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Sri AurobindoSu vida, pensamiento y su legado
Aunque como expresó el mismo Sri Aurobindo, lo que ante todo importa en la vida espiritual de un hombre no es lo
que hizo o lo que era exteriormente para los hombres de su época sino lo que era y lo que hizo en su propio interior, ya
que esta transformación es lo único que en definitiva le da cierto valor a la vida externa, es importante a la hora de
comprender la Filosofía de este maestro, tener presente algunos eventos significativos en su vida.
A la luz de lo anterior, Sri Aurobindo se nos revela como un hombre y maestro en constante perfeccionamiento que
supo sacar el máximo provecho de todas las etapas de su vida con una entrega y concentración absolutas en el
mejoramiento de sí mismo.
Aurobindo Akroyd Ghose nació en Calcuta el 15 de agosto de 1872. Inició sus estudios, a los cinco años, en una
escuela de monjas irlandesas, junto a los hijos de los administradores británicos, en Darjeeling. Dos años más tarde
fue enviado a Inglaterra en donde fue dejado en manos de un pastor anglicano de Manchester, con instrucciones
estrictas de que no conociese a ningún hindú ni se expusiese a ninguna influencia india. En casa del pastor, perfeccionó
su inglés y aprendió latín, historia, geografía, matemática y francés. En 1884 ingresa en el St. Paul School en donde
aprende las lenguas griega, alemana, italiana y española para leer a Homero, Goethe, Dante y Cervantes. Aurobindo se
destaca como excelente estudiante, sin embargo, al llegar a la adolescencia se encuentra carente de recursos
económicos, ya que la ayuda de su padre cesa. Tanto es así que su alimentación se reduce “a una o dos rebanadas de
pan con mantequilla y una taza de té, por la mañana, y una salchicha por la tarde”. Entonces Aurobindo postula en
1889 a una beca en el King’s College de la Universidad de Cambridge, obteniéndola con el primer puesto en el examen
de Latín y Griego.
Así, como estudiante en Inglaterra durante catorce años, el joven Aurobindo supo absorber lo más sobresaliente de la
cultura occidental: dominando el Griego, el Latín, leyendo a Homero, Sófocles, Virgilio y Horacio, pero sobre todo,
sintonizando con la atmósfera de Cambridge, todo lo cual convierte a Sri Aurobindo en un caballero inglés. Sin
embargo, para él esto no era más que una etapa en su camino de su evolución.
A los veintiún años retorna a la India y tiene la posibilidad de acceder a los más altos puestos con las consiguientes
comodidades y ventajas económicas. No obstante, su corazón no está en ello, pues le inspira el ideal de una India libre
y trabaja con absoluta entrega a esta causa hasta 1910. Paralelamente Aurobindo recorrerá por un poco más de una
década los caminos del Oriente místico hasta llegar a la cima de la realización del Yoga tradicional. Había tomado
consciencia de que podía continuar indefinidamente adquiriendo información, leyendo más títulos, aprendiendo más
idiomas sin por ello conseguir un estado de liberación y realización espirituales. Así, nos dice: “El período decisivo de
mi desarrollo intelectual se produjo cuando pude ver claramente que cuanto decía el intelecto podía ser a la vez exacto
e inexacto, que cuanto el intelecto justificaba era verdadero y que lo contrario también lo era. Yo no admitía nunca una
verdad en mi mente sin admitir al propio tiempo lo contrario… Resultado: la magia del intelecto se había esfumado”.
En 1907 bajo la dirección del yogui Vishnu Bhaskar Lele alcanza la primera de las cuatro grandes realizaciones
espirituales en las que se funda su Metafísica. “Siéntate tranquilo e intenta que tu mente esté en calma y vacía de
pensamientos. Verás que todos tus pensamientos proceden del exterior. Simplemente, expúlsalos de ti a medida que
los vas percibiendo, antes de que entren en ti”. Entonces, Aurobindo consiguió en tres días un silencio nirvánico
acompañando de una percepción del mundo como una irrealidad, como una ilusión o maya. Era la realización del Yoga
tradicional de la Sabiduría, de la filosofía Vedanta de Shánkara. La experiencia de un Ser Absoluto más allá del espacio
y del tiempo.
En 1908 es arrestado por estar, supuestamente, vinculado al caso de la conspiración de Alipore. En esta misma fecha,
asimismo, tiene su segunda realización. Esta experiencia le hizo ver que el Ser Absoluto
se identificaba con todo los seres y, a la vez, con el conocimiento y la ignorancia, con lo grande y con lo ínfimo de la
creación.
En mayo de 1909 es absuelto de los cargos que pesaban en su contra. En junio del mismo año, comienza a editar el
semanario “Karma-Yoguin”, escrito y dirigido por él.
