Upload
carol-molina
View
13
Download
1
Embed Size (px)
Citation preview
UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES – UPLA
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
CARRERA PROFESIONAL DE TECNOLOGÍA MÉDICA
Autor (s):
Mallqui Huaroc, Cecilia
Docente o asesor: Mg. Flor de Maria
Huancayo – Perú
2013
FRECUENCIA DEL SÍNDROME METABÓLICO CON PREVALENCIA A LA DIABETES MELLITUS DE TIPO 2 EN
MUJERES POSTMENOPAÚSICAS 40-55 AÑOS
RESUMEN DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
I. PROBLEMA
I.1. Planteamiento del problema
El Síndrome Metabólico (SM) conocido también como Síndrome
Plurimetabólico, síndrome de resistencia a la insulina o Síndrome X es
una entidad clínica controvertida que aparece, con amplias variaciones
fenotípicas, en personas con una predisposición endógena,
determinada genéticamente y condicionada por factores ambientales.
(1)
Fue reconocido hace más de 80 años en la literatura médica y ha
recibido diversas denominaciones a través del tiempo. Por otra parte,
no se trata de una única enfermedad sino de una asociación de
problemas de salud que pueden aparecer de forma simultánea o
secuencial en un mismo individuo, causados por la combinación de
factores genéticos y ambientales asociados al estilo de vida en los que
la resistencia a la insulina se considera el componente patogénico
fundamental. La presencia de síndrome metabólico se relaciona con
un incremento significativo de riesgo de diabetes, enfermedad
coronaria y enfermedad cerebrovascular, con disminución en la
supervivencia, en particular, por el incremento unas 5 veces en la
mortalidad cardiovascular. (2)
El incremento del síndrome metabólico va asociado a la expansión de
la epidemia mundial de diabetes tipo 2 y de enfermedades
cardiovasculares, según datos recientes de la Federación Internacional
de Diabetes (FID). Las personas con síndrome metabólico 20 a 25% de
la población mundial(3) tienen una probabilidad tres veces mayor de
sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebro vascular y dos veces
más de morir por estas causas, que las personas que no lo padecen(4).
Lamentablemente, existen diferentes criterios para identificar a las
personas con síndrome metabólico. Aquellos que promueven cada uno
de ellos, dan sus propios fundamentos a favor del uso del que
recomiendan. En el presente estudio, se usará el recomendado por el
National Cholesterol Education Program ATP III( 5 ) dado que es el más
práctico para estudios epidemiológicos.
En el Perú, utilizando este criterio, existen varios estudios: en el
departamento de Lambayeque, en un estudio de representación
departamental, se encontró 28,3% de síndrome metabólico en mujeres
post menopáusicas de 50 a 59 años de edad, y en el masculino
23,1%, siendo esta diferencia estadísticamente significativa (6). En el
mismo departamento, comparando un grupo de pescadores contra uno
de agricultores y de edades comprendidas entre los 30 y 70 años, se
encontró 31,7 y 22,1%, respectivamente. Acá también se encontró que
el género femenino presentaba una mayor prevalencia (31,8%) que el
masculino (20,8%). La prevalencia del síndrome metabólico en toda la
población fue 26,7%(7).
En Lima Metropolitana, en una población urbana, de 30 a 92 años, se
encontró 14,4%, el 16,3% en el género femenino y 10% en el
masculino (8). En un estudio realizado en mujeres adultas con
sobrepeso y obesidad, de Lima Metropolitana, se comunicó una
prevalencia de síndrome metabólico de 28 y 30%, respectivamente(9).
Una tesis realizada en Cusco, en mujeres posmenopáusicas, hallaron
16,5% con síndrome metabólico(10). En el mismo departamento,
cuando se comparó un distrito urbano, Wanchaq, frente a uno rural,
Huancarani, se encontró 6 y 0,8%, respectivamente (11).
El objetivo del presente estudio fue conocer la prevalencia del
síndrome metabólico en la población adulta peruana. Los estudios
locales mencionados ya mostraban una presencia importante de este
síndrome y era necesario identificar lo que sucedía en el ámbito
nacional.
I.2. Descripción y delimitación del problema
El síndrome metabólico está conformado por una serie de factores
de riesgo, como la hipertensión arterial, la dislipidemia, la
intolerancia a la glucosa por la resistencia a la insulina y la obesidad
visceral, elevando la probabilidad de padecer enfermedad
cardiovascular. Su detección y tratamiento es importante para
mejorar la salud de la población.(3)
Determinaremos el síndrome metabólico y sus factores de riesgo en
pacientes mujeres postmenopausicas de las edades de 40 a 55
años, en el policlínico de chilca- Huancayo en el periodo de
setiembre - diciembre del 2013.
I.3. Formulación del problema.
¿Cuál es la frecuencia del síndrome metabólico con relación a la
diabetes mellitus de tipo 2 en mujeres postmenopaúsicas 40-55
años?
II. OBJETIVOS
II.1. Objetivo general
Determinar la prevalencia del síndrome metabólico y diabetes mellitus 2
como factores de riesgo existente en la población de mujeres
postmenopaúsicas de 40-55 años en el policlínico de chilca
II.2. Objetivos específicos
Identificar la prevalencia de Hipertensión Arterial en la población población
de mujerespostmenopaúsicas de 40-50 años en el policlínico de chilca.
Evaluar la prevalencia de Diabetes Mellitus mediante exámenes de
laboratorio en la población de mujeres postmenopausicas.
Diagnosticar las relaciones entre factores de riesgo y morbilidad con
presencia de síndrome metabólico en la población de mujeres post
menopaúsicas.
III. JUSTIFICACIÓN
III.1. Teórica (científica)
Nuestra teoría agrupara los factores de riesgo cardiovascular como obesidad
abdominal central, dislipidemia, hiperinsulinemia e hipertensión arterial y el
notable incremento ponderal en la población, durante las últimas décadas
causadas por sedentarismo y la nutrición inadecuada, ha llevado a un
aumento de la prevalencia de obesidad en la población femenina y por lo
tanto a un riesgo mayor a padecer del síndrome metabólico, agravándose
esta situacióncon los cambios hormonales y los fenómenos de envejecimiento
durante la transición de la menopausia al período postmenopáusico. La
presencia de síndrome metabólico incrementa cinco veces el riesgo de
desarrollar diabetes mellitus tipo 2 y duplica el riesgo cardiovascular
III.2. METODOLOGICA:
Mediante exámenes preventivos a la población de mujeres postmenopáusicas
sobre el síndrome metabólico integrándolas e incluyéndolas en hábitos de
vida, mejorará su alimentación, sumado a esto ejercicios físicos y controles
preventivos cada cuatro meses de bajo costo cuyas pruebas serán:
Circunferencia abdominal(crestailíaca):
- Mujeres > 88 cm
intolerancia a la glucosa o Diabetes Mellitus tipo 2 (Glucemia de ayuno
>110 mg/dl y/o 2hr post-carga ≥140 mg/dl.)
Hipertensión arterial: ≥140/90 mm Hg
III.3. SOCIAL
Este trabajo de investigación ayudara a prevenir futuras
enfermedades, con el fin de diagnosticarlas y tratarlas, reduciendo los
índices de mortalidad causadas por la diabetes mellitus de tipo 2 y las
enfermedades cardiovasculares, mejorando así la calidad de vida de
la población de mujeres postmenopaúsicas.
