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La preparación física en los deportes colectivos.
Luis Casáis Martínez y Carlos Lago Peñas
1.- Introducción: Una preparación física que no debe ser sólo física.
El entrenamiento supone el medio a través del cuál se puede modificar el estado
de los jugadores y el equipo. Para ello, es fundamental el que esté sobradamente
fundamentado en un conocimiento profundo y exhaustivo, ya que sólo así podremos
orientar de forma correcta la praxis. El aumento del conocimiento de la estructura de
juego en los deportes colectivos y de todos los factores implicados en su rendimiento
surge con el intento de rentabilizar la orientación de todo el proceso y para provocar una
evolución de la calidad de los jugadores y equipos (Garganta, 2001, 2003).
De hecho, en cualquier actividad deportiva, para garantizar el rendimiento y su
mejora, el primer paso es modelizar la misma, resultando preciso extraer sus exigencias
y los factores sustanciales que determinan el rendimiento (Martín Acero y Lago, 2005).
Será este análisis el que ofrezca las directrices para diseñar el proceso de entrenamiento.
Aún así, el hecho de extraer los factores de rendimiento con objeto de su análisis
no implica que esta visión fragmentada sea la que se siga en la preparación.
El modelo hipercomplejo humano (Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998b) se
manifiesta en la práctica deportiva como un sistema dinámico en el se relacionan al
menos tres grandes componentes: la estructura condicional, la estructura coordinativa y
la estructura cognitiva. Dicho sistema, constituido por las estructuras coordinativa,
cognitiva y condicional (e) y sus relaciones (r) es un todo indivisible; no sólo es la suma
de las partes (e), ni de las relaciones (r), ni la suma de e + r. La expresión “el todo es
más que la suma de las partes”, significa sencillamente que las características
constitutivas de un sistema no son explicables únicamente a partir de las propiedades de
las partes aisladas. El conocimiento del sistema no puede por tanto realizarse
exclusivamente mediante un análisis aislado de cada estructura (bien sea ésta de
naturaleza condicional, coordinativa o cognitiva). No obstante, si conocemos el total de
partes contenidas en un sistema y la relación que hay entre ellas, el comportamiento del
sistema es derivable a partir del comportamiento de las partes. Esa será nuestra
estrategia: abordar al sujeto en su conjunto, y buscar la optimización de la esfera
condicional, pero dentro de un enfoque sistémico.
Veamos las estructuras que componen al sistema deportista:
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- Estructura condicional:
Las capacidades condicionales vienen determinadas por los parámetros
tradicionales de volumen, intensidad, densidad,… Aportan los valores energéticos al
ejercicio fruto de la estructura biológica del deportista. Aparecen fundamentalmente en
la gestión temporal cuando se definen el número de repeticiones que se realizan en el
tiempo, la separación que hay entre ellas, la carga externa e interna de cada uno de estos
tiempos de participación, etc. La estructura condicional será más específica cuando los
intervalos de trabajo-recuperación se parezcan más a los reales del juego.
- Estructura coordinativa:
Las capacidades coordinativas se manifiestan a través de elementos de técnica
individual, y su mejora se constata en la correcta adaptación del gesto técnico a las
exigencias de la situación de juego en la que se encuentra inmerso el deportista. El
componente coordinativo será más específico cuando se proponga en las tareas de
entrenamiento la expresión motriz soporte de la técnica de cada modalidad. Incluso se
puede aumentar la especificidad si empleamos la técnica concreta movilizando los
mismos sustratos energéticos comprometidos en la competición, tanto en lo que
respecta al tiempo de participación como en su intensidad.
- Estructura cognitiva:
Las capacidades cognitivas suponen el control de la información que circula por
la tarea y como ésta es procesada y utilizada por el deportista. Se manifiesta
habitualmente a través de tareas de toma de decisión, una vez analizadas las condiciones
del entorno y relacionadas con la intencionalidad perseguida por el jugador. Su
optimización se refleja en el progreso en la capacidad de observación, el incremento
para procesar la información y el desarrollo de los modelos de anticipación. Se
fundamenta en el trabajo con toma de decisiones más sencillas que en las condiciones
reales, mediante estímulos inespecíficos y también respuestas inespecíficas (de más
fácil identificación y ejecución que las específicas). El componente cognitivo será más
específico a medida que las tareas de toma de decisión estén basadas en elementos de
táctica propios del deporte e incluso es posible aumentar la especificidad superando
condiciones más complejas de las que se pueden dar en un partido.
En cualquier caso, en el curso del juego las tres áreas se encuentran
comprometidas de forma indisociable. Cada vez que un jugador realiza un movimiento
moviliza la totalidad de la estructura humana: es preciso un soporte psicológico,
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biológico, bioenergético, biomecánico… que garantice la óptima disponibilidad motriz
del deportista para resolver con eficacia el episodio lúdico. La acción de competición
obliga al jugador a una continua percepción y anticipación compleja y diferencial del
juego, a una toma de decisión original y adecuada a la situación que debe resolver y a
una permanente solución motora que debe estar dotada de la precisión requerida en el
momento oportuno (Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998b).
Así, cuando un individuo realiza un lanzamiento a portería, por ejemplo,
requiere de una participación bioenergética que compromete los niveles de fuerza,
resistencia y velocidad disponibles, de una adecuada percepción visual y orientación del
cuerpo (percepción del adversario, del eje portero-portería y del móvil), una toma de
decisión correcta (tiro estático o dinámico, distancia, altura respecto a la portería,...) y
un eficaz control, dirección y ejecución motriz del gesto seleccionado (colocación del
centro de gravedad, superficie de golpeo, cadena cinética que se utiliza con respecto a la
fuerza,…). El deportista únicamente alcanzará un nivel de rendimiento óptimo en la
realización de sus acciones específicas (cualesquiera que sean éstas) cuando todos los
subsistemas que concurren en la manifestación de dicha actividad motriz están
optimizados al mismo nivel. Como destacábamos en el capítulo anterior:
“Cada subsistema que se optimiza repercute en el estado en el que se encuentran
el resto de subsistemas. Y es este estado el que permite acceder a un determinado nivel
a ese sistema que pretendíamos optimizar y no sólo las situaciones de entrenamiento
que propongamos, su supuesta influencia”.
En este contexto, la intervención del entrenamiento físico debe centrarse en
estimular preferencialmente con los resortes apropiados el componente condicional de
los deportistas adecuado en cada momento −no en vano, ése es el objetivo de la
preparación física−, pero en esa tarea es preciso prestar atención paralelamente a los
procesos cognitivos que suceden en el interior del jugador y a los requerimientos
coordinativos específicos que demanda el juego después de analizar las condiciones del
entorno donde debe realizar su actividad competitiva.
Esta es la razón por la cual no sirve como sistema de entrenamiento la
utilización exclusiva del juego real aunque sea modificado o reducido. El juego real
estimula la interacción constante de las tres áreas, abriendo más vías de comunicación, y
dificultando así la correcta optimización de cada componente en función de las
necesidades que se precisen en cada momento de la temporada en función del
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calendario de competiciones o del proyecto deportivo de cada jugador (Seirul-lo, 1993a,
1993b, 1994, 1998b).
