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TEMARIO DEL CELADOR

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HERRAMIENTAS DE ESTUDIO

PARA CELADORES

TEMARIOS, TEST Y ESQUEMAS

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Servicio Andaluz de Salud

Edición 2018

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Pág

ina2

Tema 1. La Constitución Española de 1978: Valores superiores y principios inspiradores; Derechos y deberes

fundamentales; El Derecho a la protección de la salud. PAG 4

Tema 2. El Estatuto de Autonomía para Andalucía: Valores superiores y objetivos básicos; Derechos sociales, deberes

y políticas públicas; Competencias en materia de salud; Organización institucional de la Comunidad Autónoma;

Elaboración de las normas. PAG 28

Tema 3. Organización sanitaria (I). Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad: Principios Generales;

Competencias de las Administraciones Públicas; Organización General del Sistema Sanitario Público. Ley 2/1998, de

15 de junio, de Salud de Andalucía: Objeto, principios y alcance; Derechos y deberes de los ciudadanos respecto de

los servicios sanitarios en Andalucía; Efectividad de los derechos y deberes. Plan Andaluz de Salud: compromisos.

PAG 57

Tema 4. Organización sanitaria (II). Estructura, organización y competencias de la Consejería de Igualdad, Salud y

Políticas Sociales y del Servicio Andaluz de Salud. Asistencia Sanitaria en Andalucía: La estructura, organización y

funcionamiento de los servicios de atención primaria en Andalucía. Ordenación de la Asistencia Especializada en

Andalucía. Organización de la Atención Primaria. Organización Hospitalaria. Áreas de Gestión Sanitarias. Continuidad

asistencial entre niveles asistenciales. PAG 127

Tema 5. Protección de datos. Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal:

Objeto, ámbito de aplicación y principios; Derechos de las personas. La Agencia Española de Protección de Datos.

PAG 160

Tema 6. Prevención de riesgos laborales. La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales:

Derechos y obligaciones; Consulta y participación de los trabajadores. Organización de la prevención de riesgos

laborales en el Servicio Andaluz de Salud: las Unidades de Prevención en los Centros Asistenciales del Servicio

Andaluz de Salud. Manejo de sustancias biológicas. Higiene de manos. La postura. Las pantallas de visualización de

datos. El pinchazo accidental. Agresiones a profesionales. Control de situaciones conflictivas. PAG 172

Tema 7. Ley 12/2007, de 26 de noviembre, de Promoción de la Igualdad de Género en Andalucía: Objeto; Ámbito de

aplicación; Principios generales; Políticas públicas para la promoción de la igualdad de género. Ley 13/2007, de 26 de

noviembre, de Prevención y Protección Integral Contra la Violencia de Género: Objeto; Ámbito de aplicación; Principios

rectores; Formación a profesionales de la salud. PAG 217

Tema 8. Régimen Jurídico del Personal. Régimen de Incompatibilidades del Personal al servicio de las

Administraciones Públicas. Ley 55/2003, de 16 de diciembre, Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios

de Salud: Clasificación del personal estatutario; Derechos y deberes; Adquisición y pérdida de la condición de personal

estatutario fijo; Provisión de plazas, selección y promoción interna; Movilidad del personal; Carrera Profesional;

Retribuciones; Jornadas de trabajo, permisos y licencias; Situaciones del personal estatutario; Régimen disciplinario;

Derechos de representación, participación y negociación colectiva. PAG 228

Tema 9. Autonomía del paciente y derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Ley

41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en

materia de Información y Documentación Clínica: El derecho de información sanitaria; El derecho a la intimidad; El

respeto de la autonomía del paciente; La historia clínica. El consentimiento informado. Tarjeta sanitaria. PAG 262

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Servicio Andaluz de Salud

Edición 2018

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TEMA 1

La Constitución Española de

1978: Valores superiores y

principios inspiradores. Derechos

y deberes fundamentales. El

derecho a la protección de la

salud.

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ina5

La Constitución española de 1978 es la norma suprema del ordenamiento jurídico español, a la que están sujetos los

poderes públicos y los ciudadanos de España, en vigor desde el 29 de diciembre de 1978.

La Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada por el rey

Juan Carlos I el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre del mismo año. La

promulgación de la Constitución implicó la culminación de la llamada transición a la democracia, que tuvo lugar como

consecuencia de la muerte, el 20 de noviembre de 1975, del anterior jefe de Estado, el general Franco, precipitando

una serie de acontecimientos políticos e históricos que transformaron el anterior régimen dictatorial en un «Estado

social y democrático de derecho que propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia,

la igualdad y el pluralismo político», tal y como proclama el artículo primero de la Carta Magna. En él también se afianza

el principio de soberanía nacional, que reside en el pueblo, y se establece la monarquía parlamentaria como forma de

gobierno.

La Constitución establece una organización territorial basada en la autonomía de municipios, provincias y comunidades

autónomas, rigiendo entre ellos el principio de solidaridad. Tras el proceso de formación del Estado de las Autonomías,

las comunidades autónomas gozan de una autonomía de naturaleza política que configura a España como un Estado

autonómico. Las entidades locales, como los municipios y las provincias, gozan de una autonomía de naturaleza

administrativa, cuyas instituciones actúan en conformidad con criterios de oportunidad dentro del marco legal fijado por

el Estado y las comunidades autónomas.

El rey es el jefe del Estado, figura que desempeña funciones de naturaleza eminentemente simbólica y que carece

de poder efectivo de decisión. Sus actos tienen una naturaleza reglada, cuya validez depende del refrendo de la

autoridad competente que, según el caso, es el presidente del Gobierno, el presidente del Congreso de los Diputados,

o un ministro.

La división de poderes, idea fundamental en el pensamiento liberal, es establecida implícitamente por el texto

constitucional. En la base, la soberanía nacional permite la elección, por sufragio universal (varones y mujeres, mayores

de 18 años), de los representantes del pueblo soberano en las Cortes Generales, configuradas a modo de un

bicameralismo atenuado, integrado por el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas cámaras comparten el poder

legislativo, si bien existe una preponderancia del Congreso de los Diputados, que además es el responsable exclusivo

de la investidura del presidente del Gobierno, y su eventual cese por moción de censura o cuestión de confianza. No

obstante, tanto el Congreso como el Senado ejercen una tarea de control político sobre el Gobierno mediante las

preguntas e interpelaciones parlamentarias.

El Gobierno, cuyo presidente es investido por el Congreso de los Diputados, dirige el poder ejecutivo, incluyendo la

administración pública. Los miembros del Gobierno son designados por el presidente, y junto a él, componen el Consejo

de Ministros, órgano colegiado que ocupa la cúspide del poder ejecutivo.

El Gobierno responde solidariamente de su actuación política ante el Congreso de los Diputados,16 que, dado el caso,

puede destituirlo en bloque mediante una moción de censura, que necesariamente debe incluir un candidato alternativo

que será inmediatamente investido presidente del Gobierno.

El poder judicial recae en los jueces y tribunales de justicia, siendo el Consejo General del Poder Judicial su máximo

órgano de gobierno. El Tribunal Constitucional controla que las leyes y las actuaciones de la administración pública se

ajusten a la norma suprema.

