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 Sólo con un highlander La Romántica

Solo Con Un Highlander

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Slo con un highlander

La Romntica

Janet Chapman Slo con un highlander Highlanders en Maine V

Traduccin de Aurora Elizalde

El papel utilizado para la impresin de este libro es cien por cien libre de cloro y est calificado como papel ecolgico. sta es una obra de ficcin. Los nombres, personajes o incidentes son producto de la imaginacin de la autora o estn usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, con establecimientos comerciales, escenarios o acontecimientos es pura coincidencia.

No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin a un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico, mecnico, por fotocopia, por grabacin u otros mtodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infraccin de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Cdigo Penal) Ttulo original: Only With a Highlander Janet Chapman, 2005 Publicado de acuerdo con el editor original, Pocket Books, un sello de Simon & Schuster, Inc. por la traduccin, Aurora Elizalde, 2010 Editorial Planeta, S. A., 2010 Avinguda Diagonal, 662, 6. planta. 08034 Barcelona (Espaa) Diseo de la coleccin: Laura Comellas / Departamento de Diseo, Divisin Editorial del Grupo Planeta Ilustracin de la cubierta: Shutterstock Primera edicin en Coleccin Booket: junio de 2010 Depsito legal: B. 19.093-2010 ISBN: 978-84-08-09410-4 Composicin: Pacmer, S. A. Impresin y encuadernacin: Litografa Ross, S. A. Printed in Spain - Impreso en Espaa

Biografa Janet Chapman naci en Maine (Estados Unidos), donde vive a orillas de un lago con su marido y sus dos hijos. Trabaj como maestra, pero actualmente est volcada por completo en su carrera de escritora. El hechizo de Grey, su primera novela, fue publicada en 2003. Desde entonces no ha parado de escribir, y actualmente est trabajando en varios proyectos. En 2009, Booket public las obras: El hechizo de Grey, Amar a Morgan y La boda del guerrero, que forman parte de su aclamada coleccin de novelas sobre viajes en el tiempo. En 2010, las aventuras de los MacBain y los MacKeage continan con tres nuevos ttulos: Tentar a un highlander, Slo con un highlander y Secretos de highlander. Ms informacin en: www.janetchapman.com

Para Grace Morgan, cuya amistad es la verdadera esencia de la magia

Mis ms sinceras gracias a Liz Lima, por ayudarme a mantener mi vida en marcha mientras yo estaba tan enfrascada escribiendo este libro. Que sepas siempre que aprecio de veras tu amistad. Y adems tengo que decirte que, desde luego, das unas fiestas estupendas! A Liam Gavin, por concederme el maravilloso regalo de una actitud alerta y consciente. Cada vez que veas un cuervo, piensa en m. A las maravillosas personas del Arcadia Zoo de Trenton, estado de Maine, por permitirme estudiar de cerca a vuestros grandes felinos, en particular a los esplndidos leopardos. El conocimiento de los animales que cuidis solamente lo supera el evidente amor que sents por ellos. Las pocas horas que pas en su presencia fueron impresionantes y msticas. A Ping, por desafiar los ventisqueros de madrugada, antes del amanecer, para venir a trabajar conmigo, y por saber de un modo misterioso cundo yo necesitaba el abrazo de una gata ronroneante. Tienes el coraje de una poderosa pantera, amiguita, y el alma de una musa muy poco corriente. Y a Lisa y Nick, por darnos a Robbie y a m un queridsimo y perfecto nieto. Bienvenido al mundo, Alex!

Captulo uno

Winter MacKeage perdi el hilo de la conversacin en cuanto apareci aquella gran figura masculina. Sin embargo, Rose sigui hablndole, ajena al hecho de que el hombre ms guapo que haba pisado jams Pine Creek acababa de detenerse ante el escaparate de la galera de arte de Winter para mirar el cuadro que colgaba all. Dndole un codazo en el brazo, le exigi: Dile que tengo razn: dile a Megan que nadie cuchichea a sus espaldas... Eh! Rose subi el tono de voz al tiempo que la agarraba de la manga para volver a meterla en la conversacin. Tu hermana se cree que todo el pueblo la compadece. Winter apart la mirada de la divina aparicin del escaparate y, parpadeando, mir a Rose y a su hermana Megan mientras intentaba recordar de qu hablaban. Rose dio un suspiro. Maldita sea, Winter, aydame. Dile a Megan que no es la comidilla del pueblo. Por fin, Winter mir directamente a los ojos llenos de lgrimas de su hermana y asinti. A ver, es verdad que todo el mundo habla de ti, Meg... dijo, pero slo porque vas por la calle con la pinta de una mueca de trapo que hubieran dejado todo el verano bajo la lluvia. 11