2.- La organización del entrenamiento de las capacidades condicionales
En el entrenamiento lo que hay que hacer es potenciar preferentemente cada una
de estas tres estructuras sabiendo que estimulando una de ellas intervenimos también
sobre las demás. Desde esta perspectiva, a la hora de construir las situaciones de
entrenamiento debemos tener en cuenta tres aspectos fundamentales (Seirul-lo, 1993a,
1993b, 1994, 1998b): en primer lugar, introducir la participación coordinativa que
puede ser soporte de las tareas específicas de nuestro deporte (lanzamientos, saltos,
fintas,…); en segundo lugar, gestionar el tiempo de trabajo óptimo en función de los
objetivos perseguidos pues es lo que determina el gasto energético (pausa grande,
pequeña, activa, pasiva, frecuencia, velocidad de realización,…); y, finalmente, incluir
categorías y situaciones espaciales específicas del entorno lúdico de la especialidad.
A continuación, desarrollamos, siguiendo la propuesta de Seirul-lo (1993a,
1993b, 1994, 1998b), los criterios metodológicos que pueden ser utilizados para tener
preferencia en la estimulación de cada una de estas áreas.
La construcción de tareas en el entrenamiento de las capacidades condicionales en los deportes colectivos
CAPACIDADES CONDICIONALES
CAPACIDADES COGNITIVAS
CAPACIDADES COORDINATIVAS
FUERZAVELOCIDAD
RESISTENCIAFLEXIBILIDAD
TOMADE
DECISIONES
ELEMENTOSDE TÉCNICAINDIVIDUAL
Mejorade las
CapacidadesCondicionales
Estructura Fija
Estructura Adaptada
Estructura Fija
Estructura Adaptada
Mejora delgesto técnico.Adaptación al
juego
Estructura Fija
Estructura Adaptada
- Mejora de lacapacidad de observación
- Incremento de lacapacidad para
procesas información- Mejora de los
modelos deanticipación
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Massafret (1998).
Condiciones para la mejora de las CAPACIDADES CONDICIONALES
RECURSOS DEL ENTORNO
- Naturales - Instrumentales - Propio cuerpo - Lugar - Grupo de entrenamiento
CARACTERÍSTICAS DE LA ACTIVIDAD MUSCULAR
- Tipo de contracción - Número de grupos musculares - Ángulo y localización - Velocidad de contracción - Grupo de entrenamiento
ASPECTOS DE SOBRECARGA
- Número de Kg. desplazados - Situación respecto el centro de gravedad - Forma de contacto
CONDICIONES CUANTITATIVAS DEL TEIMPO DE PRÁCTICA
- Número de intentos: - Series - Repeticiones - Pausa: - Micropausa (-2´) - Macropausa (+2´)
- No pausa FUENTE: Seirul-lo (1993a, 1993b, 1994, 1998b).
Condiciones para la mejora de las CAPACIDADES COORDINATIVAS
VARIACIONES EN LA EJECUCIÓN DEL MOVIMIENTO
- Matices (más fuerte, más débil, más rápido,, más despacio,…) - Amplitud (encadenados, no encadenados,…) - Simetrización (localización en cuanto al eje corporal)
COMBINACIÓN DE MOVIMIENTOS
- Sucesivos - Alternativos - Simultáneos
VARIACIONES ESPACIALES EN LA EJECUCIÓN
- Orientación - Direccionalidad - Móviles
VARIACIONES TEMPORALES EN LA EJECUCIÓN
- Anticipación - Adaptación - Variaciones de ritmo
TAREAS EN ESTADO DE FATIGA
- Por exceso de información - Cansancio fisiológico - Acumulación de tareas
FUENTE: Seirul-lo (1993a, 1993b, 1994, 1998b).
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Elementos para desarrollar las CAPACIDADES COGNITIVAS:
FUENTE: Seirul-lo (1993a, 1993b, 1994, 1998b).
3.- Las condiciones de la práctica en el entrenamiento
Las condiciones en las que se practican las tareas del entrenamiento deportivo
son las que determinan la virtual eficacia de los estímulos propuestos por el entrenador
en la práctica, pues es lo que conduce a la autoconfiguración de la estructura funcional
del deportista. La naturaleza cambiante de las situaciones de juego en los deportes
episódicos (variaciones temporales y espaciales, nivel de oposición, valor de las
acciones a desarrollar, comportamientos motores perseguidos, etc.) provoca que el
jugador eficaz sea aquél que es capaz de identificar en cada tarea las modificaciones del
entorno de competición y adaptar su actividad motriz a las condiciones a las que se ve
sometido. Ese conocimiento debe proponérselo el entrenador al deportista, pero en una
situación que permita ir más allá de la simple ejecución del modelo, estimulando una
experiencia abierta que pasa por la ejercitación de los jugadores en un entorno de
práctica intencionadamente variable.
Utilización diversificada de estímulosinespecíficos
Utilización diversificada de estímulos
semi-específicos y específicos
Asociar tareas a estímulos definidos
Alternativas de tareas sobre propuestasde estímulos
Introducción de elementos perturbadores
Utilizar situaciones compartidas en y con losaprendizajes técnicos
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La manipulación de alguno o algunos de los elementos de la estructura de la
tarea constituye un criterio pedagógico en el que el entrenador puede apoyarse para,
estimulando conscientemente todas los sistemas, permitir la optimización diferenciada
de cada uno de ellos (coordinativo, condicional o cognitivo), alcanzando así una
expansión constante (metas sucesivas) en la autoconfiguración de los deportistas.
La propuesta metodológica que ha llevado este planteamiento a la práctica se
denomina entrenamiento integrado. Podría definirse como “preparación integral física-
técnica-táctica consistente en favorecer el desarrollo de las cualidades en el contexto en
que intervienen en competición” (Antón, 1994), “la combinación de factores de
rendimiento (físicos, técnicos, tácticos, psicológicos) dentro de una misma acción de
trabajo, siempre que se pretenda, como objetivo, la transferencia o la influencia
inmediata de un contenido de entrenamiento sobre otro”. (Chirosa y Padial, 1997),
“entrenamiento de acuerdo con la realidad del juego o partido, es decir, actividades de
aprendizaje y entrenamiento en las que se producen situaciones parecidas a las que se
dan en competición. Donde los factores: espacio, tiempo, compañeros, adversarios y
demás elementos del partido se tengan presentes en la realización de las actividades”
(Cano, 2001).
Otros denominan a esta metodología de entrenamiento como “entrenamiento
cognitivo”, y se define como “el entrenamiento por medio del cual se desarrollan todos
los factores que afectan al rendimiento”.
Existen, en todo caso unos condicionantes para su aplicación en el
entrenamiento:
Nivel de formación de los responsables del cuerpo técnico
Necesidades de material
Número de jugadores suficiente
Participación de todo el cuerpo técnico en el desarrollo de la planificación del
entrenamiento
Este modelo se fundamenta en una serie de principios:
Economía: en menos tiempo hay posibilidad de incidir, impactar o desarrollar
varios aspectos de forma simultánea
Similitud: el estimulo de entrenamiento comparte más características con el
modelo competitivo, por lo que asegura una mayor transferencia y aplicabilidad
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Complejidad: el estimulo entrenante tiene estructura multifactorial y sinergética
Individualización: permite responder a las verdaderas exigencias del sujeto
Desde el punto de vista que nos ocupa, el diseño de entrenamientos bajo el enfoque del
entrenamiento integrado debe respetar una serie de indicaciones:
Seleccionar la Capacidad Física a trabajar.
