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FORMARNOS PARA SER LIBRES SOBRE EL A NTIPARL A MENTARISMO LENIN  ABRIL – MAYO, 1920 Conclusion es falsas de premisas just as Pero el camarada Bordiga y sus amigos “de izquierda” sacan de su justa crítica de los señores Turati y compañía la conclusión falsa de que es perjud icial, en térm inos generales, la participación en el parlam ento. Los “izquierdistas” italianos no pueden aducir ni un solo argumento serio en defensa de este punto de vista. Ignoran simplemente (o se esfuerzan en olvidar) los ejemplos internacionales de utilización realmente revolucionaria y comunista, indiscutiblemente útil para la preparación de la revolución proletaria, de los parlamentos burgueses. No se imaginan simplemente un modo “nuevo” de utilizar el parlamentarismo y, repitiéndose constantemente, vociferan contra el “viejo” modo, no bolchevique, de utilizarlo. En esto consiste precisamente su error radical. No sólo en el terreno parlamentario, sino en todos los campos de actividad, debe el comunismo introducir (y sin un trabajo prolongado, constante, tenaz, será incapaz de hacerlo) algo principalmente nuevo, que rompa radicalmente con las tradiciones de la II Internacional (conservando y desarrollando al mismo tiempo lo que ésta ha dejado de bueno).  Tom em os como ej em p lo la la b or p er io d íst ic a. Los p er d ic os, fo ll etos, p ro cl am as, ll enan una fu nc n necesa ri a de propaganda, de agitación, de organización. Ningún movimiento de masas en un país, por poco civilizado que sea, puede pasarse sin un aparato periodístico.  Y ni la s v oc if eraciones con t ra los “ je fe s” ni el ju ramento solemne d e cons er var la pur ez a de las masas con t r a la influencia de los jefes nos librarán de la necesidad de utilizar para este trabajo a hombres procedentes del medio intelectual burgués, nos librarán de la atmósfera democráticoburguesa, del ambiente de “propiedad privada” en que se efectúa este trabajo bajo el capitalismo. Incluso al cabo de dos años y me dio del derrocam ient o de la burguesía y de la conquista del P oder político por el proletariado, vemos a nuestro alrededor esa atmósfera, ese ambiente de relaciones democráticoburguesas y de propiedad en masa (campesina, artesana). El parlamentarismo es una forma de acción, el periodismo otra. En ambas el contenido puede y debe ser comunista, si los que trabajan en uno y otro terreno son realmente comunistas, realmente miem bros del partido de las masas proletarias . P ero en una y ot ra – y en t odo campo de acción bajo el capitalismo y en el período de transición de éste al socialismo– es imposible evitar las dificultades, los problemas especiales que debe vencer y resolver el proletariado, para utilizar en provecho propio a los hombres procedentes del med io burgués, para triunf ar de los prejuicios y de las influencias intelectu ales burg uesas, para debilit ar la resistencia del ambiente pequeñoburgués (y para transformarlo después por completo). ¿Es que acaso antes de la guerra de 1 914 -1918 no vim os en todos los paí ses infinidad de casos de anarqu istas, sindicalistas y otras gentes muy “de izquierda” que fulminaban contra el parlamentarismo, se burlaban de los socialistas parlamentarios bajamente aburguesados, fustigaban su arribismo, etc., etc. y se servían ellos mismos del periodismo, de la labor en los sindicatos, para hacer exactamente la misma carrera burguesa? ¿Es que los ejem plos de los señores J ouhaux y Merrheim, si nos limitamos a Francia, no son t ípicos?

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FORMARNOS PARA SER LIBRES

SOBRE EL ANTIPARLAMENTARISMO

LENIN ABRIL – MAYO, 1920

Conclusiones falsas de premisas justasPero el camarada Bordiga y sus amigos “de izquierda” sacan de su justa crítica de los señores Turati y compañía laconclusión falsa de que es perjudicial, en términos generales, la participación en el parlamento.Los “izquierdistas” italianos no pueden aducir ni un solo argumento serio en defensa de este punto de vista. Ignoransimplemente (o se esfuerzan en olvidar) los ejemplos internacionales de utilización realmente revolucionaria y comunista,indiscutiblemente útil para la preparaciónde la revolución proletaria, de los parlamentos burgueses. No se imaginan simplemente un modo “nuevo” de utilizar elparlamentarismo y, repitiéndose constantemente, vociferan contra el “viejo” modo, no bolchevique, de utilizarlo.

