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Noelia María Barrameda García Página 1 Tema 6 La prescripción y la caducidad 6.1 El transcurso del tiempo y las relaciones jurídicas El titular de un dº tiene la posibilidad de ejercitar los poderes que su dº le confiere, bien en un momento concreto (término), bien a lo largo de un período de tiempo (plazo), que lo mismo puede haber quedado determinado que indeterminado en la relación jurídica de que se trate. El período temporal durante el cual pueden ejercitarse las facultades que se poseen varían de acuerdo con la naturaleza del bien de que se trate, atendiendo a las previsiones legislativas o de las particulares. Los dº subjetivos se reconocen u otorgan por el ordenamiento jurídico con la finalidad de que sean ejercitados efectiva y concretamente y dentro de un período razonable de tiempo. La razón de semejantes afirmaciones es clara. Quien ostenta un dº subjetivo tiene el poder de imponer su decisión sobre otra u otras personas, que se verán afectadas como consecuencia del ejercicio de aquel dº. Por ende, es justo que la situación de poder que otorga cualquier dº subjetivo pese sobre los sujetos pasivos del mismo, de forma temporalmente limitada, especialmente por razones de seguridad en el tráfico económico y jurídico. Por otra parte la desidia en el ejercicio de los propios dº subjetivos es también manifestación de una conducta que, analizada objetivamente, permite suponer que los dº subjetivos que no son ejercitados en su momento adecuado o dentro de un período temporal prudente, ya no

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Tema 6 La prescripción y la caducidad

6.1 El transcurso del tiempo y las relaciones jurídicas

El titular de un dº tiene la posibilidad de ejercitar los poderes que su dº le

confiere, bien en un momento concreto (término), bien a lo largo de un período de

tiempo (plazo), que lo mismo puede haber quedado determinado que indeterminado en

la relación jurídica de que se trate.

El período temporal durante el cual pueden ejercitarse las facultades que se

poseen varían de acuerdo con la naturaleza del bien de que se trate, atendiendo a las

previsiones legislativas o de las particulares.

Los dº subjetivos se reconocen u otorgan por el ordenamiento jurídico con la

finalidad de que sean ejercitados efectiva y concretamente y dentro de un período

razonable de tiempo.

La razón de semejantes afirmaciones es clara. Quien ostenta un dº subjetivo

tiene el poder de imponer su decisión sobre otra u otras personas, que se verán afectadas

como consecuencia del ejercicio de aquel dº. Por ende, es justo que la situación de poder

que otorga cualquier dº subjetivo pese sobre los sujetos pasivos del mismo, de forma

temporalmente limitada, especialmente por razones de seguridad en el tráfico

económico y jurídico.

Por otra parte la desidia en el ejercicio de los propios dº subjetivos es también

manifestación de una conducta que, analizada objetivamente, permite suponer que los dº

subjetivos que no son ejercitados en su momento adecuado o dentro de un período

temporal prudente, ya no serán ejercitados nunca, generándose así la legítima

expectativa en las demás personas de la comunidad de que el dº ha decaído, ha sido

renunciado o no va a ser ejercitado finalmente (buena fe).

En de definitiva, las exigencias de la buena fe y de la seguridad en el tráfico

imponen la necesidad de que se marquen límites temporales máximos de ejercicio de los

dº subjetivos que permanecen actualmente inactivos. A tal fin, tanto el Dº Positivo

cuanto las propias previsiones de los particulares suelen ser bastante prolíficos en el

señalamiento de plazos o períodos temporales, cuya finalización acarrea la pérdida para

el titular de los dº subjetivos de la posibilidad de ponerlos en acción.

La configuración de la Decadencia Temporal de los derechos subjetivos pueden

realizarse técnicamente de dos maneras: Caducidad y Prescripción.

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- El computo del tiempo conforme al artículo 5 del Código Civil.

Computar equivale a contar o calcular una cosa cualquiera, en nuestro caso, los

períodos de tiempo. Es natural que las leyes establezcan reglas acerca del cálculo del

tiempo, pues la determinación del momento de nacimiento, modificación o extinción de

los dº subjetivos provoca numerosísimos problemas en la práctica.

La regla fundamental al respecto se encuentra recogida en el artículo 5 del C. C.,

que dispone que: “Siempre que no se establezca otra cosa, en los plazos señalados por

días, a contar de uno determinado, quedará este excluido del cómputo, el cual deberá

empezar el día siguiente; y si los plazos estuvieran fijados por meses o años, se

computarán de fecha a fecha. Cundo en el mes de vencimiento no hubiera día

equivalente al inicial del cómputo, se extenderá que el plazo expira el último día del

mes. 2. En el cómputo civil de los plazos no se excluyen los días inhábiles”.

