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542986 ÍNDICE Primera serie: dinastías IV-XII 9 Introducción 11 Cuentos de magos: ............................... 15 El cuento de Jafra 15 El cuento de Baufra ............................ 18 El cuento de Hordedef .......................... 21 Comentarios 33 El campesino y el trabajador 38 Comentarios 45 CENTO r',' BIBLIOTECA-o'" UNA~ Título original: Egyptian Tales © 2002, para la presente edición, José J. de Olañeta, Editor Apartado 296 - 07080 Palma de Mallorca ISBN: 84-9716-038-X Depósito Legal: B. 20.471-2002 Impreso en Liberduplex, S.L. - Barcelona Printed in Spain El marinero náufrago ............................. 48 Comentarios 54 Las aventuras de Sanehat .......................... 56 Comentarios 71 Segunda serie: dinastías XVIII-XIX ..................... 79 Prólogo ....................................... 81 La toma de Joppe 83 Comentarios 86 El príncipe predestinado 89 Comentarios 97 Autor: Petrie, William Matthew Flinders Sir (1853-1942) Título: Cuentos egipcios

Sir Petrie - Cuentos Egipcios

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Egiptología

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  • 542986

    NDICE

    Primera serie: dinastas IV-XII 9

    Introduccin 11

    Cuentos de magos: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 15El cuento de Jafra 15El cuento de Baufra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 18El cuento de Hordedef . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 21Comentarios 33

    El campesino y el trabajador 38Comentarios 45

    CENTO r','BIBLIOTECA-o'"UNA~

    Ttulo original: Egyptian Tales

    2002, para la presente edicin,

    Jos J. de Olaeta, EditorApartado 296 - 07080 Palma de Mallorca

    ISBN: 84-9716-038-X

    Depsito Legal: B. 20.471-2002

    Impreso en Liberduplex, S.L. - Barcelona

    Printed in Spain

    El marinero nufrago . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 48Comentarios 54

    Las aventuras de Sanehat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 56Comentarios 71

    Segunda serie: dinastas XVIII-XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 79

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 81La toma de Joppe 83

    Comentarios 86

    El prncipe predestinado 89Comentarios 97

    Autor: Petrie, William Matthew Flinders Sir (1853-1942)

    Ttulo: Cuentos egipcios

  • 6 CUENTOS EGIPCIOS

    Anpu y Bata 101Comentarios 116

    Setna y el libro mgico 126Comentarios 143

    ILUSTRACIONES

    Primera serie: dinastas IV-XII

    El encargado del jardn y el cocodrilo de cera . . . . . . . . . . . . . 17Zazamanj encuentra la piedra preciosa 20Hordedef acompaa a Dedi al barco . . . . . . . . . . . . . . . . . 23Dedi encanta al pato ., . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24Las diosas y Jnumu llegan a la casa de Ra-User 27Las diosas ocultan las coronas 29La doncella escucha el jolgorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30En el Sejet Hemat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38El paso 39La paliza a Sejti o.................................. 44Travesa a Wawat 48La investigacin o.................................. 50Hermanos e hijos 52La despedida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53La huida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 57El paso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58El rescate 59Sanehat saluda a Tenu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60El combate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62Llegada de los mensajeros egipcios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64La cancin de las princesas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69El afeitado de Sanehat 70

  • 8 CUENTOS EGIPCIOS

    Segunda serie: dinastas XVIII-XIX

    El juicio a la reina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80Golpeando al enemigo o............................. 84Los doscientos sacos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85La casa del prncipe 90En el desierto o.................................... 91Los pretendientes escalando o......................... 93Llegada a la ventana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94Rescate del amado 95El cuenco de leche 96El regreso puntual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 101Salida a los campos o............................... 102Esperando el trigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 103El regreso a oscuras o............................... 104La emboscada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 106El canal de Ra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 107La casa del valle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 108La profeca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 109La mar fascinante o................................. 110El batanero jefe del faran o.......................... 111El reencuentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 113Anpu cabalgando en el toro 114Los rboles de Bata 115Splica de Ahura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 127Lectura de las inscripciones 129Enviando la plata 130Las esposas de los sacerdotes 131Matando a la serpiente 132Lectura del encantamiento 134Arrepentimiento 135Setna pidiendo el rollo 136Setna vencido o. 137Aplicando el talismn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 138Setna victorioso 139Setna lee el rollo o. 141

    PRIMERA SERIE:

    DINASTAS IV - XII

  • '1

    Introduccin

    Es extrao que ocupando el lugar que ocupa hoy la literatura, ysiendo la narrativa el apartado ms amplio dentro de la misma, la li-teratura y la ficcin ms antiguas del mundo no se hayan presentadoan a los lectores ingleses. Los cuentos del antiguo Egipto slo hanaparecido colectivamente en francs, en la preciosa edicin de Contespopulaires de Maspero; algunos se han traducido al ingls en distin-tas pocas en diferentes volmenes de Records of the Pasto Pero la in-vestigacin avanza; y las traducciones que eran excelentes hace veinte

    .aos pueden mejorarse bastante ahora, gracias a una mejor compren-sin del idioma. Hay otro motivo que justifica plenamente esta edi-cin, y es que no se han publicado nunca ediciones ilustradas que denesa base a la imaginacin, ms necesaria an cuando se trata de unapoca y de una cultura con las que no estamos familiarizados. Al se-guir una narracin, ya sea acerca de sucesos reales o imaginarios, mu-chos lectores -tal vez la mayora- imaginan de forma inconscienteel escenario y los personajes sobre los que estn leyendo. El prop-sito de las ilustraciones que se incluyen en este libro es dar una ima-gen correcta de las diversas pocas a las que corresponden estos cuen-tos. Se asigna a cada uno un periodo concreto, de acuerdo con lasindicaciones o la historia del mismo; y, en la medida de nuestro co-nocimiento actual, se interpretan todos los detalles de la vida en lasescenas aqu ilustradas de acuerdo con el periodo del relato.

    Quiz algunas personas de mentalidad puramente escolsticaconsideren impertinente mezclar traducciones de documentos no-tables con ilustraciones imaginativas. Pero, teniendo en cuenta lamayor precisin con que hemos podido conocer en los ltimosaos los cambios y costumbres del antiguo pueblo egipcio, y el ca-rcter esencialmente ahistrico de casi todos estos cuentos, es in-

  • 12 CUENTOS EGIPCIOS INTRODUCCIN 13

    dudable que existen sobradas razones para proporcionar dicho ma-terial a la imaginacin del lector para que siga los relatos. Creoque les darn ms realismo y ms vitalidad, subrayando las dife-rencias existentes entre los distintos periodos a los que correspon-den los cuentos.

    Se advertir cmo se presagia la novela en los variados temas yen el tratamiento de los cuentos. Los primeros son simplemente unacoleccin de prodigios o sucesos maravillosos sencillsimos. Luegopasamos a los contrastes entre campo y ciudad, entre Egipto y los te-rritorios extranjeros. A continuacin, el tema principal pasa a ser laaventura personal y el inters por las intrigas y los acontecimientos;mientras que slo en los ltimos periodos aparece el personaje comoelemento bsico. Lo mismo puede observarse en la literatura inglesa:primero los cuentos de prodigios y tierras extraas, luego la novela deaventuras y finalmente la novela de personaje.

    Al traducir estos documentos al ingls he empleado libre-mente las diversas traducciones publicadas en otros idiomas; peroen todos los casos se ha hecho una re traduccin y una correccinmayor o menor. Por ello estoy en deuda con el Sr. F. Ll. Griffith,que en algunos casos -por ejemplo, en el cuento de Anpu yBata- ha retraducido casi completamente el papiro original. Enlos Comentarios que siguen a cada texto figuran las referencias alos materiales seguidos en cada cuento. En cuanto al estilo pro-piamente dicho, soy el nico responsable. La medida en que debeconservarse el idioma original en cualquier traduccin es siempreun asunto polmico y depender totalmente del objetivo que sebusque. En este caso, y a fin de conseguir hacer un texto inteligi-ble para el lector medio, ha sido necesario modificar y matizar al-gunos giros y parafrasear otros. Hemos procurado conservar en lamedida de lo posible el estilo y el tono de los originales, dejandoque hable por s mismo lo que puede seguirse fcilmente. El anti-guo egipcio se pareca en muchas expresiones al oriental modernoy a nuestros antepasados ms que a nosotros en esta poca de es-ocrpulos sin parangn en el mundo. Se han hecho algunas peque-as modificaciones de trminos para evitar errores; pero antes quedar una falsa impresin alterando los relatos, he omitido la conti-nuacin del ltimo cuento y doy slo un breve resumen de lamisma. El lenguaje adoptado ha sido el ms antiguo que poda em-

    plearse sin afectacin en las primeras pocas. Se ha modificado in-tencionadamente en los cuentos posteriores; y en el ltimo -quees de autora tolemaica- se ha adoptado un estilo moderno msacorde con el tono posterior de la narrativa.

    En cuanto a las ilustraciones, el conocimiento personal de Egiptoque posee el seor Tristam Ellis ha sido sumamente importante en lasescenas verosmiles incluidas. He investigado para cada dibujo mate-rial entre los monumentos y restos de la poca en cuestin. Todos losdetalles de la indumentaria, la arquitectura y los utensilios corres-ponden al periodo de cada cuento. En la historia de Setnau se introdu-cen dos estilos. Es probable que Ahura sea de la poca de AmenhotepIII, mientras que Setnau es un hijo de Ramss 11;y el cambio de modaentre las dos dinastas se ha seguido como distintivo de las dos per-sonas, el ka o doble del difunto, y el hombre vivo. Ese continuo cam-bio de un periodo a otro tal vez resulte extrao al lector que parte dela idea comn de que todos los egipcios eran iguales. Pero se basa enfuentes tan fidedignas que cabe esperar que este pequeo volumen seatil como leccin de arqueologa prctica.

    El uso y abuso de las notas al pie es un tema polmico. Te-ner que interrumpir continuamente la lectura por algunas expli-caciones elementales e innecesarias es una impertinencia para elautor y para el lector. El primero no puede lamentarlo y el se-gundo lo lamenta por ambos. Pero lo que haya de considerarseinnecesario depender totalmente del lector: a m me han pre-guntado en qu pas estaba Pompeya porque no figuraba en el n-dice geogrfico ingls. As que en vez de molestar al lector mien-tras se halla en elevada conversacin con los antiguos, colocarmi cabina de intrprete en la puerta de al lado; y si algn lectorquiere pasar y pedir aclaraciones, le ayudar con mucho gusto sipuedo. Ni siquiera se colocan nmeros para referenciar las notas;pues cuntas veces se ha desviado un lector impaciente de su ca-mino y pasado alegremente a consultar la nota 37 o 186 para en-contrar solo en ella: Vase J. Z., XXXVIII, 377, con el consi-guiente rechinar de dientes y maldicin por semejantesinterrupciones. As que pedimos humildemente a aquellos a quie-nes los cuentos originales les resulten oscuros que procuren be-neficiarse de los comentarios que los siguen y que han sido espi-gados por el traductor. Mucho puede decir un folclorista -en

  • 14 CUENTOS EGIPCIOS

    proporcin a su fervor-o Pero como hay folcloristas y folcloris-tas, y las escuelas del rabino Andrs y del rabino Jos escribeninterpretaciones diferentes, he dejado que cada uno haga su pro-pio comentario sin prejuicios.

    CUENTOS DE MAGOS

    Un da, cuando el rey Jufu reinaba en toda la tierra, le dijo a suministro, que esperaba sus palabras de pie ante l:

    -Avisa a mis hijos y a mis consejeros de que quiero verlos por-que he de pedirles una cosa.

    Acudieron, pues, sus hijos y sus consejeros ante el rey, y l lesdijo:

    -Conocis a algn hombre que pueda contarme los cuentos delos hechos de los magos?