FECHAS CLAVE

El 31 de octubre de 1978, día en que se aprobó el Texto Constitucional por las Cortes Generales.

El 6 diciembre de 1978, ratificación del Texto Constitucional por el pueblo español en referéndum.

El 27 de diciembre de 1978, día en que fue sancionada la Constitución por el Rey.

El 29 de diciembre de 1978, fecha de publicación de la Constitución y de su entrada en vigor.

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TEMA 2

El Estatuto de Autonomía para

Andalucía: Valores superiores y

objetivos básicos; Derechos

sociales, deberes y políticas

públicas; Competencias en

materia de salud; Organización

institucional de la Comunidad

Autónoma; Elaboración de las

normas

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VALORES SUPERIORES Y OBJETIVOS BÁSICOS

Título Preliminar

Artículo 1 Andalucía

1. Andalucía, como nacionalidad histórica y en el ejercicio del derecho de autogobierno que reconoce la Constitución,

se constituye en Comunidad Autónoma en el marco de la unidad de la nación española y conforme al artículo 2 de la

Constitución.

2. El Estatuto de Autonomía propugna como valores superiores la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político

para todos los andaluces, en un marco de igualdad y solidaridad con las demás Comunidades Autónomas de España.

3. Los poderes de la Comunidad Autónoma de Andalucía emanan de la Constitución y del pueblo andaluz, en los

términos del presente Estatuto de Autonomía, que es su norma institucional básica.

4. La Unión Europea es ámbito de referencia de la Comunidad Autónoma, que asume sus valores y vela por el

cumplimiento de sus objetivos y por el respeto de los derechos de los ciudadanos europeos.

Artículo 2 Territorio

El territorio de Andalucía comprende el de los municipios de las provincias de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada,

Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla.

Artículo 3 Símbolos

1. La bandera de Andalucía es la tradicional formada por tres franjas horizontales -verde, blanca y verde- de igual

anchura, tal como fue aprobada en la Asamblea de Ronda de 1918.

2. Andalucía tiene escudo propio, aprobado por ley de su Parlamento, en el que figura la leyenda «Andalucía por sí,

para España y la Humanidad», teniendo en cuenta el acuerdo adoptado por la Asamblea de Ronda de 1918.

3. Andalucía tiene himno propio, aprobado por ley de su Parlamento, de acuerdo con lo publicado por la Junta Liberalista

de Andalucía en 1933.

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TEMA 3

Organización sanitaria (I). Ley

14/1986, de 25 de abril, General

de Sanidad: Principios Generales;

Competencias de las

Administraciones Públicas;

Organización General del Sistema

Sanitario Público. Ley 2/1998, de

15 de junio, de Salud de

Andalucía: Objeto, principios y

alcance; Derechos y deberes de

los ciudadanos respecto de los

servicios sanitarios en Andalucía;

Efectividad de los derechos y

deberes. Plan Andaluz de Salud:

compromisos.

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De todos los empeños que se han esforzado en cumplir los poderes públicos desde la emergencia misma de la

Administración contemporánea, tal vez no haya ninguno tan reiteradamente ensayado ni con tanta contumacia frustrado

como la reforma de la Sanidad.

Es, en efecto, un dato histórico fácilmente verificable que las respuestas públicas al reto que en cada momento ha

supuesto la atención a los problemas de salud de la colectividad han ido siempre a la zaga de la evolución de las

necesidades sin conseguir nunca alcanzarlas, de manera que se ha convertido en una constante entre nosotros la

inadaptación de las estructuras sanitarias a las necesidades de cada época.

Es conocido que el primer ensayo de poner al día las técnicas de intervención pública en los problemas de salud de la

colectividad lo constituyó el proyecto de Código Sanitario de 1822, cuya aprobación frustraron en su momento las

disputas acerca de la exactitud científica de los medios técnicos de actuación en que pretendía apoyarse. Con este

fracaso, la consolidación de un órgano ejecutivo bien dotado y flexible, acomodado en cuanto a su organización a las

nuevas técnicas de administración que tratan de abrirse camino en España en los primeros años de la pasada centuria,

tiene que esperar hasta la aprobación de la Ley de 28 de noviembre de 1855, que consagra la Dirección General de

Sanidad, creada muy pocos años antes. Esta Ley extenderá su vigencia durante una larguísima época, aunque no en

razón a sus excelencias, sino a la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre un nuevo texto de Ley sanitaria, cuya

formulación se ensaya con reiteración durante los últimos años del siglo pasado y primeros del presente, sin conseguir

definitiva aprobación. Ante la imposibilidad de sacar adelante una Ley nueva, la reforma siguiente se establece por

Real Decreto, en concreto por el de 12 de enero de 1904, que aprueba la Instrucción General de Sanidad, norma que,

a pesar de haberse mantenido vigente en parte hasta fechas muy próximas, apenas si alteró el dispositivo de la

organización pública al servicio de la Sanidad. Es, pues, el esquema organizativo de 1855 (cambiando por épocas el

nombre de la Dirección General de Sanidad por el de Inspección General de Sanidad) el que trasciende al siglo que lo

vio nacer y se asienta en nuestro sistema con una firmeza sorprendente.

La Ley de 1944, aunque innovadora en algunos extremos, asumió la planta estructural recibida, que no altera, sino que

perpetuará. El esquema organizativo es, en efecto, el mismo de 1855, basado en una Dirección General de Sanidad,

recrecida como órgano supremo. La idea de contenido de las responsabilidades públicas en este sector es también

decimonónica: A la Administración Pública le cumple atender aquellos problemas sanitarios que pueden afectar a la

colectividad considerada como conjunto, le compete desarrollar una acción de prevención, en suma. La función

asistencial, el problema de la atención a los problemas de la salud individual, quedan al margen.

El estancamiento de la específica organización pública al servicio de la Sanidad no significará, sin embargo, una

desatención de todos los problemas nuevos, sino la ruptura del carácter unitario de esa organización, que se fragmenta

en diversos subsistemas que se ordenan separadamente, respondiendo a principios y finalidades propias, al margen

de una dirección unitaria. En efecto, a las funciones preventivas tradicionales se sumarán otras nuevas, relativas al

medio ambiente, la alimentación, el saneamiento, los riesgos laborales, etc., que harán nacer estructuras públicas

nuevas a su servicio. Las funciones asistenciales crecen y se dispersan igualmente. Las tradicionales sólo se referían

a la prevención o asistencia de algunas enfermedades de particular trascendencia social (la tuberculosis, enfermedades

mentales, etc.). Estas atenciones asistenciales tradicionales se asumen con responsabilidad propia por diferentes

Administraciones Públicas (Estado, Diputaciones) que funcionan sin ningún nexo de unión en la formulación de las

respectivas políticas sanitarias. Ninguna de ellas se dirige, sin embargo, a la atención del individuo concreto, si la

enfermedad que padece no es alguna de las singularizadas por su trascendencia. El dogma que perdura es el

decimonónico de la autosuficiencia del individuo para atender sus problemas de salud. Cuando ese dogma se quiebra

a ojos vista en virtud del crecimiento de un sistema de previsión dirigido a los trabajadores, también ese sistema crea

sus propias estructuras sanitarias que se establecen al margen de la organización general, y funcionan conforme a

políticas e impulsos elaborados con separación, aunque explicados por las nuevas necesidades y avances tanto en el

campo de la salud y enfermedad como en los nuevos criterios que se van imponiendo de cobertura social y asistencia

sanitaria.

