Embed Size (px)
Citation preview
Soledad defendida
Enrique Arias Beaskoetxea
Escribir es defender la soledad en la que vivo.
María Zambrano
Escribir libros sólo si te atreves a deciren ellos cosas que no le confías a nadie.
E.M. Cioran
Poema nº1
El hombre adormecidoque se acerca a la ventanaretira apenas la cortina.
Ante la amplitud del espacioprefiere observarcon ojos entreabiertoslos tonos de la mar,conjeturar sobre la marea,atisbar en la lámina del aguala presencia de viento.
Retiene una dosis de sosiegoantes de que huya del ánimo,serenidad parecidaa ese sueño extendidoentre la cama y la ventana.
Un mundo ante si,quieto o indiferente,aguarda un recién nacido día.
3
Poema nº2
El dueño de la casaha girado el felpudopara leer la palabra bienvenido,que sea lo primero que adviertecuando sale al mundo exterior.
Cada mañana le sorprendeel aire de las calles,le resulta extraño el pueblotiene que examinar sus casasdistinguir el idioma.
Parece que mundo y casafueran dos planetas lejanosque no se comunican.Acaso levemente se observan desde la distancia.
El encuentro de amboses apenas la duracióndel paso de una estrella fugaz,que traza una esteladestinada a desapareceren la oscuridad del cosmosy a permanecer en la memoriadel único vigilante atento.
4
Poema nº3
El lector de media tardelleva su cerveza a la mesapequeña en la acera, deja que el calor invadalentamente su cuerpo.
Bebe a pequeños sorbosmientras lee su librocon relajada atención.
El tiempo se muevea cámara lenta,acompasa el ritmodel aliento, se extiendesobre la lectura, el pensar.
Percibe la quietud de la tarde,perfecta y estableen su exigua existencia,quizá sea eso lo que busca:desaparecer en el instantecontenido en un suspiro.
Cuando el sol se ocultatras los montes,la sombra se adueñadel aire y el frescordel ocaso se apoderade su cuerpo inmóvil.
Un motivo para abrigarse,para retirarse a la casa,para rendirse a la noche.
5
Poema nº4
El lector se aísladel ruido que vagasin sentido en la calle,crea a su alrededoruna leve refugioprotector, perecedero.
Lee con atencióncada uno de los versosde un remoto poeta oriental.
Sobre el techo blancotiemblan ondas de aguareflejos de los últimosrayos de la tarde.
Siente el resguardodel crepúsculo, la calmade los versos que resuenanen el interior de su ánima.
6
Poema nº5
El nadador avanza sin prisa,el brazo entra en el aguacon los dedos bien unidos.
Rasga la superficie del aguaalargando el cuerpohasta formar alineadouna quilla humana.
Sigue un ritmo marcadopor escasas palabrasque repite en su mentesimultáneas al braceo.
Imagina que dibujauna línea en el aguauna recta existentetan sólo en su cabeza.
Una leve estela de espumadesaparece apenasunos instantes despuésde su paso por el agua.
7
Poema nº6
El madrugador a su pesarabandona la cama,humedecida por su cuerpo,para encontrar la noche.
En la oscuridadpermanece encendidala luz verdeal final del muelle,momento de regresode las primeras barcas.
Refresca su cuerpo,despierta su mentese dispone al encuentrocon el amanecer.
El esplendor de la aurorarompe en dos el espacio:arriba la bóveda celeste,abajo la mar somnolienta.
El cuerpo del observadorse enfría en el alba,los dilemas de la nochele han abandonado.Se prepara un nuevo día.
Siente que ha encontradosu lugar en el mundo.
8
Poema nº7
El nadador se deja caersobre las piedrasdel suelo adoquinado,nota la calidez del solsobre su cuerpo húmedo,pecho de latido alterado.
Quiere extender la calmaadquirida en la marderramarla en la tierra.Entretanto sus sentidosrecogen briznas de realidad.
En esos momentos buscala palabra precisapara un verso inacabado,la palabra que puedaapresar el aromaque portaba la amadapara un verso nuevo.
Una lucha se presentaentre la sensación,que le atenazaen medio de la multitud,y la necesaria quietud para percibir aquíla lejana experiencia.
