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«En el capítulo anterior… Y Sonick veía hacia adelante, parecía delirar O tal vez, era ciertopero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban aquellos celestes ojos, esos que le incitaban a seguirlo. Tú me dijiste que vaya a un mundo extraño… que vaya por ti… Dice Sonick a medida que aceleraba sus pasos. ¡Yo quiero ayudarte Missora!. Grita, decidiendo ir a velocidad por él. Más, sin embargo, no era el único que tenía su problema Por qué para mala fortuna de los SloreMarriáh llegaba a la casa y se colocaba los grandes audífonos. El rubio sin pensar la mala broma que sus amigas le hacían, apresurado y atontado, le dio <Play>. Fue ahí, que instantáneamente, los ojos turquesas del chico se abrieron de par en par y este solo cayó inconsciente en el piso, con la “música” sonando y con un aura espectral, abrazándolo.» ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ Y el joven castaño, ese conocido delgado de nombre <Sonick> estaba en medio del bosque abandonado de su vecino, ya había pasado algo de tiempo, más este no saldría, no al menos que sea con su amigo Missora, el cuál aseguraba estaba dentro de ese lugar, por lo que Sonick había corrido. Así, se veía al jovencillo avanzando sobre el lodoso suelo, él esquivaba las enredaderas y aunque los ojos celestes de Missora, parecían escaparse de él, el castaño aumentaba su agilidad, logrando acercarse en cada minuto a lo indecible. Han pasado varios meses sin tu presencia… —Piensa Sonick. Sin tus consejos, tu risa y sobretodo… tu compañía. Sonick daba un gran salto, sus pies saltaban de una pequeña lomita, pronto, tendría los pies sobre la tierra y quizás, se chocaría con el famoso chico de ojos celestes. Empero, al ver hacia abajo, Sonick no vio a Missora, sino que notó de un inmenso hueco, una nada, un infinita puerta que había aparecido de repente en medio del suelo, una que en su interior, poseía una nebulosidad que quería absorberlo. Sonick no podía hacer nada Estaba a favor de la gravedady su cuerpo caería dentro de aquello inusual, dentro de abertura paranormal, la cual en su interior, le mostraba de una gama brillante de colores que corrían de lado a otro, de una oscuridad como también de una luz, lo raro de un mundo desconocido, donde emergían esos celestes ojos que se pintaban cada vez, más azules. ¿!Qué es eso!? El rostro de Sonick se tinta de terror, aquel estira de sus manos y mueve con angustia de sus piernas, no quería caer. ¡Este no es Missora! ¿¡Qué es esa puerta y por qué apareció!?. Grita sin tener respuesta. Sonick solo cerró fuertemente sus ojos, él sentía del vértigo, su cuerpo entero era tragado por la entrada desconocida, por esa inesperada puerta antigua, misma que destilaba un aura diferente.

Sin tu risa y sobretodo… · era cierto— pero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban ... —No le contaré a nadie que vi tu ropa interior ... ¡Me hicieron un

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Page 1: Sin tu risa y sobretodo… · era cierto— pero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban ... —No le contaré a nadie que vi tu ropa interior ... ¡Me hicieron un

«En el capítulo anterior… — Y Sonick veía hacia adelante, parecía delirar —O tal vez,

era cierto— pero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban aquellos

celestes ojos, esos que le incitaban a seguirlo.

—Tú me dijiste que vaya a un mundo extraño… que vaya por ti… Dice Sonick a

medida que aceleraba sus pasos. —¡Yo quiero ayudarte Missora!. Grita, decidiendo ir a

velocidad por él.

Más, sin embargo, no era el único que tenía su problema —Por qué para mala fortuna de

los Slore— Marriáh llegaba a la casa y se colocaba los grandes audífonos. El rubio sin

pensar la mala broma que sus amigas le hacían, apresurado y atontado, le dio <Play>.

Fue ahí, que instantáneamente, los ojos turquesas del chico se abrieron de par en par y

este solo cayó inconsciente en el piso, con la “música” sonando y con un aura espectral,

abrazándolo.»

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Y el joven castaño, ese conocido delgado de nombre <Sonick> estaba en medio

del bosque abandonado de su vecino, ya había pasado algo de tiempo, más este

no saldría, no al menos que sea con su amigo Missora, el cuál aseguraba estaba

dentro de ese lugar, por lo que Sonick había corrido. Así, se veía al jovencillo

avanzando sobre el lodoso suelo, él esquivaba las enredaderas y aunque los ojos

celestes de Missora, parecían escaparse de él, el castaño aumentaba su agilidad,

logrando acercarse en cada minuto a lo indecible.

—Han pasado varios meses sin tu presencia… —Piensa Sonick. —Sin

tus consejos, tu risa y sobretodo… tu compañía. Sonick daba un gran salto, sus

pies saltaban de una pequeña lomita, pronto, tendría los pies sobre la tierra y

quizás, se chocaría con el famoso chico de ojos celestes. Empero, al ver hacia

abajo, Sonick no vio a Missora, sino que notó de un inmenso hueco, una nada, un

infinita puerta que había aparecido de repente en medio del suelo, una que en su

interior, poseía una nebulosidad que quería absorberlo.

Sonick no podía hacer nada —Estaba a favor de la gravedad— y su cuerpo caería

dentro de aquello inusual, dentro de abertura paranormal, la cual en su interior, le

mostraba de una gama brillante de colores que corrían de lado a otro, de una

oscuridad como también de una luz, lo raro de un mundo desconocido, donde

emergían esos celestes ojos que se pintaban cada vez, más azules.

—¿!Qué es eso!? —El rostro de Sonick se tinta de terror, aquel estira de

sus manos y mueve con angustia de sus piernas, no quería caer. —¡Este no es

Missora! ¿¡Qué es esa puerta y por qué apareció!?. Grita sin tener respuesta.

Sonick solo cerró fuertemente sus ojos, él sentía del vértigo, su cuerpo entero era

tragado por la entrada desconocida, por esa inesperada puerta antigua, misma

que destilaba un aura diferente.

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Sonick se sentía perdido, se sentía engañado.

—Será el fin… ¿A dónde me lleva esta puerta?. Pensó Sonick al hallarse

entre las sombras, nada podía ver el castaño, por ello, sintiendo aun la calidez de

la luz entre sus manos, cuáles aún estaban por afuera, las cerró con sentimiento.

Sonick, poco a poco, ante la falta de oxígeno, iba perdiendo la conciencia.

—Será que esta puerta se tragó a Missora… y me tragará a mí… y sí es

así, quién nos salvará a ambos… Sonick se iba.

No obstante… en medio de lo que ya se veía una resignación, una blanda mano

se enganchó de Sonick, aquella con fortaleza la sujetaba, aferrándola a que pueda

salir. Sonick, en su último respiro, alzó la mirada, apenas podía ver una cabellera

castaña, una corta y brillante.

—¡Sonick! ¡Sonick, espera!. Gritaba la persona. Sonick, recordaba la voz

chillona e infantil de Missora, levemente soltaba una sonrisa taciturna. —Más, la

salvadora, esa que no era más y menos que Katrina, la mujer de unos veintiséis

años, que no se daba por vencida. Ella había conocido a Sonick desde casi toda la

vida, ella conocía que Sonick la adora y que algunas veces, se peleaba con

Missora por su amor. —Sonick veía a la mujer, pero no parecía reconocerla, aquel

solo cerró sus ojos y se perdió de todo.

Y Katrina gritaba, no podía con el peso de Sonick, aun cuando le agarraba con sus

dos manos, esta sentía su cuerpo resbalar hacia a la grieta.

—¡Eres pesado, Sonick!. Exclama Katrina, cuál girando hacia atrás,

percibía del acercamiento de Zacharias, este que viéndola probar de la angustia

de Sonick, quién había experimentado la densidad de tal hueco, decidía ayudarle.

Katrina gritaba, ella quería salir prontamente.

Entonces, Zacharias se lanza a ella, toma sus piernas y empieza a jalarlas con

toda su fortaleza, poco a poco, Katrina volvía a ver la claridad y también a Sonick

a salvo. Una leve sonrisa nerviosa se presentaba en los labios pálidos de Katrina,

igual que Zacharias, quién agitado, se sentaba en el piso.

Y Zacharias ve a Katrina.

—No le contaré a nadie que vi tu ropa interior… —Suspira— En especial

a Robinson. Murmura el pelinegro, Katrina rasca su cabeza. —No hacía falta decir

eso— pero así era Zacharias.

Katrina acuesta a Sonick sobre sus piernas, ve junto al otro del relampagueante

agujero, ese que a sus ojos se veía como una puerta, una que tenía dentro de

toda la ilusión que mostraba, unas interminables escalinatas que quién sabe a

dónde llevarían. —Ambos quedan en silencio, cierto miedo se asomaba en sus

rostros. —Era claro— Ellos estaban frente a las puertas de lo desconocido, esas

de las que hablaba Yoy en sus tiempos de juventud.

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—Es la entrada al Reino de Taey. —Soltó Zacharias aseverando —Vaya,

mis cálculos eran correctos… Taey viene por Sonick.

Katrina sonríe apacigüe —Zacharias no la vio— más las suaves manos de Katrina

tocaban de la fría piel de Sonick, todo al mismo tiempo que de entre los herbajes,

salta el ágil Yoy, mismo que habiendo oído de los gritos, se dirigió a ellos.

