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SONRISAS DE HIERRO David Alejandro Samaniego

Sonrisas de Hierro

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Novela de ficción Sonrisas de Hierro 2015Todos los derechos reservados únicamente al autor de la novela.15-Sept-15

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SONRISAS DE HIERRO David Alejandro Samaniego

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SONRISAS DE HIERRO

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DAVID ALEJANDRO SAMANIEGO

SONRISAS DE HIERRO

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Con amor incondicional y profundo respeto, dedico este libro a

Holger, Diana y Cándida los mejores padres y amigos de este mundo…

Manuel y Juan Pablo… dulces estrellas en el cielo…

Jorge, Jair, Franz y todos aquellos amigos que contribuyeron de una forma u otra a la realización de todo esto

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Prólogo

El instructor Hugo Strange se encontraba escudriñando por entre montones de cajas llenas

de objetos inservibles, al parecer buscaba algo que de un modo u otro le resultase útil para

constituir el sumario, de lejos sentado en una banca vieja y resbalosa Luciano observaba

atentamente sus movimientos. El instructor era algo viejo, pero se conservaba aún entero,

con una espalda erguida, terno casual, zapatos de lona y un sombrero cuyo aspecto

sobresalía por encima de todo su extraño atuendo.

De pronto Strange tosió aparatosamente mientras de una caja sacaba un paquete envuelto

en trapos sucios, y una nube de polvo se agazapaba por entre aquella mano pétrea.

Limpio el polvo con las yemas de sus dedos y empezó a desenvolver lentamente el

paquete, mientras daba pasos lentos sobre la madera crujiente de aquel sótano funesto.

A decir verdad, poco sabían de aquella casa, los enviaron a hacer un recorrido fortuito

inesperadamente, y en el camino conocieron su historia.

Había sido construida a principios del siglo, su dueño Leonardo Lodeiro, había llegado de

África a Europa, y mando a construir dicha casa para su mujer y su pequeña hija recién

nacida: Adelaide. La familia Lodeiro era de clase media, catalogada como amorosa y

tranquila, la infancia de la pequeña Adelaide había sido solitaria, y ya en la adolescencia,

se transformó en una de las mejores estudiantes de su instituto, pero su aspecto un tanto

tímido era algo que conjugado con su belleza daba mucho de qué hablar. Todo parecía

feliz en aquella casa, el señor Lodeiro salía a trabajar todos los días en una fábrica contigua

de Varsovia, llamada “Elet Fabrique Varsov Inc”, su mujer Danielle De Rossi, una pequeña

y hermosa mulata nacida en Saint Louise se quedaba al cuidado de la pequeña Adelaide, y

cuando esta creció, salió a estudiar al instituto de artes de Florencia. No era una familia

acaudalada, pero si provenían de familias reconocidas entre la élite aristócrata de la

región, Leonardo Lodeiro era descendiente directo de españoles afincados durante la

conquista, y había conocido a su mujer durante una visita de campo a sus tíos en Praga.

Pero un día todo esto cambio, el padre inesperadamente falleció de un infarto y la madre

lo siguió 3 años después, Adelaide se había quedado sola, y la gente solo supo asentir que

un día de repente desapareció.

Han transcurrido 25 años y ahora Luciano se encuentra sentado en el sótano frente al viejo

Strange que sigue absorto, recorriendo con la mirada un libro viejo amarrado con cuerdas;

rompió lentamente las cuerdas con una navaja alemana de corte ingles, y empezó a ojear

instintivamente sus páginas, lo cerró de golpe y la nube polvorienta envolvió su rostro un

tanto arrugado.

- Parece una novela o quizás un diario, es muy antiguo, pero tú sabes de esto, quizás

quieras darle un vistazo- dijo Hugo- dirigiéndose a Luciano

Y se lo entrego.

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CAPÍTULO 1

MULTIVERSOS

"No, no era el hecho de olvidar, era la intensidad del asunto, las ganas de ausentarnos… Como de buscar otros cielos. Yo quería quedarme te lo juro, pero tú emprendiste vuelo y te conocía tanto que sabía lo mucho que te gustaba volar, así que no te seguí, me quedé, te dejé libre, te dejé volar."

— Fer Dichter

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Aquella tarde Luciano recibió la noticia más feliz de su existencia, o por lo menos para él

hasta ese momento lo era, seria padre, el sueño de toda su vida, se estaba convirtiendo en

realidad; salió desaforado a contárselo a todo el mundo, no hubo persona en toda Varsovia

que no supiera que el pequeño Luciano Leodux iba a tener un retoño, la felicidad no cabía

en su semblante.

Recorrió el centro de la ciudad, mientras veía tiendas con ropa de bebés amontonadas en

los almacenes…- Sofía, si es mujer se llamara Sofía – repetía para sí mismo a cada paso que

daba,-en cambio, si es hombre se llamara David- o dependerá mucho de Denisse- pensaba

mientras tropezaba con un hombre que traía frutas en un canasto.

- Disculpe señor- le dijo Luciano, mientras le dedicaba una de esas sonrisas que solo

florecen en los momentos de mayor felicidad existencial humana.

- No hay problema, siga tranquilo señor- le respondió el hombre que por un momento se

había enfadado, pero al ver la felicidad de su semejante aliviano sus impulsos.

Luciano seguía caminando mientras imaginaba las sonrisas de su bebé junto a él,

imaginaba a Denisse su esposa más hermosa que nunca, sentada tomando por los brazos a

esa pequeña humanidad que en unos meses estaría en sus vidas.

Ser padre, era el último sitial que intentaba alcanzar, había cumplido sus sueños al

máximo, o por lo menos así lo creía él hasta ese momento, su esfuerzo había valido la

pena; con el paso de los años se convirtió en uno de los periodistas más afamados de la

región, publicaba en diarios, revistas y tenía apertura a la televisión nacional e

internacional; precisamente durante una visita en calidad de reportero a sus tíos Larregui

en Praga, fue que conoció a Denisse, una pequeña estudiante de medicina, y por pequeña

lo decimos en manera literal, media 1. 50.

Pero aquello no era impedimento para poseer una belleza sobrenatural que enamoró a

primera vista todos los sentidos de Luciano, quién desde el primer momento quedo

cegado por la fuerza infinita y en algunos casos dolorosa, llamada amor; dos años después

contrajeron matrimonio; a sus 25 años Luciano se sentía el tipo más afortunado del

mundo, trabajaba en lo que más le apasionaba, había acumulado suficiente dinero como

para comprar una modesta quinta a las afueras de Praga, pero Denisse prefirió ir a vivir en

Varsovia, por lo que Luciano terminó gastando mucho dinero en la adquisición de una

casa colonial en el centro de la ciudad.

La pareja vivió con emoción durante el tiempo que esperaban al bebé, él admiraba la

sonrisa de Denisse mientras ella hablaba de las cosas que harían cuando el pequeño

estuviese dando vueltas por toda la casa, así mismo soportaba sus antojos, que

misteriosamente o quizás intencionalmente se presentaban durante las madrugadas en las

cuales Luciano mejor podía dormir, sin embargo, jamás un reproche salía de sus labios,

juro protegerla y era lo que día a día haría por aquella mujer ,que innegablemente

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dominaba su corazón y sus sentidos; claro está, tenía también que soportar aquellos días

en los cuales las mujeres (y mucho más en estado de gestación) se comportan de manera

poco madura, sus berrinches que la mayoría de las veces terminaban en llanto

melancólico, eran para él ,la muestra ferviente de que su amada Denisse lo necesitaba más

que nunca, así que no encontraba mayor consuelo que acercarse lentamente a su oído y

decirle:

– Ven aquí-, abrigarla en un abrazo, soltarla y tomando su piano, dedicarle las mejores

canciones aun no escritas, pues mientras ella escuchaba, él, enamorado, desnudaba sus

miedos.

No sabía exactamente como seria su hijo, lo único de lo cual tenía certeza era que el día en

el cual llegase cambiaría por completo su mundo, y no estaba para nada equivocado.

Una mañana de Abril, Luciano se despertó más temprano de lo normal, había sido

azotado por una horrible pesadilla, en la cual su Denisse lo miraba fijamente a los ojos

mientras gritaba su nombre, y le pedía que cuide del bebe, el corría en dirección a ella,

pero por más que lo intentaba no lograba acercarse, de repente sentía como una

interminable luz blanca se extendía por todo el espacio y cegaba la claridad mientras los

gritos de un bebé sacudían sus oídos; la reacción siguiente fue tan fuerte que lo saco de la

cama sudando y con los ojos hundidos, Denisse asustada se sobresaltó con el movimiento

brusco de su acompañante de cama, y con la voz entrecortada le dijo:

-¡Luciano!-¿qué sucede cariño?-

-Nada, nada, es solo una pequeña pesadilla-respondió Luciano sacando los pies de las

sábanas mientras intentaba incorporarse inútilmente, pues hubiese parecido que aquel

sueño le había quitado sus fuerzas, extenuándolo por completo.

-¿Qué clase de pesadilla ha sido esta vez?- pregunto Denisse con mayor seguridad,

mientras se cubría con una bata.

-Como las que siempre que persiguen, pero esta vez ha sido un poco diferente-replicó

Luciano, incorporándose de la cama y caminando en dirección al tocador.

-¿Diferente? Explícate, no lo entiendo, ¿acaso está en ella alguien conocido?- pregunto con

interés Denisse mirándolo a los ojos fijamente.

Que ojos más hermosos tiene-pensó Luciano mientras la veía recién levantada con el

cabello castaño alborotado y unos enormes ojos verdes persiguiéndolo - ojala él bebe

tenga sus ojos, dijo para sí mismo con algo de emoción reflejada en una semi-sonrisa que

se esbozaba en su rostro, pero desaparecía en seguida cuando recordó la pregunta de su

esposa.

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-Sí, estas tú-le respondió Luciano con una expresión fúnebre - Es por eso que me he

asustado tanto, tu no deberías estar en ellos, es un problema mío, no tuyo- decía Luciano

mientras la desesperación se apoderaba de su cabeza- no quiero se vuelva a repetir todo

de nuevo- dijo mientras se acercaba al sofá y se sentaba

-Amor, el que esté yo en el sueño no significa que nos pasara algo a mi o al bebé –

Acuérdate lo que decía tu padre, todo es cuestión de percepción, no puedes vivir

atormentándote así, son solo pesadillas y ya-respondió Denisse mientras se acercaba y

sentándose junto a él lo abrigaba en un cálido abrazo.

Pero Luciano no podía sacar de su mente aquellas imágenes del sueño que le persiguieron

durante todo el día, pues pareciese que con ello se hubiese hecho mucho más pesado de lo

normal, además las condiciones lluviosas eran las propicias para estar pensando; No pudo

concentrarse y miraba fijamente la ventana mientras evocaba los recuerdos de hace años

atrás.