Conocer los métodos de entrenamiento para alcanzar los objetivos en cada una
de las cualidades.
Seleccionar el contenido técnico-táctico que queremos trabajar ya sea individual
o colectivo, en ataque o en defensa.
Diseñar las tareas orientadas a trabajar dicho contenido teniendo en cuenta las
pautas que nos marcan los métodos de entrenamiento (duración del esfuerzo,
tiempo de recuperación, intensidad,…)
Diseñar la estructura del trabajo, teniendo en cuenta las estructuras más
convenientes para que se respeten las pautas de trabajo recuperación
(agrupaciones, rotaciones, espacios, material, etc.).
El entrenamiento integrado se utiliza para plantear en la sesión de entrenamiento
ejercicios dirigidos a un cierto número de componentes de la preparación, que pueden
organizarse de varias formas:
Simultáneamente: Se integran estímulos dentro de un mismo ejercicio.
(Trabajo de Resistencia de Juego con tendencia anaeróbica mediante el
desarrollo de distintos procedimientos de juego en ataque o defensa)
Alternativa: De forma alternada se trabajan dos o más tipos de estímulos,…..
Para ello, lo prioritario es establecer un factor de entrenamiento de forma prioritaria o
dominante. Los ejercicios se dirigen hacia un componente seleccionado de preparación.
Las ventajas del entrenamiento integrado podrían justificarse en base a:
Optimización del tiempo de entrenamiento: Reducción del volumen de trabajo,
Permite conseguir un amplio abanico de intensidades,
Consecución de transferencias inmediatas: Estímulos específicos.
La combinación de variables se ajustan al período de la temporada.
Contribuye a formar jugadores con mayor capacidad de respuesta en situaciones
abiertas de elevada incertidumbre.
Medio idóneo para mejorar los dominios técnico-tácticos en situaciones de
fatiga próximos a la competición.
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Al realizar tareas próximas a la modalidad deportiva, el entrenamiento resulta
más motivante, despertando mayor interés hacia el entrenamiento físico.
Por último, deberíamos tener en cuenta:
Es difícil integrar contenidos si el nivel técnico-táctico no es suficientemente
elevado, o no existe capacidad táctica (calidad de los jugadores).
Cuando queramos incidir en la orientación de Condición Física, debemos de
prestar atención a que se cumplan los requerimientos físicos, disminuyendo las
exigencias técnico-tácticas y/o la cantidad o calidad en la oposición.
Cuando queramos primar el aspecto técnico-táctico, el contenido de condición
física actuará como un complemento, y si es necesario detener el ejercicio no
pasa nada, ya que los objetivos son otros.
En la actualidad, este se muestra como enfoque predominante, evidenciando una
gran proliferación de experiencias (García Lavera, 1996; Pino, 1996; Cuadrado, 1996;
Cano, 2001; Aguado, 2002). No obstante, hay que continuar perfilando la idoneidad y
aplicabilidad del enfoque,…. Integrar no es sólo mezclar (Seirulo, 1993; Mas, 2002).
Toda esta reflexión nos lleva a intentar determinar las condiciones que deben
cumplir las tareas de entrenamiento. Un modelo de análisis integrador es el que propone
Seirulo (1993), estableciendo 4 grupos de factores o condicionantes que deben reunir
los estímulos entrenantes en los deportes colectivos.
Condiciones que deben cumplir las tareas en los deportes colectivos (Seirulo, 1993)
También hemos de tener en cuenta que pueden existir ocasiones donde esté
plenamente justificado la aplicación de tareas de corte más analítico (entrenamientos
individualizados, recuperación de lesiones, trabajos especificos, etc….).
SITUACIONES DE PRACTICA
QUE PERMITAN…..
La afirmación de conductas de autoevaluación La identificación de
estimulos del entorno
Desarrollo de estrategias de decisión Desarrollo de procesos de
programación y ejecución
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De hecho, una de las críticas que se le ha realizado al enfoque integrado es que
no permite un control de la tarea (intensidad, grado de participación del jugador,
actuación idéntica de todos los jugadores, etc..) tan estricto como las tareas de corte
analítico. En éstas, el esfuerzo está mejor delimitado (se sabe en qué zona se está
trabajando, qué manifestación y en qué magnitud se solicita, cuál es el trabajo real del
jugador: repeticiones, series, tiempos, distancias,…). Por ello, en muchas ocasiones, si
lo que queremos es afinar la direccionalidad del ejercicio y sus efectos, no nos quedará
más remedio que optar por tareas analíticas, o bien diseñar con mayor rigor las tareas
integradas. Por otra parte, muchas situaciones particulares de entrenamiento, como el
fútbol aficionado puede exigir “no perder el tiempo” y asegurarse que con determinada
tarea se trabaja tal capacidad hasta un nivel concreto,….. y lo mismo podría ocurrir en
equipos de alto rendimiento con calendarios muy complejos, donde se dan pocas
ocasiones para introducir estímulos entrenantes de carga. En esos casos, puede resultar
más útil diseñar una tarea analítica que asegure unos efectos contrastados,…
Con esto queremos dejar claro que el rendimiento del jugador individualmente y
del equipo como colectivo van a depender en gran medida de las condiciones que le
rodeen a la hora de entrenar
4.- El entrenamiento de la fuerza
Las capacidades neuromusculares y la coordinación motora ocupan un lugar
muy destacado dentro de la estructura del rendimiento de los deportes colectivos. Su
importancia puede justificarse desde dos perspectivas diferentes.
En primer lugar, la fuerza es la única capacidad condicional o, desde otro punto
de vista, es la base de todas las demás (Cometti, 1998, 1999; Seirul-lo, 1998a).
Cualquier acción motriz está soportada por contracciones musculares cuya calidad
depende de su intensidad. En segundo lugar, la naturaleza cambiante de los episodios
lúdicos que conforman cada unidad de competición, resultado de los efectos de
agregación de las acciones individuales de los participantes, determina que las
adaptaciones técnico-coordinativas que los jugadores realizan durante la ejecución de
sus acciones motrices se manifiesten en el juego mediante respuestas espacio-
temporales diversas e impredecibles: aceleraciones y desaceleraciones con o sin balón,
cambios en la dirección de los movimientos, golpeos variados del balón,… Cualquier
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acción que caracteriza al juego precisa de determinados requerimientos energético-
funcionales en sus características neuromusculares, bien hacia lo que significa crear una
tensión muscular óptima, bien hacia lo que significa mantener la eficiencia en esas
tareas. En este contexto, una mayor capacidad de integración entre el componente
técnico y el neuromuscular implicado en la producción de energía mecánica permite al
deportista afrontar con mayores garantías de éxito la resolución de las situaciones
variables de juego en las que se encuentra inmerso (D´Ottavio y Tranquilli, 1992;
Garganta, 1996, 1997; Konzag, 1992, 1995; Schnabel, 1988). La coordinación está en la
base del trabajo muscular: no es más que la descripción del funcionamiento de la
estructura (Cometti, 1998)
De este modo, consideramos que el trabajo muscular que sirve para mejorar los
valores de fuerza y, sobre todo, su calidad en las acciones específicas del juego es el
centro del entrenamiento condicional del futbolista (Cometti, 1998).
