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OBJETIVOS Conoceremos, comprenderemos y nos apropiaremos los términos esenciales de este tema: Iglesia, Misterio y Naturaleza. Nos adentraremos en el contenido de la Constitución Lumen Gentium e identificaremos las diversas imágenes de la Iglesia, que recoge de la Sagrada Escritura. ORACIÓN AL COMENZAR EL ESTUDIO DEL TEMA 2. DESARROLLO DEL TEMA 2. 1. PARTIMOS DE LA EXPERIENCIA. DINAMICA – ORACIÓN: “NUDOS” Cuando hablamos de experiencia humana, nos referimos al conjunto de acontecimientos y situaciones que vive una persona o un grupo. Es necesario sensibilizarnos con la experiencia personal y grupal de los participantes, de la vida concreta que están viviendo y de lo que tiene importancia para ellos, lo que les afecta, alegra, impresiona, preocupa y anima. Es importante conocer también su realidad socio-económica y cultural. Hay muchas maneras de partir de la realidad: a través de un hecho de la vida que provoque una reacción, alguna dinámica, el análisis de una canción, narración, historia, escenificación, juego, diálogo, audiovisual, dibujo… que luego se profundiza por medio de diálogo o preguntas individuales o grupales, orales o escritas. Oh Señor, creador y preservador de todo el género humano, te rogamos humildemente por los hombres de toda suerte y condición: que te complazcas en darles a conocer tus caminos y tu salud salvadora a todas las naciones. Muy especialmente te pedimos por la condición de tu Iglesia Universal: que sea guiada y gobernada por tu buen Espíritu, a fin de que todos los que se profesan y llaman cristianos sean conducidos en el camino de la verdad y mantengan la fe en la unidad del Espíritu, en el vínculo de la paz y en una vida justa. Finalmente, encomendamos a tu paternal bondad a todos los que de diversas maneras se hallan afligidos o perturbados en mente, cuerpo o condición; complácete en consolarlos y librarlos, según sus diversas necesidades, dándoles paciencia en sus sufrimientos y un feliz término a sus aflicciones. Todo esto lo pedimos por amor de Jesucristo.

TEMAS PARA LA REFLEXION

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TEMAS PARA LA REFLEXION

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Page 1: TEMAS PARA LA REFLEXION

OBJETIVOS

Conoceremos, comprenderemos y nos apropiaremos los términos esenciales de este tema: Iglesia, Misterio y Naturaleza.

Nos adentraremos en el contenido de la Constitución Lumen Gentium e identificaremos las diversas imágenes de la Iglesia, que recoge de la Sagrada Escritura.

ORACIÓN AL COMENZAR EL ESTUDIO DEL TEMA

2. DESARROLLO DEL TEMA 2. 1. PARTIMOS DE LA EXPERIENCIA. DINAMICA – ORACIÓN: “NUDOS”

Cuando hablamos de experiencia humana, nos referimos al conjunto de acontecimientos y situaciones que vive una persona o un grupo. Es necesario sensibilizarnos con la experiencia personal y grupal de los participantes, de la vida concreta que están viviendo y de lo que tiene importancia para ellos, lo que les afecta, alegra, impresiona, preocupa y anima. Es importante conocer también su realidad socio-económica y cultural.

Hay muchas maneras de partir de la realidad: a través de un hecho de la vida que provoque una reacción, alguna dinámica, el análisis de una canción, narración, historia, escenificación, juego, diálogo, audiovisual, dibujo… que luego se profundiza por medio de diálogo o preguntas individuales o grupales, orales o escritas.

Oh Señor, creador y preservador de todo el género humano, te rogamos humildemente por los hombres de toda suerte y condición: que te complazcas en darles a conocer tus caminos y tu salud salvadora a todas las naciones.

Muy especialmente te pedimos por la condición de tu Iglesia Universal: que sea guiada y gobernada por tu buen Espíritu, a fin de que todos los que se profesan y llaman cristianos sean conducidos en el camino de la verdad y mantengan la fe en la unidad del Espíritu, en el vínculo de la paz y en una vida justa.

Finalmente, encomendamos a tu paternal bondad a todos los que de diversas maneras se hallan afligidos o perturbados en mente, cuerpo o condición; complácete en consolarlos y librarlos, según sus diversas necesidades, dándoles paciencia en sus sufrimientos y un feliz término a sus aflicciones. Todo esto lo pedimos por amor de Jesucristo.

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PASOS:

1. Se entrega a cada participante un trozo de listón de aproximadamente 25 cm. de largo. Se les pide que lo vean detenidamente y reflexionen acerca del proceso recorrido por ese listón, hasta llegar a sus manos (los listones serán de colores diversos).

2. Primeramente, unirán su listón al de otro participante y compartirán su reflexión y lo que significa ese nudo que los une.

3. Enseguida, unirán todos los listones hasta formar un enorme listón de colores. 4. El animador les pregunta: ¿Qué nos sugiere esta dinámica? ¿Qué nos dice? ¿Cómo nos

cuestiona? ¿Qué relación tienen la dinámica y la reflexión con el Misterio y la Naturaleza de la Iglesia?

5. El animador concluye la participación pidiendo que unan las puntas finales con otro nudo y lo coloquen a los pies de una imagen de Jesús, subrayando las siguientes ideas: a. Todos nosotros formamos parte de la Iglesia y a ella hemos sido convocados. b. Lo más importante para la Iglesia es la presencia de Dios en ella que llama hacia sí a

sus miembros, los sostiene por la gracia, y actúa en ellos de manera que se realice la tarea de la Iglesia

c. Tiene su origen en el amor del Padre Eterno, ha sido en el tiempo por Cristo Redentor y reunida en el Espíritu Santo.

d. Formada por personas distintas y limitadas y sostenida por el Espíritu Santo

3. BUSCAMOS LUZ SOBRE EL TEMA 3. 1. COMPRENSIÓN DE LA IGLESIA: ANTES Y DESPUÉS DEL CONCILIO VATICANO II1 La eclesiología que dominaba en el catolicismo en el contexto anterior a la constitución Lumen Gentium, definía a la Iglesia como una sociedad perfecta y esta era su afirmación principal, porque se entendía poseedora de todos los medios necesarios para alcanzar por sí misma, y completamente, su fin sobrenatural. Esta noción había surgido a finales del siglo XVIII entre los canonistas, como reacción frente a movimientos de emancipación política que pretendían restringir la libertad de la Iglesia y reducir la autoridad del Papa. En los manuales de eclesiología que se estudiaban en el período pontificio entre Pío IX y Pío XII, la Iglesia era presentada así. La Constitución Lumen Gentium (No. 1), constituye una síntesis lograda del propósito del Concilio Vaticano II a la hora de abordar el tema de la Iglesia. También entrega las líneas maestras de la teología que subyace en toda la Constitución: lograr que la luz de Cristo, que resplandece en la Iglesia (las palabras Lumen Gentium se refieren a Cristo, no a la Iglesia), ilumine a toda criatura por medio del anuncio del evangelio. Para conseguirlo, se dice que la Iglesia va a presentar a sus fieles y a todo el mundo, “con mayor precisión”, su “naturaleza y su misión”. Y lo va a hacer de acuerdo a una fidelidad adaptada a los tiempos: en continuidad con la doctrina de los Concilios precedentes pero con la conciencia de que este deber, que se impone la Lumen Gentium a sí misma, hoy es de una gran urgencia. El tema teológico dominante en el primer número de la Constitución es el de la unidad; una unidad abierta a la universalidad. El misterio de la Iglesia se ha de entender a partir de esta clave:

“…la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”; “las condiciones de nuestra época hacen más urgente este deber de la Iglesia... el que los hombres que hoy están más íntimamente unidos por múltiples vínculos..., consigan también la unidad completa en Cristo” (LG 1).

1 Cfr. Botella Vicente, La Iglesia de la Constitución Lumen Gentium, Santander 2012. .

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3. 2. DEFINICION DE TERMINOS

A) IGLESIA

a) Raíces etimológicas Etimológicamente, Iglesia deriva del término griego “ekklesia” y del hebreo: “qahal” y significa “asamblea convocada” o “reunida”.

b) En la Biblia En el Antiguo Testamento: “comunidad santa” y “pueblo de Dios”, reunido para el culto y

alabanza de Yahvé. En el Nuevo Testamento, para los primeros cristianos: “asamblea litúrgica”, comunidades

locales, conjunto de todos los cristianos. La comunidad de los cristianos: La Iglesia de Jerusalén (Cfr. Hch 8, 1) Los que se reunían en las casas particulares: la Iglesia que se reúnen en la casa de Prisca

y Aquila (Cfr. Rom 16, 5) La comunidad de todos los cristianos (Cfr. Mt 16, l8)

c) En el Catecismo de la Iglesia Católica “La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística” (CEC 752).

B) MISTERIO: La palabra misterio viene del griego "mysterion" y del latín "sacramentum" y significa dos cosas; primera, plan salvador de Dios (divina) y segunda, realidades que nos hacen presente el misterio, el plan de salvación realizado en la historia (visible).

