo está ahí por algo, tiene algo que decir. La liturgia está constituida por símbolos y signos que el hombre realiza, como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, 1145: “Una celebración sacramental esta tejida de signos y de símbolos. Según la pedagogía divina de la salvación, su significación tiene su raíz en la obra de la creación y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud en la persona y la obra de Cristo.” Toda la liturgia es el conjunto de signos y símbolos que hacen de puente entre la realidad humana y la divina. Es el medio de comunicación y de encuentro. Hace perceptible y comunicable una realidad distinta de sí. Tienen una finalidad también pedagógica, o mejor dicho mistagógica, ya que nos introducen en la vida del misterio que se celebra. Hemos de distinguir en primer lugar entre signo y símbolo. El signo es una señal que remite a otra realidad distinta de sí y que puede ser comprendida ya que es clara y determinada. Dentro de los signos se encuentran los de carácter natural o convencional. Los signos naturales son aquellos que provienen contienen en sí lo que son. Son señales que remiten automáticamente a la realidad de la que provienen. El otro tipo son los convencionales ya que son fruto de un acuerdo dado entre los hombres para generar un código de señales que ayuden a organizar y expresar una realidad. El símbolo por su parte sería más bien un signo que contiene una profundidad mayor de tipo más bien intuitivo ya que no llega de ser aprehensible en su totalidad. Los símbolos remiten a una realidad de otro orden que no es estrictamente material. Constituyen un auténtico puente hacia una realidad que no es completamente clara a la razón, abren la dimensión más trascendente del hombre. El símbolo se caracteriza por utilizar un lenguaje figurado. El signo y símbolo se corrigen y complementan. Unen el mundo más material con el inmaterial y espiritual y a la vez se corrigen ya que ayudan a evitar alguno de los dos extremos. La liturgia requiere de símbolos ya que el objeto de esta es inefable y escapa a la razón. Es tal la profundidad de viva que desean expresar que hace falta el apoyo de estas realidades que tan solo pueden señalar hacia lo que nos referimos o indicar lo que deseamos expresar. De este modo la liturgia se conforma de un lenguaje cifrado de gestos y signos que pretender expresar las vivencias más profundas del hombre y romper la barrera de lo inmanente para relacionarse con lo trascendente. Es decir los símbolos ayudan a la santificación del hombre y a dar culto a Dios. En los signos encontramos cuatro dimensiones que nos muestran su riqueza. El signo es demostrativo, rememorativo, prefigurativo y comprometedor. A su vez estos símbolos constituyen la prolongación de la acción salvífica de Jesucristo en el tiempo. Los gestos y signos suelen ir acompañados de palabras que constituyen la forma sacramental que aclara y define el sentido completo de la acción realizada. Los signos naturales que encontramos en la liturgia son en muchas ocasiones patrimonio de la humanidad utilizado por todas las religiones, aunque el cristianismo los dota de una notable originalidad dada por la acción del mismo Cristo. Estos elementos naturales son:

Símbolos y Signos en La Liturgia

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Comentario acerca de los símbolos y signos en la liturgia cristiana.

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Símbolos y signos en la liturgia.

Liturgia

José Delgado Vílchez

Los símbolos y signos constituyen el núcleo material por el que la liturgia se expresa. Son el modo de hablar en ese diálogo que se da entre lo humano y lo divino. En la liturgia todo símbolo o signo está ahí por algo, tiene algo que decir. La liturgia está constituida por símbolos y signos que el hombre realiza, como afirma el Catecismo

de la Iglesia Católica, 1145: “Una celebración sacramental esta tejida de signos y de símbolos. Según la pedagogía divina de la salvación, su significación tiene su raíz en la obra de la creación y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud en la persona y la obra de Cristo.” Toda la liturgia es el conjunto de signos y símbolos que hacen de puente entre la realidad humana y la divina. Es el medio de comunicación y de encuentro. Hace perceptible y comunicable una realidad distinta de sí. Tienen una finalidad también pedagógica, o mejor dicho mistagógica, ya que nos introducen en la vida del misterio que se celebra. Hemos de distinguir en primer lugar entre signo y símbolo. El signo es una señal que remite a otra realidad distinta de sí y que puede ser comprendida ya que es clara y determinada. Dentro de los signos se encuentran los de carácter natural o convencional. Los signos naturales son aquellos que provienen contienen en sí lo que son. Son señales que remiten automáticamente a la realidad de la que provienen. El otro tipo son los convencionales ya que son fruto de un acuerdo dado entre los hombres para generar un código de señales que ayuden a organizar y expresar una realidad. El símbolo por su parte sería más bien un signo que contiene una profundidad mayor de tipo más bien intuitivo ya que no llega de ser aprehensible en su totalidad. Los símbolos remiten a una realidad de otro orden que no es estrictamente material. Constituyen un auténtico puente hacia una realidad que no es completamente clara a la razón, abren la dimensión más trascendente del hombre. El símbolo se caracteriza por utilizar un lenguaje figurado. El signo y símbolo se corrigen y complementan. Unen el mundo más material con el inmaterial y espiritual y a la vez se corrigen ya que ayudan a evitar alguno de los dos extremos. La liturgia requiere de símbolos ya que el objeto de esta es inefable y escapa a la razón. Es tal la profundidad de viva que desean expresar que hace falta el apoyo de estas realidades que tan solo pueden señalar hacia lo que nos referimos o indicar lo que deseamos expresar. De este modo la liturgia se conforma de un lenguaje cifrado de gestos y signos que pretender expresar las vivencias más profundas del hombre y romper la barrera de lo inmanente para relacionarse con lo trascendente. Es decir los símbolos ayudan a la santificación del hombre y a dar culto a Dios. En los signos encontramos cuatro dimensiones que nos muestran su riqueza. El signo es demostrativo, rememorativo, prefigurativo y comprometedor. A su vez estos símbolos constituyen la prolongación de la acción salvífica de Jesucristo en el tiempo. Los gestos y signos suelen ir acompañados de palabras que constituyen la forma sacramental que aclara y define el sentido completo de la acción realizada. Los signos naturales que encontramos en la liturgia son en muchas ocasiones patrimonio de la humanidad utilizado por todas las religiones, aunque el cristianismo los dota de una notable originalidad dada por la acción del mismo Cristo. Estos elementos naturales son:

