Talamonti Leo - Universo Prohibido

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    Cuntos y cules sean los fenmenos de naturaleza excepcional no clasificables an en los esquemas oficiales

    ncia, se revela precisamente en este libro, donde se concede a la Naturaleza todo el crdito a que tiene derecho

    os arbitrariamente le niegan; a la Naturaleza en sus aspectos ms misteriosos e imprevisibles, que an esper

    onocidos e interpretados. Quien aprecie las audacias del pensamiento, considerar las hiptesis enunciadas e

    o.

    No creo que exista otro libro que contenga tal cantidad de hechos extraos, inquietantes, maravillosos. ZZATI)

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    Hay otros mundospero estn en ste

    ELUARD

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    Leo Talamonti

    UNIVERSO PROHIBIDO

    PLAZA & JANES, S.A.Editores

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    Ttulo original:UNIVERSO PROIBITO

    Traduccin deVICENTE VILLACAMPA

    Primera edicin: Febrero, 1970

    1970, PLAZA & JANES, S. A., Editores

    Virgen de Guadalupe, 21-33. Esplugas de Llobregat (Barcelona)Este libro se ha publicado originalmente en italiano con el titulo de

    UNIVERSO PROIBITO

    Printed in Spain Impreso en EspaaDepsito Legal: B. 6.510-1970

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    PREFACIO

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    Antes de hablar de este libro y de la utilsima funcin que est llamado a desempear, rmitirme algunas necesarias referencias a mis experiencias recientes y lejanas. Y comienzo consideracin actual. Parece casi increble la tenacidad de los prejuicios enraizados en algvulgadores cientficos, que se consideran autorizados a afirmar, con la mayor gravedaxistencia de ciertos hechos, por otra parte ampliamente comprobados, si bien no aceptador la ciencia considerada oficial. De esta inextirpable tendencia a la negacin arbitraria puedoque a m respecta, aducir dos ejemplos vlidos.

    A finales del lejano 1912 tuve ocasin de hacer, lo mismo que numerosos cientficos oficivarios pases, un estudio minucioso, in situ, de los famosos caballos pensantes de Elberfeemania. Omito repetir aqu lo que pienso acerca de aquel pensamiento equino, y me conn consignar que todos los estudiosos reunidos en Elberfeld (entre ellos haba algunos dema) declararon, sin excepcin por escrito, tras las pruebas concluyentes efectuadas psmo y luego por los dems, que las respuestas dadas por aquellos caballos se obtenansencia de seales de cualquier gnero por parte de su dueo o de los asistentes, asim

    gnorantes uno y los otros del problema propuesto respectivamente al sujeto examinado. Puesce poco tiempo, el redactor cientfico de una notable revista italiana fue capaz de escribiomo todos saben (!), los famosos caballos slo respondan guiados por las seales de su a

    Segundo ejemplo. En un semanario de gran tirada, y precisamente en una rbrica de divulgntfica, no hace mucho he llegado a leer una afirmacin en extremo perentoria acerca dstencia de los fantasmas y la necesidad de atribuir las creencias relativas a los mismos

    pervivencia de necias supersticiones. Opinin sin duda respetable como otra cualquiera, era por el tono de absoluta gravedad del escrito, y por el hecho de que ste no dejaba n

    rgen a la opinin contraria y, menos an, a aquel saludable gnero de duda que se ha dadmar filosfica. Pero yo he visto, odo y tocado fantasmas hasta la saciedad (o, mejor, ellon tocado a m), en condiciones de absoluto control objetivo, y sin la menor carga emocioctiva por mi parte.

    Sucedi en Varsovia en 1923, en ocasin del II Congreso internacional de Investigacquicas all reunido, y que tuve el honor de presidir. En una larga y privadsima sesin quentener con el mdium Guzik, sostenido fuertemente por m y sumido en trance con inconscial (un mdico amigo mo sostena bien firme la otra mano del mdium y controlaba su e

    cofsico), no tardaron en producirse numerosos fantasmas luminosos, materializados hasta msto y con atavos diversos, masculinos y femeninos, nitidsimos hasta en los menores detvoloteando levemente en torno a mi cabeza, susurrndome al odo frases de bienvenida (de lovial) y besndome repetidamente la frente. Particularidad de gran inters: las fases de la formesos fantasmas, hasta el punto de hacerse muy visibles en la oscuridad del ambiente medianemitida por ellos mismos, respondan con exactitud a las que, muchos aos despus, en el l

    xico, fueron establecidas por Gutierre Tibn en una relacin muy circunstanciada y perfectametiva que el lector encontrar referida en un captulo de este libro.

    As, pues, que nadie venga a decirme, con afirmaciones apodcticas, que ciertas cosassten, cuando, por experiencia propia, ha sido bien establecida su existencia. Pero,

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    endido, no se le pueden echar demasiadas culpas a un divulgador por reflejar los prejurrientes. Desde el punto de vista de cierto intelectualismo de postura, la situacin devulgador es, sin duda, la ms fcil, aparte de que es la destinada a atraerse casi univermpatas, en una poca que celebra con fervor los triunfos de la ciencia, aun ignorando, pneral, cules sean con exactitud las tareas, los lmites y las posibilidades reales de la investigntfica.

    Tanto mayor es, por ello, mi complacencia al ver publicada una obra como la presente, tan

    agilidad y tan falta de prejuicios, que hace justicia a los aspectos ignorados de la Naturaleza muestra cun infundadas y preconcebidas son las negativas de los escpticos a la vista de cnmenos raros e inexplicables. El libro se debe a la pluma de un periodista empeado, desdeuchos aos, en el estudio y en el tratamiento de cierta problemtica cientfica que incluyrticular, la fenomenologa paranormal. Se trata de una obra esencialmente divulgadora, ntido de que se propone, en su clara simplicidad, poner la delicadsima, y en algunos aspndente, materia parapsicolgica al alcance de quien an ignora la existencia de su problem mal informado. El lector ver con cunta eficacia se cumple este propsito.

    Por otra parte, sera desconocer algunos mritos fundamentales de este libro si nos limitramnsiderarlo exclusivamente desde el punto de vista de su simple y notable eficacia divulgadorstante las naturales exuberancias propias de un estilo desenvuelto y brillante como convecisamente, al divulgador, y no obstante el escaso respeto que siente por la terminologa of

    como por los acostumbrados criterios de distribucin de la materia, es innegable la serntfica que inspira esta obra, seriedad que an se pone ms de manifiesto por las j

    eocupaciones epistemolgicas del autor. Entre los motivos fundamentales a los que eocupaciones parecen vinculados, hay que sealar, en primer lugar, la visin unitaria que tie

    or de un mundo sensible y extrasensible a la vez, visin que la misma ciencia deber termde o temprano, por decidirse a adoptar, para los fines de ese necesario realismo que es cone qua nonpara una exhaustiva y cumplida representacin del Universo.

    De esta misma visin deriva, asimismo, la concepcin de la investigacin parapsicolgica momento muy particular en la historia del pensamiento cientfico, caracterizado por las prime

    n dudosas tentativas para superar cierta actitud muy difusa que puede definirse bien como nstotelismo, puesto que tiende a negar apriorsticamente algunos aspectos de la Naturalezaga, al menos, a considerarlos como posible objeto de ciencia. De ah una problemtica sutil

    perjudicar nunca la exposicin, se propone, empero, individualizar y discutir las raofundas de semejante actitud retrgrada, encuadrndola en el pensamiento y en las costumbrestra poca.

    He aqu por qu creo poder afirmar que este libro va mucho ms all de su funcin puramvulgadora, y tiene algo notable que decir incluso al restringido pblico de los parapsiclogosantos sienten un verdadero inters (sin prejuicios) por ciertos problemas bsicos de la filosofciencia. Espero que aqullos no dejarn de encontrar esta obra, al menos, estimulante, en

    las mismas perspectivas que abre, de los principios y reflexiones que sugiere, de

    ospechadas y, empero, convincentes conexiones que descubre en fenmenos clasifi

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    ualmente en categoras separadas. Libro en verdad informativo, pues, en el sentido ms ricmino y para cualquier lector serio, acerca de lo desconocido que hay en nosotros y en tosotros. Si la ciencia quisiera desconocer esta vasta extensin de desconocido natural, no o abandonarla a las ms deplorables interpretaciones extracientficas, con dao emediable para el progreso del conocimiento humano.

    Que en este campo existen dificultades de mtodo y de verificacin, es muy cierto e inural, tratndose de fenmenos excepcionales y reproducibles tan slo a favor de circunstanc

    vez inslitas. As, por ejemplo en el caso de la produccin de fantasmas, la disponibilidmdium de efectos fsicos. Tipos como Guzik, el protagonista del episodio de Varsovia querido, no son frecuentes, es cierto. Pero sera una pena que la investigacin cientfica se dener por las dificultades de mtodo, y an sera peor si tratara de suprimir el problema d

    nmenos raros (a los que el profesor Giorgio Piccardi llama espordicos) y, sin ms, negarloque tomando como pretexto la dudosa autenticidad de cualquier episodio aislado. As sucr ejemplo, a propsito de las clebres experiencias de Sir William Crookes con la morence Cook, desacreditadas por Trevor H. Hall con argumentos sobre los que, sin embargcesivas revisiones de Osmond y Zorab han arrojado una luz por lo menos de duda.

    La tendencia a suprimir o arrinconar, con pretextos varios, los problemas planteados porse de fenmenos es una de tantas debilidades humanas, y como tal, muy comprensible. Pero tificable, sobre todo cuando es expresada al nivel de estudiosos calificados. Esa tendencie, en sustancia, que el hombre moderno tambin sufre terrores irracionales, como les suceda anos antepasados. El hombre de otros tiempos estuvo, en efecto, obsesionado por los aspera l inexplicables, de la Naturaleza, en los que vea agitarse fuerzas ocultas y potencialmenazadoras. El hombre de hoy tambin teme lo desconocido, pero por otros motivos, en cuantne a amenazar la solidez de las representaciones que se ha formado del Universo, las c

    beran ser, segn su opinin, definitivas.De ah los temores sin fundamento y las resistencias instintivas; de ah las justificac

    geniosas a las que recurren los secuaces de un fcil racionalismo que es, exactamente, la negla racionalidad autntica, es decir, de la que tiene el valor de empearse en la comprobacipropios lmites inevitables. Los espritus simples se forjan la ilusin de que el saber cientfi

    anzado sus ms elevadas cspides, constriendo a lmites muy modestos el mbito dsconocido; pero la realidad es muy distinta, como sabe cualquiera que se ocupe, no digamosoblemtica paranormal, sino de investigacin cientfica en general. Que la ciencia est llam

    ogresar indefinidamente a lo largo de la modesta y segura va que le compete, es un hecho cinegable, mas justamente por eso su dilogo con lo desconocido jams podr agotarse.