La imagen de aquella mañana en la cual igualmente, pero con 12 años menos, se despertó

sobresaltado de la cama, había soñado que Emilio su hermano menor caía en un pozo

vacío y mientras caía gritaba a todo pulmón su nombre, en ese tiempo era conocida la

condición de poeta de su hermano, y de lo ligado al mundo sentimental de lo cual se

encontraba, nunca pensó que aquello terminaría con su existencia.

Después de levantarse por la pesadilla, sus padres irrumpieron en su cuarto, su madre con

alaridos y su padre con los ojos llenos de lágrimas, jamás pudo sacar esa imagen de su

cabeza, llegar al cuarto de su pequeño hermano y encontrarlo colgado de una viga de

madera, y junto a él en el piso una carta que decía:

Quizás los multiversos que escribo sean más útiles fuera de este universo.

Los amo y siempre los amaré

Emilio.

Ahora no quería repetir la misma historia, jamás, y mientras lo decía las lágrimas

empezaban a recorrer sus mejillas- Aun no soy lo suficientemente fuerte pensó- y se

levantó de su sillón a buscar un café. Luciano tenía miedo, ese miedo insistente que recorre

cada centímetro del cuerpo cuando se sabe que un ser querido se halla en potencial

peligro, amaba a Denisse, la quería hasta en los veranos de trabajo más largos, y ahora él

bebé seria también su vida entera, no quería que esos sueños se volviesen a hacer realidad,

quería que los multiversos de su vida se quedasen junto a él y olvidar cualquier rastro de

sufrimiento pasado, a Emilio lo dejo volar, pero no quería que de nuevo su alma se

desvaneciese con una partida.

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CAPÍTULO 2

QUÉDATE

“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo y esa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”

- Pablo Neruda

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Aquél 23 de Octubre, Luciano se hallaba escribiendo un artículo de investigación literaria

en su habitación cuando de repente oyó un grito proveniente de la cocina y por un

momento su mente se paralizó, quizás de terror o miedo al saber que esa voz era de

Denisse, salió corriendo del cuarto y se precipitó por las escaleras a todo galope, encontró

a Denisse tendida sobre el piso, cubierta por un charco exorbitantemente ancho de sangre

e inconsciente, la cargo en sus brazos y salió lo más rápido que pudo hacia el auto, en el

camino el miedo se iba apoderando de su ser y repetía cada vez más fuerte - resiste, por

favor en un momento llegamos- mientras las lágrimas empezaban a florecer al ver la

incontenible cantidad de líquido vital que vertía del cuerpo de su esposa.

Al llegar al hospital, los camilleros actuaron lo más rápido posible, coincidentemente el

doctor encargado era un antiguo compañero de universidad de Denisse, puesto que el

doctor que regularmente atendía a su mujer no se hallaba en la ciudad, y puso a su

disposición los mejores equipos posibles; Luciano tuvo que esperar afuera y para él fue el

tiempo más largo de toda su vida, se daba las vueltas, tomaba agua, caminaba de un lado

a otro y el reloj parecía haberse detenido, la gente lo miraba con inquietud y el ya no

pensaba, simplemente se arrinconó en un sofá a pensar- todo saldrá bien- se decía para sí

mismo, - tendrás un hermoso bebe- repetía intentando convencerse; alrededor de las 2 de la

mañana, el doctor salió del consultorio con una cámara digital en la mano y la bata

manchada de sangre.

-Señor Leodoux- dijo con gravedad el doctor mientras se quitaba el gorro quirúrgico y se

acercaba lentamente hacia el sofá.

-Me temo que la intervención se complicó y tuvimos que realizar algunos esfuerzos, por

sobreponer a su esposa- una punzada acaricio el pecho de Luciano, se imaginaba que algo

no andaba bien con todo eso-

- Pero, ¿ella está bien no doctor?- profirió Luciano con una voz melancólica

- Si señor, logramos estabilizarla aunque perdió muchísima sangre- le respondió el doctor

con la vista perdida- sin embargo…- se quedó callado mientras abría su cámara para

mostrarle algo a Luciano.

-¡¿Sin embargo que doctor?! – Respondió un poco alterado y excitado por la forma tan

lenta de hablar del doctor- ¿Mi bebé?, doctor, ¿Dónde está mi bebé?- dijo mientras su

respiración se iba entrecortando pues su cuerpo empezaba a intuir lo peor.

- Me temo que su bebe falleció producto de un prolapso en su corazón durante el parto…-

la noticia retorció todos los sentidos de Luciano, simplemente se desplomó, jamás hubiese

estado preparado para eso -esto es una pesadilla- pensó- es solo eso, no tiene nada de real-

como me va a decir que mi pequeño a muerto- El semblante del doctor le dio a entender su

condolencia y le dijo:

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- Lo siento mucho señor Leodoux-y se alejó dejándolo en el piso sentado con la mirada

perdida

Luciano no lo entendía, como podía ser posible que el mundo fuese tan cruel, que Dios

fuese tan injusto como para quitarle de nuevo su otra mitad, su pequeño, su yo en

miniatura. Sintió como las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas pues ya no podía

contenerlas más, y comprendió que los hombres también lloran, no tenía a nadie a quien

abrazar, ni con quien soportar esa punzada en el pecho que le provocaba dolor físico y

emocional extremo, esa noche perdía su futuro, su vida libre, su más preciado tesoro, su

bebé.

Salió del hospital llorando y entro al automóvil, no sería hasta las 10 de la mañana cuando

se le permitiese ver a Denisse y tenía que tomar fuerzas para decirle que todos sus planes

se habían venido abajo; un temblor recorrió sus brazos y las lágrimas no cesaban de caer;

encendió el automóvil y empezó a recorrer la ciudad a toda velocidad, sentía un fuerte

impulso por terminar todo ahí y estrellarse contra cualquier cosa para terminar con el

sentido inútil de su existencia, pero recordó a Denisse y se esfumaron esos pensamientos,

sabía que él tenía que ser ahora el más fuerte de los dos para afrontar lo que se les venía,

pero… ¿cómo? ¿Cómo se puede ser el fuerte cuando todas tus esperanzas han sido

sepultadas?, en ello venia pensando, y no se había dado cuenta que eran ya las 5 de la

mañana, sus ojos estaban hinchados y pareciese que no podían emitir una sola lagrima

más, vio el reloj y cayó en cuenta de la hora.

-Aún tengo tiempo- pensó- será mejor ir a darme un baño-

Paro en un semáforo y compro un cigarro, mientras fumaba vio un hombre pasar de la

mano con una niña y un niño, y sintió como el corazón se desgarraba por dentro, cuando

era niño se desgarro una pierna, hasta ese momento creía que había sido el dolor más

profundo que había soportado, pero lo de ahora trascendía cualquier barrera, es inútil

intentar describir lo que sentía. Mucho menos cuando llego a casa y encontró la habitación

del bebé perfectamente decorada, con Mickey Mouse y Bugs Bunny estampados en las

paredes, y peluches perfectamente ordenados por Denisse para cuando él bebe durmiese y

se sintiese solo, precisamente ahora Luciano se sentía totalmente solo, y las lágrimas

volvían a brotar de sus ojos, provocando un dolor agudo en la retina, puesto que el

cansancio empezaba a hacer estragos en su cuerpo.

Tomo un baño de agua helada, con la esperanza de despertar de esa pesadilla viviente en

la cual se encontraba, eran las 7 de la mañana y Luciano estaba sentado en su escritorio

con la mirada fija en la puerta de la habitación contigua, que casualmente era la de su

bebé, de repente el teléfono sonó:

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- Buenos días, le saludamos de parte del hospital de Saint Louse, ¿tenemos el gusto

con el señor Leodoux?

- Efectivamente- respondió Luciano con una voz que reflejaba el profundo letargo en

el cual se hallaba sumido- ¿puedo ayudarlos en algo?-

- Sí, señor, para confirmarle que las visitas a su señora esposa estarán abiertas desde

hoy a las 10 de la mañana puesto que el doctor ha requerido un segundo chequeo.

- Está bien-contesto Luciano e inmediatamente cerro el teléfono, maldiciendo al

hospital pues bien sabía que su único interés era recibir su pago.

No podía mover ni siquiera una pierna, era como si todas sus fuerzas de repente se

hubiesen desvanecido, y agotado cayó dormido profundamente.

Se despertó sobresaltado, esta vez no tuvo ninguna pesadilla, sino que había aguardado la

esperanza de abrir los ojos y encontrarse en la cama junto con Denisse y que todo esto no

fuese la cruel realidad en la cual estaba, fue en vano, se despertó en el mismo sofá en el

cual había quedado, y con un desgano extremo se levantó de el en dirección a la cocina;

miro el reloj daban ya las 8 y 30 de la mañana, tenía tiempo suficiente para preparar algo y

vestirse, pero más que todo para reunir el valor suficiente y no quebrarse por completo al

ver a Denisse y tener que contarle que la más grande ilusión de sus vidas se había

esfumado, se vistió casualmente, no quería dar la impresión a su esposa de estar

deprimido y para disimular las ojeras ocasionadas por el llanto, uso unas gafas de sol que

se puso antes de entrar al auto y emprender el camino hacia el famoso hospital.

Durante el trayecto fue pensando en cómo decírselo a su esposa, sabía que el sería el

primero en verla cuando despertase, así que tenía que saber que decir exactamente, pero

por más que lo intento no logro articular palabra alguna a modo de preparación – Tendrá

que ser espontáneo y natural – dijo en voz alta para sí mismo, mientras doblaba en una

esquina angosta donde miles de chiquillos revoloteaban jugando con balones y juguetes

viejos.

Jugueteaba con los dedos sobre el volante, pero más que estar en este mundo, se hallaba

perdido en algo paralelo- recuerda tu que puedes- hablo una voz interior en su cabeza,

pero sus ojos empezaron a evocar el día cuando conoció que sería papá, no lo podía creer,

siempre lo había soñado, es más, recordó que cuando tenía 17 años le escribió una carta a

ese hijo aun no conocido y que ahora se encontraba en camino de conocer, pero… muerto,

al decir aquellas palabras en su mente, un vacío interior sacudió todo el cuerpo causándole

una sensación de redención, y la fuerza que había estado intentando reunir parecía

haberse desvanecido por completo.

Por fin había llegado al hospital, se bajó del auto y vio la fachada del edificio azul, jamás

su vida sería igual.

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Llego a la recepción y le pidió a la secretaria le dejase pasar a ver a su esposa, ella

cadenciosamente le coqueteo al principio, pero declino de ello, cuando el enfatizó al decir

-Quiero ver a mi esposa, por favor-

- Sala 41, habitación 17- dijo la secretaria ya sin la dulzura del principio e invitándolo a que

se retirase lo más pronto posible.