Puede decirse sin hipérbole que la necesidad de proceder a una reforma del sistema que supere el estado de cosas

descrito se ha visto clara por todos cuantos han tenido responsabilidades en el ramo de la Sanidad, desde el día

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TEMA 4

Organización sanitaria (II).

Estructura, organización y

competencias de la Consejería de

Salud y del Servicio Andaluz de

Salud. Asistencia Sanitaria en

Andalucía: La estructura,

organización y funcionamiento de

los servicios de atención primaria

en Andalucía. Ordenación de la

Asistencia Especializada en

Andalucía. Organización de la

Atención Primaria. Organización

Hospitalaria. Áreas de Gestión

Sanitarias. Continuidad

asistencial entre niveles

asistenciales.

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Artículo 1 Competencias de la Consejería de Salud

Corresponde a la Consejería de Salud, además de las atribuciones asignadas en el artículo 26 de la Ley 9/2007, de 22

de octubre, de la Administración de la Junta de Andalucía, las siguientes competencias:

a) La ejecución de las directrices y los criterios generales de la política de salud, planificación y asistencia sanitaria,

asignación de recursos a los diferentes programas y demarcaciones territoriales, alta dirección, inspección y

evaluación de las actividades, centros y servicios sanitarios y aquellas otras competencias que le estén atribuidas

por la legislación vigente.

b) Las políticas de consumo de la Junta de Andalucía.

c) Todas aquellas políticas de la Junta de Andalucía que, en materia de salud y consumo, tengan carácter transversal.

A continuación, añadimos el Artículo 26 de la Ley 9/2007, de 22 de octubre, de la Administración de la Junta de

Andalucía.

Artículo 26. Titulares de las Consejerías.

1. Las personas titulares de las Consejerías ostentan su representación y ejercen la superior dirección, iniciativa,

coordinación, inspección, evaluación y potestad reglamentaria en su ámbito funcional, correspondiéndoles la

responsabilidad inherente a tales funciones.

Las personas titulares de las Consejerías son nombradas de acuerdo con lo establecido en la normativa

correspondiente.

2. Además de sus atribuciones como miembros del Consejo de Gobierno y las que les asignan esta y otras leyes,

a las personas titulares de las Consejerías les corresponde:

a) Ejercer la potestad reglamentaria en los términos previstos en la Ley del Gobierno de la Comunidad

Autónoma de Andalucía.

b) Nombrar y separar a los cargos de libre designación de su Consejería.

c) Aprobar los planes de actuación de la Consejería, asignando los recursos necesarios para su ejecución de

acuerdo con las dotaciones presupuestarias.

d) Dirigir las actuaciones de las personas titulares de los órganos directivos de la Consejería e impartirles

instrucciones.

e) Resolver los conflictos de atribuciones entre los órganos situados bajo su dependencia que les

correspondan y plantear los que procedan con otras Consejerías.

f) Evaluar la realización de los planes y programas de actuación de la Consejería por parte de los órganos

directivos y ejercer el control de eficacia respecto de la actuación de dichos órganos, así como de las

entidades públicas dependientes.

g) Formular el anteproyecto de presupuesto de la Consejería.

h) Autorizar los gastos propios de los servicios de la Consejería no reservados a la competencia del Consejo

de Gobierno, dentro del importe de los créditos autorizados, e interesar de la Consejería competente la

ordenación de los pagos correspondientes.

i) Suscribir contratos y convenios relativos a asuntos propios de su Consejería, salvo en los casos en que

corresponda al Consejo de Gobierno.

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TEMA 5

Protección de datos. Ley Orgánica

15/1999, de 13 de diciembre, de

Protección de Datos de Carácter

Personal: Objeto, ámbito de

aplicación y principios; Derechos

de las personas. La Agencia

Española de Protección de Datos.

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TÍTULO I

Disposiciones generales

Artículo 1 Objeto

La presente Ley Orgánica tiene por objeto garantizar y proteger, en lo que concierne al tratamiento de los datos

personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas físicas, y especialmente de su honor

e intimidad personal y familiar.

Artículo 2 Ámbito de aplicación

1. La presente Ley Orgánica será de aplicación a los datos de carácter personal registrados en soporte físico, que los

haga susceptibles de tratamiento, y a toda modalidad de uso posterior de estos datos por los sectores público y privado.

Se regirá por la presente Ley Orgánica todo tratamiento de datos de carácter personal:

a) Cuando el tratamiento sea efectuado en territorio español en el marco de las actividades de un establecimiento

del responsable del tratamiento.

b) Cuando al responsable del tratamiento no establecido en territorio español, le sea de aplicación la legislación

española en aplicación de normas de Derecho Internacional público.

c) Cuando el responsable del tratamiento no esté establecido en territorio de la Unión Europea y utilice en el

tratamiento de datos medios situados en territorio español, salvo que tales medios se utilicen únicamente con

fines de tránsito.

2. El régimen de protección de los datos de carácter personal que se establece en la presente Ley Orgánica no será

de aplicación:

a) A los ficheros mantenidos por personas físicas en el ejercicio de actividades exclusivamente personales o

domésticas.

b) A los ficheros sometidos a la normativa sobre protección de materias clasificadas.

c) A los ficheros establecidos para la investigación del terrorismo y de formas graves de delincuencia organizada.

No obstante, en estos supuestos el responsable del fichero comunicará previamente la existencia del mismo,

sus características generales y su finalidad a la Agencia de Protección de Datos.

3. Se regirán por sus disposiciones específicas, y por lo especialmente previsto, en su caso, por esta Ley Orgánica los

siguientes tratamientos de datos personales:

a) Los ficheros regulados por la legislación de régimen electoral.

b) Los que sirvan a fines exclusivamente estadísticos, y estén amparados por la legislación estatal o autonómica

sobre la función estadística pública.

c) Los que tengan por objeto el almacenamiento de los datos contenidos en los informes personales de

calificación a que se refiere la legislación del régimen del personal de las Fuerzas Armadas.

d) Los derivados del Registro Civil y del Registro Central de penados y rebeldes.

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TEMA 6

Prevención de riesgos laborales.

La Ley 31/1995, de 8 de

noviembre, de Prevención de

Riesgos Laborales: Derechos y

obligaciones; Consulta y

participación de los trabajadores.

Organización de la prevención de

riesgos laborales en el Servicio

Andaluz de Salud: las Unidades de

Prevención en los Centros

Asistenciales del Servicio Andaluz

de Salud. Manejo de sustancias

biológicas. Higiene de manos. La

postura. Las pantallas de

visualización de datos. El

pinchazo accidental. Agresiones a

profesionales. Control de

situaciones conflictivas

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DERECHOS Y OBLIGACIONES

Artículo 14 Derecho a la protección frente a los riesgos laborales

1. Los trabajadores tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo.

El citado derecho supone la existencia de un correlativo deber del empresario de protección de los trabajadores frente

a los riesgos laborales.

Este deber de protección constituye, igualmente, un deber de las Administraciones públicas respecto del personal a su

servicio.

