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Diplomatura de Especialización en Gestión y Didáctica de Programas de Educación a Distancia Pontificia Universidad Católica del Perú Facultad de Educación 1 CURSO: ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE Y TUTORÍA EN EDUCACIÓN A DISTANCIA TEMA 1 APRENDER A DISTANCIA Cristina Del Mastro Vecchione INTRODUCCIÓN Los procesos de enseñanza y de aprendizaje a distancia se caracterizan por la mediatización del acto pedagógico, es decir que el momento en que se produce la enseñanza está separado del inicio y desarrollo del aprendizaje; y por la sustentación de los mensajes educativos en un soporte tecnológico, el cual ha cambiado y evolucionado a lo largo del tiempo. Comprender los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia, implica analizar el significado y las características propias de ambos procesos en el contexto propio de la modalidad. En este sentido, es necesario analizar los aportes de las distintas teorías del aprendizaje en el diseño de procesos educativos a distancia. Asimismo, se requiere reconocer que la enseñanza en los nuevos entornos de aprendizaje deja de ser un proceso unidireccional de transmisión de información, para ser parte de un proceso interactivo bidireccional o multidireccional, en el que los alumnos asumen roles más activos y autónomos. Es necesario destacar las características y factores que intervienen en el proceso de aprendizaje a distancia, y especialmente analizar el aprendizaje estratégico y autónomo, así como el de naturaleza colaborativa, propios de la modalidad. Para iniciar el estudio de este primer tema, lo invitamos a pensar y reflexionar en torno a las siguientes interrogantes, tomando en cuenta sus experiencias como docente o como estudiante en la modalidad a distancia: ¿Cómo se aprende a distancia? ¿Es necesario interactuar o no con otras personas durante el proceso de aprendizaje a distancia?, ¿por qué?

Tema 1

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CCUURRSSOO::

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TTEEMMAA 11 AAPPRREENNDDEERR AA DDIISSTTAANNCCIIAA

Cristina Del Mastro Vecchione

INTRODUCCIÓN

Los procesos de enseñanza y de aprendizaje a distancia se caracterizan por la mediatización del acto pedagógico, es decir que el momento en que se produce la enseñanza está separado del inicio y desarrollo del aprendizaje; y por la sustentación de los mensajes educativos en un soporte tecnológico, el cual ha cambiado y evolucionado a lo largo del tiempo. Comprender los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia, implica analizar el significado y las características propias de ambos procesos en el contexto propio de la modalidad. En este sentido, es necesario analizar los aportes de las distintas teorías del aprendizaje en el diseño de procesos educativos a distancia. Asimismo, se requiere reconocer que la enseñanza en los nuevos entornos de aprendizaje deja de ser un proceso unidireccional de transmisión de información, para ser parte de un proceso interactivo bidireccional o multidireccional, en el que los alumnos asumen roles más activos y autónomos. Es necesario destacar las características y factores que intervienen en el proceso de aprendizaje a distancia, y especialmente analizar el aprendizaje estratégico y autónomo, así como el de naturaleza colaborativa, propios de la modalidad. Para iniciar el estudio de este primer tema, lo invitamos a pensar y reflexionar en torno a las siguientes interrogantes, tomando en cuenta sus experiencias como docente o como estudiante en la modalidad a distancia:

♣ ¿Cómo se aprende a distancia? ♣♣ ¿Es necesario interactuar o no con otras personas durante el proceso de

aprendizaje a distancia?, ¿por qué?

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ANTES DE INICIAR CON EL ESTUDIO DEL PRIMER TEMA: Enseñar y aprender a Distancia; lo invitamos a pensar y responder:

Sobre los contenidos:

• ¿Qué desea aprender con el estudio de este primer tema?

• ¿Cuál es su principal objetivo?

• ¿Qué contenidos piensa que le interesarán más?

• ¿Qué ideas cree que se desarrollarán?

• ¿Qué conoce acerca de estos contenidos?

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CONTENIDOS

RReeggrreessaarr

Entornos Virtuales

con

que exige

en

Implica

se organizan en

y

se produce de manera

Educar

Aprender a distancia

Autonomía y estratégica

Colaborativa

Estudiante

Interacción

Comentarios Profesores Pares

mediante la

del

Áreas

Competencias Roles

comprende

que requieren

Enseñar a distancia

Actividades Recursos

a partir de la selección

Tutoría

Funciones Momentos y tareas

Seguimiento y acompañamiento

Secuencias formativas

mediante

organizada en

organizados en

Tema 1

Organización de estrategias

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1.1 ENSEÑAR Y APRENDER A DISTANCIA

Los procesos de enseñanza y de aprendizaje a distancia se caracterizan por la mediatización del acto pedagógico, es decir que el momento en que se produce la enseñanza está separado del momento en que se inicia el aprendizaje; y por la sustentación de los mensajes educativos en un soporte tecnológico, el cual ha cambiado y evolucionado con el tiempo. Esta modalidad fue creada con la finalidad de ampliar el modelo tradicional de clase presencial y eliminar sus características fronteras de espacio y tiempo. Para ello recurre a la mediatización de las relaciones entre docentes y alumnos (Litwin, 2000) como rasgo distintivo. En otras palabras, la educación a distancia reemplaza la asistencia regular a clases, mediante procesos de enseñanza y aprendizaje no convencionales en los que los docentes y estudiantes no comparten, simultáneamente, espacios y tiempos. Consecuentemente, la enseñanza y los mensajes educativos requieren de un medio que salve la distancia entre emisor y receptor. La educación a distancia nace con el objetivo de hacer llegar la educación a todo aquel que la necesita, a través del uso de un elemento mediador entre el docente y el estudiante. Por lo general, este mediador ha sido una tecnología, que ha ido variando en cada momento: inicialmente se trató del correo convencional, que establecía una relación epistolar entre el profesor y el estudiante; mediante un enfoque transmisivo de la información. Con el tiempo se han ido introduciendo nuevas tecnologías que, por su costo, accesibilidad y características hacen posible enfoques más interactivos y colaborativos. La sociedad actual está caracterizada por el avance en el conocimiento, el acceso a la información y el uso extendido de nuevas tecnologías. Todo ello tiene repercusión en el campo educativo: nuevos contenidos curriculares que deben incluirse en los estudios, nuevos entornos de aprendizaje y nuevos medios didácticos a disposición de los profesores y los estudiantes, importancia creciente de la educación no formal que recibimos a través de la Web y los mass media, y necesidad de una formación continua a lo largo de toda la vida. Aprender, en consecuencia, es un proceso central para poder actuar plenamente en la sociedad del saber y del conocimiento. No saber, significa quedar excluido y al margen de la evolución social. Ante este panorama, la educación a distancia se ofrece con alternativa válida para atender las crecientes demandas de aprendizaje a lo largo de la vida. Sin embargo, es necesario reconocer distintos enfoques, que revisaremos brevemente. En primer lugar, el enfoque tradicional concibe la enseñanza a distancia como la transmisión bidireccional de información entre el emisor y el receptor mediante el

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uso de medios tecnológicamente avanzados, con el objetivo de canalizar la información siguiendo a (Barberà, 2001). Por su parte, el aprendizaje se asume como la construcción cognitiva de conocimiento por parte del aprendiz. En este enfoque se observa una separación entre la transmisión de la información, a través de diversos medios, y la construcción de conocimiento del receptor como actividad cognitiva, generalmente solitaria. De otro lado, los enfoques psicopedagógicos constructivistas, consideran los procesos de enseñanza y aprendizaje dentro del contexto social donde se desarrollan, tomando en cuenta los sujetos e instrumentos que intervienen. Por ello, la interacción social cobra especial relevancia y los procesos de enseñanza y aprendizaje resultan inseparables. Desde el enfoque constructivista enseñar a distancia, gracias al uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, no se interpreta como una actividad docente alejada y separada del proceso de aprendizaje de los estudiantes. Su propuesta pedagógica se centra en construir un puente cognitivo entre el conocimiento y la persona que desea aprender. En este sentido, este enfoque considera al estudiante como un constructor mental activo que relaciona sus experiencias y conocimientos previos con los nuevos saberes, que otorga significado y sentido a la nueva información desde su contexto y sus estructuras cognitivas. De la misma manera, se le concibe como un ser que necesita ayuda externa para orientar la construcción de este conocimiento. Si bien gran parte del estudio a distancia es esencialmente autoestudio, el estudiante no está solo, ya que experimenta interacciones con los contenidos (a través de distintos medios), con los profesores y con sus compañeros de estudio. De allí la necesidad e importancia de pensar en la “enseñanza a distancia” para favorecer un auténtico aprendizaje. La transmisión de información por sí misma no produce aprendizaje, ni conocimiento; tener acceso a toda la información del mundo no garantiza en absoluto desarrollar procesos originales de pensamiento. En este sentido, los medios y la tecnología no son más que instrumentos y lo importante es que tanto docentes como estudiantes sepan qué hacer con ellos.

Coincidimos con Duart (2000) cuando afirma que la educación es dinámica y transformadora; es una acción en proceso, una acción que debe ir acompañada por la reflexión para ser plenamente educadora. No hay educación sin el comportamiento reflexivo, sin la valoración de las vivencias. Si no contásemos con este comportamiento de reflexión, tendríamos que hablar solo de instrucción, pero nunca de educación. La educación es, por tanto, un proceso de maduración, un camino de experiencia humana que hacemos en compañía de otras personas como nosotros.

La educación como proceso de maduración se puede producir tanto en un espacio de presencia física, como en un espacio de asincronía espacial y temporal. Existen versiones que argumentan que en los procesos de educación a distancia solo es posible llegar a una transmisión de conocimientos, pero nunca a procesos de maduración y, por consiguiente, procesos educativos. Esta afirmación se fundamenta en que la “no presencia” impide la socialización, la relación de aprendizaje entre las

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personas y, por tanto, “la distancia” solo puede ofrecer un proceso de instrucción, nunca un proceso educativo.