Mientras caminaba sintió un leve roce en la espalda, al voltear vio a Irina, la hermana de

Denisse, una chica de unos veintitantos años, pelirroja, mucho más alta que su esposa, con

ojos verdes azulados sesgados con marcas de nacimiento a forma de pecas junto a los

pómulos, quién con lágrimas en los ojos le dijo: - lo siento – el solo la abrazó y suspiro

profundamente, no quería derramar más lágrimas, no antes de ir a ver a su princesa.

Quizás Irina lo adivino por que le acarició el mentón diciéndole

– Él bebe está en la sala 15, lo he vestido con lo mejor que pude comprar y simplemente

espera por ti-

-Quería vestirle yo- replicó Carlos con un sonido quebradizo en su voz

-Me he adelantado- Ven tienes que verlo- Se parece mucho a ti- enfatizó Irina con ojos de

mujer apiadándose de un cachorro que acaba de ser herido

Lo tomó de la mano y el simplemente se dejó guiar por la pelirroja, el camino le pareció un

suplicio completo, ascendieron por algunas gradas y usaron el ascensor en 2 ocasiones,

Luciano se dio cuenta que el edificio era mucho más grande de lo que creía, hasta que por

fin llegaron frente a la puerta marrón de cedro que tenía un rotulo:

ZONA DE NEONATALIDAD

El corazón se le aceleró al pensar que quizás fue un error y su bebe se hallaría vivo, en

alguna otra parte .Entraron a una sala donde había montones de cristales con bebés

durmiendo como pequeños osos, acurrucados, con mantas y otros más pequeños,

conectados a máquinas de oxígeno, se acercó a una caja y vio a una bebé (reconoció que

era mujer por su mono rosado, con orejas de conejo) , ella, era la única entre alrededor de

25 niños que se hallaba despierta, y observaba atentamente a Luciano con grandes ojos

fijos color negro y unas pestañas totalmente curvadas- Eres hermosa- le dijo Luciano

viendo sus ojos, ella articulo un sonido, inentendible, quizás en muestra de

agradecimiento al primer cumplido de su vida.

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Luciano es por aquí- susurró Irina, intentando sutilmente decirle que su hijo no se hallaba

ahí, él la siguió y empezó a sentir como un frio se colaba por sus manos, y sus piernas

temblaban como dos locomotoras.

Llegaron a una sala ampliamente iluminada con mesas azules por todos lados, y en ella

una pequeña caja blanca, en la cual bien, hubiese podido caber un conejo o quizás un gato.

Irina con los ojos abiertos le dijo : Ve es ahí- indicándole el sitio

Luciano la quedo viendo y se dio cuenta que ese era solo su momento, y ella quería darle

la oportunidad de “conocer y despedirse” del pequeño con privacidad, Luciano siguió

caminando hasta la caja y alzando la vista pudo distinguir, un rostro iluminado, tenía las

cejas pobladas como las de su esposa, el color de sus ojos quizás nunca lo sabría, tenía una

frente angosta con rasgos conocidos para él, los suyos, observó sus labios morados por el

frio, pero con una sutil señal de sonrisa, o solo era su imaginación, pero daba la impresión

de hallarse dormido y estar esperando el momento preciso para despertar y abrir esos

párpados rompiendo en llanto, en secreto el esperaba que sucediese eso, pero las

esperanzas se desvanecieron cuando con los ojos pasmados, tomo una de sus pequeñas

manos frías y abrazo su cuerpo pequeño, emanaba un olor celestial, no podía creer que

aquel Ángel estuviese dormido…para siempre.

No lloró, creía que aquel encuentro con su hijo no era digno de llanto, más bien tenía que

ser motivo de felicidad, Irina había abandonado la habitación y ahora si Luciano frente a

su hijo empezó a relatarle sus emociones:

- Hola pequeño amigo, estas muy guapo, probablemente tendrías muchas

admiradoras en el colegio, por lo menos muchas más que yo y todos los demás

hombres de la tierra juntos, definitivamente no creo que te parezcas a mí en eso,

creo que es algo más de tu madre que mío, créeme traía locos a todos en la

secundaria.

Como…explicarte lo que siento, perdóname en primer lugar por no ser fuerte

como tu si lo has sido, es confuso tratar de asimilar todo esto de la mejor manera, y

espero algún día sepas entenderme, no sabes la felicidad que causaste en mi

cuando supe que vendrías a este mundo, me sentía tan seguro, tan invencible, tan

preparado, pero no fue así….Contigo he aprendido a sacar muchas cosas de mi que

ni yo creía que eran posibles, contigo he aprendido a ser un hombre de verdad.

No te imaginas las ganas que tengo ahora de que abras los ojos y me veas, poder

escuchar tus palabras, tus balbuceos, poder darte mi mano en cada caída, poder

atraparte y comerte a besos, poder platicar contigo de Fútbol y de los mejores

programas televisivos, hablarte de lo hermosa que es tu madre al oído para que tu

sepas que tienes la mejor madre del mundo, porque la tienes, te siento y es tan

compleja la situación que no se si en algún momento la entenderás, espero que sí,

que me entiendas y me permitas entenderte, ahora que estas guardado en mi

interior, que eres tan indefenso y tan grande a la vez y ya no dependes tanto de mí,

Page 16: Sonrisas de Hierro

más bien yo dependo de ti, que te siento seguro y alejado de todo este exterior

lleno de miedos, de dificultades y conflictos, pienso en cómo no alejarme de ti,

cuando ahora es inevitable, me duele no poder enseñarte tus primeras virtudes y

defectos, me apena no poder darte música y letras eternamente, pienso en cómo

lograr que nada de eso te toque o te lastime, e imagino que desde esta barrera todo

será más difícil, pues ahora me tocara a mi superar los efectos del mundo, te amo

pequeño, siempre lo haré, me duele no poder enseñarte a conducir, mientras te

platico de mujeres con sus ventajas y desventajas, me apena no poder llevarte a tus

primeras fiestas, mientras tú te arreglas tras el espejo del auto, me quiebra no

poder compartir contigo tus logros, fracasos, amores y sufrimientos y pido para

que allá arriba sepas guiar mi vida, no… no podría hablar de todo lo que siento,

porque ni yo si quiera lo sé, solo tengo claro que te adoro y que jamás amaré a

alguien de la forma en la cual te amo a ti. Cuídame pequeño y a tu madre también.

Hasta siempre.

Al callarse notó como una lágrima bajaba de sus mejillas y caía en las diminutas manos de

su bebé, lo miro de nuevo y agachándose poso sus labios sobre la mejilla izquierda de

aquel pequeño pedazo de humano- Buena suerte Andrés- le dijo y salió de la sala.

Afuera Irina aguardaba con impaciencia, y al encontrarse no hizo alusión alguna al

momento que acababa de pasar, simplemente le dijo con voz cálida mientras tomaba la

mano de Luciano para despedirse- Afuera están tus padres, ya han sacado de la sala a

Denisse y está estable, en unos minutos despertará, será mejor que vayas con ella, yo me

encargaré de arreglar todo lo del bebé- el asintió con lo cabeza y salió dando pasos lentos,

al parecer la impresión de haber conocido a su hijo lo hacía sentirse fuerte,

inexplicablemente sintió como si en una de sus manos un calor le recorriera y le animara a

buscar a su esposa.

Efectivamente al salir de la sala encontró a sus padres sentados en la sala de espera, pero

junto con ellos, una gran cantidad de personas más, los padres de Denisse preocupados

empezaron a preguntar por su hija, él les tranquilizó diciéndoles que en unos momentos

iría al cuarto para ver cómo se encontraba, además sus primos estaban presentes ahí y lo

abrazaron quizás en señal de condolencia pues ya sabían lo del pequeño Andrés, estaba

decidido se llamaría Andrés, como su abuelo.

Pero lo que más le llamo la atención, fue la presencia distante de dos hombres vestidos de

negro que lo miraban fijamente, hasta que los reconoció, se separó del resto y se dirigió a

ellos, mientras en el camino uno de ellos se paraba y abría los brazos para recibirlo,

cuando Luciano llegó se estrecharon en un enorme abrazo cargado de intensidad y aprecio

- Luciano - susurró el hombre con cabello ondulado, y ojos negros- lo siento mucho amigo

mío-

- Francesco- respondió Luciano con los ojos cerrados y sintiendo que aquel abrazo era todo

Page 17: Sonrisas de Hierro

lo que necesitaba ese momento para recobrar su fuerza – cuanto tiempo, gracias por venir

amigo

Al separarse, el otro hombre vestido de negro se sacó las gafas y le dijo a Luciano: - Te

hemos buscado durante años-

-Lo sé Pietro- respondió Luciano con los ojos languidecidos – Los he necesitado mucho-

- Y nosotros a ti- afirmó Francesco- e inmediatamente los 3 se abrazaron como niños que

acaban de marcar un gol al final de su receso.

Luciano sintió que no podía contener todo esto por más tiempo, rompió a llorar en los

hombros de Luis mientras Francesco le acariciaba la cabeza, y le susurraba- Tranquilo

viejo, la esperanza aún no está perdida-. Luciano lo sabía, aún le quedaba su princesa, y

lucharía por ella ante cualquier maleficio, recordó las palabras de Benedetti:

“Eres mi conjuro contra la mala jornada”

Y eso era Denisse para él, su fórmula secreta, la princesa que no podía perder jamás su

corona, recuperó la compostura, y disculpándose de sus amigos se dirigió a sus padres,

ellos con una mirada lastimera lo acariciaron y su padre le dijo- Ve ahora ella es quien más

te necesita –

Había postergado demasiado aquel encuentro, era hora de ver a Denisse, porque

seguramente estaban muriéndose de la angustia al no saber absolutamente nada de su

bebé, Luciano hubiese dado la vida entera porque su hijo se encontrase sano y salvo, pero

tenía que afrontar la dura realidad. Paso por un largo corredor, mientras ordenaba las

ideas en su cabeza convenciéndose a sí mismo de la fortaleza que debía reunir para decirle

todo lo que acababa de suceder, al doblar por un pasillo, llego a la puerta 17, y el corazón

empezó a palpitarle con rapidez, respiro hondo y empujo la manija dorada que aseguraba

la entrada

Ahí estaba Denisse, acurrucada del otro lado sobre la cama, Luciano supuso que estaba

dormida, así que predijo que lo mejor sería sentarse a su lado a esperar que despertase,

lentamente se sacó su chaqueta y subió las mangas de su camisa hasta la altura de los

codos , y se sentó en una butaca de madera, en frente de ella, observó su rostro claro, con

una apariencia de niña dormida, le recordó a la imagen de su hijo y no evito plasmar una

sonrisa -cuanto se hubiesen parecido, incluso en el humor, quizás Andrés hubiese sido un

sentimentalista e irritable como Denisse o quizás peor, hubiese sido un sentimentalista

demasiado soñador como yo- dijo para sí mismo mientras recorría con su vista el rostro de

la mujer de la cama.

