Teatro y Fascismo en España; Las Fiestas de La Victoria (7 Abril 1940)

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teatro y fascismo

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  • lA CHISPA '99 SELECfED PROCEEDINGS

    EDITORS

    Gilbert Paolini Tulane University

    and Claire J. Paolini

    Sacred Heart University

    ASSOCIATE EDITOR FOR LATIN-AMERICAN LITERATURE

    Linda S. Maier University 01 Alabama in Huntsville

    ASSOCIATE EDITOR FOR PENINSULAR LITERATURE

    Mary S. Vsquez Davidson CoUege

    TULANE UNIVERSI'IY NEWORLEANS

    1999

  • VCTOR GARcA RUIZ

    Teatro y Fascismo en Espaa. Las "Fiestas de la Victoria" (7 abril 1940)

    Presento aqui un aspecto de mi actual investigacin sobre Teatro y fascismo en Espaa, tema que busca la integracin de los aspectos literarios-en este caso teatrales-en su contexto ideolgico. En Es-paa hubo fascistas y un partido fascista. Falange Espaola. El Es-tado, sin embargo, nunca lleg a ser fascista. A pesar del debate in-telectual en torno al Tema de Espaa. vistas las cosas desde el con-texto europeo, Espaa carece de los factores que originaron los fas-cismos italiano, alemn o francs. 1

    El fascismo espafiol no lleg a serIo propiamente ni a prosperar. Tras una efimera hegemona entre 1936 y 1943. nicamente logr retener bajo su control un sector del nuevo Estado, que estaba con-trolado polticamente por los militares, y culturalmente por otro gru-po que nos interesa acotar: el tradicionalismo cultural.

    Sin formar grupo compacto, estos Tradicionalistas compartan, por un lado, un concepto de Espaa como Estado unido, confesional catlico, corporativista y conservador. Por otro, una desconfianza ha-cia la potencial dimensin revolucionaria de Falange. El tradiciona-lismo integraba a los obispos, gentes procedentes de la CEDA-el catolicismo poltico del futuro cardenal Angel Herrera Oria-, monrquicos de Accin Popu]ary--con menor peso--carllstas.2

    El teatro fascista en Espai)a. como reconoce Rodriguez Purtolas, tiene una magra historia a la que voy a intentar contribuir. Para ello es necesario establecer dos distinciones. Lo primero habra que dis-

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    tinguir entre los intentos tericos-escritos sobre teatro fascista-y los prcticos-espectculos teatrales fascistas.

    Gimnez Caballero teoriz sobre las artes dentro del Estado fas-cista en su libro de 1935 Arte y Estado, Caballero, el nico intelec-tual fascista, dedica unas pocas pginas al teatro en las que combi-na pensamiento irracionalista y nacionalista. En ellas rechaza el teatro experimental por su individualismo burgus pero absorbe su herencia tcnica. es decir, la de Garca Lorca y Rivas Cherif, que po-dra concretarse en la estilizacin como esttica y la introduccin del director de escena. Lo que propone Caballero es que el teatro vuelva al misterio sacral, al fondo litrgico (172-76), capaz de aglutinar so-cialmente al pueblo, como 10 hizo Lope y como lo hicieron los autos sacramentales. En concreto, suea con ~J1' teatro fascista que sume el teatro social ruso con la presencia de un Hroe, un Santo, un Sal-vador (175).

    Torrente Ballester reincidi en ideas semejantes en un articulo-manifiesto, publicado en la revista falangista Jerarqua el ao 1937: "Razn y ser de la dramtica futura." Afirma Torrente: "El teatro no servir para-criterio de utilidad. El teatro sirve a-criterio de senti-do. Procuraremos hacer del teatro de maana la liturgia del Imperio" (75-76).3

    Pero la aportacin ms importante y menos utpica a la consti-tucin de una teoria teatral falangista es la de Felipe Lluch, Toda ella indita, y objeto de un prximo estudio, ya muy avanzado.