    En esta eterna confrontacin, constituye un acto de renuncia cualquier negativa a tomnsideracin los testimonios directos e indirectos existentes acerca de las innumernifestaciones de lo desconocido. La gravedad de esa renuncia no queda, en absoluto, dismir los variados pretextos que pueden aducirse, uno de los cuales el ms comn conecisamente, en invalidar con falaces argumentos las documentaciones existentes; y el otro pres rebuscado, en invocar pretendidas razones metodolgicas para limitar la investigacin. A

    n antiguas y persistentes. Sin embargo escriba hace cincuenta aos Maeterlinck, a propsitendencia a desacreditar los testimonios sobre lo desconocido, no es menos cierto que al o

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    y deliberadamente aquello que no va acompaado de certezas matemticas o judiciales, se riesgo de perder por el camino la mayor parte de las indicaciones que ofrece el gran enigme mundo, en sus momentos de desatencin o de buena voluntad (Lhte inconnu, Pars, 1917

    No es posible, pues, augurar, con el insigne colega Rmy Chauvin, que se conserve una cibierta, y que la misma ciencia se d cuenta de su propia juventud y se purifique de la tendendar de un hecho tan slo porque no ve cmo integrarlo en uno de los sistemas provisionalge*.

    Cuntos y cules sean los fenmenos de naturaleza excepcional an no clasificables equemas oficiales de la ciencia, se revela precisamente en este libro, donde se concede deado a la Naturaleza todo el crdito a que tiene derecho y que otros arbitrariamente le nieganturaleza en sus aspectos ms misteriosos e imprevisibles, que an esperan ser reconocierpretados. Pero se aade este crdito se concede, sin embargo, sin imprudenci

    natismos, como lo demuestra el hecho de que el autor no manifiesta nunca una afirmrentoria, y que deja, antes bien, el campo abierto a las diversas hiptesis, aunque discutinecuadamente y proponiendo en forma de discretas sugerencias, pero sostenidasnsideraciones objetivas una interpretacin propia unitaria en cuanto a tendencia, que llnfigurarse en un sugestivo esquema de conjunto.

    Caracterstica fundamental de tal esquema es la comprobacin de que los fenmranormales son, todos, reducibles al comn denominador de algunos estados de conciculiares (onricos o, al menos, oniroides), en virtud de los cuales algunos sujetos consovilizar las facultades latentes en el yo y ponerse en relacin directa con las leyes de un unis fundamental que el sensible. Para demostrar que no se trata de una concepcin arbitraria, mltiples interferencias (rigurosamente demostradas en el libro) de este universo ms am

    e el ordinario, cuyas leyes, de hecho, dejan de ser operantes cada vez que se manifiestan l

    ul.Queda planteado el problema de la naturaleza de este universo fundamental al que la m

    nsciente no puede acceder, en tanto que s accede con entera libertad el inconsciente. Y aqor no puede sino apoyarse en hiptesis e intuiciones de diverso origen y naturaleza colgicas; otras, fisicomatemticas que podran, sin embargo, integrarse recprocamente. o conduce de nuevo la problemtica paranormal a sus races metafsicas, segn una consdencia del autor. El cual, en efecto, no pierde ocasin para establecer cualquier posible relre los resultados de la observacin parapsicolgica y las corrientes ms audaces del pensam

    ntfico contemporneo, a las que debemos que la ciencia (incluso la fsica) vaya alejndontinuo de las viejas concepciones rgidamente ancladas en el racionalismo cartesiano.

    Acaso la parapsicologa no pueda afianzarse definitivamente en el mbito del saber oficialla medida en que los residuos de tales concepciones hayan perdido terreno paulatinamente, a las vanguardias ms avanzadas de las fuerzas acadmicas. En este sentido, creo qu

    rapsicologa puede considerarse como una ciencia del porvenir ms que como una ciencia dero est claro que es preciso sentar sus bases desde ahora, sin dejarse envolver en compromuvocos y peligrosos con una mentalidad acadmica inevitablemente avara en sus concesione

    a parte, la ciencia debe demasiado al pensamiento no conformista, como para que cual

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    pritu abierto no se augure que precisamente sea esta naciente ciencia parapsicolgica la qneficie de sus mejores empresas creadoras.

    Quien aprecie las audacias de pensamiento cuando no estn divorciadas, por supuestodispensable equilibrio desear considerar, pues, con inters algunas hiptesis enunciadas enro, empezando por aqulla hoy compartida por eminentes psiclogos y psiquiatras segal el inconsciente posee una polaridad luminosa que aguarda an ser descubierta y valoptesis conectada, a su vez, con otra en virtud de la cual las facultades paranormales podra

    ya la expresin de regresiones atvicas, como en la actualidad se tiende a creer, sinnifestaciones transitorias de una tentativa en acto de la Naturaleza para conducir al hombre a fase evolutiva superior. La idea original, que opino merece ser tomada en seria consideracie la evolucin humana puede conducir a una coordinacin ms estable entre las faculmordiales de la paleopsique y las ms recientes, filogenticamente, de la conciencia; y qmera expresin, aunque sea imperfecta, de tal aspecto funcional, deba reconocerse eultades de aquellos raros sujetos (psicotcnicos, calculadores mentales, etctera), que demueder controlar en plena conciencia las facultades suprarracionales latentes en el inconscientnos estimulante es la hiptesis de una posible funcin biolgica del efecto psicocintico

    mponente natural, aunque sea modestsimo, de cualquier manifestacin volitiva, e inclutesis que tiende a reagrupar en una sola visin los fenmenos de contacto con el pasadosueos retrospectivos a la psicometra, a las manifestaciones espiritoides y a lo que el

    ma las transferencias de conocimiento y de personalidad.

    Y con esto termino, para no robar al lector el placer de realizar sus descubrimientos. La lectue trabajo no habr sido intil, pienso, si, al menos, ha hecho brillar la sospecha, si ntidumbre, de que la ciencia oficial no lo explica todo, y de que el misterio que nos circun

    ucho ms vasto de lo que comnmente se cree.

    WILLIAMMACKENZIE(Antiguo profesor de filosof

    biologa de la Universidad de GPresidente hon

    de laSociet Italiana di Parapsic

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    INTRODUCCION

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    UN LIBRO QUE PRETENDE SUSCITAR DUDAS

    Este libro ha nacido de una serie de incursiones en ese mundo colorista y vario al que pertensensitivos, los clarividentes y los mdiums: un mundo que el pblico slo conoce e

    perficie, a travs de las inevitables deformaciones de perspectiva creadas por los prejurrientes. Poseen o no esas personas facultades inslitas? La mayora sostiene que staramente ilusorias, y otros suponen que, a menudo, si no siempre, tales facultades encubreimaas de la exageracin o de la astucia, cuando no presuponen, sin ms, la explottemtica de la credulidad humana. Pero hay personas, tambin, que estn convencidas de quetos a quienes nos referimos, o al menos algunos de ellos, se hallan de verdad en contacto coo de realidad sustrada al dominio de los sentidos, y susceptible de ser interpretada de vneras, segn las concepciones naturales o extranaturales de cada cual.

    En medio de este cmulo de opiniones contrastadas, yo me he situado como un observdependiente de escuelas y tradiciones, impulsado exclusivamente por cierto tipo de curiosidae no creo tener que avergonzarme, desde el momento que se identifica sta con el antigmansimo deseo de ver claro en las cosas confusas. No creo tener ninguna necesidad particutrirme de la llamada fascinacin de lo desconocido. Sin embargo, soy lo bastante falejuicios como para creer en la existencia de realidades inslitas e inexplicables, puesto quchos me dan testimonio de ellas. Y ya que ha sido as, y los hechos, por aadidura, me han abperspectiva de la existencia de una dimensin mgica de la realidad, he querido rendir cello, desde el primer momento, en conferencias y artculos muy numerosos; estos ltimos hanluz en tiempos y peridicos diversos, y, luego, en este libro, donde mis comprobacione

    nvalidadas por muchos testimonios anlogos existentes para delinear un esquema de conjuntleja una visin bien precisa en cuanto que en ella se tienen en cuenta ciertas prestemolgicas, as como algunos avances del pensamiento cientfico ms actual.

    Hasta aqu, las intenciones. En cuanto a los resultados, el lector juzgar. Un hecho es ciertoe el libro va decididamente contra corriente, desde el momento en que me permito afirmar qumbres dotados de facultades inslitas e inexplicables existen en realidad, si bien son tan e cualquier escepticismo por parte de los no informados resulta comprensible. Antes a

    nsiderar los fascinantes problemas planteados por su existencia, importa destacar que el hsmo de ocuparse de tales cosas es contrario al espritu de los tiempos. Y puesto que nadie pctuar impunemente comprobaciones que contrasten con los lugares comunes de procedencia mnos acadmica, ser preciso esperar cierto nmero de anatemas y acusaciones que provendre o aquel personaje, acostumbrado a considerarse como el nico intrprete autorizado odoxia cientfica. Son figuras notables cuya ilimitada presuncin es conocida. Adems, se intereses deben defender, y por eso mismo sus rutinarias furias ya no causan la menor impre

    Pero, es posible gritarn esos hombres que alguien sostenga todava hoy que es po

    dagar fuera de los laboratorios, ridiculizando el sagrado ritual de los mtodos ortodoxo

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    vestigacin? Es posible que alguien site en el mismo plano un hecho verifentficamente y un hecho puro y simple, tal vez referido por gente extraa a las filas ncia, o acaso por algn cientfico respetable en el mbito de su especialidad, pero inmadra este tipo de investigaciones? Graves ligerezas, vive Dios! Y no menos escandalosa dependencia demostrada respecto a la terminologa usual y a las tradicionales divisiones teria, para no hablar del estilo ligero, desenvuelto y voluntariamente desprovisto de hermeticual, ciertamente, no concuerda con la seriedad de una problemtica delicada, cuyo tratambera estar rigurosamente prohibido a los no adeptos de los trabajos.

