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OBRA SOCIAL DEL PERSONAL DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO Miércoles 24 de febrero de 2016 | Año 4 | Nº 133 + Salud SER MAMÁ El cuerpo cambia El cuerpo de la mujer tiene la exclusiva peculiari- dad de servir de nido. Esto hace que cuando se pre- para para recibir un hijo, se reacomoda y se reorga- niza en función a ese fin. Ser mamá nos cambia no sólo el cuerpo, nos cambia todo... n133_24_02_2016.indd 1 17/02/2016 02:10:30 p.m.

Suple Salud 24 02 2016

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OBRA SOCIAL DEL PERSONAL DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO

Miércoles 24 de febrero de 2016 | Año 4 | Nº 133

+SaludSER MAMÁ

El cuerpo cambiaEl cuerpo de la mujer tiene la exclusiva peculiari-

dad de servir de nido. Esto hace que cuando se pre-para para recibir un hijo, se reacomoda y se reorga-niza en función a ese fin. Ser mamá nos cambia no

sólo el cuerpo, nos cambia todo...

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LA TERCERA + SALUD Miércoles 24 de febrero de 2016Pág 2

El cuerpo cambia

“Alguna vez tuve una cintu-rita así”...“Cuando me casé pesaba 43 Kg”...“Yo era fla-

quita como vos...” Este y otros comentarios todos los escucha-mos alguna vez... Ser mamá nos cambia no sólo el cuerpo, nos cambia todo, y siempre -por más que a veces protestemos- elegiríamos volverlo a ser.

El cuerpo de la mujer tiene la exclusiva peculiaridad de servir de nido. Esto hace que cuando se prepara para recibir un hijo, se reacomoda y se reorganiza en función a ese fin. En realidad, tanto hombres como mujeres sufrimos cambios en el cuerpo constantemente que tienen que ver siempre con el paso del tiempo, sus diferentes etapas y las distintas circunstancias que nos toquen vivir.

Así desde el día en que somos gestados, el cuerpo se va modificando paulatinamente, primero hasta ser un verdadero cuerpo, desarrollando todas sus partes y sus funciones, y luego en un permanente desarrollo que incluye dentro del proceso la vejez, con esa especie de involución que se da en los humanos muy longevos, donde se llega a perder el pelo, los dientes y se vuelve, aún en los movimientos, a un estado simi-lar al del recién nacido.

Dentro de todo ese desarrollo está pre-visto que las mujeres sean madres, y que ofrezcan su cuerpo para recibir, concebir, anidar y dar hijos al mundo.La naturaleza es tan sabia que hace que este sea paulatino, así notaremos durante los nueve meses de gestación, primero que se ensanchan nuestras cade-ras o que no nos abrocha más el jean, luego nuestra ropa no va a poder ser la misma, ni tampoco nuestros movimientos, lo mis-mo las funciones se van a ver cambiadas, el sueño aumenta, los movimientos se lentifican. Para cuando el bebé está por nacer y luego de una transfor-mación que se fue dando día a día, ya casi no nos parecemos en nada a lo que éramos, y no vemos la hora de encontrar-nos con nuestro ansiado hijo y reencontrarnos con nuestro viejo cuerpo.

Esta no soy yoLo que muchas veces sorprende luego del parto es que ese cuerpo que nos queda no es exactamente el de antes, es muy común la fantasía de que esta-remos como antes, pero no. El útero tarda más de un mes en volver a su antigua dimensión, este proceso se acelera si la ali-mentación del bebé es a pecho, las caderas tardan más de tres meses en cerrarse, ya que se han abierto para permitir la expul-sión del bebé conjuntamente con las contracciones y desde los últimos días del embarazo.

Los pechos están inflamados por la lactancia y en un princi-pio ese peso a veces nos obliga a

SER MAMÁ

El cuerpo de la mujer tie-ne la exclusiva peculiari-dad de servir de nido. Esto hace que cuando se prepa-ra para recibir un hijo, se reacomoda y se reorganiza en función a ese fin. Ser mamá nos cambia no sólo el cuerpo, nos cambia todo...

estar menos derechas y hasta a padecer dolores de espalda.

Todo esto va a ir mejorando, incluso los kilos que quedaron de más se van a ir perdiendo a veces sin necesidad de hacer ninguna dieta, sino sólo por el hecho de atender al bebé y todo lo demás.

El tema es que no estamos igua-les pero lo bueno es entender que NO DEBERIAMOS ES-TAR IGUALES. Esta diferen-cia no debería ser un problema si la tomáramos como parte de toda la situación. Hemos sido madres y esto nos hace ser bien diferentes en todos los aspectos, el cuerpo con sus modificacio-nes, no debería estar ajeno a

esta transformación.