Cuanto la amaba, no imaginaba sus días sin ella a su lado.

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De pronto, Denisse abrió los ojos de manera imprevista, y clavo su mirada sobre el

hombre de enfrente, Luciano sintió una punzada en el pecho y comprendió que había

llegado el momento.

Denisse aun con la vista perdida, quizás como consecuencia de la anestesia aplicada, dijo:

-¿Dónde estamos Luciano? ¿Qué pasó con el bebé? ¿Está bien?

Aquellas preguntas enmudecieron por completo a Carlos, pues precisamente esas eran las

preguntas que menos quería topar en aquel momento, así que simulando tranquilidad, se

arrodilló junto a Denisse y le acaricio la cabeza, diciendo:

- Lo importante es que estamos bien, rompiste fuente y estás en el hospital cariño-

- ¡Que! ¿Y el bebé? Luciano dime que paso con mi hijo- replicó Denisse con un tono de

desesperación evidente en su voz lastimera y cansada. Luciano se dio cuenta de la

dificultad en la cual se hallaba, sería posible, ¿Sería tan valiente como para decirle

fríamente, ¡nuestro hijo murió!? ¿Después de todas las esperanzas y la alegría de saberse

madre, tenía que ser el quien rompiese la ilusión de un ser tan divino como Denisse, de un

solo sopetón?

Una vez más volvió a cuestionar a Dios. Pero una voz interior le dijo al oído – Solo hazlo-

así, que tomo la mano de su esposa, cerró los ojos en una especie de ejercicio de

interiorización, guardo una vez más aire e intento buscar las palabras más adecuadas con

las cuales hablar, hasta que finalmente le dijo:

- Sabes que te amo más que a cualquier cosa en el mundo ¿verdad?, y que he jurado

protegerte siempre de todo peligro, Sabes que amo con mi vida al pequeño Andrés,

porque he decidido que se llame como mi abuelo, y escúchame pase lo que pase de aquí en

adelante, recuérdame como me ves, amándote, acariciándote, sin importarnos el tiempo,

ni el lugar, solamente amándonos, como el primer día cuando te vi salir de aquel salón

azul de medicina, ¿ recuerdas? , como el primer beso, como la primera caricia, y jamás por

favor, jamás te vayas de aquí sin mí, porque yo no existo sin ti, no vivo sin tu voz, mucho

menos sin tus caricias, y ni hablar sin tus besos, lo que te ofrezco es amor, porque no tengo

más que hacer, que ofrecerte eso, porque quiero hacerlo, porque necesito hacerlo, porque

sé que en el fondo tu estas enamorada de mí, aunque a simple vista no lo parezca, pero

cariño, este amor no es por necesidad, tu sabes, el peor error del hombre es creer que el

amor se busca, como si fuese un almacén, cuando tú y yo sabemos que el manual del amor

y del olvido están pegados uno a uno por hojas llamadas caprichos, y que solo se pueden

separar y leerse cuando el verdadero amor llega, y precisamente es lo que llego a mi vida

al conocerte, y ahora, me duele en el alma, se me parte el corazón decirte que nuestro

pequeño, no resistió las eventualidades de este mundo tan cruel, y partió un poco más

pronto que nosotros, el fruto de aquel amor que nos tenemos, simplemente se nos

Page 19: Sonrisas de Hierro

adelantó…

En ese momento abrió los párpados y observo a Denisse con la cabeza levantada

mirándolo fijamente con aquellos penetrantes ojos verdes, brillosos, y cargados de

melancolía mientras lágrimas empezaban a brotar sobre sus mejillas, Luciano tomó su

mano con más fuerza y termino diciendo:

-Y ahora, él aguarda desde allá arriba por nosotros, pero antes tenemos que superar

muchas pruebas, muchísimas, y para todo tenemos que estar juntos- Y en una especie de

presentimiento finalizó- Nunca, me digas hasta nunca, cariño-

Denisse lloraba a mares abiertos, y Luciano solo acariciaba su larga cabellera castaña, en

una especie de consolación compartida, pues él también se partía por dentro.

De repente su esposa, dejo de llorar y secándose las lágrimas con las mangas de su bata

médica le dijo:

- Quiero ver a mi bebé-

- Denisse, lo están vistiendo ahora, te prometo que lo traeré yo mismo cuando esté listo-

- No mientas, quiero ver a mi bebé- replico Denisse con la voz alterada

- Pero ahora no puedes cariño, aun estas enfer….-no pudo terminar la frase, pues su

esposa lo interrumpió con un grito

- ¡Entiende de una jodida vez, que quiero ver a mi hijo! ¿O acaso intentas escondérmelo?

¡Tráeme a mi bebé!- la histeria de su esposa lo sorprendió tanto, pues era la primera vez

que la veía así.

Intento apaciguarla acariciándole la cabeza, pero ella empezó a golpear todo a su

alrededor, y zafándose de la cama se paró de golpe, rompiendo botellas y golpeando en el

pecho a Luciano repitiendo la frase: -¡¿Por qué mi hijo?!- -¡¿Por qué mi hijo?!- -¡¿Por qué mi

hijo?!-

Hasta que por fin cayó al suelo mientras Luciano la sostenía, y ya en él, seguía golpeando

el pecho de Luciano, pero esta vez ya no con ira, sino más bien con sufrimiento, mientras

lloraba y gemía desesperadamente sobre el torso de su compañero de vida

El sonido provocado había causado tanto revuelo que pronto 3 enfermeras y el doctor

entraron al cuarto y al observar la escena se quedaron pasmados, las 3 enfermeras

intentaron levantar a Denisse, pero ella, con lágrimas en los ojos suplicaba a Luciano que

se queden juntos, el doctor no lo permitió e implantó una dosis de etorfina, para calmar a

la pequeña mujer que luchó con sus últimas fuerzas hasta que se durmió profundamente

Page 20: Sonrisas de Hierro

Luciano abandono el cuarto cuando colocaron ya en la cama a Denisse, al cerrar la puerta

se recargo sobre la pared contigua y se sintió desfallecer, empezó a llorar como un niño,

imparablemente, mientras sentía el contacto del frío parapeto sobre su espalda.

Aquella noche Luciano se encontró consigo mismo, y no precisamente fue la mejor

experiencia, se enfrentó a sus miedos, conoció a su hijo, y lloro por su esposa y su vida,

aquella noche Luciano se encontró con la realidad del mundo.

Después de estar recargado en la pared y una vez los doctores se hubieron marchado,

Luciano ingresó silenciosamente de nuevo en el cuarto, y encontró a Denisse conectada a

una máquina de oxigeno provisional, quizás la mantendrían dopada durante algún

tiempo, tomo su mano y la beso lentamente, el contacto de la piel de Denisse con sus

labios lo fortalecían, se sentía más valiente, y justo en el momento cuando se acercaba a la

puerta para marcharse, escucho un sonido extraño, regreso hacia donde Denisse y escucho

claramente como ella con los ojos entreabiertos le decía :

Quédate esta noche junto a mí por favor.

Page 21: Sonrisas de Hierro

CAPÌTULO 3

SIN ELLA

"Ella me pidió tiempo; yo le di mis lunas y mis soles, mis segundos los minutos y mis horas. Le ofrecí un octubre acompañado de, 11 meses, envejecer con ella, y hasta le obsequié mi reloj de arena. Ella me pidió tiempo. Creo que las definiciones en su diccionario, no son las mismas que en el mío."

— Ecatzin

Page 22: Sonrisas de Hierro

-No puedo más-

- No podemos más- replico Denisse ofuscada ante el comportamiento infantil que tenía un

evidentemente embriagado Luciano

- Como… voy a poder seguir, si cada maldita noche, lo único que haces es llorar en la

cama y ni si quiera tienes el valor de mirarme a los ojos- decía Luciano mientras

inútilmente intentaba incorporarse del sofá en el cual había caído la noche anterior al

llegar a la madrugada-

-Lloro porque tú no has tenido el valor de ser el hombre que prometiste ser-

-Te recuerdo que también tengo sentimientos-

- ¿Y yo?- ¿Crees tú que vivo feliz a lado de un hombre que no pudo ponerse los

pantalones?-¿Un hombre cobarde que prometió amarme y lo único que hizo fue

convertirse en alcohólico para así destruirse a sí mismo?

- Yo no soy cobarde- Y te necesito

-Dime para que me necesitas, si lo único que haces es llorar cuando te emborrachas-

-Y tú crees que eso es cobardía, para que sepas expreso mis sentimientos-

Denisse disimulo una risa, mofándose

- Eres un completo idiota- dejo diciendo y se alejó a pasos apresurados hacia la cocina.

Luciano cerró los ojos e intento disipar su mente, el panorama era nublado, y de repente

todo se tornó negro, empezó a escuchar gritos de su esposa, y de un bebé, pero el

magnetismo de una extraña corriente lo hacía seguir sujeto al sofá, hasta que todo se hizo

blanco…

Despertó, sobresaltado y empapado de sudor, con la camiseta de Manowar rasgada, un

intenso dolor envolvió su cabeza, y se la agarro diciendo:

- Maldición, de nuevo una pesadilla- e inmediatamente se dispuso a bajar de la cama

En el camino a la cocina fue pateando botellas de whisky y ron regadas por todos lados, al

llegar a la cocina se quedó meditabundo al ver en el frigorífico una foto donde estaba el,

Page 23: Sonrisas de Hierro

con 5 años menos abrazado a la cintura de Denisse quien en ese entonces no era más que

una jovencita estudiante de medicina

- Cuanto pasa el tiempo- pensó para sí mismo- Y cada día te extraño más aun-

complemento dirigiéndose a la fotografía y acariciando con el dedo índice el rostro de la

mujer de la foto

Recordaba como si fuera ayer todo lo sucedido en el último año, la voz de Denisse al llegar

a casa después del hospital, ofreciéndole un café, y a él sentado en el mismo rincón donde

ahora se hallaba engulléndose el café de forma apresurada, y sin ni siquiera prestar

atención a que era lo que realmente tomaba

Recordó cómo, aquella noche, no pudieron dormir, y se mantuvieron abrazados mientras

lloraban juntos, el intento controlarse, pero le fue inútil, con Denisse no se podía fingir, las

emociones eran puras con aquella mujer, no entendía como pudo perderla en tan poco

tiempo.