    Las respuestas a estas previsibles impugnaciones se encuentran en las lneas y entre lnearo. Aqu bastar con indicar que el tiempo de las castas sacerdotales iniciticas positarias del saber cientfico est ya muy superado, motivo por el cual causara irrisinien pretendiera erigirse en pontfice infalible en un sector cualquiera del conocimiento, odo particular en ste, donde todo es an opinable e incierto. Aado que soy el primeronocer que he dejado de lado alegremente algunas convenciones de valor discutible, por cauas exigencias que, desde mi punto de vista, contaban ms; entre ellas, en primer lugar, las emntica divulgadora, que tiene sus propias leyes y una funcin muy respetable. Lo impor

    ra m, era conseguir suscitar cierta curiosidad no exenta de reflexin sobre cierto ordeoblemas que la mentalidad moderna ha enterrado desde hace tiempo bajo un alud de prejuicio

    He aqu por qu el presente trabajo, lejos de querer proclamar solemnemente esta o aqerdad, tiende ms bien a suscitar dudas sobre la validez de algunas certezas presumidas, y eproponer soluciones definitivas a propsito de los muchos misterios que an subsiste

    ntenta con atraer la atencin acerca de su existencia y, ms an, sobre las dificultades qonen a su solucin. Dadas estas premisas, quedar agradecido a quien desee expresntilmente crticas y divergencias, lo cual es una manera como otra de colaborar. Y en cuanto

    uribundos (cuya misma agresividad debera parecer sospechosa) y a cualquier otra manifestintolerancia o de altanera, no se dude de que sern rebatidas en su tiempo y lugar, y

    gumentos de segura eficacia. Doy las gracias de modo particular a cuantos me han suministn sin quererlo y saberlo, noticias y datos que, a los fines del presente trabajo, han resulsimos, y de los que he citado debidamente la procedencia (otra violacin de costumbres msundidas).

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    PRIMERAPARTE

    VIAJE A LAS FRONTERASDE LA MENTE

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    CAPTULOPRIMEROEN PRINCIPIO ERA EL SUEO

    Muy a menudo se nos pregunta en que momento se suea: si de da

    las continuas ilusiones, o bien de noche, cuando el reino del suetransmite, dulce y continuamente, la verdad y la realidad.

    ANIATEILLAR

    Poco a poco, el sueo y su simbolismo se estn convirtiendo en unobligado de paso hacia el conocimiento de la estructura mismUniverso.

    MARIANNEVERNEU

    s tipos diversos de conciencia

    Antes de exponer unos hechos de alcance terico nada despreciable, ser oportuno delevemente algunas consideraciones de carcter general. Hay preguntas ambiciosas que el hombmulndose a s mismo de manera implcita o explcita desde tiempo inmemorial, y entre as: Quines somos? Cules son las caractersticas sobresalientes de la personalidad humlmites de sus posibilidades? En qu tipo de universo se inscribe nuestra existencia? Po

    arse algunas ms, pero, por ahora, limitmonos a stas. Segn cada visin particular, a eguntas se han dado respuestas muy variadas, comprendida la de una presunta imposibilid

    utilidad de la respuesta, y siempre pueden buscarse nuevas. Si nos basamos por ejemplo es consideraciones psicolgicas, puede observarse que cada respuesta posible depende deconciencia que se desea considerar.

    Atendiendo a cuanto nos sugiere nuestra conciencia diurna que est en relacin directaestro mundo externo, y controla los movimientos voluntarios de nuestro organismo, somosacterizados por slo tres dimensiones espaciales, y nicamente por medio de los sendemos recibir informaciones del ambiente. Como todo cuanto se halla encerrado en el uninsible, estamos, pues, sujetos a las inexorables restricciones del espacio, amn de al fluj

    nos inexorable del tiempo. Son cosas tan obvias que no valdra la pena hablar de ellas si no r la necesidad de poner de manifiesto un tipo distinto de respuesta que puede darse a las meguntas fundamentales con tal de que se planteen desde un punto de vista diferente, es decir,ma en consideracin, no la conciencia ordinaria (diurna), sino un tipo distinto de conciencia qnifiesta, a veces, en algunos sueos de caractersticas especiales.

    Segn lo que resultar de los hechos que iremos examinando poco a poco, los procesos meneste otro tipo de conciencia estn desvinculados de la lgica corriente; aparte de

    rcepciones, son independientes de los sentidos, libres de las restricciones del espacio y, po

    sligados de las del tiempo. El hecho de que se trate de fenmenos subjetivos no im

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    cesariamente que sean ilusorios, dado que es posible, a veces, establecer referencias prere ese tipo de percepciones y los aspectos de la realidad ordinaria a los que se refieren. Nta de que el lector nos crea sin ms, pues l podr formar juicio de la validez de tales asbre la base de los hechos, y entonces acaso est en posicin de responder con mayor conocimcausa a aquellas antiguas preguntas poco antes bosquejadas, as como a alguna otra no m

    portante.

    Por ejemplo, sta: Debemos considerar como nuestra verdadera existencia slo la diurna

    refiere a cierto tipo de realidad ms familiar para nosotros? Segn tal hiptesis, cmo hansiderar el distinto tipo de existencia vinculado a la conciencia onrica? Puede llamarse reauella en la que nos parece que nos movemos en el sueo? Y, en caso afirmativo, en qu difieotra?1. Tambin stas son viejas preguntas que aguardan alguna respuesta ms o menos definro no se trata de apresurarse a darla sin haber tomado primero en consideracin todo un conhechos y reflexiones que podran orientar nuestro juicio.

    Los hechos de los que hablbamos gravitan todos en el mbito de aquel misterioso mcturno en el que entramos a travs de la puerta de los sueos, y que parece sustrtemticamente al control de la conciencia ordinaria. Para muchos, en efecto, la idea de esta nu

    da nocturna es la misma del vaco, de la ausencia psquica y de la inconsciencia, pero no ea precisa. Psiclogos, filsofos y mdicos han advertido hace tiempo que la mente conscieno una pequea parte del psiquismo total; que existe una vida psquica llamada con improp

    nconsciente, la cual, en el concepto de muchos, sera sin duda anterior a la misma vida conscarte de ms fundamental que ella2. Y esta actividad psquica inconsciente acta de protagoando la otra, en el sueo, le cede su sitio.

    El hecho de que el inconsciente discurra como un ro subterrneo por los vacos meandrobsuelo psquico, no nos autoriza en absoluto a infravalorarlo. La definicin de inconscientativa segn el punto de vista desde el que se enuncia, y puede inducir a error. Escribe un ilcoanalista contemporneo, Erich Fromm: El inconsciente slo es tal en relacin con el nado de actividad. Cuando se habla de inconsciente, en realidad se dice tan slo que periencia es ajena al esquema mental que subsiste cuando se acta. Por consiguiente, se consmo un elemento evanescente y extrao, difcil de captar y de recordar. Pero nuestro mundo dmbin es inconsciente respecto de nuestra experiencia onrica, como lo es el mundo nocpecto de nuestra experiencia durante la vigilia... Se trata, simplemente, de diversos esntales que se refieren a modalidades existenciales diferentes3.

    He aqu un punto importante para retener, dado que proporciona ya una visin precisa y tilentar el juicio, pero es preciso demostrar su fundamento. El nico elemento que nos peorar la importancia de este psiquismo nocturno e inconsciente viene representado por la sutilde los sueos o, para mejor decir, por la pequea parte de stos que deja algn rastro en nu

    moria consciente. La idea corriente acerca de los sueos es que se trata, en la mayora dos, de imgenes fragmentarias, confusas y enigmticas, segn algunos carentes de portancia, y segn otros, por el contrario, susceptibles de asumir algn significado revepecto al dinamismo profundo del yo, a la luz de enseanzas ahora clsicas sugeridas po

    versas corrientes psicoanalticas. Pero, aparte de esta categora de sueos que podramos ll

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    rdinarios, hay otros, mucho ms raros, que se imponen a nuestra atencin por cactersticas inslitas, en particular por el hecho de que nos revelan capacidades y conocimiospechados por parte del ncleo psquico dinmico escondido entre los repliegues profundo El enciclopedista latino Macrobio, en sus Comentarios, los llamaba los grandes sueos.

    s jocosos anuncios nocturnos del futuro

    Entre los grandes sueos conviene mencionar, ante todo, los precognitivos, xplicablemente, anticipan el conocimiento del futuro. Se ha observado desde tiempo inmeme muchos acontecimientos tristes o jocosos se preanuncian en el sueo con imgenes a v

    mblicas y en ocasiones en extremo realistas. De sueos premonitorios nos hablan los tgrados de varias religiones, las tradiciones y creencias populares, y el material informatcumental reunido cuidadosamente por estudiosos que se han especializado en este gnervestigaciones4. La enorme masa de testimonios acumulados al respecto, y el examen crtico q

    mismos se ha efectuado, convierte en poco dignas de consideracin las negaciones stencia de este problema, a no ser las interpretaciones basadas a priorisobre la presunci

    or, de la mala fe o de la coincidencia fortuita entre el acontecimiento soado y el subsiguontecimiento real.

    De relativa frecuencia parecen ser los sueos que anuncian sucesos trgicos o dramticos, uel famoso que hizo presagiar al presidente Lincoln su trgico fin inminente, y el caso no mmoso (al menos, para los italianos) de don Gaetano DallOlio un joven profesor del semiBolonia, a quien le fue anunciado en un sueo el prximo fallecimiento del Papa Benedictoa sucesiva eleccin para el solio pontificio del cardenal Achille Ratti5. De las premonicionsventuras (en particular, colectivas), nos ocuparemos profusamente en otro captulo; aqu

    mitamos a observar que la aparente relativa frecuencia de los acontecimientos onricos infaede depender, tan slo, del hecho de que stos quedan mucho ms impresos en la memnsciente, acaso en razn de su propio contenido terrorfico o trgico. Y no slo en la memdividual, sino tambin en aquella que se inscribe, a veces con los contornos de la leyenda, en gistro de recuerdos que viene representado por la tradicin escrita y oral6.

    Vale la pena, pues, ocuparse de los sueos de contenido ms alegre. Divertidsimo fue el sueArthur Conan Doyle, que el 4 de abril de 1917 en plena Primera Guerra Mundi

    ecisamente, en el perodo ms infausto para los aliados averigu, a travs de un sueo, q

    squite definitivo contra la coalicin de los Imperios centrales estara vinculado, de alguna manombre de un oscuro ro que discurra por territorio italiano: el Piave. El escritor estab

    guro de que se trataba de un sueo verdico, que quiso mandar su relacin a la Sociedad inra las Investigaciones psquicas; y los hechos, como todos saben, le dieron la razn.

    De contenido tambin jocoso fue el sueo de la doctora B., de Macerata, narrado por la motagonista al autor. An no estaba prometida y no conoca a mi futuro marido. Una noche,e me haba casado con un joven hacendado que posea una pequea villa en el campo, unae vi perfectamente en el sueo y que se me qued muy grabada, a causa de una escalinata exte

    una terracita construida de cierta manera peculiar. A continuacin, encontr a un joven con e

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    compromet y que, luego, se convirti en mi marido. Posea una pequea villa en el campoponda exactamente a la imagen que haba tenido de ella en sueos. Un especialista en m

    ecognitiva, el profesor Giorgio Zorab, ha recogido los documentos de muchos suemonitorios de este tipo, es decir, que anuncian noviazgos y matrimonios, y tambin de otroesagian la riqueza o permiten conseguirla.

