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LATERALIDAD Y PERCEPCIÓN ESPACIAL EN TAICHI Pedro Jesús Jiménez Por qué resulta más fácil ejecutar determinados movimientos con un lado del cuerpo que con el otro? ¿Por qué nos es más cómodo hacer giros en el sentido de las agujas del reloj que en el contrario? ¿Qué hace un zurdo cuando tiene que aprender el manejo de la espada de Taichi con la mano derecha? ¿Es bueno ejercitarse bilateralmente? ¿Por qué nos perdemos al realizar la forma cuando nos cambian la orientación espacial habitual? Este trabajo continúa con la línea de reflexión iniciada en el artículo Autoconciencia a través del movimiento , publicado en el número 14 de Tai Chi Chuan, cuyo objetivo era potenciar la búsqueda y el desarrollo de sensaciones internas para la mejora de nuestra práctica. Esta vez abordaremos dos conceptos de base que condicionan la ejecución motriz: la lateralidad y la percepción espacial. Entendemos por lateralidad la predominancia funcional de un lado de nuestro cuerpo sobre el otro a la hora de ejecutar determinadas acciones, mientras que la percepción espacial se analiza desde el punto de vista de la direccionalidad, es decir, cómo la interiorización de esta lateralidad nos ayuda a organizar el espacio exterior. Dicho de manera más sencilla, examinaremos la conciencia corporal con relación al espacio en el que nos movemos. Aunque en la vida cotidiana manejamos constantemente ambos conceptos, no solemos reflexionar sobre su importancia hasta que nos encontramos en situaciones conflictivas, como descubriremos más adelante. El artículo queda así estructurado en dos apartados. El primero, de carácter práctico y aplicado, aborda el problema de la lateralidad en el aprendizaje y la práctica del Taichi. Consideramos que esta parte puede aportar ideas de gran utilidad tanto para practicantes como para profesores. El segundo se centra en la percepción y la orientación espacial y en la utilización de referentes internos frente a los externos, al considerar que es más acertado para el trabajo de Taichi. Principios de lateralidad En todas las culturas se ha establecido una significación específica para la derecha y la izquierda, asociándose a la primera lo positivo y lo correcto, y a la segunda lo siniestro y lo negativo. Esto supuso, y sigue suponiendo en muchos casos, la prohibición de uso de la mano izquierda. En España

Taichi 9

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LATERALIDAD Y PERCEPCIÓNESPACIAL EN TAICHI

Pedro Jesús Jiménez

Por qué resulta más fácil ejecutar determinados movimientos con un lado del cuerpo

que con el otro? ¿Por qué nos es más cómodo hacer giros en el sentido de las agujas del reloj que en el contrario? ¿Qué hace un zurdo cuando tiene que aprender el manejo de la espada de Taichi con la mano derecha? ¿Es bueno ejercitarse bilateralmente? ¿Por qué nos perdemos al realizar la forma cuando nos cambian la orientación espacial habitual?

 Este trabajo continúa con la línea de reflexión iniciada en el artículo Autoconciencia a través del movimiento, publicado en el número 14 de Tai Chi Chuan, cuyo objetivo era potenciar la búsqueda y el desarrollo de sensaciones internas para la mejora de nuestra práctica. Esta vez abordaremos dos conceptos de base que condicionan la ejecución motriz: la lateralidad y la percepción espacial.

Entendemos por lateralidad la predominancia funcional de un lado de nuestro cuerpo sobre el otro a la hora de ejecutar determinadas acciones, mientras que la percepción espacial se analiza desde el punto de vista de la direccionalidad, es decir, cómo la interiorización

de esta lateralidad  nos ayuda a organizar el espacio exterior. Dicho de manera más sencilla, examinaremos la conciencia corporal con relación al espacio en el que nos movemos.

Aunque en la vida cotidiana manejamos constantemente ambos conceptos, no solemos reflexionar sobre su importancia hasta que nos encontramos en situaciones conflictivas, como descubriremos más adelante.

El artículo queda así estructurado en dos apartados. El primero, de carácter práctico y aplicado, aborda el problema de la lateralidad en el aprendizaje y la práctica del Taichi. Consideramos que esta parte puede aportar ideas de gran utilidad tanto para practicantes como para profesores. El segundo se centra en la percepción y la orientación espacial y en la utilización de referentes internos frente a los externos, al considerar que es más acertado para el trabajo de Taichi.