IV. MARCO TEORICO
El incremento paralelo de la frecuencia de la obesidad y del índrome metabólico
es un fenómeno mundial y México no es la excepción. Aunado a esto, estas
patologías son factores de riesgo importantes para el desarrollo de diabetes tipo
2, la enfermedad arterial coronaria y cerebrovascular por arteriosclerosis, que son
las principales causas de muerte en nuestro país. El control de estas alteraciones
metabólicas incide directamente en la morbi-mortalidad de muchos
padecimientos; sin embargo, en la actualidad no existen estrategias de
prevención, diagnóstico y tratamiento eficaces para la mayoría de los casos. Por
estas razones, la obesidad y el síndrome metabólico se han convertido en un
serio problema de salud pública en los países occidentalizados.
En los últimos años ha crecido el interés de investigadores y clínicos de distintas
disciplinas en el estudio de la obesidad y del síndrome metabólico. Como es
frecuente en las enfermedades complejas, la visión de los expertos tiene una
perspectiva limitada y en el peor de los casos, excluyente de otras que son
complementarias. Si no se trata de un problema de salud pública, esta situación
podría resultar deseable en aras de la pureza de los procesos de generación de
conocimiento. Sin embargo, dada la relevancia de estos padecimientos en la
salud de la comunidad se requiere encontrar estrategias científicas que acorten
los tiempos en la generación de conocimientos y que permitan diseñar modelos
de prevención y tratamiento. La meta se alcanzará cuando estos modelos sean
operables a través de programas asistenciales y se logre disminuir la frecuencia
de estas entidades. (Dr,Sebastián Carranza Lira,* Leonora Guerrero Mills,*
Angélica Castro*)
En las últimas dos décadas la información sobre obesidad y síndrome metabólico
ha crecido rápidamente, lo que ha llevado a algunos sistemas de salud en el
mundo y a numerosas sociedades científicas a formar grupos de expertos que
analicen esta información de manera permanente. En México los esfuerzos que
se realizan por los Institutos Nacionales de Salud, Hospitales Federales de
Referencia y Hospitales de Alta Especialidad para el desarrollo de investigación
básica y clínica de la obesidad, son numerosos; sin embargo, la difusión de los
resultados y la comunicación entre los investigadores aún no es suficiente. Se
carece de un plan maestro que señale logros alcanzados y tareas por desarrollar.
Esto ha determinado que la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de
Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE) haya propuesto la
formación de un Grupo Académico para el Estudio la Prevención y el Tratamiento
de la Obesidad y Síndrome Metabólico. El Grupo elaboró un documento que
pretende reunir las reflexiones y las propuestas generales de este grupo de
investigadores y clínicos de los Institutos Nacionales de Salud, Hospitales
Federales de Referencia y Hospitales de Alta Especialidad. Este es el primer paso
para colaborar en el desarrollo de objetivos y lineamientos comunes en el sector
salud, con el propósito de comprender y así poder combatir la obesidad y el
síndrome metabólico. (Dra. Mariela Edith López, Dra. Mirna Alicia Sosa, Dr.
Nelson Paulo María Labrousse)
Se realizó un estudio descriptivo y transversal de 340 personas divididas en 2
grupos, con y sin antecedentes patológicos familiares de diabetes mellitus tipo 2
(APF de DM2), con el objetivo de detectar si las que presentaban APF de DM2
tenían más hiperinsulinemia, presencia de síndrome metabólico, factores de
riesgo cardiovascular asociados y lesión de órganos diana, expresados en
hipertrofia del ventrículo izquierdo de los sujetos que no tenían dicho
antecedente. Se obtuvo como resultado que la hiperinsulinemia estuvo presente
en 96 pacientes con APF de DM2 (56,5 %) y una significación de p = 0,001. El
síndrome metabólico fue más frecuente en las personas con APF DM2 (90) para
un 52,9 % y una significación de p = 0,000. La hipertrigliceridemia fue el
marcador por excelencia del síndrome metabólico y el factor de riesgo que con
más significación estadística se asoció a los sujetos con APF de DM2. La
hipertrofia ventricular izquierda (HVI) se asoció como expresión de lesión de
órganos diana a los sujetos con APF de DM2. Concluimos que los sujetos con
APF de DM2 son más propensos a tener hiperinsulinemia, al síndrome
metabólico, a factores de riesgo cardiovascular y a lesión de órgano diana en
comparación con los que no tienen dicho antecedente.
La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad que se asocia a un riesgo
incrementado de enfermedad coronaria y en la actualidad está adquiriendo el
rango de pandemia en la mayoría de los países desarrollados.1 Estudios
epidemiológicos han demostrado que la resistencia a la insulina y la constelación
de alteraciones metabólicas asociadas, como la hipertensión arterial, la obesidad
y la hipercoagulabilidad, influyen en la prematuridad y severidad de la
aterosclerosis que desarrollan los pacientes con diabetes mellitus tipo. La
relación entre la resistencia a la insulina y el proceso aterogénico es directa y
muy compleja. Es probable que la complejidad derive de la interacción que
existe entre genes predisponentes a la resistencia a la insulina y otros que de
forma independiente regulan el metabolismo lipídico, el sistema de coagulación y
la biología de la pared arterial. Con el desarrollo de la biología molecular hemos
podido apreciar que mecanismos inmunológicos e inflamatorios subyacen al
proceso de la resistencia a la insulina y de la aterosclerosis. Hoy día conocemos
que el factor de trascripción nuclear kappa-beta regula la expresión de los genes
que codifican proteínas proinflamatorias, clave en el desarrollo de la placa de
ateroma, y que en el estado de resistencia a la insulina existen múltiples factores
activadores que pueden explicar la precocidad y severidad del proceso
aterogénico.
La intolerancia a la glucosa y la diabetes mellitus tipo 2 se asocian con
frecuencia a la obesidad, la hipertensión arterial, las dislipidemias, la
microalbuminuria y la cardiopatía isquémica, mientras el denominado síndrome
metabólico (SM) constituye la agrupación de varias de estas entidades.
La resistencia a la acción de la hormona insulina se considera uno de los
factores etiopatogénicos fundamentales del SM, ya que está presente en todas
loas entidades que lo componen, puede preceder en décadas su aparición y es
un predictor de su desarrollo. La elevada prevalencia del SM y la morbilidad y
mortalidad asociadas a este han motivado su inclusión en la lista de prioridades
de las políticas de salud de países desarrollados.
