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Relaciones entre sociedad y Estado en la economía solidaria Paul Singer* Economista y Doctor en Sociología. Actual Secretario Nacional de Economía Solidaria del Brasil Correo electrónico: [email protected] Fecha de recepción: julio 2008 Fecha de aceptación y versión final: septiembre 2008 Resumen Este artículo plasma los esfuerzos llevados adelante en el Brasil y desde los movimientos socia- les vinculados a la economía solidaria para transformarla en un proyecto de alcance nacional, inserta en la política pública, planificada y auspiciada por el Estado. Proyecto económico que se presenta como una alternativa al modelo capitalista y busca, por tanto, la democratización de la economía y la sustitución de la competencia por la cooperación, al tiempo que procura expandir los mecanismos políticos de participación. En este sentido se exploran las relaciones que se producen entre el Estado y diversas asociaciones, movimientos y entidades de la socie- dad civil ubicadas en el ámbito de la economía solidaria; así como los espacios institucionales creados para la negociación de programas, planes y objetivos entre estos múltiples actores. Palabras clave: economía solidaria, democracia, emprendimientos, autogestión, sociedad civil, Estado, SENAES, Brasil Abstract This article looks at the Brazilian attempts to transform the Solidary Economy into a nation- wide project that could be translated into public policy, planned and supported by the State. This is an economic project that presents itself as an alternative to the capitalist model, and thus looks towards the democratization of the economy, the substitution of competence for cooper- ation, and the expansion of political mechanisms for participation. The relationship between the State and diverse associations, such as social movements and civil society groups that are located in the realm of the Solidary Economy, is explored. Institutional spaces created for the negotiation of programmes, plans and objectives, between these multiple actors, will also be examined. Keywords: solidary economy, democracy, associative enterprises, self-governance, civil society, State, SENAES, Brazil * Este artículo fue escrito en colaboración con Fabio Sánchez y Fernando Kleiman. Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 33, Quito, enero 2009, pp. 51-65 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249

SINGER - Relaciones entre sociedad y Estado en la economía solidaria

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Relaciones entre sociedad y Estado en la economía solidaria State-Society Relations in a Solidary EconomyPaul Singer* Economista y Doctor en Sociología. Actual Secretario Nacional de Economía Solidaria del Brasil

Correo electrónico: [email protected]

Fecha de recepción: julio 2008Fecha de aceptación y versión final: septiembre 2008

ResumenEste artículo plasma los esfuerzos llevados adelante en el Brasil y desde los movimientos socia-les vinculados a la economía solidaria para transformarla en un proyecto de alcance nacional,inserta en la política pública, planificada y auspiciada por el Estado. Proyecto económico quese presenta como una alternativa al modelo capitalista y busca, por tanto, la democratización dela economía y la sustitución de la competencia por la cooperación, al tiempo que procuraexpandir los mecanismos políticos de participación. En este sentido se exploran las relacionesque se producen entre el Estado y diversas asociaciones, movimientos y entidades de la socie-dad civil ubicadas en el ámbito de la economía solidaria; así como los espacios institucionalescreados para la negociación de programas, planes y objetivos entre estos múltiples actores.

Palabras clave: economía solidaria, democracia, emprendimientos, autogestión, sociedad civil,Estado, SENAES, Brasil

AbstractThis article looks at the Brazilian attempts to transform the Solidary Economy into a nation-wide project that could be translated into public policy, planned and supported by the State.This is an economic project that presents itself as an alternative to the capitalist model, and thuslooks towards the democratization of the economy, the substitution of competence for cooper-ation, and the expansion of political mechanisms for participation. The relationship betweenthe State and diverse associations, such as social movements and civil society groups that arelocated in the realm of the Solidary Economy, is explored. Institutional spaces created for thenegotiation of programmes, plans and objectives, between these multiple actors, will also beexamined.

Keywords: solidary economy, democracy, associative enterprises, self-governance, civil society,State, SENAES, Brazil

* Este artículo fue escrito en colaboración con Fabio Sánchez y Fernando Kleiman.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 33, Quito, enero 2009, pp. 51-65© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.

ISSN: 1390-1249

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Iconos, Revista de Ciencias Sociales No. 33 Flacso-Ecuador Enero 2009 p. 51-65
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Consideraciones generales

Democracia representativa y directa

Hoy en día la mayoría de países estánconstituidos por democracias capita-listas. Políticamente los países son

democracias porque los ciudadanos tienen elderecho a elegir sus gobiernos y a candidatizar-se a cualquier puesto electivo; gozan de laslibertades civiles de expresión oral y escrita, delibre transito, de asociación con fines legíti-mos, entre otros.

La democracia actual es básicamente repre-sentativa: los ciudadanos ejercen poder estataleligiendo a los ocupantes de los poderes ejecu-tivo y legislativo. Los mandatos son limitadosen el tiempo, lo que asegura alternancia en elejercicio del poder y permite a los ciudadanospremiar con la reelección a gobernantes y alegisladores que los representaron bien y casti-gar con la derrota electoral a los que no lohicieron.

Los ciudadanos también ejercen sus dere-chos políticos constituyendo diversos partidos,que disputan los votos de los ciudadanos.Prevalecen los partidos que obtienen másvotos y sus candidatos ocupan puestos en elgobierno y en el parlamento; los partidos queobtienen menos votos eligen menos candida-tos y tienen las opciones de oponerse o aliarsecon los vencedores. El juego político nuncacesa. El gobierno procura realizar su programay por lo tanto, necesita del apoyo del Legisla-tivo, para lograr aprobación de sus proyectosde ley. La oposición se posiciona en el Legisla-tivo pudiendo rechazar todo lo que el gobier-no propone o bien puede negociar con él, in-tercambiando su apoyo a ciertas propuestaspor el apoyo de las bancadas partidistas a pro-yectos de su autoría.

A pesar de que la democracia es representa-tiva, hay instancias de decisión de las que par-ticipan los ciudadanos comunes, ejerciendodirectamente poder político. El tribunal judi-cial es una de esas instancias; los consejos tute-

lares, los consejos deliberativos de fondospúblicos, los que representan vecindarios en elPresupuesto Participativo, las comisiones deempleados de una empresa o de alumnos deuna facultad son algunas otras instancias enque sectores de la sociedad se hacen represen-tes y en ese sentido ejercen cierto poder. Du-rante el gobierno actual se han realizado 50conferencias, cada una de ellas convocadas porel gobierno federal. Como resultado, hoy hay33 consejos, cada uno cubre alguna área decompetencia estatal. Se trata de implantes dedemocracia directa en un sistema político enque predomina el poder indirecto de los repre-sentantes de los ciudadanos. Cada conferenciaaprueba resoluciones que deben servir dedirectrices para las políticas gubernamentales.Cada consejo, compuesto por representantesde la sociedad civil y del estado, acompaña laspolíticas públicas en su área de competencia.