Principios de lateralidad

En todas las culturas se ha establecido una significación específica para la derecha y la izquierda, asociándose a la primera lo positivo y lo correcto, y a la segunda lo siniestro y lo negativo. Esto supuso, y sigue suponiendo en muchos casos, la prohibición de uso de la mano izquierda. En España hasta hace poco se obligaba a los zurdos a utilizar la mano derecha; en China los letrados se dejaban crecer las uñas de la mano izquierda para utilizar sólo la derecha; en los países orientales todavía sigue siendo mal visto que una persona utilice la mano izquierda para comer, etc.

Hoy en día sabemos que todas estas ideas son fruto de una construcción social más que una realidad biológica y que ser zurdo no implica ninguna dificultad en el desarrollo intelectual, social y cultural de la persona.

Por otro lado, la divulgación científica ha dado a conocer desde hace tiempo las funciones y tareas que se suelen asociar con cada uno de los dos hemisferios cerebrales en las personas. Así, es habitual relacionar el hemisferio izquierdo con las funciones analíticas, verbales, racionales, intelectuales, objetivas y científicas; y el hemisferio derecho con la intuición, lo subjetivo, lo abstracto, lo holístico, lo visual-espacial... Sin embargo, todavía se sigue investigando por qué el corazón se ubica en el lado izquierdo y el hígado en el derecho, máxime cuando se ha encontrado que hay personas que tienen todos los órganos en posición invertida respecto a lo normal.

El origen de la lateralidad se ha relacionado con factores neurológicos, genéticos y ambientales, pero independientemente de toda esta información, en nuestra práctica físico-deportiva todos nosotros vivimos una predominancia de actuación de un lado corporal sobre el otro que influye en el aprendizaje, ejecución y rendimiento de nuestros movimientos.

Descubre tu lateralidad

De forma general, la gente suele definir la lateralidad en función de la preferencia manual, es decir, de la mano que se utiliza habitualmente para realizar las tareas, clasificando a las personas como diestros o zurdos. Pero esta distinción es demasiado básica. En realidad, en nuestro cuerpo hay tantas facetas asimétricas que incluso en la actualidad sigue siendo muy difícil para la comunidad científica cerrar una lista completa de las mismas.

Desde el punto de vista corporal, por ejemplo, encontramos diferencias de lateralidad respecto a todos los segmentos simétricos, es decir, en la cabeza: cejas, párpados, ojos, orejas, mejillas y orificios nasales; en el tronco: pectorales, hombros, costados y axilas; en las

extremidades  superiores: brazos, codos, antebrazos, muñecas y manos; y en las extremidades inferiores: caderas, muslos, rodillas, gemelos, tobillos y pies.

Así, en la boca, se utiliza más un lado que el otro para masticar; una ventana de la nariz tiene más olfato que la otra; hay un ojo dominante (¿con qué ojo miras por la mirilla de la puerta?); y un oído oye mejor que el otro (¿en qué oreja te pones el móvil?).

En este trabajo, y dada la importancia que pueden tener en la práctica y el aprendizaje del Taichi, hemos elegido cinco aspectos de estudio: lateralidad manual, podal, de brazo, de pierna y de giro.

La lateralidad manual, es muy fácil de definir: ¿qué mano utilizas para escribir? Sin embargo, se puede hacer otra prueba: entrelaza los dedos de ambas manos ¿qué pulgar queda por encima?

Para descubrir la lateralidad de brazos simplemente lanza una pelota a un compañero o crúzate de brazos. ¿Qué brazo cruzas primero sobre el otro?

La lateralidad podal se muestra con una acción muy sencilla: darle una patada a una pelota. Sin embargo la lateralidad de pierna la puedes descubrir haciendo un salto de longitud o vertical, ¿con qué pierna final das el último impulso antes de saltar? Y trabajando con equilibrios, ¿sobre qué pierna te sientes mejor manteniendo la otra en alto?

Por último, la lateralidad de giro se pone en evidencia con una pirueta, es decir, saltando e intentando hacer un giro de 360º en el aire. ¿Hacia donde te resulta más cómodo, en el sentido de las agujas del reloj o al contrario?

Con estos simples ejercicios empezamos a tomar conciencia de nuestra lateralidad y podemos descubrir aspectos muy interesantes:

1) Puedo haber encontrado que todas las acciones son ejecutadas por el mismo hemi-cuerpo, es decir, todas son realizadas con el lado derecho o con el lado izquierdo. En este caso se considera que eres un diestro o un zurdo fuerte o exclusivo.