Ahora bien, ¿puede el entrenamiento técnico-táctico mejorar estos aspectos por
sí solo? A nuestro entender, la respuesta es que no. A través del juego, el estímulo del
entrenamiento no es suficiente para movilizar preferencialmente y con la intensidad
óptima las manifestaciones de la fuerza deseadas por el entrenador en cada caso
(D´Ottavio y Tranquilli, 1992). En el desarrollo del juego las capacidades condicionales
no aparecen casi nunca de forma pura (Navarro, 1998). Surge entonces la necesidad de
buscar las adaptaciones neuromusculares pretendidas mediante el incremento de la
intensidad y la dirección de las cargas a través de tareas orientadas selectivamente para
alcanzar los objetivos pretendidos. Si bien es cierto que, en determinados momentos de
la preparación del deportista, el juego supone un excelente estímulo para construir su
estado de forma, estas tareas deben integrarse en un proyecto de intervención más
amplio que proponga estrategias de intervención diversas en cada etapa de preparación
(de lo general hacial el juego).
Siguiendo a Massafret, Seirul-lo y Espar (1995), consideramos que ésta constituye la
capacidad condicional que, mediante la actividad muscular, nos permite superar o
contrarrestar física y psíquicamente una carga de trabajo de una intensidad alta y
variable que se manifiesta en intervalos cortos de tiempo, permitiéndonos mantener el
nivel óptimo de rendimiento en la ejecución de la necesidades coordinativas que exige
el juego.
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La manifestación de esta cualidad se encuentra presente en todos los gestos específicos
que proponen los deportistas en la competición, por lo que es posible identificar una:
- Fuerza para el lanzamiento, que soporta la expresión neuromuscular necesaria
para la realización de las acciones de lanzamiento y pase con mayor o menor
tensión muscular según la situación a superar por el futbolista en cada momento.
- Fuerza para el salto, necesaria para llevar a cabo los saltos asociados a los
gestos de remate (ataque), despeje (defensa) y, de forma muy concreta, para
ciertos saltos específicos del portero.
- Fuerza para las condiciones de desplazamiento en el juego, donde es posible
distinguir dos categorías diferentes. Una de ellas la componen los
desplazamientos que se efectúan en carrera más o menos lineal mientras se
conduce el balón, se corre sin él o se pasa a un compañero. La segunda categoría
está compuesta por los desplazamientos que se realizan entre líneas, para superar a
un oponente o luchar por la posesión del balón. Son movimientos muy
específicos, en condiciones de desequilibrio y luchando contra la resistencia
irregular e intermitente de los jugadores contrarios. El primer grupo representa a
los desplazamientos en carrera y el segundo a los desplazamientos en lucha.
Con estas cuatro categorías de fuerza tenemos descritas las necesidades
específicas de esta cualidad, que, evidentemente, son diferentes a las demandadas por
cualquier otra especialidad. Incluso, es posible que los requerimientos cognitivo-táctios
y coordinativos-técnicos asociados a cada puesto específico los hagan particulares para
cada jugador. Pensemos en las necesidades de fuerza que precisan un extremo y un
defensa. La valoración subjetiva que uno y otro hacen de la fuerza de lucha en su
aspecto de fuerza-resistencia y resistencia variable es muy distinta de la fuerza de
lanzamiento, no en vano cada uno de ellos posee necesidades personales según su
propio modelo de rendimiento. En este sentido, el entrenador debe esforzarse en definir,
de la forma más precisa posible, las acciones de juego que en su especialidad ponen de
manifiesto esa cualidad y optimizarla después a partir de las necesidades específicas que
solicita cada jugador.
El objetivo del entrenamiento de la fuerza debe ser la consecución, en cada una de
estas cuatro formas de manifestación de la cualidad, del más alto grado de eficacia
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neuromuscular específica para poder superar las resistencias variables y dinámicas que,
para esas ejecuciones, aparezcan durante el juego. Así, por ejemplo, la resistencia a
superar en una acción de lanzamiento es el peso del balón y de la pierna ejecutora tras
un comportamiento específico. El entrenamiento de la fuerza para esta forma de
manifestación debe diseñarse para obtener una modificación positiva de la conducta
motriz externa comprometida en este gesto y que se hace visible durante el juego a
través de la velocidad con la que sale el balón de la pierna de lanzamiento y la precisión
alcanzada por la solución motora propuesta por el deportista. La fuerza necesaria es,
por tanto, relativa a cada ejecución de un gesto técnico o tarea específica de la
especialidad y a la manera en que se manifieste en el desarrollo del juego.
Para hacer que esta cualidad básica sea aplicable por el jugador a las características
particulares ya mencionadas de la competición, describiremos una serie de fases o
niveles de aproximación.
Existen cuatro niveles de aproximación en el entrenamiento de la fuerza: un primer
nivel o General, un segundo nivel o Dirigido, un tercer nivel o Especial y un cuarto
nivel o de Competición. En cada uno de los niveles se aparecen las cuatro categorías de
fuerza en el fútbol: fuerza de lanzamiento y pase, fuerza de salto, fuerza para los
desplazamientos en carrera y fuerza para los desplazamientos en lucha. Cada una de
estas categorías posee ejercicios, sobrecargas, velocidades y condiciones de ejecución
distintas. Asimismo, estas categorías de intervención nos van a permitir desarrollar
simultáneamente aspectos coordinativos, lograr estados de forma para cada período de
preparación en la temporada en función de las necesidades del calendario de
competiciones y plantear diferentes criterios para evaluar el rendimiento.
Esta clasificación de los ejercicios dentro del entrenamiento deportivo fue
desarrollada inicialmente por Wazny (1974), aunque ya Matveev (1977) en su libro
Periodización del Entrenamiento Deportivo incluya esta propuesta. No obstante, es
Seirul-lo (1990, 1993a, 1993b, 1994, 1998b) el que mejor ha trabajado esta
estructura en su adaptación a los deportes de equipo.
Así, siguiendo a este autor, el primer nivel o GENERAL se configura a través de
las siguientes condiciones:
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- Desarrollo de la fuerza de forma analítica en los grupos musculares responsables
de la ejecución del gesto específico y los que colaboran en las articulaciones más
próximas.
- Las condiciones de contracción muscular son variadas.
- Las posturas corporales son poco similares respecto a la ejecución real de la
acción específica.
- Las condiciones de velocidad son variadas, pero con cierta semejanza a la
estructura del gesto al que se va a ”aproximar”.
- Las sobrecargas son distintas pero siempre superiores a las del gesto específico
con un valor que permita el posterior incremento de la fuerza.
- Los instrumentos que se utilizan son variados y distintos al específico del juego.
- Las tareas tienen un alto valor de autocontrol y escaso componente táctico.
