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Studying boys

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Page 1: Studying boys

11

Page 2: Studying boys

22

CCrrééddiittooss Moderadoras

Aciditax Lena Holloway

Traductoras

CrisArucas

DebyJonas

Fadelynne

Fioredta

GaraziF

gottalovegracey

Jamieee

laurasoto

leonia

luisalein

mel94_

renatta

Shybi-Nigushi

Suearevalo

Recopiladora

bibliotecaria70

Page 3: Studying boys

33

Correctoras

Aciditax

Akira

bibliotecaria70

Caro

Didi

Itzi

Juli_Arg

LadyPandora

Maarlopez

Viqijb

Revisión Final

Hanna

Diseño

Rodoni

Page 4: Studying boys

44

Contenido

Sinopsis .................................................................... 5 Capítulo 1 ............................................................... 6 Capítulo 2 ............................................................. 23 Capítulo 3 ............................................................. 40 Capítulo 4.............................................................. 59 Capítulo 5 ............................................................. 74 Capítulo 6 ............................................................. 88 Capítulo 7 ............................................................ 103 Capítulo 8 ............................................................. 121 Capítulo 9 ............................................................. 137 Capítulo 10 ............................................................ 155 Capítulo 11 ............................................................. 175 Who Needs Boys .................................................... 189

Sobre la Autora .................................................... 190

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55

SSiinnooppssiiss Traducción por Pilar

Corrección por lavii

onoce a Frances Spinelli, la chica con su nariz enterrada en un libro. Pero las cosas

cambian.

La tarea siempre ha sido su mayor prioridad. Eso y enamorarse del chico

equivocado, y luego no hacer nada al respecto. Así que, cuando las amigas de Frances la

chantajean para que salga de su zona de comodidad, ella les devuelve algo mejor. Se

descontrola totalmente.

Bailando con un futbolista americano de último año en un club nocturno. Mintiéndole a sus

padres. Siendo castigada… posiblemente de por vida. Esta no es la Frances que quiere ser.

Pero indudablemente no quiere volver a ser un bicho raro.

Así que, ¿qué tiene que hacer un ratón de biblioteca? Después de todo ese tiempo

estudiando para los exámenes, quizás Frances sólo tenga que aprender cómo estudiar a los

chicos.

A Girlfriend’s Guide To Boys #2

C

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11 Traducido por suearevalo

Corregido por Viqijb

o había pizza.

Tan pronto entré en la sala de mi amiga Blue Waller, la vi sentada en el sofá con

nuestras otras dos amigas, Natalie Page y Allie Morrison, y noté que no había

pizza, supe que algo ocurría.

Blue estaba usando jeans y una camiseta, como siempre lo hacía, su cabello estaba recogido

en una normal cola de caballo. Totalmente casual, sin mostrar nada. Allie estaba vestida con

su usual ropa delicada. Hoy era una falda rosada muy pequeña y una camisa negra con

lentejuelas. Su cabello lucia más rubio que nunca, y sus ojos azules estaban muy serios.

Incluso Natalie lucia seria, lo que era algo difícil de lograr cuando aún estabas usando los

pantalones enlodados y la camiseta de la práctica en la pista. Incluso todavía había barro en

su frente y sus ganchos en la cabeza hacía tiempo habían renunciado a mantener su rizado

cabello castaño fuera de su cara.

¿Era esto tan importante que Natalie no había ni siquiera tenido tiempo de lavarse la cara

antes de venir aquí? No invitas a tu amiga a tu casa a comer pizza, y no tener pizza, sin que

algo esté pasando.

Esto era problemas, en grande, y no tenía ni la menor idea de lo que estaba viniendo, lo que

significaba que no estaba preparada. Odiaba no estar preparada. Eso me hizo sentir fría,

sudada y pegajosa y como que quería dar la vuelta y correr lo más rápido que pudiera en

cualquier otra dirección.

No significaba que les iba a dejar ver que estaba sorprendida. Tenía una sólida reputación de

ser seria, cuando estábamos juntas siempre estaba en la cabeza de las cosas. Ha tomado

N

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77

mucho trabajo construir esa reputación, y no iba a empezar a mostrar debilidad ahora, como

el hecho de que quería girar y correr por la puerta. También habrías querido salir corriendo

si hubieras visto la mirada en la cara de Allie.

Era su mirada de “vamos a hablar de chicos”.

Créeme, no querrías hablar de chicos con Allie. Ella es la reina sobre a lo que chicos se trata.

Y yo no.

Soy la que menos desempeño tiene en ese tema.

—Ven adentro, Frances. —Blue sonrió y dio una palmadita al sofá que estaba junto a ella.

—¿Dónde está la pizza? —Decidí quedarme firme en la ruta hacia la puerta. No podía

renunciar a mi vía de escape.

—Oh, estará aquí pronto —dijo Allie vagamente.

Sí, claro.

Esta no era una “noche de pizza”. Algo más estaba sucediendo. Algo de lo que ellas tres

sabían y yo no.

Una clara indicación de que no iba a gustarme.

—Frances, siéntate. —Una orden de Allie. ¿Qué pasa con eso? Nosotras nunca ordenamos

nada a las otras.

—¿Por qué? —Doblé mis brazos sobre mi pecho e intenté proyectar mi cara de “no estoy

preocupada”. Era viernes por la noche. Ninguna de mis amigas hacia los deberes un viernes

por la noche, así que definitivamente este no era un periodo de estudio. Yo, de cualquier

manera, siempre dejo mis deberes listos los viernes. ¿Qué si la casa se quemaba durante el

fin de semana y yo no alcanzaba a hacer mis deberes? Iría al colegio sin preparación, los

profesores se molestarían y perdería mi beca. Luego mis padres me repudiarían y tendría que

volverme una criminal para sobrevivir. Terminaría en prisión y mi completo éxito profesional

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se definiría por mí caminando por la orilla de la carretera en un chaleco de color naranja

brillante recogiendo la basura con el resto de mi equipo de trabajo penitenciario.

Eso suena como una apestosa manera de vivir, así que hago mis deberes. Y no es porque sea

una perdedora o algo así. Así que, ¿qué si no tengo un sólo amigo varón, mucho menos

novio? ¿Qué si no tengo habilidades sociales? No es como que me importe.

Bueno, tal vez me importe un poco. Eso no significa que vaya a sacrificar todo mi futuro por

algo de diversión.

Blue se puso de pie, dejando de lado la almohada de algodón orgánico que había tenido en

su regazo. No había nada sintético en casa de Blue, gracias a sus padres ultra-granola.

—Frances, estamos teniendo una intervención.

Parpadeé.

—¿Una qué?

—Una intervención —dijo Allie—. Siéntate.

Entrecerré los ojos.

—¿Qué es una intervención? —Estaba bastante segura de que no me gustaba como sonaba

eso.

—Es lo que los amigos y familia hacen por alguien que tiene un problema y está en negación.

Lo hicimos por mi padre para que dejara de beber —dijo Allie.

—Pero tu padre despegó después de eso y se divorció de tu madre. —No quería hacer sentir

mal a Allie, pero no era exactamente un respaldo entusiasta de las intervenciones.

—Ah, sí, bueno, estamos bastante seguras de que no te vas divorciar de nosotras —dijo Allie.

—Sí —intervino Natalie—. Tú nos amas.

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—Por el momento, las amo. —No estoy tan segura de cómo me sentiré después de esto de la

intervención—. No bebo, así que, ¿cuál es mi problema?

—Oh, por el amor de Dios, Frances —dijo Allie—. Deja de verte tan preocupada.

¿Preocupada? Nunca me veo preocupada. Estoy demasiado por encima de las cosas para eso.

Blue colgó el brazo alrededor de mi hombro y prácticamente me obligó a sentarme en la silla

junto al sofá. Cabello de animal flotaba en el aire mientras me senté, sin duda de los

incontables animales rescatados que vivían en la casa Waller. La mayoría vivía en el granero,

pero eso no evitaba que una cantidad increíble de naturaleza encontrara su camino hacia el

interior.

Mientras miraba alrededor, a los rostros de mis mejores amigas, me olvidé de la silla llena de

pelos de animales. Estaban sentadas en una fila, las tres inclinadas hacia adelante, los codos

apoyados en sus muslos, sus caras con todo el propósito de mirarme fijamente. Me sentí

como si estuviera a punto de ser interrogada por asesinato o algo así.

Mi corazón estaba realmente corriendo. ¡Corriendo! ¿Era eso una señal de debilidad o qué?

—¿Qué? —Ups. Eso sonó un poco hostil y cortante. Debía mantener la calma.

Se miraron la una a la otra, como si trataran de decidir quién iba primero; finalmente Blue

asintió con la cabeza. Al parecer, ella estaba a cargo. Se volvió hacia mí.

—Frances. Se trata de Theo.

—¡Theo! ¡Dios mío! ¿Está bien? ¿Algo le sucedió? ¿Tuvo un accidente de auto?

Theo es el hermano mayor de Blue. Es de último año, y completamente sorprendente. Es

uno de los mejores jugadores de fútbol americano en toda la ciudad, sus camisetas negras y

chaqueta de cuero moldean sus hombros musculosos tan bien que podría ser un modelo. ¿Y

su sonrisa? Iluminaba completamente toda la habitación. En serio.

Por supuesto, lo conozco desde que tenía tres años, y él sólo piensa en mí como una amiga

de Blue, pero sigue siendo totalmente sexy. Ahora mi corazón latía tan fuerte que no me

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habría sorprendido ver que saltara fuera de mi pecho y corriera alrededor de la habitación

gritando. ¿Qué pasó con Theo?

Blue parecía un poco petulante.

—Nada. Él está bien.

—Oh. —¡Menos mal! Tiempo de relajarse. Theo estaba bien.

—Pero tenemos que hablar de tu enamoramiento por él —dijo.

Parpadeé y mi corazón literalmente dejó de latir por una fracción de segundo. ¿Acaba de

decir lo que pensaba que había dicho?

—¿Mi qué? —pregunté con cuidado.

No había forma de que lo supieran. Lo había escondido tan bien. Era tan cuidadosa para

nunca siquiera mirar hacia su dirección cuando estaba en la sala, y nunca había hablado de él

a mis amigas. Nunca. Tenía que haber oído mal lo que Blue dijo.

—Tu enamoramiento por Theo. —Allie sonrió—. Probado por ti asustándote tanto cuando

pensaste que algo le había pasado.

Oh, no. Lo sabían. Estaba totalmente arruinada. Estaba tan sorprendida que ni siquiera podía

pensar en una buena explicación o una refutación. Estaba completamente cegada por la

acusación y no tenía defensa.

—No estoy enamorada de él. —Finalmente logré decir. Sí, porque una negación total las

convencería totalmente.

Allie se inclinó hacia delante.

—Frances, todas amamos a Theo, porque lo conocemos desde que tenía seis años y se

rompió la mandíbula estrellando su bicicleta. ¿Pero ahora que está en último año? Es un

idiota cuando se trata de chicas. Eres demasiado dulce y buena para él.

Me puse rígida.

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—Theo no es un idiota.

Todas me dieron la mirada.

—Bueno, está bien. Así que tal vez no es siempre tan considerado con las chicas con las que

sale.

¿Qué si había roto como con ocho chicas sólo en el último mes? ¿Qué si las llevó a dar una

vuelta y a hacer un poco de travesuras y luego nunca las llamó de nuevo? Tal vez esas chicas

no eran las adecuadas para él. O tal vez eran malvadas criaturas de otro planeta tratando de

asesinarlo, por lo que las estaba derribando una a una...

Está bien, quizás tenía unos cuantos problemas cuando se trataba de Theo. Quizás.

—De todos modos —continuó Blue—, hemos decidido que sólo hay un remedio a tu

obsesión con Theo.

—No estoy obsesionada con él.

Obsesionada fue un poco fuerte. Así que pensaba que era lindo. Gran cosa. Quiero decir, sí,

tenía la risa más increíble, una que comenzaba en el fondo de su pecho y luego llenaba la

habitación. Y sus ojos castaños eran la sombra más increíble de rojizo-roble. Y...

—Otros chicos —anunció Allie.

—¿Otros chicos? —La miré con desconfianza—. ¿De qué estás hablando?

—La única manera de efectivamente olvidar a Theo es conseguir algunos otros intereses en

tu vida, para que no te sientes a soñar despierta con él todo el día. —Levantó la voz por

encima de mi protesta—. Y los deberes no cuentan.

—¿Por qué no? Y no sueño con él todo el día. —Bueno, no todo el día.

—Porque la tarea apesta —dijo Allie—. Los chicos son lo mejor. No hay comparación. Y vi su

nombre garabateado en todo el interior de tu cuaderno de matemáticas.

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Bueno, esa era Allie. El mundo giraba en torno a los chicos. Por supuesto, ella se daría cuenta

que había escrito el nombre de Theo. Dios no quisiera que en realidad viera el texto de un

libro de la escuela.

—Así que, vamos a darte una semana para conseguir un nuevo chico en tu vida, o de

participar en una actividad mixta. Si no lo haces, vamos a sentarnos con Theo y decirle que te

gusta —dijo Allie—. Vamos a hacer que suenes como una acosadora, por lo que se sentirá

incómodo y molesto alrededor tuyo. Luego te evitará todo el tiempo y no lo volverás a ver y

será imposible seguir con tu obsesión con él si nunca lo ves.

Tragué saliva.

—¿Se lo van a decir a Theo?

Natalie negó con la cabeza.

—Sólo si no te involucras en una actividad mixta en siete días. Una con chicos.

—Sé lo que significa mixto —espeté. Esto era tan injusto. ¿Desde cuándo tenían derecho a

interferir en mi vida? ¡Sólo porque hayan sido mis mejores amigas durante toda mi vida no

significaba que tenían permiso para destruirme!—. Pero voy a una escuela sólo de chicas.

¿Cómo se supone que voy a encontrar una actividad mixta? —Ja. Les gané ahí.

Allie, que va a mi escuela, me lanzó una pequeña sonrisa petulante mientras me entregaba

una hoja de papel.

—Estas son todas las actividades mixtas que nuestra escuela hace con la Escuela The Field. Si

escoges una de estas y te inscribes, no vamos a hablar con Theo. Si te pierdes una reunión o

abandonas, entonces se lo diremos a Theo.

Miré el papel.

—Chantaje.

—Por supuesto que lo es —dijo Blue—. Para eso están los amigos.

—Las odio a todas.

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Los ojos de Natalie se abrieron como platos.

—¿Por qué nos odias? Sólo te estamos cuidando. Te tomas las cosas demasiado en serio y

estamos preocupadas. Te estás perdiendo toda la diversión de la secundaria. Estás a mitad de

tu primer año y todo lo que has hecho es estudiar.

—¿Y? Tengo buenas notas. Estoy orgullosa de ellas.

Allie puso los ojos en blanco.

—He besado a veintidós muchachos. Estoy más orgullosa de eso.

—Estás loca. Todas están locas.

—Me ofende eso —dijo Blue. Bueno, por supuesto Blue podría ofenderse por eso. Tenía un

increíble novio de último año ahora. La vida era perfecta para ella.

Natalie señaló la lista.

—Tienes una semana. El próximo viernes por la noche, tienes que traernos la prueba de que

te has unido a uno de estos clubes o vamos a tomar el control de la situación.

—¿Y qué pasa con mis padres? —Allie puede que no tenga padres que se preocupen por lo

que hace, pero Natalie y Blue lo entenderían—. Nunca me dejarán hacer nada que quite

tiempo a mis estudios.

—Los padres pueden ser tratados —dijo Blue—. Lo sabes.

Dicho por la chica que tenía padres razonables. Excéntricos, pero razonables.

—Los míos no piensan como personas normales.

Natalie sonrió.

—Somos cuatro y ellos sólo dos. No tienen ninguna posibilidad. —Y al parecer, yo tampoco.

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Para el viernes por la tarde, supe que mi vida se había acabado.

Nunca iba a ver a Theo de nuevo. Era el único chico al que podría amar, y nunca volvería a

verlo después del viernes. No me había unido a ningún estúpido club, y no iba a hacerlo. Lo

que significaba que mis amigas le iban a decir a Theo que estaba obsesionada con él, lo que

ni siquiera era cierto, y él huiría gritando cada vez que me viera desde ahora en adelante. Lo

cual, ya que no íbamos a la misma escuela, sólo sería cuando fuera a casa de Blue para alguna

cosa. En el momento en que llegara, Theo correría arriba y se encerraría en su cuarto para

alejarse de mí.

Eso era porque iba a la escuela equivocada. Si fuera a la escuela pública, entonces vería a

Theo en los pasillos y eventualmente se cansaría de huir de mí. Pero desde que mis padres

operaban bajo la ilusión molesta de que para que su hija mayor fuera la primera de la familia

en ir a la universidad, tenía que ir a una escuela privada para chicas. Con una beca completa,

por supuesto.

Lo que significaba que una vez que mis amigas le dijeran a Theo que lo amaba, sería fácil para

él evitarme y nunca volvería a verlo.

Odio a mis amigas.

Eran las dos de la tarde del viernes y no había conectado con ningún grupo mixto. No había

conocido a un solo chico, excepto por el tío tatuado en la gasolinera que escupió en

nuestros neumáticos cuando mi madre no estaba mirando. Me pregunto si hubiera

calificado.

—¡Frances!

Me volví para encontrar a Allie trotando detrás de mí, vestida con su uniforme del colegio de

chicas, que básicamente significaba que ella no estaba usando una camisa ajustada y falda

corta para mostrar su cuerpo increíble. ¿Por qué molestarse con ese tipo de vestuario cuando

se va a una escuela sólo para chicas? No hay ninguna razón en absoluto.

—Hola, Allie. ¿Qué pasa?

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Ella me sonrió, sus ojos brillaban de entusiasmo.

—¿Y? ¿A qué te estás uniendo?

—A nada. —Crucé los brazos sobre mi pecho y esperé.

Su sonrisa se desvaneció y puso sus manos en sus caderas.

—¡Frances!

—¿Qué? —La fulminé con la mirada—. ¿Realmente crees que mis padres me dejarían unirme a

algo? No estoy autorizada a hacer otra cosa que los deberes y pasar el rato con ustedes, y eso

es sólo porque les digo que estamos haciendo los deberes cuando estamos juntas.

La verdad era, que medio pensé que unirme a un club mixto sería divertido. No porque me

distraería de Theo, porque nada me podría distraer de él, sino porque sería genial para

desarrollar una vida social. Pero no había estado exagerando acerca de mis padres. Mi vida

estaba mayormente definida a una zona nada divertida.

Allie puso los ojos en blanco.

—Estás haciendo deberes cuando estamos contigo, incluso si no estamos oficialmente

estudiando. ¿No leíste tu trabajo de historia durante la película la otra noche?

—No.

Sí que tenía el libro abierto en el regazo. ¿Y qué? Si la película era aburrida, entonces tendría

otra cosa que hacer. No era una nerd total. Realmente, no lo era. Sólo sabía que tenía

responsabilidades por mi beca.

—Vamos, Frances. Tiene que haber algo que puedas hacer que tus padres aprobarían. —Allie

tendió su mano y chasqueó los dedos—. Dame la lista.

Como si la hubiera estado llevando conmigo.

—La perdí.

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—Bien. —Me agarró del brazo y me arrastró a un tablón de anuncios cercano, donde se

listaban los horarios de las reuniones y las fechas de algunos de los clubes—. Club Social.

Únete a eso.

—¿Unirme a un club cuya función es la creación de eventos sociales con escuelas de chicos?

Sí, estoy segura de que mis padres irían por eso.

Estudié las fotografías del club social, y noté que todos los chicos y chicas estaban sonriendo

y haciendo cosas tontas que parecían realmente divertidas. Estaban todos vestidos como

piratas en una fotografía, y estaban todos de pie en un puente cubierto por la lluvia en otra.

Y se veían felices y todos tenían sus brazos alrededor de los otros. Ja.

—Creo que suena divertido —dijo Allie.

—Estoy segura que lo crees.

Bueno, está bien, creía que sonaba divertido también. Quiero decir, ¿cuán genial sería pasar

el rato con un montón de tipos y planear maneras para pasar un buen rato? No es que se lo

admitiría a Allie o a cualquiera de mis amigas. Tenía una reputación que mantener.

Además, no era como que tendría las agallas para presentarme en una de esas reuniones. De

ninguna manera. Eso definitivamente no era mi estilo. Yo no era una entrona, y no tenía idea

de cómo pasar el rato y hacer charla social con otros chicos. Estoy segura como el infierno

que no iba a ir a tirarme en medio de un grupo de chicos que ya se conocían entre sí, que

podrían apuntarme y decir: "Miren la nueva perdedora. ¿Quién la invitó?"

—¿Qué tal este? ¿Club de Física? Incluso tus padres no serían capaces de decir que no. —Miró

más de cerca—. Oh, lo siento. Cancelada debido a la falta de participación.

Estaba empezando a darme cuenta de lo desesperado de la situación. No había nada que

pudiera hacer, incluso si quisiera.

—Allie, esto es estúpido. Vamos.

—No. —Allie dejó escapar un grito de triunfo y sacó un papel fuera del tablero—. La reunión

es esta noche a las seis. Tienes tiempo para llegar allí, la fecha límite es viernes por la noche.

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Tomé la nota y la leí.

—¿Periódico de la escuela?

—Claro. Tendrás que pasar el rato con los chicos de la Escuela The Field y también tendrás

que escribir un montón de artículos. Desarrollar tu escritura y habilidades de investigación.

Aprender cómo funciona un periódico. Esa es una pequeña empresa de habilidades. Tus

padres estarían encantados.

—Huh. —Leí el anuncio de nuevo. Ellos estaban buscando equipo editorial. Tal vez podría

tener asignaciones y no tener que ir a las reuniones. Probablemente sólo los editores

tuvieran que ir a las reuniones. No es que yo tuviera miedo de ir a las reuniones con un

grupo de gente que no conocía ni nada. Era sólo que tenía tareas que hacer—. La reunión no

es en realidad muy lejos de mi casa.

—A poca distancia caminando —coincidió Allie—. Creo que es el destino.

—Pensaré en ello.

¿A quién estaba engañando? No iba a ir. Quiero decir, podría ser un poco genial ir a la

reunión con otros chicos y esas cosas, pero no era del tipo social. No sabría cómo hacerlo

incluso si mis padres me dejaran.

—Te acompañaré. —Allie metió su brazo a través del mío—. Vamos a pasar por mi casa y

conseguir algo de ropa sexy para usar y luego te voy a llevar allí.

Oh, no. No, no, no. No había ninguna posibilidad de que usara ropa de Allie. Estaría tan

avergonzada que nunca saldría del baño.

—En primer lugar, no uso ropa sexy. Segundo, ¿por qué me vas a acompañar?

—Porque si no lo hago, te retractarás.

—Ja. No voy a abandonarlo. —Por supuesto que sí. Tenía que encontrar una manera de

deshacerme de ella antes de las seis, así podría evitar ir. Si me decidía a saltármelo. Quiero

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decir, una pequeña parte de mí realmente quería ir. Pero la idea de entrar en ese cuarto...

negué con la cabeza. No era lo mío. En realidad no lo era—. No necesitas acompañarme allí.

—Tonterías. Estaré a tu lado cada minuto hasta que te deje.

Allie agarró mi brazo más apretadamente, como un psicópata que me iba a tirar en algún

calabozo y me daría de comer remolacha para el resto de mi vida. Perfecto.

Odio a mis amigas. ¿No lo he mencionado todavía?

—Así que, aquí está.

Natalie, Blue y Allie me detuvieron frente a un pequeño edificio de oficinas, mientras espiaba

detrás de ellos.

—No hay nadie allí. Vamos a marcharnos. —Giré sobre mis talones para hacer un descanso

por la libertad.

Allie me agarró del brazo antes de que pudiera salir corriendo.

—Hay una luz encendida en la esquina de la segunda planta. ¿No dicen las instrucciones que

debemos tomar el ascensor hasta el segundo piso?

—No lo sé.

¡Dios! ¡No podía hacer esto! ¿Entrar en una habitación llena de personas que ya se conocían

entre sí y que me mirarían como si fuera un bicho raro? De ninguna manera. ¿Para qué era

esto importante en mi vida de todas maneras? Tengo puros sobresalientes. Eso

probablemente se encargaría de meterme en la universidad.

—Estoy segura que decía segundo piso. —Allie empezó a caminar hacia el edificio, sus garras

clavándose en mi brazo.

Iba a tener moretones después de esta noche. Moretones que me recordarían el horror en

que mi vida se había convertido, gracias a mis antiguas amigas.

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—Sólo vamos a ir contigo a los ascensores —dijo Allie.

Blue y Natalie se colocaron detrás de nosotras, probablemente listas para agarrarme si

trataba de huir. No hay problema. Entraría en el ascensor y fingiría que iba a la reunión.

Dejaría la puerta cerrada, pero no presionaría ningún botón. Me quedaría en el ascensor

durante unos minutos y una vez que se hayan ido a casa de Blue, me escaparía. ¡No hay nada

como tener un plan!

—Bien.

Dejé de luchar y empecé a caminar junto a Allie. Si fingía estar dispuesta a hacerlo, estarían

más propensas a no quedarse alrededor y asegurarse de que realmente entrara.

—¿Sabes, Frances? realmente creo que deberías haber usado un poco de maquillaje —dijo

Allie—. Quiero decir, tienes hermosas pestañas oscuras y esas cosas, pero un poco de rubor

no te haría daño.

—Mis padres no me dejan usar maquillaje.

—Te lo puedes quitar antes de llegar a casa —dijo Allie. Miró por encima del hombro—.

¿Cualquiera de ustedes trae un poco de rímel o colorete?

Blue se echó a reír.

—¿Estás bromeando? Siempre usamos el tuyo. Tienes las mejores cosas.

—Sí, mi madre gasta mucho dinero en su maquillaje —coincidió Allie.

Maquillaje. No podía creer que estaban hablando de maquillaje mientras estaba teniendo un

colapso total.

Allie llamó a la puerta y un guardia de seguridad la abrió. Llevaba una chaqueta azul marino

con un pequeño emblema sobre ella y parecía suficientemente amable.

—¿Están aquí por el periódico? —preguntó.

—Sí —dijo Allie alegremente.

Page 20: Studying boys

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Lástima que no había cortado la lengua a Allie para que no pudiera responder a la pregunta.

—Tomen el ascensor hasta el segundo piso. —El guardia abrió la puerta para nosotras.

Oh, vamos. ¿Por qué no podía cerrar de golpe la puerta en mi cara así me rompía la nariz y

tenía que ser trasladada al hospital? Entonces tendría que perderme la reunión. Eso valdría

totalmente la cara hinchada y amoratada.

Pero no, él tenía que estar allí manteniéndola abierta, como si nos estuviera haciendo un

favor, y definitivamente no lo estaba haciendo.

Mis palmas estaban sudando realmente. Fantástico.

Blue apretó el botón del ascensor y esperamos. No podía pensar en una sola cosa que decir,

otra más que decirles que ya no eran mis amigas. Ya que eso podría darles una pista de que

iba a escapar justo después de que se fueran, estratégicamente me quedé en silencio.

Llegó el ascensor... ¡y todas entraron conmigo! ¡Esto estaba todo mal! ¿Cómo se supone que

iba a escapar si venían conmigo?

—¿Qué están haciendo, chicas?

—Llevándote —dijo Natalie—. Para apoyarte. —Apretó el piso número dos, y la puerta

empezó a cerrarse.

Metí mi pie en la puerta para mantenerla abierta.

—No pueden venir conmigo.

Natalie levantó una ceja.

—¿Por qué no?

—Porque me voy a ver como una perdedora si llegan conmigo. Es como si mi madre me

trajera.

Natalie frunció el ceño. Excelente.

Page 21: Studying boys

22 11

Entonces Allie resopló y tiró de mí hacia atrás para que mi pie se moviera de la puerta.

—No seas idiota. Te vas a ver bien si te presentas con amigas.

Las puertas se cerraron y me sentí como si estuviera a punto de vomitar.

Sí, esa era la manera de hacer una gran entrada frente a todos esos chicos. Las puertas del

ascensor se abren para revelar una perdedora con nauseas que es sostenida por sus amigas.

Vi el botón del ascensor en el dos, preguntándome qué edad una persona tenía que tener

para sufrir un ataque al corazón.

—Frances. —Blue se inclinó sobre mi hombro.

—¿Qué? —Me quedé mirando las puertas, deseando que se quedaran atascadas.

—Allie me hizo hacer la prueba para la obra y estaba aterrada.

—¿Y?

—Y, todo salió bien. Ten fe.

—Sí, claro.

Está bien, quizás no estaba proyectando bastante la actitud de tranquilidad que había estado

planeando para esto. Genial. Ahora, ¿todo el mundo en el periódico se daría cuenta de que

estaba aterrorizada? ¡Eso no era bueno! Si alguna vez hubo un momento en que tenía que

estar serena e íntegra, era ahora, pero estaba lejos de estar serena, era vergonzoso.

Pero no tenía tiempo para recuperarme. Ahora era demasiado tarde, mientras que las

puertas se abrían al vestíbulo del segundo piso. Estúpidas puertas. ¿No les había ordenado

que permanecieran cerradas?

Pero no. Se habían abierto, exponiéndome a un pasillo lleno de chicos. Chicos. Chicas.

Conversando. Riendo. Abrazados entre sí.

Entonces todos se volvieron para mirarme.

Page 22: Studying boys

22 22

Oh, Dios.

Page 23: Studying boys

22 33

22 Traducido por gottalovegracey

Corregido por Maarlopez

odos me miraban fijamente.

Nadie dijo nada.

Entonces, todos comenzaron a charlar de nuevo y me ignoraron.

Lo cual era algo bueno porque no tendría que hablar con nadie.

Lo cual era malo porque me sentía como una perdedora total, parada frente al ascensor en

un cuarto lleno de chicos, de los cuales ninguno reconocía que estaba viva. Todos los chicos

se veían bastante normales, usando jeans y camisetas. La mayor parte de las chicas estaban

usando maquillaje y conjuntos lindos, y los chicos estaban siendo muy amigables con ellas.

Todos parecían divertirse tanto, y un dolor silencioso se formó en mi pecho mientras

permanecía parada afuera, mi espalda presionada contra la pared.

Debí haberme puesto la ropa escotada y el maquillaje de Allie. A lo mejor así alguien me

habría hablado, sin importar que fuera un sapo intentando tener algo de acción. Al menos

entonces no parecería tener la plaga.

Metí mis manos a los bolsillos de mis jeans, retrocedí hacia la pared, y ‘sin querer’ mi codo

presiono el botón del ascensor. Me escaparía de aquí y olvidaría que alguna vez pasó esto.

El ascensor nunca llegó.

Mis amigas probablemente lo retenían en el piso de abajo.

Estaban tan muertas.

T

Page 24: Studying boys

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Esto apestaba.

Alguien silbó en frente del salón y un tipo entró. Llevaba puesto una camisa de color azul

ligero, pantalones cafés y gafas. Se veía serio y aburrido, y comencé a relajarme un poco. Esta

era mi clase de persona. Se veía un tanto viejo, probablemente era un maestro o algo así. No

de mi escuela, porque conocía a todos los profesores de mi escuela. ¿Probablemente de la

Escuela The Field?

—Gracias por esperar. Entremos al cuarto de conferencias y a comenzar. —Apuntó hacia una

puerta a mi derecha, y todos comenzaron a entrar a través de ella.

El estúpido ascensor aún no llegaba.

De ninguna forma entraría en ese cuarto.

A lo mejor nadie se daría cuenta de que estaba parada en el vestíbulo, y me podría esconder

aquí fuera hasta que mis antiguas amigas decidieran liberar el ascensor. Excelente plan.

—Hola, eres nueva. —El tipo asesor-maestro se encontraba parado frente a mí —. Soy el

señor Walker. ¿Y tú eres?

—Francés —murmuré.

—¿Y tú eres estudiante de la Escuela North Valley para Chicas?

Me moví inquietamente, orando por el timbre del ascensor.

—Sí.

—Yo soy maestro de la Escuela The Field.

—Me lo imagine. —¿Entonces ahora qué? ¿Me voy? ¿Le digo que estoy en el lugar

equivocado?

Él sonrió, y sus ojos se arrugaron un poco detrás de sus gafas.

—Un poco nerviosa, ¿eh?

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—No. —Levanté mi barbilla y me obligué a verme calmada. Puedo hacer esto. Puedo hacer

esto.

—Bien. Entra y te encontraremos algo de trabajo. —El señor Walker puso su brazo alrededor

de mis hombros y me guió hacia el cuarto con todos los chicos. Estaban tendidos sobre las

sillas, y las chicas se reían y hacían ojitos a los chicos—. Chicos, ella es Frances. Es nueva, así

que sean amigables.

Quería fundirme hasta la alfombra. ¿Eso me hizo sonar como una perdedora o qué? ¿El

maestro tiene que decirles que me traten bien? Genial.

—Toma un asiento, Frances —dijo el señor Walker.

¿Dónde? Todos los asientos están ocupados.

Oh, excepto el que está justo en medio del salón. Enfrente y al centro.