Siguiendo un imperativo espiritual, deja Calcuta y se dirige a Chandernagore en donde permanece algunos meses. En
abril de 1910 llega a Pondicherry, el lugar donde permanecerá hasta su muerte. Al comienzo
de su permanencia en esta última ciudad tiene su tercera realización. Era la visión de la Realidad Suprema (Lo Divino)
como algo simultáneamente estático y dinámico, caracterizada por el silencio y la expresión, el vacío y la creatividad.
Luego de cuatro años de practicar el yoga, funda, en agosto de 1914, una revista filosófica mensual, “Arya”. En ella, Sri
Aurobindo publica sus mayores obras: La Vida Divina, Síntesis del Yoga, El Ideal de la Unidad Humana, El Ciclo
Humano, La Poesía Futura, El Secreto del Veda, etc. La publicación de Arya finaliza en 1921. Desde 1922 a 1926
permanece inmerso en una vida puramente espiritual. Dirige, además, un grupo de aspirantes que se le ha unido. En
noviembre de 1926 alcanza su cuarta realización. Era el descenso de la supermente dentro de su ser físico. Desde esta
fecha se recluye en su habitación para concentrarse en su misión espiritual. Mirra Alfassa, su colaboradora espiritual, –
conocida como la Madre – se hace cargo de la dirección del grupo de discípulos. Comienza, también, en este período la
organización del Ashram. Desde 1926 hasta la fecha de su muerte, se contacta físicamente con sus seguidores y
admiradores sólo tres veces cada año.
En 1928, en mayo, rompe su reclusión y se entrevista con Rabindranath Tagore. Recordando sus impresiones el poeta
señaló: Me di cuenta desde el primer momento que él (Sri Aurobindo) había estado a la búsqueda de su alma y que lo
había logrado, acumulando en ese largo proceso de autorrealización un silencioso poder de inspiración. Su cara
irradiaba luz interior y su serena presencia me evidenció que su alma no estaba mutilada ni contraída a la medida de
alguna de esas tiránicas doctrinas que se solazan en infligirle daños a la vida. Sentí que era el lenguaje de los antiguos
rishis hindúes que a través de él hablaba de esa ecuanimidad que otorga al alma humana la libertad de ingresar en el
Todo.
(Kumar, Dilip. Maestros en mi camino, p.86.)
En 1939 revisa y publica en forma de libro La Vida Divina. En 1940 se declara en favor de los aliados, poniendo, desde
la evacuación de Dunkirk, su fuerza espiritual detrás de tales fuerzas.
El 15 de agosto de 1947, India alcanza su liberación en el cumpleaños número 75 de Sri Aurobindo. El maestro da su
mensaje para la ocasión.
En 1950 se publica la primera parte de Savitri, poema épico de 23.813 versos, considerado la gran revelación espiritual
del filósofo-vidente.
El 5 de diciembre de 1950, Aurobindo Ghose se retira de su cuerpo.
Algunas Opiniones Sobre Sri Aurobindo
Sri Aurobindo me abrió el camino hacia mi consagración religiosa. La lectura de sus obras me ha proporcionado gran
serenidad e iluminación.-
Gabriela Mistral
Premio Nobel de Literatura
Sri Aurobindo es el más extraordinario de los pensadores de la India, y el que ha realizado la síntesis más completa
entre los pensamientos de Oriente y de Occidente.
Romain Rolland
Premio Nobel de Literatura
Y yo le dije – a Sri Aurobindo – tú tienes la Palabra y estamos esperando para aceptarla de ti. La India hablará por tu
voz.
Rabindranath Tagore
Premio Nobel de Literatura
No cabe limitar la grandeza de Sri aurobindo a nuestra época. Tenemos a Platón, a Spinoza, Kant y Hegel, pero éstos
no tienen la misma visión, ni la misma perspectiva metafísica que lo abarca todo.
Frederic Spiegelberg
Prof. de la Universidad de Stanford
Sri Aurobindo es uno de los más grandes sabios vivientes de nuestra época.
Pitirim Sorokin
Prof. de la Universidad de Harvard
“La tierra es el lugar elegido por las almas más nobles
La tierra es el heroico campo de batalla de los espíritus
El yunque donde el Herrero celeste fragua sus obras”.
Sri Aurobindo
Savitri, XI,I
Obras
Sri Aurobindo es uno de los autores más geniales de nuestro tiempo. Su creatividad se manifestó en diversas
disciplinas, legándonos una obra vasta, profunda y multifacética. La obra de Sri aurobindo tiene gran importancia en
los mundos de la Filosofía, la Literatura y la Religión. Sri Aurobindo ha sido el mayor filósofo de la India contemporánea
y sus principales libros filosóficos han sido traducidos a veinte idiomas. En este artículo sólo abordaré su obra principal:
LA VIDA DIVINA.