    El prncipe Jafra se adelant entonces y dijo:-Yo contar a su majestad una historia de los tiempos de vues-

    tro antepasado Nebka, el bienaventurado; de lo que aconteci cuandofue al templo de Ptah en Anjtaui.

    El cuento de Jafra

    Su majestad fue caminando hasta el templo de Ptah y entr enla casa del recitador mayor, Uba-aner, con su squito. Y cuando la es-posa de Uba-aner vio a un paje entre los que estaban de pie detrs delrey, su corazn se prend de l; y envi a su sirvienta a hablar con lcon una caja llena de prendas de vestir.

    Acudi luego el paje con la sirvienta. Y resulta que haba unacasita en el jardn de Uba-aner; y un da, el paje le dijo a la esposa deUba-aner:

    -En el jardn de Uba-aner hay una casita; ea, vayamos all a so-lazamos.

    As que la esposa de Uba-aner llam al encargado del jardn yle dijo:

    -Haz que arreglen la casita del jardn.

  • 16 CUENTOS EGIPCIOS

    Acudi luego ella, y se qued all, y holg y bebi con el pajehasta que se puso el sol.

    Y cuando lleg la hora del crepsculo, el paje fue a baarse. Yel encargado del jardn se dijo: 'He de ir a contarle lo que est pa-sando a Uba-aner.' As que cuando acab aquel da y lleg otro, fue elencargado a ver a Uba-aner y le explic todos esos hechos.

    - Treme mi arcn de bano y mbar -le orden Uba-aner.Se lo llevaron; y l hizo un cocodrilo de cera de siete dedos de

    largo. Y lo encant con estas palabras: Cuando llegue el paje a ba-arse en mi estanque, atrpalo. Y se lo dio al encargado, dicindole:

    -Cuando el paje se meta en el estanque a baarse, como suelehacer a diario, echa al cocodrilo al agua detrs de l.

    As que el encargado se march con el cocodrilo.Y la esposa de Uba-aner llam al encargado del jardn, y le dijo:-Dispn que se prepare la casita del jardn, pues ir all a des-

    cansar.

    Y prepararon la casita con toda suerte de cosas agradables. Yfuese all la esposa y disfrut en ella con el paje. Y cuando lleg lahora del crepsculo, sali el paje a baarse como sola hacer. Y el en-cargado del jardn ech al agua el cocodrilo de cera; y hete aqu, queen cuanto toc el agua se convirti en un cocodrilo grande de diez co-dos de largo, y atrap al paje.

    Y Uba-aner permaneci an siete das con el rey del Alto y delBajo Egipto, Nebka el bienaventurado, mientras el paje se ahogaba enel cocodrilo. Y cuando transcurrieron esos siete das, el rey del Alto ydel Bajo Egipto, Nebka el bienaventurado, sali y Uba-aner le prece-da.

    Y Uba-aner habl as a su majestad:- Querr su majestad venir a ver el prodigio que le ha ocurrido

    a un paje?Fue el monarca con Uba-aner. y Uba-aner llam al cocodrilo

    con estas palabras:-Devuelve al paje.Y el cocodrilo sali del estanque con el paje. Y Uba-aner le dijo

    al rey:-Este cocodrilo har cuanto yo le ordene.Y repuso el rey:-Os ruego que mandis volver a ese cocodrilo.

    El encargado del jardn y el cocodrilo de cera

  • 18 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 19

    Y Uba-aner se inclin y cogi al cocodrilo, que en sus manosse convirti en un cocodrilo de cera. Y Uba-aner cont entonces al reycuanto haba acontecido en su casa con el paje y su esposa. Y su ma-jestad se dirigi as al cocodrilo:

    -Llvate tu presa.Y el cocodrilo se zambull en el lago con su presa y nadie supo

    adonde fue.Y su majestad el rey del Alto y el Bajo Egipto, Nebka el bien-

    aventurado, dio rdenes de que llevaran a la esposa de Uba-aner allado norte del harn, que la quemaran con fuego y que tiraran sus ce-nizas al ro. Y as lo hicieron.

    Este prodigio ocurri en los tiempos de tu antepasado Nebka,rey del Alto y del Bajo Egipto, por obra de su recitador mayor Uba-aner.

    Su majestad el rey del Alto y del Bajo Egipto, Jufu, dijo enton-ces:

    -Que ofrezcan al rey Nebka el bienaventurado mil panes, cienmedidas de cerveza, un buey, dos jarros de incienso; y que ofrezcanal recitador mayor Uba-aner un pan, una jarra de cerveza, una jarra deincienso y una pieza de carne; pues he comprendido la muestra de suconocimiento.

    E hicieron todas las cosas tal como su majestad haba ordenado.

    El cuento de Baufra

    Se adelant entonces el prncipe Baufra y habl. Dijo as:- Yocontar a su majestad un prodigio que aconteci en tiempos

    de vuestro padre Seneferu el bienaventurado, las proezas del recitadormayor Zazamanj. Hallbase fatigado y aburrido un da el rey Seneferuy recorri el palacio buscando algo que le alegrara sin encontrarlo. Yhabl as:

    -Apresuraos, y traed a mi presencia al recitador mayor y es-criba de los rollos, Zazamanj.

    y as lo hicieron enseguida. Y dijo el rey al escriba:-He buscado algn deleite en mi palacio y no he hallado nin-

    guno.A lo cual repuso el escriba:

    - Vaya vuestra majestad al lago de palacio, que preparen all unbote con todas las hermosas doncellas del harn del palacio; y el co-razn de vuestra majestad se recocijar con el espectculo, al verlasremar agua arriba y abajo, y las preciosas charcas de las aves en ellago, y contemplar los bellos prados y las riberas herbosas. Todo elloalegrar vuestro corazn. Y yo tambin ir con vos. Que me traiganveinte remos de bano con incrustaciones de oro, con palas de maderaligera incrustadas de mbar; y veinte doncellas de hermosas piernas,senos y cabellos; todas vrgenes; y veinte redes, para que las donce-llas lleven sus prendas.

    Y as lo hicieron, siguiendo las rdenes de su majestad.Y remaron corriente arriba y abajo, y el corazn de su majestad

    se alegr vindolas remar. Pero una de ellas que iba al timn, se gol-pe el cabello y se le cay al agua su piedra de malaquita nueva. Y alpasar esto, dej de cantar y de remar; y sus compaeras se detuvierony tambin dejaron de remar.

    -No remis ya? -pregunt su majestad.-Es que nuestra pequea timonel a se ha parado y no rema

    -repusieron ellas.Le pregunt entonces a ella su majestad:-Por qu has dejado de remar?-Es que se me ha cado al agua mi piedra de malaquita nueva

    -repuso ella.-Sigue remando -le dijo el rey-, que yo te regalar otra.-Pero yo quiero la ma en su engarce.-Deprisa, que venga el escriba mayor Zazamanj -orden el

    monarca. y cuando lleg el escriba, le dijo: -Zazamanj, hermanomo, he hecho cuanto me dijiste y te aseguro que el corazn de su ma-jestad se ha alegrado vindolas remar. Pero a una de las pequeas sele ha cado una joya de malaquita nueva al agua y se ha parado y yano rema e impide que lo hagan las dems de su lado. Le he pregun-tado por qu no rema y me ha contestado que porque se le ha cado lamalaquita nueva al agua. Le he dicho que siguiera remando y que yole regalara otra y dice que quiere la suya en su engarce.

    Entonces el recitador mayor Zazamanj pronunci su conjuro ycoloc una parte del agua del lago sobre la otra y descubri la piedrapreciosa a un lado; la cogi y se la devolvi a su duea. Y el agua, quehaca doce codos de profundidad en el centro, alcanzaba cuando la

  • DINASTAS IV - XII 21

    dobl veinticuatro codos. Habl l entonces, pronunci su conjuro yvolvi las aguas del lago a su sitio. Y su majestad pas un da felizcon toda la casa real. Luego recompens al recitador mayor con todasuerte de bienes. He aqu que es ste un prodigio que ocurri en tiem-pos de vuestro padre Senefero, rey del Alto y del Bajo Egipto, de lasobras del recitador mayor, el escriba de los rollos, Zazamanj.

    Dijo entonces la majestad del rey del Alto y del Bajo Egipto, Jufuel bienaventurado:

    -Que ofrezcan mil tortas, cien medidas de cerveza, un buey ydos jarras de incienso al rey del Alto y del Bajo Egipto, Senefero elbienaventurado; y que den un pan, una jarra de cerveza y una jarra deincienso al recitador mayor, el escriba de los rollos, Zazamanj; pueshe comprendido la muestra de su conocimiento.

    E hicieron todas las cosas tal como su majestad haba ordenado.

    El cuento de Hordedef

    Se adelant entonces para tomar la palabra el prncipe Hordedef.Dijo as:

    -Hasta ahora slo habis odo historias de los que os precedie-ron y que nadie puede confirmar. Pero yo ensear a su majestad a unhombre de vuestro tiempo.

    y su majestad pregunt:-Quin es, Hordedef?-Es un hombre que se llama Dedi -repuso elprncipe Horde-

    def-, que vive en Dedsnefero. Tiene ciento diez aos; y come qui-nientas hogazas de pan y media res, y bebe cien medidas de cerveza,hasta el da de hoy. Sabe volver a colocar en su sitio una cabeza arran-cada; sabe hacer que el len le siga arrastrando su dogal por el suelo;conoce los diseos de la morada de Tahuti. Su majestad el rey del Altoy del Bajo Egipto, Jufu el bienaventurado, busca hace mucho tiempolos planos de la vivienda de Tahuti para hacer lo mismo en su pir-mide.

    Dijo a eso su majestad:-Deseo que lo traigas de inmediato a mi presencia t mismo,

    Hordedef, hijo mo.Dispusieron entonces los barcos para el hijo del rey, Hordedef, y

  • 22 CUENTOS EGIPCIOS

    parti rumbo a Dedsneferu. Y cuando echaron las amarras, desem-barc y se acomod en una litera de bano, con postes de cedro recu-bierto de oro. Cuando lleg cerca de Dedi, posaron la litera. Y se le-vant para saludar al anciano, que estaba echado en un lecho de palmaa la puerta de su casa. Un sirviente le sujetaba la cabeza y le unga, yotro le frotaba los pies.

    y el hijo del rey, Hordedef, habl as:-Vuestro estado es el de quien vive hasta la edad venerable.

    Pues es la vejez el final de nuestro viaje, el tiempo del embalsama-miento, la poca del enterramiento. Tendeos, pues, al sol, libre de do-lencias, sin los balbuceos de la chochez. Este es el saludo a la edadvenerable. He venido de lejos a visitaros, y os traigo un mensaje demi padre Jufu, el bienaventurado, para que comis lo mejor que pro-porciona el rey y los alimentos que toman quienes le siguen; que l oslleve en buen estado con vuestros padres que estn en la tumba.

    y repuso Dedi a su vez:-La paz sea contigo! La paz sea contigo!, Hordedef, hijo del

    rey, amado de su padre. Que tu padre Jufu el bienaventurado te alabe,que te ascienda entre los ancianos, que tu ka prevalezca sobre los ene-migos, que tu alma conozca el camino hasta la puerta de quien vistea los afligidos; ste es el saludo al hijo del rey.

    Entonces Hordedef, el hijo del rey, le tendi las manos y le ayuda levantarse y le acompa hasta el puerto, dndole el brazo. Y dijoentonces Dedi:

    .-Que me den un barco para llevar mis libros y a mis jvenes.Dispusieron entonces dos barcos con sus remeras para l. Dedi

    baj el ro en la gabarra en que iba el hijo del rey, Hordedef. Y cuandollegaron a palacio, Hordedef, el hijo del rey, entr a informar a su ma-jestad el rey del Alto y del Bajo Egipto, Jufu el bienaventurado. Dijoluego Hordedef, el hijo del rey:

    - Vida, riqueza y salud, majestad! He trado a Dedi, mi seor.- Trelo a mi presencia enseguida -repuso su majestad.El monarca fue entonces al saln de las columnas del faran

    (vida, riqueza y salud), y llevaron a su presencia a Dedi.-Cmo es posible que no te haya conocido hasta ahora, Dedi?