    Una vez escribe el profesor, un modesto ciudadano de Venlio so, en no menos deasiones en el curso de la misma noche, con los nmeros 3, 6, 8 y 4, y cada vez se despert de

    haberlos soado, para despus volver a dormirse. A la vez, una voz desconocida le advertael prximo sorteo de la lotera nacional, aquellos mismos nmeros obtendran como premioerte suma. Resulta comprensible que el interesado, al da siguiente, se apresurase a busclete nmero 3.684, pero result que no estaba en Venlio. Para fortuna suya, consigui hacgar desde Groninga, y le procur la suma entonces no despreciable de cinco millones de liresto que la historia tambin la de los sueos se repite de una manera que llega a haontona, he aqu un par de episodios del mismo gnero ambientados aqu por nosotros.

    Hace pocos aos, una muchacha de Predore (Brgamo) so que se diriga al puesto de lovando consigo un cofrecillo de joyas y unos lingotes de oro. En sueos, encontr al cannigovanni Gentile muerto el ao anterior, y he aqu que ste tom dos lingotes del montgo, dijo: Mire, si estuviramos en 1990, este oro valdra cuarenta y un millones. Auiente, los habitantes de Predore jugaron los nmeros 2, 41 y 90 en la rueda de Gnogida entre las otras porque la slaba Gen figura, asimismo, en el nombre del difuntultado fue que la administracin de lotera tuvo que distribuir, en conjunto, veinticinco millorto nmero de habitantes del pueblecito.

    Otro premio solicitado por un sueo se verific hace algunos aos en Macerata, y signcisis millones. Como de costumbre, el mensaje enviado al inconsciente era expresado

    genes, como es ley general del pensamiento onrico. Una seora haba soado con su punto, el cual, desde lo alto de una mquina trilladora, le haba dicho: Este ao, el grano esundante que en la campaa pasada. Entonces, recogimos sesenta quintales, y ahora conseguirenta. Hasta el momento hemos obtenido sesenta y seis, de modo que an quedan cuatro. N

    eciso, como se ve, recurrir al psicoanlisis para dar un significado y una funcin a suembolismo tan patente. Casos de este tipo se conocen muchsimos, como resulta, entre otras c

    un interesante estudio que sobre el tema realiz, en su tiempo, el notable psiquatra Cmbroso7.

    noche suprime la barrera del tiempo

    Todava no es el momento de afrontar con argumentos retricos la problemtica precognitivamularemos a continuacin con una visin ms amplia. Prosigamos, pues, nuestra resea drandes sueos. A veces, se trata de sueos muy simples, en cuanto al acontecimiento humae se refieren, pero precisamente por ello son de gran inters terico porque sirven para demoe la actividad precognitiva nocturna no siempre est ligada a motivaciones personales de

    ieve, como si la mente se orientase hacia estos recuerdos del futuro con la misma indifern que evoca los del pasado. Hay muchsimos episodios que lo demuestran, y uno de ello

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    ogido por Trintzius8 lo narra el gran Schopenhauer.

    Una maana, habindosele derramado casualmente el tintero, el filsofo llam a la camarerae limpiara las manchas que la tinta haba dejado en el pavimento. Mientras se aplicaba en bajo, la mujer le cont a su seor que haba soado la misma noche anterior que se enconciendo exactamente aquello, e incluso en el mismo lugar. Al principio, el filsofo se mcptico ante la narracin, pero cambi de opinin al cabo de poco cuando se presentmarera que comparta la habitacin de la primera, y haba odo de ella la misma explicac

    mera hora de la maana. Segn Trintzius, este simple episodio podra haber dado phopenhauer para ciertas meditaciones interesantes acerca de problemas relacionados con ellibertad y el destino.

    He aqu cmo la precognicin onrica puede obligarnos a ampliar los horizontes de nunocimiento. Por lo dems, los episodios hasta aqu referidos nos muestran que la reainentemente sugestiva del sueo puede tener confrontaciones objetivas y precisas sijadas en el tiempo con la realidad diurna, que suele ser considerada como la nica objetcomo decir que la subjetividad de este psiquismo onrico no es, al cabo, tan absolu

    lcanzable como se crea. Est claro, pues, que fenmenos de este tipo que acostumbran egados a la categora de las cosas marginales y despreciadas, amn de manchadas con la epecha de inverosimilitud merecen, por el contrario, una indagacin profunda y sistem

    nque la ciencia los considere indignos de atencin. No se trata tampoco de aceptasificaciones cientficas apriorsticas en el amplio mbito en el que el conocimiento no acostulevar etiqueta alguna, pero que est ansioso de extenderse hasta alcanzar, si ello es posiblmbres negadas al sentido comn.

    El primer estudioso moderno que ha conseguido indagar sobre la precognicin onrica conteamiento terico y un mtodo experimental seguro ha sido el ingls J. W. Dunne, un inge

    pecializado en construcciones aeronuticas. Su libro sobre el tema apareci hace unos cuaos9. Dunne era, con toda evidencia, un sensitivo, es decir, uno de esos sujetos cuya menestra singularmente abierta a ciertas percepciones inexplicables que no provienen de los senas haber puesto a punto una tcnica que le permita, apenas despierto, evocar algunos sueosche para transcribirlos despus en un Diario, se empe en una metdica labor de controlder determinar cules de aqullos resultaban, a la vista de los hechos (sucesivos), de carecognitivo.

    Una tarea idntica les asign a parientes y amigos deseosos de colaborar, no sin establecer rcaminadas a reducir al mnimo los errores de mtodo y de valoracin. Despus de varios ciclperiencias, que llevaron mucho tiempo y mucha tenacidad por parte de cada uno dperimentadores, reuni, al fin, los datos de sus observaciones y consigui poder enunciar algactersticas generales de la precognicin onrica, las cuales, hasta ahora, no slo no han

    smentidas por otros estudiosos de la materia, sino que parecen confirmadas, al menos en partrtas investigaciones ms modernas, de las que hablaremos. Su descubrimiento ms imporncierne al carcter continuativo y, por tanto, normal de la actividad precognitiva nocturnaa por completo independiente de la importancia intrnseca de los acontecimientos a propsi

    cuales aqulla se manifiesta.

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    Segn Dunne, todos, de noche, soamos el futuro, aunque sea en sus aspectos ms insignificaro pocos de nosotros lo recordamos. Eso depende, en primer lugar, de una especie de invendencia que posee la conciencia diurna a suprimir, apenas despierta, toda huella residual d

    enturas onricas, aparte el hecho de que la mente del durmiente es maestra en el arte de dar ferpretaciones a todo cuanto percibe, de donde una falsificacin casi sistemtica de los suecognitivos. El yo onrico tendra, adems, la tendencia a mezclar entre s, por efecto de la leytoria que regula las asociaciones de ideas, dos clases de imgenes que, desde el punto de mn (o sea, de la conciencia diurna), son absolutamente heterogneas: las que proceden d

    periencias pasadas y otras relativas a experiencias an por venir. Con esto se pone de mania caracterstica importante de nuestro psiquismo secreto. Dirase que la modalidad existencieo (para utilizar la feliz expresin sugerida por Fromm) nos introduce en un universoplio del que sentimos, en el que rigen leyes diferentes y ms fundamentales. Esta impr

    arece confirmada por la existencia de otro tipo de sueo excepcional que ahora tomaremnsideracin: el que arroja luz sobre la realidad lejana.

    sueo que anula las distancias

    Los grandes sueos tienen de particular que son en extremo vvidos (lo cual es signo diva participacin o hipervigilancia de cierta parte de la esfera consciente) y, admunican al sujeto una emocin profunda que le empuja, una vez despierto, a hacer algo o, cunos, a contar a los dems el asunto soado10. He aqu un inslito episodio referido por Fedutet11. Un nio de seis aos, que duerme en la habitacin de los padres, a las once de la nocspierta y prorrumpe en gritos agudsimos. No hace ms que repetir: Se quema...! La Htquema! (La Htraye es la propiedad rural en la que el pequeo ha pasado ya m

    caciones.)Consiguen tranquilizarlo y que reanude el sueo, pero es intil. Apenas se traspone, el nio v

    der la casa bien conocida por l, y, entonces, se vuelve a despertar y repite las miclamaciones de temor. Y as hasta las cinco de la madrugada, para consternacin de la nier

    padres, de algunos vecinos y de un mdico, el cual nada puede hacer. Ni siquiera los calmnsiguen vencer este extrao delirio. Por la maana, un telegrama procedente de La Htuncia que un incendio ha destruido la casa de campo, y que no se ha podido dominarlo, porqua se haba helado en las tuberas durante la noche. El incendio haba durado exactamente d

    ce de la noche a las cinco de la madrugada. He aqu cmo la realidad lejana puede darse a coravs de un sueo verdico y gracias a un particular estado de conciencia que puednsiderado como un sueo ms intenso, lcido y potente que los acostumbrados.

    Segn nos lo atestigua la experiencia comn y nos refieren las crnicas, los sueos verdicoativamente frecuentes, pero slo pocos de ellos quedan consignados en la Historia. Est el sGaribaldi, al que le pareci, durante una siestecita, que asista al funeral de su madre.

    cedi el 19 de marzo de 1852, mientras el general se hallaba embarcado en un navoavesaba el Pacfico, rumbo a un puerto de Asia. Tambin fue ste un mensaje muy preciso, pomadre de Garibaldi muri aquel mismo da. No menos puntual result el trgico anuncio noce le lleg por los mismos misteriosos caminos a la patriota comasca Giuseppina Perlasco,

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    omento en que los austracos ahorcaban a su enamorado Luigi Dottesio, desde haca tiriminado por conspiracin contra el Imperio austrohngaro.

    Era el alba del 11 de octubre de 1851, y Giuseppina dorma en su habitacin. En un momdo, sus familiares la oyeron agitarse en el sueo y gritar con voz desesperada: Luigi mo...han matado! En realidad, la ejecucin se haba producido en aquel momento, y los familiar

    noraban por completo, y hasta el fin haban esperado un acto de clemencia. Quien siga con ancin la crnica de los hechos inexplicables, queda inevitablemente impresionado po

    alogas que descubre de continuo en acontecimientos que se producen en lugares y tiemposanos entre s. Algunos aos atrs, los peridicos italianos dieron cierta notoriedad al fonsina C., una seora octogenaria de Valenza Po.

    Se haba despertado en plena noche despus de una penossima pesadilla en la que le recido ver a su hija de cincuenta y ocho aos, que viva en Sampierdarena, vctima dpasmos de la agona y con las muecas llenas de sangre. Ya no fue capaz de volver a concileo. Se levant con las primeras luces del alba, y en cuanto pudo parti hacia Sampierdarenara entrar en casa de su hija tuvo que requerir la intervencin de la Polica, porque nadie pondido a las llamadas. El cuerpo de la seorita fue encontrado exnime y con las murtadas en el suelo de la cocina, en un ambiente saturado de gas. Todo haba transcurrido segcabras reglas del suicidio tcnicamente organizado.