La lenta construcciónde un nuevo poema.
9
Poema nº8
El extranjero pausadorecorre en silenciola ciudad enterradaen el sueño y el calor.
Recibe los sonidos de un idioma ajenoque desconoce, murmullosque le rozan a su paso.
Cada nueva mañanacamina rectilíneopor el mismo ladode la calle vacía.
Esa extrañeza le dauna cierta libertadfrente a los demás,aferrados a sus asuntos.
Confiesa, sin pesar,que continúa siendouna isla enajenada.
10
Poema nº9
El meditador se sienta,practica la atención,observación calladade la propia torpeza.
Los personales procesosen los que será, a una vez,objeto observadoy sujeto observante.
Según la enseñanza,verá pasar el avance,en cristal y azogue,de nubes reflejadastan sólo un instante.
Aprenderá a darbienvenida y despedida,a no ser arrastradopor la ilusión fugazde una existencia.
Suave con el aliento,reflejo en el espejotras el cual nada hay.
11
Poema nº10
El enfermo se parecea un animal asustadocuya intuición detectaantes de tiempoel temblor de la tierra,la bruma que se aproxima,la galerna que se formaen el interior de la mar.
Un pródromo que avisacon paso silenciosola llegada de sus males.
Huele el aire marinochequea la forma de las nubesescucha el repiqueteode la campana de viento.
Acopia datos rebuscadorde su salud que con los añosreunirá en un manual,tormentos que el tiempoha desplegado sin piedad.
Acaso mañana compruebeen su cuerpo, o en su alma,la extraña victoriadel saber presagiado.
12
Poema nº11
El airado quiere huir,antes de quebrarseen cristales lanzados,desde el centro del malestar.
Quiere ser la flechaque atraviesa mortalmenteel ruido del mundo.
Teme ser la adversidadla mirada dañinael látigo de voces hirientes.
Extiende la furiahasta la extenuacióndonde se comprendeque abrasa las manoscon su propio fuego.
Y al fin retirarse,retroceder a su territoriocuartel de inviernodonde curar heridas propiasy lamentar el daño ajeno.
Buscar la calma y la luzque se asienta en un jardínde rosales descuidados.
13
Poema nº12
El muchacho triste y solitarioaprendió, antes de tiempo,la experiencia del abandono.
Inmóvil frente a un muro.Una inmensa rosca gris.Y nada más. Y nadie más.
Vertical soportó el lastreen el centro del pechosin saber nombrarlosin poder narrarlo.
Elemental existióen su interiorde muchachodesarraigado, desprotegido.
El fatalista vioavanzar la tristeza,lenta y sin descanso,hasta inundarleparecida a una olaque sobrepasa un barco.
El destino golpeacontra el acantilado,hecho astillas de si mismo.
14
Poema nº13
El vigilante examinaen la cresta de las olasla fuerza del viento,indaga en la brumacon un largo hábitolas señales del destino.
Atiende un mensaje que traiga respuestas,las palabras lejanasel apoyo necesariola compañía ausente.
Ignora si el océanodestruyó el vidriocontra el acantiladoo si aún es arrastradopor las corrientes.
Desolado sigue la rutinade las mareasque en su retiradavierten despojos sobre la arena.
Una vez más quedasin respuestasu grito de socorro.
15
Poema nº14
El apático rebuscaentre sus viejos librossignos que ofrezcandefinitivas respuestasa una pregunta por hacer.
En el puerto viejoun ave planeacon las alas extendidas,deja que la corriente del aire la eleve y la desciendaapenas sin resistirse.
De forma aleatoriaescoge un tejadodonde posarse y mirarla lámina de agua y espuma.
Un libro entrega,en el final de la tarde,una mirada con perspectivay una cierta serenidadpara la búsqueda sin norte.
16
Poema nº15
El observador en el acantiladorastrea las crestas de espumaque llegan al pie de la atalaya.
Dilata la miradasobre la lámina de aguapara limpiar sus ojosdel encierro y la soledad.
Aspira el airecon aroma a saly con el suspirovacía el cuerpodolorido por la quietud.
El acantilado se prolongade este a oesteen placas de piedra;la mar late, se agita,renovación perenne de la rueda del flujo y reflujo.