    Durante la guerra 10 ms interesante fue la representacin de au-tos sacramentales y un concurso de piezas sacramentales nuevas, convocado por el Departamento de Propaganda de Falange, La Ta-rumba, compaa teatral de Luis Escobar que actuaba en la zona nacional, se transfonn en Teatro Oficial de la Falange y comenz a dar funciones de autos sacramentales.4

    El ms recordado fue El Hospal de los locos, de Valdivieso, que tuvo lugar en la plaza de la catedral de Segovia el da de Corpus de 1938. Dionisio Ridruejo hizo el siguiente retrato:

    El decorado se limit a una tarima de poca rea y a una reja simulada. Lo dems lo daba la catedral de sobra. [ ... lEl obispo [de Segovial accedi a una propuesta ma que pareca algo osa-da: que el Cabildo mismo participase en la representacin, apareciendo procesionalmente desde dentro del templo cuando al final del auto se abrieran las tres puertas de golpe para dar

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    entrada al Alma, libre de la Culpa, vencedora del Demonio. Y as se hizo. Abiertas las puertas cannigos, beneficiados, clri-gos simples, pertigueros y monaguillos avanzaron desde el nivel del trascoro con las capas pluviales y las dalmticas ms fastuosas y los roquetes de encaje ms areo. portando las cruces de procesin ms esplndidas del tesoro catedralicio. El pblico-un pblico ms bien de clase media con algn vetea-do popular-que llenaba las graderas levantadas en el "enlosa-do" y haba seguido con extraa seriedad todo el fraseo barroco de la obra, llegado ese momento se levant de los asientos y se puso de rodillas. El teatro y la funcin religiosa se habao he-cho una misma cosa como si estuvisemos en el siglo XVII. (178-79; el subrayado es mo)

    El nico caso original e interesante de espectculo teatral falaogista tuvo lugar en abril de 1940, primer aoiversario de la Vic-toria. y fue el espectculo de inspiracin urea compuesto por Felipe Lluch, titulado Espaa, Una, Grande, Libre.

    He introducido antes una distincin entre la prctica y la teora del teatro fascista en Espaa. Es necesario ahora introducir otra se-gunda entre Teatro fascista y Teatralizacin de la vida pblica. En Espaa, como en el resto de Europa, el autntico "teatro" fascista no tuvo lugar en los recintos dedicados a representaciones dramticas. sino en la calle.5

    En Espaa se produjo el tipo de ceremonial connatural al fascis-mo y a su necesidad de ritos. como en Alemania e Italia. Sin embar-go, aparte de los aouales Desfiles de la Victoria y su arquitectura efmera, hay que decir que estas liturgias civiles no fueron muchas en Espafia.6

    En 1941, tuvo lugar el ms espectacular de estos actos de culto civil: el traslado del cuerpo de Jos Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta su nueva tumba en El Escorial, donde se celebr un solernnsimo entierro. El cortejo cruz Espaa a hombros de camara-das falaogistas que se fueron relevaodo a lo largo de 500 kilmetros duraote diez das, del 10 al 20 de noviembre de 1939. Desde que anocheca. se encendan hogueras al paso del cortejo por los pue-blos, y la Seccin Femenina caotaba el salmo De Projimdis desde que avistaban el fr~tro en la carretera hasta que lo perdan de vista. Con una escenificacin muy cuidada, aquel ceremonial fue la ex-

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    presin de un autntico culto civil, tpicamente fascista, a Jos Anto-nio y a la misma muerte, que desagrad a los ohispos.

    Hasta tal punto lleg el gusto por la teatralidad civil que a fmales del 39 los falangistas en Madrid recibieron rdenes de no vestir uni-forme en circunstancias ordinarias. como ir de compras o pasar el tiempo en los bares, sino restringir su uso para funciones oficiales, trabajo y ceremonias.7

    Menos conocido pero ms importante a nuestros efectos fue el acto de la Iglesia de Santa Brbara el 20 de mayo del 39, recin ga-nada la guerra. La ceremonia consisti en un Te Dewn con Misa, para dar gracias por la Victoria, al da siguiente del Desfile conme-morativo. La organizacin de la ceremonia estuvo a cargo de la Dele-gacin de Prensa y Propaganda de Falange (Pedro Lan, Dionisio Ri-druejo, Antonio Tovar),8 que apost a ull' grupo de "flechas" con pal-mas para recibir al Caudillo y entonar el hinmo Cara al sol. Franco entr y sali bajo palio y deposit su espada a los pies del santo Cristo de Lepanto.