Aunque estemos hablando de democraciadirecta en contraposición a la indirecta o re-presentativa, las conferencias se componen dedelegados y los consejos de representantes deentidades gubernamentales y de la sociedad ci-vil. Los ciudadanos comunes sólo participandirectamente de las conferencia a nivel local.En realidad, a diferencia de los órganos de de-mocracia directa (que implican dar poder deli-berativo a asambleas de ciudadanos), las con-ferencias y consejos incluyen, de forma mayo-ritaria, representantes de la sociedad civil quede esta manera adquiere mayor poder parainfluir sobre las políticas de estado y la posibi-lidad de acompañar de cerca la ejecución deestas políticas. Este poder de la sociedad civil,organizada de influir en las políticas de estadose vuelve mayor cuando los consejos son deli-berativos pudiendo determinar el destino delos fondos públicos.

Economía Capitalista

Económicamente, los países son capitalistasporque las principales actividades económicasson dominadas por empresas capitalistas. Estas

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se caracterizan por ser propiedad privada deuna o de algunas personas. Poco importa quelas sociedades anónimas sean propiedad deuna multitud de accionistas. En cada empresacapitalista, el poder de decisión está concen-trado en manos de algunos, que pueden ser lospropios dueños o sus representantes. Todos losdemás son empleados de la empresa, que rea-lizan el trabajo de producción o tareas auxilia-res. Se limitan a cumplir órdenes y a cambioreciben sueldos.

La empresa capitalista busca el lucro, elcual es apropiado por los capitalistas (para po-dernos limitar a lo esencial, abstraemos deaquí a los socios de los capitalistas en la apro-piación del lucro: el Estado que cobra impues-tos, el prestamista que cobra intereses, el po-seedor de patentes que cobra regalías, etc.)Gracias al poder que ejerce sobre la empresa, elcapitalista gana mucho más de lo que necesitay utiliza el capital excedente para ampliar laempresa o comprar otra. La concentración delcapital es el rasgo distintivo del capitalismo:las empresas capitalistas compiten entre sí porclientes, por proveedores, por recursos finan-cieros, por subsidios gubernamentales y mu-cho más. La competencia produce ganadores yperdedores; los ganadores vuelven a la luchafortalecidos por el capital que pudieron acu-mular, los perdedores vuelven debilitados porlas pérdidas que sufrieron. Como es de esperar,a medida que el tiempo pasa, la competenciadentro del capitalismo produce cada vezmenos ganadores y más perdedores.

El capitalismo divide la sociedad en dosclases: la de los ganadores que se enriquecen ytienen todas las oportunidades para ganar con-tinuamente a sus competidores; y la de los per-dedores que se ven obligados a desistir de susemprendimientos por cuenta propia y se vuel-ven empleados de los ganadores. Sin embargo,los capitalistas tienen que dividir su poder enla empresa con los empleados de confianza,que efectivamente dirigen el proceso diario deproducción y competencia y ganan por esosalarios altos. Los demás trabajadores asalaria-

dos no tienen noción de lo que sucede en laempresa, porque este conocimiento es protegi-do por el “sigilo empresarial”. Los empleadospara defenderse de la explotación, forman sin-dicatos que contratan expertos, encargados decalcular el monto de ganancias del patrón. Alposeer esta información, los trabajadores pue-den emprender la lucha por una mayor remu-neración y mejores condiciones laborales.

Democracia x Capitalismo=

Hay una contradicción en marcha entre de-mocracia y capitalismo. La democracia consi-dera a todas las personas aptas para ser ciuda-danos, poco importa su riqueza o pobreza,conocimientos o ignorancia, género, raza, reli-gión o lo que sea. El sufragio universal definela igualdad de todos, así como lo hacen todoslos otros derechos universales. Dada esta lógi-ca de igualdad, la creciente diferencia econó-mica y de poder producida por el capitalismoes una injusticia. Por el lado de la democracia,el Estado debe asumir un papel redistribuidor,sino de la renta, al menos de las oportunida-des. Los impuestos deben ser progresivos paraque el Estado tenga dinero para programas dereducción de la pobreza y del hambre.

La lógica capitalista considera que las per-sonas son desiguales en capacidad y dedicacióny que la libre competencia en el mercado tienepor función proporcionar poder y capital a losmás capaces, y privar de ambos a los incompe-tentes y desmotivados. Consecuentemente, lasreglas de la democracia valen para la política(ardua conquista de los perdedores), pero nopara la economía. Sólo que la economía no estoda capitalista. Persisten, a lado del capitalis-mo, la pequeña producción de mercancías, laeconomía pública, la economía doméstica deautoconsumo y la economía solidaria.

La economía solidaria aplica los valores de-mocráticos a todo tipo de actividad económi-ca; por eso, es totalmente incompatible e in-conciliable con el capitalismo. La economíasolidaria es el intento de una parte de la socie-

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dad por resolver la contradicción entre demo-cracia y capitalismo a favor de la primera. Pe-ro, la economía solidaria no es mayoritaria en-tre los ciudadanos, de modo que cuando subeal gobierno un bloque político que valoriza laeconomía solidaria y apoya su desarrollo,mientras una mayoría de los ciudadanos igno-ra su potencial, las relaciones entre Estado ysociedad civil, en el ámbito de la economía so-lidaria, no pueden dejar de ser ambiguas endiversos aspectos.

En las democracias capitalistas, los perde-dores en el juego del mercado y los asalariados,que no participan del poder ni de las ganan-cias del empleador, son los mayores interesa-dos en la democratización de la economía. Aellos deben añadirse los desempleados cróni-cos y muchos otros marginados económica-mente por razones de sexo, raza, edad (tantoviejos como jóvenes), salud, deficiencia física omental, supuesta o real, etc. En la sociedad dela competencia, que la cultura capitalista exa-cerba, cualquier diferencia entre las personaspuede ser motivo de discriminación. En elfondo, todos los no propietarios de capital,tanto los miembros asalariados del ejército in-dustrial activo, como los miembros desposeí-dos de ganancia regular del ejército industrialde reserva, tienen todo por ganar con la demo-cratización de la economía.

Esta sólo puede lograrse con la expansiónde modos de producción que, en su esencia,no ocasionen diferencias de clases. Entoncesen este caso, la pequeña producción de mer-cancías, formada por micro emprendimientosindividuales o familiares, la economía domés-tica de autoconsumo que abarca todas las acti-vidades realizadas en los hogares en beneficiode sus moradores1 y la economía solidaria, que

comprende las actividades económicas realiza-das por asociaciones de productores y/o con-sumidores que generan sus emprendimientospor los principios de autogestión. La econo-mía pública produce también división de cla-ses porque su gestión es jerárquica y autorita-ria sin ser capitalista. Esta forma de economíaes parte de la administración pública delEstado democrático que –a pasar de democrá-tico– es heredero de la tradición autoritaria delos Estados monárquicos.

Conviene notar que el modelo jerárquicode gestión, inicialmente desarrollado para ins-tituciones militares, fue heredado tanto por elEstado democrático moderno como por laempresa capitalista. Los gobiernos de izquier-da, en todas partes han adoptado la heteroges-tión para las empresas estatales que se crearonpor efecto de la nacionalización de sectoreseconómicos, así por ejemplo, los servicios deenergía, transporte y comunicaciones. La ges-tión pública jerárquica no da origen a clasessociales diferentes, pues tanto dirigentes comodirigidos son asalariados del Estado. Pero alconcentrar poder de decisión y renta en lacúpula de la pirámide de los que trabajan en elaparato de Estado, la empresa pública repro-duce y amplía las desigualdades generadas porel modo de producción capitalista.

