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1 SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA Sala Civil y Penal R. Casación y por infracción procesal nº 178/2010 SENTENCIA Nº 15 Presidente: Ilmo. Sr. D. José Francisco Valls Gombau Magistrados Ilma. Sra. Dª. Mª Eugènia Alegret Burgués Ilmo. Sr. D. Carlos Ramos Rubio Barcelona, 14 de marzo de 2011. La Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, integrada por los magistrados que se expresan mas arriba, ha visto el recurso de casación y extraordinario por infracción procesal núm. 178/2010 contra la sentencia dictada en grado de apelación por la Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Girona en el rollo de apelación núm. 73/10 como consecuencia de las actuaciones de juicio ordinario núm. 899/08 seguidas ante el Juzgado de 1a Instancia núm. 5 de Girona. La Sra. AMOR T. U. ha interpuesto este recurso representada por la Procuradora Sra. Marta Navarro Roset y defendida por la Letrado Sra.

SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA Sala Civil y Penal R ... · canalizados por la vía del artículo 469.1.2 LEC. Este motivo de infracción procesal está reservado, en lo que aquí

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SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA Sala Civil y Penal

R. Casación y por infracción procesal nº 178/2010

SENTENCIA Nº 15

Presidente:

Ilmo. Sr. D. José Francisco Valls Gombau

Magistrados

Ilma. Sra. Dª. Mª Eugènia Alegret Burgués

Ilmo. Sr. D. Carlos Ramos Rubio

Barcelona, 14 de marzo de 2011.

La Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, integrada

por los magistrados que se expresan mas arriba, ha visto el recurso

de casación y extraordinario por infracción procesal núm. 178/2010

contra la sentencia dictada en grado de apelación por la Sección 2ª

de la Audiencia Provincial de Girona en el rollo de apelación núm.

73/10 como consecuencia de las actuaciones de juicio ordinario núm.

899/08 seguidas ante el Juzgado de 1a Instancia núm. 5 de Girona.

La Sra. AMOR T. U. ha interpuesto este recurso representada por la

Procuradora Sra. Marta Navarro Roset y defendida por la Letrado Sra.

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Chantal Català Comas. Es parte recurrida la Sra. FRANCISCA F. C.,

representada por el Procurador Sr. Angel Montero Brusell y defendida

por el Letrado Sr. Ignacio de Ribot y de Balle; y los Srs. LLUÍS i

JOAQUIM T. P., representados por el Procurador Sr. Angel Montero

Brusell y defendidos por el Letrado Sr. Luis Sibils Ensesa.

ANTECEDENTES DE HECHO

Primero.- La Procuradora de los Tribunales Sra. Laura Pages

Aguadé, actuó en nombre y representación de la Sra. Amor T. U.

formulando demanda de juicio ordinario núm. 899/08 en el Juzgado

de Primera Instancia núm. 5 de Girona. Seguida la tramitación legal,

el Juzgado indicado dictó sentencia con fecha 3 de diciembre de

2009, la parte dispositiva de la cual dice lo siguiente:

“Que estimando parcialmente la demanda interpuesta por Dª

AMOR T. U., debo condenar y condeno a Dª FRANCISCA F. C. y

a D. LLUIS T. P. y D. JOAQUIM T. P., sucesores procesales del

demandado ya fallecido D. Joaquim T. F., a pagar a la parte

actora, con carácter mancomunado, que no solidario, y en

proporción a su cuota en la herencia, la cantidad de

137.985,13 euros, en concepto de legítima, más los intereses

de la misma al tipo legal del dinero desde la fecha de 17 de

junio de 2004, siendo a cargo de cada parte las costas

causadas a su instancia y las comunes por mitad”.

Segundo.- Contra esta Sentencia, la parte actora interpuso recurso

de apelación, que se admitió y se sustanció en la Sección 2a de la

Audiencia Provincial de Girona la cual dictó Sentencia en fecha 11 de

junio de 2010, con la siguiente parte dispositiva:

“Que estimando en parte el recurso de apelación formulado por

el Procurado D. JOAQUIM GARCÉS PADROSA, en nombre y

3

representación de Dña. AMOR T. U., contra la Sentencia de 3

de diciembre de 2009, del JUZGADO PRIMERA NSTANCIA 5

GIRONA (ANT. CI-5) dictada en los autos de procedimiento

ordinario nº 899/2008, de los que el presente rollo dimana,

revocamos parcialmente dicha resolución en el snetido de que

la cantidad a cuyo pago se condena a los demandados a pagar

a la actora será la de 140.334,13 euros en concepto de

legítima, en la forma y con los intereses que establece la

sentenci de primer instancia cuyos restantes pronunciamientos

se confirman.

Todo ello sin hacer especial imposición de las costas de esta

apelación”.

En fecha 2 de julio de 2010 se dictó Auto de aclaración, con la

siguiente parte dispositiva:

“Que de conformidad con lo solicitado por la representación de

Doña AMOR T. U., se completa la sentencia de esta Sala de 11

de junio de 2010 en el sentido siguiente: se confirma el

pronunciamiento sobre las costas de primera instancia

establecido en la sentencia apelada”.

Tercero.- Contra esta Sentencia, el Procurador Sr. Joaquín Garcés

Padrosa en nombre y representación de la Sra. Amor T. U., interpuso

recurso de casación y extraordinario por infracción procesal. Por auto

de esta Sala, de fecha 16 de diciembre de 2010, se inadmitieron los

motivos 1, 3 y 5 del recurso extraordinario por infracción procesal así

como el motivo 4 del recurso de casación admitiéndose el resto de los

motivos a trámite, dándose traslado a las partes recurridas

personadas para formalizar su oposición por escrito en el plazo de

veinte días.