    La prensa de la poca ironna del canto de unas antfonas mozrabes del siglo X, con las que se pretenda evocar la liturgia visigtica de recepcin a los reyes victoriosos tras sus campaas. Las guerras altomedievales concluan fonnalmente en el mismo sitio donde haban comenzado: en el templo, de donde parta a la guerra el Rey de derecho divino y al que volva a dar gracias. Esta debi de ser de las pocas ocasiones en que Gimnez Caballero o Torrente Ballester pudieron disfrutar de ese acercamiento entre teatro y litur-gia que haban preconizado.

    Felipe Lluch fue un personaje infortunado, tanto en su vida como en su labor teatral.9 Fue el clsico joven con aspiraciones literarias que escribe cuentos tardo-modernistas y dramas poticos cursis. Ingeniero industrial y apasionado por el teatro, pronto advirti su falta de dotes para la creacin, y se orient hacia la direccin de es-cena. Entr en contacto con Cipriano Rivas Cherif en los grupos El Caracol, El Mirlo Blanco, Estudio de Arte Dramtico (1932) y sobre todo en el TEA: Teatro Estudio de Arte (dos cursos, 1933-35), donde fue responsable de la versin y puesta en escena de Gas de Georg Kaiser (Maria Guerrero, 2.iii.35).1O Su posicin en el TEA era mucho ms que la de un ayudante. En realidad sustitua a Rivas como di-rector mientras este trabajaba con Margarita Xirgu en el Espaol o haca giras por Hispanoamrica.

    Lluch combinaba el vanguardismo de sus ideas escnicas con un

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    catolicismo sincero y tradicionalista que le llev a militar brevemente en el partido confesional CEDA-ms concretamente en Accin Po-pular-, aunque lo abandon pronto, disconforme con sus tcticas. Expres sus ideas teatrales en numerosas colaboraciones para el diario catlico Ya (en el que tena contrato como "Redactor Informati-vo") y para la (muy poco catlica y bastaote frvola) Revista de Espec-tculos Sparta.

    Comenzada la guerra, expresa a Rivas Cherif su doble lealtad a la Repblica y a su fe. l1 Lluch trabaj en los teatros del frente y en el Teatro de Arte y Propaganda que llevaba Maria Teresa Len, pero fue encarcelado por sus vinculaciones derechistas. Su' Diario--escrito entre 1938 y 1939-muestra que durante la guerra experiment una conversin cultural y poltica que le llev?_ a -'afiliarse a una bandera clandestina de Falange en Madrid. Lluch ilustra el clsico itinerario de un "camisa nueva" procedente de la clase media, con formacin catlica y universitaria.

    En los aftos republicanos Lluch haba manifestado un singular in-ters por el teatro del Siglo de Oro y por la creacin de un Teatro Na-cional. que fuera Museo y Laboratorio, que instaurara el director de escena y que creara un nuevo estilo de actores y pblico. En sus abundantes colaboraciones de antes de la guerra se mantiene lejos del tono nacionalista de revistas como Haz o Accin Espaola o de, por ejemplo, las ideas poltico-teatrales de Jos M Pemn en sus Cartas a un escptico en materias de gobierno. 12 En estos aftos re-publicanos Lluch escribe exclusivamente de teatro, como un amante de su tradicin literaria pero sin intenciones polticas y sin tomar el teatro como pretexto para otros fines. 13

    Si Lluch lleg al fascismo fue por una mezcla de factores, que acaeci ms tarde y que podrian resumirse en: la ardiente recepcin de una determinada historiografia de la literatura espaftola; 14 su desengafto poltico. acentuado por su encarcelacin; ms su pasin por instaurar un Teatro Nacional que respondiera a los valores de la Nueva Espafta.