LA VIDA DIVINA es la obra metafísica y filosófica principal de Sri Aurobindo. Con más de 1.100 páginas desarrolla una
teoría de la evolución de la consciencia como explicación última de la existencia del hombre sobre la Tierra. Sri
Aurobindo discrepa de la enseñanza tanto de Buda como de Shankara, para quienes la vida es sólo dolor e ilusión,
pues para Sri Aurobindo la vida es el escenario de una evolución espiritual en la que a partir de la inconsciencia, debe
manifestarse progresivamente la consciencia
divina. Para Sri Aurobindo la consciencia es el fundamento y el origen de la creación. La evolución es para él, por tanto,
la evolución de la consciencia. Según Sri Aurobindo detrás de las apariencias y mirajes que constituyen el Cosmos en
que habitamos, existe la realidad de un Ser eterno e ilimitado, un Espíritu Universal, en el interior del cual todos los
seres creados están unidos, aunque en apariencia separados por una especie de consciencia individual y una ignorancia
de su esencia divina. Tal Espíritu Universal está contenido en la materia. Sri Aurobindo postula una evolución
liberadora, mas no una evolución ciega entregada al azar, sino una evolución orientada siempre hacia planos más altos
de existencia. En la creación hay, según él, un propósito, y el hombre es el instrumento elegido para servir ese
designio.
Primero fue la materia inerte; después apareció la vida animando esa materia aparentemente muerta: una vida
mineral primero, luego vegetal, después animal y a continuación el hombre. La consciencia aparece en lo que parecía
inconsciente, y una vez aparecida, ella es impelida, arrastrada sin cesar a seguir creciendo cada vez más, a
desarrollarse y ensancharse. La vida vendría a ser el primer paso en la revelación de esa consciencia; la mente, el
segundo.
Con el hombre aparece la mente-inteligencia. No existe una separación radical entre estas diversas etapas. Si la vida
pudo nacer de la materia, es porque estaba ya allí la mente. Del mismo modo, si la inteligencia pudo desarrollarse de
la materia viva es porque ella ya alentaba en su interior. Pero la inteligencia no es la meta final de la evolución de la
consciencia: sus imperfecciones son demasiado evidentes para poder aceptar tal hipótesis. Otra etapa tiene que
cumplirse, y ella ha de ser hacia el desarrollo de una Supramente en que el espíritu domine en la consciencia del ser
vivo y del hombre. Sólo entonces lo divino podrá manifestarse enteramente en la vida, y ésta revelará su perfección.
Asimismo, cada etapa alcanzada es capaz de influir en la etapa anterior y acelerar enérgicamente sus
transformaciones. Cuando el estado de supraconsciencia espiritual, o lo que Aurobindo denomina Supramente,
aparezca en el mundo, esta consciencia liberada despertará el nacimiento del superhombre. El hombre intelectual de
nuestros días difícilmente puede entender esta nueva forma de consciencia, del mismo modo que el mono no es capaz
de aprehender y captar los mecanismos superiores de la mente humana. Pero podemos tener un atisbo de esos
procesos en los estados que ahora llamamos intuición, inspiración y trance místico. El hombre deberá trascender de sí
mismo, pero esta vez el proceso será
plenamente consciente y no inconsciente como había sido en los anteriores ascensos evolutivos. Porque
el hombre como tal ha alcanzado ya un alto nivel de consciencia que le permitirá alcanzar la siguiente transición, cruzar
el nuevo puente sobre el abismo, en total lucidez. Al lograrlo, caerá de sus ojos
el velo de la ignorancia y desaparecerá del mundo la vida actual plagada de contrastes de luces y de sombras. La
noción de tiempo será acelerada a un ritmo que apenas podemos imaginar, pues así como el hombre actual, gracias a
su mente, puede vivir el equivalente de mil vidas de un animal o cien mil vidas de un vegetal, del mismo modo un ser
supramental, es decir, un superhombre, podrá multiplicar por millones su experiencia de vida y de pensamiento.
El conocimiento, por tanto, no será ni inductivo ni analógico, como lo es al presente, sino directo y absoluto. Toda la
Creación entrará en un estado de paz, de éxtasis y de alegría perennes, vale decir, en una Vida Divina. Tal realización
sólo podría cristalizarse mediante la práctica colectiva del Yoga Integral, una especie de arte destinado a explorar y
controlar la fuerza espiritual oculta del hombre.
Sri Aurobindo cree en la eficacia de su método para posibilitar al ser humano su crecimiento dinámico e interno hacia
una condición divina. Cuando un hombre alcanza esta condición y recibe la Luz Supramental, parte de ese principio es
entregado también al mundo que lo rodea y favorece la perfección colectiva de la humanidad.
Prof. Renato Huerta T.
Magíster en Filosofía.
Docente universitario.