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Cuarto.- Por providencia de fecha 28 de enero de 2011 se tuvo por

formulada oposición a los recursos interpuestos y de conformidad con

el art. 485 de la Ley de Enjuiciamiento Civil se señaló para su

votación y fallo que ha tenido lugar el día 28 de febrero de 2011.

Ha sido ponente la Ilma. Sra. Dª. Mª Eugènia Alegret Burgués.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- Frente a la Sentencia dictada en fecha 11 de junio de

2010 por la Sección 2a de la Audiencia provincial de Girona en el

procedimiento seguido por Doña Amor T. U. frente a los

causahabientes del difunto Sr. Narciso T. P. en reclamación de la

cuota legitimaria correspondiente a la herencia de éste ultimo, se alza

la defensa de la parte actora que interpone frente a la misma recurso

extraordinario por infracción procesal y de casación. Este último fue

admitido en razón de la cuantía del procedimiento.

SEGUNDO.- Recurso extraordinario por infracción procesal.

De conformidad con la Disposición Final 16ª de la LEC se analizará en

primer lugar los motivos del recurso extraordinario por infracción

procesal que en su día fueron admitidos a trámite, no sin antes

indicar que conforme a reiterada doctrina del Tribunal Supremo el

recurso extraordinario por infracción procesal es un recurso de

carácter eminentemente jurídico en el que deben exponerse en forma

concisa y separada cuáles son las infracciones de esta clase que se

habrían cometido, no existiendo en la LEC 1/2000 un motivo referido

a la errónea valoración de las pruebas practicadas por corresponder

tal cometido a las sentencias de instancia en forma exclusiva. Otra

cosa supondría hacer del recurso extraordinario una tercera instancia

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lo que es incompatible con la naturaleza del recurso. Solo por la vía

de la arbitrariedad en la argumentación dada por el Tribunal de

instancia respecto de la libre apreciación de la prueba o por la

irrazonabilidad de su valoración, podría el órgano de casación, sobre

la base del ordinal 4º del articulo 469, 1 LEC entrar a examinar si se

ha infringido la tutela judicial efectiva en la valoración de los medios

probatorios puestos al alcance del primero.

Dicha doctrina viene resumida en la STS de 26-10-2010 que al efecto

establece:

“A) Los errores en la valoración de la prueba no pueden ser

canalizados por la vía del artículo 469.1.2 LEC. Este motivo de

infracción procesal está reservado, en lo que aquí interesa, al examen

del cumplimiento de «las normas procesales reguladoras de la

sentencia». Estas normas comprenden el procedimiento para dictarla,

la forma y el contenido de la sentencia y los requisitos internos de

ella, pero no con carácter general las reglas y principios que deben

observarse en la valoración de los distintos medios de prueba, las

cuales constituyen premisas de carácter epistemológico o jurídico-

institucional a las que debe ajustarse la operación lógica de

enjuiciamiento necesaria para la resolución del asunto planteado

(SSTS 28 de noviembre de 2008, 30 de junio de 2009).

La valoración probatoria solo puede excepcionalmente tener acceso al

recurso extraordinario por infracción procesal cuando por ser

manifiestamente arbitraria o ilógica la valoración de la prueba, ésta

no supera el test de la racionabilidad constitucionalmente exigible

para respetar el derecho la tutela judicial efectiva consagrado en

artículo 24 CE y en tal caso habrá de plantearse a través del artículo

469.1.4.º LEC , como vulneración del artículo 24.1 CE , por incurrirse

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en error de hecho manifiesto, irracionalidad o arbitrariedad (SSTS de

18 de junio de 2006, RC núm. 2506/2004, 8 de julio de 2009, RC

núm. 693/2005, 30 de junio de 2009, RC núm. 1889/2006, 17 de

diciembre de 2009, RC núm. 1960/2005 y 7 de junio de 2010, RIP

núm. 782 / 2006 ). En defecto de todo ello la valoración de la prueba

es función de la instancia (SSTS de 27 de mayo de 2007, RC núm.

2613/2000, 24 de septiembre de 2007, RC núm. 4030/2000, 15 de

abril de 2008, RC n. º 424/2001 y 29 de enero de 2010, RC núm.

2318/2005).

B) Cuando la sentencia recurrida ha establecido los hechos mediante

una apreciación conjunta de la prueba -como es el caso de la

sentencia impugnada- no es lícito articular un motivo para

desarticularla, a fin de que prevalezca un elemento probatorio sobre

otros (SSTS de 17 de diciembre de 1994, RC núm. 1618/1992, 16 de

mayo de 1995, RC núm. 696/1992, 31 de mayo de 1994, RC núm.

2840/1991, 22 de julio de 2003, RC núm. 32845/1997, 25 de

noviembre de 2005, RC núm. 1560/1999), ni plantear cuestiones que

implican la total revisión de la valoración de la prueba efectuada por

la Audiencia Provincial, lo que es impropio de la naturaleza y función

del recurso extraordinario por infracción procesal, pues se convertiría

en una tercera instancia (STS de 29 de septiembre de 2009, RC núm.

