Spiritus Domini Cuaderno 5

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    La Fragua

    5 SERVIDORES DE LAPALABRA EN LA IGLESIASPIRITUS DOMINI

    en la vida cotidiana

    Tiempo Ordinario II

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    la vida cotidianaa Fragua

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    Laflechaforjada enel yunque

    no se guarda en un museo. Sudestino es ser lanzada, aunque semelle con el paso del tiempo. Esta-mos llamados a ser flechas misioneras:Nuestra vocacin especial en el Pueblo

    de Dios es el ministerio de la palabra, con elque comunicamos a los hombres el misteriontegro de Cristo. En efecto, hemos sido envia-dos a anunciar la muerte y resurreccin del Seor,hasta que vuelva, a fin de que todos los hombres sesalven por la fe (CC 46).

    SPIRITUS DOMINI - 2014

    OBJETIVO GENERAL

    Ayudar a las personas, comunidades y organismosa tomar conciencia del momento que vivimos, reavivarla experiencia del Fuego y crecer en ardor misionero,siguiendo la metodologa de la Fragua.

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    contenidos

    OBJETIVOS Pasar de actitudes pasivas a actitudes creativas.

    Crecer en la experiencia del Espritu que nos unge para serministros de la Palabra en la misin proftica de la Iglesia.

    Profundizar en la dimensin cordimariana de nuestra espiritualidadmisionera. Personalizar el significado de nuestra pertenencia a la

    Congregacin hoy y valorar su diversidad carismticay su misin universal.

    Recapitular la experiencia vivida a lo largo del proyecto de la Fragua para seguir

    progresando en la vida misionera.

    CUADERNOS

    1.El Espritu del Seor est sobre nosotros(Adviento-Navidad)2. Nos ha ungido para evangelizar(Tiempo Ordinario I)3.En el hoy del mundo y de la Iglesia (Cuaresma)4.Como hijos del Inmaculado Corazn de Mara (Pascua)5. Servidores de la Palabra en la Iglesia(Tiempo Ordinario II)6. Al estilo de Claret (Tiempo Ordinario III)7. En congregacin misionera(Tiempo Ordinario IV)8. Abiertos a todo el mundo(Tiempo Ordinario V)

    9. Progresando en la vida misionera(Tiempo Ordinario VI)

    Introduccin4

    Refexin5

    15 Sugerenciaspara la reunincomunitaria

    16 Textos paraprofundizar23Pistas parala Lectio Divina

    1. Servicio misionero de la Palabra. Esto es lo

    nuestro!

    2. La Trinidad al fondo. Suerte de aliados!

    3. Disposiciones bsicas: intuicin, catolici-

    dad, disponibilidad

    4. Comunin eclesial:Senr con la Iglesia5. Cuesn de libertad

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    1

    .Introduccin

    Nuestra vida es vida en el Espritu. Somos saeta evangeliza-dora que el Espritu del Seor impulsa.Conducidos por el dinamismo del Espritu, nos sabemos ungidos

    para poner nuestras vidas al servicio de la nueva evangelizacin. Comofamilia misionera, como hijos de Claret.

    En nuestra misin nos sentimos urgidos a cultivar la capacidad de auscul-tar y discernir los signos de los tiempos y de los lugares que el Espritu alienta.Para gloria de Dios, bien de la Iglesia y servicio de la humanidad.

    No vivimos ni servimos de cualquier manera; lo hacemos desde nuestra identi-dad carismtica. Nuestra misin tiene denominacin de origen: la fragua del Coraznde Mara.

    La gracia del don vocacional nos hace ser servidores de la Palabra en la Iglesia. Aslo expresan nuestras Constituciones: Nuestra vocacin especial en el Pueblo de Dios es el

    ministerio de la palabra, con el que comunicamos a los hombres el misterio ntegro de Cristo.En efecto, hemos sido enviados a anunciar la vida, muerte y resurreccin del Seor, hasta quevuelva, a fin de que todos los hombres se salven por la fe en El (CC 46).

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    2.R

    efex

    in

    2.1. Servicio misionero de laPalabra. Esto es lo nuestro!

    Con el sabor de Pentecosts en el corazn, vamos a volver, en estaetapa del tiempo ordinario, sobre nuestra misin.

    Celebrar Pentecosts es una suerte. Gracias al don recibido, cada unode los claretianos hemos ido creciendo en la conciencia de que nuestra vida

    est habitada; que nuestros pasos son guiados y acompaados; que el Vientodel Espritu hincha las velas de nuestra barca, que la caridad nos urge, que la

    mano de la Estrella de la Evangelizacin nos lanza.Los que hemos bebido del mismo Espritu (cf. 1 Cor 12,13) y nos hemos dejado re-

    generar por l nos sabemos enviados a vivir lo que somos, a testimoniar lo que vivimos,a participar en la realizacin del sueo que Dios tiene para la humanidad. Porque de eso

    se trata cuando hablamos de nuestra misin.

    As es: se trata de una manera de ser, de vivir, de significar, de actuar. Casi nada! Mi-sin imposible si se tratara de la sola obra de nuestras manos. Misin imposible si consistieraen lo que nosotros, seres de barro, pensamos, proyectamos, organizamos y realizamos. Misin

    imposible si dependiera de nuestra habilidad, de nuestra capacidad, de nuestra fuerza, de nuestrasabidura

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    Es una suerte poder confesar con verdad que anosotros se nos ha concedido el don de seguir aCristo a semejanza de los Apstoles (cf. CC 4). Quese nos ha concedido el don de ser ministros y servi-dores de la Palabra. Que se nos ha concedido el donde comunicar el misterio ntegro de Cristo.

    Cuando estamos con otros evangelizadores,cuando conversamos con otros sacerdotes, reli-giosos o laicos, tenemos cada da ms claro que lonuestro es el servicio misionero de la Palabra.

    Ya lo expresaba con nitidez el primer Captulo derenovacin (1967): El carisma, el espritu y la misinde la Congregacin, dentro de la Iglesia, es el serviciomisionero de la Palabra. Este ministerio o servicioconsiste en la comunicacin a los hombres del mis-terio ntegro de Cristo (DC, 20).

    Siendo lo nuestro el servicio misionero de la Pa-labra, tambin nos queda claro que ni es todo, ni slo,ni nico en la Iglesia. Lo nuestro es una de las mo-dalidades que el Espritu ha suscitado en la Iglesia

    para llevar a cabo el plan de Dios, los proyectos de sucorazn. Somos, junto con otros muchos, colabora-dores de ese gran sueo divino.

    Hagamos un poco de memoria. Nos situamos enlos aos que siguieron al Captulo General de 1991.Volvemos a ojear mentalmente los cuadernillos deaquel estupendo proyecto que se llam Palabra-Misin. En las ltimas pginas del folleto de presen-tacin del proyecto -en su primer volumen- est untexto que podemos repasar y leer de nuevo. Llevapor ttulo: Once puntos sobre el servicio misionero de

    la Palabra.Sintonicemos con lo que ah se dice. A modo detitulares, intentando sintetizar aspectos, dimensio-nes, dinamismos del sentido que tiene para nosotrosclaretianos el servicio misionero de la Palabra, se su-braya que:

    es el criterio bsico para valorar nuestrohacer, nuestras instituciones y nuestraspersonas;

    es el quicio en torno al cual ha de girartoda nuestra vida;

    es un regalo, un don carismtico que, a lavez, se convierte en un ministerio (por elbautismo y el orden sacerdotal y por laprofesin);

    nace y se nutre de la experiencia de sersiervos, discpulos y enviados;

    se enraza en la comunin eclesial y nosconvierte en colaboradores y esforzadosauxiliares de los Pastores;

    se refiere primariamente al que es la Pa-labra de Dios, al misterio ntegro de Cris-to que hemos de comunicar;

    nos pone en estado de permanente dis-cernimiento espiritual y apostlico;

    se vierte en nuestras palabras, recla-

    mando coherencia con el Mensaje pro-clamado; se desarrolla en un permanente dilogo

    de vida; es servicio y ministerio radicalmente mi-

    sionero, proftico y escatolgico-apoca-lptico.

    Es serio y hermoso lo que hemos recibido. En ex-presin lograda del P. Gustavo Alonso, la misin esel corazn de nuestro carisma.

    Volver, de vez en cuando, a sus dimensiones nospuede estimular en ese proceso constante de vivirlode una manera cada vez ms integrada, como el hilomaestro del tapiz de nuestro ser y quehacer comomisioneros.

    Dedica un empo a releer y reexionar sobre este escrito que puedes encontrar en Palabra-Misin, vol. I Pentateu-co. Paraqueelhombreviva, Presentacin del proyecto (pp. 12-16).

    1. Lee el texto seguido.2. Detente en aquel o aquellos prrafos que resuenen ms en tu interior.3. Puebla de rostros, situaciones, vivencias aquellos rasgos o dimensiones de tu servicio misionero de la Pala -

    bra segn vas haciendo la lectura y reexin.4. Presntale al Seor en tu oracin aquello en lo que encuentras mayor dicultad para integrar en tu vida.5. Reelabora el escrito y redacta los puntos que en este momento conguran tu servicio misionero de la Palabra.

    Ejercicio 1: 11 puntos sobre el servicio de la Palabra

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    2.2. La Trinidad al fondo.Suerte de aliados!

    Suele suceder que entre la teora y la prctica

    casi siempre hay distancias. Es muy probable quetericamente estemos de acuerdo en que esto denuestra misin es primordialmente un don que re-cibimos, una gracia que nos alcanza, un asunto enel que Dios est implicadsimo. Pero ocurre tambinque en momentos o etapas de la vida, en situacioneso circunstancias concretas, o en el modo de desa-rrollar las tareas que plasman la misin, podemosestar viviendo como si furamos sus dueos y se-ores (descarada o sutilmente), como si dependieraprimordialmente de nosotros. Qu nombre le pon-

    dremos a esto: protagonismo, talante prometeico,pseudo-mesianismo, orgullo, activismo?Por otro lado, algunas situaciones que se dan

    entre nosotros y que hablan de personas agotadaso quemadas en su tarea misionera, de desalientosy desencantos arrastrados con sensacin de fraca-so, de apariencia de funcionariado podran tenertambin algo que ver con el modo de entender en laprctica, de vivir, el ejercicio de la misin.

    Es bueno partir de la honda conviccin de fe deque no estamos solos en lo que hacemos. En el cum-plimiento de nuestra vocacin y misin ni somoshurfanos ni estamos llamados a ser titanes.