Aprovechando el agarrn de la manga, Rose le dio a Winter un ligero empujn. Eso no me sirve! le espet, enojada. Winter se apart, se cruz de brazos y, sin hacer caso de Rose, le ech una mirada feroz a Megan. Siempre tienes la cara tan larga que es un milagro que no te pises la barbilla. Andas por ah arrastrando los pies como un cachorro apaleado alarg la mano para acariciar el cado hombro de su hermana y luego prosigui en tono ms dulce. El embarazo no es una enfermedad, Meg, ni tampoco el fin del mundo. La nica que te tiene lstima por aqu eres t, y si no cambias pronto, tu chiquiln nacer haciendo un puchero que se le quedar para siempre. De un manotazo, Megan MacKeage se limpi las lgrimas de la roja cara y recibi con una mirada asesina la sonrisa llena de ternura de Winter. A ver si dices eso cuando te rompan a ti el corazn y vuelvas corriendo a casa porque el amor de tu vida te haya abandonado despus de decirle que ibas a tener a su beb dijo en tono crispado. Winter la cogi por los hombros y se inclin ms cerca. Yo te quiero, Meg; mam y pap te quieren; Rose te quiere... Aqu en Pine Creek te quiere todo el mundo. Mira, el que, entre un millar de personas cariosas, un tonto imbcil no te quiera no compensa lo que t misma te ests haciendo pasar. Wayne Ferris es un zorro intrigante, demasiado imbcil para valorar lo maravillosa que eres. Tienes que olvidarte de l, Meg, y concentrarte en tu hijo. El estar todo el rato deprimida y llorando har que tu chiquiln an por nacer crea que no lo quieres. Megan mir ms all del hombro de Winter sin centrarse en nada, mientras el labio inferior le temblaba y los ojos volvan a llenrsele de lgrimas. Luego le dirig a Winter una mirada llena de desesperacin. 12

Yo crea que me amaba susurr... l deca que me amaba... Winter le apret con suavidad los hombros. Amaba lo que t hacas por su carrera le dijo igual de bajito, pero acampar en la tundra durante meses no combina bien con los bebs. Que Wayne eligiera... En ese momento, el tintineo de la campanilla de la puerta atrajo la atencin de todas. Justo cuando empezaba a volverse, Winter repar en que Rose tena la vista clavada en la puerta con una expresin de absoluta incredulidad; Megan tambin tena los ojos igual de abiertos y, adems, se le haba aflojado la mandbula... Y cuando acab de darse la vuelta, Winter incluso dio un paso atrs. Quin no sentira un puetazo en la barriga al verse en presencia de una masculinidad tan increblemente... viril? Aquel hombre era impresionante. Y, por lo visto, eso le planteaba un inmediato problema a ella, que ni siquiera reaccion cuando el alto y atractivo desconocido la salud con la cabeza. Aunque s que oy suspirar a Rose y not que Megan le daba con el dedo en la espalda. Eh... Qu desea? dijo Winter por fin. Unos enigmticos ojos, dorados como los de un tigre, la miraron, y Winter necesit toda su fuerza de voluntad para no retroceder otro paso. El hombre casi no se haba movido de la puerta, pero daba la impresin de llenar toda la amplia galera. El cuadro del escaparate es de una artista local? pregunt l. El sonoro y profundo timbre de su voz hizo que Winter se estremeciera, pero otro fuerte pinchazo en la espalda hizo que empezase a respirar de nuevo. Ah, s. La artista vive aqu mismo, en Pine Creek dijo mientras con un gesto sealaba la pared oriental de 13