En esto consiste precisamente su error radical. No sólo en el terreno parlamentario, sino en todos los campos deactividad, debe el comunismo introducir (y sin un trabajo prolongado, constante, tenaz, será incapaz de hacerlo) algoprincipalmente nuevo, que rompa radicalmente con las tradiciones de la II Internacional (conservando y desarrollando almismo tiempo lo que ésta ha dejado de bueno). Tomemos como ejemplo la labor periodística. Los periódicos, folletos, proclamas, llenan una función necesaria depropaganda, de agitación, de organización. Ningún movimientode masas en un país, por poco civilizado que sea, puede pasarse sin un aparato periodístico. Y ni las vociferaciones contra los “jefes” ni el juramento solemne de conservar la pureza de las masas contra la influenciade los jefes nos librarán de la necesidad de utilizar para este trabajoa hombres procedentes del medio intelectual burgués, nos librarán de la atmósferademocráticoburguesa, del ambiente de “propiedad privada” en que se efectúa este trabajo bajo el capitalismo.Incluso al cabo de dos años y medio del derrocamiento de la burguesía y de la conquista del Poder político por elproletariado, vemos a nuestro alrededor esa atmósfera, ese ambiente de relaciones democráticoburguesas y depropiedad en masa (campesina, artesana).El parlamentarismo es una forma de acción, el periodismo otra. En ambas el contenido puede y debe ser comunista, silos que trabajan en uno y otro terreno son realmente comunistas,realmente miembros del partido de las masas proletarias. Pero en una y otra –y en todo campo de acción bajo elcapitalismo y en el período de transición de éste al socialismo– es imposible evitar las dificultades, los problemasespeciales que debe vencer y resolver el proletariado, para utilizar en provecho propio a los hombres procedentes delmedio burgués, para triunfar de los prejuicios y de las influencias intelectuales burguesas, para debilitar la resistencia delambiente pequeñoburgués (y para transformarlo después por completo).¿Es que acaso antes de la guerra de 1914-1918 no vimos en todos los países infinidad de casos de anarquistas,sindicalistas y otras gentes muy “de izquierda” que fulminaban contra el parlamentarismo, se burlaban de los socialistasparlamentarios bajamente aburguesados, fustigaban su arribismo, etc., etc. y se servían ellos mismos del periodismo, dela labor en los sindicatos, para hacer exactamente la misma carrera burguesa?¿Es que los ejemplos de los señores J ouhaux y Merrheim, si nos limitamos a Francia, no son típicos?

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La puerilidad de “rechazar” la participación en el parlamento consiste precisamente en que se cree “resolver” con estemedio “simple”, “fácil”, que se pretende revolucionario, el difícil problema de la lucha contra las influenciasdemocráticoburguesas en el seno del movimiento obrero, cuando, en realidad, no se hace otra cosa que huir de la propiasombra, cerrar los ojos ante la dificultad, librarse de ella con palabras.El arribismo desvergonzado, la explotación burguesa de las actas parlamentarias, la escandalosa deformación reformistade la actividad parlamentaria, la rutina pequeñoburguesa vulgar, son sin duda los rasgos característicos, frecuentes ydominantes que engendra el capitalismo por doquier y tanto fuera como en el interior del movimiento obrero.Pero este mismo capitalismo y el ambiente burgués por él creado (que desaparecemuy lentamente aun después del derrocamiento de la burguesía, pues la clase campesina engendra la burguesía decontinuo) dan origen decididamente, en todas las esferas de laactividad y de la vida, a un arribismo burgués, a un chovinismo nacional, a una vulgaridad pequeñoburguesa, que son, enel fondo, con variantes insignificantes, exactamente los mismos.Vosotros, queridos boicotistas y antiparlamentarios, os creéis “terriblemente revolucionarios”, cuando en realidad estáisasustados de las dificultades relativamente pequeñas de la lucha contra las influencias burguesas en el interior delmovimiento obrero, cuando vuestra victoria, es decir, el derrocamiento de la burguesía y la conquista del Poder políticopor el proletariado, creará estas mismas dificultades en una medida aun más grande, incomparablemente más grande.Os habéis asustado como niños ante la pequeña dificultad que se os presenta hoy, sin comprender que mañana ypasado mañana os veréis obligados, a pesar de todo, a aprender, y aprender bien, a vencer esas dificultades enproporciones incomparablemente mayores.Bajo el Poder de los Soviets tratarán de penetrar en el partido del proletariado, en el vuestro y en el nuestro, todavía máselementos procedentes de la intelectualidad burguesa.Se deslizarán asimismo en los Soviets, en los tribunales, en las administraciones, pues es imposible construir elcomunismo de otro modo que con los materiales humanos creados por el capitalismo, pues no hay otros materiales para