    Volvamos a lo bsico y elemental. S, Dios tieneun plan (llmese como se quiera: designio, proyecto,sueo). Quiere que toda la humanidad sea salvaday llegue al conocimiento de la verdad (cf. 1 Tim 2, 4-5). Lo ha querido, lo quiere y lo querr (pese a quienpese). Y cuando Dios quiere, quiere de veras: El plandel Seor subsiste por siempre, los proyectos de sucorazn de edad en edad (Sal 32,11).

    Si esto es as, y as lo creemos firmemente, loms sensato es que nos aliemos con l. S, que ha-

    gamos alianza con l. Y decirle que estamos con len el empeo. Que nos sumamos a su plan, y al esti-lo que tiene de llevarlo a cabo en la historia (un estilo,por cierto, que siendo sinceros est lejos del quenos brota de forma natural a nosotros).

    Hagamos caso al salmista que nos dice: Si elSeor no construye la casa, en vano trabajan los

    albailes (Sal 126,1). Y Dios trabaja tambin de no-che: Quien diga que Dios ha muerto / que salga ala luz y vea / si el mundo es o no tarea / de un Diosque sigue despierto. La fe en el amor providentede Dios, la confianza confesada (en l vivimos, nosmovemos y existimos) en su presencia nos hace vivir

    la misin como colaboracin.Lo nuestro es secundar la accin del Padre quetrabaja en todo ser humano. La semilla plantada porel Padre en el corazn de cada persona y que l si-gue cuidando y atendiendo es nuestra aliada en latarea evangelizadora. As es: Participamos en la mi-sin que viene de Dios (HAC 47). Habr que ponerlas condiciones favorables para que esa semilla noquede oculta, ignorada. Habr que pedir la sabiduradel buen cultivador, del paciente labrador. Pero desdela conviccin de que el hombre es capax Dei, que lleva

    inscrita en la entraa la nostalgia de la Casa del Pa-dre, el anhelo de la comunin con la divinidad.Juega tambin a favor nuestro la certeza de que

    hemos sido creados teniendo como modelo a Jesu-cristo. El referente es siempre el Hijo: Ecce Homo.Jess es el rostro concreto del ser humano en suautenticidad y en su grandeza, la persona humanams lograda.En l se pone en claro lo que somos ylo que Dios quiere para cada uno, porque Jess es elhombre perfecto (cf. GS 22). Por eso, el que lo siguese perfecciona cada vez ms en su propia dignidadhumana (cf. GS 41). Jess es la traduccin humanadel modo de ser y de actuar de Dios. Pens, vivi yactu como ser humano. Creados a imagen del Hijo,nuestra forma esencial -como dicen los telogos- escrstica. Como el Padre, tambin el Hijo trabaja encada persona humana. Y nosotros podemos colabo-rar en la obra de Dios desde la honda conviccin deque todo lo verdaderamente humano y lo mejor delos seres humanos conecta con el Evangelio de Jesu-cristo, que adems lo plenifica (cf. Mt 5,17).

    Por otra parte, el aliado principal, incondicional,es el Espritu Santo. Cuntas veces habremos dicho,

    conversado o predicado que l es el Agente principalde la evangelizacin! El Espritu est trabajando enel corazn de las personas, en las culturas, en losmovimientos sociales, en las venas de la historiaEl Espritu es el que prepara los corazones, el quelos dispone para acoger la Buena Nueva.El Espritues quien convierte, quien da el conocimiento de Dios,quien da el don del arrepentimiento

    Qu bien nos hace releer, meditar y gustar el li-bro de los Hechos de los apstoles: el impulso delEspritu que desde el comienzo pone en marcha,

    sostiene y asiste a los testigos del Resucitado!Solamente podemos llevar a cabo nuestra misin

    si nos adiestramos en aprender la gramtica del Es-pritu; si nos familiarizamos con su modo de hacersepresente en el corazn de la vida de las personas y

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    de los pueblos; si vamos afinando el odo para captarsus susurros; si estamos despiertos para recibir susllamadas, secundar sus inspiraciones, poner las velasde la misin en la direccin en que llega su Soplo. ElEspritu es el Super-aliado de nuestra misin.

    Todo esto tiene unas consecuencias muy prc-ticas y concretas sobre el modo y las maneras deplasmar en nuestras obras la misin que se nos con-fa. Estilos ms evanglicos. Estilos ms consonan-

    tes con el Evangelio.No estara nada mal que cada maana, en la

    oracin personal, comenzramos con la conjuga-cin del verbo colaborar o del verbo secundar (amodo de mantra: yo colaboro con..., nosotros se-cundamos), que siguiramos con unos ejerciciosde traduccin de lo que el Espritu est diciendo a lasIglesias, que continuramos con un rato de contem-placin de lo genuino humano que vieron nuestros

    ojos en la tarea de la jornada del da anterior. Es decir,que avivramos cada da la conciencia de ser cola-boradores en la obra del Seor.

    No. No pueden nuestras rutinas diarias, nues-tros registros, nuestras claves, nuestros chips, seridnticos a los de los empleados de una empresa, deun comercio, de una oficina de la administracin lo-cal

    Sentirnos humildemente colaboradores de Dios,

    descubriendo y secundando su accin, suave y comooculta a nuestro alrededor: por ah caminan quienesse saben servidores de la Palabra; quienes trabajanpor integrar realmente la misin evangelizadora ensu vida, quienes intentan una lectura creyente desus xitos y fracasos, de sus vacilaciones y dudaspara connaturalizarse ms con el obrar divino, paraacercarse un poco ms al modo como hace l las co-sas.

    Ejercicio 2: Rastreando la accin de la Trinidad

    1. En un empo tranquilo, sin prisas puedes pedir esta gracia de contemplar la actuacin de las tres Personas entu trabajo o en las personas con las que te encuentras en la misin.

    2. Parte de la meditacin de este texto de la Palabra de Dios:

    Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el da siguiente a Nepolis; y de all a Fili-

    pos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos

    das. Y un da de reposo salimos fuera de la puerta, junto al ro, donde sola hacerse la oracin; y sentndonos,

    hablamos a las mujeres que se haban reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de prpura, de la

    ciudad de Tiara, que adoraba a Dios, estaba oyendo; el Seor abri el corazn de ella para que estuviese atenta

    a lo que Pablo deca. Cuando fue bauzada con toda su familia, nos rog diciendo: Si habis juzgado que yo sea

    el al Seor, venid a hospedaros en mi casa. Y nos invit a quedarnos(Hch 16,11-15)

    3. Desde esta escena, repasa momentos de tu vida al servicio de la tarea evangelizadora, en los que has podidodescubrir esta realidad, en los que has sido tesgo de cmo acta el Seor por su Espritu: cmo el Seor pre-para, abre el corazn, lo dispone y se sirve de nuestra mediacin

    4. Dale gracias a Dios.

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    2.3. Disposiciones bsicas: in-tuicin, disponibilidad, catolici-dad

    Desde la confianza bsica que nos da sabernoscooperadores de la obra de Dios, con la serenidadque brota de experimentar que tenemos poderosos

    aliados en nuestra misin: as orientamos nuestrovivir misionero. Y desde ah se replantean muchascosas en nuestra vida. Desde ah, por ejemplo, en-tendemos la tarea a la que nos exhortan nuestrasConstituciones: Ante todo, han de fomentar en smismos el sentido de intuicin el sentido de dispo-nibilidad el sentido de catolicidad (cf. CC 48).

    Una de las acepciones del verbo fomentar esdar calor que vivifique. Algunos sinnimos suenanas: alimentar, avivar, promover, impulsar En estaexhortacin que se nos hace hay un elemento que

    tiene que ver con el cuidado estimulante, la dili-gencia apasionada. Podemos entenderlo en la l-nea de otros verbos de las Constituciones comoprocurar

    Esta tarea conecta directamente con la cali-dad de nuestra vida espiritual. En el fondo, es ta-rea que se hace en la fragua de cada da. Y es untermmetro bastante fiable para percibir si tene-mos inters por lo que somos, si queremos serlode veras, con alma y corazn.

    Dnde, cmo fomentar estas disposicionesbsicas? No hay espacios reservados, exclusivos.Lo que tiene que haber es una autntica deter-minacin, un anhelo que para buscar los modos.

    Sentido de intuicin para lo ms urgente, loms oportuno, lo ms eficaz. Suena a pretensin.Pero sabemos, por experiencia, que cuando esta-mos cautivados por una causa, cuando nos sen-timos vivamente urgidos ese sentido se activa.

    No se trata de razonamientos, es habilidadpara percibir de manera inmediata algo, es per-cepcin gil de dnde se encuentra el quidde lacuestin. Es una bsqueda de respuesta para esa

    inquietud que, en momentos de honradez, rondaen el corazn: Para m, como misionero claretia-no, qu es hoy y aqu, en estas circunstancias, eneste contexto, aquello que intuyo como la mayornecesidad, el mayor reclamo, el mayor desafo?;qu respuesta habra que dar segn los desig-nios de Dios y con qu medios?, de qu manerahacerla operativa, darle vida, plasmarla?. Estainquietud, este movimiento del corazn, es per-sonal, pero reclama el discernimiento conjunto, elcontraste, el dilogo con los dems.

    Una de las cosas que ms podemos agrade-cer como claretianos es haber participado en esacorriente de bsqueda conjunta de lo que, en cadamomento, nos ha ido pidiendo nuestro carismamisionero.

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    Habr claretianos que sientan con cierto disgus-to la multiplicacin de reuniones, encuentros, instru-mentos de consulta Se puede comprender. Peronos debe contagiar una conviccin: esa especie dedinamismo sinodal en pequeo que ha venido prac-ticando nuestra Congregacin para auscultar la vozdel Seor y percibir mejor los cmos de nuestra res-puesta misionera, es fruto de la gracia, de la accindel Espritu (aunque haya tenido sus sombras y sus

    defectos).Es ms, existe la impresin de que nuestra Con-

    gregacin ha crecido en este tiempo en sensibilidadpara acoger la onda del proceso sinodal de la Iglesiauniversal, y as hemos situado ms eclesialmentenuestra contribucin a la nica misin de la Iglesia.

    Fomentar el sentido de intuicines una disposi-cin bsica para todo creyente consciente; lo es tam-bin para todos los carismas y ministerios en la Igle-sia. Nuestra regla de vida nos pide que lo hagamosatendidas las circunstancias de tiempos, lugares y

    personas, sin anclarse en mtodos o instrumentosde apostolado inadecuados (CC 48).Esa atencin a las circunstancias temporales, lo-

    cales y personales es una exigencia de garanta deque nos tomamos en serio el hoy de la salvacin,la ley de la encarnacin y la necesidad de la incul-turacin. Y el avisopara no anclarse nien mtodos, ni enmedios, es coheren-te con lo que busca-

    mos. Sera ridculomantener lo que yano se adecua a laconsecucin del finque perseguimos.La impronta misio-nera reclama aque-lla creatividad quese toma en serio larespuesta a los nue-vos desafos (a vinonuevo, odres nue-vos: Mc 2,18-22).