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- Luz:

Simboliza al mismo Cristo que se presenta como Luz, el cirio pascual también es signo de la resurrección. La luz expresa también el paso a la nueva vida, a la realidad recreada. ES el paso de la oscuridad a la tiniebla que realiza la muerte y resurrección de Jesús. La fe también se identifica con la luz ya que es la que ilumina el caminar en este mundo. - Fuego:

Hace referencia aquello que consume como elemento del sacrificio o elemento purificador. También da calor signo de amor, especialmente se le relaciona con el Espíritu Santo como fuego que abrasa, vinculado al pasaje de Pentecostés donde se manifestó como lenguas de fuego.

- Agua: El agua es fecundidad y limpieza, purifica y lava. Signo de muerte y de vida, disuelve y purifica, destruye y regenera, es sepulcro y placenta. Simboliza el renacer a la vida del espíritu participando de la sepultura de la cruz.

- Incienso: Resina que al ser quemada desprende un olor agradable. Representa la oración del pueblo que sube como el buen olor del incienso has tu presencia. Es un elemento usado ya por antiguas culturas y presente en la religión judía. También es un signo de honor. Con el incienso se inciensa distintas realidades litúrgicas como signo de santificación, unión y participación en la oración y ofrendas agradables a Dios.

- Ceniza:

Muestra la caducidad de las cosas. Es un elemento que invita a la penitencia, a la conversión. Se utiliza en el Miércoles de Ceniza y ésta procede de los ramos utilizados el Domingo de Ramos.

- Ramos: Elemento de alabanza y glorificación. Se utilizan el Domingo de Ramos para recordar el modo en el que fue recibido Jesús en su entrada Jerusalén los días previos a su pasión. Expresan alegría, triunfo, vida y resurrección.

Hay otra serie de realidades que no fruto de la obra humano que son también símbolos ya que representan la presencia o son propiamente la presencia real de Dios. Estos serían:

- Pan y vino: Son dos realidades materiales elegidas por nuestro Señor que se convierten en cada Eucaristía en su cuerpo y su sangre. Son el

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alimento que da la vida eterna, concede la salvación y nos da la fuerza para llevar a cabo la misión que se nos ha encomendado. Representan también la ofrenda que el pueblo hace a Dios y que el consagra y hace suya. Son frutos del trabajo y del esfuerzo del hombre.

- Aceite (crisma): El aceite es un elemento utilizado para consagrar y confirmar. Simboliza como el sello con el que se marca la pertenencia. Transmite un buen olor. También representa la presencia de Dios, en cuanto que por medio de la unción, infunde el Espíritu Santo. Instrumento que da consuelo y fortalece en el sacramento de la unción de enfermos.

Otro símbolo incorporado en la liturgia especialmente la eucarística, heredada del judaísmo y renovada en el cristianismo es la figura del Cordero. Cristo es el Cordero de Dios. La pasión y muerte se identifica con el sacrificio del yom kippur realizado en el judaísmo. Este símbolo se recuerda en cada Eucaristía y se afirma que Cristo es el nuevo Cordero que carga con nuestras culpas y se ofrece al Padre como ofrenda agradable.

Las posturas y gestos también son un medio de comunicación que en la liturgia tienen una gran importancia por su fuerza expresiva. Expresan actitudes y las fomentan. El cuerpo en la liturgia ayuda a que no solo sea el espíritu del hombre sino toda su realidad la que hable y entre en diálogo con Dios.

- De pie:

Expresa dignidad, respeto. Es la postura del vencedor, la de Cristo resucitado. En la misa es utilizada para momentos de importancia, donde se manifiesta el respeto. También es signo de elevarse hacia arriba como nuestras vidas queremos que todo nuestro ser mire hacia arriba, hacia Dios.