ello; es imposible expulsar y aniquilar a losintelectuales burgueses, hay que vencerlos, transformarlos, asimilárselos, reeducarlos, como hay que reeducar,con unalucha prolongada, sobre la base de la dictadura del proletariado,a los proletarios mismos, que no se desembarazan de sus prejuicios pequeñoburguesesde golpe, por un milagro, por gracia del Espíritu Santo o por el efecto mágico de una consigna,de una resolución, de un decreto, sino únicamente por medio de una lucha de masas prolongada y difícil contra lasinfluencias pequeñoburguesas que existen entre las masas.Bajo el Poder de los Soviets estos mismos problemas, de los cuales hoy el antiparlamentario con un solo gesto sedesembaraza de un modo tan orgulloso, tan altanero, con tanta ligereza y tanta puerilidad, estos mismos problemasvolverán a surgir en el interior de los Soviets, en la administración soviética, en el “foro” soviético (en Rusia hemossuprimido, y con razón, el foro burgués, pero éste resucita entre nosotros bajo la cubierta de los “defensores”“soviéticos”).Entre los ingenieros, entre los maestros soviéticos, entre los obreros privilegiados, es decir, los más calificados y

colocados en mejores condiciones, en las fábricas soviéticas, advertimos un renacimiento continuo de todos,absolutamente de todos los rasgos negativos propios del parlamentarismo burgués, y sólo mediante una lucha repetida,incansable, prolongada y tenaz del espíritu de organización y disciplina del proletariado, vamos triunfando poco a pocode ese mal.Naturalmente, bajo la dominación de la burguesía es muy “difícil” vencer los hábitos burgueses en el propio partido, esdecir, en el partido obrero, es “difícil” arrojar del partido a los jefes parlamentarios acostumbrados a los prejuiciosburgueses y corrompidos sin remedio por losmismos, es “difícil” someter a la disciplina proletaria al número estrictamente necesario de hombres procedentes de laburguesía (aunque sea en número muy limitado), es “difícil” crear en el parlamento burgués una fracción comunistaplenamente digna de la clase obrera, es “difícil” conseguir que los diputados comunistas no se dejen llevar por el juegodel parlamentarismo burgués, sino que se ocupen de una labor sustancial de propaganda, agitación y organización entrelas masas. Todo esto, ni que decir tiene, es “difícil”, lo era en Rusia, lo es incomparablemente más en la Europaoccidental y en América, donde la burguesía, las tradiciones democráticoburguesas, etc., son mucho más fuertes.Pero estas “dificultades” son un juego de niños en comparación con los problemas absolutamente de la mismanaturaleza que el proletariado tendrá que resolver inevitablemente, tanto para conseguir la victoria, como durante larevolución proletaria y después que haya conquistado el Poder.En comparación con estos problemas, verdaderamente gigantescos, que se plantearán cuando bajo la dictadura delproletariado sea preciso reeducar a millones de campesinos y pequeños propietarios, a centenares de miles deempleados, funcionarios, intelectuales burgueses, subordinando a todos al Estado proletario y a la dirección proletaria, yvencer en ellos sus hábitos y tradiciones burgueses, en comparación con estos problemas gigantescos, es una labor deuna facilidad pueril formar, bajo el dominio burgués, en un parlamento burgués, una fracción realmente comunista de unverdadero partido proletario.Si los camaradas “izquierdistas” y antiparlamentarios no aprenden a vencer ahora una dificultad tan pequeña, se puedeafirmar con seguridad que, o no se hallarán en estadode instaurar la dictadura del proletariado, no podrán subordinarse en gran escala y transformar a los intelectuales y a lasinstituciones burguesas, o se verán obligados a completar precipitadamente su instrucción, prisa que ocasionará un

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perjuicio inmenso a la causa del proletariado, les hará incurrir en más errores que de ordinario, pondrá al descubierto sudebilidad e inhabilidad más que medianas, etc., etc.Mientras la burguesía no sea derribada y, después de su derrocamiento, mientras no haya desaparecido por completo lapequeña explotación y la pequeña producción mercantil, el ambiente burgués, los hábitos de propietario, las tradicionespequeñoburguesas corromperán la labor del proletariado no sólo desde fuera, sino en el seno mismo del movimientoobrero, no sólo en la esfera de acción parlamentaria, sino inevitablemente en todos y cada uno de los aspectos de laactividad pública, en todos los aspectos, sin excepción, de la actividad cultural y política.Constituye un error profundísimo, que inevitablemente se pagará más tarde, el tratar de desembarazarse, de preservarsede uno de los problemas “desagradables” o de las dificultades que se presentan en una de las esferas del trabajo.Hay que estudiar y aprender a dominar todos los aspectos de actividad y trabajo sin excepción, a vencer todas lasdificultades, costumbres, tradiciones y rutinas burguesas siempre y en todas partes. Cualquier otra manera de plantear lacuestión no es seria; no es más que una puerilidad.