2) Puede ocurrir que parte de las acciones son realizadas con un lado del cuerpo y el resto con el otro. En este caso se dice que hay una lateralidad cruzada.

3) También puede resultar que eres capaz de hacer todas las acciones con ambas lados del cuerpo, en lo que sería una confirmación de ambidestrismo.

4) Cuando hacemos estas pruebas con el lado contrario al dominante nos sentimos raros, es decir, hemos encontrado con qué lado del cuerpo nos sentimos más cómodos y hábiles para realizar movimientos.

En el caso de una lateralidad cruzada sería interesante investigar si es una lateralidad contrariada, es decir, si la persona cambió su

dominancia lateral debido a factores ambientales  como la influencia de los padres, la escuela o la presión social. Esta suele darse sobre todo a nivel manual, ya que la mano es la que recibe la mayor parte de la información sociocultural.

Parece ser que, en los casos de lateralidad cruzada, por ejemplo lateralidad de pie diestro y de mano zurda o viceversa, y sobre todo en la lateralidad contrariada, utilizar la mano derecha siendo zurdo por obligación de los padres, puede ser fuente de diferentes problemas de aprendizaje, ejecución, coordinación técnica e incluso de deficiencias posturales.

Personalmente recuerdo mi experiencia con el remate en voleibol donde mi lateralidad cruzada de pierna y brazo me impedía ejecutar el movimiento correctamente con la consiguiente frustración que suponía. Al saltar para hacer el remate quedaba con el cuerpo girado dificultándose la coordinación temporal de ejecución del golpe. Fue gracias a mi entrenador que detectamos la fuente del problema en mi lateralidad cruzada, y me propuso que modificase mi lateralidad de pierna aunque perdiese potencia de salto para poder al menos ejecutar bien el movimiento.

Cuando hay ambidestrismo conviene determinar si es consecuencia de una lateralidad mal definida, como es el caso de las personas que tardan en reaccionar ante un estímulo porque dudan con qué lado del cuerpo realizarlo; o si por el contrario hay supralateralidad, como ocurre a las personas que tras completar correctamente el desarrollo de su lateralidad pueden ejecutar movimientos en igualdad de habilidad y fuerza con el otro segmento corporal.

Para analizar desde este punto de vista la forma de Tai Chi que practicamos, podemos empezar haciéndonos las siguientes preguntas: ¿Hacia qué lado se realiza la forma prioritariamente? ¿Qué número de movimientos son ejecutados con cada segmento corporal derecho e izquierdo? ¿Qué movimientos principales quedan definidos con el brazo derecho e izquierdo? ¿Qué sentido tienen los giros en la forma? ¿Qué pierna se utiliza más para dar patadas? ¿Qué pierna tiene que soportar más posturas de equilibrio?

Si a continuación relacionamos estos datos con nuestra lateralidad, puede que empecemos entender mejor por qué nos sentimos más cómodos o por qué nos cuesta más coordinarnos en unos movimientos que en otros, por qué guardamos mejor el equilibrio ejecutando unas patadas u otras, etc.

Lateralidad en el aprendizaje y enseñanza del Taichi

a) Desarrollo de la lateralidad: Los profesores que quieran trabajar la lateralidad deben conocer las fases que comprende un desarrollo armónico de la misma. La primera fase consiste en favorecer la dominancia natural de un segmento corporal sobre el otro para pasar, en una segunda fase, a afianzar la lateralidad descubierta.

En esta segunda fase también sería interesante empezar a trabajar la toma de conciencia sobre las dificultades que padece el lado no dominante a nivel de coordinación, fuerza y precisión; la localización del eje corporal (en este caso la columna vertebral) que divide al cuerpo en dos partes iguales; y la orientación espacial de cada segmento corporal respecto a izquierda y derecha en los diferentes planos espaciales.

La tercera fase consistiría en conseguir mover de forma independiente y simultánea segmentos corporales de ambos lados del cuerpo. Parece ser que la utilización de ritmos en la ejecución de los movimientos puede ser muy positiva ya que ayuda a alcanzar un mayor grado de dominio corporal.

b) Trabajo bilateral con predominancia del lado dominante: Aunque en actividades físico-deportivas asimétricas, como el tenis o la espada en Taichi, definir y potenciar la lateralidad dominante es imprescindible para alcanzar mejores resultados, según las investigaciones actuales trabajar el lado no dominante ayuda a potenciar el lado dominante. Esto supone que en la práctica de la espada de Taichi deberíamos ser capaces de manejar el arma con ambas manos realizando la imagen especular contraria de la forma.