    Podemos referir con muchos detalles otro caso ocurrido en Miami, en 1961. Se trata sadilla nocturna de una seora que ve el cuerpo de su marido (James A. Young) abandonado

    pblica, y sabe que ha sido asesinado. Pero no haramos sino repetirnos. Creemos posedicios suficientes de que el sueo, as como suprime las barreras del tiempo, ignora, asimism

    espacio. Para fenmenos como stos se acostumbra a hablar de telepata, que se concibe cocto de un contacto intermental establecido entre personas lejanas, y es una explicacin

    nviene muy bien a muchos casos. Pero hay otros en los que no existe (y puede demostrarsersona cualquiera a quien poder atribuir la transmisin (llammosla as) de las imptadas por el durmiente, y en tales casos no queda sino hacer remontar los fenmenorcepcin a distancia a un autnomo y no menos misterioso poder cognoscitivo de la pofunda. Un tema fascinante que deber ser afrontado en sus muchos aspectos y del que se tratarticular, en los captulos II y VI.

    gestiva realidad de los sueos compartidos

    Una de las manifestaciones ms inslitas de nuestro psiquismo secreto consiste en ciertas curenturas onricas vividas en comn por dos protagonistas, por lo general ligados por un profnculo afectivo. Jetty Brand tena siete aos cuando so que su padre, Hirsch, peda cervezamar su ardentsima sed. El hecho se remonta a 1916, cuando el padre de Jetty estaba en el fre

    bre los pueblos de Europa an gravitaba de lleno la pesadilla de la Primera Guerra Mundial.e, en el sueo, a buscar la cerveza, y se alegr mucho de ver con cunta satisfaccin se la bebdre. Fue uno de esos sueos vvidos que exigen, como sabemos, ser contados. Y, en efecto, la

    enas despierta, lo narr a su madre.

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    Al cabo de unos das, lleg una carta del frente. El padre de Jetty explicaba que haba suozmente a causa de la sed, debido a una interrupcin en los suministros de agua, pero que la sba apagado de manera inexplicable por efecto de un sueo muy extrao durante el cual le recido que se hallaba de regreso en casa y que se le ofreca un hermoso vaso de cerveza queba adquirido para l. Acerca de este episodio existe un estudio detallado de G. Schmeidlerommer12, del que resulta que las divergencias entre ambas versiones son mnimas. No parechiptesis de la telepata baste para explicar todos los enigmas que se derivan del caso.

    Esta curiosa realidad de los sueos compartidos parece particularmente vlida para hacer ecrisis una de las convicciones ms enraizadas en el sentido comn, segn el cual los manos seran incapaces de comunicarse entre s de otro modo que no fueran los usuales mresentados por el lenguaje escrito y hablado. Acaso tenga razn Richet cuando afirma que lamos en oscura comunin con todos los seres humanos. Y tambin tiene razn Tyrrell cu

    stiene que ciertos contenidos psquicos pueden darse en comn (nosotros diremos vividomn). Tambin ste es un argumento que veremos representarse bajo varias formas a continunuestra resea, sobre todo, en lo que concierne a cierto gnero de sueos que pueden produluso con los ojos abiertos si se tiene aptitud para ello.

    Testimonios ms o menos anlogos acerca de los sueos compartidos fueron recogidos mpo por Myers y Flammarion. Pero he aqu un suceso ambientado en Italia, que fue objeudio por parte del profesor Cesare Biondi, quien lo public en 1930. Una vez, Giovanni Pashermana Mari tuvieron, la misma noche, un sueo idntico, en el curso del cual les parecitenan en la mano izquierda un pajarito y que, despus, de repente, se encontraban, a la derinsecto repugnante. Por la maana, el suceso les pareci tan extraordinario que experimentar

    cesidad de registrar su narracin en forma de declaracin fechada y firmada.

    Una gentil y cultivada seora piamontesa, muy conocida incluso fuera de Italia por cividades artsticas, me ha suministrado amablemente la documentacin relativa a una ser

    eos compartidos por ella con su cocinera, que la sirve desde hace muchsimos aos. Por lovierto, ambas son sensitivas, o sea, que poseen algunas de esas sensibilidades particularermiten percibir cierto tipo de realidad situada ms all del umbral de la conciencia ordinaral puede explicar muchas cosas. Se tiene, pues, la impresin de que el sueo o, al munos sueos se desarrollan en una esfera de realidad a su modo objetiva, si bien inmateriaaramos tentados de definir como dimensin del sueo, si no fuera por el significadealidad que el uso ha atribuido a la palabra sueo.

    Segn el parapsiclogo profesor Hornell Hart, que ensea sociologa en la Duke Universityeos compartidos son mucho ms frecuentes de lo que resulta de los escasos testimcumentales que se tienen13. En su opinin, esto se explicara por el hecho de que todos nosordamos apenas el uno por ciento de nuestros sueos, lo que significa alrededor de un caso z mil en cuanto a la probabilidad de que dos personas, tras haber compartido el mismo sueuerden ambas a la maana siguiente. Puede suceder que se acuerde una sola de las dos, pere caso, el sueo le parecer uno de tantos triviales devaneos de la mente onrica.

    Quiere decirse que no slo no recordamos nuestros sueos (como ha sido ya revelado por D

    otros), sino que ni siquiera estamos capacitados para valorar con exactitud los pocos

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    enemos, y todo a causa de aquella especie de teln que nos separa inexorablemente de nuda psquica nocturna. Es indudable que el teln tiene su razn de ser, pero no es menos ciertos impide acceder a los instructivos secretos de ese nuestro psiquismo desconocido. Se concluo (y puede parecer una paradoja) que el escaso conocimiento de nuestros sueos es causaso conocimiento que tenemos de nosotros mismos.

    s saludables advertencias del sueo

    Los antiguos tenan en gran honor el misterio del sueo, que consideraban como el instrums importante de que dispone la divinidad para relacionarse con la inteligencia humana y se

    s propias directrices en un lenguaje simblico y de interpretacin no siempre fcil14. eresante, a continuacin, ver cmo la misma hiptesis, expresada en trminos naturalmtintos, aflora de nuevo en algunas de las ms modernas concepciones. Aristteles escesde el momento en que el yo (del durmiente) no puede dirigirse por s solo, y que su voluntnifiesta impotente para regular y coordinar imgenes, sentimientos e impresiones, resulta qpulso directo de las potencias supremas puede manifestarse abiertamente.

    Hay un primer e interesante indicio de aquella especie de anttesis (acaso hubiera lugarblar de aparente irreconciliabilidad de funciones) que existe entre el psiquismo consciente y o que, de hecho, no puede manifestarse libremente excepto cuando el primero est reducidodecirlo, a su mnima expresin. En poca romana, Marco Aurelio tambin sostena la oportuser gratos a los dioses, por las ayudas que stos tienen la bondad de prestar a los hombredio de los sueos. Y el neoplatnico Jmblico tergo, adems de filsofo escriba:

    pritu invisible vela durante el sueo junto a las personas que duermen, a fin de alejar de ellafrimientos del alma y del cuerpo. Y, a veces, cuando tenemos algn sueo enviado del c

    mos una dbil voz que nos sugiere lo que debemos hacer.No es el caso de considerar con suficiencia estas antiguas intuiciones que tendan a tom

    nque, inevitablemente, en los trminos apropiados a la fe y las concepciones de los tiempunos de los aspectos fundamentales e inmutables de la naturaleza humana y de sus relacioneUniverso. He aqu un notable episodio (uno de tantos de este gnero), del que se ocugamente las crnicas periodsticas en noviembre de 1961; y el hecho de que est desprovisuellos avales cientficos que algunos consideran indispensables para tomar en consideralquier aspecto de la realidad no altera en lo ms mnimo su cualidad de acontecim

    idamente cierto.El protagonista es Luigi D., un estudiante de Asola (Mantua), que por aquel tiempo cociocho aos. Fue despertado a las cinco de la madrugada por dbiles voces implorantes

    dan ayuda reiteradamente. Tuvo que realizar un considerable esfuerzo para separarse del conlecho y de la particular dulzura del sueo matutino. Pero, al fin, lo consigui, y se fue a rec

    casa para descubrir de qu se trataba. No habiendo encontrado nada anormal, se habra vueguida a la cama, si una curiosa sensacin de ansiedad probablemente la misma que se ducido en alucinacin auditiva, no lo hubiera inducido a tomar una decisin bien distinta, u

    as decisiones imprevistas e irracionales que el psiclogo racionalista criticara con severidahecho de estar desprovistas de justificaciones lgicas y claras.

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    El jovencito decidi, en efecto, al menos por el momento, renunciar a dormir en su cmodo lacto seguido, se traslad al divn situado en la habitacin contigua. Despus, de sbito, se oruendo seguido de una serie impresionante de ruidos de cada, debido todo ello al hundimienho de la misma estancia donde Luigi D. haba dormido hasta unos minutos antes. Cnsecuencia, el lecho, los muebles y todo lo dems haban quedado sepultados bajo un montombros. Y hay que preguntarse si Luigi D. se hubiera salvado de haber estado bien despie

    r tanto, completamente dueo de s mismo. ptima cosa la maestra de s mismo, ligada al mvel de la conciencia de vigilia, pero tambin es verdad que implica un mordiente y, a veces,

    cesivo espritu crtico, que est pronto a infravalorar los impulsos no raras veces incomprensero no necesariamente irracionales) que provienen del yo profundo, y que los antiguos atribr el contrario, a las potencias superiores (las famosas voces de Jmblico).

    En este incierto cuadro se oscurece la singular naturaleza del hombre, dirigida por dos futencialmente complementarias pero que, a menudo, aparecen a la luz dialctica por una especicultad para ajustarse armnicamente entre s. De una de esas fuerzas (la mente en equi

    urno, crtico, volitivo), el hombre es consciente y est orgulloso de ella, en tanto bitualmente, ignora la otra fuerza, por la que, sin embargo, es guiado en gran medida a pesar

    mbin Scrates, segn lo que nos cuenta Platn en el Teeteto, tena un consejero secreto qtaba, de vez en cuando, las directrices prcticas de comportamiento frente a ciertas inicia

    erca de las cuales el intelecto racional y consciente acaso lo hubiera desviado del caminsofo llamaba a ese consejero el daimon15.