Diversos estudios han demostrado que una intervención temprana mediante
modificación de los hábitos alimentarios, el incremento de la actividad física y/o
fármacos puede modificar favorablemente la historia natural del SM, evitando su
aparición o retardando su progresión y, de esta forma, hacemos prevención de
la diabetes mellitus tipo 2 y de las complicaciones cardiovasculares que con él
se relacionan. Por lo antes planteado, se hace evidente que nuestro problema
científico es el siguiente: ¿Existe un incremento de la prevalencia del síndrome
metabólico y daño vascular en los familiares de primer grado de diabéticos tipo
2? El interés de conocer esta respuesta radica en que los familiares de primer
grado de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 presentan un riesgo elevado
de desarrollar diabetes mellitus y otros componentes del SM a lo largo de la
vida y constituyen uno de los grupos en los que deberían plantearse
intervenciones de tipo preventivo. Estas intervenciones deberían ser tempranas,
ya que nuestro segundo problema radica en el siguiente cuestionamiento:
¿Cuántos de estos pacientes presentan otros factores de riesgo cardiovascular
y/o lesión de órgano diana en el momento del diagnóstico? Este interés
responde a que muchos pacientes con intolerancia a los hidratos de carbono y
con diabetes mellitus presentan, en el momento del diagnóstico de los criterios
del SM, otros factores de riesgo cardiovascular y lesión de órgano diana,
expresado en hipertrofia ventricular izquierda y cardiopatía isquémica, pero no
tenemos idea de cuántos de los pacientes con síndrome metabólico y familiares
de primer grado diabéticos, excluyendo a los que ya son intolerantes a los
hidratos de carbono y diabético, tienen también al momento del diagnóstico la
presencia de otros factores de riesgo cardiovascular y/o la presencia o no de
lesión de órgano diana, ya que estas intervenciones deberían ser selectivas
también porque el porcentaje de familiares de diabéticos con riesgo de
desarrollar el SM probablemente no alcanza el 40 por ciento. La importancia del
SM consiste en que aquellas personas que lo presenten pueden, además de
llevar los diagnósticos de hipertensión arterial, obesidad, dislipidemia y
microalbuminuria, tener un estado protrombótico y proinflamatorio
generalizado, lo que representa un alto riesgo vascular expresado en forma de
cardiopatía isquémica y de enfermedad cerebrovascular, como se ha
demostrado en importantes estudios longitudinales. La cardiopatía isquémica es
la principal causa de muerte en pacientes con diabetes mellitus tipo 2, pero
resulta que también lo es para los pacientes que cumplan con los criterios de
síndrome metabólico. Existen evidencias de que los pacientes diabéticos que no
han sufrido un síndrome coronario agudo tienen el mismo riesgo de padecerlo
que aquellos no diabéticos que lo han sufrido previamente. Esto sugiere que,
subyacente a la diabetes mellitus, puede existir una extensa aterosclerosis
coronaria sin una obvia manifestación clínica. Además, el riesgo de muerte por
un acontecimiento cardiovascular en los pacientes diabéticos es de 2 a 4 veces
mayor que en la población no diabética. Este exceso de la mortalidad es más
elevado en mujeres (4 a 5 veces) que en varones (2 a 3 veces). Por estos
motivos, la American Heart Association considera la DM no como un simple
factor independiente de riesgo, sino como una verdadera enfermedad
cardiovascular. Teniendo en cuenta la asociación de la resistencia a la insulina y
el SM con los familiares de primer grado de pacientes con diabetes mellitus y
sus implicaciones de daño vascular (DV), expresado como cardiopatía
isquémica y enfermedad cerebrovascular resultante del síndrome referido, nos
planteamos como objetivo de esta investigación determinar la frecuencia de
hiperinsulinemia y síndrome metabólico en familiares de primer grado de
pacientes con diabetes mellitus tipo 2 e identificar si existe mayor correlación de
factores de riesgo en estos pacientes que justifique por qué tienen más lesiones
de órgano diana y mayor morbimortalidad que los sujetos sin historia de DM2.
(Rev Cubana Endocrinol v.16 n.3 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2005)
Se realizó un estudio de corte transversal en personas con diabetes tipo 2, entre
enero y diciembre del 2005 en el área de salud del hospital Ramiro priale ptiale,
para determinar la prevalencia del síndrome metabólico (SM). Se les realizó
examen físico y se les confeccionó historia clínica.
La diabetes tipo 2 (DM 2) es un trastorno metabólico complejo, de patogenia
multifactorial y poligénica, que se asocia frecuentemente con obesidad y otros
componentes del síndrome metabólico (SM). Hay un componente hereditario muy
claro sobre el que probablemente influyen diversos factores ambientales, como la
alimentación, el sedentarismo, el tabaco, el alcohol, etcétera.
La DM 2 se asocia con otras alteraciones metabólicas y no metabólicas que, con
el posible nexo patogénico común de la resistencia a la insulina (RI), se presentan
de forma secuencial o simultánea en un paciente y aceleran el desarrollo y la
progresión de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica. A esta situación se le
ha denominado síndrome metabólico.
La presencia de SM en pacientes con DM 2 multiplica por 5 el riesgo
cardiovascular y coronario. Por ello, por la alta prevalencia de DM 2 asociada con
este síndrome y por el incremento de enfermedad coronaria asociada a la fase de
prediabetes, es preciso realizar su diagnóstico precoz aun en ausencia de DM. El
SM es uno de los síndromes clínicos asociados a RI y esta constituye un factor de
riesgo para la enfermedad cardiovascular. Se sabe que la RI es el proceso
fisiopatológico común al conjunto de factores de riesgo cardiovascular. Por todo lo
antes expuesto, nos propusimos determinar la frecuencia y las características
clínicas del síndrome metabólico en personas con diabetes tipo 2. Los factores de
riesgo cardiovascular múltiples para SM son más comunes en las personas
diabéticas que en las no diabéticas. Se reporta que el 50 % de los diabéticos son
hipertensos, el 50 % también son dislipidémicos y hasta el 80 % son obesos. El
tercer estudio NHANES de los EUA, encontró que la correlación más importante
es la de SM y DM 2. La relación entre estas entidades y la prevalencia de
enfermedad coronaria (EC) se estudió en población mayor de 50 años. La
prevalencia del SM entre sujetos con DM 2 fue de 86 %. La mayor prevalencia de
EC se encontró en individuos con ambos, SM y DM 2 (19,2 %). La presencia de
SM sin DM 2 tuvo una prevalencia de EC (13,9 %). Esta relación sugiere que los
trastornos patogénicos que incrementan el desarrollo de EC en pacientes
diabéticos son aquéllos compartidos con el SM. Se ha demostrado mayor
porcentaje de obstrucción en las arterias coronarias en pacientes con SM y este
compromiso es directamente proporcional al número de componentes del SM.
Son múltiples las teorías propuestas para explicar la enfermedad cardivascular y
DM tipo 2 asociadas con el SM. Se sabe que cada uno de los componentes del
SM es un factor de riesgo para ECV. Se ha implicado a la adiposidad visceral y a
la resistencia a la insulina como los causantes. El adiposito visceral, al liberar
factor de necrosis tumoral alfa, IL-6 (manifestando PCR-hs), PAI-1, resistina,
adiponectina baja y altos niveles de ácidos grasos libres, predispone a la
dislipidemia aterogénica, hipertensión arterial, "ateroscleritis", disfunción
endotelial, resistencia a la insulina (disglicemia e hipertrigliceridemia) y estado
protrombótico. ( Rev cubana med v.48 n.1 Ciudad de la Habana ene.-
mar. 2009)
Se estudiaron 67 pacientes diabéticos, el 59,7% entre los 40 y 60 años de edad,
la mayoría mujeres (80,6%), de todos ellos el 68,6% resultaron con SM. Se
estudiaron 9 intolerantes a carbohidratos, todas mujeres, 6 entre los 40 y 60 años
de edad, de las cuales 6 resultaron con SM. El 45,7% de los diabéticos tenían de
0-4 años y el 23,9% de 5-9 años de evolución de su DM, mientras que en las IC,
el 83,3% tenían de 0-4 años de evolución de su problema. Las asociaciones con
HTAfueron un 56,5% y un 100% entre diabéticos e IC, respectivamente; con
obesidad abdominal un 82,6% y un 83,3% entre diabéticos e IC, respectivamente;
con hipertrigliceridemia un 60,9% y un 66,7%, respectivamente, y con HDLC baja
un 76,1% y un 66,1%, respectivamente. La tríada de asociación más frecuente
para el diagnóstico del SM, tanto en diabéticos como en IC, lo fue hiperglicemia,
hipertensión arterial y obesidad abdominal.