Además, un problema de la especialización en la asimetría motora con vistas al alto rendimiento es que puede ocasionar un desarrollo desequilibrado en la musculatura del practicante. El segmento dominante más entrenado suele desarrollar un mayor nivel de tonicidad y musculatura pudiendo derivar por ejemplo en deformaciones de la columna.

En el caso de la espada la pregunta que surge es: ¿qué pasa con una persona zurda cuando tiene que aprender la forma de espada de Taichi, que es diestra? La respuesta tiene varias opciones: que lo aprenda como diestro porque va a competir o porque el profesor no domina su forma invertida como zurdo; que animemos a estas personas a realizar la forma como zurdos para no contrariar su lateralidad y permitirles desarrollar todo el potencial de habilidad y maestría que tienen con su brazo dominante.

Siguiendo esta idea, queremos destacar que en muchos deportes (en particular el tenis y la esgrima) los entrenadores están seleccionando a jugadores zurdos en sus equipos porque representan una ventaja táctica. Esta ventaja tiene su explicación en que los deportistas zurdos escasean más que los diestros, por lo que el jugador diestro tiene sólo una décima parte de la experiencia de haberse enfrentado con un zurdo que la que tiene un zurdo de haberse enfrentado a un diestro. Esta falta de experiencia hace que el jugador diestro no identifique bien los movimientos del zurdo y que el factor predicción se vea alterado.

Tomando otro aspecto de la práctica como es el empuje de manos, descubrimos que la lateralidad se hace evidente en cuanto que nos sentimos más cómodos y sensibles normalmente trabajando con nuestro lado preferente. Sin embargo, en su objetivo final de maestría, es evidente la necesidad de desarrollar la habilidad y sensibilidad con ambos lados del cuerpo, lo que se vería facilitado, entre otras cosas, por un trabajo bilateral en la forma.

Podemos aplicar también estos principios al sentido de los giros que incluye la forma. En el estilo Chen, los giros se realizan en el sentido de la agujas del reloj, es decir, la forma de ejecución de un diestro. Ahora podemos entender porqué a los zurdos les puede costar más aprender este patrón de movimiento, máxime cuando además va acompañado de otras coordinaciones motrices.

Percepción espacial y Taichi

La orientación espacial corporal se puede establecer a partir de dos parámetros: desde un punto de vista externo a través de las direcciones espaciales, o desde un enfoque interno, con relación a nuestra conciencia corporal.

El primer aspecto ofrece interesantes reflexiones prácticas y filosóficas a través del estudio de las asociaciones que se establecen en la teoría energética china entre las direcciones espaciales, tomadas con referencia a la revolución solar, y la tabla de correspondencias

y  funciones de los Cinco Elementos, así como en la tradición alquímica taoísta, con la Estrella Polar y la Osa Mayor. Sin embargo, este campo es lo bastante extenso como para dedicarle otro artículo.

La percepción espacial interna tiene sus bases en tres sistemas: 1) el sistema vestibular del oído, clave a la hora de conservar el equilibrio, 2) los receptores cinestésicos exteroceptivos que nos informan sobre la presión y el tacto corporal; y 3) el más importante, los receptores cinestésicos propioceptivos que nos ayudan a detectar el movimiento y posición de cada segmento corporal de nuestro cuerpo en el espacio.Para mostrar la importancia de la percepción espacial interna podemos considerar dos casos:

1) Los entrenadores de gimnasia artística femenina por aparatos se dieron cuenta de que sus gimnastas perdían más fácilmente el

equilibrio y cometían más fallos en la ejecución de sus ejercicios acrobáticos cuando competían en instalaciones distintas a las

habituales donde  entrenaban. El problema se localizó en que los referentes espaciales utilizados estaban centrados en parámetros externos que desaparecían al cambiar de instalación. La solución implicó empezar a trabajar con sensaciones internas que les ayudasen a encontrar los momentos correctos para la ejecución de acrobacias.

2) En un experimento con personas que debían mantenerse de pie dentro de una habitación donde las paredes y el techo eran móviles, todos perdían el equilibrio excepto una persona que conservó su posición erguida. Según explicó, la clave de su éxito era que su referencia había sido todo tiempo la percepción interna de su eje y centro de gravedad en vez de los referentes espaciales externos.