Yoy, al ver a su hijo, como también ver de la impresionable grieta paranormal, no

dudó en ir a enfrentarse. Yoy estaba convencido que esto era obra de Taey y con

toda su furia, aquel estaría dispuesto a decirle las verdades.

Y Yoy se para valerosamente a los pies del agujero, levemente se encorva, cara a

cara estaba con lo desconocido, pero el hombre no temía, aquel arruga su nariz y

sin esperar, mandó alaridos a la oscuridad.

—¡Nos habéis mentido! —Frunce el ceño. —¡Sí quieres un alma! Porque

demonios no te llevas la mía… ¿!Cuál es tu maldito plan!? Es que uno no puede

confiar en los disque Dioses, Magos, taumaturgos como tú… —Yoy hunde sus

puños en la nada, parecía golpear el viento— Púdrete Taey ¡Púdrete en tu mismo

lodo!. Gritaba indignado. Katrina le miraba sorprendida, más Zacharias calmando

al Slore, le jalaba hacia atrás; pues el hueco se iba cerrando al estar por mucho

tiempo abierto.

Yoy veía del acontecimiento con ira, levemente estiraba su mano y agarraba la de

su hijo, esa que estaba muy fría.

—Ese es el paso dimensional al centro de la Tierra… al mundo donde

me quería llevar Taey… a eso que llama Fuerzas Superiores, el mundo alterno a

los humanos… el mundo de los Dioses. Susurra Yoy, Zacharias asiente.

—Llevémonos a Sonick… —Zacharias rasca su cabeza, estresado a la

vez que dice sus incoherencias —Mira Yoy… le voy a perdonar el faltar a clases a

Sonick, incluso, yo mismo voy hacer la justificación. Zacharias se levanta, este sin

medir la gravedad del asunto, se choca con la cara amarga del castaño, mismo le

exigía a Zacharias —¡Qué por favor!— Se haga el trabajo de llevar a su hijo a

cuestas. —Es lo mínimo que puedes hacer, en vez de hablar estupideces. Dijo el

arrogante Slore.

Zacharias chasqueó sus labios, aquel agarró el cuerpo del delgado chico y se lo

lanzó —Como si fuera un saco— a su espalda. Katrina iba alado del pelinegro, ella

iba vigilando el semblante de Sonick, iba peinando su cabello y acariciando de su

mejilla. Yoy da un suspiro fuerte.

—Debemos curar a Sonick… —Dice el hombre —Debo buscar entre mis

contactos, a las personas del ayer misterioso… ¡Que tarea!. Critica Yoy, Zacharias

le hace muecas a su espalda, a veces estos dos no se comprendían, el pelinegro

no le aguantaba. Katrina solo sonreía.

—Yoy… ¿Y Sophia?. Pregunta la chica, Yoy gira dramático —Como de

costumbre— le hace una mueca molesta y continua su camino.

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—¡Acaso yo estoy pegado a ella!. Amonesta a Katrina, Zacharias se

acerca a la castaña, el latir de la venita de su frente, se hacía más notable.

—Y por ese amargado… Sophia me cambió… —Tuerce los ojos. —Esos

dos bobos, no tienen cerebro… ¿Qué se vieron mutuamente?. Evalúa el hombre

de cabellos negros, este que hacía soltar otra risa a la castaña.

No obstante dentro de la casa, cerca de la sala estar, se asomaba Robinson,

quién con su acostumbrado libro de lecturas, iría a sentarse en el sofá. Empero,

antes de siquiera entrar, el aviso de —Está ocupada— se vio ante el movimiento

de una cosa rubia, esa mota de cabello que cubría con todo el rostro de quién, por

la singularidad de su moda y extravagancia, apuntaban a ser Marriáh.

—¡Ah! Él está allí… —Susurra Robinson. —Espero que no esté haciendo

cosas raras… Dijo Robinson, aquel castaño de ojos oscuros, quién veía a Marriáh

muy desalineado —Algo, como salido de una fiesta loca— más, eso no era lo que

llamaba la atención de Robinson, sino las palabras que salían de la boca del crío.

Y el rubio se balanceaba de un lado a otro, sus ojos aún se notaban más cerrados

que abiertos, su pálido color se asemejaba a un muerto, una extraña aura sombría

vestía la silueta de este.

—¡Miércoles!... jueves y viernes… ¡He caído como cae un mono con su

misma cascara de guineo! ¡Ash! —Marriáh escupe en el piso. —Que fue lo que me

han dado a tomar estos idiotas… Susurra a la vez que daba indicios de vómito.

Robinson entrecerraba sus ojos, quizás, sí era lo que pensaba —Un fiesta loca—

No obstante, el rubio reaccionaba, abría sus ojos y mirando todo lo que le

rodeaba, empezaba a desesperar.

—¡Donde carajos estoy!. —Gritó asombrado— ¡No es mi mundo! ¡Me

jodieron! ¡Me hicieron un hechizo!... ¿!Donde están los malignos… y mi amigo!?

¡Esto no huele a mi mundo!. Expresaba el aparente Marriáh, quién echaba los

muebles hacía un lado, abría las ventanas y observaba del cielo, según él, muy

diferente al que conocía.

El serio Robinson da un suspiro, se retiraría de una vez, pero el excéntrico rubio le

detuvo nuevamente con sus angustias.

—Espera un momento… ¡Es-Este cuerpo no es mío! —Marriáh se revisa

y toquetea todo —¡Malditas arpías, perversos del demonio! Cambiaron mi cuerpo

al de un afeminado jovencillo de quién sabe qué mundo. Reclamaba aquel extraño

muy molestamente.

Robinson entrecierra sus ojos. —Tal vez, no era trago, quizás… eran drogas—

Más, Marriáh continuaba, pateando las cosas y zapateando.

—¡Esta vez sí se pasaron de miserables!... “Rosas de Best” me las van a

pagar bien caro… hacerle esto a un ¡Hombre bien hombre!. Enfurece aquel, que

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poseía del cuerpo y los gestos de Marriáh. Mismo que denota —con una rabia

tremenda— que todo lo que Marriáh hacía, siempre se veía a ojos de los demás,

como algo vistoso y sensual. El alma vagante cada vez se encolerizaba más.

Y todo era tan extraño para ojos de Robinson, quién parado en el umbral, veía

como “Marriáh” decidía salir, golpeando con todo e incluso con él mismo, quién le

oía —con asombro— como maldecía la vida, la circunstancia y el destino.

—¡¿Ahora, como regreso a mi mundo de Fuego?!. Expandía.

Robinson le oye y queda boqui-abierta, un destello de creer grave la situación,

aparecía en su mente, empero, antes de siquiera pasar palabra con el “fosforito”

Marriáh, a su lado, o más cercano a él, apareció la silueta de Sophia.

Y la rubia da un bostezo, cansada y además muy hambrienta, se dejaba hundir en

el sofá donde antes estaba Marriáh, poco a poco, Sophia perdía su mirada, sus

pensamientos se hallaban en Sonick y la preocupación. —Sinceramente quería

tener un plan— pero la perturbación la tenía bloqueada, así que viéndolo como un

momento de descanso, Sophia ve del reproductor de CD, y con una sonrisa algo

curiosa, lo toma. Nota, que por los adornos, se trataba de Marriáh.

—Este puberto y sus músicas. Susurra al tiempo que revisa del objeto y

se dispone a distraerse. —Vamos a oír un poco… Menciona, llevándose del

auricular a su oído, lentamente.

—Un gran momento de ascuas cruza por nuestras mentes—

Sin embargo, como segundo salvador del día, Robinson interrumpe, se acercaba a

Sophia y esta, notándose como holgazana, esconde de la prueba.

—Marriáh luce algo extraño. Le comenta el tipo, de improviso.

Sophia deja el reproductor y camina hasta Robinson, le sonríe amigable y primero

que nada, le saluda. Robinson se disculpa y rozando sus mejillas, se dan cortesía.

La rubia volvía al tema, ella prestaba mucho oído a cualquier cosa por pequeña

sea, esta, a veces rayaba en la paranoia.

—¿!Que tiene Marriáh!?... ¿A vomitado sangre?... ¿Algún demonio le

persigue?... ¡Taey está aquí!... Sophia mira a todas partes, alza sus puños como si

se defendiese. Robinson rasca su cabeza. —Solo estaba hablando cosas raras…

Sophia asiente —ahora— algo desinteresada, avanza su mano hacía el hombro

de Robinson y menciona. —Marriáh… siempre habla cosas raras… Sophia le da

una bella sonrisa. Empero, y para darle drama al asunto, en ese mismo momento

llega el pesado Yoy Slore, aquel que cansado, se choca con la inusual cercanía de

Sophia y Robinson.

Yoy se molesta, estaría listo para hacer sus acostumbradas injurias.

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—¡Pero claro! —Llama a los que le acompañaban —Miren a su amiga…

todos preocupados por una valiosa vida y ella aquí, flirteando con Robinson, no

puede ser ¡Que descaro!. Tacha la viperina lengua de Yoy.

Zacharias y Katrina quedaban viendo el inusitado acontecimiento. La castaña y el

pelinegro se miraban entre sí con algo de resentimiento. Sophia mira a Yoy, ella

se lanzaría a él con su exasperante furor, más, antes de siquiera moverse, sus

verdes ojos se chocaron con Sonick, el inconsciente que ganaba con su atención.

Y Sophia toca las mejillas del adormitado, un semblante impaciente se asomaba

encima de sus esmeraldas ojos. Sophia ve a Yoy.