Los únicos que pueden darse el lujo -si esto es un lujo- de tener un hijo y de seguir “iguales” son los hombres, que, por otra parte, y en un intento de acompañar más concretamente la gestación y la espera de sus mujeres, en general engordan o tienen náuseas o hacen algún cambio como cortarse el pelo o dejarse los bigotes.

Tener un hijo, sea el primero o no, es una experiencia única que se atraviesa desde el cuerpo, desde la cabeza y desde el cora-zón, tenemos que descreer de los modelos que nos muestran y aprovechar esa etapa para

disfrutar y no para cuidarse, re-gímenes, gimnasias exageradas, ayunos etc. no son lo indicado para esta etapa.

Amigarse con el cuerpo tal como es en ese momento, mirarse, cuidarse, es una buena actitud para estar bien con una, con el hijo y con los demás, no es el momento para la pasarela de los desfiles, es el momento para la pasarela del aprendizaje, del descubrimiento y del amor.

Para pensar un rato

Sería bueno aceptar que los cambios son lógicos y espera-bles, la vida es dinámica y todo lo que está vivo lo es. Si estás embarazada: no esperes que cuando salgas de la internación vas a estar igual, no va a ser así, ni debería serlo.

Si recién tuviste un bebé: no te retes por estar diferente, tratá de aceptarlo y de acompañar el proceso con el mismo amor con que observaste cómo crecían tus pechos, o se te asomaba más el ombligo. Si tuviste una amiga o una hermana que tuvo un hijo aprendé a no compararla con cómo era antes, si querés decirle algo, aprendé a mirarla sin compararla con ella misma, ya no es más la misma, fijate en su mirada, en su manera de hablar bajito. El cuerpo y sus cambios le sirvieron para lograr esta aventura.

Lic. Adriana Penerini Psicóloga

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Cómo elegir la mochila correcta sin dañar la salud de los chicosÚtiles, libros y alimentos son parte de los elemen-tos que los niños llevan y traen de la escuela. El peso que generan puede ser nocivo para los más pequeños.

VUELTA AL COLE

Cuadernos, libros, cartu-chera, algo para comer y también para beber

forman parte de los imprescin-dibles de los niños a la hora de ir a la escuela. Así, las exigencias del colegio pueden ir en contra de la salud de los chicos desde el momento en que se carga tanto peso, ya sea en la tradicional mochila colgada en la espalda como en aquellas más modernas, con carrito.

Martin Gruenberg, médico pediatra, miembro de la So-ciedad Argentina de Pediatría

y de la American Academy of Pediatrics, aseguró, sin dudar, que la mejor opción infantil es la mochila con carrito. “A los chicos las mochilas les hacen mal”, sostuvo en referencia a aquellas que se cargan en la espalda.

“Dolores de espalda, con-tractura muscular y malas posiciones” son parte de las consecuencias que el especia-lista enumeró a causa de este accesorio. En tanto, Gruen-berg recomendó consultar al médico ante la aparición de estos síntomas, para verificar si tienen que ver con el peso que el chico carga en la mo-chila o si hay otro problema.

El pediatra sostuvo, además, que es importante hacer “con-troles ortopédicos”, porque casos de pie plano, por ejem-plo, también pueden generar dolencias de este tipo. A su vez, destacó que en la prea-dolescencia es el momento de

controlar que no aparezca una escoliosis, es decir, una des-viación lateral de la columna vertebral.

Por último, el pediatra dijo que con las mochilas de los niños de jardín no hay incon-venientes para que las lleven en su espalda, ya que cargan pocos elementos y livianos y esto no causa “ningún tras-torno”. El problema aparece exclusivamente cuando los chicos soportan “mucho peso todo el día”, situación que co-mienza en el colegio primario.

En conclusión, los chicos pueden optar por princesas, superhéroes, personajes ani-mados, ídolos del fútbol, autos de carrera o personajes de TV de moda. Lo que no pueden evitar, más allá del diseño de la mochila, es que el carrito es la mejor elección para evitar dolencias y trastornos que, más tarde o más temprano, afectarán su salud.

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En el año 2050, se cal-cula que en el mundo vivirán más de 9.100 millones de personas y el 4% de la pobla-ción alcanzaría esa edad. Podría haber dificultades económi-cas y sanitarias.

Seremos más. Tam-bién más viejos, más urbanos, más

cosmopolitas y viviremos muchos más años”, señaló Rafael Puyol, catedrático de geografía humana y ex rector de la Universidad Complutense de Madrid, en la conferencia titulada “¿Cuántos seremos?, ¿cómo seremos? y ¿cuánto viviremos?”