Los derechos de información, consulta y participación, formación en materia preventiva, paralización de la actividad en

caso de riesgo grave e inminente y vigilancia de su estado de salud, en los términos previstos en la presente Ley,

forman parte del derecho de los trabajadores a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo.

2. En cumplimiento del deber de protección, el empresario deberá garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores

a su servicio en todos los aspectos relacionados con el trabajo. A estos efectos, en el marco de sus responsabilidades,

el empresario realizará la prevención de los riesgos laborales mediante la integración de la actividad preventiva en la

empresa y la adopción de cuantas medidas sean necesarias para la protección de la seguridad y la salud de los

trabajadores, con las especialidades que se recogen en los artículos siguientes en materia de plan de prevención de

riesgos laborales, evaluación de riesgos, información, consulta y participación y formación de los trabajadores,

actuación en casos de emergencia y de riesgo grave e inminente, vigilancia de la salud, y mediante la constitución de

una organización y de los medios necesarios en los términos establecidos en el capítulo IV de esta ley.

El empresario desarrollará una acción permanente de seguimiento de la actividad preventiva con el fin de perfeccionar

de manera continua las actividades de identificación, evaluación y control de los riesgos que no se hayan podido evitar

y los niveles de protección existentes y dispondrá lo necesario para la adaptación de las medidas de prevención

señaladas en el párrafo anterior a las modificaciones que puedan experimentar las circunstancias que incidan en la

realización del trabajo.

3. El empresario deberá cumplir las obligaciones establecidas en la normativa sobre prevención de riesgos laborales.

4. Las obligaciones de los trabajadores establecidas en esta Ley, la atribución de funciones en materia de protección y

prevención a trabajadores o servicios de la empresa y el recurso al concierto con entidades especializadas para el

desarrollo de actividades de prevención complementarán las acciones del empresario, sin que por ello le eximan del

cumplimiento de su deber en esta materia, sin perjuicio de las acciones que pueda ejercitar, en su caso, contra cualquier

otra persona.

5. El coste de las medidas relativas a la seguridad y la salud en el trabajo no deberá recaer en modo alguno sobre los

trabajadores.

Artículo 15 Principios de la acción preventiva

1. El empresario aplicará las medidas que integran el deber general de prevención previsto en el artículo anterior, con

arreglo a los siguientes principios generales:

a) Evitar los riesgos.

b) Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.

c) Combatir los riesgos en su origen.

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TEMA 7

Ley 12/2007, de 26 de

noviembre, de Promoción de la

Igualdad de Género en Andalucía:

Objeto; Ámbito de aplicación;

Principios generales; Políticas

públicas para la promoción de la

igualdad de género. Ley 13/2007,

de 26 de noviembre, de

Prevención y Protección Integral

Contra la Violencia de Género:

Objeto; Ámbito de aplicación;

Principios rectores; Formación a

profesionales de la salud

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18

La presente Ley para la Promoción de la Igualdad de Género en Andalucía tiene como objetivo la consecución de la

igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. La superación de la desigualdad por razón de género ha sido

impulsada de manera extraordinaria, si se analiza desde una perspectiva histórica, desde la segunda mitad del siglo

pasado.

Los pronunciamientos para la eliminación de todas las formas de discriminación hacia la mujer, en el marco de la

Organización de las Naciones Unidas, vienen conformados por la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación

contra la Mujer de 1967, la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de

1979 y el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer que tiene como función vigilar la aplicación

de la Convención por los Estados que la han suscrito; entre ellos, España. En la Convención se declara que la

discriminación contra las mujeres vulnera los principios de igualdad de derechos y de respeto a la dignidad humana,

dificultando la plena participación de las mujeres en la vida política, social, económica y cultural.

En esta línea, las cuatro conferencias mundiales sobre la mujer celebradas en el marco de la Organización de las

Naciones Unidas -la primera de ellas celebrada en México en el año 1975, y las posteriores: Copenhague 1980, Nairobi

1985 y Pekín 1995-, han contribuido a situar la causa de la igualdad de género en primera línea del debate mundial.

La Declaración y la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 han establecido las dos

estrategias fundamentales para el desarrollo eficaz de las políticas de igualdad de mujeres y hombres, la

transversalidad de género y la representación equilibrada.

En el ámbito de la Unión Europea han sido numerosas las directivas, recomendaciones, resoluciones y decisiones

relativas a la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, habiéndose desarrollado igualmente diversos

programas de acción comunitaria para la igualdad de oportunidades. El Tratado de Ámsterdam, aprobado por el

Consejo Europeo de Ámsterdam el 16 y 17 de junio de 1997, en sus modificaciones al Tratado de Roma de 25 de

marzo de 1957, constitutivo de la Comunidad Europea, incluye en su artículo 2 una referencia específica a la igualdad

entre el hombre y la mujer como misión de la Comunidad. Igualmente, en el apartado 2 del artículo 3 se incorpora el

objetivo de eliminar las desigualdades entre el hombre y la mujer y promover su igualdad, que deberá inspirar todas

las acciones y políticas comunitarias. También hay que destacar que los artículos 20 y 21 de la Carta de Derechos

Fundamentales de la Unión Europea establecen tanto el principio de igualdad ante la ley como la prohibición de

discriminación. Además, la Carta contiene un artículo específico, el 23, dedicado a la igualdad entre mujeres y hombres

y a las acciones positivas como medidas compatibles con la igualdad de trato. Asimismo, se han aprobado normas

comunitarias específicas, como la Directiva 2002/73/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de septiembre

de 2002, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso

al empleo, a la formación y a la promoción profesionales, y a las condiciones de trabajo, y la Directiva 2004/113/CE del

Consejo, de 13 de diciembre de 2004, por la que se aplica el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres al

acceso a bienes y servicios y su suministro, y la Directiva 2006/54/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de

julio de 2006, relativa a la aplicación del principio de igualdad de oportunidades e igualdad de trato entre hombres y

mujeres en asuntos de empleo y ocupación.

La Constitución Española, aunque responde a un momento en el que todavía no se había desarrollado la sensibilidad

social presente, proclama en su artículo 14, como valor superior del ordenamiento jurídico, la igualdad de toda la

ciudadanía ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de sexo. Por su parte, el artículo 9.2

establece la obligación de los poderes públicos de promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del

individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas. A estos preceptos constitucionales hay que unir la

cláusula de apertura a las normas internacionales sobre derechos y libertades contenida en el artículo 10.2, las

previsiones del artículo 96, integrando en el ordenamiento interno los tratados internacionales publicados oficialmente

en España; y el artículo 93, autorizando las transferencias de competencias constitucionales a las organizaciones

supranacionales mediante la aprobación de una ley orgánica.

La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, constituye el marco de

desarrollo del principio de igualdad de trato, incorpora sustanciales modificaciones legislativas para avanzar en la

igualdad real de mujeres y hombres y en el ejercicio pleno de los derechos e implementa medidas transversales que

inciden en todos los órdenes de la vida política, jurídica y social, a fin de erradicar las discriminaciones contra las

mujeres.

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TEMA 8

Régimen Jurídico del Personal.