¿Cuántas personas han experimentado ciertas dificultades a la hora de realizar la forma de Taichi cuando se les hace cambiar la orientación espacial? Las causas se pueden encontrar en: a) que los referentes que se utilizan son externos y al cambiar la orientación espacial nos perdemos; o b) problemas en la definición de la lateralidad donde la persona, al "desorientarse", tiende a utilizar el lado dominante, que quizás no se corresponda con el patrón de movimiento (máxime cuando además exista una lateralidad cruzada).Si el primer caso tiene fácil solución enseñando a la persona a trabajar con los sistemas de orientación espacial internos, el segundo requiere trabajar simultánea o previamente la definición de la lateralidad con el fin de establecer un eje corporal de referencia equilibrado.

En la orientación espacial externa el sentido clave es la visión, pero en la percepción espacial interna "nos volvemos ciegos", y los parámetros de referencia se transforman en delante-detrás, arriba-abajo, derecha-izquierda y sus interrelaciones, parámetros que necesitan a su vez como sistema de referencia la percepción del eje corporal y su

centro.  Por ejemplo, en una lateralidad cruzada las diferencias de tonicidad entre los segmentos dominantes pueden distorsionar el eje corporal generando confusión en la orientación espacial interna.

Desde un punto de vista práctico podemos aplicar esta información cambiando constantemente o de vez en cuando la orientación espacial cuando realizamos la forma. Pero quizás el ejercicio más interesante que podemos utilizar, y que más nos ayudará a desarrollar el "sentido" de la propiocepción, es ejecutar la forma con los ojos cerrados tomando conciencia interna de la dirección de los movimientos respecto a izquierda-derecha, delante-detrás, arriba-abajo, para añadir posteriormente la flexión y la extensión, las trayectorias espaciales, las rotaciones, los giros, etc. 

 Pedro Jesús Jiménez es doctor en Ciencias de la Actividad Física del Deporte (INEF) y practicante de Taichi estilo [email protected]

Bibliografía

LOHAN QIGONG: LAS MANOS DE LOS 18 BUDAS

 Juan José Mendoza y Mario Alonso

L ohan, o Luohan, es el término chino equivalente al sánscrito Arhat, y designa a un

buda, un practicante espiritual que ha alcanzado el nirvana. Este trabajo nos presenta el sistema de Qigong del Choy Li Fut, que según la tradición crearon los monjes de Shaolin inspirándose en las posiciones y gestos de las estatuas de Buda del templo.

 Orígenes e historia

Para hablar del origen del Lohan Qigong hay que remontarse a la creación del Choy Li Fut. EL Lohan Qigong es el sistema de trabajo interno de este estilo de Kungfu originario del sur de China.

El fundador de Choy Li Fut, y por tanto del Lohan Qigong tal como hoy se conoce, fue Chan Heung, que recibió todo el sistema de cultivo interno, medicina tradicional china y meditación de un monje llamado Choy Fook.

El monasterio de Shaolin de Fukien fue destruido e incendiado por el ejército del emperador Jia Qing (s. XVIII) el día 25 de la séptima luna del onceavo año de su reinado. Según la tradición, en el ataque murieron todos los monjes salvo seis. Uno de estos supervivientes fue Choy Fook, que en la huida se hirió quemándose la cabeza y desde entonces fue conocido como "el monje de la cabeza herida". Según Chen Yong Fa, tataranieto del fundador del Choy Li Fut, tras la quema del monasterio de Shaolin, Choy Fook se estableció en un templo en el monte Low Fou. Chan Heung y su segundo maestro, Lee Yan Shan, decidieron visitarle en su retiro.

Choy Fook le dijo a Chan Heung que las artes de lucha de Shaolin tenían su origen en el fundador del monasterio, Da Mo (Bodhidharma), y que posteriormente habían sido perfeccionadas por el monje Gok Yuen y otros maestros que se había invitado al monasterio para que aportasen sus conocimientos.

De acuerdo con la leyenda, Da Mo, procedente de India, se había establecido en el monasterio de Shaolin de las montañas de Song Shan, provincia de Henan, donde fundó el budismo Chan (Zen en Japón). Allí observó que debido a las posiciones estáticas que debían mantener los monjes durante largo tiempo, su salud se resentía. Para evitarlo desarrolló una serie de ejercicios basados en la observación de los animales salvajes y en otras prácticas más antiguas dirigidas al fortalecimiento de la salud.