    Mucho terreno se gana en esta tarea de fomen-tar el sentido de intuicin cuando, en la vida corrien-te y ordinaria, vivimos despiertos, atentos a lo queocurre alrededor, con la mirada y el inters ms allde las cuatro casas que se divisan desde la ventanay con una inquietud en el corazn que abarca no sloa nuestro barrio, pueblo o cultura. Leer, pensar, estu-diar, contrastar con ojos de fe, con corazn urgido,en obediencia a la misin Eso es estar fomentandolas disposiciones bsicas para un vigoroso servicio

    misionero de la PalabraFomentar adems el sentido de disponibilidad.

    Al cultivo del sentido de intuicin, se suma la exigen-cia de estar dispuestos a renunciar con el fin derealizar la misin (cf. CC 48).

    Aunque suene a algo muy bsico, lo primero parafomentar el sentido de disponibilidad es poseerse auno mismo. Nadie puede disponer de s mismo si nose auto-posee. El crecimiento personal, la madura-cin, el equilibrio, la unidad de vida son los previosnecesarios para la disponibilidad. Seguro que re-cordars cmo la Congregacin, en diversos Cap-tulos Generales, insisti en el cultivo de las baseshumanas de nuestra vida en comunin fraterna, de

    nuestra consagracin. No puede ser de otro modo.A quien le posee el miedo, o el afn de asegurarse, ola bsqueda compulsiva de gratificaciones no se lepuede pedir que sea disponible.

    Todo lo que hacemos por progresar cada da ennuestra vida misionera va dando cuerpo a la capaci-dad de disponibilidad, la va haciendo real.

    No nos hacemos disponibles por decreto, ver-dad? Lo somospor libertad inte-rior. Cuando, de

    hecho, se estdispuesto a re-nunciar a todolo que se tiene,se acta la ca-pacidad de ser

    disponible.Es un ejer-cicio que, en parte, conjuga el verbo soltar. Yaunque traiga su dosis de dolor se plasma endocilidad al Espritu y en obediencia a las exi-

    gencias de la misin y genera un sereno gozoespiritual.La prctica de la revisin de posiciones

    (como dinamismo permanente) que no sin di-ficultades y reticencias ha entrado a formarparte de la vida congregacional busca contri-buir a mantenernos disponibles para el hoy dela misin en cada lugar.

    Al leer las Constituciones se descubre que,en todos los niveles del gobierno, se acentacomo una responsabilidad grave esta preocu-pacin por mantener a la Congregacin pronta,dispuesta, decidida, libre para el servicio de la

    Iglesia y de todo el gnero humano (cf. CC 136. 113).La tercera disposicin que se nos pide que fo-

    mentemos es el sentido de catolicidad. Herederosde Claret, no nos resulta extrao que se nos pidaesto. En el Cuaderno 8tendremos ocasin de volversobre esto con ms profundidad.

    Nos debe mover a la accin de gracias a Dios elhecho de que, en este momento de la vida congre-gacional, hayan crecido de manera muy notable lascondiciones para que cada uno de los claretianos po-

    damos ensanchar esta dimensin de nuestro caris-ma misionero y el modo de practicarla. Nadie puedenegar que, tericamente, la expansin misionera quehemos experimentado como familia religiosa per-mite a quienes estn dispuestos a ello ampliar ho-

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    rizontes mentales y ensanchar y dilatar el apreciopor nuevos pueblos, razas y culturas. Asomarse, porejemplo, al anuario claretiano o a los boletines infor-mativos de los diversos organismos o a las diversaspginas web invita a superar localismos, estrechezde miras, inmovilismos a crecer en una gran estimade otros valores presentes en otras latitudes.

    Tener una mente y un corazn catlicos es adies-trarse en deshacer prejuicios, en desmontar argu-

    mentaciones ideolgicas, en saltar por encima debarreras raciales, culturales, religiosas. Tener unamente y un corazn catlicos es estar abierto a to-das las latitudes, pueblos y formas de vida. La catoli-

    Ejercicio 3: Reconocimientos

    1. Toma la lista de las personas que forman tu Organismo (Provincia, Delegacin). Puedes servirte del Catlogo.

    2. Dedica empo a ir repasando sus nombres y hacindolas presentes. Es muy probable que de ese grupo depersonas hayas recibido algo valioso que ene que ver con nuestro eslo de misin.

    3. Intenta mirar ahora a esas personas desde el sendo de intuicin, el sendo de disponibilidad y el sendo decatolicidad para la misin. Con espontaneidad, incluso, con una chispa de humor sin darle demasiadas vuel -tas a las cosas, coloca ahora delante de cada nombre una de estas tres iniciales: I (intuicin) D (disponibiliad) C (catolicidad).

    4. Haz un homenaje de reconocimiento en tu corazn a aquellas personas que mejor han plasmado estos ras -gos y cuyo tesmonio de vida ha alentado tu caminar como misionero clareano. (Si te sientes animado a ellopuedes incluso mandarle una nota de agradecimiento a alguno de estos hermanos).

    5. Tambin puedes hacer el ejercicio recordando a aquellas personas que has conocido sacerdotes, catequistas,educadores en tu trabajo al servicio del Reino.

    cidad es una invitacin a salir de la pereza que tientanormalmente cuando uno est en exceso apegado(acostumbrado) a una cultura, a una latitud, a unaforma de ejercer el ministerio.

    Colocarnos en situacin de ensanchar nuestracatolicidad es una tarea clara que compete a lasinstancias de gobierno de la Congregacin. En cadauno de nosotros est el enriquecerse con ello y hacerms autntico nuestro servicio misionero, mas cat-

    lica nuestra mente y nuestro corazn.

    2.4. Comunin eclesial: Sen-tir con la Iglesia

    Somos esa porcin de Pueblo de Dios llamadaCongregacin de los Misioneros Hijos del Inmaculado

    Corazn de Mara, que en cuanto Instituto verda-dera y plenamente apostlico pertenece a la vida ysantidad de la Iglesia (como los dems carismas dela vida consagrada). Es decir, nuestra patria chica esla Congregacin; nuestra patria grande, la Iglesia. Laeclesialidad est en el ADN de nuestro carisma.

    Nuestro Fundador fue un ferviente hijo de la Igle-sia. Se sinti urgido por la gracia a mirar con ojos deverdad cules eran sus males y a vivir con tal auten-ticidad el don de Dios que pudiera contribuir a acre-centar su hermosura. Somos herederos de un cre-yente que am a la Iglesia, que se sinti Iglesia, quegoz con su santidad y sufri con su pecado.

    De entrada, la eclesialidad, el sentir con la Igle-sia, la comunin eclesial no tendra que suponerdificultad para ningn claretiano. Sin embargo, hayocasiones en las que aparece una sensacin de cier-

    ta preocupacin por cmo se vive esta dimensin denuestro servicio misionero de la Palabra. Se puedeescuchar o leer cosas que se refieren a desafeccin,a magisterio paralelo, a falta de comunin; o cosas

    que apuntan a parroquializacin, a asimilacin a lavida diocesana, etc.Es saludable dejar, de vez en cuando, que resue-

    nen las preguntas claras y directas: Cmo estoy vi-viendo la comunin eclesial, cmo la siento, cmo lacultivo? Qu est significando para m sentir conla Iglesia?Qu resortes activa en mi mente y en micorazn misionero?

    Es este un captulo del libro de nuestra vida per-sonal y congregacional que todos habramos de es-cribir desde la cordialidad, la honradez y la fidelidad

    creativa a las races carismticas que tenemos.Siempre es tiempo de ser honrados. En estapoca nuestra puede que ms. La nueva evangeli-zacin en la que estamos involucrados, no est re-clamando, entre otras cosas, un clima de comunin

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    verdaderamente catlico, una visin comnmentecompartida? La honradez ha de llevarnos a reconocerla densidad de lo que est en juego, as como las ne-cesarias rectificaciones o ajustes tanto de enfoquecomo de conductas prcticas que necesitemos ha-cer. Nos haramos un gran servicio a nosotros mis-mos, a la Congregacin y a la Iglesia universal.

    Hacer converger en la comunin catlica todaslas energas carismticas e institucionales del Pue-

    blo de Dios es un proceso complejo que, a menudo,genera tensiones y conflictos. Nadie moderadamen-te maduro puede sorprenderse.

    Si en un determinado momento de la vida ecle-sial hubo que darle carta de ciudadana a las MutuaeRelationes no fue sino como expresin de recono-cimiento de la riqueza y la abundancia de vida queha de ser canalizada en bien de la sinfona eclesial ycomo instrumento orientador en las diferentes lati-tudes de las formas concretas de poner en prcticala comunin para la misin. Sentir con la Iglesia es,

    en este sentido, reconocer con ella la riqueza de ladiversidad (de servicios, carismas, dones, ministerios,energas) y la consiguiente complejidad que con-lleva la comunin, la interrelacin. La historia, desdelos primeros captulos del cristianismo, ilustra estarealidad.

    Importa mucho cmo nos situamos, con qu ojosvemos y leemos la realidad eclesial. Tal vez estamosnecesitando acentuar ms el lenguaje que nos im-plique personalmente. Dicho en corto: hablar de laIglesia en primera persona. No son ellos; la Iglesia

    somos nosotros. Todos nosotros.Todos los carismasy vocaciones; todos los estados y formas de vida.Es bueno pararse un momento para tomar con-

    ciencia de qu es lo que digo cuando digo Iglesia (dequ estoy hablando?, a quines me estoy refirien-do?). Yo, qu es lo que digo cuando digo Iglesia?

    Porque hablar y sentir en primera persona de laIglesia ayuda a desmontar ciertos estereotipos (tan-to conservadores como progresistas) que hanhecho un flaco favor a la imagen que damos comoIglesia ante las sociedades civiles y que no han pro-

    ducido frutos saludables en el interior de la comu-nin catlica.

    Sin perder la libertad carismtica de la que goza-mos, y a la que no hemos de renunciar, nos sentaramuy bien la moderacin y la ponderacin a la horade hacer pblicas nuestras posturas personales entodo aquello que es materia sensible a la hora de lacomunin intra-eclesial. Por sentido de la responsa-bilidad, por respeto al nosotros eclesial, por verda-

    dero aprecio a aquellos a quienes queremos acercarla Buena Noticia de la salvacin.