“En 2050 aumentará de manera muy significativa el número de súpercentenarios”, dijo en referencia a las personas de más de 110 años. Basado en proyec-ciones de Naciones Unidas, el experto lanzó que casi un tercio de la población estará encima de los 65 años y que de esa porción los mayores de 80 serán más de un 10%, mientras que un 4% serán súpercentenarios.

Para ese entonces, según el ca-tedrático, en el mundo vivirán entre 9.100 y 9.200 millones de personas. Hoy somos 7.000 millones, por lo tanto, habrá un aumento de más de 2.000 millones de habitantes.

El crecimiento será menor del esperado cuando, a mediados del siglo pasado, se empezaron a hacer las primeras previsiones demográficas. Se debe, según Puyol, a que ha disminuido la natalidad más de lo previsto y ha aumentado la mortalidad por la aparición de enfermedades, como el SIDA. Estos factores hacen que vaya a crecer menos el número de personas.

El experto señaló que la persona de más edad del planeta, datado y comprobado, murió a los 122 años. “No todo el mundo podrá llegar a una edad tan alta, pero sí se prevé que aumenten bastante los centenarios y de manera significativa los súper-centenarios”, señaló.

Otra cuestión que adelantó es que seremos más urbanos de lo que somos ahora, y más cos-mopolitas, porque la población tiene una manifiesta tendencia a concentrarse en las ciudades grandes.

Y seremos más viejos, algo que

este pronóstico se está dando en forma adelantada, en la pobla-ción mundial y en nuestro país -explica a Clarín Juan Hitzig, médico y profesor de Bioge-rontología-. Con las mejoras sociales y el avance exponencial de la ciencia y la tecnología, cada vez más gente comenzó a vivir más, y muchos también mejor. Si bien en la historia de la humanidad, aún en las cavernas, hubo centenarios, eran una especie de superhéroes psico-biológicos, capaces de re-sistir todo tipo de embates. En cambio hoy, con las pastillitas verdes rojas y azules, cualquiera llega a viejo. De manera que los centenarios no son una novedad. La novedad consiste en el gran número en el que se han constituido. El boom de la longevidad es una realidad esta-dística, el desafío de las ciencias biológicas y sociales es que los años que le agregamos a la vida sirvan para estar más tiempo en el club y no más tiempo en el geriátrico”. Hitzig asegura que ser un longevo saludable depen-de de cinco puntos: la salud y su mantenimiento, el alimento, el movimiento, el pensamiento y el sentimiento.

¿Cualquiera llega a los 100? “Muchos estudios nos indican que los centenarios parecen tener condiciones particulares a nivel psicológico. Llegar a cierta edad no sólo es producto de una genética, sino de condi-ciones psicológicas y sociales que los hacen más aptos para evitar condiciones de estrés psicológico que puedan incidir negativamente en la longe-vidad. Hoy sabemos que las personas que logran mantener fuertes propósitos vitales, se sienten útiles, tienen más redes sociales de apoyo, son más opti-mistas, suelen vivir con menos enfermedad, discapacidad e incluso vivir más tiempo”, ase-gura Ricardo Iacub, psicólogo, especialista en vejez.

Se vienen los súpercentenarios: Cada vez más personas

con 120 años

“va a plantear muchas dificul-tades desde el punto de vista económico y, sobre todo, sanita-rio”, alerta Puyol. Que aumente la población no significa que necesariamente haya más po-breza, “siempre que se resuelva el problema de la distribución a todos los lugares”, señala y con-cluye: “es uno de los grandes retos pendientes”.

La Cuarta EdadActivas, alegres y solidarias. Esas características son las que definen a las personas que cumplieron 100 años en Cuba, país de larga trayectoria en la investigación de centenarios. En Argentina también se está comenzando a profundizar el estudio de esta población, por-que el crecimiento es enorme: ya hay en el país 2.892 mayores de 100 años, un 56% más que en 2001, cuando había 1.855. Los datos -del Pami- revelan que hay una abrumadora mayoría de mujeres: son el 79%.

Tal vez el número de centena-rios aún no sea del todo signi-ficativo en una población de 40 millones de personas, pero habría que verlo como la punta del iceberg de lo que ocurre con la expectativa de vida. Según estimaciones hechas en base al último censo nacional, hay en el país un millón de mayores de 80 años, cuando en 2000 había un 40% menos. En el mundo se estima que los centenarios son 340.000. Un estudio de la Universidad de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Alemania asegura que el 50% de los chicos nacidos en 2000 en el primer mundo vivirán 100 años, y el 75%, 75 años.

“En 1950 se hizo un análisis demográfico en el que se calcu-laba que para 2050 la población mundial se duplicaría, la de 65 años se multiplicaría por cua-tro, la de 85 por diez y la de 100 por cien. A más edad, mayor es el crecimiento proporcional en el conjunto poblacional. Pero

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