—He llamado al monje que nos ayudaba en el pasado, sellando la puerta

de las Fuerzas Superiores… Mencionó Sophia llamando la atención de todos, en

principal de Yoy, cuál no entendía como ella, siempre se adelantaba a los asuntos.

—¿¡Cómo conseguiste el numero!?. Dijo él. La rubia sonreía nerviosa.

—Bueno… aún recuerdo cómo se manejaba la energía del cuerpo y los

Mantra… así que… —Enreda sus dedos en su cabello. —Lo he invocado… Dice

ella, Yoy tuerce sus ojos. —¡Y prometimos que ya nada con eso!.

—Pero Yoy… Sophia intenta dar una explicación, el Slore frunce el ceño,

siempre era un hueso duro de roer. —Tus ansias de poseer poderes terminarán

por volver a activar tu “Psiquis”… recuerda, que es el boleto para que la puerta

vuelva a aparecer… ¡No entiendes! ¡Taey vendrá por nosotros!... y como tú no

puedes entrar ¡Por qué las mujeres están vetadas! Nos llevarán a mí y a mi

querido Sonick. Grita el molesto Yoy expulsando todos sus rencores. Sophia baja

la cabeza con algo de pesimismo. —Bueno… Yoy.

Más —Cortando o sumando la tensión del ambiente— aparece de nuevo,

“Marriáh” ese que de momento a otro, con rostro problemático, se cruza en medio

de los adultos, estos que al verlo, guardaron de su hermético silencio.

Todos veían el caminar perezoso del —de alguna manera— nuevo Marriáh, quién

lleno de enojo, iba susurrando incomprensiblemente de algunas palabrotas.

—Malditos chistosos… ¿Cómo carajos regresó?… Mencionaba.

Yoy cruza sus brazos, ya no le reprendería, esperaría que se aleje para poner

manos a la obra con Sonick. Empero, el intruso se daba a notar solito y en un leve

rayo de atención, alza su rostro chocándose con la silueta y belleza de Sophia,

esta que atrajo —muy inusualmente— de las babas del menor.

Y Marriáh —que no era Marriáh— quedó atontado, aquel no hizo más que hacerle

un largo piropo. —¡Que colorada tan buena y guapa me he encontrado!. —Chifla

—Créeme que le ganaste a la “venusta”… oye, soy chiquito, pero picoso. Dedica

Marriáh con su guiñar de ojo y —una nueva—caminata desvergonzada.

Yoy no se lo cree —¿Qué fue eso?— este ve a Sophia y le regala otra mala cara.

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—¿Cuánto le pagaste a mi hijo para que te diga eso?. Critica.

Más, ante todo lo que ocurría, el ignorarlo era lo mejor y también lo cotidiano. Así,

todos regresaban a Sonick, todos menos Robinson, quién se convencía de que

Marriáh estaba distinto. Por ello, regresando a la sala estar, tomó en secreto del

reproductor y CD de música, él pensaba dárselo a Zacharias, quién siempre con

algún experimento o invento, develaba de respuestas.

Y “Marriáh” sale de casa, este vuelve a observar del cielo, suspiraba —quizás en

verdad, se sentía incómodo— poco a poco, este queda en silencio, podía sentir

que su mente estaba dividida, que la verdadera alma de tal cuerpo, estaba ahí. Y

el intruso tuerce sus labios. —Vaya… apenas nos enseñan una bobada y estos

dos pelmazos se ponen hacerme tonterías… es que se mueren por que les preste

atención. Exclama a la vez que llenaba su mente con la leve imagen de sus

abusadores, los que se podían llamar —de alguna manera—Rose y Venus.

Entonces, “Marriáh” da un bostezo, aquel intuía lo que estaba pasando.

—Seguramente este crio se ha buscado problemas con Rose y aquel

queriendo joderme a mí también… aprovechó para encerrarme… bien sabía yo

que Venus y Rose conocían de las tierras humanas, pero ¿Cuánta inteligencia se

puede tener en la cabeza de Rose?. El desconocido revisa de Marriáh, nota que

lleva un uniforme, y como determina que aún es de mañana, seguro, este rebelde

—Como así se veía— estaba fugado de clases.

—El único instituto cercano, según lo que revisé en la casa de los ricos,

es este… —Señala al frente—Estoy convencido de que el dueño de este cuerpo

es de allí.. Y Marriáh avanza en rápidos pasos, este notaba la agilidad que tenía al

estar en el cuerpo del Slore, el intruso pensaba en el final de la broma —¿Qué era

lo que en verdad querían las Rosas Fashion? Molestar o entrar al crio al averno—

—Pronto lo sabría—

Y el rubio sabía dónde buscar, este se metió entre los jardines más alejados, era

uno de los lugares preferidos de las muchachas que gustaban de hacer maldades.

Así fue que encontró a la rubia —Pero tal vez, en una situación algo intima— más,

al desconocido parecía no importarle en absoluto.

Marriáh veía a Venus y esta, entre los arbustos, parecía estar con alguien; pues,

no eran solo los susurros y el coqueteo, lo que resurgía, sino también, la espalda

desnuda de una rubia que se rehusaba a continuar. —Marriáh queda admirado de

la vista tan buena—

—¿Oye, será que me puedo unir?… Expresa Marriáh con chillona voz,

esa que llamó la atención de la sorprendida Venus, quién estaba atrapada en los

dominantes brazos de un apasionado chico —Quizás su novio— mismo que

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obviando al visitante, le besaba con furor de su cuello y le apretaba fogoso de sus

medianos pechos. Venus quedaba pasmada —No se lo imaginaba— pero una

ligera sonrisa indescriptible surcaba en su rostro.

—Así que nos encontraste… Expresa Venus entre sus leves gemidos, no

obstante, ella obliga a que su pareja note del inconveniente. Y así, aquel se vio

obligado a dejar el romance.

Marriáh traga saliva —Venus era muy guapa— y tal como lo sabía, lo reconocía

también quién estaba con ella, aquel que muy enojado, no quitaba ojo encima de

él y de Venus, misma que cubriendo sus pechos, se decidía a ir por Marriáh.

—Oye… —Dice Marriáh— No es tan difícil calcular las neuronas que le

quedan a Rose. Exclama intentando dejar su vergüenza ante la escultural mujer.

Venus se acomoda la ropa, va subiendo por su torso, de su camisa escolar. Y así,

sonríe picante mientras se acercaba con su seducción, esta que culminaba con el

simple acto de agacharse para subir sus medias.

—Un gran espectáculo que “Marriáh” no podía resistir.

—¡Esto es la gloria, hermano!. Susurró Marriáh hacía quién estaba atrás,

este que se mordía de rabia; pues era notable que “Marriáh” deje al descubierto su

brutal gusto por Venus, mismo que descontroló al celoso y que —partido en ira—

se dé el impulso para saltar ágil y lanzarse sobre el pequeño, quién pedía calma.

Pues, —Debemos confesar— que aquel posesivo, no era un hombre que se vea

muy normal. Este era una clase de bestia y Marriáh lo notaba por el cambio de sus

ojos verdes a unos blanquinosos.

No obstante, Marriáh parecía saber a qué se arriesgaba.

Y Marriáh detuvo al instintivo, sus secas expresiones le congelaron.

—¡Eres un perro baboso, Ande! —Lo señala llamando al tipo. —No sé

por qué están saliendo juntos… pero ¿Qué crees? Venus es famoso donde sea y

en nuestro mundo, sabes que las noticias vuelan… —Marriáh se muestra enojado

—¡No sé cuál es el trato! Pero te aseguro, Ande, que tú no le gustas a Venus…

posiblemente te utiliza… ¡Qué bobo Ande!. Exclama a tiempo que chasquea sus

labios y se encorva un poco, moviendo una de sus manos en círculo.

—Ande, era el chico que estaba con Venus, un rubio claro de ojos verdes agua y

mirada despistada, corpulento y agraciado, pero con una pinta de perezoso.—

Ande se sorprende.

—¿¡Como sabes mi nombre!? ¿Eres gay?. Dice retrocediendo, Ande no

estaba tan confiado ante su desconocida apariencia, más algo llamaba de su

familiaridad y eran los gestos de este, cuales le dieron la apertura para que Ande,

lo empezase a oler.

Marriáh —Quién no era Marriáh— le miraba con cara de pocos amigos.

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—¡Oye! Me fastidia que me huelan como si fuese una clase de comida, o

cosa sexual… —Marriáh golpea a Ande de una patada y lo hace caer al piso—

¿¡Me estás escuchando!? ¡Puerco perro!. Menciona armándose de valor.

Más, Ande sacudía su cabeza, no actuaba con ira, este más bien, abría sus ojos y

observaba toda la silueta de Marriáh, quién se veía como un chico muy sensual.

—¡No sé quién seas! —Grita Ande rascando su cabeza —Pero hueles a

algo muy feo… ¡Hueles a un tipito llamado Nine!. Expresa ganándose otro golpe.

—Nine huele bien ¡Idiota!. Responde aseverándole a Ande, quién con

sorpresa y confusión, suelta una amigable sonrisa. —¡Sí, eres Nine!... ¿Pero… por

qué ese cuerpo?. Expresa perdido.