    La comunin que se plasma, que se palpa: esa esciertamente evangelizadora, es un servicio a la mi-sin. En ese sentido, sentir con la Iglesia es darle unrostro a la Iglesia. De manera sencilla, callada, esti-mulante, constructiva. En la medida en que hacemosIglesia en nuestras tareas de misin, sea desde laplataforma pastoral que sea, en esa medida pode-mos estar seguros de estar fortaleciendo la comu-nin y cualificando la misin. Eso se nota y la gente

    lo percibe.Nadie nos puede pedir cerrar los ojos a lo que noest bien. Nadie nos puede pedir que llamemos bue-no a lo deficiente. Pero, al igual que estamos llama-dos a reconocer nuestras miserias y pecados per-sonales a la luz y el calor de la misericordia divina,del mismo modo, hemos de mirar, asumir e integrarlos pecados y las debilidades eclesiales.Hemos dehacerlo desde la viva conciencia de que son tambinpecados y debilidades nuestros y que la pureza delEvangelio nos llega siempre a travs de una media-

    cin impura. Hay que tenerlo en cuenta no slo en lateora; hay que tenerlo presente siempre. Como en-foque y como criterio para afrontar las situacionesconcretas, los problemas y las tensiones en la vidaeclesial.

    Y, dentro de la comunin eclesial, no es justo sergenerosos en indulgencia y comprensin con los pe-cados y las debilidades de los de fuera y no practicarnunca esas mismas actitudes con los de dentro (oincluso ser con ellos ms duros e inmisericordes).

    La debilidad y el pecado de la Iglesia, en defini-tiva, solamente se pueden llevar con dignidadevanglica cuando somos capaces de integrar-los en la fe; es decir, la cruz eclesial forma partede la dinmica de la fe. Y puesto que lo que noes asumido no puede ser redimido, ni sanado,ni elevado, estaremos necesitando siempre esaserena lucidez para detectar dnde estn lassombras y ese paciente empeo por alcanzarcotas de mayor autenticidad.

    Las formas de vida consagrada nosotrostambin estamos llamados a ser expertos encomunin.No hemos de olvidarlo ni un solo da

    en el ejercicio de nuestro servicio misionero dela Palabra.

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    Ejercicio 4: Luces y sombras

    1. En dos columnas anota los valores que descubres en la Congregacin y en la Iglesia universal.

    CONGREGACIN IGLESIA

    Organismo Iglesia local

    2. Al lado de cada rasgo, de cada valor puedes ir anotando aquello que te parecen sombras3. Acerca ahora tu mirada a tu Organismo (Provincia, Delegacin..) y a la Iglesia local en la que est inserta tu comu -

    nidad. Anota los nuevos rasgos que descubres.4. Mira a la Iglesia, mira a la Congregacin y contmplate a mismo (como hijo de la Iglesia, como hijo de la Con-

    gregacin).5. Fjate ahora en lo que has escrito. Intenta descubrir las posibles relaciones, las implicaciones, las conexiones que

    se dan.

    6. Da gracias al Seor.

    2.5. Cuestin de libertad

    Cuantas ms veces se lee el captulo VII de nues-tras Constituciones mejor se comprende que esto denuestra misin es una cuestin de libertad. Comotodo lo autnticamente evanglico!

    Solo las personas libres, tocadas por la gracia deDios, son las que transforman la realidad, las quepermiten que lo ms autntico y genuino crezca y sedesarrolle en la Iglesia para servicio del mundo. Delas personas libres es de las que ms se sirve Diospara hacer avanzar en la historia su proyecto salva-dor. De las personas libres se sirve el Espritu pararenovar y reformar las familias, las instituciones ylas obras eclesiales.

    No tienes la sensacin de que estamos necesi-tando en la sociedad, en la Iglesia, en la Congregacinpersonas realmente libres, verdaderamente libres,decididamente libres, audazmente libres?

    El servicio misionero de la Palabra, para ser vi-vido con verdad y autenticidad, precisa claretianosque hayan recorrido el largo camino de la libertad ;que hayan abandonado las cadenas de las seguri-dades de Egipto, se hayan dejado guiar por el desier-to sin nada ms que lo puesto y, despojados de smismos, hayan sido revestidos de la libertad de la

    Pascua.Si este don no lo pedimos tambin con lgri-mas poco fruto puede dar nuestro ministerio. Lahabilitacin para la misin que es tarea del Esprituen nuestra dbil carne nos pide estar dispuestos a

    asumir todo el proceso hasta ser saeta ligera paraser lanzada. Para consagrarnos libremente a nues-tra vocacin misionera (cf. CC 49). No puede ser de

    otro modo. No hay misin sin libertad.Y lo sabemos bien que solo desde el amor lalibertad germina, solo desde la fe van crecindolealas. No hay libertad sin experiencia de sabernosgratuitamente amados y salvados. No hay libertadsin la audaz confianza de sabernos sostenidos yguiados en la vida. Solo Dios basta. Sin las expe-riencias de incondicionalidad poco lastre podremossoltar. Solo se queman las naves cuando Dios nos essuficientsimo (cf. Aut 445). Sin aadiduras.

    La libertad cristiana es fruto del amor y de la fe. Y ya vamos sabiendo tambin que lo que ms noscuesta es la experiencia teologal: vivir de la fe y delamor, nacer de nuevo (cf. Jn 3,3). El estatuto de lavida nueva en Cristo es don y tarea. Por eso, la liber-tad hija del xodo y de la pascua no es algo quepodamos dar por supuesto; es algo que hemos depedir confiadamente, anhelar sinceramente y traba-

    jar honradamente.En lo ms ntimo de nosotros mismos, en las es-

    tructuras eclesiales, anidan siempre larvas de ser-vilismo, de sometimiento, de esclavitud. Solamenteel antivirus de la cruz del Seor puede contrarrestar

    ese veneno. Estamos serenamente dispuestos aentregar esa ofrenda?

    Acostumbrarse. Es una tentacin, un pecado queni siquiera lo parece. Por ello es tan seductor. Casi sindarnos cuenta entramos a formar parte del grupo

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    de sus fieles seguidores. Vivir en actitud de vigilan-cia, abiertos a las sorpresas del Espritu, es pan quediariamente ha de formar parte de nuestro sustentosi queremos andar de verdad por los caminos del se-guimiento.

    Adorar el becerro. Es una tentacin, un pecadoque necesita finura de discernimiento para ser de-tectado y confesado. Los becerros de la seguridad,de la profesionalidad, de la autorrealizacin no han

    desaparecido del escenario actual. Reclaman tiempo,energas, dedicacin que hay que sustraer al culto delnico Dios vivo y verdadero. Lo de adorar a dos seo-res est claro que tarde o temprano pasa factura yvivir en la inautenticidad siempre acaba mal. Renovarnuestras renuncias bautismales, revivir el acto de laprofesin religiosa, no debera ser solo para las oca-siones especiales; su dinamismo interno necesitaser incorporado a nuestro diario latir misionero.

    La acomodacin, los dolos, la falta de entregaEs bueno que, cada uno, en la sinceridad de su con-

    ciencia, tome nota de los recortes, obstculos y tram-pas que acosan a su libertad para el servicio de Diosy los hermanos. Y, con lucidez, proseguir el camino deliberacin fiado de la gracia, sin omitir los medios quela sabidura de nuestra familia religiosa pone a nuestradisposicin. Tendrs ocasin de volver sobre todo elloen el Cuaderno 9.

    No amaron tanto su vida que temieran la muerte(Ap 12,11). Este es el testimonio y la leccin permanente

    de las personas ms libres: los mrtires de todos lostiempos. Los misioneros claretianos tenemos graciasa Dios dnde mirarnos y a quines acudir para que in-tercedan en nuestro camino de libertad. Hace poco msde un ao se estren la pelcula Un Dios prohibidosobre los 51 mrtires de Barbastro.Su testimonio y suintercesin, sin duda, nos harn ms fcil llegar a asimi-lar nuestro deber de anunciar la Buena Nueva del Reinoen fidelidad y fortaleza, sobre todo porque son muchoslos que a l se oponen, por ambicin de poder, por afnde riquezas o por ansia de placeres (CC 46).

    Ejercicio 5: En el camino de la libertad

    1. En un empo tranquilo, repasa la lnea de la libertad en tu vida de misionero clareano.2. De qu te sientes libre? De qu has sido liberado? Para qu te sabes libre? Dnde se sosene tu

    libertad?3. Da gracias al Seor.

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    3.Sugerenciasparal

    areunincomun

    itaria

    Organizarun encuentrode la comunidadcon uno de los responsables depastoral de la Iglesia local en la queestamos insertos.

    Segn el tipo de obra pastoral quetenga encomendada la Comunidad se pue-de invitar al Vicario de Pastoral o al Arcipresteo al Delegado de Catequesis y Enseanza o al deMedios de Comunicacin

    La finalidad del encuentro es la de compartir laexperiencia de comunin eclesial e intercambiar la vi-sin y valoracin que tienen la Comunidad claretiana y laIglesia particular.

    Para el mejor desarrollo de este encuentro pueden servirlas siguientes sugerencias:

    1. La comunidad claretiana, en fechas prximas antes del

    encuentro, se rene para compartir la visin personal quese tenga acerca de la vida de la Iglesia particular:sus lucesy sombras. Con ello se pretende tomar conciencia de cmo sesienten Iglesia y cmo estn viviendo la comunin eclesial.

    2. Un hermano de la Comunidad toma nota de todo elloen vistas alencuentro programado.

    3. En dicha reunin se ora expresamente por la Iglesia local.4. Con antelacin suficiente, el Superior concreta y anuncia la fecha y moda-

    lidad del encuentrocon el responsable diocesano.5. En el mismo encuentro de la comunidad con el responsable diocesano de

    pastoral se pueden contar con:

    - Algunas informaciones de inters sobre la comunidad claretiana y sobre la Igle-sia local. - Un intercambio coloquial sobre cmo percibe la comunidad a la Iglesia local y cmo

    percibe el responsable diocesano la insercin de los claretianos en esa Iglesia particular. - Un tiempo de oracin compartida.

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    4.Pistasparalalectiodi

    vina

    Vivir el da a da dejn-donos guiar por el Espritudel Seor: a esto nos invita eltiempo ordinario que retomamos despus decelebrar la Solemnidad de Pentecosts. Vivir cadada como Servidores de la Palabra en la Iglesia: a esoestamos llamados.