Régimen de Incompatibilidades

del Personal al servicio de las

Administraciones Públicas. Ley

55/2003, de 16 de diciembre,

Estatuto Marco del Personal

Estatutario de los Servicios de

Salud: Clasificación del personal

estatutario; Derechos y deberes;

Adquisición y pérdida de la

condición de personal estatutario

fijo; Provisión de plazas, selección

y promoción interna; Movilidad

del personal; Carrera Profesional;

Retribuciones; Jornadas de

trabajo, permisos y licencias;

Situaciones del personal

estatutario; Régimen

disciplinario; Derechos de

representación, participación y

negociación colectiva.

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La nueva regulación de las incompatibilidades contenida en esta Ley parte, como principio fundamental, de la

dedicación del personal al servicio de las Administraciones Públicas a un solo puesto de trabajo, sin más excepciones

que las que demande el propio servicio público, respetando el ejercicio de las actividades privadas que no puedan

impedir o menoscabar el estricto cumplimiento de sus deberes o comprometer su imparcialidad o independencia.

La operatividad de un régimen general de incompatibilidades exige, como lo hace la Ley, un planteamiento uniforme

entre las distintas administraciones públicas que garantice además a los interesados un tratamiento común entre ellas.

La Ley viene a cumplimentar, en esta materia, el mandato de los artículos 103.3 y 149.1,18, de la Constitución.

Por otra parte, la regulación de esta Ley exige de los servidores públicos un esfuerzo testimonial de ejemplaridad ante

los ciudadanos, constituyendo en este sentido un importante avance hacia la solidaridad, la moralización de la vida

pública y la eficacia de la Administración.

CAPÍTULO PRIMERO

Principios generales

Artículo 1

1 El personal comprendido en el ámbito de aplicación de esta Ley no podrá compatibilizar sus actividades con el

desempeño, por sí o mediante sustitución, de un segundo puesto de trabajo, cargo o actividad en el sector público,

salvo en los supuestos previstos en la misma.

A los solos efectos de esta Ley se considerará actividad en el sector público la desarrollada por los miembros electivos

de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas y de las Corporaciones Locales, por los altos cargos y

restante personal de los órganos constitucionales y de todas las Administraciones Públicas, incluida la Administración

de Justicia, y de los Entes, Organismos y Empresas de ellas dependientes, entendiéndose comprendidas las Entidades

colaboradoras y las concertadas de la Seguridad Social en la prestación sanitaria.

2. Además, no se podrá percibir, salvo en los supuestos previstos en esta Ley, más de una remuneración con cargo a

los presupuestos de las Administraciones Públicas y de los Entes, Organismos y Empresas de ellas dependientes o

con cargo a los de los órganos constitucionales, o que resulte de la aplicación de arancel, ni ejercer opción por

percepciones correspondientes a puestos incompatibles.

A los efectos del párrafo anterior, se entenderá por remuneración cualquier derecho de contenido económico derivado,

directa o indirectamente, de una prestación o servicio personal, sea su cuantía fija o variable y su devengo periódico u

ocasional.

3. En cualquier caso, el desempeño de un puesto de trabajo por el personal incluido en el ámbito de aplicación de esta

Ley será incompatible con el ejercicio de cualquier cargo, profesión o actividad, público o privado, que pueda impedir

o menoscabar el estricto cumplimiento de sus deberes o comprometer su imparcialidad o independencia.

CAPÍTULO II

Ámbito de aplicación

Artículo 2

1. La presente Ley será de aplicación a:

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TEMA 9

Autonomía del paciente y

derechos y obligaciones en

materia de información y

documentación clínica. Ley

41/2002, de 14 de noviembre,

Básica Reguladora de la

Autonomía del Paciente y de

Derechos y Obligaciones en

materia de Información y

Documentación Clínica: El

derecho de información sanitaria;

El derecho a la intimidad; El

respeto de la autonomía del

paciente; La historia clínica. El

consentimiento informado.

Tarjeta sanitaria

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63

La importancia que tienen los derechos de los pacientes como eje básico de las relaciones clínico-asistenciales se

pone de manifiesto al constatar el interés que han demostrado por los mismos casi todas las organizaciones

internacionales con competencia en la materia. Ya desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, organizaciones como

Naciones Unidas, UNESCO o la Organización Mundial de la Salud, o, más recientemente, la Unión Europea o el

Consejo de Europa, entre muchas otras, han impulsado declaraciones o, en algún caso, han promulgado normas

jurídicas sobre aspectos genéricos o específicos relacionados con esta cuestión. En este sentido, es necesario

mencionar la trascendencia de la Declaración universal de derechos humanos, del año 1948, que ha sido el punto de

referencia obligado para todos los textos constitucionales promulgados posteriormente o, en el ámbito más

estrictamente sanitario, la Declaración sobre la promoción de los derechos de los pacientes en Europa, promovida el

año 1994 por la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, aparte de múltiples declaraciones

internacionales de mayor o menor alcance e influencia que se han referido a dichas cuestiones.

Últimamente, cabe subrayar la relevancia especial del Convenio del Consejo de Europa para la protección de los

derechos humanos y la dignidad del ser humano respecto de las aplicaciones de la biología y la medicina (Convenio

sobre los derechos del hombre y la biomedicina), suscrito el día 4 de abril de 1997, el cual ha entrado en vigor en el

Reino de España el 1 de enero de 2000. Dicho Convenio es una iniciativa capital: en efecto, a diferencia de las distintas

declaraciones internacionales que lo han precedido, es el primer instrumento internacional con carácter jurídico

vinculante para los países que lo suscriben. Su especial valía reside en el hecho de que establece un marco común

para la protección de los derechos humanos y la dignidad humana en la aplicación de la biología y la medicina. El

Convenio trata explícitamente, con detenimiento y extensión, sobre la necesidad de reconocer los derechos de los

pacientes, entre los cuales resaltan el derecho a la información, el consentimiento informado y la intimidad de la

información relativa a la salud de las personas, persiguiendo el alcance de una armonización de las legislaciones de

los diversos países en estas materias; en este sentido, es absolutamente conveniente tener en cuenta el Convenio en

el momento de abordar el reto de regular cuestiones tan importantes.

Es preciso decir, sin embargo, que la regulación del derecho a la protección de la salud, recogido por el artículo 43 de

la Constitución de 1978, desde el punto de vista de las cuestiones más estrechamente vinculadas a la condición de

sujetos de derechos de las personas usuarias de los servicios sanitarios, es decir, la plasmación de los derechos

relativos a la información clínica y la autonomía individual de los pacientes en lo relativo a su salud, ha sido objeto de

una regulación básica en el ámbito del Estado, a través de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad.

De otra parte, esta Ley, a pesar de que fija básicamente su atención en el establecimiento y ordenación del sistema

sanitario desde un punto de vista organizativo, dedica a esta cuestión diversas previsiones, entre las que destaca la

voluntad de humanización de los servicios sanitarios. Así mantiene el máximo respeto a la dignidad de la persona y a

la libertad individual, de un lado, y, del otro, declara que la organización sanitaria debe permitir garantizar la salud como

derecho inalienable de la población mediante la estructura del Sistema Nacional de Salud, que debe asegurarse en

condiciones de escrupuloso respeto a la intimidad personal y a la libertad individual del usuario, garantizando la

confidencialidad de la información relacionada con los servicios sanitarios que se prestan y sin ningún tipo de

discriminación.