- Sentado:

Es la actitud de quien preside, representa la autoridad y la capacidad para enseñar. También es la actitud del que escucha, reflexiona, medita y aprende. Por este motivo en la misa estamos sentados durante las lecturas, la homilía y como signo de recogimiento después de la Comunión.

- De rodillas: Tiene un carácter penitencial (pedir perdón) y de adoración. Es una actitud de sencillez y humildad. Nos ponemos de rodillas para manifestar nuestra pequeñez ante Dios. En la consagración de la Eucaristía nos podemos de rodillas con el fin de adorar y reconocer la presencia real de Cristo en las especies de pan y de vino.

- Postrado:

Es la actitud más expresiva de humillación y adoración. Se puede considerar como un grado superior al arrodillarse.

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En la liturgia se encuentra en algunos momentos de tipo penitencial, en el sacramento de orden y adoración de la cruz el Viernes Santo, como momentos cumbres de adoración.

- Caminar (procesión): Es una actitud de disponibilidad y decisión. Nos recuerda nuestro ser de peregrinos. Las procesiones son un signo de caminar juntos como Iglesia peregrina que espera y avanza en el cumplimiento de la misión que le ha sido encomendada. - Señal de la cruz:

Es uno de los signos más universales que significa pertenencia y seguimiento. Él también nos recuerda nuestro bautismo como participación del misterio pascual por el cual formamos parte de la Iglesia. Es también una invocación trinitaria con la cual se comienza y termina nuestra liturgia. También constituye un signo de acogida como al iniciar la lectura del Evangelio.

- Golpe de pecho:

Gesto de reconocimiento. Con el asumimos nuestra condición de pecadores. Expresa la actitud de arrepentimiento, conversión y humildad. - Inclinación:

Es signo de veneración respeto y humildad. - Genuflexión:

Gesto de respeto, humildad y adoración. Se utiliza siempre ante la presencia del Santísimo Sacramento. Es un acto de fe y reconocimiento. Es una variante occidental de la inclinación.

- Imposición de manos:

Gesto hermoso y significativo. Esta cargado de muchos significados. Se utiliza para bendecir, perdonar, transmitir la fuerza del Espíritu Santo, consagrar. Era muy utilizado por Jesús para sanar y curar. Nos recuerda que siempre necesitamos de la fuerza de Dios en nuestra vida.

- Elevar las manos:

Simboliza la alabanza y glorificación, aunque también es un gesto de súplica y petición. En la liturgia es usado principalmente por el Sacerdote, aunque los fieles también pueden usarlo de manera más sencilla y espontánea.

- Beso:

Señal de afecto, gratitud, adhesión y veneración. En la Eucaristía principalmente se utiliza como signo de paz.

El color también tiene un papel importante ya que se habla mediante las vestiduras expresando el sentido y completando los signos y gestos de cada tiempo litúrgico.

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- Blanco: Es el color de la alegría y la fiesta. Simboliza la luz, la gloria, la santidad, la pureza y la inocencia.

- Rojo: Es el color de la realeza, la sangre y del fuego. Se utiliza para las fiestas del martirio y sacrificio intentando destacar el carácter de entrega radical.

- Verde: este color transmite paz y es el color de la esperanza. Es utilizado durante el tiempo ordinario.

- Morado: es el símbolo de la penitencia, humildad y sencillez. Invita al retiro espiritual, al recogimiento, a una vida más austera y simple.

- Rosa: simboliza la alegría pero de carácter más pasajero también sirve como de anuncio en medio de los tiempos fuertes para expresar la gran alegría que se va a celebrar. En nuestra liturgia tan solo se utiliza dos domingo: el domingo de “gaudete”(d. III Adviento) y el de “laetare” (d. IV Cuaresma)

- Azul: es el color con el que se representa a María y se utiliza en su memoria de un modo más especial. Constituye un privilegio de España.

Como vemos encontramos una gran variedad de signos y símbolos que se pueden clasificar de distintos tipos. Hay otros autores que pueden introducir dentro de estos grupos los vasos sagrados, los lugares, las vestiduras, los símbolos con los que se representan a Cristo, María o los santos. La Iglesia y su liturgia disfrutan de una gran riqueza en este ámbito pero no por eso hay que estar tranquilos, ya que es necesario revisarlos y actualizarlos porque algunas veces estos símbolos se quedan vacíos o pierden toda su fuerza expresiva. También es necesario que los cristianos hoy sean instruidos en este tema ya que es el modo de adentrarse en el misterio y producir mediante la liturgia un auténtico encuentro con Dios. Recordamos que no hay nada que esté por casualidad aunque sí es cierto que la historia de los signos y símbolos es de lo más variopinto. El lenguaje simbólico es algo dinámico y no estático por lo que no nos tenemos que preocupar por introducir novedades o eliminar algunas que se muestren más innecesarias.