-Soy un idiota- sentenció, olvide amar a la mujer de carne y hueso por mantenerme

idealizando a la mujer de mis sueños- y encendió un tabaco blanco

Ciertamente todo cambio en su relación luego de la pérdida del bebé, al principio

empezaron a sufrir juntos, pero después, Luciano decidió que era momento de salir, pero

olvido un pequeño detalle, el ayudar a Denisse a salir con él, olvido el sentido total del

amor, ese amor totalmente desinteresado que había inculcado durante años, lo olvido y la

factura fue muy cara, perdió a su media vida, a su amante, a su Denisse.

La soledad para él era un camino estrepitoso que conducía hacia niveles de depresión

inimaginables, lo había escuchado durante años, pero nunca creyó que llegaría a sufrirlo,

se estaba deprimiendo, y la causa principal por la cual perdió a Denisse había sido

precisamente eso, el verse solo, lo hizo refugiarse en el alcohol, primero llegando días

saltados a casa ebrio, después todos los fines de semana, hasta que despertó cuando

comenzó a embriagarse todas las noches solo en la casa, y su esposa no lo aguanto, lo

encaro primero de manera sutil como siempre lo había tratado, pero luego esas conexiones

mágicas que hasta ese momento habían tenido se terminaron, y empezó la técnica de la

indiferencia ante los problemas del otro.

Luciano seguía pensando absorto mirando fijamente el piso, mientras el tabaco blanco se

consumía en su boca.

Recordó como aquella tarde del 23 de Marzo, Denisse preparo una cena esplendorosa con

el motivo de festejar un nuevo aniversario de matrimonio, él se dirigía a casa cuando en el

camino se encontró con Andrea un viejo amigo de universidad, quien le presento a un

hombre muy curioso llamado Hugo, jamás imagino que este tipo sería quien al final de

Page 24: Sonrisas de Hierro

todo le devolvería el ánimo y las ganas por seguir luchando, Andrea lo invito a unas

copas, Luciano en un principio las acepto, pero Hugo con la tranquilidad más litúrgica del

momento le dijo:

- Veo que traes rosas y no creo que seas capaz de dejar al amor de tu vida sola, por estar

con unos fanfarrones como nosotros-

Luciano se quedó atónito al escuchar esa frase e inmediatamente se despidió de ellos,

entró en el auto, manejando a toda velocidad a casa, donde una hermosa mujer lo

esperaba, vestida de rojo, aquella noche fue la última en la cual sus corazones

compaginaron de nuevo.

Aquella revelación lo hizo entrar en razón por algún tiempo, pero no fue por mucho, no

creía como pudo haberse terminado todo de manera tan inesperada, lo único en lo cual

tenía total seguridad era en decir que Denisse tuvo mucha culpa en su ruptura.

Él quería amor y quería amar, pero después del bebe ya nada fue igual, Denisse no

hablaba si no era para pedir algo o para comunicar una noticia que creía era de interés

mutuo, pero para nada mas, los “te amo” dejaron de circular por su vocabulario, los

abrazos de cintura se empezaron a hacer cansones, y las salidas juntos cada vez mucho

más limitadas.

-Quizás ese sea el error de las parejas- pensó- el creer que porque ya se enamoró de ti, no

tienes que hacer las mismas cosas que sirvieron para enamorarla-

-Pero a pesar de las conductas de Denisse- expresó Luciano en voz alta- yo tuve mucha

culpa en todo esto, me aleje del mundo a mi alrededor, incluso de la mujer que era para mí

la vida entera-

-Los dos éramos uno solo, y fragmentamos este cuerpo solido que creíamos tener-

Se dio cuenta de que aquel tabaco en su boca se había consumido por completo, y decidió

cambiarlo, por algo más fuerte, pero el momento en el cual iba a encender de nuevo el

cigarro, sintió los deseos de salir a la calle y correr como nunca para así olvidarse del

mundo, quería olvidar sus penas, incluso olvidarse de sí mismo, así que se levantó de la

silla en un santiamén y se dispuso a arreglar la cocina; lo hizo en 5 minutos, se quitó la

ropa que llevaba, aun con el efecto del alcohol en su cuerpo, mientras sentía que gotas de

sudor se desparramaban por su espalda, y entro a la ducha de agua helada, que quería

sentir desde hace ya mucho tiempo.

Sintió como el agua bajaba por su cuerpo, mientras sus nervios se apuntaban y extendían

en tanto una corriente eléctrica se apoderaba de la punta de sus dedos, esa ducha lo hizo

mejorar, o por lo menos para el sí, sintió como el agua helada le quitaba por completo los

efectos de las botellas ingeridas, ya no sintió ese mismo dolor en su espalda, y se sintió con

Page 25: Sonrisas de Hierro

la fuerza de convicción necesaria como para salir a buscar a su Denisse donde quiera que

se encontrase.

Por la tarde arreglo la casa lo mejor que pudo, tiro las botellas vacías y dio un literal baño

de perfume a todo, pues no quería que ese olor a muerte lo siguiese persiguiendo, no

entendía nada a su alrededor o quizás entenderlo no era el principal objetivo.

- Nadie entiende a las mujeres y aun así los hombres se enamoran- pensó para el mismo

- No creo tenga sentido alguno el entender la vida si al fin y al cabo perdemos la razón

siempre- medito mientras encontraba un bóxer bajo la cama

Su cambio de actitud no se veía influenciado por alguna razón en particular, aún ahora el

nuevo Luciano se sigue cuestionando ante la interrogante de saber que o quien hizo que

aquella mañana tomara la decisión de reencontrarse consigo mismo, quizás la

combinación de Johnny rojo con Ron italiano y canciones de Dorian, o quizás ese sueño-

pesadilla que llevaba persiguiéndolo ya dos semanas enteras seguidas pueden haber sido

las causas, sea como sea las palabras de Neruda lo decían claramente:

“Algún día en cualquier parte,

en cualquier lugar

indefectiblemente te encontrarás

a ti mismo

y esa,

solo esa,

puede ser la más feliz

o la más amarga de tus horas”

Y aquel día Luciano se encontró consigo mismo.

Al principio considero que aquel sueño sería una revelación, talvez en algún lugar Denisse

lo necesitaba, pero después creyó que tendría que ser más escéptico- Ella no es quien me

necesita, yo soy el que la necesita- dijo en voz alta mientras se cambiaba de ropa, y se

ponía el terno que usaba regularmente cuando salía a hacer entrevistas importantes.

Hace ya 5 meses que perdió el trabajo en el diario, el llegar ebrio a tomar notas no es muy

recomendable en un periodista famoso, mucho menos en un tipo que había ganado el

prestigio a punta de libros, revistas y secciones literarias.

- Toda una vida hablando del amor, para venirlo a perder como un idiota- expreso

con rabia mientras el nudo de la corbata se convertía en una avalancha de tirones

mal hechos.

Page 26: Sonrisas de Hierro

Luego de intentar numerosas veces el mismo nudo, y hasta conseguir algo que por lo

menos se asemejase a un nudo racional demoro 30 minutos en ello.

No sabía exactamente porque se había vestido formal, ni porque quería salir de casa, lo

único palpable en todo aquello era que quería desesperadamente buscar a Denisse y

encontrarla, pero… ¿Cómo hacerlo? No tenía la más mínima idea acerca del lugar en el

cual se pudiese encontrar, perdió el total contacto con ella, en eso iba pensando mientras

caminaba lentamente hacia el escritorio del cuarto contiguo y se sentaba frente al

computador dorado que siempre lo había acompañado en las noches lluviosas de

escritura…

-Quizás mi error fue dedicarle menos tiempo del cual se merecía- dijo en su mente

mientras presionaba el botón negro de encendido, hace mucho no usaba aquel

computador, precisamente desde el día en el cual lo despidieron del diario, fue la última

vez que había escrito una carta dirigida a su madre, contándole su situación, y ahora con

un suspiro acariciaba las teclas suaves, mientras intentaba ordenar las ideas en su cabeza,

no había cambiado mucho el panorama desde el día en el cual Denisse decidió dejarlo, tal

vez cansada de ese ánimo desarraigado y poco convincente de su esposo, que caía casi en

la depresión elocuente, Luciano suspiro de nuevo desanimado, mientras el computador le

pedía una actualización inmediata, así que aprovecho ese momento para recostar su

cabeza en la parte posterior de la silla, mientras en su mente una nube de recuerdos

empezó a desempolvarse:

Recordó como esa noche de Mayo, deprimido, decidió escuchar canciones de

Extremoduro y Vetusta Morla solo, mientras intentaba a través de los tragos evitar las

lágrimas, era un momento tan extraño pues se sentía solo, juzgado, sucio, perdido, odiado,

y odiaba, sabía que esos sentimientos no eran propios de él y eso le hacía entrar en un

estado de desesperación consumada, quería romper con todo, quería romperse a sí mismo,

pero no pensó en Denisse quien con lágrimas de pena, empacaba sus cosas en la

habitación que era del bebé, él noto como Denisse se paraba en frente suyo, mientras con

sus ojos verdes le pedía suplicante que parase, pues necesitaban hablar, el con una actitud

casi arrogante no lo hizo más bien subió el volumen al equipo de sonido, ingiriendo a

tragos agigantados más vino tinto, se sentía invencible mientras bebía y eso lo hacía creer

fuerte para no desmoronarse. Pero olvido a su pequeña Denisse quien ese momento lo

decidió todo, decidió ponerle fin a algo que para ella no tenía compostura, Luciano aun

con los ojos cerrados sobre la silla esperando a que el computador se actualizase recordó

aquello que lo hacía estremecerse, esa maldita discusión de la siguiente mañana, que aun

retumbaba en su cabeza a voces vociferantes:

-No puedo más-

Page 27: Sonrisas de Hierro

- No podemos más- replico Denisse ofuscada ante el comportamiento infantil que tenía un

evidentemente embriagado Luciano

- Como… voy a poder seguir, si cada maldita noche, lo único que haces es llorar en la

cama y ni si quiera tienes el valor de mirarme a los ojos- decía Luciano mientras

inútilmente intentaba incorporarse del sofá en el cual había caído la noche anterior al

llegar a la madrugada-

-Lloro porque tú no has tenido el valor de ser el hombre que prometiste ser-

-Te recuerdo que también tengo sentimientos-

- ¿Y yo?- ¿Crees tú que vivo feliz a lado de un hombre que no pudo ponerse los

pantalones?-¿Un hombre cobarde que prometió amarme y lo único que hizo fue

convertirse en alcohólico para así destruirse a sí mismo?

- Yo no soy cobarde- Y te necesito

-Dime para que me necesitas, si lo único que haces es llorar cuando te emborrachas-

-Y tú crees que eso es cobardía, para que sepas expreso mis sentimientos-

Denisse disimulo una risa, mofándose

- Eres un completo idiota- dejo diciendo y se alejó a pasos apresurados hacia la cocina.

