TEMA 2. HISTORIA DE LA EXPRESIÓN CORPORAL · PDF filelas dictaduras se basan en la ignorancia del pueblo para dominarlo). ... del mundo, de forma aún más ... de pintura, y se preparó

2.7. La Expresión Corporal en el siglo XVIII Autor: Miguel Ángel Sierra Zamorano

1

TEMA 2. HISTORIA DE LA EXPRESIÓN CORPORAL 2.7. LA EXPRESIÓN CORPORAL EN EL SIGLO XVIII El siglo XVIII (1701-1800), también es conocido como el Siglo de las Luces o de la Ilustración, debido a la corriente intelectual de pensamiento que dominó Europa, y en especial Francia e Inglaterra donde tuvieron su expresión más enérgica. La representación estética de este movimiento intelectual se denominó Neoclasicismo, y este movimiento cultural tuvo una gran influencia en los aspectos económico, político y social.

La Ilustración abogó por la razón como la forma de establecer un sistema de autoridad ético, estético y de conocimientos. Entre 1751 y 1765 se publicó en Francia la primera Enciclopedia, de Diderot y D'Alembert, que pretendía recoger el pensamiento ilustrado. Querían educar a la sociedad, porque una sociedad culta, que piensa por sí misma, era la mejor manera de asegurar el fin del Antiguo Régimen (el absolutismo y las dictaduras se basan en la ignorancia del pueblo para dominarlo). En su redacción colaboraron otros pensadores ilustrados como Montesquieu, Rousseau y Voltaire.

Fig. 1. Grupo de porcelana Meissen con Diana y Endimión (h. 1760); franqueado de Mezzetino o Harlekin y Arlequina (h. 1760) por Bustelli


2

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos eran analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana.

Fig. 2. La educación de Cupido por Boucher (1742)


3

En este momento se produjo un nuevo Renacimiento, en que todo giraba en

torno al ser humano (antropocentrismo), y más en torno a su razón material y sensible del mundo, de forma aún más pronunciada que en el siglo XVI, si bien el papel que entonces jugó Italia lo desempeñó esta vez Francia. Como consecuencia de todo esto la sociedad se secularizó y la noción de Dios y la religión, empezaron a perder, ya definitivamente, la importancia que en todos los órdenes habían tenido hasta entonces, desarrollándose una cultura exclusivamente laica.

Fig. 3. Fin de curso en la Escuela del Dr. Clayton en Salford (h. 1738) por Davis


4

Este movimiento trajo consigo el marco intelectual en el que se producirían las

grandes revoluciones (Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y Revolución Francesa), así como el auge del Capitalismo y el nacimiento del Socialismo.

Todo se regía según aquella fórmula preconizada por Epicuro: "la mayor

felicidad para el mayor número de gente". Así, las artes en general habrían de tener un fin útil, que podía ser didáctico (enseñanza), moral (depurar de las insanas pasiones) o social (sátira de las malas costumbres, para corregirlas). El “buen gusto” es el criterio principal y se excluye lo imperfecto, lo feo, lo decadente, lo supersticioso y oscuro, la violencia, la noche, las pasiones desatadas y la muerte.

Fig. 4. Fontana de Trevi (1759) por Bracci


5

El sentido didáctico de las artes propició el nacimiento de exposiciones y museos

que mostraban al público en general, y no sólo a un grupo de eruditos, las diferentes etapas de la historia del arte. En París se abrieron en 1750 algunas salas del Palacio del Luxemburgo para que se pudieran admirar las pinturas, pero fue el Museo Británico de Londres (1753) el primero que se creó ex profeso para tal fin, dando paso a instituciones similares en toda Europa.

Aquel mecanicismo cartesiano del siglo XVII tendría su continuidad en el siglo

XVIII en el hombre-máquina propio del materialismo ilustrado de La Mettrie (1709-1751) y Holbach (1723-1789), según los cuales las actividades mentales del ser humano dependen de las corpóreas, sobre la base de una causalidad puramente automática.

Sincrónicamente, a la vez que todo esto sucedía, durante la segunda mitad del

siglo XVIII, ocurrieron una serie de acontecimientos, que frecuentemente han pasado inadvertidos, pero que creemos contribuyeron en gran manera a animar y propiciar, después de tantos siglos de olvido, el auge y restablecimiento de las actividades físicas.

Fig. 5. La joven maestra de escuela (1736) y Muchacha con raqueta y volante (1740) por Chardin


6

Con el deseo de recuperar las huellas del pasado se pusieron en marcha expediciones para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. En 1764 el arqueólogo Johann Joachim Winckelmann (1989) publicó su obra Geschichte der Kunst des Altertums (Historia del arte en la antigüedad), donde recurriendo a los recientes hallazgos en las excavaciones de Herculano y Pompeya hacía una alabanza de los modelos culturales del mundo grecorromano.