El comentario de dicho precepto deberá subrayar al menos los siguientes puntos:

1. La regla contenida en el art. trascrito tiene “carácter supletorio” y, por tanto,

no vincula al legislador par el futuro, ni tampoco a los particulares. Ambos pueden

resolver o prever los problemas de índole temporal estableciendo cualesquiera otras

reglas distintas a las enunciadas hasta ahora.

2. Por ello, ha de considerarse una regla general, que se ve contradicha en

numerosas ocasiones. Valga por ahora la referencia al art. 315, que dispone incluir

completo el día de nacimiento a efectos de determinar la mayoría de edad, en vez de

excluir del cómputo el día inicial, como establece el art. 5.

3. Los días inhábiles (feriados, festivos) se cuentan o computan como si no

fueran tales, pues el C.C. sigue el sistema del llamado cómputo continuo. Lo contrario

ocurre en el sistema denominado cómputo útil (dº administrativo y procesal), que

presupone la exclusión del cómputo de los días inhábiles.

4. La computación de fecha a fecha, establecida en el precepto para los plazos

mensuales o anuales, no deroga la exclusión del cómputo del día inicial.

5. La regla establecida respecto del agotamiento de los plazos mensuales (o

anuales, pero referidos al último día de una mes cualquiera), es obvia, dada la diferente

duración de los meses del año. Por ejemplo: quien nace el 29 de Febrero, también

cumplirá años aunque no sea bisiesto.

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6.2. La prescripción

El transcurso del tiempo tiene una clara incidencia en relación con el nacimiento

o extinción de los derechos.

1. Cuando el transcurso del tiempo acarrea la pérdida o decadencia del ejercicio

de los dº subjetivos para su titular se habla sencillamente de prescripción o bien de

prescripción extintiva.

2. Al contrario, cuando el transcurso del tiempo, junto con una situación de

apariencia jurídica, provoca el nacimiento o la consolidación de un dº a favor de una

persona, se habla de prescripción adquisitiva o de usucapión. Así planteado la

impresión de que la prescripción extintiva y la usucapión son exactamente lo mismo,

aunque contemplado desde diversa perspectiva.

Sin embargo, en el ámbito natural de aplicación de una y otra es bien distinta. La

prescripción propiamente dicha incide sobre todo tipo de d subjetivos, pues la dejadez o

desidia en el ejercicio de los mismos, puede afectar a la vivencia de toda suerte de dº

subjetivos y facultades. Al contrario, la usucapión incide sólo sobre aquellos dº

subjetivos patrimoniales que puedan ser objeto de posesión en sentido técnico y por

tanto, limita su campo de juego al ámbito de la propiedad y de algunos otros dº

subjetivos reales.

- Presupuestos de la prescripción:

Los datos básicos requeridos para que proceda, esto es, los presupuestos

necesarios de su existencia son:

1. Es necesario que estemos frente a un dº que sea susceptible de prescripción,

un dº prescriptible. De conformidad con el art. 1930.2, la prescriptibilidad de los dº

subjetivos es la regla general de nuestro dº, sobre todo referida a los dº subjetivos

patrimoniales.

2. Que el titular del dº en cuestión permanezca inactivo, es decir, sin ejercitar el

dº que le corresponde.

3. Que transcurra el plazo señalado por la ley para el ejercicio del dº sin que se

haya llevado a cabo actuación del mismo.

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4. Que en su caso, producido un acto extemporáneo de pretendido ejercicio del

dº, el sujeto pasivo alegue la prescripción producida y no haya renunciado a ella.

6.3. El cómputo del plazo de prescripción

El cómputo del plazo prescriptivo en cada caso se inicia desde el momento en

que el dº pudo haber sido ejercitado, salvo que se disponga otra cosa distinta.

Dicho mandato normativo, contenido en el art. 1969 del C.C. encuentra normas

excepcionales que lo contradicen. Asó ocurre con algunas especialidades en la

determinación del momento inicial del cómputo que se contienen en los artículos 1970 a

1972, las cuales no atentan contra la norma general referida:

- La prescripción de las obligaciones de pago de rentas o intereses comienza a

correr desde el último pago de la renta o del interés adeudado.

- La prescripción de las obligaciones determinadas por sentencia judicial, a

partir del momento en el que esta sea firme (inamovilidad de la stc).

- La prescripción relativa a las obligaciones de rendición de cuentas comienza a

correr desde que los obligados a rendirlas cesan en sus cargos o desde que hay

conformidad respecto de las cuentas finales, respectivamente.