Esta primera secuencia de movimientos se llamó Yi Jin Jing, que puede traducirse como "Tratado de la transformación de los tendones", aunque también trabaja sobre los músculos y los ligamentos 1 . Los 18 movimientos que componían esta secuencia fueron ampliados durante la dinastía Yuan a 72 por el monje Gok Yuen, y posteriormente por Lee Sau y Bak Yuk Fung a 173. Se piensa que esa sería la secuencia original de "las manos de los 18 Lohan", y también la base del Shaolin Quan Fa, el completo sistema de Kungfu tradicionalmente considerado como el origen de gran parte de las artes marciales chinas. Estos conocimientos se mantuvieron entre los

muros del monasterio hasta su incendio. El sistema Lohan de Qigong está impregnado de  componentes budistas y taoístas y

posiblemente de otras ramas filosóficas.

Cha n Heung (1806-1875), fundador del Choy Li Fut, transmitió tanto este estilo de Kungfu como el Lohan Qigong a su hijo Chan Koon Pak (1847-1920), y éste al suyo, Chan Yiu Chi (1888-1965), que a su vez pasó ambos sistemas a su hijo, Chan Wan Hon, padre del actual guardián del Choy Li Fut, Chen Yong Fa (Chan Wing Fa en cantonés). En la actualidad Chen Yong Fa reside en Australia y viaja difundiendo estos conocimientos por todo el mundo, incluida España.

El trabajo del Lohan Qigong

El Lohan Qigong consta de tres formas, que a su vez representan tres niveles de trabajo: "Las manos de los 18 budas", en la que se centra este artículo, y que trabaja fundamentalmente elJing; el "Pequeño Buda", en la que predomina el trabajo del Qi; y el "Gran Buda", el nivel más refinado, que actúa sobre el Shen.

El aprendizaje del sistema comienza con la práctica de ejercicios básicos que preparan al alumno para el posterior trabajo, más avanzado, de las distintas formas. Entre ellos hay ejercicios respiratorios (San Jiao), de coordinación de movimientos (ejercicio de las Tres Puertas) y de trabajo de la columna (ejercicios con palo, pasos), entre otros. La mayoría de ellos están extraídos y adaptados de las formas que se aprenderán con posterioridad. Una vez adecuado el cuerpo y ejercitadas la respiración y la coordinación, se entra en el estudio del sistema propiamente dicho.

SUB BAK LOHAN SAO (LAS MANOS DE LOS 18 BUDAS)

Antes de entrar de lleno en el trabajo del Qi, practicamos esta forma para mejorar la vitalidad del cuerpo con ejercicios de estiramiento que fortalecen y nutren los músculos, tendones y articulaciones.

Los movimientos que componen esta forma son muy lineales, y se caracterizan por unas fases yin y yang muy marcadas. Tanto las flexiones y extensiones del cuerpo como la contracción y relajación de los músculos hacen que la energía circule por los meridianos a la vez que se construye una estructura corporal fuerte.

Como decíamos antes, las tres formas del sistema van dirigidas a nutrir y equilibrar los tres tesoros. En esta primera se hace más hincapié en el aspecto Jing, la parte más corporal. En sus movimientos se pueden diferenciar los Cinco Animales:

 El dragón, que cultiva el Shen;

 El tigre, que trabaja el desarrollo muscular;

 La grulla, que representa el aspecto Jing;

 La serpiente, que incrementa y mejora el Qi; y

 El leopardo, relacionado con la fuerza y resistencia del cuerpo físico.

En esta forma, el movimiento dirige la respiración y la mente. En su práctica se van alternando movimientos de estiramiento y apertura con otros de relajación muscular y articular. Los primeros facilitan la entrada de forma pasiva del aire en los pulmones (fase yang), y los segundos dan lugar a la salida pasiva del aire (fase yin).

La mente sigue en todo momento el proceso del ejercicio, prestando atención a las sensaciones de estiramiento y la percepción de la energía activada a través de los meridianos tendino-musculares.

Con la práctica de "las manos de los 18 budas" se consigue drenar los meridianos y hacer circular la energía desde el interior hacia la parte externa del cuerpo en la fase yang de cada movimiento. Es normal durante la práctica el comenzar a sudar.