Dos terceras partes de los diabéticos e intolerantes a carbohidratos en control en
el EBAIS La Mansión son portadores de síndrome metabólico, y la gran mayoría
de ambos grupos posee menos de 5 años de evolución del diagnóstico de
hiperglicemia. Lo anterior obliga a utilizar estrategias más agresivas en cuanto a
detección, promoción de estilos de vida saludable, prevención de factores de
riesgo y control metabólico entre los portadores del SM y sus familiares. Se
propone además considerar este síndrome como problema de salud pública en
Costa Rica.
El Síndrome Metabólico (SM) o Síndrome de Reaveni está conformado por una
serie de anormalidades metabólicas, hemodinámicas y renales, cuyos
constituyentes principales son:
resistencia a la insulina hiperinsulinemia, obesidad abdominal, hipertensión
arterial esencial, anormalidades en el ritmo circadiano de la presión arterial y la
frecuencia cardiaca, el síndrome diabético dislipidémico, hipercoagulabilidad,
hiperuricemia, patología cardiovascular incrementada y grado de
microalbuminuria, todas contribuyentes a un riesgo aumentado de
morbimortalidad por enfermedades cardiovasculares, especialmente entre los
portadores de diabetes mellitus.
La combinación de resistencia a la insulina, dislipidemia, hipertensión y obesidad
son los determinantes mayores en DM tipo dos, acumulando en diversas
investigaciones hasta el 79% de la varianza de 10 variables ampliamente
estudiadas. Se conoce que hasta el 20% de las personas no diabéticas
portadoras de este "cuarteto mortal", tal y como lo denominó Deedwania, pueden
favorecer la aparición de diabetes mellitus tipo 2 en menos de 5 años .
En los Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo, la prevalencia del SM
aumentó en un 61% en la última década y la obesidad fue el principal
contribuyente a ese aumento. Lo anterior motivó al Colegio Americano de
Endocrinología y a la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos, en
agosto de 2002, a declarar esta patología como "epidémica" . En ese país, la tasa
ajustada por edad del SM es del 23,7%, siendo muy similar en ambos sexos, y se
estima que aproximadamente 47 millones de estadounidenses son portadores de
este síndrome .
En Costa Rica se documenta solo una investigación del síndrome X en cien
pacientes obesos y diabéticos tipo 2, llevada a cabo en el tercer nivel de atención
(Hospital Dr. Calderón Guardia). Los factores de riesgo cardiovascular múltiples
para SM son más comunes en las personas diabéticas que en las no diabéticas.
Por ejemplo, el 50% de los diabéticos son hipertensos, el 50% son también
dislipidémicos y hasta el 80% son obesos.
Estudio retrospectivo de 1 año de duración (septiembre de 2001 a agosto de
2002). Se valoran los pacientes diabéticos e intolerantes a carbohidratos en
control en el EBAIS La Mansión, documentando las siguientes variables: nombre
completo, número de expediente, domicilio, edad, sexo, presencia de diabetes o
intolerancia a carbohidratos (según clasificación de las guías costarricenses) e
hipertensión arterial y años de evolución de estas, índice de masa corporal,
obesidad abdominal, trigliceridemia, lipoproteinemia de alta densidad y glucemia.
Todos los parámetros de hematobioquímica fueron determinados con los
pacientes en ayunas. ( Acta méd. costarric vol.45 no.4 San José oct. 2003)
El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo para diabetes
mellitus tipo 2 (DM2) y enfermedad cardiovascular, caracterizado por la presencia
de resistencia a la insulina e hiperinsulinismo compensador asociados con
trastornos del metabolismo de los carbohidratos y lípidos, cifras elevadas de
presión arterial, y obesidad. Se hizo una revisión en Medline que arrojó 6, 366
entradas para síndrome metabólico. Desde principios del siglo XX se describieron
asociaciones de factores de riesgo. En 1988, Reaven observó que varios factores
de riesgo (dislipidemia, hipertensión, hiperglicemia) tendían a estar juntos. Este
conjunto lo llamó síndrome X. El término síndrome metabólico como entidad
diagnóstica con criterios definidos fue introducida por la OMS en 1998. La
prevalencia del síndrome metabólico varía según factores como género, edad,
etnia, pero se ubica entre 15% y 40%; es mayor en la población de origen
hispano. Existen varios criterios para el diagnóstico de síndrome metabólico. El
más conocido es del ATP III, donde se deben cumplir 3 ó más de los siguientes:
perímetro abdominal elevado (>102 cm en hombres y >88 cm en mujeres), TG
>150 mg/dl, HDL bajo (hombres <40 mg/dl y mujeres HDL <50 mg/dl), TA >130/85
mm Hg, glicemia >110 mg/dl incluyendo diabetes mellitus. Se consideran otros
factores como trombogénesis, inflamación, ácido úrico, estrés, cigarrillo,
sedentarismo, edad, origen étnico, acantosis nigricans, síndrome de ovario
poliquístico, microalbuminuria, hipotiroidismo primario, uso de inhibidores de
proteasa para pacientes con VIH, exceso de glucocorticoides endógeno o
exógeno. El síndrome metabólico (SM) es un tema actual y de debate en la
comunidad médica, y su enfoque es esencial, pues se relaciona con las
enfermedades que causan mayor mortalidad a nivel mundial, y su incidencia va
en aumento. Este es el primero de tres artículos y tratará sobre la historia, la
definición y los criterios del SM.