Nine —Quién estaba en el cuerpo de Marriáh— estira su cara con estrés, la

verdad le contaría a Ande lo que pasaba, más el solo recordar a Venus entre sus

brazos y besos, le hacían sacar de sus casillas. Así, Nine toma del cuello a Ande,

quién a sus ojos, lucia como un pequeño tonto, casi que como siempre. —Aunque

sabes Nine…—Comenta Ande —No hay tanta diferencia con tu real cuerpo.

—Y la risa de Ande llenaba el lugar— empero, uniéndose a ella, llega Rose de la

mano de Venus, ambas riéndose del patético Marriáh y del absurdo Nine.

—Te dije Venusito… dos pájaros de un tiro. —Rose lanza su cabello

hacia atrás. —Sí vienes para que te llevemos de vuelta a tu mundo, tú estás muy

equivocado “naquito”. —Dice Rose mordiendo sus uñas, seductora— Nosotras

tenemos misión, hoy nos quedamos toda la noche en el mundo de los humanos.

Asevera la pelinegra. Venus, asiente guiñándole el ojo a Nine, este que hervido de

sus cosas, se echaría a pelear.

No obstante, Venus con pequeño brinco, se acercaba al impaciente Ande, este al

cual pidió a su oído, les alejase del lugar, ambas debían ir por su objetivo. Ande ve

hacía el cielo terrestre y asiente.

—Yo les dije que les ayudaría en esta misión… así que no debemos de

perder más tiempo con Nine… no, cuando tenemos enemigos más poderosos que

destruir… Expresa la muy serena voz de Ande. Rose suelta una risa maléfica, este

se va acercando al alto rubio y se despide del estático Nine, mismo que sabía bien

que no podía acercarse al fuerte Ande.

Nine hace mala cara.

—¡Claro! Y ahora las tres divas hacen equipo de raritos dentro del mundo

de los humanos… pero saben, yo conozco sus realidades y cuando llegue a mi

mundo, se los contaré a todos… —Nine cruje —¡Diré que Rose Black es travestí!.

Grita enfurecido, más Venus ríe burlona, ella obviaba el enojo de Rose y miraba

como Ande hace de su increíble transformación. —La vamos a describir— Ande

respira hondo, aguanta de su respiración y rápidamente hace presión en todo su

cuerpo, mismo que ante la fuerza, suelta de un calor, de un fuego que llamamos

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Psiquis, una llama —en su caso— violácea que cubría de todo su cuerpo, esa

misma, que lo transformaba en algo diferentes, en algo grande y animalesco.—

Entonces, la magia de su energía o Psiquis le transmutó en un lobo, uno de gran

tamaño y claro pelaje.

—Bye-Bye Nine… Y Rose guiña su ojo, ella contrario a Venus, se sube

sobre el lomo del impredecible animal, al mismo al cual obligó con un jalón a que

Venus también se prenda de él, de ese que gruñía con desafiante figura y que no

esperó de mucho, para saltar increíblemente por los aires.

Nine, los miraba estupefacto, no había dicho ni la A; puesto que guardaba mucha

cautela para con el extraño Ande. Inútil, se sentía Nine, más oyendo como los

gritos miedosos de Venus se disipaban, frunce el ceño y decide buscar de otras

alternativas.

—Idiotas… ¡Pero esto nos la pagarán malditos perversos! ¡Los hijos de

Taey se vengarán contra ustedes!. Gritaba Nine ante la ausencia de las mujeres.

……………………………………………………………………………………………..…

Más, por el lado de la gran casa, estaban Sophia y Yoy junto a Katrina, los tres,

sentados en la sala, viendo en el mueble de la esquina, el cuerpo adormitado del

frío Sonick. La rubia suspiraba, todos esperaban la aparición del famoso monje,

ese que hace muchos años, les había prestado servicio de exorcista.

Katrina baja su mirar algo pensativa.

—Habíamos vivido momentos muy graciosos con Taey… —La castaña

recuerda al joven de cabellos rojos, ese que hacía escándalos en clases, mismo

que siempre ganaba una pelea y que gustaba de tomar. —Taey había dicho que

estaba feliz de conocernos… y que perdonaba a Yoy; pues gracias a él, había sido

como un humano, había experimentado ser uno… Katrina hundía sus labios,

secaba sus pocas lágrimas cristalinas, esas que cautivaban a Sophia.

—Es verdad, eso dijo… pero Taey no es humano, él es otra cosa, es un

ser diferente y tiene acciones y naturalezas incomprensibles. Excusó Sophia.

Yoy mira a su hijo, él no estaba dispuesto a perdonar a Taey, sí es que aquel se

determinaba por robar a Sonick.

—Tienes razón… —Comparte Katrina —Taey es un Dios, así como lo es

su familia… esos que reinan aquel mundo paralelo llamado “Fuerzas superiores”.

Katrina acaricia las manos de Sophia, su gran amiga, misma que sentía su calidez

y la nostalgia que aparecía en su rostro. —Taey decía que la familia humana era

distinta a la familia de Dioses… que aunque tengamos apegos y defectos, éramos

tiernos, preocupados y cautivadores. Taey contaba que guardábamos muchos

sentimientos, qué éramos muy parecidos al Dios Mori. Suelta Katrina ganándose

Page 11: Sin tu risa y sobretodo… · era cierto— pero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban ... —No le contaré a nadie que vi tu ropa interior ... ¡Me hicieron un

del asombro de Sophia y la curiosidad de Yoy, este que sin entenderle muy bien,

le interrumpe. —¿Quién es Mori?.

—Un pequeño silencio, algo molesto y sarcástico, apareció en los rostros de las

dos mujeres, Yoy era tan ocurrido y cegado por su propio ego—

No obstante y contestando la pregunta, surgió una delicada voz, similar a la de un

jovencillo. —Mori… es el Dios de la vida, cabecera y padre de todos los Dioses y

semidioses de nuestro sistema solar… fue el creador del corazón de los planetas,

ahí donde se crean las “Fuerzas Superiores” el mundo paralelo de los Dioses y

dónde solo sus fuertes candidatos, pueden pisar. Explicó el inesperado joven que

se robaba las miradas de los adultos, ellos que sin pestañar veían a lo que era el

sabio monje, ese al que los años ni siquiera le habían tocado.

Katrina se levantó junto a Sophia, estas movían al joven de un lado para otro, le

preguntaban sí se trataba de él mismo, o quizás de su descendencia.

El monje suspira y les regala una sarcástica sonrisa.

—Soy el monje Love. —Se presenta— Es obvio que como no vivo con

los humanos y paso en los santuarios de los Dioses, casi que no envejezco… pero

sí soy yo y me acuerdo de todos ustedes, como si fuese ayer. Expresa haciendo

énfasis en su <!Memoria de elefante!>

Yoy tuerce sus labios. —Ya te iba preguntar por la crema que usabas…

Más, Love arregla su ceremonial capa, él vestía de morado y dorado, capas sobre

capas, collares extraños y una cruz de madera sobre su pecho. Love aparentaba

ser un chico de unos dieciocho años, cabellera mediana negra y ojos morados.

Y Love se acerca hacia Sonick, coloca sus manos a unos centímetros de su piel,

este recorría todo su cuerpo, el monje tenía sus ojos bien cerrados. —Según esta

técnica, el sentiría lo que a Sonick le estaba pasando— Yoy veía al monje, mismo

que alejándose un poco, determinaba el daño. Era solo el malestar de aguantar la

oscuridad, esa que se había impregnado en la piel del humano, causándole

desmayo y escalofríos.

—Necesito sal en grano, incienso y altamisa. Reafirmó el monje, a la vez

que sacaba de su capa —como hoyo sin fin— un mortero donde machacaría su

fórmula.

—Más, ante la espera— Yoy se acercaba al monje, su rostro algo desconcertado,

llamó la cautives del quién se veía mucho más joven.

—La verdad… dentro de las Fuerzas Superiores estamos pasando por

muchos desordenes… Las ambiciones se están acrecentando en sumo silencio…

el Dios Oz busca derribar y tomar control de las tierras de Taey… no sé qué tenga

que ver Sonick en esto… pero, quizás… en estas situaciones, Taey lo vea como

alguien importante para levantar algún día una guerra… —Love aprieta su barbilla

—Lorren siempre me dice que debemos sobreponernos a los Dioses…

Page 12: Sin tu risa y sobretodo… · era cierto— pero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban ... —No le contaré a nadie que vi tu ropa interior ... ¡Me hicieron un

Yoy cruza los brazos, se sienta alado de su hijo.

—Nunca le enseñé sobre la Psiquis que todo ser posee, no dejé como un

ignorante, para que no se vea envuelto… es más, siempre le dije a Taey que se

lleve cualquier cosa, menos a él… Tantos años de amistad y ¡No los echa por su

Reino!. Expresa descuidadamente. Love da una sonrisa compasiva —No era solo

un Reino, era el equilibrio de la tierra—

—Las fuerzas superiores o los Reinos de los Dioses se dividen en áreas,

cuales a similitud de cuerdas, sostienen el mundo de los humanos… existen seis

Dioses principales, ellos se reparten en tres regiones, cada uno ve a los humanos

y toma de él para cumplir una misión, sea buena o mala, se hacen sus peones en

este juego, cuál promete la gracia de una larga vida feliz o de inmortalizarse como

semi-Dioses, hijos de ellos… —Love empieza a mover las manos explicando con

señas lo mencionado. —Las Fuerzas Superiores rodean la Tierra, en su núcleo se

encuentra todo… el núcleo es el corazón ardiente de nuestra Tierra… los adeptos

van a aprender de la palabra y justicia de los Dioses, todo para lo que nacieron….