- ¡Denisse! ¡Ven aquí!- No puedes simplemente irte y dejarme como si nada sucediese

- ¿Y tú crees que nada sucede?-

- ¿ Crees que no me siento mal al ver como el hombre en el cual había depositado todo mi

amor acaba destruyéndose así mismo porque no tiene la valentía necesaria de sacar

adelante una familia?-

- No somos una familia-

-¿Entonces que somos?-

- No lo sé… pero para ser una familia necesitamos hijos y tú y yo no los tenemos-

-¿Es por el?- ¿Es por él bebe todo esto?-

- No es por él, porque él debe estar allá arriba tranquilo, mientras tú y yo aquí discutimos

por todo-

- ¿Entonces por qué es?-

-Porque ya no eres la mujer de la cual me enamore-

Page 28: Sonrisas de Hierro

-Y tu mucho menos el hombre por el cual me volvía loca-

- ¿Hablas en serio?

- Si, ¿y tú?-

-Para nada, jamás dejare de quererte.-

- Tú lo has dicho, pero amar es distinto, y al parecer ni a ti mismo te aprecias- Denisse

tomó sus maletas y las levanto mientras Luciano atónito miraba la escena, hasta que

cuando ella se disponía a levantar la manija de la puerta para salir, él la tomo del brazo

mientras, le decía con los ojos desorbitados pero a la vez tiernos:

-Mírame a la cara y dime que ya no me amas, y podrás irte de mí vida para siempre-

Denisse vio sus ojos cafés con dulzura por un momento, pero luego un negro titánico se

extendió por todo su aspecto y dijo mirándolo fijamente a la vista:

- Lo siento, ya no te amo- Y aquellas palabras fulminaron de un solo tiro las esperanzas de

su corazón perdido.

De repente Luciano abrió los ojos de un solo golpe, y cayó en cuenta de que se había

dormido por algunos minutos, cuando vio el reloj efectivamente habían sido algunos

minutos de sueño profundo: exactamente 2 horas. Ya con el computador encendido

empezó a buscar sus escritos por entre montones de carpetas, mientras desechaba las que

él consideraba inservibles, hasta que al revisar su correo personal, descubrió un email que

le había llegado hace 2 días proveniente de la cuenta de Hugo Strange, el amigo de Andrea

que conoció aquella noche, cuando tuvo la cena de aniversario con Denisse, abrió el

mensaje y precisamente era Hugo, con una nota que decía lo siguiente:

Querido Luciano:

Sé que debes estar ocupado ligado a tu oficio y vocación de escritor, sin embargo me he permitido la

impertinencia de escribirte para comunicarte que hoy han dejado una vacante como editor en el

diario, si quizás te interesa, me gustaría que te contactaras conmigo.

Fraternalmente Hugo.

PD: Mi número es 0678 0998345678

-Perfecto- pensó- volveré a tener un trabajo decente- quizás pueda recuperar mi vida a

partir de ahora- pero no sabía que aquello apenas era el principio de una gran aventura,

sin pensarlo más llamo al número de Hugo y se contactó con él en un santiamén. Fue

como si aquel trabajo lo hubiese estado esperando una vida entera, se integró de

inmediato y poco a poco volvió a recuperar el ánimo que había perdido durante tanto

Page 29: Sonrisas de Hierro

tiempo, sin embargo le faltaba aun lo más importante de todo: el amor ; ese amor

incandescente que recorre las venas de las personas y los hace creer invencibles, el mismo

amor de un niño por un juguete querido, pero al metaforizar esto, caemos en cuenta de

que nos convertimos en “juguetes” de un capricho, desechables, inservibles, tan vilmente

usables, y era lo que Luciano no quería que sucediese de nuevo, que su amor, se

metaforizase en un “juguete del tiempo”, dominado bajo un sustantivo tan escueto

llamado olvido, pero ¿era posible olvidar? Se preguntaba Luciano cada maldito día que

transcurría, porque se encontraba en momentos de soledad internos donde su corazón

susurraba ligeramente: /Vuelve/, no creía posible que la mente humana olvidase tan

pronto a algo que en algún momento lo hizo feliz, más bien creía totalmente que si aquel

olvido existiese muy de seguro tendría forma de mujer, la forma de Denisse.

Porque ella le pidió tiempo, pero sus relojes eran demasiado distintos Y sin ella nada sería

posible de nuevo.

Page 30: Sonrisas de Hierro

CAPÍTULO 4

SONATA

“Vive mirando una estrella siempre en estado de espera. Bebe a la noche ginebra para encontrarse con ella. Sueña con su calavera y viene un perro y se la lleva, y aleja las pesadillas dejando en un agujero unas flores amarillas pa' acordarse de su pelo. Sueña que sueña con ella y si en el infierno le espera... quiero fundirme en tu fuego como si fuese de cera. Antes de hacer la maleta y pasar la vida entre andenes, deja entrar a los ratones para tener quien le espere. Sueña con su melena y viene el viento y se la lleva, y desde entonces su cabeza sólo quiere alzar el vuelo, y bebe rubia la cerveza pa' acordarse de su pelo. Sueña que sueña la estrella siempre en estado de espera; vuelve a coger la botella y pasa las noches en vela, ...siempre en estado de espera.”

Standby - Extremoduro

Page 31: Sonrisas de Hierro

Decidió quedarse esa tarde en casa, mientras limpiaba cuidadosamente el volumen

extraído de esa habitación antigua que había ido a visitar con Hugo la tarde anterior.

- Es muy antiguo – dijo con la voz cansada por el esfuerzo hecho al limpiar

exhaustivamente cada parte del libro.

Tenía una especie de candado antiguo en su costado izquierdo, y reconoció 3 letras

doradas hechas con caligrafía perfecta, sobre lo oxidado del seguro- A.S.L- no le dio suma

importancia a las letras, pero guardo el candado esperando encontrar algún día el sentido

de aquellos rasgos.

Abrió el cuaderno con cuidado y emano un olor delicioso de sus páginas, en ese momento

sintió como aquello podría cambiar todo por completo, descubrió la primera página donde

en un boceto particular se hallaba dibujada la figura de un ojo azul remarcado a los lados,

era precioso, su forma, su estilo de dibujo, todo el formaba un conjunto de características

que lo hacían único.

Para estar más cómodo Luciano decidió levantarse e ir a sentarse sobre el escritorio de

siempre, pero cuando lo intento, una hoja cayo de entre las páginas del diario sobre sus

pies, desdoblo la hoja amarillenta, quizás por el tiempo en el que había sido escrita y decía

lo siguiente:

Bordeaux, Enero 17, 1987

Querida Adelaide:

Mi alma se consume en el inmenso fango de la desolación, desde el día en el cual tú no estás a mi

lado, no he podido sacarte de mi mente, y tu imagen recorre peregrinamente cada 5 minutos mi

cabeza, no sabes la falta que me hacen tus besos, tus caricias, tu esencia perfumada alrededor de mi

onda de sentimientos, me pregunto qué harás ahora en este momento, de verdad te extraño, y me

duele no poder haberte dicho todo esto en su momento, no creo importe ya ahora, lo único esencial

en todo esto es saber cómo estás tu cariño, he hecho muchas cosas desde el día en el que resolviste

perderte de vista para siempre, terminé mi universidad de artes y ahora ya puedo presumirte de mi

profesión humilde de director musical

Seré breve, te extraño, extraño milimétricamente cada parte que convertía tu forma en mi vida

entera, sé que es absurdo creer que me haya enamorado tan profundamente con tan solo 17 años,

pero créeme cuando te digo que jamás he querido a nadie, de la forma en la cual te quiero a ti, porque

después de todo este tiempo, no he logrado encontrar a nadie que me ayude a quitarme las cicatrices

que dejó el fuego en tus labios en mi piel, porque no he encontrado tu olor en otro cabello, ni el color

de tu sonrisa en otra boca, porque después de todo lo que nos hemos causado, te sigo queriendo igual

Page 32: Sonrisas de Hierro

o más profundamente que el primer día, porque te extraño Adelaide y mi voz se apaga de tanto

repetir tu nombre.

Espero tu respuesta, con todo el amor del mundo:

Darmian Bonucci.

Luciano permaneció inmóvil parado sobre el frio piso, mientras releía una vez más la

carta, así que se trataba de colecciones de correspondencia, o de un diario, pronto la

curiosidad invadió su mente y hojeo rápidamente las hojas de manera que encontró 2

cartas más una fechada el 23 de Agosto de 1987 y la otra el 1 de Enero de 1990.

Decidió leerlas de una vez mientras un calor le recorría por el cuerpo, aquel chico llamado

Darmian estaba tan o más enamorado de la chica del diario, que el de Denisse, así que

quería conocer pronto el desenlace de esa historia, al leer la carta un frio se caló por su

pecho, e hizo subir de tono sus mejillas de manera que lo estremecieron por completo las

palabras allí halladas, después de eso tomó la carta y la soltó al piso quedándose rígido

como una roca, mientras en su cabeza unía cabos, al caer la carta en el piso dejó al

descubierto el contenido, que con caligrafía perfecta decía lo siguiente:

23 de Agosto de 1987

Querida Adelaide:

He esperado con emoción la respuesta a mi carta pasada, y creo ha sido en vano, pues siento que la

recibiste pero no has podido marcar para mí una respuesta posible ante tanta infinidad de aquello

que seguramente quieres decirme, frente a ello, me he tomado la atribución de escribir una nueva

carta para ti, quizás con el mismo argumento de la anterior, pero no con las mismas palabras, ahora

tu recuerdo es más profundo y a veces me encuentro hablando solo tras el mostrador, buscando

palabras exactas que decirte para cuando volvamos a vernos, he inventado mareas nuevas y

navegado en barcos de olvido totales, sabes lo que me gusta el misterio y por eso he resuelto dedicar

lo que queda de mi vida a averiguar él porque del sufrimiento humano, en mis últimas

investigaciones encontré que quizás el sufrir se ha convertido en una necesidad humana por

excelencia, pero quiero preguntártelo a ti, ¿Crees que es necesario sufrir para sentir verdadero

amor? Claro existen contadas excepciones, como las chicas enamoradas que escriben poesía y

arrugan los papeles por no dárselos a su amado, cuando este en realidad desea que expresen sus

sentimientos, como consecuencia todos sufren, las dos partes crean necesidades mutuas de

extrañarse, pero… ¿Qué sucedería si solo una parte extraña? ¿Si solo una parte sufre? ¿Existiría

relación alguna? Es lo mismo que yo me pregunto cada día al recordarte, a veces siento que tu

sientes lo mismo que yo, a veces creo que no sientes nada y más bien es algo duro de transformar, a

veces ni siquiera yo comprendo el sentido de mis palabras y trato en vano de averiguarlas, no se

exactamente para que o quien escribo, lo único de lo cual tengo seguridad absoluta es de que te amo,

te extraño y pese a todo aún te espero

Page 33: Sonrisas de Hierro

Y por último decidí combinar recuerdo con melancolía sintiendo como las palabras desgarraban de

mi mente las voces del pasado decidí escuchar el eco del silencio perdido decidí acabar con la lucha

interminable de esta vida contuve el aliento y salte al fondo para reencontrarme con lo que perdí de

vista hace algún tiempo salte a la espesura buscando los aparejos extraviados de loco extenuado

termine el poema barato de abril e intente comenzar una nueva historia intente soñarte ,quererte

sentirte, intente perder la inocencia y recuperarla como a un pájaro perdido y no logre recobrar tu

sonrisa no logre confortar el vacío ,ya no se siente lo mismo sin ti esta noche, ya no se siente lo

mismo al escuchar canciones sin que tu rostro asome por encima de cada verso ,algunas veces,

simplemente, las cosas se agotan solas y ya no se siente ,algunas veces ya no te siento.