Inevitablemente, las clases asalariadas porel capitalismo como por el Estado se sientenigualmente oprimidas, se organizan en sindi-catos y hacen huelgas para luchar por mejorescondiciones de remuneración y de trabajo. Sinembargo, los funcionarios públicos no sonexplotados para maximizar ganancias, como loson los empleados de las empresas capitalistas.Los funcionarios públicos saben que ejercenactividades que satisfacen necesidades genera-les de todo el pueblo. El modelo de autoges-tión difundido por la economía solidaria, ganaapoyo entre los funcionarios públicos, sobretodo en autarquías donde trabajadores y usua-

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1 Son actividades económicas los servicios prestados por lasamas de casa a los demás miembros de las familias, ademásde los servicios eventualmente prestados por otros miembrosde las familias. El hecho de no ser remunerados hace queestos servicios sean excluidos del cómputo del ProductoInterno Bruto. Pero desde el punto de vista aquí adoptadoestos servicios son económicos porque satisface necesidadeshumanas, casi siempre esenciales, mediante el gasto de traba-

jo humano. Debemos a las feministas la mejor comprensiónde este tema.

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rios han conquistando participación en cen-tros de decisión. En el Brasil, escuelas públicasy centros de salud públicos son escenarios deeste tipo de experimentos.

La lucha por la extensión de la democraciaa todos los campos de acción social anteponeal capitalismo, los integrantes de la economíasolidaria y de la pequeña producción de mer-cancías. En el caso de la economía solidaria laconfrontación es explícita por parte de lamayoría de sus miembros. La I ConferenciaNacional de Economía Solidaria del Brasilaprobó las siguientes resoluciones:

5. Las iniciativas de la Economía Solidariatienen en común la igualdad de derechos,de responsabilidades y oportunidades detodos los participantes de los emprendi-mientos económicos solidarios, lo que im-plica autogestión, o sea, la participacióndemocrática con igual ejercicio de poderpara todos en las decisiones, apuntandohacia la superación de la contradicción en-tre capital y trabajo.

10. La Economía Solidaria es, pues, unaalternativa al modelo económico capitalista,en el cual la gran mayoría de los trabajado-res no controla ni participa en la gestión delos medios y recursos para la producción deriquezas, y en el que un número siempremayor de trabajadores y familias pierden elacceso a la remuneración y quedan exclui-dos de las posibilidades de un consumo queatienda dignamente sus necesidades comoser humano (CNES 2006).

La pequeña producción de mercancías en-frenta al capitalismo en la expansión de la agri-cultura y en las actividades de extracción devegetales y animales. El capitalismo se ex-pande por el territorio comprado, arrendandoo apropiándose por la fuerza del suelo que esla base material de producción de los peque-ños agricultores y extractores. Este hecho esreconocido por la I Conferencia Nacional deEconomía Solidaria del Brasil:

13. La Economía Solidaria comparte valo-res, principios y prácticas de un conjuntode luchas históricas de los trabajadores ysectores excluidos de la sociedad que tienencomo punto principal la valorización del serhumano. Entre ellas se puede destacar: […]

III. La lucha de las comunidades tradicio-nales (quilombolas, negras, territorios dematrices africanas, indígenas, extractoras,pescadores artesanales, ribereñas, etc.) porel reconocimiento y valorización de conoci-mientos y prácticas tradicionales, valoriza-ción de la diversidad étnica y cultural, pro-moción de los derechos territoriales (reco-nocimiento y delimitación de sus tierras) yde su autodeterminación (Ibidem).

En este enfrentamiento histórico entredemocracia y capitalismo, no se toma en cuen-ta la producción doméstica, a no ser comoresultado de la lucha feminista contra la opre-sión de la mujer en el seno de la familia. Alado del feminismo, otros movimientos socia-les se empeñan en luchas que no se dirigen di-rectamente contra el capitalismo, pero contralas discriminaciones de todo tipo que brotanen el ambiente de competencia y desigualdadcreciente propiciado por el avance del capita-lismo.

La economía solidaria en su contexto histórico

Lo que sigue se basa esencialmente en la expe-riencia brasileña de economía solidaria. Estaavanzó inicialmente por iniciativas de entida-des y movimientos de la sociedad civil.Siempre ha habido emprendimientos de eco-nomía solidaria como reacción al desempleoen masa pero también ha sido la forma deauto-sustento de indígenas, quilombos y otrascomunidades llamadas “tradicionales”. Estosconstituían experiencias dispersas por el terri-torio, sin poder para aglutinarse al alrededorde movimientos sociales y por lo tanto, sin

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poder de movilización política de las clases“subalternas”.

La situación cambió a partir de la instaura-ción del Régimen Militar, en 1964, que abolióo restringió los derechos que configuran elejercicio de la democracia moderna y promo-vió casi por una década un extraordinario pro-ceso de desarrollo económico. La resistencia aeste régimen asumió, a partir de la década de1970, la forma de una multiplicidad de movi-mientos sociales, cuya matriz de acción se en-contraba en las Comunidades Eclesiásticas deBase de la Iglesia Católica (CEB). Estas esta-ban orientadas por la Teología de la Liberacióny sus miembros se articulaban en todas las lu-chas de liberación que se trababan en la socie-dad. Como la resistencia abierta al régimenestaba vedada, los militares católicos pasaron aformar parte de las luchas de los moradores defavelas y villas desposeídos de servicios públi-cos, de los campesinos “afectados por barreras”o que quedaron “sin tierra”, de las mujeres, delos negros y todos los que quedaron al margende una economía esplendorosa, que crecíavelozmente.

En 1985, el régimen consiguió evitar elec-ciones directas para presidente, pero sufrióuna derrota por un amplio margen en el Co-legio Electoral. De esta forma, el Brasil pasó dela dictadura a la democracia, abierta a partidosde todo espectro ideológico. Los sindicatos ylos nuevos movimientos sociales se lanzaron ala lucha por los derechos sociales: reformaagraria; solidaridad con los desempleados; or-ganización de los moradores de la calle, mu-chos de los cuales sobrevivían de la recolecciónde basura doméstica y de las empresas; delimi-tación de las tierras de comunidades indígenasy de remanentes de quilombos, entre otras.

Estos movimientos sociales se enfrentaron,a partir de 1990, a la brusca apertura del mer-cado interno a importaciones baratas de lospaíses asiáticos, que decretó la muerte de unaparte de la industria y el estrechamiento dra-mático del empleo en otra. El desempleo tomórápidamente las dimensiones de un tsunami,

tragándose ciudades y barrios industriales delas metrópolis. Cientos de miles de familiastuvieron que dejar sus casas y enrumbarse ha-cia las favelas o vivir bajo los puentes. La men-dicidad se desparramó por las calles y el cri-men organizado pasó a dominar las favelas.Una crisis social de dimensiones inéditas afec-tó al Brasil, pocos años después de haber re-conquistado la democracia.