- El componente coordinativo es inespecífico y de aspectos básicos.
Condiciones para la construcción de tareas de Fuerza GENERAL
RECURSOS
DEL ENTORNO
- Instrumentos no similares a los del juego
- Propio cuerpo
- Lugar no específico
- Grupos variados
CARACTERÍSTICAS
DE LA CONTRACCIÓN MUSCULAR
- Todo tipo de contracciones
- Todos los grupos musculares
- 0% de trabajo semejante
- Distintas velocidades de contracción
ASPECTOS
DE SOBRECARGA
- Kg. de acuerdo con las posibilidades personales
- Colocaciones variadas del C.G.
- Formas de contacto semejantes
TAREA
TRABAJO
CARGA
CONDICIONES CUANTITATIVAS
DEL TIEMPO
- Número de intentos según posibilidades personales
- Pausas variadas según la necesidad de los sistemas
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VARIACIONES EN
LA EJECUCIÓN
- Amplitud
- Simetrización
COMBINACIÓN DE MOVIMIENTOS
- Sucesivos enlaces, específicos y no específicos
- Movimientos simultáneos específicos, con específicos y no específicos
GESTO
MOVIMIENTO
COORDINACIÓN VARIACIONES
ESPACIALES Y TEMPORALES
- Móviles distintos
- Modificaciones en la orientación
FUENTE: Seirul-lo (1993b).
Para proponer las tareas del segundo nivel o DIRIGIDO, es preciso tener presente las
siguientes características:
- Desarrollo global de la fuerza en las “cadenas cinéticas” que constituyan cada
grupo de gestos: lanzamientos, saltos,…
- Las condiciones de contracción son más próximas a las específicas.
- Las posiciones corporales son más parecidas a la ejecución del gesto específico.
- Las condiciones de velocidad son muy cercanas a las específicas.
- La sobrecarga es superior pero mucho más próxima a la del gesto específico para
permitir el incremento de velocidad antes indicado.
- Los instrumentos que se utilizan son variados pero más similares al específico
del juego para “estimular” los puntos de contacto.
- Las tareas tienen un descenso en el aspecto del autocontrol aumentando el
control por exterocepción; así mismo aparecen elementos de táctica básicos.
- Los componentes coordinativos se acomodan a la motricidad específica.
Condiciones para la construcción de tareas de Fuerza DIRIGIDA
RECURSOS
DEL ENTORNO
- Instrumentos parecidos
- Lugares específicos
- Grupos estables
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CARACTERÍSTICAS
DE LA CONTRACCIÓN MUSCULAR
- Contracciones parecidas
- Grupos musculares protagonistas de la acción
- 0% de trabajo parecido
- Velocidades similares
ASPECTOS
DE SOBRECARGA
- Kg. de acuerdo con las necesidades del gesto
- Colocación ajustada del C.G.
- Formas de contacto adecuadas
TAREA
TRABAJO
CARGA
CONDICIONES CUANTITATIVAS
DEL TIEMPO
- Intentos ajustados a las necesidades del deporte
- Pausas ajustadas al sistema de adaptación al deporte
VARIACIONES EN
LA EJECUCIÓN
- Matices
- Amplitud
- Simetrización
COMBINACIÓN DE MOVIMIENTOS
- Sucesivos específicos
- Simultáneos específicos
- Alternativos específicos y no específicos
GESTO
MOVIMIENTO
COORDINACIÓN
VARIACIONES
ESPACIALES Y TEMPORALES
- Móviles semejantes
- Orientación preferente (en función del puesto específico)
- Variaciones en ritmo de ejecución (nos permite matices y simetrización a la vez)
- Adaptación a un ritmo
FUENTE: Seirul-lo (1993b).
Y para las tareas de entrenamiento de fuerza del tercer nivel o ESPECIAL,
deberá atenderse a los siguientes criterios:
- Desarrollo global de la cualidad poniendo el acento en algún tramo de la cadena
cinética específica de cada gesto.
- Las condiciones de contracción son idénticas a las específicas o lo más próximas
posible.
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- Las posiciones corporales son semejantes y dificultadas respecto a las
disposiciones globales o segmentarias como resultado de tareas previas.
- Las condiciones de velocidad son idénticas o, si es posible, superiores.
- La sobrecarga es igual o inferior en relación a la velocidad.
- Los instrumentos que se utilizan son idénticos o con un diseño y tamaño que
favorezcan los puntos de contacto.
- Las tareas tienen un nivel bajo de autocontrol y una altísima exterocepción, con
elementos complejos de táctica.
- El componente coordinativo es superior a las necesidades concretas de la tarea
específica.
Condiciones para la construcción de tareas de Fuerza ESPECIAL
RECURSOS
DEL ENTORNO
- Instrumentos diseñados
- Lugares específicos de práctica
CARACTERÍSTICAS
DE LA CONTRACCIÓN MUSCULAR
- Contracciones idénticas
- Grupos musculares específicos
- Objetos idénticos reforzados
- Velocidad específica
ASPECTOS
DE SOBRECARGA
- Kg. de acuerdo con la cualidad específica
- Colocación idéntica del C.G.
- Contactos específicos
TAREA
TRABAJO
CARGA
CONDICIONES CUANTITATIVAS
DEL TIEMPO
- Recuperación conjugando sistema y participación específica
VARIACIONES EN
LA EJECUCIÓN
- Complejidad aumentada del nivel 2 (Fuerza Dirigida)
COMBINACIÓN DE MOVIMIENTOS
- Complejidad aumentada del nivel 2 (Fuerza Dirigida
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VARIACIONES
ESPACIALES Y TEMPORALES
- Variaciones rítmicas creativas
- Anticipación
GESTO
MOVIMIENTO
COORDINACIÓN
TAREAS EN ESTADO DE FATIGA
- Por acumulación de tareas específicas con no específicas
- Cansancio fisiológico
FUENTE: Seirul-lo (1993b).
Esta circunstancia hace posible el optimizar de forma progresiva el rendimiento de
los deportistas en cada una de las manifestaciones de la fuerza e incluso su
temporalización de acuerdo con el nivel técnico alcanzado individualmente por cada
jugador en diferentes momentos de la temporada.
Finalmente, tenemos los ejercicios de “competición” que representan la cuarta
categoría para la trasferencia de la capacidad de fuerza a las exigencias del juego. En
una situación de juego real “simulado”, se hipertrofia algún parámetro del mismo
intentando poner el acento en una determinada secuencia en la que sea necesaria la
fuerza para resolver el episodio lúdico en las condiciones planteadas. El lanzar sólo a
partir de 10 metros a un espacio restringido de la portería delimitado con anterioridad
pone el acento en la manifestación de fuerza para el lanzamiento y, si se hace en
situación real de juego, constituye un ejercicio de competición para mejorar esta
cualidad. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que, como plantea Seirul-lo (1990),
estos ejercicios son por sí solos capaces de mejorar sustancialmente la fuerza, pero, a
la larga, ocasionan un estancamiento de la mejora de la cualidad si sólo ellos son
practicados en las rutinas de entrenamiento. En este sentido, los ejercicios
competitivos, que muchas veces son realizados de forma inconsciente sin ningún
criterio lógico por algunos entrenadores, han de ser tenidos en cuenta para la
valoración del entrenamiento de fuerza y deberán necesariamente guardar unas
determinadas proporciones con los ejercicios del tercer nivel, que son los
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trasformadores más próximos de la cualidad fuerza desde su origen, en los ejercicios
generales (Seirul-lo, 1990).