Sí, claro.

Intentando no lloriquear, caminé a la pared y me senté en el suelo, en la esquina. Apoyé mis

manos sobre mis muslos, pero luego me di cuenta de que temblaban tanto que incluso las

personas en el otro lado del salón podrían verlo. Así que en lugar de eso las moví debajo de

mis piernas. Con un poco de suerte, sería invisible.

El señor Walker comenzó a hablar acerca de varios artículos que las personas habían escrito,

y entonces un chico que era muy lindo dijo que necesitábamos hacer algo genial y nuevo con

nuestro periódico porque ya la gente se estaba aburriendo con él.

Así fue como todos comenzaron la lluvia de ideas y nadie me notaba.

Bien.

Me gustaba de esa manera.

Ciertamente no me importaba sentirme como una perdedora, y no iba a desear que las

personas me hablaran. No era como si hubiera esperado que alguien pensara que en realidad

yo importaba.

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Bueno, sí lo deseaba más o menos. Digo, ¿cómo no lo haría? Dios, me sentía como una

completa paria social. ¿Realmente se suponía que esto sería divertido? Quiero decir, ¿por qué

alguien se sometería a esto? Podría estar en casa ahora, terminando mi tarea y ocupada. O

podría estar en el juego de lacrosse de Theo con Blue y sus padres.

Pero no. Estaba atrapada en alguna oficina pequeña junto al montón de chicos que no le

daban importancia a mi existencia. Yo era totalmente irrelevante.

No es un buen sentimiento.

Respiré profundamente e intenté pensar en algo más, ya que en realidad no me podía

escapar sin llamar más la atención de Frances la Perdedora. Miré alrededor del salón y

comencé a contar por cuántos chicos estaba siendo ignorada.

Después de mirar alrededor, me di cuenta de que reconocía a algunas de las chicas. Bueno,

obviamente lo haría, ya que todas eran de mi escuela. Grandioso. Así que eso significaba que

el lunes, cuando caminara por el pasillo, me apuntarían y les dirían a sus amigos, ‘Ahí está la

chica rara que se sentó en la esquina toda la noche y no dijo nada’. El pensamiento me

provocaba dolor de estómago.

—¿Entonces, Frances? ¿Qué piensas?

Parpadeé, y me di cuenta que el señor Walker y el resto de las personas en el salón me

miraban.

—¿Qué?

—¿Puedes escribir ese artículo?

—Este…

—¿No estabas escuchando?

Está bien, por primera vez en mi vida, se encontraba un maestro en mi lista negra. ¡Los

maestros me amaban! ¿Entonces qué pasa con el señor Walker humillándome

completamente frente a todos? Esta noche se hacía peor con cada minuto.

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22 77

—Estaba escuchando. Por supuesto que escribiré el artículo.

—Genial. Vas a montar El Grupo de Estudio a inicios de la semana que entra, así podrás tener

dos meses de sesiones antes de la fecha de entrega. Queremos publicarlo en la edición de

Mayo.

¿El Grupo de Estudio? ¿De qué hablaba?

Pero él ya había cambiado de tema.

El resto de la junta me la pasé odiándome por haber sido lo suficientemente estúpida para

realmente haber aceptado escribir el artículo. Esto significaba que tendría que regresar, ¿no?

Esto realmente apestaba.

Tuve que esperar treinta minutos después de que la junta terminara para que todos los

chicos dejaran de hablar con el señor Walker, así podría ir y descubrir lo que era El Grupo de

Estudio.

—¿Señor Walker?

—¿Si, Frances? —Estaba recogiendo sus papeles y se veía listo para marcharse.

—En realidad no estoy segura de qué tengo que hacer. Nunca he estado en el comité de un

periódico ni nada, y además no seguí la discusión por completo.

El señor Walker se detuvo y me miró.

—¿Quieres que comience desde el principio?

Gah. Él sabía con certeza que no había estado escuchando. Siempre escuchaba a mis

maestros, y sin embargo esta noche decidí fastidiarla. El señor Walker pensaría que sólo era

una de esas estudiantes irrespetuosas. ¿Qué pasaba si se lo decía a mis maestros? ¿Y si mis

maestros comenzaban a pensar que estaba algo mal conmigo? Procuré que mi expresión

facial fuera más interesada, e intenté lo mejor que podía aparentar ser inteligente.

—Sí, por favor.

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Colocó su maletín de vuelta en su escritorio.

—El grupo decidió que la misión este semestre es conseguir que la administración de ambas

escuelas permitan que los de último año intercambien escuela para su último semestre.

Wow.

—¿Te refieres a que las chicas puedan ir a la Escuela The Field y los chicos al North Valley?

—Sí.

—Wow. Eso jamás sucederá. —North Valley estaba demasiado involucrado en el poder

femenino y esas cosas para arriesgar ser contaminada por chicos en la clase—. Espera un

segundo. No se supone que convenceré yo a las escuelas de hacer eso, ¿verdad?

Él sonrió.

—Tú estás a cargo del primer paso.

—¿Que es…? —Realmente no me estaba gustando el sonido de esta asignación.

—El Grupo de Estudio. Tú organizarás un grupo de estudio de chicos y chicas que se verá

varias veces a la semana. Trabajaran juntos para preguntarse el uno al otro y hacer lo que sea

que tome ayudar a subir las calificaciones de todos. Si las calificaciones de todos mejoran

para el fin del semestre, entonces es el primer paso en comprobar que combinar estudiantes

entre las escuelas podría funcionar.

—No habla en serio. —¿Estaba bromeando?—. ¿Se supone que organizaré eso?

—Sip. Y escribir un artículo sobre el éxito del programa. —Me palmeó en el hombro como si

yo fuera un perro obediente—. Todos están contando contigo. Es importante que este

proyecto tenga éxito.

—No puedo hacerlo. —Tenía deberes que hacer. Obligaciones. Ni idea por donde comenzar.

No quería la presión o la responsabilidad o la...

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—Tienes que hacerlo. —El señor Walker cerró su maletín—. Todos los demás ya están

ocupados con otros proyectos, nadie tiene tiempo para una asignación tan grande como

esta. Eres la única con un horario abierto.

—Pero…

El señor Walker me entregó una tarjeta.

—Aquí está mi dirección de correo. Hazme saber cómo va esto y envíame una nota si tienes

una pregunta o idea. Puedo ayudar a conseguirte un salón en el The Field, si lo quieres hacer

ahí.

—Pero…

—Buena suerte, Frances. Mantente en contacto.

Me guió hacia el ascensor, donde algunos chicos aún perdían el tiempo. Uno de ellos, un

chico que tenía cabello rubio y era bastante alto y algo lindo, me sonrió.

—Gracias por hacer esto, Frances. Sería tan genial si logramos esto.

Wow. Sabía mi nombre. Me habló como si estuviera viva. Intente devolverle la sonrisa.

—Sí, claro. Será divertido.

Asintió y se metió en el ascensor.

Lo seguí y también el señor Walker.

Y no me sentí tanto como una perdedora. Le podría pedir a ese chico que viniera, ¿verdad? Y

entonces conocería a una persona.

El ascensor se abrió en el primer piso.

—Una cosa más, Frances —dijo el señor Walker.

—¿Qué?

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—Con el fin de hacer esto legítimo, no puedes involucrar a muchachos del periódico, y los

que se unan no deben saber que el fin es conseguir que chicos y chicas sean capaces de

intercambiar escuelas. Tiene que ser exitoso por sí solo.

Miré al chico de nuevo, toda esperanza de llegar a conocerlo esfumándose al olvido.

—¿Por qué?

—Porque si los chicos saben que el propósito es generar éxito para un programa de

intercambio, la administración podría decir que estuvieron en su mejor comportamiento y

que no es suficiente indicación del éxito de un programa mixto. Así que debes conseguir que

funcione por sí solo.

¿Entonces tenía que reclutar chicos y chicas que no conocía? ¿Tenía que lograr que

estudiaran? ¿Era totalmente responsable de que la administración aceptara o negara el

programa de intercambio?

Excelente.

No.

No había manera de que lograra esto.

Todo esto era culpa de mis ex-amigas.

Mis amigas.

Les encantaría la idea. ¿Su querida amiga Frances teniendo que reclutar a chicos para

estudiar? Se volverían locas. Nunca tendría su apoyo para salirme.

Pero tenía un arma secreta. Mis padres. Ellos nunca me dejarían hacerlo.

¿Lo harían?

Cuando llegué a casa ya eran casi las diez en punto. Mamá y papá se acaban de sentar a

cenar, como siempre. Mi padre nunca llegaba antes de las nueve del trabajo. Le daba tiempo

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a mi madre para alimentar a todos mis hermanos y hermanas, y para que se marcharan, así

ella y papá podrían tener tiempo de calidad, lo que sea que fuera eso.

—Hola. —Entré a la cocina y me senté. Sólo se lo diría, ellos me lo prohibirían y todo estaría

bien. No sería mi culpa, yo habría cumplido con el ‘Trato de Theo’ y mis antiguas amigas no

podrían decirle que me gustaba.

Parecía una tortura tener que volver al estado previo, pero no me preocuparía por eso. Lo

importante era lograr que mis padres dijeran que no.

—¿En la biblioteca esta noche? —Mi padre preguntó. Aún tenía puesta su camisa de trabajo

azul, con todas las manchas de grasa. Desde que sus horas de servicio en su taller se habían

expandido hasta las nueve en punto, nunca llegaba lo suficiente temprano como para

cambiarse antes de la cena.

No que mi madre alguna vez se molestara con él por eso. Pero si yo, en cambio, me atrevía a

adornar el comedor con una sola partícula de polvo, sería mandada de vuelta a mi cuarto.

Estar presentable en todo momento era parte de la carga de ser la hija mayor de unos padres

que querían romper el ciclo de trabajos de generaciones que se ensuciaban las manos.

—Esto, no estaba en la biblioteca. —Me levanté de la mesa y me serví un poco de chile y

agarré unas patatas.

Mi madre se veía espantada.

—¿No estabas estudiando?

—No. —Ya qué, dejaría aumentar el drama para agitarlos más, así asegurar que me prohíban

incluso pensar sobre el Grupo de Estudio, dejar solo funcionando a la estúpida cosa.

—¿Dónde estabas? ¿Con Blue? —preguntó mi madre.

—No. —Me senté de nuevo en la mesa y comencé a comer, haciéndoles sufrir

intencionalmente hasta que se desesperaran tanto para siquiera considerar dejarme hacer

algo tan rebelde como unirme al periódico de la escuela y liderar un Grupo de Estudio.

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—¡Frances! —espetó mi padre.

Miré arriba inocentemente mientras tomaba otra mordida de chile.

—¿Qué?

—Es pasada las diez —dijo, como si no supiera eso—. ¿Dónde estuviste esta noche?

Padres. Tan predecibles.

—En un edificio de oficinas cerca de aquí. —¿Era lo suficiente impreciso como para sacarlos

de sus casillas? ¿Un edificio al azar hasta las diez de la noche? Sí, debería funcionar bien para

molestarlos

—¿Qué? ¿Haciendo qué? —Mi madre soltó su cuchara y me fulminó con su mirada—. No

estuviste haciendo destrozos, ¿verdad? Porque de ninguna forma vamos a tolerar que tú…

—¡Mamá! ¡No destrocé nada! —Ash. Hablando de melodrama—. Estaba en una reunión. Estoy

en el periódico de la escuela.

Los dos me miraron fijamente, luego explotaron al mismo tiempo; disparando pregunta tras

pregunta sobre el periódico: quién era el encargado, cuando se reunían, quienes estaban en

él. Ya sabes, las clases de preguntas de padres diseñadas con el sólo propósito de encontrar

una razón para prohibírmelo.

Como dije, los padres son tan predecibles.

Respondí las preguntas lo mejor que pude, y adiviné las respuestas que no conocía. Pero fue

cuando comencé a explicarles sobre el Grupo de Estudio que todo realmente explotó.

—Así que, ¿nos estás diciendo que no sólo debes juntarte con un grupo revoltoso de niños

que no toman su trabajo en serio, sino que debes hacerlo varias veces a la semana,

organizarlo y reclutarlo, y después escribir un artículo sobre ello? —La cara de mi madre

estaba toda deforme. Gran sorpresa—. Entonces, ¿cuándo se supone que harás tus deberes?

Encogí los hombros.

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—No lo sé. —Claro que lo sabía. La terminaría. No había necesidad de decirles eso a mis

padres.

—No. —Mi padre levantó su cuchara y comenzó a comer de nuevo, terminando la

conversación.

—¿No? ¿Sólo así? —pregunté. Wow. Eran fáciles, ¿no? Una pequeña parte de mí se había

preocupado al pensar que el periódico de la escuela y el Grupo de Estudio realmente

estuvieran es su lisa de actividades aprobadas.

—No —repitió—. Tienes una beca, Frances. No puedes permitirte perder tu futuro en

una…una…

—Excusa para sexo y drogas —terminó mi madre.

Me ahogué en mi leche.

—¿Sexo y drogas?

—Por supuesto. No nacimos ayer. El Grupo de Estudio es sólo una tapadera para que los

chicos se metan en sexo y drogas. No puedes hacerlo. Gana tu beca, metete en la

universidad y sé el primer miembro de la familia Spinelli en usar un traje para trabajar. —Mi

madre apuntó a mi cena—. Ahora come.

¡Victoria!

Mañana le mandaría un correo al señor Walker y le diría que no podría hacerlo.

Una pregunta; ¿por qué no me sentía emocionada ahora que se me había prohibido lo del

periódico y el Grupo de Estudio? Debería sentirme aliviada, ¿no? Pero no lo hacía. De hecho,

me sentía totalmente decepcionada. ¿Qué pasaba con eso?

Era domingo por la noche y aún no le había enviado un correo al señor Walker sobre que no

podría estar en el periódico. ¿Qué estaba mal conmigo? ¿Por qué aún no le había mandado el

correo todavía?

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—Creo que es porque de verdad lo quieres hacer —dijo Blue.

Estábamos en casa de Blue trabajando en nuestros deberes. Usualmente para el domingo ya

lo había acabado, pero no este fin de semana. Obviamente, no había hecho nada el viernes, y

me pasé todo el fin de semana sintiéndome algo molesta y no había sido capaz de

concentrarme. Claro, eso pudo haber sido porque mis hermanas gemelas de cinco años

tenían gripe y no dejaban de vomitar por toda la casa y tenía que limpiar todo porque mi

madre tenía que trabajar horas extras y mi padre estaba en su trabajo de seguridad. Después

mi hermana de ocho años, Dawn, había comenzado una pelea de gritos con mi hermano de

diez años, Kurt, habían asustado al bebé, que tiene sólo seis meses.

A veces ser la mayor apesta.

Mi falta de concentración ciertamente no había sido porque estaba disgustada por no poder

unirme al periódico y hacer lo del Grupo de Estudio, porqué en realidad no lo quería hacer.

De verdad.

—Estoy de acuerdo con Blue —dijo Natalie—. Una vez que tus padres dijeron que no podías,

te diste cuenta de que sí querías.

—No lo quiero hacer. —¿Quería? No. Ridículo.

—Mentirosa. —Allie ni siquiera dejó de pintarse las uñas de un color morado metálico para

mirarme—. ¿Cómo no querrías? ¿Pasar tiempo con chicos y hacer tus deberes al mismo

tiempo? Es como tu noche perfecta.

—No es como si me gustara hacer deberes todo el tiempo —dije.

Digo, seguro, lo hacía, pero no era una total perdedora. No creía que fuera lo mejor del

mundo. Debía hacerlo, así que lo hacía. No significaba que creyera que era divertido.

—Dile a tus padres que quieres hacerlo —sugirió Blue—. Mejorará tu solicitud para la

universidad. Les gustará eso.

—No lo sé —dije—. Dijeron que sólo era una tapadera para sexo y drogas.

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Mis amigas se rieron. Conocían a mis padres.

—Si mi madre pensara que se trataba de sexo y drogas, probablemente se invitaría —dijo

Allie.

—Eso es porque tu madre es genial —dije.

Allie apretó sus labios y no dijo nada.

—¿Entonces, que harás? —preguntó Blue.

—No estarán de acuerdo. Sé que no. —En parte era culpa mía, por supuesto. Se lo había

presentado de una forma que aseguraría bastante que prohibieran mi participación. No era

como que pudiera conseguir que cambiaran de opinión ahora.

—¿Eso significa que quieres hacerlo? —preguntó Natalie.

Ella estaba leyendo la revista Runner’s World en lugar de hacer sus deberes de matemáticas.

Nunca hacía sus deberes de matemáticas. Era demasiado difícil para ella y se había dado por

vencida. Había intentado asesorarla, pero no me dejaba. Así que en lugar de eso, leía

Runner’s World.

¿Quería hacerlo?

—Esto… supongo... tal vez… —¿A quién engañaba? Claro que quería hacerlo. También

estaba aterrada y todo, ¿pero cómo no querría? Conocer chicos, ser completamente

responsable por crear un programa de intercambio entre The Field y North Valley,

convertirme en una diva total que todos conocían y admiraban, además de mejorar mi

aplicación al mismo tiempo. Incluso tenía que admitir que era algo atrayente.

—Entonces tendrás que mentir —anunció Allie.

Todas fijamos nuestra mirada en ella.

—¿Crees que debería mentir? ¿A mis padres?

—Por supuesto. Ellos no estarán de acuerdo, ¿entonces de qué otra forma lo harás?

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Wow. Mentirles a mis padres. Nunca les había mentido sobre nada. No era el tipo de relación

que teníamos.

—No puedo mentirles.

Allie rodó los ojos.

—Ay, vamos, Frances. Todos los chicos les mienten a sus padres sobre algo.

Miré a Natalie y Blue.

—¿Mienten a sus padres?

Blue se encogió de hombros.

—No, pero no necesito hacerlo. Puedo decírselos todo.

Natalie hizo un gesto.

—Sólo sobre cosas pequeñas. Como mi mala calificación en el examen de matemáticas o algo

así. Y después, es más como si sólo no se lo dijera, así que realmente no es mentir, ¿verdad?

Miré a Allie.

—¿En serio le mientes a tu madre?

Allie resopló y cerró el esmalte.

—¿Estás bromeando? No le podría importar menos lo que hago. Siempre y cuando no tenga

que cancelar sus citas calientes, no le importa. No tengo que mentirle. Sólo lo hago, y no le

importa.

Suspiré.

— Tienes tanta suerte.

Ella gruñó.

Mire a todas mis amigas.

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—Entonces, ninguna en realidad miente a sus padres, ¿y quieren que yo les mienta a los míos

sobre este enorme proyecto que tomará una masiva cantidad de tiempo en dos meses?

¿Cómo exactamente se supone que mentiré sobre eso?

Todas se miraron la una a la otra y Allie se encogió de hombros.

—Tienes un punto —dijo—. Sería una dificultad hacerlo.

—Está bien, así que lo que tienes que hacer es no mentir exactamente —dijo Natalie.

No podía creer que realmente estaba teniendo esta conversación.

—¿Qué quieres decir?

—Cuando estés trabajando en el Grupo de Estudio, sólo di a tus padres que estás haciendo

deberes. Será verdad, ¿no?

Fruncí el ceño.

—Sí, supongo.

Allie dejó de soplar sus uñas.

—Ya lo sé. Puedes hacer el Grupo de Estudio en mi casa. Mi madre de todos modos nunca

está en casa, y si tus padres te preguntan a dónde vas, puedes decir que a mi casa. Que será

cierto. Y si te llaman allí, tú estarás ahí. No habrá mentiras. Sólo algunas omisiones.

Hmm. Era una idea que podría funcionar, y realmente no estaría mintiendo. Aún así, si mis

padres se daban cuenta, estarían totalmente decepcionados de que los engañé de tal forma,

y lo considerarían mentir, a lo grande.

—No lo sé. No se siente correcto.

Allie suspiró.

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—Relájate, Frances. Después de que termines y publiques este gran artículo y recibas todo

tipo de reconocimiento, tus padres se darán cuenta de cuan bueno era para ti y te

perdonarán. A veces no saben lo que es mejor para nosotros.

Natalie asintió.

—Estoy de acuerdo. Creo que suena genial. —Ella suspiró—. Desearía que Blue y yo

pudiéramos ir, pero sólo es para estudiantes de The Field y North Valley, ¿verdad?

Blue levantó su mirada del su libro de Algebra II.

—¿Qué? ¿Nosotras no podemos ir?

Allie negó con su cabeza.

—No seas ridícula. —Se giró hacia mí—. Frances, lo primero que debes hacer es mandarle un

correo al señor Walker e informarle que no es suficiente hacerlo sólo entre dos escuelas

privadas. Para en realidad probar este proyecto, necesitas también incluir una escuela pública

mixta.

—¿Qué? ¡Pero ni siquiera he decidido si lo haré o no! —Pensar que Blue y Natalie también

vendrían hacía que la idea fuera genial. Si las tres estuvieran conmigo, entonces no me

sentiría tanto como una marginada.

—Claro que lo harás. Sino ya le hubieras informado al señor Walker —dijo Allie—. Ve a

mandarle el correo sobre incluir a Mapleville High.

—¿Ahora? —tragué saliva. ¿En serio haría esto? Esto era una gran rebelión contra mis padres, y

yo no era del tipo rebelde.

—Sí, hazlo ahora. —Natalie se enderezó emocionada—. Vamos. No puedes dejarnos a Blue y

a mí fuera de esto.

—Pero... —Quería hacerlo, lo quería. Realmente quería. Podía sentirlo en cada célula de mi

cuerpo. Pero no podía mentirles a mis padres. Simplemente no podía.

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—Oh, vamos, Frances —dijo Blue—. Tú y Allie pasarán tanto tiempo en esto, que no nos

podremos ver entre nosotras si no podemos ser parte del club. Y tal vez incluso convenza a

Colin para que venga y puede traer a algunos de sus amigos.

La miré atónita.

—¿Colin? —Wow. Si el novio de Blue podía venir, eso significaba que entonces Theo también.

Después de todo, Theo iba a Mapleville High también. Una sensación de brillante emoción

pasó a través de mí. ¿Y si Theo venía? Valdría totalmente la pena mentirles a mis padres. ¿Una

oportunidad de que Theo fuera parte del club?—. Está bien, lo haré.

Diez minutos después, cortesía del computador de Blue, el correo había sido mandado al

señor Walker, aceptando la asignación y proponía la adición de Mapleville High.

En el segundo que presioné enviar, sentí este raro nerviosismo en mi estómago. Emoción,

miedo y terror de cómo tendría que lidiar con mis padres con esto.

Es muy tarde ahora.

Ya estaba comprometida.

Y estaba emocionada.

Y absolutamente aterrada de mis padres.

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33 Traducido por Fadelynne

Corregido por Itzi

ra la noche del jueves a las cinco cincuenta y cinco, y todas estábamos en la casa de

Allie. Esperando.

La primera reunión del Grupo de Estudio estaba programada para empezar en

exactamente cinco minutos.

No se lo había dicho a mis padres.

Y estaba entrando en pánico.

Blue y Natalie estaban sentadas en las escaleras del vestíbulo de Allie y ambas parecían

molestas.

—No puedo creer que el señor Walker no haya respondido a tu correo aún. ¿Volviste a

intentarlo? —preguntó Blue—. ¿Volviste a mandarle otro correo preguntándole si podías

invitar a los estudiantes de Mapleville?

—No le envié otro correo, y no, no ha respondido —repliqué. ¿Por qué me molestaban con

esas cosas? Tendría gente aquí en cinco minutos y debía estar a cargo y lograr que las cosas

sucedieran. Apenas podía sostener mi cabeza, por no hablar de lidiar con si el señor Walker

había respondido o no.

—Frances sólo no quiere que vengamos —dijo Natalie, usando su pie para patear mi trasero

justo cuando sacaba mi lista de asignación de habitaciones—. No creo que ella nos quiera

ahora que va a tener a todas estas otras personas geniales en su vida.

E

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Me di la vuelta.

—¡Detente! —grité, y mis amigas me miraron fijamente, Allie en su camino escaleras abajo en

una minifalda, Natalie con su botella de agua a medio camino hacia sus labios, y Blue miró

por encima de la nota de amor que estaba escribiendo a Colin. Lo sé, nunca perdía el

control. Nunca me ponía emocional. Y nunca gritaba. Bueno, aparentemente ese ya no era el

caso cuando era responsable de un evento social entero y lidiar con la culpa de mentir a mis

padres.

—Vaya. Frances. Relájate —dijo Allie—. Nunca te había visto así.

—Bueno, claro que no. Nunca he tenido que arreglar y hospedar a un Grupo de Estudio

antes. Chicas, si se van a quejar, voy a encerrarlas en el ático hasta que esto haya terminado.

—Las miré—. ¿Entendido?

Todas se encogieron de hombros y asintieron y parecieron temerme. Bien. Así era

exactamente como debía ser. Necesitaba recuperar el control de la situación. No soportaba

sentirme tan fuera de control.

Suspiré y miré alrededor del vestíbulo.

—Bien, entonces tenemos los refrigerios. Iluminación adecuada para leer. Mesas listas.

Enchufes disponibles para portátiles. Todos los que estudien ciencias estarán en la sala.

Inglés va en la cocina. Matemáticas en el estudio.

—¿Quién está en los dormitorios? —preguntó Allie—. Me uniré a ese grupo.

Natalie y Blue rieron mientras yo le gritaba a Allie.

—¡Esto no es algo social! ¡Tienes que estudiar! ¡Ve a cambiarte la ropa! ¡Ningún chico pensará

en la tarea si tú usas eso!

—Ese es el punto —dijo Allie—. ¿Recuerdas? Todo el punto de esto eran los chicos, si haces

memoria.

Natalie alzó sus cejas, y Blue sonrió.

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—¡Quizá esto era sobre los chicos para ti, pero esto es acerca del hecho de que tengo una

asignación que cumplir! —¿Podía sentirme aún más culpable de que mis padres no supieran

lo que hacía? Culpable. Estresada. Rodeada de amigas indiferentes. Era una pesadilla. De

verdad me sentía realmente mal al gritarles a mis amigas, pero ya que ellas no parecían

tomarlo personalmente, decidí no preocuparme por eso. Suspiré e intenté calmarme—. Está

bien, miren, ya son las seis ahora. Chicas, deben subir. —Intenté levantar a Blue y a Natalie—.

No han sido aprobadas por el señor Walker así que no pueden venir.

Blue pareció ofendida.

—Estás bromeando.

—¿Cómo sabrá el señor Walker que estamos aquí? —Natalie entrecerró sus ojos—. No puedes

guardarte esta escuela privada de chicos para ti. Somos valiosas. Estoy tan harta de todos los

chicos de mi equipo de pista. Necesito conocer a algunos chicos que no huelan.

—Tú tan sólo estás molesta porque ninguno de ellos te invitó al baile de otoño —dijo Blue—.

Eres amiga de todos estos chicos guapos y ninguno de ellos te invitó.

Natalie frunció el ceño.

—Eso no me importa. No quiero salir con ellos de todas maneras.

—¡Oigan! —Sacudí mis manos—. ¡Váyanse!

—Bien. —Blue se puso de pie—. Subamos y llamemos a Colin. Quizá podemos salir con él y

sus amigos.

—¿Qué? —¿Ellas iban a salir sin mí? Eso no era justo.

Blue echó una mirada sobre su hombro mientras ella y Natalie caminaban escaleras arriba.

—Si hubieras conseguido permiso para Mapleville High, entonces tal vez Colin habría traído a

todos sus amigos aquí.

¿Yo estaba a punto de morirme de nervios y ellas estaban intentando hacerme sentir peor?

¿Qué clase de amigas eran?

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Allie puso su brazo sobre mi hombro.

—No te preocupes por ellas, Frances. Asaltarán el cajón de maquillaje de mi madre y estarán

bien. —Miró su reloj—. Seis con cinco minutos. La gente llegará en cualquier momento.

Vayamos a preparar la comida.

—Tú prepara la comida. Yo revisaré el programa de rotación.

Allie sacudió su cabeza.

—Eres demasiado seria. Nadie se va a volver si no iluminas.

—Lo dice la mujer que no tiene que escribir un artículo en el que ambas escuelas confíen en

cambiar la política.

—Mejor tú que yo. —Allie se alzó su falda aún más—. En realidad deberías pedirme prestada

mi ropa algunas veces. Esa ropa holgada realmente no te hace justicia.

—¡Allie!

—Bien. Iré por la comida. Relájate.

Uf.

Bien.

Esto estaba bajo control.

Estaba lista para que todos llegaran.

Mi primer invitado llegó precisamente diez minutos después de las seis. Abrí la puerta para

encontrar a un chico tan alto como yo, y tan delgado como Natalie, lo que significa que era

básicamente todo piel y huesos. Llevaba un par de pantalones beige planchados, una camisa

abotonada y zapatos a cuadros. ¡Parecía estudioso y atento, y supe que sería perfecto! Lo

saludé.

—¡Hola!

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Él se movió en el escalón y arregló sus lentes.

—Entonces, ¿es éste el Grupo de Estudio?

—Oh, sí. Entra. —Di un paso atrás e hice un ademán para que pasase. Estaba complacida de

ver que su mochila estaba llena de libros y llevaba otros dos en su brazo. ¡Ya me gustaba!—.

Soy Frances Spinelli.

—George. George Moon. —Miró alrededor, sus ojos café claro entrecerrados como si sus

lentes estuvieran mal prescritas—. ¿Soy el primero aquí?

—Sip. —Miré detrás de él hacia la calle, pero no había nadie—. ¿Caminaste?

—Mi madre me trajo. Estará de vuelta en una hora. No sabía qué tan largo sería, y no sabía si

sería productivo, así que sólo me quedaré por poco tiempo.

—No te preocupes. Seremos productivos. Tan pronto como los demás lleguen, podremos

comenzar.

George parecía consternado, con sus lentes de marco negro y cabello rojo que no

permanecía completamente lacio.

—¿Por qué no podemos comenzar ahora?

—Oh. —Ese era un buen punto. ¿Por qué desperdiciar tiempo charlando cuando podríamos

estar estudiando? No había pensado en qué hacer si todos no llegaban a tiempo. ¿Cómo

podía saber cuándo rotar a la gente entre habitaciones si todos ellos comenzaban en

diferentes momentos?—. Yo… eh…

Allie caminó alrededor de la esquina.

—Vayan y comiencen a estudiar, Frances. Yo vigilaré la puerta y dirigiré a la gente.

—Bueno, de acuerdo. —Odiaba ceder el control, pero George tenía un punto. Eran las seis y

diez, y estábamos perdiendo valioso tiempo de estudio. Podríamos comenzar. Le pasé a Allie

el diagrama—. Asegúrate de mandar a la gente a las habitaciones correctas. Y escribir su hora

de comienzo, para que sepamos cuánto tiempo están en cada habitación.

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44 55

Ella puso los ojos en blanco.

—Creo que puedo manejarlo.

—¿Podemos empezar? —dijo George—. Ahora sólo tengo cincuenta y cinco minutos.

—Bien. —Agarré mi mochila—. ¿En qué quieres trabajar?

Me miró.

—¿Tú y yo estudiaremos juntos?

¿Veía a alguien más, además de mi amiga en los tacones de aguja?

—Sí. Ese es el punto. Grupos de Estudio.

Él no se veía muy seguro de la idea de hablar con alguien durante tiempo de tarea.

—¿Eres estudiante de primer año? —preguntó él.

—Ajá.

Él asintió.

—Yo también. ¿Te gustaría estudiar algo de biología?

—Seguro. —Pensé en la rotación—. Entonces, iremos a la sala. Recuerda, Allie, ciencias va en

la sala.

Ella me hizo un saludo militar.

—Bien, jefa.

Llevé a George a la sala y preparamos nuestras cosas. Nuestras clases eran de diferentes

temas, pero yo ya había estudiado en lo que él estaba trabajando, así que medio hablamos

acerca del ciclo de la vida de las plantas y comparamos notas.

George en realidad era bastante inteligente, y podría decir que estaba realmente dentro de la

discusión. Lo que era genial. ¿Lo ven? Este concepto podría funcionar.

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Cerca de cinco minutos después, el timbre sonó de nuevo.

—¡Yo abro! —grité.

¡Fantástico! ¡La concurrencia estaba viniendo ahora!

Abandoné a George en mitad de la explicación del diagrama en su libro y me apresuré a la

puerta principal. Allie ya la había abierto, y me lanzó una mirada.

—Es la madre de George.

—¿Por qué?

Allie alzó una ceja.

—Ha pasado una hora.

—¡No es cierto! —Miré mi reloj. Una hora y cinco minutos en realidad. Genial. El estudio

pasó volando. Esto era increíble.

George apareció a mi lado con su mochila lista.

—Entonces, eh, Frances. Fue una buena noche. Si la vuelves a hacer, házmelo saber. —Me

dio un pedazo de papel con su dirección de correo electrónico—. Y si alguna vez quieres

volver a estudiar conmigo, mándame un correo. —Sonrió, su aparato de ortodoncia

atrapando la luz del candelabro del salón—. En serio.

