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Viaje a la obra de Trajano, Ramón de Basterra Por Fabianni Belemuski Es tarea dura pensar en algo más difícil de superar que las diferencias entre los países. Por un lado está la mundialización, que puede entenderse como la reducción, en el tan predicado colapso histórico que empezó a cultivarse fructuosamente a partir de la Modernidad, de toda la riqueza cultural de los países a una megacultura de la imagen de un poder todoenglobante inatacable. Y está, por otro, el pulso por la diversidad que en nombre de la historia, cada vez más ruinosa, los países llevan a cabo para mantener su identidad. Personalmente, y porque en vistas de lo que hay he decidido subirme al carro del progreso, me gusta apostar por la primera opción. Es de esperar que no habrá, vaticinando intuitivamente, un mundo de países sino un planeta del mundo que una vez haya reducido todas las diferencias en un mecanismo de equivalencia universal no se preocupará más por resaltar la importancia de determinados grupos lingüísticos. 1

Sobre 'La Obra de Trajano', De Basterra

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Historia

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Viaje a la obra de Trajano, Ramn de Basterra

PorFabianni Belemuski

Es tarea dura pensar en algo ms difcil de superar que las diferencias entre los pases. Por un lado est lamundializacin, que puede entenderse como la reduccin, en el tan predicado colapso histrico que empez a cultivarse fructuosamente a partir de la Modernidad, de toda la riqueza cultural de los pases a una megacultura de la imagen de un podertodoenglobanteinatacable. Y est, por otro, el pulso por la diversidad que en nombre de la historia, cada vez ms ruinosa, los pases llevan a cabo para mantener su identidad.

Personalmente, y porque en vistas de lo que hay he decidido subirme al carro del progreso, me gusta apostar por la primera opcin. Es de esperar que no habr, vaticinando intuitivamente, un mundo de pases sino un planeta del mundo que una vez haya reducido todas las diferencias en un mecanismo deequivalencia universalno se preocupar ms por resaltar la importancia de determinados grupos lingsticos.

No es mi objeto iniciar aqu un debate sobre estas cuestiones, pero nos servir a modo de introduccin, para decir que, dentro del panorama de pulsiones por la identidad, Rumania se encuentra hoy, antes de llegar al bienestar y a su calma infrtil, en una fase de reivindicacin. Siendo un pas pequeo se preocupa por encontrar un lugar en la cultura europea y no es poco frecuente escuchar hablar a la gente de a pie o incluso a los intelectuales de ese pas de la importancia de la cultura rumana dentro de las fronteras europeas. No entraremos en detalles, sobre todo porque hablar de algo tan abstracto como la cultura de un pas se convertira en una interminable chchara, pero es importante sealar el complejo del pas de los dacios, en comparacin con otrasgrandes culturasen las que los rumanos se inspiran o a las que intentan emular. Hablar con facilidad y sin criterio de esta manifestacin significara, por mi parte, dar sentencias de poco valor.

Pero, ciertamente, Rumania es un pas pequeo que intenta encontrar su voz. Muchas veces juzgado indebidamente, muchas otras aclamado por su msica, sus artes, su literatura, es tambin fascinante. Su encanto reside precisamente en sus grandes contrastes.

Tiendo a pensar que fue esta caracterstica, entre otras, la que llev a Mariano Martn Rodrguez a convertirse en un apstol de la literatura rumana y a interesarse sobre todo por la ciencia ficcin. Rodrguez, aficionado e intrprete del pas de los extremos, rescata la excelente descripcin de Ramn de Basterra La obra de Trajano (Rumania en un libro)que Akrn y Csed reedit en 2012 con un comentario exhaustivo al escritor al que rehabilita justamente, despus de que la crtica lo hubiera ubicado tal vez inmerecidamente en la esfera de los autores franquistas, y a la obra que escribi como consecuencia de su estancia en Rumania (1918 1920).

Ramn de Basterra, espritu contradictorio, es descrito por Mariano Martn Rodrguez en la complejidad del contexto de la poca. El intento del crtico es situar al escritor para que los lectores consigan mirarlo no como a un autor derechista sino como a un hombre profundamente implicado en el arduo debate de sus tiempos, con unas vanguardias que exigan el retorno al orden en Francia, con las corrientes preocupadas por la decadencia de las artes, de la literatura y de todo Occidente, etc.

Pareciera mentira que el intenso alboroto intelectual de los primeros aos del siglo XX, con todos sus manifiestos, corrientes artsticas, luchas, ideales, acusaciones, extremismos se hubiera quedado en tan poca cosa en nuestros das. La idea de que la crtica es mera simulacin no parece equivocada, sobre todo si tenemos en cuenta el escaso poder de generar cambios que la sociedad tiene.

La explicacin acadmica al fenmeno es que, una vez superado el absoluto y sus ideas (autenticidad, univocidad, verdad, etc.) el poco compromiso social con la poltica o los ideales es una reaccin del cansancio provocado por la misma bsqueda de absoluto, lo cual, a mi juicio, es una vuelta de tuerca para sentenciar absolutamente que el absoluto y sus cualidades intrnsecas no tienen relevancia puesto que no existen.