1417/2005). “

Lo que confirma la STS de 23-12-2010, respecto del art. 218, 2 de la

LEC cuando dice:

“El art. 218.2 LEC se refiere a la motivación, sin que a su amparo

quepa traer a la casación una impugnación relacionada con un error

en la valoración de la prueba. En el cuerpo del motivo no se contiene

alegación alguna que pueda constituir, por falta o insuficiencia grave,

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defecto de motivación, constituyendo tema ajeno a la misma la

discrepancia con el contenido de las argumentaciones utilizadas por el

juzgador para fundamentar su decisión, las cuales podrán o no ser

acertadas (lo que se dice a los efectos dialécticos) pero en modo

alguno son incoherentes en el aspecto formal, ni incurren en quiebras

lógicas que excluyan toda conexión entre las conclusiones obtenidas y

las razones aducidas.

Por otra parte, los dos aspectos a que se refiere el motivo que

denomina, respectivamente, interpretación (que implica, según se

afirma, la determinación, sin atender al valor probatorio, de cuál es el

resultado que se desprende de la prueba, fijando, en consecuencia,

los hechos) y valoración (que, se dice, consiste en determinar, una

vez establecido el resultado de cada medio de prueba, el valor

concreto que debe atribuírsele al mismo en la producción de la

certeza, lo que comporta una decisión de credibilidad de cada uno de

los medios de prueba), corresponden a la función soberana de los

juzgadores que conocen en instancia, y quedan fuera con carácter

general del ámbito del recurso extraordinario por infracción procesal,

y por su naturaleza procesal también son ajenos en todo caso al

recurso de casación.

Los temas expresados, y en concreto el denominado error en la

valoración de la prueba, que es en realidad lo que se plantea en el

motivo, solo pueden ser revisados en el recurso extraordinario

cuando se infringe el art. 24 de la Constitución, pero en tal caso, el

cauce adecuado para hacerlo valer no es el del ordinal 2º, sino el del

ordinal 4º del art. 469.1 LEC”

Pues bien, al amparo de la doctrina expuesta es vista la

improcedencia del recurso extraordinario que plantea la parte

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recurrente por más que hayan sido los esfuerzos dirigidos en el

escrito de interposición a su acogimiento ya que todos ellos se dirigen

a combatir la valoración que hace el Tribunal de las pruebas

practicadas singularmente de las pruebas periciales. Téngase

presente que la controversia entre las partes viene circunscrita desde

la primera instancia a los siguientes puntos: 1) la inclusión o no en el

caudal relicto de la finca ****** sita en la población de ******, al

estimar la nieta recurrente que el contrato de compraventa realizado

por el causante tres años y medio antes de morir en favor de su hijo

Joaquín T. F. fue simulado por no haberse satisfecho el precio

pactado en la escritura así como la nulidad del contrato de donación

disimulado por carecer de la forma debida y ser ilícita su causa,

debiendo reintegrarse el inmueble en el relictum del causante (nº 1,

2 y 3 del suplico de la demanda, no rectificado en la audiencia

previa); 2) por tener mayor valor el solar sito también en V.,

carretera de ***********, valorado en las Sentencias de instancia

en 200.800 euros cuando según la recurrente vale 237.605,76

euros); 3) por tener mayor valor la finca ****** sita en ****** de la

*******, valorada en las Sentencias en 26.285 euros; y, 4) por

tener que valorarse el presunto ajuar doméstico conforme a la

normativa fiscal en el 3% de todo el caudal relicto.

TERCERO.- Entrando ya en cada uno de los motivos del recurso

extraordinario que superaron la fase de admisión y en orden al

numerado como segundo en el escrito de interposición, la recurrente

invoca, al amparo del nº 2 del art. 469,1 de la LEC, la supuesta

infracción de los art. 326,1, 319,1 y 2 en relación con los artículos

324 y 317 y 318 de la LEC, todos ellos relativos la fuerza probatoria

de los documentos tanto públicos como privados.

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Pues bien, siendo cierto que la Sala de apelación incurre en el error

que apunta la recurrente en el recurso ya que tuvo como fecha de la

compra de terrenos circundantes al de la finca 220 de V., propiedad

del causante, la correspondiente a la fecha de la inscripción registral,

sin atender a la fecha de las escrituras que son las que prueban el

momento en que se llevaron a cabo las operaciones de venta,

también lo es que el motivo resulta artificioso por cuanto la Sala

dedica todo el fundamento jurídico segundo de la Sentencia a

combatir las conclusiones del perito Sr. Pauli sobre el elevado valor

de la finca supuestamente enajenada por el causante en relación con

precio que se hizo constar en el contrato y solo en una parte, no

como ratio decidendi, sino a mayor abundamiento, hace alusión al

precio pagado por las promotora Catalunya Mediterranea y por

Landscape Valles SL en lo que equivocadamente califica como

operaciones realizadas en los años 2005 y 2006.

De esta forma el argumento principal de la Audiencia es que el perito

de la actora valoró la finca con unas expectativas de precio de venta

de las edificaciones que no se correspondían con la realidad, por los

especiales costes de urbanización -soterramiento de torres de alta

tensión incluidas- que no se daban en fincas análogas.

Tal afirmación –inviabilidad económica de la promoción de los

terrenos conforme a la normativa urbanística del año 1994 que era

la vigente en el año 2000 cuando se realizó la operación impugnada

por la legitimaria-, se corresponde con el reconocimiento explícito que

el Ayuntamiento de V. realizó en el año 2002 cuando suscribió con

las dos empresas promotoras anteriormente citadas, que habían

comprado terrenos en la zona, un cambio en los usos y en la

edificabilidad permitida, percibiendo de las mismas 450 millones de

las antiguas pesetas. Ello desvirtúa la afirmación de la parte

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demandante de que el terreno tenía en el año 2000 el valor que le

otorgó el perito Sr. Pauli, con independencia de que las promotoras

referidas pagasen un mayor precio por los terrenos en la misma

época, lo que puede tener relación con el conocimiento que estas

tuviesen sobre un posible cambio de la normativa urbanística. En

todo caso precio bajo no supone inexistencia del precio.