    Su contribucin al fascismo teatral se realiz en los dos sectores en que Falange ejerci pleno dominio entre 1939 y 1941: la Propa-ganda y los Sindicatos, Aqu me ocupar slo del primer mbito.

    El espectculo Espaa, Una, Grande, Libre tuvo lugar el 7 de abril del 1940, primer aniversario de la victoria y da expresin a dos mitos centrales del fascismo: la regeneracin nacional tras la decadencia y

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    la comunidad social por encima de las clases, condicin previa de existencia para un Teatro Nacional.

    El Espectculo consista en una fiesta teatral al modo ureo, con una Loa, una comedia y una Farsa final. La Loa iba dedicada a glo-sar la Unidad de Espaa y estaba basada en las loas de los autos calderonianos y en el gusto barroco por la agudeza. Las distintas re-giones de Espaa van compareciendo cada una con un endecaslabo ininteligible. Castilla asume el mando y muestra a las dems un misterioso anagrama: NI GUARDAR EL BIEN. Se entrega una letra a cada regin segn sus caracteristicas morales y, ordenadas de nue-vo, se resuelve el jeroglfico con la consigna falangista: UNA, GRANDE, LIBRE. En ese mismo orden, los endecaslabos forman el soneto imperial de Hernando de Acua ,9. -Carlos V: un monarca, un Imperio, una espada.

    La comedia, cuyo texto est perdido, glosa la idea de la L1BERI'AD de Espaa conectndola con el ciclo de Bernardo el Carpio.

    La GRANDEZA de la patria se expresa alegricamente, en la elec-cin de un marido digno de Espaa. Se trata de un verdadero fm de fiesta falangista en que los candidatos rechazados se identifican con la Espaa vencida. El candidato elegido es el Amor Divino, que lleva capa con el yugo y las flechas, y viene acompaado por la virtud de la FE, cuyas iniciales Falange Espaola son ampliamente explotadas para dar salida al ritual falangista.

    Las refundiciones que hizo Lluch demuestran una pericia extraor-dinaria para la taracea de textos clsicos. La tcnica de la refundi-cin se ajusta a las prcticas de Rivas Cherif y Garca Lorca: respeto al original pero con poda y mitigacin del vocabulario arcaizante. para crear un espectculo vivo. Lluch maneja con enonne soltura mecanismos culturales de la esttica barroca como el jeroglfico, el certamen o la flagrante confusin de lo profano y lo sagrado para destacar el carcter divino de la Cruzada.

    La preparacin fue extremadamente minuciosa. Lluch, con men-talidad de ingeniero, controlaba hasta el ltimo detalle de la direc-cin escnica, sin dejar nada a la improvisacin. Se conservan apuntes manuscritos suyos acerca de la luminotecnia-7 cenitales, 2 proyectores, 6 focos menores, 4 series de flltros-al igual que la utillera, los textos e instrumentos musicales, que prevean tonos guerreros exaltados y una Cantiga de Alfonso el Sabio, entre otros medievales y renacentistas.

    Se conservan fotos pero nicamente de la comedia: el decorado es

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    corpreo-novedad absoluta en la poca-, el espacio esceruco se basa en dos alturas unidas por una rampa, al modo de Max Reind-hart y Sigfredo Bunnann. Existen unos "monos" que corresponden a la comedia e insisten en esa nota de verticalidad, frente a la profun-didad habitual en los teatros. Hay tambin algunos bosquejos, que podrian corresponder tanto a la Loa como a la Farsa. l5

    En cuanto a la teatralidad civil: la nota para prensa y radio insiste en que "la presentacin escnica [ ... ] responder a la tradicin glorio-sa de nuestra escena, ahora renovada con el renacer de Espaa." Un "renacimiento"-de nuevo el mito-semejante al escenificado el ao antertor en la ceremonia medievalizante de la Iglesia" de Santa Br-bara. Hasta el diseo de los programas busca ,remedar el aire rena-centista. La funcin se cerr con himnos y praZos en alto.