—Love se detiene. —Bueno…eso dice Lorren. Love tira su cadera para un lado y

cruza sus brazos, Yoy desvía su mirada —No hacía falta tanta explicación—

Más Sophia se arrodilla, ella al traer los elementos, ve como Love, con mantras y

esfuerzos, hace una mezcla gelatinosa, cuál unta sobre la cabeza de Sonick.

—Con eso… él despertará pronto. Determina Love, listo para irse.

Sophia y Katrina le agradecen bastamente, el sonriente chico da una reverencia, a

pesar de su frescura, sí guardaba una preocupación por Sonick; pues, la mayor

misión del Monje, era ayudar a los humanos.

—Yoy… —Llama el pelinegro— Debes velar por tu hijo… él cree que lo

está llamando Missora, pero la cosa es diferente… no estoy seguro de quién está

detrás de tu hijo… pero hay muchas manos aquí, unas son para traerlo, otras para

dejarlo, algunas para protegerlo y graves, para matarlo… —Love entrecierra sus

ojos, él también se veía confundido —Más… te diré que Taey no es el único que

está tras él… Confesó Love, este que sin más decir, se paró y prometió orar por el

bienestar de Sonick.

Yoy al oír de tal advertencia, suspira cansado.

—No quiero que mi hijo vaya a las Fuerzas Superiores… no me interesa

si le permiten ser un Dios, ¡Solo deseo que sea un humano!. Exclama Yoy.

—No sé Yoy… en medio de los tenebrosos movimientos del Dios Oz, no

he podido comunicarme con los Dioses… todos están bajo su poder… todo, desde

que el Dios Mori ha cerrado sus ojos, ha dormido profundamente. Menciona Love

despidiéndose de todos y avanzando, solitario, hacía a puerta de salida.

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Love se distancia, piensa confundido —¿Por qué los Dioses se están disputando

el alma de este joven?— El monje daba un suspiro, había mucho que hacer por

los humanos de la Tierra, una gran tarea, contando que no muchas personas, se

ganaban el cargo que él poseía.

En fin, el pelinegro abre la puerta y se choca con Nine —Es decir, Marriáh— este

que mirándose con inconformidad, empieza hacer críticas sobre su apariencia de

niñato adefesioso. Love rasca su cabeza, no le ponía asunto, solo continuaba y de

consejo, golpeaba su espalda.

—Debes amarte tal como eres… eso dice, Lorren. Susurra sin detenerse.

Nine alzaba su enfadado y estresado rostro, tan instintivo como siempre, estaría

presto a insultar, más al notarse ante la presencia magna a su frente, tragó saliva

y escondiéndose un poco, constataba que se tratase del misterioso Monje de los

Dioses, aquel que de vez en cuando, visitaba sus mundos.

—¿Ese no es el monje de las Fuerzas Superiores?. —Nine quedaba

pasmado, más sin echarle mucha mente, llegó a la conclusión de seguirle, pues

era obvio que el monje volvería a las Fuerzas Superiores.

Y Nine corría detrás de él, de Love, quién sin apuro alguno, se daba el espacio

para disfrutar del ambiente y hacer de algunas paradas. Entonces, Nine miraba

como el Monje se sentaba a tomar un helado, a visitar a las palomas del parque, o

a jugar por ahí con los niños de las esquinas.

—En sí— Love era muy jovial y apacible, uno con mucha calma —tanta— que

fastidiaba en gran manera a Nine, quién después de tanta espera, vio por fin,

como Love abrió una profunda grieta en medio del aire, —Esa que era muy igual a

la que Sonick vio— la gran puerta de las Fuerzas Superiores, esa que llevaba en

su frente, el gran signo de los Dioses, una unión de cuatro esferas y seis llamas—

Ellas, le enseñaban a Love y Nine de sus interminables escaleras subterráneas.

—Pero…¿!Cómo lo hizo!? —NINE EXPLICA —Esto es parte de híper-espacio y el

manejo de la Psiquis… pero debo parlotear… Para abrir el paso dimensional, se

necesita ya haber sido escogido para entrar, es decir… tener la llama de la Psiquis

encendida, eso es lo primero… Lo segundo es poder manifestar un mantra muy

poderoso “Translard” cuál rompe y transforma el equilibrio de la naturaleza y se

fusiona con el centro de la tierra, para que desde ahí, se cristalice un puente que

te absorbe al otro mundo, a las Fuerzas Superiores, dónde tu condición física se

transforma a una que se acople a dónde vivimos… bueno, ¿Entendieron? ¡No

importa! ¡No sean escépticos!.— FIN DE LA EXPLICACIÓN.

La cosa es que Nine no perdió tiempo, aquel tras el paso de Love, se echó con

algo de temor sobre la grieta, este no bajó de las escaleras, más bien, se lanzó a

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su espacio, mismo que lo jaló con fuerza y lo desintegró en muchas moléculas que

con rapidez, se veían atraídas al núcleo terrestre.

—Es claro— que Nine no pensaba en Marriáh. Era lógico para él, que una vez

dentro de su mundo, su alma volvería a ser el cuerpo de siempre, más, en cuanto

al Slore, quizás, quedaría encerrado dentro del nuevo mundo del cuál, sería una

blanco muy indefenso.

—Y así, el cuerpo de Marriáh se fue— Pero tal acontecimiento tuvo testigos, ahí

estaba Robinson, quién regresando de comprar unos dulces, había quedado

congelado de la escena.—

Entonces, no demoró este en regresar a la casa y contarle lo sucedido a la familia,

más antes de siquiera hablar, como sustento a su posible locura, se cruzaba

Zacharias —Todo manchado de tinta, grasa y quién sabe qué más— Este llamaba

la atención de los otros tres que estaban con Sonick.

Y Zacharias alzaba la voz, se dirigía al exasperado Robinson.

—Tenías razón amigo… —Saca de su mandil, el reproductor y el CD—

Esto tiene magia de alto calibre. Zacharias muestra con la otra mano, su radar de

magia, mismo que estaba destruido. —Acaba de dañarme mi Transmisor de

ondas infra y violeta. Susurra molesto.

Robinson asiente, se agarra del hombro de Zacharias —Poca importancia le dio a

su enojo— Más bien, aquel observaba a Yoy.

—Se fue… —Traga saliva— ¡Se llevaron a Marriáh!. Grito asustado.

Yoy y Sophia se miraron las caras, estos sin entender se pararon al unísono.

—¿!Quién se llevó a Marriáh!?. Preguntó Yoy con su expresión seria,

Sophia y Katrina observaban a Robinson. —No creían lo que decía—

Más, Zacharias interrumpió, había determinado una cosa sobre su experimento, y

él enseñó a todos del reproductor y el CD. —Poco a poco, abrió con desarmador y

herramientas del aparato y mostró a todos de su extraña estructura—

—Esto no es un reproductor de discos… es solo el esqueleto de uno… la

verdad es que por dentro, parece una especie de recipiente. —Zacharias les

señala, en el interior, habían unas palabras dibujadas. Zacharias rasca su cuello,

Sophia asoma la mirada, parecía reconocer lo que se dice.

Más, el pelinegro se le adelanta.

—Esto es uno de los mantras que estudiaba Sophia, estaban entre sus

libros misteriosos… aquel palabra, sirve para atrapar un alma penitente y además,

este CD no contiene música alguna, solo expande una fuerte vibración que turba

tus sentidos y te deja en estado inconsciente. —Zacharias se da la razón a él

mismo— Es por eso… que caí por dos horas sobre mis mezclas. Se ve todo sucio.

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Sophia golpea sus manos.

—Esto era de Marriáh… es decir que alguien quería hacerle daño… con

este mecanismo es fácil determinar que el espíritu, cuál también estaba afectado,

estaba ahí, se apoderó o compartió el cuerpo de Marriáh… Soltó Sophia con aire

de sabionda, Yoy por su lado, colapsado, echó espuma por la boca.

Katrina da un pequeño sobresalto, ella estaba ayudando a calmar a Robinson,

quién no dejaba de repetir que se habían llevado a Marriáh.

—¿Están seguros de esto?. Preguntó la castaña, Sophia asintió con un

rostro mucho más serio. —Pues, esto ya se había salido de control y algo había

que hacerse— No obstante, Zacharias tenía algo más que acotar, al igual que

Robinson, quién más claro, expresaba su confianza por el Monje Love.

—Todos se sentían de una manera, un poco más tranquilos—

Y Zacharias habla.

—Recuerdo que en el aula de Marriáh… habían dos chicas que llevaban

esto en sus manos… —Se pone a pensar y cae en recuerdos— ¡Oh! ¡Sí!... ¡ya lo

recuerdo! Yo las escuché… estaba en mi recorrido de inspector y oí que le harían

pagar a Marriáh… más… me olvidé ¡Oh ya sé! Me pagaron cincuenta dólares para

que lo borre de mi mente. Confesó Zacharias descuidado de sus aseveraciones.

—Todos, con ojos sanguinarios, observaban al despistado pelinegro, el mismo

que pagó por su avaricia.—

—¡Es verdad!. —Asevera Katrina. —Son Rose y Venus. Declaró.

Más, Yoy quedaba devastado —La situación era más complicada aún— Sophia

ponía sus manos sobre la espalda del desesperado castaño, ella mencionaba lo

último que quedaba por hacer. —Tenemos que invocar a Taey y hacer un negocio

con él… —Dice ella y Yoy entrecierra sus ojos, era lo que tenían que hacer.