Condiciones para la construcción de tareas de Fuerza de COMPETICIÓN
TAREA, CARGA, TRABAJO
- Como los ejercicios especiales, pero dificultando las condiciones del entorno
GESTO, MOVIMIENTO, COORDINACIÓN
- Como los ejercicios especiales, añadiendo:
- Fatiga por exceso de información, que se necesita para el juego
- Dificultad creciente mezclando dos o tres factores as la vez (combinación + tiempo + espacio)
FUENTE: Seirul-lo (1993b).
La siguiente Tabla es un resumen de los distintos trabajos que podrían realizarse
para llegar a los niveles de aproximación de las diferentes manifestaciones de fuerza:
Tarea s a desarrollar en cada uno de los niveles de aproximación
Fuerza General Dirigida Especial Competición
Lanzamiento
*1/2 Squat + salto
*Variaciones de squat
* Pliometría
* Multisaltos con sobrecarga
* Juegos orientados en superioridad
*Lanzamientos específicos en juego:
- Distancia
- Velocidad
Desplazamientos en carrera
* Saltos sucesivos sobre vallas, en distintas posiciones
*Saltos en profundidad (Segundos de triple): máxima distancia + tareas con balón antes y después
* Carreras con cambios de dirección, asociando distintas tareas con balón
* Contraataques con STOP y seguir
* Contraataques con tarea intermedia
Desplazamie
* Pres banca
* Arrancadas
* Autocargas
*Ejerciciosde simulación en espacios reducidos
* Juego específico: diferencia de peso
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ntos en lucha
* Dos tiempos
o dificultados con sobrecarga (+ 8-10 kg. según el peso de los jugadores: 10-15%p.c.)
ataque-defensa
Salto
*1/2 Squat + salto
*Variaciones de squat
* Pliometría
* Multisaltos
*Multisaltos: Encadenados + tareas específicas
Simultáneos + tareas específicas
* Juegos simulados orientados
5.- El entrenamiento de la velocidad
En el contexto de los deproets colectivos, el éxito en el alto rendimiento
depende, en buena medida, de la rapidez, de la velocidad de respuesta o de movimiento
y de la facultad del deportista para gestionar las aceleraciones segmentarias o globales,
aumentando la velocidad si fuese necesario, en la ejecución de sus acciones motrices
(Martín Acero, 1993a). Todos los tipos de entrenamiento y preparación tienen el
objetivo común de aumentar las manifestaciones de la velocidad en el deportista y la
mejora de su utilización en condiciones de competición (Verchosanskij, 1990)
De este modo, siguiendo a Massafret (1998) consideramos que la velocidad
constituye la capacidad que nos permite proponer respuestas motrices rápidas y
correctas (óptimas) a los diferentes estímulos y distintas necesidades que se suceden en
el desarrollo del juego.
Así, dentro de la velocidad de juego es posible identificar dos dimensiones
diferentes (García Manso, Ruiz Caballero y Ruiz Gutiérrez, 1996; García Manso,
Martín Acero, Navarro y Ruiz, 1998; Martín Acero, 1998; Martín Acero, Lago y
Fernández, 1999). Por un lado, una expresión individual del jugador (velocidad de
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realización) referida a la velocidad máxima potencial que cada deportista posee sobre
los gestos técnicos. Por otro, una velocidad colectiva (de juego) resultante, a su vez, de
una velocidad colectiva de ataque, desarrollada por el jugador que tiene la posesión del
balón en colaboración con sus compañeros de equipo; y una velocidad colectiva de
defensa, propuesta por los jugadores del equipo que no tiene la posesión del móvil y
defienden la evolución y aproximación espacial del balón o del jugador contrario.
La velocidad colectiva del equipo determina la velocidad de juego por encima de
la de cualquiera de sus jugadores. Las acciones de competición casi nunca vienen
definidas por la velocidad con la que se desplazan individualmente los jugadores, sino
que normalmente está condicionada por la velocidad con la que se mueve el balón
(García Manso, Ruiz Caballero y Ruiz Gutiérrez, 1996).
La velocidad en los deportes de equipo precisa de múltiples factores de
naturaleza diversa, íntimamente interrelacionados entre sí y de importancia variable
según las necesidades concretas que se desprenden de cada situación de juego. La
expresión externa de la velocidad se manifiesta a través de la actividad motriz
intencional comprometida por los deportistas en la competición (no instintiva ni refleja),
y en la que se encuentran implicados tanto aspectos bioenergéticos como
informacionales (Martín Acero, 1993a). Las necesidades condicionales de las acciones
veloces en estos deportes precisan de elevados niveles de resistencia específica
(resistencia a la velocidad) y de fuerza rápida (capacidades neuromusculares) asociados
a los diferentes elementos de técnica individual desarrollados por los deportistas
(coordinación). Ahora bien, en la selección de la conducta motriz deseada y en su
adecuación espacio-temporal a los objetivos perseguidos por los jugadores intervienen
con una influencia esencial los estímulos provenientes del entorno lúdico donde el
deportista realiza su actividad competitiva. La velocidad de reacción compleja será en
muchas tareas y conflictos sinónimo de percibir, evaluar y decidir; anticiparse y ejecutar
requerirá de otras manifestaciones de la fuerza y coordinación específica, y según el
grado de prestación de la tensión neuromuscular así estarán presentes manifestaciones
elementales de la velocidad o integrales si algún concepto de resistencia es precisado
(Martín Acero, 1993a, 1996, 1998)
Ahora bien, para llevar a cabo el entrenamiento de la velocidad en los deportes
colectivos nos vemos en la necesidad de concretar si las exigencias de rendimiento para
el equipo y el jugador son las mismas y si la orientación de las cargas, métodos y
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dinámica consienten una misma conceptualización y abordaje. En las páginas que
siguen se proponen los criterios metodológicos para construir de forma diferenciada
estrategias de intervención susceptibles de mejorar la velocidad de juego (velocidad de
ataque y defensa) y la velocidad de realización (velocidad individual del jugador).
En función de lo que ha sido desarrollado hasta el momento, a través del entrenamiento
de velocidad se pretenden alcanzar los siguientes objetivos (Garganta, 1999):
- Incrementar la capacidad del deportista para decidir, rápida y ajustadamente,
las acciones motrices que debe proponer en respuesta a los estímulos específicos
del juego (posición de la pelota, compañeros, adversarios, etc.).
- Aumentar la capacidad para ejecutar rápidamente habilidades técnicas
específicas en contextos que reproduzcan la estructura del modelo de juego que
se pretende enseñar.
- Desarrollar la capacidad para generar elevadas magnitudes de potencia
mecánica externa en acciones o secuencias de elevada intensidad (saltos, sprints,
cambios bruscos de dirección, inversiones bruscas de sentido, etc.).