Discurso sobr e el parlamentarismoEs evidente que el camarada Bordiga quiso defender aquí el punto de vista de los marxistas italianos, pero sin embargo,no replicó a ninguno de los argumentos que otros marxistas presentaron a favor de la acción parlamentaria.Admitió que la experiencia histórica no se crea artificialmente. Acaba de decirnos que es necesario trasladar la lucha aotra esfera. ¿Acaso no sabe que toda crisis revolucionaria es acompañada por una crisis parlamentaria? Por cierto dijoque es necesario trasladar la lucha a la esfera de los soviets. Pero él mismo admitió que no es posible crear los sovietsartificialmente.El ejemplo de Rusia demuestra que sólo se los puede formar durante la revolución, o inmediatamente antes de ésta. Yaen los tiempos de Kerenski, los soviets (los soviets mencheviques) estaban organizados de tal modo, que de ningunamanera podían constituir el poder proletario.

El Parlamento es un producto del desarrollo histórico, que no podemos eliminar mientras no seamos lo bastante fuertespara disolver esa institución burguesa. Partiendo de las condiciones históricas dadas, solamente siendo un miembro delparlamento burgués es posible combatir a la sociedad burguesa y el parlamentarismo.El proletariado debe utilizar el mismo instrumento que utiliza la burguesía en la lucha, pero por supuesto, con finescompletamente distintos. Usted no puede afirmar que no es así, y si quiere discutirlo, borra la experiencia de todos losacontecimientos revolucionarios del mundo.Usted dijo también que los sindicatos son oportunistas y constituyen un peligro; pero por otraparte dijo que es preciso hacer una excepción a favor de ellos, puesto que se trata de organizaciones obreras. Pero estoes correcto hasta cierto punto. También en los sindicatos existen elementos muy atrasados. Una parte de la pequeña burguesía proletarizada, obrerosatrasados y pequeños campesinos: todos estos elementos creen realmente que el parlamento representa sus intereses;contra eso hay que luchar por la acción parlamentaria, y mostrar a las masas la verdad en los hechos.A las masas atrasadas no se las puede conquistar con la teoría; necesitan de la experiencia.

Eso lo hemos visto también en Rusia. Nos vimos obligados a convocar la Asamblea Constituyente, ya después de lavictoria del proletariado, para demostrar al obrero atrasado que por este medio no iba a conseguir nada. Para compararuna y otra experiencia, tuvimos que confrontar concretamente los soviets y la Asamblea, y demostrarle de tal manera quelos soviets eran la única solución.El camarada Suzhi, sindicalista revolucionario, sostuvo las mismas teorías, pero la lógica no está de su parte. Dijo que noes marxista, de modo que eso se sobreentiende.Pero ya que usted, camarada Bordiga, afirma ser marxista, podemos exigirle más lógica. Es necesario saber de quémodo se puede derrotar al Parlamento. Si usted puede hacerlo mediante la insurrección armada en todos los países, esoestá muy bien. Sabe que nosotros en Rusia hemos demostrado no sólo en teoría, sino también en la práctica, nuestravoluntad de abolir el Parlamento burgués. Pero no tomó en cuenta el hecho de que eso es imposible sin una preparaciónbastante larga, y que en la mayoría de los países todavía no es posible abolir el Parlamento de un solo golpe.Por lo tanto debemos continuar la lucha dentro del Parlamento, para destruir el Parlamento. Usted sustituye lascondiciones que determinan la línea política de todas las clases en la sociedad contemporánea, por su propia voluntadrevolucionaria, y por eso olvida que nosotros en Rusia, para destruir el Parlamento burgués, tuvimos que convocarprimero una Asamblea Constituyente, incluso después de nuestra victoria. Ha dicho usted: “Lo cierto es que la revoluciónrusa es un ejemplo que no se ajusta a las condiciones de Europa occidental”.Pero no demostró un solo argumento de peso para demostrárnoslo.Hemos pasado por un período de democracia burguesa. Lo atravesamos rápidamente, cuando nos vimos obligados ahacer agitación por las elecciones a la Asamblea Constituyente. Y más tarde, cuando la clase obrera pudo al fin tomar elpoder, el campesinado creía todavía en la necesidad del Parlamento burgués.Por tomar en consideración a estos elementos atrasado, tuvimos que hacer las elecciones y demostrar a las masas conel ejemplo y en los hechos, que esa Asamblea Constituyente, elegida en el momento de la mayor miseria general, noexpresaba las aspiraciones y reivindicaciones de las clases explotadas.Por consiguiente, el conflicto entre el poder soviético y el poder burgués cobró una perfecta claridad, no sólo paranosotros, la vanguardia de la clase obrera, sino también para una enorme mayoría del campesinado, para los pequeñosempleados, la pequeña burguesía, etc.

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En todos los países capitalistas existen elementos atrasados de la clase obrera, quienes están convencidos de que elParlamento es el verdadero representante del pueblo, y no advierten que allí se emplean métodos poco limpios.Suele decirse que es un instrumento, al que recurre la burguesíapara engañar a las masas. Pero este argumento debeser esgrimido contra usted y se vuelve contra sus tesis. ¿Cómo pondrá en evidencia el verdadero carácter delParlamento, ante las masas realmente atrasadas y engañadas por la burguesía? Si no ingresa en el Parlamento, ¿cómodesenmascarará tal o cual maniobra, la posición de uno u otro partido?Si es usted marxista, debe reconocer que en la sociedad capitalista, las relaciones entre las clases y las relaciones entrelos partidos están estrechamente ligadas. ¿Cómo, repito, va a demostrar todo eso, si no es miembro del Parlamento, sirenuncia a la acción parlamentaria?La historia de la revolución rusa mostró claramente que ningún argumento hubiera convencido a las grandes masas de laclase obrera, el campesinado y los pequeños empleados, si ellos no se hubieran convencido por su propia experiencia.Se dijo aquí que al intervenir en la lucha parlamentaria, perdemos mucho tiempo. ¿Es posible imaginar una instituciónque interese a todas las clases en la misma medida que el Parlamento? Eso no puede crearse artificialmente. Si todaslas clases comienzan a participar de la lucha parlamentaria, eso ocurre porque el Parlamento refleja los intereses yconflictos de clases.Si fuera posible organizar de pronto en todas partes una decisiva huelga general, por ejemplo, para derribar de una solavez el capitalismo, entonces la revolución ya se habría producido en varios países. Pero hay que considerar los hechos.El camarada Bordiga y quienes comparten su punto de vista, deben decir la verdad a las masas. Alemania es el mejorejemplo de que una fracción comunista en el Parlamento es cosa posible, y por eso usted debería decir con franquezaalas masas: somos demasiado débiles para crear un partido sólidamente constituido. Esa es la verdad que habría quedecir. Pero si usted confesara esta debilidad a las masas, éstas se habrían convertido, no en sus partidarias, sino en susadversarias, en partidarias del parlamentarismo.Si dijera: “Camaradas obreros, somos hasta tal punto débiles, que no podemos crear un partido lo bastante disciplinado

para obligar a sus diputados a someterse a su voluntad”, entonces los obreros lo abandonarían, pues dirían: “¿Cómovamos a instaurar la dictadura del proletariado con gente tan débil?”Es usted muy ingenioso si cree que en el día de la victoria del proletariado, la intelectualidad, la clase media, la pequeñaburguesía, se harán comunistas. Pero si no alimenta esta ilusión, debe preparar desde ahora al proletariado para quesiga nuestro camino. No hallará excepción alguna a esta regla en ninguna esfera del trabajo estatal. Al día siguiente de lavictoria de la revolución, verá en todas partes a los abogados oportunistas, que se titulan comunistas, a los pequeñosburgueses, que no aceptan la disciplina del partido comunista ni la del Estado proletario.Si no prepara a los obreros para la creación de un partido realmente disciplinado, que imponga su disciplina a todos susmiembros, no preparará jamás la dictadura del proletariado. Creo que es por eso que no quiere admitir que precisamentela debilidad de muchos partidos comunistas nuevos los lleva a negar la necesidad de la labor parlamentaria. Y estoy convencido de que la enorme mayoría de los obreros verdaderamente revolucionarios, nos seguirá a nosotros yse manifestará en contra de sus tesis antiparlamentarias.