La expresión “desde el día en que pudieron ejercitarse” los dºs ha de ser

entendida en el sentido de que debe iniciarse el cómputo del plazo prescriptivo desde

que el titular del dº tuvo conocimiento (o pudo razonablemente tener conocimiento) de

que podía ejercitar el dº.

El art. 5 excluía del cómputo inicial así hemos advertido que dicha regla conocía

ciertas excepciones de importancia. Una es la establecida en el art. 1960,3, en materia

de prescripción, pues según dicho precepto el primer día o día inicial del plazo se tiene

por entero, en vez de excluirse el cómputo.

Por lo demás, se aplican en materia de prescripción las reglas generales del

cómputo civil establecidas en el art. 5º.

6.4. La interrupción del plazo prescriptivo

Mientras no venza el plazo de prescripción previsto, el titular del dº puede

ejercitar eficazmente su derecho, aunque con anterioridad haya permanecido inactivo.

Así pues, cuando cualquier acto de ejercicio del dº se produce dentro del plazo, este deja

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de correr, entendiéndose que ha renacido y requiriéndose comenzar a computar el plazo

prescriptivo desde el comienzo otra vez, caso de que tras ese acto de ejercicio comience

una nueva etapa de inactividad. Cuando esto sucede, se dice que la “prescripción ha sido

interrumpida”, y la interrupción de la prescripción encuentra su fundamento en la

desaparición de uno de los presupuestos de la prescripción, es decir, la inactividad del

titular o la falta de ejercicio del derecho.

El acto de ejercicio del dº que provoca la interrupción puede ser de cualquier

naturaleza conforme al art. 1973,el cual admite:

-El ejercicio judicial del dº

-El ejercicio extrajudicial del derecho.

-Al tiempo que otorga relevancia al reconocimiento del dº por el sujeto pasivo

del mismo.

- El ejercicio Judicial:

Entre dichos actos asume primordial importancia la interposición de la demanda,

en cuya virtud el titular del dº sujetivo reclama la observancia del mismo al sujeto

pasivo.

Sin embargo, en la actualidad, el fenómeno parece ser inverso y se ha

generalizado la admisión de una serie de actos procesales que no cumplen los requisitos

exigidos con anterioridad por el Tribunal Supremo (T. S.).

1. La petición o demanda de conciliación, aunque no vaya seguida de

interposición de la demanda propiamente dicha, interrumpirá la prescripción.

2. La existencia de un procedimiento penal relativo a hechos o actos que

simultáneamente, generan responsabilidad civil, pues mientras no concluya el proceso

penal, no podrá reclamarse la indemnización. Ej: accidentes de tráfico con daño para las

personas y/o sus bienes.

3. La presentación de la demanda de justicia gratuita ya que constituye un

incidente del proceso principal, interrumpía la prescripción de la acción, pero tras la

aprobación de la ley 1/1996 de asistencia jca gratuita se establece que la solicitud del

reconocimiento del derecho a la asistencia jca gratuita no suspenderá el proceso en

curso, aunque el juez de oficio o a petición de las partes podía decretar la suspensión del

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proceso, a fin de que el transcurso de los plazos no produzca la preclusión de un trámite

o la indefensión de cualquiera de las partes.

Cuando se presente la solicitud de reconocimiento del derecho a las asistencia

jurídica gratuita antes de iniciar el proceso y la acción pueda resultar afectado por el

transcurso de los plazos de prescripción, los plazos quedarán interrumpidos, el cómputo

del plazo de prescripción se reanudará desde la notificación al solicitante de la

designación provisional del abogado por el colegio de abogados o, desde el

reconocimiento o denegación del derecho, y en todo caso, en el plazo de 2 meses desde

la presentación de la solicitud.

4. Cualquier otro acto procesal que manifieste la reclamación de un derecho.

Como por ejemplo, la solicitud de embargo preventivo.

- El ejercicio Extrajudicial:

La reclamación extrajudicial por el titular de un derecho subjetivo interrumpe la

prescripción.

No existe una forma concreta y determinada, sin embargo, en la práctica la

mayor parte de los actos de ejercicio extrajudicial adoptan la forma de requerimientos

notariales.

Sin embargo, el art. 1973 no exige forma determinada alguna al acto de

ejercicio del dº por el que se interrumpe la prescripción. De donde se deduce que

recurrir al requerimiento notarial es una consecuencia de procurar la prueba indiscutible

de haber realizado el acto interruptivo. **pero esto no significa que deba de requerirse

notarialmente para la interrupción del plazo, ya que las Cartas, telegramas…

interrumpen la prescripción.