El término “misterio” aplicado a la Iglesia, indica que su realidad trasciende a la institución visible y desborda las capacidades humanas de comprender y de decir; así podemos descubrir que detrás de sus limitaciones históricas y de los errores de sus miembros, se encuentra el Espíritu Santo, que llena y anima a la Iglesia y la convierte en medio que hace presente y transmite la salvación de Dios a los hombres. Nos hace falta meditar con frecuencia, para que no sea solamente algo intelectual, que la Iglesia es un misterio grande, profundo. No puede ser abarcado en esta tierra. Si la razón intentara explicarlo por sí sola, vería únicamente la reunión de gentes que cumplen ciertos preceptos, que piensan de forma parecida. Pero eso no sería la Santa Iglesia. Si admitiéramos sólo esa parte humana de la Iglesia, no la entenderíamos nunca, porque no habríamos llegado a la puerta del misterio.2

2 Cfr. Pérez José Ramón, La Iglesia: iniciación a la Eclesiología, Ediciones Rialp, Madrid 2002, pág. 44; LG 8.

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Nosotros mismos somos la Iglesia en su aspecto visible, la Iglesia que manifiesta su propia fe en

su misma realidad divina y humana, dos dimensiones tan inseparables entre sí que, si faltara una

se anularía toda la realidad de la Iglesia, tal como la quiso y fundó Cristo.

“Es característica de la Iglesia ser a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles,

entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina.

De modo que en ella, lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la

acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos" (SC 2).

El misterio de la Iglesia sólo encuentra punto adecuado de semejanza en el misterio del Verbo de Dios encarnado. Si su santísima humanidad sirvió a Jesús de instrumento de redención universal, análogamente Dios se sirve de los elementos visibles de la Iglesia a modo de instrumentos para la salvación de los hombres. En el primer capítulo de la Lumen Gentium, que lleva por título el misterio de la Iglesia, se nos explica el origen trinitario de la misma. Los números 2, 3 y 4 presentan el ser de la Iglesia en relación con el designio salvífico de Dios y la realidad de cada una de las personas divinas. De ahí la afirmación del No. 4 (tomada de San Cipriano): “Y así la Iglesia universal aparece como un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (LG 4, cfr. GS 24c).

C) NATURALEZA: La palabra "naturaleza" proviene de la palabra germánica “naturist”, que

significa "el curso o el carácter natural."3 “Natura” es la traducción latina de la palabra griega “physis” (φύσις), que en su significado hacía referencia a la forma innata en la que crecen espontáneamente plantas y animales. El concepto “naturaleza” es más reciente y adquirió un uso cada vez más amplio con el desarrollo del método científico moderno en los últimos siglos.4

En pocas palabras, al hablar de “naturaleza”, nos referimos al conjunto de las cosas, de la esencia y propiedades características de cada ser, así como de las fuerzas que componen el universo, que no han sido hechas por el ser humano. Esto quiere decir que lo más importante para la Iglesia es la presencia de Dios en ella que llama hacia sí a sus miembros, los sostiene por la gracia, y actúa en ellos de manera que se realice la tarea de la Iglesia. Hoy existe un consenso general en el sentido de que la realidad más profunda de la Iglesia, el constitutivo más importante de su ser, es el don divino. La Iglesia es una unión o comunión de hombres a través de la gracia de Cristo.

“Nacida del amor del Padre Eterno, fundada en el tiempo por Cristo Redentor, reunida en el Espíritu Santo, la Iglesia tiene una finalidad escatológica y de salvación, que sólo en el siglo futuro podrá alcanzar plenamente. Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es el único redentor del hombre. Se sirve de la Iglesia como instrumento de la redención universal” (GS 40).

Por su origen y naturaleza divinos, no es posible delimitarla en una definición, pero podemos rescatar expresiones sobre su significado:

“La Iglesia es el pueblo fiel esparcido por todo el mundo” (San Agustín). La Iglesia de Cristo es la sociedad o congregación de todos los bautizados, que, viviendo

en la tierra, profesan la misma fe y ley de Cristo, participan de los mismos sacramentos y

3 Cfr. Harper Douglas, Nature en el Diccionario de Etimologías.

4 Cfr. Ibid. Isaac Newton (1687), en aquella época se usa frecuentemente para el "estudio sistemático de la naturaleza".

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obedecen a los legítimos Pastores, principalmente al Sumo Pontífice5 (San Roberto Belarmino).

“La expresión más excelente de la esencia de la Iglesia es la frase con la que se la llama: Cuerpo Místico de Cristo” (Pío XII).

“Comunidad de fe, esperanza y caridad fundada por Jesucristo en esta tierra, como una estructura visible” (Concilio Vaticano II, Const. Dogmática Lumen Gentium, 8).

El concepto de Iglesia incluye un elemento visible o social y un elemento invisible o espiritual unidos de modo real y, aunque esta unión se manifiesta a través de las estructuras sacramentales y jurídicas, que también son limitadas, en el corazón más íntimo de la Iglesia, anida el misterio.6

3. 3. FIGURAS DE LA IGLESIA

Lumen Gentium No. 6 recoge de la Sagrada Escritura muchas imágenes de la Iglesia, tomadas de la vida cotidiana. Las principales son:

La Iglesia es presentada por Jesucristo como un redil, cuya

puerta única y necesaria es el mismo Cristo, Buen Pastor, quien guía y alimenta a sus ovejas hasta derramar su sangre por ellas. Los pastores y sus sucesores, los obispos, que están llamados a imitar su ejemplo y continuar su misión a través de los tiempos.

La Iglesia es también el campo de Dios y la viña predilecta, en la que crece la vid, que es Cristo, el que da vida y fecundidad a los fieles que están unidos a él por medio de la Iglesia.

Además, la Iglesia es

edificación de Dios, cuya piedra angular es el mismo Cristo. Los apóstoles tienen la misión de construir la Iglesia sobre ese fundamento divino, con fidelidad a la revelación de Cristo, del que recibe firmeza y cohesión sobrehumana. De aquí, también, que la Iglesia

sea casa de Dios, en la que habita la familia de Dios; es el tabernáculo de Dios entre los hombres y el Templo Santo de Dios, construido con las piedras vivas que son los fieles.

5 Concilio de Trento, Cuarta Sesión (1546), NR, 80; DS, 1.501.

El Sumo Pontífice es el lazo visible que une a todos los cristianos, pastores y fieles, en un solo cuerpo, pues el Papa es quien mantiene la unidad de la fe, del culto y del gobierno. 6 Cfr. DULLES Avery, Modelos de Iglesia, estudio crítico sobre la Iglesia en todos sus aspectos, Colección Teología y mundo actual 40,

Sal Terrae, Santander 1975.

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La Iglesia es la esposa inmaculada, a la que Cristo amó y por la que se entregó, para santificarla, embellecerla, custodiarla y unirla a sí de modo insoluble. La Iglesia camina con esfuerzo en este mundo, buscando saborear las cosas del Señor, hasta que se manifieste gloriosa con su esposo.

El Catecismo de la Iglesia Católica,7 contiene algunas imágenes más elaboradas de la Iglesia, alusivas a cada una de las Personas divinas:

Pueblo de Dios - Pueblo sacerdotal: que tiene por cabeza a Cristo y cuya ciudadanía se adquiere por nacimiento del Espíritu Santo; aporta la dignidad y la libertad de los hijos de Dios y su ley es el Mandamiento del Amor. Tiene como fin dilatar más y más el Reino de Dios, que es el instrumento de Cristo para la redención de todos los hombres. La Iglesia peregrina en la tierra hasta la consumación del Reino de Dios al final de los tiempos.

Cuerpo Místico de Cristo: organismo espiritual, no reducible a sus solas estructuras visibles, alentado por el Espíritu Santo; dirigido por su cabeza, Cristo, cuyos miembros son los fieles cristianos que se unen con la cabeza y entre sí por medio del bautismo y se fortalecen por la recepción de la Eucaristía y de los otros sacramentos. En él, cada miembro realiza su función propia, y algunos, tareas esenciales para el conjunto.

Templo del Espíritu Santo: San

Agustín amplía su marco de aplicación: “Dios habita en su templo; no sólo el Espíritu Santo, también el Padre y el Hijo... Por tanto, templo de Dios, o sea de la Trinidad entera, es la Santa Iglesia; toda ella, la del cielo y la terrena”.8 Es una imagen citada repetidas veces por el Concilio Vaticano II, e incluida en el Catecismo de la Iglesia Católica (797-798), que indica la presencia de la tercera Persona de la Trinidad como principio vital, aglutinador y santificante del Pueblo de Dios y Cuerpo místico de Cristo.

Comunión: “El concepto de ‘comunión’ es muy adecuado para expresar el núcleo profundo

del misterio de la Iglesia”.9 La Iglesia-Comunión de Juan Pablo II: “inseparable dimensión de comunión de los cristianos con Cristo, y de comunión de los cristianos entre sí”.10

7 Cfr. CEC, N. 781-801. Resúmenes 802-810. 8 Cfr. Enchiridion 56, 15

9 Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio , 28.V.1992.

10 Juan Pablo II, Christifideles laici 19, 30.XII.1988.

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3. 4. NATURALEZA DE LA IGLESIA Y MISTERIO DE COMUNIÓN CON CRISTO EN EL DOCUMENTO DE APARECIDA11 El “espíritu de Aparecida” puso de manifiesto algunas cosas esenciales del misterio de la Iglesia, que no es fácil ni frecuente que se perciban con tanta claridad. La Iglesia, con ser jerárquica en su constitución, se manifiesta también y al mismo tiempo como comunión y participación, todas las notas esenciales de su naturaleza. La vivencia de Aparecida mostró un alto nivel de integración entre las dimensiones jerárquica y comunional de la Iglesia, entre institución y carisma, entre fieles laicos y pastores.