la galera. Casi todos los cuadros son suyos. Todo lo que vendemos es de artistas locales... Las ltimas palabras las pronunci casi en un susurro, incapaz de apartar la vista del bronceado y hermoso rostro, de tipo duro, del desconocido. l se limit a devolverle la mirada con los ojos plegados de regocijo. Mire por ah cuanto quiera aadi ella con otro gesto desganado, dando gracias a que la voz le sonara normal esta vez. Y pregnteme lo que quiera. l la salud con una leve inclinacin de cabeza y le dio las gracias antes de dirigirse a la pared de los cuadros. Tan pronto como el desconocido apart la vista, Winter gir sobre sus talones para mirar de frente a Megan y a Rose, aunque ninguna de las dos se fij en su feroz mirada de advertencia porque estaban demasiado ocupadas contemplndolo boquiabiertas. Preocupada por si se daba la vuelta y las pillaba, Winter las agarr por un brazo y las llev empujndolas por delante hasta la trastienda. Basta ya dijo con tono crispado y en voz baja. Estis siendo groseras. Has visto lo anchos que tiene los hombros? susurr Rose, estirando el cuello para volver a mirar hacia la galera. Sin soltarlas, Winter se apart ms de la puerta. Rose Dolan Brewer, eres una mujer felizmente casada, con dos cros... No deberas fijarte en los hombros de otros hombres. Rose sonri. Puedo mirar, siempre que no toque. Habis visto el pelo? susurr Megan, an con los ojos muy abiertos y sin rastro de lgrimas. Va con un traje que probablemente cueste ms que todo mi ropero, pero lleva coleta. Qu hombre de negocios lleva el pelo largo? 14

Y esos ojos intervino Rose antes de que Winter pudiera responder... tienen un color tan intenso como los lingotes de oro. Se me han aflojado las piernas cuando te ha mirado, Winter. Esto es el colmo. Fuera dijo Winter, al tiempo que las empujaba hacia la puerta que comunicaba la trastienda de su galera con la Armera de Dolan. Vais a espantarme al cliente ms prometedor de hoy. Pasndose los dedos por el corto cabello castao, Rose solt un resoplido y se meti en su tienda. De camino, murmur: Dudo que nada asuste a ese hombre... Mndamelo a mi tienda despus. Mientras se alisaba la blusa se volvi a mirar a Winter; en su rostro haba una descarada sonrisa. Ya le..., bueno, ya le buscar una ropa ms adecuada para este sitio. Creis que habr venido en ese avin que lleg antes? Lo hemos visto bajar para aterrizar en el aeropuerto, y parece un reactor privado. Megan solt un suspiro. Dios mo, qu guapo es... A lo mejor debera quedarme para ayudarte a poner las figuras que Tom el Hablador ha trado esta tarde. Winter no tuvo valor para recordarle a su hermana que slo un mes antes, al volver del trabajo de campo de Canad, abandonada y embarazada de dos meses, haba jurado renunciar a los hombres, fueran guapos o no. Era muy agradable verla ruborizada por algo que no fueran las lgrimas. Gracias dijo con una cariosa sonrisa, pero creo que esperar a maana para colocar las esculturas de Tom. Megan ech una ltima mirada en direccin a la puerta de la galera, dio otro suspiro y luego sigui a Rose por el pasillo del material de acampada. Con suavidad, Winter cerr la puerta, se pas los dedos por su larga mata de ri15

zos rojos, se enderez en toda su altura de uno setenta mientras inspiraba para tranquilizarse y, por fin, volvi a entrar en la galera. Don Ojos de Tigre segua mirando la pared. Haba avanzado poco a poco hasta un cuadro que colgaba ms o menos a mitad de la tienda, y estaba con los brazos cruzados sobre el ancho pecho y la barbilla apoyada en uno de sus grandes y bronceados puos. La postura tiraba de la tela de su caro traje y la tensaba sobre un par de hombros extraordinariamente anchos. Cuando Winter se acerc al mostrador, l se limit a lanzarle una mirada de pasada y luego volvi a concentrarse en el cuadro. Contemplaba una gran acuarela que Winter haba pintado la primavera anterior y haba titulado Observadores de la luna. Era una escena nocturna ambientada en lo profundo de un bosque de montaa, inundada de luz de luna. Tres pequeos oseznos rodeaban el grueso tocn de un viejo rbol; la agobiada madre echaba un rpido sueecito mientras ellos jugaban entre las sombras. Un osezno estaba subido en precario equilibrio en el tocn, con el diminuto morro alzado hacia el cielo mientras le grua al gran disco plateado que se vea en el cielo tachonado de estrellas; sus hermanos miraban con expresin encantada, las caras baadas por la luna. Y si se contemplaba el cuadro el tiempo suficiente, al final se reparaba en todas las dems criaturas nocturnas que, ocultas en la sombra, observaban con curiosidad a los ositos. Era un cuadro que sola llamarles la atencin ms a las mujeres que a los hombres, tanto por su tema encantadoramente familiar como por su ambiente algo juguetn y mstico. Winter mir al hombre que estaba ante el cuadro. Era tan alto por lo menos como su primo Robbie MacBain, y Robbie meda dos metros con calcetines. Los hom16