    -pregunt al anciano su majestad.-Acude aquel a quien llaman -repuso el anciano-o El rey

    (vida, riqueza y salud) me llama y aqu estoy.

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  • DINASTAS IV - XII 25

    -Es verdad lo que cuentan los hombres de que puedes volver acolocar en su sitio una cabeza cortada? -pregunt su majestad.

    -Verdaderamente s hacerlo, s, oh rey (vida, riqueza y salud),mi seor.

    -Que traigan a un prisionero de la crcel para que pueda ejecu-tarse su castigo -orden su majestad.

    -Que no sea un hombre, seor -dijo Dedi-. Mira que no tra-tamos as ni a nuestro ganado.

    Llevaron, pues, a un pato y le cortaron el cuello. Dejaron el cuerpoa la izquierda del saln y su cabeza a la derecha del mismo. Y pro-nunci Dedi su conjuro mgico. Y alete el pato por el suelo y su ca-beza hizo otro tanto. Y cuando ambas partes se unieron, el pato se in-

    . corpor y grazn. Entonces llevaron a presencia de Dedi a un ganso, ehizo lo mismo. Pidi luego su majestad que llevaran a un buey. Caysu cabeza al suelo. Y Dedi pronunci su conjuro mgico, y el buey seincorpor detrs de l y le sigui arrastrando el ronzal por el suelo.

    y dijo entonces el rey Jufu:- y es verdad lo que cuentan de que conoces el nmero de di-

    seos de la vivienda de Tahuti?y repuso a esto Dedi:-Lo siento, pero no conozco su nmero, majestad (vida, riqueza

    y salud), aunque s s dnde estn.- y dnde estn? -pregunt su majestad.-Hay un arcn de pedernal en una cmara llamada cuarto de los

    planos, en Helipolis; en ese arcn estn -repuso Dedi. Y aadi:-Mas no soy yo, mi seor (vida, riqueza y salud) quien ha de traroslos.

    -Quin me los traer entonces? -pregunt su majestad.-El mayor de los hijos que estn ahora en el cuerpo de Ruddi-

    det es quien os los traer -respondi Dedi.-Sea como dices -sentenci el rey-o Y quin es esa Rud-

    didet?

    -Es la esposa de un sacerdote de Ra, seor de Sajeba. y ha con-cebido esos tres hijos de Ra, seor de Sajeba, y el dios le ha prome-tido que desempearn este noble oficio (el de reinar) en todo este te-rritorio, y que el mayor de ellos ser sumo sacerdote de Helipolis.

    Disgustaron hondamente estas palabras a su majestad; pero Dediaadi:

    -Qu piensas, seor (vida, riqueza y salud)? Es por lo de esos

  • 26 CUENTOS EGIPCIOS

    tres hijos? Te aseguro que vuestro hijo reinar, y tambin el hijo devuestro hijo, y luego uno de ellos.

    Dijo a esto su majestad:-y cuando dar a luz Ruddidet?-Los alumbrar el da vigesimoquinto del mes de tybi.-Cuando las orillas del canal de Letpolis se abran, ir cami-

    nando para poder ver el templo de Ra, seor de Sajeba.-Entonces har que haya cuatro codos de agua a las orillas del

    canal de Letpolis -replic Dedi.Su majestad regres a su palacio y dijo:-Que acomoden a Dedi en la casa del prncipe Hordedef, que se

    aloje con l y que le proporcionen una porcin diaria de mil panes,cien medidas de cerveza, un buey y cien manojos de cebollas.

    y todo se hizo conforme a lo que su majestad haba ordenado.Lleg al fin el da en que Ruddidet sinti los dolores del parto. Y

    la majestad de Ra, seor de Sajeba, dijo a Isis, a Nebhat, a Mesjent, aHakt y a Jnumu:

    -Id y asistid a Ruddidet en el parto de los tres hijos que alumbrar,que han de cumplir este noble oficio sobre todo este territorio; para queconstruyan vuestros templos, llenen vuestros altares de ofrendas, pro-porcionen libaciones a vuestras mesas y aumenten vuestros atributos.

    y acudieron las diosas. Adoptaron la forma de bailarinas, yJnumu las acompaaba como porteador. Llegaron a la casa de Ra-usery lo encontraron haciendo guardia, con el cinturn cado. Y tocarondelante de l sus instrumentos de msica. Mas l les dijo:

    -Mirad, seoras, que hay una mujer con los dolores del parto.-Djanos verla -le dijeron ellas entonces-, pues sabemos

    cmo ayudarla.-Pasad, pues -respondi l.y se acercaron inmediatamente a Ruddidet y cerraron la puerta.

    Isis se plant entonces delante de la mujer y Nebhat a su lado, y Haktla ayud.

    -Ay, nio, de nombre User-ref, no hagas fuerza -dijo Isis.y el nio apareci en sus manos, un nio de un codo; tena los

    huesos fuertes, la belleza de sus extremedidades era divina y su cabe-llo pareca lapislzuli puro. Lo lavaron, lo prepararon y lo dejaron enuna alfombra sobre el enladrillado.

    Mesjent se acerc a l entonces y dijo:

  • 28 CUENTOS EGIPCIOS

    -He aqu a un rey que reinar sobre todo el territorio.y Jnumu fortaleci sus extremidades.Isis se coloc entonces delante de ella, y Nebhat detrs, y Hakt la

    ayud.-Ay, nio, de nombre Sah-ra, no te quedes en ella -dijo Isis.y entonces el nio apareci en sus manos, un nio de un codo.

    Tena los huesos fuertes, la belleza de sus extremidades era divina ysu cabello pareca lapislzuli puro. Lo lavaron, lo prepararon y lo co-locaron sobre una alfombra en el enladrillado. Entonces, Mesjent seacerc a l y dijo:

    -He aqu a un rey que reinar sobre todo el territorio.y Jnumu fortaleci sus extremidades. Luego Isis se coloc de-

    lante de ella, y Nebhat detrs, y Hakt la ayud.-Ay, nio, de nombre Kaku, no permanezcas en la oscuridad en

    ella.y el nio apareci en sus manos, un nio de un codo; tena los

    huesos fuertes, la belleza de sus extremidades era divina y su cabellopareca lapislzuli puro. Y Mesjent se acerc a l y dijo:

    -He aqu a un rey que reinar sobre todo el territorio.y Jnumu fortaleci sus extremidades. Y lo lavaron y lo arregla-

    ron y lo dejaron en una alfombra sobre el enladrillado.Las diosas se marcharon, tras haber asistido a Ruddidet en el

    parto de los tres nios. Y dijeron: Regocjate, oh Ra-user, pues tehan nacido tres hijos.

    -Qu puedo ofreceros yo, seoras? -les dijo l-o Mirad, quese lleve vuestro porteador esta fanega de cebada y la llevis como re-compensa a la destilera.

    y Jnumu se ech a cuestas la fanega de cebada. Y se fueron ha-cia el lugar de donde haban venido. Y habl Isis a las diosas, dicin-doles as:

    -Por qu regresamos sin haber hecho ningn prodigio por esosnios, un prodigio que podamos contarle a su padre que nos ha en-viado?

    Hicieron entonces las diademas divinas del rey (vida, salud y ri-queza) y las metieron en la fanega de cebada. Y provocaron una tor-menta de lluvia y viento. Y regresaron a la casa. Y dijeron:

    -Guardemos la cebada en una cmara cerrada y sellada hastaque regresemos al Norte, bailando.

    Las diosas ocultan las coronas

  • DINASTAS IV - XII 31

    La doncella escucha el jolgorio

    y colocaron la cebada en una cmara cerrada.Ruddidet se purific durante catorce das. Y pregunt a su sierva:-Est arreglada la casa?-Todo est dispuesto, pero an no se ha llevado la cebada a des-

    tilar -le contest ella.- y por qu no se ha hecho todava? -pregunt entonces Rud-

    didet.-Ya estara hace mucho si no hubieran regalado la cebada a las

    bailarinas y la hubieran guardado en la cmara sellada por ellas -res-pondi la sirvienta.

    -Baja a buscarla; ya les dar Ra-user otra a cambio cuandovenga -le dijo Ruddidet.

    Obedeci la.doncella y abri la cmara. Y oy cantos y voces,msica y danza, repiqueteo y todo cuanto se representa para un rey ensu cmara. Volvi entonces arriba y le cont a Ruddidet cuanto habaodo. Y ella misma baj y entr en la cmara pero no descubri dedonde proceda el ruido. Y apoy la sien en el saco y se dio cuentade que el sonido estaba dentro. Lo coloc en un arcn y lo meti enotro armario y lo at con correas y lo dej en la bodega con las demscosas, y la sell. Y lleg Ra-user del campo; y Ruddidet se lo explictodo. Y l se alegr extraordinariamente; y se sentaron y pasaron unda gozoso.

    Y despus de esos das ocurri que Ruddidet se enfad con sudoncella y la golpe con correas. Y la sirvienta dijo a los que estabanen la casa:

    -Ha de tratarme as? Ha parido a tres reyes y vaya ir a decr-selo a su majestad el rey Jufu el bienaventurado.

    Y as lo hizo, y se encontr al hermano mayor de su madre, queestaba moliendo lino en el suelo.

    -Adnde vas, jovencita? -le pregunt l.Ella se lo cont todo. Y su to le dijo:-Por qu me cuentas todo esto? Acaso vaya aceptar la trai-

    cin?

    y le dio un golpe fuerte con un manojo de lino. Y la sirvienta fuea coger un poco de agua con la mano y se la llev un cocodrilo.

    Su to fue despus a hablar de todo esto con Ruddidet; y la en-contr sentada, con la cabeza apoyada en las rodillas, muy acongo-jada.

  • 32 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 33

    -Seora -le dijo-, ella fue a verme y me cont estas cosas yse quej. Y yo la golpe con fuerza. Y se fue a beber agua y un coco-drilo se la llev.

    [El resto del cuento se ha perdido.]

    Comentarios

    . ~~o se conserva una copia de los cuentos de los magos, cuyopnncIpIo se ha perdido. Un viajero ingls trajo el papiro de Egipto yel Museo de Berln lo adquiri de los bienes de Lepsius, a quien se lohaba dado la propietaria, la seorita Westcar; de ah que se conozcacomo el papiro de Westcar. Es muy probable que lo escribieran enla dinasta XII, aunque sin duda contena cuentos que llevaban circu-lando durante generaciones sobre los nombres de los primeros reyes.Seguramente nos muestra el gnero de material que exista para la

    gran r~censin ?e la historia pre-monumental, que se hizo en la pocade SetI 1. Los sIglos de las tres primeras dinastas fueron tan anterio-

    res a esa recens~n como nosotros posteriores a ella; yeso es algo quehay que tener SIempre en cuenta a la hora de determinar la fidelidadde los documentos egipcios.

    '. ~ste papiro ha sido ms estudiado que la mayora, quiz ms quenmgun otro. Erman le ha dedicado dos volmenes, publicndolo n-tegro en facsmil fotogrfico, transcrito en jeroglficos, transcrito enel alfabeto moderno, traducido literalmente, traducido libremente, co-mentado y analizado palabra por palabra y con un glosario completode todos los trminos empleados en el mismo. Esta publicacin ex-haustiva se titula Die Marchen des Papyrus Westcar. Maspero, adems,da una versin actual en los Contes populaires, 2a edic., pp. 53-86.