A partir de dichas premisas, la presente Ley completa las previsiones que la Ley General de Sanidad enunció como

principios generales. En este sentido, refuerza y da un trato especial al derecho a la autonomía del paciente. En

particular, merece mención especial la regulación sobre instrucciones previas que contempla, de acuerdo con el criterio

establecido en el Convenio de Oviedo, los deseos del paciente expresados con anterioridad dentro del ámbito del

consentimiento informado. Asimismo, la Ley trata con profundidad todo lo referente a la documentación clínica

generada en los centros asistenciales, subrayando especialmente la consideración y la concreción de los derechos de

los usuarios en este aspecto.

En septiembre de 1997, en desarrollo de un convenio de colaboración entre el Consejo General del Poder Judicial y el

Ministerio de Sanidad y Consumo, tuvo lugar un seminario conjunto sobre información y documentación clínica, en el

que se debatieron los principales aspectos normativos y judiciales en la materia. Al mismo tiempo, se constituyó un

TEMARIO DEL CELADOR

TEMARIO ESPECÍFICO

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HERRAMIENTAS DE ESTUDIO

PARA CELADORES

TEMARIOS, TEST Y ESQUEMAS

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Tema 10. Visión general del celador como profesional del sistema sanitario público. Los profesionales y la Sanidad. El

trabajo en equipo. El celador como integrante de los equipos de trabajo del Sistema Sanitario. Las unidades clínicas

de gestión PAG 5

Tema 11. El Celador en su puesto de trabajo I. El Celador en las Unidades de Hospitalización, Bloque Quirúrgico y en

las Unidades de Cuidados Críticos y Urgencias PAG 31

Tema 12. El Celador en su puesto de trabajo II. El Celador en el Área de Consultas Externas, en suministros,

almacenes, farmacia y resto de puestos. El Celador en Salud Mental PAG 111

Tema 13. Movilización y traslado de pacientes. Técnicas de movilización. Traslado de paciente encamado, en camilla

y en silla de ruedas. Posiciones anatómicas básicas PAG 127

Tema 14. Manual de estilo del servicio andaluz de salud. Valores y principios del Servicio Andaluz de Salud.

Características de la atención. La atención sanitaria y su organización PAG 194

Tema 15. Habilidades sociales y comunicación. El ciudadano como centro de nuestro Sistema Sanitario. La

comunicación como herramienta de trabajo. Estilos de comunicación PAG 206

Tema 16. Prevención de riesgos laborales en los celadores. Riesgos en seguridad, higiénicos, ergonómicos,

psicosociales y organizativos. Gestión medioambiental: contribución de las tareas de los celadores al cuidado del medio

ambiente PAG 230

Tema 17. Plan de emergencias ante un posible incendio. Medidas preventivas. Conceptos básicos. Medios técnicos

de protección. Equipos de Primera Intervención (EPI), sus funciones. Actuaciones a realizar PAG 327

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TEMA 10

Visión general del celador como

profesional del sistema sanitario

público. Los profesionales y la

Sanidad. El trabajo en equipo. El

celador como integrante de los

equipos de trabajo del Sistema

Sanitario. Las unidades clínicas de

gestión

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ina5

El personal subalterno

El Estatuto de Personal no sanitario al Servicio de las Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social establece en su

artículo 9° que el grupo de Personal subalterno tendrá a su cargo las funciones propias de su denominación, prestando

la colaboración que le sea requerida en orden al debido cumplimiento de su misión y estará constituido por:

a) Escala general, compuesta por las siguientes clases:

- Jefes de Personal Subalterno.

- Celadores.

b) Escala de Servicio, compuesta por las siguientes clases:

- Fogoneros.

- Planchadoras.

- Lavanderas.

- Pinches.

- Limpiadoras.

Una vez aprobada la Ley 55/2003, de 16 de diciembre, se regula este personal estatutario. En este nuevo Estatuto

Marco las funciones de los Celadores no vienen recogidas, pero en la disposición transitoria sexta de la Ley 55/2003

se da validez a las antiguas funciones (Estatuto Personal no sanitario de las Instituciones sanitarias de la seguridad

social) mientras no se desarrollen normas nuevas.

1. Funciones del celador

Vienen recogidas en la Orden de 5 de julio de 1.971 Estatuto de Personal no Sanitario de las Instituciones Sanitarias

de la Seguridad Social en su artículo 14.2. Dicho Estatuto está derogado salvo las funciones del celador y del Jefe de

Personal Subalterno. La Orden de 5 de julio es una Orden Ministerial (del Ministerio de Trabajo). Las funciones son 22

específicas y 1 no específica siendo en su totalidad 23 funciones.

1. Tramitarán o conducirán, sin tardanza, las comunicaciones verbales, documentos, correspondencia u objetos

que les sean confiados por sus superiores, así como habrán de trasladar, en su caso, de unos servicios a otros,

los aparatos o mobiliario que se requiera. Harán los servicios de guardia que correspondan dentro de los turnos

que se establezcan.

2. Harán los servicios de guardia que correspondan dentro de los turnos que se establezcan.

3. Realizarán excepcionalmente aquellas labores de limpieza que se les encomiende cuando su realización por

el personal femenino no sea idónea o decorosa en orden a la situación, emplazamiento, dificultad de manejo,

peso de los objetos o locales a limpiar.

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TEMA 11

El Celador en su puesto de

trabajo I. El Celador en las

Unidades de Hospitalización,

Bloque Quirúrgico y en las

Unidades de Cuidados Críticos y

Urgencias

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2

LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y ESTANCIAS COMUNES

La Unidad Del Paciente es el área formada por el espacio de la habitación, el mobiliario que hay en ella y los materiales

que utiliza el enfermo durante el tiempo que esté hospitalizado.

En las habitaciones con varias camas, cada unidad puede aislarse mediante biombos o cortinas para asegurar y

respetar la intimidad de los pacientes. En las habitaciones individuales, se considera «unidad del paciente» a todo el

contenido y el espacio físico de la propia habitación.

Las habitaciones individuales deben preservarse para el aislamiento de los pacientes que presenten gravedad en su

estado general, patologías infectocontagiosas, operados con riesgo de ser contagiados, inmunodeprimidos, pacientes

con algún tipo de alteración psíquica, etc.

El mobiliario y accesorio de las Unidades del Paciente se estudiarán más adelante del tema.

- Otros Tipos de Unidad del Paciente:

Cada unidad hospitalaria se diseña teniendo en cuenta el tipo de pacientes que va a acoger:

Cada Unidad del Paciente tendrá una CAMA

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TEMA 12

El Celador en su puesto de

trabajo II. El Celador en el Área de

Consultas Externas, en

suministros, almacenes, farmacia

y resto de puestos. El Celador en

Salud Mental

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12

El trabajo de Celador en las Consultas Externas es básicamente una labor de apoyo a otros profesionales como

médicos y auxiliares sanitarios principalmente. Además de sus funciones generales de vigilancia, apertura y cierre de

instalaciones, etc. tiene labores específicas dentro de esta organización. Las áreas donde pueden ser requeridos son:

- Área asistencial.