Las constantes contracciones y relajaciones musculares hacen que mejore la circulación de la sangre y por tanto de la energía.

Otra cosa que descubriremos al practicar esta forma es que se trata de un excelente ejercicio para fortalecer la columna vertebral. En los movimientos del dragón torsionamos la columna como cuando se retuerce un trapo para escurrirlo; en los del tigre la arqueamos como quien tensa un arco; en los de grulla la flexionamos y extendemos; con la serpiente llevamos la atención a movilizar la columna vértebra a vértebra, tanto al flexionarla como al extenderla; y por último con el leopardo se arquea y se torsiona al mismo tiempo.

A continuación hacemos una breve descripción de las características y efectos de cada una de las manos de los 18 budas.

1. Apertura.

La intención es centrarnos mentalmente en el trabajo físico y energético que se  va a realizar

a continuación. Con este movimiento, el Qi se  desplaza al Dantian inferior. 

 2. Palmas Yin-Yang.

El ejercicio consiste en presionar con las palmas de las manos en direcciones opuestas (cielo-tierra), con lo que conseguimos estirar la columna vertebral y separar las vértebras entre sí. A nivel energético se activan los meridianos de pulmón y estómago. En la fase yang,

la de máximo estiramiento, la energía sube por los meridianos del pulmón y del intestino grueso para a continuación, en la fase yin, descender por el meridiano del estómago.

3. Derribar la cadena montañosa con las palmas.

Se torsiona al máximo la columna. En la fase yin del movimiento la energía está en el Dantian. Al ir estirando y retorciendo la columna, la energía asciende por el canal Du Mai debido a la contracción de los músculos de la cadena paravertebral en el giro. En la fase yang hay un estiramiento total desde el talón hasta los dedos de las manos. Mentalmente se prolongan los estiramientos más allá del

movimiento real de nuestro cuerpo, l o que facilita la activación de los meridianos yin, tanto de los brazos (pulmón y corazón) como de

las piernas (hígado, riñón y bazo). Hay un punto que se activa especialmente, el Laogong en la palma de la mano.

4. El buda retorna a su origen.

Movimiento de transición en el que se lleva el Qi al bajo Dantian.

5. El tigre endereza la espalda.

Tiene una función muy parecida al movimiento 3 (Derribar la cadena montañosa), aunque éste se centra en activar los meridianos yin de las piernas. A nivel articular, arqueamos la columna como quien tensa un arco. Se produce un intenso trabajo muscular en la zona lumbar que la tonifica y mejora el funcionamiento de los riñones.

6. El ganso salvaje despliega las alas.

Es un movimiento de la grulla. Permite un estiramiento total de la columna y continúa activando la energía de los meridianos yin, tanto de las piernas como de los brazos.

7. El niño adora a los tres budas.

La secuencia es parecida al movimiento anterior, pero las manos no suben en pico de grulla, sino palma contra palma, dejando un espacio entre ellas para activar la energía en los puntos Laogong. Al estirarnos, la energía sube por los meridianos yin, en especial, por el del riñón. Los "tres budas" representan el cielo, la tierra y el hombre.

8. El buda (o el guerrero) inmortal sostiene el templo.

En este ejercicio se estiran totalmente las cadenas musculares de la parte posterior del cuerpo, lo que estimula la circulación de energía

por los meridianos yang. Al enderezarse el cuerpo, se van masajeando los músculos de la parte posterior de las piernas activándose los meridianos yang, en especial el de la vejiga.

9. El buda mira a su origen.

Es un movimiento de transición. Se empieza echando la espalda hacia atrás, trabajando la circulación por los meridianos Du Mai y Ren Mai. Se activa también la zona lumbar (Du4 y V23) y el meridiano del riñón. Al desplazarnos hacia delante y espirar, la energía se almacena de nuevo en el Dantian.

10. Tensar el arco.

Se realiza el movimiento de la serpiente, movilizando la columna vértebra a vértebra, tanto en extensión como en flexión. Se activan los meridianos Du Mai y Ren Mai. Se acaba llevando el Qi al Dantian inferior.

11. El leopardo dorado enseña las garras.

También llamado "El tigre estira la cintura". La función de estos movimientos es ejercitar la columna y activar la circulación de la órbita microcósmica. Es un ejercicio muy enérgico.

12. El gallo dorado.

También llamado "Patada frontal con la punta de los dedos". El Qi se mueve hacia abajo, principalmente al Dantian. El movimiento estimula los meridianos de la vejiga (piernas) y el del intestino delgado (brazos).

