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Número único ENERO 2014 MENSILE DI FORMAZIONE E CULTURA DIRETTORE responsabile: dott. Franco Adessa Direzione - Redazione - Amministrazione: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà Via G. Galilei, 121 25123 Brescia - Tel. e fax (030) 3700003 www.chiesaviva.com Autor. Trib. Brescia n. 58/1990 - 16-11-1990 Fotocomposizione in proprio - Stampa: Com & Print (BS) contiene I. R. www.chiesaviva.com e-mail: [email protected] Poste Italiane S.p.a. - Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003(conv. L. 27/02/2004 n° 46) art. 1, comma 2, DCB Brescia. Abbonamento annuo: ordinario Euro 40, sostenitore Euro 65 una copia Euro 3,5, arretrata Euro 4 (inviare francobolli). Per l’estero Euro 65 + sovrattassa postale Le richieste devono essere inviate a: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà 25123 Brescia, Via G. Galilei, 121 - C.C.P. n. 11193257 I manoscritti, anche se non pubblicati, non vengono restituiti Ogni Autore scrive sotto la sua personale responsabilità Chiesa viva Moneda Moneda del pueblo del pueblo ¡CERO ¡CERO IMPUESTO! IMPUESTO! «LA VERDAD OS HARÁ LIBRES» (Ju. 8, 32)

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Page 1: TASSE ZERO sp - Chiesa viva

Número únicoENERO 2014

MENSILE DI FORMAZIONE E CULTURADIRETTORE responsabile: dott. Franco AdessaDirezione - Redazione - Amministrazione:Operaie di Maria Immacolata e Editrice CiviltàVia G. Galilei, 121 25123 Brescia - Tel. e fax (030) 3700003www.chiesaviva.comAutor. Trib. Brescia n. 58/1990 - 16-11-1990Fotocomposizione in proprio - Stampa: Com & Print (BS)contiene I. R.www.chiesaviva.com e-mail: [email protected]

Poste Italiane S.p.a. - Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003(conv. L. 27/02/2004 n° 46) art. 1, comma 2, DCB Brescia.Abbonamento annuo:ordinario Euro 40, sostenitore Euro 65 una copia Euro 3,5, arretrata Euro 4(inviare francobolli). Per l’estero Euro 65 + sovrattassa postaleLe richieste devono essere inviate a: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà25123 Brescia, Via G. Galilei, 121 - C.C.P. n. 11193257

I manoscritti, anche se non pubblicati, non vengono restituitiOgni Autore scrive sotto la sua personale responsabilità

Chiesa viva

MMoonneeddaa MMoonneeddaa ddeell ppuueebbllooddeell ppuueebblloo

¡CERO ¡CERO IMPUESTO!IMPUESTO!

«LA VERDAD OS HARÁ LIBRES»(Ju. 8, 32)

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2 “Chiesa viva” Número único *** Enero 2014

Moneda del puebloMoneda del pueblo

¡¡CCEERROO IIMMPPUUEESSTTOO!!¡¡CCEERROO IIMMPPUUEESSTTOO!!

LA RENUNCIA DEL ESTADO A LA PROPIA SOBERANÍA MONETARIA

La “presentación” del libro destaca lacuestión “jurídica” del vaciamientodel aspecto económico-social de laConstitución italiana y la cuestión“política” de la renuncia del Estado ala propia soberanía monetaria. Este libro, aunque con un lenguajemuy simple, tiene la ambición de ha-cer conocer un aspecto de la finanzay de la economía que siempre hapermanecido oculto en los lugaresoscuros del palacio, como algo queno conviene revelar al pueblo. Y es bueno, en cambio, que el pueblosepa, finalmente, que el Estado, desdehace tiempo, ha renunciado a lapropia soberanía monetaria en fa-vor de un ente privado, como es laBanca de Italia; ha renunciado, aemitir moneda propia, con la conse-cuencia de que, para la consecución delos propios fines institucionales, estáobligado a pedir, en préstamo oneroso, los necesarios re-cursos financieros, endeudándose con el instituto emisor.Y es bueno que el pueblo sepa además que este inútil en-

deudamiento se transfiere necesaria-mente a los ciudadanos mediante lapresión fiscal. Por lo tanto, el pueblo se encuentradeudor de aquella moneda de lacual, en cambio, debería ser propie-tario, incluso porque ella adquierevalor sólo porque los ciudadanos laaceptan como instrumento de inter-cambio y, entonces, sólo a causa y enconsecuencia de su circulación. Con el advenimiento del Euro se de-termina, luego, otra transferencia de lasoberanía monetaria, esta vez desde laBanca de Italia (así como desde lasotras bancas de emisión) a un enteprivado supranacional, que es elBanco Central Europeo (BCE), queemitirá la nueva moneda debitándo-la de los pueblos europeos, según lamisma “filosofía” monetaria utiliza-da, hasta hoy, por los Bancos centralescon respecto a sus propios pueblos; yponiendo por obra los principios delmás desenfrenado liberalismo, pre-visto por el Tratado de Maastricht,

que son netamente inconciliables con la vigente Consti-tución italiana, y que están resumidos especialmente enlos artículos 41, 42, y 43.

por el Dr. Franco Adessa

Extracto del libro: “La banca la moneta e l’usura” de Su Excia Dr. Bruno Tarquiniimpreso por la Casa Editora “Controcorrente” de Nápoles,

Via Carlo de Cesare 11 - 80132 Nápoles - Tel.: 081 421349 - Fax: 081 5520024.

Bruno Tarquini nació en Avezzano (L’Aquila) en 1927. Laureado en jurisprudencia en 1948, en la Universidad de Ro-ma, ingresó muy joven en la magistratura,recorriendo todos sus grados. Ha sido Pretor en Roma y, desde 1955, en elTribunal de Teramo, primero como juez, luego como Presidente; en 1986, fue transferido a la Corte de Apelacionesde L’Aquila, donde ha desarrollado las funciones de Presidente de la Sala Penal y de la Corte Penal de SegundoGrado; finalmente, en 1994, fue nominado Procurador General de la República en la misma Corte de Apelaciones.

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el trueque, utilizado hasta entonces, comenzó a denunciarla propia inadecuación. En sus inicios, la moneda fue emitida por el soberano, enpiezas de metal precioso (oro, plata, cobre, etc.), especial-mente “acuñados” para que estuviese garantizada su pro-veniencia y su peso, y por lo tanto, su valor. En una segunda fase, cuando surgieron los primeros ban-

cos, tanto el soberano como los ciuda-danos, prefirieron depositar su capitalmonetario, sobre todo por motivos deseguridad, recibiendo en cambio un re-cibo (fe de depósito), exhibiendo elcual obtenían la restitución del respec-tivo importe en monedas metálicas. Sucesivamente, comerciantes y artesa-nos, con el fin de volver rápidos y ági-les sus negocios, sedieron cuentadeque, en vez de retirar sus depósitosbancarios, podían utilizar, para los pa-gos, los mismos recibos de los banque-ros, los cuales, de ese modo, comenza-ron a cumplir las mismas funciones dela moneda que representaban (billetes).Porque eran aceptados por los acreedo-res (fiados de la garantía representadapor los depósitos bancarios), esos reci-bos adquirieron funciones y valoresde moneda verdadera y propiamen-te, no obstante que no tuviesen nin-gún valor intrínseco, siendo de papel.

LA USURA

Llegados a este punto, los banquerosse dieron cuenta de un singular fenó-meno, al cual se debe prestar la máxi-ma atención, porque constituye el pun-to de partida de la “gran usura”. Co-mo, entonces, para su comodidad, losciudadanos preferían pagar y ser paga-dos con los recibos bancarios (billetes),

en lugar de las monedas metálicas depositadas en el banco,los banqueros, observando que los depósitos eran retira-dos en un porcentaje muy bajo (digamos el diez por cien-to), idearon un “truco” tan simple como ingenioso: emi-tieron un número de “recibos”, muy superiores al delos depósitos, los cuales, si bien privados de la cobertu-ra de las monedas metálicas, y por ello de toda garantía,circularon con los primeros recibos, funcionando tam-bién ellos como moneda, en cuanto aceptados por losciudadanos. Es claro que, mientras los primeros recibos representabanel contravalor de monedas metálicas depositadas, losotros, en cambio, no representaban nada. Los banque-ros de este modo, comenzaron a crear moneda de la na-da, sin ningún costo sino el meramente tipográfico, pe-ro, no obstante ello, pretendían y obtenían los respectivosintereses.

LA MONEDA

El libro, que está fundamentalmente dividido en dos par-tes: la primera, que trata de la Banca de Italia y del Tra-tado de Maastricht, y la segunda, de la moneda del pue-blo, se abre con una límpida introducción que, en pocaspáginas, y con un lenguaje accesible a todos, revela “eseaspecto de la finanza y de la econo-mía que siempre ha permanecidooculto, en los lugares oscuros del pa-lacio, como algo que no conviene re-velar al pueblo”. No existe tema más interesante y esti-mulante sobre la moneda, a condiciónde que se capte su exacto significado y,entonces, se conozca la única función ala cual debería ser destinada.Es moneda lo que es convencional-mente usado como medio de inter-cambio y como medida de valor. Por lo tanto, no es importante, para queuna “cosa” adquiera dignidad de mo-neda, que sea hecha de uno o de otromaterial: la historia recuerda cómo lospueblos confirieron valor y función demoneda no sólo a los metales precio-sos, sino también a los más diversosbienes que fueran de difícil o fatigosarecuperación; es importante, en cam-bio, poner en evidencia que nuestramoneda debe tener, como “causa”, la“convención” y, como “efecto”, lafunción de “medir el valor” de losbienes, o sea, ser el “instrumento pa-ra el intercambio” de estos bienes. Si este segundo requisito es bastantecomprensible, porque la intermediaciónde la moneda evita el recurso al antiguoy no práctico sistema del trueque, elprimer requisito, el de la “conven-ción”, necesita de una breve reflexión:una moneda puede cumplir su propiafunción en cuanto es aceptada por los ciudadanos: sonen efecto ellos los que, aceptándola, le dan valor. Para demostrar este axioma, se recurre al ejemplo de la is-la desierta, donde, evidentemente, la posesión de monedapor parte del único habitante equivaldría a la posesión denada, justamente por la imposibilidad de que esa monedapueda ser aceptada.Luego, el valor de la moneda es la consecuencia de una“convención”: si no hay aceptación, por parte de los ciu-dadanos, la moneda no adquiere valor, o lo pierde, y porello, fallando en su función característica, cesa de ser mo-neda. Esto significa que el “concepto de moneda” radica en elespíritu del hombre y que, por ello, pertenece a una ca-tegoría espiritual. La moneda fue pensada por el hombre,para poder servir de instrumento para el intercambio de losbienes, en un momento en que, extendiéndose el comercio,