—Yo también me divertí. —Agarré el papel—. Definitivamente te enviaré un correo.

Él como que agachó su cabeza.

—E intentaré convencer a mis amigos de venir la próxima vez. Si crees que habrá más chicas

por aquí, quiero decir.

—¿Más chicas? —Oh, Dios mío. Nadie más había venido. Había estado tan absorta estudiando

con George que ni siquiera había pensado en eso.

Él se puso rojo.

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—No es que haya algo malo contigo. Como dije, estudiaré contigo en cualquier momento.

Sólo quería decir que mis amigos podrían no venir si no hay más gente por aquí. Házmelo

saber, ¿sabes?

Hizo un gesto como despedida y salió por la puerta principal, donde su madre ya estaba de

vuelta en el auto esperándole.

Allie sacudió su mano amablemente, luego azotó la puerta.

—Amiga, tenemos que hablar. —Sacudió su cabeza hacia mí, y supe que era porque nadie

más había aparecido. George Moon y yo pudimos haber sido productivos, pero en general, el

club era un fracaso de proporciones monumentales—. ¡Natalie! ¡Blue! —gritó ella—. ¡Bajen!

—Entonces, eh, ¿dónde exactamente pusiste los carteles? —preguntó Blue.

Agarré otro pedazo de pizza y la empujé hacia mi boca.

—Por todos lados. Los puse en cada tablón de anuncios de la escuela.

—Y yo pasé por Field y los puse ahí también. —Allie sacudió su cabeza—. Cronometré mal,

desafortunadamente. Fue después de la escuela así que no había chicos en los alrededores.

¿Cuál es el punto de ir a Field si no consigues hablar con los chicos?

—Y yo puse una pequeña propaganda en el periódico de ambas escuelas —dije yo. Increíble.

Sólo una persona había venido. ¡Una!

Blue arrancó pepperoni de su pizza y lo soltó en su boca.

—Mis padres me matarían si supieran que estoy comiendo carne.

—Y los míos me matarían si supieran que intenté tener una reunión del Grupo de Estudio

esta noche. —Así que, mentirles a mis padres, estresarme toda la semana, todo había sido

por nada. Total y absoluto fracaso—. Apesto.

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—¡Oye! —Natalie me lanzó una almohada—. Tú eres la práctica. La planificadora. Si esto fuera

de alguna de nosotras, estarías sobre nosotras con teorías y planes acerca de cómo arreglar

esta situación. Así que empieza a hablar.

Ella tenía razón. Yo siempre tenía planes. Dejé mi pizza y traté de pensar, pero el único

pensamiento circulando en mi cabeza era el hecho de que había fracasado completamente.

No podía pasar de eso. Nunca fracasé en nada en la vida, especialmente no en algo que

tuviera que ver con la escuela. No era un buen sentimiento.

—No tengo idea de qué hacer.

Natalie puso los ojos en blanco.

—¡Frances! ¡Piensa!

—Se me ocurre algo —dijo Blue—. Cuando le conté a Colin acerca de esto, dijo que sonaba

aburrido. Dijo que nadie en su sano juicio iría a nada llamado Grupo de Estudio.

—Apoyo eso —dijo Allie—. La única razón por la que estaba aquí era por los chicos.

—Pero no es algo social —dije—. Todo el punto es hacer los deberes.

—Despierta, Frances. Eres la única que pensaría que los deberes son divertidos —dijo Blue.

—Y George Moon —dijo Allie—. Pienso que es tu pareja perfecta, Frances.

—Bueno, era tierno. —Y estudiaba duro. Y era muy inteligente.

—Sí, en una manera tonta —dijo Allie—. Deberían haberlo visto. Creo que pudo haber sido

incluso más serio que Frances.

Mientras mis amigas se burlaban del pobre George, mastiqué mi pizza y empecé a pensar en

cómo le iba a decir al señor Walker que yo era un completo fracaso.

—¿Qué es esa mirada? —Allie me presionó—. ¿Te rendirás?

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Miré a Allie, quien me miraba fijamente con preocupación. Supongo que cuando has sido

amiga desde los tres años, no puedes ocultar tus pensamientos.

—Sí, ¿y?

—No puedes rendirte. —Allie dejó su pizza—. Es simple. Todo lo que tienes que hacer es

conseguir que el señor Walker permita que Mapleville High esté implicada. Y luego podemos

convencer a Colin de traer a chicos ardientes de último año y mi hermana traerá a algunas de

sus amigas, y luego seremos la cosa más fantástica por aquí, y luego seremos las únicas chicas

de primer año que consiguen salir con chicos de último año.

—¡Sí! Y luego podremos venir —dijo Natalie—. Es realmente la única manera, y lo sabes.

Ninguna de nosotras conoce a nadie influyente en The Field para convencer a los demás

chicos de venir.

—George dijo que traería a más amigos —dije.

Allie alzó una ceja.

—Solamente si conseguías más chicas. ¿Y qué chicas van a venir si los únicos chicos son

bichos raros de primer año como George?

—¡Oye! Fue agradable.

—¿Pero es el tipo de chico que va a atraer a una multitud?

Pensé en la manera en que su cabello cubría por todos lados su frente en una parte que

estaba un poco demasiado limpia, y en la manera en que los puños de su camisa habían

estado tan perfectamente almidonados. Quizá no. Definitivamente no.

Estaba acabada.

Era hora de rendirse y admitir el fracaso. Pero incluso mientras pensaba eso, mis puños se

convirtieron en pequeñas bolitas. Mis padres nunca me habían permitido rendirme en nada.

Me habían dicho repetidas veces que nunca iría a la universidad si comenzaba a creer que no

era suficientemente buena.

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Por supuesto, su consejo probablemente habría sido diferente si supieran que era el Grupo

de Estudio.

Pero… ¿qué si podía hacer que esto funcionara? Quiero decir, ¿qué tan genial sería eso?

Sería una leyenda en North Valley para siempre, como la chica que consiguió que el

programa de intercambio comenzara.

Piensen en lo que eso podría hacer por mi expediente académico.

Y quizá… sólo quizá… si los chicos de Mapleville podían participar, entonces quizá Theo

vendría… ahora, esa era una idea.

—De acuerdo, le enviaré un correo al señor Walker.

Y tenía que hacer algo respecto a mis padres.

El correo del señor Walker estaba en mi computador cuando regresé de la escuela el lunes.

Querida Frances, creo que tu propuesta de expandir el Grupo de Estudio a Mapleville High tiene mérito. Puedes llevarlo a cabo e invitar a unos pocos estudiantes selectos a asistir. Ansío ver el artículo en aproximadamente siete semanas y espero actualizaciones frecuentes entretanto.

Señor Walker.

Dios mío. ¡¡Podía invitar a Theo!! Pero él nunca vendría si otros chicos geniales no venían

también, ¿o sí? ¡Se le haría imposible mantenerse al margen!

Inmediatamente envié un correo a Allie para que hablara con su hermana, y luego decidí

pasar por la casa de Blue para discutir su invitación a Colin. Ya saben, porque después quizá

Theo podría oírnos hablar y querer venir también.

Entré en la casa de Blue justo cuando su familia estaba sentándose para la cena. Una cena

familiar. Con sus padres, Blue, su hermana menor Marissa… y Theo.

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El cabello oscuro de Theo estaba algo despeinado, y estaba volviéndose largo. Estaba usando

una camisa negra desgarrada y se veía absolutamente adorable. Peligroso y con un poco de

actitud, pero tan tierno.

—¡Frances, no sabíamos que vendrías! Por favor acompáñanos. —La madre de Blue saltó de la

mesa y empujó una silla.

OMD1. ¡Me estaba poniendo al lado de Theo! Casi corrí a la silla y le sonreí mientras me

sentaba. Desafortunadamente, ni siquiera me miró, sólo continuó comiendo su lasaña de

tofu. Supe que era tofu sin siquiera mirar. La madre de Blue nunca serviría carne real.

—Entonces, eh, hola a todos —dije, lanzando otra mirada a Theo, que aún estaba comiendo.

Marissa me sonrió y quitó unos fideos de su plato. Mientras su madre le reprochaba sus

malos modales, miré a Blue, que estaba enfrente de mí. Intenté no notar que el brazo de

Theo estaba a sólo unos quince centímetros del mío, y lancé la carnada.

—Así que, Blue, el señor Walker respondió mi correo. Dijo que sería fantástico invitar a

algunos chicos de Mapleville.

Ella dejó escapar un grito y alzó sus manos sobre su cabeza en una señal de victoria que

llamó la atención de todos en la mesa. Incluso Theo la miraba.

—¿Blue? ¿Tienes algo que compartir con el resto de la familia? —preguntó su padre. No había

secretos en la familia de Blue. Sus padres estaban en la cosa del vínculo familiar. Como amiga

de Blue desde que éramos bebés, también caía bajo las Reglas de la Familia Waller. Sin

secretos.

—Sí. —Blue rápidamente se lanzó en una descripción del Grupo de Estudio, y le agradecí que

dejara fuera los detalles mortificantes de nuestra primera reunión—. Así que voy a llamar a

Colin y pedirle que venga.

1OMD. Diminutivo de ‘Oh mi Dios’

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Theo resopló.

—¿A un Grupo de Estudio? Lo siento, Blue, el chico podría estar sometido, pero no hay

manera de que vaya a unirse a nada llamado El Grupo de Estudio. Y no hay manera en que

vaya a conseguir que sus amigos vayan.

Sentí que me hundía en mi silla.

—Tonterías, Theo, es una maravillosa idea —dijo la señora Waller—. Frances, ustedes chicas

pueden hacerlo aquí si quieren. Haremos algunos postres y nos haremos cargo de toda la

comida.

Intercambié miradas nerviosas con Blue. Los postres de su madre acabarían con todas las

oportunidades de un evento exitoso. La comida sana no se relacionaba bien con la comida

rica. Especialmente cuando se trataba de postre.

—Eh, está bien, señora Waller. Lo haremos en la casa de Allie.

—¿De Allie? —La madre de Blue frunció el ceño—. ¿Pero no está su madre siempre fuera?

—Sí. —Miré a Blue, quien se encogió de hombros.

—¿Entonces, como van a mantener a todos los chicos bajo control si no hay padres

alrededor? —preguntó la señora Waller.

—Esto no es así —dije—. Es sólo acerca de la tarea.

—Como dije, suena divertido —dijo Theo—. Seguro que desearía poder ir.

El señor Waller miró a Theo.

—¿Por qué no vas? Así podrías ayudar a las chicas a mantener a todos a raya.

Mi estómago inmediatamente dio una triple vuelta y sentí que me caería de mi silla.

Theo rió.

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—Sí, papá, me mantendré fuera de todo eso. ¿Ser niñera de las amigas de mi hermana? Lo

siento, pero eso no va a suceder.

¿Ser niñera? ¿Pensaba en mí como alguien que necesitara niñera?

—Oh, ahora mira, Theo, has hecho llorar a Frances —dijo la señora Waller.

¿Qué? ¡Yo no estaba llorando! ¿Cómo podía decir eso? ¡Ni siquiera había lágrimas en mis ojos!

Sí, seguro, estaba totalmente humillada y quería arrastrarme debajo de mi silla, ¡pero

absolutamente no estaba llorando!

Theo me lanzó una mirada de disculpa, como si fuera una niña pequeña con sentimientos

heridos.

—Lo siento, Frances. No fue mi intención.

OMD. ¿Podía esto ponerse aún más embarazoso?

—¡No estoy llorando!

La señora Waller dio unas palmaditas en mi mano.

—Está bien, Frances. Puedo decir que quieres. No necesitas esconder nada de nosotros.

—No seas ridícula —se burló Blue—. Theo nunca podría hacer llorar a Frances. Sólo está

afectada porque una de sus hermanas está muy enferma y está preocupada por ella.

Oh… ¡esa era una explicación fantástica de por qué estaba afectada! Estaba tan

impresionada con el pensamiento rápido de Blue. Tengo la mejor amiga del planeta.

Claro, luego tuve que lanzarme en una detallada historia acerca de cómo mi hermana menor,

Dawn, estaba enferma, y me sentí realmente mal por mentir, pero no era mi culpa. Blue lo

había traído a colación y yo sólo estaba protegiéndola de ser expuesta como una mentirosa.

Así que, como lo estaba haciendo para ayudar a Blue, entonces no había nada malo en ello,

¿cierto?

Cierto.

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Primero, mintiéndoles a mis padres acerca del Grupo de Estudio.

Segundo, mintiéndoles a los padres de Blue acerca de la enfermedad de Dawn.

¿Qué estaba pasándome?

Cuarenta y cinco minutos después, Blue colgó el teléfono después de hablar con su novio,

Colin. Colin era estudiante de último año en Mapleville High, y era totalmente ardiente y

adoraba a Blue. Él también nos ayudaría.

Blue negó con su cabeza.

—Dice que vendrá, pero no traerá a ningún amigo.

—¿Qué? ¿Por qué no?

Ella hizo una mueca.

—Dijo que no podía pedirles a sus amigos que vinieran.

—Pero ¿por qué?

—Porque… bueno… es un Grupo de Estudio. No es muy genial.

—Pero si ellos vienen, entonces lo harán genial. —¿Cómo podía él estar haciendo eso?—.

Pensé que haría cualquier cosa por ti.

Blue rió.

—Bueno, creo que he encontrado su límite.

Me senté en la cama.

—Bueno, esto apesta. Quiero decir, totalmente.

—Llamemos a Allie. A ver lo que dijo su hermana. —Blue puso su teléfono en altavoz y llamó

a Allie, quien respondió al primer timbre—. Allie, somos Blue y Frances. ¿Qué dijo Louisa?

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—Se rió en mi cara y me dijo que no había manera en este planeta de que alguna vez se vea

asociada a nada de tarea. —Allie sonaba malhumorada—. Incluso le dije que Colin vendría, y

dijo que eso no importaba porque Colin ya tiene novia así que difícilmente era una carne

elegible.

Me hundí en la cama y gruñí.

—Sí, Colin tampoco traerá a sus amigos —dijo Blue.

Allie maldijo.

—Bueno, ¿y ahora qué? Hemos usado todas nuestras conexiones.

Esa era mi recompensa por mentir a mis padres. Siempre me habían dicho que la

deshonestidad no pagaba, y ahora estaba sufriendo por eso.

—Hay una persona más con el poder social para hacer esta cosa volar —dijo Blue.

—¿Quién? —preguntó Allie.

Me senté.

—Sí, ¿quién?

Blue me miró.

—Theo.

Mi corazón literalmente se detuvo en mi pecho y Allie aulló en protesta.

—¡Blue! ¿Estás bromeando? Todo el punto de este ejercicio era conseguir que Frances

pensara en algo más que Theo.

—¿Tienes alguna otra idea? —preguntó Blue, aún mirándome.

Oh, Dios. Sentía como si fuera a desmayarme. Tenía miedo de decir cualquier cosa, miedo

de que Blue cambiara de idea. Respira, Frances, respira.

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Allie estaba callada, y el único sonido que podía oír era mi corazón latiendo en mis oídos.

—Mejor llama a Natalie —dijo Allie finalmente.

—Bien. —Blue agarró su celular y le llamó a Natalie, rápidamente explicando la situación

mientras Allie hacía ruidos de desaprobación y yo intentaba no vomitar. Cuando Blue

terminó, escuchó a Natalie por un segundo, luego asintió. Ella puso su celular sobre su

pecho para reportar lo que Natalie había dicho—. Está de acuerdo con Allie en que traer a

Theo sería perjudicial para el bienestar emocional de Frances. Pero también está de acuerdo

en que no hay otra opción si queremos que el Grupo de Estudio funcione. Piensa que

deberíamos hacerlo, y sólo asegurarnos de que George Moon continúe viniendo para que

Frances pueda salir con él.

—Ohhh… esa es una buena idea. Me olvidé de George —dijo Allie—. Te gustó George, ¿no

es verdad, Frances?

—En realidad, sí, lo hizo. —En realidad podía hablarle con coherencia y no desmayarme en su

presencia, lo que era siempre algo bueno—. Volverá.

—Entonces está hecho —dijo Allie—. Frances, ve a hablar con Theo, y hazlo donde los padres

de Blue puedan oír para que intervengan y lo hagan ir. Realmente no podemos permitir que

él se eche atrás también. Es nuestra única oportunidad.

—Wow. —Mi lengua se sentía tan grande y gruesa que estaba sorprendida de poder hablar—.

¿Tengo que hablar con Theo?

—Claro que tienes. Es tu evento, ¿o no? Nosotras estaremos detrás de escena —dijo Allie.

Blue me tendió el teléfono.

—Natalie quiere hablar contigo.

Tomé el teléfono.

—¿Nat?

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—Si puedes conseguir que Theo y sus amigos vayan, creo que seré capaz de conseguir que

algunos de los chicos de mi equipo de pista vengan. Chicos y chicas. Theo es el atleta

máximo y la gente irá a donde él vaya. Así que ve a hablar con él, y no pienses en él como un

chico del que estás enamorada. Sólo piensa en él como tu hermano, lo que prácticamente

es, de cualquier manera.

Le regresé el teléfono a Blue sin responder. Mi garganta estaba tan cerrada que no había

manera de que pudiera hablar.

—¡Frances! ¡Blue! ¡Hora del postre! —gritó la señora Waller desde las escaleras, y yo salté.

—Hablaremos con Theo ahora, en la mesa. Mis padres estarán ahí —dijo Blue.

Oh, como si Theo pudiera ser forzado a juntarse conmigo por sus padres. Esa no era la

manera de conseguir su atención, o al menos el tipo de atención que yo quería.

—Bien. Y luego Frances tiene que enviar un correo a George Moon. Esa es la relación que

necesitamos cultivar —dijo Allie—. ¿Frances? ¿Me oíste? Vas a mandarle un correo a George

esta noche, ¿cierto?

—Sí. —Agh. ¿Mi voz sonó estrangulada o qué?

Blue colgó su celular.

—Nat te desea buena suerte.

—Buena suerte de mí, también. Llama cuando terminen y hazme saber cómo fue. —Allie se

desconectó y Blue colgó ese teléfono, también.

Y luego me miró.

—No te ves muy bien.

—Creo que me voy a enfermar. Quizá deberíamos hacer esto otra noche.

—Dame un descanso, Frances. Él es mi detestable hermano. No sé por qué tienes esta cosa

con él. —Blue se paró y me puso de pie—. Vamos. Te apoyaré, pero tú debes empezar.

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Oh, Dios.

Nunca sería capaz de hacer esto.

Pero tenía que hacerlo. Ésta era mi gran oportunidad de conseguir que Theo me notara. Si

veía lo inteligente que era, entonces quizá se daría cuenta de que no era una niña que

necesitara niñera. Sí, eso es. Si yo estaba dirigiendo toda esta cosa, entonces él se daría

cuenta de que era una adulta y que lo merecía.

Entonces, todo lo que necesitaba hacer era ir allí abajo, actuar totalmente genial, y pedirle

que asista al Grupo de Estudio y que traiga a todos sus amigos.

No había problema.

Siempre y cuando no me desmaye en el camino hacia abajo.

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44 Traducido por Laura Soto

Corregido por Caro ♫

ogré bajar las escaleras sin caerme y romperme el cuello. Por desgracia.

Seguida por Blue hacia el comedor, me senté al lado de Theo.

Miré mi pastel de aspecto extraño y deseé estar en cualquier parte menos aquí.

La conversación se inició con una discusión casual del equipo de lacrosse de Theo y cómo

fueron los favoritos para ganar el campeonato estatal a pesar de que sólo eran finales de

marzo.

Entonces Blue me dio una patada por debajo de la mesa con tanta fuerza que me atraganté

con mi postre. Escupí por todo mi plato, de hecho, un poco de mi masticado pastel aterrizó

en la orilla del plato de Theo.

Grandioso. Nada como querer morir.

Miró a mi postre regurgitado como si éste fuera a saltar del plato y atacarlo.

—Lo siento —murmuré, usando mi servilleta para limpiar el desorden.

De ninguna manera podría preguntarle ahora. ¡De ninguna manera!

—Frances —dijo Blue, con un tono que decía que iba a mencionarlo si yo no lo hacía.

La fulminé con la mirada.

—Cállate.

L

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—Ahora, Frances, sabes que no permitimos hablar de esa manera en esta casa —dijo la madre

de Blue.

Sí, sí. Pero esto era una circunstancia especial. Tenía que detener a mi amiga de realizar la

máxima humillación para mí.

Blue me miró por un segundo, y me di cuenta de que no se iba a detener.

No había siquiera empujado atrás mi silla para correr fuera de la habitación antes de que ella

dijera:

—Theo, Frances tiene algo que necesita preguntarte.

Toda la mesa se volvió para mirarme. Theo incluido, con sus brillantes ojos azules, cabello

negro y camiseta rasgada.

—¿Qué necesitas, Frances?

—Nada —murmuré, empujando mi silla hacia atrás—. Tengo que irme. Tengo deberes que

hacer.

—Ella quiere que te unas al Grupo de Estudio —dijo Blue con calma, como si no estuviera

destruyendo mi mundo.

Theo se rió. En realidad, resopló. Con burla. Resopló con burla ante la idea de unirse a mi

Grupo de Estudios.

Excelente. Mi humillación estaba completa.

—Creo que es una gran idea —dijo la señora Waller, a la que Theo rápidamente volvió a

resoplar y luego bebió su agua purificada.

Al parecer, no era necesario responder.

—¿Por qué quieres que Theo se una? —El señor Waller me preguntó—. No es exactamente

estudioso. —Le disparó a Theo una mirada afilada que le decía exactamente lo que pensaba

de sus hábitos de estudio.

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Blue dobló sus brazos sobre su pecho y me guiñó.

Ella no me iba a sacar del apuro.

Te odio, articulé hacia ella. Se encogió de hombros y sonrió.

—¿Frances? ¿Por qué quieres que Theo ayude?

Robé una mirada a mi derecha, y Theo había dejado de comer y me estaba observando.

OMD. ¿Cómo se supone que seré capaz de hablar con él observándome?

Miré al señor Waller. Correcto. Le di la espalda a Theo y me enfoqué en su padre.

—No estamos teniendo realmente mucho éxito con personas asistiendo al Grupo de Estudio.

—Me apresuré antes de que Theo pudiera hacer otro comentario despectivo al respecto—.

Así que necesitamos que alguien popular venga. Alguien que otros chicos sigan. Alguien que

hará el Grupo de Estudio genial.

Theo miró a Blue.

—Colin se negó, ¿eh?

Ella se encogió de hombros.

—Dijo que iba a venir, pero sin amigos.

—¿Qué pasa con Louisa? —preguntó Theo.

—Ella dijo que no —dije—. Pero estoy segura de que vendrá si tú vienes.

Puaj. ¿Qué tan patético sonó eso? Rogando. Diciéndole a Theo cómo todo el mundo hacía lo

que él quería. ¡No debería alimentar su ego!

Oh, ¿a quién engaño? Estaba desesperada. No tenía habilidades sociales.

Theo ya pensaba en mí como alguien que necesitaba niñera. Cualquier oportunidad de tener

orgullo ya se había ido. Estaba mucho más allá de patética. Todo lo que me quedaba era la

oportunidad de tener éxito con el Grupo de Estudio, porque cualquier oportunidad de

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ganarle a Theo estaba completamente destruida. Pero tenía mi orgullo y no me dejaría

fracasar con el Club. Así que me volví a Theo y lo enfrenté directamente.

—Escucha, Theo. Necesito que esto tenga éxito porque tengo que escribir un artículo sobre

ello. No conozco a nadie más que pueda ayudar. Necesito que vengas y traigas amigos. Que

sea genial. Hacer que funcione.

Está bien, así que sonaba como si no pudiera hacerlo sin él. Bueno, es cierto, ¿no? Pero

hombre, realmente golpeó mis entrañas tener que admitir que lo necesitaba. ¡Un chico!

¿Dónde estaba todo el poder de chica que mi estúpida escuela para chicas siempre

predicaba? ¡En ninguna parte!

Theo me dio una especie de media sonrisa.

—Lo siento, Frances. No puedo ayudarte.

Al menos no me resopló. Así que podría arrastrarme de vuelta a mi cascarón con una

apariencia de orgullo.

—Theo. —Uh, oh. Papá Waller se veía serio.

La sonrisa de Theo se desvaneció al ver a su padre.

—¿Qué?

—Ayuda a las chicas.

Su mandíbula sobresalió y dobló sus brazos sobre su pecho.

—Papá, tengo entrenamiento.

—Estoy seguro de que lo programarán alrededor de ello.

—Pero es un Grupo de Estudio. —No añadió otra explicación, como si el mero título del

mismo hablara por sí solo. Lo cual, me imagino que más o menos lo haría si eras Theo

Waller.

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—Exactamente. Tus calificaciones lo necesitan, y necesitas ayudar a las chicas. Se trata de la

familia, Theo —dijo su padre.

Sí, eso es exactamente lo que yo quería, que Theo pensara en mí como familia. ¿Qué clase de

sueños lujuriosos tendría sobre la familia?

Theo puso su tenedor sobre la mesa y miró a su padre.

—No voy a ir a un Grupo de Estudio, y no voy a arrastrar a mis amigos.

—Entonces no hay lacrosse.

Oh, wow. Esto no era bueno. Iba a odiarme.

Theo miró a su madre, que asintió. Por supuesto que iba a asentir. Los padres de Blue

siempre se apoyaban entre ellos.

Luego Theo miró a Blue.

Ni siquiera me miró.

Sólo se levantó de la mesa y se fue.

Bueno, entonces. Eso estuvo bien. Theo golpearía mi puerta con declaraciones de amor en

poco tiempo. O eso, o vendría por mí con una piqueta.

El padre de Blue me sonrió, pareciendo muy complacido consigo mismo.

—Eso es. Theo está a bordo. Sólo dale la hora, la fecha, cuántos amigos quieres, y estará allí.

Esto era exactamente como había imaginado que Theo finalmente se fijara en mí. No.

Lunes por la noche. Las siete y diez. En la casa de Allie. Esperando a los asistentes del Grupo

de Estudio, que ya tenían diez minutos de retraso.

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Miré a mis amigas, que estaban comiendo palomitas y viendo la televisión. ¿Cómo podían

estar tan relajadas? ¿No se daban cuenta de la gran cosa que era esto?

Habíamos empezado una hora más tarde para que Theo pudiera venir con sus amigos

después del entrenamiento.

Pero eran diez minutos después sin ningún Theo. Ni siquiera George había llegado.

Entré en la sala de estar y me paré en el umbral.

—Esto no está funcionando.

Allie miró hacia arriba.

—Vendrán. Chicos como Theo necesitan llegar elegantemente tarde.

—¿Tarde? ¿Para un Grupo de Estudio? —Eso no tenía sentido. Esto no era una fiesta. Esto era

como una sala de estudio.

—Tranquilízate, Frances —dijo Allie—. Toma un poco de palomitas de maíz.

—No.

Caminé de vuelta a la parte delantera de la casa, y traté de no pensar en mentir a mis padres

esta noche. Les había dicho que Allie y yo estábamos haciendo un proyecto de investigación

juntas sobre la Revolución de Bolchevique, así que estaríamos trabajando mucho tiempo

juntas durante los próximos dos meses.

¡Mentirosa! ¡Era una mentirosa!

Me sentía enferma.

Entonces sonó el timbre.

Y me sentí más enferma.

Pero me acerqué a ella y la abrí.

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—Hola, George.

George me dio una especie de tímida sonrisa y me tendió un plato de brownies.

—Mi madre pensó que tal vez querrías comida para esta noche.

—Gracias. —Miré más allá de George. Justo su madre me saludaba desde el frente de la

camioneta. Le devolví el saludo y luego cerré la puerta.

—Así que, ¿sólo tú y yo? —George se veía algo complacido—. ¿En la sala de estar?

—Um, no. Mis amigas están viendo la televisión. ¿Qué tal si vamos a la cocina y hacemos

matemáticas, o a la sala de estar y hacemos inglés?

—¿Qué tal matemáticas?

—Suena bien. —Suspiré y lo llevé de vuelta a la cocina, pasando junto al televisor—. Tal vez

deberían estar estudiando.

—No sin los chicos —dijo Allie.

Miré a Blue.

—¿Dónde está Colin? Pensé que iba a venir esta noche.

—Él estará aquí.

Correcto. Lo de elegantemente tarde otra vez. ¿Qué pasa con los chicos? ¿Por qué tienen que

llegar tarde a todo? ¿Qué había de malo en llegar a tiempo?

Al menos George estaba allí, con su cabello rojo y gafas. George era mi tipo.

Nos sentamos en la mesa de la cocina y sacamos nuestros libros, y pronto aprendí que el

muchacho correcto podía hacer las matemáticas interesantes. Él era divertido, pensaba

ejemplos geniales para explicar las cosas, y le encantaba hablar de matemáticas. ¿Cómo no

me divertiría haciendo matemáticas cuando estaba riendo todo el tiempo? ¡Además estaba

aprendiendo! ¿Cuán grandioso era eso?

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Era tan maravilloso finalmente conocer a alguien que se dedicaba a las tareas como yo lo

hacía. ¡Él no me hizo sentir extraña por estar en la escuela porque se sentía de la misma

manera! Me di cuenta de lo mucho que extrañaba ese tipo de respeto por parte de todos los

demás en mi vida, excepto por supuesto de mis padres, que eran psicópatas, así que no

contaban.

Unos veinte minutos más tarde, sonó el timbre. ¿La madre de George ya?

—Yo atiendo —gritó Blue.

Cierto. Colin. Como si él fuera a estudiar. Estaría babeando por Blue.

Este Grupo de Estudio era un fracaso total y absoluto. Para todos los demás.

Al menos yo tenía un compañero de estudio, ¿verdad? De modo que no era una pérdida

total.

Escuché un estruendo desde la parte delantera de la casa, y luego un montón de gritos y

música a todo volumen comenzó a sonar. ¿Qué estaba pasando?

—Espera un segundo. —Apenas miré a George antes de saltar y correr a la parte delantera de

la casa, golpeando a una chica tan pronto como rodeé la esquina.

Tenía que haber al menos cuarenta personas allí. Chicos, chicas, todos ellos mayores. No

conocía a nadie.

Entonces vi a Theo en la esquina. ¡Theo! ¡Había venido! Lo amaría por siempre.

Se dio la vuelta y vi que había estado apoyado sobre el reproductor de CD. ¿Fue él el que

puso la música?

—¿Quién quiere bailar? —gritó.

Al menos seis chicas riendo en obscenas ropas apretadas corrieron a su lado, agarrando sus

brazos y manos para arrastrarlo al medio de la habitación, donde todas empezaron a bailar a

su alrededor.

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Tienes que estar bromeando.

Luego más chicos y chicas se unieron, y en realidad podía sentir el suelo temblar.

Oí el sonido de líquido explotando, y me giré a mi derecha a tiempo para ver soda rociarse

completamente sobre un chico, mientras una chica que no conocía abría una de las seis cajas

de pizza y comenzaba a pasar comida.

Y en la esquina una pareja estaban yendo por ello en el sillón grande.

Ni siquiera sabía cómo responder.

Sentí un golpecito en mi hombro y me di la vuelta.

—¿Qué?

Era George.

—¿Qué está sucediendo?

—No tengo ni idea. —Salvo que Theo era una completa inmundicia que la iba a pagar.

—No puedo estudiar con esta música —se quejó George.

—Yo tampoco. —Y tampoco podrían todos estos otros chicos.

—¿Quién es toda esta gente? —George sonaba más que un poco apagado, y no podía

culparlo. Había venido a estudiar y obtuvo alguna fiesta salvaje.

—No lo sé.

Ahí estaba Allie, sobre un chico en la “pista de baile”. Blue estaba acurrucada en el sofá con

Colin, animando a Allie, y Natalie estaba sentada al lado de Blue, viéndose un poco

incómoda.

—Arregla esto o me voy —dijo George.

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¿Arreglarlo? ¿Cómo se supone que iba a arreglarlo? ¿Marchar hacia un grupo de último año y

decirles que se callaran? Era de primer año. Ellos nunca me escucharían. Nunca.

—Arréglalo tú —espeté.

George me miró.

—No soy yo el que manda.

Sí, claro. Él estaba tan asustado de todos ellos como yo.

Pero tenía que hacer algo. Esto era peor que no tener a nadie. Esto estaba demostrando que

el Grupo de Estudio nunca funcionaría, lo que significaba que la propuesta de mezclar las

dos escuelas no pasaría, y todo sería por mi culpa.

Mi corazón estaba corriendo y la música palpitaba en mis oídos. Theo estaba bailando lento

con una chica que tenía las manos en los bolsillos traseros de sus jeans. Repugnante. Perra.

¿Qué clase de chica haría eso?

No es que me importara que fuera Theo con quién lo hacía. Al menos, no en ese momento.

Mi vida se estaba desmoronando.

—Voy a llamar a mi madre. —George caminó de vuelta a la cocina, dejándome con un

montón de chicos de último año girando, música a todo volumen y comida. Y no vi ni un

libro de texto en ningún lugar.

Eso era todo. Conseguiría ayuda.