    En estos 37 das que abarca este Cuaderno 5, la Pa-labra de Dios va a ofrecerte su alimento: su luz, su orien-tacin, su exigencia, su interpelacin Acogida con coraznabierto, ir haciendo su obra en nosotros: configurarnos comooyentes y servidores de Aquel que centra y sostiene nuestra vidamisionera.

    En estas cinco semanas vas a encontrar celebraciones litrgicasde gran calado: la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote (en al-

    gunos pases); las solemnidades de la Santsima Trinidad, Corpus Christi,Natividad de san Juan Bautista, Corazn de Jess, Inmaculado Corazn deMara.

    El recuerdo de grandes figuras apostlicas(san Bernab, san Antonio dePadua, san Luis Gonzaga, san Pedro y san Pablo, santo Toms, san Benito, sanBuenaventura) puede animarte en el compromiso pastoral. Como a nuestro Fun-dador, tambin a nosotros hacer memoria de estos grandes seguidores del Seor nosestimula en el servicio misionero.

    En los das de feria la primera lecturaest tomada de 1 y 2 Reyes, Ams, Oseas eIsaas.

    El Evangelio de Mateova a ser nuestra compaa mayor en este tiempo. La seccin que

    vamos a meditar (Mt 511) nos muestra la proclamacin de la cercana del reino de los cielos,una proclamacin que va dirigida a todos. Jess, nuevo Moiss, predica el Reino, con obras y pala-bras, y extiende este mensaje por medio de sus discpulos.

    Escuchar al Maestro y contemplarle anunciando y haciendo presente el Reino de Dios es el regaloque te ir ofreciendo la liturgia de la Palabra, da a da.

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    Qu anunciamos? Qu brota de nuestro corazn y rebosa en los labios? Es anuncio degracia, de dicha, de salvacin? Contempla al Maestro, sentado en lo alto, rodeado de lossuyos Contempla. Escucha: Bienaventurados!. Es para ti, que tienes hambre y sed de fe-licidad, de aventurar bien la existencia, de alcanzar una vida lograda Es para ti, constituidopor la gracia en heraldo del Seor, que sientes la urgencia de anunciar hoy buenas noticias,de compartir el hallazgo de un tesoro, de comunicar a todos el misterio ntegro de CristoContempla. Escucha. Acoge. Aprende. Testimonia.

    Lunes 9 de junio de 2014

    1 Re 17, 1-6 Sal 120 Mt 5, 1-12

    Martes 10 de junio de 2014

    1 Re 17, 7-16 Sal 4 Mt 5, 13-16

    Cmo est tu vida de iluminada?, cmo de sabrosa es tu existencia?, cmo de sazona-da se muestra tu conducta, tu quehacer? A quin dan gloria quienes te ven y te escuchan; aquin bendicen quienes reciben tu predicacin, tu enseanza, tu consejo, tu solicitud pasto-ral? Qu meloda proclaman tus obras? A qu danza convoca tu servicio evangelizador? Site privas del Pan sabroso, si te alejas de la Luz ardiente Si te vuelves soso Si te ocultastras la mscara de la funcin Si te encierras en tu privacidad Cmo vas a ser sal y darsabor a la vida, cmo vas a ser luz e iluminar en las noches! Cmo van a dar gloria a Diospor tu ministerio!

    Mircoles 11 de junio de 2014. Memoria de san Bernab, apstol Hch 11, 21b-26; 13,1-3 Sal 97 Mt 10, 7-13

    Lo que has recibido gratis, No lleves Hombre de bien, lleno de Espritu Santoy de fe. Mrate hoy en el espejo de la Palabra y en el espejo de la vida de Bernab. Cmova tu ministerio de gratuidad?, predomina la accin de gracias en tu oracin?, siembrascon generosidad tu tiempo, tus recursos, te siembras con generosidad? Qu llevas yqu dejas cuando vas a la accin pastoral, a la tarea evangelizadora? Eres un servidor de laPalabra en la Iglesia; pide la intercesin de Bernab. Nuestro mundo, nuestra Iglesia, nues-tra Congregacin necesita hombres de bien, llenos de fe, servidores de la universalidad delEvangelio, llenos de Espritu. Mrate en la Palabra, mrate en Bernab.

    Jueves 12 de junio de 2014. Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote [Cal CMF, 195-199]

    Is 52,13-53,12 Sal 39 Heb 10, 11-18 Lc 22, 14-20

    Con el salmista confesamos: Aqu estoy para hacer tu voluntad. En nuestras entraasha prendido el fuego de su llamada. Llamados a ser siervos como el Siervo, a hacer ofrendade la propia vida, a entregarnos como pan partido, a ser ms eucarsticos cada da. l seofreci de una vez para siempre; su entrega es la fuente en la que bebemos la capacidad deentregarnos cada da, todos los das, un da ms Deseemos vivamente que nos siente asu Mesa y que se nos entregue, para ser alimento de su Pueblo.

    Viernes 13 de junio de 2014. Memoria de san Antonio de Padua, presbtero y doctor de la Iglesia[Ordenacin presbiteral de san Antonio Mara Claret: Cal CMF, 165-169]

    1 Re 19, 9.11-16

    Sal 26 Mt 5, 27-32

    No podemos ser seguidores suyos y sus testigos si nos negamos a que nos rectique la

    mentalidad, los criterios al uso que tenemos, las valoraciones que hacemos Pero, yo osdigo. Hay principios ideolgicos, valores en circulacin, criterios de conducta asumidos,aceptados, sociolgicamente respaldados Pero, yo os digo. S. Buscaremos su rostro.Nos cubriremos respetuosamente, como Elas, para que acontezca su revelacin. Buscare-mos, Seor, tu verdad, tu criterio, lo que T dicesaunque no sea polticamente correc-to, aunque se salga de la media sociolgica, aunque todo el mundo no lo vea as

    Sbado 14 de junio de 2014

    1 Re 19, 19-21 Sal 15 Mt 5, 33-37

    No basta no jurar en falso. Ni siquiera debes jurar. La palabra de Jess va ms all,apunta al corazn de la cuestin. Nos interesa entender lo que quera Jess. Nos interesacomprender qu comunidad quera el Seor: de transparencia, de lealtad, de conanza. El

    s, nuestro s, es un verdadero compromiso hacia el otro de tal modo que basta la palabrapara darle seguridad? Si digo s estoy diciendo que puedes contar conmigo? Que nues-tro hablar sea siempre decir la verdad, en conanza recproca, de modo que sea sucientecon nuestra palabra: s o no. Somos frgiles y dbiles. No hemos podido, hasta ahora, eli-minar el juramento. Llegar el da en que ya no apelemos a ningn testigo puesto que elotro, por ser mi hermano, me impone no engaarlo y decirle la verdad?

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    No creemos en cualquier dios ni en un Dios cualquiera. Confesamos nuestra fe en elmisterio adorable de un Dios que es comunin, comunicacin, relacin, donacin, entre-ga Nuestro ministerio se va haciendo ms connatural con la fe que profesamos: cuandotrabajan nuestras manos por superar la incomunicacin, la disgregacin, el aislamiento, laseparacin, la divisin; cuando a nuestro anuncio le acompaan los gestos concretos decrear familia, de estrechar lazos, de establecer puentes, de sumar energas... As en la tierra,como ya es en la comunin del cielo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo.

    DOMINGO 15 DE JUNIO DE 2014. SOLEMNIDAD DE L A SANTSIMA TRINIDAD

    Ex 34, 4-6.8-9 Dn 3,52-56 2 Co 13, 11-13 Jn 3, 16-18

    Lunes 16 de junio de 2014

    1 Re 21, 1-16 Sal 5 Mt 5, 38-42

    En nuestro proceso de creyentes vamos hacia esos valores nuevos que estn en la en-traa del Evangelio. La superacin de la venganza, es uno de ellos. Qu haces por romperla espiral del dao, de la ofensa, de la violencia; por avanzar hacia esa meta a la que sedirigen los pasos de la nueva familia del Seor? Cultivemos en nosotros mismos, y en elejercicio concreto de nuestra misin, actitudes no-violentas. Porque as es el corazn delPadre. Ensayemos conductas nuevas, que superan el cumplimiento de la ley. Se dijopero, Yo os digo.

    Martes 17 de junio de 2014

    1 Re 21, 17-29 Sal 50 Mt 5, 43-48

    La nueva vida del Evangelio apunta alto. La referencia es la calidad del corazn del Pa-

    dre. No estamos llamados a vivir de mnimos. No hacemos ningn servicio en nuestra misinsi apuntamos corto; si por adaptar rebajamos, si por acomodar recortamos Pregntate:hasta dnde da de s la capacidad de amar que nos regala el Seor si nos ponemos a latarea con toda el alma? Hasta al enemigo, al adversario, al perseguidor puede alcanzar laverdad y la fuerza de nuestro amor. Nos atreveremos a amar como lo hace nuestro Padrecelestial? De eso se trata!

    Mircoles 18 de junio de 2014

    2 Re 2, 1.6-14 Sal 30 Mt 6, 1-6.16-18

    Cuando des limosna, hagas oracin, practiques el ayuno; cuando realices la accin pas-toral, cuando te relaciones con los dems, cuando hagas cualquier cosa en tu jornadacuidado con la vanagloria! No te exhibas, no busques el aplauso, no provoques el elogiono estropees las buenas obras! Estemos atentos, reconozcamos nuestra vulnerabilidadante el riesgo de caer. Que el Seor nos libre de la esclavitud del xito, de contentar sin ms

    a la gente. Lo que cuenta es la autenticidad de la relacin, comenzando con la relacin conel Padre celestial. Cultivmosla, cuidmosla.

    Jueves 19 de junio de 2014

    Eclo 48, 1-15 Sal 96 Mt 6, 7-15

    El deseo ardiente de que se realice el sueo de Dios sobre nosotros y sobre el mundo-que el Reino se manieste- nos adentra en la oracin. La experiencia de Dios como Padreal que le urge regalar a sus hijos la vivencia de la liacin y de la fraternidad nos alcanzacomo una bendicin. No es cierto que cuando rezamos con autenticidad hacemos nuestroel apasionado deseo de Jess? Pidamos con humildad, porque sabemos que es fruto de lagracia: lo necesario para cada da, el perdn de nuestras culpas, la paz entre nosotros, laresistencia en la prueba, la liberacin de todo inujo del mal. Verdad que an no sabemosrezar como conviene?