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LA BANCA DE ITALIA

En el capítulo I y en los sucesivos hasta el VIII, es presen-tada una breve historia de la Banca de Italia, su naturalezajurídica, la propiedad de la moneda en el acto de la emi-sión y el poder político y monetario de esta institución yciertos aspectos inconstitucionales del Tratado de Ma-astricht. En seguida después del logro del tormentoso procesode unificación de los Estados italianos, bajo la dinastíade los Savoia, se debía afrontar el espinoso problemade la creación de una Banca Central que extendiese lapropia competencia a todo el territorio del nuevo Estado.Pero solamente con la Ley n° 443 del 10 de agosto de1893, tuvo lugar el nacimiento de la Banca de Italia, frutode la fusión de la Banca Nacional del Reino con la Ban-ca Nacional Toscana y con la Banca Toscana de Crédi-to, y de la liquidación de la Banca Romana, como conse-cuencia del gran escándalo que siguió a su fracaso. Fue personalmente Giovanni Giolitti, Presidente del Con-sejo en esa época, quien dirigió todas las operaciones ne-cesarias para el nacimiento de la nueva Banca Central, ya él, en primer lugar, se deben todas las normas dirigi-das a garantizar su autonomía de toda eventual presióndel poder político: a tal fin, Giolitti quiso mantener lomás posible el modelo societario, evitando que fuera elGobierno quien nombrara a los responsables de laBanca de Italia. La Banca de Italia, entonces, desde su origen asumió laforma societaria anónima.Con el Regio Decreto de 28 de Abril de 1910, n° 204 fueaprobado el texto único de las leyes sobre los institutos deemisión y sobre la circulación de los billetes de banco. Lafacultad de su emisión fue concedida por un período deveinte años ala Banca de Italia, al Banco de Nápoles y alBanco de Sicilia. Entre los decretos-ley, emanados en el período 1926-27,asumió importancia el n° 812 del 6 de Mayo de 1926 que,constituyendo como cabeza a la Banca de Italia en el ser-vicio de emisión de los billetes de banco, estableció el ce-se de esa análoga facultad para el Banco de Nápoles yel Banco de Sicilia. El monopolio de la emisión y el rol deBanca Central de la Banca de Italia sufrió un definitivo

Aún hoy sucede, mutatis mutandis, lo mismo en dos ni-veles:a) en un nivel más bajo, los bancos, confiando en el he-cho de que la masa de moneda depositada por los clientesnunca será retirada toda ella al mismo tiempo, prestan, aquien tiene necesidad, dinero por un valor enormementesuperior al valor de los depósitos; prestan, esto es, di-nero que no tienen y, de la nada, perciben intereses; b) aún más grave es lo que sucede en un nivel más alto,vale decir en de los Bancos Centrales, los cuales prestanal Estado (para sus necesidades institucionales) y al siste-

ma bancario (y por tanto, a través de éste, al sistema eco-nómico nacional) la moneda que ellos mismos crean dela nada, requiriendo no sólo sus intereses, sino tambiénun importe equivalente a la moneda prestada, para queésta, al momento de la restitución, adquiera valor en elcurso de la circulación; valor que no tenía al momento dela emisión, es decir del préstamo (siendo el único pasivode toda la operación representada por el costo de fabrica-ción de la moneda). Cualquiera puede fácilmente darse cuentade que, en am-bos casos, se hace ejercicio de la “usura”. Mientras en el primer caso, las víctimas son solamenteaquellos ciudadanos obligados a recurrir a los bancos paraobtener la financiación necesaria para sus empresas y, aveces, a sus propias exigencias personales, en el segundocaso, la víctima es toda la estructura económica del Es-tado, obligado a endeudarse, para obtener los necesa-rios recursos financieros, con un Ente privado (como esla Banca de Italia), al cual ha transferido la propia sobe-ranía monetaria y, con ella, el poder de controlar todala política económico-social de la Nación.

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ajuste con el Regio Decreto del 12 de Marzo de 1936,convertido en Ley el 7 de Marzo de 1938, n° 441, y con elsucesivo “Estatuto”. Estas disposiciones legislativas confirmaron la autonomíade la Banca de Italia, a la cual, por primera vez, fue ex-plícitamente reconocida la calificación de “Instituto deDerecho Público”, no obstante ser substancialmente man-tenida su organización interna originaria de una sociedadanónima (hoy llamada “sociedad por acciones”).El poder atribuido al Gobernador era enorme en cuan-to a la capacidad de incidir de manera decisiva en la vi-da de la Nación, tanto más que su nómina no encuentra lí-mites temporales, a menos de dimi-sión o revocación. Para demostrar cómo el poder polí-tico ha continuado, en el tiempo,distanciándose de la responsabili-dad de mantener una competenciade tanta importancia, cual es laconcerniente a la tasa de descuento,la Ley del 7 de Febrero de 1992, n°82 (promovida, entre otras cosas,por el entonces Ministro del Teso-ro, Guido Carli, que, coincidente-mente, había sido Gobernador dela Banca de Italia), ha atribuido alInstituto de emisión la facultad dedisponer las variaciones de las tasasoficiales de descuento sin que de-biera ya concordarlas con el Mi-nistro del Tesoro, vale decir sinconcordarlas con el Estado.Ahora, no obstante la explícita fór-mula elaborada por la ley, según lacual la Banca de Italia es “Institutode Derecho Público”, a pesarde suorganización que sigue substancial-mente la de una “sociedad por ac-ciones”, se debe decir que la apro-bación política de la nómina de loscargos de la Banca de Italia (comotambién su revocación) aparece co-mo un mero visto de legitimidad y,por otra parte, la consideración deque los fines institucionales delente examinado son establecidos con leyes no puedejustificar la tesis de que la Banca de Italia sea de “De-recho Público”.En conclusión, se debe reconocer que la Banca centrales un ente privado, planteado estructuralmente como una“sociedad por acciones”, a la cual ha sido confiada, conejercicio exclusivo, la función estatal de emisión de pa-pel-moneda y el servicio público de tesorería para elEstado.La Banca de Italia, por lo tanto, por la función pública deemitir moneda, de la cual ha sido investida por el Estado,obtiene utilidades que van para su beneficio, propia-mente como una sociedad privada comercial. Pero la Ban-ca de Italia ¿puede ser la propietaria del papel-moneda

en el momento en que la presta al sistema económiconacional, para ponerla en circulación? La pregunta pa-rece obligatoria, ya que sobre este punto la legislacióncalla completamente y, en consecuencia, no se puede daruna respuesta que esté sostenida por una normativa preci-sa. La respuesta aparece, por tanto, muy difícil, y de tal di-ficultad se ha tenido la prueba, en sede parlamentaria, endos ocasiones recientes: 1) en la sesión de la Cámara de Diputados, del 17 de mar-zo de 1995, el diputado Pasetto interrogó al Ministro delTesoro, para saber si no pretendía promover una reformalegislativa dirigida a definir la moneda como un bien real

conferido al acto de la emisión, co-mo propiedad originaria de todoslos ciudadanos pertenecientes a lacomunidad nacional italiana, conla consiguiente reforma del actualsistema de emisión monetaria, quetransforma la Banca Central desimple ente gestor en ente propie-tario de los valores monetarios. Al responder a tal interrogación, elSubsecretario del Tesoro, CarloPace afirmó “en substancia,mientras dura la circulación, lamoneda representa un débito, unpasivo del Instituto de Emisión ycomo tal es inscripto, en su Ba-lance, entre los elementos pasi-vos”.

2) respectivamente, el 3 de noviem-bre de 1994, y el sucesivo 1° de di-ciembre, los senadores Natali (AN)e Orlando (PRC) interrogaron alMinistro del Tesoro para saber si nocreía necesaria la intervención delMinisterio, por la obligatoria tutelade los relevantísimos intereses na-cionales, en la causa civil, promovi-da ante el tribunal de Roma por elProfesor Giacinto Auriti, en con-tra de la Banca de Italia, y dirigidaa obtener una sentencia de meracomprobación, que declarase la mo-

neda, en el acto de la emisión, como propiedad de losciudadanos italianos e ilegítimo el actual sistema deemisión monetaria, que transforma la Banca Centralde Ente gestor en Ente propietario de los valores mone-tarios’.

A las dos interrogaciones, proporcionó una respuesta es-crita el Subsecretario de Estado para el Tesoro, Vegas, elcual (escuchada, esta vez, sobre este tema también la Ban-ca de Italia) se alineó con la precedente respuesta del cole-ga de Gobierno. Como ulterior argumentación, el Subse-cretario Vegas recordó cómo, en la actual doctrina econó-mica y en la opinión de los Estados europeos, fue adverti-da y radicada profundamente la exigencia “de no concen-

Símbolos de la Banca de Italia.

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trar en las manos de un mismo sujeto político, comopodría ser la autoridad de gobierno, el poder de crearmoneda y el de expenderla, con el fin de impedir que lamoneda devenga instrumento de lucha política”, y re-cordó que tal exigencia había encontrado explícito recono-cimiento jurídico en el Tratado de Maastricht. Ambas respuestas son dignas de mención sólo por la am-bigüedad de la que están permeadas. En efecto, en primer lugar, asombra que las dos respuestasen el punto relativo a la propiedad de la moneda, en elmomento de su emisión, se refugien en una declaraciónnegativa, afirmando que esta no corresponde a la Ban-ca de Italia: afirmación ésta, quizá voluntariamente evasi-va, pero que, sin embargo, no puede escapar a la acusa-ción de mentira por lo que no puede sino afirmar im-plicitamente.Dado el hecho de que la mone-da (al momento de su creación yemisión) no puede no tener, co-mo todos los bienes muebles,un propietario, debe extraersela conclusión de que, en ese pre-ciso momento la moneda, si noes de la Banca de Italia, espropiedad del Estado. Pero es-to contrasta de modo irremedia-ble con cuanto fue reconocidopor los mismos representantesdel Gobierno, vale decir la per-cepción de una utilidad mone-taria por parte de un Ente queno es propietario de la monedaque crea y pone en circulación.Tanto más que, durante toda lacirculación, la moneda represen-taría un débito de la Banca deItalia; un pasivo que la habilitaa insertarlo en el propio ba-lance entre los elementos pasi-vos.De ello se deriva que, caso úni-co, la moneda sería fructíferaen manos del Instituto Emisor,aun que éste no sea el propie-tario, sino mas bien el deudor. Mientras, en casos normales, elacreedor percibe intereses de lamoneda que presta, y es el deu-dor el que paga estos intereses, en el caso examinado, lasposiciones aparecen extrañamente invertidas. Con undeudor que, en lugar de pagar, percibe las utilidades.El hecho es que, en concreto, la verdad reside justamenteen el segundo cuerno del dilema: en el sentido que la Ban-ca de Italia entiende ser propietaria de la moneda quecrea y emite. Lo sostiene el mismo Instituto en el juiciocivil promovido por el profesor Auriti; en efecto, en laapariencia de constitución y repuesta, fechada el 20 deseptiembre de 1994, se lee: «en virtud de la puntual disci-plina de la función de emisión, los billetes de la Banca de