Uno de los grandes problemas que enfrenta actualmente la humanidad, es el
hecho de que la evolución biológica no va a la par con la evolución cultural. La
maquinaria biológica (estructura tisular-orgánica-corporal, procesos metabólicos,
etc.) es la misma de los antecesores de hace miles de miles de años. Pero las
costumbres y estilos de vida cambian vertiginosamente. Así, los antepasados
debían buscar la comida mediante caza, pesca y recolección, muchas veces en
difíciles situaciones ambientales y climáticas, por lo que comían en abundancia
una vez, y después podían pasar varios días sin obtener alimento, además de
considerar todo el gasto energético que implicaba su consecución. Posteriormente
el hombre se hizo agricultor, con lo que los pueblos se pudieron asentar en una
región determinada. Con los siglos, las ocupaciones manuales y de alta actividad
física disminuyeron, a favor de profesiones y oficios de mayor actividad
intelectual, pero por ende más sedentarios. Simultáneamente la disponibilidad de
alimentos es cada vez mayor para buena parte de la población y casi sin ningún
esfuerzo físico. En la época actual no es extraño, utilizar un vehículo para llegar a
un sitio que concentra en un área pequeña todo lo que se necesita para la
supervivencia -léase centro comercial-, lo cual obviamente era impensable para
los antepasados. También se debe considerar que el tiempo es un recurso cada
vez más escaso, y por tanto, el tiempo que se dedica a preparar los alimentos es
más exiguo, y así se origina un alud de alimentos rápidos con alto contenido
calórico. Y todo esto con la misma maquinaria enzimática-metabólica de los
homínidos antecesores que debían ir a cazar el mamut, llevarlo por largas
distancias hasta sus asentamientos, cocinarlo, comer y después migrar a otra
región donde hubiera comida. Las consecuencias de lo anteriormente descrito se
ven en las enfermedades que mayor carga de morbi-mortalidad producen en el
mundo entero. El SM es un conjunto de factores de riesgo para diabetes mellitus
tipo 2 (DM2) y enfermedad cardiovascular (ECV), caracterizado por la presencia
de resistencia a la insulina e hiperinsulinismo compensador asociados con
trastornos del metabolismo de los carbohidratos y lípidos, cifras elevadas de
presión arterial (PA) y obesidad. Como se discutirá más adelante, la existencia del
SM como entidad nosológica aislada es materia de controversia, según la
etiología común del síndrome, pero la mayor evidencia habla del papel central de
la resistencia a la insulina (RI). El primer esfuerzo por introducir el SM a la
práctica clínica lo hizo en 1998 el grupo de la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Este grupo enfatizó el papel central de la RI, que es difícil de medir en la
práctica diaria, pero aceptó evidencias indirectas, como la alteración de la glucosa
en ayunas y tras carga y la DM2. Entonces según los criterios de la OMS, para
diagnosticar el SM, el paciente debe mostrar marcadores de RI, más dos factores
de riesgo adicional, que incluyen obesidad {medida por índice de masa corporal
(IMC) y/o relación cintura-cadera}, hipertensión, hipertrigliceridemia, nivel de
colesterol HDL bajo y microalbuminuria.
En 1999 el European Group for Study of Insulin Resistance (EGIR) propuso sus
propios criterios. Este grupo empleó el término síndrome de resistencia a la
insulina, más que el de SM, e introduce como necesaria la demostración de la RI,
con medición de niveles plasmáticos de insulina mayores al percentil 75, junto con
otros dos factores, que incluyen obesidad central medida por perímetro
abdominal, hipertensión, hipertrigliceridemia y/o HDL bajo, y estados de
prediabetes (alteración de la glucosa en ayunas (AGA) y/o intolerancia a los
carbohidratos (IC)). Una diferencia importante con el grupo de la OMS, es que
excluyen a los pacientes con DM2. ( Colomb. d. vol.56 no.1 Cali Jan./Mar. 2008)
Se realizó un estudio analítico de corte transversal, tipo caso-control, en el
período comprendido entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 2005, en el
Hospital de Curanilahue. Se analizaron 58 puérperas de 42 días, que durante su
el perriodo de la menopausi (grupo estudio) 42 días que no presentaron DM
(grupo control), que seleccionadas al azar entre pacientes del mismo hospital,
mediante un procedimiento de muestreo que seleccionó sistemáticamente una de
cada dos pacientes, la primera de las cuales se seleccionó al azar, asegurando
así la ausencia de sesgo en la selección de la pacientes. Se midieron los niveles
de triglicéridos séricos, colesterol HDL, glicemias en ayunas y 2 horas post carga
con 75 gramos de glucosa oral, presión arterial, circunferencia de cintura, peso,
talla y cálculo del índice de masa corporal (IMC) de las mujeres
potsmenopausicas , con técnicas de medición debidamente estandarizadas.
Paralelamente, se realizó el diagnóstico de SM de acuerdo a las normas del
NCEP-ATP III. Para la recolección de datos personales, capacitado, factores de
riesgo y mediciones diseñadas de acuerdo a los objetivos de la investigación, se
aplicó una encuesta y los resultados fueron ingresados a una planilla de cálculo
Excel 7.0 para su posterior análisis y determinación de la asociación entre
variables. para determinar la validez de la información muestral, se estimaron los
tamaños de muestra mínimos para obtener una precisión de al menos e =5%, con
un nivel de confianza del 95%. Para comparar los promedios de las variables en
estudio se utilizó la prueba t de Student. En el caso de las variables cualitativas se
trabajó con las frecuencias y se utilizó la prueba obtuvieron las razones de riesgos
(RR u odds ratio) a partir de las respectivas tablas de contingencia. ( Rev. méd.
Chile v.135 n.12 Santiago dic. 2007)
BASES TEORICAS
El Síndrome Metabólico es una condición clínica que se asocia en forma
indiscutible a un incremento en el riesgo de desarrollar enfermedad
Cardiovascular.La transición a la menopausia y el perfil hormonal que caracteriza
la postmenopausia, en paralelo a los fenómenos de envejecimiento, incrementan
en forma significativa el riesgo de SM en la mujer y con este la morbimortalidad
cardiovascular.
La implementación de estrategias de intervención multidisciplinaría, en busca de
estilos de vida más saludables, la introducción de terapias eficaces y oportunas
que permitan alcanzar las metas lipídicas, glicémicas y de tensión arterial, así
como la indicación, en ausencia de contraindicaciones, de la terapia hormonal
temprana, durante la llamada “ventana de oportunidad postmenopáusica”, podrán
modificar las consecuencias de este síndrome sobre la salud femenina.
La prevención, el diagnóstico y el tratamiento eficaz y oportuno del SM deberán
formar parte de las estrategias de promoción de salud de nuestras poblaciones.
(Dra Sonia Cerdas Pérez, Endocrinóloga. Hospital Cima. Centro de
Investigación Clínica San Agustin.)
El aumento de peso y la obesidad conducen a mayor prevalencia del síndrome
metabólico en mujeres postmenopáusicas. Situación que se podría prevenir
mediante la educación y el cuidado de las mujeres en etapa de riesgo.
Adicionalmente se podrían establecer programas de clínica de síndrome
metabólico en donde el profesional de enfermería realice intervenciones
encaminadas a mejorar la adherencia a un tratamiento hormonal para aumentar
las probabilidades de éxito y disminuir el riesgo cardiovascular en este tipo de
población.El diagnostico del síndrome metabólico se definió como la presencia de
tres o más de las siguientes alteraciones: a) obesidad abdominal (diámetro > 88
cm en mujeres); presión arterial sistólica > 130 mmHg y diastólica > 85 mmHg o
tratamiento de hipertensión; c) HDL < de 50 mg/dL; e) glicemia > 110 mg/dL
Las variables analizadas fueron: a) indicadores antropométricos (peso, talla,
índice de masa corporal (IMC), cintura); b) indicadores bioquímicos (colesterol,
triglicéridos, lipoproteínas de alta densidad y baja Densidad). (Dra. Mariela Edith
López, Dra. Mirna Alicia Sosa, Dr. Nelson Paulo María Labrousse)
Los factores de riesgo cardiovascular tradicionales son: edad, sexo, diabetes
mellitus, sobrepeso, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y hábito de fumar.