En este escenario, diversos movimientossociales ligados a la Iglesia y algunos sindicatoscon bases en empresas empezaron a organizara las víctimas del tsunami en emprendimientosautogestionados, algunos surgidos de empre-sas capitalistas grandes y medianas en crisis.En el campo, el Movimiento de los Traba-jadores Rurales Sin Tierra (MST) conquistabalos primeros asentamientos con la reformaagraria y en 1989 decidió que los asentadosdebían organizarse en cooperativas para traba-jar la tierra que habían logrado convertir ensuya. Durante la primera mitad de los años1990, esta movilización no fue notada por laopinión pública2; pero paulatinamente, suslogros vieron la luz. Hasta casi finalizar el si-glo, el Estado permaneció como espectador. ElGobierno Federal limitó su ayuda a las activi-dades de formación de la Asociación deTrabajadores de Empresas Auto Gestoras y de

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2 Declaración personal: entre 1989 y 1992 fui Secretario dePlanificación de la ciudad de São Paulo, el mayor centroindustrial del país y por lo mismo, duramente afectado por lacrisis social. Con la alcaldesa Luiza Erundina busqué junto alos sindicatos de trabajadores y a las agremiaciones patrona-les, medios para aliviar la crisis. Todo lo que la alcaldía pudohacer fue organizar la Coopamare (cooperativa de minadoresde material reciclable) así como algunos huertos y panaderíascomunitarias. El movimiento molecular que estaba en proce-so para lanzar las bases de una economía solidaria no fue reco-nocido. Cuatro años más tarde, cuando Luiza Erundina fuenuevamente candidata a la alcaldía de São Paulo, tuve la ideade proponer que el nuevo gobierno de la ciudad inventariasea todos los desempleados y les propusiera crear una gran coo-perativa de producción y consumo, cuyos productos pudieranser comerciados entre sus propios miembros, por medio deuna moneda social. Cuando la propuesta se volvió conocida,empecé a recibir noticias de que algo de lo que yo proponíaya estaba sucediendo, un poco por todo lado. Así se revelópara mí la economía solidaria recién nacida, dando sus prime-ros pasos.

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Participación Accionaria (Anteag)3 y al fortale-cimiento de fondos financieros de las Orga-nizaciones de la Sociedad Civil de InterésPúblico (OSCIP) de micro crédito.

El primer gobierno estatal de la Federaciónen desarrollar un programa que abarque laeconomía solidaria fue el de Olívio Dutra(1999-2002), en el Río Grande del Sur. Enseguida, diversos gobiernos municipales pasa-ron a hacer lo mismo; se destaca sobre todo, elde Marta Suplicy, en São Paulo, que asumió laalcaldía en el 2001 y puso en práctica unambicioso programa de renta mínima, atado auna propuesta de organizar a los beneficiariosque lo quisieran en cooperativas de trabajo. ElPrograma Oportunidad Solidaria ayudó acrear centenas de cooperativas en la periferiapobre de la ciudad, de las cuales unas 300 so-brevivieron al finalizar su gobierno y la termi-nación del programa.

Para entonces, el Partido de los Trabajado-res (PT), el mayor partido de izquierda delBrasil, asumió la economía solidaria y pasó aincluirla en sus programas de gobierno. En el2000, el PT ganó las elecciones en un grannúmero de ciudades grandes y medianas delBrasil, y muchos de los nuevos gobiernos mu-nicipales pasaron a desarrollar programas deapoyo a la economía solidaria. Finalmente, enel 2002, el PT venció en las elecciones presi-denciales y Lula da Silva se volvió el jefe delgobierno federal. Poco antes de su posesión,las grandes organizaciones nacionales que hanapoyado la economía solidaria se dirigieron alpresidente electo y solicitaron la creación de laSecretaría de la Economía Solidaria (SENA-ES) en el Ministerio del Trabajo y Empleo. ElPresidente atendió inmediatamente el pedidoy así surgió en el gobierno federal un órganoespecializado en fomento, estudio y divulga-ción de la economía solidaria.

Entre la decisión de crear la SENAES y suefectiva instalación transcurrió un semestre,pues dependía de la aprobación de unaenmienda a la ley que aprobaba la reorganiza-ción del gobierno federal. Durante este perío-do, los futuros integrantes de la Secretaría sereunieron con diferentes entidades de apoyo ala economía solidaria e importantes federacio-nes de emprendimientos económicos solida-rios, para discutir actividades y programasprioritarios. Se estableció que el movimientode economía solidaria, que había incluso seña-lado el nombre del Secretario de la SENAES,sería su socio fundamental, tanto para la for-mulación de políticas como en su implemen-tación. A lo largo del primer semestre del2003 se realizaron dos reuniones generales delmovimiento, una en el Foro Social Mundialen Porto Alegre y otra en São Paulo, las cualesse denominaron más tarde I y II Plenaria deEconomía Solidaria. La III Plenaria tuvo lugaren Brasilia en junio del 2003, en la mismafecha en que mi equipo y yo nos posicionába-mos en la SENAES.

Esta III Plenaria fue famosa por su tamañoy representatividad. Más de 800 delegados de18 estados se reunieron en el Minas TenisClub de Brasilia (un club de élite), la mayoríade los cuales representaba emprendimientosde economía solidaria. Hasta entonces la eco-nomía solidaria jamás había logrado reunirtanta gente a partir de movimientos naciona-les y sobre todo de emprendimientos, la granmayoría de los cuales eran nuevos y estabanaún en la fase de incubación. Mientras los so-cios del club se reunían alrededor de las pisci-nas, en elegantes ternos de baño, los delegadosde la III Plenaria, en su mayoría simples traba-jadores del campo y de las ciudades, formabanun expresivo contraste.

En la posesión, en el auditorio del Minis-terio del Trabajo, las sillas fueron retiradas paraque la multitud de delegados de la III Plenariapudiera acomodarse en el piso. Los más hu-mildes habían venido a la capital por primeravez, para asistir a la inauguración de un órga-

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3 Fundada en 1994, fue la primera asociación en dar formaciónsistemática en autogestión a las cooperativas de ex trabajado-res que luchaban por la recuperación de las empresas dondehabían sido empleados hasta que ellas quebraron.

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no del gobierno federal que les pertenecía. Elentusiasmo y la conmoción son inolvidables.Cuando los discursos protocolares termina-ron, el pueblo empezó a cantar mientras se re-tiraba. La singularidad de la presencia po-pular, en un evento que normalmente no pasa-ría de una fiesta política, marcó la singularidadde la SENAES, que desde su creación aspirabasintetizar la democracia directa e indirecta ensu acción.