Ante estas versiones, consideramos que la educación, como proceso de crecimiento personal, sí se puede desarrollar en espacios virtuales pues el protagonista sigue siendo el mismo: la persona que aprende. Reconocemos que es posible aprender sin presencialidad cuando un sistema se estructura de forma adecuada. Así pues, podemos sentir, reflexionar y aprender incluso cuando no hay presencia física.

Los actos educativos necesitan un protagonista que es el aprendiz, y unos actores complementarios que actúan en el proceso que son el docente y la información o materiales de aprendizaje, que cada vez adquieren más importancia en la sociedad actual (teniendo en cuenta que los docentes no pueden ni deben abastecer la totalidad de los conocimientos actuales). Este acto tan simple, pero a la vez tan trascendente para la persona, se produce en un espacio determinado, en un espacio de relación, que por lo general ha sido presencial, de sincronía en el espacio y el tiempo. Hoy en día, esta relación se puede llevar a cabo también en el espacio de la asincronía, de la virtualidad. No obstante, entre realidad y virtualidad hay un elemento común insustituible: el de la persona.

En la educación a distancia utilizamos diversos medios que exigen del docente un rol distinto. No se trata de suplir a nadie ni de convertir al profesor en una máquina, se trata de entender que existe un espacio real de relación, en su sentido más amplio, en la virtualidad, en la asincronía, y que el papel que jugamos las personas que intervenimos, sea cual sea, no puede producirse de la misma forma que si se tratase de un espacio presencial.

RReeggrreessaarr

DURANTE LA LECTURA DEL PRIMER TEMA

Piense y responda:

¿Está encontrando la información que pensaba?

¿Qué contenidos que no había considerado ha encontrado?

¿Qué contenidos considera más relevantes?

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11..22.. LLAA INTERACCIÓN EN LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE A DISTANCIA

Durante el presente siglo, la educación a distancia ha sufrido grandes modificaciones, gracias a los avances en las tecnologías de la información y la comunicación, y en especial al uso de la web 1 y la web 2. Así, de un enfoque de comunicación unidireccional a través de materiales impresos, se ha pasado a la posibilidad de comunicación multidimensional. Desde una no presencia total, se ha pasado a las posibilidades de tener presencia virtual y, en muchas ocasiones, a una "presencia" que anula la distancia.

Actualmente, en la educación virtual, se busca potenciar la comunicación entre los componentes del sistema. Desde esta perspectiva, el diseño de situaciones didácticas y la producción de material educativo y de contenidos digitales debe posibilitar el intercambio multidireccional de significados. Igualmente, todos los soportes y servicios de apoyo en las situaciones de educación virtual deben brindar contextos de intercambio de significados.

Es necesario reconocer , como señala Esteve (2009), que en los últimos años Internet ha sufrido una revolución con la aparición de la web 2.0 o web social, lo que posibilita la creación colectiva de contenidos, el establecimiento de recursos compartidos y el control de la calidad de forma colaborativa entre los usuarios (Ribes, 2007). Este nuevo paradigma ha causado el uso masivo de tecnologías participativas y colaborativas mediante herramientas como los blogs, wikis, CMS, redes sociales, etc. En este contexto, el proceso didáctico, entendido como relación intercomunicativa, convierte al acto informativo en un acto interactivo, creativo y dialogal. La interacción pedagógica adquiere un significado mediador y orientador, que ayuda a representar, comprender, resignificar o crear conocimiento (Fainholc, 1999).

El estudiante durante su proceso de aprendizaje construye conocimientos, estableciendo relaciones entre sus experiencias y saberes previos con la nueva información presente en los materiales de estudio; y, al mismo tiempo, necesita ayuda externa para construir este conocimiento. El estudiante, para aprender, necesita la mediación de instrumentos o materiales educativos, y de otras personas.

Como podemos observar, educar mediante medios virtuales no consiste en una simple entrega de información destinada a producir aprendizaje, sino que implica un conjunto de interacciones didácticas que se presentan entre docentes y estudiantes o estudiantes entre sí. Se trata de un proceso de comunicación mediada en diferentes lugares y tiempos que contribuye a la construcción de conocimiento.

Las interacciones se producen entre los principales componentes: el alumno, el docente tutor, los contenidos transmitidos a través de diversos medios para el aprendizaje, y la estructura, organización y gestión de la institución. Estos componentes no actúan de manera aislada, sino que interactúan en espacios de comunicación a través de diversos medios y materiales educativos propiamente dichos.

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Más precisamente la interacción se puede establecer por vías de comunicación sincrónicas o asíncronas, dando lugar a dos tipos de diálogo: el simulado y el real (García Aretio, 1999).

El diálogo simulado es aquel que se produce a través de medios y materiales de estudio, diseñados, producidos y distribuidos por la institución educativa. En estos materiales (impresos, auditivos, audiovisuales o informáticos) se almacenan los contenidos que se pretende que el estudiante aprenda. Este diálogo simulado es de carácter asíncrono, ya que el tiempo de la producción y emisión del mensaje no coincide con el de la respuesta del alumno. El proceso de enseñanza-aprendizaje se diseña a través de materiales especialmente elaborados y se transmite y comunica a través de diversos medios como el impreso (unidades didácticas, módulos, guías, etc.), audiovisual (teléfono, diapositivas, cassette, vídeo, radio, televisión), informático (programas específicos, CD-ROM, hipermedia, Internet), y telemático (correo electrónico, chat, foro, redes sociales, etc.).

Los avances tecnológicos ponen a disposición una serie de medios y herramientas que hacen posible que los mensajes pedagógicos se emitan y recepcionen a través del tiempo y del espacio. Esta característica permite al estudiante ser el protagonista del tiempo, espacio y ritmo de su aprendizaje. De este modo, el estudio individual del material se hace más flexible y autónomo.

Pero es necesario que el estudiante tenga la oportunidad de preguntar, emitir opinión o contribuir con información sobre lo que está aprendiendo, a través de un diálogo real, el cual se produce a través de la comunicación sincrónica o asíncrona entre preofesor-tutor y estudiante, y entre estudiantes. El docente, no es precisamente el encargado de transmitir los conocimientos, sino más bien de motivar, acompañar y brindar ayuda para el aprendizaje cada vez más autónomo del alumno, y colaborativo entre el grupo de estudiantes.

Son diversos los autores que han estudiado las interacciones que se producen en el contexto virtual de enseñanza y aprendizaje (Moore, 1989; Gunawardena, 1994; Northrup, 2001). Destacamos la propuesta de Moore, quien señala la existencia de tres interacciones básicas: estudiante-estudiante, estudiante-profesor, estudiante-contenido. Los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia deberán tomar en cuenta estos tres niveles de interacción en el diseño y desarrollo de sus actividades de formación.

Progresivamente, otros autores han incorporado otros niveles de interacción que incluyen elementos como la interfaz, la retroinformación, la interacción con diversas herramientas electrónicas, entre otros. Al respecto, Hirumi (2002) propone tres niveles de interacción desde el punto de vista de los procesos del estudiante.

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El primer nivel corresponde a los procesos cognitivos internos que ocurren en cada aprendiz. En este nivel, encontramos los procesos metacognitivos, motivacionales y de comportamiento que cobran especial importancia para el éxito en la educación a distancia. Desde la psicología del desarrollo, estos procesos son resultados de la adaptación al entorno; mientras que desde el enfoque sociocultural, son producto de la interacción con el entorno social y cultural.

El segundo nivel se refiere a las interacciones que se producen entre el estudiante y los recursos humanos y no humanos a través de acciones diseñadas para estimular los procesos cognitivos del primer nivel. Las interacciones “humanas” se producen entre el estudiante y el profesor o tutor, entre estudiante y estudiante, y entre el estudiante y “otros”. De otra parte, las interacciones “no humanas” corresponden a las acciones que se dan entre el estudiante y los contenidos, el estudiante y la interfaz, y entre el aprendiz y el entorno. El tercer nivel corresponde a la interacción entre el aprendiz y las instrucciones. Este viene a ser un “metanivel” que sirve de soporte para organizar el segundo nivel de interacciones. En este sentido, cada estrategia instruccional debería basarse en los objetivos de aprendizaje, las características de los alumnos, el contexto, para luego seleccionar el tipo de interacción más adecuada entre el estudiante y los recursos humanos o no humanos.

El proceso de aprendizaje interactivo presenta de modo complementario dimensiones cognitivas y sociales. En este sentido, la interacción consiste en el conjunto de acciones mentales y sociales que desarrollan los estudiantes para llevar a cabo las tareas de enseñanza y aprendizaje.

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El estudiante desarrolla una serie de acciones mentales cuando interactúa con los contenidos y los materiales de estudio, que de cierto modo son también acciones sociales mediadas por el lenguaje. Pero también realiza una serie de acciones sociales cuando se comunica de manera sincrónica o asíncrona con otros estudiantes, con sus profesores o con especialistas en un determinado contexto educativo. Entonces, “la interacción social debe ser considerada como un conjunto de acciones interconectadas entre los miembros que participan en un determinado contexto educativo, en el que la actividad cognitiva humana se desarrollará en función de los elementos que determinan la naturaleza de ese contexto, en nuestro caso virtual” (Barberá et al, 2001: 164). Si bien la forma tradicional de enseñar y aprender se ha dado por transmisión, actualmente las tecnologías de la información y la comunicación transforman radicalmente este modelo al permitir la interactividad. Este término es muy utilizado en la actualidad, sin embargo no se encuentra definido en el diccionario. El término que sí encontramos es interacción, definido como “influencia recíproca”. Luz Marina Pereira en su “Estudio Comparado de la Educación Superior a Distancia en Iberoamérica” (2002) considera la interactividad como una característica importante de la educación a distancia. Para ella, la interactividad es un sistema abierto y flexible, donde el usuario elige qué, cómo y cuándo aprender, sin que tenga necesidad de coincidencia, ni en el espacio ni en el tiempo. En general, presenta dos tipos de interactividad; la primera, de carácter técnico o instrumental, que se produce entre el estudiante y el sistema; y la segunda, de tipo cognitivo, con doble tipología: la interacción entre el estudiante y el asesor o tutor, y la interacción entre estudiantes. Debido a la separación física, la interacción entre los estudiantes y maestros está mediatizada. La utilización de distintos medios para compensar la separación física del estudiante, es esencial para el éxito del estudio independiente. Mauri et al (2005) entienden la interactividad como “la organización de la actividad conjunta, es decir las formas que adoptan las actuaciones interrelacionadas de profesores y alumnos en torno a los contenidos y tareas de aprendizaje y de su evolución a los largo del proceso de construcción de conocimiento”.