    En cuanto a la recepcin,16 la prensa, obediente a la consigna, cubri profusamente el acto. Arriba, diario falangista, public sema-nas antes una larga infonnacin. Al da siguiente del estreno, la Hoja del Lunes muestra un tono falangista militante ("buenos espaoles," "recio pasado racial," "destinos de la Patria") y asegura que esta rea-lizacin "nunca podria igualar[1al compaa alguna de profesionales del teatro." ABC alaba francamente pero sin hiprboles, y lo mismo otros medios, segn su adhesin a Falange.

    De teatro se dice ms bien poco. Slo Ya comenta el juego de las rampas y el teln transparente, los juegos de luces, la narracin del romance por dos guerreros, y el vestuario "estilizado y bello, no obs-tante su modernidad." Se adivina en los reseistas una sensibilidad bastante adocenada respecto al teatro: de ah que expresen su sor-presa ante algo que probablemente no les gustaba pero que tenan que alabar forzosamente: los aspectos plsticos que Lluch incorpor, desacostumbrados entonces en la sensibilidad del espectador bur-gus.!7

    Das ms tarde Francisco de Cosso destaca en ABC la nueva manera de decir el verso-no al viejo estilo retrico de Ricardo Calvo o Enrique Borrs-sino con sentido y sencillez. Esta es otra huella del teatro experimental anterior. Y concluye Cosso: "Por de pronto, ya tenemos fnnulas magnficas de realizacin [ ... ] Vendrn despus los nuevos poetas [ ... 1 el Teatro Nacional est en marcha."

    Espaa, Una, Grande. Libre constituy un espectculo ntegra-mente nacionalista montado con la mejor tcnica de los teatros reno-vadores del perodo republicano. No constituy, sin embargo, el ini-cio de un Teatro Nacional. lB Ese ambicioso proyecto, cuyos detalles

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    comentar en otra ocasin, qued fmalmente reducido-como es sa-bido-a la subvencin estatal a dos compaas, una del Ministerio de Educacin, en el Maria Guerrero; otra, de Falange en el Teatro Espaol.

    CONCLUSIONES

    l. El espectculo Espaa, Una, Grande, Libre fue una gota en el desierto. Pretendi ser el comienzo de una autntica r'evolucin tea-tral pero se frustr y qued en una limitada reforma que, sin embar-go, puso las bases de la modernizacin t~cnica del teatro espaol comercial mediante la instauracin de/ds Teatros Nacionales sub-vencionados en los que se recogi una tradicin renovadora que haba surgid en ambientes tatrales de inequvoco signo liberal: di-rector de escena, diccin de los autores ureos, estilizacin, esce-nografia. 19 2. Profesionales del teatro no falangistas como Luis Escobar, Caye-tano Luca de Tena, ms tarde Jos Tamayo o Jos Luis Alonso, aprovecharon la ocasin para hacer un teatro que de otra manera hubiera sido Impracticable. Se proyect un Teatro Estatal y estatalis-ta, pero todo qued reducido a un pequeo germen. Sin embargo, contemplado desde el presente, puede afirmarse que ese pequeo germen constituye el nacimiento del ''Teatro Pblico" en Espaa. 3. El franquismo fue ms tradicionalista o nacional-catlico que falangista o nacional-sindicalista.20 Al teatro le sucedi lo mismo: por ello no hubo en Espaa un teatro dirigido positivamente hacia una serie de valores (FET) sino un teatro negativamente tutelado me-diante la censura. Slo metafricamente puede hablarse de un Tea-tro Franquista. Lo que se produjo fue un teatro "de sensibilidad con-servadora" pero no como proyecto estatal sino como efecto social. A diferencia del falangismo, desde el tradicionalismo no se peda al teatro que hiciera propaganda del rgimen; bastaba con que no aten-tara contra los fundamentos del Estado. Y si encima poda divertir, mejor.21