El Papa Benedicto XVI, en la Homilía de la Misa de Inauguración de la V Conferencia General, propuso un “método original” para la Asamblea12. Se trata del “método con el que actuamos en la Iglesia tanto en las pequeñas asambleas como en las grandes”. En seguida aclaró que “no es sólo una cuestión de modo de proceder; es el resultado de la misma naturaleza de la Iglesia, misterio de comunión con Cristo en el Espíritu Santo”.

Benedicto XVI describió este método partiendo de los Hechos de los Apóstoles, donde se habla del sentido del discernimiento comunitario en torno a los grandes problemas, que la Iglesia encuentra a lo largo de su camino, y que son aclarados por los “Apóstoles” y por los “ancianos”, con la luz del Espíritu Santo, el cual recuerda la enseñanza de Jesucristo (Jn 14, 6), y así ayuda a la comunidad cristiana a caminar en la caridad hacia la verdad plena (Cfr. Jn 16, 13). Los jefes de la Iglesia discuten y se confrontan, pero siempre con una actitud de religiosa escucha de la palabra de Cristo en el Espíritu Santo.

Por eso, al final pueden afirmar: “hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros…” (Hch 15, 28). Esta es la Iglesia: nosotros, la comunidad de fieles, el pueblo de Dios, con sus pastores, llamados a hacer de guías del camino; junto con el Espíritu Santo, Espíritu del Padre enviado en nombre del Hijo Jesús, Espíritu de Aquel que es el “mayor” de todos y que nos fue dado mediante Cristo, que se hizo el “menor” por nuestra causa. Espíritu Paráclito, Defensor y Consolador. Él nos hace vivir en la presencia de Dios, en la escucha de su Palabra, sin inquietud ni temor, teniendo en el corazón la paz que Jesús nos dejó y que el mundo no puede dar (Cfr. Jn 14, 26-27).

En resumen, la dinámica de este método, así como lo plantea el Santo Padre, parte de la experiencia de atracción irresistible de la persona de Cristo, quien por la fuerza de su amor, que culminó en el sacrificio de la cruz, atrae a todos hacia sí. La Iglesia, atraída por esa fuerza y asociada a Cristo, realiza su obra conformándose en espíritu y concretamente con la caridad de su Señor.

11

Cfr. Mons. Andrés Stanovnik, Arzobispo de Corrientes, Argentina, Apuntes de Aparecida: acontecimiento, método, documento y misión. 12

Cfr. Cf. CELAM, Síntesis de los aportes recibidos para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 34-35. Para la elaboración del Documento Conclusivo se usó el método clásico “ver, juzgar y actuar”, que ya se había empleado para recoger las contribuciones que enviaron las Conferencias Episcopales al tema de la V Conferencia. En el No. 19 del documento se encuentra una descripción bastante detallada sobre los diversos pasos de este método: “En continuidad con las anteriores Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, este documento hace uso del método ver, juzgar y actuar. Este método implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a través de su Palabra revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos, a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo y Sacramento universal de salvación, en la propagación del reino de Dios, que se siembra en esta tierra y que fructifica plenamente en el Cielo. Muchas voces, venidas de todo el Continente, ofrecieron aportes y sugerencias en tal sentido, afirmando que este método ha colaborado a vivir más intensamente nuestra vocación y misión en la Iglesia: ha enriquecido el trabajo teológico y pastoral, y, en general, ha motivado a asumir nuestras responsabilidades ante las situaciones concretas de nuestro continente. Este método nos permite articular, de modo sistemático, la perspectiva creyente de ver la realidad; la asunción de criterios que provienen de la fe y de la razón para su discernimiento y valoración con sentido crítico; y, en consecuencia, la proyección del actuar como discípulos misioneros de Jesucristo. La adhesión creyente, gozosa y confiada en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y la inserción eclesial, son presupuestos indispensables que garantizan la eficacia de este método”.

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La dinámica misionera de la Iglesia, y más concretamente la Misión Continental, como expresión histórica de esa dinámica en nuestro continente, tanto en sus “pequeñas asambleas como en las grandes”, está llamada a actuar en el espíritu de ese método, que “no es sólo una cuestión de modo de proceder; es el resultado de la misma naturaleza de la Iglesia, misterio de comunión con Cristo en el Espíritu Santo”. En el mismo sentido, “cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (Cfr. Hch 1, 8) (n. 144).13

“Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso, se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad para que el mundo crea” (DA 362).

3. 5. MARÍA EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA

Para San Luis María Grignion de Montfort, Dios Hijo quiere formarse por medio de María, y por decirlo así, encarnarse todos los días en los miembros de su Cuerpo Místico y le dice: Entra en la heredad de Israel. María es la colaboradora de Dios, que ejerce un verdadero influjo maternal sobre la Iglesia como figura de la misma y señal de fe auténtica.14

Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó María: Dios omnipotente posee un tesoro o almacén riquísimo en el que ha encerrado lo más hermoso, refulgente, raro y precioso que tiene, incluido su propio Hijo. Este inmenso tesoro es María, a quien los santos llaman el tesoro del Señor, de cuya plenitud se enriquecen los hombres.

Dios Hijo comunicó a su Madre cuanto adquirió mediante su vida y muerte, sus méritos infinitos y virtudes admirables, y la constituyó tesorera de todo cuanto el Padre le dio en herencia. Por medio de Ella aplica sus méritos a sus miembros, les comunica virtudes y les distribuye sus gracias. María constituye su canal misterioso, su acueducto, por el cual hace pasar suave y abundantemente sus misericordias.

13

Ibid. Apuntes de Aparecida: acontecimiento, método, documento y misión. 14

Cfr. San María Grignion de Monfort, Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, María en el Misterio de la Iglesia, Cap. II de la Primera parte, 23, 24, 25 y 31.

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Dios Espíritu Santo comunicó a su fiel Esposa, María, sus dones inefables y la escogió por

dispensadora de cuanto posee (…). Y porque así será enriquecida, ensalzada y honrada por el Altísimo la que durante su vida se empobreció, humilló y ocultó hasta el fondo de la nada por su humildad. Estos son los sentimientos de la iglesia y de los Santos Padres.

“De ahí que para contemplar el misterio de la alianza entre Dios y la humanidad –alianza que viene del Antiguo

Testamento y que se quiere extender a todos los hombres de buena voluntad-, lo primero es situar en el medio este

misterio de la Iglesia contemplada como “recipiente todo santificado y santificante”, igual que María, de donde

brota el Don de Dios para la vida del mundo” (Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco). 15

4. NOS COMPROMETEMOS

¿A qué nos compromete el tema que hemos reflexionado hoy?

5. MATERIALES COMPLEMENTARIOS

15

Cfr. Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Catequesis: La Eucaristía tiene que traducirse en espiritualidad, 49º Congreso Eucarístico Internacional, que se desarrolla en Quebec, Canadá, 18 de junio de 2008.

OFRENDA FECUNDA (Hna. Cecilia Rivero Borrell, rscj, México)

Haznos ofrenda, Señor, hoy contigo de justicia y reconciliación pan partido, siempre repartido en la mesa de la comunión. Haznos vida, cariño y entrega que, valientes podamos romper actitudes que matan la vida, que nos llenan de miedo y nos quitan la fe. Que tu entrega y pasión por la vida se abra espacio en nuestro interior; que tu vida, ofrenda fecunda se haga fruto en nuestro corazón. Haznos ofrenda, Señor, hoy contigo de justicia y reconciliación pan partido, siempre repartido en la mesa de la comunión. Haznos vida, cariño y entrega que, valientes podamos romper actitudes que matan la vida que nos llenan de miedo y nos quitan la fe. Que tu entrega y pasión por la vida se abra espacio en nuestro interior; que tu vida, ofrenda fecunda, se haga fruto en nuestro corazón. (2)

QUIERO SER TU CORAZÓN (Hnas. Magdalena Esparza mcsc Dolores Ortiz mcsc, México)

Dar a conocer tu amor no es fácil, Jesús porque tengo dudas y temor y el cielo a veces no es azul. Más me lleno de esperanza cuando sé que estás Tú conmigo y animas así todo mi ser así es más sencillo el camino. Al contemplar tu corazón lleno de fuego y de luz algo sucede en mi interior y más liviana es mi cruz. Y me llamas a entrar en tu Misterio a recostarme en tu costado y a dejar allí todos mis miedos y mi espíritu agobiado. Jesús, dame tus ojos para ver El mundo como lo ves Tú. Dame tus labios para ser palabra de ánimo y quietud. Dame tus manos para dar ejemplo vivo de tu amor y al ritmo de tu palpitar pueda ser yo, tu corazón. Tus heridas, Señor duelen en los rostro pequeños y punzantes de dolor nos despiertan del sueño. Cómo ser indiferentes ante las nuevas heridas que hoy viven nuestras gentes perdiendo el sentido de la vida. Si luchamos por unirnos en un mismo corazón y si juntos compartimos nuestra vida y misión. Seremos signos que convenzan que renueven la ilusión de algo nuevo que comienza y nace de tu corazón.

Page 10: TEMAS PARA LA REFLEXION

OBJETIVOS

Reafirmaremos la supremacía de la dignidad humana en su relación con Dios, con el prójimo, consigo mismo y con la naturaleza, para contribuir al desarrollo integral de la persona y de la sociedad.

Avivaremos en nosotros la convicción de estas realidades reveladas, tales como la dignidad de que Dios nos ha hecho partícipes por medio de su Hijo, y valoraremos nuestra vocación a ser y vivir como hijos de Dios en Jesús.