El observador calmasu interior contenido,hunde recuerdos,aleja desprecios,se descarga, desembocalimpio de telarañas.
Fija los pies al sueloy se deja llevar por el ensueñode la navegaciónsin objetivo, sin rumbo.
Encontraráacaso un nuevo poema.
17
Poema nº16
El cuidador de los objetosde un mundo particularlimpia una capa de polvode los libros y piensaen los que queda por leer,en los que olvidó haber leído.
Ordena las películascon distinto criterio,busca obtener espaciopara aquellas futurasañadidas al catálogo.
Dobla la ropa secaque mañana planchará,comprueba los relojes.
Rememora anécdotasde los adornos que colmanlos estantes de la casa.Descoloca las sillasunos milímetros.
Busca la frágil seguridad,saber que cada objetotiene un lugar precisoengañosa permanenciaque permite hallarlos sin esfuerzo.
El mundo, su mundocon un ilusorio ensamblajeparecido a un buque de pasajeros.
18
Poema nº17
El oscuro percibe el ruidode los barcos, entrechocarde sonidos metálicos,el bramido del vientoentre las casas cerradas,el oleaje retirándosecon murmullo agónico.
La campana de vientoanuncia que el climaserá cortado por una espada.Llega el frío, el silencio,el instante apresuradoen un suspiro de ausencia.
Se recluye, huye del mundo,se emboza en busca del sueño,descanso de los anhelos.
Cierra contraventanas,amortigua las lucespara atravesar en silencioesta época temidade abandono y soledad.
La llovizna se pega a los cuerpos,la bruma avanza desde la marhacia las calles desocupadas.
Nadie llama a la puerta.El teléfono no suena.Cierra los ojos a las lágrimas.
19
Poema nº18
El escritor levanta la pluma,relee lo escrito, lo reconocelevemente, se trata de su letra.
Va a la ventana en buscade una palabra,apenas serena la respiración.
Encuentra las nubes estancadas,no se oyen gritos de niños,charlas de ancianosni siquiera un motor encendido.
Ha enmudecido el vientoy el tiempo queda a la espera.
Al ritmo de las mareasun temor se preparapara lanzarse, tomar su pecho;nada se mueve aúnen el crepúsculo gris.
Un aire de tristeza,un gesto suspendido,una lágrima por derramarsacuden su cuerpo.
20
Poema nº19
El inquieto se preparatemprano, con cuidado, desde la mañanapara la cita nocturna.
Busca objetos que llevará,los necesarios y los posibles,los reúne para verificaren dilatada rutinaque no olvida alguno.
Cuando la reunión llegala inquietud se disipa.La personas toman su sitio,lentamente se confluyehacia el singular grupo.
La luz de la luna llenaentra por el ventanalde una sala a media luz.
El inquieto respira suavemientras acoge en silencioel milagro de la compañía,la calma de los semejantes.
Un soplo que permaneceen el tiempo levemente,mas el inquieto se alimentade esa dosis, instantesbreves en tránsitoen su vida exigua, limitada.
21
Poema nº20
El insomne atrapa el dolorpermaneciendo inmóvilmientras espera la horade la primera luz rosada.
Entretanto conversasobre temas borrosos:la fruta madura,los amores malditos,la materia de los objetos.
La mente a saltos,perturbada y libre,recibe en su diálogo restos de conversaciónque se cuelan y añadena la desordenada charlaentre el insomne y alguienque no es sino él mismo.
Cuando llega el instantede la aurora, se incorporay sale al pleno aire,mas el verbo no se detienehasta que él se centraen los colores del alba.
Somos una conversación,decía el poeta,aquel que pasó media vidatotalmente enloquecido.La lucidez le llegabaal recordar sus versos,observando o perdiéndoseen la naturaleza renacida.
22
Poema nº21
El comprador de librosse detiene, escruta, duda;se muestra perplejoante una portadallena de desatinos,una contraportadacon lugares comunes,una biografíaentre leyenda y currículo.
Sigue tomando librosentre sus manos, leyendoprimeras páginas, poemassalteados, citasal inicio de un capítulo,títulos que resuenenacaso en su interior.
Mientras tanto,espera ese libroque encaje con su tiempo,no la hora de la libreríasino ese otro tiempo,el del momento oportunopara el lector.