    Universidad de Navarra Pamplona, Espaa

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    NOTAS

    1. Stanley Payne vincula la debilidad del fascismo espaol a la debilidad del sentimiento nacionalista. Espaa, pas unificado desde haca siglos, con cultura y religin profundamente identificadas, un ritmo de modernizacin industrial lento y una escasa capacidad expansionista, no haba participado en la Primera Guerra Mundial, experiencia fundamental para los Estados fascistas. Segn Payne, slo a partir de 1936 se desarroll en la derecha es-paola un sentimiento nacionalista (Franco). Ver tambin Griffm y Payne (Ris/min). 2. El mismo Jos Antonio Primo de Rivera era una mezcla de fascismo

    genrico y neotradicionalismo, a diferencia de ,-Ramiro Ledesma Ramos. un verdadero fascista. Rodrguez Purtolas en su Literatura Fascista Espaola comete el error de incluir en su Antologa literatura ideolgicamente tradicio-nalista como si fuera 10 mismo que fascista. Con mayor rigor hace su anli-sis Jos-Carlos Mainer en su ya lejano e impecable Falange y literatura, y ms recientemente Jordi Gracia rastrea el descontento falangista ante la es-tructura burguesa del franquismo y hace de l la raiz de la transicin de-mocrtica. 3. Ver su desencanto en los otros dos trabajos citados. Otras contribucio-

    nes a la teora del teatro fascista son los artculos aparecidos en Haz (revista del SEU, 1935) en torno al centenario de Lope de Vega, muy combativos pero de escasa repercusin, y un artculo de Toms Borrs (1943) en que afirma que el teatro falangista debe ser un ''Teatro de Protagonista," un tea-tro que exprese el ahna nacional y no las artificiosidades del teatro indivi-dualista-burgus. Ver, para estos puntos, Wahnn y Linares.

    4. Pueden citarse pocas obras de teatro falangista: La nueva Espaa, de Jos Gmez Snchez-Reyna (Granada, 17.xii.36), el romance dramtico de Rafael Duyos, Romance Azul, que formaba parte del repertorio de La Tarum-ba. En el otro cuarto, obra corta de Samuel Ros (Alkzar, 1940) y quiz, Es-paa inmortal, de Sotero Otero del Pozo. La mejor Reina de Espaa, por Luis Rosales y Luis Felipe Vivanco fue publicada por Ediciones Jerarqua y, se-gn Linares (220), intenta recrear el ambiente cortesano y popular del tiem-po de los Reyes Catlicos. El casamiento engaoso, nunca estrenado, es un auto sacramental con el que Torrente Ballester gan la nica convocatoria del Concurso de autos promovido por Falange. Para ms detalles. ver mi "Caldern, Felipe Lluch y el auto sacramental ... "

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    5. Esta es la conclusin y el acuerdo entre los colaboradores del libro fun-damental. editado por Berghaus: no hubo teatro fascista en Europa, sino teatralizacin de la poltica.

    6. Hubo tambin un masivo Homenaje a Isabel la Catlica en el Castillo de la Mota (mayo 1940). FET promovi otras ceremonias neobarrocas. entre ellas la anual procesin a la tumba del "ausente," recogidas por Moret Mes-serli en un Calendario-Breviario que titul Conmemoraciones y fechas de la Espaa Nacional-sindicalista, y que incluye las siguientes "fiestas"; 1 abril, Fiesta de la Victoria. 19 abril, Unificacin. 2 mayo, fiesta patritica de la In-dependencia. 18 julio, Alzamiento y Exaltacin del TraQajo. 1 octubre. na del Caudillo. 12 octubre, fiesta de la Hispanidad. 29 'octubre, fiesta funda-cional de Falange y Da de los cados. 20 no~embre, Luto nacional por la muerte de Jos Antonio. Para los detalles ~del traslado de Jos Antonio. ver Ros-Bouthelier.

    7. Lo cuenta Payne (Franco 484). Esta aficin a los uniformes y a la ex-hibicin pblica debi empezar a decaer hacia 1945; Castilla del Pino (403-406) recuerda la espontnea toma de la calle por parte de Falange con moti-vo del asesinato de dos bedeles en una sede de FET por parte de comunistas.

    8. El "Noticiario Espaftol" (n 20 l, de la Filmoteca Nacional, de poco ms de dos minutos, recoge la ceremonia. Ver los detalles directos, tomados de la prensa del momento, que aporta Redondo (623-32).