Italia constituyen una simple mercancía propiedad delBanco Central, que se encarga directamente de la impre-sión y asume los relativos gastos» ... «Ellos adquieren sufunción y el valor de moneda sólo en el momento lógi-camente y cronológicamente sucesivo, en el cual la Ban-ca de Italia los pone en el mercado transfiriendo la relativapropiedad a los beneficiarios». Y todavía: «La Banca deItalia cede la propiedad de los billetes, los cuales, en esemomento, como circulantes, son consignados como pasi-vos en los escritos contables del Instituto de Emisión,adquiriendo en contrapartida, o recibiendo en prenda,otros bienes o valores mobiliarios (títulos, monedas, etc.)que son, en cambio, consignados en el activo».Ahora, pongamos el caso de un falsificador que dé enpréstamo el resultado de su propia ilícita actividad, que

a él no le cuesta nada salvo losgastos de fabricación; al hacerel balance final de las operacio-nes, inscribe tal vez como ele-mento pasivo la suma falsifica-da y prestada, y como activo lasuma restituidamás los intere-ses? Haciendo así, alteraría elbalance, porque la suma falsi-ficada que daen préstamo noconstituye una pérdida, así co-mo por otra parte no representauna ganancia; insertándola enel pasivo, el falsificador noharía otra cosa que ocultarfraudulentamente una partedel activoContinuando con el ejemplo, siel falsificador da en préstamo lasuma falsificada de mil millo-nes de liras a una tasa del quin-ce por ciento y, en el plazoacordado tiene, en restitución,la suma de liras (auténticas) demil millones y ciento cincuen-ta millones, su activo estáconstituido totalmente por es-ta última suma, y su pasivopor los gastos de fabricaciónde la moneda falsa.Mutatis mutandis, el mismoconcepto vale para la Bancade Italia: ciertamente, aquí, no

se trata de moneda falsificada, sino, como se ha dicho, demoneda que, en el acto de la emisión, no puede tener toda-vía ningún valor ni de crédito ni de débito, porque estádestinada, solamente durante y a causa de la circulación, amedir el valor de los bienes y a adquirir la connotación demedida del valor. Por ello, a la Banca de Italia no le eslegítimo inscribir la moneda, que pone en circulación,como elemento pasivo de su balance. En este punto, nospodríamos preguntar cuál pueda ser la reacción de las au-toridades de la Banca de Italia a esta clara e ineluctableconsideración.

Una sede de la Banca de Italia.La Banca de Italia nace el 10 de agosto de 1893 como fusiónde la Banca Nacional del Reino, la Banca Nacional Tosca-na y la Banca Toscana de Crédito a continuación de la liqui-dación de la Banca Romana, luego del escándalo producidopor su fracaso. A este propósito, no puede ignorarse que elfracaso de la Banca Romana fue debido a la rapacidad de laMasonería y que Víctor Manuel II y el hijo Humberto I es-taban afiliados a los Illuminati de Baviera.

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pero, de hecho, luego de haber trata-do detalladamente en la primera par-te de la posición del ciudadano y, enla segunda, de la disciplina de la so-ciedad política en todas sus expre-siones, omite cualquier mención,aunque fuera indirecta, al proble-ma de la moneda y a los entes quedebieran regular la política en el ám-bito del sistema económico del Esta-do. ¿Qué significado puede, por-tanto, darse al silencio de los cons-tituyentes italianos sobre la BancaCentral? ¿Puede, de hecho, nuestro Institutode Emisión llenar este vacío consti-tucional, aun siendo legitimado poruna producción de leyes sólo ordi-narias, que sin embargo no encuen-tran en la Carta Constitucional nin-gún título que pueda justificar supertenencia al actual ordenamientojurídico nacional, y a sea con respec-to a la posición de poder absolutode la Banca de Italia, o al conteni-do mismo de ese poder que, comose ha visto, distorsiona el conceptode propiedad con referencia a lamoneda? A esta pregunta es ciertamente difí-cil responder si no es poniendo enevidencia el carácter secreto, mis-terioso, iniciático de todo lo quecircunda al problema de la mone-da, y que, hace creer al pueblo, en eltema de la moneda, una situacióncompletamente opuesta a la real. Todo ello es entonces efecto de unverdadero y propio diseño, al cualpresta un auxilio determinante,por deshonestidad o ignorancia,todo un mundo de políticos, debanqueros y de opinionistas, conel único fin de tener oculta la ver-dad. Aquella verdad que, desde 1931,había en cambio denunciado, congran vigor, Pío XII con la encíclica“Quadragesimo anno”, en la cualescribió:

«Lo que hiere los ojos es que en nuestros tiempos no exis-te sólo una concentración de la riqueza, sino también laacumulación de una potencia enorme, de un despóticodominio de la economía en manos de pocos, y estos amenudo no son siquiera propietarios, sino sólo deposi-tarios y administradores del capital, del cual disponen asu agrado y placer. Este poder deviene mucho más quedespótico en aquellos que, teniendo en un puño el dine-ro, se hacen dueños de él: de donde son de algún modo

LA “RELIGIÓN”DE LA BANCA DE ITALIA

Sobre este tema, verdaderamente im-presiona el contenido de un artículoaparecido en “La Repubblica” del1° de junio de 1994, con un título depor sí altamente significativo: “Lareligión de Bankitalia”.Este artículo, escrito con acentos queparecen verdaderamente inspiradospor el más ciego fanatismo, luegode haber afirmado que la continui-dad histórica del Estado italianoestá confiada a la Banca de Italiamucho más que a las otras institu-ciones, señala que “la religión de lamoneda” debe permanecer íntegraen su ortodoxia “al servicio de unadivinidad altamente simbólica –como el billete de banco firmado porel Gobernador, que personifica el po-der de adquisición del ciudadano –pero también una divinidad que, sifielmente servida, es dispensadorade bienes, cuando es traicionada,se hace implacablemente vindica-tiva”; y además que “los Goberna-dores son los sacerdotes dedicadosa su culto”, los cuáles “si no fueranplenamente independientes, y estu-vieran sometidos a poderes exter-nos, su cualidad litúrgica sería me-nor”.Por lo tanto, la doctrina de Montes-quieu ya no es más actual, porquejunto al poder legislativo, al poderejecutivo y al poder judicial, en losque se hizo añicos el poder absolutode los soberanos después de la Revo-lución Francesa, no existe un“cuarto”, el poder monetario.Pero, mientras el poder ejecutivo yel poder judicial están en una posi-ción de inevitable subordinación (al-menos conceptual) respecto del po-der legislativo, el poder monetario,en cambio, no sólo debe ser autóno-mo, sino incluso aspira a ocupar ymantener un rol de tutor del Esta-do en materia de política monetaria, tanto como paraasumir, siguiendo la mística del artículo de “la Repubbli-ca”, incluso la dignidad y la intocabilidad de una reli-gión, con sus misteriosos ritos y sus omnipotentes sa-cerdotes.Se puede legítimamente dudar que este “cuarto poder”tenga los papeles en regla con la Constitución de la Re-pública Italiana, o al menos con su espíritu informador:nuestra Constitución no brilla ciertamente por ser sintética,

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Billete de 10 dólares con la leyenda: United States, he-cha imprimir por el presidente americano Abrahám Lin-coln. Lincoln, a un refiriéndose a la Constitución ameri-cana que explícitamente declara ser tarea del Gobier-no americano la impresión de la moneda, pagó con suvida su decisión de desafiar a los banqueros internaciona-les en cuyo vértice estaba la familia Rothschild.La ejecución “ritual” del presidente Lincoln se hizo conun tiro de pistola en la cabeza, mientras asistía a una re-presentación teatral.

John Wilkes Booth, masón del 33° grado R.E.A.A. ymiembro de la “Joven América” de Giuseppe Mazzini,asesinó Abrahám Lincoln, el 14 de abril de 1865, 5 díasdespués del final de la Guerra de Secesión americana.Booth pertenecía también a la Logia de los “Caballerosdel Círculo de Oro” que, en diciembre de 1865, AlbertPike modificó en “Caballeros del Ku Klux Klan”. Des-de 1836 al 1865, el Jefe Supremo de la Orden de losIlluminati de Baviera fue el Primer ministro inglés,Lord Palmerston, bajo el cual fue organizado el asesina-to del presidente Lincoln. En 1870, Albert Pike y Giu-seppe Mazzini se convirtieron en jefes del Nuevo RitoPaládico Reformado, la organización de los Illuminatide Baviera.

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pagaré, representativo de un inexistente débito de laBanca Central.Se ha aludido muchas veces al hecho de que la Banca

Central, al poner en circulación lospropios billetes mediante operacio-nes de préstamo al Tesoro del Estadoy de anticipación al sistema banca-rio, en substancia lo debita delpueblo. Puesto que este hecho repre-senta el punto focal de todo el pro-blema monetario, es necesario quesea fácil de comprender también pa-ra el lector completamente en ayunasde tal problema en sus numerososperfiles.Dicho de modo muy esquemático,sucede que el Estado, para la conse-cución de sus propios fines institu-cionales de carácter general (de-fensa, instrucción pública, salud, jus-ticia, etc.) y de carácter particular(obras públicas), tiene naturalmen-te necesidad de recursos financie-ros. Para procurárselos recurre o a laventa de los propios bienes patri-moniales (mediante las privatizacio-nes) o demaniales (mediante las de-manializaciones), o al préstamo queconstituye una fuente de financia-miento constante y general.Esto se revierte, dicho de modo muysimplificado, en dos direcciones: 1. hacia los mismos ciudadanos, aquietes son ofrecidos títulos de cré-dito estatal fructíferos (bonos delTesoro, “bot” o titolos de deuda acorto plazo emitidos per el Estado,etc.) a cambio de moneda; 2. hacia la Banca de Italia que, paragarantizar al Estado los necesariosrecursos financieros, crea la mone-da para poner en circulación.La diferencia entre los dos tipos depréstamo contraídos por el Estado noes tanto de naturaleza cuantitativacuanto de naturaleza cualitativa, siasí se puede decir: en efecto, mien-tras la Banca Central da en prés-tamo al Estado moneda creada dela nada – es decir moneda privadade ese valor que sólo la circulaciónpodrá conferirle, y de la cual ella searroga, sin ningún fundamento jurí-dico, la propiedad – los ciudadanos,a cambio de los títulos del Estado,proporcionan en cambio sus pro-pios ahorros, constituidos por mo-neda de la cual son propietariosporque, habiendo sido aceptada por

los distribuidores de la sangre misma de la cual vive el or-ganismo económico, y tienen en un puño, por así decir, elalma de la economía, de manera que nadie, contra su vo-luntad, pueda respirar».

