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Suárez - Cuernavaca Ante El Vaticano
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282.72/S939c/ej.2 137533
Suárez, AUTOR
Cuernavaca ante el Vaticano. TITULO
FECHA
2s2.72/s9390/ej.2 137533
Suárez,
Cuernavaca ante el Vaticano.
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CUERNAVACA ANTE EL VATICANO
COLECCION NUESTRAS COSAS
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EL COLEGIO DE MEXICO
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EDlTORIAL c'Rl)AlBc', S, ,\, ~. MEXILY'. 11 F ~
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D. R. (0. 1970, Luis Suán:z
Primera edición
ReJen·údOJ JodOJ los derechos. l:ste libro no puede ser reproducido. e11 todo o e11 parte. en forma alguna . .ri11 permiso.
-
Impreso en Mt:xico Priu1,·d J\1exico
ENDEZ ARCEO, UN OBISPO EN LA TORMENTA 7
J. Un pastor en la tormenta 9 2. Méndez Arcea habla al fin 27 3. Intermedio nublado 37 4. El contraataque del obispo 41 5. "Popularum Progressio", Reforma, Juárez,
Revolución y Constitución 53 6. Una Cuaresma difícil 61
1\ INNOV ACION DE LEMERCIER 69
l. La innovación de Lemercier 71 2. Dudar no es rebeldía 85 3. El paso adelante de Emaús 91 4. Desenlace de la crisis 99 5. Mi casa ya no se llama convento 107 6. "Happy End" 115 7. El ciudadano Lemercier 119
REVOLUCION DE IV AN ILLICH 129
l. La revolución de Iván Illich 131 2. La bomba en la Iglesia 145 3. Una precisión del obispo 157 4. La única respuesta 179 5. La última palabra 187
Dos LOS CAMINOS NO LLEVAN A ROMA 197
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S'C~\0\.<0 \t\.c"N"Dt.7.. ARCEO, ~~"\.~\'>~ \:.~ \...1\. 'YORMENT A
l UN PASTOR EN LA TORMENTA
Los afanes del obispo de Cuernavaca, Monseñor Sergio Méndez Arceo, por establecer en su diócesis de Cuernavaca el aggiornamento de la Iglesia, transcurren durante varios años entre la firmeza del paso adelante y la necesaria fidelidad a la institución de San Pedro desde una jerarquía que le aconseja cautela y pausa en las tempestades. Van desde la transformación del decorado interior de la Catedral de Cuernavaca, iniciada en 1957, pasan por las sesiones del Concilio Ecuménico en Roma (1962 a 1965) y llegan hasta su comprens1on y aliento para dos de las experiencias de repercusión internacional habidas en su diócesis: la introducción del psicoanálisis en la abadía benedictina de Santa María de la Resurrección, conducida por el prior Gregorio Lemercier -hoy ciudadano José Lemercier por el desenlace que le orilló a dejar el sacerdocio-- y el trabajo del Centro de Formación Intercultural y luego Centro Intercultural de Documentación (CIDOC), fundado por Monseñor lván Illich.
El espíritu del obispo, comunicado cuando era necesario -y sobre todo ante una constante oposición y crítica nacida en espíritus conservadores- en las explicaciones pastorales de sus propósitos y actos, procuraba impregnarse del de Juan XXIII, el Papa que abrió la gran puerta a los aires nuevos que deberían limpiar los textos evangélicos del polvo inoperante de los siglos
La identificación del obispo con el Papa de los tiempos modernos habría de causarle, con la desgracia de la muerte de éste más incomprensiones aún que mientras vivía Juan XXIII. El propio don Sergio ha contado la entrevista que tuvo con el Papa y lo fortalecido que salió de ella, utilizando el medio, muy frecuente en él, de un periódico de provincia: Correo del
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JO LUIS SUÁR!i:
Sur, _edi~ado en Cuernavaca. En carta al director de es pubhcac1ón, Heladio Camacho que éste inserta e ª d" "ó d 1 9 · · ' n la ~ 1c1 n p et·¡· de l,~mo1 de 1963, Méndez Arceó decía de¡ umo on _ 1_1ce: . o considero un cristiano movido
por el Espmtu Santo, de Quien se dejó guiar con toda la espontaneidad de su rica naturaleza. Al manifestarle en agosto de 1960 con toda confianza filial que me apenaba tomar determinaciones que encontraban opa. siciones variadas, me respondió sencilla y enérgicamen. te: «Fórmese su conciencia y proceda; así lo he hecho toda mi vida». En seguida me contó algunos episodios que culminaron con la convocación del Concilio".
Precedían a mi primera entrevista con el obispo Méndez Arceo (aparecida en el número 665 de Siempre!, con fecha adelantada del 23 de marzo de 1966, Y pues· ta en circulación el 1 de ese mes) una serie de no aca· hados ataques al prelado que habrían de increment~rse en el curso y desenlace de los procesos eclesiáS~JCOS renovadores por él emprendidos, o por otros conflictos ocurridos en su diócesis. Virtud del obispo es que deja pasar muy pocos ataques sin respuesta. 1:ª~de0; temprano la da y, cuando esos ataques son ins1d10S ' lo hace con energia y lenguaje de claridad. 'd
Así, de una u otra manera, don Sergio ha debi 0
pronunciar refutaciones, que con el tiempo y después de mi primera entrevista -la primera también que con· cedía en México, al menos en mucho tiempo-, tras· cenderían a una prensa no siempre comprensiva, sobre temas como las modificaciones decorativas en su ca· tedral, la liturgia, sus posiciones en el histórico conflicto deicida con los judíos, los masones, el psicoanálisis Y la rebeldía social de los sacerdotes en el mundo y es· pecialmente en el muy convulsivo de América Latina. La sum_a de todas esas actitudes se configuraría en la expres1on más acabada de sus enemigos -fieles defen· sores de la fe y del dogma, desde luego- que publica· na _la revista Gente del 16 de abril de 1968, inserta, ~egun algun?s, en la línea del Opus Dei, bajo este título: Consp1rac1on en Cuernavaca" Una "conspiración" .
tra todo lo establecido: el concepto mariano la dcon · a ora-
..
UN PASTOR EN LA TORMENTA 11
ción de los santos, el acatamiento al Papa, la aplicación de la liturgia y de los sacramentos, el control de la natalidad, el celibato de los sacerdotes y la subversión en la sociedad burguesa. Por supuesto, don Sergio Méndez Arceo no proclama ninguna revolución marxista, de clase, sino la actualización del cristianismo conforme a las exigencias sociales contemporáneas de "justicia y caridad".
El reacondicionamiento de la catedral de Cuernavaca, que fue la antigua iglesia franciscana de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XVI, inicia el descubrimiento del obispo llegado a esa jerarquía en 1952, como blanco de los guardianes de la tradición. Consistía en desposeerla de retablos y recargamientos. En lugar de ellos ha dejado los muros limpios y dorados, en algunos de los cuales fueron sacados a la superficie los frescos originales del siglo XVII, antes cubiertos de varias capas de cal o pintura. Los muros así limpios conducen la atención sin demora hacia el altar. En una exhortación de fecha 1 de diciembre de 1959, Méndez Arceo define "el altar del sacrificio [como] el centro litúrgico de la Iglesia, su razón de ser, el que determina todo el resto del edificio", y el espacio para la asamblea cristiana.
Frente a las inconformidades, que desde el primer momento previó, el obispo continuó las obras de simplificación en la catedral, alentado también en ellas por Juan XXIII. En la ya mencionada carta en la cual cuenta su entrevista con el Papa, sigue diciendo: "No me explico de otra manera el haber encontrado eco inmediatamente en su mente y en su corazón en los dos esfuerzos más decisivos de orientación de los católicos de esta diócesis. Me refiero en primer lugar a que al mostrarle en esa misma fecha unas fotografías de la transformación de la catedral, inmediatamente me dijo: «Esta obra artística exige la participación del pueblo fiel», es decir, la vida litúrgica" Asimismo, durante la misma prolongada conversación de cincuenta y cinco minutos de audiencia privada, el Papa autorizó la conservación, bajo las debidas cautelas. de las
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biblias que son distribuidas por los evangélicos. Méndez Arcea esperó tres años para invocar a Juan
XXIII en apoyo de sus cambios en la catedral y en su actitud para la conservación de las biblias distribuidas por los protestantes. (Y esto último le valió también acusaciones de concomitancia con la heterodoxia de Erasmo, personaje al que, en su carrera de historiador, ha dedicado el obispo atención especial). Y lo hizo sólo en ocasión de la muerte del Papa renovador. Cuando a principios de 1969 le comenté esa actitud, me dijo: "Yo tenia que apoyarme en la doctrina y no en el Papa. Los Papas cambian y la doctrina es permanente. Mi argumentación no podía ser transitoria".
Mientras tanto soportó con energia las criticas y llevó adelante su dificil convencimiento. Como el reacondicionamiento implicaba, y consumó, la desaparición de casi todas las imágenes de los Santos -pues el espacio para la asamblea cristiana es la preocupación esencial del obispo-, se enfrentó a una oposición muy singularizada en ese asunto, por el apego que los fieles tienen a la imagen como máximo vehículo católico de la comunicación. Un templo sin santos ¿no era en realidad un templo de los protestantes, esos cristianos a quienes la rigidez interpretativa de los párrocos rurales ha inducido al enfrentamiento con la pobre formación religiosa de los campesinos, con su cauda de intolerancias y aun de sangrientas represiones?
En su Instrucción sobre la devoción de los santos y sus imágenes, emitida el 9 de noviembre de 1960, leida en las misas al domingo siguiente -y en la cual el obispo omite el apoyo recibido por Juan XXIII unos meses antes-, don Sergio no sólo intuía, sino que ya sufría, la incomprensión, al decir: "Lamentamos que muchos de nuestros fieles sufran al sentir cambiadas algunas de su~ costumbres y ~o tengan la suficiente fe para dejarse guiar por su propio pastor, como muchos buenos cristianos lo han hecho. Condenamos severamente el atrevimiento de quienes siendo católicos se levantan contra su obispo. Reprobamos a los que apartados de su religión en las ideas o en la práctica, hablan sin responsa-
tlN PASTOR EN LA TORMENTA
bilidad de lo que no entienden o no quieren entender. No podemos dejar de mencionar el hecho de que algunos protestantes molestan a nuestros hijos con decirles que el señor obispo ya piensa como ellos. Desgraciadamente hay protestantes que no proceden de buena fe y andan buscando cómo atacar y desorientar a los fieles católicos, sobre todo a los más sencillos, y se olvidan del grande anhelo de nuestro Señor Jesucristo: «Padre. que sean una sola cosa como nosotros somos Uno (Juan 17, 22)»" Como se lee, hasta en su critica a "algunos protestantes", Méndez Arceo reafirma el sentido ecuménico que da a su Iglesia incluso antes de la celebración del Concilio.
¿Qué cambios dispuso el obispo en la catedral? El mismo los explica en la mencionada Instrucción, párrafos arriba de su severa advertencia:
"Urgía pues el reacondicionamiento que emprendí con estos principios: l) respetar todo lo de valor histórico y artístico; 2) hacer una adaptación funcional litúrgica típicamente moderna, y 3) orientar la piedad popular.
"En virtud del primer principio, como Jos retablos todos no tenían ningún valor artístico, ni histórico, ni material, fueron retirados. La primitiva Iglesia, como lo están demostrando los preciosos frescos descubiertos en los muros bajo las capas de pinturas posteriores, no tenía retablos en la nave. Los retablos existentes, todos mala producción del siglo pasado, habían destruido los frescos primitivos, habían achicado las ventanas, reducian sobremanera la capacidad de la Iglesia y estorbaban la circulación. Al quitar los retablos, hubo que quitar las imágenes de los Santos, que no tenían, por otra parte, salvo el San Cristóbal colocado en un lugar cualquiera, mérito artístico.
"En virtud del segundo principio, la Iglesia se acondicionó litúrgicamente para dar el relieve debido al único altar en la Iglesia, pues es el único altar del único sacrificio de Cristo, donde celebra el único obispo, el cual tiene su Cátedra fija en esta Iglesia, que por eso se llama catedral.
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"En . la Iglesia, además de la Imagen del Crucifijo que pendiente del arco triunfal dominará toda la Iglesia' sólo se h~ co.nservado la imagen de la Santísima Virge~ en su misterio de la Asunción, que es la titular de la Iglesia y Patrona de la diócesis.
"Los Santos tienen y tendrán su culto en su lugar propio como intercesores secundarios. Finalmente el día de cada Santo expondremos su imagen a la entrada del costado y en el atrio se colocarán cuadros y letreros que ilustran la vida del Santo. Así los fieles conocerán mejor a los Santos y los venerarán como intercesores y modelos secundarios y en cambio tendrán siempre ante sus ojos, para acercarse al Padre Celestial, a Jesús representado en el altar y presente sacramentalmente en la Capilla que estamos acondicionando para el Santísimo Sacramento.
"No queremos que nuestros fieles ignoren o menosprecien la devoción a los Santos; sino que les den su lugar y eviten las exageraciones y ante todo, unidos en Cristo por el Espíritu Santo, glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos".
En la carta de 1963 en el Correo del Sur, a propósito de la muerte de Juan XXIII, el obispo diría también sobre los cambios de la catedral: "Estos procedimientos enérgicos y decisivos conturbaban a muchas personas de recta intención, pero muy apegadas a los métodos legalisticos y burocráticos, que no reflexionan en el momento, que es un mundo en profunda transformación que debe ser sobre la marcha impregnado de cristianis~o, sin quedarnos atrás, antes bien, asegurando el manana.
"Otra reflexión oportuna y cierta es considerar al ~apa no tanto como un creador, cuanto como un con-1ug~dor Y estimulador de las manifestaciones, de los mov1m1entos, de los anhelos creados en los últimos tiempos por el Espíritu Santo.
"Movido de .esta manera por este Espíritu Divino, Juan XXlll ca'!1b16 en sus pocos años de Pontificado la f~z. de su Iglesia, la puso en clima de Pentecostés de es· p1ntu de amor, de principios de unidad. Al mism~ tiem-
UN PASTOR EN LA TORMENTA 15
po, como en aquel día de Pentecostés, los no cristianos han contemplado con arrobamiento y extrañeza el nuevo y genuino rostro del cristianismo, que ha recobrado la frescura primitiva del mensaje evangélico''.
Juan XXIII cambió la faz de su Iglesia. Sergio VII, obispo de Cuernavaca, debía cambiar una diócesis de 37 parroquias y 109 sacerdotes enclavada en una organización eclesiástica, la mexicana, mucho menos dada que él a la renovación; y en su contexto social donde el catolicismo tradicional muestra comúnmente la inercia conservadora de las cúspides religiosas de Hispanoamérica y España, enfundada~ en una tradición inseparable, por sus estructuras específicas, de las atrasadas estructuras económicosociales de América Latina.
El obispo tomaba fuerzas del Concilio para la tarea que habría de traerle grandes amarguras si no lo dominara siempre un ánimo de humor que ya lo quisieran sus más agrios enemigos. No lo pierde ni siquiera en el imponente escenario del Concilio en las solemnidades de 2,800 obispos entregados a graves decisiones y a más de una abierta o sorda discrepancia. Y el 18 de octubre de 1962 escribe al periodista Heladio Camacho: "La pido a Dios que me toque en suerte un extremo de la fila, pues los asientos no fueron hechos a escala con las piernas del obispo de Cuernavaca, como tampoco los de la clase turista de los aviones". Describe los paisajes en torno de Roma o la lucha de posiciones, al mismo tiempo que las vicisitudes de su corpulenta persona: "Yo había pensado --dice el 12 de octubre de 1963- hospedarme en la ciudad, pero como aquí es más reducido el precio del hospedaje, con lo que habría de pagar en el centro de la ciudad y hasta algo menos, pude alquilar un carrito 600 y moverme con facilidad, es decir, mover el coche, porque yo no me puedo mover muy bien dentro de él" Sus preocupaciones por los Esquemas y la Constitución dogmática de la Iglesia no le quitan tampoco tiempo para transmitir, entre severidades conciliares, algunos chistes. "Ahora te voy a contar un chiste conciliar --escribe en carta de diciembre de 1962-; los obispos salimos un rato a media sesión.
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sin que se interrumpa la sesión, a descansar un de estar sentados y a tomar un refresco o un café :~co naves laterales: eso se llama Concilio Laterense" .. ~s me resisto, -dice en carta del 18 de octubre de 1g53_'.'. a contar un buen chiste teológico de un arzobispo ve. nezolano: dice que unos chicos llegaron a su casa muy entusiasmados a gritarle a su mamá que en adelante serian buenos, porque el Padre les había explicado que todos los cristianos somos templos vivos del Espíritu Santo. De hecho se portaron bien algunos días; pero al cuarto día hicieron cualquier travesura y la mamá buscaba una escoba para· asentarlos. Pero le corrían Y le gritaban que no podía pegarles porque eran templos vivientes de Dios. La mamá les respondió que ?º ~~ preocupasen, que ella les iba a llegar por la sacnstla ·
Cuando Méndez Arcea piensa en intervenir sobre el Esquema de la Sagrada Liturgia, lo examina con el padre Gregario Lemercier, quien le acompaña como co~sultor, y quien habría de figurar más tarde en la culrn•: nación conflictiva de la renovación diocesana. En .1~ .~ sión del Concilio adquiere conciencia de la d1v1s1 n de opiniones. En cuanto a Cuernavaca, c~~oce de. ant:¡ mano los inconvenientes. Sobre el Conc1ho escribe 1 23 de noviembre de 1962, a propósito del proyecto de 8
Constitución dogmática: "Pues bien, el proyecto de cons· titución dogmática parecía tan inadecuado al grupo pro¡ gresista, que finalmente se planteó a la Asamblea e dilema de continuar discutiéndolo o dejarlo. El plantea· miento del voto no fue muy feliz. De cualquier manera el resultado fue de 1367 votos contra Ja continuación Y 823 en favor del esquema. O mejor, de su discusión. aunque también tuviesen muchas reservas sobre él. Fal· ta ron 106 votos para la mayoría de los dos tercios re· quenda en esas ocasiones. Había naturalmente cierto malestar de una gran mayoría obligada por una minoría ª. proceder en un camino que cada dia se haría más di· f1c1l y nos conduciría a todos a perder mucho tiempo en d1scus10nes in.terminables palabra por palabra. "
El 28 de septiembre de 1963, el obispo, a propósito del Esquema XIII, la Iglesia en el mundo moderno, dijo:
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"Nuestro texto considera la mutación del mundo bajo todos sus aspectos: revolución científica, técnica, económica, etc. ¿Por qué no dice nada de la revolución psicoanalítica ligada tan de cerca al condicionamiento de la fe? Sin duda el psicoanálisis no ha alcanzado plena madurez y su utilización implica peligros que es necesario tomar en cuenta. Pero es una ciencia digna de este nombre, el descubrimiento de Sigmund Freud; es genial como Jo fueron el de Copérnico o el de Darwin. Querámoslo o no, es necesario tomarlo en cuenta, pues el inconsciente existe en cada uno de nosotros, y condiciona todas las actividades humanas, culturales, políticas, económicas, religiosas y pastorales.
"El dogmatismo anticristiano de algunos analistas ha llevado a la Iglesia a tomar posiciones que recuerdan el asunto de Galileo".
Reproduzco lo anterior del libro de Gregorio Lemercier, Diálogos con Cristo, que la considera como una intervención "directamente inspirada en la experiencia del monasterio de Santa Maria de la Resurrección, situado en su propia diócesis. " Es de aceptarse que ya actuaba en su ánimo la ansiedad por conocer los resultados del psicoanálisis que aplicaba su consultor conciliar en la abadía. Sin embargo, en una carta del 5 de octubre de 1963, el obispo precisa que la primera intervención que tuvo en el Concilio fue el l" de octubre de ese año, en la 38• Congregación general, segunda de aquel periodo, donde, --dice él mismo- "toqué un punto no tocado por los demás oradores, -adscribiéndose a lo propuesto por el Cardenal Frings (Colonia) y por el Cardenal Silva Henriquez (Santiago de Chile)- esto es, que el esquema de la Iglesia sea integrado con la consideración de la Iglesia en los cielos. "
Propone que en ese capitulo se trate de la Virgen, en forma de "evitarse las dificultades que presenta el actual Esquema de la Virgen Maria" También hace una proposición sobre el culto de los santos, con lo cual lleva a la definición conciliar lo que ya practicaba en su propia catedral. Estas son sus palabras: "Considero de gran importancia tratar del culto de los Santos por
Cuernavaca.-2
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razon~s pastorales y también por razones ecuménicas. ~o pnmero. porque en nuestras regiones el pueblo cristiano practica mucho la devoción a los Santos y es muy necesario y urgente que le demos en común un fundamento sólido integrado dentro de la consideración de la Iglesia. Lo segundo, porque nuestros hermanos, los cristianos no católicos, los protestantes, encuentran en esas formas de devoción muchas cosas inconvenientes, exageradas, que de alguna manera oscurecen la devoción a nuestro Unico Mediador, Cristo Jesús. Por un sano y necesario ecumenismo deben también evitarse esas exageraciones con más cuidado que nunca. HE DICHO".
En la 58ª Congregación, a nombre de 60 prelados de América Latina, el de Cuernavaca demanda mayor claridad en fas intenciones de la Iglesia para estabfec~.r "un verdadero diálogo con el mundo contemporáneo · Refiriéndose a las relaciones Iglesia-Estado, el pensa· miento de Méndez Arceo fue parafraseado por un vocero del Concilio: "En algunos sitios hay demasiada sepa· ración de la Iglesia y del Estado. En otros lugares haY demasiada unión de la Iglesia y del Estado". Consid~ra el tema como extraño al esquema y pide que sea trat: do más explícitamente y aparte. Las expresiones re e rentes al problema Iglesia-Estado "sobre Ja naturaleza de la Iglesia", las juzga, "además de insuficientes Y fuera de lugar", como "a menudo infelices y (que] pueden dar lugar a desagradables y graves equívocos".
Se alzó también Méndez Arceo en el Concilio --durante su intervención del 27 de octubre de 1964, en Ja 3-' sesión y 11 O Congregación general- contra el rigorismo en las leyes meramente eclesiásticas, con estas palabras: . "Todo lo que se dice en el Esquema acerca de la
libertad del Espíritu y acerca de la dignidad humana, merece aplauso; pero son mejores los hechos que laS palabras. Por tanto, hay que procurar que las leyes de Ja Iglesia, de tal manera que se establezcan y se expliquen que d_e veras prnmue~an la caridad, la vida filial y el espíritu de candad cnst1ana. Esto tiene gran importancia en el diálogo con el mundo -a cualquier mundo que nos
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refiramos- pues es absurdo que la Iglesia tuviese una medida al exterior, para atraer a los hombres, y otra medida interior, es decir, con relación a la Iglesia misma, para imponer costumbres e instituciones humanas a los hombres, o exigir el cumplimiento de las leyes naturales y divinas".
Toca otros temas, como el de los sacramentos, la vigilia y los pecados: "Era ininteligible que la Iglesia, o más bien los moralistas ante los ojos de ella, amenazasen con pecado de sacrilegio y con la pena eterna a los que se acercasen a la mesa eucarística después de haber tomado una gota de agua, mientras que otras transgresiones más leves -así se decía- de las leyes divinas no impedían comulgar.
"Y todavía hoy se encuentran tal vez libros de moralistas en que se amenaza a los fieles que comen un poco de carne los viernes, mientras abren las puertas del cielo a los que se regalan los mismos viernes con exquisitos platos de vigilia.
"Es de admirar que los preceptos meramente positivos de la Iglesia, aun cuando no se ve su importancia especial, sean inculcados con graves sanciones, más que el mismo Gran Mandamiento del Señor (la Caridad) y otras leyes grabadas por el Creador, por el Redentor en los corazones.
"En todos los tiempos, pero sobre todo ahora, somos un espectáculo para todos los hombres. ¡Pero qué espectáculo es éste de una Iglesia que llena sus templos para celebrar el misterio central de nuestra fe, el misterio pascual, fuente de gozo, consuelo y esperanza por medio de la amenaza de pecado mortal! Esta constricción multiplica en millones los pecados, muchos cumplen la obligación como los presos y para los verdaderos cristianos es superflua y no pocas veces causa de escrúpulos".
En una declaración de prensa, hecha por aquellos mismos días, Méndez Arceo precisó su posición en el Concilio sobre el esquema de la educación cristiana: "El esquema no me gusta -dijo- porque considera las cosas desde un punto de vista de régimen de cristiandad y
LUIS SUÁREZ
no d~sde un pu~t.o de vista actual del régimen pluralístico de hbertad rehgrosa y de purificación de la Iglesia de muchas de sus estructuras temporales". y más adelante respondiendo a otra pregunta, afirmó: "Ciertamente, lo; padres de familia tienen derecho a la educación de los hi· jos; esto hay que afirmarlo con energía. Pero se puede organizar un sistema escolar público en el que tal derecho sea respetado y por tanto ya no haya la elección de escuelas en fuerza del derecho nativo de la familia a la educación. La sociedad civil es también una sociedad de .derecho natural, necesaria y perfecta, y tiene una función educativa específica para la educación nacional, por tanto distinta de la función educativa de la familia y de la Iglesia. La función educativa de la sociedad civil, o sea, de la Nación, tiene por fin la integración en la vida social de las nuevas generaciones para comunicarnos la herencia de la lengua, de la historia, del arte, de la literatura, de la ciencia, de las tradiciones Y de los valores morales, a fin de que la Nación se perpetúe Y progrese. La sociedad civil reivindica la escuela como instrumento de educación nacional" En suma, como precisaría en la primera entrevista conmigo, Méndez Arcea reconoce el derecho de la sociedad civil a la educación pública, sin menoscabo de la libertad de educación religiosa fuera del sistema de educación pública.
No tardaron en ser refutadas en México, a causa de malinterpretación o por motivos de antagonismo nacido en los hábitos conservadores de los medios religiosos atrasados, las intervenciones y declaraciones de Méndez Arcea en Roma. Los espíritus conservadores se cobranan durante varios años, con ataques de creciente magnitud, d~ sus ideas liberales. Dijeron que el obispo era partidario de la comunión sin confesión previa y que quitaba a la Virgen Maria de su trono de máximo impe~~~~~.ia afirbmado el. obispo la preminencia de Cristo
ios, so re la Virgen, como creatura y . . ' mo, para un país donde el culto se exalta .en esto. ult1-de Guadalupe, madre y mexicana, morena la Virgen como s!mbolo de una nueva nacionalida~ no blanca, con la mtroducción de la religión católica, son entretejida
aba al mis-
UN PASTOR EN LA TORMENTA 21
mo tiempo a casi "herejía" y a casi "antimexicanismo" El 30 de octubre de 1964, en carta desde Roma, el
obispo sale al paso de las primeras malinterpretaciones e insidiosos retorcimientos, en ayuda de mayor claridad para lo que realmente piensa. A quienes habían publicado en Excelsior una refutación, les llama "mis gratuitos detractores, los de la Liga Fantasma"
"No quiero polemizar inútilmente --escribe a Heladio Camacho-, pues yo creo que los católicos de la Diócesis de Cuernavaca y todos los morelenses en general, me tienen confianza; pero te hago dos observaciones: falsean las cosas cuando dicen que yo negué en el Concilio que nosotros los obispos mexicanos hubiésemos solicitado la definición de la Maternidad espiritual de la Virgen Maríá sobre los hombres. ¡Cómo voy a negar tal cosa, si yo fui el encargado de que se redactase dicho documento, en que trabajaron a petición mía el P. José G. Vergara S. J. y el ahora Muy Ilustre Señor Canónigo Salvador Castro Pallares, Profesor de Teología en el Seminario de México!
"Negué sí, porque el señor Márquez, Arzobispo de Puebla, había incurrido en la confusión de decirlo ahí mismo en el Aula, que nosotros los obispos mexicanos hubiésemos promovido la definición del título: Maria Madre de la Iglesia, título del cual yo me ocupaba ante los Padres Conciliares, para pedir que no se introdujese en el texto de nuestro decreto conciliar.
"La otra observación me sirve para decirles que el señor Obispo que al día siguiente me trató mal, me pidió perdón y además que ayer precisamente votamos, en la votación antecedente en la definitiva elaboración del capítulo relativo a la Virgen María, que va a servir mucho para profundizar en la verdadera devoción a la Virgen y para el diálogo con los cristianos no católicos"
Empero, la actitud de don Sergio ante este problema había estado mucho más clara en su Exhortación Pastoral sobre la Virgen María, hecha en Cuernavaca el 7 de diciembre de 1963, y en ella tenían sus enemigos materia anterior de la cual agarrarse. En uno de sus párrafos se lee: "Queridísimos Sacerdotes: al hablar de la Virgen
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LUIS SUÁJ!¡¡z 1 María mostremos al Pueblo fiel . sona divina y que M . que Cristo es una per
ana es una persona e d . presencia de Maria en la Iglesia rea a; que la 1
gu~a manera comparable a la P~~s=~cf:r d~a~~súdse ~nsenemos que El es el Redentor y María es redimida. ntodo lo tiene de El, en El y por El. . " ' que
Algunos teólogos y sacerdotes han combatido est concepción del obispo de Cuernavaca. De esas crítica: han nacido virulentos ataques periodísticos. Una revista mexicana, Revista de América, con el titulo de "Monseñor Méndez Arceo, Obispo herético, ahora se opone al reconocimiento de la Virgen María como Madre de la Iglesia", reuniría en abril de 1967 una serie de cargos de todo tipo: Lemercier actuó por consejo del obispo; "en su propia diócesis, Monseñor Méndez Arceo ha sostenido relaciones amistosas con ateos, francmasónicos y mar· xistas notorios, con los que fundó una especie de «club cultural, en el que se discute de filosofía y teología» (!). Y sobre culto mariano. Hemos recordado que Monseñor Méndez Arceo se opuso en el Concilio al reconocimiento de la Virgen María como Madre de la Iglesia. La razón invocada parece increíble: "como los cristianos son hijos de la Iglesia, la Virgen María se convertiría de esa manera en su abuela"
Respecto a la comunión sin confesión, en la revista de los jesuitas Unión, Enrique Maza puntualizaría, el 3 de marzo de 1967, lo hecho en Cuernavaca: "l) El obispo invitó a los fieles, algunas veces a acercarse a comul· gar Y confesarse después. 2) Si se consideraban contri· tos, o sea, verdaderamente arrepentidos de sus pecados; lo cual incluye el «voto» de la confesión o sea el deseo Y el propósito serio de irse a confesar' tan p;onto sea pos~ble. 3) En caso de pecado mortal. Para el que no tuviera pecado mortal, nada de esto tenía caso El obispo, pdor Muna. parte, tiene el poder de hacerlo" . El Epis· copa o ex1cano se vería en 1 . . declaración a la cual 1 . ª. necesidad de emitir una "Se proh'b 1 os p~nódicos pusieron el título d~ 1 e a comunión sm confesió " se aclara que ese título es falso " . n • pero en Unión ese el sentido de la Declaración ~;•me~o, porque no es
· gun °• Porque a los
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que están en gracia no se les prohibe la comunión sin previa confesión. El acuerdo de los obispos es no permitir que ningún sacerdote autorice la comunión sin previa confesión, a quienes tengan conciencia de pecado mortal. Los obispos tienen pleno derecho y autoridad para hacer esa prohibición. Recuerdan (los obispos mexicanos) a los fieles y sacerdotes el mandato de Trento de no acercarse a la comunión con pecado mortal, antes de la confesión sacramental, como ha sido la costumbre obligatoria de la Iglesia, y nos toca también acatar en obediencia. No dicen los obispos que un obispo no tenga facultad de dispensar de esta ley, cuando así lo exija el bien espiritual de los que están encomendados a él. No es, pues, una condenación de Méndez Arceo, (que tomó el acuerdo con los demás obispos; que nunca permitió a sus sacerdotes autorizar esta práctica y que ha decidi· do no repetirla mientras así parezca oport:.mo), como algún periódico insinúa. . "
Pero esas y otras explicaciones defendiendo a Méndez Arceo no calmarían a sus enemigos. El obispo era atacado por sus renovaciones litúrgicas, pero en el fondo también por su pensamiento social en la revitalización de un cristianismo de la época, que afectaba a cuestiones cardinales de trascendencia humana y social. En cuanto a la liturgia, había un motivo más en la celebración de misas con religiosos protestantes y, desde antes del Concilio, en la consagración de la Biblia con participación de los protestantes.
El cambio más radical en la liturgia fue, después del reacondicionamiento de la catedral, la celebración de la Misa Panamericana, con un grupo de músicos de mariach~ las once de la mañana de cada domingo en la cated~'il\. y a las doce y media en la iglesia del vecino pueblo de Tepoztlán, con instrumentos indígenas.
La selección de los temas musicales fue hecha por el musicólogo canadiense Juan Marcos Leclerc, a quien apoyó en el montaje de la misa el sacerdote norteamericano Ceslaus Heinacki, ambos pertenecientes al Centro de Investigaciones Culturales (o de Formación Intercultural), fundado por lván Illich en Cuernavaca. Auxilia-
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ron. a Heinacki el músico folklorista mexicano JoSé Raul Hellme.r y el antropólogo canadiense Michael Me. Co_by._ El obispo Méndez Arceo vio en esta innovación hturg1ca una forma de participación directa, no contem. plativa ni rutinaria, de los fieles, que también cantan acompañando al mariachl y siguiendo al guía que dirige la actuación. Con estas celebraciones puso a can. tar a toda la "asamblea de Dios", y logró llenar la amplia sala de la catedral que, además, se convirtió en un atractivo para muchos no particularmente interesados en el rito religioso o para simples visitantes domingueros de Cuernavaca. Y, claro, lo acusaron de montar una misa para turistas.
En la Misa Panamericana, que fue operando transformaciones en la selección de los temas, se entona el Angelus, La Calzada de Emaús y AJeJuya con la canción chilena Los Perales; Señor, Ten Piedad, con la Misa Mexicana de Delfino Madrigal; GJoria, con. música brasileña de J. A Souza; Credo y Santo, con Misas Mexlca· nas de Rafael Carrión; Cordero de Dios, con una Misa Chilena de Vicente Bianchi. En la Misa de TepoztJán intervienen el teponaxtle, instrumento sagrado de los indios de aquel pueblo que fue señorío prehispánico Y donde aún se conserva parcialmente la lengua antigua mexicana; la chirimía y el cuerno de res.
La renovación litúrgica de la misa comenzó en septiembre de 1965 en la Iglesia del centro de Cuernavaca. Fue el obispo quien promovió después, en abril de 1966, ~u traslado a la catedral, y más tarde, con las variantes mstrume~tales dichas, a Tepoztlán. Don Sergio no pa· rece sent1rse seguro todavía para extender estas formas de . celebrar a otras iglesias de su diócesis, pero está satisfecho del resultado en las dos mencionadas
. En el terreno político, antes de que yo fu · . b1do por él sin advertencia, para producir la era. recientrev1sta, el obispo había escandalizado al s Primera servador, al hablar de los masones. El 2 de ect~r conde 1965, el diario Le Monde, de París noviembre Sergio Méndez Arceo fue el primero y' .re.cordaba que
1 . . un1co q menos en a pnmera sesión del Concilio- . . . ue -al P1d10 qu e en
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su esfuerzo ecuménico la Iglesia fuera hasta la inclusión de los judíos. Después, ante la sección espafiola de la oficina de prensa oficial del Vaticano 11, dijo: "Yo preconizo igualmente la reconciliación de la Iglesia con la francmasonería y he reiterado esta voz en el curso de la segunda y tercera sesiones. Se comprueba hoy una maduración en la mentalidad de la Iglesia y de la francmasonería. Nosotros debemos ser más generosos e ir al encuentro unos de otros con la comprensión y el propósito firme y constante de dar pruebas de lealtad en la búsqueda del diálogo".
Esa actitud culmina el 18 de julio de 1968 con la visita que don Sergio hizo a la Logia Fénix 13 de la capital mexicana, perteneciente a la Gran Logia del Valle de México, que Jo había invitado a conversar. El 18 de julio - y no era coincidencia- es el aniversario de la muerte de Benito Juárez. Fue presentado por Humberto Ochoa, aprendiz de masón. Don Sergio se dirigió a los masones llamándoles hermanos y se refirió al tiempo en que Ja Iglesia excomulgó a la masonería, considerándola "obra del demonio", porque en la época, --dijo-así eran tomadas las corrientes del progreso humano y porque se condenaba a todas las sociedades secretas. También se manifestaron en la Logia una corriente "conservadora" y otra "progresista": la primera tradicionalmente anticlerical -que representó allí Alfonso Sierra Partida- y la segunda inclinada al diálogo con la Iglesia, que expuso el doctor Saavedra. Después de la "tenida". los masones y el obispo se fueron a cenar juntos.
Para entonces, el Pastor de Cuernavaca ya estaba en plena tormenta.
2 MENDEZ ARCEO HABLA AL FIN
La empresa profesional de entrevistar a Monseñor Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuemavaca, personalidad destacada de la Iglesia en México y del Concilio Ecuménico, por lo avanzado, singular y brillante de su pensamiento, no se presentaba fácil. Y no porque estas cualidades lo hicieran inaccesible, colocado el señor obispo en un elevado plano personal, sino por lo contrario: porque la sencillez que en él pude comprobar, lo hacia reacio a la declaración periodística, a la fotografía, a la publicidad, en una palabra. Fue gracias a la fraternal intervención de Fray Alberto de Ezcurdia, y, desde luego, a la abier':a comunicación que Monseñor Méndez Arceo estableció con nosotros, como fue posible esta entrevista. Y, según él dijo, no "a pesar de ser de Siempre! sino precisamente por ser de Siempre!".
No hubo concierto previo. Llegamos Fray Alberto y yo a la puerta del Obispado, casa trasera de la gran fábrica de la catedral de Cuernavaca, subiendo la pendiente del empedrado. Al niño que la abrió, el Familiar, dijo Fray Alberto: "Anuncia a Su Excelencia que están aquí Fray Alberto de Ezcurdia y otra persona". Esperamos unos minutos en la banca de madera. Sobre la barda de enfrente, al otro lado de la calle, estallaban las jacarandas. Temeroso de fracasar, yo quería huir de la situación, y hablaba de mi amor por la naturaleza tropical, al cual el doctor Ezcurdia oponía el suyo por los rincones tranquilos, semioscuros, lejos del sol. El tiene el hábito de la celda. Yo el de mis andanzas periodísticas por trópicos y ecuadores. Ambos correspondíamos a nuestro molde respectivo.
Muy a pesar de esa diversión del pensamiento, yo padecía el asalto de la realidad contingente. Y adiós celda monacal y selva vaporosa. Era la personalidad de
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28 LUIS SUÁREZ
don Sergio. Méndez Arcea la que ya estaba presente en todo .. ~I obispo de Cuerna vaca se había enfrentado en el Con~1ho. a la~ corrien~es conservadoras. No sólo era p~rt1dano teórico del diálogo, sino que lo practica en su diócesis. Se había reunido con masones, hablaba con ateos, se relacionaba con protestantes, se oponía a la condenación de los judíos, se había hecho amigo de Siqueiros. Y, sobre todo, en su diócesis se practicaba el psicoanálisis, en una abadía benedictina, para conocer la vocación, auténtica o no, de los monjes; por cierto, con gran escándalo periodístico, deformador de la verdadera situación, aunque sí con la intervención de lo que fue el Tribunal del Santo Oficio. El caso, ahora examinado en Roma, sería objeto de otro reportaje.
Se abrió la puerta y estuvimos ante la elevada figura, cordial y hasta jovial del obispo, en su sala de trabajo.
No sé bien cómo comenzó la entrevista. Nunca hubo una autorización expresa, ni una negativa. Cuando mi lápiz trabajaba ante los ojos del señor obispo, el acuerdo era tácito.
Si he de adelantar el pensamiento del obispo Méndez Arcea, estos son, aunque no con el orden en que los abordamos, los puntos esenciales que lo expresan:
l) Separación total de la Iglesia y del Estado. La Iglesia al margen de la política. Esta es cosa de la sociedad civil de los hombres.
2) ~a. edu.cación escolar corresponde a ·1a sociedad c1v1I, sm .enseñanza religiosa. Esta corresponde a la Iglesia, sm la intervención del Estado
3) Reforma agraria como un aspecto de 1 · . . Cia. a JUSt1-
4) Hay que sostener el diálogo de la . todos los hombres. Cristo está en t Iglesia con bres. En cada hombre hay 1 odos los homhombre sea protestante, judioª go de El, así el Marx._ ' siga ª Freud 0 a
5) El psicoanálisis es la ciencia del inconsc·
,. ¡_":·
MÉNDEZ ARCEO HABLA AL FIN 29
en el hombre y le ayuda a conocerse y a integrarse mejor.
La Iglesia al margen de la politica, pero no de la justicia
La conversación matiza en seguida este esquema del pensamiento del obispo de Cuemavaca.
Sin buscar ninguna carambola, comenzamos hablando de Chile. En ese país, un gobierno, el de Frei, aplica reformas partiendo de la doctrina política de la democracia cristiana, su partido. Varios obispos se habían adelantado distribuyendo tierras de propiedad de la Iglesia y la reforma agraria se ha aplicado a las propiedades de congregaciones religiosas y de otras instituciones, con beneplácito de autoridades de la Iglesia.
-¿Y qué opina Vuestra Excelencia del latifundismo? (Antes de responder, don Sergio Méndez Arceo me
dice que puedo hablarle simplemente de usted, suprimiendo el Excelencia. Con esto aporta, en seguida, una flexibilidad a la entrevista que me sitúa mucho mejor en ella. Pero ahí va su respuesta sobre el latifundismo).
-El cambio de la mentalidad conduce a su desapa-rición total.
-¿También en México? -No pregunte eso a un mexicano. -Lo pregunto a un obispo. -Y este obispo mexicano le dice que siente que las
autoridades y los pensadores de la Iglesia hayan tardado tanto en comprender la necesidad y justificación de la reforma agraria.
-Esto me lleva a inquirir en el pensamiento de usted sobre la posición social de la Iglesia.
-Yo creo que la doctrina social es, antes que nada, una doctrina humana. Francamente, a mi no me gusta ese concepto de la democracia cristiana. La doctrina social, lo estrictamente social, corresponde a la sociedad civil de los hombres. Es la sociedad civil la que resuelve los problemas sociales. La Iglesia ayuda con estar abierta a lo humano y presentarle a Cristo.
30 LUIS SUÁRE.Z
-Pero los cristianos y e · t' • n este caso co católicos, 1enen responsabilidades en ~creto, los
-:Naturalmente. Deben participar =~ªlas~~;~~~g~ co mo miembros de la sociedad con todo ¡ ·
1 . . . • e peso de Ja antropo ?g1a cristiana; pero la Iglesia como tal no debe intervenir.
-¿Quiere decir que es usted partidario de Ja separación total de la Iglesia y del Estado?
-Absolutamente. Lo he sostenido antes de que se tratase en el Concilio. La Iglesia no debe intervenir en la política, y dejar la politica a la sociedad civil de los hombres.
-¿Y en el problema de la educación de los hombres, de la enseñanza?
-Esta es una gravísima cuestión, cuya doctrina está en evolución. Yo la formulo diciendo que la sociedad civil ha venido tomando conciencia de su obligación y derecho a la educación escolar. Los católicos deben intervenir como ciudadanos, con su pensamiento Y con su voto, para que la educación escolar esté abierta y respete la educación familiar y religiosa. Claro que esta posición está muy lejos de un monopolio escolar y supone y exige una auténtica democracia. De por sí al gobierno no le corresponde impartir Ja enseñanza religiosa. La enseñanza religiosa debe impartirla la Iglesia sin intervención del Estado.
-¿Pero la Iglesia sería, en ese caso, indiferente a lo que. pasa con la sociedad civil? ¿Es usted partidario de la libertad en materia de religión? ·En el Concilio se enfrentó el señor Obispo a criterios Gconservadores de algunos participa~tes, como los españoles? la ve-;:d!~frenta~1ent_o _de pleito, no; pero búsqueda de
con disentimiento, parece que sí. Yo intentaba presentar en el aula con T 1 h. cuanto a la libertad rel~1 . 1ªr ª istoria de las ideas en
1g1osa en Euro cómo, con ocasión de la C . pa, para mostrar ció~ de América, muchos te~~u~sta Y ?e la evangelizala libertad de coacción en mat~r~ esp~n?les defendieron más al~á fue nuestro gran Bartol~ rehgmsa. El que fue
-tEn qué medida pueden in::1~ d~ las Casas. u1r os acuerdos del
MÉNDEZ ARCEO HABLA AL FIN 31
Concilio para cambiar las terribles condiciones de vida de los pueblos de América Latina?
-El Concilio Ecuménico fue muy importante para el desarrollo de América Latina, donde hay tantas carencias. Se tiende a una democracia cristiana, pero yo no creo que deba entenderse como corriente política. En esto insisto: no me agrada el término. Por esto me parece acertada, dicho sea de paso, la posición de Christlieb lbarrola (jefe entonces del Partido Acción Nacional. L. S.), que ha presentado netamente la no ingerencia de la Iglesia en su partido, en fin, en los partidos.
-¿Pero cómo la Iglesia puede ocuparse, por ejemplo, de la distribución de la riqueza, que es un principio cristiano?
-Ese es un problema que debe dejarse a los hombres. La Iglesia ha de hablar y educar en el amor y en la justicia, en las relaciones de unos hombres con otros. Pero no meterse en la administración del asunto, en la administración de los bienes, y ni siquiera en la administración de esa doctrina. A veces, la Iglesia ha debido realizar una acción complementaria, al ocuparse de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, por ejemplo.
-¿No podría significar eso que la Iglesia sería indiferente a la posible conducta anticristiana de algunos de sus feligreses, de gente que en esa o en otras materias se dicen católicos, y no proceden conforme a su conciencia ni a su doctrina?
-No, no quiere decir eso. Yo creo que la Iglesia debe señalar severamente a quienes diciéndose sus hijos no cumplen con sus obligaciones cristianas respecto de los demás hombres. Por ejemplo, yo digo constantemente a los morelenses, en el ámbito que como obispo me toca, que no sean abstencionistas en la vida cívica.
Diálogo con todos los hombres. Freud y la ciencia en la Iglesia.
En un momento de la conversación, discretamente
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interrumpida por el muchacho Mé~dez. Arcea.. con recados de ci;;:rs1:!n~~a q~e ~~~i~~~~ aud1enc1a, el obispo se levanta para escribir a máquina una carta recomendando a un grupo de excursionistas que van a conventos de su diócesis. Hago en voz alta un~ observación sobre la sencillez, la ninguna solemnidad con que ésta sin embargo impresionante personalidad de la Iglesia, dice sus opiniones y acompaña su movimientos. Y el señor obispo tiene una respuesta jovial:
-Se imagina usted, solemne y grandote. Cuando termina la carta, vuelve a su asiento, frente
a mi. Reanudo las preguntas. -Hablando del Concilio, éste -y usted entre los
más fervorosos partidarios- se pronunció por el diálogo con otras iglesias y doctrinas. ¿Es fácil para usted ese diálogo, lo practica usted?
-Sí, lo practico. Si viera usted que a veces es más difícil el diálogo con los de la misma doctrina. ·
-Es conocida su posición en el Concilio sobre lo que se llama el aggiornamento de la Iglesia .
-Sí, ponerla al día. Uno de sus aspectos es la ver¡ dadera reforma. Otro aspecto muy importante es el de conocimiento, el descubrimiento de Cristo aun en personas que tienen otras doctrinas. Cada día se debe conocer mejor el Misterio del Señor. Y el Misterio prende en toda persona. Cristo está en todo lo verdaderamente humano del hombre.
-¿Aunque ese hombre sea contrario a la idea de Cristo?
-Aunque ese hombre con quien dialogo tenga ideas que no lo identifican con Cristo, allí está Cristo.
-¿Basta con que sea bueno, por ejemplo? -Aunque no sea bueno. Algo tiene de Cristo, por-
que Cristo asumió toda la humanidad, tal como ella es, lo bueno Y lo malo, para redimirla.
-¿Puede_ llamarse a ésa una actitud de tolerancia que los católicos deben tener ante los demás?
-No debe llamarse tolerancia. Es algo más pro-fundo. Es la actitud del conocimiento Es u .
· n enrique-
MÉNDEZ ARCEO HABLA AL FIN 33
cimiento de la misma Iglesia con la acción de Cristo en todos, cristianos y no cristianos.
-¿Y así será, o debe ser, para todos los católicos? -Así es. Para esto convocó S. S. el Papa Juan XXIII
el Concilio y se estableció como una norma para la Iglesia.
-Permítame observar que el acuerdo y la comprensión pueden ser más fáciles entre personalidades de mentes tan elevadas, como las que participaron en el Concilio, pero más difícil en mentes no tan preparadas, que podrían ofrecer una resistencia intolerante.
-¡Si viera usted que a veces es más fácil entre mentes más sencillas! Porque entre las mentes más elevadas siempre opera la fuerza de su propia autoridad. El Concilio fue; al principio, como una olla express en ebullición, permítaseme el símil. Pero hoy, gracias al Concilio, la Iglesia Católica ha caminado enormemente respecto a las otras Iglesias.
-¿Y es ahora una institución más avanzada que las otras?
-Absolutamente, porque ha puesto el énfasis en Cristo.
-A usted, señor obispo, se le critica que pone más énfasis en Cristo que en la Virgen de Guadalupe.
-Mi amor a la Virgen es inmenso. Pero creo que el cariño de una Madre, aun la más santa de las santas, no puede ser mayor que el de Cristo, que es Dios. Pero aun como aspirante perpetuo -¿fósil?- a historiador, sostengo la verdad histórica de la aparición.
-Se sabe que usted mencionó a Freud como creador de un pensamiento o método para el conocimiento del hombre. Usted ha puesto a Freud en los problemas de la Iglesia.