Es doctrina reiterada que si el resultado que pueda obtenerse con la

estimación de un motivo no altera las conclusiones de la Sentencia, el

motivo es artificioso y por tanto inestimable.

CUARTO.- Por el motivo cuarto se afirma infringido el art. 326,1 de

la LEC y el artículo 319,1 y 2 de la LEC, también en relación con los

arts. 324 o 317,2. El motivo se basa en que, al entender de la

recurrente, la Sala no ha valorado correctamente el documento de

pago del precio de la venta constituido por el cheque bancario de La

Caixa porque no hay prueba sobre quien proveyó de los fondos. El

motivo se desestima tanto porque se pretende una revisión de la

prueba realizada como por su manifiesta improcedencia. El notario

hizo constar y ello constituye prueba plena, que el cheque fue

entregado por el comprador protocolizándolo en la escritura de

compraventa otorgada y existe prueba en autos (fl. 314) de que el

dinero fue ingresado en la cuenta del vendedor. No cabe atender a

especulaciones sobre el origen de los fondos que no se corresponden

con prueba alguna. En cualquier caso la cuestión parece más referida

a las normas sobre carga de la prueba, no denunciada, que a la

infracción legal sobre el valor de los documentos, no cometida en

forma alguna por la sentencia impugnada.

La misma suerte deben correr los motivos sexto y séptimo del

recurso extraordinario en el que se denuncian las mismas infracciones

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y por los mismos motivos. Se pretende que la Sala haga una nueva

valoración de las pruebas practicadas, respecto de las extracciones de

dinero de las cuentas del padre que tuvieron lugar por diferentes

cantidades y diferentes conceptos en los meses sucesivos, sin que

exista motivo alguno para ello pues no se aprecia ningún argumento

ilógico en la Sentencia máxime cuando no existe prueba alguna

sobre que constituyan una devolución del precio pagado por la venta

del padre al hijo. De la misma forma se intenta que se dé pábulo, por

el hecho de que uno de los regidores del Ayuntamiento de V., firmase

junto con otras personas y el comprador de la finca 220, un escrito

de alegaciones en el año 2005 oponiéndose a los términos del

convenio suscrito entre las promotoras antes citadas y el

Ayuntamiento de V., a un presunto conocimiento de los concretos

cambios de las posibilidades urbanísticas del terreno. Recordar, de

nuevo, que la valoración de las prueba corresponde a los tribunales

de instancia sin que quepa sustituir salvo arbitrariedad o

irrazonabilidad sus conclusiones probatorias por las interesadas de la

parte.

QUINTO.- El motivo octavo, en el que se denuncia la supuesta

vulneración del art. 218,4 de la LEC y noveno, en el que se dice

infringido el art. 469, 1, 2 de la LEC, merecen igual suerte

desestimatoria por incurrir en los mismos vicios que los anteriores.

Por mucho que constituya un hecho notorio el aumento del precio de

los inmuebles, no ya desde el año 2000 como se dice en el recurso,

sino desde mediados de los 80 hasta la crisis económica del año

2008, ello no implica que constituya un hecho notorio -que exima de

prueba por su conocimiento absoluto y general- el valor concreto de

cada uno de los inmuebles que se discuten en los procedimientos

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judiciales, lo que haría innecesarias las pruebas periciales y las

tasaciones.

El motivo noveno se dirige a combatir afirmaciones de la Sentencia

que no constituyen la base del fallo por lo que resultan

intrascendentes al tener que dirigirse los recursos contra el fallo y su

ratio decidendi.

SEXTO.- Los motivos décimo y decimoprimero del recurso

extraordinario, con amparo en el art. 469, 1. 2 de la LEC se dirigen

de nuevo a combatir la valoración que de las pruebas periciales ha

realizado la Sala de instancia.

Ya dijimos en la STSJC 3-10-2010 que la revisión casacional de la

valoración de la prueba pericial efectuada por el tribunal de instancia,

es admitida de manera muy restrictiva por la jurisprudencia del TS, al

considerar que, no hallándose positivadas "las reglas de la sana

crítica" y siendo perfectamente posible al tribunal de instancia

apartarse de las conclusiones de los peritos, que no son vinculantes,

solo se producirá la infracción procesal si la valoración judicial

"tergiversa ostensiblemente" dichas conclusiones, o "falsea

arbitrariamente" sus dictados, o "extrae deducciones absurdas o

ilógicas", u "opuestas al raciocinio humano o a las máximas comunes

de experiencia", pues de otro modo se convertiría la casación en una

tercera instancia con posibilidad de impugnación abierta y libre de la

sentencia recurrida y, en particular, de una nueva valoración de la

prueba, todo lo cual explica que sea claramente mayoritario el

número de resoluciones que la vienen denegando (vid. entre otras

muchas, SS TS 1ª 9/2007 de 16 ene., 988/2007 de 19 sep.,

1248/2007 de 16 nov., 1273/2007 de 30 nov., 430/2008 de 29 may.,

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609/2008 de 25 jun., 390/2009 de 10 jun. y 532/2009 de 22 jul.). En

el mismo sentido STS de 11-11-2010.