bros eran igual de anchos; las piernas, igual de largas y musculosas debajo de aquel traje de corte perfecto; las manos, igual de grandes, anchas y de aspecto fuerte. Tena el cuerpo de un atleta, lo cual indicaba que, fuera quien fuese, no se pasaba todo el rato sentado en salas de juntas o revolviendo papeles. Igual que Megan, Winter se sorprendi cuestionando el estilo de su peinado, si de verdad era el prspero hombre de negocios que pareca ser. El cabello, tupido y suave, lo llevaba bien despejado de la cara y atado en la nuca con un fino cordn de cuero. No era demasiado largo; Winter supuso que, suelto, apenas rebasara los hombros. De repente se dio cuenta de que estaba mirndolo fijamente, con la misma grosera con que antes lo haban mirado Megan y Rose. Lanzando un silencioso suspiro, baj la vista al trocito de papel que Tom haba puesto en el mostrador cuando le llev su ltima remesa de figuras de madera. Era una lista corta, slo cinco tallas esta vez, observ Winter mientras trataba de concentrarse en algo que no fuese su cliente, y estaba escrita en diminuta letra negra, muy pulcra. La primera figura era una ardilla listada, y al lado Tom haba escrito el precio: ciento cincuenta dlares; la siguiente era un zorro que haba marcado a doscientos, y despus una trucha nadando, a cuatrocientos dlares, y un bho nival, a doscientos. Winter sonri al ver la ltima figura que apareca en la lista, cuervo cuidando a sus cras en el nido, marcada en un precio de mil doscientos dlares. Tom, o Tom el Hablador, como se le conoca de modo afectuoso en el pueblo, tallaba muchos cuervos y siempre peda por ellos un precio ms alto, a veces ridculamente alto. Lo asombroso era que en el ltimo ao y medio Winter haba vendido bastantes cuervos de Tom en la galera; 17

por lo visto, cuanto ms caro era algo, ms desesperados estaban los turistas por comprarlo. Tom el Hablador... Tena por lo menos setenta aos, haba aparecido por las buenas en Pine Creek una radiante maana de abril haca dos aos y medio, y casi siempre iba a lo suyo. No se saba mucho ms de l, aparte de que se le oa hablar solo cuando paseaba por el bosque: de ah el apodo de Tom el Hablador. Se le daba muy bien cuidar a los animales enfermos, y los del pueblo haban tomado la costumbre de llevarle sus mascotas en lugar de recorrer los sesenta kilmetros que haba hasta el veterinario ms prximo. Por lo que Winter saba, Tom no le haba dicho su apellido a nadie. Tras aparecer como de la nada, se haba instalado en una vieja cabaa abandonada al este el pueblo, en la montaa Bear, que se alzaba sobre la orilla oriental del lago Pine. Winter le tom cario enseguida al reconocer en l a un alma gemela. Igual que ella, cuando Tom creaba sus obras de arte, dotaba de cierta magia y misterio al bosque y a sus criaturas; como sus cuadros, las figuras de madera esmeradamente talladas a menudo eran ms msticas que realistas. Winter haba tardado casi un ao en convencerlo para que la dejara vender sus delicadas figuras. Sus necesidades parecan ser mnimas, y adems, con frecuencia, buena parte del dinero que ganaba con las tallas iba a otras personas. Cuando estaba en el pueblo, a Tom se lo encontraba a menudo en la Armera de Dolan, y todas las mujeres, desde las recin nacidas hasta las que tenan noventa aos, solteras o casadas, salan de la tienda con una caja de bombones. Rose haba empezado a hacer pedidos de chocolate a lo grande, al darse cuenta de que la tendencia de Tom a mimar a las damas siempre la dejaba corta de reservas. Acepta encargos? Winter alz la mirada conteniendo el aliento. Cmo se 18