Estos autores señalan que la interactividad constituye la unidad básica para analizar la calidad educativa de una actividad formativa a distancia, y distinguen en ella dos dimensiones:

• La dimensión tecnológica.

• La dimensión pedagógica.

Cada una de estas dimensiones a su vez puede darse en el plano potencial, las posibilidades que ofrece el diseño (lo posible), y en el plano real (lo efectivamente desarrollado), dando lugar a cuatro planos como muestra la Tabla 3.

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Tabla 1

INTERACTIVIDAD TECNOLÓGICA PEDAGÓGICA

Potencial

Formas en que la plataforma y herramientas tecnológicas permi-ten, promueven, limitan o impiden organizar la actividad conjunta de los sujetos. Integra dimensiones como: − accesibilidad, fiabilidad y

facilidad de uso de la plataforma;

− herramientas para la gestión académica;

− herramientas para la presen-tación de la información, para el diseño de las actividades de aprendizaje, para la evalua-ción, para el seguimiento, la comunicación, etc.;

− características de los materia-les educativos;

− entre otras.

Formas de organización conjunta, previstas en el diseño del proceso de enseñanza y aprendizaje, que permiten, promueven, limitan o impiden la interactividad de los estudiantes. Integra dimensiones como: − modelo psicoeducativo y psico-

pedagógico de referencia; − objetivos de aprendizaje; − organización y secuencia de los

contenidos; − características de los

materiales; − actividades de enseñanza y

aprendizaje previstas; − actividades de evaluación pre-

vistas; − recursos didácticos de apoyo; − entre otros.

Real

Usos efectivos que hacen profesor y estudiantes de las herramientas tecnológicas disponibles en la plataforma en la que se realizan las formas de organización de la actividad conjunta.

Estructura de la interactividad realmente desarrollada por el profesor y los alumnos durante el proceso de enseñanza y aprendizaje en el entorno virtual como aplicación del diseño previsto.

11..33.. CCAARRAACCTTEERRÍÍSSTTIICCAASS YY FFAACCTTOORREESS DDEELL AAPPRREENNDDIIZZAAJJEE AA DDIISSTTAANNCCIIAA El estudio a distancia es una alternativa para la formación permanente, ya que ofrece condiciones para que cada estudiante pueda organizar con libertad y flexibilidad su propio tiempo y espacio dedicado al estudio, y continuar realizando paralelamente sus actividades laborales, profesionales, familiares, etc. Sin embargo, el estudiante adulto no siempre está identificado, ni ha desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarse a esta modalidad de enseñanza y aprendizaje.

El proceso de aprendizaje a distancia es, en muchos casos, una experiencia nueva de aprendizaje debido a que:

• Las características propias de la modalidad virtual constituyen una dinámica distinta a la presencial.

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• Cuando los participantes son profesionales en ejercicio, esta dinámica les exige retomar el rol de estudiante, en paralelo a sus responsabilidades laborales y familiares propias de un adulto.

En este sentido, el estudiante adulto debe enfrentarse a ciertos cambios que presenta el aprendizaje a distancia con respecto al proceso presencial, entre los cuales destacan (Barberá y Badía, 2004):

o Organización menos definida del espacio y del tiempo educativos, ya

que los estudiantes no cuentan con aulas ni horarios establecidos por la institución educativa para llevar a cabo las actividades de enseñanza y aprendizaje. Por tal motivo, en el aprendizaje a distancia es necesario programar por sí mismo el espacio, los tiempos y ritmos del proceso de estudio. Además, deberán coordinar tiempos para participar o desarrollar actividades de aprendizaje cooperativas, cuando sean requeridas.

o Mayor uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación,

debido a la necesidad de acceder a los contenidos y desarrollar actividades de aprendizaje a través de los medios informáticos seleccionados por la institución. En este sentido, los estudiantes no pueden permanecer ajenos al dominio de la tecnología y en el caso que desconozca su uso general o específico, necesitará una formación previa en el uso procedimental o técnico. Barberá y Badía (2004) identifican cuatro tipos de habilidades tecnológicas básicas que requieren manejar los estudiantes al inicio de su proceso de aprendizaje:

o Habilidades para acceder al contenido (bases de datos, Internet). o Habilidades para el uso de programas de gestión de la

información (procesadores de textos, hojas de cálculo, etc.). o Habilidades para el aprendizaje en materiales hipertextuales y

multimedia. o Habilidades para comunicarse por medios telemáticos.

o Planificación y organización del aprendizaje menos guiada, al no

contar con interacción presencial constante con el profesor, y la posibilidad de interacción y de encausamiento constante del profesor en el aula, el estudiante a distancia necesita tener con anticipación mayor claridad, precisión y delimitación de los contenidos, ideas y condiciones de las actividades de aprendizaje propuestas. Para ello se suele entregar a los estudiantes una guía de estudio; sin embargo, al no contar con la presencia continuada del profesor, necesitan autorregular su proceso de aprendizaje, siendo activos y autónomos.

o Mayor base tecnológica de los materiales de aprendizaje, de

naturaleza digital, multimedia y estructura hipertextual, ya que demanda del estudiante distintos tipos de control sobre el material y sobre su itinerario de estudio. Este control se puede dar en tres aspectos: el ritmo de información presentada; la decisión sobre la secuencia de la presentación de la información y el acceso a los contenidos. Existen materiales cuyo control absoluto lo tiene el

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programa informático, mientras que en otros el control es compartido con el estudiante.

o Las condiciones tecnológicas condicionan el tipo de interacción

social, y las posibilidades de interacción entre el estudiante y el profesor, o con cada estudiante en particular, así como de los estudiantes entre sí. Esto requerirá una formación previa de los estudiantes en el manejo de las herramientas de comunicación e interacción telemática.

o Formas diferentes de desarrollar las actividades de aprendizaje, ya

que por lo general pueden llegar a ser bastante complejas hasta llegar a abarcar la totalidad de una secuencia didáctica presencial.

Cabe resaltar que los espacios de comunicación generados por el uso de herramientas de la web 2.0, desarrollan un tipo de participación más crítica, colaborativa y creativa. Estos nuevos medios de información y comunicación brindan un contexto que favorece el desarrollo del pensamiento crítico, la autonomía, la iniciativa, el trabajo colaborativo y/o la responsabilidad individual (Esteve, 2009).

El proceso de estudio a distancia comprende actividades individuales que no deben entenderse como un aprendizaje “aislado”, ya que se inserta en un proceso de interacción e interactividad que se produce en la relación entre el estudiante y el contenido. Al respecto, Monereo y Barberá (2000) identifican los siguientes momentos en el proceso de estudio a distancia:

a) Momento inicial de toma de contacto con el material: se da un acercamiento a los objetivos institucionales del material o del curso, y se clarifican los objetivos personales del estudio. Esta clarificación es muy importante, ya que durante el estudio personal, los objetivos imprimen una forma específica de diálogo entre lo que se estudia y quien estudia, que determina el tipo de motivación que orientará el aprendizaje. Este momento se dirige también a la planificación del estudio: la preparación del material de estudio con respecto a los objetivos, el dominio y la distribución del tiempo en función de la dificultad de cada materia y de los intereses de estudio, las predicciones o hipótesis generales a partir del primer contacto con el material, así como la selección de técnicas de análisis-síntesis y/o relación de la información.

b) Periodo concreto de estudio en el que el estudiante como responsable de su estudio personal se acerca al contenido. Al acercarse al material de estudio, las hipótesis formuladas durante la planificación se concretan en la formulación de preguntas sobre el contenido que se irán respondiendo a medida que se avance en el estudio. El estudiante puede realizar cualquier actividad que exija actividad mental como: tomar apuntes personales, completar información con otras fuentes, identificar lo más difícil, usar de modo estratégico técnicas y procedimientos de selección, síntesis y relación de conceptos (como la elaboración de resúmenes o esquemas que faciliten el estudio), así como realizar revisiones parciales del material de aprendizaje. Puede ampliar la información, consultando otras fuentes de información o compartiendo opiniones con sus pares en espacios de comunicación virtual.

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Dado que la información en la que se basa el estudio a distancia es fundamentalmente escrita, será sustancial que los estudiantes dominen procedimientos de comprensión de lectura del material de estudio, y de composición escrita para comunicarse, emitir opiniones, realizar consultas, aportar conocimientos y presentar los productos de su aprendizaje.

c) Momento final, de consolidación del estudio que, por razones de tiempo o interés, muchas veces puede ser la única etapa que exista en la interacción entre los contenidos y el estudiante. Esta fase de revisión y repaso del estudio no debería ocupar el último lugar en la secuencia de estudio, sino que debe desarrollarse de manera recurrente en la fase de estudio e incluso es recomendable planificar su frecuencia.

Este proceso de aprendizaje a distancia se encuentra afectado por determinados factores que es necesario considerar para lograr buenos resultados a través de la enseñanza.