    Viernes 20 de junio de 2014

    2 Re 11, 1-4.9-18.20 Sal 131 Mt 6, 19-23

    El placer de acumular es venenoso. Y pone en peligro el ejercicio del ministerio anteel pueblo de Dios. La gente perdona muchos defectos de los ministros y servidores delEvangelio. Saben disculpar nuestras faltas. Pero, ante la avaricia Cuando notan que lospastores son vidos de dinero, que lo acumulan para no se sabe qu propsitos, su ministe-rio queda desautorizado. Vigilemos nuestro corazn. Dnde lo tenemos puesto? En qutesoros, en qu riquezas?

    Sbado 21 de junio de 2014. Memoria de san Luis Gonzaga, religioso

    2 Cro 24, 17-25 Sal 88

    Mt 6, 24-34

    Quien se preocupa ms de lo debido o se sobrevalora, o no acaba de conar y terminapor suplantar al Padre providente que cuida amorosamente de todas sus criaturas. Saberse

    en las manos del Padre celestial es un estupendo antdoto para mitigar nuestra naturalezaansiosa. No es verdad que el Padre nos quiere con un corazn libre de las necesidades y delas inquietudes que tienden a sofocar la Palabra? Hemos de aprender a pedir que nuestrocorazn sea liberado de las preocupaciones intiles y sea colmado por la paz y la serenidadque Dios promete a sus hijos. Hagmoslo hoy al comenzar la jornada, implormoslo a lolargo de nuestro cotidiano quehacer.

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    en la vida cotidianaLa Fragua

    spiritusdomini

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    Prenda de resurreccin, la Eucarista es la celebracin de la vida. En ella todo se nos da.En ella todo lo recibimos: la palabra, el pan, la presencia... No hay misionero claretiano sinEucarista diaria. No hay servidor de la Palabra en la Iglesia si se abandona o se descuida laMesa del Seor. Venerar de tal modo los misterios de su Cuerpo y de su Sangre hasta sertransformados en aquello que comemos y veneramos. Venerar de tal modo los misterios desu Cuerpo y de su Sangre que nos sea, cada da ms fcil, reconocerlo y servirlo en aquelloscon quienes se identic de modo especial: tuve hambre, tuve sed, estaba desnudo, estabaen la crcel

    DOMINGO 22 DE JUNIO DE 2014. SOLEMNIDAD DEL STMO. CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

    Dt 8, 2-3.14-16 Sal 147 1 Co 10, 16-17 Jn 6, 51-58

    Lunes 23 de junio de 2014 [E. Pedro Mardones: Cal CMF, 179-185]

    2 Re 17, 5-8.13-15.18 Sal 59 Mt 7, 1-5

    Qu nos pide hoy el Seor a nosotros que instintivamente formulamos juicios sobretodo aquello que cae en nuestro campo de percepcin: personas, situaciones, aconteci-mientos? Nos exhorta a algo imposible, impracticable? Pongmonos a ello: no juzgarnunca el corazn de nadie, porque slo el Padre celestial lo conoce; abstenerse de hacerjuicios tajantes, destructivos, denitivos Sinceramente y con humildad pidamos perdnpor todos nuestros juicios temerarios, precipitados, sin misericordia, duros, rgidos, conde-natorios. Tenemos mucho camino por delante.

    Martes 24 de junio de 2014. Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista

    Is 49, 1-6 Sal 138 Hch 13, 22-26 Lc 1, 57-66.80

    Acogemos la invitacin que se nos hace hoy, al celebrar el nacimiento de Juan el Bautis-ta, al gozo profundo, a la alegra. Tomamos conciencia de los motivos que tenemos, como

    servidores de la Palabra en la Iglesia, para la alegra espiritual. Como Juan, saltamos de gozoporque hemos conocido a Jess, el Seor y nuestro encuentro con l ha dado sentido anuestra vida. Como Juan revivimos el don de la llamada (hizo mi boca una espada alada,me hizo echa bruida) Como Juan reconocemos el encargo recibido: mostrarle a lasgentes como Cordero que quita el pecado del mundo. Como Juan nos sabemos invitados amantenernos rmes en el testimonio hasta la entrega de la vida.

    Mircoles 25 de junio de 2014

    2 Re 22, 8-13.23, 1-3 Sal 118 Mt 7, 15-20

    Una invitacin al realismo: hay falsos profetas. Una llamada al discernimiento: por susfrutos los conoceris. Los falsos profetas existen y tienen capacidad de engaarnos. Jessnos advierte sobre los que no alardean, sobre los que aparecen camuados: de modo man-so, afable, pero que acaban haciendo estragos. Necesitamos anar. Estar atentos a las sea-les de peligro. Y, sobre todo, estar connaturalizados con lo que son los frutos que nos dan la

    clave para discernir. Cules son los frutos del ministerio autntico, de la profeca verdadera,de la misin de los servidores de la Palabra en la Iglesia? Cmo se dan en nosotros? Quves en ti?

    Jueves 26 de junio de 2014

    2 Re 24, 8-17 Sal 78 Mt 7, 21-29

    El sermn del monte se cierra con una vigorosa llamada a edicar la vida sobre la rocarme de la Palabra del Seor. Llamada que hoy se puede convertir, en mi corazn y en eltuyo, en una preciosa invitacin a detenernos y ver cmo estamos construyendo nuestrasvidas de creyentes, dnde estamos asentado el modo de proceder, sobre qu cimientosse alza nuestro ministerio, la predicacin, la solicitud pastoral, la vida misionera Bien sa-bemos que no basta decir: Seor, Seor. Reconozcamos, como los contemporneos delSeor, que l nos habla con autoridad. Dmosle hoy, de nuevo, crdito a su llamada, a susinterpelaciones. As sea.

    Viernes 27 de junio de 2014. Solemnidad del Sagrado Corazn de Jess

    Dt 7, 6-11 Sal 102 1 Jn 4, 7-16 Mt 11, 25-30

    Jess exultante de jbilo. Jess inundado del gozo que le produce la experiencia inigua-lable que tiene de Dios como Abb. Jess que nos abre las puertas de su Corazn pararevelarnos el misterio del Corazn del Padre: su inclinacin, su predileccin, su identicacincon los pequeos, con los perdidos, con los excluidos, con los desheredados Celebrar elCorazn de Jess es adentrarse en el ncleo de la revelacin: todo el que ama, ha nacido deDios y conoce a Dios, porque Dios es amor. El gran pecado es no amar. La mejor adoracindel Sagrado Corazn de Jess es desvivirse en el amor. As, sin ms, sin glosas.

    Sbado 28 de junio de 2014. Solemnidad del Inmaculado Corazn de Mara

    Is 61, 9-11 1 Sam 2,1-8 Ga 4, 4-7 Lc 2, 41-52

    Los asuntos del Padre, su plan, su proyecto: su Reinado. Esa es la clave de comprensinde la persona de Jess, desde su infancia. Nadie entiende nada, nadie discute nada, ni siquie-ra sus propios padres. Mara guardaba todo esto en su corazn (aqu tenemos la primerapincelada del modelo de discpulo dcil a la Palabra). Contemplar el corazn de Mara esadentrarse en la dinmica de cmo podemos llegar a ser de verdad discpulos del Seor.Celebrar la esta es, para toda la Familia Claretiana, rearmar que sin ternura, sin corazn nohay misin. Felicidades!

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    la vida cotidianaa Fragua

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    Nuestro servicio misionero de la Palabra bebe en la manera paulina de evangelizar, desuscitar la fe, de consolidar las comunidades de creyentes. Por ser esforzados colaborado-res de los Pastores nuestro servicio misionero de la Palabra est al servicio de la comunineclesial. Con Pedro y con Pablo hacemos confesin de fe. En el centro de nuestra vida, denuestra tarea, de nuestros afanes, de nuestras penas y alegras, lo fundamental, lo primor-dial, lo decisivo es la amistad, el seguimiento y la identicacin con Jess. T eres el Mesas,el Hijo de Dios vivo, Para m la vida es Cristo. Confesar, testimoniar, traslucir esto porah ha de trascurrir nuestra vida verdad?

    DOMINGO 29 DE JUNIO DE 2014. PEDRO Y PABLO, APSTOLES Y COMPATRONOS [187-199]

    Hch 12, 1-11 Sal 33 2 Tim 4, 6-8.17-18 Mt 16, 13-19

    Lunes 30 de junio de 2014

    Am 2, 6-10.13-16 Sal 49 Mt 8, 18-22

    Como al letrado tambin a nosotros nos mueve el deseo de ir tras las huellas del Se-or. Como al letrado tambin a nosotros nos recuerda hoy el Seor su estilo de vivir paraque contrastemos: l no tuvo donde reclinar la cabeza Como ese otro discpulo que pideun aplazamiento, tambin a ti y a m el Seor nos puede preguntar hoy: qu entiendes porprimero?, qu es en la prctica lo primero en tu vida, en tu tarea?, qu es lo que te hacegastar ms energas? La disponibilidad sin clculos, la libertad sin recortes, la entrega sincondiciones. El Hijo del Hombre siempre reclama por ah Hoy tambin.

    Martes 1 de julio de 2014

    Am 3, 1-8; 4, 11-12 Sal 5 Mt 8, 23-27

    Nunca ha sido fcil la tarea evangelizadora en seguimiento del Seor. En toda pocay situacin pueden levantarse o arreciar las dicultades, las penalidades, las adversidades,los fracasos y la persecucin. Crecer en fe y en conanza es abrirse, en esas situaciones dehundimiento, a una presencia real y misteriosa, la del Seor que parece dormir. Solamente lafe y la conanza, probada y acrisolada, nos hace avanzar en el camino real del seguimiento.A quin invocas en la tormenta?, a quin acudes en la dicultad? La fe atraviesa la oscu-ridad. La conanza abre caminos nuevos

    Mircoles 2 de julio de 2014

    Am 5, 14-15.21-24 Sal 49 Mt 8, 28-34

    Nuestro servicio pastoral tiene un claro componente de lucha contra el mal. Ir ganandoterreno frente a las fuerzas que tienen a tantas personas sometidas a una vida in-humanaforma parte de nuestro quehacer como discpulos del Mesas. Una lucha en la que hay quecontar con resistencias y oposicin. Seamos lcidos. Trabajar en la recuperacin de la dig-nidad perdida exige un peaje que no todos quieren ofrecer. Siempre habr a quien no le

    interese que las cosas cambien porque en sus clculos no es rentable para ellos. Estemossiempre cerca del Seor para poder enfrentar el mal, para hacerlo lcidamente, para cargarcon las consecuencias

    Jueves 3 de julio de 2014. Fiesta de santo Toms, apstol y compatrono [Cal CMF, 205-209]

    Ef 2, 19-22 Sal 116 Jn 20, 24-29

    He aqu una buena ocasin para agradecer al Seor que su Palabra narre tambin nues-tras historias, y nos retrate al vivo en nuestras dudas y bsquedas, en nuestro camino de fe.Hoy sintete Toms. Porque es que todos somos Toms! Slo la fe nos hace bienaven-turados y discpulos del Seor. Slo haber visto y tocado en fe nos hace bienaventuradosy discpulos Repasa hoy las veces que has podido tocar en fe las heridas del Seor (entantas personas con las que has estado en contacto en la misin). Repasa hoy las veces quehas visto en fe el rostro del Seor, en los mltiples rostros con que se nos acerca, cada daVer y tocar en fe. Hoy tambin.