Darmian.

La siguiente carta contenida en el diario decía exactamente algo parecido solo que esta vez

tenia agregado un apéndice escrito por el joven, donde le pedía armoniosamente, que

regresase de donde quiera que se encontrase, Luciano se sentía identificado en parte con la

forma de expresarse de aquel chico, pero a la vez le parecía algo intenso, y confuso, no

entendía como un chico tan sensible pudo haber sido abandonado así por esta mujer

llamada Adelaide.

De repente recordó que cuando llegó a su nuevo trabajo le hablaron de la vieja casa de

Varsovia, y un sentimiento de curiosidad embargo por completo sus sentimientos,

exactamente recordó a la tal Adelaide de la cual le hablaron y comprendió el significado

de las siglas del candado dorado A.S.L : Adelaide Sofía Lodeiro, así que ese libro le

pertenecía a esa chica desaparecida y quizás esas cartas, sean las respuestas de que alguien

estuvo guardándolas durante algún tiempo sin darle respuesta alguna, así que abrió el

libro y empezó a leer de manera que sus ojos devoraban página tras página, encontró una

breve descripción de la vida de Adelaide, encontró una parte en el diario que llamó mucho

su atención, una especie de comentario donde se dejaba entrever la naturaleza lirica de las

inclinaciones de la dueña de aquel diario:

“A veces pienso en las largas noches que he pasado escribiendo versos sin sentido e inventando

absurdas historias de amor y aventura. La verdad…. En algunas yo soy la protagonista, no del todo,

pero siempre tengo el absurdo pensamiento de darle sentido a mi vida incluyéndome como un ser

imaginario sumido en un mundo perfecto, dejando de lado la cantidad caótica de los hechos de mi

vida. Aunque sé que nadie leerá nunca esto, entiendo que el vivir en un mundo de letras no lo es

todo pero para mí el todo es felicidad y mi felicidad es esto.

El escribir me ha enseñado que las historias salen de lo más profundo de los corazones de las

personas , me ha enseñado que el mundo y la vida perfecta simplemente no existen , nosotros

arreglamos lo que tenemos y Dios, en caso de que en realidad exista, nos da la oportunidad de

hacerlo perfecto. En mis pocos años de existencia tengo la certeza de decir que los cuentos de hadas y

amor no existen, la vida es un largo cuento, una historia que tiene un sinnúmero de catálogos, un

libro que no sabes cuantos capítulos tendrá y cuyo historial no incluye paginas ni referencias.

Page 34: Sonrisas de Hierro

La vida es una película en cartelera que no sabes cuándo será estrenada, los cuentos de hadas y

princesas se quedaron para niños y las historias de amor y aventura se quedaron para las novelas, la

vida es real y no ficticia, por eso la única manera de representar la dura realidad y la tristeza de

dicha vida y transformarla en belleza por medio de letras, es la poesía y la poesía sale de lo más

profundo de los sentimientos humanos, esa profundidad desconocida, esa capacidad innata del

hombre de hacer de las letras el instrumento preciso para alargar o terminar una vida, esa hermosa

arma usada como vehículo para expresar el sentimiento constante que aflora en un corazón

enamorado, ese amor creciente, esa luz intermitente”

Al leer totalmente el libro se detuvo en la parte de la cual quería aprender más, la relación

con el mencionado Darmian, Adelaide mencionaba sus momentos juntos como lo mejor de

las mañanas más heladas, como lo fresco de los veranos de Septiembre, como la vida

alrededor de la muerte, mencionaba que lo había conocido un Viernes 13 cuando saliendo

temprano de clases, se cruzó en el camino con un chico que empujándola le decía lo siento

apenas regresando a verla, después de dos semanas coincidieron en una reunión de

consejeros estudiantiles y allí pudieron relacionarse, quizás fue amor a primera vista,

quizás fue lo mejor de todo lo peor, y así mismo mencionaba la muerte de su padre como

un detonante que provocó su distanciamiento extremo de Darmian, el paso del amor a la

indiferencia era denominada como una formula extraña donde convergen varios puntos

ocasionados por el sentimiento de rencor ,ira y falta de perdón, Luciano menciono esto en

voz alta mientras marcaba el número de Francesco y Pietro, pues irremisiblemente había

decidido qué hacer con su vida en lo que quedaba de tiempo.

Llevó una mochila con varios alimentos, metió en su interior una bolsa de esferos y hojas

para escribir durante el camino que por lo que parecía sería sumamente largo, y salió

disparado con el libro bajo su hombro en busca de Denisse porque si comprendió algo de

la relación Adelaide-Darmian era que el amor pudo haberlos salvado, pero no se le puede

llamar amor, a dos figuras que no luchan por encontrarse, dos sombras de espejismos

llamados recuerdos tumbadas bajo el sol, no, no se le puede llamar amor, a dos personas

que se distancian y rinden al primer tropezón posible, no se le puede llamar amor a un

capricho, no se le puede llamar amor a lo que hoy ya es olvido.

Page 35: Sonrisas de Hierro

CAPÍTULO 5

Tango negro

"...Hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu presencia, alguien dijo que el olvido está lleno de memoria."

Page 36: Sonrisas de Hierro

El camino fue largo, tan largo que aproximadamente duró en él 4 años, Francesco se

mantuvo fiel a su causa, y se trasladó junto a Luciano durante todo el tiempo que

transcurrió la búsqueda de Denisse, consiguiendo trabajo en cada ciudad que pisaban y

estableciéndose aproximadamente 3 meses en cada estadía, conocieron mujeres, muchas,

principalmente Francesco que poseía un increíble don de convencimiento, Luciano

conoció dos chicas durante todo el tiempo que estuvo sin Denisse, una rubia argentina,

que acompaño sus largas noches de lamentos por 3 meses seguidos, y que tuvo que

abandonar una mañana de Mayo, cuando supo que Denisse había sido vista en Turín, y

una morocha española, llamada Amaranta, fue junto a ella con quien entablo una relación

de necesidad que decaía de la amistad al sexo y viceversa, ambos se necesitaban, el

porqué, era totalmente ambiguo, quizás con ella escondía el escollo de las dagas en sus

heridas, quizás Amaranta con el sopesaba su amargura y soledad encausada desde las

puntas de sus dedos, pero Luciano no logro llenar el vacío de su corazón con estas dos

mujeres, eran hermosas cada una a su manera, pero ninguna como Denisse, comprendió

entonces que el amar es efectivamente el estar equivocado entre tanto acierto, es el talón

de Aquiles de cualquier persona y la brisa mañanera de cualquier sonrisa.

…………………………………………………………………………………………………………

Una mañana inesperada Francesco entro al departamento, sobrecogido y emocionado,

Luciano sumamente intrigado al ver su reacción lo interrogó y le preguntó exactamente

cuál era la razón para estar así, Francesco sin hacerle el menor casi posible, se dispuso a

entrar al computador, donde busco algo en un minuto y profirió emocionado:

-¡Lo tengo! –

- ¿Qué exactamente se supone que tienes?- preguntaba Luciano aun extrañado por la

reacción de su amigo

- Adivina- profirió Francesco con una sonrisa maliciosa

- No lo sé- ¿Por fin encontraste tu dignidad?- preguntaba Luciano burlándose de él

- No seas idiota- Encontré la dirección donde tienen a Denisse, pero es complicado,

puesto que sus padres la tienen muy custodiada, desde que tú la dejaste-

Un vuelco en su estómago lo envolvió por completo, por fin sabía dónde estaba Denisse

después de 4 años de búsqueda, así que corrió hacia Francesco y le quito el papel de las

manos de manera brusca, y leyó lo que en él se hallaba contenido:

- Turín – leyó Luciano en un susurro, - Estamos muy lejos- ¿Cuánto tiempo demora

en llegar un tren de Varsovia a Turín?

- No es para nada fácil, tendremos que usar tranvía en la ciudad, y como 5 trenes

aparte, demoraremos, si lo hacemos por tierra-

- ¿ Y no tenemos dinero?- pregunto Luciano

- Lo suficiente para los boletos de tren- replico Francesco

Page 37: Sonrisas de Hierro

- ¿Entonces lo hacemos?- pregunto de nuevo Luciano inseguro

- Depende de ti amigo mío, yo estoy contigo siempre

- Hagámoslo.

Así como lo profetizó Francesco ,el viaje fue cada vez más largo y durante esta travesía

Luciano se dedicó a escribir un libro, o por lo menos lo que él creía que era un libro, sabía

que algún día usaría todos aquellos apuntes, así que no desaprovecho ningún momento

para escribir, hablo de toda su vida, e intento que aquello lo ayudase a desahogarse antes

de ver a Denisse, a cada milla más cerca de Turín, recordaba más el rostro del pequeño

Andrés, no podía creer que no estuviese con su hijo viajando como siempre lo había

soñado, no podía creer que el mundo fuese tan cruel con el como para ponerle en frente

suyo a un par de pasajeros, un hombre y un niño que miraban a través de la ventana con el

niño señalando los árboles y preguntándole inocentemente cosas al hombre, no pudo

evitar que una lagrima se escapase de su rostro, para su buena suerte Francesco no

advirtió ello y siguió enfrascado en su portátil escribiendo, mientras por momentos sacaba

el diario de Adelaide Lodeiro, para leer pequeños fragmentos de él:

“Siempre pienso que saldré intacta, que mi cuerpo a pesar de ser de carne y hueso a pesar de estar atravesada por venas que desembocan en un mar que de tan inmenso es tan solo del tamaño de mi puño tal vez del grueso de un libro de tapa dura, viejo, siempre pienso que nada puede tocarme hasta que el sartén me quema o la punta del cuchillo me corta o el filo de una hoja delgada se mete en mi piel sutilmente sin hacer ruido y mi dedo sangra siempre pienso que saldré intacta porque a veces no quiero creer en el dolor.