El equipo inicial de la SENAES estaba con-formado en su totalidad por militantes y diri-gentes de organizaciones de economía solida-ria, cada uno designado por la organización ala que pertenecía. Los demás cargos fueronocupados por otros militantes, llamados porlos componentes del equipo inicial. A ellos seunieron funcionarios, algunos de carrera yotros contratados (en la jerga burocrática: ter-cerizados), que inicialmente sabían poco sobreeconomía solidaria y que pasaron a enterarsede lo que se trataba a la medida en que parti-cipaban del trabajo, que desde un inicio fuemuy intenso. Varios de estos servidores se inte-graron al equipo y permanecen hasta hoy,identificados, como los demás miembros, conla misión de la SENAES.

Durante la III Plenaria se fundó el ForoBrasileño de Economía Solidaria (FBES), quereúne prácticamente a todas las asociacionesque pertenecen al amplio espectro de la econo-mía solidaria: a) emprendimientos de econo-mía solidaria (EES), organizados en federacio-nes o simplemente afiliados a los foros estata-les de economía solidaria, b) entidades de ase-soría a los EES, c) movimientos sociales, queen el terreno económico organizan EES y d) laRed de Gestores Públicos, formada por diri-gentes de los gobiernos estatales o municipalesencargados de las políticas a favor de la econo-mía solidaria.

El Foro se volvió el principal socio de laSENAES, tanto en la formulación como en laejecución de políticas de economía solidaria.La amplitud y diversidad de la III Plenaria evi-denciaron el crecimiento cada vez mayor de la

economía solidaria a través del Brasil. Con lainstalación de la SENAES en el Ministerio delTrabajo, las Delegaciones Regionales del Tra-bajo (DTR) pasaron a empeñarse en la econo-mía solidaria, lo que llevó a su penetración,por ejemplo, en la Amazonía, la vasta y aúnparcialmente inexplorada región que represen-ta más de la mitad del territorio nacional. Deesa manera, la economía solidaria llegó a todoslos rincones del país, pasando a incorporar amiembros de las llamadas comunidades ‘tradi-cionales’: indígenas, quilombos, ribereños, que-bradores de coco, pescadores artesanales, etc.

Con la expansión geográfica de la econo-mía solidaria inevitablemente aumentó su di-versidad cultural y su heterogeneidad econó-mica y social. El FBES, revelando notable sen-sibilidad política y fidelidad al principio de la‘puerta abierta’ del cooperativismo, absorbió alos recién llegados, –lo que debe haber exigidoconsiderables costos de adaptación mutua. Al-go semejante debe haber sucedido con la Redde Gestores que también absorbió gestores degobiernos estatales y municipales, que decidie-ron crear instancias de apoyo sistemático a laeconomía solidaria.

El FBES instaló su Secretariado Ejecutivoen Brasilia y pasó a contar con el apoyo de laSENAES para movilizar esta diversidad de su-jetos y realizar reuniones nacionales y regiona-les. En ese sentido, conviene observar que, apesar de la creciente posibilidad de comunica-ción por Internet, las reuniones presencialesfueron y continúan siendo de gran importan-cia para que la economía solidaria pueda inte-grar la expresiva multiculturalidad brasileña.

Una consecuencia de la III Plenaria fue lademanda de los EES a la SENAES para queconvocase un encuentro nacional exclusiva-mente de emprendimientos, con el fin de quesu identidad, reconocida a través de los prime-ros contactos personales, pudiera consolidarse.Esta demanda fue atendida en el 2004, cuan-do se realizó el I Encuentro Nacional de Em-prendimientos de Economía Solidaria en Bra-silia. Una vez más, se sobrepasaron las expecta-

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tivas y 2400 representantes de emprendimien-tos de todos los estados se reunieron en Brasiliadurante varios días, discutieron y descubrieronque tenían en común los mismos valores y pro-pósitos para la economía solidaria.

Para entonces, ya 22 de los 33 ministeriosy secretarías especiales del gobierno federaldesarrollaban políticas de economía solidaria.Durante el Encuentro, se organizó un panel,en que representantes de los diversos órganosdel gobierno federal expusieron las actividadesque realizaban a favor de la economía solida-ria. Después de las exposiciones, se dio paso apreguntas del plenario, que rápidamente setransformó en una entrevista colectiva dadapor el gobierno federal al público de la econo-mía solidaria. Los diálogos fueron extremada-mente útiles y cuando el tiempo se agotó habíaaún una fila de representantes de EES dispues-tos a preguntar.

La creación de la SENAES ocasionó unproceso de difusión de políticas a favor de laeconomía solidaria dentro del gobierno federaly también, la integración entre este y los go-biernos estatales y municipales. Una buenaparte de los ministerios y secretarías especialesdel gobierno federal tiene ahora entre sus atri-buciones atender a los movimientos socialesen sus respectivos campos de acción. Esto fun-damenta una relación política al mismo tiem-po simbiótica y conflictiva entre cada uno deestos órganos gubernamentales y los movi-mientos sociales respectivos. Simbiótica en lamedida en que la atención a las reivindicacio-nes de los movimientos satisface necesidadesde los sectores no privilegiados de la sociedad,lo que se inscribe en el rol de prioridades delgobierno. Pero también conflictiva, porque laatención a determinados sectores de la socie-dad implica, en general, que dejan de ser aten-didos otros sectores de la sociedad, cuyos inte-reses pueden ser opuestos a los de los primeros.

Ejemplos de estos conflictos no faltan. Losmovimientos sociales que luchan por la refor-ma agraria y defienden los intereses de la agri-cultura familiar se oponen a los movimientos

que representan la agricultura empresarialcapitalista. El mismo tipo de conflicto se desa-ta en el campo de la determinación del salariomínimo, de las reglas de prevención social, delfinanciamiento de la salud pública, de la deli-mitación de los territorios de comunidadesindígenas y de quilombos, y en la preservaciónde la selva amazónica que suscitan conflictosentre los que viven en ella y de ella, y los queejercen actividades que implican su tala yquema. Antagonismos como estos pueden serobservados también en la educación, en la cul-tura, en el desarrollo regional, en la viviendade interés social y transporte urbano, en elámbito de los derechos humanos, de seguridadpública y así.

El Estado, en cualquier democracia capita-lista, es un campo de disputa entre fuerzasideológicas que representan las clases propieta-rias del capital y las que representan las clasesdesposeídas de capital propio, que para sobre-vivir tiene que encontrar compradores de sucapacidad de trabajo o de los servicios y bienesque consiguen producir. Esto es sin duda unasimplificación, pues a más de la lucha entre lasdos clases básicas de la sociedad, hay conflictosprocedentes de antagonismos étnicos, regiona-les y locales, a más de la lucha entre las fuerzaspolíticas que buscan ejercer el poder delEstado.

La economía solidaria no es neutral en ladisputa entre trabajadores y capitalistas. Ellaestá de lado de las clases trabajadoras y por lotanto, en oposición a las clases capitalistas,como queda claro por su propia historia en elBrasil. Esto explica también la difusión de po-líticas a favor de la economía solidaria porparte de los ministerios y secretarías especialesque actúan en asociación con los movimientossociales que representan a diferentes sectoresde la población laboral. La SENAES promo-vió activamente esta difusión, dando forma-ción en economía solidaria a los servidores deestos órganos y firmando acuerdos de coopera-ción con muchos de ellos.