- En lo que se refiere, principalmente, a la velocidad-resistencia, aumentar la
capacidad de producir de forma continua potencia y energía; e incrementar la capacidad
de recuperación después de un ejercicio de alta intensidad.
Siguiendo a Seirul-lo (1993a, 1993b, 1998b), consideramos que la velocidad en el
fútbol se manifiesta a través de las siguientes categorías:
- Velocidad de puesta en acción o velocidad de salida, utilizada para iniciar la
carrera desde parado con o sin balón. La distancia recorrida alcanza los 3-5
metros. En ese desplazamiento pueden realizarse distintas acciones técnicas:
desmarcarse para recibir un pase, anticiparse para interceptar el balón,...
- Velocidad de intervención, requerida en todas las acciones de uno contra uno
cuando se disputa un balón sobre el que ningún equipo tiene la posesión. Son
desplazamientos breves y muy rápidos (2-3 metros) en los que se encuentran
comprometidos tareas de giros, apoyos en desequilibrio, saltos,
desaceleraciones,...
- Velocidad de cambio de ritmo, manifestada cuando el jugador se está
desplazando a cierta velocidad y, en un momento determinado, modifica
bruscamente su intensidad llegando al máximo y manteniéndola el tiempo que se
estime necesario. Durante esa realización global puede aparecer el balón en
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cualquiera de las dos fases del desplazamiento. El total de metros recorridos oscila
entre 10 y 25.
- Velocidad de ejecución, reclamada por el deportista cuando ejecuta una acción
técnica o encadena una determinada secuencia de gestos específicos a la máxima
velocidad en desplazamientos muy cortos: control del balón, giros, golpeos,...
Una propuesta de los posibles indicadores a modificar en el tratamiento de la
información por parte de los deportistas podría ser la siguiente (Espar, 1998, Famose y
Temprado, 1999; Martín Acero, 1998; Martín Acero, Lago y Fernández, 1999; Seirul-
lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998b):
- Vertiente perceptiva:
1.- Número de estímulos necesarios para identificar la situación.
2.- Claridad de los estímulos (discriminación).
3.- Duración de la presentación de los estímulos.
4.- Incertidumbre sobre la localización y el carácter de los estímulos
(visuales, auditivos, …).
5.- Incertidumbre sobre el momento de aparición de los estímulos.
6.- Incertidumbre sobre el objetivo de la tarea.
7.- Tareas en estado de fatiga: acumulación de tareas, exceso de la
información, cansancio fisiológico,….
8.- Introducción de elementos perturbadores.
9.- Utilización diversificada de estímulos inespecíficos, y específicos.
- Vertiente de la toma de decisión:
1.- En situación de espera, alternativas de tareas propuestas según los
estímulos.
2.- En situación de iniciativa, claridad del objetivo a alcanzar.
3.- Tareas con dos o más objetivos (amplitud de la situación):
- técnico/táctico y condicional (velocidad y resistencia a la velocidad),
- técnico/táctico y persecución (variaciones en las condiciones externas).
4.- Número de objetivos a alcanzar para cada estímulo.
5.- Número de respuestas posibles para alcanzar los subobjetivos
6.- Incertidumbre sobre el objetivo de la tarea.
7.- Tareas en estado de fatiga: acumulación de tareas, exceso de la
información, cansancio fisiológico,….
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8.- Disminuir el tiempo de reflexión desde la percepción (aparición del
estímulo) a la ejecución (soluciones pertinentes a los subroles y acciones de
éxito del jugador):
- ampliando el campo visual,
- disminuir la distancia con el adversario.
9.- Carácter específico/inespecífico de las respuestas.
- Vertiente motriz:
1.- Carácter específico/inespecífico de las respuestas.
2.- Proponer variaciones en la ejecución del movimiento: variaciones
sectoriales, simetrización, amplitud, fuerza,…
3.- Combinación de movimientos: mismo lado, ejecución cruzada,…
4.- Variaciones en la ejecución temporal: adaptación a un ritmo,
modificaciones parciales de ritmo, combinaciones de las anteriores. 5.-
Precisión espacial requerida.
6.- Precisión temporal requerida.
7.- Tareas en estado de fatiga: acumulación de tareas, exceso de la
información, cansancio fisiológico,….
8.- Duración del movimiento.
9.- Establecer contrastes y matices: estímulo débil-reacción fuerte, estímulo
fuerte-reacción fuerte, estímulo débil-reacción débil, ..
6.- El entrenamiento de la resistencia
Tradicionalmente, la resistencia ha sido entendida como la capacidad psicofísica
para resistir a la fatiga. Para Grosser y Brüggemann (1989:120), la resistencia constituye
la “capacidad física y psíquica de soportar el cansancio frente a esfuerzos relativamente
largos y/o la capacidad de recuperación rápida después de los esfuerzos”.
En cualquier caso, esta definición, que bien podría ser adoptada por aquellas
categorías de deportes en que las acciones se caracterizan por su carácter cíclico y las
situaciones de juego se construyen individualmente, precisa ser matizada dentro de los
deportes de equipo.
Así, en este contexto entendemos por resistencia la capacidad condicional que
nos permite soportar física y psíquicamente una carga específica de trabajo, a una
intensidad variable (a veces máxima y a veces no), durante un período de tiempo
determinado, manteniendo el nivel óptimo de rendimiento tanto en la ejecución del
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gesto técnico como en la toma de decisiones, y permitiéndonos la recuperación de una
forma rápida según vayamos mejorando en esta capacidad con la aplicación
programada del entrenamiento (Massafret, 1998).
Podemos concluir que los beneficios que se desprenden de un potencial
energético elevado permiten al jugador recuperarse más rápidamente de las acciones
intensas del juego, conservar la eficacia en la ejecución de los gestos técnicos sea cual
sea el nivel de los limitaciones físicas y psíquicas fijadas por la tarea que debe resolver,
mantener un ritmo de juego más elevado durante el juego adaptado a las necesidades
específicas de la competición (Unidades de competición críticas, vacías y de transición
(Álvaro y otros, 1995, Álvaro, 1995), y reducir el número de errores técnico-tácticos
debidos al cansancio
Una vez presentada la importancia de la resistencia, a partir de este momento
trasladaremos nuestra atención a desarrollar los criterios metodológicos para aplicar los
medios y contenidos de entrenamiento adecuados para cada manifestación de
resistencia.
La resistencia específica del futbolista. FUENTE: Modificado de Massafret (1998).
FÍSICO PSÍQUICO MICROPAUSAS MACROPAUSAS BAJADA RITMO JUEGO EJEC. GESTO TÉCNICO TOMA DE DECISIONES
SOPORTAR EL
CANSANCIO
ACELERAR
LA RECUPERACIÓN
MANTENER EL NIVEL ÓPTIMO
+
+
Durante el tiempo de juego: EL PARTIDO
A lo largo de la temporada Calendario de competiciones
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En la siguiente tabla se presenta una clasificación de la escuela italiana sobre las
diferentes categorías de la resistencia (capacidad o potencia), junto con los sustratos
energéticos preferentes que en cada caso se movilizan y sus condiciones de
manifestación. En cualquier caso, es preciso realizar un apunte. La clasificación anterior
está elaborada a partir de valores manifestados por deportistas que se desplazan a la
máxima velocidad sin ningún comportamiento motor adicional. Sin embargo, el
futbolista, además de correr, salta, conduce un móvil, cambia de dirección, realiza
acciones de 1x1,… es decir, que el volumen de actividad muscular solicitado es superior
a la simple carrera. De este modo, los tiempos de participación que se proponen en cada
una de las categorías contenidas en la clasificación anterior, únicamente constituyen una
referencia inicial para diseñar la carga externa de cada tarea, pues el tiempo de trabajo y
de recuperación siempre deberá ser modificado en función de la actividad propuesta.