Nos comprometeremos en la defensa y promoción de la dignidad inviolable del ser humano en cualquiera de los campos en que se desenvuelve y se realiza.

ORACIÓN AL COMENZAR EL ESTUDIO DEL TEMA

2. DESARROLLO DEL TEMA 2. 1. PARTIMOS DE LA EXPERIENCIA. DINAMICA-ORACIÓN: “ESPEJOS” La fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración,16 la oración es un espejo en el que vemos a Dios y nos vemos a nosotros mismos, vemos a los demás y vemos los acontecimientos como son. Sin magnificar lo insignificante y sin relativizar lo que tiene de por sí peso y medida. Es también la oportunidad de relativizar todo lo que nos paraliza y nos impide ver el amor y la misericordia de Dios. Sólo cuando vemos las cosas desde Dios, desde su amor entrañable nos situamos ante la verdad. La oración nos ayuda a conocernos y a conocerle. Seguramente hemos tenido la experiencia de subir una montaña. Desde la cumbre lo de abajo se ve pequeñito y el horizonte se nos amplía. La oración es esa atalaya adonde se ven verdades y donde adquirimos la fuerza para realizarlas. Andar en verdad es saber que nosotros solos, nada podemos pero que con Dios, lo podemos todo.

16

Cfr. Directorio Catequístico General, No. 84.

Padre de bondad, que en el misterio Pascual de Jesucristo, nos devolviste y nos revelaste la altísima dignidad del ser humano, desfigurada por el pecado, así como su altísima vocación: Ilumínanos para que, conscientes de haber sido creados por pura benevolencia tuya, nos dejemos conmover ante el amor con que nos llamas a entrar y vivir en comunión contigo.

Aviva nuestra fe para que su luz nos haga ver que la dignidad del ser humano es inviolable y nos mueva a comprometernos para considerarlo y respetarlo siempre como sujeto y fin, y nunca como medio ni instrumento de nadie ni de nada en el campo de la política, de la economía o de cualquier otro ámbito social.

Haznos vivir y compartir la alegría contagiosa de saber que nuestra vocación más honda es amarte a Ti con todo nuestro corazón y nuestro ser como hijos tuyos en Jesucristo, y como hermanos de todos los hombres. AMÉN.

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Cuando oramos entendemos la Verdad, es decir, conocemos por experiencia a Jesús. La única Verdad con mayúscula, pero también entendemos otras verdades que nos ayudan a caminar con paso firme, siendo realmente nosotros mismos y hacia la misma Verdad. El entender y el sentir expresan las capacidades que nos asemejan a Dios.17 Visualizar frente al espejo (se requiere un espejo pequeño por cada participante y música de fondo):

1. Ponte en la presencia de Dios y pídele que te ayude a entender verdades.

2. Vence el miedo y mírate un rato, fíjate en lo que normalmente no ven tus ojos, visualiza y descubre lo que hay detrás de tu mirada y de tus gestos... mira cómo ha pasado la vida y el tiempo por ti y cómo has vivido y lo has aprovechado tú.

3. Date el tiempo que necesites y después escribe una carta dirigida a ti mismo.

4. Vuelve a mirarte y descubre a Dios en ti, en tu rostro. Mírale y escribe qué conoces de Él, dónde y en quién le has visto, a qué Dios amas.

5. Deja que aflore la verdad, tu verdad... y no dejes nada abierto que deba ser cerrado en clima de oración.

6. Antes de terminar toma el Evangelio y deja que ilumine tu mirada y alegre tu corazón:

“Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad” (Jn 17, 17-19).

7. Pedir a los participantes la lectura de su carta (cinco participantes deseen hacerlo libremente).

8. Depositar las cartas en un recipiente transparente que estará a los pies de la imagen de Jesús y serán recogidas al final de la sesión.

PASOS: 3. BUSCAMOS LUZ SOBRE EL TEMA 3. 1. SENTIDO DE LA VIDA Y VOCACIÓN DEL HOMBRE

Dice el Concilio Vaticano II que "Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación" (GE, 22). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre -hombre perfecto-, enviado por Dios Padre para salvarnos y darnos ejemplo, es como el espejo en el que el hombre puede saber quién es y a qué vocación ha sido llamado por Dios. San León Magno invita a esta coherencia entre fe y vocación:

"Reconoce, cristiano, tu dignidad, y una vez que has hecho partícipe de la naturaleza divina, no quieras volver a su antigua miseria con una conducta degenerada. No olvides de qué Cabeza y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que, arrancado del poder de las tinieblas, has sido trasladado al esplendoroso Reino de Dios"

18

17

Cfr. Cámara Ana María, A orar se aprende orando, Editorial Enrique de Ossó, Guadalajara 2005. 18

De los Sermones de San León Magno, Papa (Sermón 21).

Page 12: TEMAS PARA LA REFLEXION

Reconocer nuestra dignidad es creer en Dios no sólo por su poder y su sabiduría como Creador sino también por su amor como Padre. De su amor proceden todas las criaturas, y procede cada hombre creado a su imagen y semejanza. A este Dios debemos amar, con amor incondicional: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser” (Mt 22,37; Dt 6,5).

La fe en Dios libera de los ídolos o de los nombres de los dioses falsos: el éxito, el poder, el dinero, el placer, la fama, el progreso, una ideología, la nación… Todo se convierte en ídolo cuando le concedemos la atención, el valor y el amor del que sólo Dios es digno. A ejemplo de Jesús, con la gracia del Espíritu Santo, hemos de amar a Dios en todas las cosas y a todas las cosas en Dios, según su voluntad.19

Los santos sabían muy bien que “sólo Dios basta”, según la expresión de Teresa de Jesús. Sólo Dios llena el corazón del hombre. Y al llenarlo y pacificarlo, lo ensancha para el mundo y para los hermanos. La Santa de Ávila, destaca la gran dignidad que Dios ha regalado a toda persona, por tanto, merecedora de respeto y de ser tratada a semejanza de cómo trata Dios a cada uno de nosotros, con libertad y amplitud de miras:

“Considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites. Pues ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un Rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza. Pues si esto es, como lo es, no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de este castillo; porque puesto que hay la diferencia de él a Dios que del Criador a la criatura, pues es criatura, basta decir Su Majestad que es hecha a su imagen para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima” (1M 1,1).

20

La cultura moderna, tiende a idolatrar al hombre. El hombre, convertido en ídolo, como constructor de sí mismo y de su mundo, se siente inclinado a ponerlo todo al servicio de su “yo”, o de su grupo. Estas tendencias llevan a subordinar al propio interés el bien de los demás, y si es preciso a destruir o poner en peligro la naturaleza o a menospreciar la dignidad o los derechos fundamentales de los demás hombres. Muy distinta es la actitud del creyente hacia las criaturas, a las que no ve como meros objetos de posesión, sino como reflejos de la gloria de Dios y “hermanas” del ser humano.21

4. 2. DEFINICION DE TERMINOS

D) DIGNIDAD

d) Raíces etimológicas: La etimología de "dignidad", derivada directamente del dignitas latino, da algunas pistas para orientarse respecto al contenido.

La dignidad, o “cualidad de digno”, deriva del adjetivo latino ‘digno’ (dignus) y se traduce por “valioso”. Hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad.

19

Cfr. San Ignacio de Loyola: Examen y constituciones de la Compañía de Jesús, No. 6 20

Teresa de Jesús, Castillo Interior o Libro de las Moradas, Primera Morada, Capítulo 1, párrafo 1. 21

Cfr. Confederación Nacional de Antiguos Alumnos de Don Bosco, Jesucristo, en su misterio pascual, nos revela la dignidad y

vocación del hombre”, temas de formación cristiana 2012-2013.

Page 13: TEMAS PARA LA REFLEXION

En el vocabulario latino, dignus contiene los significados de los términos griegos axios y axioma, que reunían a su vez los de "conveniente”, “decoroso”, "honroso”, “valioso”, “excelente” y “justo".

e) En la Biblia: El primer capítulo de la Gaudiun et Spes, desarrolla el tema de la dignidad de la persona:22

La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado "a imagen de Dios", con capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios. ¿Qué es el hombre para

que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre

para que te cuides de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por tí debajo de sus pies (Ps 8, 5-7).

Pero Dios no creó al hombre en solitario. Desde el principio los hizo hombre y mujer (Gen l, 27). Esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión de personas humanas. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás.

Dios, pues, nos dice también la Biblia, miró cuanto había hecho, y lo juzgó muy bueno (Gen 1,31).

En el Nuevo Testamento, los Evangelios nos muestran a Jesús reconociendo siempre la dignidad de la persona, sin anteponer a ella ningún tipo de condición o mérito; es decir, la dignidad no le viene por lo que tiene, hace o es:

Mt 8, 16: sanar a alguien sin condiciones, a Jesús le interesa la persona porque es compasivo, que se acerca a los últimos, que busca la dignidad de la mujer y de todos los marginados, que se interesa sobre todo por la salud de la gente, y que frente a una visión legalista introduce la compasión como criterio de actuación. Dios viene para suprimir la miseria, para que los hombres recuperen su dignidad. Dios no tolera el sufrimiento de los pobres. Y las cosas tienen que cambiar.23

Lc 18, 9-14: regresar a casa justificados, recobrando el sentido de la dignidad. Jesús comparte la mesa con pecadores y publicanos que se sienten acogidos por Dios y así se va despertando en ellos el sentido de su propia dignidad. Dios es un amigo que ofrece su amistad, y así poco a poco se despierta en el pecador el sentido de su dignidad. Jesús enseña que Dios sale hacia el pecador no como juez que dicta sentencia, sino como un padre que busca recuperar a sus hijos perdidos.