Por su parte la sentencia del TS de 14-10-2010 indica que cuando

son varias las pruebas periciales practicadas con el mismo objeto,

puede el Tribunal en uso de la facultad legal de apreciar la prueba

conforme a la sana critica, atribuir mayor valor a unas sobre otras en

orden a procurarle la convicción sobre los hechos a los que se

refieran sin que tal valoración pueda ser objeto del recurso

extraordinario por infracción procesal salvo, como hemos dicho,

desvío grosero del resultado probatorio.

Pues bien, es evidente que en la valoración de las pruebas periciales

realizadas por el Tribunal de instancia ni se tergiversen las

conclusiones periciales de forma ostensible ni se efectúan

apreciaciones arbitrarias o contrarias a las reglas de la común

experiencia. Antes bien ante una diferente valoración de la finca ****

de V. (pequeña población situada cerca de Girona) entre el perito de

la actora Sr. Pauli y la de los demandados Sra. Comalada y en

ausencia de un dictamen pericial judicial contradictorio -art. 339 LEC-

la Sala opta por seguir el criterio de la Sra. Comalada por estimar

más ajustado, en este caso, el sistema comparativo que utiliza frente

al criterio del Sr. Pauli que utiliza el residual partiendo de los valores

de construcción de las fincas en otros lugares.

Y lo mismo cabe decir de la valoración de la finca rústica **** sita en

****** la cual es valorada por el Sr. Pauli como si se tratase de una

finca urbanizable cuando, al menos hasta la muerte del causante,

estaba calificada de rústica o agrícola. Los razonamientos de la Sala

no resultan arbitrarios y están suficientemente motivados.

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Es por ello que no procede entrar en un examen exhaustivo de los

parámetros utilizados por uno u otro perito pues: (a) en relación con

la finca de ***** de V., ambos dictámenes están igualmente

razonados. Es evidente que existen diferentes sistemas para

determinar el valor de los inmuebles pero es igualmente claro que la

prueba pericial no es una prueba legal tasada y tampoco existe un

criterio que deba preponderar sobre los otros por más que alguno se

derive de normas administrativas dictadas para otros fines. En caso

de duda, además, debería prevalecer el principio del favor debitoris;

y (b) por cuanto en relación con la finca registral ***** de ******

porque el órgano de apelación hace recta aplicación de la doctrina de

esta Sala (vid. STSJC de 4-11-1999 ó 31-1-2005) para prescindir del

dictamen del Sr. Pauli ya que hemos dicho reiteradamente que las

expectativas urbanísticas no consolidadas no son aptas por sí mismas

para determinar el valor de un inmueble en un determinado

momento. Baste comprobar como ha cambiado en la actualidad el

mercado inmobiliario respecto de expectativas que pudiesen tenerse

anteriormente.

Reiterar en cuanto a la valoración de la finca nº 220 de V., lo dicho

en anteriores fundamentos toda vez si el dictamen del Sr. Pauli

respecto de su valor en el momento de la venta tuvo en cuenta un

coste de urbanización es lo cierto que no tuvo en cuenta el coste de

urbanización de la concreta finca peritada, que resultó ser tan

gravoso que hacía antieconómica la promoción de los terrenos en el

momento en el que fueron vendidos tal y como admitió el

Ayuntamiento cuando casi dos años más tarde inició el proceso de

cambio de las condiciones de edificación y usos de los mismos.

SÉPTIMO.- En el motivo decimosegundo del recurso extraordinario

por infracción procesal se denuncia la vulneración del artículo 218,

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apartado 1 y 2. Debe significarse, en primer lugar, que el apartado

primero de la norma citada se refiere a la congruencia que deben

mantener las sentencias respecto de las pretensiones de las partes

mientras que el apartado segundo incide en la motivación.

En el desarrollo del motivo solo se hace referencia a la motivación por

lo que nada se argumentará sobre la congruencia.

En un primer submotivo la recurrente estima que la Sentencia no

motiva la no apreciación de los indicios que comportarían acoger la

presunción de simulación y en un segundo submotivo se alega que la

motivación es arbitraria o manifiestamente infundada al basarse en

un error patente en la determinación o selección del material de

hecho por no haberlo considerado en su conjunto.

No es cierto que la Sentencia presente defectos de motivación. La

motivación existe pues deben considerarse suficientemente

motivadas aquellas resoluciones judiciales que vengan apoyadas en

razones que permitan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos

esenciales fundamentadores de la decisión, es decir, la "ratio

decidendi" que ha determinado aquélla, o razón causal del fallo a la

que se refiere el nº 2 del art. 218.

De este modo la motivación implica como indica la Sentencia de STS

de 27-9-2005: “... dar los argumentos correspondientes al fallo, es

decir, la explicación jurídica de la resolución acordada, sin necesidad

ni de una especial extensión, ni de dar respuestas a cada una de las

razones que en apoyo de sus pretensiones da la parte. Así se expresa

en la doctrina del Tribunal Constitucional (sentencias 187/2000, de

10 de julio y 214/2000, de 18 de septiembre) y en la jurisprudencia

del Tribunal Supremo (sentencias de 2 de noviembre de 2001, 1 de

febrero de 2002 y 8 de julio de 2002)..."

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La sentencia objeto del recurso, que en este punto asume los

argumentos de la de primera instancia, estima que puesto que el Sr.

T. P. había vendido un terreno tres años antes al de la venta

objetada, que existió un precio cierto debidamente abonado, y que no

se había probado que la venta obedeciese a una finalidad ilícita o

maliciosa, no había sido cubierta la carga de la prueba sobre su

inexistencia, lo que perjudicaba a la actora de conformidad con lo

dispuesto en el art. 217,3 de la LEC y obligaba a no incluir la misma

en el haber hereditario para el cómputo de la legitima. Se podrá

compartir o no la argumentación de la Sala pero es claro que la

Sentencia es suficientemente explícita sobre los motivos de la

denegación de la acción de nulidad ejercitada por la recurrente.