LA BANCA DE ITALIA SE APROPIA DE TODA LA MONEDA DE LA NACIÓNDEBITÁNDOLA AL PUEBLO

Si bien ningún texto legislativo de-clara a quién pertenece la propie-dad de la moneda al momento dela emisión, sin embargo la Banca deItalia actúa como si ella fuera lapropietaria, dándola en préstamo alsistema económico nacional y, lue-go, debitándola: en efecto el présta-mo de un bien fungible, como es eldinero, con el pago de un interés esfacultad de quien tiene (o reclama)la propiedad.Por otra parte, se ha hecho notar que,esto no obstante, el Instituto Cen-tral inscribe arbitrariamente elimporte de la moneda dada enpréstamo entre los elementos pasi-vos de su balance, en lugar de ha-cerlo entre los activos, alterando, deese modo, para su propia ventaja elbalance mismo en una medida evi-dentemente relevante: en efecto, esnorma indiscutible para una correctacontabilidad que el préstamo de di-nero debe ser contabilizado comocrédito, a insertarse por tanto en elactivo, junto con los interesesacordados.Finalmente, se ha también puesto enevidencia cómo el insertar la mone-da, al acto de su puesta en circula-ción, entre los elementos pasivos delbalance de la Banca de Italia sea laconsecuencia capciosa, y por elloengañosa, de representar el billetebancario como un pagaré (vale de-cir como un débito, como un pasivo)en virtud de la fórmula sobre impre-sa (“pagable al portador”) que notiene ya más ninguna razón de ser,porque, siendo forzoso el curso delos billetes de banco (no ya garanti-zados por algún tipo de reserva,tanto menos áurea), ellos no pue-den ser convertidos (“pagados”)en oro; de modo que, no obstanteesa inútil fórmula, el billete de ban-co no puede ser considerado como

Dos billetes de 5 dólares: el primero, con la leyenda: Fe-deral Reserve Note; el segundo, United States Note, es-ta última querida por J.F. Kennedy con su Orden ejecu-tiva n. 11.110 del 4 de junio de 1963.

Federal Reserve Note

United States Note

7 días antes de morir, J.F. Kennedy declaró: «Existe uncomplot en este país para esclavizar a los hombres,mujeres y niños. Antes de dejar este alto y noble ofi-cio, yo intento desenmascarar a este complot». Elcomplot era el de los Illuminati de Baviera de diezmarla población mundial y controlar a cada individuo reduci-do al nivel de esclavo.

Foto de la autopsia de J.F. Kennedy. Como sucedió con el presidente Abrahám Lincoln, Ken-nedy fue asesinado con el ritual del tiro a la cabeza, el22 de noviembre de 1963, el día más significativo para lafundación de la Reserva Federal americana. Entre losobjetivos de Kennedy, antes de su muerte, estaba el deretomar el control de la moneda, quitándola de lasmanos de la Banca de la Reserva Federal.

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ellos a título de pago, en ella está incorporado el sudorde su trabajo.Por lo tanto, mientras el préstamo concedido por los ciu-dadanos es fruto de su confianza enel Estado y sin dudas representa paraellos un riesgo que podría quedarsecon años de trabajo, en cambio, elproporcionado por el Instituto deEmisión es solamente signo del so-metimiento del Estado con respec-to a ella y del concreto ejercicio deesa soberanía monetaria de la cualel Estado ha increíblemente abdi-cado.

LA BANCA DE ITALIA DUEÑAABSOLUTA DE LA POLÍTICA MONETARIA

Omitamos cualquier referencia al pri-mero de los dos tipos de préstamo, esdecir el contraído por el Estado conlos propios ciudadanos mediante laemisión de títulos de crédito fructífe-ros. En tales operaciones, en efecto,no entra directamente en juego oen discusión la soberanía delEstado, ya que se trata en defi-nitiva de operaciones de natura-leza civil realizadas por parte dequien, si bien en planos diver-sos, actúan cada una en el ámbi-to de una propia autonomía y,sobre todo, de la propia oportu-nidad y conveniencia económi-ca.En la relación que se estableceentre el Estado y la BancaCentral, con la emisión de lamoneda bancaria (billetes ban-carios), en cambio, se capta entoda su dramaticidad la re-nuncia por parte del Estado ala soberanía monetaria y alconsiguiente ejercicio del po-der de “acuñar moneda”; seadvierte sobre todo lo extraño deuna situación que podía encon-trar una válida justificación enotros tiempos, cuando la mone-da tenía un propio valor intrínse-co porque estaba constituidapor piezas acuñadas en meta-les preciosos, o cuando, aunquerepresentada por símbolos depapel, tenía sin embargo unacobertura en las reservas deoro o plata de los bancos: en-

tonces era frecuente que el rey o el príncipe (es decir elEstado), no teniendo a su disposición recursos financieros(metales preciosos) para sostener, por ejemplo, los costos

de una guerra, recurriese a los ban-queros para obtener los préstamosnecesarios. Pero en el actual momento histórico,en el cual la moneda está constituidasolamente por un soporte de papel,privado de cualquier cobertura en oroo divisas, no se comprende la razónpor la cual el Estado deba requerirde un especial instituto bancarioprivado la hipoteca, siempre one-rosa, de billetes bancarios creadosde la nada y privados por tanto detodo valor intrínseco, transfiriéndo-le de este modo, con la soberaníamonetaria, no sólo el poder de emi-tir moneda, sino también el gobier-no de toda la política monetaria, através del cual, como ya se ha ex-puesto, no puede no influirse de ma-nera absolutamente determinante entoda la política económico-social delGobierno, nacido de la voluntad po-pular. Para recurrir a una ejemplifica-

ción extrema, sí, pero idónea pa-ra hacer comprender la enverga-dura del problema, no se com-prende por qué no pueda po-nerse en circulación monedaestatal (billetes de Estado) enlugar de moneda bancaria (bi-lletes de banco), desde el mo-mento que, tanto sea la unacomo la otra no están garanti-zadas por ninguna reserva enoro o divisas.

EL ESTADOPUEDE ACUÑAR MONEDASIN ENDEUDARSE

Es bueno saber que el Estado,actualmente, por medio delpropio establecimiento de la Ca-sa de la Moneda, provee lacreación y la puesta en circula-ción de toda la masa de mone-da metálica, de cuya cantidad(aunque de modestísimo valorrespecto a todo el circulante enpapel de billetes de banco) no esdeudor de nadie, tanto menosde la Banca de Italia.Así como, hasta hace pocosaños, proveía, del mismo modo,

Arriba: El Baphomet, el “dios” de la Masonería.

Abajo: La Pirámide de los Illuminati de Baviera, encuyo vértice destaca el Ojo que Todo lo Ve de Lucifer.Los Illuminati constituyen el vértice de todas las Obe-diencias masónicas y están organizados en el Nuevo RitoPaládico Reformato creado, el 20 de septiembre de1870, por Albert Pike (Supremo Pontífice de la Masone-ría Universal) y Giuseppe Mazzini (Jefe de Acción polí-tica). En el mismo período (1870-71) Pike y Mazziniplanificaron las Tres Guerras Mundiales del 20° sigloque tenían la finalidad de aniquilar a la Iglesia Católica yla Civilización cristiana y “hacer recibir a todos la ver-dadera luz através de la manifestación universal de lapura doctrina de Lucifer, revelada finalmente a la vis-ta del público”.

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la creación y la puesta en circulación de papel moneda de“quinientas liras” y, antes de ello, también de “mil liras”sin que cupiera al Estado alguna obligación de restituciónni de pago de intereses, puesto que el Estado no se endeu-daba, proveyendo directamente a su creación y a lapuesta en circulación.Esto demuestra, entonces, que el Estado tendría los me-dios técnicos para ejercer, concretamente, el poder deemitir moneda y para reapropiarse de la soberanía mone-taria que le permitiría desarrollar una política socio-econó-mica no limitada por influencias externas, pero sobre todoliberándose de todo endeudamiento.

EL ENDEUDAMIENTO SIGNIFICA: IMPUESTOS

Pero si se contraen deudas, la consecuencia es que debanser pagadas; y que el dinero recibido en préstamo deba serrestituido, naturalmente con los intereses.Pero ¿cómo hace el Estado para cumplir tales obligacio-nes? ¿De qué modo se procura el dinero necesario para

restituir lo debido a la Banca Central? Además de las for-mas habituales, de las cuáles se ha hecho ya mención, valedecir las operaciones de venta de los bienes patrimonialesy de los demaniales y a la emisión de títulos de créditofructífero, lo más eficaz y seguro, aquello de lo cual ex-

trae el mayor ingreso consiste en la imposición fiscal acargo de los ciudadanos: los impuestos, directos e indi-rectos, son en efecto las vías a través de las cuáles el Esta-do logra obtener todo, o casi todo, el dinero para restituiral Instituto de Emisión. Esto significa entonces que el pa-go del débito es soportado en su mayor parte por losciudadanos, esto es por el pueblo. O sea es el pueblo elque se endeuda y es el pueblo el que, en definitiva, debepagar.Es necesario también poner en la debida evidencia que lamoneda que el pueblo es obligado a pagar como im-puesto, no es la misma moneda que, a su tiempo, laBanca había prestado al Estado: desde luego, las dosmonedas son hechas del mismo papel, contienen los mis-mos símbolos y tienen los mismos valores nominales; sinembargo tienen una diversa impronta cualitativa y so-bre todo moral, porque, mientras la moneda prestada porel Instituto de Emisión al Estado es creada de la nada, lamoneda pagada por el pueblo es el efecto de las activida-des laborales de los ciudadanos, constituyendo su compen-sación. Si el costo de la primera es entonces representadosolamente por el papel y la impresión, el costo de la se-gunda está representado por el trabajo del pueblo: la

El Baphomet con la Rosa-Cruz sobre el pecho, llevado en procesión en laLogia. Este símbolo esconde el misterio del 18° grado del Caballero Rosa-Cruz de la Masonería de Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Detrás de todo loque percibimos como poder financiero, poder político, sistema bancario inter-nacional e incluso detrás del mismo Gobierno Mundial Hebraico, se guardaun secreto más profundo: el odio de Lucifer contra Dios por haber sido“destronado” del poder casi absoluto que tenía sobre el hombre, antes deladvenimiento del Sacrificio de Cristo en la Cruz, que ha redimido a la hu-manidad.

EL PLAN DEL GOBIERNO MUNDIAL

«El mejor resultado puede ser al-canzado con el uso de la violen-cia y del terrorismo...».