Lc 18, 18-27: la riqueza o prosperidad no otorgan la dignidad de entrar en el Reino. Lc 15, 19: la eminencia terrenal no ayuda nada en cuanto a la dignidad frente a Dios. Mt 8, 17 (Cfr. Is 53, 4): "Él tomó nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias".

De esta manera, Jesús comparte con cada hijo e hija del género humano la misma condición existencial. Y en esto revela Él también la dignidad esencial del hombre: de cada

22

Cfr. Gaudium et Spes No. 12 23

Cfr. Pagola José Antonio, Jesús: aproximación histórica. PPC, Madrid.

Page 14: TEMAS PARA LA REFLEXION

uno y de todos. Se puede decir que la Encarnación es una "revalorización" inefable del hombre y de la humanidad.24

f) En el Catecismo de la Iglesia Católica:25 La tercera parte del Catecismo de la Iglesia Católica, trata los siguientes temas al hablar de la dignidad humana:

La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y semejanza de Dios.

Se realiza en su vocación a la bienaventuranza divina. Corresponde al ser humano llegar libremente a esta realización. Por sus actos deliberados. La persona humana se conforma, o no se conforma, al bien prometido por Dios y

atestiguado por la conciencia moral. Los seres humanos se edifican a sí mismos y crecen desde el interior: hacen de toda su

vida sensible y espiritual un material de su crecimiento. Con la ayuda de la gracia crecen en la virtud. Evitan el pecado y, si lo han cometido recurren como el hijo pródigo (Cfr. Lc 15, 11-31) a la

misericordia de nuestro Padre del cielo. Así acceden a la perfección de la caridad.

E) VOCACIÓN

La vocación es un acontecimiento misterioso en el cual el hombre, dialogando con Dios, adquiere conciencia de una misión situada históricamente y se compromete en una respuesta concreta.

a) Raíces etimológicas: vocación proviene del latín vocatio, que se derivó, a su vez, del verbo vocare, ‘llamar’, vocablo originado en la raíz indoeuropea wekw, de la cual provienen también voz, evocar, invocar, provocar y vocabulario.26

b) En la Biblia: la vocación es considerada como un acontecimiento que ha sorprendido a los

hombres a lo largo de la historia porque los incorpora al plan de salvación de Dios. Este es el hecho sorprendente: Dios llama. Y lo hace aunque a veces se dude de su presencia y de su fidelidad. Llama incluso a personas que directamente lo atacan, como a san Pablo (Cfr. Hch 9,21) o que se niegan a obedecer como Jonás (Cfr. Jon 1, 3).

En los relatos de vocación del Antiguo Testamento observamos unos aspectos comunes: Dios generalmente llama a una persona y por lo regular son varones; así se sigue un esquema típico: llamada, escucha, promesa y envío. Sin embargo, se nota cierta evolución en las "llamadas" puesto que Dios llama cada vez a personas más jóvenes (llega a escoger a alguien antes de haber nacido) y en algún momento usa intermediarios como ángeles o profetas. Abrahám (Gn 12, 1-4), Samuel (I Sm 3, 4ss), David (I Sm 16, 1-12), Isaías (Is 6, 1-13), Jeremías (Jr 1, 1-10).

En los relatos de vocación del Nuevo Testamento se rompen tradiciones de siglos puesto que Dios llama a una mujer o a un grupo de personas. La vocación es la manifestación de la profunda y misteriosa naturaleza de Dios que se revela como amor. La vocación interpela al hombre en su totalidad y hasta en su intimidad, sacando a relucir sus dotes de generosidad y aceptación del don de Dios o descubriendo, por el contrario, las opuestas facultades de egoísmo y rechazo. María (Lc 1, 26-38), Vocación de los apóstoles (Mc 3, 13-19).

24

Cfr. Juan Pablo II, Jesucristo, verdadero hombre, "semejante en todo a nosotros, menos en el pecado", No. 9, 18 de enero de

1988. 25

Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, tercera parte, Nos. 1701-1896. 26

Cfr. Soca Ricardo, La fascinante historia de las palabras y nuevas fascinantes historias de las palabras, Cultural Antonio de Nebrija,

2007.

Page 15: TEMAS PARA LA REFLEXION

c) En el Catecismo de la Iglesia Católica27

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros, desde su Encarnación “por nosotros los hombres y por nuestra salvación” hasta su muerte “por nuestros pecados” (1 Co 15, 3) y en su Resurrección para nuestra justificación (Rom 4,25) (CEC, 519).

Cristo nos invita a seguirle y nos da ejemplo de entrega libre a la voluntad de Dios. Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo (Cfr. Rm 15,5; Flp 2, 5): Él es el “hombre perfecto” (GS 38) que nos invita a ser sus discípulos y a seguirle.

con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar (Cfr. Jn 13, 15); con su oración atrae a la oración (Cfr. Lc 11, 1); con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones (Cfr. Mt

5, 11-12) (CEC 520).

3. 3. LA DIGNIDAD DE LOS CRISTIANOS EN LA IGLESIA Al presentar el Concilio Vaticano II a la Iglesia como Pueblo de Dios compuesto por todos los cristianos, llamados por igual a la santidad y partícipes, en virtud de su Bautismo, de la triple condición profética, rectora y sacerdotal de Jesucristo, se ha producido la “nueva visión del Laico”. Estamos ante una Iglesia que es, ante todo, Pueblo de Dios, y que este pueblo de Dios se desdobla en su estructura en “Ministerio de dirección” (Papa, Obispos, Sacerdotes como colaboradores de los Obispos) y los demás cristianos, o Laicos. Y lo mismo que el ministerio del Obispo está dentro del Pueblo de Dios, con la característica propia: el carisma de la dirección, también el Laico tiene su Carisma propio:

Los fieles, en cuanto incorporados a Cristo por el Bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos les corresponde. El carácter secular es propio y peculiar de los laicos” (LG 31)

“A ellos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándoles según Dios” (GS.43)

Desde la eclesiología del pueblo de Dios del Concilio Vaticano II, los obispos latinoamericanos y del Caribe redescubren, a partir de la realidades actuales, la profundidad y la importancia de un modelo de Iglesia basado en la dignidad y en la vocación común de los cristianos en virtud de su bautismo. El cristianismo solo será posible en un modelo de Iglesia basado en la comunión de discípulos bien formados, afianzados en su relación con Jesucristo y, por lo mismo, vitalmente comprometidos, desde la vocación específica de cada cual, con su común misión. Un cristianismo basado en la autoridad y en la "presencia social" de sus esferas jerárquicas e institucionales no tendrá ya, definitivamente, un lugar significativo en la sociedad.

27

Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, Nos. 519-520.

Page 16: TEMAS PARA LA REFLEXION

3. 4. DIGNIDAD CRISTIANA Y CARÁCTER BAUTISMAL La gracia de Cristo, que conforma al cristiano con El, contiene dos realidades: la gracia santificante y el carácter sacramental. La dignitas dignidad cristiana se infunde en el hombre por la gracia bautismal. Mediante el bautismo el hombre se hace cristiano, esto es, se conforma con Cristo y se hace miembro del Pueblo de Dios. Por lo tanto, la dignidad del pueblo cristiano, es la dignidad bautismal. Resulta claro que la dignidad cristiana reside en el carácter bautismal, por el cual el hombre se hace indeleblemente cristiano. Es el carácter bautismal aquello por lo que el hombre se constituye en fiel cristiano.28 El carácter bautismal, el sello del cristiano, es una realidad por la que se es hijo de Dios y miembro de la Iglesia.29 La plenitud de esa condición exige también la comunión y la gracia habitual, pero ambas están contenidas en el carácter bautismal como en su raíz. Para el canonista tienen principal interés tres características del carácter bautismal:30

1. Es una dimensión ontológica que eleva al cristiano al orden sobrenatural 2. Es indeleble y por lo tanto cristo conforma a la persona humana de una vez para siempre,

lo que revela una mutación en la naturaleza humana, no esencial desde luego, sino en su estado (estados de naturaleza)

3. Es título exigitivo, esto es, comporta un deber-ser. Todos estos rasgos ponen de relieve que el carácter bautismal es el origen de la dignidad del cristiano como eminencia sobrenatural del ser humano.