Tomando en cuenta los aportes de Barberá y Badía (2004) reconocemos tres principales grupos de factores que afectan los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia: a) Factores personales Se trata de distintos factores que no son excluyentes, sino que se encuentran fuertemente interrelacionados, tales como:

♣ Situación Vital:

La situación vital del estudiante adulto influye en su proceso de aprendizaje, su cultura, su ocupación, metas laborales, situación familiar, personal, su estado de salud, entre otros aspectos que afectarán de una u otra manera su proceso de aprendizaje. En este sentido, hay que tener presente que la historia, la experiencia preliminar del aprendiz, afectan su realidad actual y sus actuaciones.

♣ Percepción de sí mismo:

En el proceso de aprendizaje intervienen factores afectivo-emocionales que generan sentimientos que influyen a cada individuo de manera particular y en la forma como se enfrenta a las situaciones de aprendizaje. Entre estos destacamos la percepción y el conocimiento que el estudiante construye sobre sí mismo, que implica el autoconcepto y la autoestima. El primero, referido al conocimiento de nuestras características personales, y el segundo, relacionado con la valoración afectiva que realizamos de nosotros mismos, especialmente de nuestras competencias. En el proceso de aprendizaje cobra especial importancia el autoconcepto cognitivo-académico y su relación con la motivación, puesto que el

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Metas de ejecución

conocimiento y valoración de las propias capacidades mentales orienta el modo de enfrentarse al estudio personal y al aprendizaje, así como el grado de interés e implicancia. La percepción de ser o no ser capaz de utilizar correctamente los conocimientos y habilidades que se poseen, determina el tipo de decisiones que se tomen para enfrentarse a una tarea determinada. Hay que considerar las aptitudes y experiencias previas, es decir, todas las características iniciales que el alumno posee: habilidades, estrategias, intereses, actitudes, características personales, escolarización primera, interacción con el profesor, entre otras, que influirán en sus creencias de autoeficacia.

♣ Motivación:

Cuando hablamos de la motivación como factor del aprendizaje, reconocemos distintos elementos o situaciones del propio aprendiz y de su entorno, que pueden desempeñar un importante papel en el interés y el esfuerzo hacia el aprendizaje, tales como: lo que dirán los demás, la preocupación por evitar un fracaso, la utilidad de lo aprendido, la necesidad de sentirse más capaz, sentirse a gusto, el reconocimiento material o social, etc. Se trata de los diferentes valores que pueden tener las tareas de aprendizaje y que se reflejarán en los objetivos o metas que el alumno se formule.

La orientación del aprendiz hacia uno u otro tipo de meta, vendrá determinada por sus experiencias anteriores de éxito o fracaso en el aprendizaje de tareas similares, por la interpretación que realice a partir de estas experiencias, y por la percepción que tenga de las demandas de la tarea. Básicamente podemos distinguir dos tipos de metas personales que el aprendiz puede plantearse:

cuando el alumno se enfrenta a la realización de una tarea con el objetivo de

aprender. cuando el alumno se enfrenta a la tarea preocupado por quedar bien o por evitar quedar mal.

Estos dos tipos de metas corresponden a los tipos de motivación intrínseca (motivos internos relacionados con el aprendizaje) y extrínseca (motivos externos relacionados con recompensas o castigos).

Metas de aprendizaje

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Para estar motivado hacia metas de aprendizaje, es necesario conocer la forma de resolver la tarea o problema que se plantea, ya que en caso contrario llegará un momento en que el interés quedará inevitablemente reducido por la falta de éxito. Este aspecto se hace más evidente en la modalidad de educación a distancia, donde cada una de las actividades o trabajos que el alumno debe realizar deben ser muy claros y directos, no dejar nada ambiguo o librado a malas interpretaciones; si ello se tomara en cuenta siempre, reduciríamos las tasas de deserción.

Así pues, el comportamiento del aprendiz será más estratégico en la medida que el deseo de aprender esté más orientado a experimentar el progreso personal y el dominio de la tarea (meta de aprendizaje) pero, a su vez, es

Incrementar la propia

competencia

Quedar bien, tener éxito,

evitar fracaso

Metas de aprendizaje (Internas)

Metas de ejecución (Externas)

implica establecer implica

establecer

pretende pretende

• ¿cómo? • proceso • errores = aprender • incertidumbre = reto • tareas difíciles • interés por lo que se

sabe y lo que no se sabe • criterios de evaluación

flexibles • expectativas = esfuerzo • profesor = ayuda • motivación intrínseca • atribuciones internas • control de objetivos

• ¿qué? • resultados • errores = fracaso • incertidumbre = amenaza • tareas fáciles • interés por lo que se sabe • criterios de evaluación rígidos • expectativas = competencias • profesor = juez • motivación extrínseca • atribuciones externas • no control de objetivos

EL APRENDIZAJE

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urgente el conocimiento de los medios para llevar a cabo la resolución de una tarea, es decir, conocer qué estrategias de aprendizaje puede utilizar, lo que permitirá al alumno esperar resultados positivos y centrarse en la aplicación de la información disponible.

♣ Otros factores personales:

Además de los factores señalados es importante considerar la estructura biológica del aprendiz, así como sus habilidades y procesos cognitivos (atención, memoria, pensamiento, lenguaje, transferencia); sus habilidades sociales (actitudes hacia los demás, comunicación, colaboración, tolerancia, etc.); sus diferencias individuales: tipo de inteligencia, estilos de aprendizaje; así como su capacidad de análisis, reflexión, conciencia y regulación de estos procesos cuando se enfrenta a tareas de aprendizaje particulares, capacidad conocida como “metacognición”, que analizaremos con más detalle en el segundo tema del curso.

b) Factores relativos a la tarea

Las demandas y las peculiaridades de cada tarea de aprendizaje, condicionan y determinan la toma de decisiones y el comportamiento del alumno en su proceso de aprendizaje. Entenderemos por “tarea” todas aquellas actividades diseñadas previamente por el profesor para conducir al alumno hacia un determinado aprendizaje o para comprobar su aprendizaje. Monereo, siguiendo a Newell y Simon (1972), señala que las tareas deberían tener las siguientes características:

• Tener un objetivo educativo preconcebido ¿qué es lo que queremos lograr con el desarrollo de dicha actividad?

• Definirse a partir de un estado inicial y un estado final, que son diferentes gracias al aprendizaje que el alumno adquiere mediante la realización de la actividad ¿qué es lo que alumno aprendió con la realización de la actividad?

• Implicar una serie de posibles condiciones que pautan y orientan su resolución: tiempo específico, manera individual o colaborativa, número de páginas, número de intervenciones en el foro, entre otras.

Denominamos tarea a cada una de estas actividades que el docente sugiere y que tienen un objetivo, un estado inicial y final, y unas condiciones de realización determinadas.

Para afrontar debidamente las tareas de aprendizaje en las que se ve involucrado el estudiante ha de tener en cuenta diversos factores:

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− la interpretación que el estudiante hace de la demanda de la tarea;

− las habilidades y el tipo de conocimiento implicado en la resolución de esta;

− el grado de complejidad y familiaridad que cada actividad educativa comporta.

♣ Interpretación de la demanda de la tarea:

Lo importante es que el alumno entienda claramente qué es lo que le estamos pidiendo que haga. Así, en cualquier actividad de aprendizaje es imprescindible que el alumno sepa identificar correctamente cuál es la demanda de la tarea, pues es del todo necesario que sepa interpretar las indicaciones que cada tarea lleva explícitas e implícitas, y entender dichas indicaciones en el mismo sentido en que han sido formuladas. En consecuencia, el docente o el tutor a través de las diversas modalidades de tutoría, deberían cerciorarse de que el alumno ha comprendido la actividad, ya que es imprescindible que el profesor siempre tenga la certeza de que el aprendiz ha entendido lo que se le está pidiendo que haga. Si nunca nos dedicamos a constatar si el significado que para nosotros tiene una determinada tarea es el mismo (o al menos parecido) que el que tiene para el estudiante, nunca sabremos si la inadecuada realización de ella se debe a una selección errónea de los procedimientos necesarios para resolverla (lo que supondría que no utiliza estrategias) o puede explicarse por una interpretación inadecuada de la demanda, con lo que estaríamos ante un correcto uso estratégico de procedimientos, pero utilizados al servicio de un objetivo inadecuado.

♣ Habilidades cognitivas y tipo de conocimiento implicado en la

resolución de la tarea: Otro aspecto que hay que tener en cuenta una vez que se ha identificado correctamente la demanda de la tarea, es el que hace referencia a la naturaleza de dicha demanda, en un sentido doble:

Las habilidades cognitivas que implica su resolución. El tipo de contenido que dicha tarea involucra.

Respecto del primer punto, el alumno debería saber qué habilidades cognitivas (o de procesamiento de la información como observar, comparar, ordenar, clasificar, representar, interpretar, inferir, etc.) debería usar para una correcta resolución de la tarea. Para tal efecto, el tutor podría ayudar al alumno a poner en marcha las habilidades adecuadas a cada tipo de demanda.

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Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el que hace referencia al tipo de contenido que la resolución de cada tarea implica: conceptual, procedimental o actitudinal.

Conceptual relativo a hechos, conceptos y principios, presente en el

tipo de tareas que pide al alumno que esté dispuesto a plantearse y saber decir: ¿qué es?, ¿cómo es?, ¿cuáles son sus características más significativas?, ¿en qué se parece o en qué se diferencia de tal o cual hecho, concepto o principio?

Procedimental relacionado con los componentes prácticos del saber, o dicho de otra manera, con el conjunto de acciones ordenadas que un alumno debe llevar a cabo (debe “saber hacer”) para alcanzar una meta determinada definida en los objetivos o competencias curriculares.

Actitudinal relativo a los valores (honestidad, responsabilidad, igualdad, libertad, etc.) que están explicitados en los objetivos o competencias curriculares.