    Tambin nosotros podemos llamarlo de la misma manera si convenimos en algunas circunstae no son del todo accesorias. La primera es que cada uno de nosotros tiene su daimonnsigue hablar con voz ms o menos clara e inteligible; y la segunda es la libertad que le conceimonel yo de superficie. Muy a menudo, en efecto, la conciencia diurna habla con voz dema

    tente, incluso orgullosa, para que pueda dejarse or tambin la otra. Adems, hay que convene este psiquismo profundo y secreto, ensombrecido por el daimonsocrtico, es parte integranestra humanidad, incluso si participa de cualidades y prerrogativas consideradas comnmmo sobrehumanas (no por casualidad Maeterlinck lo define como el numen). Es la caestro yo, que permanece en la sombra; el responsable de los estados particulares de conciee hemos visto aflorar en ciertos sueos y, asimismo, de los influjos ocultos y de las inspiracxplicables. Su perfil resultar cada vez ms claro a medida que vayamos describiendo sus previsibles y sus capacidades inesperadas y desconcertantes.

    s visiones nocturnas del pasado

    Otra caracterstica inslita del psiquismo latente que manifiesta su potencia en ciertos suede poder hurgar en el pasado, y no slo en el pasado del durmiente, sino mucho ms all d

    mites de las experiencias y adquisiciones personales de aqul. Lady Cromartie16, por ejemea con un antiguo cofrecillo que encierra joyas y que debera encontrarse en algn escondrijbiblioteca de su casa de Tarbat. Son casos relativamente frecuentes, como la crnica pondencia. Uno anlogo y reciente sucedi en Oppido Mamertina, donde el seor Vittorio F. sopadre Francesco (un agricultor fallecido en 1962), que lo exhortaba a cavar treinta centm

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    ajo el nogal. Al excavar, el protagonista de esta feliz aventura se encontr con algo que scado intilmente desde la muerte de su padre: una caja de hojalata que contena dos mil moquinientas liras, an en curso.

    Puede suceder que en algn caso de este tipo, el sueo haga emerger, al nivel de la concieiguas noticias olvidadas, o que transmita el fruto de elaboraciones inconscientes de no

    quiridas de alguna manera (lo cual sera ya de notable inters, por otra parte), pero no creemohiptesis pueda ser forzada hasta el punto de poderla aplicar a todos los casos de vis

    ricas retrospectivas. Hay uno bastante notable que fue narrado por el doctor Binus y, lmentado por Myers, en el que se trata de una tal Anna Simpson, de Perth, a la que se apaetidas veces en sueos una mujer del pueblo, ya difunta, que, en todas las ocasiones, le hisma extraa peticin. Deseaba que Anna encontrara a un sacerdote catlico dispuesto a pagauda suya de tres chelines y seis peniques, que haba dejado pendiente. Se efectvestigaciones y se lleg a saber que no slo exista en verdad aquella deuda, sino que su cuncida con exactitud. Se comprende que sucesos como ste no estn destinados a dejar muellas en la dbil trama de la memoria colectiva, pero se conocen otros episodios ms famoe la pena consignar alguno de ellos.

    Los inhallables manuscritos de los trece ltimos cantos de la Divina Comedia intilmscados, durante aos, tras la muerte del poeta, fueron encontrados por su hijo Jacopo a rasueo que le haba revelado en qu escondrijo haban quedado olvidados. Le pareci al durme era el mismo poeta quien le daba tal indicacin, en forma de espritu inmaterial procedents all. De este pstumo encuentro habla Boccaccio en su In laude di Dante, y parece qticia viene confirmada por recientes investigaciones de historiadores y estudiosos de la literat

    Una vez, el escritor Paul Brunton se hizo encerrar durante una noche en la Gran Pirmide, dvo visiones que le revelaron la exacta solucin de algunos problemas de egiptologa por ento

    n sin resolver, y parece que las sucesivas pesquisas de otros estudiosos no han hecho sino ratanto l haba verificado mediante aquellos estados onricos o, al menos, oniroides17. El munton recoge, de fuentes indiscutibles, la narracin de un caso anlogo sucedido al prorman V. Hilprecht, de la Universidad de Pennsylvania. En el curso de un sueo sugest

    ovido, aqul supo qu interpretacin exacta dar acerca del origen de dos fragmentos de ocedentes de las ruinas de la antigua Nippur, primera capital del reino babilonio.

    Aquel sueo lo indujo, sin ms, a rectificar una primera interpretacin suya que ya opuesto en un estudio sobre el tema, y la rectificacin se produjo en la etapa de correcci

    eradas. Advirtase que Hilprecht, para sus estudios, slo haba podido disponer de los dibujuellos dos fragmentos de gata. A continuacin, cuando pudo estudiarlos con comodidad useo Imperial de Constantinopla, tuvo las pruebas definitivas de que las complejas noticias qban sido reveladas en sueos eran perfectamente exactas. Y aqu conviene recordar los mntficos de Hilprecht, que fue el primero en descubrir grandes cantidades de tablillas de aisas con caracteres cuneiformes propios de la civilizacin babilonia, y tambin el primeentar provechosas aproximaciones a aquella lengua. Un aspecto interesante de la aventura ou reseada consiste en la forma particular asumida por el sueo retrospectivo.

    Como en el caso de Jacopo Alighieri, a quien se le haba aparecido su padre, a la mente dor

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    Hilprecht se le present nada menos que un sacerdote alto y delgado de la antigua Nippual lo condujo a la estancia del templo reservada al tesoro, y all le narr la historia lamplicada de dos fragmentos de gata. Tal es la clase de sueos que nos colocan frente aloblema de los contactos mentales con el pasado, al que se han dado soluciones diversas. Sia Teillard, muchos acontecimientos que consideramos sueos representaran la invasin de

    fera en la nuestra, o bien una apertura operada por nosotros mismos sobre otros mundos.

    Resulta del todo evidente la interpretacin de tipo espiritista que encierra esta suge

    plicacin, pero no se debe perder de vista tambin otro tipo de interpretacin que tiende a vpresuntas entidades que a veces se manifiestan en los sueos smbolos o cliss evocadopsiquismo profundo para expresar su mensaje cognoscitivo de la manera ms apropiada paracoja el yo de superficie. La hiptesis, como se ve, es lo bastante amplia como para a

    mbin los sueos retrospectivos (mucho ms numerosos), en los que no figura ningn interlosencarnado, mas es preciso aadir que se trata de problemas acerca de los cuales nadie pesumir de haber dicho la ltima palabra.

    fuente secreta de la inspiracin

    Dice Esquilo que la mente del durmiente tiene los ojos penetrantes. Es verdad que la ciencne mucha consideracin hacia la verdad descubierta por los poetas, pero como dice Huizinuando la vida no puede ser comprendida en conceptos lgicos (lo que todos deben admitir)be expresar ms de lo que la concepcin lgica permite, la palabra corresponde al poetaoblemas que para resolverlos es oportuno hacer converger la voz de los poetas con la dudiosos, y utilizar posiblemente tambin las aportaciones de aquella gran maestra de la vidla tradicin en sus lneas ms genuinas. No obstante la sistemtica evaluacin de los sueos

    rtir del siglo de las luces han practicado los espritus fuertes, la observacin de Esquilo ala mayor penetracin explicada por la mente del durmiente halla an hoy vigencia en aquel faagio segn el que el sueo trae consejo.

    El americano Elias Howe es considerado, con pleno derecho, el primer inventor de la mquiser, que construy en 1845. Era un problema en el que pensaba desde haca tiempo, peroucin costaba concretarse. Una noche, Howe tuvo una pesadilla en el curso de la cual le pae era perseguido por unos salvajes que llevaban muy malas intenciones. En determinado momcarrera se vio detenida por un gran clavo plantado en el suelo. Y he aqu cmo la lgica del

    ede aparecer extraa si se quiere juzgarla desde el punto de vista de la mente conscbiendo intentado intilmente arrancar el clavo, no le qued ms remedio que agujerearlo remo, enhebrarle en el orificio un bramante y tirar de l.

    Es fcil imaginar, pensamos, cmo habra sido interpretada la imagen del clavo a la luz de mbolismo estrechamente vinculado a la sexualidad, pero el psicoanlisis an no exista. Y conialidad es amiga de la simplicidad, el inventor, por el contrario, se atuvo al significadoeral de aquel mensaje onrico, por medio del cual su psiquismo profundo le haba sugeridcto, ni ms ni menos que el dispositivo fundamental para su invento: una aguja mvil en se

    rtical y agujereada en la punta para contener el hilo. Son muchos los descubrimientos de los qbe con certeza que se han inspirado en un sueo o, mejor dicho, en aquel estado de lu

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    rticular que, a veces, se manifiesta en el curso de ciertos sueos18.

    Bastante notables son los casos del dans Niels Bohr, Premio Nobel de Fsica, y del canadederick Grandt Banting, Premio Nobel de Medicina: ambos descubrieron, a travs de un suemino a seguir para resolver cierto problema que atormentaba a la propia mente diurna. Graca visin onrica por completo fantasmagrica, que simblicamente mostraba un sistema planeto a ciertas evoluciones particulares, Niels Bohr comprendi qu modificaciones droducirse en el modelo atmico de Rutherford a fin de poder delinear otro que tuviera en c

    mbin premisas tericas establecidas por la teora de los cuantos. De aqu el origen de un nodelo atmico universalmente aceptado que lleva hoy su nombre. Banting conoci por un sueocedimientos a seguir para poder aislar en el laboratorio la insulina, nico remedio eficaz dMedicina ha podido disponer hasta hace pocos aos en su lucha contra la diabetes.

    Menos notable es el caso del farmaclogo austraco Otto Loewi, Premio Nobel de Fisiorante dos noches seguidas tuvo el mismo sueo, en el curso del cual su psique profunda le sucomplejo de operaciones necesarias para poner a punto cierto frmaco eficacsimo. La prz, al despertarse, haba tomado apuntes, pero stos, a la maana siguiente, haban resudescifrables. Cuando el inconsciente volvi de nuevo a la carga, la noche prxima, Loewant, se dirigi a su laboratorio y tradujo inmediatamente a la prctica las preciosas sugereibidas en el sueo.

    Todo esto parece conducirnos hacia una hiptesis en la que concurren otros muchos indmo veremos, que la hacen aparecer menos gratuita de lo que parece a primera vista. Puede daso de que el psiquismo profundo del durmiente se aplique a resolver todos los problemuna importancia a los que se ha dedicado intilmente la conciencia diurna, y que suceda tamla mayora de los casos en los que ninguna huella de semejante actividad nocturna alcancente informada. En consecuencia, esta ltima puede encontrarse en la feliz condicin de remanera imprevista frutos intelectuales madurados sin que ella lo sepa, en los niveles

    ofundos. Esto nada tiene de extrao. Jung escribe19: No me cabe la menor duda de que todividades mentales de la conciencia tambin pueden estar presentes en el inconsciente. Tamb

    pnopedia, por lo dems, est basada en el mismo principio: algo que podra definirse comeo instructivo, impuesto de manera coactiva.

