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ros TRABAJOS DE PERSILES y SIGISMUNDA: TIEMPO MÍTICO Y TIEMPO HISTÓRICO Catherine Soriano Para E.e. Riley, «el Persiles es la obra más estudiada por su autor, aquélla por la cual hizo más indagaciones y lecturas».! En efecto, con ella quiso demostrar «que la épica también puede escribirse en prosa como en verso»,2 y nos dejó su novela póstuma como ejemplo de lo que debían ser en el futuro la prosa épica y la novela de aventuras. Sin embargo, la crítica de este siglo ha considerado que el gran «poema épico» cervantino no es el Persiles, sino el Quijote. 3 No obstan- te, lo que hoy resulta tan evidente para nosotros pudo no serlo para Cervantes a principios del siglo XVII. En el Prólogo a la edición de sus Novelas ejemplares (Madrid, Juan de la Cuesta, 1613), se jacta de ser «el primero que ha novelado en lengua castellana [ ... ] pues éstas [las Novelas ejemplares] son mías propias, no imitadas ni hurtadas»;4 y añade: «tras ellas, si la vida no me deja, le ofrezco ÚJS trabajos de Persiles y Sigismunda, libro que se atreve a competir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza»;5 del Quijote sólo alaba las "hazañas)} de su protagonista y los «donaires de Sancho Panza». Al parecer, Cervantes se siente mucho más orgulloso de sus Novelas y del Persiles que del Quijote, escrito para «derribar la máquina mal fundada destos caballerescos li- bros de caballerías»;6 con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha intentó hacer desaparecer un género, desprestigiándolo; con ÚJS trabajos de Persiles y Sigismunda intenta crear un género nuevo, dignificándolo con la doctrina cris- tiana del Concilio de Trento.1 1. Cfr. Edward C. Riley, Teoría de la novela en Cervantes, Madrid, Taurus, 1971, p, 294. 2. Cfr. Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (ed. de Rodríguez·Marín), Madrid, Atlas, 1947·1949, 1, 47. 3. Cfr. E.c Riley, op. cit., p. 95. 4. Cfr. Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares (ed. de Juan Bautista Avalle-Arce), 1. 1, Madrid, Casta· lía, 1983. p. 65. S. Ibídem, p. 65. 6. Véase M. de Cervantes: El ingenioso hidalgo. .. , ed. cit., Prólogo al lector. 7. En lo referente a este problema, conviene consultar la obra de P.M. Descouzis, Cervantes a nueva luz. El «Quijote» y el Concilio de Tren/o, Fráncfort, 1966. También incide en este aspecto el artículo de Walter Boehlich, «Heliodorus Christianus. Cervantes und das byzantinísche Roman», en Frew,desgabe ¡Ur Ernst R. Cunius. Berna, 1956, pp. 103·124. 307

Sobre el camino de perfecci+¦n, de Catherine Soriano

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  • ros TRABAJOS DE PERSILES y SIGISMUNDA: TIEMPO MTICO Y TIEMPO HISTRICO

    Catherine Soriano

    Para E.e. Riley, el Persiles es la obra ms estudiada por su autor, aqulla por la cual hizo ms indagaciones y lecturas.! En efecto, con ella quiso demostrar que la pica tambin puede escribirse en prosa como en verso,2 y nos dej su novela pstuma como ejemplo de lo que deban ser en el futuro la prosa pica y la novela de aventuras. Sin embargo, la crtica de este siglo ha considerado que el gran poema pico cervantino no es el Persiles, sino el Quijote.3 No obstan-te, lo que hoy resulta tan evidente para nosotros pudo no serlo para Cervantes a principios del siglo XVII. En el Prlogo a la edicin de sus Novelas ejemplares (Madrid, Juan de la Cuesta, 1613), se jacta de ser el primero que ha novelado en lengua castellana [ ... ] pues stas [las Novelas ejemplares] son mas propias, no imitadas ni hurtadas;4 y aade: tras ellas, si la vida no me deja, le ofrezco JS trabajos de Persiles y Sigismunda, libro que se atreve a competir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza;5 del Quijote slo alaba las "hazaas)} de su protagonista y los donaires de Sancho Panza. Al parecer, Cervantes se siente mucho ms orgulloso de sus Novelas y del Persiles que del Quijote, escrito para derribar la mquina mal fundada destos caballerescos li-bros de caballeras;6 con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha intent hacer desaparecer un gnero, desprestigindolo; con JS trabajos de Persiles y Sigismunda intenta crear un gnero nuevo, dignificndolo con la doctrina cris-tiana del Concilio de Trento.1