6. 5. DOCUMENTO DE APARECIDA: IGUALDAD DE TODOS LOS FIELES CRISTIANOS EN DIGNIDAD Y CORRESPONSABILIDAD ANTE LA COMÚN MISIÓN DE LA IGLESIA “Los cristianos necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y de su sentido. Necesitamos hacernos discípulos dóciles, para aprender de Él, en su seguimiento, la dignidad y plenitud de la vida” (DA 41)

El Documento de Aparecida desarrolla de manera clara y decidida, la eclesiología del pueblo de Dios del Concilio Vaticano II. Los obispos latinoamericanos y del Caribe redescubren, a partir de la realidad observada en los actuales parámetros del mundo globalizado y pluralista, la profundidad y la importancia de un modelo de Iglesia basado en la dignidad y en la vocación común de los cristianos todos en virtud de su bautismo. La convicción de fondo es que la persistencia del cristianismo solo será posible en un modelo de Iglesia basado en la comunión de discípulos bien formados, afianzados en su relación con Jesucristo y, por lo mismo, vitalmente comprometidos, desde la vocación específica de cada cual, con su común misión. Un cristianismo basado en la autoridad y en la "presencia social" de sus esferas jerárquicas e institucionales no tendrá ya, definitivamente, un lugar significativo en la sociedad. La eclesiología del Documento está basada fundamentalmente en la noción de comunión o "comunidad de discípulos", y solo en ese horizonte es posible entender adecuadamente el sentido y el aporte específico de las diversas vocaciones, carismas y ministerios en la Iglesia. Todas las afirmaciones fundamentales del documento sobre la vocación cristiana se aplican, por ello, a la comunidad en su conjunto y no a una u otra "vocación específica" dentro de ella. En esto se continúa también en la senda del Concilio Vaticano II.31

28

Cfr. J. Auer J .- Ratzinger J., Curso de Teología Dogmática, IV, Sacramentos, Barcelona 1975. 29

Según Santo Tomás de Aquino el carácter bautismal es como la forma de la nueva criatura (III, q. 69, a.10) y su principio de acción (III, q.63, a.2 ad 4). 30

Cfr. Hervada Javier, La dignidad y la libertad de los hijos de Dios, Facultad de Derecho de la Universidad Católica San Pablo, Arequipa, Perú. 31

Cfr. Berríos Fernando, Universidad Alberto Hurtado, Teológico Manuel Larraín

Page 17: TEMAS PARA LA REFLEXION

En este punto merece una especial atención el capítulo 5 del documento conclusivo de la conferencia, que trata de "la comunión de los discípulos misioneros en la Iglesia". Siguiendo la perspectiva eclesiológica que hemos destacado, el documento se refiere aquí a las diversas "vocaciones específicas" dentro de la Iglesia, que se entiende toda ella como misionera.32 La intuición de fondo es que la Iglesia, para poder ser misionera, debe ser antes un auténtico espacio de comunión de los discípulos de Jesús. Un espacio comunitario en que cada cual pueda descubrir y realizar su propia vocación cristiana junto a otros hermanos que recorren su propio camino, siguiendo todos al mismo Maestro y guiados por el mismo Espíritu. La expresión "vocaciones específicas" como tal es una novedad en el lenguaje magisterial para referirse a este tema, pero expresa muy fielmente el espíritu de la eclesiología de comunión que caracterizó al Concilio Vaticano II,33 pues refleja la convicción eclesiológica acerca de la fundamental igualdad de todos los fieles cristianos en dignidad y en corresponsabilidad ante la común misión de la Iglesia. Esta intuición no es, por tanto, nueva y más bien así lo entendió la Iglesia desde sus mismos orígenes (Cfr. ICo 12, 12ss); solo que hoy, ante los nuevos desafíos de la realidad mundial, el documento de Aparecida lo redescubre con una fuerza y un sentido nuevos. Otro tema fundamental es la necesaria formación de los laicos, a menudo acostumbrados a la falsa idea de que el apostolado laico es una "delegación" o el resultado de un "envío" que brota de la jerarquía de la Iglesia. Es necesaria, por el contrario, una fuerte recuperación de la teología del bautismo y de la vida cristiana compartida que de allí brota y que constituye a la Iglesia como comunidad de discípulos de Jesucristo.

3. 6. DEL PAPA BENEDICTO XVI AL PAPA FRANCISCO

Benedicto XVI

“La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende «de ninguna manera mezclarse en la

política de los Estados». No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia

en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. Sin verdad se cae en una

visión empirista y escéptica de la vida, incapaz de elevarse sobre la praxis, porque no está interesada en

tomar en consideración los valores -a veces ni siquiera el significado- con los cuales juzgarla y orientarla. La

fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad (Cfr.. Jn 8,32) y de la

posibilidad de un desarrollo humano integral. Por eso la Iglesia la busca, la anuncia incansablemente y la

reconoce allí donde se manifieste. Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable. Su doctrina social

es una dimensión singular de este anuncio: está al servicio de la verdad que libera. Abierta a la verdad, de

cualquier saber que provenga, la doctrina social de la Iglesia la acoge, recompone en unidad los fragmentos

en que a menudo la encuentra, y se hace su portadora en la vida concreta siempre nueva de la sociedad de

los hombres y los pueblos” (Caritas in veritate No. 9, Benedicto XVI).34

PAPA FRANCISCO: “CRISTO ES EL CENTRO DE LA VOCACIÓN CRISTIANA”

“Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación. La vocación de

custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es

simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se

nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las

criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por

32

Cfr. Documento de Aparecida, 184-224. 33

En la constitución Lumen Gentium se pueden encontrar expresiones semejantes: "vocación propia", "vocación de cada uno"..., pero esta específicamente, no. 34

Benedicto XVI, Carta Encíclica sobre el Desarrollo Humano integral en la caridad y en la verdad, dado en Roma, junto a San Pedro, el 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, del año 2009, quinto de su Pontificado.

Page 18: TEMAS PARA LA REFLEXION

cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se

quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se

guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se

convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco

protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del

hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.

Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los

hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las

épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del

hombre y de la mujer.35

4. NOS COMPROMETEMOS ¿A qué nos compromete el tema que hemos reflexionado hoy?

5. MATERIALES COMPLEMENTARIOS

35

Cfr. De la homilía del Papa Francisco, pronunciada en la solemne iniciación de su ministerio petrino, el día 19 de marzo de 2013 en la Plaza San Pedro

Cántico de San Francisco de Asis (Cesáreo Gabaráin, España) Alabado seas mi Señor, alabado seas mi Señor, el sol y las estrellas proclaman tu grandeza, las flores y la luna nos cantan tu poder (2) ALABADO SEAS MI SEÑOR, ALABADO SEAS MI SEÑOR, CANTANDO EL UNIVERSO TE OFRECE SU HERMOSURA PUES TODA CRIATURA ES CÁNTICO DE AMOR (2) Alabado seas mi Señor, alabado seas mi Señor, los pájaros y el bosque los árboles y el viento los ríos y los mares nos cantan tu poder (2) Alabado seas mi Señor, alabado seas mi Señor, por todos los hermanos que acogen y perdonan por todos los que rezan en su tribulación (2)

Page 19: TEMAS PARA LA REFLEXION

Lo primero

que haré yo… es invitar al Obispo para que conozca nuestros problemas

OBJETIVOS

Descubrir a la Iglesia como comunidad de ministerios. Asumir la responsabilidad que corresponde a cada creyente en la misión de la Iglesia. Reconocer la igualdad de la dignidad de cada discípulo en la Iglesia y valorar los dones recibidos.

ORACIÓN AL COMENZAR EL ESTUDIO DEL TEMA

2. DESARROLLO DEL TEMA 2. 1. PARTIMOS DE LA EXPERIENCIA. DINAMICA – ORACIÓN: "¿QUE HACES TU?" NUESTROS MINISTERIOS DE SERVICIO EN LA IGLESIA… ¡SON MUY VARIADOS!!

Señor, si todos somos iguales en dignidad, todos somos corresponsables del ser y misión de la Iglesia. Todos somos discípulos, testigos, misioneros para anunciar que eres el Señor de la Iglesia y de la Historia. Ayúdanos a entender que es absurdo pretender vivir contigo, pero sin la Iglesia, amarte sin la Iglesia y que no se puede creer en ti sin la Iglesia, porque ella nos da la identidad cristiana, que no es sólo un sello, sino una pertenencia. Reconocemos que el ser y la misión del cristiano es invocarte a ti para obrar conforme a tu Evangelio y por ello, en todo momento queremos preguntarnos qué harías aquí y ahora para saber y ser capaces de optar conforme al plan de Dios, nuestro Padre. Esto es convertirnos a ti y tu Evangelio. Esto es transformar la historia cotidiana, personal, familiar, social, política y eclesial en una historia de salvación. Esto es desterrar el pecado del dualismo de Fe y Vida. Fortalécenos, Jesús y acompáñanos en el camino. Amén.

Yo educo a

Yo educo a mis hijos y

doy catecismo

en la Parroquia

Yo ayudo en la directiva de trabajadores y velo por los derechos de mis compañeros

Quisiera unir a todos los cristianos de mi parroquia, para que todos empecemos a vivir en comunidad

Yo yo

Yo

Yo pertenezco a un grupo de colonos y luchamos por el bien de nuestra colonia

Yo org

Yo organizo deportes para los

jóvenes del barrio

Page 20: TEMAS PARA LA REFLEXION

PASOS: 6. Se les pide a los participantes que vean detenidamente los dibujos anteriores y que

reflexionen sobre ellos. 7. El animador de la dinámica les pregunta ¿qué les sugieren los dibujos? ¿qué les dice?

¿cómo los cuestiona? ¿qué haces tú en la Iglesia? 8. El animador concluye la dinámica retornando el dibujo del cuerpo y subrayando las

siguientes ideas:

Formamos un cuerpo vivo en la Iglesia.

Trabajamos en la misma misión: la construcción del Reino.

Tenemos diferentes servicios y funciones.

3. BUSCAMOS LUZ SOBRE EL TEMA 3. 1. "UNA IGLESIA MINISTERIAL Y CORRESPONSABLE" En el tema anterior vimos anteriores vimos que la misión de la Iglesia consiste en evangelizar. Ahora nos preguntamos: ¿quién realiza esa misión? La respuesta es evidente: todos los bautizados que formamos la comunidad cristiana somos los responsables de anunciar y hacer presente el Reino de Dios.