    Viernes 4 de julio de 2014

    Am 8, 4-6.9-12 Sal 118 Mt 9, 9-13

    Uno de los gestos ms expresivos de la novedad que nos llega del Maestro de Nazaretson las comidas abiertas a todos, sin discriminaciones de ningn tipo y las comidas escanda-losas con los pecadores, marginales, gente fuera del sistema Cunta carga de profundi-dad lleva tomarse en serio los cosas del Seor! Cmo anda nuestra vida y misin en eso deponer en prctica la novedad que l nos ense, proclam y practic? Quines son los quese sientan a la mesa de nuestro quehacer pastoral? Quines no estn? A quines vamos abuscar? A quines no salimos al encuentro?

    Sbado 5 de julio de 2014

    Am 9, 11-15

    Sal 84 Mt 9, 14-17

    Vives con la conciencia de que ya ha comenzado la esta del Reino de Dios, a pesar y enmedio de todas las penalidades, o an pesa en ti la antigua condicin, la vieja mentalidad,los mritos y la ley? La Buena Noticia no se casa con apaos, ni con remiendos; no se reducea simples retoques o pequeas reformas Nuestra misin es convocar a la vida nueva, enCristo Jess el Hombre Nuevo. Los amigos del Novio se sacuden la tristeza heredada. Losamigos del Novio saben distinguir el sabor del nuevo vino del Reino. Los amigos del Novioson amigos de los pobres, pequeos y olvidados Nosotros qu somos: simplemente co-nocidos o verdaderos amigos del Novio?

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    en la vida cotidianaLa Fragua

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    Hemos de ser personas formadas y preparadas, bien formadas, slidamente prepara-das. Ser Servidores de la Palabra en la Iglesia nos pide, entre otras cosas, cualicacin, capa-citacin Esto es necesario, pero no es suciente. Siempre estaremos necesitando el donque regala el Seor a los sencillos de corazn. En esto, pedir y suplicar, sin cansarse; y abrirsea la accin del Espritu. Seamos de quienes van por la vida con un corazn tan abierto a lagratitud y el reconocimiento como el que maniesta Jess. Da hoy muchas gracias al Padrepor la revelacin que hace a la gente sencilla; da muchas gracias por la sabidura evanglicaque has encontrado en tanta gente sencilla que has conocido

    DOMINGO 6 DE JULIO DE 2014. XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

    Zac 9, 9-10 Sal 144 Rm 8, 9.11-13 Mt 11, 25-30

    Lunes 7 de julio de 2014

    Os 2, 14-16.19-20 Sal 144 Mt 9, 18-26

    Nuestra referencia es siempre Jesucristo. En todo y para todo. l maniesta su amor paracon los pobres y los enfermos, para con los pequeos y con los pecadores. l nunca permaneciindiferente ante el sufrimiento humano. El dolor de ese padre y la vergenza de esa mujer delEvangelio de hoy concentran y resumen todos nuestros males personales y colectivos. Si vivimosunidos a l, vencedor del pecado y de la muerte, no es verdad que nuestras palabras y obras pue-den llegar a ser medicinales, sanantes, revitalizadoras? Slo unidos al Viviente, en comunincon l, podremos comunicar vida no podemos olvidarlo!

    Martes 8 de julio de 2014

    Os 8, 4-7.11-13 Sal 113 B Mt 9, 32-38

    El resumen que hace el evangelista sobre la actividad del Maestro nos invita hoy a contemplaral Seor para aprender (mirarle para imitarle): recorra, enseaba y curaba; todas las ciudades yaldeas, todas las sinagogas, todas las dolencias Estamos llamados a dejar nuestra comodidady salir al encuentro de Estamos llamados a ensear todo lo que l nos dijo Estamos llamadosa realizar los gestos que hoy traigan la vida, la salud, la plenitud Con pasin, con intensidad,con espritu universal: a todos los caminos, a todas las gentes Como Claret: Mi espritu es paratodo el mundo. Desde la urgencia de la evangelizacin, brota natural la splica: enva, obrerosa tu mies, Seor.

    Mircoles 9 de julio de 2014

    Os 10, 1-3.7-8.12 Sal 104 Mt 10, 1-7

    Jess llam a sus doce discpulos. Id y proclamad que el Reino de los cielos est cerca. Hoypodemos ir de la Palabra a las Constituciones y renovar, un da ms, el s vocacional. A nosotros, lla-mados a semejanza de los Apstoles, se nos ha concedido tambin el don de seguir a Cristo en comu-nin de vida y de proclamar el Evangelio a toda creatura, yendo por el mundo entero(CC 4). Renovarla decisin de adelantar en el camino del seguimiento Avivar el celo misionero En aquel tiempo yen este tiempo Jesucristo llama y otorga autoridad para expulsar el mal, para hacer crecer la corrientedel bien Agradece que l hay puesto tu nombre en la lista de sus discpulos.

    Jueves 10 de julio de 2014

    Os 11, 1b-4.8c-9 Sal 79 Mt 10, 7-15

    El seguimiento de Cristo, tal como se propone en el Evangelio, es, pues, para nosotrosla regla suprema. En la jornada de hoy queremos escuchar de nuevo al Maestro cuando nospropone las reglas de la vida apostlica: gratuidad, vida itinerante y desprendida Cmo esta-mos traduciendo hoy las exigencias de la misin evanglica al contexto en el que desarrollamosnuestra misin? Qu signica hoy limpiar leprosos o echar demonios? Cmo acercar elmensaje de la paz a las casas, a los hogares, a las familias, a los abandonados? La itineranciaque se nos pide es tambin de la mente, de los afectos? Nuestro estilo de misin se nutre dela contemplacin del Evangelio.

    Viernes 11 de julio de 2014. San Benito, abad, patrono de Europa [P. Felipe Maroto: Cal CMF, 211-215]

    Os 14, 2-10 Sal 50 Mt 10, 16-23

    No hay misin sin cruz. No hay seguimiento sin entrega. No ha habido en la historia autnticacomunidad del Seor sin persecucin. En la escuela del seguimiento, tarde o temprano, hay que cursarla asignatura de la entrega y conjugar el verbo sufrir. Por comunin con el Maestro (ningn discpuloes nunca ms que l), por delidad al Mensaje (contra el Reino siempre se levantan las fuerzas delanti-reino), por cargar con las consecuencias de tomarse en serio el amor y el servicio Pero, nuncasolos. En ninguna situacin, abandonados. El Espritu de nuestro Padre (y de nuestra Madre) hablaren nosotros, se har fortaleza en nuestra debilidad.

    Sbado 12 de julio de 2014

    Is 6, 1-8

    Sal 92 Mt 10, 24-33

    La causa del Evangelio no es una causa perdida, aunque a veces lo parezca. Porque esten manos del Padre celestial. Esta verdad la vivi en inigualable experiencia Jess. La expe-riencia de Dios como su Abb fue la fuente de su sabidura, de su extraordinaria conanzay de su radical libertad. Por qu nos resulta difcil tomarnos en serio su mensaje, vivir comol vivi y enfrentar la dicultad, el dolor, el sufrimiento y la entrega de la propia vida como llo hizo? Quiz, sencillamente, porque Dios no es para nosotros lo que fue para l Pidamosseguir caminando hacia esa experiencia de Dios. Vosotros, hasta los cabellos de la cabezatenis contados. Por eso, no tengis miedo

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    la vida cotidianaa Fragua

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    El vigor y la fuerza de las semillas del Evangelio tienen la garanta de Dios. Es verdadque su modo de hacer, ya desde el comienzo, dista de lo que cabra esperar con criterios deproductividad y ecacia empresarial. La cosecha ser generosa, Dios la avala. Lo nuestro essembrar, con generosidad, con liberalidad. Y hacerlo con la conviccin profunda de que elSeor dar el crecimiento y el fruto. Lo nuestro es reejar, para que todos mirndonos enel espejo de la Palabra- podemos descubrir las actitudes, barreras e impedimentos que pone-mos a las semillas que el Seor quiere hacer fructicar como cosecha esplndida.

    DOMINGO 13 DE JULIO DE 2014. XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

    Is 55, 10-11 Sal 64 Rm 8, 18-23 Mt 13, 1-23

    Lunes 14 de julio de 2014

    Is 1, 11-17 Sal 49 Mt 10, 34-11,1

    Cuando hemos prestado nuestra adhesin al Seor sabemos que tomamos partido. Que-en la medida en que su Palabra y su Proyecto estn en el centro de nuestro pensar, sentir yobrar- todo lo dems est llamado a ocupar puestos perifricos. Cuando la Palabra y el Pro-yecto de Jess estn asentados en nosotros, poco a poco, vamos asimilando las paradojasevanglicas, se van disolviendo las aparentes contradicciones y se descubre el sentido deesa nueva lgica del Reino. Qu es perder?, qu es ganar? Pregntate desde donde lo mi-ras, desde dnde lo quieres vivir. Sabemos bien que a generosidad nunca vamos a ganar alSeor, por eso: a qu viene tanta preocupacin?

    Martes 15 de julio de 2014. Memoria de san Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia

    Is 7, 1-9 Sal 47 Mt 11, 20-24

    Hemos sido agraciados abundantemente. Los medios, recursos y dinamismos a nuestroalcance para corresponder a tanta oferta de gracia no han sido escasos Pero, bien sabe-mos, que todo ello no es automticamente seal de respuesta generosa, el, entusiasta,entregada Al hilo de la sentida lamentacin del Seor por la escasa apertura de los lugaresdonde ms energas, dedicacin y signos ofreci (Corozan, Betsaida, Cafarnan) revisemosnuestras cerrazones, resistencias y justicaciones en el camino de la vida y de la misin. Pida-mos hoy la gracia grande de estar de verdad en estado permanente de conversin personaly de alentar la permanente reforma de la vida eclesial.