    Se sabe que el sueo tambin es amigo de los artistas, a favor de los cuales pone a disposicitencias latentes del sueo creativo. Para empezar, puede citarse el caso de un famoso persado por R. L. Stevenson, que deba su nacimiento a una serie de sueos: el doctor Jekyll. Enscurso de un sueo, un insigne narrador de cuentos Hans Christian Andersen imaginzaas contadas luego por l en la fbulaLos vestidos del emperador. Tambin los msicos tceso al manantial secreto. En la breve duracin de una siesta, Ricardo Wagner so quastrado por la impetuosa corriente de un ro, pero el fragor de las aguas sonaba como un canexactamente el tema meldico que haba buscado largo tiempo para convertirlo en el prelud

    oro del Rin.

    Dirase que los mensajes inspirados procedentes de las profundidades de la psiqueperimentado la necesidad de tomar pretextos dramticos, acaso para imponerse mejor a la ate

    los vacilantes residuos de conciencia diurna que subsisten en el sueo. De otro msico T

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    se sabe que so con el diablo en persona tocando el violn, despus de lo cual fue capribir el famoso fragmento llamado por l mismoEl trino del diablo.

    s sueos de utilidad prctica

    Los ejemplos hasta aqu consignados conciernen a hombres de categora excepcional, perchos demuestran que tambin la gente comn puede tener acceso a la fuente escondida. Y a

    es de citar los hechos, se impone una consideracin que dejar sentir su peso en el curso deobra. Hay estudiosos que tienden a rechazar los testimonios de los mdiums, o bien demoo el peso de cierta forma de duda que termina, a fuerza de sistemtica, por convertir

    ejuicio. Pueden tener razn, desde un particular punto de vista, pero la opinin pblica, quecesidad de ser informada sobre cierta clase de hechos misteriosos, se encuentra en la muacin de quien tuviera que darse cuenta de los aspectos autnticos y vividos de una guerrso, y le dijeran que tiene que contentarse con las escasas y reticentes noticias filtradas a trav

    comunicados del Estado Mayor general. Muchos preferiran atenerse a los testimonios ddados vueltos del frente, aun sabiendo que deban acogerlos con reservas. En primera lnea,

    nte de lo desconocido, estn los mdiums, y, bien o mal; es preciso al menos tomnsideracin lo que tienen que contarnos, independientemente de las interpretaciones que nden a dar de ciertos hechos de los que son protagonistas. Y queda la posibilidad, en tal cascerlos objeto de crtica y de situarlos en los lmites de una razonable verosimilitud.

    El episodio siguiente est extrado de la autobiografa de una mdium famosa que ser citadauna vez en el curso de esta obra: Elizabeth dEsperance20. Tena trece aos cuando se enc

    n un tema para desarrollar que apareca netamente superior a sus modestos recursos intelectuturales. Las compaeras de colegio lo haban resuelto con relativa facilidad en el curso d

    merosos das concedidos por la profesora para prepararlo. Elizabeth no haba conseguido, pntrario, encontrar, en principio, ninguna idea digna de ser tomada en consideracin. Llepera de la fecha fijada para la presentacin. Aquella noche, cuando ya estaba en la czabeth se esforz sin xito en garabatear alguna frase con sentido en su cuaderno; luego, por f

    eo sobrevino para liberarla de una angustia que se aproximaba a la desesperacin.

    A la maana siguiente, al despertarse de un sueo ms bien pesado, se encontr con una sorradabilsima: el desarrollo del tema estaba all, de pronto; haba sido escrito de su puo y letcuaderno, y se presentaba lcido, coherente y persuasivo como un fragmento de oratoria cl

    ems (y henos llegados al punto ms importante), contena nociones y conceptos en apariraos a la cultura de Elizabeth y, ciertamente, superiores a sus posibilidades, como para justperplejidades y dudas que luego fueron expresadas por los profesores en cuanto al verd

    gen de aquella pequea obra maestra. Entre las reflexiones ms interesantes que sugiesodio, hallamos sta: nosotros no somos exactamente lo que creemos ser; existen en nos

    pacidades latentes e ignoradas que pueden ser movilizadas en perodos de emergencia, gracn particular estado de conciencia que guarda cierta relacin con algunas formas de sueo, ye la direccin de la personalidad viene a encontrarse en manos de nuestro ser secreto, ese amos llamado daimon.

    Otra circunstancia digna de relieve es que la jovencsima mdium sufra, en aquel tiemp

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    nambulismo, y es notorio que los sonmbulos viven por la noche una vida distinta, que pducirse al fin en movimientos y paseos peligrosos de los que, una vez despiertos, no cons

    ngn recuerdo. Pero lo que vale para los sonmbulos es verdad, desde cierto punto de vista,dos los dems, si bien dentro de lmites ms modestos y prescindiendo, como es naturalmponente motriz de sus sueos. Por muchos indicios, como sabemos, puede argirse, en ee la misteriosa vida nocturna de la que es protagonista nuestra conciencia onrica es ricperiencias mentales de importancia no desdeable, y se debe, repetimos, a las dificultadmunicacin entre los dos planos de la personalidad de las que slo nos alcanzan los

    pordicos y confusos.He aqu otros dos episodios anlogos al referido por dEsperance, pero que a los ojos de alg

    arecern acaso bajo una luz ms respetable, en razn de las fuentes de que provienen. Jung natoria de un perito mercantil que haba intentado intilmente, durante muchos das, ver claro o de una bancarrota fraudulenta. Una vez, se fue a la cama despus de haber trabajado hadianoche, y se durmi normalmente. A las tres de la madrugada, su mujer se dio cuenta de q

    ba levantado y se diriga a su gabinete de trabajo. Entonces, ella se levant a su vez y le sigumbre se sent en su escritorio, estuvo tomando apuntes durante un cuarto de hora y, lueg

    lvi a dormir. A la maana siguiente, no recordaba en absoluto el episodio, pero all estabauntes que hablaban con claridad y que resolvan, de manera definitiva, el intrincado casotas preocupaciones le haba causado (v. op. cit.).

    Un episodio similar fue narrado en su tiempo por Myers21. Hace referencia a un contablmbin se levant por la noche como sonmbulo y que (tmese nota), a oscuras, escribi en un

    papel todos los datos precisos para aclarar cierto error de transcripcin que haba cometids antes, y que desde haca ya tiempo haba renunciado a buscar. La analoga que subsiste entmerosos episodios aqu referidos no puede ser casual, pues aqulla representa una clara invit

    uscar el significado general que se oculta detrs de semejantes situaciones tpicas, si bien dellitas.

    Acaso pudiera tratarse de esto: el sueo tiende a ayudarnos a resolver las pequeas y graicultades que encontramos en el curso de la vida diurna, ya sea que inspire los grascubrimientos o bien que haga encontrar objetos extraviados, que elabore los datos confusosrte, olvidados referentes a cierta situacin, o que site al sujeto en condiciones de rendimelectual superior, suscitando en l capacidades inslitas y poniendo, incluso, a su disposnocimientos extraos a su patrimonio cultural.

    Cmo suceda esto, slo puede ser objeto de conjeturas. Puede ocurrir que la mente, liberadsado vnculo diurno con el mundo circundante, se recoja mejor en s misma, a fin de aclaraactitud los problemas que debe resolver, o sea, que entre en un estado de hipervigilaelto, no hacia el mundo externo, sino a un plano distinto de realidad accesible slo deserior22. Como quiera que se interpreten los fenmenos, se impone la evidencia de un hechoel vasto territorio del inconsciente no slo existen los impulsos instintivos y elementales, sin

    y, tambin, un conjunto de fuerzas y recursos que tienden, en condiciones particulares, a intfuerzas y recursos conscientes y a colmar las lagunas asimismo en el plano intelect

    gnoscitivo. Por aadidura, en ocasiones dan, en este campo, resultados que superan con much

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    sibilidades normales del sujeto.

    clarecimientos psicolgicos sobre el misterio del sueo

    Todo esto nos induce a reconsiderar, bajo una luz ms moderna, y teniendo en debida cuentchos hasta ahora expuestos, las diversas concepciones y juicios que, de vez en cuando, hanpresados acerca del sueo, segn una variedad ms bien extensa de puntos de vista que van

    aprioristas posiciones de cuantos niegan a aqul toda importancia, hasta las de quienes quismitar arbitrariamente a un mbito muy restringido el significado de la funcin que el sueo exla vida del hombre. Este tipo de consideraciones nos alejar por un momento de la problem

    rticular de los grandes sueos, pero, al mismo tiempo, nos llevar a encuadrarla en laplia del sueo en general, que hoy, mucho ms que en el pasado, atrae la atencin de estudluso extraos al campo de la psicologa analtica.

    Segn las concepciones freudianas, el sueo tendera siempre a conseguir una compensticia (y, por consiguiente, en un plano de irrealidad) para las frustraciones que ciertos impmentales encuentran inevitablemente en el curso de la existencia diurna. En cuanto implipensin de la funcin motriz y de las relaciones vigilantes y activas con el ambiente, el sne a ser concebido, en este cuadro general, como una diversin de la realidad y consigu

    gresin a estados de psiquismo arcaico y prelgico. En otras palabras, como una funcicter inferior, como lo demostrara, asimismo, el hecho de que en el sueo se piensgenes. Si bien Baudouin se esfuerza en atenuar tal juicio y observa, en efecto, sobre las noBergson, que cualquier desarrollo psquico de los seres consiste, precisamente, en la suspela actividad onrica23. El peso de la concepcin freudiana gravita an de muchas maneras;

    do, cuanto se relaciona con las manifestaciones onricas, y de ah muchas consecuencias que s

    ndo poco a poco.Esta concepcin no est hecha, es evidente, para acoger la realidad representada por

    uellos sueos en los que el psiquismo profundo y secreto concurre, de manera dinmica y crepreparar los futuros desarrollos psicolgicos y prcticos de los que el yo ser protagonista no existencial diurno: aquellos sueos en los cuales maduran en nosotros los grmenes de nuuras elecciones, en virtud de sugestiones y reflejos condicionados que se crean en el plano on

    que, probablemente, resultan para la conciencia diurna que nada sabe vinculantes como las rdshipnticas impartidas a un sujeto en trance.

    ste es un terreno que an debe ser explorado, pero puede entreverse su perfil desde ahorde los ejemplos ya considerados (los sueos que inspiran; los que resuelven dificul

    cticas; los que permiten encontrar objetos extraviados, y as sucesivamente), o bien sobre lacuanto algunos psicoanalistas nos han revelado a propsito de aquellos sueos particu

    mados de orientacin, en el curso de los cuales jvenes sujetos se preparan para el ejercicuras vocaciones profesionales que aparecen, de momento, muy distantes de sus actit

    eferencias y posibilidades, y que, sin embargo, encontrarn rigurosa aplicacin en un futuro lr. Baudouin, op. cit.).