Me abrí paso a través de la habitación, esquivando cuerpos y chicas gritando, y me detuve

frente a Colin, Blue y Natalie.

—¡Tienen que ayudarme!

Los ojos de Natalie se abrieron como platos.

—¿Cómo?

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—Haz que estudien. —Miré a Colin. Blue y Natalie no tendrían más influencia que yo. Sólo un

compañero tendría alguna influencia sobre estos de último año—. Colin, por favor.

Me miró con disculpa.

—Lo siento, Frances. Estos no son mis amigos. No van a escucharme.

—¡Por supuesto que lo harán! ¡Eres genial!

Parecía un poco avergonzado por mis elogios a gritos de su personalidad. Por lo menos

había un chico que no prosperó al ser adorado.

—Ellos son amigos de Theo.

—¡Entonces habla con Theo!

Colin me miró.

—¿Por qué no hablas tú con él?

Me volví y miré a Theo, que ahora tenía dos chicas colgando de él mientras bailaban.

Sí, claro. Como si hubiera alguna posibilidad de que caminara hacia ahí.

—Por favor, Colin. Por favor.

Blue le dio un codazo.

—Sólo ve a hablar con él.

Colin rodó sus ojos, pero se puso de pie y se acercó a Theo. Colapsé al lado de Blue.

—Tienes un buen novio.

Blue sólo sonrió y se veía feliz. Grandioso. Estaba tan complacida por ella. Bueno, estaba en

parte feliz por ella. Pero también me dolía. Era diferente al resto de nosotras, con su novio. Y

tal vez estaba un poco celosa. No mucho. Pero tal vez un poco. No es que quisiera a Colin,

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pero, ¿sería tan malo tener un buen chico que en realidad crea que valgo algo y me haga

favores?

Colin atrapó el brazo de Theo. Simplemente lo alcanzó entre esos cuerpos femeninos

retorciéndose y lo agarró. Sí, como si pudiera haber hecho eso.

Theo se desenredó de las chicas y dio un paso a un lado, con la cabeza inclinada en una

conversación con Colin.

Qué lindo aspecto tenía, ¿escuchando a Colin? Era obvio que respetaba a Colin, por la forma

en que asintió. No era la clase de mirada que alguna vez me dio. Esa mirada fue más entre

líneas: “¿No deberías estar en la cama a estas alturas? Son más de las siete”.

Colin asintió, Theo le dio una palmada en la espalda y se separaron. Theo volvió a sus chicas

y Colin se acercó a nosotros.

—Lo siento, Frances. Él no está interesado.

—¿En qué?

—Estudiar. —Colin se sentó a mi lado, ya que había tomado su lugar al lado de Blue—. Me

dijo que se vio obligado a asistir pero eso no significa que tenga que trabajar.

Entrecerré los ojos y traté de incinerar a Theo con mi mirada. No tuve suerte.

—¿Es eso realmente lo que dijo?

—Sí. Dijo que prometió a sus amigos una divertida fiesta sin padres y eso es lo que les dará.

Que idiota total.

Vi a una chica agarrar el trasero de Theo, y quería correr y arrancar todo su estúpido cabello

rubio. Digo, quería ir y grapar a Theo a la pared así podría gritarle por una hora sobre lo

ingrato y egoísta que era.

—Lo siento —dijo Colin—, lo intenté.

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—Está bien. —Blue se extendió sobre mí y le dio una palmada en el hombro—. Gracias por ir

allí. Theo es medio idiota, así que no te preocupes por eso.

Puaj. No estaba de humor para estar en medio de algún tipo de sentimentalismo romántico.

Me puse de pie y me dirigí al otro lado de la pista de baile, chocando con tres parejas

agitándose y disparándoles miradas malvadas. No que les importara o lo hubiesen notado.

Sí, me sentí invisible.

George justo estaba abriendo la puerta cuando pasé por el vestíbulo.

—¿Te vas?

—Sí. —Miró a su alrededor—. Este no es mi lugar.

—El mío tampoco.

Medio me miró.

—¿Por qué no vienes conmigo? Mi madre nos puede dejar en la biblioteca y luego te puede

llevar a casa.

Oh, wow. ¿Estaba invitándome en una cita? De repente, se me puso la piel de gallina en los

brazos y mi cerebro se detuvo.

—¿Frances? —Él me miró—. ¿Me has escuchado?

No tenía idea de qué decir. Quiero decir, esta era mi primera invitación a una cita. ¡No podía

seguir sin preparación! No es que George fuera un chico súper genial de último año ni nada,

¡pero era un chico!

—Realmente debería quedarme —dije lentamente—. Se supone que debo estar haciendo

funcionar esta cosa.

—Oh, está bien. Claro. No hay problema.

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En ese momento, una chica entró dentro del vestíbulo, chillando acerca de algo. Se estrelló

contra mí, se disculpó, y luego siguió su camino hacia la otra habitación.

¿A quién estaba engañando? Esto apestaba.

—Déjame buscar mis libros.

Esa noche, no pude dormir.

Eran las tres de la mañana, y todavía no había dormido.

Me liberé del Grupo de Estudio hace siete horas y media atrás, tuve una gran sesión de

estudio con George, llegué a casa con mis padres totalmente ajenos, tomé un poco de pastel

de chocolate, y aún estaba tan enojada con Theo que sentía que iba a explotar.

¿Cómo se atrevía a arruinar todo para mí? ¿No le importaba lo importante que esto era para

mí? Y no sólo para mí, para los chicos de ambas escuelas. Muchas personas contaban con

esto, aunque no lo sabían, y él había bailado allí, hecho un desastre total.

Ni siquiera podía pensar en suficientes malas palabras para decirle.

Él era tan indigno de mi amor. Ni siquiera era digno de mi odio.

O tal vez lo era.

Sí, definitivamente lo era.

Me quedé mirando el techo y me imaginé encerrando a Theo en mi sótano y golpeándolo

con libros de inglés, libros de matemáticas, documentos de historia. Todo lo que podía

imaginar hasta que finalmente se diera cuenta de que mi vida era importante.

¡Argh!

Empujé mi almohada sobre mi rostro y grité.

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No podía hacer funcionar el Grupo de Estudio. No por mí misma. No con la ayuda de nadie.

Tenía que escribirle un correo al señor Walker y decirle que apestaba y que no podía hacerlo.

Bien podría hacerlo ahora. Acabar con esto.

Me quité las sábanas y me levanté, tropezando con una pelota de fútbol americano

autografiada que una vez Theo había hecho para mí como broma. ¿Qué estaba haciendo con

esta estúpida cosa? La recogí, me acerqué a la ventana y la arrojé fuera. Aterrizó con un golpe

en los arbustos.

Con un poco de suerte, un perro rabioso la destruiría antes que la mañana llegara y tuviera

que verla de nuevo.

Encendí mi computador y comencé a escribir un correo al señor Walker.

Llegué a escribir su nombre y luego me detuve. ¿Cómo podía escribir que era un fracaso? Esa

no era yo. No fracasaba en las cosas. ¿Estaba renunciando tan pronto?

El cursor estaba allí, parpadeándome, esperando a que pusiera por escrito que iba a

decepcionar a dos cuerpos estudiantiles.

Pero no podía hacerlo. No podía escribir esas palabras.

En cambio escribí un correo de odio a Theo y me lo envié.

Y luego me fui a la cama. Ninguno de mis problemas resueltos.

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55 Traducido por Luisalein

Corregido por Didy

e quedé en casa enferma de la escuela al día siguiente. Era eso o encarar a Allie en el

salón. No podía soportar escucharla seguir hablando de un chico lindo que había

conocido, o cuánto se había divertido después de mi partida.

Nadie entendía cuán importante era esto para mí. Tal vez George, pero él estaba más

interesado en el estudio que preocupado por mi artículo de periódico.

No podía enfrentar mi fracaso, así que pasé el día en el sofá. La casa estaba en silencio. Mi

hermana menor y hermanos estaban en la escuela y guardería. Tenía todo el lugar para mí.

No había nadie que me molestara o se entrometiera en mi miseria.

Y cuando tomé una de las fotos de Theo de mi mesita de noche y la quemé con la vela que

estaba sobre la mesa de la cocina, no había nadie alrededor para decirme que me detuviera.

Medio me hizo preguntar exactamente cuán malvada y mala me convertiría si nunca había

nadie alrededor para decirme cómo comportarme. ¿Qué sería si no tuviera todas estas

responsabilidades? Tal vez me convertiría en una chica motorista que se perforaba los

pezones y tenía un tatuaje en la parte inferior de su muslo.

Casi me echo a reír, imaginándome de esa manera. Tal vez lanzándome en una micromini,

con algunas medias de red y una sobredosis de maquillaje. ¿Puedes imaginar cómo sería el

mundo si salía de mi habitación vestida así una mañana?

Eso sería genial.

M

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Imagina la sensación de libertad. No me importaría lo que nadie pensara. No me preocuparía

por la tarea o artículos de periódico podridos ni nada. Sólo haría lo que yo quisiera hacer.

Luego vi mi mochila en un rincón, y la realidad mostró su fea cabeza.

Tenía una beca. Las buenas calificaciones no eran opcionales. ¡Y no quería fallar en este

Grupo de Estudio!

Me reacomodé. ¿Por qué tenía que reprobar? Era inteligente, ¿no? El hecho de que era sólo

una chica de primer año sin influencia social alguna, no significaba que debía darme por

vencida, ¿verdad? Tenía otras armas que podría utilizar. Simplemente tenía que tomar una

decisión: hacer a Theo feliz para que así tal vez le gustara algún día, u olvidarme de ese

imbécil y enfocarme en lo que era importante para mí.

Después de su estupidez en el Grupo de Estudio anoche, no me sentía particularmente

altruista hacia Theo.

Así que olvídate de él.

Esto era sobre mí.

Tenía armas, y no tenía miedo de usarlas.

Iba hacer que sus padres hicieran el trabajo sucio. Realmente iba a hacerlo. Ese era mi plan

durante todo el camino a la casa Waller: decirle a sus padres cómo lo había jodido todo y

dejarlos lidiar con hacer que se comportara.

Pero cuando entré a la casa, lo primero que vi fue a Theo tendido en el sofá, viendo la

televisión. Se veía tan genial y arrogante, sin importarle nada en el mundo.

Por supuesto que no estaba estresado. No era su vida la que estaba arruinando.

Levantó la vista y me vio de pie en el umbral. Levantó las cejas, probablemente al ver el

humo saliendo de mis orejas y las llamas que brotaban de mi nariz.

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—Hey, Frances

¿Hey, Frances? ¿Ni una disculpa? ¿Ni siquiera un reconocimiento de cómo lo había

estropeado todo? ¿Nada?

De repente, ya no me interesaba más. No como un hombre. No como el chico lindo del que

me había enamorado desde que tenía memoria. ¡No era más que una basura total!

—¡Theo!

Su mirada se desvió de la televisión a mí.

—¿Si?

—¿Cuál es tu problema?

Parecía un poco sorprendido por mi tono hostil. Probablemente porque cada vez que había

hablado con él había estado adorándolo y limpiando baba de mi barbilla. Hasta ahora.

—¿Qué pasa, Frances?

—Tú. —Me dirigí a la habitación, tomé una almohada y se la tiré a su pecho. Lindo pecho.

Lástima que pertenecía a un idiota.

Él tomó la almohada y me miró fijamente.

—¿Por qué fue eso?

—¡Arruinaste el Grupo de Estudio!

—Oh, eso. —Tiró la almohada al suelo y se relajó—. Lo hice mejor.

—¡No, no lo hiciste! —Tomé la almohada y le golpeé en la cabeza. Duro.

—¡Hey! —Me agarró la muñeca y tiró la almohada—. Ya basta.

—¡No! —Hurté otra almohada del extremo del sofá, y le golpeé en la cara, saliendo de su

camino cuando se puso de pie—. ¿No te das cuenta de que tengo una beca? Tengo que

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obtener buenas calificaciones. No tengo deportes que paguen la escuela. ¡Tengo que

hacerme camino, y necesitaba tu ayuda y me decepcionaste! —Le golpeé de nuevo y luego

salté fuera de su alcance, golpeando mi rodilla contra la mesa de café.

El dolor corrió por mi pierna y me alejé cojeando. Estúpido Theo. Todo era culpa suya.

—¿Estás bien?

Miré a Theo.

—¡Cállate! ¡No finjas ser bueno! Eres un idiota y lo arruinaste todo para mí. —De ninguna

manera creería alguna muestra de consideración aquí. Me falló cuando yo había contado con

él.

—Frances, no estaba tratando de arruinarlo. Tú querías personas y las llevé. Nadie hubiera

venido si era para hacer la tarea. —Sonaba molesto e incluso un poco confundido.

No me iba a sentir mal por él.

—Lo creas o no, Theo, en realidad hay algunos chicos que hacen su tarea, que tal vez piensan

que hacerla en un entorno mixto es más divertido que hacerla solo. Tarea, eso es. No me

vengas con esa mirada.

—¿Cuál mirada?

—Esa mirada que dice que tienes un montón de pensamientos crudos en tu cabeza. Puedes

olvidarlo. No estoy interesada en ti o tus maneras estúpidas. Olvídate de ir al Grupo de

Estudio. Quédate con tus horribles amigos. ¡Voy hacer que esto funcione sin ti! —Le tiré la

almohada lo más fuerte que pude, y él la atrapó con facilidad.

Bestia.

—Frances…

Me di la vuelta y me marché.

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Y llegué hasta las escaleras antes de que mis piernas empezaran a temblar tanto que no podía

soportarlo más. Le grité a Theo. Real y verdaderamente le grité. Nunca me había impuesto a

nadie, nunca. Siempre traté de ser la chica buena. ¿Qué demonio se había metido en mí?

Me sentí avergonzada por gritarle, pero al mismo tiempo, tenía que admitir que me sentí un

poco emocionada por defenderme. Sí, realmente lo hice. Pero ese buen sentimiento se vio

compensado en parte por la triste verdad de que probablemente acababa de sellar el destino

del Grupo de Estudio como un fracaso al alejar a la persona clave que necesitaba.

Ouch.

Estaba sentada, totalmente deprimida, en el primer escalón cuando Allie y Blue bajaron a

cenar unos minutos más tarde.

—¡Frances! ¿Qué estás haciendo aquí?

¿Qué había hecho? ¿Gritarle a Theo? Nunca había gritado. Nunca. Sobre todo a los chicos con

los que tenía un flechazo. ¡Además todavía lo necesitaba! Miré a mis amigas y no tenía idea

de qué decir.

—Arriba. —Blue me agarró un brazo y Allie se aferró a la otra y me arrastraron hasta el

segundo piso y por el pasillo hasta la habitación de Blue.

Cerraron la puerta, me apoyé en la cama y me senté.

—¿Qué está pasando?

Les dije lo que había pasado. Cada detalle. Cuando terminé las dos me miraban como si fuera

un monstruo al que le crecían pies en la frente.

—¿Qué?

—Nunca te he visto así —dijo Allie.

—¿Cómo qué?

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—Gritando.

—Y arrojando cosas —dijo Blue.

Me encogí de hombros y me dejé caer sobre la cama. Ellas tenían razón. ¿Qué me estaba

pasando? En primer lugar, les mentí a mis padres. ¿Y ahora me había convertido en una

psicópata? Esto no era bueno. Antes de darme cuenta, dejaría la escuela para embarcarme en

una carrera criminal. ¿En qué estaba convirtiéndome?

—Entonces, ¿qué vas a hacer? —preguntó Allie.

Excelente pregunta.

—¿Desistir? —Pero yo no quería darme por vencida. No podía darme por vencida. ¡Dos

escuelas me fueron confiadas!

—¿Matar a Theo? —Eso sonaba más divertido. Sólo que me convertiría en una asesina, y yo ya

había decidido que no quería llevar una vida de crimen.

—¿Volver a mi antigua vida? —¿Tarea viernes por la noche? ¿La niña buena?

De alguna manera eso ya no sonaba atractivo.

—Necesitas a Theo de vuelta a tu lado —dijo Allie.

—Sí, claro —gemí—. Eso va a ser tan fácil.

—Estoy de acuerdo con Allie —dijo Blue—. Lo necesitas.

—Al igual que necesito un pica hielos en mi pie. —Decidí que odiaba a Theo. Merecía ser

odiado, así que lo odié.

—No, en serio, si deseas que este Grupo de Estudio salga adelante, necesitas su ayuda —dijo

Allie—. Lo necesitas para que la gente esté allí, y lo necesitas para controlarlos.

—Sí, eso va a suceder. Está tan interesado en controlar a sus amigos.

Allie juntó las manos detrás de su espalda e hinchó su pecho.

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—Tienes armas, chica. Úsalas.

Miré a mi amiga.

—¿Qué? ¿Ponerme un poco de ropa ajustada y agitar mis pechos en su cara?

—Exactamente. —Aunque una pequeña chispa me atravesó ante la idea de hacer algo como

eso, negué con la cabeza.

—Tiene a chicas sobre él todo el tiempo. Él sería inmune.

Allie me miró molesta.

—Ningún chico es inmune al cuerpo de una chica.

El corazón me dio un vuelco. ¿Había realmente una oportunidad que Theo no sea inmune a

mí por ser una chica?

—Creo que Frances tiene razón —interrumpió Blue—. Theo no se daría cuenta de los pechos

de Frances aunque bajara desnuda por las escaleras.

Genial. Era la única vez en mi vida que me gustaría estar equivocada.

—Tienes que utilizar otras armas —dijo Blue.

—¿Qué armas?

—Tu cerebro.

Miré a Blue.

—¿Qué quieres decir?

—Sólo piensa en ello un momento.

Yo era inteligente, más inteligente que la mayoría de la gente. O eso pensé.

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Y entonces lo supe. Oh, supe exactamente cómo llegar a Theo para que hiciera lo que yo

quería. Pero antes de que pudiera contarles a mis amigas acerca de mi brillante idea, un

golpe sonó en la puerta. ¿La madre de Blue nos estaba diciendo que era hora de cenar?

—¿Frances? ¿Estás ahí?

Oh mi Dios. ¡Era Theo!

Salté sobre mis pies, con mi corazón acelerado, mientras mis amigas simplemente parecían

molestas por la interrupción.

—Estoy aquí —le dije.

—¿Puedo pasar?

Allie miró a Blue.

—Lo tienes bien entrenado. Mi hermana siempre me interrumpe.

No puedo decir que me importe que Theo me interrumpa. Sólo que yo lo odiaba. Correcto.

Me olvidé de eso por un minuto.

—Adelante —le dije.

Me enderecé y apreté los puños a mis costados. Podía hacerlo. Podía usar mis armas.

La puerta se abrió y Theo entró. ¿Se veía bien o qué? Pantalones de jean negros, camiseta

negra, el cabello rizado por el cuello. Se veía rudo y muy ardiente. Si no lo conociera tan

bien, incluso podría sentirme intimidada por él. Tenía un aura de ser un chico malo, pero

por dentro, era Theo. Un imbécil, ¿recuerdas?

—¿Qué quieres? —Excelente. Sonaba hostil.

Él me miró.

—No puedes hacer que me quede lejos.

—¿De qué?

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—Del Grupo de Estudio. Si quiero ir, iré. —Sus ojos brillaron con desafío, y sentí un

escalofrió de emoción pasar a través de mí. Él nunca me había mirado de esa manera, como

si fuera real.

Levanté la barbilla.

—¿Vas a hacer una fiesta otra vez?

—Voy hacer lo que yo quiera.

—No, tú vas hacer lo que yo quiera. —Oh mi Dios. ¿Acabo de decir eso? ¡Esto era mi vida en

juego y la iba a proteger!

Levantó una ceja.

—Oh, ¿lo haré?

—Sí, irás, traerás a tus amigos y harás que estudien del modo exacto en que te diga que lo

hagan.

Él sonrió.

—Tal vez no iré.

Entrecerré los ojos. Sólo parecía interesado en llevarme la contraria. ¿Una cosa de control?

¿Una cosa de hombres? No es que me importara. Iba ganar esto. Me había dado cuenta de mi

estrategia con él, y no me iba a detener.

—No, Theo. Vas a venir. Me ayudarás. Harás lo que yo diga. Vas hacer todo lo que necesite.

Él soltó un bufido.

—No lo creo.

—Yo sí. —Sentí a Allie y Blue mirarme, pero no me atreví a mirarlas. Tenía mi mirada fija en

Theo y trataba de no sentirme aterrorizada.

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—¿Por qué habría de hacerlo? —preguntó. No se estaba burlando de mí. Parecía realmente

curioso, como si no pudiera imaginar por qué alguna vez haría lo que yo quería que hiciera.

—Porque quieres jugar lacrosse.

Él se echó a reír.

—¿Qué? ¿Vas a prohibirme jugar lacrosse?

—No, pero tus padres lo harán.

Su sonrisa desapareció de su rostro.

—¿Qué estás diciendo?

Nunca me había dado cuenta de lo bien que se sentía ser mala. Iba a tener que incorporar

esto en mi vida más a menudo. Poder total.

—Tus padres. Debes hacer lo que yo quiero, o ellos se enterarán de tu comportamiento que

podría ser o no exagerado. Sea lo que sea, va a bastar para mantenerte fuera del equipo. —

Esa era la belleza de estar cerca de la familia Waller. Yo sabía cómo eran sus padres, y nunca

aceptaban que él defraudara a su hermana, o a una de sus amigas. Como yo.

Theo frunció el ceño.

—No puedes hacer eso.

—¿No?

Él me miró.

Lo fulminé con la mirada.

—¿De verdad vas a tratar de meterme en problemas con ellos sólo porque no te ayudo en tu

Grupo de Estudio? —No sonaba muy feliz. Bien.

—Sí. Pero sólo porque tú me obligaste. Cúlpate.

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Por un instante, pude haber jurado que vi un destello de admiración en su expresión, pero él

lo apartó y lo reemplazó con un ceño fruncido.

—Bien.

¿Bien? ¿Se estaba rindiendo? Imposible. No podía ser tan fácil.

—Bien, ¿qué?

—Voy a ir.

—¿Y traerás a tus amigos?

Él frunció el ceño.

—Sí.

—¿Y no habrá fiesta?

Me miró durante mucho tiempo, y pude ver un tendón flexionándose en su cuello.

Finalmente dijo:

—Vamos a tener que negociar.

Y luego se fue.

¡Guau!

De inmediato me dejé caer en la cama, mis rodillas temblaban. Allie y Blue se me quedaron

mirando.

—¿Qué fue eso? —preguntó Allie.

—Desesperación —dije.

—Supongo que sí. —Allie se sentó a mi lado—. Creo que tenemos un problema. Blue.

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—¿Qué problema? —¿Aparte del hecho de que había sido poseída por una chica psicópata?

Pero se sintió increíble. Quería agarrar una de las almohadas de Blue y bailar el vals con ella.

¡Me enfrenté a Theo por mi cuenta, y me sentí increíble!

Blue suspiró.

—Lo sé, Allie.

—¿Saber qué? —pregunté, todavía bailando—. ¿Qué problema?

—¿Qué vamos hacer? —Allie le preguntó a Blue.

—No lo sé —dijo Blue.

—¿Sobre qué? —pregunté otra vez, mi emoción desvaneciéndose. ¿Qué sabían ellas que yo

no?

Me ignoraron.

—Deberíamos llamar a Natalie —dijo Blue.

—Sí. Puede que lo hayamos jodido totalmente —dijo Allie.

La madre de Blue gritó por las escaleras que era hora de cenar, y mis amigas caminaron hacia

la puerta.

—¡Hey!

Se dieron vuelta y me miraron.

—¿Qué está pasando? —Tenía la esperanza de que sonara bastante exigente.

Allie y Blue se miraron una a la otra, y luego a mí. Allie suspiró.

—¿La forma en que le acabas de hablar a Theo?

—¿Qué pasa con eso? Fue genial, ¿verdad? ¿Totalmente desplacé el poder hacia mí?

Allie se mordió el labio inferior y miró a Blue y luego a mí.

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—Mira, ahí está la cosa, Frances. Al gritarle hiciste que él te note.

—Por supuesto que me notó. —Fruncí el ceño—. ¿Por qué eso es un problema?

Blue suspiró.

—No. No sólo te notó. Te notó.

Me las quedé mirando. ¿Acaso significa que Theo me había notado como una chica? ¿Cómo

alguien que no sea amiga de su hermana? Un escalofrió de emoción pasó por mí, y entonces

pensé en cómo había arruinado el Grupo de Estudio. Levanté la barbilla.

—Bueno, ya es demasiado tarde para él. Ya sé lo idiota que es. Debió haberse fijado en mí

hace un mes. —Y era verdad. Había ido demasiado lejos.

Allie me estudió por un largo momento, luego se relajó.

—Bueno, entonces está todo bien. Nada de qué preocuparse.

¿Por qué me siento como si ella estuviera totalmente equivocada?

Unos minutos más tarde, me senté en la cena frente a Theo. Él asintió con la cabeza, con un

movimiento de ojos nervioso a sus padres.

¿Qué te parece eso? Tenía miedo de mí. O, al menos, respetaba mi poder. Interesante.

La pregunta era, ¿qué pasaba ahora? No tenía ni idea de qué hacer con el poder. Supongo

que será mejor averiguarlo.

Cinco minutos después de la siete el miércoles en la noche.

Nadie estaba presente en el Grupo de Estudio, excepto mis amigas y yo.

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Y George Moon. Él y yo estábamos en la cocina, trabajando en un documento de inglés que

tenía que escribir, pero no podía concentrarme. Seguí escuchando la puerta. ¿Theo va a

aparecer? ¿Qué iba hacer una vez que llegue aquí?

—Así que, Frances —dijo George.

—¿Qué?

Tocó mi brazo y me miró, con sus gafas y su cabello corto rojo.

—Yo estaba, um, pensando.

Suspiré.

—¿Sobre qué?

—¿Tal vez quieras… más o menos ir al cine conmigo el viernes? Mi madre nos puede llevar.

¿A una cita? ¿Cómo mi primera cita real? Casi me caigo de mi silla.

Las mejillas de George eran de color rojo brillante y parecía que preferiría estar en cualquier

lugar, menos en la cocina conmigo.

Por un instante, pensé en Theo. Y no había nada. No había anhelo. Ningún flechazo. Se había

acabado. Él me curó de mi obsesión al mostrarme el lado egoísta y arrogante que había

mostrado a todos los demás durante tanto tiempo. Lo que significaba que era libre. Para

George.

George era perfecto para mí. Estudioso, serio y dedicado. Era mi tipo de chico. Así que asentí

con la cabeza.

—Claro. Iré. —Mi primera cita.

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Traducido por Leonia.

Corregido por LadyPandora

eorge sonrió y yo le devolví la sonrisa, mi corazón corriendo. Mi primera cita. Mi

primera cita. Mi primera…

Entonces la puerta de entrada se cerró de un portazo y escuché fuertes voces. El

rostro de George se cayó, nuestro momento estaba arruinado.

—¿Han vuelto?

¡Ay! ¡Theo y sus amigos! ¿Podrían haber llegado en peor momento?

—No te preocupes, estudiarán esta vez. —Me levanté de un salto de la mesa, y caminé hacia

el vestíbulo. Las mismas personas de la otra vez estaban aquí, cargando pizza y refrescos,

CD’s e incluso una canasta de baloncesto.

Allie entró con un par de jugadores de lacrosse que se dirigían hacia la sala de estar, mientras

que Blue y Natalie se sentaron al pie de la escalera.

Me crucé de brazos y esperé.

Theo era el último en la puerta, y cuando me vio, se detuvo.

Maldición. Para alguien que había superado totalmente a Theo, mi corazón estaba realmente

acelerado en ese momento.

Pero levanté la barbilla y encontré su mirada.

G

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—¿Qué pasa con toda ésta comida y la música? —La que ya estaba sonando

estruendosamente por toda la casa.

Entrecerró los ojos.

—No me molestes. ¿Estoy aquí, no?

—Así no era el trato.

Entró, tiró su mochila al suelo, agarró mi brazo y me arrastró hacia la sala de estar.

—Mira.

Miré. La canasta estaba instalada y algunos estaban bailando. La pizza estaba abierta en la

mesa y la gente comiendo.

—Se parece a como estaba la última vez.

—Mira más de cerca.

Me di cuenta de que la mano de Theo aún estaba alrededor de mi brazo. No es que me

importara.

—¿Estás mirando? —dijo nuevamente.

Me obligué a no pensar en su mano, y miré. Suficientemente interesante, casi todos tenían

libros de texto abiertos. La mayoría no estaban siendo leídos, pero sí abiertos. Sí escuché a

una pareja discutiendo un párrafo en sus libros de física.

Progreso, pero casi insuficiente para hacer del Grupo de Estudios un éxito. Me giré hacia

Theo.

—¿Eso es todo?

Frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir? Están trabajando.

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—¿A eso le llamas trabajar?

—Sí. —Su mirada se encontró con la mía.

—Tengo diferentes habitaciones designadas para cada materia. No puedes tener las cosas

mezcladas de ésta manera. ¡Es demasiado confuso!

—¿Confuso para quién?

—¡Para todos!

Puso los ojos en blanco.

—Escucha, Frances, estoy ayudándote aquí, pero necesitas calmarte.

¿Qué necesitaba qué?

—¿Quieres que esto sea un éxito? —preguntó.

—Claro que sí. ¡Por eso te estoy chantajeando!

—Por lo menos lo reconoces.

—¿El qué?

—Que me chantajeas.

Bueno, por supuesto que lo reconocía.

—No soy lo bastante estúpida como para creer que de verdad me ayudarías porque te gusto,

si es eso de lo que estás hablando. —Oh, ya sabía cómo eran las cosas. Puede que mi corazón

todavía palpitara al verlo, pero no había más ilusiones. Él sólo se preocupaba por sí mismo y

no por mí, ni por nada más.

Algo cruzó por el rostro de Theo, pero no respondió a mi afirmación. En cambio dijo:

—Si quieres que ésta cosa de la tarea funcione, tienes que relajarte.

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—No, tengo que presionar más. —Cerré los puños—. Ustedes no tienen ni idea de cómo

estudiar.

Se pasó la mano por el cabello de la forma en la que yo solía pensar que era linda.

Ahora me hacía pensar en sí tendría caspa. Bueno, no realmente, pero era un buen intento.

—No —dijo—. Tú eres la única que no tiene ni idea de cómo piensan realmente los demás en

este mundo. Eres la única como tú.

—¿Como yo en qué sentido? —Esto no sonaba como si estuviese a punto de bañarme en

halagos. Miré por encima del hombro, pero George aún no había salido de la cocina para

irse. Así que todavía tenía tiempo para arreglar esto, antes de perder al único asistente que

de verdad valoraba esto, y a mí, por lo que era.

—Eres un bicho raro de los estudios.

—¿Que soy un bicho raro? —O sea, soy consciente de que no soy una diva social y sé que los

chicos no se mueren por mí, pero, ¿un bicho raro? ¿Cómo puede ser que me hubiese

gustado este chico? Lo miré con el ceño fruncido—. George no me considera un bicho raro.

—¿George? —Theo parecía completamente confundido—. ¿Qué George?

—George Moon. —Alcé la barbilla—. Me invitó a salir.

—Bueno, bien por él. —A Theo no parecía importarle en lo más mínimo que yo estuviese

siendo deseada por otros chicos, lo cual estaba bien. No necesitaba que le importara. Ya no—

. No cambia el hecho de que si quieres que ésta cosa funcione, tienes que cambiar. —Me

miró amenazadoramente—. Ni siquiera yo puedo conseguir que la gente venga para esa clase

de noche que tú quieres organizar. Relájate, o se acabó la suerte.

—¡No necesito relajarme!

—¿No? —Sus ojos estaban desafiantes.

—Estoy perfectamente relajada.

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En realidad, él sonrió.

—Frances, eres la persona más estirada que conozco.

Puse mis manos en las caderas.

—No soy una estirada.

—¿Quieres que lo pruebe?

—No puedes. —¿Theo probando que yo era una estirada? Eso no parecía una buena

experiencia

—Viernes por la noche.

Parpadeé.

—¿Qué pasa el viernes por la noche?

—Ven a mi casa a las siete.

—¿Por qué?

—¿Quieres mi ayuda con esto?

—No, no quiero tu ayuda. —No es que tuviese elección. Theo era el único flautista de

adolescentes que conocía—. Además, tengo una cita el viernes a las siete. —¿Sonaba genial o

qué? Tenía una cita.

Entrecerró los ojos.

—Con George.

—Ajam.

—¿Dónde?

—En el cine.

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Levantó una ceja.

—¿De verdad tienes una cita?

—Bueno, claro que sí. Aparentemente, ser estudiosa es atractivo para el tipo correcto de

chico. —Lo fulminé con la mirada—. Ahí tienes.

Se encogió de hombros.

—Lo que tú digas.

Comenzó a darse la vuelta para irse y lo agarré del brazo.

—Entonces, ¿vas a hacer que apaguen la música, guarden la comida y trabajen? Tengo un

horario.

—No.

—¿No qué?