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Relación entre sociedad civil y Estado en la economía solidaria en el Brasil

El crecimiento que la economía solidaria hatenido en los últimos años en el Brasil se hadado en el campo institucional, preparado porlas luchas de los movimientos sociales del pue-blo trabajador4. Estas luchas atravesaron el si-glo pasado y en ellas se forjaron los sindicatosde trabajadores, los movimientos campesinos,de mujeres en lucha por la emancipación, desectores discriminados por diferencias de raza,color, edad, etc. Estos movimientos desempe-ñaron un papel estratégico durante el régimenmilitar, en la lucha por la vuelta a la democra-cia. El auge de su movilización política se dioentre la gran campaña para las eleccionesdirectas de 1984 y la notable movilización so-cial durante la elaboración de la ConstituciónFederal, entre 1986 y 1988. Muchos de losderechos sociales incluidos en la Constitución,como la reforma agraria, el reconocimientodel derecho a la propiedad colectiva del suelopor comunidades indígenas y quilombolas, lalibertad de iniciativa para las cooperativas,entre otros, constituyen importantes conquis-tas del pueblo trabajador, sobre las cuales seapoyan las luchas por la economía solidaria.

Los movimientos sociales del pueblo traba-jador se incorporan a la economía solidaria sinabandonar sus luchas específicas. Los movi-mientos de desempleados, pequeños agriculto-res, artesanos, minadores y demás, encontra-ron en la economía solidaria la posibilidad realde salir de la miseria mediante su fortaleci-miento bajo diferentes formas de trabajo aso-ciado. Los sindicatos apoyan a los desemplea-dos de empresas en quiebra o en crisis, que lastransforman en emprendimientos auto gestio-nados para recuperarlas e integrarlas a la eco-

nomía solidaria nacional. Además, estas agru-paciones promueven luchas de interés comúna todos los trabajadores asalariados o agrupa-dos de manera cooperativa, como por ejem-plo, la reducción de la jornada laboral, la re-glamentación de las cooperativas de trabajo(PL 7.009/06) y la difusión de cooperativas decrédito integrantes de la economía solidaria.

La relación entre sociedad civil y Estado enel campo de las luchas sociales, en que se inser-ta la economía solidaria, se da a través deacciones comunes que atienden a los propósi-tos de los movimientos sociales y a los objeti-vos de la acción estatal, fijados periódicamen-te en instrumentos legales como el Plan Plu-rianual (PPA) y la Ley del Presupuesto Anual(LOA). Pero la coincidencia de objetivos entrelos movimientos sociales y el Estado es la ex-cepción antes que la regla. Para el Estado, losmovimientos sociales son uno de los lados enlas luchas que dividen la sociedad, pero el Es-tado tiene por objetivo atender las demandasde todos los lados. Por esto, la relación de lasociedad civil con el Estado, en el campo de lasluchas sociales, se da bajo el signo de la contra-dicción de clases, que fácilmente pasa a la dis-puta abierta entre intereses antagónicos.

Aunque la lucha de clases nunca cese, lavida continúa, y el gobierno continuamenteadopta medidas que atienden a veces deman-das de las clases trabajadoras, a veces de las cla-ses empresariales. Esto requiere negociacionesdentro del ámbito del Estado, entre compo-nentes del mismo que representan uno y otrolado de las luchas sociales. Dependiendo de losresultados de estas negociaciones, los órganosestatales ligados a los movimientos socialespasan a negociar con ellos la forma de prose-guir sus acciones comunes, eventualmente ter-minar algunas e iniciar otras nuevas. Está claroque en esas negociaciones con los movimien-tos sociales, las acciones estatales propuestaspor el gobierno tendrán que ser de algunamanera conciliadas con las necesidades de lossectores del pueblo trabajador, que serán afec-tados por ellas.

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4 El concepto de pueblo trabajador envuelve los que dependende su propio trabajo para subsistir: asalariados formales einformales, desempleados, productores autónomos delcampo y de la ciudad y los excluidos de cualquier actividadsistemática y que sobreviven precariamente de lo que puedenobtener minando en la basura material reciclable, prestandoservicios ocasionales, mendigando y así en adelante.

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La conciliación es construida por medio denegociaciones en que ni los representantes dela sociedad civil ni los del Estado pueden per-der su autonomía. Pues de su autonomía de-pende su autenticidad y de ésta su capacidadde representación, por lo tanto su poder polí-tico. La negociación en el campo de la econo-mía solidaria se da entre representantes de lasociedad y del Estado, proveniendo los repre-sentantes de ambos lados, muchas veces, de losmovimientos sociales que optaron por la eco-nomía solidaria. Se trata por lo tanto, de nego-ciaciones entre personas que adoptan los mis-mos principios, pero que –debido a las posi-ciones que ocupan– pueden fácilmente teneropiniones bastante divergentes sobre los pro-blemas a enfrentar y las soluciones para losmismos. Esto puede significar, en muchoscasos, que la negociación no debe comenzarpor concesiones para reducir las diferenciasentre propuestas, sino más bien por intercam-bios de ideas que lleven a una aproximación delas opiniones divergentes.

El papel de la representación en la relación entresociedad civil y Estado en la economía solidaria

Desde el 2006, la economía solidaria recibióun nuevo e importante espacio institucionalpara las negociaciones entre el Estado y elmovimiento: el Consejo Nacional de Econo-mía Solidaria (CNES), formado por 56 conse-jeros titulares y otros tantos suplentes. Cadaconsejero representa una entidad y las 56 enti-dades pertenecen a tres sectores distintos: a)19 consejeros representan órganos guberna-mentales; b) 13 a ministerios del gobierno fe-deral, bancos públicos federales, el Foro de Se-cretarios Estatales del Trabajo y la Red de Ges-tores Públicos de Economía Solidaria; c) 20consejeros representan emprendimientos deeconomía solidaria y son apuntados por elFBES; d) 17 consejeros representan entidadesde fomento y asesoría, que actúan en la econo-mía solidaria, gran parte de las cuales partici-pan del FBES.

El CNES está presidido por el Ministro delTrabajo y Empleo y su sustituto es el Secre-tario Nacional de Economía Solidaria. LaSecretaría Ejecutiva del CNES integra elGabinete del Secretario Nacional de Econo-mía Solidaria. El Consejo debe reunirse ordi-nariamente cada trimestre, y en los intervalosentre reuniones, ciertas decisiones son adopta-das ad referéndum del plenario por el ComitéPermanente, formado por consejeros que re-presentan proporcionalmente los EES, los go-biernos y las entidades de fomento. Con unacomposición semejante funcionan cinco Co-mités Temáticos del CNES: Comercializa-ción, Redes y Cadenas, Crédito y Finanzas,Formación y Asistencia Técnica, Institucio-nalidad de Política Nacional de ES y MarcoJurídico.