La hipertensión arterial (HTA) constituye uno de los más importantes factores de
riesgo cardiovascular, por su alta prevalencia en la población adulta como por su
peso en el aumento del riesgo. La obesidad, las hiperlipoproteinemias y la
hiperglucemia se asocian frecuentemente con la HTA aumentando el efecto
aterogénico. Los datos sugieren que en los nativos de altura, la eritremia
compensa la disminución de la presión arterial diastólica (PAD) inducida por la
vasodilatación y vascularización. A menor edad, la eritremia y consecuentemente
la mayor viscosidad de la sangre, no afectaría importantemente los valores de
presión arterial (PA), pero a medida que la rigidez de los vasos se incrementa,
según aumenta la edad del individuo, la posibilidad de que la eritremia aumente
la presión arterial diastólica sería mayor.
El colesterol es uno de los factores de riesgo cardiovascular mejor establecidos
para la enfermedad vascular periférica y la enfermedad de la arteria coronaria
precoz. La hipercolesterolemia reduce la biodisponibilidad del oxido nítrico
derivado del endotelio lo que ocasiona alteración de la vasodilatación. En la altura
disminuye la resistencia a la Insulina, se incrementa el colesterol HDL, disminuye
la concentración de glucosa sanguínea y colesterol total por lo que disminuye los
eventos cardiovasculares y metabólicos. Entre las patologías más frecuentes
asociadas a la obesidad destacan: la hipertensión arterial, la intolerancia a la
glucosa y el colesterol elevado. Precisamente, la presencia de tres o más de
estos factores de riesgo hoy se conoce como Síndrome Metabólico (SM), el que
aumenta las posibilidades de padecer algún tipo de enfermedad Cardiovascular o
diabetes. Entre los factores que contribuyen a que ocurra el síndrome metabólico
(SM) se encuentran la genética, el exceso de grasa (especialmente alrededor de
la cintura), la sobrealimentación y la falta de ejercicio. La prevalencia del síndrome
metabólico varia entre 8.8% a 14.3% dependiendo de la definición. La Asociación
Cardiológica Americana (AHA) estima que entre el 20 y el 25 por ciento de adultos
estadounidenses tienen síndrome metabólico, pero es menos claro cuántos niños
sufren de esta condición. Una de cada cinco personas en los Estados Unidos
tiene el síndrome metabólico, siendo aproximadamente 47 millones que tiene este
síndrome, alcanzando una prevalencia del 50% en ancianos. El síndrome ocurre
en familias y es más común entre las personas afroamericanas, hispanas,
asiáticas e indígenas americanas, pudiendo afectar a cualquier edad. En todos los
grupos, la posibilidad de que ocurra el síndrome aumenta a medida que la gente
envejece.(23,24,25). Un 30 por ciento de los niños obesos presentan aspectos
parciales del síndrome metabólico, como el aumento de la insulina y resistencia a
ella ,que puede derivar en diabetes tipo 2, incremento de los triglicéridos,
descenso del colesterol HDL e hipertensión, lo que acrecienta el riesgo de
padecer una enfermedad cardiovascular. Todos los factores asociados con el
síndrome metabólico están interrelacionados, así la obesidad y la falta de
ejercicio conducen a la resistencia de la insulina, esta situación tiene un efecto
sobre la producción de lípidos incrementando a las lipoproteínas de muy baja
densidad (VLDL), a las lipoproteínas de alta densidad (LDL) y a los triglicéridos y
disminuyendo a las lipoproteínas de alta densidad (HDL), esto ocasiona el
deposito de los lípidos en las paredes de las arterias el cual puede ocasionar
enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. La resistencia de
insulina también ocasiona un incremento de la insulina y de la glucosa en sangre.
El exceso de insulina incrementa la retención de sodio por los riñones lo cual
incrementa la presión arterial, crónicamente los niveles elevados de glucosa
dañan a los órganos y a los vasos sanguíneos.Un elevado índice de masa
corporal (IMC) es un factor de riesgo de SM, considerándose obesos con un IMC
>30 kg/m2. La obesidad incrementa la resistencia a la insulina y por tanto los
niveles de insulina en sangre.Las personas obesas tienen grandes cantidades de
grasa acumulada en el tejido celular subcutáneo, pero el patrón de ganancia de
peso particularmente problemático es la obesidad visceral o central. Aún los
individuos delgados con ganancia central de peso pueden tener el SM. Los
depósitos de grasa se consideraban como regiones de almacenamiento del
exceso de energía, sin embargo los adipocitos secretan numerosas sustancias,
por lo que actualmente se piensa que son órganos metabólicamente activos. Las
células adiposas tienen vías aferentes al sistema nervioso central (SNC). Los
adipocitos abdominales actúan sobre la función de las células beta, la producción
hepática de glucosa, la captación de glucosa por el músculo, la regulación del
apetito y la inflamación en las arterias a través de adipocitoquinas como la leptina,
la resistina, el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) y la adiponectina.
La grasa visceral tiene una mayor tasa de lipólisis, lo que incrementa el flujo de
ácidos grasos libres (AGL) al hígado, la resistencia a la insulina y la producción de
partículas lipídicas enriquecidas con triglicéridos (TG). Además las células de la
grasa visceral son más resistentes a los efectos supresivos de la insulina sobre la
lipólisis que la grasa subcutánea. ( Dr. Aníbal Díaz Lazo)
CAUSAS DEL SÍNDROME METABÓLICO
Dada la participación de tantos factores interconectados en el síndrome
metabólico, aún no se conoce claramente su causa directa. El aumento en la
obesidad, acompañado por un estilo de vida sedentario, contribuye a los factores
de riesgo del síndrome metabólico, como el colesterol alto, la resistencia a la
insulina y la presión arterial alta. Estos factores de riesgo podrían ocasionar
enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.
Dado que el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina están
estrechamente relacionados, muchos profesionales de la atención médica creen
que la resistencia a la insulina podría ser una causa del síndrome metabólico. No
obstante, aún no se ha establecido un vínculo directo entre ambos trastornos.
Otros creen que cambios hormonales, ocasionados por el estrés crónico,
conducen al desarrollo de la obesidad abdominal, la resistencia a la insulina y
niveles elevados de grasa en la sangre (triglicéridos y colesterol).
Otros factores que, según se cree, contribuyen al síndrome metabólico incluyen
variaciones genéticas en la capacidad de una persona de descomponer las
grasas en la sangre, edad avanzada y anormalidades en la distribución de la
grasa corporal.
FACTORES DE RIESGO DEL SÍNDROME METABÓLICO
Un factor de riesgo es todo aquello que puede aumentar la probabilidad que tiene
una persona de desarrollar una enfermedad. Puede ser una actividad como
fumar, la alimentación, los antecedentes familiares o muchas otras cosas. Las
distintas enfermedades tienen factores de riesgo diferentes.
Pero conocer sus factores de riesgo de cualquier enfermedad puede orientarlo
para adoptar las medidas apropiadas, que podrían incluir un cambio de conducta
y recibir un control clínico para la enfermedad.
Los factores de riesgo más estrechamente asociados con el síndrome metabólico
incluyen:
Edad: la incidencia del síndrome metabólico aumenta con la edad.
Origen étnico: los afroamericanos y los americanos mexicanos son más
propensos a desarrollar síndrome metabólico. Las mujeres afroamericanas
son alrededor de un 60% más propensas que los hombres afroamericanos
a desarrollar el síndrome.
Índice de masa corporal (BMI) superior a 25: el BMI se calcula como una
medida de la grasa corporal en comparación con la altura y el peso.