    9. Para su perfil biogrfico y su relacin con Rivas Cherif, ver Aguilera Sastre. 10. El TEA empleaba el Maria Guerrero como escenario. La puesta en esce-na fue con luz y espacios abstractos. estilizados, sugeridores y no figurati-vos; con la sala integrada en el espacio escnico y msica con estridencias. Gas es un drama simblico obrerista, pero no proletario sino burgus-libe-ral, contra la reduccin del hombre a obrero-mquina, un alegato humanista en favor del hombre, antimilitarista, anticapitalista. en que el dueo de la fbrica, filntropo, es destrozado por sus propios obreros, ciegos. El original es de 1919. 11. Hombres como Jimnez Fernndez o Luis de Lucia--condenado a muerte por un telegrama de adhesin a la Repblica-, polticos de CEDA, prximos a Editorial Catlica pero republicanos, fueron duramente repre-saliados por Franco. 12. Para Accin Espaola y sus gentes (J.M. Pemn, Jos Pemartin, Euge-nio Montes. Jorge Vign) ver Gonzles Cuevas. 13. Conviene no olvidar que en el mbito liberal tuvo mucha vigencia la idea de la literatura nacional. Pero como ha recordado Beyrie (192-98), Orte-ga y otros sometan la idea de Estado a la de nacin, mientras que el falan-

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    gismo hizo 10 contrario: someter la idea de nacin a la de Estado. 10 cuallle-va, entre otras consecuencias, a dar primaca a 10 esttico por encima de 10 ideolgico. 14. Durante la guerra Lluch pas muchas horas en la Biblioteca del Ateneo de Madrid y en la Biblioteca Nacional leyendo y extractando la Historia de la literatura nacional espaola en la Edad de Oro de Ludwig pfandl, el Arte dramtico en Espaa del conde Schack. la Historia general Uustrada del tea-tro de Lucien Dubech (1931-1935), la Historia de Julio Cejador (19I5) puro catlogo, la Historia de la literatura espaola de Juan Hurtado y Angel Gonzlez Palencia (1922), y leyendo todo el teatro prelopista. 15. El presupuesto era de 14.000 pts.; se calculaba una subvencin de 6.000 pts. Tngase en cuenta que el presupuesto ~otal de FET en 1940 era de 32.000 pts. (fuente: Presupuestos Generales, de Estado, en Payne [Franco 612] que cita a Chueca 203). Era el 0,54% del presupuesto estatal, o sea, muy poco. Creci a partir del 42-45 hasta casi 2% para decaer de nuevo aos despus. 16. El espectculo "popular" fue presenciado por un selecto pblico de je-rarquas ataviadas de uniforme o etiqueta, lo cual implica cierta anomala. 17. El diario Madrid infonna de que intervinieron ms de 50 intrpretes e Infonnaciones alaba la "atrevida y rotunda modernidad" del espectculo. 18. Se represent en Sevilla el 6 mayo de 1940 y de nuevo en Madrid en dos fechas falangistas: 18 de julio de141, como homenaje a Felipe Lluch. re-cin fallecido el6 junio, yel 12.x.41, fiesta de la Hispanidad. 19. Para todo lo relacionado con los Teatros Nacionales son indispensabes los dos magnficos tomos coordinados por Pelez. Poco til, en cambio. el trabajo de B.A. Gonzlez. 20. Mennall o Prez Bowie han estudiado diversos aspectos de la "esttica" falangista; la relacin con el teatro, sin embargo, ha sido escasamente aten-dida hasta el momento. 21. Tambin hubo obras positivamente nacional-catlicas, como la de Manuel Machado, El Pilar de la Victoria (Madrid, Editora Nacional, 1945. Es-trenada 12-x-44 en Zaragoza), mejunje religioso-folklrico-nacional donde aparecen desde los romanos hasta jotas aragonesas y un dilogo de la "ge-la" Maria y el legionario Tiaguillo. Comedia nacional-catlica. pero no fascis-ta. Y otras, pocas e irrelevantes para la historia del teatro, que no vale la pena recordar ahora. Debo la noticia de esta obra de Machado a la generosa amabilidad de Montserrat Als-Brun.

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