—Taey ha ido muy lejos… se ha llevado a mi hijo, el menos preferido…

pero es obvio, que como se dará cuenta que es insolente… ¡Vendrá por Sonick!.

¡Y no sé lo permitiré!. Grita Yoy molesto.

Sophia suspira, pensaba en como arreglaría el contrato con Taey.

—La verdad es… —Susurra ella —Que la vida de ellos… vale más que

la mía. Determina con aires de victimaria. Yoy la observa sin estar de acuerdo,

este chasquea sus labios y concluye con que pongan manos a la obra. —Sophia

cree que todo el mundo está interesado en ella… Responde Yoy a momento que

se disponían a realizar la invocación para traer al taumaturgo del fuego.

—Un poco de pausa, por favor—

…………………………………………………………………………………

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Y Sonick abre sus ojos nuevamente, algo tembloroso, toca su piel, siente que esta

sobre unas suaves sedas, Sonick da vuelta y nota que es su habitación, era su

cama y era su realidad. No obstante, alza de la mirada y se choca con extrañas

cosas, su lecho estaba rodeado de sal, un círculo lo mantenía en su interior —Más

así mismo— de los bordes de su camilla, en los palos, guindaban un manojo de

plantas de amargo olor. Sonick empezaba a sentirse asustado y más aún, cuando

su mano, tocó de una carta, esa era de su padre, quién le pedía que no salga de

ahí, por nada del mundo.

Sonick ve a su alrededor, agarra la almohada y siente del denso aire, seguro que

no solo la fórmula de Love fue lo que le hizo levantar. Sonick, sentía la presencia

de otro ser en la recamara. —Todo al mismo tiempo que recordaba del bosque y

de los celestes ojos, que no eran de Missora—

Y Sonick mira hacía en frente, toma algo de valor.

—Sé que estás ahí… —Se dirige a las sombras. —¿Por qué me haces

creer que eres Missora? Más vale que me digas tu realidad y por qué me buscas.

Dijo el chico asustado y este atestiguaba como la oscuridad tomaba voz, un ronco

y seco verbo que se expandía a las cercanías de Sonick.

—Te equivocas… aparte de mis planes, siempre Missora te ha llamado,

él te extraña mucho…—Dice la rara voz, Sonick baja su vista. —Él se siente muy

solo dentro de las Fuerzas Superiores… más yo lo he oído desde mi Reino… e

interesándome en ti, he subido para verte… ¿Te han dicho que te pareces a

alguien muy conocido?. Susurra aquel malicioso.

Sonick no sabe que responder, este clava sus manos sobre la almohada, todo a

medida que la fuerte voz, continuaba.

—Deberías venir conmigo y ver de quién te hablo… Expresa este a la

vez que expande sus sombras por la habitación.

Sonick bota el cojín, tumba sus brazos sobre las sabanas y con más valor aún, se

decide encarar a lo que no conocía.

—¡Yo no iré contigo!. Grita determinante. Empero, la magia empezó por

sí sola, Sonick notaba como las sombras se movían hacia él, este retrocede hasta

quedar contra la pared, era visto que las plantas que se colgaban en su cama, al

mínimo acercamiento de este ser, empezaban a secarse y la sal, a consumirse.

Empero, la barrera era fuerte y aquel ente que se mostraba con poderío, no podía

pasar de allí.

—Yo sé que debes ir conmigo… no te lo exigiré, pero no te ocultaré que

te deseo… hay muchas cosas que te obligan a aceptar mi condición… —Hablan

las sombras —No tienes aún la Psiquis necesaria para abrir la puerta… pero yo

puedo hacer una excepción contigo… mira, todo, para que te reencuentres con

Missora. Tienta el hombre sin rostro, Sonick entrecierra sus ojos.

—¡Eso es mentira!. Responde Sonick fuertemente.

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Más, en ese momento, aquel ente se estrella contra la barrera, aquella que estaba

a unos centímetros del temeroso joven, mismo que con pasmo, veía como tal

tiniebla se convertía en lo que los humanos llamaban “La Parca” esa estirada cosa

de negra capa y guadaña en mano.

Sonick quedaba sin aire.

—¡Yo soy un Dios! ¡Yo no miento! —Gruñe la Parca— Porque ¡Yo soy

Oz, el Dios de la muerte y la destrucción!. Estrepitó su voz contra Sonick, este que

cerraba sus ojos fuertemente, intentando no caer ante sus palabras.

……………..………………………………………………………………………………..

Más, Sophia estaba en medio de lo suyo, aquella en el centro de lo que sería un

triángulo, con un pequeño fuego encendido, quemaba de algunas especies y

sumida en su concentración, invocaba el nombre de las almas, de ese Rey temido,

del que pocos reconocían como Dios Taey.

—Te pedimos que vengas a nosotros. —Mencionaba Sophia, Yoy la

observaba, él estaba a su frente, sus ojos desconfiados se clavaban en el humo

denso que brotaba de la hoguera.

—Espero las cosas salgan bien y ella no haga nada estúpido. Pensaba al

momento de cerrar los ojos, de esperar serenamente a que Sophia termine con

sus recitaciones. Zacharias, estaba a lado de Katrina, ambos se tomaban de las

manos, estos eran los encargados de pasarles las hierbas a la rubia, la cual metía

todas las ofrendas al fuego. —Realmente Sophia daba temor cuando tomaba su

papel de “sobrehumana”, ella era seria y todo cambiaba a un aura incomprensible

y señorial.—

Sophia abre sus ojos, coloca sus manos casi que dentro del fuego y con un soplo

profundo, invoca nuevamente a Taey. —¡Ven a nuestro llamado, Dios Taey, hazte

presente en carne y hueso para nosotros… tus invocadores, aquellos que

tenemos la Psiquis para llamarte, tus hijos, a quienes has buscado en otros

tiempos…— Exclamó Sophia y ante su voz, todo se volvió diferente, prueba de

ello eran las llamas, esas que tronaban con fuerza, mismas que relampagueaban

cayendo al piso como especie de plasma rojo, similar a la lava. Yoy lo miraba,

ciertamente observaba como el aura del ser poderoso invadía la sala, esa que

parecía encantada; pues todas las cosas empezaban a moverse de su lugar, a

caerse de los escritorios y temblar sobre el piso, así como si fuese un terremoto.

No obstante, los cuatro jóvenes no sentían nada sobre sus cuerpos, solamente un

pequeño mareo, debido al olor profundo a quemado.

—Ya está aquí… Katrina mira el fuego, por ciertos momentos, parecía

ver los ojos del tipo asomarse. —Pero, no quiere venir… Susurra la misma joven.

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Yoy, chasquea sus labios —Este no poseía mucha paciencia— Y apresurando

todo, tomó una de las tijeras y se cortó un poco de su cabello, Yoy no demoró en

echarlo al fuego, mismo que al entrar en contacto con el pelo, se apagó.

—¡Muévete Taey! Pues es ¡Yoy Slore, quién te llama!. Aclamó.

Sophia quedaba a oscuras por un momento, pero ella sabía que el aroma de Yoy,

atraería rotundamente a Taey. —Esto no era algo que quería la rubia, por lo cual

estaba muy disgustada—

Más, el fuego se volvió a prender, con más potencia que antes, su llama llegó

hasta la altura de ellos, era tan amenazante el fuego, que todos, menos Sophia, se

vieron obligados a alejarse. —Sophia no podía moverse, eso le implicaba terminar

su invocación y no era lo que deseaba— Aquella alzó sus verdes ojos y se chocó

con la gran presencia de Taey, aquel que empezaba a formarse de su mismo

fuego, ese que mostraba de sus negros ojos y de su alargada sonrisa sátira.

—Por fin has venido. Suelta la seria Sophia.

Taey sonríe, poco a poco el fuego era consumido por lo que sería su piel, este se

presentaba ante ellos con una apariencia humana, era tan igual a sus recuerdos,

el hombre de cabellos rojos, piel trigueña, mirada profunda y risa retorcida.

Aquel, que clavaba sus ojos en todos los presentes, cuales se guardaban de sus

palabras, en ascuas sobre el terrible hombre.

Y Taey no tenía pies, él estaba enganchado al fuego de donde había sido llamado,

sin embargo, poseía de sus fuertes brazos y su filosa boca, con la cual determinó

hablar. Los ojos de Taey se hacían pequeños al ver a todos con los que una vez,

estuvo involucrado.

Sophia estaba a punto de hablarle, más él con su estruendosa voz, la calló.

—Todos ustedes…. —Su voz parecía como si gritase —Están aquí,

llamando de mi… después de todo lo que ha pasado…. —Taey abre sus brazos—

¡Como me contenta!. Exclama, estirándose casi que inhumanamente para acoger

a todos con un abrazo.

Yoy quedaba impactado al igual que los demás. A Katrina, solo le quedaba dar las

gracias ante tanto afecto y solo así, Taey los dejó sobre el piso. Yoy no soportó

tanto alarde, él fue al grano y eso sorprendió al Dios del fuego.

—¡Quiero que te alejes de mi hijo Sonick!. Gritó el furioso Yoy, siendo

tomado de los brazos por Zacharias, quién le pedía calma. —¡De que valen tus

tontos saludos! Sí quieres igual hacernos daño. Critica Yoy Slore.

Taey rasca su cabeza, él mencionaba no entender nada.