En 1776 el historiador Edward Gibbon (2003) comienza a publicar The History of

the Decline and Fall of the Roman Empire (Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano), donde se critica el triunfo del cristianismo en Occidente, y sus funestas consecuencias sobre la forma de vida y la cultura.

Fig. 6. Eurídice (175), Orfeo (1776) y Apolo coronándose a sí mismo (1781) por Canova


7

Si bien Winckelmann y Gibbon lo hicieron de forma directa, otros como el conde de Caylus, Hagerdorn, Lessing, Mengs y Reynols, lo hicieron de forma indirecta, al exaltar las obras de arte griegas como las creaciones más perfectas de la humanidad y, por lo tanto, mostrándolas como modelos a imitar.

Aquellos cuerpos, formas y proporciones, fueron los referentes a seguir, y

rápidamente se vio en la actividad física el mejor medio para lograrlo. La mezcla de esta añoranza por el pasado remoto, con la idea del buen salvaje, russoniana primero, y después heredada y desarrollada por el romanticismo, y alimentada por la aventura colonizadora del momento, junto con la creciente preocupación médica por mejorar el estado físico de la ciudadanía, desde el punto de vista escolar para las niñas y los niños, y desde una perspectiva laboral para las personas adultas, con la aparición y auge de la ergonomía, marcarían el futuro de la Educación Física casi hasta nuestros días.

Fig. 7. Las bodas de Cupido y Psique por Batoni (1756)


8

Rousseau (1712-1778), Basedow (1723-1790), Kant (1724-1804) y Pestalozzi (1746-1827) serían las personalidades más destacadas en el ámbito de la educación en general de esta época, y lo único que se podría decir en relación con la Expresión Corporal, es que la mayoría de estos grandes pedagogos, propugnaban y utilizaban, junto a otras actividades físicas, la danza, el canto y la música.

Fig. 8. El juramento de los Horacios por David (1784)


9

Durante este período, Francia tomó el relevo de España en el mundo de la

danza, y como señala Berthold (1974b, 141), “sus maestros de baile enseñaron la gracia del movimiento...”.

Y fue allí, y también durante este período, cuando nació el ballet dentro del

mundo de las artes escénicas, y tratando de unir arquitectura, danza, música, pintura, poesía, etc., en definitiva todas las artes. Desde aquel primer momento comenzaron a aparecer, en este ámbito, artistas de renombre mundial, divas y divos, como: Sallé, Camargo, Dupré, Gardel, Balon, Dauberval, Vigano, Allard, Vestris y Carmagnole.

Dentro del ámbito de la danza, es obligado hablar del bailarín, director y maestro

de ballet Jean George Noverre (1952), creador del ‘ballet de acción’ o ‘ballet pantomima’, quien publicó en 1760 su famosa obra Lettres sur la danse et les ballets, donde exponía sus ideas sobre la danza y que, según Langlade y Rey (1986, 41), “más tarde serían inquietudes en el campo gimnástico”.

Fig. 9. Juego de la gallina ciega (1789) por Goya


10

En sus famosas cartas, Noverre habla de la diferencia entre la danza mecánica y

la verdadera danza, la que se ejecuta desde el espíritu, el genio y el sentimiento, porque la danza, como las otras artes, debe de emocionar. Langlade y Rey (Ibíd.), resumen en esta doble preocupación la influencia de Noverre sobre la ‘Gimnasia Moderna’:

“a) la necesidad de la intervención del alma y del sentimiento, para guiar, elevar y dar razón de existir al movimiento, y b) el imperioso sentir, expresado como grito desgarrante, de utilizar a la naturaleza y sus ejemplos, como fuente de inspiración”.

Sin lugar a dudas Noverre fue uno de los precursores más importantes de la Expresión Corporal.

Fig. 10. Mademoiselle de Camargo bailando (1730) por Lancret


11

También el teatro resurgió durante el siglo XVIII con una fuerza arrolladora. El Siglo de Oro español, el Barroco inglés y el Teatro Clásico francés, fueron posibles gracias a personalidades tan significativas para la cultura occidental como Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Marlowe, Shakespeare, Corneille, Molière, Racine, Voltaire, etc.

Fig. 11. El matrimonio feliz: el baile (1745) por Hogart

Fig. 12. Comediantes italianos (h. 1720) y Guillet (1721) por Watteau


12

Por primera vez en la historia las actrices y actores se convirtieron en maestros de buenos modales y urbanidad, y así Anderson y Zinsser (1992b, 98) al hablar de la educación recibida por Madame de Pompadour señalan que “un actor de la Comédie Française le enseñó a moverse y a hablar; aprendió a tocar el clavicordio, tomó clases de pintura, y se preparó en una gran variedad de temas académicos”.