    En este sentido, sera difcil contraponer el sueo a la realidad, puesto que aqul aparece

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    o de los coeficientes ms dinmicos de la realidad en devenir. Mas hay muchos otros y acasodicales motivos para rechazar tal contraposicin, de los que se ir dando cuenta a medida qga ocasin en el curso de la presente obra de poner de manifiesto de cuntas maner

    eo puede interferirse con la realidad ordinaria, influenciarla y, a veces, sujetarla, sin ms,erzas de un universo que es el mismo en el que se mueve la conciencia onrica. Un univadimos, que aparece, en definitiva, ms simple, pero tambin ms fundamental y mayormenteposibilidades respecto del relacionado con el plano existencial de la existencia diurna.

    He aqu por qu conviene atenerse a otras concepciones, a definiciones ms abiertas y posibipropsito de la actividad onrica. Est la del freudiano Baudouin (op. cit.), a quien el suerece como una orquesta en la que suenan, en armona, infinidad de instrumentos, cada uno dales puede tener, de vez en cuando, el predominio. El odo puede seguir a su placer el soparado de estos instrumentos, y el coeficiente de importancia atribuido a cada uno de rmanece subjetivo. De ah la posibilidad de interpretaciones y teoras muy diversas. (...) Pedebe perder nunca de vista la pluralidad de los sentidos del sueo, la orquesta en su totalid

    Son precisamente las tonalidades ms altas, hasta el momento muy descuidadas, las que mea atencin mayor, en razn del hecho de que demuestran la existencia de un psiquismo dotadursos sorprendentes24. La escuela jungiana, que se muestra bastante abierta en

    nsideraciones, nos dice, en efecto, con Ernst Aeppli, que el sueo parece poseer un conociminitamente vasto de todos los acontecimientos y de todas las posibilidades. Esto dependcho de que puede ponernos en contacto con algo mucho ms grande que el individuo (un mane nos trasciende, segn la expresin de Jung) y que no puede ser definido segostumbradas categoras espacio-temporales. He aqu por qu el sueo habla a veces con una migua y llena de sabidura, recurriendo a smbolos tradicionales y no raramente desconocidos

    mismo sujeto durmiente (los arquetipos).

    s descubrimientos de los neurofisilogos

    En cuanto a la concepcin que la escuela jungiana tiene del fenmeno onrico en genisiramos limitarnos aqu a la definicin lineal y, al mismo tiempo, largusima, propuestppli, segn la cual el sueo es el lenguaje del inconsciente que omos durante el reposoesto que todo dilogo presupone dos interlocutores, diremos que este coloquio particularsimsenvuelve entre las dos instancias fundamentales (o rostros o planos) de nuestra personalid

    a que se dirige a la conciencia diurna, y la otra, que representa a nuestro interlocutor secretta de un dilogo difcil y variabilsimo, en cuanto se expresa en funcin de un dinamismo que ro juego de instintos y emociones, pero que involucra, como hemos visto, tambin aspperiores y sutiles de la voluntad y de la inteligencia. No obstante sus incertidumbres, presas no siempre felices y a veces, incluso, desconcertantes, que nos produce, este dilog

    presin de una colaboracin indispensable y fundamental; es un aspecto peculiar de numanidad, que acaso espera ser perfeccionado por la evolucin.

    Hasta aqu, las luces que sobre el misterio del sueo pueden sernos proyectadas por la psico

    lo profundo. Pero estn todava las, nada despreciables, debidas a la investig

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    urofisiolgica, que en tiempos recientes ha logrado establecer la existencia de correlacioneseresantes entre ciertos aspectos del mismo misterio (algunos de los cuales tienen una relevetiva y pueden ser, incluso, indagados en el laboratorio). Particularmente dignas de nota so

    evas y geniales investigaciones efectuadas por Kleitman y Dement acerca del sueo nmeno concurrente al sueo fisiolgico, y a tales investigaciones se debe el que, hoy, el mnmeno pueda ser encuadrado en una perspectiva ms exacta incluso desde el punto de olucionista26.

    El descubrimiento fundamental es que el sueo es una actividad psquica necesaria y fisiolems de universal. Aunque muchos digan que estn convencidos de no soar nunca, todos tenestras aventuras onricas nocturnas, que se suceden segn ritmos regulares e inmutables. scubrimiento importante, que confirma de manera definitiva opiniones ya expresadservaciones ya efectuadas precedentemente por otros estudiosos, es que slo una parte exiuy despreciable de nuestros sueos llega hasta el nivel de la conciencia. Se ha establemismo, que nuestro organismo, por motivos misteriosos, pero siempre accesibles a la intuiene necesidad de soar no menos que de dormir, y esta hambre de sueo, que est entretivos de investigadores franceses, va creciendo, a lo largo de la escala biolgica de los

    vos a medida que nos acercamos a las formas ms evolucionadas, lo que debera ya bastaros del bilogo para desacreditar los prejuicios que circulan sobre la funcin regresivnferior del sueo (y he aqu cmo la investigacin neurofisiolgica puede consortunamente integrar y rectificar ciertas ilaciones medrosas a las que se abandonaron, sado, los primeros cultivadores de la psicologa de lo profundo).

    Sin embargo, lo que tales estudios no podrn revelarnos nunca es el misterio profundo qconde tras la impenetrable barrera del llamado sueo sin ensueos como una ausencia psal, y en lugar de eso podra tratarse de la manifestacin de una modalidad existencial inacces

    mota, pero sustancialmente psquica tambin, como haran suponer ciertas observaclizadas en pocas diversas bajo algunas formas de trance (que en otro tiempo se llamaba sgntico profundo) y que parecen apoyadas por ciertos conceptos orientales fundados en

    periencia plurimilenaria27.

    No slo debe desearse el desarrollo de estas investigaciones objetivas sobre el fenmeneo, con tal de que se llegue a extenderlas a todas sus manifestaciones, que no son slcturnas, sino que es lcito desear tambin que no se insista demasiado sobre un presupbitrario que podra perjudicar (como es propio de todos los presupuestos no demostrado

    idez de tales interpretaciones, adems de los mismos mtodos de investigacin, segn los cdo fenmeno psicolgico y, por tanto, tambin el sueo no puede ser sino el prodntao se deca tambin marginal) de un dinamismo esencialmente neurofisiolgico. Esicin de cuantos niegan la realidad autnoma de la psique, basndose en el postulado del llaaralelismo psicofsico que, a su vez, debe sus premisas a la filosofa de Haeckel (la lidad es la sustancia, con sus inseparables atributos de materia y energa).

    Este presupuesto arbitrario (en cuanto que no demostrado) es fruto de un pensamiento ochocee sobrevive an hoy en dos formas: implcitamente, en ciertos mtodos de investigaci

    plcitamente, en el pensamiento de cuantos an no se han dado cuenta de que la ciencia del pa

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    e ha convertido en poesa, en Historia..., como dice Huizinga, pero ya no es ciencia. Tamrque (y seguimos citando al mismo autor) las categoras que hasta hace poco han servidonsar parecen disolverse. Los confines quedan abolidos. Los opuestos se revelan susceptiblndirse28.

    Los opuestos, en este caso, son la psique y la materia, dos concepciones de nuestro pensame podran revelarse no precisamente antitticas, como ya ha sucedido a propsito de la tradictincin entre materia y energa. Tal vez psique y materia no sean, en realidad, trm

    inmicos, aunque a efectos prcticos se deba continuar, inevitablemente, distinguindolos. Peaso, existiera de verdad antinomia entre uno y otro, he aqu que los fenmenos paranormnen a establecer una presuncin, si no una certeza, sobre la dependencia de la materia resla psique y no viceversa. Muy instructivo, a este respecto, es un fragmento de Jungroducimos en nota29.

    s mensajes onricos diurnos

    Si aceptamos la idea del sueo como coloquio (pero hemos hablado tambinolaboracin) entre el plano diurno de la personalidad y el otro, se deriva la necesidaender el concepto de sueo a todos aquellos estados de conciencia en los cuales el psiqu

    ofundo tiende a colocarse en primer plano hasta sobreponerse al yo de superficie, aprovechomentos de decaimiento de su llamado nivel de vigilancia, y acaso determinndolos a propta dimensin diurna del sueo aguarda an a los intrpidos que se decidan a explorarla, pen aflorado algunas intuiciones significativas. Segn Paul Brunton, tambin durante el da el esueo coexiste con el de vigilia (op. cit.), lo que, pensndolo bien, es natural y resulta fcilmuible que el coloquio entre los dos aspectos fundamentales de la personalidad no pueda dete

    nca, aunque en la fase diurna sus efectos se hagan inevitablemente imperceptibles, al hallarnciencia demasiado empeada en los asuntos del mundo exterior.

    Sabido es que todos nosotros conocemos incluso en pleno da pausas de recogimiento inttracciones de la realidad sensible y vagabundeos mentales de los que se aprovecha el mrico, del que es imposible prescindir, para irrumpir al nivel de la conciencia e imponer con rio sus fantasas, emociones y conocimientos. Si tuvieran que considerarse todos estos fenmmo estados patolgicos de regresin o, peor an, de disociacin, nos veramos obligadender el concepto de la anormalidad a toda la especie humana.

    Napolen, en la isla de Elba, llora de improviso y sin ningn motivo razonable mientrasnversando con el mariscal Bertrand, a las once horas del 13 de marzo de 1814. En aquel momuere Josefina de Beauharnais en la lejansima Malmaison. El psiquismo profundo no ha pzar enteramente la barrera, mas un eco visceral de sus conocimientos inexplicables ha llesta la superficie. El insigne filsofo y psiquiatra Sante De Sanctis se ve invadido, a ltima hor, por una inquietud injustificada, mientras se halla enfrascado en sus estudios predilectos. Linquietud se transforma en ansiedad y sta se concreta, poco a poco, en la absurda idea de qrmano de nuestro protagonista corre un peligro serio a causa de un posible incendio del T

    stanzi, a donde se haba dirigido para presenciar un espectculo de gala.

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    Cuando su hermano regrese a medianoche, le confirmar la exactitud sustancial del meeptico. En efecto, en el teatro ha habido un principio de incendio, y se ha suscitado el pta vez, la advertencia ha llegado a concretarse en imgenes, adems de en emociones, y nota recordar que emociones e imgenes son los instrumentos expresivos del sueo, quiere deun psiquismo extrarracional al que corresponde, ms que el calificativo de arcaico,

    migenio y fundamental. He aqu, pues, cmo el coloquio prosigue incluso a despecho nciencia diurna, en los raros casos en que la otra conciencia consigue modificar temporalmenuilibrio y establecer el contacto.

    Se trata de un fenmeno universal, aunque, naturalmente, vara de intensidad segn el gradertura que la conciencia de vigilia mantiene respecto a la otra, que es tanto como decir segnsistencia ms o menos robusta de la barrera que las divide y que, probablemente, se idenn la censura freudiana. Si es verdad que los animales son autnticos sonmbulos, dremos ocasin de comprobar en los ltimos captulos del libro, es preciso decir al meno

    rticipamos, de algn modo, de su naturaleza. En efecto, existe una especie de sona