El submotivo segundo debe también rechazarse como resultado de lo

argumentado en los anteriores, toda vez que: (a) no se ha advertido

arbitrariedad o irrazonabilidad en las conclusiones valorativas sobre

las pruebas periciales; (b) la cuestión relativa al pago de un mayor

precio de fincas similares en las mismas fechas por parte de las

promotoras que pactaron con el Ayuntamiento un cambio en la

edificabilidad de las parcelas para que fuese viable el coste de la

urbanización, no fue el elemento decisorio de la Sentencia de la

Audiencia para no considerar adecuada la valoración realizada por el

Sr. Pauli sino que antes ya había dado otras razones, singularmente

la inviabilidad económica de la promoción de los solares industriales

en la fecha en que se concertó la operación entre padre e hijo.

La misma suerte merece el motivo decimotercero del recurso

extraordinario por cuanto la Sala no está obligada a hacer uso de las

presunciones judiciales cuando estima que no se dan los requisitos

legales para ello por lo que mal puede infringirse el art. 386, 1 de la

LEC por no haber presumido la Sala la existencia de simulación en la

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compraventa celebrada entre padre e hijo tres años y medio antes de

su muerte.

OCTAVO.- El motivo decimocuarto del recurso extraordinario hace

referencia también a la indebida aplicación del art. 385, 1 y 2 de la

LEC el cual establece que:

“1. Las presunciones que la ley establece dispensan de la prueba del

hecho presunto a la parte a la que este hecho favorezca.

Tales presunciones sólo serán admisibles cuando la certeza del hecho

inicio del que parte la presunción haya quedado establecida mediante

admisión o prueba.

2. Cuando la ley establezca una presunción salvo prueba en contrario,

ésta podrá dirigirse tanto a probar la inexistencia del hecho presunto

como a demostrar que no existe, en el caso de que se trate, el enlace

que ha de haber entre el hecho que se presume y el hecho probado o

admitido que fundamenta la presunción”.

El motivo se residencia en que el órgano de apelación no habría

aplicado el art. 15 de la Ley 29/1987 del impuesto de sucesiones que

presume que en toda masa hereditaria hay un ajuar doméstico y que

tiene un valor del 3% del importe del caudal relicto. Estima la

recurrente que la parte demandada no ha realizado prueba alguna

dirigida a demostrar que el valor del ajuar doméstico fuese inferior o

superior al valor presumido por la ley.

La propia recurrente ya advierte que la presunción contenida en la

Ley 29/1987 en orden al ajuar doméstico, a los efectos del impuesto

de sucesiones, es iuris tantum lo que se deriva de la propia normativa

que, por otra parte, solo tiene efectos fiscales.

18

La Sala aplica dicho valor al ajuar que pudiese existir en los

inmuebles edificados y lo excluye de los solares. Es evidente pues

que se ha dado debido cumplimiento tanto a lo dispuesto en el

número 3 del art. 385 de la LEC, como a lo establecido en el art. 15

de la Ley 29/1987 pues parece incontestable que no puede existir

ajuar doméstico en unos terrenos sobre los que no existe vivienda

alguna que pudiese contenerlo.

Por todo lo expuesto el recurso extraordinario por infracción procesal

se rechaza con imposición de costas a la parte recurrente de

conformidad con lo dispuesto en los arts. 394 y 398 de la LEC.

NOVENO.- Recurso de casación

En el primer motivo de casación se aduce la infracción del art. 1261,3

del CC en relación con los arts. 1275 a 1277 del mismo Código.

Se invoca, en definitiva, que la compraventa celebrada entre el

causante y su hijo, posterior coheredero, fue simulada por la

existencia de una causa falsa suponiendo una simulación negocial en

perjuicio de su legítima.

El motivo adolece de un error de planteamiento ya que no se ha

estimado el recurso por infracción procesal, necesario como la propia

parte admite, para que pudiese prosperar el de casación.

Con todo debe indicarse que en el suplico de la demanda la parte

interesó que se declarase que la compraventa era nula por falta de

causa, por inexistencia de precio y que se declarase nula también la

donación disimulada por haberse realizado sin la forma debida y en

fraude de la legitima.

19

Ahora se dice que la compraventa –no la donación- contiene una

causa ilícita por haber sido realizada para defraudar al fisco y también

los derechos legitimarios de la demandante lo que supone un cambio

de planteamiento inadmisible.

Se insiste en el motivo en la existencia de indicios que debieron dar

lugar a que el tribunal presumiese la simulación de la venta.

Pues bien conforme a reiterada doctrina del Tribunal Supremo en

sede del recurso extraordinario por infracción procesal (por todas STS

de 14-5-2010): las presunciones son operaciones intelectuales que

consisten en tener como cierto un hecho, denominado hecho

presunto, a partir de la fijación formal de otro hecho denominado

hecho base, que debe haber sido probado. Como afirma la sentencia

del TS de e 23 febrero 2010, "la elaboración de las presunciones

judiciales forma parte del procedimiento de valoración de la prueba y

del conjunto de operaciones de carácter epistemológico y jurídico-

institucional que deben llevarse a cabo para fijar los hechos en los

que debe fundarse la decisión [...]", de modo que, según la sentencia

de 6 noviembre 2009, las presunciones judiciales admitidas como

medio de prueba en el art. 386 LEC deducen "a partir de un hecho

admitido o probado, la certeza de otro hecho siempre que entre el

primero y el segundo exista un enlace preciso y directo según las

reglas del criterio humano" y añade dicha sentencia que "solo cuando

sentada la realidad del hecho-base, el tribunal se aparta de tales

reglas para llegar a conclusiones ilógicas en su proceso deductivo,

puede entenderse que se ha vulnerado el derecho fundamental a la

tutela judicial efectiva (art. 24 CE) [...]".