le haba olvidado que tena un cliente en la tienda...? Y, en particular, aquel cliente. Perdn, cmo dice? pregunt. La artista dijo l, sealando con una inclinacin de cabeza la pared de los cuadros. Acepta encargos? Ah, s. S, acepto encargos. Una de las oscuras y masculinas cejas del hombre se arque. Estos cuadros son suyos... dijo en voz baja, ms bien para s mismo, mientras volva a mirar la pared. Tras observar en silencio y detenidamente la gran acuarela un instante ms, se volvi del todo hacia Winter, y su profunda mirada dorada se fundi con la de ella. Me quedo con Observadores de la luna, pero quisiera dejarlo aqu hasta que tenga una pared donde colgarlo. Esta vez le toc a Winter fruncir las cejas en un gesto de desconcierto. Una pared donde colgarlo? repiti. El desconocido avanz varios pasos hacia ella, luego se detuvo y esboz una media sonrisa que golpe a Winter como otro puetazo en la barriga. Era la sonrisa de un chiquillo engatusador y no pegaba con un rostro tan..., tan..., bueno, tan masculino. Voy a construir aqu en Pine Creek y quisiera dejarle el cuadro hasta que mi casa est acabada le explic; sin apartar la mirada, con un gesto de cabeza seal la pared. Djelo expuesto si lo desea: as entrar a mirarlo siempre que quiera. Ponga slo un cartel de vendido en lugar del precio, le parece bien? Tena que dejar de clavar la vista en los ojos de aquel hombre! As no poda pensar ni mucho menos seguir el hilo de la conversacin. Vaya, caramba... Estaba actuando de una forma ms tonta que Megan y Rose... Al fin, Winter apart con trabajo la mirada y ech un vistazo por el mostrador 19

hasta que encontr su libro de ventas bajo la lista de Tom. Despus busc un bolgrafo. Luego puso en orden sus ideas y, a continuacin, recuper el habla. No tengo problema en que lo deje aqu. Dgame, qu le ha llamado la atencin de Observadores de la luna, seor... seor...? Dej la frase sin terminar, el bolgrafo listo para escribir su nombre en la parte superior de la ficha, y alz la vista cuando l no respondi enseguida. Se lo encontr apenas a medio metro de distancia; sus ojos dorados de nuevo se fundieron con los de ella. Es Gregor dijo l en voz baja; su profunda voz hizo que Winter sintiera un escalofro por la espalda, Matt Gregor. Y siempre me han gustado mucho los osos. Bueno, aquello bordeaba el ridculo: no era ms que un to... De acuerdo, un to imponentemente guapo, pero es que ella actuaba como si no hubiera hablado nunca con un hombre y, mucho menos, se hubiera sentido atrada por ninguno... De nuevo Winter oblig a su mirada a apartarse de l y escribi su nombre en la ficha. Escribi el nombre del cuadro y luego empez a escribir el precio al lado. Una mano grande, increblemente clida, cubri la suya, y Winter dej de respirar. Alz la vista y se encontr a Matt Gregor sonriendo otra vez con aquella sonrisa de chiquillo, y slo pudo devolverle la sonrisa sin pensar. Veinte por ciento de descuento si me quedo con un segundo cuadro dijo l con una chispa de desafo en sus hermosos y dorados ojos. Quiero comprar tambin esa acuarela pequea de la pantera. Muy despacio, intentando con todas sus fuerzas que l no se diera cuenta de cmo la desconcertaba su contacto, Winter sac la mano de debajo de la suya. Lo lamento, pero la pantera no est en venta le 20