- Área organizativa.

- Puesta a punto de la consulta.

Función asistencial

Además de haber trasportado los documentos (historia clínica) y los aparatajes (instrumental para la exploración,

material para curas) necesarios para que el médico pueda iniciar la consulta debe ayudar al enfermo a desplazarse en

la consulta si tiene dificultad, a desvestirse y vestirse, a subirse y bajar de la mesa de exploraciones, etc.

Función organizativa

La auxiliar de enfermería debe controlar el número de enfermos citados y disponer por el orden en que van a entrar a

la consulta las historias clínicas. El celador por tanto tendrá dispuesto todas las historias clínicas necesarias para el día

en el orden solicitado.

Puesta a punto de la consulta

Antes de que la consulta comience o después de que haya terminado, debe revisarse todo el mobiliario e instrumental

que se maneja habitualmente.

Para ello se revisa la lencería, instrumental de exploraciones, carro de curas, recetas, volantes para peticiones, etc.,

en definitiva, todo lo que sea necesario para la consulta siguiente.

Entre sus tareas se encuentra:

- Trasportar a lavandería la ropa sucia de la camilla, etc.

- Llevar a esterilización el instrumental ya usado que necesite esterilización.

- Traer el material esterilizado que se necesite.

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TEMA 13

Movilización y traslado de

pacientes. Técnicas de

movilización. Traslado de

paciente encamado, en camilla y

en silla de ruedas. Posiciones

anatómicas básicas

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La mayoría de las personas que acuden a los centros hospitalarios o los que se encuentran internadas en los mismos,

tienen disminuidas sus capacidades a causa de su enfermedad, por lo que no pueden movilizarse por ellos

mismos, con lo cual necesitan de la ayuda del personal sanitario y de los celadores, para realizar los movimientos

imprescindibles. Dichos movimientos, deber ser realizados siguiendo unas normas mínimas establecidas para

disminuir los riesgos y favorecer la comodidad.

La movilización de los enfermos comprende las técnicas para colocarles y moverles correctamente en la cama, así

como el movimiento que deban realizar en la habitación o el transporte a otros lugares del hospital, a través de sillas

de ruedas, camillas o en la propia cama.

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TEMA 14

Manual de estilo del servicio

andaluz de salud. Valores y

principios del Servicio Andaluz de

Salud. Características de la

atención. La atención sanitaria y

su organización

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95

El Servicio Andaluz de Salud tiene como misión prestar atención sanitaria a las ciudadanas y ciudadanos andaluces,

ofreciendo servicios sanitarios de calidad, asegurando la accesibilidad equidad y satisfacción de las personas usuarias

y buscando la eficiencia y el aprovechamiento óptimo de los recursos.

En el cumplimiento de ese objetivo y para conseguir que las personas que utilizan los servicios del Sistema Sanitario

Público Andaluz obtengan una atención sanitaria integral; los profesionales del SAS, deberán mejorar de manera

continua la atención que prestan a los ciudadanos teniendo como objetivos no solo aspectos científico-técnicos sino

también la confianza de los ciudadanos en los servicios que se le prestan.

Cuestiones relacionadas con el respeto a las diferencias, la intimidad de los pacientes, las formas de trato en la

comunicación o las condiciones que garantizan la confidencialidad de cualquier dato son algunos de los aspectos que

recoge el nuevo Libro de Estilo del Servicio Andaluz de Salud. Cuestiones para las que establece pautas de

actuación explícitas, comportamientos éticos y modos de hacer que se traducen en acciones concretas.

El Libro de Estilo del Servicio Andaluz de Salud, se estructura en dos partes:

- La primera que especifica la misión y los valores de equidad, universalidad, accesibilidad, mejora continua de la

calidad, atención integral y personalizada, eficacia y eficiencia que distinguen esta organización.

- Y la segunda, en la que se definen pautas de actuación muy prácticas estructuradas en 76 apartados en los

capítulos de características generales de la atención, prestaciones sanita­ria, organización de la atención y

situaciones difíciles

VALORES Y PRINCIPIOS DEL SAS

Las organizaciones, casi como las personas, tienen una manera peculiar de hacer las cosas, un modo de actuar que

refleja su función, sus prioridades y su cultura propia. El Servicio Andaluz de Salud es una organización cuya misión se

ha definido a partir de su carácter de servicio sanitario público:

Como principal proveedor de servicios sanitarios públicos en Andalucía, el SAS tiene la misión de prestar una asistencia

sanitaria en la que la calidad científico–técnica, la continuidad asistencial y la atención centrada en el usuario,

contribuyan de manera efectiva a mejorar el cuidado de la salud de la población andaluza y a conseguir la equidad en

el derecho fundamental a la protección de la salud.

Esta misión únicamente se puede alcanzar a través de la relación directa y personal que los profesionales establecen

con los usuarios. Por eso, las personas que trabajan en el Servicio Andaluz de Salud son su activo más importante. Es

mediante la relación con los usuarios, al atender una consulta administrativa o al dar una información vital a un enfermo

o a sus allegados, que el SAS debe mostrar los valores que ostenta como organización.

Es pues un objetivo del SAS marcar un estilo determinado en la relación profesional–usuario en sus dispositivos,

centros y servicios. Un estilo coherente y compartido en toda la organización, que refleje el nivel de calidad de los

servicios sanitarios al tiempo que sea señal de la consideración y el respeto hacia las personas que usan sus servicios.

Los valores del Servicio Andaluz de Salud como Organismo

Los valores que representa el Servicio Andaluz de Salud derivan de su condición de servicio público y de su misión

como proveedor de atención sanitaria. Equidad, calidad y eficiencia, principios básicos de la Administración Pública,

adquieren en la atención sanitaria un significado específico.

Un servicio sanitario público tiene un papel fundamental para conseguir la igualdad de los ciudadanos en su derecho

al cuidado de la salud. La generalización de la atención sanitaria a toda la población es la primera y la más importante

conquista del sistema público en nuestro país en el que ninguna persona, por motivos económicos, deja de percibir el

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TEMA 15

Habilidades sociales y

comunicación. El ciudadano como

centro de nuestro Sistema

Sanitario. La comunicación como

herramienta de trabajo. Estilos de

comunicación

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07

1. Las Relaciones Interpensonales

La práctica de nuestra profesión (celadores) también conlleva el trato y la relación con los pacientes, con sus

familiares,así como con sus propios compañeros.Las relaciones interpersonales que se establezcan dependen en gran

medida de lo que se conoce como «Percepción Social», que es el proceso a través del cual se pretende conocer y

comprender a otras personas.Y bien es cierto, que muchas veces se trata a los demás no tal y como son realmente,

sino tal y como los percibimos.A veces, ocurre que el profesional de enfermería se hace una primera impresión, positiva

o negativa, de un paciente a quien ni siquiera conoce, y actúa con él, de acuerdo a esa primera impresión.

La Percepción Social permite conocer a las personas, sus características, cualidades y estados internos. Sus

componentes fundamentales son dos:

La realización de atribuciones sobre por qué la gente actúa de la forma en que lo hace.

La formación de una impresión general de las personas en función de lo que se sabe, o de lo que cree saber.