    El es~~ema de estos cuentos es que se los cuentan todos al reyJufu sus hIJOS;y como falta el principio, hemos aadido unas lneas

    par~ e~plicarlo e introducir el tema. El papiro autntico empieza conlas ultIm~s palab~as de un cuento anterior sobre algn otro mago y unr~y antenor. Lo SIgue el cuento de Jafra, luego el de Baufra y, por l-tImo, el de Hordedef.

    Huelga aadir que estos cuentos son pura invencin. El rej y susucesor Jafra son reales, pero los otros hijos no se han identificado. Yla confusin de que tres reyes de la dinasta V fueran trillizos nacidosen la dinasta IV demuestra las vagusimas ideas que tenan los egip-

    cios de su propia historia cuando se inventaron estos cuentos. Lo cualno nos impide ver que plasmaban algunas tradiciones importantsimas,y nos proporcionan una imagen sin igual de la civilizacin temprana.

    El primero de los tres cuentos parece a primera vista un esbozode infidelidad y venganza. Pero seguramente haya mucho ms en elmismo. Para poder interpretarlo correctamente hay que tener encuenta la posicin que ocupaba la mujer en el antiguo Egipto. Si enlos siglos posteriores, el Islam lleg al extremo de que el hombre de-termine el divorcio de inmediato, en los primeros tiempos casi preva-leca el sistema contrario. Toda la propiedad perteneca a la mujer;todo cuanto un hombre poda ganar o heredar se transfera a su es-posa; y las familias eran mucho ms matrilineales que patrilineales.Como los cambios en la poca histrica han ido en la direccin de losderechos de los hombres, es muy improbable que este sistema de pre-dominio femenino fuera inventado o introducido, sino ms bien quedescienda de pocas primitivas. En este cuento vemos, entonces, alprincipio de nuestro conocimiento del pas, el choque de dos sistemassociales diferentes. El recitador defiende los derechos de los hombreslleva la destruccin a su esposa y ni siquiera da nunca su nombre; li~mitndose a llamarla siempre la esposa de Uba-aner. Pero detrs detodo ello probablemente se hallen los restos de un sistema muy dis-tinto. La sirvienta de la seora no parece ver nada vergonzoso en lasdisposiciones de ella; e incluso el encargado del jardn, que est del'lado del marido, espera uno o dos das antes de contarle lo que pasa.Cuando recordamos la supremaca en cuanto a propiedades y linajeque ostentaban las mujeres en Egipto y leemos luego este cuento, pa-rece que pertenezca al final de un sistema social como el de los na-yares, en que la dama hace su eleccin, con variaciones de vez encuando. El incidente de enviar ropa de regalo se parece curiosamenteal relato de cierto enviado ingls cuyo decoro se alter lastimosa-mente en el pas de los nayares cuando una dama le envi un chalenorme como muestra de su eleccin. Las sacerdotisas de Amen con-

    servaron hasta el final este privilegio de eleccin, ya que se hallabanbajo la proteccin divina, no humana; pero parece que posteriormentepas a considerarse indecoroso.

    El eje de este cuento y de los siguientes, en cuanto al empleo dela magia, demuestra lo enraizada que estaba la creencia en los poderes

  • 34 CUENTOS EGIPCIOSDINASTAS IV - XII 35

    mgicos de los egipcios. Esa creencia entraa la existencia de magosy demuestra lo corriente que tena que ser recurrir a dichos poderes yla prctica de trucos de brujera, tan presentes en frica en la actuali-dad. La eficacia de un modelo, como el cocodrilo de cera del cuento,es una idea que aparece continuamente en Egipto. El sistema de equi-pamiento y decoracin de las tumbas, de estatuillas ka, de ushabtis ofiguras que trabajan para los difuntos y los modelos colocados en losdepsitos, todo ello demuestra que se esperaba que el modelo tuvierala eficacia de una realidad verdadera. Incluso en el ltimo cuento (es-crito en la poca tolemaica), Setna hace un modelo de un barco y dehombres para hundirlo en el ro y que trabaje para l. La reconversindel cocodrilo en figura de cera cuando el mago lo saca del agua, nosrecuerda a la serpiente que vuelve a convertirse en palo cuando la alzaAarn.

    El castigo de ser quemado vivo aparece muy rara vez, si es quelo hace alguna, en la historia egipcia, aunque s en los modernos cuen-tos egipcios: y parece que se introdujera aqu ms como un horror ex-tremo para el clmax que como incidente probable. Es evidente que ellugar elegido para el castigo, enfrente del harn, o la zona privada delpalacio, era para intimidar a las otras mujeres.

    Al final de cada cuento, el rey Jufu, a quien se los cuentan, or-dena que se hagan ofrendas funerarias mediante la frmula habitualen honor del monarca en cuyo reinado tuvo lugar el prodigio. En lastablillas de las tumbas de los primeros tiempos suele registrarse laofrenda (o, mejor dicho, el piadoso deseo de que se haga) de miles depanes, bueyes, gacelas, grullas, etc. por una persona difunta. Tal ex-presin no costaba ms por miles que por docenas, as que sola ha-cerse por miles en todos los decretos de ofrendas.

    Estamos tan acostumbrados a considerar el tedio algo modernoque resulta extrao descubrir en los cuentos ms antiguos del mundoque el primer rey de quien sabemos algo se aburra de sus placeres.La base del cuento de Seneferu es el premio por descubrir placeresnuevos. y el remedio que le aconseja el hechicero (pasar un da en elcampo) sigue siendo el mejor recurso, aunque todo eso lo sabemosporque la historia humana ha realizado sus experimentos de diversindesde entonces. El aderezo del ballet mediante la introduccin de lasdamiselas de la familia ataviadas con redes de pesca no est obsoletoen las diversiones modernas; e incluso en este siglo, Muhammed Ali

    sola recurrir a lo mismo para pasar el rato cuando su harn le llevabaa pasear en bote, aunque en un lago artificial.

    El empleo de remos grandes para gobernar el barco explica el de-talle de la historia. Los remos estaban colocados uno a cada lado del

    timn y cada uno lo manejaba un timonero. Vemos en el cuento que la

    timonela diriga la cancin de las remeras y que si se paraba, toda~ lasremeras de su lado del barco lo hacan tambin. La posicin de la Joyaperdida en el cabello demuestra que estaba en una cinta con incrusta-ciones, como las que se ven en las figuras antiguas, como Nefert enMedum, que lleva una cinta de escarapelas para sujetar el cabello; y la

    posicin del remo del timn sujeto a un poste con el m~ngo alzad.o enel aire, explica que pudiera golpear la cinta y soltar la piedra preciosa.

    El ltimo cuento es un relato doble, en realidad. Empieza con losprodigios realizados por Dedi y contina con la historia de los niossobre quienes el mismo hace profecas al rey.

    El pueblo de Dedi probablemente quedara cerca de Medum, yaque en el templo de Sneferu en Medum se encontr una ofrenda de undevoto a los dioses de Ded-sneferu: de ah el fondo que se da para laescena de Hordedef guiando al anciano Dedi. La traduccin de losdiseos de la morada de Tahuti no es exacta; pero el pasaje parecereferirse a algn plan arquitectnico que se deseaba para la pirmide.La historia de Ruddidet es histricamente notable. Se dice que era es-posa del sacerdote de Ra, que sus hijos son hijos de Ra y que son lostres primeros reyes de la quinta dinasta y que suplantaron a la lneade Jufu. Eso alude a que la quinta dinasta fue una usurpacin sacer-

    dotal; y recorriendo su historia, vemos dos confirmaciones de. ello. Elttulo hijo de Ra es tan comn en casi todos los siglos en Egipto quese da por supuesto y se aplica en las listas a casi todos los segundoscartuchos; pero no se encuentra hasta bien entrada la quinta dinasta;los primeros reyes no eran descendientes de Ra, y solamente al llegara esta dinasta, que se afirmaba descendiente de Ra, mediante la es-posa del sacerdote de Ra, encontramos el ttulo de hijo de Ra de los

    reyes. Otra confirmacin de esta descendencia sacerdot~l es l~ abu,n-dancia de sacerdocios establecidos por los reyes de la qumta dmastla;

    un detalle que concuerda con el hecho de que fueran de origen sace~-dotal' mientras en el cuento se dice concretamente que ellos construi-ran l~s templos, llenaran los altares de ofrendas, ls mesas de liba-ciones y aumentaran las dotaciones religiosas.

  • 36 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 37

    Los nombr~s de los tres nios son un juego con los nombres delos tres primeros reyes de la quinta dinasta. User-kaf se convierte enUser-ref; Sahu-ra se escribe Sah-ra y Kaka pasa a ser Kakn; lo cualhace alusiones a sus nacimientos. La comparacin del cabello de losmismos con lapislzuli resulta muy extraa; pero suele haber una con-fusin entre negro y azul en las razas ignorantes y azrak significaverde, azul oscuro o negro en el rabe actual. El lapislzuli figura enel nombre de la reina de Ramss VI, que se llamaba oro y lzuli(Nub-jesdeb); que aqu recuerda la comparacin de la belleza perso-nal con estos preciosos materiales. Es digno de atencin que en uncuento de la quinta dinasta, seguramente escrito durante la dinastaXII, encontremos bailarinas profesionales, conocidas popularmente yque viajaban por el pas con un porteador.

    En este cuento vemos tambin que las mujeres egipcias pasabanun periodo de purificacin de catorce das, en los que permanecan re-tiradas, sin ocuparse de los asuntos domsticos. La seora de la casadel cuento pregunta si se han hecho todos los preparativos para el ban-quete cuando termina el periodo de purificacin y vuelve a ocuparsede los asuntos de la casa; y entonces se entera de que no han podidopreparar la cerveza por falta de cebada.

    El cierre del saco corresponde a los restos de este periodo anti-guo; el empleo de cajas, de correas para atar y de sellos de arcilla paraguardar la propiedad eran bien conocidos en la dinasta XII, como sa-bemos por Kahun.

    El final actual del cuento evidentemente es slo una etapa delmismo, cuando la prfida doncella se encuentra con el destino comnde los malvados en la novela egipcia. Slo cabe especular en cuantoa cmo continuaba, aunque sin duda Jufu tendra que reaparecer y or-denar grandes recompensas a Dedi, que hasta entonces slo haba re-cibido el sustento indispensable. Pero es imperativo que los nios sesalven de su clera, ya que son los reyes de la dinasta V. Quiz sehaya perdido un episodio sobre su huida y aventuras.

    Una referencia a la fecha requiere comentario. El 25 del mes detybi se dice que es el nacimiento previsto de los nios; y Jufu alude air a Sajeba por esa poca aparentemente, cuando las orillas del canalestn cortadas y la tierra se secaba tras las inundaciones, por lo queDedi teme que el agua an sea profunda all. Esto sita el 25 de tybims o menos al final de la inundacin. Y as sera al principio de la

    cuarta dinasta y tambin en la XII, cuando tal vez se escribiera el pa-piro: de ah que no pueda sacarse ninguna conclusin de esta alusinhasta ahora. Pero si comparamos este cuento con los siguientes, ve-mos que hay razones para situarlo en una poca anterior a la dinas-ta XII. El cuento siguiente del campesino y el trabajador sin dudapertenece a la dinasta IX o la X, cuando Heraclepolis era la capital,y el de Sanehat es sin duda de la dinasta XII. Pero en ellos vemos queel personaje y el incidente constituan la base de inters, en lugar dela infantil profusin de prodigios de los Cuentos de los magos. Re-sulta imposible no suponer que pertenecen a periodos y cnones degustos muy diferentes; y de ah que no podamos atribuir las tosque-dades de los cuentos de Jufu a la poca mucho ms elaborada y refi-nada del relato de las aventuras de Sanehat en la dinasta XII. Vin-donas as obligados a suponer una fecha anterior para estos cuentos,la alusin al mes de tybi nos lleva a un periodo muy anterior -la di-nasta IV-por sus trazos originales. Sin duda los modificaron los re-citadores y probablemente tomaran forma en las dinastas V o VI; de

    . todos modos, an hemos de considerarlos como si pertenecieran prc-ticamente a la poca a la que se refieren.