«... la libertad política es sólouna idea y no un hecho. Parausurpar el poder político, todo loque se necesita es predicar el Li-beralismo».

«Nuestro derecho reside en lafuerza».

(Mayer Amschel Rothschild)

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primera no tiene, al momento de su puesta en circulación,ningún valor y huele sólo a tinta; la segunda, al contrario,es moneda verdadera porque, circulando, ha adquiridovalor y huele también a la fatiga de los ciudadanos.Pero existe otra vía, a través de la cual los ciudadanos es-tán sujetos, casi siempre inconscientemente, a soportar unaposición deudora en relación con la Banca de Italia. Pa-

ra hacer frente a exigencias o emergencias personales, fa-miliares o de negocios, los ciudadanos están obligados arecurrir a préstamos bancarios. Es natural que ellos de-ban pagar el precio de tales operaciones, bajo la forma deun interés, pero este interés contiene en sí también unacuota, cuya legitimidad no puedes os tenerse suficiente-mente: es la cuota de interés que corresponde a la tasade descuento (TUS) que la Banca de Italia, por propia ini-ciativa, determina para los anticipos previstos a los bancoscomerciales, que estos deben entonces pagar a la mismaBanca Central, pero que, más allá del umbral de la usura,grava sobre el cliente del banco, es decir sobre los ciuda-danos.

LA MONEDA DEBE SER CREADA POR EL ESTADO Y ACREDITADA AL PUEBLO

La “moneda” es lo que, por convención, es usado como“medida de valor” y consiguientemente como medio deintercambio y que actualmente, por aceptación común, es-tá constituida por “papel-moneda”, es decir el símbolo depapel sobre el cual está impreso un valor nominal, y quees creado por la Banca Central de la nada y sin estarsostenida por ninguna reserva en oro, o plata, o divisas.Por lo tanto, la moneda actual, aún privada de todo valorintrínseco, es sin embargo unánimemente considerada porla comunidad nacional como “medida del valor”, valedecir como unidad de medición del valor de las cosas; todacosa del mundo sensible y material tiene un “valor” que serelaciona con la moneda en curso legal, esto esa una medi-da que es igual para todas. De esto deriva que la “mone-da”, siendo por “convención” la común “unidad de me-dida del valor”, funge también de “instrumento” para elintercambio de bienes.Se puede objetar que incluso el “metro”, también él priva-do de valor intrínseco, por convención “mide” la longitud;pero la diferencia con la “moneda” es que, aun materiali-zándose también él en un instrumento de metal, de maderao de tela, el “metro” mide una única dimensión, mien-tras la moneda mide el valor de todas las cosas existen-tes en el mundo físico (a veces también en el moral) yde todos los servicios, o sea de todo lo que es producido

Carlos Marx, cuyo verdadero nombre era Kiessel Mordecai, fue iniciado enla Logia “Apollo” de Colonia. Su “Manifiesto Comunista” de 1848, no esotra cosa que la codificación del programa político secreto de los Illuminatide Baviera, escrito 70 años antes: abolición total de los Gobiernos, propiedadprivada, herencias, patriotismo, familia; religión. Al tiempo del Manifiesto,Marx pertenecía ala Liga de los Hombres Justos, un grupo misterioso, ema-nación de los Illuminati de Baviera. En la Enciclopedia Hebraica se lee queMazzini y Marx fueron encargados de preparar la dirección y la Constituciónde la “Primera Internacional” (comunista). Mazzini era el Líder de AcciónPolítica de la Masonería Universal, es decir n° 2 de la Orden de los Illumi-nati de Baviera.

El símbolo de la Orden de “Skull & Bones” (= Cráneo y Tibias)

La Orden de Skull & Bones (Cráneo y Tibias), creada en 1832 en la Univer-sidad de Yale (USA), tenía origen alemán remontándose a la Orden de losIlluminati de Baviera, y tenía el objetivo de formar los cuadros dirigentesde los Estados Unidos. Los hombres de “Skull & Bones” se ocuparon demuchas operaciones secretas que seguían el lema masónico “Ordo ab chao”,es decir llegar a una predeterminada solución, deseada por el poder oculto, co-mo resultado emergente de un conflicto sabiamente planificado. Fueron justamente los hombres de “Skull & Bones”, los que en 1922 intervi-nieron en la Rusia de Lenin para reactivar la producción de los pozos petro-leros del Cáucaso y la producción de magnesio, que representaban la fuenteprincipal de moneda externa rusa. Pero fueron también los hombres de “Skull& Bones”, en los vértices de las tres bancas: W.A. Harriman, GurantyTrust y Brown Brother Harriman los principales responsables del acceso alpoder de Hitler, en Alemania.

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para el consumo, cumpliendo también la ulterior funciónde “medio de intercambio” y, como punto común de re-ferencia para toda operación, circula como “instrumentohomogéneo” para los intercambios.La diferencia verdadera y substancial, entonces, entre el“metro” y la “moneda” hay que buscarla en sus orígenes yen sus historias: el “metro”, una vez creado por el pensa-miento humano, ha permanecido siempre idéntico a símismo e inalterado en el tiempo y en el espacio, mien-tras que en cambio la moneda debe ser siempre conti-nuamente creada y destinada a circular entre los ciuda-danos.Este no es sino el problema de la “soberanía monetaria”,la cual no debería entrar en conflicto (o in competencia)

con la “soberanía popular”, enunciada y garantizadapor nuestra Constitución de 1948. Cualquier reforma denaturaleza social que se quisiese realizar en el País o notendría posibilidad de éxito o tendría una vida muy breve,si no se realizara la reforma más importante y prelimi-nar a todas las otras: la reforma de la política moneta-ria con el retorno de la respectiva soberanía al Estado,y por ello al pueblo.Todos los problemas de asistencia social disminuirían ysería tal vez definitivamente superada la lucha de clases, ode categorías corporativas, que todavía hoy contribuye auna conflictividad permanente. En efecto, con la reapropiación de la “soberanía popu-

lar”, el Estado no sólo reconquistaría el poder de emi-tir moneda, sino que estaría en condiciones de realizaruna política socio-económica libre de cualquier interfe-rencia externa y en el respeto más absoluto de las nor-mas previstas, en este campo, por la vigente Constitu-ción.Más allá de la forma con la cual esta reapropiación puedaocurrir, podrá realizarse eficazmente solamente después deuna incisiva educación de la clase política, de la clase em-presarial, de los sindicatos, de los ciudadanos, para que to-men finalmente conciencia de que, a través del retorno dela “soberanía monetaria” a su titular originario, que enlos Estados democráticos es el Pueblo, la moneda, nece-saria para funcionar como unidad de medida del valor ycomo instrumento de intercambio, debe ser, no adeuda-da, sino acreditada a los ciudadanos.Si el Estado, para munirse de los recursos financieros des-tinados a la consecución de los propios fines como institu-ción, crease directamente la moneda necesaria, bajo la for-ma de billetes de Estado, y la pusiese en circulación, paraque cumpliese la propia función de instrumento de inter-cambio de los bienes producidos por el sistema productivonacional, no surgiría ningún débito a su cargo y, en con-secuencia, a cargo de los ciudadanos: esto significa que,en principio, ¡no sería ya necesaria la recaudación fis-cal!

La Banca de Inglaterra fue fundada en 1694 en base a tres puntos: 1) que fi-gurase sólo el nombre del presidente y no los nombres de los demás presen-tes alrededor de la mesa; 2) que la Banca pudiese imprimir billetes hasta 10veces el valor de su riqueza; 3) que la Banca tuviese el derecho de tener en sumanos la Deuda público de Inglaterra.

«En 1815, después de haber financiado la batalla de Waterloo contra Napo-león, Nathan Rothschild obtuvo una enorme fortuna, en la Bolsa de Londres,por haber sabido anticipadamente el resultado de la batalla que habría podidomarcar para siempre el destino económico de su familia. Como agradecimien-to y en reparación de los daños de guerra, Nathan Rothschild concedió unpréstamo de 18 millones de libras esterlinas a Inglaterra y 5 millones a Pru-sia. Además, cuando murió en 1836, Nathan Rothschild había completado elcontrol de la Banca de Inglaterra y de la Deuda Pública inglesa que, des-pués del derramamiento de sangre de 1815, había reunido la astronómica cifrade 885 millones de libras esterlinas».

Nathan Rothschild.

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Ciertamente si el Estado, para construir un hospital, deberecurrir al préstamo de la moneda necesaria, y por lo tantoa un débito, surge el problema; pero si el Estado, retoman-do la soberanía monetaria y, con ella, el pleno gobierno dela política socio-económica, pusiese en circulación unamoneda propia para la construcción de un hospital, por unimporte igual al valor del bien producido (valor compren-sivo tanto del material utilizado como del trabajo humanoimplicado), la comunidad se vería enriquecida por la nue-va obra pública sin endeudarse.Con el actual sistema (que, como ya se ha dicho, no en-cuentra ningún sostenimiento en la Constitución republica-na) el volumen de nuestro medio de intercambio (quecorresponde aproximadamente al llamado “circulante”)puede sufrir expansiones o contracciones, por obra dela Banca Central, que gobierna la política monetaria enbase a criterios “suyos” y que, en todo caso, no tienen

nunca cuenta del efectivo volumen de los bienes realesque se pueden y se quieren producir y distribuir. De es-te modo se crea una artificiosa escasez de moneda, queimpide al pueblo, en su conjunto, valerse de este medio depago para adquirir los bienes producidos por el sistemaeconómico nacional. Con la consecuencia de que los nego-cios aparecen colmados de mercadería sin vender.Y es aquí que se enfrentan al fantasma de la inflación, laque debería intimidar a los ciudadanos, convencerlos deque un mayor volumen de circulante provocaría un au-mento de los precios, y a segurarlos acerca de los benefi-cios de una política monetaria tan “rigurosa”, que ellos,sin embargo, refieren al Gobierno y no a la Banca Cen-tral.Pero hablar de peligro de inflación en una situación econó-mica, como es la actual en Italia, significa realmente enga-ñar a la gente y ocultarle la sed de dominio político que

Los principales artífices de la Federal Reserve Bank fueron: los banqueros de Wall Street J.P. Morgan, Jacob Schiff y, Paul Warburg, Teddy Roosevelt y elCoronel Mandel House, que detrás de la escena, dirigía a los presidentes W. Wilson y F.D. Roosevelt, y cuyas poderosas relaciones con los banqueros internacio-nales se explicaban con el hecho de que era hijo de Jeroboam Rothschild (alias Mandel House), el jefe de la Casa parisina de los Rothschild. El 23 de diciembrede 1913, en el período de las vacaciones de navidad, aprovechando la ausencia de los congresistas contrarios, la Ley sobre la banca central fue aprobada bajo elnombre de “Federal Reserve Act of 1913”, y fue firmada por el presidente W. Wilson. La decepción respecto de la verdadera actividad y finalidad de la FederalReserve fue puesta a la luz por las estadísticas: durante los primeros cuarenta años de actividad de la Federal Reserve, cerca de 14.000 bancos americanos fracasa-ron y millones y millones de ahorristas vieron desvanecers us ahorros ganados con esfuerzo. Al describir las operaciones de la Federal Reserve, el congresistaLouis T. McFadden, el 10 de junio de 1932, ante el Congreso dijo: «Señor Presidente, nosotros tenemos en este País una de las más corruptas instituciones queel mundo haya conocido jamás. Me refiero a la “Federal Reserve Board” y a la “Federal Reserve Bank” que han sustraído al Gobierno y a la población de losEstados Unidos sumas de dinero suficientes para pagar muchas veces la deuda nacional. Esta malvada institución ha empobrecido y mandado a la ruina alpueblo de los Estados Unidos; ha quedado ella misma en bancarota, arrastrando consigo al Gobierno». Pero hay algo mucho más grave acerca de esta institución:«los controladores del a Federal Reserve System, en colaboración con las filiales bancarias europeas, pusieron a sus hombres, en América y en Europa, en puestosdesde los cuales llegaron a provocar y dirigir la Primera Guerra Mundial».