-Efectivamente. Y no planteo, en cuanto a Freud, un problema concreto, en una u otra parte. Hablo de la utilidad del psicoanálisis para el conocimiento del hombre. Veo el psicoanálisis como ciencia. El proyecto de Esquema del Concilio, sobre "La Iglesia y el Mundo", tenía un enfoque demasiado sociológico, no antropológico. Yo propus¿ que mejor se presentara al hombre y no la
Cuernavaca.-3
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circunstan~ia d~l hombre. Esto, por supuesto, sin ignorar lo soc1.ológ1co: 1) el hombre moderno es cada v más consciente de si mismo; 2) el hombre moderno :z más asociable, o, dicho de otro modo, se socializa; 3~ el hombre racionaliza cada vez más cuanto le rodea. Precisamente por esto replantea su posición frente a lo absoluto. El ateísmo, en mi modesta opinión, estaba mal planteado en el Esquema, donde no se veía como una posición del hombre ante lo absoluto, que a veces lo desvía hacia el ateísmo. No se comprendía bien al hombre moderno que acelera la historia, que es el acelerador de la historia. En este planteamiento general dije que no se había hablado del psicoanálisis. Con el psicoanálisis el hombre puede tomar una conciencia de sí mismo. El psicoanálisis está irreversiblemente en el decurso de lo humano. Es una verdadera ciencia con sentido moderno. Con el psicoanálisis, el hombre no entra en la desconfianza, sino en el diálogo. Por eso he considerado como digna de tomarse en cuenta la revolución freudiana, como comparable a la realizada por Darwin, o a la de Ga· lileo.
-Usted habla de Freud y de lo freudiano. ¿Y en cuanto a lo que en el hombre haya de Marx y del marxismo?
-No lo cité en el Concilio, porque me parece que lo que haya de Marx en el hombre se relaciona más con la circunstancia social que lo rodea, que con el hombre mismo?
-¿Quisiera precisar su actitud ante los judíos Y su religión?
-:-:Al procurar la purificación de la Iglesia en el Conc1ho, no podiamos olvidar las injusticias históricas cometidas ~ontra el pueblo judio, partiendo de la acusación de de1c1d10 contra todos los judíos contemporáneos de Cristo Y contra sus descendientes. El Concilio nos ha coloca~ de nuevo en el pensamiento de San Pablo quien msp1ra o contemplaba el enriquecimiento d 1 ' . cuando el pueblo judío veía realizada la Pe a . lgles1a, destino histórico en Cristo: Profeta R rofec1a y su fecto anunciado en todos los lihro~ d"J y Sahcerdote per-
pue lo JUdio.
MfNDEZ ARCEO HABLA AL FIN 35
Dudo un momento y por fin me decido a hacer esta última pregunta.
-¿No teme el señor obispo que algunos críticos le llamen "rojo"?
-Muchas personas me han dado diferentes apodos. Probablemente se deba a mi aturdimiento o a mi incompetencia en presentar el Mensaje del Señor; pero yo, como San Pablo, quisiera asemejarme a todos, para ganarlos a todos a Cristo. San Juan XXIII (San Juan XXID, asi lo dijo el señor obispo), me dijo en 1960: "Usted fórmese su conciencia y proceda tranquilamente" Asi lo hago. Y basta.
Y basta también de entrevista. Las últimas palabras del obispo de Cuernavaca son para llamar Santo al Papa cuya acción inspiró tan vigorosamente, tan decididamente, la suya propia en la Diócesis que abarca al Estado de Morelos, pero cuyo pensamiento tiene indudables más amplias repercusiones.
(Siempre!, 23 de marzo de 1966).
La campaña contra el obispo de Cuernavaca no cejó después de la que fue su primera entrevista tras el Concilio, que en todo caso podía tomarse como un incentivo. Pero tuvo la virtud de localizarse en opiniones y voceros "ultras" que la aislaban respecto de una corriente más general, entonces bajo el desconcierto o bajo la esperanza de que las actitudes del prelado no fueran, en realidad, como las presentaban. Todavía no habían hecho crisis total las experiencias de la abadia benedictina y del Centro de Formación Intercultural. Las baterías se lustraban y apuntaban para la culminación de esas crisis durante 1967 y 1968.
El 15 de mayo de 1966 se daba a conocer en la pequeña pero tenazmente anticomunista publicación Temas Contemporáneos, editada bajo el rubro de Instituto de Invesigaciones Sociales y Económicas, A. c .. la conferencia del canónigo doctor Rafael Rúa Alvarez, sobre "La convivencia pacifica", en el Club Rotario de Puebla. Aunque el señor canónigo no mencionó a Cuernavaca ni al obispo, se lanzó con un lenguaje implacable contra las tendencias de la convivencia en el terreno internacional, y consecuentemente, en contra de las relaciones con ideologías diferentes a las de la Iglesia. La convivencia es una "imposibilidad filosófica y teológica" "La convivencia pacifica es imposible desde el punto de vista social y económico. Es peligrosa la tolerancia religioso-social. La Iglesia Católica, Apostólica y Romana no puede autorizar convivencias falsas, mentirosas o aparentes, porque es maestra de la verdad y por ende, enseña la sinceridad. no puede autorizar convivencias entre la verdad y el error, el dogma y la herejia, el bien y el mal, la justicia y la injusticia, el amor y el odio, la libertad y la esclavitud, los principios de la paz
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LUIS SUÁRez
Y. de ~a guerra, de la virtud Y el crimen, no puede perm¡. tir, m tolerar, menos enseñar «que la Cruz y el Diablo vay~n d~l brazo por la. Ví~ ~ppia», como dijera apenas u~ mtehgente, culto y 1ustic1ero señor. La falsa mística, empero, de algunos grupos católicos, enmendándole la plana a Dios, perdona anticipadamente sin exigir el arrepentimiento, sin pedir la enmienda. Y eso, señores, es un peligro mortal que está corroyendo la propia entraña de\ Catolicismo en México. Alguien podría preguntar, lógicamente: ¿Debemos ser entonces partidarios de \a guerra? Contestando a la pregunta supuesta, sólo debo apuntar: No es el tema que se me señaló. Debemos ser enemigos de la guerra injusta, la guerra de agresión, pero podemos aceptar, en último término, la necesidad de la guerra cuando se organiza y efectúa para defender la esencia, la existencia, la vida, la integridad y la autonomía e independencia de una Nación. "
No todas las críticas contra las tendencias contem· poráneas del diálogo tuvieron la virulencia de la del ca· nónigo doctor Rúa Alvarez, pero, a cambio, mencio~a~o.n al obispo por su nombre cuando se trataba de d1r1gir ataques a sus ideas. Este intermedio nublado con hur~canes amenazantes, se alimentó, sobre todo, en las ed•· ciones de El Sol de México, el periódico más contumaz tn \a oposición a\ obispo. Comentando las innovacione~ en Cuernavaca, Margarita Michelena escribió en dicho diario e\ 13 de agosto de 1966, entre otras cosas: "Un Dios que, para e\ creyente, está vivo y presente en el altar, con toda su terrible majestad. . Pero es que a Monseñor Méndez Arcea, arzobispo [sic) de Cuernavaca, \e gustan mucho, en misa, los sones jacarandosos que también suelen oírse en \as parrandas. Debe creer que en e\ diálogo de \a trompeta y la devoción como cree, según sus propias palabras, en el de los cristianos con \~s comunistas" Tomando ideas del obispo de las consignadas en \a entrevista conmigo, la escritora transcribe uno de los subtítulos: "Debe establecerse un diálogo con todos los hombres. No importa cuanto de Marx 0 de Freud haya en ellos. Cristo está en tod el diálogo es más dificil con los hombres ods y¡ a vecc:s
e a propia
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doctrina". Y comentó: "Después de esto, ¿qué más da tocar en la Catedral de Cuernavaca, ya no la «Misa ranchera», sino hasta la Internacional?"
Del 21 al 28 de agosto de 1966 se celebró en Chicago y en Milwaukee, Estados Unidos, el V Congreso Internacional de Música Sagrada. Al informarse en Excelsior (3 de septiembre de 1966) de esa reunión, se dijo que "la música folklórica popular no fue aceptada por la Iglesia Católica, ya que la Constitución Litúrgica indica expresamente que se puede usar esa modalidad melódica sólo en la misas que se ofician en lugares de misión". El profesor Luis Torres Lemus, subdirector de la Escuela Superior de Música Sagrada de la capital mexicana, asistente al Congreso -al mismo tiempo que otros especialistas, representantes de Paulo VI y el Arzobispo Primado de México, Monseñor Miguel Darío Miranda en persona- comunicó al periódico, en resumen, que "el canto gregoriano quedó aprobado como la música oficial dentro de la liturgia", así como "el canto popular religioso tradicional que incluye temas musicales catequísticos" y "la participación activa del pueblo por medio del canto de la liturgia sagrada".
Como Cuernavaca no es lugar de misión, lo acordado en el Congreso parecía excluir la música popular folklórica, que don Sergio Méndez Arceo, sin embargo, no suspendió.
A mayor abundamiento condenatorio, el señor Rodolfo Hernández, presentado como secretario general del "Sindicato del Vía Crucis", dijo a Excelsior (4 de septiembre de 1966) que "considera como una falta absoluta de respeto, de irreverencia y hasta pecado, que se efectúe una misa en jazz como la que se efectuará hoy en la Catedral de Cuernavaca, Morelos". (Se refería a la anunciada para ese día por el baterista Tino Contreras, en la capilla abierta, no en la Iglesia de la Catedral.) Y dijo más el líder del "Vía Crucis": " . quien quiera escuchar música de jazz lo puede hacer en las tabernas, en los cafés existencialistas [sic], en los centros nocturnos a go gó, o en salas de conciertos", pues "la Iglesia es un lugar de meditación y no para oir conciertos de jazz,
LUIS SUÁREZ
ni misas con mariachis como las que se han efectuado en la Catedral de Cuernavaca".
El 6 de octubre de 1966, Méndez Arceo sustentó una conferencia sobre "Libertad de Opinión en la Iglesia", ante un grupo de catedráticos, sacerdotes v estu. diantes de Derecho de la Universidad Iberoamericana. El Sol de México del día 7 tituló así su información: "Opina Mons. Méndez Arceo: La Iglesia de Cuba es ahora más libre de sentir a Cristo", y añadió que el obispo "afirmó desconocer la identificación del clero progresista de Cuba con el gobierno marxista de Fidel Castro, pero opinó: «En esos países, como el nuestro, un cambio violento significó una purificación. La Iglesia de Cuba se ha purificado y está dando un mensaje més autorizado y más cristiano que antes»". En la edición vespertina, el diario insiste. El día once, Méndez Arceo concede una entrevista de prensa en el Centro Nacional de Comunicación Social, AC, para hacer aclaraciones que todos los diarios, menos el rectificado, insertaron como el obispo las hizo, negando haber dicho lo que se le había atribuido. El Sol de México dio un giro radical a la aclaración: "Ahora critica Mons. Méndez Arceo a Castro. Afirmó ayer que en Cuba hay persecución religiosa por el régimen actual".
Cuando ocurre esa refriega periodística ya el obispo me había recibido de nuevo y convierte la entrevista (publicada con fecha 12 de octubre, pero ya en la calle e.1 6 de ese mes) en un verdadero contraataque. Y significativamente lo lanza desde el tan criticado Centro de Formación Intercultural. Ese día no estaba allí Iván lllich. Al presen_tar~e a .un sacerdote norteamericano, el obispo me d1¡0: Aqu1 desyanquizan"
4 EL CONTRAATAQUE DEL OBISPO
A Monseñor Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, no le asustan las palabras ni las ideas, y menos que las suyas sean divulgadas en las páginas de Siempre! después de que algunos criterios estatificados se alarmaron porque fue aquí donde, por primera vez y exhaustivamente, las expuso a la vuelta de su destacada participación en el Concilio Ecuménico. Aunque sí le asustan algunas palabras que no encajan totalmente en su actitud: aquellas que expresan las formalidades "versallescas", "imperiales", del viejo y secular trato a las jerarquías eclesiásticas y, específicamente, las que atañen a la que él ostenta. Prefiere el trato llano a la prosopopeya.
Y así es como de nuevo estamos ante él, a raíz de su viaje a Caracas, donde participó en el IV Encuentro Latinoamericano del Movimiento Familiar Cristiano, dejando tras él una polvareda por sus audaces declaraciones sobre la revolución, el padre Camilo Torre• -muerto entre los guerrilleros de Colombia-, la necesidad renovadora de la Iglesia y la actualización de Cristo en los problemas contemporáneos. ¿La violencia? No hay que asustarse: puede ser necesaria en puntos extremos de una situación dada. ¿Camilo Torres? Una actitud que significa el deseo de reformar las estructuras sociales. ¿La introducción de mariachis en la Misa? Una continuidad de las expresiones del pueblo en la Iglesia. ¿La Iglesia? Necesita practicar la renovación acordada en el Concilio, para que la casa de Dios se con-vierta en la casa del pueblo de Dios. ¿La Iglesia de México? Hay signos de transformación. ¿La prensa? Es de lamentar la falta de preparación de los periodistas. ¿La guerra de Vietnam? Fundamentalmente, una violación de los derechos de la persona humana.
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42 LUIS SUÁRl!z
Son apenas el adelanto de unas cuantas ideas entresacadas de nuestra larga conversación, comenzada en la mesa, con fru~al, sencilla comida, del comedor del Centro de Formación Intercultural que funciona en Cuernavaca, en los labios de una de las enormes barrancas que son como venas vegetales, fundado por monseñor Iván D. Illich. En las mesas contiguas hay hombres y mujeres. Ellos son sacerdotes canadienses, en su mayor parte; en ellas no sé descubrir las que sean monjas, pero no todas Jo son. Vienen también norteamericanos Y europeos a cursos especiales, y muy fundamentalmente a uno de idioma español, para, según expresión de Illich -quien se encuentra en Europa actualmente- "desyanquizarlos", en el sentido de la mentalidad negativa que determina tantas actitudes de incomprensión y contra: rías ante América Latina. Lo religioso ha perdido aqu• su estirada formalidad. Los libros que están en ma~os ~~ ellos alarmarían a más de un seglar de nuestra soc1eda · Cuba, China, la URSS, el marxismo, el cristianismo ~o~ derno; en la biblioteca que dirige la francesíta Valentin Borremans, hay libros de todos los temas, signos Y autores. Revistas de todo el mundo: la sociología, la reto¡~ ma agraria, la vida. Ahí están los últimos números ta Siempre!, de Política. Los comensales leen El Día de es fecha. .
¿Qué pasa aquí? Todo se aclara porque en materia religiosa nos encontramos en la diócesis de Cuernavac~, bajo este obispo Méndez Arceo, con el cual tomo Jos ah· mentos de la olla colectiva. El obispo al cual atacan Y critican algunos cristianos que pretenden serlo más ~ue é~: Y que el Papa; el obispo de quien un periódico d1¡0 en Caracas que "tiene fama de autorizar en su dióce· sis ciertas libertades que hasta la fecha no han sido ex· tendidas a otras"
La Violencia y Camilo Torres
¿Qué .dijo el obispo Méndez Arceo en Caracas sobre la revolución y la violencia, que ya ha dado la vuelta al
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mundo? En el diario caraqueño La Esfera, del 7 de septiembre, el obispo de Cuernavaca dijo: "Las revoluciones violentas en los pueblos, pueden estar en algunos momentos de su historia absolutamente justificadas y ser totalmente licitas porque la revolución en el propio sentido de renovación es finalizar lo inacabado o aquello que se pueda perfeccionar". Y señaló "que precisamente en las revoluciones estriba la propia esencia del cristianismo y que, por tanto, nada tiene de extraño que los pueblos asuman actitudes violentas cuando los acompaña la razón y nada se puede lograr mediante el diálogo y el equilibrio".
El señor obispo no desmiente al colega de Caracas. Pero yo deseo que, con nuevas palabras, precise los alcances de lo dicho allí, y que lo haga aquí, en el ámbito mexicano de su diócesis. Y esto es lo que ahora me responde:
-Créame que me ha maravillado grandemente que en México se haya dado tanta importancia a una breve y sencilla frase sobre este asunto, en que me parece que no puede haber dificultad; primero, porque aun si se entiende la violencia por violencia física, una revolución violenta puede justificarse si los males que se quieren corregir han llegado a los extremos, no se provee la posibilidad de otros medios, se tiene posibilidad de éxito y la destrucción tiene su adecuada compensación en el bien que se busca. Pero por falta de información y reflexión no se paró en mientes en que la violencia en cuestión más bien habría que entenderla en cuanto a los cambios violentos de estructuras, o de mentalidad, o de costumbres como está sucediendo en no pocos casos dentro de la Iglesia misma.
-¿Y qué dijo usted, señor obispo, sobre el caso del padre Camilo Torres?
-Dije, exactamente, que el pueblo era el primero en darse cuenta de las injusticias que cometían con él, y que sin pretender enjuiciar ni querer hablar tampoco del caso del sacerdote Camilo Torres, sin embargo, la posición asumida por el fallecido sacerdote, puede significar el deseo de muchos cristianos, sacerdotes y obispos,
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de que sean reformadas las estructuras sociales .. que confrontan muchos pueblos del mundo InJUstas
-¿Se relacionan esas opiniones suyas ·con ¡ bras que dijo, aquí en México, en el congreso de ~: Pala. sa católica, sobre la necesidad de tomar la libertad cu~re;· se la niegan? ' n o
-Ahí tiene usted otra frase mía que ha recorrido el mundo estremecido de la Iglesia de Latinoamérica, en proceso de cambio. Dije a los periodistas católicos latinoamericanos, reunidos en México el 30 de mayo: "usen la libertad del seglar reconocida por el Concilio, y si se la niegan, tómensela". Toda frase sacada de su contexto corre riesgo de ser mal entendida. Dije eso cuando un periodista católico planteaba la situación en que se encuentra respecto de las autoridades eclesiásticas, que todavía, en general, tendemos a que las acciones no tengan publicidad, parte por exceso de prudencia, parte por falsa humildad.
El aburguesamiento, las formalidades, la renovación y la música popular.
-He leído que en el congreso de Caracas, el padre Gustavo Ferraris, asesor nacional del Movimiento Familiar Cristiano de Chile, dijo que "a la Iglesia le cabe una gran responsabilidad en todos los aspectos, Y que había estado preocupada durante siglos en conservar estilos versallescos, tanto en el ceremonial como en el trato entre jerarcas y pueblo". ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Y sobre el aburguesamiento denunciado por el padre Lombardi?
-En Caracas estábamos viviendo un clima de revolución, aunque pacífica en general con algunos brotes ~~ violencia, como el terremoto pl~nteado por el padre
mbard1, al abordar radicalmente el problema del posible aburguesamiento del Movimiento Familiar Cristiano, y sobre todo de asesores eclesiásticos El problem . te porq h · . · a ex1s-' ue ay quienes piensan que el M. F e d b manecer como movimiento de renovación ·de. I efe P.e~
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cristiana de clase media para arriba, aunque tenga como una meta hacer el bien a las familias de inferior situación económica, cultural o social. Muchos, en cambio, el M. F. c. mexicano en general, consideran urgente incorporarlo a las familias marginadas en cuanto sea posible. Pero como el padre Lombardi hizo descripciones como si estuviese viendo al eclesiástico aburguesado, provocó reacciones también demagógicas y no reflexión seria en favor de los sacerdotes ocupados en esa forma del ministerio.
-En su diócesis de Cuernavaca se han introducido cambios, como la misa en español y con música de mariachis. ¿Se relacionan esas innovaciones con una actitud de una parte avanzada de la Iglesia en América Latina?
-En realidad, la Iglesia se está despojando de formas que se habían venido introduciendo en la Iglesia como símbolos de la grandeza del sacerdocio y del poder dado por Dios a sus ministros, que se equiparaba a los poderes humanos y a sus expresiones. Por ejemplo, los obispos comenzaron a designarse Ilustrísimas desde que en la época constantiniana fueron comparados a los cónsules y demás funcionarios del Imperio; y Excelentísimos, desde que Mussolini concedió la Excelencia a los prefectos. ¡Cuánto más cristiano es ser llamado simplemente Señor Obispo! Así decidieron llamarme el primer grupo de cristianos no romanos que me visitó, diciendo que ese era un título bíblico.
-¿La introducción de música de mariachis, o música moderna, en las celebraciones de la catedral de Cuernavaca, tiene un sentido más profundo que el puramente folklórico o litúrgico?
-En verdad, la introducción de la música popular es una aplicación de lo decidido por el Concilio acerca de la adaptación que debe hacerse de las formas litúrgicas a la mentalidad y costumbres de los pueblos. Pero quisiera expresarlo de otra manera: es también parte de la desacralización que se está operando en la Iglesia. Es una tendencia de toda religión sacralizar y apartar del uso común cuanto para el culto se utiliza. Utilizar la música popular en la liturgia hace ver que no hay solu-
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ción de continuidad entre la vida ordinaria el en del pueblo cristiano con su Dios Se ob1'etóy a e tcu~ntro
· · 1 · s a mno-vac1on que e h_o~bre que participe en la celebración con los son~s o mus1ca de la vida común, estará pensando en la vida ordinaria, aun en sus desórdenes. Pero si la participación en el culto del Señor es con los medios de la vida ordinaria, yo digo que estará pensando también en el Señor en la vida ordinaria y no en desórdenes cuando está en la iglesia. Esto exige que quien preside la asamblea cristiana, la prepare y conduzca de manera enérgica y eficaz. Pensando en todo esto también dije en Caracas que en lugar de decir ahora que la Iglesia es la casa de Dios, hay que decir que la Iglesia es la casa del pueblo de Dios. .
-Si es así, ¿por qué le atacan personas que se dicen muy cristianas y muy cerca de la Iglesia?
-Porque hay personas que todo lo observan con sentido casuístico y no con visión panorámica ni yendo al fondo de las cuestiones. Como el Concilio habla de que sobre todo en países de misiones se pueden hacer experiencias, nos olvidamos de que toda la Iglesia está en estado de misión.
-¿No piensa el señor obispo cambiar de actitud ante esas críticas?
-Si fueran fundadas, con mucho gusto cambiaría mi opinión y mis actitudes. Suelo decir a este propósito: Hay pueblos y personas que y pueblos y personas quien. Hay que ver qué se dice y no quién lo dice, aunque sea el obispo de Cuernavaca. Pero generalmente son críticas con ofensas personales.
-Pero proceden, también, de personas vinculadas con el catohc1smo o la Iglesia.
-Si: proceden de personas de medios vinculados con la vida. de la Iglesia, por esa diferencia de criterios que yo qu1s1era ser el prim el desistimiento El mal ero en respetar Y gozarme en grupos de pers¿nas proc=~~~ ea~ que algunas pernonas .º clericalismo reaccionario q modo de un t1p1co ant1-las personas que quier~n ue no ataca a las ideas sino a época. avanzar dentro de nuestra
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-¿Y el pueblo, qué piensa de esas innovaciones, de la música popular en la liturgia?
-Nunca me imaginé el resultado que para la integración de una comunidad viviente en su participación en la Misa, h¡:¡ tenido esta música popular panamericana con mariach~ Yo le respondo lo que a un periodista que estuvo presente en la Misa y me preguntó: "¿Qué dice usted, señor obispo, a los lectores?" "Usted diga lo que vio y oyó. No necesito hacer comentarios".
-Acepto el reto, señor obispo. Yo estuve en la Misa. Y, en efecto, el derrumbamiento de las formalidades atemorizantes en las gentes que van a la iglesia, significaba allí una liberación del temor y de la incomprensión de los dichos en latín. Los asistentes, por fervor religioso, por curiosidad, o simplemente por participar en una innovación; o porque les gusta la música popular como vehículo de expresión de sus sentimientos místicos, religiosos o humanos, populares, en una palabra, participaban realmente en la celebración que usted dirigía. Había una integración indudable con la celebración por parte del pueblo que oía los ritmos mexicanos, brasileños o chilenos, en la Misa Panamericana. Su interpretación --de usted, señor obispo- de los versículos del Testamento, aplicados a la vida contemporánea, contenían la tendencia al diálogo, a la comprensión, al respeto y trato con la persona de otras creencias e ideologías. Nadie puede decirle que usted toma los resultados del Concilio sólo por las palabras. Y la homilía del sacerdote argentino contra la discriminación racial podría aplicarse a lo que pasa en los Estados Unidos con los negros. Era su condena.
-Perdone, Luis. Seamos justos. También en México discriminamos a los marginados, cultural, económica o socialmente, en su gran mayoría indígenas.
Pero en México, ¿cambia la Iglesia?
-Le he dado, señor obispo, mi opinión personal. Soy fiel al testimonio en su diócesis y en su catedral. Pero
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di . . LUIS SU.\al!Z
game. <.Es que en México, cambia realm :-En efecto, respecto a Cuernavaca h:nte la lg~esia?
comun en América Latina formad Y una opinión d 1 e . a por la a t• . e entro de Formación Intercultural por la act· ~d•vidad
~~nasterio b~nedictino del padre Le:nercier, e~v~~: ~:~ hg1oso Y particularmei:ite por la aplicación del psicoanálisis, ~.no poco también por mis intervenciones en el Conc1ho, y por algunas obras significativas como Ja transformación de la catedral. Pero es evidente que en México, en toda la nación, hay una efervescencia de renovación cristiana en el clero y en los seglares. Le voy a citar sólo algunos aspectos. El oficio catequístico arquidiocesano de México, cada año presenta un curso de pastoral para sacerdotes y seglares, al cual vienen pensadores europeos de primera categoría como conferencistas. Otro ejemplo: un grupo de obispos, inicialmente obispos del Golfo, pero que han llegado a formar una unión de 23 obispos está promoviendo intensamente la transformación de' la Pastoral de conjunto. Creo que es un ejemp!o comparable al de los obispos del nordeste del BrasII, aunque tal vez los obispos del nordeste brasileño sean más avanzados socialmente. . 1 1 le-
-¿Entiende eso como una evolución de toda a g sia en México? bºs
-Moralmente hablando, el mayor número de 0 ~ -pos mexicanos está evolucionando y algunos ya est n evolucionados. No cito a personas para no ofender a nadie.
-Ni yo tampoco. Pero ¿quiere decir que esa acti-tud penetra en lo social?
-Si. Tienen en cuenta problemas sociales, sin espíritu conservador, sino más bien con espíritu de avanzada.
-¿Podría decirse con espíritu revolucionario? -Si, en el sentido de que el concepto se considere
como la necesidad de apresurar el paso en la transformación. social, aunque la problemática mexicana obligue a prescmd1r de ciertas actividades y aun de manifestaciones de pensamiento en lo que se refiere a nosotr O sea, a quienes desde dentro de la Iglesia creemos os. que se
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puede dar una contribución al desarrollo humano contemporáneo de México.
América Latina, la prensa, la guerra en Vietnam.
-¿Ante los grandes problemas de América Latina, debiera la Iglesia, o deben los católicos, apoyar más abiertamente, con una actitud revolucionaria, la necesidad de los cambios urgentes?
-Es evidente que se tiene que llegar a una renovación del pensamiento en todos los órdenes, y que la Iglesia, como ya le decía a usted en otra ocasión, no debe quedarse atrás en el desarrollo de su pensamiento, porque en América Latina, donde todavía es generalizado el número de quienes se declaran y fundamentalmente quieren ser católicos, la Iglesia, si no secunda la acción transformadora de la sociedad civil, o bien se convierte en un obstáculo, o es abandonada. La transformación es inevitable e irreversible.
-También se habló en Caracas de la prensa. ¿Qué papel debieran hacer, en esta época, la prensa y el periodismo, para contribuir a los cambios sociales?
-Claro que la prensa puede hacer un papel y tiene enorme responsabilidad en el cambio de mentalidad, tanto para frenarlo como para acelerarlo. Me atrevo a decir, hablando estrictamente de lo religioso, que es de lamentar la falta de preparación de los periodistas, aun declarándose católicos, al interpretar y seleccionar noticias y comentarios; aunque también debo ser justo al decir que en los últimos meses, posiblemente a partir del último congreso de la prensa católica de América Latina, comienza a notarse un cambio aun en la prensa comercial. En general, en nuestro país, el periodismo está a la zaga de las necesidades, porque en Europa, en los Estados Unidos, y también en otros paises latinoamericanos, no faltan órganos de prensa que están acelerando el cambio. Aquí quisiera hacerle una reflexión: yo encuentro que, en general, México no es suficientemente latinoamericano. Durante mi estancia en Caracas, al leer un pe-
Cuernavaca.--4
LUIS SUÁRJ!Z
~.iód~co de esa. capital, vi una página con el título de As1 anda ~atmoa.m.érica" ¡Qué importante sería que la
prensa nacional h1c1ese algo semejante en México! -¿Qué impresión trajo de América Latina? -¡América Latina es tan desigual! Yo Je puedo dar
mis impresiones de Venezuela. Soy un enamorado de ese país, que ha logrado un tránsito tan rápido de la dictadura a una democracia formal, que parece querer integrarse en una auténtica democracia social. Sin meterme en política venezolana, espero que el libre juego de los partidos se afirme, para que ese país alcance desarrollo industrial armónico, logre la reforma agraria emprendida y se perfeccione en su independencia. Un cierto bienestar superior al de México, me parece evidente.
-¿Cuál es, señor obispo, su opinión sobre la gue~ra en Vietnam, y la actitud que debiera adoptar A~é~1ca Latina en esa guerra en la cual participa tan dec1s1vamente nuestro gran vecino, los Estados Unidos?
-No me ponga usted a mí a resolver la política de los paises de América Latina, ni de nuestra nación; pero considero que la guerra de Vietnam es fundamentalmente una violación de los derechos de la persona humana, de los vietnamitas; aunque no deje de considerar la vio· \ación de los derechos de la persona humana que se podría producir en Sudvietnam de convertirse en una zona de influencia de China, por ejemplo. Esto podría ser evitar un mal futuro con un mal presente. Sobre las consecuencias de este conflicto me considero incapacitado para predecirlas, pero una voz más autorizada que la m1a, el Sumo Pontífice, ha estado constantemente advirtiendo al mund~ del peligro en que dicha guerra lo tle~e. En este pehgro, América Latina no quedaría a sa vo por las características seguramente nucleare d una guerra general. s e
. -Le haré. una pregunta que quizás le d . hecho al prmc1pio, pero que no hice en eb1era haber respuesta adversa quizás hubiera deteton~es porque su me mvitara usted a comer. ¿No le im rm1nado que no ceder u~a. entrevista a Siempre!, des porta Volver a con .. que rec1h16 ª' publicarse nuestra p . PUés de las Crit.
nmera entrevista;cas
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-¡Cómo voy a desaprovechar el gran favor que me hacen ustedes de dirigirme a un público de opinión como el que tiene Siempre!
-Ni yo tampoco, señor obispo. La tarde se posaba en la barranca verde de Cuer
navaca. Don Sergio ya estaba pensando en la misa con mariachis del próximo domingo. Sobre su corpulenta figura de 59 años se estrellaban los ataques de los más "papistas que el Papa". En este caso, de los menos "papistas" que el Papa.
(Siempre!, 12 de octubre de 1966).
s "POPULARUM PROGRESSIO", REFORMA, JUAREZ,
REVOLUCION Y CONSTITUCION
Los cambios que se operan en la Iglesia, orientados hacia la justicia -y no sólo a la caridad- en la Tierra, no son maniobras tácticas para evitar un desbordamiento ante el empuje revolucionario de los tiempos. Son cambios basados en principios, movimientos revolucionarios -renovadores o transformadores, como se quiera dentro de la Iglesia misma, que afectan a la sociedad civil y se relacionan indefectiblemente con ella, por cuanto los hombres --el "pueblo de Dios"- forman parte de la sociedad y de la Iglesia.
Ciertamente, la promulgación de las Encíclicas -y sobre todo su aplicación- como la última, Populanun Progressio, del Papa Paulo VI, que despoja de intocabilidad la propiedad privada si lo precisa el beneficio de la comunidad, entra en contradicción con la conducta de algunos católicos, dotados por la vida de sobrados y superfluos bienes, a los cuales no renuncian sino que conservan en buena e incrementada administración. La Iglesia sabe que, con esta posición, ganará adeptos, pero que también perderá algunos: a los alucinados por el oro y la ganancia sin límite, que se dan golpes de pecho para encubrir su conducta. Sin consideración a ellos, con quienes la Iglesia no puede mantener ninguna identificación equivoca a los ojos de los necesitados, la Iglesia se propone firmemente volver a sus fuentes.
Las anteriores consideraciones son como una introducción a las palabras literales de monseñor Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, participante en el Concilio, incansable perseguidor de la renovación eclesiástica, en el fondo y en la forma; es decir, en su·esencia y en la liturgia que la expresa. Recogen el espíritu de una parte de cuanto me ha dicho y especialmente, como el lector verá en seguida, a raiz de dos acontecí-
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mientos: uno universal como la P la y otro circunscrito al ~undo de sus ':f1·ºar1·orusmf Progresslo, es · a anes, como
una reciente co~ferencia dictada por el propio obispo en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, sobre el tema de Las relaciones de la Iglesia y el Estado en la Constitución.
El prelado quedó impresionado de la receptividad ofrecida por estudiantes y maestros --de las ciencias políticas, conviene recalcarlo- a sus opiniones. Una franca comunicación se abrió entre ellos. Después de su exposición, monseñor Méndez Arceo respondió a cuantas preguntas le hicieron. No hubo ataque y contraataque en las discrepancias. Hubo diálogo. "Yo busco el diálo· go'', me reafirma, esta tarde, cuando le veo en la casa de unos familiares, en la capital de la República.
"Ante quienes temen que la Iglesia, contra I? que se podía temer, no haya cambiado ni pueda cambiar lo suficiente como para hacer reflexionar seriamen~e, yo creo, señores, que con toda sinceridad puedo. dec1r que si ha cambiado", dijo don Sergio en Ja Universidad. Añ~· dió allí y me repite en Ja serenidad de un diálogo ya sin la tensión universitaria: "No pide Ja Iglesia libertad cuan· do es minoría y practica la intolerancia cuando es mayo· ria, como se hizo en el pasado y muchos lo temen en el porvenir"
Un alto prelado de Ja Iglesia en México habla un nuevo lenguaje sobre la Reforma y los reformadores me· xicanos. Para llegar a e~o. parte de una consideración sobre l'.1 Iglesia: "Dentro de la misma Iglesia, la libertad va abriéndose su camino. Además, el Concilio reconoce e~ esas palabras el ahondamiento y Ja práctica de la hbe~d en el mundo, la cual, aunque por caminos a ve~~m;~~,d~~· ~! !do ~anifestándose como signo de los no pode~os ap1:~~<;>1r' eªn acdción de los reformadores, que
ca a momento fu . to una manifestación de la v d d ' e en su conjun-tad de la conciencia humana" er a acerca de la liber-
Tras haber afirmado lo anterior monseñor Sergio Méndez Arceo respo e~ la Universidad
n e ahora a n1i re~
"POPULARUM PROGRESSIO": REFORMA, JUAREZ •.. 55
querimiento con esta opinión suya sobre la Reforma: -¿Sobre la Reforma? Mi dolor ante la Iglesia, por
que no haya comprendido los signos de los tiempos manifiestos en la actitud de los reformadores, muchos de los cuales partían de principios cristianos; como Mora, bajo el signo de Cristo y de la Iglesia aun en el institucionalismo del orden temporal.
-¿Y de Juárez, qué opina usted? -Estoy de. acuerdo con el gran liberal Ezequiel
Chávez, quien dice que Juárez no pudo conciliar su religiosidad con su anticlericalismo. Juárez estaba conven· cido de que si no llevaba a cabo los principios de la Reforma no podría haber paz en México. Los hombres de la Reforma deben ser estudiados con un criterio nuevo.
-¿Los cambios en la Iglesia han sido promovidos por las altas jerarquías?
-Los cambios han salido del pueblo, de abajo para arriba. El pueblo es quien ha llevado a la altura de la Iglesia las nuevas posiciones. Juan XXIII abrió la com· puerta a las corrientes que ya son mayoritarias. Puede ser que no todos los que votaban en el Concilio por los cambios estuvieran íntimamente convencidos, pero creo en los resultados de la presión de la comunidad sobre los individuos y en la acción del Espíritu Santo.
-¿Y en todas partes, y en todas las esferas de la Iglesia, se aplican las decisiones del Concilio?
-Las aplicaciones tienen dificultades porque no ha habido una unión total, aunque sí sustancial. La Iglesia está comprometida. Se llama a la renovación a los cató· licos y en particular a los países que son católicos porque han padecido cierto colonialismo. Colonialismo aun dentro de la Iglesia.
-He oído a quienes, desconfiando por la actitud que en el pasado ha tenido la Iglesia, o una parte de ella, 0 algunos de sus miembros frente a los cambios socia· les dicen que la nueva actitud de la Iglesia no es más qu~ una maniobra. ¿Qué opina usted, señor Obispo, de esa afirmación? .
-No es una maniobra. La Iglesia se ha empareiado en este movimiento de transformación no con una posi·
• L~~~ c16n táctica s· . Ez
- '. _mo con posiciones doctrinales . . . No dman entonces maniobra t . ' d_e Principio.
c16n por las circunstancias de los ácbt~ca, sino adapta. -En t · h cam JOS generales
par_ e s1 ay una adaptación, una identific : con los. cambios, que ~on signo de los tiempos. ación
-e.Cómo se refle1a en la última encíclica del Pa Pa~lo_ y1, de maner~ más distintiva y permanente, ~! prmc1p10, la adaptación o la promoción de los cambios'
-En la encíclica Popularum Progressio es definiti~ va la puesta al servicio de la comunidad de los bienes privados. Antes esta era una acción caritativa. Ahora es un principio.
-¿Podría llamársele de justicia social? -No hay límite entre la justicia social y la conmu-
tativa. Es justicia a secas, que afecta no sólo a los individuos, sino a los organismos y a las naciones. Que no se ayude a los países subdesarrollados por filantropía, sino por justicia.
-Se me ocurre pensar que ante este concepto que afecta la propiedad privada, como las ideas revolucionarias sociales, pueden chocar con la Iglesia no ya los Quijotes, sino algunos multimillonarios que justifican la manera de serlo envolviéndose de supuesta santidad o con mucha religiosidad. ¿No cree, señor obispo, que puede producirse esa contradicción, ese choque?
-Sí, puede haber un choque con la Iglesia. Se producirá, sin duda, una profunda inquietud. Las inquietudes que hay en la Iglesia no son sino el resultado de que no tenemos seguridad. Hay que recordar a Jesús, cuando dijo: "No he venido a traer paz, sino la guerra". Debe;'.'.ºs sentirnos siempre inquietos, siempre insatisfechos.
os documentos episcopales están creando cada vez más esa msattsfacción con nuestras realidades. Nicodemo el hombre que está en paz con Dios y consigo mismo 'en sus cartas a Justo 8 t . • de \os ataques ~ a .emonza ante Jesús, se inquieta quiere ganar ad~~~os e~ust realiza, y dice que Jesús no mos decir que la Igl~sia n e est~ nueva inquietud, podebién los perderá, porque faª~ª~ª _adeptos, pero que tamque es donde está la inquietu~ e~1~ vu~lv~ .ª las fuentes
. s o s1gn1f1ca una verda:
"POPULARUM PROGRESSIO": REFORMA, JUAREZ · · · 57
dera revolución de la Iglesia, al estarse enfrentando c~n más claridad a sus fuentes, a Cristo, a aquello que d110 Juan XXIII casi con voz de protestante: volver al Evangelio.
-¿Y si las estructuras no cambian, si la situación no cambia, debe el pueblo esperar a que los responsables del mantenimiento de esa situación se den cuenta de que deben cambiar? ¿Por cuánto tiempo?
-Si no cambian las estructuras, que ejercen una tiranía mayor que los más grandes tiranos, y sobre todo si no cambian las estructuras sostenidas por personas imposibilitadas de cambiar, entonces se explica la revolución. Eso pasó en México. Es cierto, como dice el Papa, que una Revolución puede degenerarse. Entonces corresponde hacer una invitación a los revolucionarios para que piensen bien lo que van a hacer.
-¿Cree usted que se producirá un cambio por convicción entre los sostenedores de las estructuras que se sientan católicos?
-Ojalá fuera el fruto de esa convicción. Carlos Davis, el mejor teólogo inglés, se ha apartado de la Iglesia por no estar de acuerdo con la institucionalización de la misma. Dice que procede conforme a su conciencia. Hans Khung, teólogo joven, ha dicho que está de acuerdo con todo lo que dice Davis, pero que nada le convence para apartarse de la Iglesia. La diferencia con Davis es que él no tuvo esperanza. Yo sí, afirma Khung. Así yo le digo a usted que si realmente los cristianos y todos los hombres de buena voluntad se unifican en torno al llamamiento que ha hecho el Papa, ¿por qué no han de cambiar los hombres? Esa es la esperanza. La esperanza de que antes de que las revoluciones destructivas vengan, ellos cambien.
-¿Significa eso también una esperanza de que cambien todos los niveles de la Iglesia, y ésta en todos los países?
-En mi conferencia de Ciencias Políticas yo dije a los estudiantes que ellos deben cooperar al cambio de la mentalidad acabando con el analfabetismo. Les dije que la mentalidad eclesiástica diferente se debe al contexto
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~n el cual existe. Por ejemplo, les d"" . . nol, en términos generales no !Je. un obispo espa. en Jos cambios. Los estudi~ntesva a ~ensar tan fácilmente no · se rieron. Yo les dije qu
s~ rieran, por~ue les puse no un ejemplo de risa, sin~ un e1er:iplo patético de la imposibilidad de adaptar una mentalidad a lo que. se ha aprobado en el Concilio. Hay voluntad en la Iglesia para el cambio total en ella misma. ~ambién en la Iglesia, como en el aspecto social, los cambios de mentalidad deben producirse antes que se destruya todo. Insisto en mi esperanza: Ja Iglesia puede contrihuir no sólo a sus propios cambios, sino a los cambios generales.
-De su mentalidad, señor obispo, hay evidentes pruebas. Su diócesis respira los cambios. ¿Ante las libertades que en ella se disfrutan, conforme a ese esplritu, no teme usted, señor Obispo, que desde más altos niveles pudieran ponerse en entredicho?
-No, porque creo en la sinceridad del Papa, qu~ ha pedido la colaboración de Jos obispos, y ésta es m1 colaboración. Si no intentara yo un camino no partid· paria en la colaboración. Evidentemente, considero el Concilio Vaticano no como un punto de llegada, sino de partida.
-¿Puedo hacerle una ultima pregunta? Usted habla con mucha libertad. ¿Por qué, señor obispo habla usted con esa libertad?
-Porque nunca ando en pos de nada que obligue a sacrificar esa libertad.
Mon;~:~~a ¡ el ejercicio de la libertad con que habla estimulado. E~ ~s ~:~~~ no par~ce haberla dañado, sino dido, esa libertad no se\ en~rev1stas que nos ha conceun asombrado por sus f" a e~gastado, aunque más de nía sobre ella -acaso ~~:;ma~ones, haya visto que vealgún peligro. Invocando la ::i ~eseo que seguridad-
ª . su verdad, una ver-
·---------- --··--. ~ ~:.sai¿~;;a;;~~~~-=-=-=~t~~~~;_~"L--to-.7~~"Q.~~~~
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6 UNA CUARESMA DIFICIL
Las "ligas fantasmas" a las que Méndez Arceo se había referido alguna vez desde Roma, seguían actuando. Cuanto más definido su pensamiento religioso y social, más definidos eran también los ataques. Volvían sobre el pasado de los cambios litúrgicos o bien se aferraban a las novedades que suponían, con creciente perturbación, los casos de Gregorio Lemercier y de Iván Illich. En 1967, el psicoanálisis aplicado por el primero, creyendo que no contravenia los acuerdos conciliares ni los limitados permisos de la Iglesia en la materia, y el "descubrimiento" del segundo por sus artículos y entrevistas, estaba en su apogeo.
Las apariciones públicas de Méndez Arceo trascendían los recintos y los asuntos religiosos. Había hablado de la reforma agraria, de la educación pública, de la reforma liberal que recortó al clero una parte de su poderío político y económico en el siglo pasado, y de la Constitución. Y, para mayor sorpresa de los partidarios del inmovilismo social y de los enemigos del laicismo en las leyes, aparece el 13 de junio de 1967 en el acto con que la Cámara de Diputados celebra una jornada cívica sobre la Constitución, con un mensaje del Presidente Díaz Ordaz, reafirmando sus valores liberales. Méndez Arceo se sienta entre personalidades intelectuales y políticas. Es miembro de la Academia de la Historia. Pero sus impugnadores religiosos no separaban esa calidad de la religiosa, y rechazaban esta nueva "concupiscencia". Para colmo, el obispo estuvo sentado junto al pintor comunista David Alfaro Siqueiros, a cuyos galardones estéticos se sumaba por aquellos dias la obtención del Premio Lenin de la Paz.
Llovía de nuevo en el capelo de don Sergio. Un llamado Comité Pro-Reivindicación de la Iglesia Católica
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LUIS SUÁJtez
en Cuernavaca, da a conocer . Excelsior- el 4 de octubre de 196;nserción pagada en Padre. "El mundo entero -dice- ' una c~rta al Santo revolución rer · ha conocido la penosa
- . J~IOsa que se ha venido realizando en la pequena d1óce~1s de Cuernavaca, sede de uno de Jos puntos neur~lg1_ci:is del Neo-Modernismo, que desgraciadamente ha mf1cionado a la Iglesia Católica en todo el mundo, y contra el cual ya varias veces se ha levantado la augusta voz de Vuestra Santidad. No solamente en México, nuestra patria, sino en todo el mundo, son ampliamente conocidos el escándalo del exconvento (ya lo era para entonces L. S.) benedictino de Santa María de la Resurrección, con las vergonzosas lacras que en él se ocultaban y disfrazaban bajo el velo del sicoanálisis freudiano, las inauditas pretensiones del enigmático Monseñor Iván Illich, que heréticamente pretende mudar la constitución misma de la Iglesia de Cristo tal c~mo ~u.e establecida por su Divino Fundador, y las pehgrosi~imas excentricidades que, fuera y dentro de nuestro pais, ha propalado el patrocinador de los anteriores adver.~rios de nuestra fe católica, el mundialmente conocl 0
obispo don Sergio Méndez Arceo". . 11"-Para el comité reivindicador, sin nombre m ªPf'. 1
dos públicos, el aggiornamento y el "progreso" han sido "convertidos en herejía; Ja inmoralidad más repu_gnant~ proclamada como «liberación espiritual y sicológica ~e hombre», medio eficacísimo para discernir las vocaciones sacerdotales y religiosas y para llevar las almas p_or el camino de la virtud evangélica y de la Santidad cr1s· tiana; Y las estridencias de los centros de vicio en sus· titución de nuestra antigua e inspiradora mística relig10sa, en las excentricidades de una liturgia de circuns· tanc1as que se ha convertido en una de las variedades más .~tractivas del programa de Cuernavaca .
. Creemos -dice el Comité al Beatísimo Padreque ya es tiempo de poner punto final a este drama espantoso. "
La guerra de Vietnam, y la guerra en nuevamente condenada por Mé d A general, es 196" n ez rceo b .
o- esta vez en una publicación e t . -en a ni de x ran¡era: Vísperas,
UNA CUARESMA DIFÍCIL
de Montevideo. El obispo recuerda que "el cardenal Gi~como Lecaro, al exigir angustiosamente que la . Iglesia declare la inmoralidad de los bombardeos en Vietnam, formula de esa manera una condenación absoluta de la guerra moderna como instrumento para dirimir disputas, que es actualmente convicción de muchos cristianos". Uniéndose a esa opinión afirma, como el arzobispo de Bolonia, "que es necesario y urgente que la Iglesia de Dios declare incompatibilidad de la guerra moderna con la moral cristiana pura y simplemente porque hay -aunque no todos lo puedan ver- un cambio intrínseco de lo que "fue" la guerra a lo que "es" la guerra. La guerra de Vietnam, en su vana y atroz prolongación, ha contribuido enormemente a madurar el sentimiento común de que, en derecho, no debe haber guerra; pero la colectividad internacional, en cuanto a la guerra, todavia no es una sociedad que con estatutos y sanciones eficaces se la pueda proscribir. La decisión de los Estados Unidos de renunciar a la pretensión de autoridad mundial para imponer el bien común y consagrarse en cambio a promoverlo globalizando el desarrollo, parece un sueño; como parece un sueño llegar a la proscripción radical de la guerra".
En el terreno político mexicano, Méndez Arceo también hace en la revista uruguaya interesantes declaraciones: considera como hechos históricos irreversibles y justificados tanto la Reforma como la Revolución mexicanas. "Hay -responde a las preguntas- un incipiente revisionismo, al cual me ha tocado dar la expresión de tono más agudo. Considerar en la Reforma liberal del siglo pasado las exigencias de purificación de la Iglesia que pretendía imponer e impuso no siempre con derecho ni con respeto a la persona humana, es imprescindible; así como en la Revolución de 1910 los auténticos clamores del pueblo oprimido y desposeído contra los opresores políticos, económicos, sociales y también religiosos. La teología de los signos de los tiempos ha comenzado a servir de base para la interpretación de nuestra historia. Se puede decir que la Iglesia no vio esos signos. Se sintió sólo victima. El mal más grave es la carencia
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LUIS SUÁRJ!Z
de instrumentos de trabajo de démico en el campo de la h Y t . grupos de trabajo aca. tianos, clérigos y laicos". is oria por parte de los cris-
Cu~ndo le preguntan: "¿Qué vfnculos existen ahora en M~x~~o entre católi~os. y ~arxistas?", el obispo responde. No hay nada mst1tuc10nalizado. Ha habido encuentros promovidos por estudiantes. Los individuos que tenemos tratos somos mal vistos".