—Estás yendo demasiado lejos. Cambia o fracasas. Llámame cuando lo decidas. —Y así tal

cual, salió por la puerta, cerrándola detrás de sí con un portazo.

Y pensar que Theo tenía a todas esas chicas a sus pies. No podía entenderlo.

Pero estaba bien que se hubiera ido. Ahora el Grupo de Estudios era todo mío.

Caminé hacia el equipo de música y lo apagué, causando unas cuantas protestas. Mantuve

mis manos en alto, y de repente me di cuenta de que era una estudiante de primero en una

habitación llena de alumnos de último año, y que acababa de apagar el equipo de música.

¿Había perdido la cabeza?

Esto es por lo que necesitaba la ayuda de Theo.

Así que fruncí el ceño. No necesitaba su ayuda. Le demostraría que tenía razón. La gente

descubriría lo divertido que era estudiar. Y todo iría bien. Sostuve en alto mi horario.

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—Gracias por venir. Hay habitaciones específicas designadas para cada materia. —Empecé a

recitarlas de un tirón, pero nadie se movió. Sólo se quedaron mirándome.

Me aclaré la garganta.

—Estudiaremos durante cuarenta y cinco minutos, y luego habrá una rotación. —Busqué a

Allie, quien estaba en una esquina con un chico—. ¿Allie, podrías bajar la canasta, por favor?

Un chico alto se puso delante de la canasta para bloquear el paso, y Allie me miró, y se sentó.

Genial. Un motín por parte de una de mis mejores amigas.

—Entonces, ¿dónde está la diversión? —preguntó un chico pelirrojo.

—Esto no se trata de diversión. Se trata de estudiar. Tendrán mejores notas. ¿Qué más

necesitan?

—Esto no. —El chico de la canasta la quitó de la puerta, tomó su mochila y un libro de texto y

se fue.

El pelirrojo lo siguió.

Y en treinta segundos, la casa estaba vacía.

—Eso fue impresionante —dijo Allie. No se había movido de su lugar—. Nunca había visto a

nadie terminar con una fiesta tan rápido.

—No era una fiesta. —¿Por qué nadie podía entender eso?

—Necesitas relajarte, Frances —dijo.

¿Qué? ¿También Allie?

—Pero... —No soy una estirada, realmente no. Sólo tenía responsabilidades, estaba

intentando hacer un buen trabajo y…

Me giré hacia las escaleras, donde Blue y Natalie estaban sentadas.

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—Chicas, ¿creen que soy muy estirada?

Blue se dio la vuelta.

—En verdad estudias un montón.

—¿Natalie?

Miró a Allie y a Blue, y luego se encogió de hombros.

—Puedes ser un poco rígida a veces.

¿Yo, rígida? ¿Estaban defendiendo a Theo, el que todas ellas habían dicho que no era lo

suficientemente bueno para gustarme? No podía creerlo. Traición total por parte de mis

amigas.

Y entonces, George entró al vestíbulo.

—Yo también debo irme.

Me sentí aliviada al verlo. A George le gustaba por cómo era. Mi intensidad por el estudio era

tan impresionante que me había invitado a salir de verdad. Le sonreí ampliamente.

—Gracias por venir, George. —Lo decía en serio, de verdad.

—¿Viernes por la noche, entonces?

—Sí. —Se lo demostraría a todos. Podía tener una vida social siendo yo misma. ¡Ahí tienen!

Sus mejillas se sonrojaron de nuevo, pero parecía satisfecho.

—Entonces, ¿te envío un correo para que me des la dirección de tu casa?

¿Vendría a buscarme? Quiero decir, sí, su madre lo haría, pero eso era una cita real, lo

contrario de proponer el quedar en algún lugar. Sonreí de nuevo.

—Perfecto.

—Genial, bueno, nos vemos. —Echó una mirada a mis amigas y a continuación se fue.

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Me quedé en la puerta y lo saludé con la mano, esperando hasta que la camioneta de su

madre hubiese desaparecido al final de la calle. Después, sin mi único aliado, me di la vuelta

y me enfrenté a mis antiguas amigas.

—¿Ven? George no cree que sea demasiado estirada. Me invitó a salir el viernes. ¿Cuántas de

ustedes tienen una cita el viernes por la noche? —Mi expresión abstuvo a Blue de decir que

de seguro ella tenía una cita con su perfecto novio—. Entonces, el viernes, quizás George y

yo discutiremos planes para un nuevo Grupo de Estudios, para gente que de verdad se tome

la escuela en serio. —Un grupo que obviamente no incluiría a mis amigas. Cuando ninguna

de ellas discutió, diciendo que todavía querían ser parte, levanté la barbilla, tratando de

pretender que no me importaba—. Adiós.

Y me fui.

Sola.

Me sentía horrible.

—No vas a salir con este chico el viernes —dijo mi madre.

Este estaba resultando ser el peor día de mi vida.

—Su madre nos llevará en auto. ¿Qué podría pasar?

Mamá negó con la cabeza.

—Tienes catorce años. Eres muy joven para salir con chicos.

—¡Mamá!

—Podrás tener citas cuando tengas dieciocho —dijo papá.

—¿Dieciocho? —¿Dieciocho? Gruñí y dejé caer la cabeza en la mesa de la cocina. Mi frente

golpeó haciendo un fuerte sonido, pero a ninguno de mis padres pareció importarle.

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—Ahora mismo tienes que enfocarte en la escuela. Tendrás mucho tiempo para citas cuando

seas más mayor. —Papá levantó su tenedor y continuó comiendo el pedazo de carne que

mamá había calentado para él, después de su turno de tarde.

—No necesito estudiar cada minuto de cada día —dije.

Papá me miró furioso.

—Hablando así terminarás castigada.

Lo miré fijamente. ¿Me castigaría simplemente por decir que no necesitaba estudiar cada

segundo de mi vida? ¿Era esto en lo que se había convertido mi vida, sin que ni siquiera yo lo

hubiera notado?

—¿Entonces, eso es todo? ¿Nada de citas? ¿Nunca?

—La escuela, Frances. ¿De verdad quieres acabar como tu padre o yo, trabajando tantas horas

que apenas tenemos tiempo para vernos, dejar solos a nuestros hijos? ¿Viviendo en una casa

que es demasiado pequeña para nuestra familia? No. A ti te irá mejor, y comienza ahora.

Todo lo que hagas importa. No puedes desperdiciar el tiempo en chicos. —Mamá desató su

delantal y lo colgó en el respaldo de su silla, como para hacerme notar que estaba

deshilachado y manchado porque no podía permitirse el comprar uno nuevo.

—Quizás no quiero estudiar todo el tiempo. —¡Mis padres estaban locos! ¡Cómo podían

hacerme esto! Yo era su hija perfecta, ¿y aun así me trataban como si fuese una desviada

irresponsable? ¿Tenían alguna idea de lo que había pasado para cumplir con sus expectativas?

Papá apoyó su tenedor.

—Eso es todo. A tu habitación. Ahora. Vuelve cuando estés lista para ser constructiva.

—Pero...

Papá apuntó a las escaleras.

—Ahora.

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Corrí mi silla y salí precipitadamente fuera de la habitación. Estúpidas lágrimas. ¿Por qué

estaba llorando? Sólo porque Theo pensara que era una idiota y mis amigas me hubiesen

repudiado, y porque no me dejaban tener una cita con la única persona en todo el planeta

que pensaba que yo era genial de la forma en la que era.

¿Dieciocho? ¿Estaban bromeando?

Subí dando pisotones en cada escalón y cerré mi puerta con toda mi fuerza, consiguiendo

tirar un premio de ciencias de la pared. Estúpido premio de ciencias. Si fuese tonta, nada de

esto sería mi vida. Estaría en una escuela pública, sin preocupaciones por la beca, sin presión

por la universidad.

Me tiré sobre la cama y puse una almohada sobre mi cara.

—Odio mi vida —grité contra la almohada.

¿Era acaso una sorpresa que yo fuese como era? No tenía oportunidades. No tenía

esperanzas. Para cuando mis padres terminasen conmigo, sería un cero en vida social, tanto

que ni siquiera sería capaz de aguantar un trabajo.

Era viernes por la noche.

Ocho en punto.

Se suponía que debería estar en mi cita con George.

Pero no.

Estaba en casa. Sin amigas, ya que no estaba hablando con ninguna. Excepto para decirles

que no tenía permitido salir hasta que fuese lo suficientemente mayor como para caminar.

Cosas tan horribles como esa tenían que ser compartidas.

Se suponía que debía estar abajo para ayudar a controlar a mis noventa millones de

hermanos mientras mamá hacía la cena, pero había pocas posibilidades de que eso pasase.

Destruir mi vida no iba a ser resultado de una esclava laboriosa para ellos.

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Mala suerte que no hubiese robado un poco de comida antes de mi exilio voluntario a mi

habitación. Ya me estaba muriendo de hambre.

Un golpe sonó en mi ventana, haciéndome poner de pie de un salto. ¿Qué fue eso?

Otro golpe sonó y el cristal de la ventana tembló.

Santo cielo. Estaba siendo acosada por algún espectro malvado que estaba flotando cerca de

mi ventana del segundo piso. Empecé a caminar hacia la puerta.

Otro golpe, y ésta vez vi algo amarillo volar cerca de la ventana.

¿Un malvado espectro amarillo? Cualquier cosa malvada debería ser negra.

Tomé un gran libro de matemáticas como arma, y luego me acerqué a la ventana. Quizás era

George Moon, que estaba aquí para declarar su amor por mí y llevarme a alguna tierra

encantada. Poco probable, pero valía la pena echar un vistazo.

Alcancé la ventana y mire hacia afuera. Estaba muy oscuro como para ver algo con el reflejo

de mis luces.

Mi corazón palpitaba como loco, abrí la ventana, manteniendo el libro de matemáticas a

mano.

La nada entró volando a través de la ventana y me agarró por la garganta.

Entonces asomé la cabeza.

—¿Hola?

—Ey.

—¿Theo? —Mi corazón no parecía calmarse con Theo en mi jardín trasero. No estaba segura

de que fuese mucho mejor que un fantasma asesino—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Apenas

podía distinguir su figura en la oscuridad.

—Viernes por la noche. Tu oportunidad para demostrar que no eres una estirada, ¿recuerdas?

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¿Por qué estaba aquí?

—Te dije que tenía una cita.

—Bueno, ahora no, ¿o sí?

Buen punto. Blue estaba en problemas por decirle que estaba castigada. ¿Cómo podía

contarle mis secretos al enemigo? Traidora total.

—¿Entonces, vienes? —preguntó Theo.

—¿Ir dónde?

—Afuera.

Afuera.

Con Theo.

Hubo días no hace mucho tiempo atrás en los que me hubiese muerto por esa oportunidad.

Pero ya no.

Además:

—No tengo permitido salir con chicos. —Incluso con los que eran completos idiotas.

—Ese es mi punto exactamente —dijo.

—¿De qué estás hablando? —De verdad deseé poder ver la expresión en su rostro, para ver si

se estaba burlando de mí.

Se movió hacia la luz del porche trasero. Tenía su chaqueta de cuero con el cuello levantado,

y se veía realmente ardiente. Me estaba sonriendo, como si estuviese muy satisfecho con su

plan, cualquiera que fuese.

—Escápate —dijo.

Casi me caí por la ventana por lo sorprendida que estaba con su respuesta.

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—¿Qué?

Su sonrisa se amplió, y pude ver sus blancos dientes brillando.

—¿O eres demasiado estirada?

Apreté los dientes.

—No soy una estirada.

—Entonces sal. —Un escalofrío de excitación me recorrió de repente. ¿Escaparme? No podía

hacer eso—. ¿Vienes?

Bajé la mirada a mi jardín trasero. Ahí estaba el chico que representaba la antítesis de todo

sobre mí. No estudiaba, tenía chicas a sus pies, no me respetaba a mí ni a nada de lo que yo

creía.

Y de repente no quería nada más que pretender que yo no era Frances Spinelli, estudiante

becada. Quería ser Frances Spinelli, que había dejado el colegio y no tenía padres.

—¿Frances?

Me quedé mirando a Theo. No podía hacerlo. Mentirles a mis padres acerca del Grupo de

Estudios era una cosa. Al menos eso estaba destinado a mejorar mi solicitud de ingreso en la

universidad. Era para beneficio de mis padres, aunque ellos no pudiesen verlo.

Escaparme con Theo para demostrar que no era una estirada.

No.

Yo no era así.

—Si quieres que ese grupo tuyo funcione, tendrás que escucharme —dijo Theo.

Lo supuse. Blue probablemente le dijo lo que había pasado cuando se fue. No volvería a

hablar con ella nunca más.

Se encogió de hombros.

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—Bueno.

Y a continuación se dio la vuelta. Lo vi caminar hacia la esquina de la casa. ¿Qué quería decir

con lo del Grupo de Estudios? ¿De verdad me ayudaría a hacerlo funcionar? Me mordí el

labio mientras él doblaba la esquina, casi fuera de mi vista. ¿Y si esta era mi oportunidad para

hacer que el Grupo de Estudio tuviese éxito? ¿Y me la perdía? Se estaba yendo…

—¡Theo!

Me miró por encima del hombro, con una mano en la esquina de la casa.

—¿Si?

Esto es por el Grupo de Estudios.

—Voy a ir. Nos vemos adelante.

Pude ver su sonrisa incluso en la oscuridad y luego desapareció.

Me agarré del borde de la ventana, mi corazón latiendo como loco. Oh, Dios mío. ¿Qué había

hecho?

No tenía que ir. No tenía que escaparme por esas escaleras. Podía dejar a Theo esperando

afuera. Y luego podía despertarme mañana y ser la misma Frances que siempre había sido, y

enviaría un correo al señor Walker y le diría que había decepcionado al periódico y a todos

los estudiantes de dos escuelas.

O, podía tomar un poco de coraje, escaparme por esas escaleras, e ir a tomar control de mi

vida.

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77 Traducido por CrisArucas

Corregido por bibliotecaria70

erré la ventana, con mi corazón acelerado. No podía hacerlo. ¿Irme con Theo

cuando tenía prohibido salir en una cita? No se me permitía hasta subir en un auto

con un chico de primer año y su madre, sin embargo, ¿iba a irme a escondidas con

un chico de último año que tenía su propio auto?

Imposible.

Eso no es lo mío.

Diciéndolo, incluso así, metí mis zapatillas en mis pies y agarré mi abrigo. Un rápido vistazo

en el espejo me dijo que mi cabello era una situación inútil y que ni siquiera debería

molestarme.

Así que no lo hice.

Era Theo, después de todo, y yo no era Allie. No habría sabido qué hacer para arreglar mi

cabello para una cita de todos modos. Y esto no era una cita. Era una sesión de negociación

con el enemigo, que tenía que convertirse en mi compañero.

Era difícil lucir como si estuviera tratando de impresionarlo, porque como estaba empezando

a descubrir, lo de menos era tratar de impresionar a Theo, en realidad más recordaba que

estaba viva.

Oh, ¿a quién quería engañar? Lo logré hasta la parte superior de la escalera, y luego corrí de

vuelta a mi habitación y rápidamente cepillé mi cabello. Fruncí el ceño a mi reflejo, deseando

de repente que supiera cómo rizar mi cabello, o que tuviera maquillaje. No es que quisiera

C

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impresionarlo, porque realmente lo había superado. Pero era viernes por la noche, y estaba

saliendo con un chico, y una pequeña parte de mí deseaba que pudiera interpretar ese

papel, y ser esa chica que en realidad sabía cómo ser una chica.

Pero no podía. Yo era yo, y eso es todo lo que pude reunir en estos momentos. Entonces

corrí a la parte superior de las escaleras y me detuve. Las gemelas estaban gritando, mi

madre estaba tratando de calmarlas y podía oír a alguien más llorando. Ella nunca se daría

cuenta. Tomé una respiración profunda y me arrastré hasta la mitad de las escaleras. Todavía

puedes dar marcha atrás, Frances, y ser lo que se supone que debes ser.

Miré a través de la barandilla. Sólo mi hermana pequeña, Dawn, me estaba observando. Ella

podría beneficiarse de esto algún día. Me gustaría domar a mis padres, y para cuando ella

tuviera mi edad, mis padres estarían demasiado cansados para gobernar la casa nunca más.

O eso, o ellos tratarían de esposar a los niños a sus computadores para entonces.

Le hice señas para que se callara, y abrió mucho los ojos.

Fui de puntillas por el resto de las escaleras, mi corazón latía tan fuerte en mis oídos que

estaba segura de que mi madre lo oiría.

Pero nadie salió de la cocina.

Sólo Dawn, allí de pie, mirándome.

Llegué a la puerta y puse la mano en el picaporte. El metal era frío y duro bajo mi mano,

dándome escalofríos. ¿Qué estaba haciendo?

Mi madre se daría cuenta de que me había ido. Ella me mataría.

Me mataría.

Y si me quedaba arriba y tenía mi tarea hecha, ella estaría calmada y pronto se olvidaría de

que no tenía permitido salir de la casa en presencia de un chico. La próxima vez la

presentaría como una tarde de estudio, y entonces me dejaría ir. Pero si me escapaba,

entonces yo estaría seriamente castigada para siempre.

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Era mucho más inteligente ir arriba.

No salgas, Frances.

Pero luego pensé en el Grupo de Estudio, y lo cerca que estaba de fracasar para siempre, y

sabía que no podía dejar que eso sucediera. Abrí la puerta y me deslicé fuera, cerrando la

puerta suavemente detrás de mí.

Theo estaba apoyado en la puerta principal, con los brazos cruzados sobre el pecho. Vestía

todo de negro como siempre. Jeans, chaqueta de cuero, botas, guantes y una gorra de

béisbol.

De alguna manera, esa gorra de béisbol se llevó toda su dureza. Sólo era Theo, incluso con

su cabello soplando en el viento frío y demasiados restos de pelos en su mandíbula para

nada apropiados.

—Lo hiciste. —Me dio una minuciosa inspección, y eso me hizo desear que llevara puesto

maquillaje o un conjunto bonito.

Pero no lo hacía. No era dueña de una de esas cosas. Era sólo yo, y un tipo que estaba

acostumbrado a chicas ardientes que mostraban más piel de lo que ocultaban. Levanté la

barbilla.

—Suenas sorprendido de que salí.

Yo lo estaba, así que, ¿por qué no iba a estarlo él?

Mientras caminaba hacia él, se movió fuera de la puerta y la abrió para mí.

—Después de ti.

Muy bien, así que era algo dulce que hubiera abierto la puerta para mí. No me había dado

cuenta de que Theo sabía ser caballeroso. Fue una sorpresa agradable, y me relajé un poco

de mi nerviosismo por estar afuera con él.

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—Gracias. —Me agaché junto a él, rápidamente mirando por encima del hombro a la casa.

Dawn estaba de pie en la ventana mirándome.

Iba a ser tan destrozada cuando llegara a casa.

—¿Quieres cambiar de opinión? —Theo se había detenido y estaba mirándome.

Sí.

—No.

—Bien. —Se acercó a su auto y abrió la puerta del copiloto para mí—. Pasa.

Me quedé mirando su auto. Había obviado completamente el cómo llegaríamos donde

íbamos. Por supuesto que él conduciría un auto. ¿Qué tipo de cosas habían pasado en ese

auto con todas sus novias? Seguramente él no esperaría nada de mí si yo me metía ahí,

¿verdad? De repente, él no parecía ser el hermano mayor de Blue. Parecía un chico de

diecisiete años muy nervioso que estaba acostumbrado a cruzar los límites que yo ni siquiera

sabía que existían. Me mordí el labio mientras me asomaba al interior de cuero negro. ¿Era el

dueño de algo que no fuera negro?

—¿Dónde vamos?

Él me lanzó una sonrisa maliciosa que hizo que mis dedos se doblaran dentro de mis

zapatos.

—Una sorpresa.

No te metas en el auto, Frances. Él es un chico de último año que está a punto de llevarte a

alguna parte para demostrar que no eres estirada. De repente me podía imaginar, con total

nitidez, qué tipo de cosas Theo querría mostrarme para probar que era una estirada. ¿Qué

bien podría posiblemente salir de esto? No debería entrar. Serían muchos problemas, sin

importar que pasara. Esta era mi última oportunidad para tomar la decisión correcta...

Entré.

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Theo metió mis piernas dentro y luego cerró la puerta gentilmente. Mientras él hacia su

camino alrededor del auto, miré de nuevo a mi casa. Dawn ya no estaba en la ventana. ¿Se

había ido a decírselo a mi madre?

Theo entró, y el auto se movió bajo su peso. Me lanzó una sonrisa y encendió el motor.

Ronroneó con vida, un tributo a las muchas horas que había visto a Theo inmerso en su

motor en las tardes de sábado en la casa de los Waller. Estaba impresionada. Blue me había

dicho que no funcionaba la primera vez que lo tuvo.

Estaba funcionando ahora, y había imaginado claramente cómo solucionarlo él mismo. Le

dirigí una mirada, preguntándome si tal vez era un poco más inteligente de lo que yo le había

dado de crédito.

Pero en lugar de una hoja impresa de su coeficiente intelectual, todo lo que vi cuando lo

miré era una sombra a las cinco en punto, una fuerte mandíbula y los hombros y músculos

de un chico que tiene como prioridad no seguir las reglas.

¿Qué estaba haciendo? ¿Me había vuelto loca? ¿Theo era un chico malo y yo estaba saliendo a

hurtadillas una noche de viernes con él? ¿Cómo sabía que no me iba a llevar a algún

cementerio en alguna parte y tratar de salirse con la suya conmigo o algo así? ¿No era eso lo

que los chicos como él hacían?

Me sentía débil. Mi corazón empezó a correr de nuevo y mi mano se movió a la manija de la

puerta para abrirla y correr a la seguridad.

Y luego se abrochó el cinturón de seguridad.

Su cinturón de seguridad.

Sr. Bad Boy2 llevaba un cinturón de seguridad.

2Bad Boy: Chico Malo.

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Y fue entonces cuando supe que estaría a salvo con él.

Así que me puse el mío también y sonreí.

—¿Dónde?

Él no dijo nada. Sólo me dedicó una sonrisa esquiva y se movió a circular.

Justo cuando nos estábamos alejando de la acera, vi la puerta delantera de mi casa abierta y

mi madre salió al porche.

No había vuelta atrás.

Yo era una chica mala.

Y no me importaba.

Mientras que Theo me sacaba de mi vecindario, mi tarea estaba colocada en mi mochila en

mi habitación, sin hacer. Mi madre estaba calentando la horca para cuando yo llegara a casa.

El caos y la tormenta me estaban esperando en casa, y, ¿sabes qué? ¡No me importaba! Estaba

muy emocionada por romper las reglas por primera vez en mi vida.

Theo salió a la autopista, y sabía que nos estábamos dirigiendo a Boston.

Wow. Boston un viernes por la noche con un chico sexy. Y pensar que yo había considerado

seriamente quedarme en casa con mis libros de texto. Tal vez había algo por lo que no

siempre ser buena. Por supuesto, en el minuto en que pensé eso, la culpa pasó a través de

mí, pero traté de ignorarla. Era demasiado tarde ahora. Tal vez era mejor disfrutar mientras

pudiera… ¿verdad?

Condujimos en silencio durante veinte minutos, tiempo durante el cual empecé a sentirme

cada vez más incómoda. No tenía nada que decir. ¿Por qué? Porque estaba aburrida y tensa y

totalmente fuera de mi elemento. ¿A quién estaba engañando? Esta no era yo.

—Tal vez podrías dejarme en tu casa. Pasaré el rato con Blue.

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Él me lanzó una mirada que no podía leer.

—Ella está fuera con Colin.

—Oh. —Digerí eso—. ¿Qué hay sobre la casa de Allie? ¿O Natalie?

—¿Qué hay de malo conmigo?

Él estaba mirando a la carretera, así que no podía ver la expresión de su rostro. ¿Estaba

bromeando? ¿Burlándose de mí?

—Eres un idiota. —Finalmente decidí ir simplemente con la verdad y no preocuparme sobre

lo que él estaba pensando.

Él sonrió y me miró.

—¿Cuándo decidiste eso?

—Cuando estropeaste el Grupo de Estudio y no te importó.

—¿Y antes de eso?

Fruncí el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Antes de que lo hiciera. ¿Pensabas también que era un idiota?

No, estaba profundamente enamorada de ti. Como si yo fuera a decir eso.

—Tu reputación te precede. Más bien eres conocido como un idiota.

—Huh.

¿Huh? ¿Eso era todo lo que él tenía que decir? ¿Qué estaba pensando? No podría decirlo,

pero él no estaba siendo el Theo normal. El Theo que conocía estaría sintiendo pena por mí,

o no tomándome seriamente. Pero estaba participando en una conversación normal

conmigo, como si en realidad pensara en mí como un ser humano.

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—No te pusiste ningún maquillaje esta noche. —Finalmente dijo.

—¿Y? —Oh, genial. ¿Así que ahora iba a empezar a decirme lo joven que era porque no

llevaba maquillaje?—. Eso es porque no me importa lo que pienses de mí. —Lo cual era

cierto, y eso se sentía bien. ¡No importarme era poderoso!

Me lanzó una mirada y le disparé una de vuelta. Luego entró en un estacionamiento y no dijo

nada hasta que había estacionado el auto y apagado el motor. Luego se volvió hacia mí, y

apoyó su brazo izquierdo casualmente a través del volante.

—No estás jugando, ¿verdad?

—¿Jugando?

Entrecerró los ojos y me estudió.

—De verdad no te importa.

—¿Qué?

—Impresionarme.

Sonaba tan sorprendido que casi me echo a reír.

—Una primera vez para ti, ¿eh? —Una primera vez para mí, pero me sentí liberada. Sí, yo

todavía estaba al tanto de Theo como chico, pero él me había demostrado que no valía la

pena mi atención. Quería el Grupo de Estudio de él, y eso fue todo.

—Supongo —admitió—. Nunca he pensado realmente en ello.

Por lo tanto, ¿ese era el camino al corazón de Theo? ¿Gritarle, prohibirle el Grupo de Estudio,

chantajearle, rechazar su invitación para salir de noche, y en general actuar como si él fuera

un dolor real en el trasero?

Ahora que pensaba en ello, desde que había sido antipática con él en la sala de estar, él había

tratado de introducirse en mi vida.

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Lo que probablemente significaba que si caía víctima de su encanto, entonces estaría de

vuelta el viejo Theo y yo sería otra de sus conquistas.

Bien, olvida eso. No iba a ser otra chica usada y abandonada por Theo. Además, era un

idiota. No estudiaba, quería que cada chica en el planeta lo adorara y me animó a participar

en una antinatural y engañosa conducta.

Así que no me gustaba. No quería impresionarlo. Y desde luego no iba a alimentar su ego. Yo

estaba aquí por una sola razón: hacer funcionar el Grupo de Estudio.

Theo abrió mi puerta, y me di cuenta de que había salido y caminado alrededor del auto.

Para un idiota, tenía muy buenos modales. Tuve que admitir, que me estaba gustando

totalmente la forma en la que abrió la puerta para mí.

No es que esto fuera una cita.

Además, probablemente trataba de alimentar su ego cortejándome.

Bien, sólo podía olvidarlo.

Yo estaba aquí para demostrarle que no estaba tensa, que mis planes para el Grupo de

Estudio eran razonables y que él era el irresponsable que estaba equivocado. Y luego cuando

viera que yo era la equilibrada y que él era el extremista, entonces se vería obligado a decir

que yo tenía razón. Y luego él tendría que estar de acuerdo en llevar el Grupo de Estudio de

la manera que yo quería, así el éxito sería mío.

—¿Preparada? —preguntó.

Cuadré mis hombros.

—Por supuesto.

—Bien. —Me agarró la mano y abrió el camino a través del estacionamiento.

¿Mi mano? ¿Él agarró mi mano? ¿Qué era todo esto?

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Sabía de qué se trataba. Su ego. No había podido hacer frente a que no iba a babear por él

nunca más. Supuso que con un poco de atención, caería a sus pies, un dramático regreso a la

antigua, adoradora Frances.

Bien, olvídalo. Yo era inmune.

Pero supongo que no estaría mal que siguiera tomando mi mano. Quiero decir, no por él,

sino, ¿por qué no? En cierto modo me gustaba. No él. Eso. Tener mi mano tomada por un

chico sexy. En público. No me importaba en absoluto que fuera Theo el que sostenía mi

mano.

Sí.

Caminamos por la acera a un lugar con una línea en el frente. Parecía un bar o algo así.

¿Un bar? ¡No podía ir a un bar! ¡Era como siete años demasiado joven!

Él caminó pasando el lugar y me relajé.

—¿Tenías miedo de ir allí? —preguntó.

Idiota. ¿Cómo se había atrevido a notar que me había puesto nerviosa?

—No, en absoluto.

—Bien. Porque es ahí donde vamos.

OMD.

—Pero tengo catorce.

Él se detuvo y me agarró por los hombros.

—No digas eso de nuevo, ¿vale? Si alguien te escucha, vas a estropear nuestra tapadera.

—Pero parezco de catorce años, —susurré fieramente—. ¡Podría ser detenida por entrar ahí!

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—Este club es para los de dieciocho años y más. Puedes pasar por dieciocho si estás

conmigo. —Levantó la mano y me peinó hacia delante, así medio caía sobre mi cara—. Ya

está. Te ves sensual y hermosa. Tu coloración oscura es realmente exótica. Basta con parecer

superior y aburrida de estar aquí y nadie va a cuestionar tu edad.

¿Sensual?

¿Exótica?

¿Hermosa?

¡Y me tocó el cabello!

Bueno, Theo obviamente era mejor de lo que pensé haciendo que las chicas sucumbieran a

su encanto. Tiempo de pensar otra vez en lo miserable que era el Grupo de Estudio y cómo

él estropeó totalmente todo lo que era importante para mí.

Sí.

¡Sí!

Me agarró la mano y tiró de mí por un callejón.

Estaba demasiado ocupada practicando mi mirada molesta y sensual para preocuparme de

poder ser asaltados por un psicópata saltando de detrás de un contenedor de basura.

Además, Theo medía un metro ochenta de alto. ¿Quién iba a meterse con él?

Paramos delante de una puerta negra. Theo arregló mi cabello otra vez, mis rodillas tuvieron

un pequeño temblor, y luego me sonrió.

—Sólo haz lo que te dije.

—Bien.

Puso su brazo sobre mi hombro y me apretó contra él. Duro contra él. De manera que podía

sentir su cuerpo contra mí, incluso a través de nuestros abrigos. Wow. Debatí acerca de lo

placentero que era a través de mi estómago.

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Theo golpeó la puerta. Luego arregló mi cabello otra vez.

—Mantenlo cubriendo tu cara —dijo.

O no. Si seguía empujándolo hacia atrás, entonces tendría que arreglarlo de nuevo.

Esta se estaba convirtiendo en una noche muy interesante.

La puerta se abrió para revelar a un tipo muy grande que me resultaba vagamente familiar.

Él asintió con la cabeza a Theo, y luego me miró.

—¿Quién es esta?

—Mi novia.

El tipo medio sonrió, con una expresión que decía, “Sí, tú tienes montón de ellas.”

No hay nada como un recordatorio de que estás con un jugador.

Chicos. Pesadillas totales.

Theo le entregó lo que parecían ser dos o tres de veinte, y luego el chico se apartó.

—Vamos.

Increíble. Íbamos a colarnos en un club, ambos menores de edad, a través de sobornos.

¿Dónde estaba mi cerebro? No había ningún modo de que entrara allí.

Entonces Theo apretó su brazo alrededor de mis hombros, y caminamos dentro.

Bueno, estaba dentro, pero de ninguna manera iba a quedarme.

Theo agarró mi mano y la tendió. El chico grande estampó la parte posterior de la misma, y

luego se lo hizo a Theo. Y luego él golpeó a Theo en el hombro y se alejó.

Dejándonos solos en la sala trasera de un club de mayores de dieciocho años.

—¿Qué fue todo eso? —pregunté—. ¿Un soborno?

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—Era el capitán de mi equipo de futbol americano en mi primer año en Mapleville. Hemos

estado en contacto.

Oh, genial. Esa cosa de la unión atlética masculina. Debe amar eso.

Eso explicaba por qué me resultaba vagamente familiar aunque…

Theo se abrió la cremallera de la chaqueta.

—¿No estás pensando seriamente en quedarte? —pregunté.

Theo arqueó una ceja hacia mí, luego se quitó la chaqueta.

—Sí.

—Pero…

Él sonrió y desabrochó mi chaqueta y la quitó de mis hombros.

—Deja tus cosas aquí. Vendremos a buscarlas antes de irnos. Ellos las robaran seguro si las

dejamos ahí fuera.

Theo me había desvestido. Está claro, era sólo mi abrigo, pero, ¡vamos! Ningún chico me

había quitado nada antes. ¡Nunca!

Entonces agarró mi mano de nuevo y abrió el camino por el pasillo oscuro, como si supiera

exactamente dónde estaba yendo.

—Tú has hecho esto antes.

Me sonrió.

—Sí.

—¿Siempre con una chica diferente?

—No siempre. Ocasionalmente, hay una repetición. —Levantó su ceja—. ¿Celosa?