El edificio de la Federal Reserve en Washington.

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distingue a la autoridad monetaria. En efecto, escribe eleconomista Santoro «Inflación significa dinero sin cosas,representante sin representado; pero si las cosas existen yhay dinero que las representa, dónde está la inflación? Sicrece la población (y, por tanto, el gasto), si crece la pro-ducción (y, por tanto, el gasto), es claro que debe crecertambién – a la misma velocidad de circulación – el volu-men de dinero que circula. La inflación existe solamentecuando al crecimiento de la circulación – a la misma ve-locidad – no corresponde un crecimiento proporciona-do de la producción».

SOBERANÍA MONETARIA PARA EL CONTROL DE LA INFLACIÓN

Un perfecto funcionamiento del sistema monetario imponeel respeto absoluto de algunas reglas fundamentales.La primera regla es que el volumen total del circulantedebe estar constantemente en relación con el volumende los bienes que el sistema económico nacional ha pro-ducido y está pronto a distribuir. Actualmente sucede,en cambio, que el volumen de la moneda oscila en un sen-tido o en el otro sin ninguna relación científica con la ma-sa de los bienes reales, ya producidos o que se quierenproducir, o se da vida ala actual situación económica, en la

cual domina una anómala escasez de la moneda y un es-tancamiento del comercio, incapaz, por otra parte, de de-terminar una significativa reducción de los precios, a cau-sa de los altos costos y de la presión fiscal.La segunda regla, también irrenunciable, es que la rela-ción entre el volumen de la moneda circulante y el delos bienes producidos debe ser calculado, supervisado yeventualmente corregido por un organismo estatal oparaestatal, formado por científicos de las finanzas yde la economía, elegidos de por vida por el Parlamento,y por ello autónomos e independientes del Gobierno ylibres de cualquier tipo de implicación de naturalezapolítica, y que respondan de sus operaciones solamentea los representantes del pueblo.Tal organismo debe tener a disposición, naturalmente, to-dos los datos de la producción de los bienes (los produci-dos y los programados, según la dirección político-sociallibremente elegida por el Parlamento y el Gobierno) y dela circulación monetaria. De este modo, mediante releva-ciones estadísticas muy o cercanas en el tiempo, deberíanser capaces de dar al Gobierno, en términos científicamen-te exactos, las indicaciones sobre el volumen del circulan-te suficiente y necesario para que pueda funcionar, a favorde los ciudadanos, como medio de intercambio de los bie-nes. En consecuencia, el Gobierno puede poner en circula-ción la “propia” moneda en la cantidad científicamente útilpara la comunidad, y puede, si es necesario, según la mar-cha de la producción, aumentar el volumen de moneda cir-culante o reducirlo. Solamente en este último caso el Go-bierno puede proceder a la recaudación de impuestosen los límites de la contracción programada y cargarla,posiblemente, a la franja de ciudadanos mayormentecapaces de soportarlo.

LA DEUDA PÚBLICA

«Mientras los préstamos eran in-ternos, los Estados no hacíanmás que transferir el dinero des-de el bolsillo de los pobres al delos ricos; pero desde que logra-mos, corrompiendo a las perso-nas que debían cumplir estasoperaciones, transportar lospréstamos al exterior, todas lasriquezas de los Estados pasarona nuestras arcas y todos los Esta-dos comenzaron a pagarnos untributo de sometimiento... ».

(Los “Protocolos” de los Sabios de Sión – cap XX)

“Rothschild” en una viñeta de C. Léandre – Francia 1898.

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En el cálculo de la población se debe tener en cuenta a to-dos los ciudadanos: no sólo los productivos, de aquellos, ala que está ciertamente destinada un porcentaje de la mo-neda circulante como contrapartida de su actividad laboral,de la naturaleza que sea, sino también de aquellos que, poruna razón ú oltra, están privados de ingresos, como pue-den ser los desocupados, los enfermos, los ancianos, losniños.

LA OPOSICIÓN A LA MONEDA DEL PUEBLO

El uso de la Moneda del pueblo constituiría una revolu-ción trascendental, que pondría fin a aquellas posicionesde dominio muy arraigadas que potentísimos centros fi-nancieros han gradualmente conquistado en el curso delXIX y del XX siglo, realizando un plan minuciosamenteconcebido y perseguido con obstinación. Dominio que,actualmente, se concretiza no sólo en los Estados indivi-duales (comprendido naturalmente el italiano), sino tam-bién en una dimensión mundial, a través del fenómeno dela llamada globalización, que constituye “el objetivopráctico y deliberado que hombres concretos, a travésde organizaciones de mucho renombre y sede legal, sis-temas informativos masmediáticos y editoriales – alservicio de fuerzas obscuras e inescrutables del univer-so – quieren alcanzar para su propia ganancia personaly grupal”.Y, consiguiendo estos objetivos, los protagonistas de las fi-nanzas mundiales extenderán su dominio del área mera-mente económica y monetaria a la política y cultural, ayu-dados, en esto, por un enorme grupo de “servidores”.Por ello, es fácilmente comprensible que la restitución al

Estado de la originaria soberanía monetaria no puedaresultar grata a las omnipotentes centrales financieras,y sea, por tanto, de difícil puesta en práctica. También por-que se debe tener debida cuenta, más allá de la complici-dad y las colusiones existentes en los sectores de la socie-dad (comprendidos los de la comunicación), que importatambién la ignorancia general y la resignada indiferencia,incluso culpable, en cuanto a las cuestiones inherentes a lamoneda. Tampoco debe descuidarse la no leve dificultadrepresentada por el problema monetario que ha tomadouna dimensión europea, como ha sido delineado hasta aho-ra en sus varios aspectos.Todo esto, sin embargo, no significa que, incluso en la ac-tual situación nacional y europea, no se puedan adoptarprovisiones idóneas al menos para reducir, por un lado,la deuda pública y, por el otro, la escasez monetaria.

LA DEUDA PÚBLICA

Si el Estado estuviera verdaderamente interesado en inter-venir en el sector monetario, a fin de invertir la tendenciade la deuda pública a engrosarse y del circulante a restrin-girse, podría operar no solo utilizando los imponente “in-gresos pasivos”, ú orientando semás provechosamente enel terreno de las privatizaciones, sino sobre todo progra-mando la trasformación en moneda legal de los títulosdel Tesoro (o de un porcentaje de ellos), poseídos por in-versores privados, al momento de su vencimiento.“En otros términos, las cantidad de títulos con venci-miento no serían ya reembolsados en el mismo tipo de

Uno de los más importantes Institutos de crédito de Wall Street fue la Kuhn-Loeb de Abraham Kuhn y Solomon Loeb, relacionados entre sí. «JacobSchiff, pagada su cuota con el oro de los Rothschild, entró en la Kuhn-Lo-eb, se casó con la hija de Solomon Loeb y, desde 1883, comenzó a financiarel movimiento terrorista en Rusia y continuó financiándolo hasta la Revolu-ción Bolchevique de 1917». En 1894, Jacob Schiff era segundo después deJ.P. Morgan. A la Kuhn-Loeb se unió también la familia Warburg, tambiénella ligada a los Rothschild. En 1895, Felix Warburg se casó con la hija deSchiff, mientras Paul Warburg se casó con la hija del segundo matrimoniode Solomon Loeb. Paul Warburg se convirtió luego en el presidente de laFederal Reserve Bank.

EL PLAN DEL GOBIERNO MUNDIAL

«... el uso del alcohol, drogas, co-rrupción moral y de toda otraforma de vicios, debe ser utiliza-do, de modo sistemático...».

«No debemos detenernos ante elchantaje, el engaño y la traición,cuando estos sirven para alcan-zar nuestros fines».

(Mayer Amschel Rothschild)

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moneda con la que fueron adquiridos, sino que ellosmismos se convertirán en moneda”, munida del mismoilimitado poder libratorio que asiste a los otros tipos de pa-pel moneda existentes en el mercado, como billetes de laBanca de Italia, cheques de cuentas corrientes y efectos deintercambio comercial. Citando textualmente lo escrito porel economista Santoro: “La transformación de los títulosen moneda” permite al Estado apropiarse de la potestadmonetaria creciendo en prestigio, autoridad y en eficaciade gobierno. Además, tal medida concreta estaría en ladirección del tan auspiciado y nunca seriamente perse-

guido objetivo de realizar, con fines productivos, elahorro de los ciudadanos y de las empresas (por la cuo-ta de títulos del Tesoro adquiridos por las empresas) favo-reciendo, en lo que respecta a estas últimas, el llamadoautofinanciamiento osea la reinversión en la misma em-presa de la parte no distribuida de las utilidades”.