- El reconocimiento del dº por el sujeto pasivo:

En paralelismo con cuanto ocurre respecto de la reclamación extrajudicial, el art.

1973 habla sólo de “cualquier acto de reconocimiento de la deuda por el deudor”. Más,

el reconocimiento del sujeto pasivo de sentirse obligado por el dº subjetivo que le afecta

supone, en todo caso, un renacimiento del plazo de prescripción.

El acto de reconocimiento puede ser de muy variada índole (confesión a

terceros, carta…), pues en definitiva, la referencia legal permite incluir en ella

<cualquier conducta…> a través de la cual (el sujeto pasivo) pone de manifiesto que se

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considera obligado por el derecho, por lo que es un acto unilateral que produce

consecuencias por sí mismo, sin que sea preciso una aceptación por parte del derecho

subjetivo.

-Interrupción y suspensión de la prescripción.

Como figura diferente a la interrupción de la prescripción se habla de la

suspensión de la prescripción, que se trata de que no se encuentra regulada en el CC,

sino que ha sino admitida por la doctrina y jurisprudencia.

La suspensión de la prescripción de la prescripción consiste en que la

producción de un acontecimiento hace que deje de correr el plazo prescriptivo, pero éste

no se va a volver a reiniciar desde el principio sino que el cómputo se reinicie en el

exacto momento temporal en que quedó detenido. Uno de los supuestos más frecuentes

viene representado por los casos de “Moratoria Legal”, a consecuencia de situaciones

catastróficas, terremotos, inundaciones…el legislador suele interrumpir o suspender

temporalmente el cumplimiento de ciertas obligaciones durante un período de tiempo.

6.5. Alegabilidad y renuncia de la prescripción

El efecto fundamental de la prescripción es hacer exigible al sujeto pasivo del dº

la observancia de la conducta que podía serle impuesta por el titular. Así pues, desde le

prisma del sujeto obligado, la consecuencia básica de la prescripción radica en que ésta

le produce un beneficio, derivado de la inactividad del titular del dº subjetivo.

La ley considera que ese beneficio para el sujeto pasivo debe ser dejado en

manos del propio interesado y le exige que tenga una conducta litigente que, al menos,

debe consistir en la alegación de la prescripción frente al titular del derecho en el caso

de que éste finalmente opte por ejercitar su derecho.

En consecuencia, la prescripción operará solo si el beneficiado por ella la alega,

por el contrario, si el beneficiado por la prescripción no alega que ha transcurrido el

plazo para el ejercicio eficaz del dº podrá ser condenado a cumplir, a pesar de la

prescripción y a pesar de que el ejercicio del derecho por su titular sea realmente

extemporáneo. Esto es, los Tribunales de justicia no pueden apreciar de oficio el

transcurso del plazo de prescripción, pues esta ha de ser rogada o solicitada por el

beneficiario de la misma.

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La ley autoriza la renuncia de la prescripción una vez que ha vencido el plazo de

la misma. En efecto, el art 1935 autoriza “renunciar la prescripción ganada” a todas la

personas con capacidad para enajenar, al tiempo que prohíbe renunciar al “dº de

prescribir para lo sucesivo”. La situación de poder otorgada al beneficiario de la

prescripción es realmente un dº subjetivo autónomo al que puede renunciarse una vez

adquirido y consolidado, mientras que por el contrario la renuncia futura queda vetada

de forma absoluta.

Significa que no puedes renunciar a la prescripción en beneficio de terceros. El

tercero hace valer la prescripción ganada por otro contra su acreedor.

6.6 Principales plazos de prescripción

Para la determinación del plazo de prescripción de cada categoría de derechos

subjetivos hay que analizar cada supuesto, no obstante, el C.C. menciona una serie de

plazos generales de prescripción:

1. Los dº reales sobre bienes inmuebles prescriben a los 30 años (art 1963), salvo

la acción hipotecaria que lo hace a los 20 (art 1964).

2. Los dº subjetivos reales sobre bienes muebles prescriben al los 6 años (art

1962)

3. Los dº subjetivos de crédito o personales cuentan con el plazo general de

prescripción de 15 años, aplicable salvo que se disponga otra cosa diferente por la ley en

cada caso ( art 1964).

4. El dº a cobra prestaciones periódicas pagadera en plazos inferiores a un año

prescribe a los 5 años, e los casos mencionados por el art. 1966 del C.C.