El CNES fue creado por el mismo instru-mento legal que creó la SENAES, lo quemuestra que siempre fue intención de los queconcibieron y construyeron la Secretaría, queella desarrollara sus actividades en sociedadcon las entidades de la economía solidaria dela sociedad civil. La composición del Consejofue largamente discutida y negociada con elForo, habiendo acordado que ella seria tripar-tita, con participación minoritaria del Estado.El proceso de negociación se prolongó porquela morfología de la economía solidaria era alte-rando con la perenne entrada de nuevos acto-res, lo que exigió algunas veces retomar las ne-gociaciones a partir de cero. La composicióndel Consejo y su funcionamiento tuvieron queser regulados por decreto presidencial, lo queatrasó un poco más el inicio efectivo de susactividades.

Durante los primeros tres años de actua-ción de la SENAES, en los que todavía noexistía el Consejo, el Foro y la Secretaría for-maron Grupos de Trabajo Temáticos (GT), enque las políticas de economía solidaria fuerondiscutidas y formuladas. Los Comités Temá-ticos del CNES sustituyeron a los GT a finesdel 2006, pero los trabajos no sufrieron dis-continuidad, pues los temas y los principales

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involucrados en esa discusión y encamina-miento continuaron siendo los mismos.

De este modo, las políticas de economíasolidaria formuladas, propuestas y eventual-mente implementadas por la SENAES fueronfruto de la intensa cooperación entre sociedadcivil (FBES) y Estado (SENAES). La entradaen funcionamiento del Consejo enriqueció elproceso en la medida que agregó nuevos parti-cipantes: 12 ministerios federales, 3 bancospúblicos, el Foro de los Secretarios Estatalesdel Trabajo y nuevas entidades de la sociedadcivil. El papel crucial del Foro en la proposi-ción, formulación, ejecución, seguimiento yevaluación de las políticas implementadas porla SENAES, no fue afectado por el surgimien-to del Consejo, pues en su plenario y en loscomités, el Foro continuó siendo mayoritario.

A pesar de los estrechos y frecuentes con-tactos entre los miembros del Foro y de laSecretaría, surgen tensiones y divergencias,que pueden tener raíces en divisiones tanto enla sociedad civil cuanto en el Estado. En lo querespecta a la sociedad civil, una división yaantigua, pero que suscita confrontaciones pe-riódicas, es la que oponen partidarios de la lla-mada economía popular solidaria, que priori-zan el trabajo con los más pobres y excluidos ylos que priorizan los esfuerzos para que los em-prendimientos de la economía solidaria ten-gan éxito económico. Aparentemente, no haycontradicción, pues los dos elementos son encierta medida complementarios: para que losmás pobres puedan superar su condición esimprescindible que sus cooperativas se viabili-cen económicamente. Pero, en la práctica, lascontradicciones aparecen de inmediato.

Los que trabajan con la economía populartienden a menospreciar algunos postulados dela administración empresarial, por ejemplo,rendir cuentas de recursos recibidos y pagarpuntualmente préstamos, incremento de losintereses, etc. Cuando se enfrentan con situa-ciones calamitosas –sequías, inundaciones, in-cendios– la urgencia de atender a las víctimashace difícil registrar con quién y para qué cada

real fue gastado. Del mismo modo, emprendi-mientos con capital insuficiente y poco accesoa mercados pueden quedar insubsistentes, sinque puedan ser considerados “culpables” y se-ría injusto, decretar su quiebra.

Los que priorizan el éxito económico de losemprendimientos, a veces prefieren asistir agrupos con miembros mejor preparados y conalgún capital propio, que obviamente no sonlos de los más pobres y necesitados. De estemodo alcanzan los resultados deseados, justifi-cados con el argumento de que la existencia deemprendimientos económicamente robustosfortalece la economía solidaria como un todo,posibilitando la oferta de mayor apoyo a losemprendimientos de los más pobres. Mas si laselección de los grupos susceptibles de apoyofuera siempre con base en el criterio de quie-nes presentan mayores probabilidades éxito, elfomento de la economía solidaria aumentaríala desigualdad entre el pueblo trabajador, loque no se corresponde para nada con sus prin-cipios.

Hay rivalidad entre las entidades de la eco-nomía solidaria que siguen una orientación yotra, lo que da lugar a confrontaciones ocasio-nales que envuelven a la SENAES, la cual esvista como favoreciendo un lado en detrimen-to del otro. Hay confrontaciones tambiénentre entidades de asesoría a los EES o entrecorrientes partidarias y hasta dentro de los par-tidos que concurren con ocasión de encuen-tros, conferencias y otros tipos de conclaves dela economía solidaria.

Del lado del Estado, las divisiones puedenser funcionales y/o políticas. La más impor-tante es la que separa los niveles más bajos delos ministerios y secretarías especiales (queatienden directamente las necesidades de lasociedad) de los niveles medios de los ministe-rios y secretarías, cuya función es regular ycontrolar las actividades de los órganos de pri-mer nivel. Está claro que los órganos de nivelmedio ejercen su poder sobre los órganos deprimer nivel, algunos de los cuales dependendel Ejecutivo, como los Ministerios de la Ha-

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cienda, de Planificación, Casa Civil, Contra-loría General de la Unión (CGU), AbogacíaGeneral de la Unión (AGU) y el Banco Cen-tral. Otros dependen de la Judicatura como lostribunales y la procuraduría general del traba-jo y de otras ramas especializadas del PoderJurídico. A más del tribunal de Cuentas de laUnión, perteneciente al Legislativo.

Se puede decir en general que los órganosde primer nivel están bajo presión de los movi-mientos sociales o de los grupos de interésempresarial, para que amplíen los servicios,subvenciones o incentivos que ofrecen a dife-rentes sectores de la sociedad civil. Lo que im-pide a estos órganos atender tales demandasson los limitados recursos presupuestarios deque dispone y las barrera legales, que no per-miten la atención de ciertas peticiones. Elmonto de recursos financieros del que cada ór-gano de primer nivel dispone, depende de laspolíticas de los Ministerios de Hacienda y dePlanificación y en un segundo plano de lasdecisiones del Legislativo sobre el monto y laasignación de los recursos del presupuesto dela Unión.

Las barreras legales pueden depender delLegislativo, no solo de la legislación en sí, sinode la interpretación de las leyes en vigor de laCGU, del Tribunal de Cuentas de la Unión yde la AGU, a la cual están ligadas todas lasConsultorías Jurídicas, que tienen por misiónasesorar a los ministros y los secretarios espe-ciales, interpretando la legislación vigente. Encualquier ministerio y secretaría especial, casininguna acción del gobierno puede ser ejecu-tada sin antes obtener consentimiento de laConsultoría Jurídica (CONJUR). En la mis-ma situación se encuentran los gobiernos fede-rales y los bancos públicos federales.

Lo que se denomina normalmente “buro-cracia” tiene que ver con el trabajo de todosestos controles y restricciones, necesarios paraque las acciones gubernamentales se realicen, y–más importante aún– con el tiempo transcu-rrido en el trámite de los procesos, hasta quefinalicen su itinerario y puedan ser ejecutados.

Todo esto es parte de la acción del Estado queno solo demora, sino que inquieta. Los plazosfijados para que las obras se completen o paraque se ejecute determinadas acciones son rei-teradamente excedidos, sea porque los órganosde nivel medio están sobrecargados o porquelos funcionarios encargados de controlarlas seoponen a ellas por motivos políticos, ideológi-cos o personales.