Respecto de la compraventa que nos ocupa, se ha probado y ha

quedado admitido por la propia Sentencia recurrida, que el precio se

20

pagó efectivamente y que éste no era irrisorio o vil, al menos no lo

era en la medida en que se pretendía en la demanda, sin que la

existencia de un precio bajo pueda hacer desaparecer la causa

onerosa. El simple hecho del parentesco no anula los negocios entre

parientes legalmente admitidos; el causante en el plazo de 3 años

vendió a un tercero, donó y vendió al hijo tierras agrícolas o bien con

dificultades para un normal aprovechamiento económico, sin que sea

necesario que el causante tuviese necesidad de vender porque

también vale la mera conveniencia o el deseo de no ocuparse de la

gestión de estas tierras.

Todo ello, ciertamente, impide considerar -como ya se ha dicho-

ilógico el razonamiento de la Sala y excusa de una mayor

argumentación en relación con la inexistencia de causa de la

compraventa –causa que presume el art. 1277 CC así como su

licitud- al haber declarado la Sala de apelación que la compraventa

fue real y no simulada y no haber apreciado la existencia de fraude

alguno.

Tampoco puede atenderse ahora, por tratarse de una cuestión nueva,

la relativa a computar como donación la diferencia entre el precio

pagado y el real del inmueble como parece sugerirse en el escrito de

interposición del recurso de la mención de las Sentencias de esta Sala

de 16-12-1993 ó 21-3-1994 que equivaldría a estimar que existió

una donación onerosa de las reguladas en los arts. 622 y 629 del CC,

alegación no realizada en el momento procesal oportuno y que no

cabe introducir ahora sin indefensión de la otra parte.

Así es, ya que todo el planteamiento de la parte recurrente se basó

en que la donación encubierta bajo la escritura de compraventa

reputada nula no era válida por tener causa ilícita y por no tener la

forma requerida.

21

Cabe recordar que, en efecto, existe doctrina del Tribunal Supremo

(V.gr. STS 5-5-2008) indicativa de que: “ Es cierto que, al examinar

la causa del negocio y la sanción contemplada en los artículos 1275 y

1276 del Código Civil , la doctrina ha venido distinguiendo

tradicionalmente -por todas, Sentencia de 22 de marzo de 2001 -

entre la simulación absoluta - caracterizada por un inexistente

propósito negocial por faltar la causa-, y relativa -en los casos en que

el aparente o simulado encubre otro real o disimulado-, y también

que en varias sentencias -de 29 de enero de 1.945, 16 de enero de

1.956, 15 de enero de 1.959, 31 de mayo de 1.982, 19 de noviembre

de 1.987, 9 de mayo de 1.988, 19 de noviembre de 1.992, 21 de

enero de 1.993, 20 de julio de 1.993, 14 de marzo de 1.995 y 2 de

noviembre de 1.999 - esta Sala ha señalado que la nulidad de una

compraventa por simulación relativa de la causa, no priva per se de

eficacia a la donación encubierta, en cuanto la auténtica voluntad

negocial, disimulada bajo la apariencia de una compraventa sin

precio, encuentra su causa verdadera y lícita en la liberalidad del

donante.”

Sin embargo, la doctrina actual, plasmada en Sentencia del Pleno de

la Sala Primera de fecha 11 de enero de 2007 y de 4 de mayo de

2009, es contraria a admitir que bajo la apariencia y la forma de una

compraventa pueda ampararse válidamente una donación de bienes

inmuebles y así, partiendo de lo declarado en la Sentencia de 3 de

marzo de 1.932, la primera Sentencia del Pleno, manifiesta que:

«Esta Sala considera que la nulidad de la escritura pública de

compraventa impide que se considere válida la donación de

inmuebles que se dice encubría. Aunque se probase que hubo animus

donandi del donante y aceptación por el donatario del desplazamiento

patrimonial, lo evidente es que esos dos consentimientos no constan

22

en la escritura pública sino en los autos del pleito seguido sobre la

simulación. El art. 633 Cód. civ., cuando hace forma sustancial de la

donación de inmuebles la escritura pública no se refiere a cualquier

escritura, sino a una específica en la que deben expresarse aquellos

consentimientos, y ello es totalmente diferente de que se extraigan

de los restos de una nulidad de la escritura de compraventa como

resultado de una valoración de la prueba efectuada por el órgano

judicial. En consecuencia, una escritura pública de compraventa

totalmente simulada no cumple los requisitos del art. 633, pues el

negocio disimulado de donación que se descubra no reúne para su

validez y eficacia aquéllos». La doctrina expuesta supone que, incluso

de admitirse, (en contra del propio factum de la sentencia aquí

recurrida, que lo descarta en el Fundamento Jurídico 7.-), que hubo

animo de liberalidad y que la donación se perfeccionó con la

aceptación del donatario, la donación sería inexistente por carecer de

un requisito esencial cuál es la forma "ad solemnitatem" que impone

el artículo 633 del Código Civil, sin posibilidad alguna de tildar de

incongruente la sentencia en la medida que como recuerda la de 24

de abril de 1997 , con cita de otras, «el precepto procesal 359 no

impide a los Tribunales decidir «ex officio», como base a un fallo

desestimatorio, la ineficacia o inexistencia de los negocios

radicalmente nulos, en los supuestos en los que sus cláusulas puedan

amparar hechos delictivos o ser manifiesta y notoriamente ilegales,

contrarias a la moral, al orden público, ilícitas o constitutivas de

débito y hacen que los Tribunales constaten la ineficacia más radical

de determinada relación obligatoria».