 

 

13. El leopardo mira a su alrededor.

Es una serie de barridos con las piernas. Este movimiento refleja la parte más marcial de la forma. Su principal cometido es mejorar el equilibrio, al igual que todas las secuencias de patadas. La energía circula por el meridiano de la vesícula biliar.

14. La grulla despliega las alas.

Es una secuencia de patadas. Se inicia con dos patadas hacia atrás, una con cada pierna, otras dos al frente ejecutadas rápidamente, y otras dos de talón. Esta secuencia requiere un gran sentido del equilibrio, que se irá consiguiendo con la práctica. Con las primeras patadas se trabaja la energía del estómago y con las últimas se activa el Qi del canal de la vejiga. Las patadas hacia atrás son yang, y hacia delante yin.

15. El buda camina con pasos torcidos.

La posición de las piernas cruzadas permite bajar el Qi al Dantian. Los movimientos con los brazos en forma de picos de grulla estimulan el meridiano del intestino delgado.

16. El buda se quita la túnica.

Se arquea la espalda al máximo, lo que mejora la flexibilidad de la columna y activa las energías yin y yang de todo el cuerpo.

17. El buda (o el guerrero) señala el camino.

Se estiran los brazos empujando con los dedos índice y corazón en direcciones opuestas. Se almacena el Qi en el Dantian.

 

18. Retorno.

Se dobla el cuerpo hacia delante para soltar la tensión acumulada tras el ejercicio. La energía sube con el movimiento de las manos hasta el punto Baihui, para después volver a bajar al Dantian. Se termina en una posición meditativa para calmar la mente.

SIU LOHAN (PEQUEÑO BUDA)

Es la segunda forma del sistema. Respecto a los Tres Tesoros, hace más hincapié en el trabajo del Qi. En esencia los movimientos tienen una trayectoria circular que abre y cierra la caja torácica, consiguiendo con ello un amasamiento de los órganos internos y un mejor flujo de la sangre y el Qi en el interior. Se trabaja principalmente el San Jiao (los Tres Fogones), los Dantian y los meridianos extraordinarios.

En esta forma la respiración dirige el movimiento y la mente. Podemos hablar de tres maneras de trabajo en el Siu Lohan. Si se presta atención a la respiración, se actúa especialmente sobre los Dantian, el San Jiao y los canales interiores. Si se dirige la atención al propio ejercicio, trabajamos la columna con los estiramientos y la respiración tipo yang. Y por último, si la práctica se centra en el Shen, ejercitamos la concentración y facilitamos la relajación mental.

DAAI LOHAN (GRAN BUDA)

El Daai Lohan trabaja en especial el Shen. En esta forma la mente dirige la respiración y el movimiento. Se debe centrar la atención en los Dantian y en determinados puntos de los meridianos extraordinarios. La forma se practica con diferentes tipos de respiración y sonidos que ayudan a estimular zonas concretas y masajean los órganos internos.

Se trabaja en dos posturas. Una serie de ejercicios se realizan sentado y otros tumbado. Utilizamos la posición de las palmas de las manos para dirigir el Qi en distintas direcciones, cambiando la orientación según el movimiento que se esté realizando.

Las respiraciones son suaves y se emiten determinados sonidos, al igual que en el Siu Lohan, que masajean los Dantian al tiempo que se mantiene la atención en ellos.

Estos tres niveles de trabajo preparan al alumno a nivel físico, respiratorio y mental para, si lo desea, poder iniciarse en el aprendizaje

de la parte interna marcial del Choy Li Fut, compuesta por diferentes formas, como el Tai Kit Kuen, Wu Chi Chuan (Mou kit kuen en cantonés) o Ng Wan Luk Hey Pa Kwa Kung entre otras. 

Juan José Mendoza es instructor del Wing Sing Tong de Lohan Qigong y profesor de Tai Chi estilo Yang de Cheng [email protected]

Mario Alonso es médico e instructor del Wing Sing Tong de Lohan Qigong. [email protected]

www.choyleefutwingsingtong.org

Las fotos de Juan José Mendoza son de Alberto Casado, las de Mario Alonso de José Bellido.

NOTA:

1) Ver Yi Jin Jing: el clásico de la transformación de los tendones (I) , Eduardo Escudero y Teresa Menchén. Tai Chi Chuan, artes y estilos internos, nº 11.