A estas divisiones provocadas por las fun-ciones del Estado se suman las de tipo políti-co. Las cuales surgen porque el aparato delEstado es dirigido por representantes de dife-rentes partidos, muchos de ellos adversarios endisputas electorales pasadas y futuras. Estoshechos explican rivalidades más o menos in-tensas entre órganos del mismo gobierno y delos mismos sectores –secretarías, departamen-tos, coordinaciones, etc.– del mismo ministe-rio. El fraccionamiento de las acciones delEstado es enfrentado por los órganos situadosen la cima de la jerarquía gubernamental, cuyafunción es precisamente coordinar las políticasy cuidar que sean ejecutadas con eficacia. Estodemanda que los servidores de rango más bajoestén encargados de vencer directamente la“burocracia” y la elaboración incesante de in-formes, lo que naturalmente consume unacantidad considerable de tiempo y esfuerzo.

Es necesario considerar la relación entresociedad civil, en el caso representado por losemprendimientos y entidades de la economíasolidaria, y el Estado, en este caso representa-do por la SENAES y otros órganos que practi-can políticas de fomento de la economía soli-daria, en el contexto de este fraccionamiento.El pueblo de la economía solidaria es represen-tado en esta relación por un puñado de líderes,que casi nunca tienen contacto con los órga-nos de nivel medio, sino únicamente con losdirigentes de los órganos de primer nivel. Noes de extrañar que en esta relación existan frus-traciones, desconfianzas, resentimientos al la-do de las alegrías, satisfacciones y sentimientode gratitud y afecto, cuando proyectos comu-nes acaban por dar resultados.

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Más importante aún es la diversidad es-tructural de representación entre los que ha-blan y actúan por el Estado y los que la hacenpor la sociedad civil. A pesar de que los agen-tes del Estado son en ocasiones oriundos delmovimiento de economía solidaria, a partirdel momento en que asumen responsabilida-des gubernamentales su punto de atencióninevitablemente se amplía. Ellos pasan a serrepresentantes no solo de los sectores ya orga-nizados y constituidos en los foros estatales ynacional de la economía solidaria, sino tambiénde otros sectores que añoran integrarse a laeconomía solidaria y perciben como en laSENAES como una vía para conseguirlo.

La emergencia de los nuevos sectores, quebuscan la Secretaría para insertarse en la eco-nomía solidaria, se volvió –como se ha men-cionado ya– una de las principales vías deexpansión de la economía solidaria y por estofueron acogidos con entusiasmo. Pero, para losrepresentantes de los emprendimientos y otrospertenecientes al Foro, la creciente expansiónde los demandantes de los recursos públicossiempre escasos frente a las necesidades, nodejó de provocar reacciones de rechazo frentea los recién llegados, denunciados como extra-ños al “movimiento” de la economía solidaria.

Conflictos de esta naturaleza sólo se justifi-carían si los recursos públicos disponibles parala economía solidaria fueran siempre los mis-mos. Sin embargo, estos recursos pueden au-mentar, y en realidad han aumentado en lamedida en que la presencia política e influen-cia económica de la economía solidaria en elpaís ha creciendo. Los nuevos sectores sociales,que se aproximan a la economía solidaria ygradualmente se integran a ella, son uno de losprincipales motivos para que el Estado, a nivelmunicipal, estatal y federal, asigne mayores re-cursos a la economía solidaria.

Está claro que no hay, frente a esta expan-sión de la economía solidaría, una garantía deque el aumento de la oferta de recursos públi-cos cubra y exceda el aumento de las deman-das hechas por los distintos sectores. Esto de-

pende de la evolución del monto total de re-cursos de los que dispone el Estado y del con-junto de los sectores movilizados por la socie-dad brasilera que disputan este monto. Pero,sería una falta intolerable de solidariedad conlos que quieren y necesitan ser parte de la eco-nomía solidaria impedirles la integración enella, a fin de que la partida de los recursos delEstado se restrinja a los que llegaron primero.

El futuro de la economía solidaria en la sociedad civil y en el Brasil

La economía solidaria vino a Brasil para que-darse, pues encarna aspiraciones históricas delpueblo trabajador que siempre luchó para quela igualdad, la justicia social y la democracia sevuelvan aspectos característicos de nuestrasociedad. Su rápida expansión se explica por eldesmoronamiento de propuestas que instan aluso de la fuerza antes y/o después de la tomadel poder para alcanzar sus objetivos. La cre-ciente adhesión de sectores del pueblo a la eco-nomía solidaria se debe a la comprensión deque esta forma de economía no necesita espe-rar que el capitalismo sea abolido por el Esta-do para que su constitución sea iniciada y con-tinuada. La gradual implementación de los es-pacios económicos, caracterizados por la igual-dad, la justicia social y la democracia, es via-ble, como lo comprueba la experiencia de losúltimos años.

La expansión de la economía solidaria sig-nifica que la competencia en los mercados y enlos servicios públicos vitales para la sociedadcivil, como la enseñanza, la asistencia a la sa-lud, la vivienda, el trasporte, la electricidad,entre otros, será substituida gradualmente porla cooperación. Este no es el lugar para elabo-rar esta tesis, pero vale mencionar a título deilustración que la penetración del comerciojusto en los mercados implica exactamenteesta sustitución: en lugar de la perpetua dispu-ta entre compradores y vendedores por precioy calidad, el comercio justo propone y practi-

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ca la cooperación recíproca entre productoresy consumidores. La calidad de los productos ysus precios resulta de la combinación de lasnecesidades de los consumidores con las posi-bilidades de los productores, efectuada siem-pre que sea posible mediante el contacto direc-to entre las partes.

¿A qué corresponde en la esfera políticaesta sustitución de la competencia por la coo-peración? No sabemos aún la respuesta, perodebe estar relacionada con la continua amplia-ción del espacio de participación directa de lossectores de la sociedad civil en el funciona-miento del Estado. El proyecto político de laeconomía solidaria, coherente con sus princi-pios y con su práctica, es la sustitución de lacompetencia, algunas veces abierta otras vecessubterránea, por recursos públicos. En su lugarse propone la cooperación entre los sectores,de modo que la asignación de los recursos delerario corresponda lo mejor posible a las nece-sidades legítimas de cada sector. Lo que impli-ca el avance de la participación de la sociedadcivil en el diseño, aprobación y ejecución depolíticas públicas. Un buen ejemplo son lasprácticas muy diversas del Presupuesto Partici-pativo en municipalidades y estados, tanto enel Brasil como también en otros países.

Estas son las esperanzas por las cuales debe-mos luchar desde ya. Así como la economíasolidaria esta siendo construida desde ahora, lomismo puede suceder con la paulatina cons-

trucción de una democracia que podía ser lla-mada cooperativa o solidaria. Por lo menos enel Brasil, los espacios políticos en los cualesesta construcción podrá ser extendida estánrelacionados de manera clara con la capacidadde la economía solidaria de ir experimentandovías alternativas de progreso.

Bibliografía

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