Estos dos factores que acabamos de presentar, las habilidades implicadas en la resolución de la tarea y el tipo de contenido que cada tarea involucra, no son independientes entre sí sino todo lo contrario, pues se acepta que cada disciplina curricular se caracteriza por un tipo de contenido determinado que exige un esfuerzo intelectual también más o menos específico, en el sentido que enfatiza unas habilidades cognitivas por encima de otras.

♣ Nivel de complejidad de la tarea e importancia de la experiencia

previa:

Un último aspecto que hay que tener en cuenta sobre la tarea, es el que hace referencia tanto a la familiaridad o experiencia previa que el alumno tiene con cada tipo de tarea, como al grado de complejidad que cada una de ellas comporta. Es muy importante tomar en cuenta esta variable en la modalidad a distancia, ya que muchos de nuestros alumnos no han tenido experiencia de aprendizaje en una modalidad a distancia y tratan de trasladar sus experiencias de estudio presenciales a lo que ahora están viviendo. Es necesario analizar el grado de complejidad de la tarea, es decir, tener en cuenta la cantidad y complejidad de los procedimientos que precisa su resolución. Ciertamente, hay tareas cuya solución implica la puesta en marcha de un solo procedimiento, que consta de secuencias de acción delimitada y fácil de realizar; mientras que, en contraste, hay tareas cuya resolución es mucho más complicada, tanto por la variedad de procedimientos que involucran como por la complejidad cognitiva de las secuencias implicadas en ellos. Para actuar estratégicamente, en cada caso el estudiante debe saber valorar adecuadamente la complejidad de la tarea que tiene delante, ya que su estimación determinará el tiempo y el esfuerzo que haya que dedicar y, lo que es más importante, la

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cantidad, naturaleza y complejidad de los procedimientos necesarios para resolverla. En lo que respecta a la familiaridad del alumno con la tarea que tiene que realizar, parece innecesario resaltar que la experiencia previa suele facilitar su resolución. Es importante señalar la necesidad de que el alumno se haga una idea de la dedicación y esfuerzo que cada actividad de aprendizaje le va a suponer, ya que la selección y utilización de procedimientos adecuados para su resolución también dependerá de este aspecto. En este sentido, el alumno debería poder seleccionar entre los procedimientos que le supondrán más tiempo y seguramente le procurarán una mayor calidad en su aprendizaje de los que, no siendo tan laboriosos, también podrían ajustarse a la demanda de la tarea, aunque siempre debe ser consciente de que pueden suponer un menor aprovechamiento. Sea como sea, es necesario entender que la elección de un procedimiento complicado no es siempre la solución más estratégica, ya que algunas tareas aparentemente complejas pueden resolverse con métodos simples, si estos son apropiados.

c) Factores relativos al contexto de estudio Entre los factores del contexto de estudio resaltan:

o Características institucionales/ de la modalidad o Características de las herramientas tecnológicas y los entornos virtuales o Profesor o Interacción social o Variables ambientales

Los factores personales y aquellos relativos a la tarea interactúan en el marco de la organización administrativa y académica de la institución educativa: la modalidad a distancia, su modelo educativo, el rol que se le otorga al alumno y al docente; el modelo de gestión, la organización de los procesos de inscripción, de estudio, de evaluación, certificación, etc.; el currículo y plan de estudios de la oferta académica particular; los sílabos o programas de estudios de cada curso, entre otros. Otro factor a relevante son las características del entorno virtual y las herramientas tecnológicas que se decidan utilizar para interactuar con los contenidos de aprendizaje, con los profesores y los compañeros de estudio. El estudiante deberá considerar estas condiciones para utilizar adecuadamente los medios y lograr un adecuado aprendizaje. El profesor y el sistema de ayudas pedagógicas previstas también son factores que influirán en el proceso de aprendizaje, dándole o no al estudiante la posibilidad de consultar, intercambiar significados, o solicitar ayuda cuando lo requiera. Además, el tipo de interacción social prevista por el curso o programa facilitará de una manera u otra el proceso de aprendizaje, sin dejar de lado que los propios estudiantes puedan

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comunicarse entre sí, de manera espontánea, fuera de las actividades de aprendizaje colaborativas previstas. Finalmente, hay que considerar variables ambientales como el cronograma de estudios, la duración de las actividades, los espacios de trabajo, los medios y materiales que el alumno debe prever, entre otros. Presentamos una síntesis de los principales factores del aprendizaje, así como pautas de actuación para facilitar en los estudiantes la tomar de conciencia y el manejo de los mismos (Monereo, 1994):

Tabla 2: Factores del aprendizaje

FACTORES PAUTAS DE ACTUACIÓN

Factores personales a. Percepción de uno mismo

(autoconcepto, autoestima, autoeficacia).

b. Motivación

Favorecer el intercambio bidireccional de

ideas. Hacer comprender el concepto de

inteligencia modificable. Orientar explicaciones de éxito y fracaso

positivas. Dar información sobre los procesos en el

aprendizaje. Establecer objetivos próximos. Ayudar al alumno a tener conciencia de los

propios intereses. Fomentar que el alumno formule metas de

aprendizaje. Organizar la actividad en grupos

cooperativos.

Factores de la tarea a. Interpretación de la tarea b. Habilidades cognitivas c. Tipos de conocimiento

Ayudar al alumno a identificar la demanda

de la tarea. Utilizar el lenguaje adecuado al nivel de

los alumnos para facilitar la apropiación del significado.

Comprobar que la interpretación por parte del alumno y la demanda de la tarea se acerca a la del profesor.

Actuar como modelo de comportamiento

estratégico. Explicar las habilidades necesarias y

potenciar su desarrollo y aplicación. Adecuar la metodología al tipo de

conocimiento (declarativo, procedimental y actitudinal).

Orientar el pensamiento de los alumnos a través de la interrogación.

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d. Complejidad/Familiaridad

Explicitar los motivos que justifican la utilización de determinados procedimientos.

Comprobar los conocimientos y experiencias previas del alumno.

Factores del contexto de estudio a. Características institucionales/

de la modalidad b. Características tecnológicas c. Profesor d. Interacción social c. Variables ambientales

Informar sobre el modelo educativo de la

institución. Informar sobre las características de la

modalidad de educación a distancia. Explicar y orientar sobre los procesos

administrativos. Explicar y orientar sobre los procesos de

estudio y aprendizaje a distancia. Proporcionar un manual sobre el uso de la

plataforma. Realizar capacitaciones para su adecuada utilización.

Explicar el rol del profesor a distancia y las ayudas que brinda y los medios para comunicarse con él.

Orientar el desarrollo de actividades cooperativas y el uso de herramientas de comunicación social.

Favorecer el análisis de las variables de tiempo y espacio.

RReeggrreessaarr

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1.4. APRENDIZAJE AUTÓNOMO Y ESTRATÉGICO

El estudio a distancia presenta ventajas para la formación permanente, ya que ofrece condiciones para que cada estudiante pueda organizar con libertad y flexibilidad su propio tiempo y espacio dedicado al estudio, y continuar realizando paralelamente sus actividades laborales, profesionales, familiares, etc., como muy bien lo expresa Malagón en la siguiente cita:

“La educación a distancia es una modalidad educativa que se encuentra en pleno auge en la sociedad actual (…) Ello se debe, entre otros motivos, a que las modalidades educativas tradicionales presenciales tienen problemas para dar respuesta a las necesidades formativas del momento, su cubrimiento es escaso y atiende mínimamente la demanda de programas académicos y cursos, la dificultad del estudiante para asistir regularmente a un centro educativo por lo que el desarrollo le exige trabajar y capacitarse a la vez, además de que debe ser asistiendo a su familia, a los compromisos sociales y ciudadanos” (Malagón 2004: 2)

Los avances en las tecnologías de la información han favorecido el aumento de la oferta de programas bajo la modalidad de educación a distancia, que centra la responsabilidad del aprendizaje en el alumno más que en el maestro. En este contexto, el participante-alumno se ve enfrentado a condiciones sui generis que contrastan con las prácticas comunes de los sistemas educativos presenciales. La distancia física con el profesor y los compañeros, el aumento acelerado de fuentes de información o el uso de tecnologías como medio de comunicación, son algunos ejemplos de las peculiaridades que hacen que programas de educación a distancia requieran que los alumnos usen estrategias ad hoc para el aprendizaje (Valenzuela, 2000). La educación a distancia parte de una concepción más flexible centrada en el estudiante y en sus procesos de auto e interaprendizaje a través de una comunicación mediada. Sin embargo, el estudiante adulto no siempre está identificado ni ha desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarse a esta modalidad de enseñanza y aprendizaje.

El estudiante adulto requiere desarrollar un aprendizaje estratégico que le permita analizar las condiciones nuevas y las exigencias de la modalidad para seleccionar sus estrategias y organizar de manera autónoma su proceso de aprendizaje.

El estudiante requiere organizar su tiempo, espacio y proceso de estudio, para lo cual necesita: una predisposición y motivación intrínseca, un deseo de aprender y una claridad del por qué y para qué desea aprender, que lo impulse a planificar y actuar para conseguir sus metas de aprendizaje. Además, el estudiante requiere de un buen conocimiento y regulación de sus propios recursos para lograr estas metas.

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En este contexto, el estudio y aprendizaje a distancia, exige un alumno “estratégico” preparado para la toma de decisiones y el autoaprendizaje, que sea partícipe y responsable de su proceso de aprendizaje y de sus logros.