Al situar a Basterra en el contexto de profundos cambios de los principios del XX, Mariano Martn Rodrguez consigue alcanzar resultados que a priori no entraban en sus propsitos, como por ejemplo hacer ver al lector que a pesar de la decadencia (hoy solamente una idea nostlgica) y a pesar de larebelin de las masasel valor de la literatura es dictado en gran medida por la seriedad del autor y por el esfuerzo en conseguir buenas obras.

As, sita a Ramn de Basterra en el Novecentismo, recogiendo las palabras de Eugeni dOrs y de Ortega y Gasset, quienes admitan el mrito del escritor vasco de ayudar a elevar Bilbao a un nivel cultural que no haba tenido hasta entonces.

La descripcin del entorno circunstancial de Basterra, sus preocupaciones por regresar a Roma, que para l era la ciudad por antonomasia, en un sentido preocupado por establecer un orden simblico de valores fuerte, es un esfuerzo esclarecedor notable llevado a cabo por Mariano Martn Rodrguez para presentarnos al Basterra enamorado de Trajano, quien encarnaba para l el ideal de una cultura que premia a la mayora y que desatiende a las minoras con la intencin de promover un espacio mayor en el que todos tengan cabida.

El emperador ibrico representaba para Basterra tambin la idea de la unidad de laurbe, segn seala Rodrguez, en contraposicin con los movimientos irregulares de las tribus. Roma venci el reino de las tribus en movimiento y disgregacin constantes. Con ello quiere decir que venci el orden, la unidad, la funcionalidad, el orden en el caos. La idea del legado histrico de Roma del que el escritor estaba convencido estaba acorde con su modo absolutamente dicotmico de ver las cosas. Siendo contradictorio, apasionado, un hombre de contrastes que crea cometer errores como pecados, surgidos de las exigencias de la moral, qu mejor destino que Rumania, pas de contrastes y de paradojas?

Tal vez su eleccin de viajar al pas danubiano no fuera ms que una hoja de ruta que haba que seguir, la decisin ms acertada, el cumplimiento del paseo por los derroteros de la vida. No se sabe a ciencia cierta dnde puede llegar alguien, pero la explicacin que plantea Mariano Martn Rodrguez nos da la sensacin de que no poda ser de otra forma.

Una vez llegado a Rumania, en 1918, en un entorno hostil que coincida con la disgregacin de la Rumania Grande como consecuencia de la Gran Guerra, Basterra empieza a desempear su extraordinaria mediacin entre dos pases latinos, promoviendo intercambios culturales como por ejemplo la colaboracin de las academias espaola y rumana. Sus actividades le valieron la concesin de la cruz de oficial de la orden de la Estrella de Rumania por parte del Rey de Rumania. Nicolae Iorga reconoci tambin en 1920 que Basterra ha acabado su libro sobre Rumania, hecho que significa, segn Rodrguez, que aprendi el rumano, se empap de historia, literatura y cultura rumanas y escribi este ensayo entero en menos de dos aos, lo que constituye un buen indicio de su disciplina y capacidad de trabajo.

Rodrguez hace hincapi en la amistad de Basterra y Iorga, quin no dud en elogiarlo en su libroHombres que fueron, por ser un amigo de Rumania.

No se es amigo de Rumania si no se tiene cierta predileccin por el absurdo llevado a sus ltimas consecuencias y esta afirmacin que puede resultar molesta es en realidad una seal de apego a la anomala en un mundo que est consiguiendo igualar hombres y voluntades.

La labor de documentacin llevada a cabo por el investigador Mariano Martn Rodrguez es sobresaliente y consigue introducir al lector al tormentoso momento histrico de la dcada de 1920 y ms concretamente al momento comprendido entre 1918 y 1920, cuando Ramn de Basterra escribiLa obra de Trajano. Asimismo despierta el inters por el hombre Ramn de Basterra, ciertamente un personaje atpico por sus contradicciones y paradojas que no supo armonizar contrarios segn indicaba Ortega y Gasset.

Dicho todo esto, el mayor mrito del investigador Mariano Martn Rodrguez est en atraer a los lectores a un viaje por la historia de la historia, pues el viaje de Basterra en Rumania constituye en s una historia digna de contarse. Al mismo tiempo que escriba la historia de Trajano el emperador, Basterra daba cuenta de la situacin de Rumania, del pasado que muchos desconocen hoy.

El continuismo romano en la tierra de Zamolxis, el dios de los dacios, est fielmente retratado por los ojos del diplomtico y poeta espaol y la lectura de este libro representa literalmente, como en los mundos literarios de Balzac, tan reales como la realidad misma, un viaje por la historia de los personajes histricos recogidos por los libros, una minuciosa descripcin del contexto socio-cultural de las grandes ciudades Bucarest y Iasi, con sus diferencias de clase, con la frivolidad de sus fiestas, con los negociantes judos o con los musicantes gitanos; es un periplo por la hipocresa poltica reinante en la poca, por la carnalidad de un pueblo entregado a la fiesta, a la melancola, a la falsedad y a la poesa. Pero es al mismo tiempo una invitacin a conocer el verdadero motor, segn Basterra, de la Rumania de Debebal y Trajano, el campesino, la quintaesencia del pueblo, con sus costumbres arcaicas, con su poesa, su arte y su msica.

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