  • - =----s---==--------~--El paso

    En el Sejet Hemat

    El campesino y el trabajador

    DINASTA IX

    [En el Sejet Hemat, o pas de la sal, viva un campesino llamadoSejti; viva con su esposa y sus hijos, sus asnos y sus perros; comer-ciaba este campesino con todos los productos del Sejet Hemat hastaHenenseten. Y hete aqu que un da se march] con juncos, natrn ysal, con madera y vainas, con piedras y semillas y todos los buenosproductos del Sejet Hemat. Y este Sejti viaj hacia el sur hasta Henen-seten. Y cuando lleg a las tierras de la casa de Fefa, al norte de De-nat, encontr a un hombre plantado en la orilla, un hombre llamadoHemti -el trabajador-, hijo de un hombre llamado Asri, que erasiervo del administrador general Meruitensa. Y cuando este Hemti violos asnos de Sejti le parecieron muy agradables y se dijo: Que al-gn dios bondadoso me permita robarle sus bienes a Sejti!.

    y resulta que la casa de Hemti quedaba junto al dique del caminode sirga, que era reducido y nada ancho, de la misma anchura que unfaldelln: a un lado del mismo estaba el agua y al otro lado cultivabacereales. Y Hemti le dijo entonces a su criado:

    -Corre y treme un chal de la casa.Se lo llev al momento. Hernti lo extendi entonces sobre el di-

    que, con el broche en el agua y la cenefa sobre el cereal.Entonces apareci Sejti por el camino que usaban todos los hom-

    bres. Y le dijo Hernti:-Ten cuidado, Sejti, no vayas a pisar mi ropa!

  • -Har lo que dices, pasar con cuidado -repuso Sejti.y entonces pas por la parte ms alta. Pero Hemti le dijo:-Ahora pasas por mi campo en lugar de hacerlo por el camino?-Slo procuro tener cuidado, no es que haya decidido pasar por

    tu trigal, sino que t has cortado el paso con tu ropa. No vas a per-mitimos pasar por la orilla del camino?

    Entonces uno de los asnos se llen la boca de trigo.-Voy a quitarte el asno, Sejti, por comerse mi trigo. Hay que pa-

    gar segn el dao causado -dijo Hemti.-Yo estoy pasando con cuidado -dijo Sejti-. Un lado est

    cortado, as que he guiado mi asno por el terreno acotado, y vas aquitrmelo por llenarse la boca de trigo? Adems, s a quien p~rte-nece esta propiedad, al mismsimo administrador Meruitensa. El esquien castiga a todos los ladrones en toda esta tierra, y van a robarmea m en su dominio?

    -El honor de un pobre slo le incumbe a l, dice el proverbio-dijo entonces Hemti-. Yo soy de quien has hablado, y es en efectoel administrador en quien ha.s pensado.

    Y, dicho esto, le golpe con ramas de tamarisco las piernas, lequit los asnos y se los llev al pastizal. Y Sejti se qued llorandoamargamente por el dolor de lo que le haba pasado.

    -No levantes la voz, Sejti, o te irs al Demonio del Silencio-le dijo Hemti.

    -Me golpeas, me robas todos mis artculos, y ahora vas aquitarme incluso la voz, oh demonio del silencio? Cuando me de-vuelvas mis propiedades, entonces dejar de gritar por tu violencia!-contest Sejti.

    Sejti sigui todo el da suplicando a Hemti, pero l no le hizocaso. As que Sejti acudi entonces a Jenensuten a quejarse al seoradministrador Meruitensa. Lo encontr cuando sala de su casa paraembarcar en su bote, pues tena que ir a la sala de juicio. Y Sejti ledijo:

    -Vuelve, seor, y que este discurso sea de tu agrado. Permite auno de sus seguidores, el que quieras, que se acerque a m para quepueda enterarse de cuanto he de decir.

    El administrador Meruitensa hizo que su seguidor, el que l es-cogi, se acercara a l. Y Sejti lo envi de vuelta con un informe de-tallado de todo cuanto le haba acontecido. Entonces el seor admi-

    41DINASTAS IV - XII

    nistrador Meruitensa acus a Hemti

    ante los nobles que se sentaban conl; y ellos le dijeron:

    -Con tu permiso, en cuanto'i a este Sejti tuyo, que traiga un tes-

    tigo. Mira que esa es la costumbrecon nuestros sejtis; los testigos losacompaan; mira que es nuestracostumbre. Entonces se decidir

    golpear a este Hemti por una nade-ra de natrn y una nadera de sal; sise le ordena que pague por ello, lohar.

    Pero el administrador generalMeruitensa guard silencio; pues norespondera a aquellos nobles sino aSejti.

    Acudi entonces Sejti a apelaral seor administrador Meruitensa ydijo:

    -Oh, mi seor Administrador,el ms grande de los grandes, gua delos necesitados:

    ICUENTOS EGIPCIOS40

  • Mi seor administrador:

    t que destruyes el engao y fomentas la justicia,que ensalzas todo lo bueno y aplastas todo mal,como la abundancia que acaba con la hambruna,como el vestido que cubre la desnudez,como el cielo claro que calienta a los ateridos despus de la tormenta,como el fuego que cuece lo que est crudo,como el agua que calma la sed;mira mi suerte, seor; atindeme sin falta,

    haz el bien y no el mal.

    bin de que l tenga sustento. Que alguien le entregue su racin, perosin que l sepa que eres t quien se la est dando.

    Le entregaron cuatro panes y dos raciones de cerveza cada da,que el seor administrador Meruitensa le proporcionaba, entregndo-selo a un amigo suyo que se encargaba de llevrselo. Y el seor ad-ministrador Meruitensa mand al gobernador de Sejet Hemat queprocurara a la esposa de Sejti tres raciones de trigo cada da.

    Luego acudi una segunda vez, e incluso una tercera, el campe-sino al seor administrador Meruitensa; pero l pidi a dos de sus se-guidores que se acercaran al campesino, le agarraran y le golpearancon palos. Pero acudi de nuevo el campesino: hasta seis veces acu-di, y dijo:

    42 CUENTOS EGIPCIOS

    Cuando embarques en el lago verdadero:que lo surques con viento favorable;que tu vela mayor no se suelte.Que no haya lamento en tu camarote,que no te siga la desgracia.Que no se parta tu estay mayor;que no encalles.Que no te atrapen las olas;que no pruebes las impurezas del ro;que no veas la cara del miedo.

    Que acudan a ti los peces sin escapar;que alcances al ave acutica rolliza.Pues eres el padre del hurfano, el esposo de la viuda,el hermano de la mujer desolada, el vestido de los que no tienen madre.

    Alabado sea tu nombre en la tierra por todas las virtudes.Un gua cuyo corazn no conoce la codicia,un hombre grande sin mezquindad alguna.

    Destruyes el engao, fomentas la justicia;acudes al clamor y permites la declaracin.

    Djame hablar para que sepas y hagas justicia;alabado seas, t, a quien alaban los alabados!

    j

    I

    DINASTAS IV - XII 43

    Suprime la opresin, heme aqu, estoy abrumado;Atindeme, me han engaado.

    Hizo Sejti su declaracin en tiempos de la majestad del rey bien-aventurado Nebkanra. El seor administrador Meruitensa acudi di-rectamente a su majestad y le dijo:

    -Seor, he hallado en uno de estos campesinos, de excelentediscurso, mucha verdad; le han robado sus bienes y ha acudido a ma quejarse del asunto.

    Repuso su majestad:-Cmo deseas que goce de bienestar! Alarga su demanda, sin

    responder a ninguno de sus discursos. El que desee que siga hablandoha de ser silenciado. Trenos sus palabras por escrito para que las es-cuchemos. Pero ocpate de su esposa y de sus hijos, y encrgate tam-

    Pero Meruitensa no atendi an su ruego. Y el campesino volviotra vez, y otra ms, hasta un total de nueve veces. Entonces, el ad-ministrador pidi a dos de sus seguidores que se acercaran a Sejti; yel campesino, al verlos, temi que fueran a pegarle como la terceravez. Pero entonces el seor administrador Meruitensa le dijo:

    -No temas por lo que has hecho, Sejti. El Sejti ha hecho mu-chos discuros placenteros al corazn de su majestad y yo presto unjuramento: como tomo pan y bebo agua que sers recordado hastala eternidad.

    y aadi a eso el seor administrador:-Adems, estars satisfecho cuando oigas hablar de tus quejas.Mand entonces que escribieran en un rollo de papiro cada peti-

    cin hasta el final, y el seor administrador Meruitensa se lo envi'-

  • Comentarios

    luego a su majestad el rey Nebkanra y le pareci mejor que ningunaotra cosa de toda la tierra; pero su majestad le dijo a Meruitensa:

    -Jzgalo t mismo. Yo no quiero.El seor administrador Meruitensa mand a dos de sus ayudan-

    tes que fueran al Sejet Hemat y llevaran una lista de la familia deSejti. Su nmero era de seis personas, adems de sus bueyes y sus ca-bras, su trigo y su cebada, sus asnos y sus perros; y adems le diocuanto haba pertenecido a Hemti al campesino, incluida toda su pro-piedad y sus oficios, y el campesino fue amado por el rey ms que to-dos sus inspectores y comi de todas las buenas cosas del rey, contoda su familia.

    Del cuento del campesino y el trabajador han llegado a nosotrostres copias, ms o menos imperfectas. En Berln hay dos papiros (el2 y el 4), que contienen partes del cuento, que se han publicado enfacsmil en el Denkmaler de Lepsius vi, 108-110 y 113; en el papirode Butler existen partes de otra copia; y finalmente, fragmentos delmismo se han incluido en la coleccin de lord Amherst de Hackney.Estas ltimas se han publicado en las actas de la Sociedad de Arqueo-loga Bblica, xiv, 558. El nmero de copias parece indicar que fue uncuento popular en los tiempos antiguos; sin duda es de estilo msavanzado que los cuentos de magia anteriores, aunque corresponde aun estilo ms sencillo que los que lo siguen. Lo han traducido par-cialmente Chabas y Goodwin, y tambin Maspero; Griffith lo ha tra-ducido casi completo en las actas de la Sociedad de Arqueologa B-blica antes citadas.

    El principio del cuento falta en todas las copias, y aqu hemosaadido un prrafo introductorio entre corchetes, para explicar la si-tuacin al principio del fragmento. La esencia del cuento es la dife-rencia de posicin social entre el Sejti o campesino y el Hemti u ope-rario: el fellah y el cliente de los nobles; y la imposibilidad deimponer justicia contra un cliente, a menos que sea mediante mediosextraordinarios de llamar la atencin de su patrn, que constituye labase de la accin. No hay un solo punto del incidente que no seacierto en los tiempos modernos; cada giro del mismo parece cobrarvida cuando uno lo lee conociendo la vida rural de Egipto.

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    45DINASTAS IV - XII

    1

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  • La regin en que se desarrolla el cuento es Henenseten o Hera-clepolis, hoy Ahnas, un poco al sur del Fayum. Fue la sede de lasdinastas IX y X, expulsadas de Menfis al parecer por invasin deextranjeros del Delta; y all es donde vive el administrador generaly donde va a ver al rey. La regin del campesino se indica diciendoque viaja hacia el sur hasta Henenseten y que va con asnos y no enbarco. De ah que tengamos que buscar Sejet Hemat o regin saladaen las orillas del lago Fayum, por lo que el viaje sera hacia el sur ypor el desierto. Este lago no se regul artificialmente hasta la dinas-ta XII; y, por lo tanto, en la poca del cuento era una gran exten-sin de agua que fluctuaba con las crecidas y bajadas del Nilo, y ro-deada de lagunas en las que abundaban los juncos y en las que seacumulaba la sal y el natrn durante la estacin seca todos los aos.Actualmente, el lago del Fayum es salobre y los cerros que lo bor-dean contienen tanta sal que los charcos de lluvia que se forman enellos no son potables.