El estudiante de programas de educación a distancia se enfrenta al reto de realizar un aprendizaje más autodirigido, autónomo y autorregulado (Valenzuela, 2000). Un aprendizaje autodirigido es aquel en que la persona define claramente las metas de aprendizaje que quiere alcanzar; las relaciona con las necesidades concretas de su trabajo y de su desarrollo personal; y elige, de entre varias opciones posibles, un programa educativo que le permita satisfacer dichas necesidades (Grow, 1991). Definidas las metas, la responsabilidad de la persona se extiende hasta ahora a definir la forma en que va a estudiar. El término ‘autonomía’ etimológicamente significa que la persona es la que define sus propias normas. Así, un aprendizaje autónomo exige del estudiante definir las normas concretas que regirán sus procesos de aprendizaje. Programas flexibles en tiempo, permiten a la persona decidir en qué horarios va a estudiar y con qué frecuencia, de acuerdo a las necesidades de su curso, a su ritmo personal de aprendizaje y al nivel de dominio que desee alcanzar. Programas flexibles en espacio, permiten a la persona decidir dónde va a estudiar y cómo va a adecuar su contexto físico para evitar distracciones y contar con los recursos necesarios (textos, computadora) para realizar dicho estudio. Se trata de un proceso de aprendizaje autónomo, entendiendo la autonomía como la facultad de tomar decisiones que permitan regular el propio aprendizaje, orientado a la consecución de determinadas metas, en un contexto que posee condiciones específicas. Por ello, es necesario que los estudiantes sean capaces de reconocer las características y demandas del contexto, así como de autorregular sus acciones para aprender, siendo cada vez más conscientes de las decisiones que toman, de los conocimientos que ponen en juego y del proceso que siguen; de sus dificultades para aprender y del modo de superarlas.

“Sin embargo, la autonomía no debe confundirse con el autodidactismo, dado que un autodidacta es aquel estudiante que selecciona los contenidos y no cuenta con una propuesta pedagógica y didáctica para el estudio. (Litwin, 2000: 17)

Desde esta perspectiva, hablamos de un aprendizaje autónomo y no independiente, ni autodidacta. Si entendemos por independencia, como dice el diccionario, “la no admisión de control o dependencia externa”, parece evidente que no podemos hablar de estudio independiente dado que, desde la perspectiva del aprendizaje sociocultural “la influencia de los demás, sobre la forma en que aprendemos, sea ésta directa o indirecta, implícita o explícita, siempre existe desde el momento en que admitimos que gestionamos nuestras ideas y conocimientos a través del lenguaje y unos procedimientos que tomamos prestados de personas de nuestro entorno y que gradualmente nos los hemos apropiado y han pasado al control de nuestra mente”. (Monereo 2001: 13)

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Finalmente, habiendo definido metas y normas de estudio, el alumno debe ponerse a estudiar de forma tal que supervise continuamente su proceso de aprendizaje en pro del logro de las metas trazadas. El término autorregulación se refiere precisamente a este aspecto. Un aprendizaje autorregulado se tiene cuando la persona aplica sus estrategias de aprendizaje; se autoevalúa para asegurarse que el contenido por ser aprendido ha sido realmente aprendido; y señala, en caso necesario, medidas correctivas para alcanzar las metas de aprendizaje mediante otras opciones estratégicas. (Pintrich y García, 1992; Schunk y Zimmerman, 1994; Zimmerman, 1990). Entonces, es importante tener presente que los estudiantes a distancia desarrollen un aprendizaje:

Autodirigido Autónomo Autorregulado

El aprendizaje en la educación a distancia es personal, pero no está exento de la interacción social que facilita la construcción de conocimiento. El proceso de estudio es individual pero no “aislado”, ya que se inserta en un proceso de interactividad (Coll, 1991) que amplía el término de interacción reservado a relaciones presenciales entre profesores y estudiantes. Las relaciones pre-interactivas y post-interactivas que se dan por parte de los alumnos, respectivamente antes de la relación presencial (planificación del estudio) y después de ella (realización de actividades de aprendizaje), constituyen la extensión del proceso de interactividad frente al de interacción.

En resumen, el estudio personal del contenido específico [...] se tiene que aprender paralelamente a una progresiva conciencia de las condiciones en las cuales se desarrolla el estudio, precisamente porque esta mayor conciencia se puede poner al servicio de una mejora y reajuste del estudio personal. Este aprendizaje [...] que se lleva a cabo de manera integrada comporta [...] procesos metacognitivos de planificación del estudio (a nivel temporal, pero también a nivel de contenidos y objetivos de aprendizaje y a nivel de técnicas a utilizar en el decurso del estudio) y de ejecución y revisión de los propósitos esbozados en la fase de planificación. En la práctica, estos procesos se explicitan pocas veces y solo afloran cuando existen problemas y el estudio no se desarrolla con resultados satisfactorios” (Monereo y Barberá 2000: 302).

En síntesis, un estudiante que participa en un programa de educación a distancia, necesita convertirse en un aprendiz estratégico y autónomo, capaz de autorregular su estudio y aprendizaje, desarrollando actitudes favorables y habilidades de organización y planificación del estudio; lectura, análisis e interpretación de información; manejo de las nuevas tecnologías de la información; habilidades de

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comunicación e interacción para un aprendizaje colaborativo, todo ello con responsabilidad y autonomía (Del Mastro, 2003). Estudiar a distancia, supone un aprendizaje paralelo de procesos de autorregulación de la actividad mental y también afectiva de los componentes más directamente relacionados con el estudio. Es decir, que el estudiante requiere el uso de estrategias que le ayuden a aprender a aprender en las condiciones y demandas específicas de la modalidad a distancia. En síntesis, la construcción del conocimiento estratégico en los estudiantes de un programa que se ofrece en la modalidad a distancia, integra tres aspectos:

• Querer aprender (interés y deseo de aprender).

• Poder aprender (desarrollo de procedimientos y habilidades necesarios

para aprender en las condiciones de la educación a distancia, así como de su capacidad metacognitiva).

• Saber aprender (implica el tratamiento del contenido mismo del

aprendizaje partiendo de la toma de conciencia de las propias teorías implícitas sobre el estudio y el aprendizaje).

RREEGGRREESSAARR

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1.5. APRENDIZAJE COLABORATIVO Y EN RED Algunos sistemas de educación a distancia parten de una concepción de aprendizaje centrada en la actividad autoestructurante e individual del alumno. Su propuesta se centra exclusivamente en el autoaprendizaje del alumno, gracias a la interacción individual de este con los materiales de aprendizaje. A diferencia de las primeras generaciones de educación a distancia en las que el énfasis principal estaba dado por el aprendizaje independiente del estudiante, actualmente la incorporación de las TIC, y especialmente la web 2.0,en los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia, ha ampliado enormemente las posibilidades de interacción sincrónica y asíncrona entre los estudiantes. De este modo, los propios estudiantes pueden ejercer una influencia educativa entre sus compañeros, es decir que pueden ejercer el rol de mediadores, tradicionalmente reservado al profesor tutor. La interacción entre estudiantes puede producirse de manera espontánea o mediante actividades grupales de aprendizaje especialmente diseñadas. Pueden establecer contacto entre ellos de manera espontánea vía telefónica o virtual para realizar consultas acerca de datos específicos, de los contenidos o de tareas de aprendizaje. Se puede favorecer esta toma de contacto a través de la creación y entrega de directorios. También pueden formar grupos de estudio para intercambiar información y colaborar mutuamente en la construcción de conocimiento, por medio de reuniones presenciales o comunicaciones electrónicas. De otra parte, se pueden diseñar actividades de aprendizaje grupales. Así, pueden organizarse foros virtuales de discusión en los que los diversos participantes expongan sus puntos de vista sobre un tema determinado y enriquezcan mutuamente sus significados. Los estudiantes también pueden interactuar cuando desarrollan tareas de aprendizaje y actividades de evaluación de naturaleza grupal, con la participación de todos los miembros del grupo. Con ello, se abren diversas posibilidades de colaboración entre los estudiantes, incluso se puede hablar de “entornos virtuales colaborativos”.

Los entornos virtuales colaborativos, potencialmente, promueven el intercambio de ideas y valores, y motivan el desarrollo personal y grupal.

Sin embargo, la palabra “colaboración” en la educación a distancia es entendida generalmente como la posibilidad de conexión virtual entre dos o más estudiantes, cuando físicamente no se pueden encontrar, para que se pueda producir un intercambio de información destinada al desarrollo de una actividad grupal. Al respecto Barberá, Badía y Mominó (2001) señalan que el hecho de existir la posibilidad tecnológica de interactuar con otros compañeros ha transformado muy poco los procesos reales de enseñanza y aprendizaje que se han venido produciendo tradicionalmente en la educación a distancia, vinculados en gran medida a los supuestos del aprendizaje autónomo o independiente.