—No hay suerte.

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Algo brilló en su rostro, y ya no parecía tan divertido.

Pero tampoco dejó ir mi mano.

Cuando Theo abrió otra puerta y entramos al club, casi me desmayé de terror en ese mismo

momento.

Era oscuro. Realmente oscuro. Y ruidoso. La música estaba a un volumen tan alto que podía

sentir la vibración en mi pecho y latía en mis oídos. Y había gente por todas partes. No chicos

y chicas. Hombres y mujeres. Bailando. Usando negro y seda y muchas de las mujeres no

vestían mucho de todo eso. Nadie parecía incluso tener cerca de mi edad, y seguro que no

había ninguna mujer sin maquillaje, llevando jeans, zapatillas y un suéter de algodón

holgado.

Excepto yo.

Santo cielo.

—¿Quieres una bebida? —preguntó Theo.

—No. —Saqué mi mano de la suya y me apoyé contra la pared. Oh mi Dios. ¿Qué clase de

lugar era este? ¿Dónde había dejado que me llevara? Una cosa era no ser estirada, pero esto

era algo completamente distinto.

Estaba fuera de mi liga. ¡Toda esa gente en la pista de baile! ¡Volviéndose locos!

¡Besuqueándose! ¡No había manera de que saliera ahí!

Entonces Theo se puso delante de mí y bloqueo mi vista.

—¿Frances? ¿Estás bien?

—¡No! —Le empujé el pecho, y el atrapó mis manos—. ¡Suéltame! ¿Cómo pudiste traerme

aquí?

—Lo siento.

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El simple comentario me llamó la atención, y me detuve en la barandilla el tiempo suficiente

para mirarlo.

—¿Ni un comentario petulante de que prueba que soy una estirada?

Se encogió de hombros, sin soltar mis manos.

—No fue mi intención asustarte.

Él sonaba como si lo dijera verdaderamente. No lo entendía. ¿De dónde venía este Theo?

—¿Por qué no estás siendo un idiota?

Una mueca tiró de la comisura de su boca.

—No lo sé.

—Oh. —No era la mejor respuesta. Hubiera sido mejor si hubiera dicho que era porque yo

era tan increíble que él no se atrevía a ser un idiota conmigo. Eso podría hacer ayudado a

aliviar el hecho de que estaba a punto de tener un ataque de pánico.

—¿Quieres irte? —Frunció el ceño—. Podemos irnos.

—Bueno… —Ahora que él estaba siendo muy amable, y el bloqueo de mi visión de las cosas

atrevidas que pasaban en la pista de baile, no parecía tan malo estar allí.

—¿Quieres sólo pasar aquí, contra la pared, unos minutos mientras decides?

Asentí con la cabeza.

—Muy bien.

Me dio un leve guiño, a continuación dejó caer mis manos y se movió a mi lado en la pared,

apoyándose en ella, su brazo presionando contra mi hombro. Como si estuviera siendo un

apoyo.

Nos quedamos así durante un tiempo. Vi a la gente, pensé en Theo apoyado todavía contra

mí, sin decir nada idiota ni nada. Sólo colgando.

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Nadie se acercó y nos molestó. Nadie me señaló destacando que yo era la única de catorce

años en el sitio.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Theo.

—Bien.

—¿Quieres bailar?

Miré al suelo. Era una canción lenta.

—No.

—¿Por qué no? —Se cambió para estar delante de mí otra vez, pero no tomó mis manos ni

nada—. No voy a intentar nada.

—Solamente no quiero hacerlo.

—¿Alguna vez has bailando lento con un chico antes?

Levanté mi barbilla.

—No es asunto tuyo.

Se encogió de hombros, pero estaba esa desafiante cosa ardiendo en sus ojos de nuevo.

—Un baile.

—¿Por qué?

—Educación.

Casi me reí.

—¿Qué clase de línea es esta? ¿Utilizas esto en todas tus citas? —No es que estuviéramos en

una cita ni nada.

—El Grupo de Estudio. —Él no reconocía el comentario actualizado.

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Entrecerré mis ojos. Tenía mi atención ahora.

—¿Qué pasa con él?

—No puedes hacerlo de la manera que quieres.

Levanté la barbilla.

—Sí, puedo.

—Te he traído aquí para que puedas ver qué más hay por ahí. Así puedes ver por qué tu

enfoque es demasiado duro. Mis amigos saben lo divertido que un entorno mixto puede ser

realmente. Tienes que jugar con eso, en lugar de negarlo.

—¿Desde cuándo te convertiste en un filósofo?

—Desde que me amenazaste con hacer que me expulsaran del equipo de lacrosse. De

ninguna manera voy a dejar que eso suceda. Y si la única manera de que vaya a jugar es

conseguir que ese club tuyo funcione, entonces eso es lo que voy a hacer.

—Oh. —Eso era todo lo que era esta noche. Su deseo de seguir jugando lacrosse. Lo que

estaba bien. La única razón por la que estaba allí era el Grupo de Estudio.

Entonces, ¿por qué me sentía tan decepcionada? Ni siquiera me caía bien, ¿recuerdas?

—Así que… —Me tomó la mano izquierda—. Para que entiendas los cambios que deben

hacerse, tienes que ver cómo vive la otra parte.

Lo miré.

—Suena como otra línea para mí.

—No desperdiciaría una línea contigo.

—¿Qué significa eso? —¿Qué yo no valía la pena? ¿Qué tenía tan poco interés en mí que no

quería arriesgarse a que yo sucumbiera a sus encantos?

Él sonrió.

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—Porque tú probablemente me darías en las bolas si tratara de hacer una línea barata

contigo.

Me eché a reír por su respuesta, y de repente mi tensión se fue. Este era el Theo que

conocía. Nunca me haría daño. Podría ser un dolor en su costado, pero yo era la mejor amiga

de su hermana pequeña, y eso me hizo estar segura.

—Probablemente —bromeé—. Eres un idiota mujeriego.

—¿Ves? Sabía que te daría pena. —Me agarró la otra mano y comenzó a caminar hacia atrás,

tirándome con él—. Un baile. Por el amor a la investigación.

Un baile. Por el Grupo de Estudio. Tomé una respiración profunda.

—Bien.

Una bonita sonrisa iluminó su rostro, y dejó caer una mano y se volvió hacia mí para llevarme

a la pista de baile.

Donde sus brazos pronto estarán a mí alrededor.

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88 Traducido por GaraziF

Corregido por Juli_Arg

ara el momento en el que estuvimos en la pista de baile y toda la gente mayor a mí

alrededor estaba seriamente bailando, yo había cambiado de opinión.

—Theo.

—¿Si? —Se giró hacia mí, puso las manos alrededor de mi cintura, me empujó cerca de él y

empezó a moverse con la música.

Esperé que hiciera su movida, que tratara de besarme, de agarrarme el trasero, pero no lo

hizo. Sólo se movió con la música y me hizo girar un poco. Huh. ¿Era eso? ¿No iba a tratar de

besuquearse conmigo? Miré alrededor, pero no parecíamos importarle a nadie. Nadie estaba

mirando mi atuendo y arrugando la nariz.

—¿Qué es, Frances?

—Nada. —Empecé a relajarme lo suficiente para poner mis brazos alrededor de su cuello y

dejar que me llevara por la pista de baile. Su cuerpo se rozaba contra el mío, pero no de una

manera que diera miedo. Más como una conexión íntima y confortable con el otro. Un par

de veces, atrapé el olor de su loción para afeitarse, y olía increíble.

Estaba bien, bailar con Theo. Casi me gustó. De una manera impersonal, por supuesto. No

me gustaba particularmente el hecho de que fuera Theo, sólo el baile. Sólo tener los brazos

de un chico a mí alrededor.

—Relájate —susurró contra mi oído, su cálido aliento en mi mejilla enviando escalofríos por

mi cuello.

P

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—Seguro. —Miré alrededor de nuevo, y vi que en las parejas que no estaban besándose, las

chicas tenían algo estrujada la cabeza en el pecho del chico. ¿Por qué no? Theo tenía pecho

también, ¿no? Podíamos usarlo.

Así que, me moví un poquito más cerca y giré la cabeza de costado y apoyé mi mejilla contra

su camisa. Podía sentir su corazón latir, y estaba bastante consciente de que aumentó la

presión de sus brazos en mis caderas y me acercó un poco.

¿Y saben qué? No me importó. Se sentía bastante asombroso, para ser sincera.

Apreté la cara un poco más en él y me di cuenta que tener los brazos de un chico alrededor

era bastante dulce. O tal vez era porque era Theo. O no. Probablemente no.

Luego sentí que besaba la parte superior de mi cabeza, y me puse rígida.

Santo cielo. No iba a tener que pisotear su pie y arrancarle los ojos, ¿o sí?

Besó mi cabeza de nuevo, y luego sentí sus labios en el cuello, deslizándose a lo largo de él y

mordisqueando. Mi estómago inmediatamente comenzó a ponerse agitado y mi corazón latía

con fuerza. ¡Theo estaba totalmente tratando de seguir adelante conmigo!

Por un instante, estuve tentada. ¿Por qué no? ¿Qué tenía que perder?

El Grupo de Estudios. Mi futuro.

Y cualquier posibilidad de tener el interés de Theo. ¿Cuándo empezó a ayudarme? Cuando le

grité. Cuando le dije que no necesitaba nada de él.

Si empezaba a besarme con él, tendría todo lo que quería y se marcharía.

Bien, olvídalo.

Agarró el lóbulo de mi oreja entre sus dientes, y casi cambié mi opinión cuando mis rodillas

temblaron. No era de extrañar que Allie hubiera besado a tantos chicos. Se sentía increíble.

Realmente quería que me besara, en los labios, y…

No. Tenía planes. Reponte, Frances.

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Me aparté de él, y Theo atrapó mi cara entre sus manos.

Iba a besarme. Realmente iba a besarme. Podía verlo en sus ojos, y en su boca, y en la forma

en que se había vuelto suave toda su cara. Casi tierno. Theo, ¿tierno? Nunca lo habría

pensado. Resiste, Frances.

—No.

Él paró, con su boca a sólo unos centímetros de la mía.

—¿Qué?

Puse mis manos en sus muñecas.

—No.

—¿Que no te bese? —Sonaba confuso.

—Exacto. —Apreté mi agarre en sus muñecas y tiré. Me dejó apartar sus manos de mi cara, y

algo más que una oleada de arrepentimiento pasó a través de mí—. No estoy aquí para

convertirme en una más de tus conquistas.

—¿Mis conquistas?

—¿Podrías parar de repetir todo lo que digo? —La música paró y cambió a una canción más

rápida—. Sólo vamos a bailar.

—No eres una conquista.

Puse los ojos en blanco y bailé lejos de él. Era divertido como, unas semanas atrás, un casi-

beso con Theo probablemente me habría hecho desmayar. Nada como quitarme el futuro

para que el enamoramiento se desvaneciera.

Y no era sólo eso.

No era una idiota. Sabía que la única razón por la que estaba interesado en mí era porque no

me podía tener. Y una vez que me tuviera, sólo sería historia, como todas las demás chicas.

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Conozco a Theo desde los tres años. Lo conozco. Nunca me había molestado en juzgarlo

hasta ahora, pero definitivamente lo conocía. Tenía demasiado orgullo para que me besara y

empujarlo, incluso si era Theo. ¿Quién necesitaba chicos, de cualquier manera?

Vale, yo lo necesitaba, pero sólo como compañero de estudio.

Theo me alcanzó y agarró mi muñeca. Me volví hacia él, moviendo las caderas como Allie nos

había enseñado. Puse las manos en mi cabeza, consciente de que mi jersey estaba

probablemente subiéndose. ¿Mostrando un poco de piel, tal vez? Puede que estuviera

llevando zapatillas, jeans y nada de maquillaje, pero seguía siendo una chica. Puede ser que

también le hiciera saber a Theo qué es lo que no va a conseguir. Me agarró y me empujó

contra él, moviéndose más rápido.

—Eres imposible.

Levanté las cejas y puse mis manos en su pecho, preparada para pararle incluso si estábamos

bailando.

—¿Qué significa eso?

—No te entiendo.

Ah. Una mujer misteriosa. Me encantó.

—Me conoces de toda la vida. ¿Qué hay que entender?

—¿Lo hago?

Agarré su mano y la desvié.

—Claro que me conoces.

—Creo que tal vez no. Creí que te conocía, pero...

Rompí su agarré y giré lejos de él. Esto era más divertido que bailar con amigos en el salón

de Allie. Inmediatamente me choqué con otro chico, quien se dio la vuelta y empezó a bailar

conmigo.

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Huh.

Bien.

Empecé a bailar con él. Parecía de unos veinte años, y era rubio, con el cabello corto. Vestía

jeans y una camisa abotonada, totalmente preparado. Nada como mi chico malo Theo, con

su ropa negra y su largo corte de cabello. Este chico era más de mi tipo. Probablemente hacía

sus deberes y todo.

Luego Theo agarró mi muñeca y me giró hacia él, inmediatamente poniendo sus manos en

mi cintura y llevándome hacia él.

—Estás aquí conmigo —dijo firmemente.

—Cierto. —¿Por qué no? Puse mis manos en su cuello y bailé—. Eres arrogante.

—No comparto a mi chica.

Me reí, sintiéndome deliciosamente poderosa.

—No soy tu chica.

—¿Entonces por qué estás bailando conmigo?

—Educación. —No pude evitar parar la sonrisa que se apoderó de mí con su mirada hosca—.

¿Qué? ¿Habías creído que quería subirme en la línea de hazlo-con-Theo-y-sé-botada?

Frunció el ceño.

—¿Cómo sabes que te botaré?

Retorcí mis dedos en el cabello de su nuca.

—¿Cuándo no has botado a una chica?

Su ceño se frunció aún más y no dijo nada.

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—¿Ves? Eso es lo que pasa cuando te cuelgas de una chica inteligente. Es demasiado lista para

dejarse atrapar en tu ardid.

Él besó mi frente.

—Siempre he sabido que había una razón por la que he odiado todo lo que tenga que ver

con el estudio. ¿Cómo de buenas son las chicas que son demasiado listas para caer en mis

redes?

Vale, ahora mi frente estaba ardiendo por su beso. Tal vez quería ser usada y botada por

Theo después de todo. O no.

Luego besó mi nariz, y empecé a olvidar moverme con la música.

—Eres un idiota —dije

—No siempre —besó mi mejilla izquierda.

—Y tratas mal a las chicas. —Oh, Dios. Se sentía bien. No quería pararle esta vez. Realmente

no quería. Quería mi primer beso. Quería que fuera ahora. Y quería que fuera con Theo.

—No siempre —besó mi mejilla derecha.

—No soy una de tus chicas —susurré—. Realmente no lo soy.

—Lo sé. —Y luego me besó en los labios. Un beso de verdad. Labios, lengua y todo. Y le besé.

Fuerte. Y no podía escuchar más la música. No sentía a ninguno de los demás bailando a

nuestro alrededor. Todo lo que podía sentir eran las manos de Theo en mi espalda,

moviéndose y acariciando. Y sus labios en los míos. Y su lengua en mi boca. Y no quería

parar nunca. Jamás. Sus manos estaban en mis omóplatos, luego en la parte baja de mi

espalda, luego una estaba en mi cuello, y luego en mi culo… ¡mi culo!

Me aparté de un tirón de él y retrocedí.

Mis piernas temblaban, estaba sin aliento y mi corazón corría. ¡Corría!

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Y Theo no se veía tan engreído. Algo bueno, o si no le habría pateado en la ingle. Se veía un

poco confuso y aturdido, exactamente como me sentía yo. Tomé aire y toqué mis labios.

Increíble.

Había sido increíble.

Theo tendió sus brazos y retrocedí de nuevo.

—¿Dónde vas?

—Agarraste mi culo.

Sonrió, de vuelta a su yo engreído.

—Lo sé.

Oh... me gustaba esa expresión confusa y aturdida mucho más. No quería ver esa arrogante.

Suspiré.

—Tenías que arruinarlo, ¿no?

No se veía arrepentido.

—¿Agarrando tu culo lo arruiné?

—No. —Eso me enfadó—. Arruinaste todo teniendo ese aspecto de arrogante, como si

ganaras por conseguir un beso de mi parte. —Y lo tuvo. Por un minuto, pensé que él sentía

lo mismo que yo había sentido con aquel beso.

Pero ahora, se veía todo un gallito arrogante, como si yo fuera otra de sus conquistas.

—Pero está bien. No querría olvidar como eres realmente.

Necesitaba agua. Para echarla en mi cabeza. O en la suya. Una o la otra. Realmente no

importaba cuál.

Así que me giré y me alejé.

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Theo me agarró en dos segundos.

—¿Dónde vas?

—Por agua. —No le miré. ¿Cómo podría? Estaba tan confusa sobre cómo me sentía, como se

supone que me tendría que sentir y cómo era él.

—La conseguiré yo.

Le lancé una mirada.

—Sigues siendo un idiota.

—Aparentemente.

Era la primera vez que al menos no había negado la acusación. No estaba segura de lo que

significaba.

Se paró junto a una mesa vacía.

—Guarda esta mesa. Volveré con las bebidas.

Suspiré y acepté. Para ser una bolsa de basura, estaba siendo bastante agradable.

Pero seguía siendo un agarra-culos, un arrogante y un idiota.

Le llevaron a Theo casi veinte minutos volver con las bebidas, dándome el tiempo suficiente

para olvidar su beso y su toque. E incluso tuve la oportunidad de observar la multitud.

Theo dejó mi agua en la mesa y se sentó a mi lado, sin intentar tocarme ni nada.

Lo que estaba bien.

—Bien —dijo él.

—¿Qué?

—Creo que deberíamos hablar.

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¿Sobre el beso?

—Sobre el Grupo de Estudio —dijo.

—Oh, sí.

Dio un trago a su refresco.

—Es por lo que estamos aquí. Por el Grupo de Estudio.

—Lo sé.

—Así que, ¿te gustó el beso?

—¿Qué? —Inmediatamente escupí el agua que había estado bebiendo por toda la mesa. Theo

sólo sonrió y me dio una servilleta.

—¿El beso? ¿Te gustó?

—¿Qué tipo de pregunta es esa? —Limpié la mesa y traté de no caerme de la silla por el

shock.

¿Era eso una etiqueta para preguntarme si me gustó? Quiero decir, ¿qué se suponía que tenía

que decir? Si dijera que sí, alimentaría su ego incluso más y perdería la oportunidad de

conseguir su ayuda y su respeto. Si dijera que no, sería una mentira, y ambos lo sabríamos.

Se inclinó hacia atrás en su asiento y fijó su mirada en mí.

—La cuestión de esta noche era hacerte entender cuanta diversión pueden tener los chicos y

las chicas. Asumiendo que crees que esta noche ha sido divertida, espero que entiendas que

no puedes pedir a chicos y chicas estudiar juntos y no divertirse nada. ¿Estarías realmente

contenta sentándote conmigo y un libro, divirtiéndote?

Um, no. Pero no se lo iba a admitir.

—Tú no cuentas.

—¿Por qué no?

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—Porque no.

—Entonces, ¿te gustó el beso?

¿Por qué estaba presionando el tema del beso?

—Estuvo bien.

—¿Bien? Te di el mejor que he tenido.

Miré arriba y, por un instante, me pareció escuchar una captura, como si hubiera dejado toda

pretensión y estuviera serio. Theo, ¿preocupado por sus besos? Como si tuviera que

preocuparse. Mis rodillas no pararían de temblar en una semana. No es como si el Señor

Arrogante necesitara oírlo. Cuanto más le ignoraba, él era más amable conmigo.

—Pero reconozco que esta noche ha sido divertida en general.

—¿Pero el beso no?

Casi rio. Estaba inseguro. Bueno saberlo. Parte de mi hostilidad hacia él despareció, y palmeé

sus hombros.

—Esta noche me he dado cuenta de dos cosas. Primero, sí, puede ser seriamente divertido

cuando los chicos y las chicas se juntan. Y segundo, si alguien está de humor para... um...

—¿Besarse?

—Sí. De cualquier manera, si alguien está de humor para hacer eso, tomaría más pararles. —

Ahí estaba la conclusión como si fuera a admitir que ese beso me había impuesto una

certeza.

—Entonces, ¿te gustó el beso?

Sí, Theo estaba definitivamente obsesionado.

—Entonces, ajustaré el Grupo de Estudio por tanto tiempo como tú prometas ayudar. Un

compromiso.

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Se giró para estar cara a cara conmigo.

—¿Por qué no vas a admitir que te gustó el beso?

Ignoré la pregunta.

—Entonces, ¿es un trato?

Sacudió su cabeza.

—No hay trato.

Lo miré, casi divertida por su intensa expresión. No se veía arrogante en ese momento. Se

veía serio y concentrado, y mi corazón se ablandó por él. Theo tal vez no era el mejor con las

chicas con las que tenía citas, pero debajo de eso, era un buen chico. Lo sabía porque lo

conozco desde siempre. Igual era hora de recordar el Theo que conocía, en lugar del Theo

que enseñaba a todo el mundo.

—¿Ahora qué?

—Te ayudaré con una condición.

—¿Qué es...?

—Que vayas a una cita real conmigo.

Me atraganté con nada. Si un pánico total y un shock pueden calificarse como nada. Me llevó

casi un minuto parar de toser.

—¿Qué?

—Una cita. No una cosa de educación. Una cita.

Estreché mis ojos.

—Sólo estás enfadado porque no te he dicho que eres un buen besador.

Se encogió de hombros.

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—Tal vez.

—Estaré castigada después de esta noche.

—Por un día, hasta que lleves a casa una nota perfecta en otro examen.

Cierto. Las buenas notas contaban un montón en mi casa.

—¿Vas a agarrar mi culo otra vez?

—No. —Él no vaciló—. No lo pasé tan bien.

Sonreí. Al fin el chico estaba aprendiendo.

—Tengamos una cita de estudio.

Hizo una mueca.

—¿Un cita de estudio? No es lo que tenía pensado.

—Esta noche ha sido tu mundo. Ha sido divertido y lo haría de nuevo. —Y lo haría. Lo

mereció. Incluso el beso. Especialmente el beso—. Pero yo todavía tengo que estudiar y

esforzarme.

—¿Una cita de estudio?

—Sí. —Me puse en pie—. Puedes pensarlo. Tengo que ir a casa.

Theo sacudió la cabeza en desacuerdo sobre la cita de estudio todo el camino al auto.

Y cuando llegamos a mi casa, con las luces del porche delantero luciendo como reflectores

para mí, estacionó el auto y puso su brazo en el respaldo de mi asiento.

—¿Una cita de estudio?

—Con énfasis en estudio. —¿Iba a darme un beso de buenas noches? ¿Si lo intentaba, debería

dejarle? ¿O no?

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11 33 33

La puerta delantera de mi casa golpeó al abrirse y mi madre salió a la entrada. Demasiado

para el beso.

—Theo, ¿me harías un favor?

Él levantó una ceja.

—¿Qué?

—Acompáñame a la puerta. Si mi madre sabe que estaba contigo, no se asustará tanto. Eres

como mi hermano.

Giró sus dedos alrededor de mi cabello y le dio una larga mirada a mi boca.

—Para que conste —dijo—. Definitivamente, no soy tu hermano.

Mi piel empezó a hormiguear.

—Ni en broma.

Mi respuesta debía haberle apaciguado, porque se giró y salió del auto, atrapándome antes

de que diera dos pasos fuera del auto. Y todo el camino hasta mi madre, tuvo sus dedos

tocando la parte baja de mi espalda. Un toque para decir que me apoyaba, que era de mi

equipo, que no me iba a abandonar con la ira de mi madre. Y me encantó.

Me paré delante de mi madre.

—Mamá.

No sonrió.

—Frances.

Hice un gesto hacia mi acompañante.

—¿Recuerdas al hermano de Blue, Theo?

Mi madre miró a Theo.

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—Sí, lo recuerdo.

—Buenas noches, señora Spinelli. —Theo sacudió la mano de mi madre y encontró su

mirada. El hombre se enfrentaba a mi madre por mí. Eso puede, sólo puede, compensar el

incidente agarra-culo. Y si lo hiciera, ¿dónde nos dejaría eso? ¿De vuelta al increíble beso y a

la invitación para un cita real?

Oh, guau, yo estaba castigada. Realmente lo estaba. Esbocé mi sonrisa más respetuosa.

—Theo me llevó a su casa esta noche, y luego de vuelta. —Tomé una profunda inspiración—.

Decidí estudiar con Blue.

Theo no se acobardó. Simplemente le sonrió inocentemente a mi madre, como si no tuviera

nada que esconder. Obviamente, les había mentido a sus padres antes. Yo, ¿en el otro

bando? Me sentía como si fuera a desmayarme de terror y culpa.

—¿Estudiando? ¿Con Blue? —Mi madre parecía dudar y estar un poco aliviada.

—Sí. —Traté de parecer hosca—. Estaba enfadada contigo por no dejarme ir con George esta

noche...

Theo tosió y se movió detrás de mí, lo que me hizo reír. Estaba bastante segura de que Theo

estaba un poco molesto porque yo hubiera tenido una cita, y me gustó.

Pero primero, tenía que negociar con mi madre.

—Así que salí y fui a su casa —suspiré e intenté parecer compungida—. No debería haberlo

hecho, pero estaba demasiado triste para estudiar. Pensé que Blue me ayudaría a calmarme

lo suficiente para hacer algo de trabajo bien.

La cara de mi madre se relajó un poco.

—Pero —dije, sabiendo que me creería sólo si seguía enfadada—. Creo que estás siendo

injusta tratándome como si fuera una niña que no puede manejar una cita. Su madre habría

estado ahí, y él es un estudiante sobresaliente. Nos encontramos en la biblioteca y me ha

ayudado mucho con mi trabajo. Creo que es incluso mejor estudiante de lo que yo lo soy, y

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me molesta que no confíes en mí para elegir bien. Es el chico perfecto para una cita

conmigo.

Theo hizo un sonido extraño y le pisé en el pie.

—Siempre elijo bien —continué—, y aún no confías en mí. Me dejó tan enfadada está noche

que no podía negociar. —La miré a los ojos, un poco asombrada de cómo de fácil venían las

palabras. Creo que es porque eran ciertas. Estaba enfadada de que no confiaran en mí, y

George era el chico perfecto para una cita. Esas no eran mentiras, y me sentía mucho mejor

al decirlas—. Así que lo siento por salir. Debería haber hablado contigo.

Bueno, eso era mentira. No lo sentía, no del todo. Lo habría hecho miles de veces para

conseguir ese beso de Theo.

Mi madre me lanzó una mirada fría, pero puedo decir que ya no estaba enfadada.

—Hablaremos de esto mañana. —Miró a Theo—. Gracias por traerla a casa segura, Theo.

Siento si fue una molestia.

—No molestó. —Me lanzó una mirada, y esperé que mi madre no viera el mensaje en ella—.

Para nada molestó.

Estaba asombrada de que mis rodillas no fallaran de lo roja que me sentía.

—Te veré después.

Él asintió.

—Encantado de verla de nuevo, señora Spinelli.

—Lo mismo. Conduce con cuidado.

Theo me señaló con la barbilla y bajó las escaleras. Ni siquiera tuve la oportunidad de verle

marchar, mi madre me lanzó una mirada helada.

—Tú. Adentro. Ahora.

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—Bien. —No me importaba si estaba castigada hasta los cincuenta. Había valido la pena.

Para el futuro del Grupo de Estudio.

Y sí, por Theo, el ladrón de besos.

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99 Traducido por Shybi-Nigushi, DebyJonas & renatta

Corregido por Aciditax

os días después, estaba sentada en el comedor Waller frente a Theo, y no podía

dejar de mirar sus labios. Sus padres estaban en la cocina preparando la cena, y

Blue estaba viendo la televisión con Allie.

Theo y yo estábamos discutiendo sobre el Grupo de Estudio, pero no paraba de pensar en la

noche del viernes.

Sólo cuarenta y ocho horas atrás, había estado en los brazos de Theo. Y ahora estaba sentada

en frente de él, fingiendo como si nada hubiera pasado.

No se lo dije a mis amigas. ¿Cómo podía explicar algo que ni siquiera yo entendía? ¿Me

gustaba o no? Un minuto, lo hacía, y luego ya no.

Además las alteraría. No eran exactamente las fanáticas de la pareja Theo/Frances.

—Así que, ¿música está bien? —dijo Theo.

Asentí con la cabeza.

—Siempre y cuando sea baja. Y sólo en una habitación, así la gente que no quiere música la

puede dejar. —No sería capaz de estudiar con música, pero Theo insistía en que algunas

personas podían.

—No estás haciendo esa estúpida cosa de la asignación de sala, ¿verdad?

D

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Fruncí el ceño.

—No me llames estúpida. —¿Ven? Theo el idiota de nuevo.

—Confía en mí, nunca te llamaría estúpida. Sólo pensaba que la cosa de la asignación de

habitación lo es. —Me miró—. ¿Entonces? ¿No hay asignación de habitaciones?

—¿Por qué le gustas a todas las chicas?

Él sonrió.

—¿Te molesta?

—No. —No mucho, al menos—. Es sólo que no lo entiendo. Llamando estúpidas a las ideas

de una chica no es el camino a su corazón.

—No estoy esperando por sus corazones.

Ugh. Nada como arrollar el intestino de uno.

—Así que, se trata de conectar, entonces es eso. —¿Ven? Estaba muy contenta de no haberle

permitido agarrar mi culo.

Él negó con la cabeza.

—Esto trata de diversión.

—Sí, cómo sea. —Fruncí el ceño a mis notas—. ¿Sólo comida en la cocina?

—Nop. Comida en todas partes. A la gente le gusta comer.

Supuse que la comida no podía lastimar.

—Y juegos —dijo.

—¿Qué, como girar la botella?

Él levantó la ceja.

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—Mis amigos no necesitan girar la botella como razón para besar a una chica.

Sí, supongo que lo sabía. Tuve que besarlo mentalmente. ¿Quién me puede culpar?

—Estaba pensando en estudiar juegos. ¡Como Jeopardy!3 O algo así. La gente elige peguntas

del libro y pregunta al otro equipo. El ganador recibe un premio —leyó de sus notas.

Sonaba muy interesante, en realidad. Deslicé mi silla más cerca de él.

—¿Qué tipo de premio?

Se encogió de hombros.

—No lo sé.

—¿Qué hay de la satisfacción de aprender cosas nuevas? —Me dio una mirada y yo quise

patearlo por debajo de la pesa—. Bien. Vamos a pensar en un premio —murmuré.

Justo en ese momento, la madre de Blue entró en el comedor con un teléfono.

—Frances. Teléfono

—¿De nuevo? —preguntó Theo.

Rodé mis ojos y tomé el teléfono.

—¿Sí?

—Sólo comprobaba —dijo mi madre.

—Aún estoy aquí

—Bien. La madre de Blue dijo que estabas estudiando con Theo.

3Jeopardy: Es un concurso de televisión estadounidense con preguntas sobre historia, literatura, arte, cultura

popular, ciencia, deportes, geografía, juegos de palabras, y otras temas.

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¡El Grupo de Estudio! ¿Y qué si la madre de Blue había mencionado que estábamos

estudiando en el Grupo de Estudio? Estaba tan hundida.

Ah, la vida de una mentirosa. ¡Era horrible!

—Sí, él me está ayudando con matemáticas.

—Bien. Volveré a llamar más tarde.

Colgué el teléfono y le señalé sombríamente a él. Antes del episodio del viernes por la

noche, mi madre me había prohibido ir a cualquier parte a excepción de la escuela y la casa

de mis amigas. Me di cuenta de que no estaba muy segura de que había estado en la casa de

Blue el viernes por la noche, pero afortunadamente sus padres estuvieron fuera por lo que

ellos no habían sido capaces de confirmar o negar mi historia. ¿La solución? Le tuve que decir

dónde había ido, y ella quiso llamar a intervalos aleatorios para asegurarse de que estaba

realmente allí y trabajando.

No estaba tan mal, teniendo en cuenta cuáles fueron las repercusiones que podrían haberse

dado en la noche del viernes. Especialmente desde que el Grupo de Estudio estaba en casa

de Allie, por lo que aún podría ir allí.

Pero ya era malo y extraño estar viviendo una mentira a mis padres. ¡Esta no soy yo! Ellos

pensaban que era su culpa. Que me habían llevado a esto por ser irrazonables, ¿bien? Quiero

decir, he sido responsable y me merezco un poco de holgura.

—¿Todo bien en tu lugar? —preguntó Theo.

—Sí. —De cierta forma lo miré—. Gracias por rescatarme el viernes por la noche. Ayudó que

hablaras con mi madre.

Él se encogió de hombros.

—Entonces, ¿cuándo será nuestra verdadera cita?

OMD. Él no lo había olvidado. Sentí el calor de mis mejillas y miré a mi cuaderno.

—Estoy semi-castigada.

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—¿Y qué? No te detuvo la última vez.

Miré hacia arriba.

—¡Hey! ¡No soy una pervertida total! Hay límites. ¿Quieres una cita conmigo? Bueno, será en

mis condiciones.