Antecedentes familiares o personales de diabetes: aquellas personas que
tuvieron diabetes durante el embarazo (diabetes gestacional) o que tienen
un familiar con diabetes tipo 2 están expuestas a un riesgo más elevado de
síndrome metabólico.
Tabaquismo.
Antecedentes de beber en exceso.
Estrés.
Estado posmenopáusico.
Dietas ricas en grasas.
Estilo de vida sedentario.
síntomas del síndrome metabólico
Si bien los síntomas que se manifiestan con el síndrome metabólico son escasos,
es probable que se observen varios signos. Un síntoma es la evidencia de
enfermedad o malestar físico que siente una persona y ésta que puede describir.
Por el contrario, un signo es una evidencia objetiva de enfermedad según la
observación e interpretación de un médico u otro clínico.
Factores como presión arterial alta, niveles elevados de triglicéridos y sobrepeso
u obesidad podrían ser signos del síndrome metabólico. Las personas con
resistencia a la insulina podrían presentar acanthosis nigricans, un trastorno
caracterizado por manchas oscuras en la piel de la nuca, las axilas y debajo de
los senos. Pero, en general, las personas no sienten los síntomas del síndrome
metabólico directamente.
Los síntomas del síndrome metabólico pueden parecerse a los de otros trastornos
médicos. Consulte a su médico para obtener un diagnóstico.
Diagnostico el síndrome metabólico
El Panel de tratamiento para adultos III del Programa Nacional para la Educación
sobre el Colesterol (National Cholesterol Education Program's Adult Treatment
Panel III, NCEP-ATP III), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la
Asociación Estadounidense de Endocrinólogos Clínicos (American Association of
Clinical Endocrinologists, AACE) elaboraron, en forma individual, un conjunto de
criterios que se deben seguir para el diagnóstico del síndrome metabólico.
Entre los criterios de estas organizaciones se cuentan:
obesidad abdominal
índice de masa corporal (BMI)
triglicéridos elevados
colesterol HDL bajo
presión arterial alta (hipertensión) o uso de medicamentos antihipertensivos
(medicamentos que se usan para bajar la presión arterial)
niveles elevados de glucosa en la sangre medida en ayunas (un análisis de
sangre que se usa para controlar la cantidad de glucosa en la sangre
después de un ayuno de un período determinado)
estado protrombótico
resistencia a la insulina identificada por diabetes tipo 2, disminución de la
tolerancia a la glucosa en ayunas o disminución de la tolerancia a la
glucosa (disminución de la tolerancia a la glucosa que mide la respuesta
del cuerpo al azúcar)
otros factores de riesgo Cada organización tiene sus pautas propias para el
uso de los criterios mencionados en el establecimiento de un diagnóstico
de síndrome metabólico. El tratamiento específico para este trastorno será
determinado por su médico basándose en lo siguiente:
su edad, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
la gravedad de la enfermedad
su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias
sus signos y síntomas
sus expectativas para la evolución de la enfermedad
su opinión o preferencia
Dado que el síndrome metabólico aumenta el riesgo de desarrollar problemas
crónicos más graves, como enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, es
importante que se administre tratamiento. Entre otros trastornos que podrían
presentarse a causa del síndrome metabólico se incluyen:
síndrome de ovario poliquístico
hígado graso
cálculos biliares por el colesterol
asma
alteraciones del sueño
algunos tipos de cáncer
Los tipos de tratamiento que podrían recomendarse para el síndrome metabólico
incluyen:
CONTROL DEL ESTILO DE VIDA
Un programa para bajar de peso y el ejercicio proporcionan la base del
tratamiento para el síndrome metabólico. La reducción de peso aumenta el
colesterol HDL (el colesterol "bueno") y disminuye el colesterol LDL (el "malo") y
los triglicéridos. Adelgazar también puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
Incluso una reducción de peso modesta, del cinco al diez por ciento del peso total,
puede afectar favorablemente la presión sanguínea y aumentar la tolerancia a la
insulina, así como también puede reducir la obesidad central. La dieta y el
ejercicio combinados mejoran los factores de riesgo más que la dieta solamente.
Otros factores relativos al control del estilo de vida incluyen dejar de fumar y
limitar el consumo de alcohol.
LA ALIMENTACIÓN
Los cambios en los hábitos alimenticios son importantes en el tratamiento del
síndrome metabólico. Según los datos de la Asociación Estadounidense del
Corazón (American Heart Association), para alcanzar los máximos beneficios en
la modificación de los factores de riesgo del síndrome metabólico es necesario el
tratamiento de la resistencia a la insulina. En general, la mejor manera de tratar la
resistencia a la insulina consiste en adoptar un plan para bajar de peso y
aumentar la actividad física. Se usan diversos métodos para bajar de peso y
aumentar la actividad física. Incorporar varios métodos, tales como realizar
cambios en la alimentación Si bien las dietas ricas en proteínas y grasas y bajas
en hidratos de carbono son cada vez más populares, algunas de ellas ocasionan
riesgos de salud a largo plazo graves debido al énfasis en las grasas saturadas.
Una pérdida de peso satisfactoria que se mantenga durante un largo tiempo
depende más de limitar la energía consumida (calorías) y aumentar el uso de
energía (ejercicio y actividad diaria) que de la composición de la alimentación.
El ayuno puede provocar la reducción rápida de peso, pero, junto con la grasa, se
pierde masa muscular. Las personas obesas pueden hacer dietas líquidas con
supervisión médica y durante un período corto, pero no son una solución a largo
plazo para la reducción de peso.
Las modas, el ayuno y las dietas populares que no han sido estudiadas en
ensayos clínicos rigurosos en general no son una opción saludable para la
reducción de peso. Sin embargo, hay ciertas recomendaciones alimentarias que,
si se respetan, contribuirán a bajar de peso.
Para bajar de peso y no recuperarlo más, comience a pensar en un plan de
comidas personal en vez de en una “dieta”. Con un plan adaptado a sus gustos
tendrá más posibilidades de bajar de peso con resultados duraderos. Una dieta
equilibrada limitada en calorías –entre 1.200 y 1.400 calorías para las mujeres y
1.500 y 1.800 calorías para los hombres– suele ser eficaz. Un dietista certificado
(RD, por su sigla en inglés) puede elaborar un plan alimentario individual en
función de su situación específica.
Incluya tipos diferentes de alimentos en su alimentación, No todas las grasas son
malas. En la actualidad se sabe que las grasas poliinsaturadas y monosaturadas
son beneficiosas para la salud y ayudan a mantener el corazón sano. Esto implica
que las nueces, las semillas y ciertos tipos de aceites, tales como el de oliva,
cártamo y canola, deben estar presentes en un plan alimentario saludable.
Prefiera granos enteros como el arroz y el pan integral en lugar del pan y el arroz
blancos. Los alimentos con granos enteros son ricos en nutrientes en
comparación con productos más elaborados. Son más ricos en fibra y, por lo
tanto, el organismo los absorbe más lentamente, y no producen una subida rápida
en los niveles de insulina, lo que puede causar hambre y antojos. El
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Department of Agriculture),
en sus recomendaciones alimenticias para el año 2005, señala que al menos la
mitad del consumo de granos de toda persona, cualquiera sea su edad y el nivel
calórico que consuma, debe ser en granos integrales.