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Reconocemos el valor del grupo y de la interacción social como ayuda para la construcción de significados compartidos entre los estudiantes así como para el desarrollo de habilidades sociales y cognitivas. Por tanto, es necesario prever y diseñar oportunidades y actividades, que promuevan y faciliten este tipo de interacción. Desde esta perspectiva, se entiende la colaboración como la interacción entre dos o más estudiantes para la articulación o coordinación de acciones destinadas a realizar una actividad de aprendizaje. De este modo, la colaboración se constituye en un elemento necesario para el aprendizaje, al superar el modelo de enseñanza y aprendizaje centrado en procesos independientes sin interacción social con otros. Diversas investigaciones, (Johnson y Johnson, 1991; Tudge y Rogoff, 1989; Teasley y Roschelle, 1993, Light et al en Dillenbourg, 1999), recogen evidencias que demuestran que las experiencias de aprendizaje cooperativo favorecen un mejor rendimiento y productividad de los participantes, además del desarrollo de relaciones interpersonales de simpatía, cortesía, respeto mutuo y sentimientos de obligación y de ayuda. Estos estudios señalan que el uso de la computadora puede producir un contexto particularmente significativo para la interacción social a través del uso de ambientes de aprendizaje que faciliten la interacción social, la interacción y la cooperación. Sin embargo, la interacción entre personas dispersas geográficamente para el aprendizaje colaborativo a través de la red presenta mayores dificultades que la interacción presencial (Hansen, Dirkinck, Lewis y Rugelj, 1999), debido a diversas limitaciones. Entre estas destacan las limitaciones de hardware como la velocidad, el ancho de banda de la tecnología disponible; las limitaciones de software de acuerdo a las posibilidades de las herramientas utilizadas; las resistencias de los usuarios, que pueden responder a factores psicológicos, organizacionales, o tecnológico, o a la falta de alguna de las habilidades necesarias para utilizar las herramientas o para enfrentar las tareas colaborativas, lo cual puede desmotivar a los participantes en el uso de las herramientas. Entonces, es necesario considerar estas limitaciones para prever acciones de inducción al uso de herramientas o de adaptación de las exigencias a las capacidades de la tecnología disponible. No obstante, la interacción entre estudiantes a través de la red para el aprendizaje colaborativo es cada vez más frecuente, pues posee un gran valor educativo, ya que favorece la confrontación entre puntos de vista y el progreso intelectual. La exigencia de una actividad grupal genera conflictos sociocognitivos (Perret-Clermont en Coll, 1991) que movilizan las reestructuraciones cognitivas y provocan el progreso intelectual de sus miembros. Al mismo tiempo, la ayuda y el soporte mutuo que proporciona la situación interactiva fuerza la reestructuración intelectual, mediante la regulación recíproca que ejercen entre sí los participantes y progresivamente por la autorregulación individual (Vygotsky, Forman y Cazden en Coll, 1991). De este modo, el trabajo colectivo favorece la ayuda y modelamiento mutuos entre los participantes para superar las dificultades que pueden presentar así como la corrección de posibles errores.

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Dado que el término “aprendizaje colaborativo” es bastante amplio, consideramos conveniente analizar sus características generales, para luego centrarnos en aquellas propias de la enseñanza y el aprendizaje cooperativo virtual en particular. En términos generales, el aprendizaje cooperativo se refiere a la “situación en la cual dos o más personas aprenden o pretenden aprender algo juntas” (Dillengbourg 1999:2). En este sentido, nos remite a aquellas tareas que realizan los estudiantes en grupo con objetivos comunes, de modo que cada uno solo puede alcanzar sus objetivos si y solo si los demás consiguen los suyos (Rué, 1998). En la situación de aprendizaje colaborativo, los estudiantes se relacionan entre sí de manera interactiva, sincrónica y “negociada” (Dillenbourg, 1999). Se rompe con la estructura clásica de los sistemas educativos tradicionales, ya que no se presenta un sujeto que posee los conocimientos (profesor) y un sujeto receptor (alumnos), sino un diálogo intersubjetivo en el grupo que posibilita el intercambio de significados. Para ello, se requiere de habilidades sociales de comunicación y negociación necesarias para la organización y el desarrollo de las tareas en grupo. Además, se debe contar con ciertos componentes esenciales para que los esfuerzos de los miembros del grupo sean productivos, más que competitivos e individualistas. Estas condiciones son las siguientes (Johnson y Jonhson, 1995):

♣ Interdependencia positiva bien definida, es decir que los esfuerzos de cada miembro del grupo son necesarios e indispensables para el éxito del grupo, y gracias a sus recursos, roles y responsabilidades, cada uno contribuye con la meta común.

♣ Interacción fomentadora, que hace que los estudiantes brinden lo mejor de sí para lograr los objetivos gracias a la ayuda, esfuerzo y aliento mutuos, así como al intercambio de información, puntos de vista y recursos para desarrollar la tarea y obtener las metas.

♣ Responsabilidad individual bien definida para lograr las metas del grupo, para lo cual se sugiere formar grupos pequeños y recoger evidencias del desempeño individual.

♣ Uso frecuente de habilidades interpersonales y grupos pequeños, dado que los participantes deben conocerse y tenerse confianza, comunicarse clara y directamente, aceptarse y ayudarse así como resolver conflictos de modo constructivo.

♣ Monitoreo y autoevaluación del grupo, frecuente y periódicamente, acerca de su funcionamiento actual con el fin de mejorar su eficacia futura.

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Ahora bien, la colaboración en contextos virtuales de enseñanza y aprendizaje cumple principalmente con dos funciones (Barberá, 2001): la construcción de conocimiento, la formación y desarrollo de comunidades virtuales de aprendizaje. Para favorecer la construcción de conocimiento, es necesario diseñar actividades que propicien la interacción cooperativa con otros, como complementarias a otras actividades de aprendizaje centradas en la relación del estudiante con el material y el contenido, o entre el estudiante y el tutor. De este modo, las actividades que involucran la interacción con los compañeros sirven de mediación social para la construcción del conocimiento. Para el desarrollo de actividades de aprendizaje virtual cooperativa, se debe tomar en cuenta aspectos formales como la existencia de una tarea grupal, que precise la meta que implica afrontar y resolver una tarea o problema común; la distribución y asignación de roles a los estudiantes, así como la disposición de recursos suficientes para desarrollar la actividad propuesta. Además, se deben considerar desde el punto de vista psicológico-cognitivo que la colaboración se dé a lo largo del proceso de aprendizaje virtual; que ayude a desarrollar y evaluar diferentes conocimientos personales; que propicie la modificación de estructuras previas o la creación de nuevas; y que sea necesaria la interacción y conversación entre los participantes para negociar significados, resolver problemas o elaborar trabajos. Todo ello implica la intervención del profesor en el diseño de la actividad y en el acompañamiento durante su desarrollo, aclarando en qué consiste la tarea, fomentando la interdependencia positiva y ofreciendo ayudas ajustadas al trabajo grupal. Asimismo, implica supervisar el proceso de interacción grupal y evaluar la cantidad y calidad del aprendizaje. La segunda función que cumple la colaboración es la de crear y desarrollar comunidades virtuales de aprendizaje, entendidas como grupos de personas que aprenden en común y participan con sus aportes en torno a un tema o necesidad de interés común. En estas comunidades profesores, estudiantes y expertos colaboradores se convierten en co-aprendices, negociando significados y compartiendo el conocimiento, en una relación de pares donde todos aprenden de todos gracias a la participación con distintos niveles de dominio del tema (Brown Ellery y Campione, 1998; Jonnassen y Roher-Murphy, 1999; y Pallof y Pratt, 1999). Estas comunidades para ser “saludables” deben presentar las siguientes características (Collison, 2000):

♣ Los participantes envían regularmente mensajes.

♣ La comunidad satisface las necesidades de sus miembros y sus participantes expresan opiniones sinceras.

♣ La colaboración y la enseñanza entre participantes es evidente así como la

moderación espontánea entre ellos.

♣ El contenido y el facilitador son aceptables y evidentes.

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♣ Los participantes muestran preocupación y apoyo por la comunidad. Son diversos los factores que influyen en la forma que toma el diálogo profesional en un ambiente virtual, como las metas las pautas u orientaciones institucionales, las expectativas del facilitador y participantes hacia el trabajo individual o colaborativo, el contenido, el interfaz. Por ello, al inicio de la comunidad, es importante proponer actividades introductorias de formación de grupos, reconocimiento de sus miembros, establecimiento de expectativas, expresión de intereses personales. La idea es proporcionar un espacio y un tiempo para que los participantes vayan creando un sentido de comunidad y una visión compartida para dar espacio, luego, a interacciones más elaboradas e ir construyendo progresivamente diálogos que faciliten la indagación, el pensamiento reflexivo y el discurso razonado, con la ayuda del moderador. Sin embargo, las dificultades en la constitución y organización de los grupos pueden ocasionar falta de comunicación y negociación entre sus miembros para su correcto funcionamiento. Puede que las actividades estén demasiado estructuradas y dirigidas por el tutor, con lo cual se resta autonomía y autoconfianza al grupo. Contrariamente, cuando las pautas son poco claras, puede presentarse confusión sobre los roles, tipo de participación y nivel de responsabilidad de los diversos miembros, lo que provoca en algunos una participación superficial sin el aporte de ideas sustanciales o alternativas. Por último, el ritmo de aprendizaje puede constituir un obstáculo, puesto que es necesario armonizar diferentes ritmos personales, con lo cual puede alargarse el tiempo de la tarea. Podemos observar que las actividades de aprendizaje colaborativo se centran en la experimentación, la búsqueda y la evaluación de la información, la discusión y la resolución de problemas en grupo, actividades orientadas al “aprender a aprender”, más que a la consolidación de un conjunto de conocimientos ya elaborados. El sentido del aprendizaje colaborativo radica justamente en estas actividades y mecanismos que se producen con más frecuencia en las interacciones sociales que en el aprendizaje individual. En la educación a distancia, corresponde al tutor ser el facilitador de los procesos de organización y funcionamiento de los grupos de trabajo y un dinamizador de su actividad. El tutor no constituye la única fuente de información y conocimiento, sino que promueve actividades de búsqueda de nuevas fuentes y recursos, y favorece la implicación activa de los participantes en su propio aprendizaje, con un liderazgo compartido, ya que todos y cada uno tienen un rol fundamental dentro el grupo.

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1.6. REQUERIMIENTOS Y ESTRATEGIAS PARA EL APRENDIZAJE A DISTANCIA

Piense en su experiencia como estudiante a distancia y responda:

¿Cuáles han sido sus principales dificultades para el estudio y aprendizaje en la modalidad?, ¿qué ha hecho para superarlas? ¿Qué actitudes y habilidades considera necesarias para estudiar a distancia?, ¿por qué? ¿Qué estrategias de aprendizaje suele utilizar para el estudio a distancia?

Como hemos señalado, el estudio a distancia puede generar ciertos cambios y dificultades en los estudiantes que, por lo general, están familiarizados con sistemas presenciales de enseñanza y de aprendizaje, con márgenes de espacio y tiempo más delimitados.