;Y tan mal! "Estáis haciendo daño a las almas", le había escrito con iracundia el señor Baltasar Sosa Chávez, el 26 de marzo de 1968, en uno de Jos documentos más agresivos que, a título personal, y con el muy respetado de "Excelentísimo Señor Obispo", se Je hayan dirigido. "Habéis propiciado y permitido, apoyado y conservado en vuestra Diócesis y Jo seguís alentando, a un grupo de sacerdotes que bajo el pretexto de una ren~~ación promovida en el Concilio, es semillero de here1ias porque predican Jo que Ja Iglesia nunca ha dicho. Personalmente habéis estimulado Ja desorientación ~I ~ve;tar al sacrilegio a miles de almas que habéis invita .º a comulgar sin previa confesión sacramental. Habéis incurrido con pleno dominio de conocimiento de causa Y sus consecuencias, en herejía, al declarar públicamente la desacralización de lo sagrado, ante masone~, e_n reuniones sociales a las que ex-profeso habéis sido invitado,
"f" es sabedor de las excomuniones reiteradas de Jos Ponti JC 1 Romanos, a quienes debéis acato y obediencia. Sois el promotor del genocidio de la espiritualidad dentro de tem~Io católico al permitir, autorizar y estimular la ~resenc1a Y actuación de música mundana y artistas de vi~a escandalosa. Sois autor de una publicidad internacional que estimula vuestro orgullo pero que destruye la dil(:nidad sacerdotal. Vos, como Obispo de Cuernavaca, dsors ya conocido en todo el mundo como revolucionario
entro de la Igle · dº . t sra, 1zque por vuestras ideas «progre-s1s as» cuyo daño · 16 . los perjuicios ue psico. gico _en las masas es el peor de moderno, comd Iíd::t!~s u~aciend_o yorque declarándoos tenece, habéis sembrado la dm~v.1znento que no os perque por naturaleza es y será1v1~1 n dentro de la Iglesia
siempre UNA"
UNA CUARESMA DIFÍCIL 65
En el archivo personal del obispo se guarda el vitriólico documento. Pero también su respuesta a Baltasar Sosa Chávez. "Yo no he preguntado si ha habido masones en mis conferencias ni he hablado en reuniones masónicas. ¡Me gustaría que me invitasen!" (Y Jo invitaron.) "No sé que en alguna celebración litúrgica haya acá habido música mundana o hayan actuado artistas de vida escandalosa. ¿Cómo se atreve a decir que primero afirmo y Juego niego; que rectifico un poco, sin ceder del todo, para luego avanzar? Lea el texto de la circular unánime del Episcopado, de la cual fui coautor, lea mi declaración y el artículo del P. Maza en Unión. No interprete como orgullo la actuación de un obispo en lugar de meditar sus enseñanzas. . Hay, sin duda, personas que se desorientan por mis enseñanzas; pero lea los Evangelios y las Cartas de San Pablo; no es mejor el discípulo que su Maestro. Lo bendigo. Cuanto más malo me crea, ruegue más por mí".
El obispo no pasó una agradable cuaresma en 1968. El 5 de abril recibió el virulento ataque de una publicación más o menos confidencial, Foro Politico. El día 6, el de la Revista de América, ya comentado, y el 16 del mismo mes, el de la revista Gente, con el título de "Conspiración en Cuernavaca", y la firma de su director García Galindo, particularmente centrado en el caso de Illich y en la "acogida" de "guerrilleros guatemaltecos" en el CIDOC.
Tuvo también algunas satisfacciones, por las aclaraciones o defensa que algunas jerarquías eclesiásticas mexicanas hicieron de su ·actitud. El único cardenal mexicano, monseñor José Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara, había enviado, el 16 de marzo de 1968, a los sacerdotes de su arquidiócesis, una circular reservada, en la cual transmite secamente el pedido de Méndez Arceo de dar a conocer que "Su Excelencia no reconoce como propias unas declaraciones que le atribuye la «Revista de América»", según las cuales no habría en México un Sacerdote capacitado para explicar la Encíclica Popularum Progressio.
El 8 de abril, el presidente de la Confederación Epis-
Cuernavaca.-5
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LUIS SVÁJ!Ez
copa! Mexicana y obispo de O Corripio Ahumada -quien h b" axaca'. l\;fonseñor Ernesto
de los pue~tos al arzobispoª d~a ;~!~1t~.1d~;~s!~i:i~~~~ q~ez y Tonz, de las tendencias más conservadoras Y el mismo con quien Méndez Arceo tuvo un inciden!~ durante el Concilio- emitió una declaración lamentando "profundamente que un obispo mexicano sea atacado de nuevo en un articulo [el de Gente] carente de toda objetividad y precisión. Al manifestar mi pena y asombro-, expreso no sólo mi personal punto de vista, sino también el de los señores arzobispos y obispos que, en la pasada asamblea plenaria del Episcopado Mexicano, efectuada en el mes de febrero, expresaron su pesar por ciertas campañas tendenciosas que en algunos órganos de prensa se han organizado especialmente en contra de monseñor Méndez Arceo, a quien en Ja misma asamblea se designó como miembro de la Comisión episcopal de la Fe"
Algunos diarios de la capital y de la provincia mexi· cana salieron también en defensa del combatido -Y combativo- obispo. Lo hicieron diversos articulistas en Excelsior, en El Porvenir de Monterrey y en El Heraldo de México. Este se enfrentó con Gente denunciando sus ataques como parte de una campaña de difamación. A su vez, el obispo hacía algunas aclaraciones. El ~O de abril afirmaba en Cuernavaca (según noticia aparecida al día siguiente en Excelsior) "ser partidario permanente de la paz Y negó haber dicho durante su conferencia ante estudiantes de periodismo,' que deseaba tomar el fusil". Y en carta a José Pagés Llergo, director de Siempre!, de lecha 7 de mayo. contestando las de Concepción Caste· llanos Luján y w·1b t Al ·d el número 776 1 er . onso Cabrera, aparec1 as en haher dad dde la revista, dice: "Comprendo que por
o Y ar aún t t . . · miento del Señ h an os contras1gnos al fiel segu1-propósitos de e~~ieª~ª tantos ~ue no creen en nuestros capitahstas; ni es im~ ª·.:iero ni Cristo ni su Iglesia son tituciones, 0 las iglc .?Sl 1 e que los individuos o las insneral de la Iglesia res~:s ?cales, o la administración geacumulado. Hemo's ven~dc1emos a la seguridad del djnero
I o contemplando - . P<1ra señalar
UNA CUARESMA DIFÍCIL 67
un símbolo- las renuncias difíciles, pero definitivas, decretadas por el Papa Paulo VI al boato, a las actitudes y al lenguaje principesco".
En algunos muros de la ciudad de México se atacaba al obispo de Cuernavaca, en incitaciones cuya factura parecía provenir del agresivo grupo de ultraderechistas universitarios "M. U. R. O." (Movimiento Unificador de Renovadora Orientación) autor también de agresiones físicas a catedráticos y conferencistas, entre éstos a Iván Illich. "Méndez Arceo, el anti Cristo", se leía en muros y vallas no lejos de la Ciudad Universitaria.
Había sido una cuaresma dificil, pero no el peor de los tiempos. Estos seguirían alternativamente entre amortiguamientos y reagresiones. Durante el conflicto estudiantil mexicano, el nombre de Méndez Arceo se consumió también en las informaciones de la segunda mitad de 1968. Al finalizar el año, después de que hubo en la capital mexicana una serie de actos terroristas de signo jamás identificado, una !\amada Unión de Católicos Anticomunistas (otra "liga fantasma") le acusó de tener relación con esos actos. En su mensaje de Navidad. Méndez Arceo comenta el de Paulo VI, dirigido a una Humanidad "amenazada por los peligros nucleares, despedazada por la rebelión contra los valores institucionales del pasado, y oprimida por la pobreza y por los dictadores"
El obispo declara tener menos angustia y no querer coangustiarse con el Papa; afirma que su "esperanza en los jóvenes no es participación en terrorismo" pues "decir esto es infantil" "A quienes no me comprenden e injurian, los perdono, y a quienes haya ofendido, pido sincero perdón para estar en la paz anunciada por los ángeles a aquellos a quienes ama el Señor", concluye el mensaje.
Remontada la crisis del caso Lemercier, con su apartamiento del convento y con su boda en 1968, Méndez Arceo recibe, con 1969, la tormenta del caso lllich. En esa atmósfera comienza una nueva batalla, insiste en que de los templos debe eliminarse todo cuando es inútil para el culto, y se declara zapatista, es decir, adicto al
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ideario de Emiliano Zapata, el gran líder de la refonna agraria en el Estado de Morelos, y en todo el país.
Con 1969 Cuernavaca estaba de nuevo ante Roma.
LA INNOV ACION DE LEMERCIER
1 LA INNOVACION DE LEMERCIER
Una sobrevivencia de las formas rígidas más v1g1-lantes y severas de la Iglesia, el Tribunal del Santo Oficio, ha tenido sus ojos puestos -y no parece haberlos quitado-- en una falda de la montaña mexicana que mira hacia tierra caliente, en la tibia franja divisoria de los climas. En este punto, que tiene a lo lejos el aposentamiento de Cuernavaca, y contigua la pequeña y dispersa población de Santa María Ahuacatitlán, cuna de zapatistas, un hombre que tomó el servicio de Dios, y un grupo formado por treinta y cinco hermanos benedictinos, libran, con su verdad, una batalla frente a ciertos procedimientos renovados de la Inquisición; y para ablandar, con el apoyo de posiciones en su mayoría ya aceptadas por el Concilio Ecuménico -aunque desde antes- la inflexibilidad de las estructuras y conceptos más conservadores de la Curia Romana.
Ese hombre es Gregorio Lemercier, prior conventual del monasterio de Santa Maria de la ResurrE>cción, quien el 12 de noviembre de 1965 compareció ante el Inquisidor del Santo Oficio, en Roma, convocado en un intento de juicio, contra el cual se inconformó, abandonando la habitación donde iba a instruirsele la causa, bajo la acusación de violar las prescripciones de la Iglesia. El padre Lemercier introdujo y mantiene en su comunidad la práctica del psicoanálisis, a fin de que Jos monjes, profesos, novicios y postulantes se identifiquen con su vocación, con ellos mismos. Esto, y el abandono de Jos hábitos por una parte de los monjes, causó una gran alarma en Roma. Si bien, por la tenacidad de Lemercier y el vigor de su defensa, el caso salió del Tribunal del Santo Oficio, se encuentra aún para examen y decisión de una comisión especial de tres cardenales.
Esta es una historia dramática, con periodos de
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LUIS SUh!z
tranquilidad sobre la tensión donde el . sin duda, la leña verde ni la , consumac1~:st1¡g? nod sera, vonarola · f' 1 P rica e Sa-, pero irme, P ena de incidentes y de dra r mo .humano Y religioso, cuyo desenlace alln nom~:~ escrito.
El "diablo" en el convento
Pasaron los días antes de que se nos abrieran las puertas de esta historia completa. Agradezco al padre Lemercier que al fin se nos franquearan. Hemos penetrado al monasterio de traza moderna, debido al proyecto de uno de sus miembros arquitectos, fray Gabriel Chávez de la Mora. Doce hectáreas de tierra rodean al edificio. Allí trabaja, y con sus frutos vive, la co~unid~d benedictina. Los hermanos labran la tierra, cuidan ª huerta, obtienen Ja miel, fabrican artesanías en los talle· res. La jornada comienza a las cinco de la mañana Y transcurre entre el servicio religioso y el trabajo de Jos hombres, seres de este mundo vestidos de pantaló~ t saco con capucha, confeccionados de la gruesa mezchl ª gris con que se hacen los uniformes de los barrenderos de la ciudad de México. El trabajo que comenzaron c?mo aficionados los ha transformado en profesionales. v1.v~n de él y pueden pagar Ja terapéutica del psicoanáhsis, que se aplica una vez por semana, en grupo de nueve monjes. Estos son analizados por el doctor Gustavo Que· vedo, iniciador del psicoanálisis de grupo en México, Y fundador de la Federación de Psicoanálisis de Grupo de América Latina, y la doctora Frida Zmud, su colabo· ra~ora. El análisis se hace en una casa campestre, a cinco minutos a pie del monasterio. Es un elemento básico en la vid~ de este m.onasterio y ya un requisito previo a la profesión de mon1e, aunque no sea aún plenamente aceptado por las altas jerarquías del Vaticano.
Esa es la batalla . . . ~nte la celd~ de Lemercier, en el primer piso'.del
ed1f1c1~, hay un timbre y una indicación: "Toe 1 . bre. S1 contesta verde, entra. Si contesta ? e t1m
ro10, estoy
... LA INNOVACIÓN DE LEMERCIER 73
ocupado". Aquí se tutea obligatoriamente a todo el mundo, incluido el prior. Me responde la luz verde. Encuentro a Gregorio Lemercier en el luminoso rectángulo de su celda, desde cuyas dos ventanas se contempla un soberbio paisaje. Se oye el paso del agua que riega la huerta de aguacates. En la celda, un sillón junto a la ventana. Una mesa. Una pequeña estantería. Una cama simple, sin otra cabecera que una tabla adosada al muro, y sobre ésta, una máscara cornuda de madera, por cuyos ojos sale la luz de la lámpara para la lectura. Miro inquietamente esa máscara. Por fin me atrevo a preguntar:
-¿Es el diablo? -Sí, es el diablo. Tenía siete más, pero los he re-
galado. ¡Asombroso! ¡El diablo y no un santo arriba de la
cama! Es, aparentemente un desafío, una actitud de este hombre de Iglesia ante el concepto del diablo. Pero, en el fondo, algo mucho más filosófico. Hace unos días, el trece de marzo de este año, el padre Lemercier trató sobre el diablo en su sermón dominical. El valor y la claridad de conciencia religiosa de Lemercier se pone en evidencia con esta parte de su diálogo con Jesús:
-"Pero Jesús, ¿qué es en el fondo el diablo?" -"Gregorio, si insistes para saber lo que es el dia-
blo, en el fondo, no te puedo decir más que una sola cosa: ve al fondo de todo y lo encontrarás: al fondo de tí mismo, al fondo del prójimo, al fondo de las cosas, al fondo de todo, Gregorio, ¿las tinieblas están en el fondo de la luz? ¿El frío en el fondo del calor? ¿El silencio en el fondo del ruido? ¿Lo insípido en el fondo del sabor? ¿Lo inodoro en el fondo del olor? Gregtirio: ¿El enemigo está en el fondo del amigo? Gregorio, ¿la ignorancia está en el fondo de tu conocimiento?, ¿el odio en el fondo de tu amor?, ¿la inconciencia en el fondo de tu conciencia? Gregorio, ¿la nada está en el fondo de todo ser?, ¿la muerte está en el fondo de toda vida?"
Un visionario del Concilio
Gregorio Lemercier llegó a Mé . comenzaba la primavera· el 21 d x1co un día que Guay s · · e marzo de 1944
mas. u origen religioso estaba en · ' Por ca. Nació el l'' de diciembre de 1912 ens~p~triap: Bélg¡. ció al t · 1e1a. ertene
monas eno de Monte César, Lovaina. Vino par; ayudar en una f~ndación religiosa a dos monjes: uno belga Y otro me~1cano. En periodos diferentes, Jos dos colgaron los hábitos, pero el mexicano, además, se apo. deró de los terrenos de la fundación de Ja abadía que habían logrado levantar en el kilómetro 63 de la carretera vieja México-Cuernavaca: 36 hectáreas convertidas hoy en un fraccionamiento, de nombre Montecasino, el mismo que tuvo el primer monasterio. Lemercier demostró ya en este incidente la firmeza de su temperamento. Desafió intimidaciones, amenazas de expulsión del país, penurias, y logró salvar únicamente la biblioteca. Con 650 pesos por único capital, y un grupo de sus hermanos, más la decisión de construir otra abadía, vivió tres semanas en un cuarto de la sacristía de Santa María Ahuacatitlán. Luego fue a los Estados Unidos para entrevistarse con su superior de la abadía benedictina, en Concepción, Missouri, e insistió en la fundación hasta entonces tan catastróficamente frustrada. El superior aceptó que Lemercier fuera a pedir el permiso de la Curia, en Roma.
Era Papa Pío XII y en cuatro días obtuvo Lemercier, gracias a la ayuda del Abad Primado de los benedictinos, Bernardo Kaelin, la autorización para fundar un monasterio independiente. Y así, sobre estas 12 hectáreas mexicanas, vio levantada la primera ala del edificio, el 14 de agosto de 1950. El monasterio se concluyó en 1960.
Lemerc1er encontró oposición sobre todo entre el alto clero mexicano, el cual criticaba la vida litúrgica en el monasteno cosa qu 1. "por el retras¿ e _se exp icaba, dice Lemercier, ca" p de la Iglesia mexicana en materia litúrgi-ero, en cambio este trabaj d . rio del Concilio, go~aba de 1 ° e pionero, de visionaobispo de Cuernavaca e a _aprobación calurosa del laboran activamente. ' on quien los benedictinos CO-
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En el monasterio de Cuernavaca la misa se canta en español desde antes que el Concilio aceptara su dicción en la lengua del país respectivo. La renovación de la liturgia, promovida por el Concilio, significó la primera reivindicación de Lemercier. Confía en que la segunda, por la que aún trabaja, sea la aceptación del psicoanálisis, causa principal de este conflicto.
El psicoanálisis y la huida del monasterio
Hace cinco años, Gregorio Lemercier se sometió a un tratamiento de cáncer. Su aspecto actual es más que saludable. Pero si uno observa bien su noble rostro, fresco a los 53 años, advierte algo extraño en el ojo izquierdo. Ahí fue la operación. Le falta el ojo, sustituido con uno de plástico. El 8 de marzo de 1961 se descubrió el cáncer en el ojo. El día 9 se lo extirparon. Era un melanosarcoma, con 6 meses de existencia. Sus problemas personales lo condujeron desde antes a psicoanalizarse. Encontró en la ciencia freudiana la entereza interior, la identificación consigo mismo, la autenticidad de su vocación. El 17 de enero de 1961 comenzó sus sesiones con el doctor Quevedo, y en junio de ese año implantó el psicoanálisis en el convento.
-Me interesó tanto mi propio análisis que lo ofrecí a mis monjes en el sistema de análisis de grupo --explica Lemercier.
El análisis de grupo ayuda a los hermanos no sólo a conocerse ellos mismos sino unos a otros. Lemercier declara no tener ninguna preparación psicoanalítica y ser absolutamente ignorante de la técnica analítica, que sólo conoce como paciente. Y añade:
-Yo no hablo más que en mi nombre personal, y únicamente del caso concreto de mi monasterio de Cuernavaca, sometido al análisis de grupo tal como lo conciben y realizan el doctor Quevedo y la doctora Zmud. No tengo ninguna autoridad para hablar ni en nombre de la Iglesia, ni en nombre de la Orden Benedictina, ni en nombre del psicoanálisis, ni tampoco en nombre de
LUIS SUÁIU!z
ninguna "escuela" .del psicoanálisis en particular El padre Lemerc1er ha debido responder a much~
preg.u?t_;is: ¿acaso t?dos los monjes tienen necesidad del anáhs1s .. Interrogación que él cambia por la de: ¿todos los mon1es pueden aprovechar el psicoanálisis? Y contesta categóricamente:
-Todos los que lo quieran pueden aprovechar el análisis, y muchas veces serán los que menos lo necesitan quienes más lo aprovechen. El monasterio encierra toda una gama de temperamentos y caracteres atraídos por las cosas religiosas y concretamente por los monasterios de la vida contemplativa. Las neurosis no faltarán, pues, tanto más cuanto que no ponemos ninguna condición de equilibrio psíquico para la admisión al monasterio. Ac~p~ tamos a todos los que creen buscar a Dios en la vid monástica. ?
-¿Es, pues, su monasterio, una casa de salud. -Sí, pero una casa de "salud religiosa", no una c~~
religiosa de salud. Parece que una fidelidad al soplo e Espíritu -añade Lemercier citando un escrito suyo-nos ha llevado a descubrir, a crear -un poco sin sa~erlo- una comunidad que, al mismo tiempo que w;¡ie perfectamente su lugar dentro de la Confederación enedictina, no puede ser comparada a ninguna otra c~~ud nidad, benedictina o no, católica o no. Esta comum ª no puede, pues, ser juzgada por comparación con ninguna otra: debe tener sus propios criterios y finalmente ser juzgada por sus frutos, según la palabra de Cristo ..
Algunos de esos frutos, los que no maduraron, figuran como elementos principales de las criticas y acusaciones a Lemercier, pues durante la práctica del psicoanálisis, un pequeño número de monjes, y mayor de pos~ulantes, han huido del monasterio y colgado los hábitos. ¿Cómo pues aceptar por bueno un método que reduce Y no incrementa, cuantitativamente, la vida monacal?
-Los frutos negativos, el abandono del monasterio por algunos de sus miembros, causó en mí una ran decepción -:recuerda Lemercier, y añade-: uar~ b dentro de mt la esperanza de no prob . ~ a a
ar mngun fruto
LA INNOVACIÓN DE LEMERCIER 77
amargo. Y cada abandono del análisis lo sentia como un fracaso personal. De esa actitud a la de atribuir al análisis la culpa, no hay más que un paso.
-¿Y no la tiene? -La tentación inmediata es la de culpar al análisis,
y a veces lo hice, al principio. Pero esa es una explicación demasiado cómoda. Muy pronto, analizando cada caso, llegué a la conclusión que se volvió una evidencia: todos los que han interrumpido su análisis y se han separado del monasterio después de esta interrupción, lo han hecho no porque se analizaban, sino precisamente porque no se analizaban. En otras palabras: porque cuando estaban presentes en las sesiones de grupo se negaban, en realidad, a analizarse, consciente o inconscientemente. No me toca a mí juzgar los motivos de su negativa a analizarse ni tampoco rechazo a priori la validez de los mismos. Esto no quiere decir, tampoco, que si hubieran continuado su análisis hubiesen perseverado en el monasterio. Es posible que de todos modos algunos se hubieran separado del monasterio, pero en este caso habrían estado mejor preparados para la vida del mundo. Esto quiere decir que debe distinguirse cuidadosamente entre los que interrumpen su análisis prematuramente, y aquellos en los cuales el análisis ha podido desarrollarse lo suficiente para poder esperar resultados notorios.
-¿Cuántos miembros de la comunidad han desertado desde que comenzó a aplicarse el psicoanálisis?
-Los cuarenta miembros de la comunidad que salieron en el transcurso de cuatro años son: cinco profesos perpetuos, que recibieron la dispensa de sus votos de la Congregación de Religiosos; cinco profesos temporales que se apartaron al expirar sus votos y treinta no profesos, en su mayor parte postulantes, para quienes el psicoanálisis era como el test preliminar para ser admitidos a la vida monástica y para los cuales resultó negativo. Sin embargo, cuatro ya han regresado al monasterio.
-La publicidad que se dio al análisis aquí practicado, ¿no ha asustado a los candidatos a la vida monacal?
-Muy al contrario. En este año ya han entrado siete nuevos aspirantes.
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-¿Qué se busca con el psicoanálisis en el monasterio?
-Se busca sin piedad todas las taras del sentimiento religioso, Y trata de purificarlo en el crisol de un análisis sin perdón, que permite descubrir, poco a poco, los engaños y las mentiras para no dejar más que lo que hay de auténtico. Para perseguir el sentimiento religioso y lo que recubre, en las profundidades más remotas y bajo los disfraces y máscaras más primitivas, no puede haber ningún tabú.
-¿Qué significación tiene que uno de Jos analistas sea una mujer?
-La visión central de Freud, que traza toda vida Y todo amor hasta su origen en el sexo, nos enfrentaba al deber de no dejarnos detener por consideraciones de gazmoñería en todo Jo que se refiere a Jo sexual, sobre todo para monjes cuyo sentimiento religioso reviste pre· cisamente la forma de un rechazo del sexo en su realidad biológica. Por esto fue escogida una mujer para ser la psicoanalista de los nuevos candidatos en los primeros tiempos de su análisis, poniéndose así desde el principio frente a su desconocido. Eso expliqué antes y puedo contestar ahora.
-¿De qué manera ha influido el psicoanálisis en los que se quedaron?
-Identificándolos con su vocación religiosa. Además, el análisis ha despertado en varios monjes talentos lite~arios, musicales y artísticos insospechados. La madura~ión Y equilibrio del sentimiento religioso se manifiesta prmc1~a~men~e en un cambio de óptica religiosa. El psicoanálisis, le¡os de evaporar o disolver la religión tiende a tra.nsformarla por interiorización y a madurarla' en una rehg1ón que asume todos los valores humanos y los impregna más Y más de lo divino.
Aparece el Tribunal del Santo Oficio
Lo que ocurría en el monasterio vantó la desconfianza en R de Cuernava
orna, centro de la ca le-catoJic¡dad.
LA INNOVACIÓN DE LEMERCIER 79
El 16 de julio de 1961, el Tribunal del Santo Oficio había dictado un monitum o advertencia, cuyo texto apareció en L'Osservatore Romano al día siguiente.
"Hay que reprobar la opinión de aquellos que pretenden que es absolutamente necesario que una formación psicoanalítica preceda a la recepción de las órdenes sagradas o que los candidatos al sacerdocio o a la profesión religiosa deban someterse a exámenes e investigaciones psicoanalíticas propiamente dichas. Lo que vale también si se trata de asegurarse de la aptitud requerida para el sacerdocio o la profesión religiosa. Asimismo, los sacerdotes, los religiosos y las religiosas no pueden consultar a psicoanalistas sin el permiso del Ordinario, por una causa grave".
Este decreto, que posteriormente iba a ser esgnm1-do en contra de la experiencia de Cuernavaca, de hecho para nada la afectaba. En el caso de un priorato conventual, como éste es, que goza de autonomía, el Ordinario es el prior mismo del monasterio, o sea, aquí, el propio Gregorio Lemercier. Y éste precisa:
-Yo tengo la responsabilidad absoluta de lo que aquí se hace, y esto no implica, aunque me encuentre en la diócesis de Cuernavaca, al señor obispo ni a nadie. No dependo de su autoridad. Nunca le he pedido permiso, aunque por respeto y afecto le he puesto al tanto de nuestras actividades.
Y en seguida, Lemercier me explica su actividad ante el monitum o advertencia del Santo Oficio:
-Me mostré bien decidido a respetar las prescripciones canónicas de la Iglesia. Estudié cuidadosamente los puntos. La primera frase de la advertencia reprueba una opinión, la cual, por su afirmación absoluta, es absurda. Hasta me pregunto si han existido jamás personas concretas que hayan tenido esa opinión, y supongo que el carácter absoluto de la expresión era intencional para dejar las puertas abiertas. En todo caso, yo nunca he creído, y aún no creo como absolutamente necesario que el futuro sacerdote reciba una formación psicoanalítica, ni que los candidatos al sacerdocio o profesión religiosa estén sometidos a examen e investigación psicoanalítica.
LUIS SU.\a!,¡
Aña~i.ría,,que la expresión "examen e investi ación . ~naht1ca traiciona al psicoanálisis porqueg "ex Pl•co. 1~vestigaciói:t" no son el fin del análisis, sino sóloª~'~,~ ~IO para el f1_n, que es la curación. Al dejar a un lado este fm terapéutico se falsea el sentido del psicoanálisis, presentándolo como una ciencia de información, cuando es, además y sobre todo, una ciencia de aplicación. La segunda fase del monitwn confirma esta óptica errónea del psicoanálisis como fuente de información. Al hablar de "asegurarse" de la aptitud requerida, queda uno toda· via en el plano del test informativo, sin dejar sospechar el valor de cura terapéutica del análisis. En todo caso, con nosotros ninguno de los hermanos entrados en anA· lisis ha sido sometido a un test en ninguna forma: cada uno entra muy sencillamente en un grupo e inicia su análisis. Hasta aquí la advertencia queda en el terfºº teórico de opiniones. Sólo la última frase pasa. a_I P :no concreto de la acción: "los sacerdotes, Jos re1Jg1os? ~ las religiosas no pueden consultar a psicoanalist~s sint permiso del Ordinario, por causa grave". !!-i:t primer s:n gar, Jos seminaristas, postulantes y nov1c1os, no 1¡ mencionados ahí. Solamente Jos profesos tienen n~ce • dad del permiso de su Ordinario, o sea, de mí mism;; que soy la autoridad en el monasterio. Y en segun e lugar: "por causa grave". Pues bien, yo considero qu cuando se trata del equilibrio psíquico, siempre ~ay:":. causa grave, dadas las consecuencias de cualqU1er . e equilibrio psíquico, que a menudo se agrava con el ti_em· po. En cuanto a mi propio análisis, el monitum no t1en~ efectos, pues no puede ser retroactivo. Yo comencé· m análisis el 17 de enero de 1961, y Ja advertencia del Santo Oficio se produjo en julio de ese año.
Llegan los investigadores de la Curia
Sin. embargo, el monasterio de Santa María de la Re· ~u;recc1ón, en Cuernavaca, fue sometido a investigación n armes contradictorios han sido publicados 1 .
prensa: que Roma aprobaba la experiencia d C por a e uernava-
LA INNOVACIÓN DE LEMERCIER 81
ca o que Roma la condenaba. Por primera vez se da a conocer, a través de Siempre! con la mayor objetividad posible, cuáles han sido las reacciones de la curia.
En agosto de 1963 lo visitó el nuevo Abad Primado, Beno Gut. Así supo Lemercier que su monasterio tenía un expediente, relativo a la experiencia del psicoanálisis, en la Congregación de Religiosos. El Abad Primado se mostró contento de lo que vio en el monasterio, pero estaba impresionado por las opiniones de la Congregación de Religiosos sobre el psicoanálisis. Después de esta visita sugirió que, en todo caso, se practicara como terapia antes del noviciado. En cuanto a los monjes que ya estaban en análisis, dio permiso con la salvedad de que terminaran lo más pronto posible.
Esta decisión del Abad Primado de los benedictinos no agradó a la Congregación de Religiosos de Roma, que designó un visitador apostólico extraordinario, quien entre abril y mayo de 1964 estuvo en el convento. El 2 de mayo, el visitador se despidió diciendo: "He encontrado un espíritu monástico muy bueno. Que siga así, siempre hacia arriba". A Lemercier le dijo: "He gozado de mi estancia aquí. Al principio creí que mi visita iba a ser muy penosa, pero no: me voy contento". El visitador apostólico se enfermó y no pudo mandar inmediatamente el informe a Roma. En septiembre de 1964, Lemercier fue al Concilio Ecuménico como consejero teológico del obispo de Cuernavaca, monseñor Sergio Méndez Arceo, como lo había sido para todas las sesiones del Concilio. Esperaba en Roma que un día llegaría el informe favorable.
Comenzó una larga espera, la angustia, la lucha. Lemercier se puso a disposición de la Congregación de Religiosos. No tuvo respuesta. Se decidía a salir de Roma, la víspera de la clausura del Concilio, cuando recibió una llamada telefónica, por medio de la cual le pedían que se quedara en Roma y que no volviera al monasterio. Las acusaciones comenzaban a surtir efecto contra Lemercier. La congregación había dispuesto hacer una nueva visita apostólica al monasterio, en ausencia de Lemercier.
Cuernavaca.~
LUIS SUÁREz
Alegó nuestro padre ben d" t· sar a México pues ten· e ic mo que él debía regre-
. , . ia que ver al médico cada tr meses. En d1c.1e.mbre de 1964 escribió desde Bélgica, e; dond~ fue a VISltar a sus familiares, tres cartas pidiendo p~rm1so ~a~a volver a México. No recibiendo contestac1ón, dec1d1ó venirse. Llegó el 30 de diciembre. En el monasterio ya estaba el visitador. Se puso a su disposición. Vivió Lemercier en la casa de un amigo, en la ciudad de México. Ante la proposición del visitador de que se permitiera a Lemercier volver al monasterio, la respuesta de la Congregación de Religiosos fue negativa y enérgica: Que no sólo no vuelva al convento, sino que no tenga la más mínima relación epistolar con la comunidad. Nueva carta a Roma, en abril de 1965, ofreciendo ir Lemercier para discutir su caso o volver al monasterio. Silencio. Y el 20 de mayo de 1965, desafiando los riesgos de aquella situación, Gregario Lemercíer volvió a su puesto de prior conventual en el monasterio de Cuernavaca, avisando de su decisión a la Congregación de Religiosos.
-¿Desafiaba usted a Roma? -No. Como yo había pedido permiso para volver al
convento y no tuve respuesta, consideré que quien calla otorga. Del monasterio salí para Roma, nuevamente como consejero-teólogo de monseñor Méndez Arceo, en septiembre de 1965. Y otra vez me puse a disposición de la Congregación de Religiosos.
No lo llamaron. Pero como el diario francés Le Monde publicó un articulo sobre el caso, éste se removió. En Roma cornan rui:n?r.es de que Lemercier ya estaba en m_a_nos de la lnqu1s1c1ón. El 16 de octubre de 1965 escri-bto a la Congregación d R 1. . . . vista El \B d b e e •giosos, p1d1endo una entre
puesla Y haset octu re recibió, al fin, una primera res-ª por entrega · d" . \\amado porque e\ caso t ~nme iata. no lo habían Oficio. Lemercier eser·~·~ a~a siendo tratado por eJ Santo entrevista con el Car~ i le 22 de octubre pidiendo una t~) Oficio. Lo recibió e~~~ Ottaviani, secretario del S -e\ Santo Oficio hab' t . El cardenal le comun. an a Bé\g,ica Y reiteran~ª \ornad~ una decisión conr· tcó que
0 a prohibición de pract· 1nándolo •car el PSico-
LA INNOVACIÓN DE LEMERCIER 83
análisis en el monasterio, con base en el monitum de 1961. Lemercier observó: "Nunca se me ha prohibido. Los visitadores han estado de acuerdo. No hago nada contra las prescripciones de la Iglesia" El Cardenal le dijo: "Bien, no vaya a Bélgica. Quédese un tiempo aquí. Hágame un escrito diciéndome cómo no ha infringido las prescripciones de la Iglesia". Lemercier observó de nuevo: "No me toca a mí sino a Su Eminencia fijarme en qué las he infringido. Yo ya mandé un informe a la Congregación de Religiosos, a principios del año". Entonces Lemercier advirtió que el Cardenal no conocía su informe. Y el Cardenal lo pidió. Lemercier salió de esa entrevista alentado por la actitud bondadosa del Cardenal.
El monje benedictino se fue a su hotel donde ya le esperaba una carta de fecha 24 de octubre. En ella estaba la prohibición a que se había referido Ottaviani. En efecto, con fecha 9 de octubre, el Santo Oficio había dispuesto que se hiciera una advertencia grave a Lemercier para que regresara en seguida a Bélgica, dejando su oficio de consejero privado del obispo de Cuernavaca en el Concilio, y rompiendo toda relación con el monasterio mexicano. Se le privaria de voz activa y pasiva en caso de que no obedeciera.
Ante la Inquisición y un sueño
Lemercier pidió la anulación de ese decreto, no porque recusara el derecho jerárquico a prohibirle la práctica del psicoanálisis en su monasterio, o a tomar cualquier medida disciplinaria, sino porque el decreto había sido promulgado sin que él hubiera sido requerido para discutir el caso con las autoridades romanas, y porque, además, desconocía de qué se le acusaba concretamente (el decreto ni siquiera mencionaba el psicoanálisis), y el cardenal Ottaviani, que lo había firmado, no había sido enterado antes de su extenso informe eriviado en enero a la Congregación de Religiosos.
Fue citado Lemercier por el Tribunal del Santo Oficio, ante el cual compareció el 12 de noviembre. En una
LUIS SUÁJ!ez
habitación de gruesas paredes, el comisario-inquisidor es. taba sentado ~nte un gran escritorio, elevado sobre un estrado, y teniendo a la mano un gran legajo de papel -el expediente- le pidió las generales a Lemercier, q~: estaba sentado en un banco: el de los acusados. Dándose cuenta de por dónde iban las cosas, Gregorio repuso: "Me niego a contestar si no hay respuesta a mi carta en la que pido la anulación del decreto". "Eso no se hace", repuso el comisario. Lemercier dijo: "Lo siento mucho", se levantó de su banco y se fue.
El cardenal Ottaviani invitó a Lemercier a una nueva entrevista "No le hablo como Cardenal. Quiero hablarle como un hermano a otro hermano", le dijo. Lemercier pidió ser juzgado por otro tribunal. El Cardenal Ottaviani presentó esa petición al Papa, quien nombró una comisión especial de 3 cardenales: Roverti, italiano; Heard, escocés, y Albareda, español.
Todo comenzaría de nuevo. Lemercier ha vuelto a su monasterio de Cuemavaca, donde nunca se babia in· terrumpido el psicoanálisis, y espera.
--Confío -me dice- en que la decisión sea favorable. Sé que el Papa ha dicho que se me trate con justicia y caridad.
Este es e\ hombre y su batalla. El hombre que habla de\ sueño de un Concilio Ecuménico, con pocos participantes: un pequeño rabí, un gran mufti, un patriarca orienta\, un comisario comunista, un cardenal romano, una diaconisa luterana, un bonzo budista y uno de los ª"!'óstoles mo~ones. Se reúnen no para discurrir ideas, s'!'':' .para anallzar sentimientos, sin prejuicios. Para ser ~nf;dos :~cogen a un psicoanalista, que no es rabi n:. ~uX:t::ª~~a~~~~ar~~ comun~sta, cardenal, Jutera: sentimientos que los u.:..enmo analista. Y descubren los lan el Amor. Y que de todos modos reve-
(Siempre! 6 de Abril d e 1966)
2 DUDAR NO ES REBELDIA
A pesar de sus declaraciones, Gregorio Lemercier se empeñaba en no ser considerado como un "rebelde". Teólogo profundo, encontraba la concordancia de sus experiencias y opiniones con los cánones y las aperturas de la Iglesia. Reaccionó ante los encabezados de "rebelión", que dominaban llamativamente la presentación de mi reportaje, porque podrían dar pie a quienes querían combatirlo por desacato.
Reconocía, en una carta a José Pagés Llergo, director de Siempre! que por primera vez se había hecho -en mi reportaje- una relación fiel a la verdad. Pero temía que "los titulares que encabezan el artículo del ;eñor Suárez, pudieran dar idea de una situación que no existe ni ha existido nunca: a saber, mi supuesta rebelión". "El único antecedente que hay de este calificativo -añadía- ha procedido precisamente de quienes con más vehemencia se han opuesto al experimento de Cuernavaca; pero esto ha sido manifestación de opiniones particulares, y no hay base alguna para que pueda decirse que las autoridades eclesiásticas me hayan calificado nunca de rebelde. ¿Por qué, entonces, propalar un cargo que no existe?" En Gregorio Lemercier vivía aún la gran esperanza que el curso de las cosas frustraría, en cuanto a que su actividad no fuese considerada una "rebeldía".
En su afán justificativo, Lemercier insistía en aquella carta: "Porque en todo el proceso yo me he comportado, como puede legítimamente desprenderse del mismo texto de don Luis Suárez, conforme a mi voto de obediencia, y dentro de los cánones más estrictos de la· Iglesia. Por el contrario, si alguna conclusión puede desprenderse de lo que dice el texto, es la confirmación de que la Iglesia, como se hizo ver en la entrevista a don Ser-
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LUIS SUÁREz
gro Méndez Arceo (Ja mía L s ) . . . • • , se pone al d1a y ab su conc1enc1a a todos los problemas -y las solu~iones_: del mund? ~oderno. Como es natural, yo abrigo fir. mes conv_icc1ones tanto respecto de mi vocación religio. s~. en primer lugar, como de la bondad del psicoanáli· sis dentro del marco en que se ha venido usando con buen éxito en Cuernavaca; sé de antemano que la Iglesia gana cuando mediante cualquier circunstancia el espíritu del hombre se ilumina; por ello confío en que la decisión de las autoridades eclesiásticas sea favorable. Por otra parte, me parece importante señalar que yo no tengo ninguna prisa de que Ja Iglesia llegue a conclusiones respecto de esta cuestión. La sabiduría proverbial de la Iglesia indica que el tiempo es el mejor auxiliar para dejar que el árbol dé sus frutos, y se le conozca. De manera que ni aun por el título de impaciente se me pO· dria atribuir rebeldía. Impaciencia no tengo". b
La paciencia de Lemercier no sólo comenza ª ª desafiar las actitudes contrarias que, a pesar de ciertas bondades de trato personal tomaban cuerpo de ley tn Roma, sino también Ja de espontáneos corresponsa e~ hostiles. Desde Monterrey, recibió una carta fechada e 16 de abril de 1966, que vale Ja pena citar por la ~spuesta que le dio, de alguien cuyo nombre no ~~iso proporcionarme el todavía prior del convento. Le ~r1t1ca· ba, por principio, que hubiera concedido la entrevista al redactor de una revista "bien conocida por sus tenden· cias antirreligiosas", pues "ya el mero hecho de servirse de dicha revista es sin duda un escándalo para muchos católi~os, como lo fue la anterior del obispo de esa mis· ma ciudad" "El autor de la entrevista, -proseguía el de la carta-: como todos los lectores, captó perfecta· mente el sentido de sus palabras, y Jos titulares reflejan el meollo de su pensamieno: Un religioso benedictino «d~saf~ ª1 5":nto Oficio Y gana el primer combate». «El pa re emerc1er se rebela contra la autoridad de la Igle s1a» Sus palabras están ocasionand 1 • verdad mucho más daño que millar 0 a ª.causa de la ques contra ella de parte de sus :s de. articulas y ataYa sé que V R. no lo verá asi probab~=~~gnos .. declarados.
te, Pero no es
DUDAR NO ES REBELDIA
culpa del sol si uno no lo ve, porque se ha puesto voluntariamente una venda en los ojos. A Lutero le pasó algo parecido y por no reconocerlo siguió hasta el fin. No quisiera yo estar en semejante compañia. "
Lemercier respondió el 24 de abril: "Considera usted que para no ver el sol, me he puesto «voluntariamente una venda en los ojos». Esta imagen, unida a su insistencia sobre el escándalo, tiene un sentido muy especial para un servidor que no tiene más que un ojo. ¿Me lo habré arrancado porque me escandalizaba, o el Señor me castigó por el escándalo que estaré dando? Sea lo que fuera su parecer, le pido me ayude a quitarme la venda, para que pueda ver aquel sol que el Señor hace salir sobre los buenos y los malos, entre los cuales segura· mente me coloca usted en compañia de Lutero". Le invita a pasar unos días con la comunidad que critica y aclara el caso de un hombre que había ingresado en el convento benedictino, y que allí "no había observado ni el menor espíritu religioso". Esa persona, después de haber ido a Suiza y a España para buscar un monasterio donde se encontrase mejor que en éste, regresó con nosotros y el 17 de enero de 1965 hizo su profesión monástica solemne en nuestro monasterio, con el nombre de.
Domingo a domingo, día festivo tras día festivo, las homilías del padre Gregorio Lemercier eran un espejo de su espíritu que buscaba la certidumbre abordando la duda. Esas homilías forman sus ya famosos Diálogos con Cristo, precedidos de un "A modo de prefacio'', donde se lee: "¿No deberían quedar entre nosotros nuestras pláticas? Muchas veces te digo cosas un poco atrevidas, pero sobre todo, te hago decir muchas cosas desconcertantes.
"Evidentemente que lo que pongo en tus labios no son sino mis pensamientos. Ya te lo he dicho: tú eres yo y yo soy tú. Nuestros papeles pueden intercambiarse"
"Pero, aun así, ¿por qué publicar estas búsquedas, estos titubeos?
"Soy sacerdote. ¿No debería enseñar una doctrina segura, bien definida? ¿Una doctrina que mi madre la
LUIS SUÁJ!ez
Iglesia pudiese apoyar con todo el peso de d_ad? ¿Una doctrina que mis lectores pudiera~u a:ton. sm. temor a extraviarse?. Soy sacerdote y grito: ~:r As1 es. Pero soy monje para que lo sea asf para mf. Pa · que todo lo que proclamen mis labios lo pueda vivir ~ corazón. 1
"Y tú sabes muy bien, Jesús, que eso no es fácil. Es fácil decir el Credo, es terriblemente dificil vivirlo. Es fácil decir creo pero es muy difícil creer.
"Soy duro de corazón, como tus discípulos, como tus apóstoles. Ellos no han creído en ti sino cuando te han visto resucitado. ¿Cómo querrías que yo crea como ellos, sin haberte visto resucitado, y solamente porque te creo resucitado? Ten paciencia, Jesús: no podré c~r como ellos sino cuando te haya visto resucitado. Mientras tanto, titubeo en una penumbra, busco en una medialuz.
"Pero tengo miedo de estar solo. Sé que tú me acom· pañas, pero muchas veces te pierdo de vista y entonces necesito a mis hermanos que, como yo, titubean Y bus· can. A veces mi luz iluminará tus tinieblas, a veces su luz iluminará mis tinieblas. 1
"Es por eso, Jesús, por lo que soy indiscreto Y le comunico nuestras pláticas. ¿No estás enojado? .
"Pero tú sabes que tengo un poco de miedo de ma madre la Iglesia. ¿No va a molestarse? No, ¿no es ver· dad? La Iglesia es una asamblea de cristianos como : Yo soy sacerdote, es verdad, y titubeo y busco. PeT? obispo titubea y busca como yo para vivir su fe. Y m1 pa· pa, titubea y busca como yo para vivir su fe. Enton· ces, me comprenderán, estoy seguro.
"Y si, a pesar de todo, se molestan, Jesús, ¿no po· drías ayudarme?
. '.'--;-Si, Gregorio. Si se molestan, les recordaré que mis ultimas palabras han sido: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»". . La duda alienta en los diálogos. La duda con la con
f1.anza de que será, al fin, comprendido en la más alta c~ma de la Iglesia. Para eso Lemercier y sus mon. c1den separar parcialmente la aplicación del anál' .Jes de·
ISIS de la
DUDAR NO ES REBELDIA 89
casa misma del convento, a fin de aliviar el conflicto planteado en Roma. Los monjes y postulantes salen a practicarlo a unas instalaciones contiguas, donde surge el Centro Psicoanalítico Emaús. Y el prior adopta luego una actitud de silencio, en espera de la última palabra del Vaticano.
3 EL PASO ADELANTE DE EMAUS
Lejos de apagarse en la ineficacia, la importante experiencia del psicoanálisis implantado por el padre Gregario Lemercier en el convento de benedictinos próximo a Cuernavaca, se proyecta ahora fuera de sus límites, aunque en zona contigua a la abadia. Establecido originalmente este método científico para el tratamiento de neurosis en personas que han adopado la vida religiosa, a fin de conocer su vocación real, libre de taras --o la inexistencia de vocación- despertó gran inquietud, con visos de escándalo para las mentes religiosas más conservadoras, o en los elevados estratos de la Curia Romana. Desde entonces el padre Lemercier prosigue un empeño tenaz, valiéndose de su razón y de su fe.
No han vencido a este monje visionario y realista -ni a su treintena de hermanos-, prior del convento que se alza en las laderas del ámbito montañoso de Santa María Ahuatitlán, las incomprensiones hacia su espíritu renovador, que él siempre proclama dentro de la Iglesia. También ha recibido la simpatía que su batalla tranquila, firme, serena y lúcida, despierta en las personas y sectores más sensibles de las corrientes católicas contemporáneas --o no católicas-, que encuadran la experiencia de Cuernavaca en las decisiones del Concílío Ecuménico.
El conflicto inicial sigue su curso en Roma, en manos de la comisión de tres cardenales designada por el Papa Paulo VI, que concedió a Lemercier la merced de que el asunto saliera del Tribunal del Santo Oficio. Lemercier ha aportado constantes elementos y espera tran· quílo, sin desacato a la cúspide romana. Mientras ese conflicto prosigue, Gregorio Lemercier da un paso adelante.
LUIS SUÁREz
Vida comunal entre jóvenes
. El convento de Santa María de Ahuatitlán va de-1ando. d~ _ser un monasterio en psicoanálisis. Continuará e~ Y~ m1c1ado entre los miembros de la comunidad bened1ctma. Pero no se comenzará ninguno nuevo entre ellos. Ahora el psicoanálisis, en una casa contigua, se realizará entre los candidatos a monjes, antes de dar el paso de su ingreso en el convento. El candidato decidirá cuándo está realmente preparado para entrar al monasterio. Lo importante es que esta terapia del psicoanálisis la recib.irá junto con otros jóvenes, que aspiren a ingresar a ~a vida monástica, o no; que sean católicos, o no; que as1st~n ª los oficios religiosos, o no. Es decir, en completa hber-tad para sus conviccion~s º. su fe. .. _ .. ocho
Surge así la orgamzac1ón de cofrad1as • de 1 .. · l s psicoaná 1s1s. miembros el grupo apropiado para 0 que . ' . t se de manera • Sus miembros traba¡arán para sos ener • . d 1 pue· según nos declara Lemercier, será "un. trabaJ~ . e--dice blo por el pueblo, para el pueblo". El ps~c?anáhsisueblo y el prior del convento- se pone al serv1c1? delaf¡stas. El no es el pueblo el que enriquece ~ los psicoan d 25 de trabajo del primer centro fue abierto el pasa ºho per· abril, con una primera "cofradía" o grupo. de oc com· sonas. El próximo día 18 será la inauguración m~~ s" pleta, mediante la instalación de otras dos "cofra 1ª ·
El padre Lemercier nos dice: · ncia -Si esta creación es el fruto de nuestra experie
del psicoanálisis en el monasterio, es justo que la ap~~~ vechemos para nuestros propios candidatos a la vi monástica. Ahora bien, la experiencia nos ha mostr_ado que, si para ciertos candidatos (a monjes) es relativa· mente fácil descubrir desde el principio sus rasgos neu· róticos, para muchos, al contrario, estos rasgos no se revelan sino después de cierto tiempo de vida monásti· ·ca! caus~n~~ así fracasos inesperados, regresos y sufrimientos mutiles, tanto para los mismos candidatos como para la comun.idad en general. Invitaremos, pues, a todos nuestros candidatos a la vida monástica a que pasen en este Centro un tiempo de prueba cuya duraci·ó ' n será
EL PASO ADELANTE DE EMAÚS 93
determinada por su necesidad de terapia .. Esta com11:nidad de vida con jóvenes que no se destinan a la vida monacal, no hará más que sanear y afianzar su vocación, de modo parecido a lo que sucede actualmente en ciertos seminarios de Europa y otras partes, donde se trata de mezclar a los seminaristas a la vida de la juventud estudiantil. Además, creemos que nuestras vocaciones se revelarán entre los pacientes entrados sin idea de vocación religiosa. Así recibiremos al noviciado a jóvenes más maduros, más conscientes de su vocación y más aptos para asumir las responsabilidades de una vida consagrada al servicio del Señor.
Pregunto al padre Gregorio Lemercier: -¿Este nuevo aspecto aclarará o complicará aún
más el conflicto suscitado en la Curia Romana, a causa de la primera experiencia en el monasterio?
-Esta maduración de nuestra experiencia del psicoanálisis en el monasterio --explica- elimina ipso facto lo que parece haber causado más conmoción y haber sido la acusación principal que se nos hace: a medida que los hermanos actualmente en análisis terminen su tratamiento, nuestro monasterio dejará de ser un "monasterio en psicoanálisis" para volver a ser un monasterio sin más, habitado por monjes, hechos mejores monjes gracias al psicoanálisis y reclutándose entre jóvenes, ya preparados por el psicoanálisis para responder mejor a su vocación monástica.
Organización de "cofradias" entre católicos o no católicos
El centro abierto en Santa María está al otro lado, inmediatamente de la verja que, para protegerlo del ganado, cierra un espacio frontal al edificio del convento, quizás de menos de cien metros de profundidad. Es el primero de los que se llamarán -y éste ya se llamaCentros Psicoanalíticos Emaús. Para la palabra Emaús hay tres etimologías propuestas: 1) pueblo rechazado, de am=pueblo, y má as=rechazar (en hebreo); 2 calor,
LUIS SUÁREz
lugar ca_li~n.te, aguas calientes, de haman=sentirse cálido; 3) d1vm1dad que une las familias, de am y maon.
Los Centros Psicoanalíticos Emaús -precisa Lemercier- ofrecerán a los jóvenes que padecen trastornos psiconeuróticos un hogar en el cual puedan someterse libremente a un tratamiento de psicoanálisis de grupo en condiciones óptimas de éxito.
-¿Necesariamente jóvenes católicos? . . -Los centros recibirán a los pacientes sm mngun.a
distinción de religión o creencia filosófica. Las. mam· festaciones exteriores y comunes de vida religios~ 0
creencia filosófica se harán siempre en el respeto ª so-Iuto a las creencias de cada uno. . ómO se
-Esos centros costarán dinero. ¿Quién ° c
costearán? . d d los CPE -Lejos de ser una carga para la ~oci~ ª ' Esta au-
se sostendrán con el trabajo de sus mie~ i;s.Ia terapia tonomía económica, necesaria para el éxito e ea con su psicoanalítica, exige que cada mie?1b~o _µro;icoanálisis, propio trabajo a todas sus neces1da es .. P etc. El
. . .d 1 · · to divers10nes, . alimentación, vestl o, a 01am1en • b .1 es de tipo trabajo del primer CPE, abierto el 25 de.ª ::tÍstica, marartesanal, realizado en talleres de herrena 1 haY que queteria, platería, carpintería, . etc.• ª 10 ~ua os talleres. añadir el trabajo de administración de Jos mism trabajo Otro CPE podrá fundar su economía sobre ':1n etc.), rural (granjas avícolas, floricultura, h~rtal!za, trabasobre un trabajo industrial o sobre cualquier ?tro b e Jos jo creador y útil a la sociedad. Esta autonomia a r ovisCPE a todas las clases sociales, aun a las más despr cotas de recursos. Quienes a su entrada a Jos CPE ~º. . nozcan ningún trabajo productivo, recibirán la iniciación necesaria, adaptada a sus respectivos talentos.
-¿Cómo se manejarán los fondos así obtenidos? -El producto del trabajo de cada miembro se
entrega a una caja común, que sufraga los gastos comunes Y los gastos personales de cada uno, según sus ?eces1dad~s .. ~o que sobre se destina a amortiguar la mve~s16n m1c1al en inmuebles, muebles y gastos de lanzamiento, realizada por los miembros fundadores del
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EL PASO ADl!LANTI! DI! l!MAÚS 95
CPE, y a un fondo de desarrollo para extender los CPE en el país.
-¿Cuáles son los requisitos para ingresar a uno de esos centros?
-En principio se aceptarán los pacientes después de su servicio militar, y el limite de edad sera de 50 años, pero se podrán hacer excepciones en casos especiales.
-¿Y la organización de la vida en los centros, y el concepto de la vida en ellos?
-La vida de los CPE se inspira en una vida de familia equilibrada. Cada CPE se dividirá en varias "cofradías", integrada cada una por los ocho miembros de un grupo de análisis. Cada "cofradía" habitará un edificio propio, separado de los demás, dentro de los limites del centro. Cada paciente dispone de su cuarto individual, el cual arregla a su gusto. Todos los servicios de la casa están a cargo de los pacientes: cocina, lavado de ropa, mantenimiento de edificios y jardines, etcétera.
-¿Bajo qué régimen disciplinario: civil, religioso, cómo?
-Se aplica una disciplina al mismo tiempo estricta y comprensiva, bajo la dirección de un responsable, que vive día y noche en el centro. El responsable se ha sometido a sí mismo a un psicoanálisis. El reglamento interior es sencillo y preciso: 1) Trabajo: cada paciente realiza 48 horas de trabajo semanal en los talleres, y, además, dedica una hora diaria a trabajos de casa, aparte del trabajo de la cocina, que se hace conforme a una rotación diaria: 2) fonnación intelectual y artistica: los pacientes tienen la oportunidad de recibir clases sobre varios temas o de aprender música u otro arte.
-¿Y en cuanto a las précticas religiosas? -A eso voy. Es el punto tres: actos reli&losos. Dada
la tradición católica del país, la mayoría de los miembros profesarán, sin duda, la religión católica, y ~anife.starán su vida religiosa común en el culto católico. Nmguna presión se ejercerá sobre los pacientes, ni en pro ni en contra, y cada uno seré libre de participar o n.o en las reuniones religiosas organizadas por la mayor1a o por
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una minoría, en cualquier fo . individualmente los actos ~ª: as1 como de practicar creencias. y en cuanto a un re ~10sos conforme a sus disciplina, . . cua o punto del reglamento·
se exige silencio durante las horas de des. canso Y estudio o lectura. Todo ambiente de relajamien: to (palabras. de doble sentido, groserías, familiaridades, etc.) es sanc10nado. La negativa a obedecer al responsabl~ puede justificar Ja expulsión; Jo mismo que todo aislamiento del grupo, sea por salida del CPE sin permiso, sea por formación de un grupo separatista dentro de la "cofradía". Las faltas son reparadas con sanciones conocidas de antemano.
-¿Quedarán quienes ingresen al centro aislados, de hecho, de la familia y sus relaciones personales?
-Muchos psicoanálisis iniciados en cualqu1~r persona no progresan porque el medio Jes es agresivo. La raíz de las neurosis se encuentran en la familia Y e~ el ambiente social. La vida en las condiciones de~cntas tiende a asegurar el éxito del psicoanálisis. Los pacientes pueden recibir visitas dos veces al mes. Las visitas a sdus casas no serán autorizadas sino después de cierto a e-Ianto en la terapia. .
El padre Lemercier me explica Juego el horario: ~~y que levantarse a las 5.30 de la mañana. A las 6, servicio religioso, sigue el desayuno a las 7, y comienza el traba· jo en los talleres media hora más tarde, hasta las 12.30 hora de la comida y descanso-recreo. A las 13.30 regre· san los miembros de la cofradía a los talleres. A las 17 horas, pasan al trabajo casero; a las 18 al estudio o lec· tura, cena a las 20 horas, y un descanso-recreo; a Jas 21 horas hay servicio religioso o tiempo libre, según quiera cada cual, Y a las 2 horas se apagan las luces. El sábado de_sdpués del mediodía, el trabajo en los talleres es susti~ tui o por trabajo en ca El d . · ·ta . sa. ommgo se dedica a las v1s1 s,ppaseos, juegos, deportes etcétera
- or supuesto, este es un j . -Esperamos que cent P :'n sólo para varones .
se crearán también par ro~ psicoanalíticos semejantes requeridas. ª mujeres, con las adaptacio
La responsabilidad méd. d nes ica e los CPE la t·
1enen mé-
Tu
EL PASO ADELANTE DE EMAÚS 97
dicos miembros de la Asociación Mexicana de Psicoanálisis de Grupo, los cuales, bajo la dirección del doctor G. Quevedo, lo practican según los métodos elaborados en la Asociación Mexicana y adoptados recientemente por la Confederación de Asociados de América Latina. Con Quevedo, que es el director técnico, trabajan los psicoanalistas doctora Frida Zmud --que también ha aplicado el psicoanálisis a los monjes- y el doctor José Luis González Ch. El padre Gregario Lemercier, cuya tenaz dedicación al psicoanálisis aplicado a la vida religiosa le ha creado fama -favorable o adversa- en todo el mundo, tiene entre los miembros fundadores de los CPE el cargo de secretario administrativo.
En espera de comprensión -o acaso de mayores acusaciones-, el padre Lemercier nos dice finalmente:
-Los Centros Psicoanalíticos Emaús, son una obra de beneficencia social con características bien marcadas: trabajo del pueblo por el pueblo, para el pueblo. El marco de la vida del CPE debe permitir a cada paciente afrontar su propio yo en el psicoanálisis de grupo que le permita la consolidación de su vocación humana y la preparación a una vida social madura y creadora, en la cual, habiendo aprendido a recibir, se vuelve apto a dar.
(Siempre! 15 de junio de 1966)
4 DESENLACE DE LA CRISIS
En el mes de febrero de 1967, Lemercier pudo advertir que en Roma no se le daría la razón. Monseñor Fausto Vaillanc, director de la oficina de prensa del Vaticano, puso nuevamente en la actualidad religiosa internacional al convento benedictino de Cuemavaca. Lemercier seguía en espera silenciosa, entonces en Roma, cuando un cable periodístico del 3 de febrero de ese año difundía una declaración de Vaillanc:
"Respecto de los experimentos sicoanalíticos colectivos que se practican actualmente en un monasterio de monjes ubicado en Cuernavaca, México, utilizando en tales experimentos personal predominantemente femenino, se ha sabido que los aspectos disciplinarios del caso están siendo examinados por la Congregación de Asuntos Religiosos". La entrada que la agencia periodística puso a la declaración completaba la aparente intención de la noticia -destacar que las mujeres sicoanalizan a los monjes- de esta manera: "Un organismo disciplinario del Vaticano está investigando lo que ocurre en un monasterio de Cuernavaca, México, en el cual unas médicas sicoanalistas, están «sicoanalizando» a los monjes".
Lemercier se había ido a Roma en septiembre de 1966, debido a la nueva fase del litigio con la Curia. El doctor Gustavo Quevedo, director del sicoanálisis aplicado a monjes y postulantes, también había estado en Roma, a fin de ilustrar y ayudar a convencer, hasta donde fuera posible, los elevados criterios de las jerarquías renuentes a aceptar el psicoanálisis como algo útil, no pecaminoso, a los hombres que adoptan la vida conventual.
Tanto el jefe de la oficina de prensa del Vaticano como los redactores de la entrada a su declaración, exageraban de bulto. El conflicto no se había planteado nun-
'
LUIS srÁR.
c::i entre el sistema de psico . . . " c1er y los criterios de la C ~náhs1s aplicado por leme mujeres; sino porque se ~n~, 6orque lo _aplicaran un;; presencia de una muJ"er ra ª ªi del psicoanálisis. la
d . , una so a y no un "pe pre ommante~ente femenino", era en todo ca;~º'! aspecto especial y secundario del problema No "u méd" · 1. .. · nas 1cas s1coana 1stas , sino solamente la doctora Frida Zmud, colaboradora del doctor Quevedo, intervenía en la terapia a la cual se sometieron los monjes y algunos postulantes, a fin de conocer si existía en ellos una vocación real para el servicio a Dios, o si eran otros los motivos, profundos y no advertidos, los que les impul· saban al convento. .
Monseñor Méndez Arceo consideró las declar~~; nes de Vaillanc, como una noticia "v~ga e impn;;11\¡ pues el obispo sabía bien que el énfasis puesto so re elemento "predominantemente femenin?'.' ~o co0~ día a la realidad. La doctora Zmud dm~ia unl mOJ181-grupos de psicoanálisis en el lugar próximo a terio, pero no en el monasterio mismo. d vida 1
"La visión central de Freud, que traza to ~ren,talll todo amor hasta su origen en el sexo, nos en. n- di
. siderac10 -al deber de no dejarnos detener por con 1 lllllll'B gazmoñería en todo lo que se refiere a lo sexu~ Íe ,,. todo para monjes cuyo sentimiento religioso revis 'lfl/llcisamente la forma de un rechazo del sexo en su •· dad biológica" había dicho mucho antes Leme -"Por esto -pr~cisó- fue escogida una mujer para' · la psicoanalista de los nuevos candidatos en los P•.; ros tiempos de su análisis poniéndoles así desde el ·'··· cipio frente a su desconodido" "'.l
El l" de mayo de 1966, Lemercier dice a Jesótl9 otro de sus diálogos con Cristo·
"Juan en este evangelio em~lea dos veces la palabll «mundo» La · 1 · primera vez el mundo es el enemtao; ~:j:~uqn~:· ~~ munl d~ es e_l amigo. Y entre los dos está la
a uz, esta la madre· t tu resurrección. • en re los dos esti ::-~ ¿a dónde quieres llegar con eso -¡No lo sé! Pero verifico que est e' Gr~gorio?
e onc1r io, que ha
DESENLACE DE LA CRISIS 101
preparado el Esquema XIII, y que ha hablado más de tu resurrección que del Infierno, es también el primer Concilio que ha permitido mujeres en su asamblea y que ha empezado una evolución radical en el concepto del matrimonio. Y creo que hay una relación profunda, existencial, entre estos dos fenómenos característicos de este Concilio: un principio de aceptación del mundo sin restricciones y un principio de aceptación de la mujer, sin restricciones: dos fenómenos que son una victoria de la resurrección sobre el Infierno.
"-Una vez más, Gregario, ¿a dónde quieres llegar? "-¡No lo sé! Me pregunto simplemente si para sa
lir de la ambigüedad que reina todavía acerca de esa palabra «mundo», ¿no hay necesidad primero de salir de la ambigüedad existencial de nuestra relación con la mujer?"
Con las palabras de Vaillanc y el acento en la participación de mujeres -una mujer- en el psicoanálisis, sobre Lemercier y su monasterio parecía caer ya, con todo el rigor de las palabras y de la intención, el monitum del Santo Oficio, del 16 de julio de 1961. Lemercier era el Ordinario y él podía considerar como causa grave el estado de sus monjes. Los amigos y compañeros de Lemercier en México estaban entonces seguros de que no seria "quemado en leña verde" Pero Lemercier tampoco estaba dispuesto a conformarse con un carpetazo de mutuas concesiones: liquidación del asunto y que él no regresara más a la abadía, como se intentó. Se mostró dispuesto a volver al convento y a seguir ejerciendo el priorato. La comisión cardenalicia había revocado el 18 de mayo de 1967 el decreto del Santo Oficio del 8 de octubre de 1965 que lo desterraba a Bélgica y prt'paraba la supresión del monasterio. Y Lemercier regresó a él, el 28 de mayo de 1967 como prior, con todos sus dere· chas y deberes.
Volvía, sí, pero la Curia, por boca de la comisión de cardenales, prohibió que se aplicara el psicoanálisis a los miembros de la comunidad conventual y que Lemercier se sometiera a él. Más aún: Lemercier, aunque restituido, no podría hablar del tema, ni en público ni en privado.
Lemercier, entre la . LUIS su;..,, y el psicoanálisis y s Iglesia como sacerdote ~
• us comp ñ Y mo · quedó con éstos. El 12 d . . a eros de comunidad n1e, lucha interna y de habe: !unm. de 1967, después de 'u~: comunidad, dan a conocer x:mi~ado la cuestión con 1, "Lemercier y Ja familia de E~aú ~~umen~o suscri~o por "En este . d s ' en e cual afirman·
. cammo e redescubrimiento de una vida mo: nást1ca sana, por ser abierta, dinámica, hemos llegado al momento en que debemos proyectar en las estructuras exteriores la conciencia adquirida interiormente. Para ser fieles a nuestro ideal monástico debemos, pues, renun· ciar a los votos monásticos y cortar los vínculos que nos atan con las estructuras monásticas actuales, de la Confederación Benedictina y de Ja Congregación de Re· ligiosos para poder crear una comunidad nueva, a~so-
' . 1 concaen· lutamente original por la importancia dada a a cia personal". . de mante·
Era una original, audaz y smcer3: ~an~~a En cuanto ner la "fidelidad para con el monast1c1smo. · frmaba: a la "fidelidad para con la Iglesia", Lemercier ~i~nte de "La Iglesia está en medio de una poderos~s~~r toma in· apertura a Jo que no es ella. Este ecumeni . Juso en la numerables expresiones en todo e! n:iundo, ~~éniCO ele Curia romana. . . Este gran mov1m1ento e ha afectade> la Iglesia que se abre a todos los hombres nos el plallO también a nosotros, y queremos crist~lizar~o en de abrir· institucional. Sentimos la necesidad 1mp~riosa eencllll nos a los que no tienen nuestras ideolog1as 0 cr cal& religiosas. Abriremos, pues, las puertas de nuestra selll Y el corazón de nuestra familia a todos Jos que de tomar parte de nuestra vida comunitaria, sin distind6D de ideología, de religión o de raza, y Jos recibiremo• MI un pla? de completa igualdad. Por consiguiente, nueltla com~mdad ya no podrá ser una institución de la Iglesia ca.tóhca, porque de otro modo los no católicos no seria miembros completos de la comunidad
"La adhesión a esta comunidad 5". 1 na de sacerdotes católicos no causa 1r;:; emen~e. humaen la medida en que su sacerdocio d ayor d1f1cultad, nidad se ejerza solamente para el ªs en!r? de la comu-
erv1c10 de 1 os que
•
-DESENLACE DE LA CRISIS 103
se lo pidan. Pero el animador y responsable de esta comunidad no puede ser al mismo tiempo miembro activo de la jerarquía católica, so pena de discriminar lpso facto a los miembros no católicos.
"Si, pues, los dos sacerdotes de nuestra comunidad que quieren formar parte de la nueva comunidad pedirin su incardinación en la diócesis, yo renuncio al ejercicio del sacerdocio católico para todo el tiempo en que seré el responsable de la nueva comunidad. El ideal del sacerdocio católico, que ha sido el mismo desde los 6 años, se transformaré y seré asumido en un sacerdocio mis católico en el sentido primero de la palabra, mis universal, en un sacerdocio que llamaría simplemente humano. Esta decisión es para mí la expresión de una fidelidad mis profunda al espíritu que me ha llevado al sacerdocio.
"Cada uno de los miembros de nuestra familia humana conservaré, naturalmente, sus vínculos personales con su Iglesia, con toda libertad y respeto de parte de todos. Ademis, en cuanto a institución, pensamos que podremos establecer relaciones de colaboración con la Curia romana por conducto del Secretariado para los no-creyentes, que es el organismo mejor preparado para comprender esta nueva comunidad ecuménica".
En suma, comunicaba a la Congregación de Religiosos la decisión de renunciar a los votos por medio de la dispensa jurídica.
El impacto de esta decisión, que por otro lado resultaba el único camino previsible en la vista de los nuevos pasos dados por Lemercier para afirmar el psicoanilisis tratando de salvarlo de la excluyente definitiva, fue profundo en los medios católicos. El 15 de junio de 1967, una comisión sacerdotal de la diócesis de Cuemavaca redactaba unas pequeñas aclaraciones provisionales pidiendo ser "muy respetuosos con el modo de pensar de estos hermanos nuestros, por mis que nosotros pensemos de distinta manera".
El sibado 17 de junio, el obispo Méndez Arceo daba a conocer una de sus más graves reflexiones. La "reflexión del señor Obispo de Cuernavaca con todo el pueblo de Dios en su Diócesis sobre el Monasterio de Nuestra
IU4
LUIS SUÁJ!E;
St>fiOra de la Resurrección" d' . sas del día siguiente omit·fºd ia leerse durante las m¡.
párrafos que el propio obi~pon sose a bvoluntad algunos d . angra a a ese fin R
cuer a el º?1spo su apoyo a la iniciativa de renov~ció~ del mon.aqu1smo benedictino en el monasterio "por 1 celebraciones litúrgicas anunciadoras de cuant~ hoy e~~ tamos gozando, por la ejemplaridad de su vida de pobreza, de paz, de laboriosidad, de beneficencia, en una palabra, de caridad, y también por la luminosidad de su arte" "Incluso al saber que habían emprendido Ja experiencia del psicoanálisis, apoyó con lealtad de pastor sus iniciativas, ya que, mientras no hubiera ulterior decisión de la Iglesia, la encontré ser una experiencia v~Iida, de significación para la vida religiosa y para la presencia de la Iglesia en el mundo de hoy". 1
El texto de las reflexiones de Méndez Arceo re~e ª el dolor del trance: "Como saben todos, hace pocos dias, sin que pudiese impedirlo enderezarlo o diferirlo yo, Idos
' ·d ra o monjes todos, con excepción de tres, han cons1. e fidelidad a su vocación personal, renui:i~iar a su ~id~~~ ligiosa benedictina pidiendo a la Jeg1t1ma autonda dispensa de sus vdtos" Y señala en busca de comprensión: "Ellos continúan como hermanos nuestros, gran-
' de ora-d~mente necesitados de comprensión, de apoyo, . Jo c1ón ante su decisión, en la que debemos d~scubnr que tiene de válido y de expresión de un espíritu que ?º debemos apagar, aun cuando Ja presentación, las circunstancias, la modalidad y la oportunidad de Jos hechos puedan ser discutibles y aun erradas. " _ . Partidario y alentador de la experiencia psicoanah
tica,. como él mismo reconoce, el obispo se apoya en seguida sobre el cayado de la prudencia: "Hermanos: estoy concretamente preocupado por el peligro de que el psicoanáhs1s haya engendrado una confianza excesiva Y llegarn a constituir una nueva panacea sustituto de la religión con lo 1 1 · . '
1 . ' cua e mismo psicoanálisis dentro de cua quier esfera religiosa saldría perjudicado No me preocupa en cambio el enjuiciamiento y b - . d d nuevas formas de vida monástica pues la usqu~ a e cularización de la vida religios~ . . progresiva se-
para adaptarse a la
DESENLACE DE LA CRISIS
marcha de los tiempos hizo dejar los claustros, abandonar la oración común, pasar a los institutos seculares, intentar la comunidad entre cristianos de diferentes Iglesias. Experimento, eso sí, el vacío purificador de la pobreza al vernos despojados de la positiva riqueza que poseíamos, el dolor de la ruptura con el pasado y la incertidumbre del mar sin riberas y sin carta de navegar"
"Hermanos: ante lo que está aconteciendo me podría venir la tentación, como obispo, de tomar el atajo más breve, más fácil y al parecer más recto, de recordar fría· mente las prescripciones canónicas a primera vista violadas, para cerciorarnos de las penas incurridas. Pero me aterra el hecho de que, si bien la falta de caridad paciente y humilde en el carisma lo hace sospechoso; la falta de caridad paciente y humilde en la población hace a ésta aún más sospechosa, porque engendra la desconfianza e impide el diálogo y provoca el rompimiento".
Por su aspecto exterior nada parece haber cambiado en el monasterio benedictino de Santa María de la Resurrección. Su moderna y limpia arquitectura ~bra de fray Gabriel Chávez de la Mora, hoy sacerdote tras estos mismos muros- anuncia la presencia del hombre contemporáneo en las laderas cubiertas de árboles, en este apacible espacio rural entre el pueblecito de Santa María Ahuatitlán y la ciudad de Cuernavaca. Sí, todo igual por fuera: hay que tocar el timbre, esperar a que se abra la pesada puerta de madera y anunciarse.
Pero esto es sólo por fuera. Dentro del convento cuya fama corre el mundo, se ha producido un cambio decisivo. La mayoría de los monjes ha roto sus vínculos con la Orden Benedictina y con el Colegio de Religiosos de Roma; ha renunciado a sus votos monásticos, y el prior, Gregorio Lemercier, ha pedido la dispensa de sus votos sacerdotales. La comunidad religiosa se transforma en familia humana, ecuménica. Sus puertas y celdas se abrirán ahora, sin distinción, a católicos o hebreos, a mahometanos o budistas; a los no creyentes, a los solteros y a los casados. Una verdadera revolución en lo que fuera la casa de Dios --de un solo, único Diospara ser la casa del hombre con el dios de cada uno, o del hombre sin dios, porque este edificio, antes q_ue todo, será la casa de los hombres, de todos y de todo hasta el infinito.
Gregorio Lemercier -¿se le debe seguir llamando padre?- aparece en camisa. Lleva los pantalones de manta gris, la tela con que se hacen los uniformes de los barrenderos de la ciudad de México, expresión de pobreza y humildad en la fabricación de los hábitos de estos benedictinos. Su rostro es sereno, limpio. No refleja ninguna angustia, nada que indique algún problema de
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LUIS SUA~¡;¡,
c_onciencia. Es igual, el mismo espejo, que en ot . swnes cuando sabía sobreponerse a las grave ras. oca. su largo ¡ . . . s cns1s d . proceso con as mcnmmaciones de 1 e . e Quizás ahora manifieste una cierta satisfacció: una. de la faz de quien descansa y retoma otro tramo ~ropia camino que sabe tan largo como inevitable. e un
¿Es este un hombre derrotado? No lo parece. s presencia y estado de ánimo, aunque sin autosatisfac~ ciones hirientes para nadie, es la de un hombre que ha triunfado. Que ha triunfado, por lo menos, ante su conciencia.
Lemercier volvió de Roma en silencio. Lo mantuvo cuando se reunió con sus hermanos. ¿Qué hacer? ¿Renunciar a lo que consideraban una conquista? La síntesis de todas las opiniones fue sostenerse. Respetando la decisión y saliéndose jurídicamente de la disciplina. Y se hizo lo que, me dice Lemercier, ya estaba dispuesto: romper los votos monásticos y los vínculos con la Orden de los Benedictinos. Lemercier, sin abjurar de la Iglesia ni de sus convicciones católicas, apostólicas y romanas, ha pedido, como se sabe, Ja dispensa de sus votos sacerdotales. En total hay en el convento 24 benedictinos. Entre ellos tres sacerdotes. Dos de éstos, fray Gabriel y fray Juan, quieren mantenerse en el sacerdocio, pero fuera de la Orden Benedictina. Esperan la decisión del obispo Méndez Arceo, porque ellos desean seguir con la nueva comunidad. Para el otro sacerdote se busca una fórmula que lo deje fuera pero próximo al convento; asi como para otros dos monjes que desean seguir dentro de la Or~en. La nueva comunidad, una comunidad del hombre se mtegra con este grupo de monjes, y con Jos 16 ·' c1pantes del Centro Emaús, sometidos a la partt-grupo en las instalaciones contiguas al terapia de todos ingresarán en la casa que de"a de convento. Pronto, las instalaciones del Centro Ema. J ser convento. En
· · f · us se asenta · c1on emenma. ra una sec-
MI CASA Y A NO SE LLAMARÁ CONVENTO
La victoria de un suefio
Mientras la transformación ocurre, una serie de versiones envuelven y aprisionan la que pronto será ex aba· día. ¿Condenación? ¿Excomunión para Gregorio Lemercier?
-¿Ha sido súbita su decisión de romper los votos monásticos y pedir la dispensa de sus votos como sacerdote? -pregunto a Lemercier.
-Nuestra decisión ha seguido un proceso de crecimiento lento. Dos fuerzas la han impulsado: una, la comunidad; otra, la Curia romana. Sin esta fuerza exterior quizás habría habido un desenlace diferente. Mientras yo esperaba en Roma, durante este último período de cerca de nueve meses, se produjo una maduración de mis convicciones. Adquirí el convencimiento de que debia hacer algo nuevo. Volví con nuevos planes. Mis hermanos hablaron y expresaban lo mismo que yo.
-¿Qué consecuencias puede traerle esta decisión? -Ninguna. Para nosotros no existe ningún proble-
ma. Hemos procedido conforme a los cánones. Fray Gabriel y fray Juan renuncian a sus votos monásticos, pero siguen siendo sacerdotes. Y o renuncio a los votos monásticos y al ejercicio del sacerdocio, mientras encabezo esta nueva comunidad que ya no es religiosa.
-¿Puede usted volver a ser sacerdote? -Si mañana decido renunciar a la renuncia que
ahora hago, vuelvo a ser sacerdote. Mientras oigo hablar a Lemercier, sereno y firme en
sus convicciones, pienso en la tempestad exterior. Aqui no se percibe. Afuera, en el lejano Vaticano, se habla con dolor de la decisión de Lemercier, de quien esperaban sumisión y satisfacción al reintegrársele en todos sus derechos. Hay, sin embargo -hasta ahora-, una actitud de benevolencia. Se dice que rezan por él.
-¿Puede seguir llamándosele convento a est'I. casa·~ -Cuando la dispensa de votos sea concedida por la
curia, no se le podrá llamar asi. De aquí desaparece el monasterio.
-¿Tampoco ya casa de Dios?
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c.onciencia. Es igual, el mismo espejo, que en otras ocasmnes cuando sabia sobreponerse a las graves crisis de su . largo proceso con las incriminaciones de la Curia. Quizás ahora manifieste una cierta satisfacción propia de la faz de quien descansa y retoma otro tramo de un camino que sabe tan largo como inevitable.
¿Es este un hombre derrotado? No lo parece. Su presencia y estado de ánimo, aunque sin autosatisfacciones hirientes para nadie, es la de un hombre que ha triunfado. Que ha triunfado, por Jo menos, ante su conciencia.
Lemercier volvió de Roma en silencio. Lo mantuvo cuando se reunió con sus hermanos. ¿Qué hacer? ¿Renunciar a lo que consideraban una conquista? La síntesis d.e todas las opiniones fue sostenerse. Respetando la decisión y saliéndose jurídicamente de la disciplina. Y se hizo lo que, me dice Lemercier, ya estaba dispuesto: romper los votos monásticos y Jos vínculos con la Ord~n de los Benedictinos. Lemercier, sin abjurar de la Iglesia ni de sus convicciones católicas, apostólicas y romanas, ha pedido, como se sabe, la dispensa de sus votos sacerdotales. En total hay en el convento 24 benedictinos. Entre ellos tres sacerdotes. Dos de éstos, fray Gabriel Y fray Juan, quieren mantenerse en el sacerdocio, pero fuera de la Orden Benedictina. Esperan la decisión del obispo Méndez Arceo, porque ellos desean seguir con la nueva comunidad. Para el otro sacerdote se busca una fórmula que lo deje fuera pero próximo al convento; así como para otros dos monjes que desean seguir dentro de la Orden. La nueva comunidad, una comunidad del hombre, se integra con este grupo de monjes, y con los 16 participantes del .centro . Emaús, sometidos a la terapia de grupo .en las instalac10nes contiguas al convento Pronto todos ingresarán en la casa que deja de ser conv~nt E ' las instalaciones del Centro Emaús se asent á 0 · 11 c16n femenina. ar una sec-
1\11 CASA YA NO SE LLAMARÁ CONVENTO
La victoria de un sueño
Mientras la transformación ocurre, una serie de versiones envuelven y aprisionan la que pronto será ex abadía. ¿Condenación? ¿Excomunión para Gregorio Lemercier?
-¿Ha sido súbita su decisión de romper los votos monásticos y pedir la dispensa de sus votos como sacerdote? -pregunto a Lemercier.
-Nuestra decisión ha seguido un proceso de crecimiento lento. Dos fuerzas la han impulsado: una, la comunidad; otra, la Curia romana. Sin esta fuerza exterior quizás habría habido un desenlace diferente. Mientras yo esperaba en Roma, durante este último período de cerca de nueve meses, se produjo una maduración de mis convicciones. Adquirí el convencimiento de que debía hacer algo nuevo. Volví con nuevos planes. Mis hermanos hablaron y expresaban lo mismo que yo.
-¿Qué consecuencias puede traerle esta decisión? -Ninguna. Para nosotros no existe ningún proble-
ma. Hemos procedido conforme a los cánones. Fray Gabriel y fray Juan renuncian a sus votos monásticos, pero siguen siendo sacerdotes. Y o renuncio a los votos monásticos y al ejercicio del sacerdocio, mientras encabezo esta nueva comunidad que ya no es religiosa.
-¿Puede usted volver a ser sacerdote? -Si mañana decido renunciar a la renuncia que
ahora hago, vuelvo a ser sacerdote. Mientras oigo hablar a Lemercier, sereno y firme en
sus convicciones, pienso en la tempestad exterior. Aqui no se percibe. Afuera, en el lejano Vaticano, se habla con dolor de la decisión de Lemercier, de quien esperaban sumisión y satisfacción al reintegrársele en todos sus derechos. Hay, sin embargo -hasta ahora-, una actitud de benevolencia. Se dice que rezan por él.
-¿Puede seguir llamándosele convento a ~st'l casa'? -Cuando la dispensa de votos sea concedida por la
curia, no se le podrá llamar asi. De aqui desaparece el monasterio.
-¿Tampoco ya casa de Dios?
11 o LUIS SUÁREZ
-Le llamaremos una co~unidad ecuménica, abierta a todos Y a todo lo que también significa al infinito al más allá. _Unos le pondrán la etiqueta de Dios, otros' de la humanidad, otros de lo desconocido, otros del nirvana.
-¿Cómo va a funcionar? ¿Qué autoridad sustituye al prior?
-La dirección de Ja comunidad existe. El doctor Quevedo llevará la dirección técnica; yo la dirección administrativa y de relaciones. En la dirección también la doctora Frida Zmud. Pero dentro de Ja comunidad todos somos iguales. Sólo habrá jerarquías dentro del trabajo. Como elemento disciplinario funcionará un prefecto con ayudantes, que aplicará el reglamento.
El reglamento prevé que la primera parte del d~a, de las 7 y media a las 15.30 horas, se dedique al traba¡o. El resto del día lo emplearán Jos miembros de la comunidad en actividades personales. Unos tomarán clases. Otros se irán a Cuernavaca; estudiarán o se recrearán. La organización por medio de cofradías de artesanos producirán los bienes en venta -como ahora, cuando la comunidad religiosa ha mantenido una tienda en el co~vento y otra en la capital de México- para el sostenimiento. La nueva fase comienza con cierta dificultad económica porque han bajado las ventas. No parece atribuible a la situación específica del cambio, sino a un fenómeno general del comercio. Comunidades semejantes se organizarán en otras partes del país y en el extranjero.
-¿Seguirán llamándose hermanos? . -No. Deseamos una ruptura con las antiguas for
malidades. No queremos ninguna confusión. Que no se entienda que se ~rata de cierto acomodo, ni siquiera de una evoluc16n, smo de una mutación. Pasamos plenamente de una comunidad eclesiástica a una comun"d d humana. 1 a
-Bueno, pero ¿cómo llamarla? -Por nombre se le dirá Familia de Em ·
grupos, cofradías. aus. Y a los -¿Cómo administrará esta casa y sus b' • 1enes?
MI cASA y A NO SE LLAMARÁ CONVENTO
-Se constituye una sociedad civil. -¿Vendrán matrimonios? . . . -Podrán instalarse alrededor del nucleo prmc1pal.
El prefecto de la comunidad podrá ser un hombre casado. -¿Se casarán algunos de los que han roto los votos
monásticos? -Tienen la libertad. Lo ocurrido es producto de una
evolución personal que puede conducir a la decisión del matrimonio.
-¿Se observa en usted o en algunos de los miembros de la comunidad algún drama interno?
-No. Ninguno. Todos estamos tranquilos, seguros. -Si no le hubieran prohibido el psicoanálisis, ¿qué
hubiera usted hecho? -Quizás lo mismo, pero sin la tensión ni la espec
tacularidad exteriores con que se ha producido. La decisión tomada obedece a una maduración sobre lo que pide el crecimiento personal de cada uno de los miembros de la comunidad. Nuestra idea principal es el respeto a la persona. Si la institución impide el crecimiento o maduración de la persona, la institución debe ceder.
-¿Lo ocurrido es victoria o derrota del psicoanálisis? -Esta es una victoria completa del psicoanálisis y
de la comunidad de Emaús. -¿Y para usted, es una victoria o una derrota per
sonal? -Una victoria absoluta. Puede ser que yo me en
cuentre en el momento de mayor creación. Esto es lo mejor que he hecho en mi vida.
-Sí; pero alguien de quienes le han seguido a usted como sacerdote, ¿no pensarán que no es lo mejor privar a su Iglesia de sacerdotes. . ?
-Precisemos: en singular, de sacerdote. Yo soy el único que rompe los votos, por dispensa jurídica, del sacerdocio. Los otros miembros de la comunidad, con las excepciones conocidas de otros tres sacerdotes, no tienen el sacerdocio. Pero, en fin, yo considero el sacerdocio como un servicio y creo que serviré más al mundo y a la Iglesia con este nuevo trabajo que celebrando misa, ya que el sacerdocio de los monjes se limita monacal-
LUIS SUAatz
mente al servicio de la comunidad e .. realizado . por los sacerdotes que queJan.s~~e:;:~~ sera menos misas. Sólo que en vez de tres sacerdotes aqu1 decirlas, habrá solo dos. Yo asistiré a la misa comulgpara do y cantando. an-
No lejos de aquí, en el Centro Intercultural de Información, monseñor Iván Illich, otro hombre de Iglesia que recibe grandes ataques por sus posiciones nuevas, ha dicho que puede darse el caso de que para ser fiel a su sacerdocio, un sacerdote haya de dejarlo en el sentido formal, jerárquico del ministerio.
-Se habla de que podría usted ser excomulgado .. -¿Excomunión? No sé qué paso he dado para q~e
merezca la excomunión. Nunca se excomulga a nadie por dejar sus votos. Si hay gentes que viven Y t~a~aj: en hospitales donde entran gentes de todas las rehgion
' ·ó del y ateos, ¿cómo excomulgárseme a mí por la creac~ ~ , centro o familia Emaús con esas mismas caractensticasd.
' uste -¿Qué puede responder a quienes dicen que ha desertado? cáno-
-Todo Jo que he hech'? está pe~~itido por l?s e disnes de la Iglesia, que preven la pet1c1ón de pedirs pensa para dejar el sacerdocio. en·
(En efecto, cabe preguntarse: si en 1965 llegó ª f.cos sarse en la Curia que se les quitarían los votos monás 1 e a todos, y a él además los sacerdotales, ¿cómo oponers ahora a lo que piden voluntariamente?)
-¿Cómo ve todo lo ocurrido? . al -No quiero dirigir mi mirada al pasa~o, sii;i~ d
presente y al porvenir. No tenemos rencor m hostihda para nadie. Vivimos en paz, contentos. No queremos r~alizar polémicas ni hacer proselitismo. Y si hay alguien que quiera condenarnos, consideramos que está en su derecho.
Pasamos entre cruces rumbo a Ja puerta. Pronto no sólo habrá cruces aquí, sino también símbolos de otras religiones. En eso sí cambiará el convento. Cerca de él, e~ la ~asa de su diócesis, monseñor Sergio Méndez Arcea, mtehgente y culto obispo de Cuernavaca, se ve acosado en demanda de opinión. El obispo se reúne con
MI CASA YA NO SE LLAMARÁ CONVENTO 113
sus sacerdotes para tomar una posición conjunta. Para Gregorio Lemercier, Méndez Arceo ha sido siempre un espíritu de comprensión. Pero los pasos están dados, las cartas se han jugado. Lemercier venció. Pudo haber dado todo por concluido, al ser reivindicado por lo hecho anteriormente. Pero, ahora, ¿cómo dejar a todos los que a él acudieron para seguir la senda del conocimiento por medio del psicoanálisis? Ese fue su verdadero problema de conciencia. No los dejó. Al despedirnos, recuerda que el sacerdote encargado de las actas de la comisión cardenalicia que lo juzgó, le dijo: "Lei ha vinto, lei ha sopravinto". "Usted ha ganado, usted ha sobreganado. "
¿Ganará en la empresa de sueño humano que se ha echado a c1.1estas?
(Siempre! 28 de junio de 1967)
6 "HAPPY END"
¿Pensaba ya en casarse Lemercier cuando decidió dejar la vida monástica? Hay quienes lo suponen así. Pero es muy peligrosa aventura la de adivinar en el pensamiento ajeno. A un año exacto de la fecha del documento con que Lemercier deja los hábitos, el 12 de junio de 1968, envía al obispo Méndez Arceo su carta en la cual le anuncia el matrimonio con Graciela Rumayor, y le pide el favor de consagrarlo. Lemercier recuerda la historia. Cuando en junio de 1967 anunció al obispo la decisión de pedir la dispensa de votos y de renunciar al ejercicio del sacerdocio, don Sergio le dijo, riéndose, que esperaba que esa decisión no lo llevaría a un happy end. "En aquellos días -dice Lemercier al obispo- hubiese sido inútil chercher la femme para explicar mi actuación; no había mujer en mi vida y mi decisión de volver a la vida laica! era motivada por mi deseo de servir a aquellos que querían seguir utilizando el psicoanálisis en una vida comunitaria para lograr su superación humana". Y cuenta cómo llegó al happy end.
Al mandar a la Santa Sede su petición de reducción al estado laica!, sabia que recibiría una respuesta favorable, pero no pensaba que se le quitaría la obligación del celibato que no había solicitado. "Grande fue mi sorpresa --escribió Lemercier- cuando, el 16 de septiembre de 1967, recibí comunicación de mi reducción al estado laico y no de laico a medias: «Se le concede la dispensa de todas las obligaciones conexas con el sacerdocio y la profesión religiosa, no excluida la del santo celibato»"
El 22 de julio de 1967 Lemercier había conocido a una muchacha de Saltillo, a Graciela. "La simpatía suscitada en mí por su personalidad planteaba el problema de mi matrimonio en el plano concreto y personal. Ya no se trataba de saber si yo podía casarme ante la lgle-
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J l6 LUIS SUÁREZ
sia, sino si convenía que me casara o· . por~ue a ~i edad -tengo 55 años-· el 1~~t;i~~~~m~~ podia ser nmguna necesidad ni en el plano biológico ni e~ el plano afectivo. Por un lado, de parte de la Igle· sia no había ninguna objeción a que me casara. Por otro lado, mi matrimonio, lejos de dañar a Emaús, podía servirle. Me quedaba lo principal de mi decisión, su as· pecto personal: ¿me convenía a mí casarme?. Sin duda tenemos las ilusiones de todo amor nuevo. ". Y Lemer· cier pide al obispo que consagre el matrimonio el 22 de julio de 1968.
Pasan algunos días de incertidumbre porque no lle· ga la respuesta del obispo. Parece que los casará, P.ero no existe un signo claro. Aunque desde el punto de vista jurídico de la Iglesia, el ya José Lemercier tenia per!::~~ derecho a casarse el anuncio de su boda escandah
• apar· aun a quienes habían visto en todos sus pasos un n tamiento constante de la Iglesia, si los observa~ores er~a benévolos, o una especie de "demoni~" ~ose~do P~~ecarne, cuando eran intransigentes. La mchnación P casar ra y natural de Méndez Arceo fue, seguramente, tre· a José con Graciela. Sin embargo, pesan en él las e~ su vistas amenazas de un nuevo escándalo Y ataque 19 de dignidad y al gobierno de la diócesis. En carta del der junio, el obispo dice a la pareja que no dudó en res!'º" po· que si, ya que desde el 16 de septiembre, Lemercier Le· día contraer matrimonio. Habrían convenido en que tes mercier escribiría la carta expresando los anteceden .• Y circunstancias del matrimonio, para evitar que la opt. ~ión pú~li.ca fuese deformada. Pero ya no podía casar101~~
La dec1s1ón de dar tanta publicidad al asunto Y pub car con tanta anticipación como carta abierta la carta de ustedes dirigida a mí, ha sido totalmente unilateral, por más que las causas que usted aduce sean razonables si se consideran aisladamente. En estas circunstancias provoca.das por su manera de enfocar el asunto sin que ésta rru resolución signifique de ninguna maner'a que repruebo su d~c1s1ón substancial, me parece que no debo permitir el verme envuelto sin causa proporcionada en el remolino publicitario desencadenado prematuramente"
.. ,,
.. "HAPPY END"
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El matrimonio se celebró el domingo 21 de julio, un día antes del anunciado en la carta. El propio Lemercier me había dicho desde un principio que así sería para eludir a los periodistas. Además de mi, hubo algunos otros. La boda fue en Cuernavaca, al mediodía, en la residencia de los señores Ignacio y Edith Gianellaney, que la habían prestado. Asistieron dos centenares y medio de invitados.
Cuando la auxiliar del registro civil de Cuernavaca, señorita Carmen Salazar Vargas, leyó los datos que en el libro habíanse escrito sobre el contrayente, quedó definido así: José Lemercier, de 56 años, de profesión gerente, nacido en Bélgica, nacionalizado mexicano el 4 de septiembre de 1952, según nota de nacionalización número 864. Ella, Graciela Rumayor, de 31 años, estaba seguramente lejos de imaginar este desenlace, acabado en enlace, cuando conoció a José por primera vez. Algo, sin embargo, debía haberse producido en la comunicación de los dos seres desde el primer momento: un lazo de amor ahora consagrado bajo la evocación del Génesis y del Cantar de los Cantares, donde el hombre busca y encuentra a su pareja, sin avergonzarse de estar desnudos.
Se cumplió la ceremonia civil en una antesala de la casa, por el encargado del registro, Ignacio López G., la secretaria Guadalupe Orozco de Monroy, y la auxiliar ya mencionada. Fueron los testigos Mario Herrera Cepeda, Pascual Almanza Magaña, Luz María Zertuche Dorboecker y Carlos Jordán Patterson. No se buscaron concurrentes espectaculares en la llamada "sociedad"; sólo familiares y amigos.
En seguida se celebró la ceremonia religiosa, en la gran sala de la casa convertida en capilla. Tal vez Lemercier hubiera preferido ~e no ser, como no fue, la capilla privada del obispo- la capilla del antiguo monasterio. Pero éste pertenece ahora a la Santa Sede. Los casó su compañero de experiencias en el convento, y constructor de su edificio: el benedictino Gabriel Chávez de la Mora, que no dejó los hábitos. Le acompañó el pa~re francés Juan Munch, otro de los sacerdotes que contmuaron en
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la Orden después del desenlace eclesiástico. "Nosotros somos la Iglesia", dijo fray Chávez de la Mora en su sermón, al afirmar la inequívoca condición bajo la cual se casa el ex-monje. Vivaldi -Las Estaciones- abrió y cerró con su música el acto religioso. Se oyeron también las voces de la misa popular, introducida por el Obispo Méndez Arceo en la liturgia de su catedral. Frutos de la tierra, palomas blancas, flores, ponían el fondo de los paisajes a las lecturas del Génesis y del Cantar de fray Luis de León. "Te felicito, Graciela, porque has aceptado a José; no era fácil. Y su obra; no era fácil", dijo el padre Chávez de la Mora.
Los novios se pusieron uno a otro el anillo. Después abrazaron a todos: "La paz sea contigo". Y en el Centro de Psicoanálisis Emaús se sirvió una comida. Los novios, como los antiguos peregrinos, se fueron a Roma, pero no a pedir gracia, sino ya en luna de miel.
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EL CIUDADANO LEMERCIER
Han pasado casi siete meses desde que Gregario Lemercier, convertido ya en José Lemercier; dejados la vida monacal y los hábitos sacerdotales, contrajo matrimonio -el 21 de julio de 1968- con Graciela Rumayor, culminando así uno de los procesos religiosos y de reorientación humana más extraordinarios de esta época de cambios sorprendentes. Entre la práctica del psicoanálisis introducida en el convento -y luego en una comunidad laica- y la obediencia inapelable a las sentencias de los tribunales canónicos, Lemercier escogió el psicoanálisis sin renegar de su pasado. Entre la soltería que pudo terminar en el celibato, y el amor, Lemercier escogió el amor, representado en la hoy señora de Lemercier, sin abandonar a la comunidad en psicoanálisis, organizada en la forma de Centro de Psicoanálisis Emaús, con algunos de sus antiguos compañeros de monasterio y nuevos ingresados necesitados de terapéutica.
"¿Por qué nos casamos Graciela y yo?", se preguntaba Lemercier en la carta que el 12 de junio de 1968 envió al obispo de Cuernavaca, monseñor Sergio Méndez Arceo, pidiéndole que consagrara ese matrimonio. "Y la respuesta -la daba el mismo Lemercier- es la eterna respuesta de los que se aman. Graciela y yo sabemos qi;~ nos amamos y que sólo el amor puede crear amor. Graciela y yo queremos crear amor en nosotros, en nuestra familia de Emaús, en todos los que nos rodean"
-Graciela -me dice hoy Lemercier- es esencial en la dirección de Emaús. Esta misión no es de soltero, sino de una pareja, y Graciela participa en todas las fases de la dirección de Emaús.
Muy cerca de la antigua casa del convento, sobre la que se espera una inminente decisión de la Santa Sede para darle alguna aplicación por su antiguo carácter dl'
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monasterio benedictino 1 . la tranquilidad del aisla~i=n~~munidad. de Emaús alterna actividad del trabajo V . voluntano Y relativo con la tualmente ahí al trat~mi:~~~edplerso.nas se_ ~omete~ ac. n 1 e ps1coanáhs1s. A nmgu. 1 a :.e e pregunta cómo piensa, cuál es su religión ni si a 1~ne o. no. Tampoco se le cobra nada en dinero .
.i:maus repite la experiencia del convento de Santa Ma· r~a. de la Resurrección, de la cual nació en parto violent1s1mo, de organizar a sus miembros en cofradías o grupos de trabajo. Al darlo para el cuidado de la huerta -3 hectáreas de aguacate-- o en los talleres de artesanía --que han adquirido también un carácter, pudiéramos decir, más laico-, cada uno paga así su propio psicoanálisis. Dos veces por semana vienen a Emaús l_os analistas. El producto del trabajo pasa a un fon~~ com~~ Cada miembro de Ja comunidad en psicoanáhs1s reci 50 pesos semanarios para sus gastos, y 100 pesos me; suales para ropa. Si alguno recibe ropa de afuera -Y le procura que no envíe nada Ja familia- su valor .:ris descuenta de los 100 pesos para mantener el iguah · mo y reducir el dinero a una significación ~ue n~ S: imponga en la diferencia. La jo~ad_a ~e tr~baJO es S~lo horas, como manda la ley. La d1sc1pJma, rigurosa. se permite un retraso de 5 minutos en toda la semana. Por cada minuto que pase de ese tiempo se descuent~;n peso al moroso En los grupos de trabajo hay tam n artesanos profe~ionales, pues la producción es ya impor· tante. Puede también darse el caso de que la presencia de algún miembro de Em.aús se valorice por si misma, por lo ~~e esa presencia vale, y no obligatoriamente por la part1c1pación en uno de los grupos de trabajo. L En. el comedor del Centro --donde el matrimonio de1m1ei:cier, Joaquín Olivares y yo almorzamos después
e argo diálog J comunidad 0 con osé- están los participantes de la 13 horas ¡·~;tuaes ªccudden al llamado de una campana a las
· a a uno se s· excelente comida· y cad irve personalmente de la • a uno lleva su -numerados para uso de un 1 s enseres de mesa
Y al lavadero. ª so ª persona- a la cocina Un periódico mural, lleno de reco t res y 0 currencias
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EL CIUDADANO LEMERCIER
donde cada cual se manifiesta, preside el comedor: bromas y veras de la vida común y corriente. Cuando pregunto a Lemercier sobre el éxito de esta nueva fase de la experiencia, me dice:
-No hay que ser demasiado optimista. El porcentaje de los que realmente quieren enfrentarse a los problemas de un esfuerzo de superación humana, es muy bajo. De tal modo, muchos no perseveran el tiempo suficiente para sacar un provecho verdaderamente profundo de su estancia aquí, y esos son los que en varias ocasiones han difundido noticas desvirtuadoras sobre el Centro.
-¿Satisfecho, sin embargo? -No lamento nada de lo que ha pasado. En mi vida
estoy satisfecho porque hay problemas. Es más difícil mi trabajo de director de Emaús que el de prior del convento. Aquí, el elemento unificador es el deseo persona_! ~e superación. En el convento era la religión y el serv1c10 a Dios. Ese era un elemento exterior para todos. En cambio aquí la comunidad no tiene otro fin común que no sea el personal de cada uno. Se nos acusa de que nos desligamos de la sociedad, porque no hay una preocupación social directa. Pero en la medida en que estamos al servicio de la persona estamos al servicio de la sociedad.
Una comunidad desacralizada
Antes de la comida nuestro diálogo ocurrió en el despacho de Lemercier adelante de sus habitaciones privadas, en un cuerpo de esta serie de graciosas construcciones, separadas pero asociadas, en la ladera próxima a Santa María Ahuatitlán, este pequeño pueblo en el que han repercutido acontecimientos cuya resonancia llegó a Roma.
-Esta es ahora -me dice Lemercier- una comunidad laica ciento por ciento, sin ninguna dependencia ni relación con instituciones religiosas, filosóficas o sociológicas. Recibe a sus miembros independientemente de
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cualq_uier ideología religiosa, olític . . cuestmnario que deben llen ~ ª .º fllos6f1ca. En el se menciona la religión a 1:r os aspirantes, ni siquiera dad que pertenezcan. En reali o no~º no sé a qué religión pertenecen, ni si la practica~
. -f'.e~o ¿no tiene que ver con la terapia la adscripción rehgmsa o la preocupación filosófica? . -Evi~entemente que sí, pero eso no es cosa mía,
smo del psicoanalista. Poco antes de Ja infortunada muerte del doctor Gustavo Quevedo -15 de agosto de 1968-el Centro Emaús operó un cambio radical en la organización y dirección. Hasta entonces había una dirección bicéfala: Quevedo y yo. Quevedo quedó únicamente responsable del aspecto del psicoanálisis y yo como único director. El Centro contrata Jos servicios de los psico· analistas, y ellos no intervienen en Ja dirección. Esto evita que la organización de Ja vida en Emaús se adapte de modo indebido al análisis bajo la influencia de los problemas subjetivos de sus miembros. El ideal es que la comunidad de Emaús se acerque lo más posible a .1ª idea de una comunidad de convivencia normal. Esto evit~ también que yo sea constantemente consultado como_ 51 fuera el analista, con posible pérdida de Ja perspectiva general, no individual, del Centro. Así se evita la ten~en· cia a platicar conmigo para eludir el verdadero ps1co· análisis.
-Entonces ¿cualquiera podría tener ese papel de director?
-La condición es haber pasado por el psicoanálisis. Un gerente o director cualquiera, por muy capaz que fuese, no podría dirigir. Se trata de no verse invadido por las cuestiones ni ser ajeno a ellas.
¿Analistas o sacerdotes?
Representantes latinoamerican . Psicoanalista Internacional t os e_n la Asociación hecho criticas a la aplicaciÓny d~ r~~c¿sico'.1nalistas, han Partiendo de ellas, pregunto Lp anáhs1s en Emaús
a emerc1er: ·
BL CIUDADANO LEMERCll!R
-·Por qué las críticas de algunos psicoanalistas a la prác~ica del psicoanálisis en Emaús?
-Esas críticas se originan en una de las dos ~oncepciones actuales del psicoanálisis. Par8: u!los, el. ps_1coanálisis es una técnica médica muy espec1ahzada, hm1tada al tratamiento de cierto tipo de enfermedades. Otros consideran el psicoanálisis no tanto como una terapia, sino como un método de autoformación por medio del autoconocimiento.
-¿Dentro de cuál concepción se halla Emaús? -En Emaús se tiene esa visión más amplia del
psicoanálisis. Por ejemplo, en Francia ya se ha rebasado esa etapa del análisis de pura terapia, y personas que no se pueden considerar como neuróticos entran al psicoanálisis con el fin de conocerse a sí mismos y de realizar más y mejor su vocación humana. De hecho, muchas personas que actualmente acuden al psicoanálisis abusan de él. Al mismo tiempo que quieren quitarse un mal tienden a descargar la responsabilidad de sus propios actos.
-¿En quién? -Obviamente en el analista, y de ahí la persisten-
cia de quienes comparan el psicoanálisis con la confesión, convirtiendo en cierto modo al analista en una especie de sacerdote. Así, la gente trata al analista como si fuera un ser superior, y lo grave es que algunos se lo creen.
-¿Cuál es su opinión sobre el analista? -Personalmente creo que el psicoanalista es llama-
do a ser como el sacerdote de los tiempos futuros. -¿Va a sustituir al sacerdote? -En parte, sí. Con la diferencia de que en vez de
ser un director de conciencia, que asume la responsabilidad, como el sacerdote actual, deberá ser un despertador de conciencia para que cada quien, cada vez más, asuma su responsabilidad personal. ~ero para. lograr est? se requiere que el mismo psicoanahsta adquiera una visión más amplia de su papel, al mismo tiempo que. una mayor humildad en el cumplimiento de su serv1c10 al Paciente.
-Usted habla de sacerdotes. ¿Es que considera el
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psicoanálisis algo ~sí como una especie de nueva Iglesia? -Por desgracia a veces se encuentra entre los psico
analistas los elementos más negativos de una Iglesia, como dogmas, sectas, anatemas, excomuniones, y el deseo de una especie de Santo Oficio que pueda "dictar su fallo inapelable".
-¿Cuál es su criterio para seleccionar psicoanalistas al servicio de Emaús? .
-Me baso en una jerarquía de valores. Lo pnmero que exijo es una integridad humana; en segundo lu:~r, la capacidad de institución sobre las demás percsonl ª ' Ya
. . 'ó té nica o oco en último término ex110 la formaci n ~ · d be ser Ja técnica en tercer lugar porque lo pnmero e: antes siempre que quien va a tratar a una persona s • que nada, una persona. . entre el ana·
-Volviendo a esa especie de relación d Iglesia ven lista y el sacerdote, ¿cree usted que gentes e en el psicoanálisis un comp~tidor? . a es una de las
-Muchos clérigos lo viven as1. y _es en el psicoan6· razones de la desconfianza de la Iglesia lisis.
Ni cambio ni victoria
b l. ó por el mundo El 2 de febrero de este año se pu ic . 1 sicoanl·
la noticia de que la Iglesia ya no se opoma ª pregación lisis, según una Instrucción de la. Sag~ada cin~ercier, a de Religiosos. Se tomó como Ja v1ctona de e quien pregunto en seguida: . a no
-Pero se ha difundido mucho que la Iglesia _Y se opone. Si es así, ¿puede considerarse ese cam~io una victoria de usted después de que dejó el sacerdocio para ponerse al servicio del psicoanálisis?
--Cuando leí la noticia en los periódicos del 2 de febrero, mi primera reacción fue de escepticismo, al contrario de otros muchos que se apresuraron a hacer declaraciones en pro y en contra. Yo me negué a dar cualquier opinión hasta no conocer el texto de la Instrucción. Cuando lo conocí me <li cuPnta de que no habia
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habido absolutamente ningún cambio al respecto. La Instrucción sólo repite ordenamientos existentes desde hace muchos años. La Instrucción no habla de psicoanálisis sino de psicología. Naturalmente que me hubiera gustado una reivindicación de mi convicción acerca de los beneficios que la Iglesia católica podría obtener, para su servicio a la humanidad, gracias a la utilización más amplia del psicoanálisis; y sobre todo porque una actitud más abierta de la Iglesia tendría por resultado el despertar una vocación de psicoanalistas en personas de elevada visión humana, que ahora se contienen a causa de las restricciones de las autoridades eclesiásticas. Ni en el caso de un cambio, que tarde o temprano vendrá, yo hablaría de victoria, porque mi empeño no se ha basado en ninguna lucha de poder personal. Lo único que he buscado y que estoy logrando es seguir sirviendo a mi prójimo con el psicoanálisis, y ahora lo puedo hacer sin las limitaciones inherentes a la dependencia de una institución como la Iglesia.
-Entonces, ¿por qué tanto revuelo? -Creo que se debe a dos causas combinadas. Una,
el interés despertado en México por el monasterio en psicoanálisis y su supresión; y otra por la falta de preparación de la mayor parte de los periodistas que se han ocupado de la cuestión. El interés pudo haber sido tanto por el psicoanálisis mismo como por el conflicto eclesiástico que suscitó. El aspecto del conflicto es de una importancia incidental y espero que haya ayudado a despertar curiosidad por el psicoanálisis mismo. La poca preparación y poco conocimiento del problema ha llevado a ligar el caso de Emaús con Iván Illich. Como en otras ocasiones he dicho, y cualquier persona enterada sabe Iván Il\ich no tiene nada que ver con Emaús. ni con ~l psicoanálisis. El mismo ni s~quiera se ha somet1.do a psicoanálisis. Sin embargo, la d1fus1ón de las not1c1as
·odi'sticas tiene tanto poder de perturbación que ha ~n . . l' odido inducir a error incluso a prominentes ps1coana 1s-p de quienes seria dable esperar que se enteraran me~as, ntes de publicar opiniones que tienen toda la ¡or a . apariencia de difamatorias
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~Los c_or:iflictos del convento y del . han sido rev1v1dos en la obra de Vicent L ~sicoanAlisis Rechazado. ¿Son un reflejo de ¡0 ocurri~o? e ero Pueblo
-Los conflictos ilustrados en Ja obra Pueblo R zado son de carácter secundario, aunque hayan t~·
. t . t -~0 c1er o 1_mpac. o p~r. su naturaleza espectacular. La obra se escribió sm m1 intervención y sin que se pidiera · anuencia para la utilización de ciertos pasaies de mi lib';:; DiáJogos con Cristo, tales como el Padrenuestro y "Treinta años subido en un sicómoro". Sin embargo, creo que Vicente Leñero, quien terminó aquí su novela premiada Los AJbañiJes, supo presentar bien el tema de la libertad de búsqueda, que es el objetivo central de su obra, según me lo declaró. No considero que el tema del psicoanálisis haya sido tratado a fondo en Pueblo Rechazado. La presentación de la figura del analista no corresponde a la realidad de la figura del doctor Quevedo. Reconociendo el valor documental de la obra me abstengo de hablar de sus aspectos dramáticos porque no me siento competente.
-Y usted, ¿cómo se ve representado en la obra? -No soy jorobado y no me creo tan viejo como me
representa el joven actor Enrique Lizalde. -¿Cuál es su actual actitud ante la Iglesia, desde
su nueva vida? -Me interesan las cuestiones y posiciones de la
Iglesia como a cualquier hombre que se interese p~r el progreso de la humanidad, pero me abstengo de mamf~star mis opiniones y reacciones porque si las dijera serian interpretadas en función de mi situación pasada, con todo lo que implica de carga afectiva en la interpretación; Y por una razón fundamental: porque quiero ser para los compañeros de Emaús, sencillamente un hombre sin de· p~ndencia ni etiquetas religiosas o ideológicas que me· d1at1zanan nuestra relación.
-Sin embargo, no puede usted hacer caso omiso del pasado.
-De ningún modo puedo renegar de mi pasado. Lo que soy Y lo que hago ahora lo debo a todo ese pasado de hombre cristiano, de monje y de sacerdote católico.
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Al fondo del camino empedrado, el edificio casi vacío del convento espera una decisión de la Santa Sede sobre su uso y destino. Una parte de la planta baja está siendo usada también como talleres de Emaús. Mirando a la que fue su casa como prior, José Lemercier me dice, sin nostalgia por su pasada vida en el interior de aquel edificio, pero con un dejo que parece acariciar el recinto donde hizo crisis su formidable debate:
-Espero que próximamente se llegará con la Santa Sede a una solución satisfactoria para todos los interesados, respecto del edificio.
José Lemercier pone en mis manos su libro recién llegado de España -y antes publicado en Francia- aún bajo el nombre de Gregorio: Diálogos con Cristo, que reúne sus homilías dichas los domingos y otros días festivos en las celebraciones de la misa. He sido interlocutor suyo tantas veces en el curso de su transformación, que me firma el libro añadiendo al titulo Diálogos con Cristo "y con Luis Suárez". Me da un escalofrío. Pero el asunto no irá al Tribunal del Santo Oficio, como en el caso de Iván Illich, en el cual figuro entre otros dentro de las preguntas que el Tribunal le formuló, porque este caso de Lemercier ya ha sido sentenciado, juzga· do y cumplido, sin apelación posible.
Cuernavaca, 14 de febrero de 1969. (Siempre!)
LA REVOLUCION DE IVAN ILLICH
-LA REVOLUCION DE IVAN ILLICH
Los motivos que llevan a Gregario Lemercier ante la severidad interrogadora del Santo Oficio se resumen en el convento de Santa María de la Resurrección, en las laderas de Cuemavaca. Los que conducen a lván Illich ante el mismo tribunal se contienen en la actividad del centro de actividades culturales creado por él en Cuernavaca. O sea, dentro de una misma diócesis. Existe una diferencia de proporciones que tal vez no haya amortiguado la pesquisa y el propósito "salvador" de los inquisidores al tener en cuenta esas variantes, pero que no puede dejar de registrarse.
El caso Lemercier estuvo circunscrito a la abadía y a sus miembros. Representaba, desde luego, a la par que un enfrentamiento sobre la interpretación de las disposiciones específicas acerca de la vida de las congregaciones religiosas, el peligro de reproducción. La medida de la Curia romana quiso cortar de raíz una actividad --el psicoanálisis- que no pretendía desterrar de la ciencia, pero sí de las cosas religiosas, salvo las limitadas excepciones del monitum de 1961. El caso Illich era, desde un principio, de naturaleza extensiva y multiplicadora, pues intercomunicaba a los clérigos y a los laicos de diversas religiones, sin la rigidez excluyente de las órdenes monásticas y dentro de un espíritu de renovación o innovación más allá de la liturgia. Afecta lo mismo a la función futura del sacerdote que a la posición en los cambios de la estructura social -y para esos cambios-, y se relaciona con la lucha de los pueblos latinoamericanos por su plena independencia y emancipación. Coincidía con Lemercier en el sentido universal, ecuménico, de los dos intentos en el trato y las relaciones entre hombres.
Por eso mismo, la renovación y la innovación, en el
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Ll 1IS !ll'ARf.l
caso de Illich, semejaba rev . sentido, no sólo eclesiást' ~lulc16n en el más amplio asociado 1 ico, e a palabra. Quienes han
. ~ proceso Lemercier con el proceso lllich li a dos s1tua~mnes cuya semejanza solo está en la promo~~ de cambios dentro de ciertas actitudes nuevas de los sacerdotes, Y por el nacimiento o fomento de ellas en el área de una misma diócesis y sus directas repercusiones sobre un mismo obispado. Pero Lemercier no llevó nunca su lucha más allá del problema del psicoanálisis en la Iglesia -por más que el propósito se orienta hacia una apertura de consecuencias previsibles para otras cui:s· tiones-, ni abordó problemas específicos de fondo soc1~l que no estuvieran implícitos en el descubrimiento ana~1· tico de la vocación humanística y personal del s~cerdoc~oi
La problemática de Illich es la problemática soc;_ de América Latina en relación indeclinable con su con 1
. • . ado con una c1ón de sacerdote smceramente preocup . . . mo en visión reactualizada y revolucionaria del crist1an1~. rosi· esta época. Los conservadores advirtieron la pe 1f icos dad de la comunicación que atrae a sacerdotes 0 ª1 :emi· desde otras diócesis y latitudes; y de la cátedra, e derse nario, la discusión donde el pastor puede desp~~ch no de los reglamentos, porque el centro crea~o por_~!~ por fue nunca una casa religiosa, aunque s1 pr~si 1 a rio· Cristo. Los viajes de Illich a centros de estudios supe ·no res de otros países trazan, para sus detractores, el cami de "subversivo" en una doble dirección. Si bien dentro una actividad docente e investigadora, Ja discusión en tomo de Illich ronda más frecuentemente el practicismo revolucionario de un Camilo Torres, por ejemplo, que las teorías en desarrollo de Freud o de Darwin .
. Es probable, por lo tanto, que Ja alarma por su pen· samien~o Y actividad naciera en Jos medios del inmovilis· mo 1s~ial antes que en el autoritarismo de la Iglesia la cua vive de todos modo 1 ' acuerdos• co ·1· s, as mudanzas de sus propios
nc1 iares en unos pa. . en otros, en unas je~arquía ises a mayor ritmo que siasmo que en otras. 5 con mayor decisión y entu-
Constituido embrionariam do lván lllich llega a Cuerna~~~: ªt partir ~e 1960, cuan
ras el lncid ente que
ti'
DE IVÁN ILLICH 133
etermina la dificultad de su trabajo en Puerto Rico, Y u salida de ese país, el centro adopta definitivamente
en 1961 el nombre de Centro de Formación Intercultural (CIF). La presidencia recae entonces en la Universidad de Fordham, Nueva York, constituida por jesuitas, donde Illich es profesor de ascendencia. El CIF tiene entonces un patronato formado por los reverendos Fredrick Maguire CM, William Mulcahy SJ y James Darby SM; el licenciado Porter Chandler y el doctor Paul Dean. Como director ejecutivo aparece el propio monseñor Iván D. Illich, y como secretaria general, la señorita Elizabeth Hollants.
El CIF se define como "un patronato autónomo al servicio del estudio de la espiritualidad latinoamericana". En sus cinco primeros años de actividades ayudaría a formar varios institutos con sede en América Latina, en desarrollo independiente y autónomo, cada uno bajo su dirección propia. Así nace el Centro de Investigaciones Culturales, que es rubro también común en el de Cuemavaca; un Centro de Formación Ii;i.tercultural en Petrópolis, Brasil; un Instituto Superior de Pastoral Latinoamericana, que adopta luego las siglas de ISPLA, bajo la dirección inmediata de la Comisión Episcopal de Latinoamérica (CELAM); el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC), calificado desde un principio como un "organismo estrictamente profesional e independiente, al servicio de instituciones oficiales, privadas y eclesiásticas de varias denominaciones"; el Centro de Investigaciones Pastorales (CIP), "que promueve iniciativas, publicaciones y estudios de teología pastoral" El CIP --dice un prospecto del CIF, editado en 1966- se establece "con aprobación de Mons. Sergio tyléndez Arcea, Obi#lpo de Cuernavaca, bajo la dirección de Don Segundo IGalilea. El director de ·1os programas, Mons. Víctor Nazario, está asistido en la realización de sus tareas por un consejo, nombrado por el mismo Obispo y compuesto de religiosos y sacerdotes seculares de varias dióce-
sis. . 1 "El Centro se propone brindar su aporte tanto a es-tudio científico de la Pastoral como a los esfuerzos de
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~gelneos~ación lquce c~racterizan al apostolado actual de 1 1a en e ontmente". ª Co~ el ~iempo, los propósitos prácticos, Ja estructura
Y lo~ directivos sufrirían diversos cambios, en la misma medida que todas las actividades se definían centrándose en el campo laico y de la actividad docente. El CIDOC, que nace como parte del CIF y del Centro de Investiga. ciones Culturales, adquiere una importancia principal por su independencia y su ramificación en las investigado· nes y publicaciones. Personalidades mexicanas tienen en él, junto a Illich, una participación directiva. Para los planes de 1968, antes de la crisis que promueve el llamamiento de Iván Illich al Santo Oficio, su patronato está formado por el propio Illich, Michael MacCoby (colabora· dor de Eric Fromm), Ramón Xirau (catedrático de .la Um· versidad Nacional Autónoma de México), Guillermo Margadant y Manuel Alcalá (ex director de la ~iblioteca Nacional de México y actual embajador de México en la UNESCO). La directora es Valentina Borremans, orga· nizadora de la biblioteca del CIDOC. Al frente del CIC seguía Tarcisio Ocampo, ·que se ocupa de la importan~e publicación de los dossiers "sondeos" y que es uno e sus principales compiladores en variados temas, como coordinador del CIDOC. Después, en la línea de acentuar la independencia del CIDOC, Illich quedaría solame?te como Coordinador Académico Honorario. La dirección se puso en manos de la señorita Carmen Pérez Bello, que fue secretaria de Illich. La señorita Borremans pasó .ª ser secretaria del CIDOC. Pero el aliento principal seguia partiendo de ese hombre de incansable condición huma· nística que es Iván Illich, en el centro de otra tormenta cargada de nubes acusatorias inconformidades e incom· prensiones. '
Cuando Iván Illich llegó ·a Cuernavaca comenzó su e?trevista con el obispo Méndez Arceo en condiciones de cierta cont d" "ó jomad El rab_icci~~< L~rga fue la primera sesión de la seguía ªia c o ispo rec1b1a en la discusión, que no siempre
ornente que el apasionado d de Puerto Rico deseaba imprimir los el!~cer ate venido dos de la sorpresa. Llegó la una de 1 t entos reserva
ª arde Y don Sergio
lt' ·•
LA REVOLUCIÓN DE IVÁN llllCH
debió salir para atender un compromiso a comer: Se interrumpió la charla y se reanudó la tarde del mismo día. Por Ja noche, el obispo, que había ido percibiendo la aguda dialéctica de Illich y la bondad de sus propósitos en el cauce todavía dirigido por Juan XXIII, aceptó. Los planes estaban en el espíritu que a él mismo le satisfacían encaminados a una evangelización de apertura en México y en América Latina. Aunque independientes, el centro o los centros que formaría Illich --que no requerían autorización expresa del obispo-- recibieron la aceptación de una actividad interesante en la diócesis. Para entonces, Illich contaba también con la buena voluntad de su obispo, el de Nueva York, monseñor Francis Spellman.
Al ocurrir la contraofensiva sobre Illich, se habían producido y difundido algunos de los planteamientos que h_an .?ado pie a las versiones y acusaciones de "subversión. Y hasta de "comunismo" en su trabajo. El CIDOC pubhcaba desde antes de mi primera entrevista con Illich, su boletín CIDOC informa, que circula entre suscriptores. Contiene artículos y tesis --o referencias- relativos a las cuestiones de actualidad. En CIDOC informa habían ya aparecido, entre otros, el trabajo del Padre Yvan Labelle -tomado de una serie de conferencias dadas por ese sociólogo canadiense que vivió en Cuba después de la Revolución- sobre La Iglesia en la Cuba socialista; Christianity and revolution: the lesson of Cuba, de Leslie Dewart, publicado antes en Nueva York; Un marxista ante el cristianismo, de Carlos M. Rama, tomado de la revista Casa de las Américas, de La Habana.
Había, pues, materia suficiente para asustar a quienes, dentro o fuera de Ja Iglesia, ven en la religión un escudo para el conservatismo· social y político y una defensa frente al "comunismo". Por otro lado, trascendían las noticias de las conferencias de lllich en el CIDOC y en otras partes, y la participación, en el Centro, de sacerdotes de otros paises latinoamericanos que habían realizado en ellos estudios e investigaciones sociales, convertidos en gravisimas acusaciones contra las estructuras ol.ig~rquicas dominantes y el imperialismo. Circulaban, as1m1s-
136 LUJS SllÁRFJ.
mo, en la limitada edic1·ón f . d . con que se h mes e estud10s semejantes lo d acen para los informativamente y docume 't 1 s osslers que abordan cas. n a mente, esas problemáti'.
Cuando cono_cí a lllich ya se había lanzado contra él la andanada de msultos del Presbítero doctor Joa · S~enz Arriaga, quien lo "condenaba" desde el punt~u~: v~st~ de la Iglesia y desde las leyes mexicanas, pues ped1a mcluso su expulsión del país mediante el recurso del artículo 33 constitucional. Pronunciándose "en defensa de la Iglesia Católica", el presbítero ponía en la inserción pagada hecha en El Sol de México (edición del mediodia) del 16 de febrero de 1967, los siguientes agresivos titulares: "Monseñor Iván lllich ataca a la Iglesia Católica de los Estados Unidos, al pueblo y al gobierno de la Unión Americana, ofende al clero y al Episco~ado latinoamericano, pretende destruir verdades y doctrma_s tradicionalistas de nuestra fe católica, y, en último análisis, se asocia con el marxismo cuya dialéctica usa, par~ convertir a la Iglesia Católica en una «superestructur~ variable y variante, al servicio incondicional del mun ° comunista". b"spo
Naturalmente no se salvaba de los ataques el 0 .1 lo ' · d" l artiCU
de Cuernavaca, pero para él no pod1a pe 1~se e Illich 33. El autor del panfleto conocía ya_ el ~rt1culo _de do en Lu sombras de la caridad, que hab1a sido _publica "ón los Estados Unidos, y en Siempre!, en su primera versi en lengua española.
Las sombras de la caridad
En ese trabajo Iván Illich recuerda que hacía uno• 5 afios, "los católicos de Estados Unidos de Norteamérica emprendieron la peculiar tarea de una Alianza para el Progreso de la Iglesia en América Latina. Los cálculos suponian que para 1970 el 10 por ciento del total de sacerdo~es, he_rmanos y. hermanas americanos, que rebasa a los 225 mil, se habnan ofrecido como voluntarios ara ser enviados al sur de la frontera. Hasta hoy la f p • s uerzas
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binadas del «clero» norteamericano en América La-~¡~~ ascienden tan sólo a la cifr9: de 1,622". .
Illich entra a comprobar s1 el programa sigue su curso y, lo que considera más importante, si su finalidad original aún se justifica. Y sentencia desde un principio: "Estadísticamente, el programa ha sido un fracaso. ¿Debemos sentimos decepcionados o satisfechos?"
En la síntesis que sigue, Illich desarrolla la comprobación del fracaso y responde a su pregunta:
"El programa nació de un impulso producido por una arbitrariedad imaginativa y un criterio sentimental. La técnica propagandística: un dedo que apunta y cuna llamada para 20,000 voluntarios», fue suficiente para convencer a muchos de que «América Latina TE necesita». Nadie parecía atreverse a declarar abiertamente el por qué, aunque la primera propaaanda publicada, en sus cuatro páginas de texto, incluía varias alusiones al «peligro rojo». El Departamento Latinoamericano de la Conferencia Nacional Católica de Bienestar, NCWC, le añadió el adjetivo «papal» tanto al programa, como a los voluntarios, y al llamado en sí.
"Actualmente se intensifican los planes para una campaña destinada a aumentar los fondos del programa.
"Examinemos calmadamente el arranque de entusiasmo caritativo de la Iglesia Americana que dio lugar a la creación de los «Voluntarios Papales», cla Cruzada Estudiantil Misionera», las concentraciones masivas anuales de CICOP, las numerosas misiones diocesanas y las nuevas comunidades religiosas.
"El material humano y el dinero que se envían con motivaciones misioneras, llevan consigo una imagen extranjera del cristianismo, una concepción extranjera de la pastoral y un mensaje político extranjero. Llevan también consigo la huella del capitalismo norteamericano de la década del 1950. ¿Por qué no considerar, siquiera por una vez, las sombras de la «caridad»? ¿Por qué no probar la amargura de los daños que ocasionamos con nuestros sacrificios?
"El costo de operaciones de una Universidad Cató-lica, de una sociedad misionera o de una cadena radial,
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bien puede hoy en día super d~ la Iglesia en todo un país ~iee; ~osto de operaciones miento tal se hace posible sól _ños atrás. Un cree; en su mayor parte vienen delº mted1a~te los fondos qu~ caudados normalmente a travé:xdradn¡ero. Estos son re.
1 I 1 . . e os fuentes La · mera, a g es1a misma, que obtiene sus f d · Pn· formas: on os en tres
. "l. I?ólar a dólar: apelando a la generosidad de los fieles. ~s1 lo han hecho «".'-dveniab>, «Misereor» y «_Oostpnesterhulp», en Alemama y los Paises Bajos. Este tipo de contribuciones asciende a más de 25 millones de dólares al año.
"2. Sumas globales donadas por miembros particulares de la jerarquía, siendo el caso más notorio el del cardenal Cushing, o por instituciones, tales como el NCWC (National Catholic Welfare Conference), que transfirió un millón de dólares de las misiones domésti· cas al fondo latinoamericano (Latín American Bureau).
"3. Y mediante la designación de sacerdotes, religiosos y laicos, entrenados a un costo considerable, con frecuencia respaldados económicamente en sus empresas apostólicas.
"Este tipo de generosidad extranjera ha tentado a_ la Iglesia latinoamericana hasta convertirla en un satélite del fenómeno cultural y político del Atlántico Norte. Una vez más, florece la Iglesia renovando el estigma que le imprimió la conquista: una planta que florece porque se le cultiva desde afuera. Los obispos, en vez de buscar la forma de valerse con menos dinero, o cerrar la empresa, se dejan atrapar por el vértigo de la búsqueda de dinero y se preparan a legar a la posteridad una institución imposible de mantenerse por si misma. La educación, único rengló~ que podría dar buenos frutos a largo alcance, es concebida mayormente en términos de entrenamiento de burócratas cuyo interés será mante ¡ estructuras existentes. ner as
. "Es relativame~te fácil obtener grandes s dmero para construir una nueva Iglesia 1 umas de escuela superior en algún suburbio de ~n ~ selva o una parlas con nuevos misioneros. De este mªo ciudad Y equi-
do se mant· 1ene
-LA REVOLUCIÓN DE IVÁN ILLICH 139
·t· ·a1mente a un elevado costo, un sistema pastoral artl ICI • "d l . obviamente intrascendente, mient~as se cons1 era un . UJO extravagante la investigación básica para crea~ un sistema pastoral vital. Se podría comparar a la ~gles1a d~ h~ce diez años con una «noble dama» empobrecida que ms1ste en conservar una tradición imperial dando limosna de su mermado peculio. Durante los cien años o más que han transcurrido desde que España perdió sus colonias en América, la Iglesia ha ido perdiendo progresivamente sus fuentes de ingreso: donativos gubernamentales, patronatos e ingresos de las tierras que poseía.
"Aplicando el concepto colonial de la caridad, la Iglesia perdió su poder para ayudar a los pobres. Ha venido a ser considerada como una reliquia histórica, inevitablemente aliada de los políticos conservadores.
"En 1966 sucede casi todo lo contrario, por lo men?s a simple vista. La Iglesia ha venido a ser una agenc~a. ª. la que se le confía la administración de programas d~ng1dos a crear el cambio social. Su innegable dedicación le garantiza ciertos resultados. Pero cuando se ve amenazada por el cambio verdadero, se retira antes que permitir que la conciencia social que surge se propague como el fuego.
"En esta forma, la disciplina eclesiástica asegura al donante que su dinero rendirá más en manos de un sa~erdote, que no se habrá de evaporar y que tampoco se identificará con lo que verdaderamente es: publicidad para la empresa privada y adoctrinación de un modo de vida que los ricos han escogido como el más conveniente para los pobres. El que lo recibe, sin embargo, entiende bien el mensaje: «el padre» está de parte de W. R. Grace and Co., Esso, La Alianza para el Progreso, gobierno democrático, el AFL-CIO (American Federation of Labor Congress of Industrial Organization) y de todo lo que es sagrado en el Templo Occidental.
"Naturalmente, hay opiniones divididas entre si la Iglesia se dedicó con ahinco a los programas sociales para lograr conseguir fondos «para los pobres», o si buscó los fondos para ayudar a contener el castrismo y asegurar de este modo su prestigio institucional. Cuando la
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LUIS SUÁREZ
Iglesia se convierte en agencia «oficial» de un tipo d progre~o, claudica su derecho de hablar en nombre de 10 :
de abajo que están al margen de las agencias, pero que van formando una mayoría cada vez más respetable. Cuando la Iglesia acepta el poder para ayudar, se ve obligada a denunciar a un Camilo Torres que es símbolo del poder de la renuncia. El dinero, por lo tanto, convierte a la Iglesia en una estructura pastoral que rebasa sus propios medios de mantenimiento y la convierte en un poder político.
"No hemos comenzado aún a enfrentarnos a las sombras que yacen detrás de los compromisos asumidos por nuestro personal clerical y a la complicidad de la Iglesia en el sofocamiento del despertar universal, el cual resulta demasiado revolucionario para poder co-existir en la «Gran Sociedad».
"Me consta que no hay ningún sacerdote o monja del extranjero, tan remiso a su misión, que no haya ayudado a enriquecer a alguna vida durante su estancia .en América Latina, y que no hay ningún misionero, por in
competente que sea, que no haya servido de medio a través del cual América Latina haya hecho alguna aportación a Europa o Norteamérica. Pero, ni la admiración que sentimos por la dedicación generosa, ni el temor de que nuestros amigos tibios se conviertan en enconados enemigos, deben impedirnos hacer frente a los hechos. Los misioneros enviados a América Latina pueden hacer: 1) de una Iglesia extranjera una Iglesia aún más extranjera; 2) una Iglesia abarrotada de clérigos, dirigida totalmente por clérigos; 3) que los obispos se conviertan en pordioseros serviles.
. "La discusión sobre Vietnam, traída a la palestra pública, ha quebrado la unanimidad del consenso público. Espero que desp~rtando la conciencia pública sob 1 elementos represivos y corruptos ue lo re os ayuda «oficial» eclesiástica contie~ s programas de un hondo sentido de culpa por habe n, se .ªrude a crear bres Y mujeres jóvenes desperdicier permit~do que homdose a la «evangelizacióm> de Amé ~ suLs ~Idas dedicán-
"L · rt · nea atma a 1mpo ación masiva e . d. . . · m 1scnmmada d
e clero
-LA REVOLUCIÓN DE IVÁN ILLICH
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ayuda a la burocracia eclesiástic~ a sobrevi~ir en su propia colonia que se vuelve cada d1a más ena1enada Y más cómoda. Este tipo de inmigración contribuye a transformar la antigua hacienda de Dios (en la cual los hombres eran tan sólo advenedizos) en el supermercado del Señor con un gran surtido de catecismo, liturgia y otros medios de gracia. Convierte a los campesinos que antes vegetaban, en consumidores satisfechos, y a las gentes devotas, en clientes exigentes. Llena los bolsillos sagrados proveyendo refugio para los hombres que le tienen miedo a la responsabilidad secular.
"Los frecuentadores del templo, acostumbrados a los sacerdotes, a las novenas, a los libros y cultura de España (posiblemente al retrato de Franco en la casa p~rro~uial) ahora se encuentran con un nuevo tipo de e¡ecutivo, un talento administrativo y financiero que pron_iueve un cierto tipo de democracia como el ideal cristiano_. Muy pronto la gente comienza a sentir que la lgl~s1a ~stá alejada, enajenada de ellos. Que es una operación importada, especializada, financiada del extranjero Y que haola con un acento sagrado por ser extranjero.
"Esta transfusión extranjera -y la esperanza de más transfusiones- ha dado a la pusilanimidad eclesiástica una nueva esperanza de sobrevivir, otra oportunidad para revivir el arcaico y pintoresco sistema colonial.
"Una gran parte del personal eclesiástico de América Latina está empleado actualmente en instituciones privadas que sirven a la clase media y alta y que frecuentemente producen ganancias respetables. Y esto ocurre en un continente donde se necesitan desesperadamente maestros, enfermeras y trabajadores sociales en las instituciones públicas que sirven a los pobres. Una gran parte del clero se dedica a funciones burocráticas, relacionadas generalmente con el expendio de sacramentales y «bendiciones» supersticiosas. Muchos de ellos viven en la miseria. La Iglesia, incapaz de usar su personal para tareas pastorales significativas, no puede siquiera mantener a sus sacerdotes y a los 670 obispos que los gobiernan. Se utiliza la teologia para justificar el sistema, el derecho canónico para administrarlo y al clero extranje-
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ro para crear ante el mundo Ja imagen de d b tinuar así. que e e con-
"La exportación de empleados eclesiásticos a A é rica ~atina, si~e de máscara para esconder el temor ~n: consciente universal a las perspectivas de una nueva Iglesia. Tanto las autoridades norteamericanas como las de América Latina, diversamente motivadas, pero igualmente temerosas, se hacen cómplices del mantenimiento de una Iglesia clericalizada e irrelevante. Insistiendo en Ja sacralización de empleados y propiedad, la Iglesia se ciega cada vez más a la posibilidad de sacralizar a las personas y a la comunidad.
"Los misioneros extranjeros se van dando cuenta, cada vez con más lucidez, de que han respondido a una llamada para tapar los agujeros de un barco que se hunde porque los oficiales no se han dedicado a lanzar los salvavidas. De no ver esto con claridad, los hombres que obedientemente han sacrificado los mejore~ ~ñ_os de su vida se habrán de encontrar en una lucha mut1l por mantener a flote un navío que anda a la deriva.
"A través de los misioneros norteamericanos, los Estados Unidos ensombrecen y perfilan a su modo la imagen pública de la Iglesia. El influjo de los misioneros norteamericanos coincide con el de la Alianza para el Progreso, con el de Jos proyectos Camelot y CIA Y par~ce como un bautismo de ellos. La Alianza da la impresión de estar orientada por la justicia cristiana y deja de verse como lo que es: una decepción diseñada para mantener el status quo, si bien con diversidad de motivaciones. El capital neto que sale de América Latina se ha triplicado en los primeros cinco años del programa de la Alianza. El programa es demasiado limitado para siquiera a_brir la puerta a un crecimiento estable que pueda arraigar en el país. Es un hueso que se lanza al perro para mantenerlo callado en el patio de las Américas. . "Dentro de estas realidades, el misionero norteame
ricano asume el papel tradicional de un capellán-lacayo de un poder colonial._ Los peligros que implícitamente conlleva el uso de dmero extranjero por parte de la Iglesia, asume proporciones caricaturescas cuando la ayu-
LA REVOLUCIÓN DE !VÁN ILLICH 143
da es administrada por un «padre gringo» para silenciar a los «subdesarrollados». Sería pedir demasiado a la mayoría de los americanos si los invitamos a criticar con cordura, claridad y franqueza la agresión sociopolítica de los Estados Unidos en América Latina. Y aún más difícil pedirles que lo hicieran sin la amargura del expatriado ni el oportunismo del renegado.
"Los grupos misioneros de Estados Unidos no pueden evitar proyectar la imagen de las «avanzadas americanas» en tierras extranjeras. Sólo americanos individuales que se mezclen con el pueblo podrán evitar esta distorsión. El misionero estadounidense es necesariamente un agente «encubierto» -si bien inconsciente- del consenso social y político de los Estados Unidos. Pero, conscientemente y a propósito, quiere traer a América L~tina los valores de su Iglesia. La adaptación y la selección raras veces llegan al nivel del enjuiciamiento de los valores como tales.
"América Latina no puede continuar tolerando ser un paraíso para los liberales de los Estados Unidos que no pueden convencer a nadie en su propia casa, un escape para apóstoles demasiado «apostólicos» para encontrar su vocación como profesionales competentes dentro de su propia comunidad. Los vendedores de la mercancía norteamericana amenazan con hacer pasar imitaciones de segunda clase --de parroquias, escuelas, catecismos, ya pasados de moda aun en los Estados Unidos- por todo el continente americano. El aventurero escapista se presta a confundir aún más al mundo extranjero con sus declaraciones superficiales que carecen de viabilidad hasta en su propio país.
"La Iglesia americana de la generación de Vietnam encuentra difícil dedicarse a brindar ayuda al exterior sin exportar a la vez sus soluciones o problemas. Ambos resultan lujos prohibitivos para las naciones en desarrollo. Los mexicanos se ven obligados a pagar altos impuestos por regalos inútiles o no _solicitados para no ofender a los bien intencionados amigos que se los envían. Los que hacen donativos no deben pensar en t~rminos de este momento o de esta necesidad concreta. smo
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en términos de la generación completa y de los efectos futuros. Los planeadores de regalos deben preguntarse si el valor global del regalo en personal, dinero e ideas vale realmente el precio que en último análisis habrá de pagar el que lo recibe. Como afirma el Padre Berrigan, los ricos y poderosos pueden decidirse a no dar; los pobres, en cambio, apenas pueden rehusarse a aceptar. Puesto que Ja limosna condiciona Ja mente del que pide, no hemos de culpar del todo a los obispos latinoamericanos por recurrir a la desorientada y dañina ayuda extranjera. Una gran parte de la culpa recae sobre la eclesiologí~ subdesarrollada de Jos clérigos norteamericanos que dirigen la «venta» de las buenas intenciones americanas.
"El católico norteamericano desea comprometerse en un programa eclesiológico válido, no en prograi:nas politicos y sociológicos subsidiarios, diseñados para influenciar el crecimiento de las naciones que se desarrollan conforme a un determinado programa social, aun cuando lleve el nombre de «papal». Por Jo tanto, el punto céntrico de Ja discusión no es cómo se ha de enviar personal y dinero, sino, si debe o no enviarse. Mientras tanto, no puede decirse que Ja Iglesia esté en peligro inminen~e. Nos inclinamos a salvaguardar esructuras en vez de in
dagar su propósito y su valor. Anhelando gloriarnos de la obra de nuestras manos, nos sentimos culpables, frustrados y coléricos cuando parte del edificio comienza a derrumbarse. En vez de tener fe en la Iglesia, intentamos frenéticamente construirla según nuestra nebulosa imagen cultural. Queremos construir comunidad descansando en técnicas y permanecemos ciegos al deseo latente de unidad que lucha por lograr expresión entre Jos hombres. Lle~os de temor, planeamos la Iglesia en base a a estad1sticas en vez de buscarla en la esperanza"
.2 LA BOMBA EN LA IGLESIA
El nombre de monseñor Iván Illich sugería a muchos -a mí entre ellos- Ja figura preconcebida de un cura gordo, con barbas, más ortodoxo-griego que católico, más patriarcal -y patriarcalista- que semejante a cualquier hombre sencillo, llano, fraterno. Uno de esos personajes de Iglesia -de cualquier Iglesia, pero, por su nombre, de alguna ortodoxia de la que él hubiera resultado heterodoxo-- que son solemnes y asustan ante la advertencia, el consejo y la sentencia. Pero no: Iván Illich, cuyo nombre se inserta destacadamente en Jos debates actuales sobre la renovación de la Iglesia y la función del sacerdote; quien --<:orno Lemercier por otras razones- atrae la iracundia de conservadores eclesiásticos, es sacerdote católico, bien rasurado, de rostro y cuerpo largos, tiene 40 años, viste como laico y es sencillo. Su diferencia con el semejante es una inteligencia que descuella, la posesión de varios doctorados y licenciaturas en disciplinas intelectuales y su dominio de once idiomas.
-¿Cuál· es su lengua materna? ¿En qué idioma escribe usted?, pregunté al hombre que alterna lenguajes con suma facilidad según sus interlocutores o Ja versión original del texto que esté discutiendo.
-Cuando yo tenía seis años debía entenderme ya en cinco lenguas. No puedo decir que una de ellas sea la materna para mi. Ahora escribo en la lengua que corresponde al tema. Si hablo de América Latina, escribo en español. Si me refiero al Vaticano, empleo el italiano.
He acudido a monseñor Iván Illich -naturalmente que en español- a raíz del incidente creado por la decisión de Gregorio Lemercier, ex prior del convento benedictino de Santa María de la Resurrección, en los alrededores de Cuernavaca, donde aquél se halla.
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146 LUIS SUÁll!z
Cada uno en su criterio cada 1 .. Lemercier e Illich son dos pe'rsonaJ'ecsuqaueen su act1v1dad, 1 f 1 · se parecen por a uerza exp os1va -renovadora si se quiere un término
n:iás sua~e- que de.sde México han aportado a Ja Iglesia catóhca. Lemerc1er dejó los votos para poder dedicarse a una comunidad de todas las religiones y de los hombres ateos, unidos por el conocimiento de si mismos a través del psicoanálisis. Esa historia Ja conocen bien nuestros- lectores, pues fue Siempre! la primera publica· ción que pudo hacer, traspuestas con sentimiento las puertas del convento, un reportaje completo y una entrevisa exhaustiva con el ahora renunciante de los votos, que en el número anterior también nos hizo declaracio· nes. Illich, por su parte, ha obtenido una licencia de su obispo -el de Nueva York- para dedicarse a t~reas académicas. Illich se sobrepone a vicisitudes de mahnterpretaciones, y escoge también la ciudad de Cuemavac~, en la ya bien convulsiva diócesis de monseñor Sergio Méndez Arceo, para sus creaciones educativas.
Cuando no hace mucho, en un documento que tam· bién apareció en Siempre! Jván Illich enjuició "las som· bras de la caridad", con severas palabras para la.s fun· ciones de penetración que con ellas se cubren, el d1re~tor del Centro Intercultural de Documentación ---<¡ue as1 se titula el que fundó en Cuemavaca- recibió fuertes ataques. Naturalmente fue llamado comunista. Más recientemente, lván Illich sorprende a Jos estamentos más inmóviles de la religión, pronunciándose por la desaparición de los curas y del clero, para que Jos sustituyan, en su función religiosa, hombres que no sean empleados de la Iglesia "a tiempo completo". Illich dice que la Iglesia es ~a burocracia más grande del mundo que otorga privileg10s, los cuales restan significación a Ja misión evangelizadora del sacerdote.
Cabe advertir, antes que sepamos quién es Jllich -no. sólo un hombre alto, delgado y sin barbas- que en ocas10nes anteriores había rechazado esta entrevista ue ofrecemos como una de sus primicias d · · ' q e an1versano.
LA BOMBA EN LA IGLESIA 147
¿Quién es Iván Illich?
Nació en Viena, Austria, el 4 de septiembre de 1926. su padre pertenecía a una familia de la vieja Austria, arraigada en Dalmacia. Su madre era judía, de origen tejano por su séptima generación; judíos que fueron expulsados cuando Texas no era los Estados Unidos. En Munich, Alemania, y Salzburgo, Austria, obtuvo Illich el doctorado en historia; en Roma, el doctorado en ciencias naturales, y en la Universidad Gregoriana de la misma capital de Italia, la licenciatura en filosofía y teología.
En 1951 se ordenó sacerdote. Cumplió su ministerio en una parroquia de los arrabales de Nueva York. Así se ocupó especialmente de capacitar maestros, trabajadores sociales y ministros de diversas religiones para trabajar entre los puertorriqueños emigrados en Nueva York. Guiado por eso, pasó temporadas en Puerto Rico, encontrándose con la masa de los emigrantes en su punto de partida.
De 1956 a 1960 vivió en Puerto Rico. Fue vicerrector de la Universidad Católica de Ponce, y miembro del consejo superior de enseñanza de la Universidad del Estado. La sensibilidad intercultural, su afán de comunicación, sus tesis frente a la rigidez estructural, el espíritu crítico, indispusieron a monseñor Illich con los obispos de San Juan y de Ponce. Illich ridiculizó la formación de un nuevo partido católico, que arrastraba a la Iglesia a la contingencia formal de la política. Criticó a los clérigos que no usaban el lenguaje nativo como el mejor medio de comunicación con el pueblo. Lo acusaron de "españolista". Pero los obispos de San Juan y de Ponce fueron más lejos: "¡lo excomulgaron!"
La excomunión nunca tuvo efectos. Los obispos procedieron demasiado superficialmente. Ellos mismos fueron removidos. Su pronunciamiento resultó totalmente inválido. Iván Illich conoce bien el derecho canónico. Tiene un nombramiento en el Vaticano. Por eso es monseñor. Y a propósito, monseñor Illich dice:
-Desde hace seis años, a los que me llaman padre digo que desconozco la madre. Que Cristo era nuestro
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hennano, y que lo único que Cristo no pudo ser es nue tro pa~re. Y a la gen.te que me llama monseñor les digo q~~ no Objeto el tratamiento precisamente por ser tan ridicu. lo que se dé ese título aristocrático en un México post. revolucionario. En todo caso, mi título preciso es el de "Camarero privado participante en las funciones secretas de Su Santidad".
-¿Y qué es? -Es el título oficial. El incidente de Puerto Rico terminó en 1960 c~n la
labor de Illich en la isla. "Eso --dice- me dejó en hbe~tad para esta aventura". Vino a México co~o P.roz:~ue~ la Universidad de Fordham, N. Y. En la diócesis démicas va York obtuvo la licencia para las tareas aca ' que sigue cumpliendo. . rnavaca el
Hace seis años que Ilhch formó. en C~e entrevista Centro Intercultural de Documentació~- Sal comienzo. con el obispo Méndez Arceo no se desh~ó, f ¡8 rga y sobre rieles de entendimiento. La en~revista ~~ooC en el resultado, finalmente, la formación ~~~ errniso al aquella ciudad. Illich, sin embargo, no pidi /miento de obispo: le infonnó. En el CIDOC hay un sen 1
respeto y amistad para don Sergio. . Jllich- re· --Cuando vine a México -me precisa N confíe·
nuncié a todo ejercicio de ministro sacerdotal. ~ nto mi so ni predico. Soy sacerdote ordenado. l!so, po~ ª da~en· derecho de presidir una misa cuando quiero,_ pri~a cia en te, entre amigos. En estos seis años de m1. es an el rni· México he rechazado toda sugerencia de e1erce~. . mpO nisterio de sacerdote. Me retiré del servicio de ti~ ner completo" de la diócesis de Nueva York para ~o e. 0 problemas de lealtad a la dirección de un centro c1entíf!C que no tiene ninguna personalidad confesional Y que, e~ consecuencia, no reconoce ninguna autoridad eclesiást~ca, ni la del obispo, ni la de otro grupo o jerarquía poh· tica o religiosa. Somos independiente~.
(Es decir, puede subrayarse, que Iván Illich hizo, para otros fines, pero también al fin de obtener la independencia, algo parecido a lo que acaba de realizar Lemerc1er. Este ha pedido dispensa de sus votos sacerdota-
LA BOMBA EN LA IGLESIA 149
les. Illich obtuvo licencia de su diócesis para dedicarse a otra cosa. A este respecto dice monseñor Iván Illich: "Espero no haber actuado contra ninguna ley eclesiástica, pues siempre que una ley se encuentra en contra busco la manera de superarla. No toco la ley. Busco que las autoridades eclesiásticas estén de mi lado. A mis superiores dije que no ejercería el ministerio mientras dirijo el Centro".)
El CIDOC hace investigaciones y estudios de la influencia ideológica, religiosa y social del desarrollo socioeconómico de América Latina. Dispone de una rica y bien montada biblioteca de servicio para esos temas. Sus dossiers insertan documentos esenciales sobre el papel de la ideología en el cambio de América Latina. Sondeos es una publicación en la cual el CIDOC estudia los fenómenos religiosos de América Latina y la influencia de las creencias en la sociedad. En el material que publica se comprende una rica bibliografía. El último volumen aparecido en Sondeos --el número 5-- es Camilo Torres, por el padre Camilo Torres Restrepo (1956-1966); es decir, los escritos, mensajes, conferencias, editoriales y artículos periodísticos del sacerdote guerrillero de Colombia. En el Centro hay también cursos del idioma español y de cultura general de América Latina, cuyos alumnos son, con el pago de honorarios, sostenedores de la institución.
El cura, el clero y la burocracia clerical deben desaparecer
Hablamos de la crisis en el clero, de las decisiones de algunos de sus miembros que abandonan los hábitos por alguna razón de discrepancia, o porque quieren casarse. El padre Charles Davis, de Inglaterra, ha dicho que se sale de la Iglesia para mejor luchar por su reforma desde afuera. Illich, sin embargo, tiene una posición contraria:
-No; no hay que romper. Sin romper con la ley de Ja Iglesia y sin infidelidad a su doctrina, me salgo de las
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estructuras clericales para mejor educar a incluidos los eclesiásticos. las personas,
-En vista de lo que ocurre, ¿no habrá cada nos sacerdotes? vez me.
-N~ acepto su pregunta por ser ambigua -me lan. za como Jarro de agua fría el señor Illich- No la acepto a menos que sustituya la palabra sacerdote por la de cura.
-La sustituyo. -Yo estoy por la desaparición de los curas, y lo
más pronto posible. Lo único que sostengo en este aspee· to es nuestra caridad para los curas ya tan viejos (o tan jóvenes) encerrados en la idea del cura, que sufrirían fuera de esa vida.
-¿Por qué es partidario de la desaparición de los curas, siendo usted una persona de la Iglesia?
-No me considero de ninguna manera propiedad de la Iglesia, ni empleado en cualquier forma de una agencia eclesiástica, ni miembro, de ninguna manera, de la jerarquía jurídica de la Iglesia, y he renunciado a todo privilegio clerical. Por lo tanto, renuncié también al s~guro de todo tipo que se llama título clerical, a .1~s. pri· vilegios clericales. Es muy interesante cuán d1f1c1~ es hacerle entender a las gentes que con esto ni renuncio. ª una mínima parte de mi fe, ni renuncio a mi sacerdocio, ni digo que quiero casarme.
Esta afirmación de Iván Illich es importante, porque es el mismo que ha escrito lo siguiente, a lo que me remite:
"La Iglesia Romana es el organismo burocrático, no gubernamental, más grande del mundo. Emplea 1.800,000 trabajadores a tiempo completo -sacerdotes, hermanos, religiosas, laicos-. Todos estos «empleados» trabajan dentro de una estructura corporativa que ha sido considerada por una agencia consultora americana como una de las organizaciones dirigida con mayor efi~acia en el mundo. La Iglesia institucional funciona al mismo nivel q~e la General Motors o el Chase Manhattan. Yo quis1e~a sugerir que con un espíritu de profunda alegria ~:~1bamos la desaparición de la burocracia institucio'.
..
LA B(JM BA EN LA IGLESIA
-·Cómo prevé la desaparición del cura y del clero? -~l sacerdote del futuro --dice Iván Illich leyéndo-
e su ensayo sobre el problema- será un laico ordena;0 para el ministerio, que presidirá la comunidad cristiana "normal" El ministerio será un ejercicio dentro del tiempo libre más bien que un trabajo. La "diaconía" será la unidad institucional primaria de la Iglesia, suplantando a la parroquia. El encuentro periódico de amigos reemplazará la asamblea dominical de extraños. Un dentista, un obrero o un profesor, capaces de sostenerse económicamente a si mismos, serán los que presidirán estos encuentros más bien que un burócrata-o-funcionario-em pleado-de-la -Iglesia.
-¿No cree que se debilitará la Iglesia con la desaparición del cura?
-Yo espero que la Iglesia se debilite como fuerza social institucional. Diciendo esto uno se expone a criticas de derecha y de izquierda. Y por eso he de explicarme. La experiencia principal del hombre moderno es el cambio, la transformación, el flujo, la inestabilidad. Cuanto más renuncie la Iglesia a usar el poder que tiene para dar una orientación específica (o sea, cristiana), tanto más podrá ayudar a los hombres a celebrar lo válido y lo liberalizador en el rumbo que ellos libremente tomen. La gran tentación de la Iglesia en este momento es la continuada insistencia en una doctrina social que se distinga de otras por algo específicamente cristiano. Yo no creo que exista una doctrina social de la Iglesia que pueda hacerse suficientemente concreta para justificar una acción social que merezca el adjetivo de cristiano.
-Parece como si se saliera usted de la doctrina social de la Iglesia.
-Yo considero la última encíclica, Populanun Progresslo, como el primer paso del Papado para superar el periodo de la "doctrina social de la Iglesia" Desde León XIII hasta Juan XXIII, periódicamente, los papas propusieron alternativas cristianas a las grandes ideologías del mundo industrial. Esto dio origen, entre los cristianos, al esfuerzo de construir ideologías que se justifiquen por
152 LUIS SUÁRez
el Ev:i-ngelio, fun_dadas en la aplicación autoritaria de la doctrina evangéhca a rumbos concretos de nuest "ddY d · raso. c1e a . o no escubro smo unos vestigios de tal intent
doctrinari_o en los escritos de Paulo VI. Ahí m4s bie:: habla el Jefe de una comunidad internacional que hace sugerencias que brotan de la sabiduría humana sobre problemas del desarrollo y les da una expresión particu. larmente atractiva para la comunidad en cuyo lenguaje habla. Así el Papa se puede arriesgar a expresar opiniones efímeras y discutibles, como, por ejemplo, las recomendaciones detalladas sobre la estructura de la ayuda in· ternacional, e invitar a los cristianos a unirse en el es· fuerzo para el desarrollo; pero dice claramente que pue· den ellos colaborar con corrientes ideológicas que sean opuestas.
La imagen del cura: un fantasma folklórico
-Volvemos al cura. ¿Usted es propiamente un cura,
on~ . t ~ -El cura es un fantasma folklórico: por Jo tan °
Y · ·era demos-ídolo que adquiere enormes poderes. o qu1s1 d trar a través de mi vida, que Ja transformación fu!1 :¡ mental de la sociedad por la cual pasamos'. sentenc_ia n cura a desaparecer, lo quiera o no Ja Igles1a, lo quiera o no ciertos partidos y clubes que usan al cura. ?
-¿Cuál es, a su juicio, la imagen actual del cura. --Cuatro elementos se entrelazan y confunden en
el cura. Cuatro elementos de por sí independientes, que históricamente se amalgamaron. y es muy difícil a un hombre separar lo que la costumbre ha unido.
-¿Cuáles son esos elementos? -En la imaginación popular el cura es un emplea-
do de la Iglesi~; lo que llamaremos clérigo. Un elemento. ~n la ordenación sacerdotal recibe ciertos poderes relativos al culto; lo que llamaremos sacerdote ordenado. El tercer elemento es que se trata de un hombre célibe q~~ ªfnque pudiera ya no ser célibe voluntariamente' s1 o ue por voluntad cuando decidió hacerse cura. y
LA BOMBA EN LA IGLESIA 153
el cuarto elemento es que se trata de un ex se~ínarista ordenado, es decir, un hombre con un entrenamiento total que lo ~arcó_ en todas. su~ maneras de pensar, de sentir y de 1magmarse a s1 mismo.
-¿Y en lugar de esa imagen, de esos cuatro ele-mentos .. ?
-Yo creo que necesitamos muchos más sacerdotes, muchos menos clérigos y que no necesitamos ex seminaristas. No necesitamos empleados "a tiempo completo", ni catequización, sino evangelización continua. Veinte años de vida en familia y una participación semanal en la discusión del Evangelio preparan mejor para la presidencia de la misma a un hombre de cuarenta o cincuenta años de edad, que quince años de reclusión en el seminario. Según mi entendimiento del Nuevo Testamento se necesitan presidentes de la mesa eucarística mucho más que los raros predicadores que se pueden escuchar sin dormirse.
-¿Por qué se opone al clero con tanta firmeza? -Porque con la misma firmeza creo que el poder y
el anuncio del Evangelio no se pueden combinar en el mundo moderno con una burocracia que ya tiene l.800,000 empleados vitalicios, que no puede mantenerse Y crecer sin buscar el poder en sus varias formas. Es su tendencia ineluctable.
Quiénes se interesan en el crecimiento de la burocracia
-Hay quienes consideran que actualmente existen pocos sacerdotes . o curas.
-En este momento creo poder demostrar que no son las personas interesadas en el anuncio del Evangelio las que buscan mantener y aumentar el clero, sino más bien ciertas instituciones seglares que buscan apoyo en los curas.
-¿Quiénes? -Los defensores acérrimos de la propiedad privada,
los agentes de la Alianza para el Progreso, los partidarios de las escuelas privadas, los que hablan de la salud
154 LUIS SUÁRl!:z
pública. ~n fin,_ l~s partidarios del desarrollo gradual de _la doctrina cr~stJana para la transformación de la s?c1edad y com? instrumento de la venta de su opos¡. c1ón a un cambio más radical. Ellos tienen más interés en que la Iglesia juegue ese papel para evitar la transformación total de las estructuras sociales. Para eso no vino Cristo. Para eso yo no doy mi vida. Y en su encíclica, el Papa creo que deja a mi juicio, como persona, si debo o no, en un caso concreto, recurrir a los medios de violencia. Por lo tanto, además de las razones que di, hay unas razones mucho más sociológicas, por las ~ue no sólo preveo como necesaria, sino que doy como bien· venida, por saneadora, la desaparición del clero. Y creo que eso será lo que lleve a la Iglesia a ordenar a los legos para que puedan presidir las celebraciones en sus casas.
¿Deben ser casados los sacerdotes?
-¿Quiere decir que celebrarán misa los casados, o que habrá sacerdotes casados? nera·
-Yo considero que ya dentro de nuestra ge . ºd d cr1s· ción, normalmente el presidente de la comum a u
tiana será un hombre de más de 40 años q~e gane.;re vida, y que ejercerá funciones rituales en t1e~pod 11 Jos y en forma gratuita. Naturalmente, en la mayor1a e 6 casos será un hombre casado. Para dentro de los p_r · ximos cinco años preveo que en toda América Latina se empezará la ordenación al diaconato de esos hombr~s. El diaconato capacita a la gran mayoría de las func•.0 · nes sacerdotales; y creo que la comunidad tipica cris· tiana se organizará alrededor del diácono: la lectura Y explicación en común de la Sagrada Escritura y la cele· bración de la comunión. El diácono no puede decir misa, Y por_ lo tanto veo que dentro de los próximos tres años, P_ráct1camen.te se acabará con la llamada misa obligatoria del. ~omingo. De aquí a quince o veinte años preveo la pos1b1hdad d~ que la Iglesia ordene a hombres casados al sacerdocio, para que en las diaconías se pueda
1.A BOMBA EN LA IGLESIA 155
más frecuentemente celebrar una misa. Personalmente no lo considero muy importante.
-¿Espera que la Iglesia conceda el matrimonio a los sacerdotes?
-Espero que la Iglesia se mantenga firme en la directiva de Paulo VI y por el momento se abstenga· totalmente de la ordenación al sacerdocio de hombres casados.
-¿Por qué? No lo comprendo .. -Porque es la manera más eficaz de acabar con
el clero. -Entonces, ¿se opone a que los curas se casen? -No me opongo. Una cosa es la ordenación de un
hombre casado cuya vida ha madurado en el matrimonio Y la paternidad, a quien el pueblo cristiano selecciona en la madurez de la vida; y otra cosa es el casamiento tardío de un célibe marcado por veinte años de seminario y parroquia. Que la Iglesia permita a estos últimos casarse y que lo haga con más sencillez, para evitar las comedias de Acapulco y Veracruz, y que mantenga firme su ley milenaria de que a tales personas se prohibe para el futuro el ejercicio de sus funciones sacerdotales. Son hombres que siguieron el mandato de su conciencia. Que se case, si quiere, pero que deje de ser sacerdote. Para el futuro no veo observación. Lo triste es que quiera casarse y no dejar la parroquia. En resumen: no quisiera un clero casado, sino que desaparezca el clero para que puedan celebrar misa los casados.
-El celibato ¿no produce una deformación en las personas?
-Creo que muchas personas no deben quedarse célibes.
-Pero cree de alguna manera en el celibato? -Sí creo que ciertos hombres se deciden a no ca-
sarse por razones tan intimas y tan personales como aquellas por las que otros hombres prefieren Carmen a Maria.
_y si se acaba el clero, ¿qué va a ser de ustedes? -A mí no me toca. Soy profesor, presidente de un
centro de investigaciones totalmente académico y sin
f ..
156 LUIS SUÁREZ
ninguna personalidad eclesiástica, como ya dije. Me gano la vida como tal. Preveo que durante los próximos años, muchos hombres que ahora son empleados de \a Iglesia a tiempo completo, con seguro vitalicio, renunciarán libremente a esa su seguridad, se emplearán en funciones estrictamente civiles y en su tiempo libre estarán a disposición de la Iglesia. Es lo que preveo y espero.
¿Se desata otra tempestad con estas declaraciones de monseñor Iván Illich? Monseñor Iván Illich parece firme en su timón.
(Siempre!, 5 de julio de 1967).
3 UNA PRECISION DEL OBISPO
La entrevista con Illich pasó a la línea de fuego. Este se avivó al insertar Siempre!, a la semana siguiente su artículo The Vanishing Clergyman, abundando sobre la tendencia a la desaparición del clero en su estado y fisonomía actuales.
Don Sergio Méndez Arceo me telefoneaba desde Cuernavaca a fin de dictarme el texto de una carta que había dirigido a Illich. El obispo advertía al destinatario que daría a conocer la carta en la misma revista que él había utilizado. De la carta del obispo, que no es rectificación, sino consideración sobre la oportunidad o no de dar a conocer en México ideas tan avanzadas como las que Illich nos había comunicado, no podía deducirse tampoco una impugnación y menos una ruptura en las estimulantes relaciones con el sacerdote venido desde Nueva York vía Puerto Rico. Se descubre en ella un generoso interés de proteger a Illich de inminentes asaltos. La publicación del artículo en México es un error, dice el obispo. Pero antes de señalarlo hace una afirmación muy importante para el futuro de Illich en sus actividades de Cuemavaca: "Usted juntamente con sus amigos pretende servir a la Iglesia, aun a costa de incomprensiones y riesgos intrínsecos.
Carta del Obispo de Cuemavaca a Monsei\or Iván Illich
"Querido Monseñor: Usted sabe que conocí su articulo «The Vanishing Clergyman» después de que había sido enviado a la revista The Scrit, de Chicago. Usted me había explicado las razones prác.ticas que tuvo para que fuese publicado, con algunas modificaciones en Siempre! Preparado para los Esados Unidos su análi-
157
...... (
158 LUIS SUÁJtBz
sis de la realidad y de la imagen socioló . de. aquella Iglesia, podrá ser discutido con ~ca ~el clero quienes la .conocen; pero su generalizaciónutondad por consecuencia ofensiva. es una in-
"Su crítica del aparato burocrático de la 1 ¡ · e e t d f . g es1a pr s n a o en uerte caricatura, lo hace soslayar el ele-
mento sobrenatural, la tradición y los valores humano que se esconden o son manifiestos en esa estructura cu~ ya desaparición (no renovación) usted busca en ~ombre de un apego al Evangelio y de una confianza en la eficacia de su levadura.
"Esa crítica tan demoledora por el vigor concentrado de la síntesis y de la expresión así como la carencia de un fondo y de una meta pastorales, tendrá como fruto lógico un descorazonamiento de muchos de esos, a quienes usted llamaba «empleados de tiempo completo», que ya estén marcados por algún trauma, pues se verán incitados a abandonar la estructura por lo inadecuada que se presenta, con la esperanza de contribuir a su más rápida desaparición.
"Ni ellos ni los que por desilusión dejen de aspirar al sacerdocio, se darán cuenta de que su artículo tiende a la aceleración del proceso contrario a aquel que dio origen a Ja creación de dichas estructuras provocando un cambio de mentalidad que las vaya minando, aunque esto usted suponga y quiera haya de ser más rápidamente que su formación, al parejo con el aceleramiento propio de un mundo en cambio, casi revolucionariamente.
"Pero es evidente que para el gran público el artículo, precedido de la entrevista que lo anunció, no ha sido alimento digerible sin daño y habrá de producir reacciones de endurecimiento en contra, de tergiversación y de aprovechamiento no pretendido por usted.
"No es una enumeración exhaustiva de las consecuencias ni un análisis completo el que ahora pretendo: pero no puedo menos de añadir la consecuencia inmediata posible en México de desconfianza hacia todo ¡0 que su obra ha representado, no tanto para México com para la América Latina, y hacia su significado para' · 0
qu1e-
vNA PRECISIÓN DEL OBISPO
de muy diversos rumbos del mundo concurren a ese ~~~tro de Documentación y de reflexión ininterrumpida.
"Monseñor: yo conozco su amor desinteresado a la Iglesia y usted da testimonio de su fe al afirmar: «no recomiendo cambios esenciales en la Iglesia y menos aún sugiero su disolución. La completa desaparición de su estructura visible está en contradicción con las leyes sociológicas y con el mandato Divino».
"Usted juntamente con sus amigos pretende servir a la Iglesia, aun a costa de incomprensiones y de riesgos intrínsecos: por esto he respetado siempre la libertad de trabajo en la investigación, pues sin esa libertad es imposible ese servicio, conforme a lo dicho por el Concilio Vaticano 11: «para que puedan llevar a cabo su tarea debe reconocerse a los fieles, clérigos o seglares, la justa libertad de investigación, la libertad de pensar y la de expresar humilde y valerosamente su manera de ver en aquellas materias en las que son expertos». (Gaudiun et Spes, número 62).
"Pero como esa libertad tiene como contrapartida la responsabilidad, debo decir públicamente que (prescindiendo del fondo del artículo) esa publicación en México, en la forma en que se hizo, ha sido un grave error.
"En cuanto al proceso de independencia de la autoridad jerárquica, de que se habla en la entrevista, he de volver sobre este punto de gran trascendencia para la Iglesia.
"Publico esta carta en la misma revista utilizada por usted; pero le aseguro que no ha cambiado mi estimación hacia usted y hacia su obra. Lo bendigo de corazón. SERGIO VII OBISPO DE CUERNAVACA. En la Casa Episcopal, el jueves 6 de julio de 1967".
Escuela y natalidad
No sucede gran cosa, salvo que dejan de otorgarse por el Cardenal Cushing las becas para la enseñanza del español en el CIDOC. El Centro debe i:ecurrir ~ntonces a incrementar las inscripciones y subsiste básicamente
160
con esos fondos. Algunos compañeros de lllich también se a~ust~n de que ~e haya concedido la entrevista y de la pubhcac1ón del articulo en español. Pero Illich me diría delante de algunos de ellos: "Cuando se ha analizado la conveniencia de hacer algo y se ha decidido hacerlo, hay que sostenerse''. Se sostuvo y seguimos publicando algunos otros trabajos.
En 1967 se celebró en el CIDOC una serie de seminarios internacionales con el tema común de la educación y su institucionalización en América Latina. Como resultado del diálogo habido, Ivan Illich -cada vez más adicto a que se le llamara doctor que monseñor, o simplemente se le mencionara por su nombre- preparó la versión del mismo, que Siempre! publicó (7 de agosto de 1968) bajo el título de "La escuela, esa vieja Y gorda vaca sagrada; en América Latina abre un a~ism~. de cla· ses y prepara a una élite y con ella el fascismo ·
Illich describe, efectivamente, el abismo que abre la escolarización y la necesidad de poseer un tít':11º. en las sociedades latinoamericanas, y la tendencia a 1m1tar e~ eso a los Estados Unidos. "La escuela -dice-: s~ ha vu:eÍ to intocable por ser vital para el mantemm1ento . statu quo. Sirve para mitigar el potencial subve~sivo que debería poseer la educación en una sociedad ah~nada, ya que al quedar confinada a sus aulas sólo confi~: sus más altos certificados a quienes se han someti 0
a su iniciación y adiestramiento''. "Para el año 2000 -anuncia Illich- el proceso de
educación formal habrá cambiado, tanto en las naciones ricas como en las pobres. Las escuelas cesarán de dividir la vida humana en dos partes: la edad escolar para los discriminados por su inmadurez y la edad madura para los titulados por la escuela. La edad escolar durará toda la vida. A medida que un individuo se haga más maduro y capaz, se intensificará su educación formal convirtiéndose ésta en una. actividad de adultos, más q~e de jóvenes. Lo que se entiende hoy día por asistir a clase, será entonces obsoleto''.
Pero, mientra~ tan~o, ."la imitación del sistema escolar de la metrópoh cap1tahsta constituye un peligro mor.
.'
vNA PRECISIÓN DEL OBISPO 161
tal para sus colonias no menos que para sus ex colonias. 1) Ni un control radical del crecimiento de la población, 2) ni el máximo aumento posible del porcentaje presupuesta! dedicado a la educación, 3) ni ayudas extranjeras sin precedente, podrían asegurar a la próxima generación latinoamericana un promedio de diez años de escolarización, mucho menos uno de catorce''.
"Ese portentoso papelito llamado titulo o diploma -escribe también Illich- se ha convertido en Ja posesión más codiciada. Recompensa principalmente a quien fue capaz de soportar hasta el final un ritual penoso; a la vez, representa una iniciación al mundo del «ejecutivo».
"El ideal de que cada persona tenga su auto y su titulo ha producido una sociedad de masas tipo clase media. A medida que se van haciendo realidad, estos ideales se transforman en mecanismos que aseguran el sistema que ellos produjeron. Tanto el auto como el titulo son símbolos de Jos esfuerzos correspondientes al periodo de industrialización liberal. Representan logro y posesión individual.
"Toda sociedad necesita pagar un precio para conservar sus ritos. Brasil tiene su carnaval. México su Guadalupe, algunos paises su «revolución». Y Jos Esta· dos Unidos tiene su graduación. A pesar de ser populares, los ritos son normalmente obsoletos. La sociedad tiene que hacer sacrificios para que esos ritos, dioses e iglesias hereditarias, satisfagan parte del hambre del ser contemporáneo. Los ricos pueden practicar ritos más costosos y tienden a imponerlos a todos aquellos que quieran compartir el juego político, industrial e intelectual.
"Es absurdo que el simple hecho de que los Estados Unidos no puedan liberarse del costosísimo ritual al título y al coche, sea argumento para universalizar esta religión en América Latina.
"Como todos los países que llegan tarde a la industrialización, Latinoamérica puede aprovecl-:r las invenciones de las naciones industrializadas, pero no debe de· jar que éstas le impongan el sistema social de su tecno-
162 LUIS SUÁRl!z
logía avanzada porque será imposible financiarlo. Incluyo ahí la. endiosada escuela. No vale la pena que nuestras nac10nes provean de automóviles y de títulos a sus burguesías asimiladas a la burguesía internacional. Nuevos procesos eliminarán ambos símbolos en los Estados Unidos, mucho antes de que el 10 por ciento de los latinoamericanos logre obtenerlos".
Durante el verano de 1968 se celebró en el CIDOC un seminario sobre el lugar que la formación de la sexualidad debería ocupar en los programas de educación fun· damental y política para adultos. El informe que me proporcionó Illich, preparado por él en colaboración c~n Valentina Borremans y Alejandro Bonasco, comienza afirmando: "Los programas para controlar la natalidad que se pretenden imponer en América Latina, fracasan porque subrayan más el temor a la pobreza que la alegría de vivir. Los que practican la planificación familiar son los mismos que orientan sus consumos conforme a las «necesidades» que crean los avisos de TV y la propaganda en general. Tanto en México como en Brasil ellos forman esa minoría rara y marginal que ha dado en llamarse c.lase media. Su misma situación de privilegio económico les expone a que su intimidad sexual sea regulada desde afuera mediante un juego de demandas. 1
"Lograr éxito en la escuela, en el trabajo Y e~ e sexo es una combinación de la que sólo goza en Latinoamérica una minoría que va del uno al cinco por ciento· · En el contexto político pseudodemocrático es irnposible inducir a la mayoría a practicar el control de la natalida~. Ni la seducción ni la educación producen efecto. Lo primero porque es propio de tales regímenes el aparentar que respetan a la persona, y, por tanto, no pueden ser demasiado agresivos en la propaganda como seria el anunciar que se pagan 25 dólares a cada mujer que se haga aplicar un espiral y 100 a la que se deje esterilizar. Eso sería más económico -conforme a sus objetivos-, pero no les permitiría guardar las apariencias. Lo segundo, porque a estos gobiernos no les conviene dar a los adultos analfabetos un tipo de educación en esta materia que los llevaria a la critica y a la disensión en el plan~
VNJ\ PRECISIÓN DEL OBISPO 163
político. Saben que hacer eso sería labrarse su propia subversión.
"Mientras no se desmitologicen los programas para controlar la expansión demográfica -reclama Illichéstos no conseguirán reducir la fertilidad. El recurso a la magia, al mito y al misterio deben ser abandonados tanto por los abanderados de la contraconcepción, como por sus opositores éticos''.
La situación está madura
Los ataques y los rumores iban envolviendo al CIDOC como una gran telaraña. Los hilos no apretaban como para asfixiarlo, porque su incólume animador siempre hallaba otros respiraderos, pero se ampliaban y entretejían con el propósito de robustecerse y cerrarse al fin sobre él. Los medios eclesiásticos latinoamericanos y los de Roma comenzaban a alarmarse ante las presiones. ¿Qué pretendía el CIDOC? ¿Tenían realmente algo que ver sus actividades y las opiniones de su fundador e inspirador con los cambios que tranquilamente promovía o afrontaba la Iglesia? ¿No era algo más profundo, mucho más rápido y consecuentemente más peligroso, esperar la desaparición del clero y acaso de la sociedad actual? Vientos de subversión se generaban y expandían desde Cuernavaca, con riesgos para la existencia misma del sacerdocio y de la Iglesia. Ciertamente, el CIDOC no era un convento, pero si Illich un sacerdote y entre su clientela de idiomas, de cursillos y seminarios se registraba un apreciable número de curas católicos y de otras religiones. Subversión, disolución, concupiscencia iban tomando la forma de cargos.
No puede negarse que la inteligencia y el dinamismo de Iván lllich poseen una capacidad especial de despeje en las mentes de los más afectados por las intrigas y las acusaciones. No es fácil condenar a un hombre cuy.os superiores saben que, con licencia provisional para actividades académicas, dedica noches enteras entregado a la oración. Pero su acción pública desnuda a no pocos que
164 LUIS SIJÁREZ
hacen o dicen hacer lo mismo, y Jos frentes de vigila . Y lucha se multiplican en torno suyo. ncia . En 1967 los rumores llegaron al CELAM, cuyo pre.
s1dente, monseñor Evelar Brandao, había pedido a Roma q~e se tratara el caso del CIDOC, pero no porque estuviera alarmado de su existencia y funcionamiento, sino para deshacer la alarma que seguían anunciando las sirenas conservadoras. En realidad, Brandao no quería enjuiciar a Illich y al CIDOC, sino absolverlo sin juicio de las acusaciones. Dos emisarios del CELAM, monseñor Gera, argentino, y monseñor Padim, brasileño, entrevistaron doctrinalmente a Illich, y redactaron un informe muy po· sitivo para él y para el CIDOC. Ese informe no hizo cambiar la actitud, adoptada en Roma, de desconfianza hacia Illich y en favor de su comparecencia ante el Santo Oficio. No hizo modificar ese criterio ni siquiera la pre· sencia personal de monseñor Brandao en Roma, a quien se le permitió hablar, pero no convencer. Existía ya una posición del Episcopado mexicano que Roma tuvo muy en cuenta. El 7 de marzo de 1968, Brandao informa ~or carta a Illich de los resultados negativos de su gestión y le alienta, sin embargo, con la noticia de haber conse-guido "evitar excesos". .
El Episcopado mexicano -con la obvia excepción del obispo Méndez Arceo, y acaso de alguna otra no co· nocida-, alarmado por las declaraciones y artículos de Illich, había preparado un ambiente adverso en Roma. Para el Episcopado la solución más cómoda, la que _po· dría evitarle problemas directos en la esfera de su acción, consistía en que Illich fuera llamado a su diócesis, o sea a Nueva York, y que allí, en una urbe donde las ideas resultan menos conflictivas que en los medios religiosos, morales, sociales y políticos mexicanos, tomara Illich el camino que quisiese. El conflicto pasaría a la jurisdicción de otras jerarquías. Esa gestión fue hecha a fines de 1967, por el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, el Arzobispo de Puebla, monseñor Octaviano Márquez y Tóriz, en una carta dirigida al card_enal Spel~man. Este, que había dado pruebas de simpat1a por Ilhch, no obstante la diferencia objetiva de las
vNA PRECISIÓN DEL OBISPO 165
posiciones de cada uno, pidió aclaraciones en una carta del 10 de noviembre de ese mismo año. Recordaba cómo él mismo -Spellman- había librado a Illich de sus obligaciones sacerdotales en la diócesis de Nueva York, por sus compromisos académicos en Cuernavaca. También tenía noticias favorables a Illich, de parte del obispo de esta diócesis. Pero Spellman murió e Illich dejó de tener protección en una dignidad eclesiéstica cuyos correspondientes mexicanos en mentalidad se la negaban. Al frente de la diócesis de Nueva York quedó el coadjutor monseñor Maguire. Y él sí pidió -el 3 de enero de 1968 a Illich que volviera a Nueva York en virtud de una orden de la Santa Sede. Si Illich no obedecía, seria suspendido. En una carta, Illich explicó la imposibilidad de regresar so pena de incumplir sus compromisos. en Cuernavaca. En otra carta -6 de enero de 1968- reaccionando hacia una salida que pudiera ser aceptada sin rebeldía, pidió al coadjutor neoyorquino que lo relevara provisionalmente de las funciones sacerdotales, para cumplir esos compromisos, sin entrar en conflicto disciplinario. El 18 de enero de 1968, Illich escribe tam· bién a monseñor Guido del Mestri, Delegado Apostólico en México, informéndole de las cartas de y a monseñor Maguire.
Decía Illich al Delegado Apostólico: "Quisiera evitar a toda costa que mi decisión ineludible de permanecer en la posición académica que ocupo, pudiera ser interpretada en sentido equívoco por los sacerdotes y religiosos que forman parte de los alumnos de este centro, exponiéndolos a un riesgo innecesario en lo que toca a su fidelidad a la Iglesia". Illich reafirmaba su intención de reconciliar su posición con posibles órdenes que pudiera darle la Santa Sede. "Deseo reiterar -escribe al Delegado- lo que siempre ha sido mi posición frente al magisterio docente de la Santa Sede. Por lo cual, si en cualquiera de mis escritos se encontrara algo sobre nuestra fe que a juicio de la Santa Sede, y para bochorno mio, fuera considerado erróneo, quisiera que se me seI\alara de inmediato para apresurarse incondicionalmente y sin discusión a declarar mi total sumisión en tal mate-
166 LUIS SUÁR!z
ria a la autoridad constituida". Ni esas promesas, ni una carta envi"ada dº t 1 VI 1 1rec amente
a Pau o --e 22 de enero de 1968-- detendrían lo q ya_e~taba_en marcha: el juicio ante el Tribunal del San~~ Of1c1~ bajo su forma actual de Congregación para la Doctr~?~ de la Fe. Una vez más, Illich, ahora al Papa, dice: _si h~ faltado en algo contra la fe y /o la moral, más aun, s1 he actuado en forma tal que mi conducta haya dado que desear, solicito que prontamente se me comunique en qué he faltado, dispuesto como estoy a retractarme de inmediato o a hacer las aclaraciones necesarias". Y en vista de que son ineludibles los compromisos morales y civiles que previamente ha contraido con autorización de su ordinario, "pido a V. Santidad que si fuera considerado necesario, se me releve de mis obligaciones y privilegios clericales, más no de las obli· gaciones del celibato y del rezo del Santo Oficio Divino, ya que deseo continuar mi vida célibe y cumpliendo ~o~ el rezo divino por el tiempo que dure el contrato CIVIi que me Jiga a la organización que presido" (el CIDOC). Esperaba Illich que pasado ese tiempo haría una futui:a petición "solicitando la gracia de volver a ejercer mis funciones ministeriales al servicio de la Iglesia". Al Dele· gado Apostólico lo puso al corriente de su carta al Papa y reitera su decisión de "no sostener litigio alguno con ninguna autoridad eclesiástica". El 26 de febrero escribe nuevamente al Delegado, copia de cuya carta envía al Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Paul Philippe, ·quien había ya dictado las di· rectivas respecto al caso Il!ich. Cuando éste lo supo suspendió todo ejercicio de actos públicos sacerdotales Y toda afirmación oral o escrita de opinión que tocara di· rectamente a la doctrina de la Iglesia pues --decía Illich en_!~ carta- "en tanto no sepa de qué me juzga el Santo ~~1c10,. de~o sospecharme de error. Ruegue para que d pacie?cia Y «sentido de humor» correspondan al ritmo v!!aba1o de la Santa Sede, y tenga la bondad de reser-un c~m~'::rt~;;:;:~to p~ra ayud~rm~ _en mi búsqueda de bien de la Iglesia" q e haga JUStlcia a mi deber y al
UNA PRECISIÓN DEL OBISPO 167
La respuesta de monseñor Del Mestri ocurrió el 20 de marzo. Le sugiere que no se precipite en su penitencia ministerial e intelectual, pues no veía motivos para ello. Da esa carta se desprende que no todo iba tan despacio como creía Illich. El Delegado le dice que el cardenal Franjo Seper, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, le había pedido un informe sobre Illich: sus opiniones y sus trabajos. Así, Illich mismo contribuye a complacer a Seper pqr intermedio de Del Mestri, y el 25 de marzo de 1968 le envía todo lo que había publicado desde 1956.
La causa podía instruirse bien. Para junio de 1968 estaba instruida. El 10 de ese mes, el Delegado Apostólico comunica a Illich la citación para que vaya a Roma a someterse al interrogatorio de la Congregación de la Doctrina de la Fe. Dos días después Illich acepta, pero no sin dolor dice al Delegado cuando le escribe sobre su disposición de acudir ante los interrogadores: "No puedo creer que su carta sea la respuesta a mi apelación al Santo Padre".
Antes de comparecer ante el Santo Oficio, Illich se entrevista con el cardenal Seper, quien conviene en que el juicio no se considere como secreto y que el interrogatorio, según lo pedía Illich, se le entregara por escrito.
Ante el Santo Oficio
Así llega el 17 de junio de 1968, día en que Illich se enfrenta al interrogatorio en Roma: 85 preguntas en 10 páginas escritas a máquina. Los interrogadores son monseñor De Magistris y monseñor Casoria. Y éstas sus preguntas:
a) En la justa consideración de cuanto ha sido dispuesto por este Santo Dicasterio en la carta de 14 de diciembre de 1967 al excelentísimo monsefior Maguire: "si además Mons. Illich tiene dificultad en aceptar (la orden de volver a N. Y.) que dejando la ciudad de Cuernavaca comparezca personalmente ante esta Sagrada Congregación para dar cuenta de sus razones. Y teniendo
168 LUIS SUÁRJ!Z
en cuenta siempre que la persona, las ideas y las obras de monseñor Illich son hasta ahora objeto, en muchas partes del mundo, de curiosidad, de maravilla y de escándalo, con toda razón se ha concluido y confirmado con autoridad en las fechas del 28 de febrero y del J• de marzo del presente año de 1968: «que se llame cuanto antes a Roma al señor Illich para que absuelva sus posiciones delante de esta Sagrada Congregación acerca de todas las acusaciones acumuladas contra él»".
b) Designado y nombrado el juez instructor, e instruido de los poderes necesarios para la excusión judicial, propongo humildemente con comprensión humana y celo sacerdotal de verdad en la caridad, que el interesado sea sometido al siguiente interrogatorio formal.
PREGUNTAS PRELIMINARES Y GENERALES
1.- Nombre y apellido. Origen familiar y lugar d_e nacimiento. Currículum vitae hasta el sacerdocio. Actividades pastorales y sociales desde la ordenación a 1960.
2.- ¿Es cierto que desde 1960 especialmente por el influjo determinante del benedictino y sicoanalista P. Lemercier, y con el apoyo incondicional del obispo de Cuernavaca Monseñor Méndez Arceo, ha existido en usted, considerándose y diciéndose investido de carismas un peligroso desarrollo general de ideas nuevas y de te_!ldencias disolventes humanitarias y liberales con dano de la doctrina y tradición católica y de la disciplina eclesiástica?
3.- ¿Qué puede responder a quien le presenta "inquieto, osado, imprudente, fanático e hipnotizador, rebelde a toda autoridad y dispuesto solamente a aceptar y reconocer la del obispo diocesano de Cuernavaca?"
4.- ¿Es cierto que usted quisiera en la Iglesia un "diálogo programado e impuesto solamente por el ele'.º p~ogre~ista?" ¿Y por qué considera la jerarquía de la 1gles1a latmoamericana al servicio de los EUA?
5.-:- ¿Es ve_rdad que u~ted por medio de artículos, e~trev1_stas, actitudes ambiguas, teóricas y práctic s1mpat1as personales hacia la izquierda política y soc~:j
UNA PRECISIÓN DEL OBISPO 169
del mundo, morbosa comprensión de los ex religiosos y ex sacerdotes, ha fomentado una grave confusión en las almas y en las conciencias de los demás especialmente asimilando el marxismo al cristianismo y equiparando el clero celibatorio parroquial a las diaconías de hombres casados?
6.- ¿Es cierto que las diversas publicaciones del CIF y del CIDOC tratan fácilmente con frecuencia y con gusto, de propaganda comunista y contienen comentarios cualificados de las religiones en general y del pensamiento protestante y anticatólico en particular?
7 .- ¿Es cierto que la institución de Cuernavaca se ha convertido en una simple "asociación" civil constituida Y dirigida por personas que tienen diversas casas con fines puramente laicales y totalmente autónomos de cualquier ingerencia eclesiástica?
8.- ¿Por qué y cómo se ha sustraído esta asociación a la autoridad diocesana y cuál es frente a la Iglesia Católica la actual posición jurídica del CIF, del cual usted es fundador y del CIDOC, del cual es director?
9.- ¿Es cierto que en las sedes del CIF y del CIDOC se efectúan reuniones, también nocturnas, en las cuales están presentes con frecuencia sacerdotes y religiosas, en las recámaras de las muchachas huéspedes o empleadas?
10.- ¿Cómo y por qué y con cuáles resultados se decidió y concluyó la visita a Cuernavaca de "Paddin Gera"?
11.- ¿Qué relaciones ha tenido con el difunto cardenal Spellman, con la Universidad de Fordham y con la Universidad de Puerto Rico?
12.- ¿Con qué fines específicos y con qué medios y ayudas económicas se instituyó el CIF de Cuernavaca?
13.- ¿Cuáles fueron las relaciones originarias y sucesivas de naturaleza jurídica y social con el obispo Méndez Arcea, con el P. Maza y con el mismo arzobispo de la ciudad de México?
14.- ¿Cómo y cuándo, por quién y por qué fue puesto y autorizado el CENFI en Petrópolis en Brasil, y por cuáles motivos fue puesto al cuidado de monseñor Ci-
170 LUIS SUÁREz
brón, que era rector del seminario mayor de Tegucigal en Honduras? Pa
. 15.- Prescindiendo d~ la posterior y reciente polé· mica con el cardenal Cushmg y de su pensamiento sobre el concepto colonial de la caridad, ¿qué ayuda económica le proporcionaron personas físicas y morales, america. nos o europeos; y por qué después, rechazando ulteriores ayudas de hombres y de medios para el apostolado mi· sionero, las ha rechazado "sectativamente" bajo el aspecto humano y político?
16.- ¿Por qué, cómo y cuándo empezaron sus rela· ciones de cultura y de amistad con conocidos jefes Y d!ri· gentes de movimientos políticos internacionales, especialmente con Luis Alberto Gómez de Souza y con el difunto "Che" Guevara?
17.- ¿De qué naturaleza religiosa, política :>'. social, fueron, quizá son hasta ahora, sus relaciones particulares con los siguientes personajes mexicanos: Alfredo Cepe· da, Horacio Flores de Ja Peña, Víctor Flores Olea, Carlos Fuentes, Leopoldo González Casanova, Vicente !-ombar· do Toledano, Mario Menéndez Rodríguez, Octav10 Paz Y Luis Suárez?
18.- ¿Ha tenido usted algo que ver con el arresto de S. E. Casariego de Guatemala y puede decir si fue o no por influjo directo o indirecto del CIF y de otros amigos y simpatizadores de la obra?
19.- ¿Qué cosas puede decir de Ja vida y de las ideas sociales de P. Ceslaus Hoinacki, O. P. y del matri· monio civil sacrílegamente atentado por él, el 26 de agos· to de 1967, con María Dubar, que era religiosa de votos perpetuos en el instituto del S. C. de María?
20.- ¿Qué puede decir también de las opiniones y de Ja conducta de ...
21.- ¿Cómo estima moralmente el caso de Ja sonada d~sviación del conocidísimo Camilo Torres, y por qué p1en~a que 1~ Iglesia ha hecho mal denunciándolo por sus ideas belicosas y revolucionarias?
22.- ¿Cóm? juzga las desviaciones religiosas del sacerdote colombiano Martín Amaya y del bastián Bolo Hidalgo? ' peruano Se-
UNA PRECISIÓN DEL OBISPO 171
23.- ¿Qué piensa del escéndalo suscitado entre las religiosas por el P. Jean Lefevre durante el conocido curso ISPLA a causa de sus ideas disparatadas e innovadoras?
24.- ¿A qué título y por cuéles razones el apóstata de la religión Tomés R. Melville, implicado en la guerrilla de Guatemala, se ha podido servir del CIDOC para defender su apostasía y replicar impunemente a las censuras canónicas de su superior general?
25.- ¿Qué piensa de la idea sostenida por sacerdotes modernos y revolucionarios y guerrilleros latinoamericanos, según la cual si el católico no es revolucionario esté en pecado mortal?
26.- ¿Cuéles son sus relaciones con el brasileño Juliao, con el P. Del Corro y con la señorita Olivieri, colaboradora de Camilo Torres?
27.- ¿Es cierto que según usted, la Iglesia católica es una mezcla de supersticiones, de anarquía, y un supermercado de lucro, y que para proteger al sacerdote y a los religiosos se actúa solo por dinero: bautizando a los niños que todavía no estén en uso de razón, obligando a los fieles a comulgar con frecuencia, favoreciendo las devociones a la Virgen y a los santos y exigiendo muchas y repetidas limosnas?
28.- ¿Qué piensa sobre el nacionalismo de los Estados, sobre el marxismo internacional y sobre el catolicismo acerca del orden religioso, político, social y económico en el mundo? 28 - (sic] ¿qué piensa de la proclamada coexistencia pacífica entre Este y Oeste en el mundo? ¿Y de la actitud de la Iglesia en favor de la guardia y desarrollo de la religión católica?; ¿del derecho a la libertad y de la tutela de la personalidad por todos?; ¿y de los deberes de renuncia evangélica y de mortificación para cada uno en la necesaria convivencia humana?
29.- ¿Qué entiende por "diélogo" y cómo quiere que se desarrolle entre las varias y discordantes concepciones políticas y religiosas? ¿O quizá lo desea paritario también en las cuestiones de fe, de ley y de costumbre?
30.- ¿Piensa que el llamado aulomamento conci-
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liar deba ~~r supresión, contradicción y lucha con el pasado trad1c1onal y con la perenne doctrina de la lgl · Católica? es1a
31.- ¿Cuáles son las actuales actividades editoriales y sociales de CIF y del CIDOC y por qué y por quién y cuándo se sustrajo al CIF el Centro Latinoamericano de pastoral querido por la autoridad eclesiástica?
32.- ¿Es cierto que usted ha formado parte de la comisión estatal del control de la natalidad en Puerto Rico, y que aconseja y recomienda en las parroquias Y en las conversaciones particulares con laicos Y amigos el uso de las pastillas anticonceptivas?
33.- ¿Qué piensa de las exhibiciones a vece~ faná· ticas y sugestivas de algunos eclesiásticos, que mientras exageran queriendo aparecer pobres y necesitados, fo· mentan por reacción religiosa y social la lucha por una pretensión a ultranza de los bienes económicos, mucha.s veces en contraste también con la ley divina de la pem· tencia y la mortificación? é
34.- ¿Piensa que este tipo de eclesiásticos est .n entre sus varios colaboradores y compañeros de traba¡o y de ministerio en el CIF y en el CIDOC?
35.- ¿Estima, haciendo propia la calumnia d_e ot~s, y cómo y por qué, que el jefe de la Iglesia Cató~1ca vi~e en un suntuoso palacio de mil cuartos? ¿Y qué piensa . e las exigencias financieras y temporales de la Iglesia, que también vive en el mundo, para el culto, para sus instituciones religiosas y para sus diversos fines de c~lj tura, de formación de las almas y de caridad asistencia y social?
PREGUNTAS ESPECIALES
Oplnlones doctrinales peligrosas
1- ¿Qué piensa de los sacramentos y de los sacrami:ntales? ¿Có~o quiere que sean administrados? y ¿por quién? y ¿a quién? y ¿cuándo? y ¿en qué modo?
2- ¿Qué piensa de la disciplina jurídica del sacra·
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mento de la penitencia y cómo quiere la "confesión" de los fieles?
3- ¿Es cierto que usted quiere abolir la confesión "privada y auricular"?
4- ¿Qué piensa del pecado "original" y del "actual"? ¿Del infierno y del paraíso y también del limbo?
5-- ¿Qué piensa de la virtud sobrenatural de la castidad en general y de la castidad en el clero, en particular?
6- ¿Es cierto que para usted la fiesta y la devoción a Cristo Rey es un error porque -siendo según usted la Iglesia un pueblo democrUico de iguales- se puede decir de Cristo que El sea solamente un buen Pastor?
7- ¿Es cierto que para usted la misa es solamente la comunitaria y que si no está presente el pueblo no se puede celebrarla?
8- ¿Es cierto que para usted el sacerdocio es solamente un ministerio comunitario y que por eso el sacerdote no puede celebrar solo o para personas particulares? ¿Y que la santa misa para una sola persona no vale? ¿Y que decir tres misas es un comercio y un escándalo?
9- ¿Es cierto que usted niega la corredención de nuestra Señora y que acusa a la Iglesia de darse a la propaganda de los milagros para hacer y fabricar santos?
10- ¿Qué entiende por sacerdote viajero -inspector o presidente de las reuniones semanales de los diáconos?- ¿Qué significa la sustitución de la diaconía "a la parroquia"? ¿Piensa quizá que la vida conyugal ayude más al servicio de los hermanos en la Iglesia?
Ideas erróneas contra la Iglesia
1- ¿Por qué llama a la Iglesia Católica: "noble dama" que da la limosna y qué piensa y cómo mterpreta la obra "misionera" de la Iglesia en el presente Y en el pasado? .
2- ¿Piensa usted que los bienes mate:iales de_ban excluirse del número de los medios de la vida rehg1osa
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y de apostolado especialmente en el mundo y en la América Latina, por lo menos como ayuda de las personas y para las necesidades de la vida?
3- ¿Qué entiende por "Iglesia extranjera", en las naciones y en la América Latina, y por qué dice que el acento de los misioneros, si bien sagrado es siempre extranjero, y que ellos afrontando con su ayuda los problemas desde fuera no los pueden resolver?
4- ¿Qué quiere decir al sostener que la "iglesia está formada de clérigos"? ¿Acaso piensa que ella deba considerarse y comportarse como una institución contingente, laica, humana y social? ~ ¿Es cierto que usted está en contra de la ense
ñanza tradicional acerca del ordenamiento jerárquico en la Iglesia? ¿Quiere usted una Iglesia dirigida y presidida por laicos, por lo menos en las funciones litúrgicas ~am· biando la estructura institucional del clero y de los ~1el~s con el fin de hacer el ministerio y el servicio ecles1ást1· co más agradable y menos trabajoso, afirmando que es preciso crear un ministerio de laicos ordenados?
6-- ¿Niega usted la distinción entre la Iglesia maes· tra e Iglesia discípula, entre pastores y ovejas en el pue· blo de Dios en la tierra?
7- ¿Piensa acaso que la enseñanza de Cristo "la mies es mucha y los operarios pocos" no vale más, Y menos ahora? ¿Lo considera canto de sirena?
8-- Admite usted que los pastores en la Iglesia, . el Papa en especial -supremo y único Vicario de Jesucris· to- gozan de la triple potestad de orden, de jurisdicción y de magisterio? ¿De qué fuente piensa que puedan derivar tales poderes y prerrogativas?
9- ¿Qué entiende por "Iglesia a la española" y por caricaturas de la Iglesia Católica?
10-- ¿Es cierto que quiere una nueva Iglesia Católica, o sea: una Iglesia democrática sin condicionamientos ideológicos, sin jerarquía, sin clero y sin pastores?
11- ¿Es cierto que sugiere -para los tiempos nuevos Y para el futuro- una iglesia clasista formada solamei:ite de pobres, y que -con régimen clasista de lucha social- excluya a los otros y combata el ingreso de los
UNA PRECISIÓN DEL OBISPO 175
ricos, distinguiendo la Iglesia del pasado de la del futuro? 12- ¿Considera usted que la vida de los misione
ros haya sido un error, habiendo sido sacrificada por la evangelización de los pueblos?
13- ¿Qué entiende por "burocracia eclesiástica" y por qué llama a la Iglesia "hacienda de Dios" y "Supermercado del Señor"?
14-· ¿Cómo pretende hacer desaparecer lo más rápidamente las oficinas técnico sociales y cómo quiere que sean resueltos los asuntos administrativos, ya sean religiosos o económicos, de la Iglesia? ¿Cómo quiere cambiar las actuales estructuras de los llamados funcionarios eclesiásticos?
15-- ¿Qué entiende por "Iglesia Revolucionaria"? ¿y por "política y religión en la Iglesia"?
16-- ¿Cuáles son -según usted- los llamados privilegios de la Iglesia en América Latina?
Concepciones erróneas acerca del clero.
1- ¿Es cierto que usted no considera necesarios los seminarios, es más, los juzga inútiles y hasta dañinos?
2- ¿Es cierto que usted está en contra del llamado clero "académico" y "parroquial" y quiere, en su lugar sacerdotes nuevos, es decir, hombres sin preferencia por los valores del orden sobrenatural y sin preocupación de los peligros del mundo, de las tentaciones ilícitas, de las agradables frivolidades humanas?
3- ¿Es cierto que para usted las religiosas, hoy, en los conventos son egoístas y no sirven de nada al mundo?
4- ¿Es cierto que usted está en contra del celibato eclesiástico, ya sea para el clero como para los religiosos? ¿Cómo juzga el método de aplicación del sicoanálisis en las vocaciones clericales y religiosas?
5-- ¿Es cierto que usted sostiene que la vocación religiosa no es un ideal sino un asunto humano; no un don de Dios a las almas, sino un medio personal de trabajo social y político en la Iglesia?
R- ~li'c.o .... ~ .... - .............. ··-• .... ..1 Qnuin~rRi los conventos y
176 LUIS SUÁREz
las casa~ religiosas a los campos de concentración, de de~trucc1ón de personalidad y de trabajos forzados y quiere que sean admitidos en tales lugares solamente los tímidos y los viejos, los enfermos y los débiles?
7- ¿Qué cosa quiere decir: el celibato eclesiástico, "gloria de la Iglesia occidental", será en el futuro reemplazado por la fe y el amor?
8- ¿Es cierto que para usted los sacerdotes y las monjas que son fieles al comunismo y a Castro, dan testimonio de Cristo, mientras las otras y los otros se dedicaban o se dedican a robar en los colegios para los ricos?
9- ¿Es cierto que desprecia a priori Jos valores religiosos de los consejos evangélicos y la observancia de las reglas conventuales y los votos de pobreza, castidad y obediencia? . .
10- ¿Es cierto que se ha inducido al matnmonio sin motivos problemáticos de vida o de conciencia desentendiéndose de la observancia de la ley del celibato a varios sacerdotes, especialmente dos: Carlos Plaza García y Manuel Carrasco Aguilar, de Ja diócesis de Querétaro?
11- ¿Es cierto que para usted el sacerdote no es un "mediador" entre Dios y los hombres, llamado por la Iglesia al servicio de los hermanos, y que el "cura" es un fantasma que deberá desaparecer, Jo quiera o no la Iglesia misma?
12- ¿Quiénes son el P. Baltazar López, el P. Segundo Galilea y el P. Casiano Floresta y cuáles son sus ideas sobre el celibato del clero?
13- ¿Es cierto que usted suele poclamar sobre el clero de hoy y de mañana la aparición de un orden nuevo de asistencia religiosa y social del mundo que barra con todas las estructuras de aquel tradicional y antiguo?
Sobre la liturgia y la disciplina
_ l- ¿Es ~i~rto que usted y el CIF, condenando el ritualismo trad1c1onal y el moralismo eclesiástico, han fomentado extrañas libertades de ritos y de prácticas en
UNA PRECISIÓN DEL OBISPO 177
el espíritu y en la ley y en las funciones de la liturgia? 2- ¿Es cierto que en Cuernavaca se han permitido
muchas rarezas litúrgicas, y que se han efectuado celebraciones y concelebraciones de misas sin sotana y en mangas de camisa?
3- ¿Qué entiende usted por la "superstición del culto eucarístico"?
4- ¿Es cierto que está usted en contra de la forma actual de la Santa Comunión bajo la especie de pan, y quiere hacerla obligatoria bajo las dos especies?
5-- ¿Es cierto que usted quiere que los padres de familia celebren la misa para sus hijos en la propia casa?
6- ¿Es cierto que usted piensa, a pesar de lo prescrito por el canon 856 del Código de Derecho Canónico, que se puede recibir la comunión sin confesarse, aun cuando se esté consciente de estar en pecado mortal?
7- ¿Es cierto que usted es contrario a la devoción a la Santísima Virgen, y en especial al rezo del Rosario, al culto de los Santos, a la práctica de los ejercicios espirituales, particularmente aquellos que se deben hacer según el método de San Ignacio de Loyola?
8- ¿Es cierto que usted quiere que las mujeres se puedan confesar sin reja en el confesionario?
9-- ¿Por qué y sobre qué bases puede afirmar que la Iglesia de hoy tiene una pastoral magia de ritos, y no una verdadera predicación ética?
10- ¿Acaso juzga usted que la Iglesia de hoy ya no debe ser casa de Dios y lugar de oración y sacrificio, sino más bien lugar de encuentro y sitio donde se realicen costumbres folklóricas y actuaciones teatrales populares?
11- ¿Cómo juzga la disposición del cardenal Garibi Rivera, según la cual ningún sacerdote debe ir a Cuernavaca, salvo en caso de grave necesidad, bajo la pena explícita de suspensión "a divinis ipso facto mcurrenda"?
Cuernuvuca -12
4 LA UMCA RESPUESTA
Al día s1gu1ente del interrogatorio, Ivlin Illich cumple su decisión de responderlo globalmente en la carta que, con fecha 18 de junio, dirige al Cardenal Seper:
"Eminencia Reverendísima,
"Después de la conversación que S. E. con tanto sentido pastoral me concedió ayer en la mañana, me siento en la obligación de referir a Vuestra Eminencia todo lo que ha seguido durante, y "después, del interrogatorio cumplido por Monseñor De Magistri y por Monseñor Casoria, y de declarar a V. E. cuál es en este punto mi apreciación de las cosas.
"Adelanto que frente a actos autoritarios tan discutibles (al menos a mi entender) ya por el mérito, ya por la forma, a un cristiano, a un sacerdote, sólo es posible una rigurosa alternativa entre dos actitudes, y otra igualmente de principio y consecuente hasta el fondo. No se dan posibilidades intermedias o hibridas.
"O se abandona (pudiéndolo hacer y no faltando a otros deberes aún más imperativos, especialmente frente a terceros) completamente, sin siquiera avanzar la reserva mlis razonable y la defensa mlis legítima, o se debe (no por sí, no prodomo sua, sino únicamente por el motivq superior de defensa de la misma constitución divina de fa Iglesia y de la honorabilidad de las instituciones eclesiásticas) sistemáticamente oponerse a todo aquello que sea una deformación del Evangelio, de los principios divinos que rigen a la Iglesia y de las mismas disposiciones de los Concilios y especialmente del Concilio Ecuménico Vaticano II, y hasta de las afirmaciones más recientes y más reiteradas de los Organos Superiores, co-
, .. 179
180 LUIS SUÁlJ!Z
mo por ejemplo, en la ocasión solemne de las relacione h~chas al Sínodo de los Obispos sobre los principios ins~ piradores de la reforma del codex juris canonicl. O se opta por la primera solución o se opta por la segunda. No es posible atenerse un poco a la una y un poco a la otra.
"Por lo que me toca, confieso a V. Eminencia que estoy decididamente por la primera solución, y que en este punto, por todo lo que haya de ser mi vida, pretendo hacer mío el imperativo: «Si uno quiere litigar contigo para cogerte la túnica, cédele también el manto• (Mt.5;40).
"Por lo demás ya estaba decididamente en esta actitud desde la primera vez que se me manifestó a mi una sospecha de la Congregación d. D.F., como aparece en lo dicho en mi carta del 22 de enero de 1968 a S. Santidad, carta que todavía no ha recibido respuesta Y de la que acompaño copia. t
"Hoy me siento confirmado en esta actitud. tan ° · ada más después de que ayer en la tarde me fue comunic 1 la lista de las 85 preguntas para mi interrogatorio: el º¡ por el contenido de las preguntas en particular, por e suyo en conjunto, por su espíritu que es a priori tal que no me permite ninguna posibilidad de expresar (Y. que;~ permite a ningún juez la posibilidad de captar) m1 v~r .ª dero pensamiento, la realidad de mi personalidad cr1stia· na, de mi fe: esto es, la de la fe en Cristo Señor Y en s~ Evangelio, en la Iglesia visible como es y en Su Trad1¡ ción y en Su Magisterio, en la autoridad universal de Romano Pontífice y en mi relación de comunión con una Iglesia local y con su Obispo.
"Más aún, un interrogatorio semejante parece hecho a propósit.o -además de para no dar lugar a diálogo alguno humano y cristiano entre el juez y el enjuiciadopara inducir al enjuiciado a hacerse él mismo juez y acusador de otras personas; hasta tal punto que algunas preguntas se formulan de modo que parecen querer sohc1tar de mí, sacerdote y amigo, que envuelva o acuse a otros amigos y hermanos, compañeros, y directamente al Obispo de la diócesis en la cual vivo y trabajo.
LA ÚNICA RESPUESTA 181
"Por tanto no me parece posible en modo alguno: "a) Reconocer en el documento que me ha sido
sometido la base (prevista en el n.5 del m.p. Integrae servandae) para ser escuchado y poder desarrollar la propia defensa.
"b) Intentar, partiendo de una impostura semejante, la manifestación --que empero tanto desearía- sincera, humilde, filial de mi fe, de mi plena disponibilidad a la Iglesia, de los criterios, de las metas y de los modos de mi actividad y de mi servicio.
"Enfrentado a un documento semejante, no me queda sino disponerme totalmente a dejarme coger la túnica y el manto y repetir cuanto escribía el 22 de enero de 1968 al Papa, esto es, que estaba y estoy pronto a hacer todas las retractaciones necesarias cuando se pruebe con mis escritos auténticos, con mis gestos y actos (y no con informaciones de tercera mano y deformadas) que he faltado en alguna cosa contra la fe o la moral, o que siquiera mi conducta haya podido ser causa para otros de desmayo o error.
"Todo esto por cuanto concierne a mi caso y a mi destino.
"Sin embargo, cuanto ha venido sucediendo desde algunos meses a esta parte, y sobre todo en la jornada de ayer, me ha constreñido y me constriñe a algunas precisiones, y a algunas actitudes, en nada por mi defensa, sino únicamente por contribuir al siempre mayor esplendor de la Iglesia, en el interés de terceros, y finalmente por la salvaguardia de las mismas instituciones eclesiásticas. Lo hago no según mis interpretaciones subjetivas sino fundándome sobre mi experiencia de estos últimos días.
"l) Ante todo debo observar el haber sido sometido a un procedimiento instructorio, sin poder conocer en modo alguno el ordenamiento procesal según el cual se me ha acusado, sometido a inquisición y eventualmente juzgado; y esto en contradicción con el principio establecido en el n. 12 del m.p. lntegrae servandae, que ya desde hace tres años había establecido que el •Reglamento interno de la Congregación para la doctrina de
182 LUIS SUÁRJ!Z
Ja Fe pase a ser de pública razón> "Este motivo es radical y ya. de por . f" . . s1 su 1c1ente
para quien n~ pueda, en el estado actual de las cosas, reconoc.er satisfecho su derecho elemental (establecido en el mismo motu proprio) de ser escuchado en adelante me parece, queda viciado e inválido todo momento y todo acto del procedimiento.
"2) En segundo lugar, debo observar que como pri· mer acto me ha sido requerido el jurar decir verdad y mantener el secreto. Nada que objetar sobre el primer juramento. No he podido y no podré en cambio aceptar el segundo, porque ello es contrario al derecho natural de la propia defensa y al derecho divino de la verdad en la Iglesia y contrario al mismo derecho positivo de la Igle· sía, de acuerdo con las intenciones declaradas en el Con· cilio sobre el procedimiento del S. Oficio, su reforma Y los principios generales anticipados para la reforma del codex juris canonici, en el Sínodo de los Obispos. Y es por esto que estoy agradeciendo a V. Eminencia por ha· ber aceptado mi objeción.
"3) Por las mismas razones he reclamado poder te· ner por escrito copia de todo cuanto me concernía, Y en particular de las faltas que se pretendía imputa~e. Y también por esto agradezco a V. Eminencia a quien debo el poder ahora expresarme a través de esta carta.
"4) Después de haber recibido seguridades en audiencia de que habría de tener los documentos escritos, me ha sido comunicado en cambio un texto de 85 pre· guntas, que abrazan el universo, y no sólo cuestiones de fe, ~ino materias opinabilísimas, que resultan tales en las páginas de cualquier Denzinger, y aún más en los docu· mentos del Concilio Vaticano I y 11 .
. "5) Más ~n particular, el texto que se me ha comunicado segun las propias palabras de monseñor Caso~¡~,. no co~responde a aquel usado en audiencia para m1c1ar el mter~ogatorio: además denuncia manifiesta· mente la supresión de algunas páginas
"6) Muchas de las preguntas que ·se me · 1 · • proponen, miran exc us1vamente a otras personas s d ·
h b. • acer otes lai-cos y asta o 1spos de quienes por vía ' ' general y de
LA ÚNICA RESPUESTA 183
principio, sostengo no debo hablar. No toca al sometido a inquisición dar noticias o formular juicios sobre maneras, más correctas, las informaciones necesarias y asumir ellos mismos la responsabilidad de los juicios consiguientes.
"Conclusiones. "l) No puedo y no debo aceptar la base inquisitorial
propuesta que no corresponde ni a los principios del ordenamiento de la Iglesia ni a un modo humano y espiritual de relación entre la S. Madre Iglesia y sus hijos, aun cuando fuesen culpables.
"2) En mérito de las preguntas, mientras renuevo mi plena e incondicional profesión de fe, puedo sólo remitirme a un documento que la Congregación para la Doctrina de la Fe parece no conocer, esto es, el informe sobre el CIDOC hecho por la Comisión encargada por el CELAM para venir a Cuemavaca en el mes de noviembre de 1967 a explorar qué tipo de servicios podía el CIDOC ofrecer en el campo pastoral. En aquella ocasión espontáneamente, me someti a un examen de mis proposiciones doctrinales y de mis comportamientos. El examen conducido por la comisión antedicha cubre casi todos los puntos de relevancia del cuestionario que ahora se me propuso. El informe de la misma, según informaciones del Presidente del CELAM, fue transmitido a través de la CAL al S. Padre.
"3) Además de reafirmar en todo caso mi más plena disponibilidad para todas las retractaciones que con razón fundada y probada se me pudiesen exigir, debo también reafirmar otra vez cuanto escribí el 25 de marzo de 1968 a S. E. monseñor Guido del Mestri, Delegado Apostólico de México: esto es, haber desde entonces suspendido la celebración pública de la S. Misa, la publicación de artículos en materia teológica, conferencias públicas dentro siempre de la misma materia, predicaciones de retiros, etcétera.
"4) Que pretendo mantener esta reserva en tanto permanezca en mis confrontaciones -aunque fuere totalmente infundada- una duda o una reserva por parte de los Superiores. A mi entender, en todo cura se unen,
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y por desgracia muy a menudo se confunden, el carácter permanente del sacerdocio, con el consiguiente munus, participado por su obispo, de presencia de la Eucaristía, y al mismo tiempo el estado clerical con la consiguiente representación de las instituciones eclesiásticas, de su autoridad y de sus poderes jurídicos o papeles sociales. El munus sacerdotal es un don gratuito del Señor a través de la Iglesia; por más que permanece indeleblemente, de hecho no debería, a mi entender, ser ejercitado sino en plenitud no sólo de comunión, sino también de confianza por parte de la misma Iglesia. El estado clerical Y sus poderes y obligaciones de representación externa d~ las instituciones eclesiásticas no son del mismo modo md~lebles y están estrictamente condicionados al recon~cimiento por parte de la Iglesia: siento que no debo e1er: citarlos si la Iglesia no me hace plena confianza ~ . 51 cree no poderse reconocer, también por razones prov1s~onales y opinables, en mis direcciones o actitudes, cont~· gentes y relativas a una situación histórica. Quod gra 5
ab ecclesia accepi, semper gratis renunciabo. "En Ja esperanza de que estas líneas, pensadas Y
escritas con toda simplicidad y sinceridad, logren expresar, no obstante la estrechez del tiempo disponible ~ las limitaciones inevitables en una carta, el fondo de mi espíritu, confiando en la comprensión por parte de V. Eminencia, me profeso de Ja Eminencia Vuestra Rvma. humildisimo hijo Iván Illich"
Copia de su respuesta fue enviada por Illich al obis· po Méndez Arceo. Insiste ante él en su total sumisión al Magisterio Eclesiástico, "que se volvió más absoluta Y radical durante los últimos tres días en Roma. Estoy, Y con la. ayuda de Dios estaré siempre dispuesto a firmar cualqu_ier retractación pública que se me pida, fundada en auténticas expresiones mías, y que mis superiores juz· guen que po~ria. remediar algún daño causado por cualquier expresión imprudente o errónea" Le pide licencias ministeriales. Mientras perduren las sospechas de las pre· guntas, no quiere ostentar ni autoridad ni titulo eclesiás· tico alguno, ni ejercer ningún ministerio. Al arzobispo Cooke de Nueva York le solicita, el 2 de julio de 1968,
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su renuncia temporal al sacerdocio. Ese permiso le fue dado por Cooke el 6 de septiembre de 1968.
El año de 1969 traería el desenlace de la crisis con medidas concretas sobre el CIDOC. En su propósito de despojarse de representación religiosa, pero no de acatamiento, lván Illich escribe -el 14 de enero de ese año-al obispo Méndez Arceo renunciando definitivamente al ejercicio del ministerio sacerdotal, pero sin renunciar a la obligación de las oraciones ni al celibato. Se basa en que no había recibido respuesta ni a su carta apelando a Paulo VI (el 22 de junio de 1968) ni a la que le puso al cardenal Seper al día siguiente del interrogatorio. Sin embargo "en estos últimos meses y años mi amor hacia la Santa Iglesia Romana se me hizo más tierno y más profundo. " Pero añade: "Es mi deseo contribuir también a la renovación profunda de la Santa Iglesia".
Cuatro días después de esa carta, el 18 de enero de 1969, llegaba a Cuernavaca, por conducto del Delegado Apostólico, monseñor Guido del Mestri, la orden contra el CIDOC, prohibiéndoseles a los sacerdotes católicos tener relación con él.
La campaña contra Illich había triunfado. Uno a uno, los participantes de la "conspiración de Cuemavaca" habían recibido la sanción o la advertencia. Pero lván Illich parece acostumbrado a la lucha y no se resiste a ser vencido. Acata, pero se sostiene. Su carta al obispo de Cuernavaca es otra muestra de la ambivalencia de su espíritu entre lo que fortalece sus ideas y las duras disciplinas que escogió para actuar.
"Querido y estimado don Sergio: "Ayer, usted me enteró de los textos de la carta que
el cardenal Seper le dirigió, y del proyecto de carta de la Congregación Romana a los superiores en cuestión, prohibiendo que clérigos y religiosas de ahora en adelante acudan al CIDOC.
"Espero que esta nueva prueba que un año poscon· ciliar impone a usted y a nosotros los miembros de la Iglesia de Cuernavaca, por la gracia del Es1mitu Vivificador, nos haga crecer en el conocimiento de la voluntad del Señor y de la fidelidad a su Iglesia, tal como es.
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. '_'Como lo preveía el cardenal Seper, me duele esa dec1s~ón de la Sa.nta Sede, que respeto, de las autoridades doctrma~es de m1 querida Iglesia, de nuestro Santo Padre. Me entristece que el Santo Oficio lance una acusación global tan grave contra un centro civil de enseñanza superior, sin mencionar los cargos, ni mucho menos las pruebas.
"Esta acción afecta a todos los colaboradores, a toda una comunidad académica. Contra tal acción no hay modo de defenderse ni posibilidad de tomarla como base de enmienda.
"Me duele ver mi nombre y el nombre de este Centro mezclados contra nuestra voluntad en disensiones previsibles dentro de la Iglesia, y de protesta por parte de las autoridades de otras entidades docentes.
"La comunidad académica del CIDOC renuncia a participar en cualquier polémica o protesta.
"Yo, en lo personal, estoy muy triste, pero lleno de esperanza. Intelectual y culturalmente estoy arraigado en la Iglesia, viviendo sus tradiciones maduré, y quisiera transmitir integras estas grandes tradiciones a otras generaciones.
"Este decreto, esta acción desaparecerá como tantas otras frente a la inmensa contribución que la Iglesia hizo y hace a la belleza, la verdad y la conciencia.
"Esta carta representa el único comentario mío, sobre el asunto.
"Usted, don Sergio, ayúdeme en este momento a contribuir con mis actitudes a la visibilidad del Reino en nuestra Iglesia local. '
"Quedo de usted, con mucho cariño y respeto.
Iván Illich"
5 ¿LA ULTIMA PALABRA?
Esta mañana, que la prematura primavera de Cuernavaca llena de luz, se oyen como un rumor de desconcierto las opiniones de sacerdotes católicos, ministros protestantes, rabinos, teólogos, laicos o simples estudiantes de la lengua castellana. Es la hora del café en las terrazas descubiertas del Centro que con el nombre de su fundador, el padre lván Illich fue incorporado a la lista del severo Santo Oficie. El antiguo tribunal inquisidor, bajo la influencia de los tiempos, que para estos jóvenes sacerdotes o ministros han cambiado más las palabras que la realidad en el seno de las supremas jerarquías eclesiásticas, ha sustituido las suyas por las de Congregación de la Doctrina de la Fe. Como escudo de ella, ésta ha prohibido a sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, que acudan al CIDOC o participen en algunas de sus fecundas actividades de investigación, enseñanza o diálogo, a lo largo de sus siete años de existencia.
En el centro de la orden se encuentra Iván Illich, torrente de ideas nuevas en la Iglesia, autor de no pocas críticas y previsiones sobre la estructura eq6esiástica tradicional, y, por ende, sobre su estructura social, en la cual se desenvuelve e inmoviliza. El CIDOC, aunque nacido de la inteligencia y de la vocación académica viva de Illich, de su espíritu de discusión y búsqueda, no es una organización religiosa, sino civil y docente. Sobre ella no puede dictar nada el brazo vigilante de la Santa Sede; pero sí sobre la concurrencia a ella de los sacerdotes al mismo y, en consecuencia, sobre el propio Illich.
Illich" dispuesto a no hablar después de su adolorida carta al obispo de Cuernavaca, monseñor Sergio Méndez Arceo, nos ha recibido excepcionalmente. Cuesta trabajo sacarlo de su mutismo, en el que se encierra. Sostiene herméticamente la posición de la carta a don Sergio,
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pero, como un hecho nuevo, desmiente las versiones de que abandonará el Centro de Cuernavaca, de cuya fundación se siente orgulloso: "Aquí seguiré. No hay razón para que yo abandone el CIDOC ni Cuernavaca", me dice categóricamente.
"Con el Santo Oficio hemos topado, Iván"
La señorita Carmen Pérez Bello, actual directora del CIDOC, que nos ha abierto las puertas de la casa virginiana situada en una plataforma natural del antigu.o R~ncho de Tetela, nos dice: "El CIDOC, como organización civil mexicana, no eclesiástica, no tiene la intención de comentar este asunto, que es de naturaleza estrictamente eclesiástica".
El Centro revela una acuciosa y limpia organización. Sus salas tienen nombres específicos, según los temas de los cuadros que las decoran: Sala Flores, Sala Pájaros, Sala Globos, Sala Barcos. En el centro se dan cursos del idioma español a personas principalmente de habla inglesa y, en menor proporción, francesa. Se hacen P.ublicaciones de documentos, se dictan conferencias de ~istoria o de otro tipo de enseñanza, se celebran seminar~os. El eje de la enseñanza y de la discusión es América Latina. Una buena parte de los asistentes a la escuela de idiomas, que son prin)ipalmente académicos, profesionistas Y estu· diantes de Europa, Canadá y los Estados Unidos, se preparan para tareas de asistencia técnica --que ya tienen previamente asignadas por instituciones ajenas al CIDOC - Y otros para actividades universitarias relacionadas con temas latinoamericanos de estudios. La biblioteca del Centro es abundante y bien clasificada en la materia. Aproximadamente el 15 por ciento de los alumnos son sacerdotes y religiosas católicas. A ellos afecta la orden de la Congregación de la Fe. Otros pertenecen a distintas religiones o son laicos. Originalmente, los ºcardenales Spellman y luego Cushing, otorgaron becas para el sostenimiento del Centro. Las opiniones profundamente liberales de Illich hicieron caer esa asistencia. El Centro
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se sostiene básicamente de las cuotas de inscripción -25 dólares y de colegiatura 135 dólares al mesde los alumnos del idioma. También por los 30 dólares de quienes se inscriben para asistir a las conferencias y a la biblioteca. Cada año publica el Centro unos 60 volúmenes de estudio sobre el cambio social contemporáneo en América Latina, impresos en 200 a 350 ejemplares, que se venden a precios diferentes. Excepcionalmente se añade alguna donación de entidades eclesiásticas europeas para financiar la colección de impresos relacionados con la historia de las ideas en América Latina. Toman parte en las actividades del Centro entre 85 y 350 personas al mes. Unas 65 personas residentes en Cuernavaca trabajan en las tareas administrativas y ejecutivas del CIDOC. La afluencia de participantes es un renglón de ingresos en hoteles y restaurantes de Cuemavaca
Para 1968-1969, el CIDOC escogió como temas principales: 1) El cambio de las instituciones en América Latina; 2) Las corrientes que justifican la violencia como condición del cambio; 3) Las determinantes ideológicas del sistema escolar latinoamericano, y 4) La expresión y el reflejo del cambio en el arte contemporáneo. Sus objetivos son: a) el entendimiento de la formación y del significado de los movimientos ideológicos en el cambio social; b) el análisis del comportamiento de las personas afectadas por tales movimientos: como lideres, miembros o victimas, y c) el efecto que tienen las ideologías sobre la estructura y el carácter social.
Dentro de esos planes, el pensamiento de lván Illich se ha enfrentado con esquematismos, convenciones y prejuicios enraizados, que le llevaron a presentarse --como antes Gregorio (José) Lemercier, por otra variante de la interpretación postconciliar: el psicoanálisis- an· te el Santo Oficio
Y así topó Iván con el Santo Oficio.
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"Estoy orgulloso de lo que he hecho"
Llamado frecuentemente por teléfono desde Nueva Y~rk Y otras p~rtes del mundo, asediado por los colegas, Ilhch no es fácil de abordar. Logro por fin situarme junto a él en la oficina de Tarsicio Ocampo, compilador de las más interesantes publicaciones en la colección de dossiers. Cuando Illich recibió la orden del Santo Oficio, girada por el Cardenal Seper, dirigió la carta al obispo de Cuernavaca. Esta carta representaba, dijo Illich, su único comentario. Fiel a su decisión, me dice:
-No hablaré con ningún periodista. Conoce mi pensamiento y ha estado cerca de las actividades del CIDOC. Me ha ayudado a mis colaboraciones en Siempre! y no hay ninguna publicación que yo hiciera que no fuese en Siempre!, tribuna del pensamiento en México. Por eso no puedo no recibirlo, pero sí pedirle también el favor de respetar la decisión de limitar mis declarnciones sobre el decreto del Vaticano a lo que dije en mi carta al señor Obispo.
-De acuerdo, pero se dice que usted va a cerrar el Centro.
-Cerrar el Centro no es de mi competencia. Estoy orgulloso de que me consideren uno de los fundadores del CIDOC, pero no tengo un cargo ejecutivo, aparte del que poseo de coordinador académico; y de estimular el pensamiento y la actividad docente e inve,stigadora. Toda la administración se hace bajo la coordinación de la señorita Carmen Pérez Bello y la planificación académica y programación editorial bajo la de la bibliotecaria, Valentina Borremans. Ni jurídicamente ni moralmente tengo el poder de cerrar este Centro. Como ciudadano y como hom_bre contribuiré a que mis amigos que lo han hecho posible puedan no sólo continuarlo, sino desarrollarlo para un mayor servicio de la comunidad académica de las dos Américas.
-También se di_ce que abandona Cuernavaca y se va usted a la Universidad de Fordham.
--Como se sabe imparto enseñanza en la Universidad de Fordham, en Nueva York. Cuando, en 1960,
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reuní a la Facultad de la Universidad de Ponce, Puerto Rico, que presidía bajo las órdenes del Canciller, que era el obispo de Ponce, para discutir la carta con la cual este obispo trataba de obligar a todos los católicos a votar por un partido que él había lanzado y que tenía como símbolo la bandera del Papa con un rosario sobrepuesto, por la manera en que leí aquel documento, mis colegas se rieron a carcajadas. Evidentemente estaba liquidada mi habilidad de servir como vice rector en ese tipo de universidad. Ese mismo día recibí un cable del rector de la Universidad de Fordham, pidiéndome que le informara en qué posición quería yo que se me tomara para su universidad. Desde mi salida de Puerto Rico hasta hoy, soy miembro de esa universidad, en la Facultad de Ciencias Políticas. Para darme la máxima posibilidad de actuación tengo el título de investigador, y a mi cargo un seminario de graduados en sociología, junto con el Prof. Joseph Fitzpatrick. Tenemos una docena de estudiantes que escriben sus tesis, normalmente sobre temas de marginación de varios grupos urbanos frente a las instituciones oficiales. Y lo que más me fascina es la comparación de las actividades de minorías marginadas por instituciones oficiales con las actitudes de las mayorías de América Latina marginadas de las instituciones oficiales. De ahí mi convicción de que hay que evitar la importación a la América Latina de instituciones extranjeras, porque son normalmente de un tipo que margina a las mayorías. Esto es válido para las escuelas, la Iglesia y los servicios de salud. Así que me voy a Nueva York la semana próxima, pero regreso a Cuernavaca.
-¿Y a Roma, no irá a discutir este caso? -No hay ninguna razón para ir a Roma ni para
irme de Cuernavaca. CIDOC no se mete en asuntos religiosos.
-Pero. -Repito lo que digo en la carta al obispo: no sé
de qué me acusan. -¿Cómo recibió la orden de la Santa Sede? -A las 10 de la mañana del sábado 18 de enero,
estaba en mi cuarto, aquí en el Centro, cuando me llamo
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el señor Delegado Apostólico, Guido del Mestre, par preguntarme a qué hora podía venir a verme dentro d: las próximas 48 horas; pero quería hacerlo en presencia del señor obispo Méndez Arceo. En ese mismo momento don Sergio estaba dando aquí su tercera conferencia so'. bre el humanismo en la evangelización de la primera mitad del siglo XVI, particularmente sobre la influencia de Erasmo de Rotterdam, y sobre el estilo de esta evangelización profundamente humanista, tan diferente del estilo de la Iglesia posterior al Concilio de Trento. Pedr al señor Delegado esperara un momento al teléfono e hice una cosa que en este Centro jamás se hace: interrumpí una actividad tan sagrada como es un seminario. Anuncié al señor obispo que estaba en el teléfono el n:presentante personal del Santo Padre y pedí a los reunidos juzgar en común si ésta era razón suficiente para dar algunos minutos de licencia al presidente de aquella reunión académica. El señor obispo fue al teléfono Y acordó la cita en mi cuarto con el señor Delegado Apostólico para las cinco de la tarde de ese mismo día. A dicha hora llegó el señor Delegado en compañia del S~cretario y Notario de la Delegación, monseñor Mario Rolando. Se sentaron alrededor de la mesa. Formalmente el señor Delegado entregó el documento al obispo del lugar para que en mi presencia me lo entregara a mí.
-¿Y qué dice exactamente ese documento, que es la orden prohibitoria de la Congregación de la Fe? ¿De qué se le acusa?
-No se me acusa de nada concreto, pero señala la prohibición de sacerdotes, diáconos religiosos y religiosas, de venir aquí para seguir sus cursos o participar en cualquier otra actividad o servicio en razón de las consecuencias perniciosas que tiene la enseñanza que se imparte en este Centro .
-¿Cuál fue su reacción? -La carta al señor Obispo. Y aquí termina Ja entre-
vista. Ahora podemos almorzar.
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Diálogo, discusión, o . amén, amén
En la terraza abierta del Centro se oyen los comentarios de inconformidad. El padre Patricio Hevia, sacerdote católico, chileno, que trabaja en una documentación sobre la opinión de la prensa latinoamericana, dice como forma de anunciar su decisión de continuar en el Centro: "Ahora me voy a demorar más en mi trabajo. Retirarse es un infantilismo. Sólo que fuera acogida la orden por todos los obispos habría de retirarse un sacerdote. Los mexicanos, quizá sí; los extranjeros, no".
Fray Frederichson, ministro de la secta protestante Discípulos de Cristo, norteamericano, no queda afectado por la decisión del Santo Oficio, pero la considera muy mala. Y "a la larga va a ser un bien para el CIDOC, porque lo alejará de la Iglesia católica, acercándolo a una Iglesia más allá de lo católico"
Dos sacerdotes católicos franceses también se inconforman. Jaime Rosset Lanche, que ha estudiado un año en el CIDOC y actúa en Lima, Perú, como capellán de estudiantes y profesores, cuando le pregunto qué va a hacer, responde: "No sé lo que digan mis obispos franceses, pero si me gusta venir a trabajar a Cuernavaca, vendré. Asumiré mis responsabilidades. Esto no hubiera ocurrido con Juan XXIII. En las jerarquías existe miedo al diálogo, a que se pueda perder lo fundamental de la fe cristiana, y así se cierra ese diálogo. Roma tiene miedo a un cambio demasiado rápido. Iván Illich hace aquí planteamientos interesantes, que expresan cuestiones que pueden aceptarse o no, pero que son una base de reflexión indispensable. Que sean dentro de la Iglesia o fuera de ella, eso no modifica la importancia de la realidad de Al!lérica Latina".
El padre francés Jaime Cote, me anuncia la carta que los franceses del CIDOC van a enviar a los obispos de Francia. Y dice: "Nos extrañamos que una decisión así sea tomada sin consultar a los interesados, que somos los que estamos aquí o los que pasaron antes por el Centro. Suponiendo que haya fallas aquí deben pensar que somos adultos y podemos discernir. No aceptamos
Cuemavoca.-13
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t~do lo que se diga. Aquí hemos oído diversas opiniones. Diremos a nuestros obispos lo mucho que aquí hemos progresado. Hemos recibido cierta iniciación a las realidades de América Latina a través de conferencias de mesa redonda; he trabajado en la biblioteca y entrado en contacto con maestros mexicanos y con el personal de CIDOC, para descubrir poco a poco a América Latina, en su verdadero encuentro ecuménico. Ser de confesiones y nacionalidades diferentes es muy útil para situamos en un pensamiento más amplio. La decisión de la Santa Sede no tiene sentido. Diremos al Obispado de Francia que tome sus responsabilidades. Los cambios después del Concilio resultan cambios de palabras; cambian las bases de la Iglesia, pero el proceso de cambio no sigue en las altas esferas. El problema de la autoridad es fundamental en la Iglesia y por eso surgen estos frenos Y dificultades".
Al lado del padre Cote está Jean Daniel Kaestl!, que ha terminado sus estudios de teología, pero de religión protestante. "Esta decisión -dice- se relaciona con la que la Iglesia Católica ha adoptado frente al catecismo holandés y con los ataques a los teólogos más famosos que inspiran las reformas. También contradice la encíclica Humana Vitae y las de Juan XXIII. Es una tentativa de frenar o terminar el espíritu conciliar. Desde mi punto de vista protestante, me siento solidario con los. padres católicos que he encontrado aquí y lamento mucho esta decisión".
El padre católico norteamericano James Gillin con~idera lo o~urrido como algo lamentable, pues, dice: En la Iglesia ~~mo e.n la política debe haber varias opi
niones. La dec1s1ón viene, como siempre, de arriba para aba¡o. Ilhch ha hablado de educación y no d l't' El · ·d . e po 1 1ca.
uene sus i eas y ha p~d1do ver aquí que también desacuerdos y surge la discusión". ¿Cree el adr ~~y que lo sucedido sea una presión de la . P . e G1lhn . s 1erarqu1as t amencanas por las críticas de Illich 1 . . nor e-
d 1 E ª a pohtica · · nera e .os stados Unidos? No lo cree s· h rn1s10-entre las ideas de Illich y la política d~ 1 1 :y Oposición dos, pero no se justifica lo ocurrido. os stados Uni-
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En fin, el rabino Everett Gendler, norteamericano, a cargo de una sinagoga en New Jersey, cree que ésta es una tragedia no sólo para el CIDOC, sino para la Iglesia Católica, porque "hará mucho daño al respeto de personas independientes hacia la Iglesia". "Si los religiosos no pueden encontrarse en un centro como éste se va a empobrecer el intercambio informal de personas religiosas, propio de esta época. En esta época, cuando el poder humano y científico no tiene limites, si se limita el contacto entre las religiones y las filosofías, temo mucho por el futuro de la humanidad. "
Aparte estas inconformidades más o menos enérgicas, en el CIDOC todo sigue siendo igual. En un aula próxima, la señora Idni Devries da en inglés su clase de historia: "Y entonces, Pedro de Al varado. " Y el sacerdote mexicano Anastasia Serafín, entra y sale con unos papeles: es el proyecto de carta que piensa dirigir a su obispo, monseñor Méndez Arceo, que en esos momentos participa en Tlalpan en una reunión del Episcopado mexicano.
Pero el domingo 26, durante la misa de la catedral de Cuernavaca, don Sergio, evidentemente afectado en su generosa condición, expresó su sorpresa ante la amenaza de proscripción del Centro, pues creía suficientemente disipadas las nubes de tormenta contra el CIDOC. Esperaba, por consiguiente, que sea un malentendido circunstancial, que pueda ser explicado y eventualmente remediado. El señor obispo habló por teléfono a Roma anticipando la carta que sobre este asunto envió inmediatamente al Papa.
Pero ni sobre el CIDOC ni sobre Cuernavaca se había dicho la última palabra.
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A las 13.05 horas del 24 de mayo de 1969, un obispo mexicano se inclinaba reverente ante el Papa Paulo VI y después conversaba con él durante una ansiada entrevista que duró hasta las 13.20 horas. Tras de esa audiencia quedaba un laborioso esclarecimiento para aumentar en las altas esferas de la Curia Romana, la dificil comprensión hacia las renovaciones hechas en la diócesis de Cuernavaca, más frecuentemente contempladas con alarma que con simpatía. Don Sergio Méndez Arceo, Obispo de Cuernavaca, culminaba en esa entrevista un nuevo periodo de gestiones en el Vaticano.
En esta ocasión se trataba del CIDOC y del caso de Iván Illich. "El caso", o mejor dicho, "los casos" de Cuernavaca, figuran como temas de repercusión en la prensa italiana. En Roma están la ley, la autoridad y el orden. En cierto modo se requiere que los renovadores de otros rumbos acompasen los cambios a los que aquí se inicien o alienten. Pero es dificil para Roma, aunque en ella se encuentren la cúspide y la autoridad, ser unicentro de los cambios cuando éstos también pueden ocurrir, como sucede, en la periferia. Entonces la dependencia se hace necesaria interdependencia y se producen las crisis de avanzada, como las que ha causado Cuernavaca.
Monseñor Méndez Arceo vino esta vez a Roma a colaborar en el aflojamiento de la tensa situación en torno al CIDOC e Iván Illich, después de que interviniera la Congregación para la Doctrina de la Fe, en que se convirtió el antiguo Tribunal del Santo Oficio, prohibiendo a sacerdotes y religiosos asistir o tener relación con dicho Centro. El caso Illich es bien conocido por los lectores de periódicos italianos. Un libro de Cario Zizola y Alberto Barbero sobre La rifonna del sant'uffizio y el caso lllich, lo aborda hasta antes de la significativa au-
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diencia papal de hoy. El periodista Raniero La Valle que est~vo en Mé~ico y es particular amigo del obispo: ha publicado el guión de un documental cinematográfico realizado en la capital de la diócesis, con el título d~ Cuemavaca, la sposa bella que recoge entrevistas con todos los protagonistas de la renovación y de la tormenta en la diócesis ya famosa en el ámbito romano; quizá demasiado famosa, pues sobre ella también se ha informado prejuiciosamente a una Curia prejuiciada.
Después de su entrevista con Paulo VI, don Sergio Méndez Arcea, con quien me veo hoy en la Embajada mexicana, adonde llegó directamei1te para sumarse al coctel que el embajador Antonio Gómez Robledo ofrecía al Ballet de Amalia Hernández, me dice que el Papa había estado con él cordial, comprensivo y esperanzador. Se había encontrado, en el caso del CIDOC, una solución de
. apertura que en cierto modo rectifica la prohibición anterior de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Monseñor Méndez Arcea ha sido una especie de "abogado" del caso. Acudió con su instancia a la reconsideración del mismo. La Santa Sede ha tenido en cuenta, además, las relaciones hechas por monseñor GuyMarie Riobé, francés, Obispo de Orleáns, y por monseñor Alberto Sanschagrin, Obispo de Saint-Hyacinthe, canadiense, respectivamente encargados de los misioneros franceses y canadienses. Ambos dignatarios estuvieron en Cuernavaca el mes de abril de este año, y se entrevistaron con los dirigentes y trabajadores del CIDOC.
En su resolución -que no dí a conocer íntegramente por consideración a las gestiones del Obispo, pero que poco después revelaría un diario francés menos considerado y "comprensivo" que yo- la Santa Sede no se opone a que "ad experimentun", los sacerdotes puedan frecuentar los cursos organizados por el CIDOC.
La resolución de la Santa Sede dice textualmente: "!.-Habiendo tomado en la debida consideración la
instancia de Monseñor Sergio Méndez Arcea, Obispo de Cuerna.vaca, y la relación de Monseñor Guy-Marie Riobé: Ob1s~o de Orleáns, y de Monseñor Alberto Sanschagnn, Obispo de Samt-Hyacinthe, la Santa Sede no se
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opone a que ad experimentun sacerdotes y religiosos puedan frecuentar los cursos organizados por el CIDOC, a condición de que:
"a) tal enseñanza sea impartida bajo la vigilancia de la Conferencia Episcopal Mexicana, del CELAM y del ordinario de Cuernavaca, y b) que el mencionado Centro sea llevado nuevamente al espíritu y a las finalidades de su fundación; permite que el «Foyer Franco-Canadiense» (Ciruelo, nombre de la casa de Cuemavaca en que funciona el «Foyen>. L. S.) permanezca abierto ad experimentun con facultad de recibir, entretanto, nuevas inscripciones, bajo la responsabilidad de los monseñores Riobé y Sanschagrin y de las respectivas Conferencias Episcopales, y ruega referirle en propósito información al respecto a las Conferencias Episcopales interesadas.
"2.-Recordando además las declaraciones de lealtad y sumisión al Sumo Pontífice, manifestadas reiteradamente por Monseñor Illich, se pide exhortarlo vivamente a mantenerse fiel a la Iglesia y a su compromiso sacerdotal, o invitarlo a abandonar, dentro de un período de tiempo razonable, el CIDOC y a ponerse él mismo, en forma a determinarse, bajo la competencia del CELAM.
"Monseñor Illich quiera indicar adonde desee o se proponga ir en el futuro.
"La Santa Sede asimismo toma nota de las declaraciones y de la seguridad dada por Monseñor Méndez Arcea y anhela vivamente que estas disposiciones concurran a restablecer la deseada tranquilidad.
"24 de mayo de 1969" Don Sergio estaba contento esa tarde. Conduciendo
su pequeño auto alquilado nos llevó a Abel Quezada, (distinguido por un jurado mexicano con el Premio creado por el Centro Libanés de México para las mejores caricaturas; lo mismo que José Alvarado por sus articulos, Héctor García en fotografia y yo en reportaje, con cuyo motivo nos hallábamos en Roma, camino de Beirut), a mi esposa y a mí, a recorrer los bellos jardines del Vaticano. El espíritu de don Sergio rebozaba alegría. Volvía a su diócesis con una carta importante. Obtenerla no le fue fácil. Faltaba sólo saber cómo la recibiría ese espíritu in-
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quieto, penetrante y nada conformista que se llama Iván Illich.
Después de asistir a la festividad religioso-civil de Santa Juana de Arco, en Orleáns, Francia, don Sergio había llegado a Roma el 11 de mayo. Vivió en una habitación del Pontificio Colegio Mexicano, donde se alojan 67 alumnos mexicanos de las diversas universidades eclesiásti· cas de Roma. El 12 de mayo, el obispo había desayunado con el arzobispo y nuevo cardenal de México, Monseñor Miguel Dario Miranda, de línea mucho más tranquila en cuanto a cambios en la Iglesia. El cardenal le había di· cho que le acompañaba en "su preocupación" Un día an· tes de su entrevista con el Papa, don Sergio me dijo: "Es mi ocupación, pero no mi preocupación. Yo no me preocu· po. Le dejo al Señor el asunto. Hago lo que puedo, o trabajo para El. Si lo quiere arreglar, lo arreglará. Si no· . "
Cuando le pregunté si observaba en Roma camb10s notorios de renovación, el obispo me dijo: "El nombramiento del Cardenal Villot, francés, como secretario de Estado del Vaticano, indica el empeño del Papa para la internacionalización de la Iglesia. Monseñor Martín, otro francés, ha sido nombrado Prefecto del Palacio Apostólico. El Cardenal Seper, yugoslavo, toma cada vez más directamente el mando de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Claro que hay personas que quisieran que las cosas fueran más radicalmente cambiadas. " Entonces volví a preguntar: "¿Usted, por ejemplo?", y don Sergio respondió: "Yo sí quisiera que ciertas cosas fueran más bien creaciones nuevas que meras reformas. No creo, por ejemplo, que todo ha cambiado porque hayan cambiado algunas modificaciones de los ritos y textos en la liturgia. Harían falta oraciones nuevas con un lenguaje moderno, no únicamente traducidas, a fin de que fueran expresiones contemporáneas de cómo vive actualmente el mundo su relación con Dios, para no repetir las oraciones que expresan cómo los hombres vivieron esa relación en el pasado. No se puede, además, aspirar a un ideal para siempre. Debiera haber oraciones espontáneas por parte de los sacerdotes. Los cambios no pueden cesar porque el mundo está así, cambiante"
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Volvía don Sergio más esperanzado a México, "al mismo tiempo que con más conciencia de cómo encontrar la fórmula más eficaz de estar en descentralización y comunión con el centro" "¿El centro es Roma?", ínquerí. "El centro es el Papa", dijo el obispo mexicano: "No debe identificarse automáticamente a Roma con el Papa. En Roma puede haber oposición al Papa, por apegarse Roma a las tradiciones y frenar su acción, o apoyarlo, lo mismo que en cualquier parte del mundo. Roma está tan lejos o tan cerca del Evangelio como puede estarlo México"
Regresaba, "ni derrotado ni victorioso'', sino "con la esperanza, viendo hacia el futuro", según sus palabras"
En cuanto a lván Illich ningún cambio notorio se observó en Cuernavaca. Su inteligente proyección de objetivos, que lo induce a decisiones frecuentemente tachadas de audaces e irreflexivas, parecen haberle dotado también de un paciente conocimiento del porvenir. Illich y sus actos dan la impresión de una avanzada sobre el tiempo, que lo rebasan y luego saben esperarlo. En el CIDOC siguen las conferencias y seminarios, los cursos y las discusiones. Iván Illich continúa en Cuernavaca. La abandona en incursiones de trascendencia ora a Bolivia para hablar en un congreso de maestros contra los convencionalismos de la escolaridad, ora para reunirse en Nueva York con dirigentes del Poder Negro. Es como si le rodeara una atmósfera de compromiso que sabe mantener y desafiar. A pesar de su naturaleza impulsiva y visionaria, Iván Illich no se arrebata. Quizás no se haya dicho la última palabra. Acaso en la Iglesia también el tiempo, que sobre ella transcurre milenario sin aniquilarla, cure las heridas causadas al convencionalismo del uso, al autoritarismo del abuso y a las estructuras que al propio tiempo sacude. En todo caso, lván Illich parece conocer el valor del tiempo. El tiempo trabaja a favor suyo. Y el más allá de su tiempo, al cual parece empeñado en arrancar anticipadamente muchas hojas del calendario.
En febrero de 1970, 1 ván Illich, sacerdote sin ciertas obligaciones, pero empeñado en mantenerse dentro de la Iglesia, me dio otra prueba de su decisión. Ante las torturas de los persas políticos en Brasil, lllich hab1a res·
' ~··
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po~dido sin ambage~ a las preguntas de una importante revista germano-occ1dental, con palabras que no pueden resultar agradables al Papa y a los defensores de su autoridad (aunque mucho menos a Jos dictadores del Brasil). "¿Qué has respondido?", le pregunté en la terraza de la casa del CIDOC. Iván se levantó enérgicamente, metió una hoja amarilla en la pequeña máquina de escribir que siempre tiene junto al lecho, y me la dio con este texto:
"Tortura en el Brasil: "La tortura -mejor, el miedo de la tortura- se usa
como instrumento del Gobierno. El presidente de la República brasilera (sic) afirma que no puede pararla --:-aunque quisiera. Se ejerce por parte de varios organismos independientes. 1
"No se trata de unos soldados enloquecidos por ª batalla . ni de unos policías irresponsables. . ni de un dictador psicótico como Jos que mataron a millones.
"La matanza de millones no debe cegarnos frente ª lo nuevo que pasa en paises como el Brasil.
"Pregunta: "¿Y el Papa no interviene? o sabe. "Respuesta: J.~. ·, "El Papa sabe lo que pasa t · bién como yo lo s~ i:,"ie "El Papa calla. O el Papa e un débil desprecia
-o es que debe actuar por razones de Estado. En el segundo caso debemos aceptar que ya desde ahora en adelante jamás un cristiano podrá ser Papa. "
No dudo que tales opiniones se encuentren ya en el grueso expediente que Monseñor Iván Illich tiene en la Congregación para la Defensa de la Fe, en Roma, donde Cuemavaca ha dado tanto trabajo, pero también algunas luces al espíritu eclesiástico.
La Homilía del 2 de Octubre
En Cuemavaca de nuevo, el obispo Méndez Arceo, tras la cierta tranquilidad obtenida por las modificaciones de la actitud de Roma, abordaría a fines de 1969 Y a principios y mediados de 1970, algunas cuestione~ tanto más espinosas que las ya relativamente remonta-
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das, por cuanto rozan aspectos de la sociedad civil, cuyo poder se hallaba todavía bajo el autoritarismo emanado de su dominio sobre el turbulento conflicto estudiantil de 1968. Al cumplirse el 2 de octubre el primer aniversario de la matanza de Tlatelolco, sangrienta culminación de aquellos sucesos, el obispo convocó a una misa en su catedral diocesana, que celebró con numerosa asistencia de estudiantes.
Acaso más por encontrar un albergue adecuado, suficientemente protegido y simbólico, que por rodear la conmemoración luctuosa de un ambiente religioso, las formas orgánicas sobrevivientes de los comités de lucha estudiantiles de 1968, quisieron organizar una misa en la iglesia colonial del que fue Colegio de Santa Cruz, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, lugar de la tragedia.
Pensaron que nadie mejor para celebrarla allí que monseñor Méndez Arceo. El obispo no lo aceptó. Quizás el haberlo intentado siquiera podría sonar a provocación o altivez de su parte no sólo para las autoridades civiles, al verlo actuar fuera de los contornos de su diócesis, circunscrita al estado de Morelos, sino por las eclesiásticas de jurisdicción sobre el Distrito Federal, que sentirían invadido su "campus" religioso de más sosegada conducción. Pero en la diócesis propia, en su catedral, ¿por qué no invitar a la reflexión y a la oración, sobre un acontecimiento que enlutaba a todos, por los estudiantes --en primer término-- por los soldados y por todos los caídos el 2 de octubre de 1968?
Tanto en el anuncio como en la Homilía de la misa, don Sergio renovó sus actitudes ante cuestiones generales --como el de la violencia y el de los sistemas económicos opresivos- partiendo del dramático acontecimiento particular que se recordaba. La misa no se anunció públicamente en los templos, sino que fueron distribuidos unos cuantos ejemplares impresos donde se decía que "queremos reunirnos a la distancia de un año para descubrir el sentido del acontecimiento del 2 de Octubre, que por su magnitud en dolor y sangre no debe pasar inadvertido ni olvidarse. Nos uniremos en el
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recuerdo de nuestros numerosos hermanos muertos en Tlatelolco: estudiantes, personas mayores, y soldados, para pedir al Señor la aceleración de su plena resurrección. Meditaremos particularmente en los caminos de la convivencia e integración de los mexicanos, renovando, por la fe en la presencia del Espíritu de Jesús en el mundo, el compromiso de contribuir al cambio eficaz de actitudes y estructuras violentas e injustas y al reinado del amor, fuerte y avasallador entre los hombres".
La misa se celebró el jueves 2 de octubre, a las 8 de la noche, en el Templo del Tercer Orden, situado en el ángulo noroeste del atrio de la catedral. Concelebraron con el obispo el P. Anastasio Serafín, el P. Rafael Figueroa, el P. Baltasar López y el P. Luis Rodríguez.
La Homilía de don Sergio confirmaba su pensamiento cristiano en relación con la vida de este mundo, en un momento difícil y cuando aquella celebración, como él dijo, "podría extrañar a muchos y muchos podrían desfigurar". "La actual celebración por nuest~os hermanos muertos el 2 de Octubre -añadió en seguida el principal celebrante- es de solidaridad y plena caridad con todos los mexicanos, porque en tan singular1 acontecimiento todos nos vimos representados. ~ trascendental acontecimiento de Tlatelolco, punto álgido de una serie de acontecimientos de alcance nacional, no debe escamotearse a la reflexión madura del cristiano mexicano, como lo ha hecho inexplicablemente la prensa de hoy, en lugar de contribuir al desarrollo integral de nuestra nación, con la consideración serena Y el análisis justo de nuestras realidades inocultables''.
Tras algunas citas del Evangelio de Mateo, el obispo dijo: "Descendamos, hermanos, con el riesgo de todo anuncio concreto a semejanza del riesgo del Señor: el culto al poder económico, opresor, desilusionante, inhumano, ha tomado la forma de sistema de la producción, del consumo, de la acumulación, de la concurrencia, de la propiedad ilimitada, es decir, del capitalismo --en cualquiera de sus formas- que la Popularum Progressio describió como sistema nefasto, causa de muchos sufrimientos e injusticias. Esta es la raíz de muchas in-
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conformidades, fue el origen de nuestra revolución y es la causa de las deformaciones y de la ineficacia en la consecusión de los anhelos de nuestros próceres. Es el símbolo de la opresión. La Biblia contiene la condenación irremisible de la violencia de los opresores y estimula la violencia de los oprimidos. El mensaje judeocristiano presenta la salvación que incluye un intento poderoso y eficaz de sacudir las coyundas de los distintos opresores y «el Evangelio --dice el Concilioanuncia la libertad de los Hijos de Dios y rechaza todas las esclavitudes» (G. et S. 41). La opción entre la violencia de los opresores y la de los oprimidos se nos impone y no optar por la lucha de los oprimidos es colaborar a la violencia de los opresores".
Quizás llegaba el obispo demasiado lejos, porque siempre comprensivo de la violencia en razón de sus causas, y más inclinado, como la mayoría de los hombres de iglesia progresistas, a atacar esas causas para impedir la violencia, que a recurrir a ésta para acabar con aquéllas, nunca hasta entonces había invocado la Biblia para estimular "la violencia de los oprimidos" a efectos de la "condenación irremisible de la violencia de los opresores". ¿No era ése el mismo espíritu y casi la misma letra del grito guevarista que responde a la violencia de los opresores con la violencia de los oprimidos? Sin embargo, expresiones tan categóricas del obispo eran en realidad una continuidad de su pensamiento. Recordemos que hablando de Camilo Torres había dicho en Caracas, el 7 de septiembre de 1966, que "las revoluciones violentas en los pueblos pueden estar en algunos momentos de su historia absolutamente justificadas y ser totalmente lícitas porque la revolución en el propio sentido de renovación es finalizar lo inacabado o aquello que se puede perfeccionar"; y que "precisamente en las revoluciones estriba la propia esencia del cristianismo y que, por tanto, nada tiene de extraño que los pueblos asuman actitudes violentas cuando los acompaña la razón y nada se puede lograr en el diálogo y el equilibrio" En esa misma Homilía, y en otras expresiones antes y después del 2 de octubre de 1968, don Sergio concede
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licitud a la revolución mexicana y admiración a uno de sus caudillos, Emiliano Zapata, tan frecuente como vanamente desacreditado por los reaccionarios a causa de la violencia revolucionaria que ejerció.
Pastor de almas y no guerrillero, al fin y al cabo, Monseñor Méndez Arceo, abrió ante los estudiantes otra alternativa que ya no dependería tanto de ellos como de la circunstancia, al añadir en seguida: "Si hubiese un tercer camino, eficaz -la no violencia activa, por ejemplo-- tendría el cristiano que optar por ella".
Para los cristianos -y para todos- planteó también en esa ocasión la defensa de sus derechos como
· l' t ·Se ciudadanos, ante el peso de la sociedad cap1ta is a. c. convertía el obispo, en ese momento, en un detractor de la sociedad basada en la explotación del hombre por el hombre, en un enemigo de la propiedad privada 1·ª la que párrafos antes había aludido como "propiedad ~ imitada" solamente- y en partidario de un sistema s?cialista o de otra forma específica de democracia soci~I Y económica? Allí mismo, en el Templo del Tercer Or e~, respondió a las interrogantes que pudieran perturb;r . ~ simple reflexión por los caídos el 2 de Octubre, al eci{" "No señala la Iglesia ni puede en general señalar ª meta o el camino, no propone un «socialismo cr~st~ano;: como no es debido hablar de democracia «cr1st1ana ' ni hay tácticas «cristianas»; pero sí estimula al compromiso de buscar, con generosidad y entereza; y en nuestras asambleas eucarísticas deberíamos reflexionar en la obligación de compromisos con quienes buscan la superación del esquema violento sobre el que está montada nuestra sociedad capitalista".
Cuidadoso de no verse prendido en el conflicto de trazar causes y formas para la organización y la actuación políticas, que el contexto legal mexicano prohibe a todo eclesiástico, el obispo deja en la reflexión de cada persona el camino de su conducta como miembro de la sociedad civil. Pero esas limitaciones no le privan de expresar un pensamiento propio, que quisiera prender en los demás, sobre lo que considera una maduración del cristianismo contemporáneo. En algunas tareas de
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larga conversación envueltas en la vaporosa transparencia del horizonte en que flota Cuernavaca, frente a las bambalinas imaginarias de los montes de Tepoztlán y el telón de fondo del volcán Popocatépetl, don Sergio me expuso sus ideas contra el carácter opresivo de la propiedad, el lujo y la hipocrecía "cristianas" con que pretenden algunos su defensa. Se le veía inclinado a abandonar la casa del Obispado, en la parte trasera de la catedral, para vivii: en la modesta de unos campesinos. Admirador de la revolución mexicana, quisiera verla progresar hasta un punto más allá de los propios estadios populistas, pero burgueses, en que se concibió, desarrolló y estableció. Hablaba de socialismo, pero su concepción socialista, no era filosóficamente, la concepción científica del sistema ni de la dictadura del proletariado, resultante de la contradicción de clases. Un socialismo que él veía, sobre todo, como algo profundamente humano, aunque hubiera de imponerse revolucionariamente, y, por supuesto, basado en las ideas de un cristianismo contemporáneo.
Los infiernos de la Tierra
Madurando en estos aspectos sociales, después de la misa del 2 de octubre, llegó don Sergio Méndez Arceo a sus 62 años, el 28 .de octubre de 1969, sin signo alguno de ancianidad. Unía esa conmemoración con la del decimo aniversario de la dedicación de la catedral, tras las renovaciones que le hizo, ante el disgusto de los más apegados al conservatismo de los templos; y con la del 35" aniversario de su propia ordenación sacerdotal. Con este triple motivo celebramos una nueva entrevista periodística, que tuvo, además, el ingrediente -más sabroso que comentado por una prensa que rehuye cuestiones que podrían disgustar al poder público- de aludir a la entonces recién proclamada candidatura presidencial del Lic. Luis Echeverría Alvarez, por parte del PRI.
Comencé yo comentando el carácter egoísta de la sociedad, las formas capitalistas y el poder del dinero. Y él me dijo: "Debemos ahondar mucho en eso. Es un
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parecer en parte fundado en la hipótesis, con valor relación a mis conocimientos humanos, pero funda~~ en la palabra de Dios. La igualdad ante nuestro Padre Dios no puede ~er sólo en condiciones metafísicas, sino en las relaciones económico y sociales entre los hom. bres". La Iglesia, me dijo también, va cambiando el criterio sobre la posesión privada. "Ya lo hizo Juan XXIII y lo amplia Paulo VI en sus Encíclicas, señalando las limitaciones que debe tener la propiedad privada. Si se tiene el capitalismo como meta integral de nuestros países de América Latina y del Tercer Mundo, se ve claro que si se trata de un capitalismo cuya fascinación está en los Estados Unidos, nunca vamos a alcanzar .el desarrollo. Cada día las diferencias económicas adqu1e· ren características abismales, no sólo respecto del país que se toma como modelo, sino entre las clases econó· micas que forman nuestros países".
En ese conjunto de ideas se encuentra tambi~n l~ oposición del obispo de Cuernavaca, a que en la clllda de México se construyera una nueva Basílica de Gua· dalupe, que por aquellos días habíase anunciado con ~n costo de 175 millones de pesos, anuncio que don Sergio consideró como "un desafío a la conciencia cristiana lúcida y aun al buen sentido del hombre de la cal!e", pues "una tal construcción sería un símbolo triunfahsta de la todavía exhuberante religiosidad en que toma cuerpo _la debilidad de nuestra fe proclamada por nuestra Carta Colectiva del Desarrollo". Y añadió: "Hacer una tan dispendiosa construcción para unos cuantos d_ías al año en que se vería colmada, sería un lujo ofensivo a la inmensa mayoría de los peregrinos, quienes s~lo por una enajenación psicológica podrían sentirse satisfechos" Pero considerando la estrechez de la actual Basílica, y los problemas constructivos que tiene, don Sergio no se oponía, sin embargo, a la construcción de una nueva Basílica de dimensiones y apariencia moderadas.
Adolorido por igual de que se intentara una dispendiosa construcción y de las lacerantes caravanas de peregrinos que cada 12 de diciembre, día de la Virgen
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de Guadalupe, lo llenan mortificándose el cuerpo que arrastran por la calzada hasta el templo, el obispo habló en seguida de este segundo aspecto: "Yo ya dije que debe ser uno de los puntos del Pastoral Santuario Mariano el purificar le devoción de esos aspectos que tienen mucho de pagano. Para el cristiano, la Cruz tiene un sentido. Ese pretender aplacar a Dios a través de la destrucción de sí mismo, cuando además ese espíritu de destrucción no es eXIJresión de una vida constante de sacrificio espiritual de buenas obras, carece de verdadero cristianismo". Le observé que, como se dice, la Iglesia no podía impedir esas dolorosas peregrinaciones, por no oponerse a la fe de los peregrinos, y el obispo se expresó en categórica contradicción con ese supuesto que sigue alimentando tales caravanas de fe: "Sí se puede. Yo lo he hecho. Cuando veo a un peregrino que se destruye, lo alzo y le digo: «No hagas eso. Ve a ofrecer el servicio al Señor, con todas tus fuerzas». Los peregrinos aceptan y luego de hacerlo reflejan en sus ojos el gozo de ese cumplimiento".
Saqué a colación, como otras veces, los sistemáticos ataques que a nombre de la puridad católica, y desde trasnochadas intransigencias, se hacen a don Sergio desde un programa de radio: enemigo del Papa, de la Doctrina, de los santos, de la Virgen de Guadalupe, que niega el infierno. Y don Sergio, con la naturalidad de siempre en materia de adversarios, comentó: "Nunca me he entretenido en estar refutando todas las falsedades que se me atribuyen. Mis hechos refutan las calumnias. He sido promotor, como sacerdote y como obispo, de una profunda devoción a los santos del clero diocesano, es decir, no de los santos de las congregaciones, sino de los de cada diócesis. Creo que debe ser promovido este aspecto diocesano de los santos para que sirvan de estímulo o modelo que escoger y tomar inspiración en la manera de evitar. Yo, ya lo he explicado, en lugar de muchos santos, coloco el santo de cada día. Acabo de inaugurar --en la catedral- el nicho para el santo de cada día. Iremos poniendo el nombre del santo cuando no tengamos su imagen, y sobre
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todo el mensaje que cada santo dio al pueblo cristiano En cuanto al infierno, ¿cómo voy a negar el infiem~ si se habla explícitamente de él en la Biblia? Lo que no sabemos es en qué consiste exactamente el infierno. Pero una cosa hay ciertamente en el infierno: la falta de amor. El infierno sería como una prolongación de tantas situaciones infernales que hay en nuestros pueblos por las injusticias de toda clase. Tampoco sabemos el número de personas que vayan al infierno ni qué grado de la conducta merece el infierno. Algunos usan el temor al infierno para mover a la práctica del bien. Pero los infiernos de las opresiones, de las frustraciones en la Tierra, esos infiernos sí deben y pueden desaparecer" Y pregunté entonces al obispo: "¿Cómo por ejemplo?". "Vietnam, por ejemplo, que como toda forma de guerra moderna es injusta. O la miseria de nuestros indígenas y de tantos campesinos", contestó.
Navidad y Año Nuevo de presos
Si el dolor por las víctimas muertas había sido recogido y expresado por el obispo Méndez Arceo como una secuela que corroía espíritus y sentimientos muchas veces soterrados, el dolor por las víctimas vi~as ~o fue tampoco disimulado en los ropajes de las 1im1taciones eclesiásticas ni en otras consideraciones de mayor amplitud. Con tanta o más devoción por este sufrimiento remediable que por aquél al que ya sólo podía ofrecer consuelo y el mérito discernido de su aleccionamiento, don Sergio estuvo entre los mexicanos que a fines de 1969 pidieron la libertad de los presos y procesados por causa de los acontecimientos de 1968. A su condición de intelectual aunaba su entidad religiosa, en una difícil partición de su persona, que aparecía más claramente separada en el status eclesiástico cuando su voz se limitaba al ámbito del templo o al de las reuniones de obispos y sacerdotes y a sus aspectos específicos.
El 10 de diciembre habían comenzado los presos una huelga de hambre como protesta por la lentitud de los procesos y en reclamación de su libertad. El obispo
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escribió una Homilía para ser leída el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, en las misas de esa fecha, "en cuanto es posible, muy lentamente y sin comentarios, para que pueda ser asimilada sin malentendidos". Y escribió también don Sergio: "Hermanos: el Señor Obispo ha dicho en varias ocasiones la palabra de Dios sobre el acontecimiento nacional de la injusticia y la falta de comprensión que se comete para con los presos que estuvieron involucrados en los sucesos del conflicto estudiantil del año pasado. No ha habido resolución del caso hasta ahora y desde antes de ayer 90 presos están en huelga de hambre y uno tiene más de veinte días y ha llegado a la más mortífera huelga de sed. Solidaricémonos, hermanos, como cristianos ante el sufrimiento y desesperanza de nuestros hermanos: los presos mismos, sus padres, sus familiares y sus compañeros.
"Tomemos conciencia de nuestra común responsabilidad en la promoción o en la decadencia del bien común. Todos somos responsables, en efecto, y no podemos permanecer indiferentes y excusamos, ante el sinnúmero de abusos en la administración de la justicia, abusos que se hacen más notorios cuando se trata de los débiles y marginados económicamente, social o politicamente.
"Tales abusos han engendrado y engendran muchas inconformidades, particularmente entre los jóvenes"
Terminaba la Homilía: "Pidamos finalmente al Señor, al darle gracias por el don de María, Madre de Jesús y Madre nuestra, que ilumine y fortalezca a todos, a Jos presos y a las autoridades, en especial al Supremo Magistrado, de quien en México, para bien o para mal todo depende, a fin de que, en espera y como anuncio de la transformación de las estructuras de pecado, opresoras e injustas, superando los términos legales, haya un encuentro conciliador en la generosidad de la amnistía inmediata y general"
Por la Navidad, Méndez Arceo apareció en la puerta de la Cárcel Preventiva de la Ciudad, más tristemente conocida como Palacio Negro de Lecumberri. Descu-
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bierto allí por Elena Poniatowska y el fotó f G . t b gra o Hécto arc1a, que rata an de hacer un reportaje im . r sobre la situación de los reos políticos cuya mposib~e
· b ayor1a continua a en huelga de hambre, explicó su propó 't de visitarlos. Era el segundo intento. En el prim:~o como dieran las tres de la tarde y ya no había funciona'. rios de mayor responsabilidad, no lo dejaron pasar. "Vengo aquí --declaró don Sergio a Elena Poniatowskacomo un particular porque me lo han pedido muchas de las madres de los muchachos aquí encerrados. "He hecho declaraciones y no me escondo. Ahorita mismo que me vio usted, ni modo de echarme polvos de «desaparecer»", explicó el obispo dándole sentido plenamente abierto a su actitud. "Pero, doctor -le dijo Elena- usted viene a visitar a hombres que probablemente no son creyenes, o que por lo menos no han tenido nada que ver con la Iglesia. ¿No lo irá a tildar la opinión pública de comunista?, .. en fin, qué sé yo''. Y don Sergio repuso: "¿Acaso no han dicho que el Papa es hereje? ¿Recuerda usted todo lo que dijeron cuando pidió que la misa ya no se oficiara en latín sino en los idiomas de los distintos países? Por lo que se refiere a su pregunta creo que lo responde la Homilía al hacer un llamamiento al respeto y amor entre los hombres, ! al decir que, a imitación de Cristo, todos somos servidores espontáneos, unos de los otros, sin distinción de grados o posiciones". "¿Y por qué se está usted portando tan bien, señor obispo?". "No, Elena, eso no es portarse bien. Es la única reacción posible ante el sufrimiento humano''.
Se retiró el obispo sin posibilidad tampoco, en ese momento, de pasar a la prisión. Pero poco después las autoridades lo buscaron y le permitieron la entrada. "He venido a regocijarme porque ustedes están trabajando por la liberación", dijo a quienes voluntariamente vivían a base de agua con limón y azúcar. En su mensaje de Navidad, transmitido por radio desde Cuernavaca, Méndez Arceo citó su visita a la cárcel, de donde salió con una lista comprobada de los 90 huelguistas, y dijo sobre el caso:
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"Afirman que no conocen a sus jueces después de más de un año de reclusión y que no se han cumplido las exigencias de la ley. . En este caso podemos ver representada la falta de respeto a la persona humana en la administración de la justicia y en el ejercicio de las libertades individuales en orden al bien común. Puedo declararles a ustedes que en toda mi actuación me ha movido el convencimiento de que no puedo abandonar a mis hermanos los hombres sin dar un signo válido de que el cristianismo en cuanto tal debe condenar cualquier forma de injusticia, particularmente cuando la injusticia se hace institución y se impone aun a los mismos hombres que la cometen. Llevamos años de tolerar muchas injusticias en nombre del mantenimiento del orden, de la paz interior, del prestigio exterior. "
Estos gestos no dejarían de originar suspicacias en las esferas del poder público, por más contenidas que estuvieran, sobre el único obispo que hasta entonces aparecía identificado con muchos de los programas sociales del propio gobierno y con las tesis de la revolución mexicana. Y también las provocaba en los medios de la Iglesia, donde algunas de sus eminencias tal vez acompañaban al obispo hasta cierto trecho del camino, pero la mayoría de cuyos dignatarios procuraban evitar el disgusto del gobierno a fin de no alterar el modus operandi sobre el cual se había establecido la tranquilidad en el viejo conflicto de los respectivos poderes.
El primero de enero de 1970 se produjo en Lecumberri un incidente que agravaba la situación y presionaba sobre quienes habían adoptado una actitud en favor de las demandas de los presos. Estos denunciaron que se pusieron inconvenientes a la salida expedita de sus familiares que fueron agredidos por presos comunes azuzados por las autoridades de la cárcel y los vigilantes. Los presos mismos se vieron atacados en sus celdas, saqueadas por los delincuentes.
Con esa mayor pesadumbre participó don Sergio VII, obispo de Cuernavaca, en la asamblea general de la Conferencia Episcopal Mexicana, reunida del 12 al 16 de enero en la ciudad de México. Tres veces se discu-
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tió en ella una moción suya para . . · t" un pronunc1am1ento cns 1an? sob~e el p~oblema que entonces le conturbaba. Esta re1terac1~n deliberante dio al obispo el aliento de ver que sus iguales en la Iglesia tomaban interés por el asunto, pero la decisión final de abstenerse de una declaración pública le daba la medida de hasta donde los obispos mexicanos podían caminar juntos en ésta Y otras cuestiones vitales del aggiornamento. Los informes oficiales de la Procuraduría, que rechazaban las acusaciones de los presos contra las autoridades del penal en cuanto al azuzamiento de los reos comunes, Y señalaban a algunos de Jos politicos como organizadores de una "conspiración" para obtener los resultados conocidos de llamar la atención, influyeron en los obispos, de por sí más retraídos que animados a una participación crítica en los sucesos.
Lo que pasó en Ja reunión de los obispos fue explicado por el de Cuernavaca en una nota leída durante la misa de once, en la catedral de esa ciudad, el domingo 18 de enero:
"En la Conferencia Episcopal Mexicana reunida en asamblea general del lunes 12 al viernes 16 del_ p_resente, no pudo ignorarse el acontecimiento const1t~1do por la serie de hechos relacionados con el conflicto estudiantil.
"La confusión engendrada por la maraña de tendencias y de fuerzas políticas e ideológicas, nacionales y extranjeras, que enervan a unos, dividen, pretenden acaparar, desorientan y se concretizan en grupos antagónicos, ha contribuido a decidir a los Señores Obispos a abstenerse de hablar expresamente sobre dicho acontecimiento por considerarlo indescifrable.
"Así mismo creyeron imposible discernir los informes contradictorios que han circulado a partir de la huelga de hambre de los presos. El informe del Procurador del D. F. fue particularmente decisivo, a pesar de su demostrada inconsistencia, para apartar a una mayoría, no a todos los obispos, de un pronunciamiento concreto Y comprometido.
"Tiene que ser evidente para cualquier persona,
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que no he podido estar de acuerdo con dicha abstención, aun cuando comprenda las motivaciones que la determinaron. Esperamos que los obispos que se inclinaban a leer la Palabra de Dios en el acontecimiento, a pesar de su ambigüedad, e iluminarlo con la Palabra escrita y viva del Señor, den a conocer su pensamiento, pues todos estuvieron de acuerdo en que cada obispo procediera de acuerdo con la conciencia de su vocación.
"Es, sin embargo, urgente y oportuno poner de relieve que todos los obispos en nuestra Carta de Desarrollo y el Comité Episcopal Permanente en su mensaje del 9 de octubre de 1968, hemos dicho palabras claras y precisas que todo mexicano debiera tener presentes.
"Así mismo, un documento sobre el Apostolado de los laicos elaborado en esta Asamblea, de que hoy dan noticia y extractos algunos periódicos, es muy explícito acerca de nuestro respeto a la autonomía de lo temporal y de nuestro simultáneo compromiso con los hombres en la transformación y liberación del mundo.
"Pero nuestra falta de medios de comunicación interna en la Iglesia y el servilismo a los poderes económicos, políticos y de prestigio de muchos de los existentes, prensa, radio, televisión, impiden que se sacuda la apatía y se logre la concientización en la corresponsabilidad cristiana de nuestra vida nacional.
"En estos momentos, tratando de ser fiel a mi convicción, como lo dije el domingo pasado, quisiera tener ante mi a todos los hombres que por mí confían en el Señor, en especial a los universitarios e intelectuales, así como a los sacerdotes que experimentan urgencia y angustia de que la Iglesia no aparezca ajena a los anhelos y sufrimientos de los hombres y por esto se comprometen ellos mismos y piden a sus Pastores franca e íntima solidaridad.
"Sean fieles a Dios y al hombre en la búsqueda, defensa y creación de la libertad, de la justicia, de la verdad y de la caridad, como nos exhortaba Juan XXIII. Cooperen con sus hermanos, cualquiera que sea su religión o su ideología.
"Sean con todo prudentes para discernir las situa-
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ciones ambiguas y eviten ser utilizados con parcialidad. Ponderen las opiniones políticas con sagacidad, con pru. dencia y abrácenlas con generosa audacia, no en conju. ra miope, estrecha y vituperable, sino en coincidencia gozosa de ideales y en cooperación resuelta y abierta.
"Sus llamamientos a los obispos no fueron ni serán vanos, pues ahora el asunto fue ampliamente discutido no menos de tres veces durante largas horas Y la razonada, respetuosa, confiada y hasta exigente e impac~en~e insistencia es una forma imprescindible de colaboración '.
"SERGIO, VII OBISPO DE CUERNA VACA"
El Documento de Anenecullco
Empezada la campaña electoral, para elegir nuevo Presidente de la República y miembros del Con~~e~, el obispo reiteró su posición de que "el Estado e 1 e estar) en sus cuestiones, la Iglesia en las suyas"· Por _ 0
tanto, la Iglesia como tal no participaría en la camp~n~ electoral, mas "el cristiano como cristiano debe p~rtl~Ipar en la política, pero no por ser cristiano está obhf ª 0
a optar por uno u otro candidato. Ese es un pro~ ~~ de su conciencia y de su sentido de responsabih ª ante el bien común".
Me expuso esas opiniones en la misma entrevista Ben que abordó el simbolismo triunfalista de una nueva a· sílica dispendiosa. Las inserto ahora porque tienen con· tinuidad con sus otras acciones en relación con la carn· paña política. En aquella ocasión -las celebraciones jubilares de sus aniversarios- ya se conocía la precan· didatura del Lic. Luis Echeverría Alvarez, apoyada p~r los sectores del PRI. El Partido Acción Nacional no habia lanzado todavía a su candidato. Por eso el obispo se refirió sólo a Echeverría en estos términos:
"No tengo el gusto de haber tratado con el Sr. Eche· verría. Sobre él he oído enjuiciamientos en general elo· giosos, en especial de quienes consideran que dentro de nuestro marco político institucional y circunstancial to· do se encaminaba a su designación como candidato. Co· mo obispo me ha interesado saber que se dice de él
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que no se considera ligado a la creencia -lo cual puede tener tantos matices- ni religiosamente a la comunidad cristiana, en la cual no pocas personas de su familia han sido muy practicantes. Yo considero que siendo él honesto en sus convicciones y con sus convicciones en materia religiosa, sus obras pueden ser profundamente cristianas, si son automáticamente humanas, en el servicio de sus conciudadanos y del bien común en orden a todas las liberaciones del mal cuajado en nuestros insondables subdesarrollos. Siendo ajeno a la religión (sin matiz, como se dice lo digo), creo que no se sentirá cohibido por las limitaciones en que un puritanismo liberal ha venido enjaulando las convicciones religiosas de los funcionarios, particularmente de los presidentes. Me atrevo a decir que es explicable dicho puritanismo, dada nuestra tendencia a lo excesivo en manifestaciones exteriores religiosas pero mucho más constructivo hubiese sido llegar a expresiones adecuadas, respetuosas de las leyes vigentes y del espíritu de la separación buscada por los reformadores. En la urgencia de encarnar ese espíritu es donde yo encuentro una gran oportunidad, de carácter más general y profundo, para quien no ha pretendido simular posición religiosa al escalar puestos elevados en la política. Yo he considerado siempre que una de las causas más graves de nuestra invertebración nacional ha sido la incapacidad común de encontrar las fórmulas legales y sociales para nuestro pluralismo religioso. Los que debiéramos ser maestros en la fidelidad a las leyes, funcionarios civiles y ministros del Evangelio (obispos, sacerdotes) nos convertimos en maestros de infidelidad, porque, aplicar muchas de las leyes trastornaría al país y dañaría horriblemente su prestigio exterior; someterse simplemente a ellas no se considera posible, porque son tenidas por injustas. Quien, por tanto, no puede ser tachado de parcial en favor de la religión, estaría más capacitado para cambiar esa situación, si lo quiere. Ahora que me parece ominosa, en este como en otros campos, la frase de que «tenemos Constitución para siglos»".
Más papistas que el Papa, pero menos "obispistas"
LUIS SUÁREz
que el obispo, estas declaraciones cayeron en el silencio de_ la prensa Y d~ los comentaristas. O fueron muy pocos quienes lo rompieron, temiendo acaso, incomodar a la nueva estrella del firmamento político mexicano a quien no podían dañarle, sino al contrario, las opiniones del obispo que prefería cartas descubiertas entre los jugadores del poder público. Por no reparar en este antecedente, que ya circulaba en noviembre de 1969, se sorprendieron más de la cuenta cuando el 9 de junio de 1970 Méndez Arceo puso en manos de Luis Echeverría un escrito reiterante que se conocería como Documento de Anene-cuilco. .
Dirigido por igual a los dos candidatos preside:1ª: les -también al del PAN, Lic. Efraín GonzáJez ':i fín- era obvio que con su segundo destinatario se cu -plía una mera formalidad, pues nadie podía distrae~~~ con la posibilidad real de una incógnita respecto ~bf·ca. de los dos llegaría a la Presidencia de l~ Repu t 1 ral El 27 de mayo, cuando era inminente la gira elef ~ al del Lic. Echeverría por el Estado de Morelos --de or 9 de junio- se concibió la idea de presenta~Je~0~0 parte del obispo y de sus sacerdotes, una ponencia rri· tantas que al candidato iban entregando en su reco a do por Ja República. Naturalmente, se trataba de ~n n ponencia muy especial sobre las cuestiones que afee ~o a sus redactores: el obispo, el presidente del conse~presbiterial de la diócesis, padre José Espín, y un reb s sentante de los laicos, Florencio Roldán Fuentes. 0 •1 intenciones aconsejaron la entrega del documento en de pueblo de Anenecuilco: que allí terminaba Ja gira e Echeverría por Morelos -y antes no quiso el obispo interferir en el programa planeado por el candidato Y su partido-- y que ese es el pueblo en que nació Zapata. Quisimos -me dijo don Sergio- "presentar una ponen· c1a revolucionaria en el lugar en que aquel sencillo Y grande revolucionario, Emiliano Zapata, naciera"
Vestido con una guayabera, el obispo y sus dos acompañantes, se dirigieron el 9 de junio a Anenecuilco. La activa presencia de don Sergio, ni su natural corpu· lencta eran como para que pasase inadvertido. Pronto
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fue notado por quienes controlaban el tránsito y los accesos, y pudo llegar así a la huerta de frondosos mangos donde Echeverría culminaba su visita a la población. Le indicaron al candidato que alli se encontraba el obispo y avanzó hacia él, saludándole con un abrazo. Recibió el documento y dijo a don Sergio, a modo de exhortación más colectiva que personal: "A trabajar por el bien de México, como lo hicieron Morelos y Matamoros", dos sacerdotes.
En el Documento de Anenecuilco se insiste en el ya conocido pero poco comentado pensamiento del obispo sobre "el hecho evidente de la continua y multiforme violación de la Constitución y demás leyes que nos rigen", lo cual "crea un ambiente de inconformidad y frustración, por cuanto parece que se le exige a la ciudadanía vivir en un régimen de ficción e inmadurez cívica" Al referirse solamente a las violaciones de la legislación en materia religiosa, los autores del documento se reconocen y proclaman "corresponsables con los funcionarios públicos, como miembros que somos de una de las asociaciones religiosas llamadas Iglesias, la más extendida y numerosa, la Iglesia católica".
En suma, se trataba de pedir, sin prisas, un reexamen de la legislación que se deriva del articulo 130 de la Constitución, no para devolver a la Iglesia pasados privilegios, ni mucho menos anular la separación de ella con el Estado, aunque sí de limarla, quizá un día, del jacobinismo exterior con que fue redactada, no sólo como un signo de los tiempos liberales, sino como una necesidad de oponerla al exceso de religiosidad y a sus invasiones del dominio reservado a la sociedad civil, en un conflicto que ha costado muchos esfuerzos y sangre.
La parte medular del Documento de Anenecuilco es esta:
Antecedentes y cambios
Circunstancias históricas de luchas ya superadas, cuyas consecuencias todos sin culpa heredamos, nos tienen legalmente a muchos mexicanos, exclusivamente
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por motivos religiosos, en un régimen de excepción que está abiertamente en pugna con los Derechos del Hombre (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 10 de diciembre de 1948).
Al presentar estas reflexiones, muchas personas pudieran pensar que queremos volver a gozar de viejos y obsoletos privilegios o recobrar nuevamente fuerza política. El pensamiento oficial de la Iglesia Católica ~a evolucionado mucho respecto a las relaciones lgles1aEstado.
Con el Vaticano 11 afirmamos que "la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónoma~, ~ada una en su propio terreno, aunque por diverso. t1tu º¡ están al servicio de la vocación personal y social de hombre" (G et S. 76).
La experiencia propia y de otras naciones, así co~o la doctrina evangélica, nos han llevado a Ja convicción de que la Iglesia de Cristo no es una sociedad que haga número con las demás sociedades humanas, como ':'n estado frente a otro estado, y por tanto no estamos vislumbrando en el término de nuestros esfuerzos un concordato al estilo de los vigentes hasta ahora en no pocas naciones.
Reconocimientos
Queremos eso sí una revisión profunda de la expresión jurídica de la situación sociorreligiosa, realizada con la colaboración de todas las corrientes válidas Y grupos de influencia.
Partimos de la aceptación del pluralismo religioso e ideológico que animaba a nuestros reformadores y es hoy realidad irreversible en el mundo y en México.
Afirmamos que la acción reformadora del siglo pasado en México fue un signo de los tiempos que debió ser mejor leído por la Iglesia Mexicana para aceptar como voluntad de Dios al realizar al Cristo en una Iglesia despojada del poder económico, del poder político y del poder cultural.
Debimos reconocer, por ejemplo, a tiempo, Para la
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Iglesia primero, y luego para la sociedad civil, toda, en la reforma agraria, que las "riquezas" acumuladas en bienes inmuebles, por más que propiciasen obras de beneficencia, constituían un escándalo y dieron pie a una legítima expropiación.
Admitimos como principio dinámico el derecbo de la propiedad privada y al menos ahora afirmamos que "la propiedad privada no constituye para nadie" -tampoco para la Iglesia- "un derecho incondicional y absoluto" y que por tanto "el derecho de propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común'' (Popularum Progressio, 23)
Admitimos consiguientemente que si se llegase al conflicto entre los derechos adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales, toca a los poderes públicos procurar una solución con la activa participación de las personas y de los grupos sociales (ib. 23).
El mal grave de nuestra Constitución como base positiva del orden jurídico es no atenerse al bien común Y a los derechos inalienables de las personas.
Radicalismo Legislativo
Para disminuir el poderío económico de la Iglesia se radicalizó la negación de la personalidad jurídica de las asociaciones religiosas y consiguientemente se las privó aun de la capacidad de poseer, abriendo así paso a la arbitrariedad de la simple sospecha como base para despojarlas de la posesión de inmuebles, dando lugar a los presta-nombres.
De la misma manera se radicalizó la aversión a las congregaciones religiosas (que hoy buscan su identidad, la renovación de su vida común en la más estricta fidelidad al Evangelio) en la falsa aplicación del principio de la libertad de conciencia.
Se radicalizó el rechazo de la participación de los eclesiásticos en la vida política, que d posible abuso del prestigio religioso hace a la verdad indesea~I~, al negarles la capacidad de votar o ser votados Y. proh1b1rles externar sus juicios en público y aun en privado sobre
las leyes y en general sobre la cosa pública. \ Se radicalizó el deseo inconfesado de disminuir '
número de sacerdotes, pues mientras se autorizan se~¡1. narios, sus edificios deberían ser utilizados por el Esta. do y los estudios no pueden ser reconocidos, cast¡. gándose con penas la violación de este mandato.
Hay otros mandatos vejatorios, como la prohibi. ción de enseñar en determinadas escuelas a los sacerdo. tes, la denegación del derecho de amparo a los colegios particulares, la prohibición de actos de culto fuera de los templos y locales particulares.
Abuso-Tolerancia
Este régimen de excepción cuando y en la medida en que ha sido aplicado, ha provocado reacciones que. han llegado hasta la violencia física y engendra de por si una permanente desconfianza mutua, subsanada por las relaciones personales en un acuerdo tácito (a ~a mexicana: "una cosa es la ley v otra los profetas" decia uno de los ilustres reconciliadores de la década de los treinta) de abuso-tolerancia de la mayor parte de l~S leyes, las que tocan directamente a un mayor número e ciudadanos, mientras que algunas permanecen vigentes en su radicalismo.
Las consecuencias de este régimen de excepción 5~ extienden a la convivencia diaria, al disimulo de la reh· gión y de su práctica entre políticos y arrivistas, a la discriminación de hecho en puestos políticos y aun ad· ministrativos gubernamentales de católicos activos 0
pertenecientes a organizaciones católicas, a una tendencia a la polarización de tendencias y al enfrentamiento de los ciudadanos por razones religiosas.
Comprendemos que, dada la profunda, extrovertida, poco evangelizada religiosidad del pueblo mexicano no pocas de esas leyes han aparecido exigencias indispensa· bles que han apresurado el caminar de los tiempos.
Pero creemos que no han penetrado en la formación de la conciencia ciudadana saludablemente, por lo que tienen de injustas, inadecuadas y unilaterales. En
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segundo lugar las exigencias de autenticidad en el hombre moderno y la valoración creciente de los derechos humanos personales y sociales, así como la interdependencia de todos los sectores de la nación originada por los medios de comunicación y de transporte, exigen en nuestra nación soluciones menos simplistas y más concordes con la evolución del pensamiento y de las actitudes de los conciudadanos, a fin de lograr una mejor concordia y la máxima colaboración en el desarrollo del país.
"Lo que pretendemos -me dijo el obispo días después, en una nueva entrevista- no es otra cosa que poner el asunto sobre el tapete de las deliberaciones públicas entre gobernante"s y gobernados". Al contrario de otras veces, cuando el obispo criticaba el conservatismo de ciertas mentalidades de la Iglesia, en esta podía acusársele de reaccionario, al pedir la revisión con riesgo de reavivar el conflicto de leyes que no por violadas en tácita complicidad del binomio Estado-Iglesia, dejan de tener un carácter de avanzada revolucionaria en sus tiempos reformadores del siglo pasado y revolucionarios del presente.
"La forma de abordar el asunto --dio como respuesta el obispo a mi indicación de la nueva y distinta crítica que ahora podía venirle-- está muy lejos de poder ser considerada como reaccionaria, porque nuestro enfoque del pasado y nuestra concepción del presente es tal que a quienes la han considerado atentamente les hace ver que buscamos enfrentarnos con el rostro evangélico de la Iglesia, para de allí partir a la búsqueda de una convivencia con todos nuestros ciudadanos. Por otra parte, sin más mérito que el de haber dado a conocer frecuentemente mi pensamiento con franqueza, vigor y sinceridad, yo me consideré ~apaz ~e tratar este tema, junto con mis sacerdotes y fieles, sm temor de que la acusación de reaccionario hiciera c~mbiar la opinión favorable de los muchos hombres, amigos 0 desconocidos, situados en muy diferen_tes campos del pensamiento y de la creencia, que aprecian en nosotros
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la apertura y la mentalidad de cambio, no por tá . . 1 . . cu efímera, sino por a ex1genc1a profunda de nuestra 1 ,
"Pero -comenté- he oído decir que acaso us ~ sin quererlo, y dado el contexto político-histórico cual proviene y al cual corresponde el Lic. Echeve · vino a crear una situación penosa ... "
"Ciertamente no hemos buscado poner a nadie tre la espada y la pared ni entre la cruz y 1~ espa con usted mismo hablé al país en otra entre~1sta sob el aspecto favorable de que el Lic. Echeverna no e ligado a una creencia religiosa, quien por es.to ha es siempre libre del disimulo y podría cons1~erar. ~e fuera, sin apasionamiento, las realidades soc10-rehg1os del país. Cualquiera podrá entender fácilmente ~~e da; como no se pueden resolver los problemas _de 1~ v1~en lo! de Jos empleos, de la justicia, de la irngac1ón e . r créditos para los campesinos, etc., en un momento m 1
totalmente, a pesar de que son temas reconsiderado! muchas veces, tampoco el que hemos prop~esto ~ta· consideración de los candidatos puede ser inmed•~611 mente afrontado, lo que ya es un principio de solUCI 1~ Tanto más que el problema tiene apariencias ~e resuedie en el tácito modus vivendi del abuso-tolerancia Y na ún se inquieta o da apariencias de inquietarse. Más a ' ahora que se ha tratado, muchos dicen, por diferente' motivos, que no se puede proceder de otra manera, Y que es mejor no alterar el orden establecido por el c:Oj mún acuerdo o complicidad. Porque no se piensa en 1
asunto se considera insoluble, en lugar de estimular la imaginación para inventar fórmulas nuevas, distinta• de las que se han ensayado en otros países e Iglesia• locales. Nosotros expresamos ci'llramente que se trata de dialogar como ciudadanos que somos de un pals donde hay leyes de excepción para todos o parte de los miembros de nuestra comunidad por el hecho de ser católicos, a fin de revisar la expresión jurídica de la realidad socio-religiosa. Al decir que no consideramos a la Iglesia como una sociedad que haga número con las otras sociedades humanas, queremos evidentemente decir que no buscamos tratados de poder a poder, sino una
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islación adecuada para las expresiones del cristianis-0 encarnado en nosotros, a la mexicana, pero con dig'dad. Reiteramos, por tanto, que no pretendemos ni helamos siquiera una unión obsoleta de la Iglesia del Estado, como algunos pudieran temer. La comunid cristiana primitiva, al transmitirnos el pensamiento
e Cristo en la fórmula de «dad al César lo que es del sar y a Dios lo que es de Dios», desacralizó al Estado nto cuanto proclamó su autonomía y liberó a la Iglesia
e las aspiraciones del poder y del yugo del Estado. edimos a quienes se preocupan por México en sus scritos que colaboren con nosotros y con los ahora spirantes al poder, mañana con los funcionarios de dierente nivel, a caminar hacia la desaparición de una
sobrevaloración civil del hecho religioso. Las leyes de 1excepción, al revés de lo que se pretendió, son instru:mentos de sacralización del cristiano al separarlo, cuand~ debe estar como la levadura impregnando lo ordinario para transformarlo, respetando su autonomía. Y yo, como es bien conocido, rechazo tal sacralización. Nos negamos a que el poder instrumentalice a miembros de ~a Iglesia bajo cuerda corrompiéndolos, o a que la Iglesia mstrumentalice funcionarios del poder corrompiéndolos. No nos oponemos a las relaciones cordiales y amigables pero; desearíamos cauces sancionados por el consenso común y público, que destierren las arbitrariedades. Enfrentar al Lic. Echeverría, particularmente, con un planteamiento de tal naturaleza no puede ser considerado como presión, sino como leal colaboración «para el bien de México», como él me dijo amablemente cuando le salí al paso en Anenecuilco. Así como en aquel momento sólo un malévolo pudo malinterpretar la intención de nuestro saludo, así no se debe dejar de estudiar con buen ánimo nuestra proposición . El diálogo que pedimos exige que el Estado se reconozca de verdad laico, que acepte frente a él algo distinto de él, no contrario a él algo que diga no simplemente el eco de su palabra.' Lo cual supone, por otra parte, un~ comunidad de veras evangélica, que tiene algo que decir, la _verda_d del Dios que es amor. Entre un Estado que no quiera oir
o no quiera hablar ni tenga qué decir, y una Iglesia que no quiera oir o no quiera hablar ni tenga qué decir, no puede haber diálogo . "
Para algunos valiosos orientadores de la opinión pública, que desde posiciones ideológicas distintas habían alentado las del obispo en su rompimiento con el pasado clerical y en su avance por un camino social y político contemporáneo, debía lamentarse que todos los miembros del clero mexicano no fueran como don Sergio. Eso impedía el diálogo hacia un aflojamiento de los frenos y excepciones legales impuestos al clero y a las prácticas de los ritos religiosos.
En el año 1970, el camino que había llevado a Cuernavaca ante Roma, parecía transitarse en dirección opuesta, como si Roma volviera, en virtud de los últimos planteamientos de Monseñor Sergio Méndez Arceo, hacia Cuernavaca, la puerta religiosa más importante de México. Don Sergio, sin prisa, esperaba tranquilo, confiado en que solo los adelantados, como lo fueron los hombres de la Reforma mexicana, alcanzan a vislumbrar, cuando no a transitar, todo el camino.
Este libro se terminó de imprimir el dfa 20 de septiembre de 1970 en los talleres de Ediciones Sol, Golfo de Guayaquil 4, México
16, D. F. Fecha de edición: 1° de octubre de 1970
Se imprimieron 3.000 ejemplares
LUISSUAREZ
Tení". ~8 anos al d~er.cadenane Ja ,.... r1·a CIVd española. Sirvió como oftclll en el ejército republicano y llegó a Mfldco en 1939. Nacionalizado mexicano en IMI, desde entonces s~ integró íntimamente a la vida de MéxiCG, donde se ha revelado como un peno~sta singular a través de sus repo1 tajes rle Ia m2yor resonancia. Ha viajado ycr Eu·opa, Asb y América tadna en un~ labor e'.,clarecedora de los más palpi~ntes problemas del momento. Er1 la actualidad, en la cúspide de una sazonada maduri:z periodística, ocupa el cargo de JP.fe de Redacción de la revista Siempre! habiendo sióo P,:tlardona-lo co11 el Premio a1 Periodista, instituido po!' el Centro Liba··&s de México. Obras: Esp'.:l.iia comienza -::u Jos Piriileos; La paz de Jos Morales; Boda en Juchitán; Otm mJ'ldo; México sobrevi\·iente; Confesiones de Die~o Rivera· México, dL>s de una ciudaJ; Guer.:i en la paz (Vietnam. Camboya y Laos), ) en esta colección, M~xico antiguo en el siglo XX. Alguo.ae de sus obras de temas r:~xicanos han sido traducide.s al alemán y al búlgaro.
CUERNAVAC" ANTE · ~ EL VATICAI\To