5. En el plazo de 3 años prescribe el dº a cobrar los servicios profesionales y

algunos otros dº subjetivos concretos, entre los que destaca la deuda por la adquisición

de bienes a un comerciante (art 1967)

6. Finalmente en el plazo de 1 año prescriben los interdictos posesorios y el dº a

reclamar la indemnización que nace de responsabilidad civil extracontractual (art 1968).

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6.7 La caducidad

Mientras que los plazos de prescripción suponen que si el titular de un derecho

no ejerce la acción dentro de un plazo legalmente previsto pierde su derecho, pero este

plazo puede ser interrumpido por el titular de derecho, haciendo revivir su derecho;

cuando hablamos de la caducidad por el contrario, nos referimos a la extinción de un

derecho por su falta de ejercicio durante un plazo temporal prefijado que no es

susceptible de ser interrumpido.

Esto último, ocurre en todos los actos procesales, que voy a ejemplificar en base

al recurso de amparo.

Si una persona cree que alguno de sus derechos fundamentales ha sido

vulnerado, perderá su derecho a que el TC conozca su causa si no presenta el recurso de

amparo dentro de los 20 días siguientes a la notificación de la resolución recaída en el

previo proceso judicial. Por tanto, aun existiendo derecho a la tutela constitucional, ésta

se pierde por razones temporales.

El hecho de que la institución de la caducidad tenga lugar en los actos procesales

no supone que se trate de una institución privada del derecho procesal y a que también

en derecho civil, al igual que en otros ordenes jurisdiccionales son frecuentes los

supuestos de caducidad; como por ejemplo: el marido puede impugnar su paternidad

sobre el hijo habido por su esposa (al parecer de otro), pero ha de hacerlo en el breve

plazo de 1 año desde que se inscribe el nacimiento o tiene conocimiento del mismo, art.

136. La ley permite impugnar la paternidad, pero considera que se debe ejercitar dentro

de un plazo limitado, para evitar la prolongación de la situación de incertidumbre que la

posibilidad de impugnación comporta.

Es la extinción de un dº por falta de ejercicio durante un plazo establecido en la

ley pero sin que sea posible su interrupción. La razón de la caducidad es la necesidad de

evitar que se prolonguen situaciones de incertidumbre. No existe regulación específica

de la caducidad.

La caducidad suele limitar temporalmente la facultad que algunas personas

tienen de impugnar una situación jurídica preexistente. Así ocurre cuando se ejercita la

acción de anulabilidad o de rescisión de los negocios jurídicos.

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- Régimen jurídico: Diferencias con la prescripción:

Según la jurisprudencia del TS las diferencias entre prescripción y caducidad

son:

1. Los plazos de caducidad no son susceptibles de interrupción ni suspensión

alguna, operando, por tanto, en estrictos términos temporales. Sin embargo, la

prescripción se interrumpe desde que el titular de un derecho ejercita su derecho de

acción.

2. Los plazos de caducidad suelen ser breves, aunque ciertamente, cabe resaltar

también que en algunos casos los plazos de prescripción pueden circunscribirse a cortos

períodos de tiempo, pero por lo general los plazos de prescripción son amplios.

3. La caducidad puede ser declarada judicialmente de oficio, sin que requiera ser

alegada o argüida por el beneficiado de ella. Esta apreciabilidad de oficio denota que el

fundamento de la caducidad se encuentra en un interés público de que ciertos dº

subjetivo se ejerciten, dentro del plazo temporal predeterminado. El juez puede juzgar la

caducidad aun cuando las partes no hayan dicho nada respecto a ella.

6.8 Reconsideración: caducidad y prescripción como opciones del legislador y de

los particulares

Es complejo determinar cuando se trata de prescripción o de caducidad.

La ley no se preocupa de precisar si el plazo de ejercicio de los dº subjetivos o

acciones es de prescripción o de caducidad. El intérprete habrá de determinarlo

atendiendo a las circunstancias y a la doctrina jurisprudencial sentada por el T.

Supremo.

Los datos característicos y a la vez diferenciadores de prescripción y caducidad

que acabamos de ver son meramente orientativos y extraídos del conjunto del O.J. por

lo que no vinculan al legislador, quien es libre para configurar el plazo de ejercicio de

cualquier derecho sin seguir exactamente los cánones anteriores. Por ejemplo: puede

haber supuestos en los que el plazo de ejercicio de un derecho, pese a ser calificado

correctamente como de caducidad, sea susceptible de suspensión; o por el contrario,

razones de política legislativa pueden fundamentar disposiciones concretas en las que se

faculte a los jueces para apreciar de oficio el transcurso de un determinado plazo de

prescripción.