Al respecto, Borges (2005) analiza las principales causas de la “frustración del estudiante en línea” e identifica, en primer lugar, al propio estudiante que muchas veces incurre en acciones u omisiones que ponen en peligro su formación de manera directa o indirecta, como por ejemplo:

- no disponer de suficiente tiempo, - poseer expectativas irreales, - matricularse en un curso que no responda completamente a sus

objetivos - no tener estrategias adecuadas por la formación en línea, - no participar en las actividades colaborativas, - desconocer los canales de ayuda.

Para enfrentar estas dificultades, los estudiantes deben poseer ciertas actitudes y desarrollar habilidades y estrategias que favorezcan su proceso de aprendizaje a distancia. A continuación, presentamos aquellos requerimientos que consideramos necesarios para que el estudiante pueda estudiar y aprender a distancia:

• Motivación por el aprendizaje del contenido.

• Organización y manejo del propio tiempo y espacio.

• Responsabilidad y compromiso con sus estudios.

• Uso y manejo de los medios y materiales educativos con énfasis en los recursos informáticos.

• Dominio de un mínimo de estrategias de aprendizaje.

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• Conocimiento y autorregulación de los propios recursos para lograr las

metas del aprendizaje.

• Habilidades de interacción y comunicación.

Como hemos señalado, en el proceso de estudio a distancia el componente de autoaprendizaje adquiere un nuevo valor, al igual que la autonomía y la autorregulación. Por ello, es indispensable la motivación por el aprendizaje de los contenidos, así como la iniciativa para el estudio, pues de este modo el estudiante se hace responsable de sus propios logros en el transcurso de las diferentes actividades de aprendizaje. Sabemos que en la modalidad a distancia es el propio estudiante quien debe fijar sus tiempos y ritmos de aprendizaje (dentro de los plazos establecidos), al igual que diagnosticar sus propias necesidades y sus demandas de apoyo tutorial. En este contexto, consideramos indispensable que el estudiante “a distancia” pueda llegar a ser capaz de planificar, monitorear y evaluar su tiempo, espacio y nivel de aprendizaje; considerando que, por lo general, tiene que compartir su actividad de estudio con otras de tipo laboral o familiar.

“Para que un estudiante virtual pueda desarrollar su aprendizaje con autonomía requiere el uso articulado de varias habilidades que le permitan tomar decisiones más adecuadas para llevar a cabo una construcción significativa de sus conocimientos”. (Barberá y Badía 2004: 55)

Entre estas habilidades destacan las de saber interpretar adecuadamente los objetivos de cada actividad de aprendizaje, para lo cual debe establecer comunicación con el profesor para aclarar eventuales dudas. Además, es necesario aprender a planificar las acciones de estudio y aprendizaje, identificando los pasos a seguir y los contenidos que se requiere utilizar. En base a la planificación, el estudiante debe desarrollar las actividades propuestas revisando de qué manera lo planificado lo lleva o no al cumplimiento de los objetivos de la actividad, de manera reflexiva y consciente para ir ajustando su actuación para lograr un buen resultado. No menos importante es la necesidad de familiarizar al participante con el uso y manejo del entorno virtual y las herramientas tecnológicas, como medios de información, aprendizaje, comunicación e interacción. El estudiante a distancia necesita ejercitarse en el uso de medios y materiales impresos, audiovisuales o virtuales, lo que implica el dominio técnico, de una parte, así como el desarrollo de habilidades de búsqueda, análisis, comprensión y comunicación de la información que le permitan construir un conocimiento significativo y relevante. Las tecnologías de la información y comunicación proporcionan nuevas herramientas que pueden ayudar a los estudiantes a optimizar sus procesos de aprendizaje individual o social. Desde el punto de vista de los procesos cognitivos del aprendizaje, los estudiantes necesitan aprender habilidades de navegación en los sistemas de información digital y manejar los programas de manera autónoma. Para ello, deben desarrollar estrategias de lectura y comprensión de la información

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escrita, selección de la información, elaboración de resúmenes y organización gráfica de la información (Barberá y Badía, 2004). Para el estudio de los contenidos, el estudiante debe desarrollar estrategias de aprendizaje mínimas que garanticen la comprensión y el análisis de la información presente en los materiales de lectura, así como la búsqueda y análisis de nueva información. Reiteramos que el participante necesita desarrollar principalmente la habilidad de comprensión lectora para asegurar el estudio y análisis de los contenidos de aprendizaje. A nivel social, debe aprender a comunicarse con sus profesores y compañeros a través del uso de medios virtuales como el correo electrónico, los foros, blogs, chats, entre otros. Requiere desarrollar y utilizar estrategias de comunicación, con énfasis en la expresión escrita, para efectuar consultas e intercambiar información vía virtual. Pero además, necesita aprender a desarrollar habilidades sociales para el aprendizaje cooperativo en línea como asumir criterios, convenciones y normas de interacción en línea, comprometerse con participar y desarrollar actividades grupales, así como interactuar y compartir significados como miembro de una comunidad de aprendizaje. El participante debe desarrollar habilidades de interacción y comunicación con los profesores y compañeros para solicitar orientación o intercambiar sus conocimientos, lo cual favorece el interaprendizaje y la transferencia de lo aprendido.

Finalmente, el estudiante en línea debe desarrollar habilidades para comunicar su conocimiento, más allá del uso técnico de los recursos virtuales. Nos referimos a las estrategias para la redacción de textos argumentativos para comunicar la información y para elaborar las actividades con fines de evaluación.

El dominio y uso de estas y otras estrategias exigen al estudiante tomar conciencia de sus propios recursos cognitivos y ser capaz de tomar decisiones para autorregular su utilización y lograr las metas de aprendizaje. En este sentido, un requerimiento para el buen desempeño del estudiante en educación a distancia es el desarrollo de su habilidad metacognitiva, entendida como una capacidad que se refiere “al conocimiento o conciencia que tiene la persona de sus propios procesos mentales; y al control y autorregulación sobre estos procesos” (Agudo, 2000; Martí, 1995). En el aprendizaje a distancia, la metacognición es imprescindible y cobra un significado especial: el estudiante necesita saber Qué desea conseguir y Cómo debe conseguirlo (dos características atribuibles a la metacognición). La capacidad metacognitiva tiene una influencia directa sobre la autorregulación, sobre la capacidad de aprender por uno mismo, la autonomía, la motivación; y, al mismo tiempo, favorece la autoconciencia del alumno sobre su propio proceso de aprendizaje, condición importante para el éxito del proceso formativo.

En síntesis, el estudiante a distancia, necesita convertirse en un aprendiz estratégico, capaz de autorregular su proceso de estudio y aprendizaje, desarrollando actitudes favorables y habilidades de: organización y planificación de sus acciones; lectura, análisis e interpretación de información;

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manejo de las nuevas tecnologías de la información; comunicación escrita e interacción social para un aprendizaje colaborativo; todo ello con responsabilidad y autonomía (Del Mastro, 2005).

Para profundizar en el tema le sugerimos las siguientes lecturas:

Cabero, Julio y Llorente Cejudo, M. Carmen (2007) La

interacción en el aprendizaje en red: uso de herramientas, elementos de análisis y posibilidades educativas. RIED. España: Universidad de Sevilla. En: http://www.biblioteca.org.ar/libros/142140.pdf

Meza Meza, Adriana y Cantarell Zaldivar, Lisbeth (s/f)

Importancia del manejo de estrategias de aprendizaje para el uso educativo de las nuevas tecnologías de información y comunicación en educación. Dirección de soporte educativo. En: http://bibliotecadigital.conevyt.org.mx/colecciones/documentos/somece2002/Grupo3/MezaMezaAdriana2.pdf

Esteban, Manuel (s/f) Las estrategias de aprendizaje en el entorno de la educación a distancia. Consideraciones para la reflexión y el debate. Introducción al estudio de las estrategias y estilos de aprendizaje. Universidad de Murcia. En: http://www.um.es/ead/red/7/estrategias.pdf

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EN RESUMEN:

Los avances tecnológicos y psicopedagógicos nos permiten hablar de una concepción activa e interactiva de la enseñanza y del aprendizaje a distancia, en la que ambos procesos no se conciben como una transmisión o una adquisición solitaria de conocimiento, sino como la construcción conjunta de conocimiento por parte de estudiantes y profesores. Para llevar a cabo procesos educativos a distancia es necesario analizar los principales aportes de los enfoques de aprendizaje, así como las características propias y los factores que influyen en este proceso: del aprendiz, de las tareas y del contexto educativo. En los procesos formativos a distancia encontramos nuevos roles en los estudiantes, quienes aprenden con unos materiales especialmente elaborados, y deben desarrollar un aprendizaje autónomo y estratégico, así como aprender a trabajar de manera colaborativa y en red. Las relaciones entre estudiantes, los contenidos, sus profesores y sus pares favorecen la atribución de nuevos significados, el análisis de diversas fuentes de información, la construcción personal y colaborativa de conocimiento y la aplicación de lo aprendido en el propio contexto del estudiante adulto Para aprender a distancia se necesita:

• La interacción con los contenidos, que produce una interacción cognitiva con los materiales educativos.

• La interacción con otras personas, que da lugar a la interacción social- humana con sus profesores, especialistas o compañeros.

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DESPUÉS DE LEER EL PRIMER TEMA:

♣ Piense: ¿ha alcanzado el objetivo que se había propuesto?

♣ Formule preguntas sobre lo que acaba de leer.

♣ Desarrolle las siguientes preguntas de proceso:

• Explique las principales interacciones que se dan en el proceso de aprendizaje a distancia y fundamente la necesidad de un enfoque interactivo.

• Explique brevemente las características de la educación a distancia.

• Señale y fundamente cuáles considera los principales requerimientos para que un alumno estudie en esta modalidad.