dijo. Es parte de mi coleccin particular. Slo est expuesta para llenar un espacio vaco en la pared. En un instante, la expresin de Matt Gregor cambi de la de un chiquillo a la de un cazador completamente alerta. Sus ojos dejaron de sonrer, y su penetrante mirada hizo que el corazn de Winter se acelerase de alarma. Pagar lo mismo por la pantera que por Observadores de la luna dijo con tranquila energa. Sin descuento por ninguno de los dos. Caramba! Cuando la miraba as, quera darle todos los cuadros de la galera..., y en particular la pantera... Winter apenas pudo contenerse para no soltar un fuerte resoplido. Era evidente que Matt Gregor estaba acostumbrado a conseguir lo que quera. Por otra parte, ella tambin. Gesader no est en venta le dijo, al tiempo que meneaba la cabeza para reafirmar sus palabras. Elija otra cosa que le guste y le har un descuento. l cruz los brazos sobre el pecho y la observ con detenimiento, ms o menos igual que haba observado sus cuadros. Winter sinti que una oleada de calor le suba a las mejillas pero, obstinadamente, le mantuvo la mirada, decidida a que no notase su incomodidad. Y luego se dijo que aquello era una leccin para ella: imponentemente guapo no significaba automticamente agradable; en realidad, a veces era absolutamente grosero. Claro que, por otra parte, tambin era estimulante. Winter no recordaba la ltima vez que un hombre la haba hecho sentirse tan irritada... Ni tan clida y confusa en su interior... Ni tan desafiada. Dej el bolgrafo, sali de detrs del mostrador y, pasando por delante de Matt Gregor, fue a la pared occidental de la galera. Una vez all, se detuvo ante un diminuto dibujo al pastel y se cruz de brazos. 21

Si le gustan los felinos, tengo este dibujo de un lince de Maine. Aunque se dio cuenta de que l se pona a su lado, sigui mirando el dibujo de un desconcertado lince que buscaba la liebre que iba persiguiendo; en el fondo, asomando apenas la cabeza por encima de un ventisquero, una liebre de patas blancas perfectamente camuflada observaba al lince. Si tiene intencin de construir una casa aqu, seor Gregor, tal vez desee obras que representan la fauna local. En Maine no tenemos panteras, pero s linces, linces rojos y osos. De dnde sac el nombre de Gesader? pregunt l, sin considerar la sugerencia. La mirada de Winter baj por la pared hasta posarse en la pequea acuarela del leopardo negro que sesteaba en la gran rama de un rbol; ella sonri con afecto. Es galico; significa hechicero. Galico... repiti Matt Gregor, al tiempo que se volva para mirarla de frente. Me pareca percibir un leve acento... Es usted irlandesa? No, escocesa. Winter exager el acento al responder; luego, con una inclinacin de cabeza, seal la tarjeta informativa clavada junto al dibujo y le tendi la mano. Winter MacKeage. La mano de l se la envolvi por completo; su apretn era clido y firme pero no apabullante. Un placer, seorita MacKeage. Volvi a elevar una ceja. O es seora? Seorita. Pero para mis clientes soy Winter. El apretn de l se acentu perceptiblemente. Todava no soy un cliente, seorita MacKeage. No hemos acabado nuestras negociaciones. Winter se oblig a dejar la mano dentro de la de l. Al tiempo que sealaba con la cabeza el dibujo del lince, le dijo: 22

El precio completo por Observadores de la luna y adems se queda Por los pelos... de una liebre a mitad de precio. Sin soltarle la mano, Matt Gregor dio un suave suspiro. Nada de lo que le ofrezca har que consiga esa pantera, verdad? Cuando por fin recuper la mano, Winter se la puso a la espalda y se frot los dedos mientras meneaba la cabeza despacio. Lo lamento, pero no est en venta. Trato hecho? l apart la vista para mirar varios segundos el dibujo del lince. Despus la mir de nuevo y asinti. Trato hecho dijo en voz baja. A continuacin quit la tarjeta de la pared, se acerc a Observadores de la luna y tambin le quit la tarjeta. Tras dirigirse otra vez al mostrador, las dej junto a la ficha de ventas que ella haba empezado a rellenar, mientras que Winter pasaba a la parte de atrs del mostrador y coga el bolgrafo. Sobre ese encargo... dijo l cuando empez a escribir. Ella se detuvo y alz la vista. Qu es lo que desea? Debo advertirle que no hago cuadros de cosas mecnicas. l volvi a cruzarse de brazos. No es un cuadro lo que quiero de usted, Winter MacKeage, sino su mirada. Winter dej el bolgrafo. Cmo dice? Su mirada de artista dijo l, siguiendo con el enigma. Quiero encargarle que elija el lugar donde debo construir mi hogar. Winter slo pudo mirarlo fijamente. Y luego quiero que haga una acuarela con el aspecto que debe tener la casa aadi l. 23