—¿Por qué les haría daño?. Taey mira hacia la más comprensible, cuál

era Katrina, quién se le acercó, ella le dijo. —¿Estás persiguiendo a Sonick?.

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El Dios del fuego, asintió. Yoy volvía a hacer alardes, empero Sophia quedaba

algo dudosa —¿Por qué tal acción?— La rubia preguntó sobre su propósito, Taey

miró a todos, una pequeña pausa algo incomoda se sostuvo sobre sus labios.

—Mi hermano Oz tiene los ojos puestos sobre él… no lo sé aun… quizás

sea por rivalidades, tal vez sepa que les tengo afecto… ¡No lo sé!. —Taey saca de

su pronunciado pecho. —Desde que Mori ha dormido de más… cosas extrañas se

han multiplicado en las Fuerzas Superiores, cosas que no podemos sostener…

Yoy frunce el ceño, Sophia entrecierra los ojos, rápidamente entendió. Era verdad

lo que Love mencionó, otro Dios estaba sobre Sonick y tal vez, sobre Marriáh.

—Bueno… —Yoy desespera— y¿!Quién es ese!? y ¿A qué se dedica?.

Grita furioso. —Todos quedan absortos de las frases del arrogante castaño—

Sophia golpea su cara, Taey solo ríe escandaloso, este tira la espalda de Yoy,

casi que lo echa al piso.

—¡Yoy Slore! —Taey da una inmensa sonrisa —Oz, el Dios de la muerte,

es aquel que corta la vida, es el Dios más cercano a Mori… claro aparte de su

esposa, que bueno… entenderán —Taey rasca su cabeza. —Por si acaso, Mori es

el Dios de la vida… él es…

—¡Sí lo sabemos!. Interrumpen todos, Taey solo ríe.

—Bueno… la cosa es que yo sí sigo a Sonick… pero estoy cuidándolo

de las asechanzas de mi hermano… recuerda Yoy que prometí no meter a tu

familia en mi mundo, al menos que sea por voluntad propia. Confiesa Taey, los

presentes creen en sus frases, ellos estarían a punto de quedar en algún trato,

empero, de repente, la puerta se abrió y con él, asomó el rostro de uno de los

inquilinos, se trataba del chico de las pupilas agrandadas, de Kahy, mismo que se

dirigía a todos. —Aquel, aun cuando todo lucia tétrico, no se inmuto en lo más

mínimo.—

Y Sophia clava su mirar en este, aquel que tomando aire, confesó lo que sus ojos

habían visto. —El Dios Oz se ha llevado a Sonick consigo… lo ha sacado de la

casa y lo ha conducido al bosque encantado. Contó este misterioso personaje.

Sophia quedaba impactada, casi que su impulso fue impensable, pues ella se paró

y aun con los avisos de Taey, salió corriendo hacia la puerta. —Taey al no tener a

Sophia, empezó a ser devorado nuevamente por el fuego, desapareciendo del

lugar— Pero ante la presión, no hubo quién se preocupe de ello.

—¡Maldito Robinson! —Gruñe Yoy. —¡Le dije que haga guardia!...

—Se quedó dormido. Contesta Kahy, el tímido rubio de ojos grandes.

—Nadie se peguntó como este chico conocía del problema— Más bien, fueron a

constatar de que sea verdad y una vez visto esto, correr hacia dónde estaba el tal

bosque encantado. Empero, fue un hecho que Zacharias no fuese, este se quedó

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a lado de Kahy y de su —más aún extraño— hermano, ese de cabello turquesa y

largo, Segoshi.

…………………………………………………………………….

Tanto Sophia, Yoy y Katrina corrían afanadamente por entre las ramas del algo

lodoso bosque, ellos podían ver las pisadas de Sonick en todo lo largo del camino,

su aroma aún estaba freso, todos llevaban la esperanza de aun hallarlo, de poder

salvarlo. Yoy entrecerraba los ojos, sinceramente se sentía impotente —Pues,

¿Qué podía hacer un mortal ante un Dios?— Sophia veía al castaño, ella había

visto crecer a Sonick, le dolía tanto si quiera pensar en que ya no le verían… más

Katrina, se veía raramente apacigüe, esta quizás tenía un poco más de claridad o

tal vez no guardaba tanto apego —¡Quién sabe!— La cosa es que Sonick estaba

allí y todos querían verlo, así sea… por última vez.

Más, Sonick estaba frente al gran agujero negro, frente a esa gran puerta que le

mostraba la larga escalera y el centro de la Tierra, mismo, que en la mañana

estuvo a punto de caer. Sin embargo, Sonick no estaba solo, en medio de su

reflexiva vista, dos personas se acercaron a él, estas eran Rose y Venus, las dos

odiosas mujeres que a menudo, criticaban lo que hacía.

Sonick parecía reconocerlas, ellas se colocaban frente a la absorbente grieta, sus

sonrisas triunfantes se reflejaban en sus rostros, el castaño retrocedió un poco,

empero no bajaba su guardia.

—¿Qué hacen ustedes aquí?. Peguntó Sonick algo confundido.

Las mujeres se miraran, aún llevaban de su uniforme —¿Qué eran estas?— Ellas,

colocaban sus manos sobre sus caderas, se decidían a confesar muchas cosas

ante la ignorancia de Sonick.

—Bueno… siempre hemos estado vigilándote… te conocemos Sonick,

ya que en otra dimensión, en las Fuerzas Superiores, nosotras somos muy amigas

de Missora. Menciona Venus, dándole la palabra a Rose. —Missora es un gran

discípulo del Reino del Fuego, pero… hay veces que los Dioses hacen ciertas

cosas que hieren nuestros sentires… —Rose peina su cabello dramáticamente. —

Te has preguntado ¿Por qué Missora nunca ha regresado por ti?. Expresa Rose.

Sonick queda en blanco, recuerda a Missora —Una vez en el recreo, él le confesó

tener miedo a las noches— quizás, él creyó que era alguna niñería, pero tal vez,

era algo mucho más serio. Sonick se sentía algo culpable y descuidado. —¿Será

que a él, esa voz como la de Oz, también le llamaba?—

Y Venus da un paso adelante.

—Taey se lo llevó... ¿Pero sabes por qué? Interroga la rubia gatuna.

Page 21: Sin tu risa y sobretodo… · era cierto— pero notaba que entre las hojas verdes de enfrente, estaban ... —No le contaré a nadie que vi tu ropa interior ... ¡Me hicieron un

Rose suspira un poco, lanza su cabello hacia atrás al igual que su cadera.

—¿Papito no te contó? —Dice Rose —Él tiene mucho que te oculta…

¡Vaya familia!... Taey es el Dios de ese mundo que se baña de fuego… ahí donde

está Missora, encarando las debilidades de ¡propio padre!. Exclama la pelinegra,

Sonick se sorprende en gran manera, queda sin aliento, este no entendía mucho,

pero cualquier cosa podía sospechar de su raro y enigmático padre.

Rose y Venus sentían tener a Sonick entre sus manos.

—Los “Slore” han tenido fuertes vínculos con las Fuerzas Superiores,

ellos nacen con la Psiquis más desarrollada de lo normal… es lógico que ante ello,

la puerta siempre les busque… —Rose aprieta su puño, lo pone frente a su rostro

sombrío. —Pero tal vez, entre esas tantas veces que buscaban a tu padre,

Missora fue visto y arrebatado de tu mundo… Suelta Rose queriendo meter

temores al desubicado Sonick.

Venus mira a Rose, entrecierra sus ojos y pone una mano sobre su pecho, ella

daba un respiro, poco a poco, observaba el miedo y la especulación de Sonick. La

rubia, no comprendía al terrestre. —¿Por qué tanto miedo hacía las Fuerzas

Superiores? Para Venus, era un mundo normal y mucho más vivo que el de los

humanos— Más… Rose continua con su intimidación.

—…Tu padre se negó a entrar, más pudiendo olvidarlo, incitó al Dios

Taey al reto de convencerlo… ¿No te parece raro que el Dios haya aceptado?... el

Dios Taey debía llevarse algo con qué excusarse frente a su padre…—La

pelinegra se engancha del brazo de la confundida rubia, quién regresa a la trágica

escena. —Así… Taey optó por llevarse al que más cariño tenía Yoy… ese eras tú,

pero al tampoco poder concebirte como pago, se llevó lo que tu más querías… en

ese caso, Missora. Terminó Rose con una fría sonrisa sin sentimientos.

Y Venus mira a Sonick, aquel confundido estaba devastado, rápidamente el brillo

de sus ojos se esfumaba en su totalidad, aquel tapaba sus labios. Sonick se sentía

tan causante de aquella maldición, así, era visible para las mujeres, como el

corazón del castaño se rompía en mil pedazos.

—Pe-pero debe haber una solución… —Dice Sonick desesperado. —

Yo… yo quiero estar en su lugar. Afirma aun con temor.

Venus da un paso hacía el castaño, su semblante compasivo hacía enojar leve a

Rose, quién con un suspiro, cruzaba sus brazos.

—No puedes hacer nada… cuando uno entra a las Fuerzas Superiores,

no hay como ser reemplazado… el conocimiento siempre queda contigo. Más…

nosotros no somos malos, se nos ha dicho que Missora está muy solo y te llama…

son palabras de nuestro Dios Oz. Expresa la rubia, quién hacía recordar a Sonick

de ese rostro tan apacigüe de Missora. El joven no podía siquiera imaginar la

tristeza de su amigo, él no se perdonaría.