Escoge libros esperandouna historia lejana,un pensamiento audaz,un poema que conmueva.
No siempre encuentralo que está buscando,mas con aciertos o erroresvolverá al mismo lugara rastrearlo que hoy no halló.
23
Poema nº22
El lector quiere disiparel peso de una tardede domingo casi otoñal.
La luz gris entrapor las ventanasinvadiendo toda la casa,apenas queda el silencioahora que desaparecenlos ruidos de la calle.
Lentamente se acercaal libro que acasoentreabra sus ojosa un mundo lejanoy ajeno a la materiaque le rodea y acecha.
Sílaba a sílabaes llevado por un ritmoque crea el espaciode expresión interna,atenta, centrada,que emerge de otras pautas.
Espacio y expresióndonde reside la poesía.
24
Poema nº23
El transeúnte vitalelude cada mañanatomar la manoque le une al mundo.
No hay pasión ahoraque le despierteel ansia de vivir.
En cambio, la decepciónse sucede en un flujoy reflujo verde agua,constante y desolador.
Alarga la jornadacon mínimos engañosa su desaliento,dejándose llevarpor la inerciadel tiempo y de las cosashacia la medianoche,el sueño y el olvido.
25
Poema nº24
El aprendiz de poetasuspende su tareaen días de mala marcuando tomar la plumaes abismo, riesgoa partirse en dos,hundimiento total.
Observa desde la ventanaolas que levantan espuma,sobrepasando diques,destrozando muelles.
Queda sin palabraspor temor a usarlas tantas veces dichas,las que perdieron valora fuerza de reiterar.
Quisiera un léxicoterrible y visualpara el temporal interiorque regresa cada año,parecido a mareas vivas,que nombre con verso nacientecada experienciade recuerdo y olvido,decepción tras el amor,abandono y soledad,dolor y nueva luz.
26
Poema nº25
El asténico llega al finaldel año con anhelode guardar el cuaderno,ultimar el poemario.
No sólo falto de fuerzassino necesitado de cierrede un ciclo de escrituracuando no queda yamás nada que exponer.
Llegará la primaverapara tomar las tijerasde podar, tachar versos,párrafos, poemas enteros.Eliminar lo superfluolo evidente y previsible,buscar palabras de recambioen diccionariosy reescribir completoaquel poema que tanto costóescribir pero que hoy resultaexcesivo, fuera de lugar.
Dice el poeta que la inspiraciónllega cuando se corrige,lo anterior es improvisar,palabras surgidas de la emoción,sin medida, falsamenteespontáneas, un arrebato.
El poema cierto llegaráal quitarse el escritorel traje de poeta, de artista,y vaya a lo profundode la conciencia y la palabradonde reside la experiencia.
27
Epílogo
“Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde unaislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, porla lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entreellas.
Pero es una soledad que necesita ser defendida, que es lo mismo que necesitar dejustificación. El escritor defiende su soledad, mostrando lo que en ella y únicamente enella, encuentra.
Habiendo un hablar, ¿por qué el escribir? Pero lo inmediato, lo que brota de nuestraespontaneidad, es algo de lo que íntegramente no nos hacemos responsables, porque nobrota de la totalidad íntegra de nuestra persona; es una reacción siempre urgente,apremiante. Hablamos porque algo nos apremia y el apremio llega de fuera, de unatrampa en que las circunstancias pretenden cazarnos, y la palabra nos libra de ella. Porla palabra nos hacemos libres, libres del momento, de la circunstancia apremiante einstantánea. Pero la palabra no nos recoge, ni por tanto, nos crea y, por el contrario, elmucho uso de ella produce siempre una disgregación; vencemos por la palabra almomento y luego somos vencidos por él, por la sucesión de ellos que van llevándosenuestro ataque sin dejarnos responder. Es una continua victoria que al fin se transmutaen derrota.
Y de esta derrota, derrota íntima, humana, no de un hombre particular, sino del serhumano, nace la exigencia del escribir. Se escribe para reconquistar la derrota sufridasiempre que hemos hablado largamente.”
Por qué se escribe. Revista de Occidente, junio de 1934 María Zambrano
28