1.1 Cómo interpretamos la conducta de los demás: las atribuciones causales y sus sesgos

El mundo social que nos rodea es muy complejo y con frecuencia imprevisible. Una necesidad básica del ser humano

es entender lo que ocurre a su alrededor y por qué ocurre. Para ello, en nuestra vida cotidiana intentamos

continuamente explicar la conducta de los demás, incluso la nuestra propia. Necesitamos conocer las «causas» de los

comportamientos de los demás, del por qué han actuado de una u otra manera. Es decir, no nos conformamos

simplemente con saber «cómo ha actuado» una persona, sino que también queremos comprender «por qué» lo ha

hecho así.

El proceso mediante el cual buscamos esta información es conocido como Atribución, y en concreto, hace referencia

a los esfuerzos que realizamos para comprender las causas subyacentes a la conducta de los demás, y en algunas

ocasiones, también las causas subyacentes a nuestra propia conducta. La atribución tiene sobretodo una función de

control: dado que el mundo en que vivimos es enormemente cambiante necesitamos saber a qué atenernos,

necesitamos controlar esa complejidad de nuestro entorno, al menos en el pensamiento, y para ello intentamos hacer

un cierto tipo de atribuciones para así hacer más estable nuestro medio, con el fin de poder predecir el comportamiento

de los demás e incluso el nuestro propio, y así reducir al mínimo las posibles sorpresas.

Esta necesidad constante del ser humano por buscar la causa del comportamiento de los otros es algo central para

entender y mejorar las relaciones profesionales, ya que una misma conducta interpersonal tendrá consecuencias muy

diferentes en nuestras relaciones dependiendo de cómo la expliquemos, de cómo la interpretemos, o dicho en otros

términos, a qué causa la atribuyamos. Así, por ejemplo, si una compañera de trabajo llega tarde al cambio de turno al

que le estamos esperando y atribuimos su conducta a que quiere molestarnos será más probable que nuestra relación

con él/ella se deteriore que si atribuimos su tardanza a una seria de factores situacionales, como por ejemplo, que haya

perdido el autobús o que hubiera mucho tráfico en la carretera.

Ahora bien, ¿explicamos de la misma manera la conducta de los demás y la nuestra? ¿A qué causa solemos atribuir

nuestra conducta? ¿Y la de los otros? Dar respuesta a estas cuestiones es un objetivo principal de este apartado.

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TEMA 16

Prevención de riesgos laborales

en los celadores. Riesgos en

seguridad, higiénicos,

ergonómicos, psicosociales y

organizativos. Gestión

medioambiental: contribución de

las tareas de los celadores al

cuidado del medio ambiente

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La Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos laborales tiene por objeto la determinación del cuerpo

básico de garantías y responsabilidades preciso para establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los

trabajadores frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo, y ello en el marco de una política coherente,

coordinada y eficaz de prevención de los riesgos laborales.

A partir del reconocimiento del derecho de los trabajadores en el ámbito laboral a la protección de su salud e integridad,

la Ley 31/995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales establece las diversas obligaciones que, en el

ámbito indicado, garantizarán este derecho, así como las actuaciones de las Administraciones públicas que puedan

incidir positivamente en la consecución de dicho objetivo.

Al insertarse esta Ley en el ámbito específico de las relaciones laborales, se configura como una referencia legal

mínima en un doble sentido: el primero, como Ley que establece un marco legal a partir del cual las normas

reglamentarias irán fijando y concretando los aspectos más técnicos de las medidas preventivas; y, el segundo, como

soporte básico a partir del cual la negociación colectiva podrá desarrollar su función específica.

CONCEPTOS BÁSICOS

(Art. 4 de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales)

Se entenderá por «prevención» el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las fases de

actividad de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.

Se entenderá como «riesgo laboral» la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del

trabajo. Para calificar un riesgo desde el punto de vista de su gravedad, se valorarán conjuntamente la probabilidad de

que se produzca el daño y la severidad del mismo.

Se considerarán como «daños derivados del trabajo» las enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u

ocasión del trabajo.

Se entenderá como «riesgo laboral grave e inminente» aquel que resulte probable racionalmente que se materialice

en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud de los trabajadores.

En el caso de exposición a agentes susceptibles de causar daños graves a la salud de los trabajadores, se considerará

que existe un riesgo grave e inminente cuando sea probable racionalmente que se materialice en un futuro inmediato

una exposición a dichos agentes de la que puedan derivarse daños graves para la salud, aun cuando éstos no se

manifiesten de forma inmediata.

Se entenderán como procesos, actividades, operaciones, equipos o productos «potencialmente peligrosos»

aquellos que, en ausencia de medidas preventivas específicas, originen riesgos para la seguridad y la salud de los

trabajadores que los desarrollan o utilizan.

Se entenderá como «equipo de trabajo» cualquier máquina, aparato, instrumento o instalación utilizada en el trabajo.

Se entenderá como «condición de trabajo» cualquier característica del mismo que pueda tener una influencia

significativa en la generación de riesgos para la seguridad y la salud del trabajador. Quedan específicamente incluidas

en esta definición:

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TEMA 17

Plan de emergencias ante un

posible incendio. Medidas

preventivas. Conceptos básicos.

Medios técnicos de protección.

Equipos de Primera Intervención

(EPI), sus funciones. Actuaciones

a realizar

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.

Como señala la Nota Técnica de Prevención (NTP) 045 -Plan de Emergencia contra Incendios del Instituto Nacional

de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), se debe partir del hecho de que la multitud de variables que confluyen

en un plan de emergencia contra incendios, imposibilita el diseño de un plan tipo que sirva para todas las situaciones

y actividades. Sin embargo, se pueden establecer las pautas y principios básicos que deben seguirse en el diseño de

cualquier plan, para que tenga posibilidades de éxito. Se exponen a continuación:

Los planes de emergencia son una parte de la gestión empresarial del riesgo de incendio. La organización contra

incendios tiene dos objetivos:

• Minimizar el número de emergencias contra incendios.

• Controlar con rapidez las emergencias para que sus consecuencias sean mínimas.

Ante una determinada situación de riesgo, el plan o planes de emergencia contra incendios, pueden ser enunciados

como la planificación y organización humana para la utilización óptima de los medios técnicos previstos, con la finalidad

de reducir al máximo las posibles consecuencias económicas y humanas de la emergencia.

En caso de emergencia se realizan toda una serie de acciones para limitar sus consecuencias: evacuar, intentar la

extinción con medios propios, avisar a bomberos, etc.

Una de las claves en el éxito de dichas acciones es tener presente que cualquier acción que vaya a tomar, implica un

tiempo de retardo, durante el cual la emergencia se ha desarrollado y su control se hace cada vez más difícil.

Los tiempos de detección, alarma y evacuación forman eslabones de una cadena. La cadena puede romperse por

el eslabón más débil y en ese caso el plan fallará. Antes de alcanzar el punto de intervención transcurrirá un tiempo

invertido en detectar el incendio, alarmar a las personas que vayan a intervenir y en que dichas personas se preparen

y preparen los medios apropiados.

Dependiendo de las variables que confluyan en el riesgo, existe toda una gama de acciones que se pueden adoptar.

Para su mejor compresión se relacionan de forma no exhaustiva, conforme las expone la NTP 045 mencionada: