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SUEÑOS, ENSUEÑOS Y UTOPÍAS: DE LA BIBLIA AL MUNDO DE HOY. 1 Manuel Olimón Nolasco. Academia Mexicana de la Historia. 1.- El poder maravilloso (y preocupante) de los sueños. Los minutos que siguen, para los que cuento agradecido de antemano con su gentil atención , no estarán cautivos en el claustro de una conferencia erudita, sino libres en la casa de puertas abiertas de una conversación tejida con hilos multicolores de espontaneidad y acercamiento confiado a la más cristalina de las fuentes que, paradójicamente, encierra también más misterios: la Biblia. Esta característica, sin embargo, no ha de preocupar, pues Sófocles, el trágico griego, al reflexionar sobre los dilemas de Antígona, la hija de Edipo y Yocasta, expresó en frase lapidaria: "Muchos misterios hay; de todos los misterios el más grande es el hombre". La Biblia es palabra vibrante y penetrante, "más cortante que una espada de dos filos", dice la Carta a los Hebreos (Heb. 4, 12). ----- El sentido común nos presenta al sueño bajo dos miradas: como un estado de inconsciencia, de letargo, reposo e inactividad o como una experiencia que de alguna manera se rememora, se reflexiona y recuerda en el estado de vigilia. Oía yo de niño a algunas personas que utilizaban el verbo transitivo recordar o el reflexivo acordarse como equivalente a despertar. Todavía el Diccionario de la Real Academia registra recordar como término del castellano dialectal de Asturias y algunas regiones hispanoamericanas. Los sueños, tanto en la cotidianidad como en el inmenso patrimonio literario de la humanidad, aparecen como fantasías interiores, experiencias nocturnas más visuales que auditivas que reflejan episodios psicológicamente relevantes del pasado lejano o cercano, miedos, preocupaciones, deseos e impulsos. Pueden ser perturbadores o no, pero de su silencio puede surgir elocuencia, incentivarse la memoria y aun conducir a que se disipen dudas que quizá han obstaculizado decisiones vitales. ¿Qué sería de la vida sin sueños?: páramo, desierto, "soledad 1 Charla presentada en el Coloquio Franco-mexicano, El poder maravilloso de los sueños, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 20 de abril de 2017.

SUEÑOS, ENSUEÑOS Y UTOPÍAS: DE LA BIBLIA AL MUNDO DE … · ante los avatares de la vida. El Apocalipsis, ... Grecia y el Cercano Oriente bajo el signo de Asclepio (Esculapio para

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SUEÑOS, ENSUEÑOS Y UTOPÍAS: DE LA BIBLIA AL MUNDO DE HOY.1

Manuel Olimón Nolasco.

Academia Mexicana de la Historia.

1.- El poder maravilloso (y preocupante) de los sueños.

Los minutos que siguen, para los que cuento agradecido de antemano con su gentil atención ,

no estarán cautivos en el claustro de una conferencia erudita, sino libres en la casa de puertas

abiertas de una conversación tejida con hilos multicolores de espontaneidad y acercamiento

confiado a la más cristalina de las fuentes que, paradójicamente, encierra también más misterios:

la Biblia. Esta característica, sin embargo, no ha de preocupar, pues Sófocles, el trágico griego, al

reflexionar sobre los dilemas de Antígona, la hija de Edipo y Yocasta, expresó en frase lapidaria:

"Muchos misterios hay; de todos los misterios el más grande es el hombre". La Biblia es palabra

vibrante y penetrante, "más cortante que una espada de dos filos", dice la Carta a los Hebreos

(Heb. 4, 12).

-----

El sentido común nos presenta al sueño bajo dos miradas: como un estado de inconsciencia, de

letargo, reposo e inactividad o como una experiencia que de alguna manera se rememora, se

reflexiona y recuerda en el estado de vigilia. Oía yo de niño a algunas personas que utilizaban el

verbo transitivo recordar o el reflexivo acordarse como equivalente a despertar. Todavía el

Diccionario de la Real Academia registra recordar como término del castellano dialectal de

Asturias y algunas regiones hispanoamericanas.

Los sueños, tanto en la cotidianidad como en el inmenso patrimonio literario de la humanidad,

aparecen como fantasías interiores, experiencias nocturnas más visuales que auditivas que

reflejan episodios psicológicamente relevantes del pasado lejano o cercano, miedos,

preocupaciones, deseos e impulsos. Pueden ser perturbadores o no, pero de su silencio puede

surgir elocuencia, incentivarse la memoria y aun conducir a que se disipen dudas que quizá han

obstaculizado decisiones vitales. ¿Qué sería de la vida sin sueños?: páramo, desierto, "soledad

1 Charla presentada en el Coloquio Franco-mexicano, El poder maravilloso de los sueños, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 20 de abril de 2017.

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poblada de aullidos" como expresa el Salmo. Puede afirmarse, pues, mutatis mutandis, lo que en

tiempos del esplendor barroco dijo Pedro Calderón de la Barca: "La vida es sueño".

Los ensueños, elaborados de día o de noche no son perturbadores. Alientan, conducen ilusiones

motrices que pueden llevar caudales de creatividad y ser metas que, alcanzables o no, motivan a

dejar la pasividad y a desarrollar potencialidades que se encontraban en estado de letargo. Tal vez

es lo que Aristóteles quiso decir con su dicho: "lo primero que está en el pensamiento y lo último

en la acción".

Utopía es, etimológicamente, un no lugar. El diccionario académico lo define: "Plan, proyecto,

doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación" y

utopista es la persona "que traza utopías o es dado a ellas". Parece, pues un concepto negativo.

No obstante, las concordancias encontradas entre la Utopía de Tomás Moro que el año pasado se

ha hecho quintocentenaria y las fundaciones de don Vasco de Quiroga en Michoacán, así como la

pervivencia de cinco siglos en el mundo hispánico de la idea vital de Utopía hecha "Topía", es

decir, sí lugar, hacen pensar":2 "[...]Se diría que ese 'lugar que no hay' es un país superpuesto, en

el sueño, con el doble perfil prometedor del cuarto creciente, diagrama de la intersección de dos

mundos. Un lugar que no hay porque está en dos lugares, en Inglaterra y en América, en dos

mundos, el Viejo y el Nuevo, es decir, en todas partes, como el universal deseo utópico. El primer

libro de la Utopía, actualista y crítico, insiste en el Viejo Mundo y el segundo, porvenirista y

normativo, en el Nuevo".3

Debo decir que ante el programa de este coloquio, poblado de temas interesantes sobre todo de

la época del Renacimiento y del barroco, la búsqueda de sueños en los textos bíblicos me enfrentó

2 Se ha hecho clásica si bien recientemente ha recibido críticas aunque no de fondo: Silvio Zavala, La Utopía de Tomás Moro en la Nueva España, (1a. edición: Antigua Librería Robredo, México 1937). En 1988 tuvo lugar en la Casa de Velázquez en Madrid un Coloquio Franco-español con el tema: "Las utopías en el mundo hispánico", el texto de cuyas ponencias conservan frescura: VV.AA., Les Utopies dans le Monde Hispanique/ Las Utopías en el mundo hispánico, Casa de Velázquez/Universidad Complutense, Madrid 1990. En 1941 escribió el doctor Eugenio Ímaz: "[...] Se le derriten los puntos de la pluma a Vasco de Quiroga al escribir en su Información en derecho (1531) que los indios son 'blandos como la cera'. Materia acuñable, como el infantilismo que nos recomienda el Evangelio. No quiere esto decir esto que Quiroga se haga ilusiones sobre la bondad de los indios. Pero tampoco se las hace sobre la edad de 'hierro y acero' en que vive Europa. En Utopía no hay hierro ni acero ni tampoco, por entonces, en América, donde los hombres viven todavía en la edad dorada Utopía es una isla. Su capital, Amauroto está, como Londres, a orillas de un río que la pleamar hace salobre". (Topía y Utopía, en: Moro/Campanella/Bacon, Utopías del Renacimiento, Fondo de Cultura Económica, México 1991 (1a. ed. 1941), pp. 15s. 3 Eugenio Ímaz, Topía y Utopía, p. 16.

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más que con abundancia con sobriedad, que llega a ser casi extrema en el Nuevo Testamento,

principalmente si buscamos sueños anunciadores del futuro que evitan el pesado discernimiento

ante los avatares de la vida. El Apocalipsis, océano de inspiración para ilustradores de manuscritos

medievales y pintores de todos los tiempos y la amplísima literatura del género apocalíptico, así

como el glorioso comentario de Beato de Liébana y las Scivias de Hildegarda de Bingen, quedan

fuera de nuestro círculo pues se trata de visiones y no de sueños.4 Mencionarlos, sin embargo, es

obligado y abre temas para investigadores jóvenes.

2.- Primer acercamiento: el libro del Génesis.

Un primer acercamiento impone la diferencia entre revelación y sueño y previene acerca de la

importancia superior de la palabra, algo que no es privativo de la tradición formada a partir de la

reforma protestante, sino de carácter ecuménico. La misma redacción gradual y con géneros

literarios diferenciados del Antiguo Testamento muestra de modo patente la resistencia a la

contaminación del pueblo hebreo con prácticas religiosas de pueblos vecinos en las que era

relevante el entorno adivinatorio y el acercamiento temeroso al mysterium tremendum et

fascinans, (arcano que hace temblar y que fascina), líneas profundas con las que tan bien describió

Rudolf Otto en su obra Lo santo: sobre lo racional y lo irracional en la idea de Dios publicada

inicialmente en 1917 como Das Heilige.

Al abrir el Génesis, queda al descubierto su columna vertebral que pretende responder a la

pregunta humana por los orígenes, "necesidad vital" del pueblo que se enfrenta "[...] a los grandes

enigmas y desafíos de la existencia: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿cuál es nuestro

destino o misión?, ¿a dónde vamos?..[y a] la 'vuelta a los orígenes' [para] tratar de legitimar y

vincular al pasado derechos o situaciones del presente y reencontrar la identidad perdida. El

pueblo de Israel, que nace y crece en una historia compartida con otros pueblos (Egipto, Babilonia,

Canaán, Grecia, etc.) no ha dejado de hacerse estas grandes preguntas y ha expresado en el

4 No puedo olvidar la experiencia de haber tenido entre las manos en noviembre de 2012, el manuscrito de Beato que se encuentra en la biblioteca de la diócesis de Seo de Urgel, gracias a la gentileza de mi amigo y condiscípulo, monseñor José María Mauri, Vicario General. Existe una edición moderna facsimilar con un estudio de Joaquín González Echegaray: Obras completas de Beato de Liébana, I, BAC, Madrid 1995 y II (Obras completas y complementarias), BAC, Madrid 2004. Acerca de Scivias es fundamental: Victoria Cirlot, Hildegard von Bingen y la tradición visionaria de Occidente, Herder, Barcelona 2005.

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Génesis las sucesivas respuestas que ha ido encontrando a la luz de la fe: ha sido creado por su

Dios, junto con los demás pueblos, y ha sido especialmente llamado a una aventura singular".5

Leemos en Génesis 2, 21 y 22: "[...] el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y

mientras dormía le sacó una costilla...de la costilla...formó una mujer y se la presentó al hombre".

El Adam primitivo al despertar, se admiró al mirar a su compañera, "carne de su carne", "[...]

hombre y mujer [pues, de acuerdo a este cuadro primordial] pueden entenderse como seres que

despiertan del sueño cósmico a la vida consciente",6 a la libertad y, por supuesto, a la

responsabilidad.

Dos patriarcas, Abraham y Jacob su nieto, reciben señales durante el sueño. El primero se decidió

así a salir de su tierra a una "tierra de bendición". (Gén. 12, 1-7), conocida sólo en promesa y, por

consiguiente, objeto de fe. En el sitio donde tuvo el sueño--Betel, "morada de Dios"--celebró un

ritual , "construyó un altar e invocó Su nombre" (12, 8). Algunos intérpretes han encontrado en

este triple movimiento: reposo, revelación, ritual, las huellas ancestrales de una práctica llamada

incubatio, "dormir en un recinto sacro con el propósito de sanar", que tuvo amplia difusión en

Grecia y el Cercano Oriente bajo el signo de Asclepio (Esculapio para los latinos), deidad de la

medicina.7

Jacob--se lee en el Génesis con derroche de detalles--"[...] Partió de Berseba camino de Jarán.

Llegado a cierto lugar, se dispuso a pasar allí la noche, porque ya el sol se había puesto. Tomó una

piedra y se acostó apoyando en ella su cabeza. Entonces tuvo un sueño: Veía una escalera que,

apoyándose en tierra, tocaba con su punta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles del Señor.

De pronto, el Señor, que estaba de pie sobre ella, le dijo: --Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo

Abraham y el Dios de Isaac [tu padre]; yo daré a ti y a tu descendencia la tierra sobre la que estás

acostado. Tu descendencia será como el polvo de la tierra; te extenderás al este y al oeste, al

norte y al sur...Al despertar de su sueño dijo: --Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo no lo

sabía. Y todo tembloroso añadió: --¡Qué terrible es este lugar! Nada menos que la casa de Dios y la 5 Juan Guillén/Joaquín Menchén, Introducción, Génesis, en: Biblia de América, La Casa de la Biblia, Madrid 1994, p. 23. (De esta versión castellana en lenguaje latinoamericano tomaré las citas del Antiguo Testamento). 6 Sueños, en: Xabier Pikaza, Diccionario enciclopédico de la Biblia, Sapientia, México 2013, p. 1001. Este artículo me ha servido de guía para una parte de esta presentación. 7 Véase: Michael Grant/John Hazel, Le Who's Who de la Mythologie, Seghers, Paris 1975, p. 70. Escribió Edith Hamilton, la gran conocedora de la antigüedad occidental clásica: "[...] miles y miles de enfermos a lo largo de los siglos creyeron que él los había liberado de sus dolores y restaurado la salud".(Mythology. Timeless tales of gods and heroes, Mentor Books, New York 1963, p. 281. (En inglés).

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puerta del cielo! Y levantándose temprano tomó la piedra en la que había apoyado la cabeza, la

puso como piedra conmemorativa y derramó aceite sobre ella. Y llamó a aquel lugar Betel--es

decir Casa de Dios--..."(Gén. 28, 10-19).

La fuerza visual de este relato lo hace modélico, inspirador y motriz más allá del momento

narrado. La reflexión ininterrumpida en los siglos cristianos hizo fijar en el pórtico de no pocos

templos consagrados con unción de óleo en sus piedras fundamentales, la frase acuñada por la voz

de Jacob, en su versión latina: "Terribilis est locus iste. Domus Dei et porta Coeli". Y la palabra

intercambiable con la imagen de la Guadalupana en el siglo XVIII novohispano, puso a la Virgen

como "escalera de Jacob", comunicación feliz entre el cielo y la tierra. Un pequeño lienzo anónimo

actualmente en el museo Franz Mayer de la Ciudad de México presenta la imagen tradicional

rodeada de escenas de las cinco apariciones, de Juan el vidente de Patmos (más de una vez

suplente de Juan Diego), el "huerto cerrado" del Cantar de Salomón (representación de la

virginidad) y la escala del durmiente Jacob. Escribí a este propósito hace tiempo: "[...] La

comunicación entre el cielo y la tierra y a la vez el enlace temporal entre el pasado de sombras y el

futuro de luz está manifestada sobre todo en las escenas bíblicas que fortalecen la representación

en la amistad entre Dios y el hombre que habría de plenificarse en el fruto del vientre de María".8

Vuelos retóricos abundaron en ese siglo XVIII guadalupano. El Padre jesuita Juan de Goicoechea

predicó en 1709, un día del novenario de la "dedicación del nuevo templo" en el Tepeyac un

sermón titulado "La maravilla inmarcescible y milagro continuado de María Santísima en su

prodigiosa imagen". El cielo parecía caer al modo de lluvia cristalina sobre la tierra mexicana

precisamente en la imagen guadalupana, actualización de la visión de Juan en Patmos: "[...] Así la

vistieron los astros cuando apareció a San Juan en el cielo y así se retrató en aquella copia cuando

apareció a Juan Diego en nuestra tierra. Sacóla allá el ángel en hombros de la batalla con el dragón

fiero que arrojó tras ella, para impedirle el paso...Y Miguel es el ángel que en los hombros la carga

al desierto de este inculto monte, donde como en el Gargano apareció hoy como ella, pidió como

ella la casa y se le consagra hoy con ella el templo...He pensado que este templo, a quien trasunta

en su copia María [es] como águila mexicana para perpetuarse Fénix eterno".9

8 El vidente del Tepeyac y los videntes bíblicos en el arte guadalupano virreinal, en: Tepeyac. Estudios históricos, Universidad del Tepeyac, México 2000, p. 140. 9 La maravilla inmarcescible y milagro continuado de María Santísima Señora Nuestra en su prodigiosa imagen de Guadalupe de México. Compite firmezas con su nuevo templo que la copia adelanta duraciones al Cielo que a su efigie traslada, iguala permanencias con el Augusto Sacramento de quien imita la milagrosa

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Regresemos a la palabra bíblica.

La Ley, entregada a Moisés en medio de rayos, estruendos, vientos violentos y exaltación

suprema en la cima de un monte pelado, no es producto de un sueño: es revelación directa.

Afirma el libro de los Números: "[...]--Oigan mis palabras: Cuando hay entre ustedes un profeta, yo

me revelo a él en visión y le hablo en sueños. Pero con mi siervo Moisés no hago esto, porque él es

mi hombre de confianza. A él le hablo cara a cara, con toda claridad y sin enigmas" (Núm. 12, 6-8).

La contundencia, no obstante, dejó abierto un postigo: "cuando hay entre ustedes un profeta..."

3.- Soñadores, intérpretes e interpretaciones. Crítica al poder absoluto.

No obstante, los profetas callan y el pueblo pasa tiempos dramáticos de soledad y silencio. Un

largo y dramático relato en el Primer Libro de Samuel narra la consulta de Saúl, el rey medroso, a

una "espiritista" que decía poder invocar a los muertos. El texto pone en relieve la inutilidad de

esa consulta. Disfrazado, pues él mismo había expulsado a espiritistas y adivinos de Israel, le dijo a

la mujer: "--Adivíname el futuro invocando a los muertos y haz que se me aparezca el que te diga"

(1 Sam 28, 8). Ella se asustó al reconocerlo y, sin embargo, le habló Samuel, el invocado, sólo para

decirle: "[...] El Señor te ha abandonado y se ha convertido en tu enemigo...te ha quitado el reino y

se lo ha dado a otro, a David". ( 16s).

Los lugares en que se toca directamente la interpretación de los sueños muestran el propósito

de subrayar la superioridad del Dios de Israel sobre las divinidades de otros pueblos y sus sistemas

de auscultación de signos cósmicos y acontecimientos.

José, el hijo menor de Jacob o Israel es "el soñador" por excelencia. Sus sueños fueron la llave

que liberó al pueblo israelita del hambre y le abrió las puertas de Egipto. El primero, en el que bajo

la figura de una gavilla de trigo erguida recibía reverencia de las demás o el segundo, en que "[...]

el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí" (Gén. 37,9), provocaron envidia en sus

hermanos, "[...] pero su padre meditaba todo esto" (11). Salvado de la muerte y vendido a unos

mercaderes, José llegó al palacio de Faraón. Éste estaba perplejo por unos sueños que lo

inquietaban: una noche soñó que junto al Nilo siete vacas "hermosas y gordas" fueron devoradas

presencia en su pintura...Imprenta de los herederos de Juan Joseph Guillena, México 1709, pp. 20.21. (Cito la edición facsimilar en: Siete sermones guadalupanos. 1709-1765, selección y estudio introductorio de David A. Brading, Centro de Estudios de Historia de México Condumex, México 1994, p. 75). (La referencia al Gargano alude a un santuario dedicado a San Miguel Arcángel en el pueblo Monte Sant Angelo en la provincia italiana de Puglia, famoso desde la Edad Media.)

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por otras siete "de mal aspecto y flacas". La noche siguiente "[...] tuvo otro sueño: Siete espigas

granadas y hermosas salían de un mismo tallo, pero otras siete, raquíticas y quemadas por el

viento del desierto, brotaron después de ellas. Y las siete espigas raquíticas devoraron a las siete

granadas y hermosas" (Gén. 41, 5-7). Ningún arúspice egipcio pudo interpretarlos y calmar su

inquietud. Fue "[...] un joven hebreo esclavo del capitán de la guardia" (12), José, quien temeroso

pero confiado ("...No soy yo, sino Dios, quien dará a Faraón una respuesta", (16)) advirtió a Faraón

de que había que prevenirse para una fuerte sequía y sugirió medidas concretas cuyo

complimiento le fue encomendado por el monarca: "[...] --Tú serás quien gobierne mi casa y todo

mi pueblo te obedecerá: sólo yo estaré por encima de ti" (39).

El libro de Daniel, considerado profético por mucho tiempo, es en realidad ejemplar único y

original de la apocalíptica, "[...] género especialmente desarrollado en los últimos siglos del

Antiguo Testamento y primeros del cristianismo".10

Nabucodonosor había educado para su servicio a cuatro jóvenes hebreos, entre ellos Daniel, a

quien llamó Baltasar.11 A pesar de los esfuerzos por convertirlos a sus dioses, fueron rebeldes y

sólo daban culto al Dios de Israel. El rey estaba inquieto a causa de sus sueños: "[...] un sueño...me

asustó; me asaltaron pesadillas mientras dormía y las visiones que cruzaron por mi mente me

inquietaron.En medio de la tierra había un árbol de gran altura...su copa tocaba el cielo y se podía

ver desde los extremos de la tierra...[pero] un santo bajó del cielo y gritó con voz fuerte: '¡Derriben

el árbol, corten sus ramas...dispersen sus frutos!...Pero dejen en tierra el tronco con sus raíces,

aunque sujeto con cadenas de hierro y de bronce'..." (Dan. 4, 2.7s.11s). El israelita calmó al rey

describiéndole el destino de su reino y de él mismo, dejándole como advertencia una tarea a

realizar: "[...] El que se haya mandado dejar el tronco del árbol y sus raíces significa que tu reino se

te devolverá, cuando reconozcas que es Dios quien tiene el poder" (23).

La interpretación de los sueños de los monarcas por José y Daniel penetran en las tramas ocultas

y en los duros dramas de la historia con sus ansias, perplejidades y misterios aun para los que son

considerados poderosos por la opinión común. De modo sutil, aunque patente al pensamiento

10 Luis Díez/ Joaquín Menchén, Introducción, Daniel, Biblia de América, p. 925. 11 "El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia se dirigió contra Jerusalén y la sitió. El Señor entregó a Joaquín...Ordenó a Aspenaz...que eligiera entre los israelitas que descendían de reyes o de familias nobles, a jóvenes sin ningún defecto físico, bien parecidos, instruidos, cultos, inteligentes y aptos para servir en el palacio real, y que les enseñara la lengua y la literatura de los caldeos..." (Dan 1, 1s. 3s).

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agudo, estas escenas de fuerte efecto visual son una crítica al poder humano sobre todo

expresado de manera absoluta, ambiguo e inseguro y, por lo mismo, débil.

4.- En el Nuevo Testamento sólo unos cuantos sueños.

En el Nuevo Testamento no abundan los soñadores y en realidad hay sólo uno: José, el esposo de

María, del que se deja muy pronto de hablar. Solitario, el evangelista Mateo narra, teniendo sin

duda como telón de fondo a su homónimo José, el Justo del Antiguo Testamento, cierta guía en

sueños para que comprenda el misterio que rodea a Jesús en su gestación, nacimiento y primeros

pasos. Se lee primeramente: "[...] en sueños el Ángel del Señor se apareció y le dijo: 'José, hijo de

David, no temas aceptar a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu

Santo...Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el Ángel del Señor le había mandado'" (Mt 1,

20.24).12 Poco después, tras la visita de los Magos y de la preocupación de Herodes por el

nacimiento de "un rey", se dice: "[...] Advertidos en sueños [los Magos] de que no volvieran a

donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino" (2.12) Enseguida, en el nítido

trasfondo de José el hijo de Jacob, que llevó a su pueblo a Egipto y de Moisés que lo hizo salir a

causa de la esclavitud a que lo había sometido "un Faraón que no conocía a José", leemos: "[...] el

Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le ordenó: 'Levántate, toma contigo al niño y a su

madre y huye a Egipto...' Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y se fue a Egipto,

donde estuvo hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio

del profeta: De Egipto llamé a mi hijo". (13-15).13 Con su habitual profundidad, Benedicto XVI, el

teólogo José Ratzinger, escribió: "[...] El mensaje del que participó [José] es perturbador y exige

una fe excepcionalmente intrépida. ¿Es posible de veras que Dios haya hablado?, ¿Que José en el

sueño haya recibido la verdad, una verdad que va más allá de lo que se puede esperar?...Podemos

imaginar cómo habrá luchado en su intimidad por este mensaje inaudito recibido en el sueño".14

Después de esa referencia a los sueños de José, los Evangelios callan. Jesús no se guía por sueños

ni por presentimientos; traza su ruta sobre la misma trama de la vida; en encuentros, en 12 Las citas del Nuevo Testamento las he hecho de la Biblia de la Iglesia en América, Nuevo Testamento, CELAM/PPC, Bogotá/Madrid/México 2015. 13 Estos sueños, singulares en sí mismos y situados en el contexto del singularísimo género de los "Evangelios de la infancia", constituyen un área fronteriza y a la vez muy interesante entre la carencia de fuentes y la fuerza de la reflexión teológica y las tradiciones arraigadas. Véase: John P. Meier, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, I: Las raíces del problema y de la persona, Verbo Divino, Estella (Navarra) 3a. ed., 2000, sobre todo el capítulo 8: En el principio...Los orígenes de Jesús de Nazaret, pp. 219-263. 14 Joseph Ratzinger-Benedetto XVI, L'infanzia di Gesù, Rizzoli/Libreria Editrice Vaticana, Milán 2012, p. 52. (Existe edición en español).

9

polémicas, en signos. Pablo en su extensa correspondencia con las comunidades no mencionó

sueños o ensoñaciones. Los Hechos de los Apóstoles refieren en dos ocasiones sueños

reveladores, si bien el primero, en el "ciclo de Pedro", que tuvo como resultado la superación de

las restricciones alimentarias judías, se narra acontecido a la luz del día: "[...] Vio el cielo abierto y

algo así como un inmenso mantel que bajaba a la tierra sostenido por sus cuatro puntas. Sobre el

mantel había toda clase de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y pájaros del cielo. Y oyó una voz que

decía: 'Pedro, levántate, sacrifica y come...'" (Hech 10, 10-13). En el "ciclo de Pablo", éste tuvo un

sueño revelador que lo decidió a pasar de Asia a Europa: En Tróade "[...] Durante la noche, Pablo

tuvo una visión: un hombre de Macedonia, que de pie ante él, le rogaba: '¡Tienes que venir a

Macedonia a ayudarnos!'" (16, 9).

Es reveladora la postura crítica frente a los "sueños sagrados" y a la interpretación de los sueños,

pues entre los "dones del Espíritu" (1 Corintios 12, 1-11)--en nuestros tiempos puestos sobre la

mesa por los movimientos "carismáticos"--no están ni siquiera mencionados. Podemos afirmar,

pues, que el Nuevo Testamento es refractario al despliegue de sueños y de prácticas adivinatorias

o "proféticas". Está presente más bien una invitación: "ya llegó la hora de despertarse del sueño":

"[...] Sean conscientes del momento en que vivimos, y [que] ya llegó la hora de despertarse del

sueño...La noche está avanzada y el día está llegando..." (Romanos 13, 11.12).

5.- Puerta abierta.

La Biblia presenta más que profusión de revelaciones y anuncios en sueños, sobriedad y

parquedad, extrema en el caso de los hechos y palabras de Jesús. Encontramos una posición crítica

frente a las religiones antiguas del Oriente y a la religiosidad occidental ("paganismo") tanto

primitiva (paganismo procede de pagus, aldea rural antigua) como "clásica" (grecorromana). Es

posible inferir, al menos como hipótesis de alguna solidez, también su refracción a ensueños

modernos inducidos tal vez mediante drogas, a la provocación de estados psicológicos colectivos

alterados como fruto de manipulaciones histriónicas y a las utopías políticas.

La reflexión bíblica puede comprenderse como una secularización de los sueños y está cercana a

postulados psicoanalíticos: los sueños se forjan en la interioridad humana, entidad rica, compleja y

todavía enigmática, en un entretejido de estímulos corporales, temores, deseos, experiencias e

ilusiones. Desde luego, llevan y traen consigo pulsiones inconscientes y hay que buscar sus raíces

en algún rincón de la infancia, quizá en la firmeza encadenada de las raíces del árbol que inquietó

10

a Nabucodonosor. Cito a Michel de Certau: "[...] El psicoanálisis se articula sobre un proceso que

es el centro del descubrimiento freudiano: el retorno de lo rechazado. Este 'mecanismo' pone en

juego una concepción del tiempo y de la memoria, en el que la conciencia es a la vez la máscara

engañadora y la huella efectiva de acontecimientos que organizan el presente. Si el pasado (que

tuvo lugar y forma parte de un momento decisivo en el curso de una crisis) es rechazado, regresa,

pero subrepticiamente, al presente de donde él ha sido excluido. Un ejemplo, que le gustaba

mucho a Freud, representa esta vuelta-regreso que es la astucia de la historia: después de haber

sido asesinado, el padre de Hamlet regresa en una escena distinta, pero con forma de fantasma, y

es entonces cuando se convierte en la ley que su hijo obedece".15

Sabemos, por otra parte, que el duermevela, ese estado anímico fronterizo entre la vigilia y el

sueño o "sueño ligero en que se halla el que está dormitando"16, tan parecido al amanecer

temprano, es el sitio privilegiado de la inspiración, poética o técnica, artística o religiosa.

Espero que ustedes, al escuchar o al leer, se sientan como yo al escribir: surcando por corrientes

más tranquilas que procelosas y deseando continuar esta fascinante navegación. Hace poco, al

hojear una revista estadounidense, encontré la partitura y el comentario de una canción titulada

"Pintando siluetas" ("Painting silhouettes") del músico inglés radicado en Nueva York pero

embebido en los ritmos latinoamericanos, Will Holland. Sus palabras se aplican--me parece--a la

conversación de esta mañana: "[...] habla de los sentimientos y las emociones que uno puede

sentir en 'la madrugada', en las primeras horas de la mañana, cuando las sombras y la luz danzan

como formando murallas y lo consciente y lo inconsciente se agita en el mismo vaso. A veces la

noche se encuentra muy temprano con la luz de la mañana, que toma a la noche por sorpresa y la

apresura a esconderse entre sus sombras hasta el siguiente atardecer".17

No ha sido casualidad que nos hayamos encontrado para este coloquio en medio de esta semana

de la Pascua florida. ¡Ya es tiempo de despertar del sueño! ¡Ya es tiempo que florezca México!

15 Historia y psiconanálisis. Entre ciencia y ficción, Universidad Iberoamericana/ITESO, México/Guadalajara 2003, p. 23. 16 Definición del Diccionario de la Real Academia Española. 17 "Painting Silhouettes is a song I wrote in 2013. It speaks to the feelings and emotions one may feel in 'La Madrugada' or early morning hours, when shadows and light dance on walls and the conscious and unconscious swirl around in the same glass. Sometimes the night can meet the light of the morning too early, taking the night by surprise and leaving it to hurry away into its shadows until another evening". (The New Yorker, March 6, 2017, p. 12).

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Anexo Fotográfico

La Guadalupana rodeada de escenas de las cinco apariciones, de Juan el vidente de Patmos (más

de una vez suplente de Juan Diego), el "huerto cerrado" del Cantar de Salomón (representación de la virginidad) y la escala del durmiente.

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La escala de Jacob: Detalle

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Juan en Patmos ve a la Guadalupana: Detalle

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Juan en Patmos-Tenochtitlán ve en La Guadalupana a la Virgen del Apocalipsis que venció al dragón. (Parroquia de Coixtlahuaca, Oaxaca).