Para entonces ella estaba totalmente desconcertada. El aspecto que debe tener? repiti. Quiere decir a partir de los planos del arquitecto? Por lo general dan una maqueta para que la vea. l mene la cabeza. Todava no hay planos. Mi intencin es llevar su acuarela a los arquitectos y mandarles que diseen la casa que usted se imagine, situada en el lugar que usted elija. Ms que desconcertada, Winter estaba ya absolutamente estupefacta. Matt Gregor solt otro suave suspiro, puso las dos manos sobre el mostrador y se inclin hacia ella. Es una peticin sencilla, Winter. Hace dos aos compr la montaa Bear y ya estoy listo para edificar en ella..., en cuanto usted elija el mejor lugar y el mejor tipo de casa para aquella tierra. Pero por qu yo? l se inclin ms cerca todava. Porque he decidido que me gusta lo que usted ve en el bosque y lo que siente por l. Pero un hogar es una cosa muy personal. S asinti l de buena gana, mientras se pona derecho y volva a cruzarse de brazos. Pero cuando pase unos cuantos das conmigo recorriendo mi tierra, llegar a conocerme lo bastante bien como para que se le ocurra algo que me guste. Winter ya no estaba desconcertada: estaba alarmada otra vez. De repente se le ocurri una idea. No debera su esposa expresar su opinin sobre la clase de casa que usted construya? No estoy casado. Ah. Oh... Bueno... Tendr que pensarme su peticin. Soy artista, seor Gregor, no arquitecto. Matt dijo l en voz baja; meti la mano en la cha24

queta de su traje y sac una fina cartera de piel negra. Y le he explicado que no le pido que me disee la casa sino, sencillamente, que se la imagine y elija dnde debe situarse. Sac una tarjeta de crdito y la puso encima del mostrador junto a la an incompleta ficha de ventas. He tomado una suite en la Estacin de Esqu TarStone prosigui, al tiempo que sacaba una tarjeta de visita y la pona junto a la tarjeta de crdito. Llmeme al mvil maana por la maana a las diez y deme su respuesta. Entonces cogi el bolgrafo que ella haba estado usando, escribi VENDIDO con enrgicas letras negras al dorso de una tarjeta y se acerc a la clavarla junto a Observadores de la luna en la pared; despus volvi e hizo lo mismo con Por los pelos... de una liebre. Por fin Winter termin de extender la ficha de ventas, pas la tarjeta de crdito por el datfono, arranc la copia impresa de la factura de venta y se la dio para que la firmara. l garabate su firma con letra enrgica, cogi la tarjeta de crdito y el recibo y los desliz en la cartera. Luego pregunt: No le importa que deje mis cuadros aqu? No hay problema dijo ella. De modo que es usted dueo de la montaa Bear? Va a mudarse a Pine Creek o slo va a construir un refugio de vacaciones? Voy a construir un hogar, pero an no he decidido cundo me mudar aqu le dijo l, mientras volva a meterse la cartera dentro de la chaqueta. Eso depende de mi hermano. Su hermano? Matt Gregor sonri con expresin benvola, asinti y se dirigi hacia la puerta. All se detuvo y mir atrs. Espero que se rena usted conmigo en el vestbulo 25

del TarStone a las diez de la maana para decirme que ha aceptado el encargo. No me decepcione, Winter; no acepto bien el rechazo. Dicho eso, abri la puerta, sali acompaado del tintineo de la campanilla y desapareci en la calle de forma tan rpida y misteriosa como haba aparecido. Winter cogi la tarjeta de visita que l haba puesto en el mostrador. Matheson Gregor, deca en rotundas letras verdes; luego una direccin de Nueva York, pero ni rastro del negocio al que se dedicaba. Entonces ech un vistazo a Observadores de la luna. Le gustaban mucho los osos, le haba dicho. Y adems era el dueo de la montaa Bear. Otro estremecimiento recorri la espalda de Winter, pero esta vez sin pizca de calidez ni confusin. Lo que le haba llamado la atencin aquella tarde no eran los ojos de un tigre, sino los de un animal igual de impresionante. En galico, Matheson significaba hijo del oso.

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