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Rose se reincorpora.

—Missora te quiere allá… ¿Qué harás?. Le exige una respuesta.

Sonick queda en ascuas, poco conocía de todo lo que ocurría, pero de algo estaba

muy seguro, Missora estaba en un lugar muy lejano, uno que asustaba en gran

manera al castaño, este que aseguraba o lo asemejaba al desconocido infierno.

—Pe-pero… Susurra Sonick temeroso.

Venus rasca su cabeza. —De todas maneras, allá verás a Missora. Anima con una

tierna sonrisa, misma que alivió ciertas dudas al castaño, este que tragando saliva,

daba un paso adelante.

Sonick diría que sí, eso era un hecho, pero aquel pensaba en todo lo que dejaría,

su familia, sus “amigos”, sus conocidos, el colegio, la vida como él la veía,

extrañaría tanto a Marriáh —¡Quién creería que ya estaba allá!— su hermanito, a

pesar de ser molesto, siempre le sacaba una sonrisa… como echaría de menos el

rico chocolate, tanto, como la dulzura de Katrina, su eterno amor… es claro que

para él también era importante su padre Yoy, quién siempre mencionaba que él

sería la cabecera de los Slore. —Yoy veía a los Slore como una corta familia

compuesta por él y sus hijos— En fin, Sonick se aferraba del pasado, empero…

un hueco grande estaba presente, Missora no lo acompañaba en su vida.

—Nosotras solo cumplimos con la orden del Dios Oz… es hora de que tú

te involucres en ello… La puerta de las Fuerzas Superiores se han abierto a ti…

¿Estás decidido a entrar y olvidar lo que fuiste?. Propone Venus al mismo tiempo

que interrumpe Rose, la mujer de ojos celestes. —¿¡Vas a venir con nosotros!?.

Grita llamando de la atención de Sonick, este que quedó en silencio.

Y así, en ese instante de decisiones, desde las espaldas de los reunidos, llegaba

Yoy junto a Sophia y Katrina, estas que viendo de las otras mujeres, se pusieron

en guardia. —La situación se pondría fea— Rose y Venus levantaban sus puños,

las cuatro chicas fruncían ceño, ellas estarían dispuestas a debatirse el momento.

Empero, Sonick alzó su voz, aquel se dirigía a su padre, le hizo una acusante

pregunta. —Yoy miraba fijamente a su resentido hijo—

—¿Tu sabías que el Dios Taey se llevaría a Missora en mi lugar?. Lanzó

Sonick, Yoy retrocedía un poco, impresionado, crujía sus dientes y abría sus cafés

ojos de par en par. —Sonick insistía por una respuesta rápida y sincera—

Así, Sophia se inquieta, furiosa era con las mujeres, cuáles qué mentiras debieron

decirle al muchacho, igual a ella y con el mismo furor, estaba la impaciente Rose,

aquella que hundía sus largas uñas en su piel.

Yoy toma aire, la viva imagen de Taey y su trato estaba visible en su mente, era

cierto, Yoy pidió que no se lo lleven ni a él, ni a Sonick.

—¡Padre! —Grita Sonick —¡Contéstame!. Reprende.

Y el adulto levanta su seria mirada.

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—Sí… si lo imaginaba. Responde. —¡Pero tú eras más importante para

mí!… yo no quería que te llevasen, así sea para bien… te quería a mi lado, sin ti,

yo no… yo no… —Confiesa el angustiado Yoy, Sonick se encoleriza. —¡No hay

excusas para eso! ¡Nadie puede y debe pagar tu precio!.. Al menos me hubieses

explicado toda esta trama. Sonick suelta pesadas lágrimas que caen sobre el piso

lodoso, Sonick hunde sus manos en su cara, aquel se alejaba de su padre.

—No habían palabras que hagan que Sonick recapacite, Sophia no podía hacer

nada, ni siquiera los sentires de Katrina cambiaban la situación.— Sonick ya no

quería estar allí, tal vez, la nueva idea o el inmenso miedo, le empujaban hacía

esa puerta que se hallaba atrás de él. —

Venus y Rose se acercan a Sonick, le toman de sus manos, vuelven a preguntar

sobre lo que ha determinado, el castaño mira por última vez a su petrificado padre,

el joven mostró su dolor. —¡Quiero irme ahora!. Exigió.

—¿Y qué harás allá… ¡Conoces a lo que te enfrentas!?. Salta Sophia.

—¡Yo regresaré con Missora!. Exclama Sonick valeroso.

—Pero no conoces quién es Taey ni el mundo de los Dioses. Expresa la

preocupada Katrina, Sonick baja la mirada. —No importa… en su propio mundo,

les derrotaré… así se lo dije al Dios de la muerte. Habla el castaño.

Y los ojos turquesa de Sonick se fijan en la grieta dimensional, da un paso a pesar

de los ruegos. Rose desvía su mirada —mucho sentimiento— aquel da un bostezo

y apresura el trámite, jala la mano de Sonick y lo tira contra el agujero absorbente.

—Sonick se marcharía para siempre—

Sin embargo, he aquí que en ese momento, Sonick siente como alguien cálido lo

acoge entre sus brazos alejándolo levemente del mundo desconocido que estaba

dentro de la profundidad. Sonick alza su mirada, no conocía a ese Ser, pero un

cambio de actitud se presentaba en el castaño, uno de respeto y humillación.

Sonick estaba en brazos de un pelirrojo, del tan nombrado Taey.

—Todos quedaban impresionados, incluyendo Rose y Venus, quienes con la boca

abierta, cayeron al piso en reverencia.—

—Ve si también te llevas a Marriáh… ¿Es que nadie se preocupará por

él?... —Susurra Rose, Venus sonríe nervioso.

……………………………………………………………

Sonick se alejaba de la puerta en brazos de Taey —No obstante— en su mente,

esas palabras del retumbante Oz, se clavaban sobre él.

—Recuerda… Missora te necesita… debes vencer a Taey, no te dejes

creer sus artimañas, él le ha hecho muchas cosas a Missora… Recordaba Sonick

sin dejar de ver el rostro tan marcado de Taey, mismo que aún le llevaba por los

aires, seguro que lo mantendría a lado de Yoy.

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—Pero Sonick ya lo sabía, esto se lo había dicho el Dios Oz—

—Ven hacía mí y yo liberaré a Missora de las garras de Taey… Sé de mi

lado y con mi triunfo, la libertad de quién deseas se cumplirá. Le había dicho Oz. Y

Sonick entrecierra sus ojos, Oz le había tentado completamente.

—Lo siento padre… lo siento Marriáh… Y Sonick suelta un suspiro, él,

con su agilidad, logra zafarse de Taey.

Era pronto que —para asombro de todos— Sonick cayese secamente dentro del

hueco dimensional.

Y Sonick cayó dentro de la puerta dimensional, Sophia y Yoy quedaban en pasmo,

si quiera podían respirar. Al igual que Taey quién se giraba estupefacto ante los

hechos de Sonick. Empero, Katrina corrió hacia el hueco, ella adentraba de sus

manos, desesperada, intentaría volver a agarrar a Sonick.

—Sonick… no nos dejes… Repetía la chica con su mucho drama. Sonick

veía a la castaña, ahora estaba en tinieblas —¡Cuanto la quería!— él esperaba

volver a verla, más para la próxima junto a Missora, quién también gustaba de ella.

—Katrina… Susurraba Sonick, este que estirando su mano fuertemente,

al menos, alcanzaría a sentir su calidez, el último rayo de su ternura.

—Llanto llenaba los ojos de estos castaños, cuáles estiraban sus dedos con la

esperanza de volverse a tocar— Empero, en medio de todo aquel sentir, una voz

cruzó con las tinieblas densas y ahogantes, ella se penetró en los oídos de Sonick,

ella, lo dejaba inmóvil.

«Bienvenido a la puerta dimensional de las Fuerzas Superiores. —Decía la

celestial voz masculina— Esta es la primera vez que cruzarás… por ello, vale

mencionar que todo aquí es diferente a lo que conoces, es un mundo espiritual

donde estarás al servicio de los Dioses… tu mente, corazón y cuerpo físico

cambiaran al ser tocados por los elementos vitales, te advierto… en medio del

cambio molecular, por favor, no toquéis nada y a nadie, ni penséis en nada y en

nadie… duerme profundamente, por favor, así hasta que la luz advenga a ti…

bienvenido a nuestro mundo, hijo mío.»

Y Sonick miraba a Katrina —Las terribles advertencias quedaban en segundo

plano— Él entrecerraba sus ojos, la densidad nublaba sus sentidos, pero algo sí le

decía este a ella. —Te quiero— su última palabra antes de cerrar sus ojos, antes

de tocar de su suave piel, de esos dedos que rozaban con los de él, aquellos que

al chocarse, soltaron un choque eléctrico que alejó a Katrina, ella quién vio a

Sonick desaparecer de su plano, ese que los humanos conocían como único y

total, ese que era llamado mundo físico.

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«Has entrado a las Fuerzas Superiores... espera que el cubo energético te

conduzca a la “Zona Cero” desde ahí, luego de tus chequeos, serás direccionado

a tu nuevo destino… hacía tu nuevo Reino y consiguiente Padre» —Mencionaba

la voz angelical, esa que era conocida en aquel mundo como el amado y tierno

verbo de Mori —Padre de todos los Dioses—.