LA TRANSFORMACIÓNDE LOS TÍTULOS EN MONEDA

Alcanzando el doble fin de reducir tanto la deuda públicacomo la actual penosa escasez monetaria, y sin violar la

legislación o la praxis vigente, el Estado, emitiendo unamoneda propia, bajo la forma de “billetes de estado”, quecirculen paralelamente a los billetes de banco emitidospor el Instituto de Emisión, pondría a disposición de la co-munidad un ulterior volumen de “unidad de medida delvalor” para añadir a la masa de moneda ya circulante. De este modo, aunque limitado a esta cuota de circulanterepresentada por moneda estatal, el Estado, y por ello elpueblo, readquiriría la propia originaria y fundamen-tal soberanía monetaria; y la moneda sería verdadera-mente propiedad del pueblo, realizando, aunque parcial-mente, el principio de la “moneda del pueblo”.Todo esto, además, constituiría el único medio de de-fensa para el pueblo, si llegara a hacerse realidad la pre-visión de que, tarde o temprano, podrían sobrevenirtiempos de emergencia, como efecto de la globalizaciónque representa un fenómeno de múltiples aspectos: uno deellos es la actual excesiva expansión de liquidez que noencuentra correspondencia real con la producción ycon los consumos. Una liquidez, por supuesto, completa-mente ficticia y virtual, que ha determinado una tambiénficticia y virtual multiplicación de la moneda. De este modo, hoy, se asiste a una evidente contradicciónentre una finanza globalizada y descontrolada, que,aunque basada en la nada, es capaz de mover, con lasimple presión de un botón, enormes capitales desde un

La Banca de los Pagos Internacionales de Ginebra, fundada en 1924, sirviópara ejecutar los planes financieros de los banqueros de USA: “Plan Dawes”y “Plan Young”, en el período 1924-1931, para ayudar a Alemania a pagarlas “Reparaciones de guerra”, establecidas por los mismos banqueros con elTratado de Versailles pero, al mismo tiempo, para prepararla a la SegundaGuerra Mundial!En aquel período, Alemania desembolsó 36 mil millones de marcos en “re-paraciones”, ¡pero tomó prestado de los financistas de Wall Street 33 mil mi-llones de marcos!

EL PLAN DEL GOBIERNO MUNDIAL

«Gracias a nuestra Imprenta, he-mos tenido el oro en nuestrasmanos no obstante el hecho deque hemos debido recogerlo deentre océanos de lágrimas y san-gre...».

«Es nuestro DERECHO apode-rarnos de la propiedad con todoslos medios y sin dudar».

«Se deberán fomentar guerrasde modo que las naciones se hun-dan siempre más en sus deu-das...».

(Mayer Amschel Rothschild)

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punto al otro del globo y de provocar desastrosas crisiseconómicas, donde y cuando la especulación internacionallo quiera, y una economía real (la que afecta a la gente)estancada por escasez de moneda, que no consiente alos hombres del mundo “occidental” el consumo de to-doslos bienes producidos, y a los del “tercer mundo”incluso el comer.Esta enorme contradicción, injusta e inmoral, impone unaurgente reforma del actual sistema monetario y crediticio,y que la exigencia de una tal reforma sea sostenida por lasdiversas partes del mismo mundo financiero, de lo cual seha hecho eco también el economista italiano Paolo Savo-na, el cual, en una entrevista en el periódico “Il Tempo”del 17 de marzo de 1997, no dudó en lanzar una inquietan-te alarma contra la especulación financiera internacional:«Estamos sentados sobre un polvorín y fingimos nodarnos cuenta; o se decide recuperar la soberanía através del control de la creación monetaria internacio-nal, o corremos el riesgo deque explote»; la solución «estécnicamente posible», pero «es necesaria la voluntadpolítica».En la misma sintonía, parece estar incluso el Gobernadorde la Banca de Italia, Antonio Fazio, el cual, reconocien-do que el sistema financiero y monetario mundial “aún noestábajo control, no obstante los repetidos intentos y es-fuerzos”, y que necesita “un ancla con la economía re-

La Banca Central Europea de Francoforte.¿Para qué servirá esta Banca Central, cuando sabemos por la Virgen de Fáti-ma que «Una gran guerra se desencadenará en la segunda mitad del XXsiglo»? ¿No es quizá esta guerra la que los dos vértices de la Orden de losIlluminati, Albert Pike y Mazzini, llamaron “Catástrofe social final?”.

al”, porque el universo de las finanzas marcha “con unaautonomía propia”, auspicia que los países pobres no sevuelvan más pobres y que no se repitan desastres financie-ros como el que golpeó a México en 1995.

Un ataque a la Banca Central Europea ha sido hechotambién por Franco Modigliani, premio Nobel de Econo-mía, cuando declaró: “No es tolerable que una bancaCentral, aislada, que no tiene ninguna responsabilidadni obligación de explicar lo que hace, pueda continuarcreando desocupación, mientraslos gobiernos están si-lenciosos”; «el verdadero límite de la BCE (Banca Cen-tral Europea) es el de no entender cuál es el problemade Europa: debería dejarandar la inflación, que noexiste y no cuenta, y concentrarse, en cambio, en cómoreforzar las inversiones”; pero para hacer esto es necesa-rio que “la autoridad electa tenga una influencia decisi-va sobre la política de la Banca Central».Y es contra los modernos y muy peligrosos especuladoresde las finanzas internacionales, libres de actuar solamente

EL PLAN DEL GOBIERNO MUNDIAL

«Con una combinación de tasaselevadas y competencia deslealllevaremos a la ruina económicaa los Goyim (cristianos) en susintereses económicos y financie-ros yen sus inversiones. Los au-mentos salariales de los trabaja-dores no deben beneficiarlos deningún modo...».

«Se deberá provocar la depre-sión industrial y el pánico finan-ciero: la desocupación forzada yel hambre, impuesta a las masas,con el poder que tenemos de cre-ar escasez de alimentos, creará elderecho del Capital de reinar demodo más seguro».

(Mayer Amschel Rothschild)

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para su propio provecho, en un mercado globalizado y quedenota el más salvaje liberalismo, que el Estado deberíaintervenir, para contrarrestar la especulación internacional,con la programación de un plan dirigido a hacer frente atodas las eventualidades posibles: ya sea una inflación,como una todavía más acentuada escasez de moneda;eventualidad, esta, que depende solamente de una elecciónarbitraria, operada por los centros financieros y no contro-lables por las autoridades nacionales. Entonces, contra el peligro de que la moneda circulantepierda su valor (en caso de inflación) o que no pueda gas-tarse (en caso de escasez artificial), debe garantizarse alos ciudadanos un “poder adquisitivo” através de uninstrumento de intercambio distinto de los billetes debanco emitidos por la Banca Central (nacional o euro-pea), vale decir a través de una moneda emitida por elEstado en virtud de una soberanía, de la cual no solosiempre tiene derecho sino que, más bien, constituye suconnotación esencial.

LA MONEDA DEL PUEBLO ESTÁ PREVISTA POR LA CONSTITUCIÓN

El artículo 42, segundo párrafo de la vigente Constitu-ción republicana, al reconocer y garantizar la propiedadprivada, implícitamente, asegura la función social de la“moneda del pueblo” y el acceso a la misma de todoslosciudadanos.Lo que es reconocida y garantizada es la propiedad de to-do bien, ya sea inmueble o mueble, y por lo tanto nopuede no entenderse incluida, en la norma constitucio-nal, la propiedad de los instrumentos o medios de pro-ducción. Además, una interpretación de la norma, quequiera ser no solo completa, sino sobre todo eficaz y útil,no puede prescindir de tomar en consideración los princi-pios fundamentales del derecho social. Vale decir de esaparte del ordenamiento jurídico que ve en la norma el ob-jetivo de proveer no solo una tutela jurídica sino también,y sobre todo, el contenido económico del derecho.

La Torre de Babel.

El Gobierno mundial, que incluso Benedicto XVI y Francisco “Obispo de Roma” tanto defienden, no es más que la “Nueva Torre de Babel” querida por la Ma-sonería para realizar su objetivo supremo: ¡la reunión de todas las religiones para obtener el aniquilamiento total de la Iglesia de Cristo y de la misma idea cris-tiana! Pero el fundador de la satánica Orden de los Illuminati de Baviera, Adam Weishaupt revela este engaño con sus palabras: «Para destruir totalmente alCristianismo ¡necesitamos fingir que sólo nosotros tenemos el verdadero Cristianismo y la verdadera Religión! Los medios de los cuáles nos hemos servidopara liberar, y que usamos para liberar un día al género humano de toda religión, no es sino un piadoso fraude...».

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Hasta ahora, todas las escuelas políticas se han limitado aproponer como contenido económico del derecho socialsolo bienes reales, dando lugara sí no solo a una divisióndel cuerpo social entre una derecha y una izquierda eco-nómica, sino incluso, en un plano más concreto, o a unaplanificación de los consumos, como consecuencia de laplanificación de la producción, o a la realización de unmalsano clientelismo político que pretende vender, bajouna apariencia de derecho social, lo que es solamente li-mosna del Estado.

He aquí el por qué, en la previsión de la norma constitu-cional en cuestión, debe ser comprendida, entre los bienesa cuya propiedad es asegurado el acceso de todoslos ciu-dadanos, también la moneda en el acto de su emisión, enel sentido de que en vez de serles “debitada” (como su-cede actualmente), les sea “acreditada”, de modo que seaposible dar a cada ciudadano, en lugar de bienes reales, eldinero para comprarlos a título de “ingreso ciudadano”.En esto consiste el principio, bajo el perfil meramente jurí-dico, de la “propiedad popular de la moneda”, como

consecuencia de la genial intuición del profesor GiacintoAuriti sobre la teoría del “valor inducido”, que ha de-mostrado cómo la moneda es una situación jurídica,porque, como toda unidad de medida, es causada por la“convención”: la moneda es, sí, “medida del valor” (co-mo el metro es medida de la longitud), pero es también“valor de la medida” (como no lo es el metro) que es pre-cisamente el “valor inducido”, es decir el “poder de ad-quisición”.El “valor inducido” es un puro valor jurídico – afirmaAuriti – y la moneda, entonces, como “conteniendo el va-lor de la medida debe considerarse un bien real objetode intercambio”. “En la moneda – ha escrito el jurista delAbruzzo – se verifica un fenómeno análogo al de la induc-ción física. Como en el dínamo la energía mecánica causaenergía eléctrica, así, en la moneda, la convención causael valor inducido del símbolo. Por lo tanto, la monedaes un bien colectivo, en cuanto creado por la conven-ción social, pero de propiedad privada individual por-que es atribuida al portador del símbolo, en virtud dela inducción jurídica”.

En el Tercer Secreto de Fátima, la Virgen dijo: «... las aguas de los océanos se convertirán en vapor y la espuma se levantará perturbando y hundiéndolo todo. Millo-nes y millones de hombres perecerán de hora en hora, y los que queden con vida envidiarán a los muertos». Esta es simplemente la descripción de la SegundaCopa de la ira de Dios del Apocalipsis de San Juan. ¿Será con estos vapores y espuma de los océanos, que Dios enfrentará, de modo definitivo, el plan de Lucifer deservirse de los banqueros internacionales para precipitar al mundo en el terror, para diezmarlo y sepultarlo en el caos más profundo y en la más total anarquía?

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El reconocimiento de la “propiedad popular de la mo-neda”, según los principios enunciados por Auriti, por lotanto, constituye un diligente cumplimiento de las dis-posiciones constitucionales.