Los sistemas energéticos, el sistema de ATP-PC, el sistema glucolítico o de
ácido láctico y el sistema aeróbico, operan preferencialmente en diferentes momentos
durante el ejercicio. Sus contribuciones relativas al continuo de energía, no obstante, se
relacionan directamente con la duración y la intensidad (producción de energía) de la
actividad específica (McArdle, Katch y Katch, 1990).
Actividades breves con máxima velocidad de desplazamiento que duran hasta 7–
8 segundos dependen casi exclusivamente de una liberación inmediata de energía
generada por la degradación de los fosfatos intramusculares almacenados, ATP y PC.
Es el trabajo puro de velocidad. El sistema energético movilizado es la potencia
anaeróbica aláctica. Al prolongarse el ejercicio máximo hasta los 7–15 segundos en
personas entrenadas (10 – 11 segundos en sujetos no entrenados) o cuando realizamos
un número de repeticiones continuadas de 7-8 segundos de duración alcanzamos el
límite del trabajo aláctico. Estamos movilizando la capacidad anaeróbica láctica.
Conforme se incrementa la duración del ejercicio máximo se reduce algo la
potencia pero se genera todavía la mayor parte de la energía mediante las vías
anaeróbicas. Estas reacciones metabólicas implican el sistema energético a corto plazo
de la glucólisis y la formación consiguiente de ácido láctico. Entramos en el ciclo del
ácido láctico. Entre los 15 y los 45 segundos de trabajo se moviliza la potencia
anaeróbica láctica. Los esfuerzos que implican un tiempo de intervención entre los 25 y
35 segundos cuando se repite la tarea varias veces, o cuando se alcanza un intervalo de
trabajo entre los 45 y 1´30 segundos se soportan fundamentalmente en la capacidad
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anaeróbica láctica. Al reducirse algo la intensidad del ejercicio y prolongarse la
duración hasta los 2-4 minutos estamos solicitando a la potencia aeróbica. Cuando
pasamos a realizar trabajos de 4-5 minutos hasta 15 o más, o cuando realizamos
esfuerzos repetidos de 2-3 minutos un número determinado de veces nos estamos
basando en la capacidad aeróbica.
Categorías de resistencia
Condiciones de manifestación
Intensidad
Sustrato energético Preferente
Potencia
Capacidad
De 0” a 7- 8“ 100% Reservas ATP-PC Anaeróbica aláctica
7” x Nº de veces o de 7” a 15”
95% Reservas ATP-PC
Anaeróbica aláctica
Entre 15” a 45” 90% Glucosa Anaeróbica Láctica
25”–30” x Nº de veces o de 40” a 2´
85% Glucosa
Anaeróbica láctica
2´ a 3´ 80% Glucosa Aeróbica 3´ x Nº de veces o + de 15´
<75% Ácidos grasos Aeróbica
FUENTE: Seirul-lo (1993b).
El entrenamiento aeróbico puede mejorar el potencial de un jugador para
mantener una tasa de trabajo global alta durante un partido y ayudar a minimizar el
deterioro del rendimiento técnico y la falta de concentración inducida por la fatiga hacia
el final de un encuentro (Ekblom, 1994). En este sentido, los objetivos perseguidos son
los siguientes:
- Mejorar la capacidad del sistema cardiovascular para transportar oxígeno. De
este modo un gran porcentaje de la energía necesitada para el ejercicio intenso puede ser
aportada aeróbicamente, permitiendo que un jugador trabaje a una intensidad más alta
durante períodos más amplios.
- Incrementar la capacidad de los músculos específicamente demandados en el
fútbol para utilizar el oxígeno y para oxidar la grasa durante períodos prolongados de
ejercicio. Los almacenes de glucógeno del músculo están disponibles y un jugador
puede realizar acciones a una intensidad más alta hacia el final de un encuentro.
El entrenamiento anaeróbico, por su parte, puede aumentar la capacidad de
realizar un ejercicio de gran intensidad durante un partido. Los objetivos específicos
para los futbolistas son los siguientes:
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- Aumentar la habilidad de actuar rápidamente y de producir fuerza rápidamente
durante un ejercicio de gran intensidad. Así, un jugador reduce el tiempo requerido para
reaccionar y eleva la prestación de sus movimientos a máxima velocidad.
- Ampliar la capacidad de producir fuerza y energía continuamente a través de
los modos anaeróbicos de producción de energía. De este modo, un jugador incrementa
la habilidad para realizar cualquier ejercicio de gran intensidad por períodos largos de
tiempo durante un partido.
- Potenciar la posibilidad de recuperarse después de un período de ejercicios de
gran intensidad. Así, el jugador necesita menos tiempo antes de ser capaz de rendir de
nuevo al máximo en un siguiente período de ejercicios y ser, pos esto, capaz de realizar
un ejercicio de gran intensidad más frecuentemente durante un partido.
Finalmente, resta por satisfacer la necesidad de proponer criterios metodológicos
que permitan obtener secuencias de ejercicios bien diferenciadas para cada período de
preparación de la temporada con el fin de construir el estado de forma de los deportistas.
Para cumplir esta exigencia describiremos tres niveles de aproximación: General,
Dirigido y Especial y/o Competición, que permitan la transferencia progresiva de la
capacidad de resistencia a las exigencias del juego (Massafret, 1998):
RESISTENCIA GENERAL:
Trabajo de base para dotar al jugador del nivel necesario para poder acceder a categorías
superiores.
Capacidad condicional: Desarrollo de todos los aspectos de la resistencia centrados en
el jugador.
Capacidad coordinativa: Inespecífica o trabajo muy simple de técnica individual.
Capacidad cognitiva: Inespecífica, poco importante.
RESISTENCIA DIRIGIDA:
Trabajo de interrelación de la resistencia del jugador con las necesidades del fútbol.
Capacidad condicional: Trabajo de los distintos tipos de resistencia que implica el
juego.
Capacidad coordinativa: Específica (técnica individual) y de poca complejidad,
variando según el nivel.
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Capacidad cognitiva: Toma de decisiones simples en la práctica. Toma de decisiones
más complejas en el descanso activo.
RESISTENCIA ESPECÍFICA Y/O DE COMPETICIÓN:
Trabajo destinado a superar las demandas requeridas en el fútbol.
Capacidad condicional: Trabajo de los distintos tipos de resistencia que implica el
juego, aumentados por encima de las necesidades reales.
Capacidad coordinativa: Específica y compleja según el nivel del jugador.
Capacidad cognitiva: Específica y compleja, incrementando el número de toma de
decisiones que se plantean en el juego.
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