    Los caminos y carreteras de Egipto no estn protegidos por leycomo en los pases occidentales. Cada persona usurpa un camino o lodesva a voluntad segn su conveniencia, frenada slo por las liberta-des de los caminantes, que tienen que traspasar los lmites si el ca-mino es demasiado estrecho. De ah que sea corriente ver una casaconstruida en mitad de un camino y que el trfico tenga que entrar enel campo o pasar casi sobre la orilla del ro. En este caso, el Hemti sehaba apoderado de todo el camino que poda y slo haba dejado unaestrecha franja en lo alto de la orilla del canal. El uso frecuente de lava pblica para secar la ropa o extender propiedades, indica la obs-truccin del camino y que no haya ms remedio que entrar en lossembrados. En cuanto un asno se detiene junto a un campo de trigo,o simplemente pasa por la linde, arranca un bocado, y en demoras oaltercados como ste seguro que el animal se aprovecha. Los burrosde carga que pasan junto a los campos suelen llevar bozales para queno coman. Suelen ponrselos incluso a las cabras y a las ovejas.

    El proverbio El honor de un pobre slo le incumbe a l se re-fiere a que elfellah independiente no tiene patrn ni protector que de-fienda su nombre de acusaciones, lo mismo que se protegeran los in-tereses de los siervos y de los clientes. Siendo ese el caso, Hemti seapodera de la propiedad y se lleva los asnos del pobre campesino a supastizal.

    Es muy interesante la escena en que Meruitensa expone el caso alos hombr~s que se sientan con l, porque demuestra que ni siquieralo~ casos. SImples los decida un juez, sino que se remitan a un con-seJo. De Igual modo, Una subraya que el juicio privado de la reina sele. confaba .a l y slo a otro juez. Parece que remitir los casos a untnbunal de Jueces era el medio de evitar la corrupcin.

    Los, discursos del campesino figuran completos en los papiros,pero estan, muy estropeado~ y no hemos podido recuperarlos comple-ta1?ente; tienen todos el mIsmo tono y aqu slo hemos traducido elpnmero y el ltimo. El estilo de los mismos sin duda se considerabaelocuente en aquellos tiempos, y este papiro parece demostrar real-mente la po~a. en que eS,taban de moda las comparaciones prolonga-das y .las pet1~lOnes flondas. Es muy distinto de las composicionespostenores, aSI como de la sencilla narracin anterior de los prodigiosde los cuentos de magos.

    El fi~al del cuento es defectuoso, pero por lo que queda pareceq~e termma,ba con el regalo de la propiedad del Hemti al Sejti opri-mIdo y el tnunfo del campesino ofendido.

    46 CUENTOS EGIPCIOS

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    DINASTAS IV - XII 47

  • tierra, se levant un viento que formaba olas de ocho codos de altura.En cuanto a m, me agarr a un madero, pero los que estaban en elbarco, perecieron todos, no qued ni uno. Una ola me arroj a una islacuando llevaba all solo tres das, sin un solo compaero junto a micorazn. Me ech en la espesura y la sombra me cubri. Luego bus-qu algo que pudiera llevarme a la boca. Encontr higos y uvas, todasuerte de hierbas buenas, bayas y granos, y melones de todas clases,peces y pjaros. No faltaba nada. Y me saci. Y dej en el suelo lo quesobraba, de lo que mis brazos estaban cargados. Cav un agujero, en-cend una fogata e hice una ofrenda a los dioses.

    De pronto o un ruido atronador, que pens que era de una oladel mar. Se agitaron los rboles y la tierra se movi. Me destap lacara y vi que se acercaba una serpiente. Meda unos treinta codos ytena la barba de ms de dos codos, el cuerpo cubierto de oro y su co-lor era como el del verdadero lapislzuli. Se enrosc delante de m.

    Abri entonces la boca, mientras yo me inclinaba delante; y medijo:

    -Qu te ha trado, que te ha trado, pequeo, qu te ha trado?Si no dices inmediatamente qu te ha trado a esta isla, har que te co-nozcas a ti mismo. Te desvanecers como una llama si no me dicesalgo que no sepa o que no supiera antes de verte.

    Me cogi luego con la boca y me llev a su lugar de reposo yme dej en el suelo sin hacerme ningn dao. Estaba sano y salvo yno me faltaba nada. La serpiente abri entonces la boca contra mmientras yo me inclinaba y me dijo:

    -Qu te ha trado, qu te ha trado, pequeo, qu te ha tradoa esta isla que est en el mar y cuyas costas estn en medio de las olas?

    Entonces contest y alzando los brazos dije:-Embarqu rumbo a las minas por orden de la majestad, en un

    barco de 150 codos de longitud y 40 de anchura. Tena 150 marinerosde los mejores de Egipto, que haban visto cielo y tierra y cuyos co-razones eran ms fuertes que leones. Dijeron que el viento no seracontrario o que no hara viento. Cada uno de ellos aventajaba a sucompaero en la prudencia de su corazn y en la fuerza de su brazo yyo no era menos que ninguno de ellos. Una tempestad nos sorprendicuando estbamos en la mar. Casi no pudimos llegar a la costa cuandoel viento arreci y se levantaron olas de hasta ocho codos. En cuantoa m, agarr un madero, mientras que los que estaban en el barco pe-

    Travesa a Wawat

    DINASTA XII

    El marinero nufrago

    Dijo el sabio sirviente:-Que vuestro corazn se contente, seor, porque hemos vuelto

    al pas. Despus de haber estado tanto tiempo a bordo y haber remadotanto, la proa al fin ha tocado tierra. Que todos se alegren y nos abra-cen uno tras otro. Adems, hemos vuelto con buena salud y no faltaningn hombre; llegamos a los confines de Wawat y cruzamos la tie-rra de Senmut, pero hemos regresado en paz, y nuestra tierra ... mirad,hemos regresado a ella. Escuchadme, seor; no tengo ningn otro re-fugio. Lavaos, y dejad que el agua corra sobre vuestros dedos. Luegoid a contarle la historia a su majestad.

    Su seor respondi:-Tu corazn sigue an vagando por esos mundos, pero aunque

    la boca de un hombre pueda salvarlo, sus palabras tambin puedencubrir su cara de confusin. Seguirs los impulsos de tu corazn? Loque digas, dilo serenamente.

    El marinero respondi entonces:-Contar ahora lo que me ha ocurrido a m, a mi verdadero yo.

    Me diriga a las minas del faran y bajaba por mar en un barco de 150codos de longitud y 40 de anchura, con 150 marinos de los mejoresde Egipto, hombres que haban visto cielo y tierra y cuyos corazoneseran ms fuertes que leones. Haban dicho que el viento no sera-con-trario, o que no habra ninguno. Pero cuando nos aproximbamos a

    I

    II,

    DINASTAS IV - XII 49

  • recieron sin que quedara uno conmigo durante tres das. Mrameahora delante de ti, pues me trajo a esta isla una ola del mar.

    Entonces me dijo:-No temas, no temas, pequeo, y no pongas cara triste. Si has

    venido a m, ha sido Dios quien te ha dejado vivo. Pues l es quien teha trado a la isla de los bienaventurados, donde no falta nada y queest llena de todas las cosas buenas. Mira, pasars un mes tras otrohasta que hayas vivido cuatro meses en esta isla. Entonces llegar unbarco de tu tierra con marineros y te marchars con ellos y volvers atu pas y morirs en tu ciudad.

    "Conversar es grato y quien 10 prueba olvida su desdicha. Asque te contar 10 que hay en esta isla. Yo vivo aqu con mis hermanosy mis hijos. Somos setenta y siete serpientes, hijos y parientes. Sinnombrar a una joven que lleg a m por casualidad y sobre quien cayel fuego del cielo y la redujo a cenizas.

    "En cuanto a ti, si eres fuerte y tu corazn espera con paciencia,volvers a estrechar a tus hijos contra tu pecho y a abrazar a tu esposa.Regresars a tu casa, que est llena de todas las cosas buenas, verstu tierra y vivirs all entre los tuyos.

    Entonces yo me inclin, sumiso, y toqu el suelo con la frentedelante de ella.

    -Mira ahora lo que te he dicho antes -le dije-o Hablar de tupresencia al faran, le har saber tu grandeza y te traer los perfumesy aceites sagrados y el incienso de los templos, con el que todos losdioses son venerados. Explicar adems 10 que veo ahora (gracias al) y te rendirn alabanzas ante la plenitud de toda la tierra. Sacrifi-car asnos en tu honor, desplumar las aves para ti y te traer barcoscargados con todos los tesoros de Egipto, como se hace para honrar aun dios, un amigo de los hombres en un pas lejano al que los hom-bres no conocen.

    La serpiente sonri al orme hablar de ese modo, por 10 que ha-ba en su corazn, y me dijo:

    - T no eres rico en perfumes, pues slo posees incienso co-mn. En cuanto a m, yo soy prncipe de la tierra de Punt, y tengo per-fumes. Solamente el aceite que has dicho que me traeras no es comnen esta isla. Pero cuando te vayas de aqu, no volvers a ver nuncaesta isla.;.se transformar en las olas.

    Y he aqu que cuando el barco se acerc, conforme a cuanto me

    T' tl II,~.

    La investigacin

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    DINASTAS IV - XII 51

  • Hermanos e hijos

    haba dicho la serpiente, me encaram en un rbol alto para ver a losque iban en l. Luego baj del rbol y se lo dije, pero ya lo saba. Yme dijo entonces:

    53

    La despedida

    DINASTAS IV - XII

    Entonces me dijo:-Llegars a tu pas en dos meses, abrazars a tus hijos y des-

    cansars en tu tumba.

    Despus de eso baj a la costa hasta el barco y llam a los ma-rineros que haba a bordo. Entonces en la costa rend adoracin al se-or de la isla y a quienes habitaban en ella.

    Cuando lleguemos a casa del faran en el segundo mes, talcomo me ha dicho la serpiente, nos dirigiremos al palacio. Y acudira ver al faran y le llevar cuanto he trado de esta isla al pas. En-tonces l me dar las gracias ante la plenitud de toda la tierra. Dameentonces un ayudante y llvame a ver a los cortesanos del rey. Posa tumirada en m cuando llegue a la tierra de nuevo despus de que hayavisto ~ probado esto. Escucha mi plegaria, pues es bueno escuchar ala gente. S un hombre prudente y alcanzars el honor, me dijeron;y mira que lo he conseguido.

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    CUENTOS EGIPCIOS52

    -Adis, adis, vuelve a tu casa,pequeo, vuelve a ver a tus hijos y que teacompae el buen nombre en tu ciudad;eso es todo lo que te deseo.

    Me inclin entonces ante la ser-

    piente y baj los brazos ante ella. Y laserpiente me hizo regalos, perfumes pre-ciosos, casia, maderas olorosas, kohl, ci-prs y abundante incienso, colmillos demarfil, babuinos, monos y toda suerte deobjetos preciosos. Lo embarqu todo enel barco que haba llegado, e inclinn-dome rec a Dios por la serpiente.

  • Comentarios

    Esto se ha terminado, completo del principio al fin, tal como seencontr en un escrito. Est escrito por el escriba de diestros dedosAmeniamenaa; que viva en la vida con salud y riqueza!

    Slo se conoce una copia de este cuento, que se conserva en lacoleccin del Ermitage de San Petersburgo. El papiro no se ha publi-cado an ni en facsmil ni en transcripcin. Pero han aparecido dostraducciones de M. Golnichev: de la primera da una traduccin mo-dificada Maspero en los Cantes papulaires, 23 ed., pp.133-146; y lasegunda figura en el excelente Inventaire de la collection Egyptienne(Ermitage Imprial)>>, pp. 177-182 de M. Golnichev.