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    Anexo 1: Instruccin Mutuae Rela-tiones, n. 12

    Todo carisma autnco lleva consigo una cierta carga de genuina no-vedad en la vida espiritual de la Iglesia, as como de peculiar efecvidad,que puede resultar tal vez incmoda e incluso crear situaciones diciles,

    dado que no siempre es fcil e inmediato el reconocimiento de su provenien-cia del Espritu.La caracterizacin carismca propia de cada Instuto requiere, tanto por

    parte del Fundador cuanto por parte de sus discpulos, el vericar constantementela propia delidad al Seor, la docilidad al Espritu, la atencin a las circunstancias y lavisin cauta de los signos de los empos, la voluntad de insercin en la Iglesia, la con-ciencia de la propia subordinacin a la sagrada Jerarqua, la audacia en las iniciavas, laconstancia en la entrega, la humildad en sobrellevar los contraempos. La exacta ecuacinentre carisma genuino, perspecva de novedad y sufrimiento interior, supone una conexinconstante entre carisma y cruz; es precisamente la cruz la que, sin juscar los movos inme-diatos de incomprensin, resulta sumamente l al momento de discernir la autencidad de unavocacin.

    Cada religioso personalmente ene tambin sus propios dones que el Espritu suele dar precisa-

    mente para enriquecer, desarrollar y rejuvenecer la vida del Instuto en su cohesin comunitaria y ensu tesmonio de renovacin. Pero el discernimiento de tales dones y de su ulizacin debe tener comomedida la congruencia de los mismos con el eslo comunitario del Instuto y las necesidades de la Iglesiaa juicio de la legma autoridad.

    5.T

    extosp

    ara

    pro

    fund

    izar

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    Anexo 2: Mutuae Relationes, n. 15

    La misin del Pueblo de Dios es nica y constuye, en cierta manera, el ncleo de todo el misterio eclesial. En efecto, elPadre sanc al Hijo y lo envi al mundo (Jn 10,36) mediador entre Dios y los hombres (cfr. AG 3); el da de Pentecosts, Cristoenvi desde el Padre al Espritu Santo para que realizara su obra sancadora desde dentro y provocara de ese modo el creci -miento de la Iglesia (AG 4). De ah que la Iglesia es, a lo largo de toda su historia, en Cristo y a causa del Espritu, misionera pornaturaleza (AG 2; cfr. LG 17).

    Todos, Pastores, Laicos y Religiosos, cada uno segn su propia misin, son llamados a un quehacer apostlico (cfr. AG 4) queene su fuente en la caridad del Padre; el Espritu, por su parte, lo nutre, vivicando las instuciones eclesiscas en calidad de

    alma de las mismas e infundiendo en el corazn de los eles aquel mismo nimo misionero que movi a Cristo (AG 4). As pues,la misin del Pueblo de Dios no podr consisr jams en mera acvidad exterior, ya que la tarea apostlica no puede en modoalguno limitarse a la sola promocin humana, por digna que sea, siendo as que toda acvidad pastoral y misionera hunde susraces en la parcipacin del misterio de la Iglesia. Y la misin de la Iglesia por su misma naturaleza no es otra cosa que la misindel mismo Cristo prolongada en la historia del mundo; consiguientemente, consiste ante todo en comparr la obediencia deAqul que se ofreci al Padre por la vida del mundo (cfr. Hebr 5, 8).

    Anexo 3: La vida fraterna en comunidad, n. 10

    No se puede, pues, hablar unvocamente de comunidad religiosa. La historia de la vida consagrada tesca modos dife -rentes de vivir la nica comunin, segn la naturaleza de cada Instuto. De este modo hoy podemos admirar la maravillosa

    variedad de familias religiosas que enriquecen a la Iglesia y la capacitan para toda obra buena, y, por lo mismo, la variedad deformas de comunidad religiosa.Sin embargo, en la variedad de sus formas, la vida fraterna en comn se ha manifestado siempre como una radicalizacin

    del comn espritu fraterno que une a todos los crisanos. La comunidad religiosa es manifestacin palpable de la comuninque funda la Iglesia, y, al mismo empo, profeca de la unidad a la que ende como a su meta lma. Expertos en comunin,los religiosos estn llamados a ser en la comunidad eclesial y en el mundo tesgos y arces de aquel proyecto de comuninque est en el vrce de la historia del hombre segn de Dios. Ante todo, con la profesin de los consejos evanglicos, quelibera de todo impedimento el fervor de la caridad, se convierten comunitariamente en signo profco de la nma unin conDios amado por encima de todo. Adems, por la experiencia codiana de una comunin de vida, oracin y apostolado, que escomponente esencial y disnvo de su forma de vida consagrada, se convierten en signo de comunin fraterna. En efecto,en medio de un mundo, con frecuencia profundamente dividido, y ante todos sus hermanos en la fe, dan tesmonio de la po -sibilidad real de poner en comn los bienes, de amarse fraternalmente, de seguir un proyecto de vida y acvidad fundado enla invitacin a seguir con mayor libertad y ms cerca a Cristo Seor, enviado por el Padre para que -como primognito entre

    muchos hermanos- instuyese una nueva comunin fraterna en el don de su Espritu.Esto resultar tanto ms visible cuanto ms sientan ellos mismos no slo con la Iglesia y en la Iglesia, sino tambin a la

    Iglesia, idencndose con ella en plena comunin con su doctrina, con su vida, con sus pastores, con sus eles y con su misinen el mundo.

    Parcularmente signicavo es el tesmonio ofrecido por los contemplavos y las contemplavas. Para ellos la vida fra -terna ene dimensiones ms amplias y profundas derivadas de la exigencia fundamental en esta especial vocacin, es decir, labsqueda de Dios solo en el silencio y en la oracin.

    Su connua atencin a Dios hace ms delicada y respetuosa la atencin a los otros miembros de la comunidad, y la contem-placin se convierte en una fuerza liberadora de toda forma de egosmo.

    La vida fraterna en comn, en un monasterio, est llamada a ser signo vivo del misterio de la Iglesia: cuanto ms grande esel misterio de gracia, tanto ms rico es el fruto de la salvacin.

    De este modo, el Espritu del Seor, que reuni a los primeros creyentes y que connuamente congrega a la Iglesia en una

    sola familia, convoca tambin y alimenta las familias religiosas que, a travs de sus comunidades esparcidas por toda la erra,enen la misin de ser signos parcularmente legibles de la nma comunin que anima y constuye a la Iglesia, y de ser apoyopara la realizacin del plan de Dios.

  • 7/26/2019 Spiritus Domini Cuaderno 5

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    en la vida cotidianaLa Fragua

    spiritusdomini

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    Anexo 4: La vida fraterna en comunidad, n. 60

    Con su presencia misionera la comunidad religiosa se coloca en una determinada Iglesia parcular a la que comunica lariqueza de su consagracin, de su vida fraterna y de su carisma.

    Con su simple presencia no slo lleva en s misma la riqueza de la vida crisana, sino que al mismo empo es un anuncioparcularmente ecaz del mensaje crisano. Se puede decir que es una predicacin viva y connua. Esta condicin objeva,que evidentemente responsabiliza a los religiosos, compromendolos a ser eles a sta su primera misin, corrigiendo y eli -minando todo lo que puede atenuar o debilitar el efecto atrayente de esta imagen suya, hace sumamente deseada y preciosasu presencia en la Iglesia parcular, antecedentemente a cualquier otra consideracin.

    Por ser la caridad el carisma mayor de todos (cf. 1 Cor 13,13), la comunidad religiosa enriquece a la Iglesia, de la que esparte viva, ante todo, con su propio amor. Ama a la Iglesia universal y a esta Iglesia parcular en la que est inserta, porque esen la Iglesia y como Iglesia donde ella se sabe en comunin viva con la Trinidad, bienaventurada y beacante, fuente de todoslos bienes, y de este modo se convierte en manifestacin privilegiada de la nma naturaleza de la misma Iglesia.

    Ama a su Iglesia parcular, la enriquece con sus propios carismas y la abre a una dimensin ms universal. Las delicadas

    relaciones entre las exigencias pastorales de la Iglesia parcular y la especicidad carismca de la comunidad religiosa hansido estudiadas por el documento Mutu Relaones, que, con sus indicaciones teolgicas y pastorales, ha contribuido notable-mente a una ms cordial e intensa colaboracin. Ha llegado el momento de tomarlo de nuevo en las manos para imprimir unulterior impulso al espritu de verdadera comunin entre comunidad religiosa e Iglesia parcular.

    Las crecientes dicultades de la misin y de la escasez de personal pueden ser una tentacin de aislamiento, tanto para lacomunidad religiosa como para la Iglesia parcular; lo que ciertamente no favorece la comprensin ni la colaboracin mutua.

    De este modo, por una parte, la comunidad religiosa corre el riesgo de estar presente en la Iglesia parcular sin un vnculoorgnico con su vida y su pastoral; por otra parte, se ende a reducir la vida religiosa nicamente a las tareas pastorales. Msan, si la vida religiosa ende a subrayar con fuerza creciente la propia idendad carismca, la Iglesia parcular exige con fre-cuencia, de forma urgente y apremiante, energas para su pastoral diocesana o parroquial. El Mutu Relaones rechaza tantoel aislamiento y la independencia de la comunidad religiosa con respecto a la Iglesia parcular, como su prcca absorcin enel mbito de la Iglesia parcular.

    Del mismo modo que la comunidad religiosa no puede actuar independientemente o de forma alternava, ni menos an

    contra las directrices y la pastoral de la Iglesia parcular, tampoco la Iglesia parcular puede disponer caprichosamente, o segnsus necesidades, de la comunidad religiosa o de algunos de sus miembros.

    Es preciso recordar que no tener sucientemente en cuenta el carisma de una comunidad religiosa no benecia ni a laIglesia parcular ni a la misma comunidad. Slo si ene una precisa idendad carismca, puede insertarse en la pastoral deconjunto, sin perder su propia naturaleza, sino ms bien enriquecindola con su propio don.

    No hay que olvidar que todo carisma nace en la Iglesia y para el mundo, y debe remirse siempre a sus orgenes y a su n,y permanece vivo en la medida en que es el a ellos.

    La Iglesia y el mundo permiten interpretarlo, lo manenen vivo y lo impulsan hacia una creciente actualidad y vitalidad. Ca-risma e Iglesia parcular no pueden nunca contraponerse, sino apoyarse y complementarse, especialmente en este momentoen que surgen no pocos problemas de actualizacin del carisma y de su insercin en la realidad cambiante.

    En la base de muchas incomprensiones, est, tal vez, el fragmentario conocimiento recproco tanto de la Iglesia parcularcomo de la vida religiosa y de la misin del obispo con respecto a sta.

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