3. 2. DEFINICION DE TERMINOS

F) MINISTERIO

Raíces etimológicas: la palabra ministerio viene de ministerium, que significa servicio, obra, empleo, oficio del que sirve. La palabra "ministro" viene del latín minister (sirviente), por eso así les decimos al que "sirve a Dios" y a los que "hacen servicio público". “ Minister” a su vez proviene de “ minus=menos, porque es rebajarse para servir a todos.

En la Biblia: La base bíblica de la actividad de los ministerios en la Iglesia, desde el libro de los Hechos, hasta nuestros días la leemos en Efesios 4, 11-16:

“Y él mismo concedió a unos ser apóstoles, y a otros, profetas; a otros anunciar el evangelio, y a otros ser pastores y maestros. Así preparó a los suyos para un acto de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios. De ese modo alcanzaremos la edad y el desarrollo que corresponden a la plena madurez de Cristo. Ya no seremos como niños, que cambian fácilmente de parecer y son arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza hasta dejarse engañar por gente astuta que anda por caminos equivocados. Antes bien, diciendo la verdad con amor debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bien, todo el cuerpo va creciendo y edificándose en amor”.

En el Catecismo de la Iglesia Católica "Son fieles cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el Pueblo de Dios y, hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada uno según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo" (CIC, can. 204, 1; cf. LG 31) (CEC 871). "Por su regeneración en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo" (CIC can. 208; cf. LG 32) (CEC 872).

Page 21: TEMAS PARA LA REFLEXION

“Las mismas diferencias que el Señor quiso poner entre los miembros de su Cuerpo sirven a su unidad y a su misión. Porque "hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y sus sucesores les confirió Cristo la función de enseñar, santificar y gobernar en su propio nombre y autoridad. Pero también los laicos, partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde en la misión de todo el Pueblo de Dios" (AA 2). En fin, "en esos dos grupos [jerarquía y laicos], hay fieles que por la profesión de los consejos evangélicos… se consagran a Dios y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia según la manera peculiar que les es propia" (CIC can. 207, 2) (CEC 873).

G) CARISMA

Raíces etimológicas: de la palabra griega χάρισμα o jarisma, de χαρίζεσθαι, agradar, hacer favores y hace referencia a un objeto u operación que Dios regala a los seres humanos y que les provoca bienestar. De la misma raíz vienen las palabras 2gratis, gratuito, gracia, gracioso2 y “caridad”. Siempre se refieren a dones generosos por parte de Dios e inmerecidos por parte del hombre. En religión, se denomina carisma a un don o talento, dado por el Espíritu Santo a un creyente para edificar espiritualmente a una comunidad cristiana.

En la Biblia: en todo el Antiguo Testamento, muchos personajes reciben el don del Espíritu, con lo que son investidos de una fuerza que les capacita para realizar una misión a favor del pueblo.36 En el Nuevo Testamento, el apóstol Pedro utiliza el término una vez: “Cada uno ha recibido su don. Ponedlo al servicio de los demás, como buenos administradores de los carismas recibidos de Dios” (1 Pe 4, 10). San Pablo lo usa 16 veces para hablar de aquellas capacidades particulares que Dios reparte entre los creyentes para el bien de la comunidad y para la extensión de la misma Iglesia. Son manifestación de la única gracia que el Padre nos ofrece por Cristo en el Espíritu de manera generosa y gratuita y que se diversifica en cada persona singular.37

“Hay diversidad de carismas, pero un solo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero un solo Dios que las activa todas. A cada cual se le concede un don del espíritu para el bien común. Porque a uno el Espíritu lo capacita para hablar con sabiduría, mientras que a otro el mismo Espíritu le concede una doctrina superior...” 1 Cor 12, 4ss “La caridad no pasará jamás. Desaparecerá el don de profecías y desaparecerá el don de hablar en lenguas...” 1 Cor 13, 8

En el Catecismo de la Iglesia Católica “Los carismas son dones especiales del Espíritu Santo concedidos a cada uno para el bien de los hombres, para las necesidades del mundo y, en particular, para la edificación de la Iglesia,a cuyo Magisterio compete el discernimiento sobre ellos (CEC 160).

H) CORRESPONSABILIDAD

Raíces etimológicas: La responsabilidad compartida es conocida como corresponsabilidad. Esto quiere decir que dicha

responsabilidad es común a dos o más personas, quienes comparten una obligación compromiso.

Las personas corresponsables poseen los mismos deberes y derechos en su capacidad de

responder por sus actuaciones en las situaciones o infraestructuras en las que llevan a cabo su

ministerio.

36

Cfr. Jc 11, 29; 1Sam 11, 26 37

Cfr. Eduardo Sanz de Miguel, El Carisma en mercaba.org.

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En la Biblia

“Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como Buenos administradores de las diversas gracias de Dios” 1 Pe 4, 10

En el Catecismo de la Iglesia Católica

“Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen... Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación, y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión” (FC 11) (CEC 2331)

"Siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen del apostolado de la Iglesia", es evidente que la fecundidad del apostolado, tanto el de los ministros ordenados como el de los laicos, depende de su unión vital con Cristo (Cf. Jn 15, 5; AA 4). Según sean las vocaciones, las interpretaciones de los tiempos, los dones variados del Espíritu Santo, el apostolado toma las formas más diversas. Pero es siempre la caridad, conseguida sobre todo en la Eucaristía, "que es como el alma de todo apostolado" (AA 3 (CEC 864).

A través de la necesidad de que todos los cristianos colaboremos y asumamos la misión como una responsabilidad compartida, no importando la actividad que cada uno desempeñe según su estado clerical (Obispos, presbíteros y diáconos) religioso o laical, entendamos que la corresponsabilidad es más que una forma de cooperación, de solidaridad; es vivir por los hermanos del mundo entero, pero no sólo por un momento sino para siempre y en todo momento. La corresponsabilidad conlleva a vivir para otros sin prejuicios, ni limitantes, es tener presente en todo momento nuestra dimensión misionera como bautizados e Hijos de Dios.38

3. 3. ESTAMOS PASANDO DE UNA IGLESIA JERAROUICA A UNA IGLESIA COMUNION Los libros del Nuevo Testamento nos dicen que la primera comunidad de cristianos era consciente de que la Buena Noticia que habían recibido debían comunicarla a todos los hombres. Era, por tanto, una Iglesia verdaderamente comunitaria y corresponsable en el anuncio del Evangelio. No había la división entre miembros activos (obispos, presbíteros y diáconos) y miembros pasivos (lo que hoy serían los "laicos"). Todos eran responsables en la construcción del Reino y cada uno participaba de acuerdo a su propio carisma.39 Con el correr de los años aquel modelo original de Iglesia-comunitaria es sustituido por el modelo de Iglesia-institución, el cual nos presenta la organización de la Iglesia dividida en dos grupos bien diferenciados: el clerical (en el que está la dirección y la responsabilidad) y el laical (al que corresponde aceptar y llevar a cabo las directrices de los anteriores). En esta visión de Iglesia, que ha estado vigente durante muchos siglos, los responsables de la misión de la Iglesia son únicamente el Papa, los obispos, los sacerdotes y en ocasiones los religiosos (as); los fieles laicos, en general, no tienen participación activa.

El concilio Vaticano II nos presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios, comunión de comunidades. Sustituye, así, la imagen de una Iglesia estática y piramidal, por una visión más igualitaria, fraterna, corresponsable y dinámica. Con esta nueva imagen la Iglesia se coloca en la línea de la primera comunidad cristiana y todos los creyentes son y se sienten corresponsables en la misión de la Iglesia.

38

Cfr. Yuliana Navarrete Merlos, Corresponsabilidad de todos: la misión universal, Departamento de Investigación y Apoyo, OMPE-México 2011. 39

Cfr. 1 Cor 12;1-10; Rom 12,6-8.

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“La corresponsabilidad -afirmó el Papa Benedicto XVI- exige un cambio de mentalidad referido, en especial, al papel de los laicos en la Iglesia, que deben ser considerados no como “colaboradores” del clero, sino como personas realmente “corresponsables” del ser y del actuar de la Iglesia. Es importante, por tanto, que se consolide un laicado maduro y comprometido, capaz de dar su propia aportación específica a la misión eclesial, en el respeto de los ministerios y de las tareas que cada uno tiene en la vida de la Iglesia y siempre en cordial comunión con los obispos… vivir un “espíritu de comunión profunda con la Iglesia, característica de los inicios de la Comunidad cristiana”.40

3. 4. UNA COMUNION ORGANICA: DIVERSIDAD Y COMPLEMENTARIEDAD Para comprender adecuadamente la misión de los fieles cristianos en la Iglesia, hay que

situarse en el contexto de la Iglesia-comunión.

La Iglesia-comunión es el nuevo Pueblo de Dios que tiene a Cristo por cabeza; por ley, el precepto del amor; por fundamento, la Palabra de Dios y los sacramentos; por misión, el Reino de Dios.

La Iglesia, nos dice San Pablo, es como un cuerpo humano.41 Un cuerpo humano no se compone de un solo miembro sino de muchos, y cada uno de ellos es importante. Así es la Iglesia. Todos los creyentes formamos un gran cuerpo humano en todo, el mundo. Somos muchos miembros, pero formamos una sola Iglesia; cada miembro aporta un servicio muy importante a los demás miembros de la comunidad.