Él sonrió, consiguiendo que la mirada divertida en sus ojos le hiciera parecer todo suave.

Como si yo le gustara. Quiero decir, le gustara. Lástima que sólo parecía conseguir la mirada

cuando le gritaba algo.

—Lo que tú quieras —dijo.

—Una cita de estudios.

Él parpadeó.

—¿Todavía estás con eso? ¿Es una broma?

—Nop. Cita de estudio. Eso es lo que hago por diversión.

—¿Qué tal una película?

—Está bien. George Moon quería estudiar conmigo. Voy a estudiar con él.

Rodó sus ojos.

—Está bien, voy a estudiar contigo

Oh... no me esperaba que estuviera de acuerdo en realidad. ¿El grande, malo Theo tomando

a una chica en una cita de estudio? Tuve que agachar la cabeza para ocultar mi sonrisa. Él iba

a volverme loca, ¿no? ¿Cómo podía seguir jugando? Difícil de conseguir si seguía siendo

amable, ¿cuándo lo hacía?

—Entonces, ¿cuándo es la cita? —preguntó.

—El Grupo de Estudio es mañana por la noche —le dije mientras sacaba mi libreta y

comenzaba a anotar las notas a partir de nuestra discusión.

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—Sí.

—¿Por qué no lo hacemos el martes? De esta forma si lo fastidias en el Grupo de Estudio y te

odio, me puedo inventar una excusa y cancelarla. —En realidad, no era como si estuviera

jugando duro para conseguirlo. Me era difícil de conseguir.

No quería desearlo. No quería gustarle. E iba a decir la forma en que lo vio.

—El martes será. —Él levantó una ceja—. ¿Dónde?

—¿Dónde estudiar?

—Uh huh. —Tenía una mirada sugerente en el rostro.

Él parpadeó.

—¿Tu casa? Pero no hay privacidad.

—Es una cita de estudio, Theo. No una oportunidad para conectar. —Simplemente decir

esas palabras, hicieron temblar mi estómago. Me acordé de cómo se sintió cuando me besó,

tener sus manos en mis caderas. ¿Qué me había hecho? ¿Me convirtió en una enloquecida de

la lujuria, mentirosa, una criminal engañosa?

Era una especie de diversión.

—Frances.

Me di la vuelta para encontrar de pie a Blue y Allie en la puerta, luciendo curiosas.

—¿Qué?

—¿Cómo pudiste haber salido con George el viernes, y no nos lo dijiste? Pensamos que te

quedaste castigada y, ¿aún así fuiste?

No me atrevía a mirar a Theo.

—¿Qué?

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—Mi madre dijo que tu madre llamó y dijo que tú dejaste tu casa con algún chico y que le

dijo que era Theo y que había conducido hasta aquí. Te cubrí, pero estamos totalmente

ofendidas de que no nos lo hayas dicho. ¿Cómo pudiste hacer eso?

—¿Lo has besado? —preguntó Allie.

—¿A quién? —¿Theo? ¿Ella lo sabía?

—George, por supuesto. ¿Lo besaste?

Theo tosió y sentí el pánico surgiendo de mí.

—No besé a George.

Tuve que decirles. No podía seguir con las mentiras. Me estaba matando, y me estaba

convirtiendo en una mala persona.

Pero entonces pensé en la reacción de ellas. Probablemente me bloquearan las escaleras y

ellas le dirían a Theo todo tipo de cosas horribles sobre mí para no poder pasar tiempo con

él. Bueno, olvídalo. Voy a hacer lo que quiera, y ellas no van a poder pararme. Entonces,

sonreí.

—Sí, tuve una cita con George. Fue divertido.

—Queremos detalles.

Justo en ese momento, antes de que diera otra excusa y así expandir más mi entera lista de

mentiras a mis amigos sobre una cita falsa, el padre de Blue entró al comedor y nos ordenó

poner la mesa.

Salvada por los padres.

Siete y cinco de la noche del lunes. Una vez más, no había nadie a tiempo para el Grupo de

Estudios.

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Pero esta vez, mientras me sentaba en el sofá de la sala de espera, ya no era preocupante.

Theo estaría allí con sus amigos. Sabía que estaría. Era después de su llegada lo que me

preocupaba. ¿Qué pasaría? ¿Y si volvía al viejo Theo que era antes delante de sus amigos?

Entonces él estaría perdido. No habría ninguna cita de estudio por la noche al otro día, no

importa lo buen besador que fuera.

El timbre sonó, y no me moví. Dejé que otra persona abriera la puerta. Yo no iba a actuar

como si hubiese estado esperándole.

Allie me lanzó una mirada de curiosidad, se levantó del sofá y abrió la puerta.

Era George.

—George —dijo Allie en voz alta—. Qué bueno que hayas venido.

Me senté. Me había olvidado de George. Me sonrió y se sentó a mi lado en el sofá.

—Así que, ¿qué película fueron a ver el viernes? —preguntó Allie.

—Nosotros no fuimos —dijo George antes de que pudiera fingir un ataque de asfixia—. Sus

padres no la dejaron.

Sentí los ojos de Allie sobre mí, pero no la miré. Al menos Blue y Natalie no estarían allí esta

noche. Blue tenía un evento con Colin, y Natalie estaba enferma. Allie era la única que había

tenido que hacer frente por ahora.

—Así que, um, ¿estás listo para estudiar? —dije, dándole golpecitos en el hombro a George.

No había necesidad de exponerlo a él también a mis mentiras.

—Por supuesto —dijo George y se giró hacia mí—. Ya que no puedes salir, ¿por qué no voy a

tu casa y estudiamos? Mañana a la noche o algo así.

Sentí una presencia en la habitación y mire a ver quién era. Theo estaba de pie en la puerta, y

él estaba mirando a George. Y me refiero a mirándolo. De repente me di cuenta del por qué

Theo era tan bueno en el campo de fútbol americano. Estaba de pie en la puerta con la

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expresión rebelde en su rostro, estaba bastante convencida de que él sería capaz de acabar

con cualquiera que se interpusiera en su camino.

—Entonces… —continuó George, inconsciente de la hostilidad que Theo le estaba

dirigiendo—. Podría ir alrededor de las siete o algo así. ¿Eso funcionaría? ¿Podríamos estudiar

antes de las nueve?

No podía quitar mis ojos de la cara de Theo, y él se giró para mirarme.

—¿Francés? —George tocó mi brazo—. ¿Entonces? ¿Es una cita?

—Sí —dijo Allie—. ¿Es una cita?

Theo se quedó allí, mirándome.

Eso sería el golpe final, para aceptar la invitación de George en vez de la de Theo.

Probablemente había que asegurar la atención de Theo al menos durante una semana.

Especialmente desde que Theo y yo teníamos una cita para mañana por la noche.

—¿Frances?

Miré a George, con su rostro honesto, y sabía que nunca me pediría salir a escondidas de mi

casa o meterme en problemas con mis padres. Él nunca agarraría mi culo ni nada. Era el tipo

de chico para mí. Si tuviera cualquier tipo de cerebro en la cabeza, hubiese aceptado esa

invitación y dejaría a Theo donde estaba.

—George...

—¿Si?

Theo me miró devuelta, y vi una flexión del tendón en su cuello mientras estaba parado allí,

y mi corazón se ablandó. La pequeña contracción me dijo que estaba preocupado, de que no

estaba seguro de sí mismo como pretendía estarlo conmigo. Me recordó que debajo de toda

su dureza, Theo era el que yo conocía realmente bien, incluso si nadie más podía verlo.

—Lo siento, George. No puedo. Mañana no.

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Theo no dijo nada. Sólo dio la vuelta y salió de la habitación.

¿Qué? ¿No se suponía que tendría que darme alguna sonrisa especial porque lo elegí a él en

vez de a George? ¿O algún gesto, un guiño o algo así?

Típico de Theo.

Suspiré. Segura de que tomé la decisión incorrecta después de todo. Tal vez debería haber

elegido a George. No siempre lo sé todo. Sólo sabía que estaba cansada de jugar a los juegos

de Theo. Quería simplemente ser yo misma, y no tener que tratar de ser más astuta que él

nunca más. Así que, en vez de seguir a Theo que salió de la habitación para otro

enfrentamiento, simplemente abrí mi libro de texto y dije:

—Vamos a estudiar, George.

Algunos chicos entraron en la habitación y se sentaron y sacaron los libros de historia.

Había música tenue que salía de la sala de estar, y oí varias risas proviniendo de la cocina.

—¿Me disculpas un segundo, George?

Él asintió con la cabeza, un poco desanimado. Bien, Frances. Apunto de herir sus

sentimientos.

Sonreí.

—Tal vez nos podamos juntar más tarde en la semana.

Él sonrió y asintió con la cabeza, mirándome mucho más alegre.

—Está bien.

—Está bien —dije. Dejé a George, y me dirigí hacia la cocina. Muchos chicos estaban

armando ese juego como Jeopardy! que Theo me había explicado, cada vez que alguien daba

una respuesta errónea, tenían que hacer algo tonto que el otro grupo dijera.

Crujía un huevo sobre su propia cabeza fue lo único que pude ver.

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Casi digo algo cuando vi que la comida no estaba en la nevera, pero me contuve. Estaban

estudiando, ¿no? Déjalo ir, Frances.

Impresionada por mi autocontrol, caminé a través de la cocina a la sala de estar. La música

estaba encendida, Nerf estaba arriba, algunos chicos bailaban. Sin embargo, los disparos de

los chicos hacia la canasta estaban interrogando a los demás, y sólo cuando tuviesen una

respuesta correcta podrían tirar hacia una cesta.

Y había un gran debate en la mesa de café sobre algo que sonaba bastante jugoso, pero eran

acontecimientos de ahora, por lo que también era bueno.

Entonces miré a la pista de baile. Un par de chicos estaban bailando, y no parecía mucho que

estuvieran estudiando. Al menos que fuera educación sexual.

Theo estaba apoyado contra la pared del otro lado de la pista de baile, con los brazos

cruzados sobre el pecho, parecía estar de buen humor. Me di cuenta cuando me vio. Sus

cejas estaban levantadas, e hizo un gesto con la barbilla, parecía estar estudiando a la gente.

Asentí con la cabeza.

Dejó de apoyarse en la pared, y comenzó a caminar hacia mí.

Mi corazón empezó a latir más rápido, y mi estómago se hizo un nudo.

Hasta que una chica fue directo hacia él y lo rodeó con sus brazos alrededor de su cintura,

para poder bailar con él. Theo sonrió, y justo cuando yo estaba por salir de allí y golpearla

con un diccionario, él quitó los brazos de ella sobre él, y la dejó en el sofá.

Y luego siguió caminando hacia mí.

Bueno, ahora estoy contenta de haber rechazado a George.

Se detuvo delante de mí tan cerca que casi podía sentir el calor de su cuerpo.

—Así que...

Levanté mi vista hacia él.

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—Parece que todo va bien.

—¿No muy divertido?

—Es más divertido de lo que yo pensé que iba a ser, pero parece que está funcionando.

Él sonrió.

Y yo le devolví la sonrisa.

—Ven aquí. —Él tomó mi muñeca y me llevó hacia la cocina, donde se detuvo en un pequeño

pasillo de las habitaciones. Desde donde estábamos, nadie podía vernos desde alguna

habitación. Era como si estuviéramos solos.

Él puso su mano sobre mis hombros y me empujó para que quedara mi espalda contra la

pared, en una esquina. ¿Iba a darme un beso? ¿Otra vez? ¿Con toda esta gente alrededor

nuestro?

No, no se lo permitiría. No quería que me besara. No aquí, delante de todos. No con George,

el chico que se suponía que quería, en la otra habitación. No tan pronto del primer beso, o

podría caer en su lista de conquistas abandonadas demasiado pronto.

Y entonces me cansé de todo el ruido que había en mi cabeza. Cansada de esforzarme en

pensar tanto. Solamente quería seguir mi corazón. Entonces, puse mis manos sobre su

cintura, me puse de puntillas y lo besé.

Se quedó inmóvil, y yo me congelé. ¿Yo hice eso?

—Lo siento, yo…

Theo no me dejó decir una palabra más, me volvió a besar al instante, sus manos en la parte

baja de mi espalda.

El beso fue increíble, todo tan mágico como en el club de baile, y no iba a pretender que no

me había gustado el beso. Lo besé devuelta con todo lo que tenía. Fue el momento más

perfecto, un beso en medio de la sala de estudio. ¿Podría ser eso más romántico?

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—¿Qué están haciendo, chicos? —dijo Allie con voz sorprendida, me eché hacia atrás para

volver al presente.

Empujé a Theo lejos de mí y se dio la vuelta. Allie estaba de pie en la puerta, con la boca

abierta en shock.

—Allie, puedo explicarlo…. —dije.

Ella se recuperó instantáneamente.

—Oh, no, Frances, no necesitas explicarlo. Él sí. —Ella lo empujó alejándolo de mí—. ¿Estás

loco, Theo?

Theo no parecía muy tímido o avergonzado. De hecho parecía bastante complacido de haber

sido sorprendido besándome, lo cual me hizo sonreír. Me gustaba que no estuviera

avergonzado de que ella lo supiera. De hecho, me gustaba mucho.

—¡Eh, Allie! —dijo animadamente—. ¿Qué hay de nuevo?

—¡No puedes besar a Frances!

Su sonrisa se amplió.

—Ella me besó.

Le lancé una mirada amotinadora a Theo, quien lucía totalmente entretenido. ¿Hola? ¿No

debería ser él quien recibiera la regañina?

—Yo no te besé. —Pero eso era una completa mentira, y Allie lo sabía claramente.

—¿Tú lo besaste? —Allie sonaba débil—. Pero es Theo.

—¿Qué hay de malo conmigo? —Theo sonaba un poco ofendido.

—Tú eres un idiota —explico Allie—. Frances necesita a un chico bueno.

Theo frunció el ceño. Bien. Deja que se sienta mal.

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—¿Por qué todo el mundo me sigue llamando idiota?

—Porque eres uno —dijo Allie—. Frances, ¿qué estabas pensando? ¿Qué hay de George?

Theo cruzó los brazos sobre su pecho y me miró.

—Sí, ¿qué hay de George?

—Él es más de mi tipo —dije.

Theo resopló y Allie asintió.

—Sí, lo es —dijo ella. Luego abrió sus ojos ampliamente—. Fue con Theo con el que saliste el

viernes por la noche, ¿verdad?

—Tal vez.

Allie se dio la vuelta, sus manos en sus caderas mientras daba a Theo otra mirada.

—¡Theo! ¿Qué le estás haciendo? ¿La estás corrompiendo?

—Ella es bastante corruptible —dijo Theo, encogiéndose apenas cuando toqué con mi dedo

del pie su espinilla—. ¿Realmente crees que podría obligarla a hacer algo que ella no quisiera?

Temo por mi vida cuando estoy con ella.

¿No era esa la cosa más dulce del mundo? Un chico tan rudo como Theo me respetaba. Le

sonreí, y él me devolvió la sonrisa.

—Tú vienes conmigo. —Allie agarró mi brazo y señaló a Theo—. Mantente alejado de ella.

—No prometo nada —dijo Theo, sonriéndome de forma especial hasta que desaparecimos

de la vista.

Allie me arrastró por la sala de estar hasta arriba en su habitación, dando un portazo detrás

nuestro.

—¿Qué estás haciendo?

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Yo sólo sonreí, aun pensando en lo adorable que él había sido cuando dijo que me temía.

¡Poder femenino!

—Romperá tu corazón, Frances. ¿No nos has estado escuchando? ¿Has tenido tu cabeza bajo

un banco de nieve, sin darte cuenta de la serie de chicas que Theo ha dejado atrás? Tú eres

demasiado buena para él.

Sonreí a Allie.

—Él es un estupendo besador.

—¡Por supuesto que lo es! ¡Él ha besado como a mil chicas!

Bueno, cuando lo pones de esa manera, no sonaba muy bien. Mi sonrisa se volvió un poco

más pequeña.

Allie se sentó a mi lado en la cama y suspiró.

—Frances, él no estudia. No trata bien a las chicas. No es bueno para ti.

Existía una clara posibilidad de eso. Sin embargo, también existía la posibilidad de que tal vez

él fuera exactamente apropiado para mí, o que yo era exactamente apropiada para él.

—Él vendrá a mi casa mañana para estudiar, ¿correcto?

—¿Y qué?

—Así que, mi familia entera estará entrando y saliendo de la habitación. No hay forma de que

tenga una oportunidad para besarme. Realmente será para estudiar.

—¿Y?

—Entonces, me va a llevar a una cita para estudiar, Allie. Eso no es algo que Theo haría si

estuviese planeando deshacerse de mí mañana. —¿O lo era? Oh Dios, esperaba que no. Ya

estaba empezando a confiar en él definitivamente, tal vez demasiado—. Tal vez existe una

parte de él que no has visto nunca.

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Ella arqueó una ceja.

—¿De verdad te gusta él, no es así?

Suspiré y recogí una bufanda rosada brillante del extremo de su cama. Nunca había

sostenido siquiera algo tan femenino y bonito en mis manos, y menos aún usarlo.

—Algunas veces.

—¿Y las otras veces?

Lo envolví alrededor de mi cuello. La tela se sentía tan suave y lujosa alrededor de mi cuello.

—Creo que puede ser un poco idiota. Pero cuando se lo digo, se comporta bastante bien.

Allie me estudió, luego me alcanzó y ayudó a acomodarme la bufanda.

—Dijo que te temía.

—Claro que lo hace. Creo que soy la única chica de las que ha conocido que no quiere subir

al asiento trasero de un auto con él. —O por lo menos, todavía no. Ahora que lo había

pensado, la idea me sedujo. Sonreí—. Él me está convirtiendo en una pervertida.

Ella se detuvo.

—¿Y eso es bueno?

Pensé por un momento y luego asentí.

—Me hace reír y me divierte.

Allie frunció sus labios.

—Tú tienes una tendencia a ser un poco muy seria.

—Tú lo has dicho.

—Aja.

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Nos sentamos allí por unos minutos y luego Allie asintió.

—Entonces, está bien. Siempre y cuando prometas mantenerlo alejado de ti y no subas a

ningún asiento trasero, esto podría estar bien. —Ella puso su brazo alrededor de mi

hombro—. Me encantaría verte feliz, Frances. Todas nos preocupamos por ti y por lo duro

que siempre trabajas.

Sonreí.

—Ni siquiera sé si esto irá a algún lado.

Ella me miró pensativamente.

—¿Y tú estás de acuerdo con eso?

—Claro. ¿Por qué no? No es como si él me gustara siquiera la mitad del tiempo. —Eso era

parte de la diversión—. Me temo que ya ni siquiera quiero salir con George.

Allie me guiñó.

—Yo tampoco querría.

Sonreí, aliviada de que ella ya no estaba tratando de empujarlo hacia mí.

—Así que, em, ¿crees que deberíamos decírselo a Blue y a Natalie?

Su sonrisa desapareció.

—Blue se alterará.

—Como tú lo hiciste.

—Tal vez deberíamos esperar hasta que veamos si hay algo merecedor de alterarla.

Uf. Estaba aliviada al escuchar eso. Por alguna razón, todavía no estaba preparada para

compartir a Theo con todos. Era muy tentativo y muy frágil, y no estaba segura si iba a

sobrevivir a un montón de interferencia externa.

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—Suena bien.

—Pero no me gusta mentirle a ellas.

Suspiré.

—A mí tampoco. —Ese era el problema con mi vida en este momento. Estaba llena de

decepción. Mintiendo a mis padres acerca del Grupo de Estudio, acerca de Theo,

escapándome en las noches, entrando a un club por la puerta trasera. Todo era divertido y

emocionante, y al mismo tiempo me hacía sentir terrible.

Algo iba a tener que hacer. No podría seguir con esto.

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1100

Traducido por Jamieee, fioredta & lavii

Corregido por Juli_Arg

ue en la cena del martes cuando finalmente le dije a mi madre que Theo iba a

venir. Tenía menos de una hora hasta que él se presentara, pero no podía

posponerlo más.

Mamá bajó su tenedor y me miró.

—¿Theo viene a estudiar?

—Sí. —Oh, oh. No lucia muy feliz. ¿Qué pasa si decía que no? ¿Pero cómo podía negarse a

que yo estudiara en mi propia casa?

Mamá se limpió la boca cuidadosamente con su servilleta, sus movimientos tal vez muy

precisos y cuidadosos.

—¿No es él de ultimo año?

Eso no había sido una pregunta casual, ¿cierto? Bien, tal vez invitar a un chico de último año

a mi casa a estudiar era un poco diferente a invitar a Allie. Pero no iba a dejarle saber eso.

Tenía que convencerla de que era puramente académico. Así que me encogí de hombros

con la mayor calma que pude y tomé un bocado de mi estofado de pollo.

—Sí.

—¿Va a otra escuela?

F

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Oh, ya empezaba a ponerme nerviosa. Mamá se estaba inclinando hacia mí, mirándome

cuidadosamente. Le di una mirada a Dawn, que estaba a mi lado. El resto de mis hermanos

hablaban uno con el otro, así que nadie nos prestaba atención. Mamá debía estar tan

ocupada con todo el caos que no debería tener tiempo de siquiera analizar la situación, de

hecho. Claramente, yo estaba en su radar ahora.

—Sí, él va a la Mapelville High, con Blue y Natalie. —Le recordé que sólo gente de la buena

iba a la Mapleville High.

Ella agarró una taza que se estaba cayendo sin siquiera dejar de mirarme.

—Entonces, ¿qué tarea podríais tener en común los dos?

Oh, buena pregunta. No estaba preparada para ella.

—Y ni se te ocurra decirme que es tu tutor. —Ella le tendió media banana a una de las

gemelas—. Tienes excelentes notas.

Mi mente estaba completamente en blanco.

Ella estaba teniendo un impulso ahora, y yo estaba totalmente sin palabras. Supongo que

para ser una buena mentirosa debía practicar, porque yo estaba mintiendo en grande.

—Y que divertida coincidencia que fuera Theo quien te recogió el viernes, y te dejó.

Sentía que me ahogaba. No había buenas respuestas ahora. Claramente no había esperado

quedarme frita. Realmente pensaba que ella estaría distraída, y muy feliz de tenerme

estudiando en casa.

—Y que los padres de Blue no estuvieran en su casa para confirmar que tu estuvieras allá —

continúo.

¿Por qué no podían mis hermanas tener una crisis ahora? ¿Dónde estaban las lágrimas?

¡Ayuda!

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—Y cuando llamé a casa de Blue el domingo, estabas estudiando con Theo, según la madre

de Blue. No con las chicas, con Theo. —Mamá puso sus brazos en su pecho y me miró—.

¿Entonces?

Solté la primera cosa que se me paso por la cabeza.

—Yo soy su tutora.

Mamá entrecerró sus ojos.

—¿De verdad? —¿Podía haber más escepticismo en esa frase?

—Sí, él es atleta y necesita tener notas altas para estar en el equipo, pero está muy

avergonzado. No hace ningún bien a su reputación. —No podía creerlo, ¿mintiendo otra vez?

¿En qué me estaba convirtiendo?—. Es en inglés donde va mal. Blue me pidió que le ayudara.

De esa manera nadie de su escuela se enteraría.

Ella simplemente siguió mirándome.

Me crucé con su mirada, pero por dentro estaba desmoronándome. Me dolía el estómago y

sentía que todo caía a mí alrededor.

—Sería bueno poner en la aplicación a la universidad que soy tutora.

—¿Me estás mintiendo?

—No. —No podía aguantarlo más, tenía que decirle la verdad.

Ella me miró de nuevo.

—Está bien.

¿Está bien?

—Puede venir.

Sonreí.

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—Pero estaré mirando.

Dejé de sonreír. ¿Eso significaba que Theo iba tener que consentir en que yo era su maestra

esta noche? No había manera de que él le hiciera eso a su reputación. Estaba hundida.

—Así que tu madre piensa que soy un terrible estudiante, tanto que cree que necesito tutoría

de alguien menor que yo. —Theo no parecía muy feliz después de que le dijera la historia.

Estábamos en mi cocina, con ambas puertas abiertas al resto de la casa—. ¿Te creyó?

—¿Qué otra opción tenía? Ella sabe que pasa algo entre nosotros dos. —Puse mi bolso a mi

lado y lo abrí.

Theo me miró, pero no hizo ningún esfuerzo en abrir su bolsa.

—¿Pero tenías que decirle que soy estúpido?

Pensé en su pregunta. Yo estaría molesta, si alguien pensara que soy estúpida. Pero este era

Theo. Ser atractivo y buen jugador de fútbol americano era más importante.

—¿De verdad te parece tan importante? Digo, ni siquiera estudias.

Theo me entrecerró los ojos.

—¿Cómo sabes que no estudio?

Pestañeé, sorprendida por la pregunta. ¿Era él un nerd oculto?

—¿Estudias?

—No.

Suspiré. Tanto por haber querido que él hubiese sido un George Moon secreto bajo esos

músculos y ese cabello.

—Entonces, ¿por qué te molestas?

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—Mis notas están bien. No necesito un tutor.

—¿Bien? ¿Sólo bien? —Pensé en el auto que él mismo había reconstruido, y el hecho de que

sus notas estuvieran bien sin ningún esfuerzo—. Theo, piensa en lo increíble que serían tus

notas si estudiaras al menos un poco.

Theo pasó sus dedos por la mesa con sus ojos azules mirándome.

—Tú de verdad te tomas los estudios en serio, ¿verdad?

Puse cuatro libros en la mesa.

—Sí.

Él le hizo un gesto a mis libros.

—De verdad me invitaste aquí a estudiar.

—Por supuesto que sí. —Y mi sonrisa se fue. Él no había venido aquí sólo a estudiar. Él vino

pensando realmente que nos iríamos a mi habitación. Entonces él no iba a hacer de esto un

sacrificio, porque de verdad le gusto, y quería estar conmigo aunque no fuera romántico.

Estaba aquí porque pensó que iba a conseguir acción.

La decepción me invadió y me giré, mordiendo mi labio mientras buscaba un lápiz.

—No te tienes que quedar, si no quieres —mascullé—. Eres libre de irte si no estás de humor

para estudiar.

Pero él no se rindió. No aún.

—¿Dónde está la chica que estaba bailando el viernes?

—La estás viendo. —Sentí un pequeño nudo en la boca de mi estómago. ¿Era aquí cuando

terminaba? ¿Descubrió como era realmente y decidió que era muy aburrida?—. Pero así es

como soy la mayor parte del tiempo. —Encontré mi lápiz y lo miré—. Esta soy yo, Theo.

—Huh.

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—¿De verdad soy tan patética? —Lo miré mientras balbuceaba la pregunta. No importaba lo

que él pensara. Así es como era y no podía cambiarlo. No necesitaba su aprobación.

Él miró hacia la puerta abierta, entonces se inclinó y puso su mano sobre la mía.

—No, no eres patética —susurró—. Simplemente eres diferente. —Y me besó rápidamente.

Sonreí. Bien, le creía. Esto podría funcionar.

Tres semanas después, estábamos sentados en la mesa de mi cocina. Ya era la sexta vez que

estudiábamos en casa, y mi madre realmente me estaba creyendo. Theo había comenzado a

traer trabajo del colegio consigo y parecía estar tomándose el estudio seriamente.

Era viernes por la noche, y estaba aquí conmigo. No de fiesta. No fuera causando problemas.

Estaba conmigo, en mi casa, estudiando. Una señal, ¿no creen?

Además, el grupo de estudio estaba yendo realmente bien. Las notas de los chicos habían

subido notablemente, y Theo ni siquiera necesitó patrullar para mantener las cosas bajo

control. Estaba funcionando.

Todo estaba más que bien.

Mi madre apareció en la puerta de la cocina.

—Nos vamos por un helado. ¿Quieren venir?

¿Todos ellos estaban yendo? ¿Tendríamos, entonces, la casa sola para nosotros? Intenté

esconder mi sonrisa.

—No, gracias. Seguiremos trabajando.

Theo y yo nunca habíamos estado solos. Únicamente nos veíamos en el grupo de estudio, en

la casa de Blue o en mi casa, dado que estaba semi-castigada y no podía ir a ningún otro

lugar. Sí, bueno, él se aseguraba de robarme algún que otro beso aquí y allá, pero con todas

esas personas entrando y saliendo de las habitaciones, no había habido ninguna clase de

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privacidad. Honestamente, al principio, eso había estado bien conmigo. Tenía miedo de que

si me volvía demasiado accesible, Theo se aburriría de mí y me botaría.

Sin embargo, ya había pasado demasiado tiempo, y llevábamos juntos lo suficiente, por lo

que ya no estaba preocupada. Simplemente pensaba que él era maravilloso, y esperaba sus

besos con muchas ansias. ¿Y ahora íbamos a estar solos por una hora? Oh, chico. Estaba

mentalizada.

—Bien, entonces —dijo mi madre—. Estaremos de vuelta dentro de una hora, más o menos.

—Adiós.

Theo me estaba observando fijamente, y yo intentaba no devolverle la mirada, segura de que

mi madre habría podido leer mi expresión.

Ninguno de los dos se movió hasta que la puerta del frente se cerró. Escuchamos cómo

encendían el auto, cómo arrancaba y nos sentamos así como por un minuto.

Entonces Theo puso una sonrisa diabólica en su cara y mi corazón comenzó a correr.

—¿Te he dicho lo guapa que estás esta noche?

Sonreí, y me recosté en mi silla.

—No —me burlé—, no lo has hecho.

—Bien, estás súper guapa. —Empujó su silla lejos de la mesa, se paró y caminó hacia mí.

Me tendió la mano.

—¿Quieres bailar?

Como que tuve que pensar la respuesta por un minuto. ¡Por supuesto! Pero estaba

divirtiéndome a lo grande burlándome de él.

—No hay música.

Sonrió.

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—No te preocupes, cariño. Soy un cantante excelente.

Cariño. Está bien, me estaba derritiendo. Le dejé ponerme de pie y resbalé mis manos

alrededor de su cuello. Fijó sus manos detrás de mi espalda y me empujó hacia él,

balanceándose suavemente mientras comenzaba a cantar por lo bajo. Era la misma canción

lenta que habíamos bailado en el club.

—¿Recuerdas la canción que bailamos?

—Por supuesto —me besó en la nariz, mientras continuaba tarareando—. ¿Cómo podría

olvidarme?

Ciertamente, ¿cómo? Y pensar que una vez lo llamé idiota. Era, seriamente, el chico más

dulce del mundo, y yo estaba totalmente cayendo por él.

—¿Te importa si te beso?

Sonreí.

—Quizás.

—Quizás, ¿huh? —Extendió sus manos por mi espalda, frotando en círculos. Noté que

mantenía sus manos lejos de mi trasero, lo que me hizo reír. Yo podía gustarle, pero aún me

tenía un poco de miedo.

Eso estaba bien.

Inclinó su cabeza, y lo encontré a mitad de camino. Estaba volviéndome un poco adicta a sus

besos.

—¡Frances! —El graznido de mi madre rompió mi felicidad.

Oh, no. Di un traspié hacia atrás, tropezándome con la silla. Por suerte, Theo me mantuvo

sobre mis pies.

Desafortunadamente, eso también significó que yo terminara en sus brazos. En frente de mi

madre, que me miraba absolutamente horrorizada. Oh, Dios. Estaba tan atrapada.

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—Mamá…

—Señora Spinelli, puedo explicarlo —dijo Theo, moviéndose en frente mío. ¿Protegiéndome

de mi madre? Eso era tan dulce. Desgraciadamente, no iba a funcionar esta vez. Él iba a

encontrarse en nuestro cubo de basura en aproximadamente dos minutos cuando mi padre

entrara, y yo iba a estar tan muerta.

—Tú. Fuera de mi casa. —Mi madre apuntó a Theo—. Ahora.

Él no se movió, lo que me derritió totalmente.

—No es la culpa de Frances.

—¡Fuera!

Él me miró y yo asentí. No había nada que pudiera hacer esta vez.

—Está bien.

—Me puedo quedar si quieres. —Él estaba ignorando las órdenes de mi madre totalmente

porque pensaba que lo necesitaba. Podía amar a este chico. Realmente.

—Estaré bien. —O estaría muerta. De cualquier forma, Theo no iba a poder salvarme.

Pasó su mano por mi cabello, un gesto totalmente dulce que anunciaba que era suya.

—Te llamaré.

—No, no lo harás. —Mamá agarró su brazo y lo arrastró hasta la puerta del frente. Theo me

dio una mirada consternada, pero cuando asentí, le permitió a mi madre empujarlo hacia

fuera.

Sin embargo, cuando ella cerró de golpe la puerta, apartándome de su apoyo, mi valentía

desapareció. ¿Yo sola contra mis padres? De repente, quería correr tras él y pedirle que

volviera.

Mi madre me enfrentó.

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—Tú. Siéntate. Iré a buscar a tu padre al auto.

Me senté.

Mamá se fue, murmurando algo sobre que nunca había estado tan feliz de haberse olvidado

la billetera.

Sí, yo tampoco.

Es broma.