    1. Cfr. Edward C. Riley, Teora de la novela en Cervantes, Madrid, Taurus, 1971, p, 294. 2. Cfr. Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (ed. de RodrguezMarn),

    Madrid, Atlas, 19471949, 1, 47. 3. Cfr. E.c Riley, op. cit., p. 95. 4. Cfr. Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares (ed. de Juan Bautista Avalle-Arce), 1. 1, Madrid, Casta

    la, 1983. p. 65. S. Ibdem, p. 65. 6. Vase M. de Cervantes: El ingenioso hidalgo. .. , ed. cit., Prlogo al lector. 7. En lo referente a este problema, conviene consultar la obra de P.M. Descouzis, Cervantes a nueva

    luz. El Quijote y el Concilio de Tren/o, Frncfort, 1966. Tambin incide en este aspecto el artculo de Walter Boehlich, Heliodorus Christianus. Cervantes und das byzantinsche Roman, en Frew,desgabe Ur Ernst R. Cunius. Berna, 1956, pp. 103124.

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  • Catherine Soriano

    Cervantes ha conseguido conjugar dos tiempos en su relato: el mtico y el histrico; o, lo que es lo mismo, ha tratado de fundir la ficcin y la reali-dad, superando la antigua dicotoma entre el arte y la natt:raleza al descubrir cmo crear una obra de arte con los abundantes y desordenados materiales de la vida. Y an hay ms: en ningn otro libro como en el Persiles encontra-mos mayor presencia del universo cervantino.

    El Persiles, versin espaola del ideario literario europeo que representa la Historia Etipica,s est dividido en cuatro libros, que se atienen a una estructura binaria: por una parte, los Libros I-I1, donde se narra la Historia Septentrional (primer proyecto cervantino), en un mbito mtico-fantstico; por otra parte, los Libros IIl-IV, en los que encontramos el relato de las vicisi-tudes de los protagonistas como peregrinos en la Europa de comienzos del siglo XVII, en un mbito histrico. Sin embargo, la lnea divisoria entre ambos mundos se desdibuja: en el mundo mtico hay una fuerte presencia de lo his-trico, y en el mundo histrico se insertan tal cantidad de episodios maravi-llosos que la realidad histrica se empequeeee bajo el peso del universo ima-ginario de Cervantes. Podemos establecer un anlisis ms pormenorizado esquematizando el contenido de la novela en la tabla de la pgina 309, donde vemos cmo se interrelacionan ambos mundos, entrecruzndose:

    Tres histricas vidas Representacin pictrica del mundo a fantasa

    Por otra parte, Cervantes consigue admirar al lector no con lo prodigioso y sobrenatural, sino con los acontecimientos sorprendentes que se producen en la vida ordinaria.9 Al mismo tiempo, parece intuir lo que siglos despus se definir como realismo mgico -en lo que ste supone de manipulacin de la realidad para insertar en ella lo maravilloso- y

  • w o '!)

    Relato pico de una historia amorosa: HELIODORO

    (Historia Septentrional) MUNDO MlTICO (Fantasa)

    NORTE

    L.I L.II (Carlos V) Lo brbaro

    Comienzo de la historia in medias res

    Tcnica itinerante: aventuras/historias

    intercaladas Temas: Peregrinacin,

    Mar Vida Amor Fe

    Subtemas: l Muerte Lasci va (Rutilio

    Rosamunda) Honor Libertad de amar Castidad y valor

    Inserta tres histricas vidas: - Antonio (la clera espaola) - Rutilio (la lascivia italiana) -Manuel Sosa (

  • Catherine Soriano

    to impulso pardico -vase la crtica literaria de Mauricio a la historia de Periandro, n, 14-; y en los dos ltimos libros no slo abunda lo que Hatzfeldll llama "irrupcin subjetiva, sino que el autor se atreve a exami-nar con humor los principios del gnero. 12

    Una progresin similar observamos al analizar y comparar las fuentes de los distintos episodios en ambas partes del Persiles en la tabla de la p-gina 312.

    El mundo literario cervantino, a medida que avanza la novela, se superpo-ne a cualquier otra referencia literaria greco-latina o bblica. Aunque el om-nes sumus peregrini super terram bblico gravita a lo largo de todas sus pginas, pues slo as consigue Cervantes cristianizar la novela bizantina. l3

    En este sentido, podemos considerar al Persiles como una macroestructu-ra en la que se resumen y resuelven los principales temas cervantinos. Vea-mos algunos ejemplos:

    1. El perdn de las ofensas

    Persiles Las venganzas castigan, pero no quitan las culpas aconseja Periandro a Ortel Ba-nedre (IJI, 7)

    2. La naturaleza, mayordomo de Dios

    Persiles [ ... ] la Naturaleza, mayOl'doma del verda-dero Dios, creador del cielo y de la tie rra (JII, ll)

    3. El engao

    Persiles no hay mayor engao que venir el desen-gao tarde (III, 11)

    La Galatea quedando ms rico y satisfecho con el perdn que con la venganza (Il, 165)

    El coloquio de los perros que la venganza pensada arguye cruel-dad y mal nimo

    La Galatea "El mayordomo de Dios, Naturaleza (II, 61)

    El casamiento engaoso El coloquio de los perros

    mueren muchos ms de los confiados que de los recatados; pero el dao est en que es imposible que puedan pasar bien las gentes en el mundo si no se fa y se confa

    11. Cfr. Helmut Hatzfeld, El Quijote como obra de arte del lenguaje, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, 1972, cap. VI, pp. 209-211.

    12. Cfr. Alban K. Fardan", Cervantes, Aristotle and the Persiles. Princeton, Princeton Unversity Press. 1970. pp. 280294.

    13. Slo Persiles y Sigismunda se ofrecen alleetor como ejemplo de firmes y castos enamorados, pero, curiosamente, Cervantes consigue hacernos mucho ms gratos y entraables a los hombres y mujeres que, llevados por la fuerza del amor, logran saltar por encima de todo convencionalismo: Antonio y Ricia, Cratilo y Sulpicia, Feliciana y Rosanio, Clementa y Tozuelo, Ambrosa y Contarino. Ruperta y Croriano. Isabella y Andrea. resultan mucho ms humanos y expresivos que los acartonados y siempre perfectos Periandro y Aurstela.

    310

  • 4. El autobiografismo

    Persiles

    Pe rsiles: Tiempo mtico y tiempo histrico

    El amante liberal Lamentaciones de Bartolom: estamos en llegar despus de luengo cautiverio salvo tierra ajena, presos en la crcel (IV, 5) Y sano a la patria

    Cfr. La espaola inglesa, El licenciado Vidriera o el Quijote, I. 41 -episodio de Arnau-te Mam-.

    5. Los hechizos y el libre albedro

    Persiles Hiplita pide a Julia "no que mudase la vo-luntad de Periandro, pues saba que esto era imposible, sino que enfermase la salud de Auristela [ ... ] (IV, 8)

    6. La censura del viejo enamorado Persiles

    Policarpo (Il, 5). Sin acritud

    7. La derrota en el duelo Pe rsiles (H, 19)

    Historia de Renato, el ermitao Galatea (1, 184) Quijote (Il, 64)

    -DRAMATISMO-

    8. La verosimilitud de las historias

    Persiles "es excelencia de la historia que cualquie-ra cosa que en ella se escriba pueda pasar al sabor de la verdad que trae consigo (ITI, 10)

    311

    Quijote (1, 22) Dice el protagonista: "bien s que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad

    El licenciado Vidriera La dama de rumbo, enamorada de Toms Rodaja, "dio a Toms uno de estos que lla-man hechizos, creyendo que le daba cosa que le forzase la voluntad a quererle: como si hubiese en el mundo yerbas, encantos ni palabras suficientes a forzar el libre al-bedro

    El celoso extremeo Tragedia

    El viejo celoso Stira burlesca

    Quijote (n, 14) El Caballero de los Espejos

    -COMICIDAD-

    El coloquio de los perros Crtica a la literatura pastoril: todos aque-llos libros son cosas soadas y bien escri-tas para entendimientos de los ociosos, y no verdad alguna

    La Galatea (I, 215, 216) Que no est en la elegancia y modo de de-cir el fundamento y principal sustancia del verdadero cuento, que en la pura verdad tie-ne su asiento

  • V.> Iv

    Libro 1

    Aristteles: Potica XVII,5-6 Episodio de Ifigenia ...

    Ejemplos clsicos y bblicos (se completan mutuamente) *

    { Olao Magno Torquemada

    Libro II

    Horacio, Pero Mexa, la Biblia, Garcilaso, Adosto, Luciano ...

    Historia de Poli carpo: segundo momento en la aproximacin al universo cervantino

    El viejo celoso El celoso extremeo ~ { Olao Magno

    Torquemada

    Virgilio: Eneida, V ( Vuelve al relato de los juegos (Los juegos ... ) Virgilio: Eneida, IV

    La historia de Sosa Coutio prefigura la de La espaola inglesa

    Manuel Leonor

    Recaredo Isabela

    Sinforosa, nueva Odo

    * cfr. M. de Cervantes, Persiles, cd. cit., Libro 1, cap. 19. p. 142. ** Ibdem, Libro IV, cap. 14, p. 474.

    Libro III

    C. Cinthio: Hecatommilhi III, 6

    (Ortel Banedre) Garcilaso.!.

    Irrupcin plena del mundo cervantino:

    111, 8: Clementa y Tozuelo La eleccin de los alcaldes de Daganzo

    III, 10: los falsos cautivos -Ins baos de Argel -La eleccin alcaldes

    de Daganzo lII. 11: los moriscos -El coloquio de los perros

    Quijote, II, 54 el enigma de la pastora de

    Valencia La Galatea y los enigmas dramticos

    III, 17: Ruperta y 1II, 21: Isabela y El matrimonio de La. espaola inglesa La fuerza de la sangre

    Amor

    111, 19: el recuerdo de Italia -Miln-

    El licenciado Vidriera

    Libro IV

    IV, 3: Venus, Eneas ... IV, 6: ironiza el tema pico de

    la vaticinatio ex eventu

    IV, 7: fusiona las Hesprides, la maga Falerina de Boiardo

    los jardines Babilonia

    El rufin Pirro calabrs: El rufin viudo Rinconete y Cortadillo

    IV, 8: los hechizos y el libre albedro

    Quijote, r, 22 El licenciado Vidriera

    la fealdad transitoria de la protagonista

    La espaola inglesa

    Cristianizacin de la fortuna

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  • Persiles: tiempo mtico y tiempo histrico

    En este sentido totalizador del relato lo que resulta ms interesante a la hora de enjuiciar la ltima creacin cervantina. Si bien es cierto que la obra fracasa -pese a su gran xito de pblico- por su exceso de episodios, que impide la debida caracterizacin de los personajes, absolutamente tipificados,14 su impor-tancia radica en haber sido creada como la suma de todos los puntos de vista posibles en su tiempo sobre la novela. 15

    En cuanto al problema del respeto por la verdad histrica, Cervantes hace posible una cronologa deliberadamente anacrnica (pues el relato comienza en poca de Carlos V y finaliza durante el reinado de Felipe III, sin que por ello los protagonistas dejen de ser tiernos adolescentes): fusiona el tiempo mtico-legendario (en el que pululan seres como la lasciva Rosamunda, misteriosa amante de Enrique II Plantagenet [1133-1189]) con el histrico porque se siente capaz de construir un universo poticamente verdadero aun a partir de personajes y epi-sodios inverosmiles.16 Verdad potica en relacin con su profundo conocimien-to del drama humano ms ntimo y sobrecogedor, la frustracin: "Todos desea-ban, pero a ninguno se le cumplan sus deseos: condicin de la naturaleza humana, que puesto que Dios la cri perfecta, nosotros, por nuestra culpa, la hallamos siempre falta, la cual falta siempre la ha de haber mientras no dejremos de de-sean>.17 As, Arnaldo, Sinforosa, Policarpo, Cenotia, Hiplita, Magsimino, ven cmo sus esperanzas se desvanecen y sus ilusiones quedan truncadas, enfren-tndose al vaco de la muerte. La buena fortuna nicamente acompaa a aque-llos que inician un camino de perfeccin mediante la peregrinacin amorosa cris-tiana (persiles y Sigismunda, Constanza, Feliz Flora, Antonio, Croriano y Ruperta).

    Persiles y Sigismunda triunfan, s, pero no slo por su catequizacin final en Roma, sino porque en el camino que han ido atravesando hasta llegar a su destino han descubierto mundos inslitos y se han enfrentado a situaciones y personajes que han supuesto un proceso de maduracin personal y de adquisi-cin de nuevos conocimientos. El hecho literario (en este caso la necesidad de mostrar una historia amorosa como ejemplo de epopeya cristiana en prosa) y la experiencia vital del autor (gran conocedor del mundo Mediterrneo e insa-ciable lector de historias fabulosas), es decir, lo mtico y lo histrico, se reducen una vez ms a una enseanza comn, enunciada ya en dos de sus Novelas ejem-plares, El coloquio de los perros y El licenciado Vidriera: que "las luengas pere-grinaciones hacen a los hombres discretos.18

    14. Cfr. E.e. Riley, op. cit., p. 94. 15. Cfr. M. de Cervantes, Persiles, "d. cit., p. 27 (Prlogo). 16. Cfr. E.e. Rley, op. cit., p. 223. 17. M. de Cervantes, Persiles, ed. cit., Libro 1I, cap. 4. p. 176. 18. La cita corresponde a E/licenciado Vidriera; cfr. M. de Cervdlltes, Novelas ejemplares, ed. cit., torno n,

    p. 107. En El coloquio de los perros podemos leer que "el andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos; cfr. la ed. cit., tomo lIt p. 285.

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