MONEDA DEL PUEBLO:EL EXPERIMENTO DE “GUARDIAGRELE”

De la “moneda del pueblo” se ha hecho un experimentocientífico en una ciudad del Abruzzo, Guardiagrele, porobra del infatigable profesor Auriti, el cual, hacia fines dejulio del 2000, en su calidad de fundador y secretario delSAUS (Sindicato anti-usura), ha puesto en circulación losSIMEC (símbolos econométricos de valor inducido), deexclusiva propiedad del portador (comose ha explícita-mente impreso en los billetes). Objetivo de este experimento de la teoría del “valor indu-cido” (que Auriti ha propugnado desde hace treinta y cin-co años) es el de verificar “in corpore vili” que los ciuda-danos pueden, por convención, crear el valor de la mo-neda local sin ninguna intervención ni del Estado ni delsistema bancario; el objetivo último es el de sustituir lasoberanía ilegítima de la Banca de Italia en cuanto a lapropiedad de la moneda, como prerrogativa del Esta-do, a favor de cada ciudadano.Esto, seguramente, representaría ya un suceso enorme, queotorgaría un punto firme en materia monetaria, la determi-nación en el plano práctico y factual del principio de queel “valor” es dado a la moneda solo por quien la acepta

sobre la base de una “convención”, no importa si solo esimplícita. Y al menos, bajo este aspecto, parece que la de-mostración intentada por Auriti estuviera consiguiendo unamplio éxito, si es verdad que, como reporta la prensa lo-cal, “las operaciones económicas han revitalizado el co-mercio, antes inactivo, del país”, “como si se hubiesepuesto sangre en un cuerpo desangrado”, ha afirmadoAuriti, que por cierto no desconoce el mensaje cristiano,contenido en la encíclica “Quadragesimo anno”.En realidad, no puede dudarse de que la iniciativa del ju-rista del Abruzzo constituye una importante evidenciacientífica de sociología jurídica y económica sin prece-dentes en Italia, sobre todo porque proviene de una Aso-ciación privada (SAUS) y no de un ente dotado de poderpúblico, como podría ser, si no el Estado, la Comuna. De-be incluso agregarse que el experimento de Auriti ha lla-mado la atención no sólo de las fuerzas políticas italianas,además de la prensa nacional, sino también de numerososórganos de información extranjeros, como demostracióndel interés despertado por la nueva revolucionaria fórmulamonetaria, que satisfaga la necesidad de usar la monedacomo instrumento de derecho social. En todo caso, no puede no causar sorpresa, además de, na-turalmente, satisfacción, el hecho de que el experimentomonetario de Guardiagrele haya reclamado la atenciónnacional e internacional no obstante haber estado limitadoa una comunidad muy restringida. Esta, por otra parte, hadado la prueba de cómo el pueblo tiene la fuerza decrear, por su propia cuenta, valores convencionales demoneda local, sin invadir las competencias de la Banca

El prof. Giacinto Auriti inventor del “valor inducido” de la moneda y artífice del experimento de Guardiagrele, con el uso de la moneda del pueblo.

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Central, y en el respeto de la circulación de los billeteslegales.En lo que respecta a la modalidad con la cual se articule elexperimento de Guardiagrele, el mismo Auriti ha puestoen evidencia cómo el proyecto debe ser realizado en dosfases: – la primera, que se puede denominar del “inicio”, sirvepara que el SIMEC pueda conseguir “ese valor inducidoque lo objetiva como un bien real, objeto de propiedaddel portador”, y que lo distinga de la moneda corrienteno ya solo formalmente, sino incluso substancialmente;– la segunda fase debería permitir a las Comunas “benefi-ciarse del servicio econométrico propuesto por el SAUS(Sindicato anti-usura), mediante un Asesoramiento paralos Ingresos de la Ciudadanía, que tendría la tarea de pro-mover, incluso culturalmente, la iniciativa, controlarla y re-alizar la distribución de los SIMEC entre los ciudadanos”.La única crítica, aparentemente seria, que, en teoría, puedehacerse contra el experimento de Guardiagrele, se refiereal problema de la “reserva”: podría en efecto sostenerseque el SIMEC puede ser aceptado por los ciudadanos, pa-ra ser gastados en los negocios convenidos (es decir adhe-ridos a la iniciativa), en cuanto esté garantizado por la Li-ra, vale decir por la suma de moneda corriente que el ciu-dadano deposita para tener a cambio la moneda local; conla consecuencia de que crearse una muy singular situaciónen la que, por una parte, los billetes de la Banca de Italia,la cual, aun teniendo la apariencia de un pagaré, es decirde un título de crédito, no son sin embargo pagables pordefecto de reserva; y por otra parte, el SIMEC, el cual,aun teniendo la apariencia de un billete de propiedad delportador, es sin embargo convertible en liras que cons-tituyen la “reserva”.

La crítica es sugestiva, pero infundada.Si se pusiera, en efecto, la debida atención a la historia dela moneda, como se ha desentrañado en el curso de los si-glos, se advertiría en seguida que, en definitiva, el SI-MEC, tal como ha sido concebido por su mentor, ha co-menzado a recorrer esa historia desde su fase inicial, cuan-do todos los billetes eran convertibles en oro, primero in-tegralmente y, luego, porcentualmente; y que, en uncierto momento, esos billetes continuaron siendo acepta-dos y, por tanto, a circular no obstante la supresión de laconvertibilidad. Todo esto, justamente por efecto de ese“valor inducido”, intuido y descubierto por Auriti, queha permitido a la moneda legal, si bien forzadamente,mantener el propio poder adquisitivo. Con respecto a la observada contraposición entre los bille-tes de la Banca de Italia y el SIMEC, no puede mínima-mente dudarse de que, al confrontarlos, es la primera laque hace un muy pobre papel, porque, justamente a cau-sa de su apariencia de falso pagaré, la Banca CentralEJERCE LA TIRANÍA DE LA USURA, QUE DA EN-TRADA TAMBIÉN A LA POLÍTICO-SOCIAL.Por otra parte, de la propia actual reserva el SIMEC po-dría prescindir si fuese puesto en circulación, como “in-greso de ciudadanía”, por un ente público, como ser laComuna o, aún mejor, el Estado, en lugar de serlo poruna Asociación privada, de modo que a la seguridad,ofrecida por una reserva, se la sustituyese por la ofrecidapor el poder con autoridad.

***

Pero ¿se hallará un “camarero” (es decir un político ac-tual) que se rebele a su “Amo” (es decir al poder tiránicode los banqueros y de los Bancos Centrales).

Billetes de varios tamaños del SIMEC, (símbolo econométrico de valor inducido)

la moneda del pueblo creada por el Prof. Giacinto Auriti.En estos billetes está escrito: “Propiedad del portador”.

Esta moneda, es propiedad del puebloquien, aceptándola, le confiere el poder adquisitivo.

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Adam Weishaupt, elegido por Mayer AmschelRothschild como fundador de la Orden de los Illu-minati de Baviera, enseñaba de este modo a sus Al-tos Iniciados: «Recordad con qué arte y fingido respeto os hemoshablado de Cristo y de su Evangelio en nuestrosgrados inferiores, y cómo de este Evangelio hemossabido hacer el Evangelio de nuestra Razón y de sumoral, la moral de la Naturaleza ... y de los dere-chos del hombre, de la igualdad y de la libertad ...Cuántos prejuicios hemos debido destruir en vosotrosantes de llegar a persuadiros que esta pretendida Re-ligión de Cristo no era más que la Obra de los Sa-cerdotes, de la impostura y de la tiranía.

EL PLAN DEL GOBIERNO MUNDIAL

En nuestro planificado “reinodel terror”, debemos aparecercomo salvadores de los oprimi-dos y ejemplo de los trabajado-res. Nosotros, en cambio, esta-mos interesados justamente en loopuesto... ¡en la reducción yen lamatanza de los Goyim»!

«Debemos lanzar una carrera dearmamentos de modo tal que loscristianos puedan destruirse mu-tuamente, pero a una escala tancolosal que, finalmente, no quemás que masas de proletariadoen el mundo, con pocos millona-rios entregados a nuestra causa...y fuerzas de policía y militaressuficientes para proteger nues-tros intereses».

«¡EL VERDADERO NOMBREDE DIOS será borrado del léxicode la vida!».

(Mayer Amschel Rothschild)Mammón.

He aquí nuestro secreto: las estafas y las promesasque hemos usado y los elogios que hemos dirigido aCristo y a su pretendida escuela secreta (...) ahora,no os sorprenden más: para destruir totalmente alCristianismo... ¡hemos fingido tener nosotros solosel verdadero Cristianismo y la verdadera Religión!Los medios de los que nos hemos servido para libe-rar, y que usamos para liberar un día al género hu-mano de toda religión, no es sino un piadoso frau-de...».Destruída toda Religión, y con ella el Estado y todaAutoridad, he ahí como Weishaupt presenta a susMagos-Filósofos el octavo secreto de su Reino de lalibertad y de la igualdad:

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OCTAVO SECRETODE LA ORDEN DE LOS ILLUMINATI DE BAVIERA

«Abandonad vuestras ciudades, vuestros pueblos,quemad vuestras casas. Bajo la vida Patriarcal loshombres eran iguales y libres vivían igualmente en to-das partes. Su Patria era el Mundo. Apreciad la igual-dad y la libertad y no temeréis ver incendiarse Roma,Viena, París, Londres y los pueblos que llamáis vues-tra Patria. Hermano, este es el gran secreto que hemospreservado para estos misterios».

YO NO INSINÚO QUE YO NO INSINÚO QUE VOSOTROS BANQUEROS VOSOTROS BANQUEROS

SOIS DELINCUENTES, SOIS DELINCUENTES,

¡LO AFIRMO!¡LO AFIRMO!POR TANTO, O VOY A LA POR TANTO, O VOY A LA

CARCEL YO POR DIFAMACIÓNCARCEL YO POR DIFAMACIÓNO VAIS VOSOTROSO VAIS VOSOTROS

(Auriti no fue denunciado por difamación)(Auriti no fue denunciado por difamación)

ESCUELAESCUELADE ESTUDIOS DE ESTUDIOS J U R Í D I C O J U R Í D I C O MONETARIOS MONETARIOS G I A C I N T OG I A C I N T OAURITIAURITIwww.giacintoauriti.euwww.giacintoauriti.eu

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«Entonces, Jesucristo,con un acto de Sugran Misericordia ha-cia los justos, manda-rá a Sus Ángeles paraque todos Sus enemi-gos sean condenadosa muerte.

En un instante, ¡los perseguidoresde la Iglesia de Jesucristo y todoslos hombres en-tregados al pecadomorirán y la tierrase convertirá enun desierto!»(Nuestra Señora de La Salette)