Allie se sentó a mi lado en la cafetería, escuchando mi trágica historia. Ella era la única a la

que se lo podía decir. No tenía permitido ir a casa de mis amigas, ni siquiera hacer llamadas.

Pero mis padres no podían prohibirme ir al instituto.

—Entonces, ¿has hablado con Theo desde entonces? —me preguntó.

Negué con la cabeza.

—¿Cómo? Mis padres no me dejan hablar por teléfono.

—¿Y por qué no pruebas con un e-mail?

—Secuestraron mi módem. —Observé tristemente el pedazo de carne seca que se suponía

era una hamburguesa.

—Wow.

—Sí. —Clavé mi cuchara en el pudín de chocolate coagulado, pero aun así no se veía muy

apetecible.

—¿Qué hay de los computadores del instituto?

Oh, wow. Me removí en mi asiento.

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—No había pensado en eso. —Por fin iba a poder mandarle un e-mail a Theo después del

almuerzo.

—¿Y el Grupo de Estudio?

—Ha terminado. —¿Cómo podría manejarlo si estaba encerrada en mi casa?

Allie silbó.

—¡Qué lata!

—Sí. —Mi vida apestaba.

—Entonces, um, les conté todo a Blue y a Natalie —dijo.

Parpadeé, recordando que ellas no sabían nada sobre Theo y yo, aún si ya llevábamos

saliendo como por un mes.

—¿Me odian por haberles mentido?

Allie se rió.

—Por supuesto que no, tonta. Ellas te aman.

La miré, deseando desesperadamente que estuviera diciendo la verdad. Extrañaba tanto a

mis amigas. Necesitaba que estuvieran bien conmigo.

—¿De verdad? ¿No están enfadadas porque les haya mentido?

—Demonios, no —dijo mientras tomaba una manzana. Tomó un gran bocado—. Están

enojadas porque no pueden saber los detalles sobre los besos.

Sonreí.

—¿En serio? ¿Estamos bien?

—Lo juro. Creo que quizás debas suplicar un poco, pero te perdonarán.

Uff, qué alivio.

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O no.

Quiero decir, sí, me sentía mejor sabiendo que todavía me amaban, pero, ¿cómo me ayudaba

eso a mí? No iba a ser capaz de verlas nunca más.

Al día siguiente después de volver de la escuela, tenía un e-mail de Theo en respuesta al mío.

¡Frances! Me alegro que me hayas enviado un e-mail. Te extraño. Saca la basura el viernes a las nueve. Nos encontraremos en tu patio trasero. —T

¡Yay!

Estaba tan emocionada que les envié un e-mail a Natalie y a Blue para decírselo. Esperaba

que Allie tuviera razón, que me hubieran perdonado, ¡porque las necesitaba en mi vida de

vuelta! Algunas cosas eran tan emocionantes que necesitaban ser compartidas.

Y luego, porque me sentía culpable, le envié un e-mail a George para hacerle saber que ya no

sería capaz de tener más citas con él. Y eso era absolutamente cierto, por cualquier número

de razones.

Un minuto después de las nueve.

Del viernes por la noche.

¿Estaba Theo en mi patio trasero?

—Así que, sacaré la basura. —Sostuve la bolsa que acababa de quitar del bote de plástico

debajo del fregadero—. Volveré en un segundo.

Mi madre me hizo un gesto ausente, en medio de alguna profunda discusión con mi padre.

Bien. Ella no notaría si estaba fuera por algunos minutos.

¡Iba a ver a Theo! Estaba tan emocionada.

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Abrí la puerta trasera y luego la cerré con firmeza.

—¿Theo? —susurré, pero no había ningún sonido.

¿Llegué temprano? Eso sería horrible, porque no podría estar en el patio trasero por una

hora esperándolo.

—¡Theo!

Nada.

La decepción corrió a través de mí. Debería haber esperado. Sabía que vendría, pero, ¿qué si

se retrasó y perdí la oportunidad porque sólo podía sacar la basura por poco tiempo? Ahora

malhumorada, suspiré mientras bajaba por las escaleras y fui hasta el cobertizo que

usábamos para proteger la basura de los mapaches. Acababa de tirar la basura dentro y

estaba cerrando la puerta cuando sentí una mano serpentear alrededor de mi cintura y tirar

de mí detrás del cobertizo.

Sonreí, no exactamente temiendo por mi vida.

Efectivamente, cuando estaba perfectamente escondida, giré para encontrarme a Theo de

pie allí.

—Hola.

Me besó.

¿He mencionado que realmente estaba descubriendo el placer de besar?

—Así que, ¿estás lista? —preguntó.

—¿Para qué? —¿De qué hablaba? ¿Por qué no podía seguir besándome hasta que tuviera que

entrar de nuevo?

—Bailar. —Me hizo girar en sus brazos y luego me levantó contra él.

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—Mmm, me gustaría. —Acurruqué mi rostro contra su pecho y me di cuenta que no tendría

muchos escrúpulos acerca de colarme en ese club de nuevo. ¿Me había convertido en una

desviada total o qué?

—En serio. Vamos. —Se separó de mí y tomó mi mano para guiarme a través del patio.

—¿Qué? —Liberé mi mano—. ¿Quieres que me escape otra vez?

—Claro. —Se detuvo y me miró confundido—. ¿De qué otra forma nos veremos?

—Theo. Ya estoy castigada. No puedo escaparme.

—¿Por qué no? ¿Qué más pueden hacerte?

—Ellos podrían no confiar en mí de nuevo.

—¿Y?

—¿Y? —Caminé hasta él y le pinché en su pecho—. Admito que me divierto contigo, pero ya

no puedo arrojar mi vida por la borda.

—¿Pasar el tiempo conmigo es arrojar tu vida por la borda? —Entrecerró sus ojos y se cruzó

de brazos—. Lindo.

—No, no eres tú el problema. —Dios. Los chicos podían ser tan sensibles—. Es el hecho de

que tengo que conseguir que mis padres confíen en mí otra vez. No quiero estar castigada

por el resto de mi vida. Tengo que reconstruir esa confianza.

—Sólo sigue ignorándolos y con el tiempo entenderán que no tienen control sobre tu vida.

Solté un bufido.

—Dicho por el chico que no se pierde ninguna cena familiar Waller. Tú eres puras palabras,

Theo. Nunca vas en contra de tus padres.

Él levantó una ceja.

—No necesito rebelarme. Mis padres me dejan hacer lo que quiero.

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Mi sonrisa desapareció cuando me di cuenta que realmente hablaba en serio acerca de

querer que me escapara.

—Bueno, tengo padres con los que tengo que lidiar, lo que significa no obligarlos hasta el

punto de esposarme al computador.

Él pasó una mano por su cabeza, luciendo frustrado.

—Así que, ¿no nos veremos?

—¡Theo! ¿Qué quieres que haga?

Él se encontró con mi mirada.

—Que pelees por mí, Frances.

¿Qué peleara por él? Pero él era Theo. No necesitaba a nadie para luchar por él. Todo el

mundo ya lo amaba.

—¿Mintiendo a mis padres una vez más? —negué—. De ninguna manera. Ya no haré más eso.

—Aunque estuviera castigada, había sido de alguna manera un alivio haber terminado con la

farsa. Mentir simplemente no era lo mío.

Sólo que había aún una gran mentira allí. El Grupo de Estudio. No es que nunca fuera a

decírselo a mis padres. Creían que mis citas con Theo era el único engaño, y lo superarían

tan pronto como trajera a casa algunas buenas notas. Pero si los ignoraba otra vez, estaría en

serios problemas, a largo plazo.

—Dame un par de semanas, y lo tendré resuelto.

—¿Un par de semanas?

—Sí.

Theo negó con la cabeza.

—Ven conmigo esta noche.

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Pisé fuerte.

—¡Deja de pedirme que haga eso! ¡No puedo!

—Oh, por favor, Frances. Creí que estabas empezando a animarte.

—Y yo creí que estabas empezando a respetarme por quién soy.

Él me miró.

Fruncí el ceño en respuesta.

—¿Así que no vienes esta noche? —preguntó.

—No. —¿Por qué no podía reconocer lo qué tenía que hacer?

—Bien.

—Bien.

Se dio la vuelta y se fue.

¿Se fue? ¿Así de fácil? ¿Sólo porque no destruiría todo mi futuro por salir con él? Lágrimas

ardían en mis ojos, por lo que me di vuelta y regresé a casa. No lloraría por él. Tan pronto

como dejara de estar castigada, iba a llamar a George Moon y tener una cita con alguien que

realmente entendía quién era yo.

Mientras tanto, aún tenía un artículo del Grupo de Estudio por escribir. Tal vez estaba

castigada, tal vez acababa de ser botada por el chico que creía que era mi novio, y tal vez

estaba encerrada en mi casa, pero todavía tenía un trabajo por hacer, y lo iba a hacer.

Dos semanas después, aún estaba castigada, a pesar de haber traído a casa tres A. Según mis

padres, el gran problema era la mentira. Me dijeron que tal vez, con el tiempo, se adaptarían

con la idea de mí saliendo con Theo (vaya, gracias por decírmelo ahora) siendo que era el

hermano de Blue y lo habían conocido desde hace tiempo. ¿Pero el hecho de que los había

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engañado acerca de la naturaleza de mi relación con él, incluyendo que había salido con él

ese viernes por la noche? Total traición a la confianza.

Dijeron que podría tomar años para reconstruir la confianza.

Genial.

Estaba sentada frente al computador en la biblioteca, leyendo mis e-mails de Blue y Natalie,

quienes me habían completamente perdonado, y planeábamos formas para secuestrar a mis

padres para que pudiera ver a mis amigas de vuelta. Y había incluso un e-mail de George,

quien parecía inmensamente aliviado de que la presión de salir había terminado, y era

mucho más feliz siendo simplemente compañeros de estudio.

Todo estaba bien.

Excepto que no había oído hablar de Theo desde esa noche en mi casa, y estaba discutiendo

con Allie si enviarle un e-mail, la misma discusión que habíamos estado teniendo por las

últimas dos semanas.

Allie estaba sentada junto a mí.

—Sabes, nosotras sí te advertimos que Theo era demasiado diferente a ti.

—Pero no es tan diferente. —Sí, tenía un lado salvaje, pero estudiaba, hizo que el Grupo de

Estudio funcionara, y me hizo reír. Me gustó que hiciera que me soltara. Claro, no quería ser

más divertida de como actualmente era, y ese era el problema. No era suficiente para él.

Suspiré.

—Blue me contó que no ha tenido ninguna cita en las últimas dos semanas.

Miré a Allie.

—¿En serio? —Abrí el último e-mail de Blue, y por supuesto, el mismo mensaje—. Guau.

—Uh-huh.

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—Eso es inusual en Theo.

—Eso es lo que nosotras pensamos.

Nosotras. Eso sería todas mis amigas excepto yo.

—Las extraño, chicas.

—Nosotras te extrañamos. —Allie estaba sentada al revés en su silla y apoyándose en ella—.

¿Has tratado de hablar con tus padres otra vez?

—Algo así. Cada vez que trato de hablar de eso, me hacen callar.

Una chica pasó junto a nosotras.

—Buen trabajo, Frances.

Miré hacia arriba.

—¿Qué?

Pero ya se había ido.

Miré a Allie.

—¿Qué fue todo eso?

Ella se encogió de hombros.

—Creo que deberías enviarle un e-mail a Theo.

—No. ¿Por qué lo haría? Él es el que está siendo un imbécil.

—Pero no está saliendo con nadie más. Se está quedando en casa cada noche, Frances. Eso

dice mucho. —Se encogió de hombros—. Apuesto a que sólo no sabe cómo disculparse, y

todo lo que necesita es una entrada. Dásela. No necesitas declararle tu amor. Sólo abrir la

puerta.

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Me mordí el labio. Quería, realmente lo quería. Pero, ¿y si estaban equivocadas? ¿Qué si ya no

estaba interesado en mí? No quería perder el poco orgullo que me quedaba enviándole un e-

mail y luego que no me respondiera.

Otra chica pasó y me dio unas palmadas en el hombro.

—Así se hace, Frances.

La seguí con la mirada.

—¿Qué está pasando?

Allie se giró para mirar a la chica también.

—¿Has hecho algo asombroso? ¿Incendiar el ala de ciencias o algo?

—No.

Nicole, una amiga de nuestra clase, vino corriendo hasta nosotras, agitando algo.

—Oh mi dios, Frances. ¡Eres una estrella!

Agarré su muñeca para que no pudiera irse.

—¿De qué estás hablando?

—¡Esto! —Puso un papel en mi mano—. Todos están hablando del Grupo de Estudio. Hay

una delegación del periódico escolar reuniéndose con las cabezas de ambas escuelas al final

de la semana para hablar acerca del programa de intercambio. ¡Eres una heroína! —Me

sonrió y luego miró su reloj—. Me debo ir. ¡Buen trabajo!

Se fue corriendo, dejándonos a Allie y a mí mirándonos la una a la otra.

Después de un momento, me quitó el periódico de mi mano y lo abrió.

Allí estaba mi artículo, cubriendo toda la primera página. Y mi nombre estaba justo debajo

del título.

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Frances Spinelli.

Oh, guau.

Allie se sentó allí y leyó todo el artículo en voz alta.

Incluyendo la editorial al final acerca de la propuesta del programa de intercambio y cómo

mi artículo era el primer paso.

Ella lo dejó y me sonrió.

Entonces ambas comenzamos a gritar al mismo tiempo, agarrándonos la una a la otra y

comenzamos a bailar alrededor de la biblioteca.

Incluso no nos callamos aunque la bibliotecaria nos hizo callar.

¡Lo había conseguido!

¡Cuán bueno era eso!

La euforia duró todo el día. Chicas me decían “buen trabajo” en todas las partes a donde iba,

e incluso algunos profesores me apartaban para mencionar en voz baja la calidad de mi

artículo.

¡Estaba adentro!

¡Esto era todo! Mis padres verían cuán responsable era y caerían a mis pies, suplicando

perdón por no haber confiado en mí. Y quizás los perdonaría. O no.

¿Y si Theo venía arrastrándose de vuelta, queriendo estar conmigo porque era famosa?

Olvídalo. Al menos que él preguntara muy, muy bien. E incluso entonces… Dios, quería que

me quisiera de vuelta. Pero no podía ser la chica que él quería que fuera. ¿Qué oportunidad

realmente teníamos?

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1111 Traducido por mel94_

Corregido por Akira

mergí por la puerta delantera de la derecha, el papel en mi mano.

—¡Mamá!

Era demasiado temprano para que papá estuviera en casa, pero mamá debería de

estar allí.

—En la cocina, Frances.

Corrí atravesando la casa y exploré en la cocina. Mamá y papá estaban sentados en la mesa.

—¡Papá! ¡Estás en casa! ¡Genial!

—Siéntate, Frances.

De repente noté sus rostros sombríos. OhDíosMío. ¿Había pasado algo?

—¿Qué pasa?

—Siéntate.

Me hundí en la silla.

—¿Qué pasa?

—Esto. —Papá señaló la mesa. Había una copia del periódico con mi artículo.

¿Qué? ¿Ellos estaban molestos por mi artículo? Los miré, confundida.

E

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—¿Mi artículo?

—¿Te importaría explicarme? —Papá cruzó sus brazos sobre su pecho y mamá me dio esa

mirada de que la había decepcionado totalmente.

Wow. Nada como quitarme mi entusiasmo. ¿Apestaban los padres o qué?

—Frances. Explica.

Bien.

—Debido a este artículo que escribí, hay una reunión de la delegación con la administración

de cada escuela para crear un intercambio entre Field School y North Valley. He sido

aclamada como un héroe todo el día. Su hija es una estrella.

Pensé que capté un atisbo de orgullo en la cara de mi papá, pero mi madre era cruel.

—¡Eso no es de lo que estamos hablando!

Suspiré.

—¿Cuál es el problema, entonces?

—Te prohibimos crear “El Grupo de Estudio”, pero según este artículo, ¿seguiste adelante y

lo hiciste? ¿Nos mentiste reiteradamente cada vez que te ibas?

Oh. Están molestos por eso. Supongo que olvidé ese pequeño detalle.

—Tienes razón.

—¿Así que lo admites? —Mi mamá sonaba tan triunfante que quería gritar.

¿Por qué no podía estar orgullosa de mí? ¿Qué más tenía que hacer para que se dieran cuenta

de que era lo suficientemente buena?

—Por supuesto que lo admito. Hice “El Grupo de Estudio” de todas maneras. Es tu culpa que

tuviera que mentir.

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—¿Mi culpa? —La voz de mamá estaba cargada con un mal presentimiento.

Eché un vistazo a mi papá. ¿Por qué no estaba diciendo nada? Normalmente él estaba de

acuerdo aquí con mi mamá, en el tema de la disciplina. Pero él estaba permitiéndole toda su

ira por sí misma.

—Sí, es tu culpa, mamá.

—¿Cómo?

Miré de vuelta a mi mamá.

—¿No lo entiendes? ¡Me estás volviendo loca!

—¿Qué? —Mamá se puso de pie y se inclinó sobre la mesa, mirándome con el rostro distante

como una mujer loca—. ¿Tienes alguna idea de lo que hemos pasado para darte

oportunidades que nosotros nunca tuvimos? ¡Y tú acabas de tirarlo a la basura!

—¿Lo qué has pasado? —salté—. Yo soy la única con una beca. Yo soy la única que obtiene

sólo A. ¿Qué estás haciendo?

—¡Cuidar de tus hermanos para que puedas hacer tu tarea!

—¡Tú eres mi mamá! ¡Ese es tu trabajo!

—¡Frances! —Papá se puso de pie—. Mira. Tu mamá trabaja más duro de lo que debería.

—¡Bueno, yo también! ¿Tienes alguna idea de lo duro que tengo que trabajar para conseguir

mis calificaciones? Tengo la reputación de ser una perdedora porque nunca hago nada.

Entonces, cuando realmente encuentro una actividad con otros chicos, que rellena mi

solicitud para la universidad así como me da la oportunidad de desarrollar mis habilidades

sociales, ¿tienes tan poca confianza en mí para no dejarme hacerlo? ¿No te has dado cuenta

de que mis notas no han bajado en absoluto, incluso a pesar de que estaba haciendo ‘El

Grupo de Estudio’ y saliendo con Theo? ¿No lo entiendes? Puedo hacerlo todo, y si te niegas

a confiar en mí o a darme un descanso, ¡vas a convertirme en uno de esos adictos a las

drogas con los pezones perforados que cayeron por la presión de sus padres!

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Whew.

Me dolía la garganta después de este episodio gritando. ¿Pezones perforados? ¿De dónde

había sacado eso? Pero me sentí bien. Realmente bien. Era hora de ponerme firme con mis

padres. Hablando de padres… miré a mamá y papá, quienes se estaban mirando el uno al

otro con los ojos muy abiertos y los labios apretados. ¿Qué era esa mirada? ¿Shock? ¿Horror?

¿Telepatía mental para tomar una camisa de fuerza y arrastrarme a alguna institución?

Un momento después, mamá se sentó.

Entonces mi papá se sentó también.

—Siéntate, Frances.

Me senté, y luego metí mis manos bajo mis muslos y esperé moviendo mis pies bajo la mesa.

—Tienen que confiar en mí.

—Mentiste —dijo mi mamá.

—Porque no confiarías en mí.

Mamá suspiró, y ya no parecía tan loca. Casi desinflada, con los hombros caídos y la boca

apretada.

—Queremos que tengas éxito.

—¡Y yo! Pero tengo que tener una vida, sabes. ¿Por qué no me dan libertad hasta que pruebe

que ya no puedo manejarlo? Si mis notas caen, entonces podrán sacarme. Pero siempre que

pueda mantener mis calificaciones donde están, ¿por qué no puedo tener mi vida también?

—Me recosté en mi silla—. Estaba muy emocionada con el éxito de mi historia. ¡Todo el

mundo me ha estado felicitando todo el día, incluso los profesores!

Mamá me miró.

—¿Incluso los profesores?

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—Sí, mamá. Incluso los profesores.

—Huh.

—Imagina lo que hará en mi solicitud para la universidad, seré capaz de decir que como

estudiante de primer año era la pieza clave en el cambio de la política de dos escuelas. —

Papá sonrió, e incluso mamá parecía pensativa—. Piensa en lo que podría lograr en los

próximos tres años si me das la oportunidad.

Mamá miraba a mi papá, quien asintió. ¡Vamos, Papá! Mamá me miró de vuelta.

—Frances, tienes razón. Podrás hacer el periódico el año que viene.

—¿De verdad? ¡Genial! Hay una reunión mañana por la noche. ¿Puedo ir?

Quería escuchar todos los comentarios sobre mi artículo. Mañana por la noche no sería una

perdedora sentada sola contra la pared. Mañana por la noche quería estar dentro. Y después

de eso, ir la próxima vez sería mucho más fácil. No había tenido el coraje de volver desde

aquella primera reunión, pero si pudiera ir como la superestrella, sería diferente. ¡Tenía que

tomar ventaja de ello!

—Por supuesto que puedes —dijo mi papá—. Vamos. Hazlo.

Sonreí.

—¿Y puedo ir a la casa de mis amigas de nuevo? —Vi a mi mamá vacilar y salté—. Tienes que

darme la oportunidad de probarme a mí misma. Odiaba mentirte, pero necesito a mis

amigas. Básate en mis calificaciones. Si bajan, podrás detenerme.

Papá asintió y mamá rodó sus ojos.

—Bien. Pero si esas calificaciones bajan…

—¡No lo harán! —Salté. Estaba yendo a la Casa de Blue a decírselo.

La casa de Blue.

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Que también era la casa de Theo.

Pensé en como Allie y Blue me habían dicho que Theo no había salido ni una sola vez desde

que habíamos tenido nuestra pelea. Pensé en como se había sentado en la mesa de mi

cocina durante tres semanas, porque esa era la única manera que podía verme. Pensé en

como había traído a veinte amigos al grupo de estudios y lo hizo funcionar para mí. Pensé en

la expresión de su rostro aquella noche en el patio trasero cuando me había acusado de no

luchar por él, y me di cuenta de que había estado en lo cierto.

No había peleado por nada en toda mi vida, hasta esos últimos cinco minutos. Mis padres

podrían pensar que Theo no era lo suficientemente estudioso o serio para mí, pero lo era.

Yo conocía al verdadero Theo, pero nunca había confiado totalmente en él, a pesar de todas

las cosas que había hecho para demostrarme que le importaba. Él merecía la pena luchar.

Así que me senté y apreté mis manos en mi regazo.

—¿Qué pasa con Theo?

—No. —Mi madre se echó hacia atrás en su silla—. Nada de salir hasta los dieciocho.

—Dieciocho —repitió mi papá.

Claramente no era negociable. Excepto que no podía alejarme. No de Theo.

—Soy una adolescente. —Ambos me miraron—. ¿De verdad creen que pueden obligarme a

no estar interesada en chicos durante toda la etapa en la secundaria?

—Puedes estar interesada en ellos —dijo mamá—. Pero no puedes salir con ellos.

Apreté los dientes.

—Voy a salir con Theo.

—¡Frances!

—Estoy harta de mentirles, así que no lo haré nunca más. Pero tienes que entender que voy a

salir con él. Prefiero tener su aprobación, y de esa manera podríamos pasar el rato aquí y

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podrían llegar a conocerlo y mantener un ojo sobre nosotros. Pero si te niegas a dejarme, lo

haré de todos modos.

Mi corazón latía con fuerza y mis manos temblaban. Una cosa era pedir a mis padres que me

dejaran estar en el periódico o pasar el rato con mis amigos, pero, ¿desafiarlos abiertamente?

¡Era emocionante!

Y terrorífico.

Porque Theo estaba en juego.

Mi papá me estaba mirando, de nuevo, realmente parecía haber orgullo en sus ojos.

—¿Desde cuándo has crecido?

Parpadeé.

—¿Qué?

—Ya no eres una niña, ¿verdad?

—No.

Él asintió.

—Lo estás haciendo bien, Frances. Buen trabajo con el artículo.

Sonreí.

—Gracias.

Mamá se aclaró la garganta.

—¿No estarás pensando en dejarla salir, verdad?

Papá sacudió la cabeza.

—No.

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Oh.

—Pero a mí me parece que si ella va a pasar el rato con Theo, prefiero tenerla expuesta

donde pueda verlos. No está saliendo, sin embargo. —Él negó con la cabeza hacía mí—. Nada

de citas.

Un rayo de esperanza parpadeó dentro de mí.

—Nada de citas. —Estuve de acuerdo.

Mi madre suspiró.

—Nada de citas.

—Y si vas a estar en la casa de Blue y él está allí también, sus padres tienen que estar en casa.

—De acuerdo. —Pero no sería culpa mía si fuera allí para ver a Blue y descubriera que sus

padres no están allí, pero Theo sí.

Sonreí. Está bien, así que no era la perfecta Frances que solía ser. Era un mutuo acuerdo.

—Así que, ¿puedo ir?

—¿Dónde?

—A casa de Blue. A decirle sobre el artículo.

Mi padre frunció el ceño.

—¿Theo va a estar allí?

—No tengo ni idea. —Eso esperaba. A menos que fuera demasiado tarde para nosotros. Me

puse de pie—. Me tengo que ir.

—¿Está tu tarea hecha?

—Todavía no, pero la voy a hacer allí. —Agarré mi mochila.

—¡Frances!

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Me detuve y miré a mis padres.

—Mi tarea estará hecha. Lo juro.

Tras un largo momentos, mi padre miró su reloj.

—Te quiero en casa a las ocho.

¿Ocho? Eso era un poco temprano.

Por otra parte, era mejor que estar en la tierra.

—Bien. Ocho.

Él asintió.

Asentí.

Pequeños pasos, enormes progresos.

Sólo un obstáculo más que pasar, y su nombre era Theo.

Corrí hacia la puerta delantera y bajé las escaleras, acababa de girar a la derecha para

dirigirme a casa de Blue cuando una voz me detuvo.

—Frances.

Me di la vuelta. Allí estaba Theo, apoyado contra su auto, que estaba estacionado enfrente

de mi casa. Él se veía tan bien, con sus jeans negros, su cabello ondeando en el viento, con

los brazos cruzados como si no le importara nada.

—¡Theo!

Oh Dios mío, ¡estaba tan feliz de verlo! Pero de repente estaba nerviosa, también. No había

hablado con él en dos semanas. No estaba segura de qué decir, o cómo actuar. ¿Todavía le

gustaba?

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—Escuché sobre el artículo —dijo—. Buen trabajo.

Sonreí, esperaba coquetear con mi pecho.

—Gracias. ¿Has visto tu nombre en el artículo?

—Sí. No tenías que hacerlo. No necesitaba tu crédito. Era nuestro trato.

Negué con la cabeza.

—No, espera. Mereces ser nombrado. No podría haberlo hecho sin ti.

Se movió.

—Me hiciste sonar como un idiota. Dejaste la primera reunión a la que fui.

—Sí, bueno, tú te redimiste. —Di unos pasos hacia él, deteniéndome fuera de su alcance—.

¿Por qué has venido hoy aquí? —Tenía que saberlo. No podía soportar no saberlo más.

—A decirte buen trabajo. —Sus ojos eran cautelosos, con el rostro reservado. Más o menos

como me sentía. No nos habíamos separado exactamente en buenos términos.

—Así que no estoy encerrada nunca más —le dije.

Él asintió con la cabeza.

—Bien.

—Puedo hacer el artículo y pasar el rato con mis amigas. —Él levantó una ceja—. Nada de

citas, sin embargo.

Se encogió de hombros.

—No me importa.

Tomé un respiro. Sólo dilo, Frances.

—Les pregunté por ti.

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Sus ojos se suavizaron durante un segundo y sus labios temblaron por la sorpresa.

—¿Lo hiciste?

—Uh-huh. Me dijeron que no podía salir contigo.

Su rostro se enfrió de nuevo.

—No es una sorpresa.

—Les dije que lo haría de todas formas.

No dijo nada. Sólo me miró, pero el recelo había desaparecido de su rostro, sustituida por

una suavidad que hizo que mi corazón latiera más rápido.

—¿Y qué te dijeron?

—Estuvieron de acuerdo en que podíamos pasar el rato en tu casa o en la mía. Pero nada de

citas. —Sonreí nerviosamente—. Pienso que es un buen comienzo.

Asintió y no dijo nada. No me alcanzó.

La esperanza comenzó a desvanecerse. Era demasiado tarde. Demasiado poco, demasiado

tarde.

—Acerca del Grupo de Estudio —dijo.

Suspiré.

—¿Qué pasa con él?

—Seguí con él.

¿En serio? Fruncí el ceño, tratando de entender este punto.

—¿Por qué?

—Porque tú lo comenzaste, y pensé que te gustaría seguir adelante con él. Y era una buena

cosa.

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Sonreí, un cálido sentimiento se estaba construyendo en mi pecho.

—¿Lo hiciste por mí?

Esa fue la cosa más dulce que había hecho nunca. Se había mantenido en funcionamiento,

para mí. Eso era lo mejor que las flores o las citas. Eso era lo que necesitaba oír.

Se encogió de hombros.

—Tal vez un poco.

Dejé mi mochila en la acera y me acerqué a él.

—Lo hiciste por mí.

Él puso sus manos en mis caderas y me atrajo contra él.

—Nunca haría nada por una chica.

—Mentiroso.

Sonrió.

Y entonces él me besó.

—¡Frances Spinelli! —Mamá gritó desde el porche delantero.

Theo maldijo entre dientes y me empujó lejos de él, me hizo una mueca. ¿Hundida ya? Esto

apestaba totalmente.

—¡Frances!

Suspiré y me volví hacia el porche.

—¿Qué?

—¿No necesitan Theo y tú entrar en casa para hacer la tarea?

—¿No me está enviando a casa? —susurró Theo.

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Sí. Traté de mirarlo presumidamente.

—Te dije que peleé por ti.

Parecía impresionado.

—Supongo.

—¡Dentro. Tareas. Ambos. Ahora! —Mamá estaba en el porche y esperó.

Recogí mi mochila y miré a Theo,

—¿Y? ¿Puedes tomarlo?

—¿Tomar qué?

—¿Salir con una chica con la que no puedes ir a bailar todas las noches?

Sonrió y tomó su propia mochila del asiento trasero.

—Creo que lo puedo manejar.

Sonreí y comencé a caminar hacia casa, sólo para que Theo me tomara del brazo.

—¿Frances?

—¿Qué?

—¿La cosa del Grupo de Estudio? ¿Lo de mantenerlo?

—¿Sí?

—Podría haber sido por ti.

Sonreí.

—Lo sé.

Sonrió y yo sabía que no pasaría demasiado tiempo antes de encontrar una manera de salir a

bailar con él.

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Porque él me había convertido en una nueva persona que me estaba gustando mucho.

Para un idiota, Theo resultaba ser bastante mi tipo.

Fin

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WWhhoo NNeeeeddss BBooyyss

onoce a Allie Morrison, la chica con la que todos

los chicos quieren salir. Todos los chicos excepto

uno.

Este se suponía que sería el mejor verano de la vida de

Allie. Sin embargo, está cargando vegetales en un puesto

de granja, junto a un chico que piensa que es inútil.

Seguro, ya se dio cuenta de que Tad tiene la mejor

sonrisa del mundo. Sí, está un poco celosa de lo bien que

sus amigas se llevan con él.

Pero eso está bien, ¿cierto? Ella quiere un chico maduro.

Preferiblemente, uno que esté en la universidad, desde luego no cualquier chico de segundo

año que ni siquiera tiene un auto. Y ella nunca ha desperdiciado su tiempo en uno que no

está interesado.

Excepto que sus amigas creen que Tad es perfecto para ella, y Allie está empezando a

creerlo. El problema es que no tiene idea de cómo conquistar a un chico que cree que ella es

invisible. ¿Qué tiene que hacer una chica para tener un novio?

A Girlfriend’s Guide To Boys #3

C

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SSoobbrree llaa AAuuttoorraa

tephanie Rowe es una autora de éxito a

nivel nacional de más de veinte libros.

Una lectora de toda la vida, ella comenzó

a escribir cuentos a los diez años, pero no se dio

cuenta que era su sueño hasta que ella era una

adulta.

Una vez que se hizo la luz, ella inmediatamente

dejó atrás el "trabajo" como el mundo lo define y

se fue a "trabajar", como ella lo define, lo que

significa levantarse cada mañana con una sonrisa

en su corazón para que pueda pasar el día

haciendo lo que hace a su espíritu cantar.

Stephanie cree en aprender a escuchar a su corazón con el fin de averiguar cuáles son sus

sueños, y luego abrirse a la inspiración que la dirigirá allí. Ella cree que todos merecemos el

derecho a disfrutar de la vida, y para el viaje a ser tan fácil como quisiéramos que fuera, y que

todos debemos aceptar nada menos que hacer que nuestros sueños se hagan realidad.

Stephanie vive en Nueva Inglaterra, y pasa todos los días haciendo todo lo posible para

llenarlo de gente, observaciones y actividades que eleven su alma, que incluyen la escritura,

tenis, sus amigos y su familia increíble.

S

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