Para que tal doctrina sea aplicable es necesario que se haya

declarado la existencia de la simulación que se produce cuando los

contratantes realizan una declaración deliberadamente disconforme

23

con lo que quieren, existiendo un acuerdo entre las partes para decir

en la declaración algo diferente a su voluntad real.

No probada la existencia de la simulación huelga la declaración de

nulidad de un contrato disimulado no celebrado por lo que la doctrina

del Tribunal supremo no es de aplicación al caso al partir de hechos

diferentes.

Recordar que esta Sala STSJC 7-1-2010 ya ha declarado que: la

existencia de la anomalía negocial en que consiste la simulación

apreciada por el tribunal a quo, ya sea absoluta o relativa, constituye

una cuestión de hecho cuya apreciación corresponde también al

juzgador de instancia, la cual debe mantenerse en casación en tanto

no resulte desvirtuada en la forma y por el medio adecuado para ello,

que no es otro que la alegación de error de derecho en la valoración

de la prueba (SS TS 1ª 504/2005 de 28 jun. -FJ8-, 1020/2006 de 20

oct. –FJ1-, 1095/2007 de 19 oct. -FJ3- y 262/2008 de 14 abr. -FJ5-)

con exclusión de los planteamientos subjetivos del recurrente (S TSJC

20/2008 de 19 may.), debiendo ser denunciado dicho error, tras la

promulgación de la vigente LEC y siempre que se trate de un error

patente o de una valoración arbitraria, por medio del oportuno

recurso extraordinario por infracción procesal (A TS 1ª 12 feb. 2002 y

STSJC 7/2007 de 26 mar.), al amparo del art. 469.1.4º LEC, por

infracción del derecho a la tutela judicial efectiva, puesto que, como

advierte el Acuerdo adoptado por los Magistrados de la Sala Primera

del TS en Junta general celebrada el 4 de abril de 2006, no se

admitirá la revisión de cuestiones relativas a la prueba mediante el

recurso de casación (S TSJC 21/2007 de 21 jun.).

En consecuencia, procede la desestimación del primer motivo del

recurso de casación.

24

DÉCIMO.- En los siguientes motivos del recurso de casación

admitidos, que por su conexión deben ser examinados

conjuntamente, se dicen infringidos el art. 1276 del CC en relación

con el art. 633 del mismo Código y el art. 355 regla 2º, segunda del

Código de Sucesiones de 1991, vigente en el momento de la muerte

del causante.

De nuevo se incurre en estos motivos en el defecto de hacer

supuesto de la cuestión toda vez que declarando la Sala que el

contrato de compraventa de la finca ***** fue real, resulta ocioso

hablar de nulidad de la donación disimulada por no cumplirse los

requisitos formales exigidos en el art. 633 del CC, ni de una

pretendida infracción del art. 355 regla 2º del Código de sucesiones

por no computar dicha finca en el caudal relicto ya que el derecho a

la detracción de la legitima no se extiende a los actos dispositivos

onerosos realizados por el causante antes de su muerte y por tanto

no incluidos en su patrimonio por lo que no cabe añadir el valor de

la finca ***** vendida por el causante tres años y medio antes de su

muerte.

UNDÉCIMO.- Por el último motivo de recurso se afirman infringidos

los art. 355, 1 regla 2 del Código de Sucesiones por no haberse

incluido el valor que la demandante estima como real de la finca sita

en ****** para el cálculo de sus derechos legitimarios, así como por

no incluir el valor fiscal del 3% sobre todo el relictum en concepto de

ajuar doméstico. De nuevo las infracciones denunciadas son

inexistentes. Se ha computado en el caudal tanto el valor declarado

probado de la finca de ****** como el estimado respecto del ajuar

familiar. El motivo parte de hechos diferentes a los considerados por

la Sala razón que obliga sin necesidad de mayores argumentaciones a

25

rechazarlo.

DECIMOSEGUNDO.- La desestimación del recurso comporta la

imposición de las costas del mismo a la parte recurrente (arts. 394 y

398 de la LEC)

Por todo lo expuesto

PARTE DISPOSITIVA

LA SALA CIVIL Y PENAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTÍCIA DE

CATALUNYA, ha decidido:

DESESTIMAR los recursos de casación y extraordinario por

infracción procesal interpuestos por la representación procesal de la

Sra. Amor T. U. contra la Sentencia de fecha 11 de junio de 2010 y

Auto de aclaración de 2 de julio de 2010 dictados por la Sección 2ª de

la Audiencia Provincial de Girona, en el rollo de apelación núm.

73/10, con expresa imposición de las costas causadas en ambos

recursos y pérdida de los depósitos constituidos.

Notifíquese la presente a las partes personadas y con su testimonio

remítase el Rollo y las actuaciones a la Sección indicada de la

Audiencia.

Así por ésta, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos

y firmamos.

PUBLICACIÓN. La sentencia se ha firmado por todos los

Magistrados que la han dictado y publicada de conformidad con la

Constitución y las Leyes. Doy fe.