    El cuento es el de un marinero que regresa, hablando a su supe-rior y explicando sus aventuras, para inducirle a que le enve con unapresentacin al rey. Su amo al principio aparenta incredulidad, y en-tonces el marinero insiste en que esto le ocurri a l y hace un relato.

    La idea de una isla encantada que ha surgido de las olas y quevolver a hundirse en el mar es uno de los argumentos ms antiguosde los cuentos maravillosos. Pero la estructura de ste es mucho ms

    avanzada que la de los cuentos de los magos. La familia de serpientesy la actitud de la gran serpiente estn bien concebidos y hay muchostoques delicados de calidad literaria: el ruido atronador, los rbolesque se agitan y la tierra que se mueve cuando aparece la gran ser-piente; los parlamentos de la serpiente y su amenaza, los marinerosque haban visto cielo y tierra, el desprecio de la serpiente por susofrendas -"En cuanto a m, soy prncipe de la tierra de Punt y tengoperfumes- y la escena de la despedida. Todos esos detalles de-muestran mano firme y gusto experto, aunque an hay un estilo desencillez que corresponde a la perfeccin a su fecha de la dinasta XII.

    La gran serpiente no es un prototipo habitual de los dibujos egip-cios. El ureo de cabeza humana casi nunca tiene barba; y el mejorejemplo de un monstruo semejante se encuentra en un templo etope,donde un gran ureo tiene brazos humanos y cabeza de len. Los co-lores repiten de nuevo la combinacin preferida, smbolo del esplen-dor: oro y lapislzuli. Aunque el lapislzuli es muy raro en los prime-ros tiempos, en realidad era conocido en la dinasta XII, comodemuestran las formas de algunas cuentas de lapislzuli.

    El sacrificio de los asnos en honor de la serpiente es una ofrendamuy peculiar y no se encuentra ningn indicio de la misma en las re-presentaciones o grupos de ofrendas.

    El colofn del copista al final del cuento demuestra por el estiloque pertenece a la primera parte de la dinasta XII, en cuyo caso lacomposicin podra referirse al inicio del comercio extranjero duranteel reinado de Sanjkara o Amenemhet I.

    55DINASTAS IV - XII

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    CUENTOS EGIPCIOS54

  • La huida

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    rra y no abrigaba el menor deseo de vivir despus de este soberano.Di la espalda al sicomoro, llegu a Shi-Seneferu y descans al aire li-bre. Segu mi camino por la maana y alcanc a un hombre que pa-saba por la orilla del camino. Me pidi clemencia, pues me tenamiedo. Al atardecer, llegu cerca de Jerahau (antiguo Cairo?) y crucel ro en una balsa sin timn. Arrastrado por el viento del oeste pasal este hasta las canteras de Aku y la tierra de la diosa Herit, seorade la montaa roja (Gebel Ahmar). Luego corr a pie, hacia el norte,y llegu a las murallas del prncipe, construidas para ahuyentar a lossatis. Me agach en un matorral por miedo a que me vieran los guar-dias, que cambiaban cada da y que vigilaban en lo alto de la forta-

    57DINASTAS IV - XII

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    (

    El prncipe heredero, real portador del sello, amigo confidencial,juez, guardin de la puerta de los extranjeros, verdadero y amado co-nocido real, el ayudante real Sanehat dice:

    Serv a mi seor como ayudante del rey, de la casa de la princesaheredera, la gran favorecida, la esposa real, Anjet-Usertesen, quecomparte la morada del hijo real Amenemhet en Kanefer.

    En el ao trigsimo, el sptimo da del mes de paofi, el dios en-tr en su horizonte, el rey Sehotepabra vol al cielo y se uni al discosolar, el seguidor del dios ha encontrado a su hacedor. El palacio es-taba en silencio y de duelo, las grandes puertas estaban cerradas, loscortesanos, agachados en el suelo, y el pueblo, de luto silencioso.

    Su majestad haba enviado un gran ejrcito con los nobles a la tie-rra de los temehu (Libia), y a su hijo y heredero, el buen rey diosUsertesen, como caudillo. Ahora regresaba con cautivos vivos y grannmero de ganado de todas clases. Los consejeros del palacio habanenviado al oeste a hacer saber al rey lo que haba ocurrido en la salainterior. El mensajero lo encontrara en el camino y se present a l alatardecer. El asunto era urgente.

    -Un halcn se ha remontado con sus seguidores -le dijo, paraque el ejrcito no se enterara.

    Aunque los hijos rea~esque mandaban aquel ejrcito enviaran unmensaje, l no tena que hablar a nadie de ellos. Pero yo estaba cercay o su voz mientras hablaba. Me alej corriendo, senta los latidos delcorazn, los brazos dbiles y el temblor de las piernas. Di la vueltabuscando un sitio donde esconderme y me arroj entre los matorralesa esperar que pasaran. Me encamin luego hacia el sur, no porque qui-siera venir a este palacio, pues no saba si se haba declarado la gue-

    Las aventuras de Sanehat

    DINASTA XII

  • 58 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 59

    leza. Segu mi camino de noche y al rayar el da llegu a Peten y medirig desde all al valle de Kemur. La sed me torturaba. Tena la bocay la garganta secas, y me dije: ste es el sabor de la muerte. Cuandome anim un poco y aun fuerzas, o una voz y el mugido de ganado.Vi a los hombres de los satis, y uno de ellos -un amigo de Egipto-me conoca. Y he aqu que me dio agua y leche hervida y me llev asu campamento. Ellos me ayudaron, y una tribu me pas a otra. Segumi camino hasta llegar a la tierr:-. de Adim (Edom).

    Cuando llevaba all medio ao, Amuanshi -que es' el prncipedel Alto Tenu-me llam a su presencia y me dijo: Qudate con-migo para que puedas or la lengua de Egipto.)) Lo dijo porque cono-ca mi excelencia y le haban hablado de mi mrito, pues los hombresde Egipto que estaban all con l lo atestiguaron. Y he aqu que medijo:

    -Por qu razn has venido aqu? Es que ha ocurrido algo enpalacio? Acaso se ha ido al cielo Sehetepabra, el rey de las dos tie-rras? No se sabe 10 que ha ocurrido al respecto.

    Pero yo le contest con disimulo, diciendo:-Cuando vine de la tierra de los tamahu, y mis deseos cambia-

    ron entonces, no hu por motivos de remordimiento, no fue por eso

    El rescate

    por lo que tom el camino del fugitivo; no he faltado a mi deber, noha pronunciado mi boca palabras amargas, no he escuchado ningnmal consejo, mi nombre no ha estado en la boca de ningn magis-trado.

    y Muhanshi me dijo:-Esta es la voluntad del dios (rey de Egipto), pues qu es una

    tierra si no conoce a ese dios excelente cuyo temor domina las tierrasde los extranjeros, como temen a Sejet en un ao de pestilencia.

    Habl con l, y repuse:-Perdonadme, su hijo entra ahora en el palacio y ha recibido la

    herencia de su padre. Es un dios sin igual, a quien nadie aventaja. Esmaestro de sabidura, prudente en sus designios, excelente en sus de-cretos, bondadoso con quien va o viene; conquist los territorios ex-tranjeros cuando su padre viva an en su palacio y cumpli cuanto supadre le destinaba a realizar. Es un hombre valiente que sabe emplearde verdad la espada. Un valiente sin par. Se abalanza sobre los brba-ros y pone toda su confianza en los triunfadores. Rompe los cuernosy debilita las manos, y aquellos a quienes l golpea ya no pueden le-vantar el escudo. Es intrpido, adelanta a los jefes y nadie puede al-canzarle. Es ligero de pies para destruir al que huye; y nadie que es-cape de l llega a su casa. Su corazn es fuerte ahora; es un len quegolpea con las zarpas y nunca ha dado la espalda. No hay sitio para lapiedad en su corazn; y cuando ve a las multitudes, no deja a nadie

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    El paso

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  • 60 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 61

    vivir despus de l. Es un valiente que salta adelante cuando ve resis-tencia; es un guerrero que se regocija cuando ataca a los brbaros.Agarra el escudo, se lanza adelante, jams necesita repetir el golpe,ataca y nadie puede volver su lanza; y cuando emplea el arco, los br-baros huyen de l como perros. Pues la gran diosa le ha concedido he-rir a quienes no la conocen. Y cuando avanza no perdona a nadie, nodeja nada detrs. Es un amigo de gran ternura, que sabe hacerse que-rer; su tierra lo ama ms que a s misma y se regocija en l ms queen su propio dios; hombres y mujeres acuden a su llamada. Un rey, hagobernado desde el nacimiento; l, desde el nacimiento, ha multipli-cado los nacimientos, un ser nico, u~a esencia divina, de quien estatierra se regocija por ser gobernada. El ampla las fronteras del Sur;

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    Sanehat saluda a Tenu

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    pero no codicia los territorios del Norte: no ataca a los satis, no pre-siona a los nemaushau. Si desciende aqu, dejadle conocer vuestronombre por el homenaje que rendiris a su majestad. Pues no se niegaa bendecir la tierra que lo obedece.

    y l me respondi:-Egipto es en verdad feliz y estable. Mira que ests lejos ahora,

    pero mientras ests conmigo te tratar bien.y me present a sus hijos, cas a su hija mayor conmigo y me dio

    lo mejor de toda su tierra, incluso entre la mejor de la que tena en lafrontera del siguiente territorio. Es una tierra excelente, Iaa es su nom-bre. Hay higos y uvas; el vino es all ms corriente que el agua; abun-dante es la miel, muchos son sus olivos; y todos los frutos se dan en susrboles; hay cebada y trigo, y ganado de innumerables clases. Fue ver-daderamente algo grandioso lo que me concedi cuando el prncipeacudi a investirme y me estableci como prncipe de una tribu en lomejor de su territorio. Yo tena siempre mi racin de vino cada da, decarne guisada, de ave asada, as como la caza que cobraba o que me re-galaban adems de la que cobraban mis perros. Me hacan mucha man-tequilla y preparaban leche de todas clases. Pas as muchos aos, loshijos que tuve se hicieron mayores, cada uno mandaba su propia tribu.Cuando un mensajero iba o vena de palacio, se apartaba del caminopara visitarme; pues ayudaba a todos los hombres. Daba agua al se-diento, mostraba su camino a quien se haba extraviado, salvaba al des-valido. A los satis que iban lejos a atacar y hacer retroceder a los prn-cipes de otros territorios yo ordenaba sus marchas; pues el prncipe delos tenus me nombr por muchos aos general de sus soldados. Y en to-das las tierras que ataqu fui el vencedor, tom el ganado, me llev a lossiervos, a los esclavos, mat a la gente con mi espada y mi arco, mismarchas y mis buenos recursos. Era excelente para el corazn de miprncipe; me am cuando conoci mi poder y me coloc por encima desus hijos cuando vio la fuerza de mis brazos.

    Un adalid de los tenus fue a desafiarme a mi tienda: un hombre

    de bravura sin par, pues haba conquistado el pas entero.-Que Sanehat luche conmigo -dijo, pues deseaba vencerme,

    pensaba tomar mi ganado para su tribu. El prncipe consult conmigo.Yo dije:

    -No lo conozco. Desde luego no soy de su rango, me mantengolejos de su casa. He abierto alguna vez su puerta o saltado su cerca?

  • 62 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 63

    El combate

    Son celos envidiosos de verme; acaso cree que soy un novillo entrevacas a quien el toro vence? Si es un canalla que piensa enriquecersea mi costa, no un beduino y un beduino bueno para luchar, entoncessometamos la cuestin a juicio. En verdad el autntico toro ama la ba-talla. Pero el vanaglorioso da la espalda por temor a la contienda. Quediga lo que quiera si tiene nimo de luchador. Olvidar Dios lo queha ordenado y cmo se sabr?