Pero no será sobre este ‘alto’ teatro el que trataremos ahora. Por el contrario, los

pasos se dirigirán hacia otro más ‘bajo’ y popular, se orientarán hacia la commedia dellárte allímproviso o, como más comúnmente se la conoce, la commedia dellárte, que teniendo sus antecedentes en el Renacimiento, se desarrolló ampliamente durante esta época en Italia.

Esta forma teatral, quizá la más popular, no escrita, sino basada en la rica improvisación de los actores profesionales, fijó de forma estereotipada sus situaciones, y, sobre todo, sus personajes: Arlequín, Pantalón, Colombina, el Capitán, el Doctor, etc. Mezcla de comedia literaria de intriga, y sobre todo de ritos carnavalescos y de la acrobacia y del mimo, la commedia dellárte puede ser considerada, por derecho

Fig. 13. Voltaire y el actor Lekain en la escena VI del acto II de Mahomet (s. XVIII); y Diferentes expresiones en treinta cabezas de Voltaire calcadas de los cuadros de Huber (s. XVIII)


13

propio, el puente de unión entre el mimo más primitivo, griego y romano, y a través de acróbatas, bailarines, bufones, juglares, malabaristas, pantomimos, etc., al mimo más moderno de Deburau, Séverin, Wague, Decroux, Barrault, Marceau, Tomaszewski y Fialka, y a los grandes actores del movimiento, primero del teatro, Molière, Garrick, Kemble, Kean, Talma, Stanislavski, Bernhardt, Duse, Casares, Olivier, Xirgu, etc., después del cine mudo, Chaplin, Keaton, Lloyd, etc., y por fin del sonoro, Flynn, Laurel y Hardy, los Hermanos Marx, OĆonnor, Totó, Sordi, Tati, Atkinson, etc.

Apunta Diosdado (1985, 15) a propósito de esta particular forma teatral, que “todas las posibilidades del juego escénico, dominadas por la libertad y el genio del actor, están aquí permitidas. Se trata de una manera de actuar en la que predomina la improvisación. La comedia del arte devolvió su valor al espectáculo; una concepción plástica del teatro exigía del actor todas las formas de interpretación: creación de sentimientos y de pensamientos por medio de mímica, de la danza, de la acrobacia incluso, al igual que sucede con las tendencias imperantes de nuevo hoy”.

Berthold (1974b, 98) señala sobre ella: “Commedia dellárte, es decir, arte

mímico basado en la inspiración del momento, improvisación pronta a la réplica, la forma burlesca y obscena más primitiva del teatro como ya la habían ofrecido las antiguas atelanas en sus escenarios ambulantes: tipos grotescos según los esquemas fundamentales de los conflictos humanos, demasiado humanos; inagotable, traducible a discreción y que sigue siendo, sin embargo, cartilla invariable para los comediantes del gran teatro del mundo. Pero también significa: dominio artístico de los medios de expresión corporal, reserva siempre lista de modelos de escenas y situaciones, riqueza disponible de combinaciones, acuerdo espontáneo con el ingenio del momento”.

Fig. 14. Carácteres y caricaturas (1743) y Cabezas de seis sirvientes de Hogarth (h. 1750-1755) por Hogarth


14

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS · Anderson, B. S. y Zinsser, J. P. (1992a): Historia de las mujeres: Una historia propia.

Tomo I. Barcelona: Crítica. · Anderson, B. S. y Zinsser, J. P. (1992b): Historia de las mujeres: Una historia propia.

Tomo II. Barcelona: Crítica. · Berthold, M. (1974a): Historia social del teatro/1. Madrid: Guadarrama. · Berthold, M. (1974b): Historia social del teatro/2. Madrid: Guadarrama. · Diosdado, A. (1985): El teatro por dentro. Barcelona: Salvat.

Fig. 15. Escena de carnaval o El minueto (1755) por Tiepolo


15

· Gibbon, E. (2003): History of the decline and fall of the Roman Empire. llustrations by Giovanni Battista Piranesi. New York: Modern Library.

· Langlade, A. y Rey, N. (1986): Teoría general de la gimnasia. Buenos Aires: Stadium. · Noverre, J. G. (1952): Lettres sur la danse et les arts imitateurs. París: Éditions

Lieutier. · Sierra Zamorano, M. Á. (2000): La Expresión Corporal desde la perspectiva del

alumnado de Educación Física. Tesis Doctoral, Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.

· Winckelmann, J. J. (1989): Historia del arte en la Antiguëdad: seguida de las

Observaciones sobre la arquitectura de los antiguos. Madrid: Aguilar.

Documents

TEMA 2. HISTORIA DE LA EXPRESIÓN CORPORAL · PDF filelas dictaduras se basan en la ignorancia del pueblo para dominarlo). ... del mundo, de forma aún más ... de pintura, y se preparó