40

Mensaje del Papa Benedicto XVI a la VI Asamblea Ordinaria del Fórum Internacional de Acción Católica (FIAC), celebrada en Iaşi,

Rumanía, Ciudad del Vaticano, jueves 23 agosto 2012. En el año de 1968, siendo el teólogo Joseph Ratzinger, mucho antes de ser

nombrado obispo y pensar siquiera que podría llegar a papa, en una conferencia radiofónica que llevaba por título ¿Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?, habló de lo que se le ha llamado “la profecía olvidada de Benedicto XVI”, sobre la Iglesia del futuro, que sería editada en alemán en 1970, y en español en 1971, como parte de la recopilación Fe y Futuro. La reflexión teológica posterior al Concilio Vaticano II, acabaría llevando a la institución a sus orígenes: “La Iglesia se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión… surgirá una Iglesia que “se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable”. Perderá adeptos y privilegios de que ha gozado socialmente. Dependerá mucho más de la iniciativa de cada uno de sus miembros. En medio de esos y otros cambios, encontrará de nuevo lo esencial. El proceso será costoso, largo y laborioso. Pero de él “surgirá, de una Iglesia interiorizada y simplificada, una gran fuerza, porque los seres humanos serán indeciblemente solitarios en un mundo plenamente planificado. Experimentarán, cuando Dios haya desaparecido totalmente para ellos, su absoluta y horrible pobreza”. 41

Cfr. 1 Cor 12, 12-31

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"La comunión eclesial se configura, más precisamente, como COMUNION ORGANICA, análoga a la de un cuerpo vivo y operante. En efecto, está caracterizada por la simultánea presencia de la diversidad y de la complementariedad de las vocaciones y condiciones de vida, de los ministerios, de los carismas y de las responsabilidades. Gracias a esta diversidad y complementariedad, cada fiel laico se encuentra en relación con todo el cuerpo y le ofrece su propia aportación" CL 20

Todos formamos la Iglesia. Todos, como miembros activos, estamos llamados a realizar la misión salvadora de la Iglesia en el mundo, desde nuestros diferentes ministerios y carismas.

3. 5. ES LA HORA DE LA CORRESPONSABILIDAD En la Iglesia, como "comunión orgánica", los creyentes actúan en la diversidad, en la

complementariedad y en la corresponsabilidad.

La corresponsabilidad es diferente a la colaboración, porque no se trata de "ayudar a:.." o que nos "permitan" hacer tal cosa. La corresponsabilidad no viene "concedida" por ninguno; ella nace como un "deber. derecho" del bautismo y de la confirmación.

"Ser corresponsable" significa "ser responsable con", es decir, tener y realizar la propia parte de responsabilidad junto con los demás.

La corresponsabilidad no está en contra de la jerarquía. Más bien I¡ potencia, porque nos da a entender que nuestro campo de responsabilidad -aquello que nos toca- se realiza junto con los que presiden la comunidad: obispo, sacerdote, diácono...

La corresponsabilidad exige un modo nuevo de entender la fe y de vivir la pertenencia a la Iglesia. Exige, sobre todo, cambiar las actitudes de pasividad y dependencia de la mayoría de los fieles por actitudes de participación y responsabilidad.

3. 6. LOS MINISTERIOS EN LA IGLESIA La articulación orgánica de estos tres conceptos se puede hacer de la siguiente forma: todo cristiano está dotado de un carisma. El carisma determina y especifica el servicio que ha de prestar a la comunidad donde se encuentra. Este servicio, al ser reconocido pública y oficialmente, se eleva a la categoría de ministerio.

A. CONDICIONES PARA EL MINISTERIO42 Un servicio puede recibir la calificación de ministerio cuando:

afecta a aspectos importantes "en la construcción de la comunidad, en la atención al prójimo, en el testimonio de la fe" (Juan Pablo II).43

se ejerce por personas que se hayan acreditado en el ejercicio de un determinado servicio durante un tiempo relativamente largo y hayan dado pruebas de estar dotadas de carisma y vocación para el mismo.

ha sido explícita o implícitamente aceptado por la comunidad a cuyo servicio se destina.

ha sido encomendado públicamente por el presidente de la comunidad.

se acepta por el sujeto, se ejerce con auténtica responsabilidad y con el compromiso de una cierta estabilidad en el desempeño del mismo.

42

Cfr. Javier González Ramírez, Un proceso de Formación para los Grupos Juveniles 3, Editorial San Pablo. 43

Cfr. Discurso del Papa Juan Pablo II a los laicos colaboradores en el Ministerio Eclesial, Viaje Apostólico a la República Federal de

Alemania, Catedral de Fulda, martes 18 de noviembre de 1980.

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El reconocimiento de la Iglesia puede variar. Puede hacerse por medio de un simple reconocimiento, por una institución o una consagración u ordenación. Precisamente las distintas formas de reconocimiento van a determinar los tipos de ministerio.

B. TIPOS DE MINISTERIOS Fundamentalmente se habla de dos clases de ministerios:

a) MINISTERIOS ORDENADOS Estos ministerios pertenecen a la estructura que recibió la Iglesia en la edad apostólica, por eso se les suele llamar también ministerios apostólicos. Se confían mediante una ordenación sacramental: episcopado, presbiterado, diaconado. Encuentran su razón de ser inmediata en la edificación de la Iglesia. Son el factor de cohesión y comunión dentro de ella. Ningún grupo cristiano puede denominarse comunidad sin referencia a un ministerio ordenado. Por esto también se les llama ministerios jerárquicos.

b) MINISTERIOS NO-ORDENADOS Se les suele llamar ministerios laicales, aunque es más correcto hablar de "ministerios confiados a los laicos". Su fundamento es el sacerdocio común de los fieles y los carismas personales. No son participación del ministerio jerárquico, pero dependen de él en su ejercicio. Dentro de ese grupo se podrá incluir toda la actividad laical, reconocida en la comunidad, aunque con distinto grado de oficialidad. Según el reconocimiento se pueden dividir en:

Instituidos: los que en la actualidad tienen un reconocimiento público como ministerios.

Son sólo dos: Lector y Acólito.

No-instituidos: todos los servicios que realizan los laicos en la comunidad con, estabilidad y responsabilidad y con cierto reconocimiento por parte de la jerarquía. La especificación de estos servicios depende de los lugares y de las necesidades concretas de la comunidad. En este sentido se observa una gran variedad de nombres y de funciones. Todos ellos se estructuran en torno a las tres funciones fundamentales de la acción pastoral (profética, litúrgica, social, comunitaria y ministerial).

4. NOS COMPROMETEMOS

¿A qué nos compromete el tema que hemos reflexionado hoy?

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7. MATERIALES COMPLEMENTARIOS

“QUÉDATE CON NOSOTROS, SEÑOR” Himno del X° Congreso Eucarístico Nacional Argentino Jesucristo, Señor de la Historia que estuviste, estás y estarás: eres presencia, Esperanza y Memoria, eres el Dios de la Vida hecho Pan... Eres el mismo Jesús que estuviste junto al Lago de Genesaret, y ante el hambre del pueblo exigiste: “¡Denle ustedes, por Dios, de comer!” ¡Quédate con nosotros, Jesús que da miedo tanta oscuridad, no es posible morirse de hambre en la Patria bendita del pan...! ¡Quédate con nosotros, Señor, que hace falta un nuevo Emaús! La propuesta será compartir como vos y en tu nombre, Jesús! Primitivo ritual de pastores; que fue luego banquete pascual; homenaje de nuestros mayores al Dios vivo de su libertad. Cena Santa, signo y profecía; memorial de Jesús servidor; Nueva Alianza de la Eucaristía que es misterio de Fe y Comunión. Sacrificio de la propia vida, que se ofrece y se da a los demás, Cuerpo y Sangre, Comida y Bebida que hace y nutre la comunidad. Eres la Fiesta de cada semana, que resume y celebra el Amor, el Amor que perdona y hermana y es sincera reconciliación... Jesucristo, Señor de la Historia, que pusiste en el Vino y el Pan tu presencia real, tu victoria sobre el tiempo, la muerte y el mal... Que tu Madre, “la Virgen Morena”, siga estando junto a “nuestra Cruz”, y nos muestre que vale la pena entregarse por el bien común... Somos hijos del “Dios Padre y Madre” que es ternura y ayuda eficaz; desde la compasión y el coraje reinventemos nuestra caridad... Somos rostro de un Dios Trinitario que aparece cuando hay comunión, cuando somos todos solidarios, cuando el pobre es sujeto y señor.

“MANOS UNIDAS” (Hnas. Magdalena Esparza mcsc Dolores Ortiz mcsc, México)

HEY, VAMOS, VAMOS CONTRUYAMOS ALGO NUEVO TRABAJEMOS EN EL REINO QUE NOS ANUNCIAO JESUS. HEY, VAMOS, VAMOS COMPARTAMOS NUESTRAS FUERZAS NUESTRAS PENAS Y ALEGRIAS TAMBIEN LA DEBILIDAD. Hermano, hermana si unimos todos las manos, este mundo que soñamos pronto será realidad. Hermano, hermana si unimos todos las manos, este suelo que pisamos pronto ya florecerá HEY, VAMOS, VAMOS… Hermano, hermana si unimos todos las manos, esta vida que llevamos, pronto se transformará Hermano, hermana si unimos todos las manos, esta misión que tomamos pronto se realizará.. HEY, VAMOS, VAMOS. Hermano, hermana si unimos todos las manos, este Carisma que amamos pronto se avivará. Hermano, hermana si unimos todos las manos, esta vocación de apóstol pronto se acrecentará. HEY, VAMOS, VAMOS.