    Me acost. Despus de descansar, encordel el arco, prepar lasflechas, solt el pual, bru mis armas. Los tenus se congregaron alamanecer; haba reunide a sus tribus y llamado a todos los pueblosvecinos, no hablaba de nada ms que de la lucha. Todos los corazo-nes se abrasaban por m, hombres y mujeres clamaban; porque todosestaban preocupados por m y decan: Hay otro fuerte y valerosoque luche con l? Mirad que el adversario tiene escudo, hacha de gue-rra y un puado de jabalinas. Entonces le incit al ataque. Desvi susflechas, que golpearon el suelo en vano. Nos adelantamos y l me

    t

    I

    atac y le dispar. Mi flecha le atraves el cuello, dio un alarido ycay de bruces. Le clav su lanza y lanc el grito de victoria en su es-

    .palda. Mientras todos los hombres de la tierra se regocijaban, yo y susvasallos, a quienes haba oprimido, dimos las gracias a Menu. Esteprncipe, Anuanshi, me abraz. Entonces me llev sus bienes y tomsu ganado, lo que l haba deseado hacerme a m se lo hice yo a l;tom lo que haba en su tienda, despoj su morada. Con el paso deltiempo, increment la riqueza de mis tesoros y el nmero de mi ga-nado.

    Peticin al rey de Egipto

    y he aqu lo que ha hecho por m el dios en quien confi. Ha-biendo escapado una vez, sin embargo ahora hay una presencia maen el palacio. Habiendo huido una vez, como fugitivo, ahora todos enel palacio hablan bien de m. Despus de haber estado murindomede hambre, ahora doy pan a los que estn cerca. Dej mi tierra des-nudo y ahora me visto con delicado lino. Despus de haber sido unvagabundo sin seguidores, ahora poseo muchos siervos. Mi casa esbuena, mi tierra grande, mi memoria se ha establecido en el templo detodos los dioses. Y permitid que esta huida merezca vuestro perdn;para que pueda yo ser nombrado en el palacio; que pueda ver yo ellu-gar en el que mora mi corazn. Qu gran cosa es que mi cuerpo seaembalsamado en la tierra en que nac! Regresar all es mi alegra. Hehecho ofrendas a Dios para que me concediera esto. El corazn dequien ha huido a tierra extraa sufre. Dejadle or la plegaria de quienest lejos, para que pueda volver a ver el lugar en que naci y el lu-gar del que se fue.

    Que el rey de Egipto me conceda la gracia para que pueda vivirpor su favor. Y rendir homenaje a la seora de la tierra, que est ensu palacio; que tenga yo noticia desus hijos. As sern mis piernas j-ve.ne~ de nuevo. Ah~ra llega la vejez, la debilidad se apodera de m,mI vI~ta es torpe, mIS brazos dbiles, mis piernas no se mueven, micorazon es lento. La muerte me trae la noche, pronto me llevarn a laciudad eterna. Permitidme seguir a la seora de todos (la reina, su an-tigua seora); ipermitidle contarme las excelencias de sus hijos; que

    -me conceda la eternidad. .

    Entonces la majestad del rey Jeperkara, el bienaventurado, hablacerca de este deseo mo que yo le haba expuesto. Su majestad me

  • 64 CUENTOS EGIPCIOS DINASTAS IV - XII 65

    Cuando me entregaron esta orden, estaba en medio de mi tribu.Cuando me la leyeron, me tir al suelo y me ech tierra en la cabeza;recorr mi tienda regocijndome y diciendo: Cmo puede hacerse

    , algo as por un siervo que huy a tierras extraas con corazn re-belde? Ahora, con una excelente liberacin y la gracia librndome dela muerte, me permitirs terminar mis das en el palacio.

    envi regalos regios, para que pudiera ensanchar el corazn de susiervo, como la provincia de cualquier tierra extraa; y los hijos rea-les que estn en el palacio se dirigieron a m.

    Copia del decreto que me enviaron -a m, que hablo con-tigo- para llevarme de nuevo a Egipto

    El Horus, vida de nacimientos, seor de las coronas, vida de los na-cimientos, rey del Alto y del Bajo Egipto, Jeperkara, hijo del Sol,Amenemhet, que vive siempre en la eternidad. Orden para el vasalloSanehat. Mira que esta orden del rey se te enva para comunicarte suvoluntad.

    Ahora, aunque hayas pasado por tierras extraas de Adim aTenu, y pasado de un pas a otro por deseo de tu corazn, acaso loque hayas hecho o lo que se haya hecho contra ti es algn problema?Adems, no hubo injuria por tu parte; pero si se neg tu palabra, t nohablaste de nuevo en la asamblea de los nobles, aunque te rogaran.

    Ahora, por tanto, que has pensado en este asunto que ha pasado portu mente, no permitas que tu corazn mude de nuevo; pues este cielotuyo (reina) que est en el palacio est bien, est floreciente, disfruta

    Llegada de los mensajeros egipcios

    plenamente en el reino de la tierra, y sus hijos se hallan en las cma-ras del palacio.

    Deja todas las riquezas que tengas y a los que te acompaan.Cuando llegues a Egipto, busca el palacio, y cuando entres en el pa-lacio, inclina la cara hacia el suelo ante la Casa Grande; sers jefe en-tre los compaeros. Y mira que da tras da eres ms viejo. Has per-dido el vigor y piensas en el da del enterramiento. Te vers llegar alestado bienaventurado, te darn las vendas de la tierra de Tait la no-che de aplicar el aceite de embalsamar. Seguirn tu funeral y visita-rn la tumba el da del enterramiento, que ser en una caja dorada, lacabeza pintada de azul y cubierta de madera de ciprs sobre ti, y tellevarn los bueyes, los cantores irn delante de ti y bailarn la danzafuneraria. Las plaideras congregadas a la puerta de tu tumba gritarnlas plegarias de las ofrendas; sacrificarn victimas por ti a la puerta detu fosa; y tu pirmide se tallar en piedra blanca, en la compaa delos hijos reales. As que no morirs en tierra extraa, ni sers ente-rrado por los amu; no te colocarn en una piel de oveja cuando te en-tierren; todo el pueblo golpear la tierra y llorar por tu cuerpocuando vayas a la tumba.

    Copia de la respuesta a esta orden

    El vasallo Sanehat dice: Con excelente paz sobre todo consideroesta huida que hizo aqu en su ignorancia: T, el buen dios, seor deambas tierras, amado de Ra, favorito de Mentu, el seor de Tebas, yde Amen, seor de los tronos de las tierras, de Sebek, Ra, Horus,Atmu, y de sus compaeros dioses, de Sopdu, Neferbiu, Samsetu, Ho-rus, seor del este y del ureo real que rige tu cabeza, del jefe de los

    ...dioses de las aguas, de Min, Horus del desierto, Urrit, seora de Punt,Nut, Harnejt, Ra, todos los dioses de la tierra de Egipto y de las islasdel mar. Que den ellos vida y paz a tu nariz, que te carguen con sus

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    dones, que te concedan la eternidad sin fin, la eternidad sin lmites.Que el temor a ti se doble en las tierras de los desiertos. Que dominesel curso del disco solar. Esta es la plegaria a su seor del humildesiervo salvado de una tierra extraa.

    Oh, sabio rey, las sabias palabras que se pronuncian en la sabi-dura de la majestad de la soberana, vuestro humilde servidor temedecir. Gran cosa es repetir. Oh, gran dios, igual a Ra en el cumpli-miento de aquello en lo que pone la mano, qu soy yo para merecersu consideracin? Me encuentro entre aquellos a quienes consideray de quienes se ocupa? Su majestad es como Horus, y la fuerza devuestros brazos llega a toda la tierra.

    Permita vuestra majestad que lleve a Maki de Adma, a Ken-tiauus de Jentikesu, y a Tenus de las dos tierras de los fenju; ellos sonlos prncipes que darn testimonio de m en cuanto a todo lo que haacontecido, por amor a ti. No cree Tenu que os pertenece como tusperros? En cuanto a la huida que hice, no la tena en mi corazn, eracomo la carga de un sueo, como un hombre de Adehi (Delta) que seve en Abu (Elefantina), como un hombre de la llanura de Egipto quese ve en los desiertos. No haba miedo, no haba apresuramiento, noatenda a una conspiracin malvada, mi nombre no se oa en la bocadel magistrado; pero mis piernas siguieron, mis pies caminaban sinrumbo, mi corazn me arrastraba; mi dios orden esta huida y me im-puls; pero no soy obstinado. Teme un hombre cuando ve su propiatierra? Ra propag tu temor sobre la tierra, tus terrores en toda tierraextraa. Heme ahora en el palacio, heme ahora en este lugar; y heaqu que eres t quien ocupa todo el horizonte; el sol se alza a tugusto, el agua de los ros se bebe a tu voluntad, el viento del cielo res-pira a tu palabra.

    Yo te digo que dejar mis bienes a las generaciones para que si-gan en esta tierra. Y en cuanto a este mensajero que lleg puntual, d-jelo vuestra majestad h~cer como le plazca, pues uno vive por tualiento. Oh, t que eres amado por Ra, por Horus y por Hathor;Mentu, seor de Tebas, desea que tu augusta nariz viva eternamente.

    Di un festn en Iaa, entregu mis bienes a mis hijos. Mi primog-nito diriga mi tribu, todos mis bienes pasaron a l, y le di mi grano ytodo mi ganado, mi fruta y todos mis preciosos rboles. Cuando re-corr el camino hacia el sur y llegu a los caminos de Horus, el oficial

    ,

    l

    que estaba en la guarnicin envi a un mensajero con la noticia al pa-lacio. Su majestad envi al buen supervisor de los agricultores de losdominios del rey y barcos cargados de regalos del rey para los satisque me haban acompaado hasta los caminos de Horus. Me dirig acada uno por su nombre y les entregu los regalos como estaba pre-visto. Recib y devolv el saludo, y luego segu hasta que llegu a la"ciudadde Thetu.

    Cuando la tierra se ilumin y empez el nuevo da, llegaron cua-tro hombres con una citacin para m. Y los cuatro hombres meacompaaron hasta el palacio. Salud con ambas manos en tierra, loshijos reales estaban en el patio para guiarme; los cortesanos que te-nan que acompaarme hasta la sala me llevaron hasta la cmara real.

    Encontr a su majestad en el gran trono de la sala de electro. Allme ech a tierra sobre el vientre; este dios, en cuya presencia me ha-llaba, no me conoca. Me interrog con gentileza, pero yo era comoalguien acometido por la ceguera, mi espritu desfalleci, me fallaronlas piernas, mi corazn ya no estaba en mi pecho, y conoc la dife-rencia entre vida y muerte. Su majestad dijo a uno de los compae-ros:

    -Alzadlo, dejadle que hable conmigo.y me dijo su majestad:-Mira que has venido, t que has recorrido los desiertos, que

    has jugado al vagabundo. La decrepitud te ha llegado, la vejez te haalcanzado; no es poca cosa que se embalsame tu cuerpo, que los ped-tiu no te entierren. No, no, no sigas callado y mudo. Di tu nombre. Esel miedo lo que te impide hablar?

    Repuse yo a su pregunta:-Temo, qu es lo que mi seor ha dicho que deba contestarlo?

    No he llamado a la mano de Dios, pero hay terror en mi cuerpo comoel que causa la muerte sbita. Heme ahora ante ti; t eres vida; hagatu majestad lo que le plazca.

    Entraron entonces los hijos reales y su majestad dijo a la reina:-Mira que tu Sanehat ha venido como un amu, a quien los satis

    han creado.Ella protest enrgicamente y los nios reales hablaron al un-

    ..sano ante su majestad:-No es cierto, no lo es, oh rey, mi seor.y dijo su majestad:

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