De acuerdo con lo indicado en las Recomendaciones alimenticias para 2005,
publicadas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados
Unidos (Department of Health and Human Services, HHS) y el Departamento de
Agricultura del mismo país (Department of Agriculture, USDA), una persona que
consume 2.000 calorías por día debería comer cuatro tazas y media de frutas y
verduras por día. Esta cantidad variará según la necesidad calórica de cada
persona. Asegúrese de escoger varias frutas y vegetales, ya que diferentes
variedades tienen distintas cantidades y tipos de nutrientes.
Cuando coma fuera de su casa o compre alimentos preparados, pida una caja
para llevar las sobras a su hogar y evite las raciones grandes. Las raciones de los
restaurantes a menudo son demasiado grandes para una persona. Considere
compartir el plato principal o pedir un aperitivo en vez de un plato principal. Lea
con cuidado las etiquetas de los alimentos, prestando especial atención al número
y al tamaño de las porciones del producto. Si la etiqueta dice que una porción
tiene 150 calorías pero el paquete trae tres porciones y se consumen todas, las
calorías se triplican, es decir, son 450 calorías.
EJERCICIO
El ejercicio beneficia a las personas pasadas de peso u obesas, pues las ayuda a
mantener y aumentar el tejido muscular, al mismo tiempo que se disminuye el
nivel de grasa. Asimismo, contribuye a aumentar la velocidad con la adelgaza una
persona si ésta ingiere alimentos saludables de acuerdo con un plan alimentario,
dado que, como el tejido muscular tiene un metabolismo más alto, se queman
calorías con más rapidez. Caminar es un ejercicio excelente para las personas
obesas. Un programa de estos debería comenzar poco a poco, caminando 30
minutos al día varios días por semana, para gradualmente alcanzar el objetivo de
caminar durante períodos más prolongados la mayoría de los días de la semana.
El ejercicio disminuye la presión arterial y puede ayudar a prevenir la diabetes tipo
2. El ejercicio también contribuye a mejorar el bienestar emocional, a reducir el
apetito, a mejorar la capacidad para dormir, a aumentar la flexibilidad y a disminuir
el colesterol LDL.
MEDICACIÓN
Las personas que padecen del síndrome metabólico y que están en riesgo
pueden ser aptas para el tratamiento con medicamentos, en especial si otras
medidas, como los cambios en la alimentación y en los estilos de vida, no fueron
eficaces para la pérdida de peso, la disminución de la presión arterial, la
reducción de los niveles de colesterol y/o la disminución de la resistencia a la
insulina. Podrían recetase medicamentos para ayudar a disminuir la presión
sanguínea, mejorar el metabolismo de la insulina, disminuir el colesterol LDL y
aumentar el colesterol HDL, y aumentar la reducción del peso.
CIRUGÍA PARA BAJAR DE PESO
La cirugía para adelgazar (cirugía bariátrica) es la única opción que actualmente
trata con eficacia la obesidad excesiva en las personas en las que han fracasado
medidas más tradicionales como la dieta, el ejercicio y los medicamentos.
Estudios realizados indican que todos los aspectos del síndrome metabólico,
incluida la presión sanguínea, el colesterol y el sobrepeso, podrían mejorar a un
año del procedimiento de una cirugía de bypass gástrico para tratar la obesidad
mórbida. La cirugía bariátrica presenta diferentes enfoques, pero todos son
malabsortivos, restrictivos, o ambos. Los procedimientos malabsortivos cambian
el funcionamiento del aparato digestivo. Los procedimientos restrictivos reducen
drásticamente el tamaño del estómago para que dé cabida a menos alimentos; sin
embargo, las funciones digestivas permanecen intactas. ( 2013 The University of
Chicago Medical Center. All rights reserved.)
DEFINICION DE PALABRAS CLAVES
SINDROME METABOLICO
Se denomina síndrome metabólico también conocido como síndrome X,
síndrome plurimetabólico, síndrome de insulinorresistencia, síndrome de la
conjunción de varias enfermedades o factores de riesgo en un mismo
individuo que aumentan su probabilidad de padecer una enfermedad
cardiovascular o diabetes mellitus.( Instituto Nacional de la Diabetes y
las Enfermedades Digestivas y Renales)
MENOPAUSIA
La menopausia se define como el cese permanente de la menstruación y
tiene correlaciones fisiológicas, con la declinación de la secreción de
estrógenos por pérdida de la función folicular. (Fontaine KR, Redden DT,
Wang C, Westfall AO, Allison DB. Years of life lost due to obesity.
JAMA. 2003;289)
DIABETES MELLITUS DE TIPO 2
Diabetes mellitus tipo 2 o diabetes del adulto es una enfermedad
metabólica caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangre, debido
a una resistencia celular a las acciones de la insulina, combinada con una
deficiente secreción de insulina por el páncreas.( Zerón Agustín. La
enfermedad periodontal y la Diabetes, Conceptos actuales. Rev
Diabetes Hoy, Para el Médico. 1998; 15:80-3.)
OBESIDAD
La obesidad es la enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible
que se caracteriza por acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general
deltejido adiposo en el cuerpo; es decir cuando la reserva natural de
energía de los humanos y otros mamíferos.(Pérez-López FR, Chedraui P,
Haya J, Cuadros JL. Effects of the Mediterranean diet on longevity and
age-related morbid conditions)
COLESTEROL
El colesterol es un esterol (lípido) que se encuentra en los tejidos
corporales y en el plasma sanguíneo de los vertebrados. Se presenta en
altas concentraciones en el hígado, médula espinal, páncreas y cerebro.
Pese a tener consecuencias perjudiciales en altas concentraciones, es
esencial para crear la membrana plasmática que regula la entrada y salida
de sustancias que atraviesan la célula. (Chedraui P, Pérez-López FR,
Mendoza M, Morales B, Martínez MA, Salinas AM, Hidalgo L. Severe
menopausal symptoms in middle-aged women are associated to
female and male factors. Arch Gynecol Obstet. 2010;281(5):879-85.)
DISLIPIDEMIA
Las dislipidemias o dislipemias son una serie de diversas condiciones
patológicas cuyo único elemento común es una alteración del metabolismo
de los lípidos, con su consecuente alteración de las concentraciones de
lípidos y lipoproteínas en la sangre. (HINOJOSA ANDIA, Lucy J y
BERROCAL KASAY, Alfredo. Relación entre obesidad y osteoporosis,
en mujeres posmenopáusicas del Hospital Nacional Arzobispo
Loayza. Acta méd. Peruana).
TRIGLICERIDOS
Los triglicéridos, triacilglicéridos o triacilgliceroles son acilgliceroles, un tipo
de lípidos, formados por una molécula de glicerol, que
tiene esterificados sus tres grupos hidroxílicos por tres ácidos grasos, ya
sean saturados o insaturados. ( Devlin, T. M. 2004. Bioquímica, 4ª
edición. Reverté, Barcelona. ISBN 84-291-7208-4)
V. HIPOTESIS
La relación que existe entre la resistencia a la insulina y las mujeres
postmenopausicas radica en que la mayor producción de insulina en las
mujeres potsmenopausicas tiende a desarrollar diabetes mellitus tipo II.
DISEÑO DE INVESTIGACION
Descriptivo
TIPOS DE INVESTIGACION
Retrospectivo – transversal