Siempre pienso que saldré intacta excepto cuando sé que te busco entre las hojas blancas.” 1

Ese diario era tan sabio que lo ayudaba a comprender cosas que, solo nunca podría haber

entendido, desde el primer momento lo motivo a abandonar su condición de desgracia

1 Poema si nombre ( Polycinco) (2014)

Page 38: Sonrisas de Hierro

para luchar por sí mismo, y por el beneficio de la gente que amaba, sin el diario jamás

habría podido superar a sus demonios, quería ahogarlos, pero extrañamente su fuego era

para él necesario.

…………………………………………………………………………………………………………

La mañana de aquel fatídico Martes Luciano y Francesco llegaron a la estación de tren de

Turín, justo aquel día se llevaba a efecto el partido por la final de la copa del Calcio entre

la Juventus y la Fiorentina, y por ende, toda la ciudad estaba abarrotada de personas

alrededor de los bares y los principales focos de convergencia, las calles estaban cerradas,

y montones de hinchas locales se desplazaban por las calles con camisas rayadas con los

nombres de Pirlo y Barzagli en su espalda, las banderas ondeaban por todos lados, y era

muy difícil que alguien te quisiera ayudar, mucho menos si eras un extranjero, y no

hablabas para nada bien italiano. Después de numerosos intentos, consiguieron llegar

hasta el lugar indicado donde se suponía que Denisse estaba, un frio recorrió la espalda de

Luciano que empezó a tragar saliva nerviosamente, al parecer Francesco lo comprendió,

porque de inmediato le dijo:

- ¿Quieres que esperemos un poco?

- No, adelante por favor, no quiero aplazar más esto

- Está bien, como tú digas-

Francesco estiró el brazo, y tocó la bocina de una casa verde a la cual llegaron después de

haber estado batallando entre multitudes por más de una hora, entonces Luciano sintió

como una fría corriente le recorría el cuerpo, de los pies a la cabeza, y los nervios

ocupaban su semblante evidentemente, no comprendió como el solo estar frente a la casa

podría causarle tales efectos.

Así que mientras Luciano esperaba con un nudo en la garganta, y un evidente dolor en el

estómago, Francesco seguía tocando a la puerta, hasta que finalmente atendieron a sus

llamadas.

La puerta marrón se entreabrió lentamente, mientras una temblorosa voz por detrás del

manojo preguntaba quiénes eran aquellas personas, Francesco hablo dado el grado de

evidente nerviosismo de Luciano, se sentía como un pequeño colegial a punto de

declarársele a la chica de la cual ha estado enamorado desde el kínder, Francesco hablo de

Denisse, pero la voz ahogo sus preguntas al abrir por completo la puerta y decirles

decididamente:

- ¿Quién la busca? –

- Yo - respondió Luciano con una completa seguridad que asombro hasta a él mismo

Page 39: Sonrisas de Hierro

De repente sus miradas se cruzaron, el, con los ojos cafés pardos brillantes y ella con

aquellos ojos verdes de mirada lastimera, quedaron solos, pues Francesco en un segundo

se escabullo por entre los dos y desapareció.

Un silencio profundo e incómodo inundó la atmosfera, mientras el recorría con su mirada

el aspecto de su ¿ex esposa? O ¿esposa? Al fin y al cabo aún no habían consumado el

divorcio, realmente no la reconocía desde la última vez que la vio, estaba hermosa como

siempre, pero esta vez un aire radiante inundaba su semblante, el cabello castaño oscuro

estaba más brillante que nunca, los labios irradiaban vida, y sus ojos, eran lo único de lo

cual Luciano se percató al principio, pues ojos como aquellos jamás se pueden olvidar.

De pronto Denisse rompió el silencio diciendo:

- ¿Qué quieres?-

- Te he buscado durante años, y por fin te encontré- dijo Luciano con una sonrisa

- ¿Para qué? –

- Para decirte que jamás te pude olvidar –

- ¿Solo eso? -

- No, precisamente… para decir que desde el día que decidiste dejarme no pude

hacer otra cosa que esperar que regresaras de repente tocando a mi puerta y que yo

por fin pueda pedirte perdón -

- ¿Perdón? -

- Perdón por no haber sido lo que tu querías –

- Está bien - ¿Quieres pasar?

- Gracias

Entraron juntos a la casa que por lo visto, estaba vacía sin nadie más que ellos dos en

su interior, pasaron a la sala donde un gato marrón esperaba sentado en uno de los

muebles, y lo miraba fijamente, esos ojos plomos perforaron su cuerpo y lo hacían

sentir por lo más incómodo.

- Después de todo este tiempo, ¿has decidido buscarme?- habló Denisse rompiendo

el momento de silencio

- Te he buscado desde el primer momento, por ti, por lo que siento, por lo que aún

siento

- ¿Qué sientes precisamente?-

- Pena, insatisfacción, quiero recuperar lo que perdí, quiero recuperar a esa Denisse

que conocí

- Y a mí me encantaría recuperar el Luciano del cual me enamoré-

- ¿Entonces aún me quieres?-

- No es precisamente el quererte, es algo así como no querer olvidarte, tu

entiendes… sin embargo muchas cosas han cambiado en mi vida, ya no creo ser la

misma de antes

Page 40: Sonrisas de Hierro

- ¿No serás la madre de aquel hijo que tanto deseamos tener?

- Recuerda que tenemos uno, el pequeño Andrés, es lo mejor que me hubieses

podido entregar-

- Cuando caiga la tarde, cuando en la calle veas un niño como el nuestro jugando

con figuras de superhéroes, ¿estarás aun ahí?-

- Tu sabes que siempre estaré, no sé si junto a ti, la verdad es que nadie puede

devolver los veranos perdidos, mucho menos las primaveras-

- Pero aun así, quiero recuperar lo que algún día construí contigo, quiero entregarte

esa vida que prometí al casarme –

- Has entregado mucho Luciano - dijo Denisse acariciando el rostro de su esposo

No se habían dado cuenta del tiempo que había pasado y era ya la noche, así que

Luciano preocupado por Francesco, se dispuso a acelerar todo de una vez, tomó aire y

hablo como lo había estado preparando desde hace tiempo

- ¿Quieres recuperar los veranos perdidos?- dijo mirando fijamente aquellos ojos

verdes llenos de vida

- ¿Crees que es posible?- dijo Denisse con la voz tímida, acurrucada con la cabeza

baja, como si se tratase de una hija que es reprimida por su padre

- No lo sé pero quiero intentarlo-

Denisse se quedó quieta con la vista perdida en el horizonte, y Luciano noto como

unas pequeñas lagrimas bajaban por sus mejillas, así que se apresuró a limpiarlas con

la manga de su camisa, cuando ella le quito su mano de manera brusca, y la forma de

sus ojeras se hacía más notoria, el alejó lentamente su mano, mientras Denisse alzaba la

cabeza y quedaba en su frente con esos ojos verdes brillantes, y dijo

- ¿Cómo decirle adiós a tus caricias?- suspiró- Pero a pesar de que no pueda

resistirme, tengo que hacerlo, entiéndeme tenemos que hacerlo, tenemos que

superar esto, pero ya no juntos, lo siento cariño, el olvido está lleno de memoria, y

yo prefiero vivir con la memoria en mi corazón a perderla de nuevo por las

estupideces de la cabeza.

……………………………………………………………………………………………………

Al salir de la casa de Denisse sintió, el frio sobre su rostro, y tuvo unas inmensas ganas de

gritar, de sacar todo afuera y exteriorizar aquellos sentimientos de frustración, de

condolencia propia, se sentía un perdedor, quizás en su mente lo era, quizás para los

demás no, y realmente lo importante no era como ni cuando se hizo así, sino como llegó a

crear esa imagen de sí mismo.

El partido de la Juventus había llegado a su fin, y al parecer había sido la victoria lo que se

celebraba por los alrededores de Turín, así que Luciano tomó el primer tren que encontró

Page 41: Sonrisas de Hierro

para alejarse de sus propios demonios que pese a todo lo seguían persiguiendo, pues el

olvido no existe, la muerte no perdona y la vida sigue.

Page 42: Sonrisas de Hierro

EPÍLOGO

De pronto escuchó un susurro a su lado, habían pasado 7 años desde la última vez que se

habían visto, cuando el decidió lanzarse en la búsqueda desaforada por encontrarla, el

mundo no cambiaba mucho, desde ese día sepultó sus esperanzas por recuperar su amor,

así que ahora volteaba a su izquierda para encontrarse de frente con unos ojos color verde

que traspasaban por completo su interior, todo era distinto esta vez, ya no sintió el

cosquilleo de siempre, más bien un ligero rubor embargo por completo sus mejillas, el

concierto estaba por empezar y Francesco lo llamó detrás del telón, en 5 años muchas

cosas suceden en la vida de una persona, él por ejemplo dejó el viejo oficio de periodista

para dedicarse de lleno a ser un escritor tal y como lo había estado soñando desde

siempre, y publico un libro, una especie de diario donde se hallaba contenida toda su

historia, la de Adelaide, y naturalmente la de su pequeña princesa Denisse, que

dubitativamente ahora ya no era su princesa, en 5 años conoció muchas chicas quizás

cautivadas por el sentimentalismo de aquel hombre, o quizás solo por la fama que tomó al

romper por completo con los esquemas publicando la “obra de su vida”, pero a él poco o

nada le importaba aquello, encontró a alguien más, una mujer de características totalmente

distintas a las suyas, de un cabello color castaño obscuro, ojos cafés penetrantes, una

sonrisa de hierro, definida e incitadora, de medidas perfectas, voz fuerte y decidida, ella

borro sus heridas, acabo con sus miedos, le mostró el camino de regreso a donde siempre

debió haber estado, cuando menos lo esperaba llegó a llenar de vida sus días, y levanto su

ánimo acabado por la muerte y aquellas pesadillas, le mostró el lado bueno de las cosas y

le devolvió la esperanza de ser cada día mejor por su hijo allá arriba, por su felicidad, y

por el bien de Denisse, ahora era un guitarrista, pues decidieron fundar una banda con

Francesco, Andrea y Pietro ellos por su parte encontraron lo que siempre quisieron,

Francesco consiguió un contrato con una disquera, terminó enamorándose de su mejor

amiga de toda la vida, y se casaron, ahora tienen ya dos hijos preciosos, que casualmente

llaman tío a Luciano y Andrea, este último, dejo la bohemia por completo, y se enamoró

de la enfermera que lo atendió durante la lesión que sufrió al terminar un partido.

Luciano solo se convenció de sonreírle a Denisse, a aquella mujer que supo ser su musa,

durante mucho tiempo, para finalmente alejarse de la mano con Camila, la chica de sus

sueños y pesadillas, dedicarle esa sonrisa que dice:- Lo siento, ya no te amo - la sonrisa de

hierro, la sonrisa preferida del olvido.