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Por HAROLD CAMPING Tengo la Esperanza de que Dios me Salve

Tengo la Esperanza de que Dios me Salve · Todos los seres humanos, ... Necesitamos recibir un alma nueva ... Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los

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Por HAROLD CAMPING

Tengo laEsperanza deque Dios me

Salve

TENGO LTENGO LTENGO LTENGO LTENGO LA ESPERA ESPERA ESPERA ESPERA ESPERANZA DE QUE DIOS ME SALANZA DE QUE DIOS ME SALANZA DE QUE DIOS ME SALANZA DE QUE DIOS ME SALANZA DE QUE DIOS ME SALVEVEVEVEVE(Spanish: I Hope God Will Save Me)Harold CampingHarold CampingHarold CampingHarold CampingHarold Camping

Publicado e impreso porFamily Stations, Inc. 290 Hegenberger RoadOakland, California 94621

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(Nota: Todos los versículos bíblicos mencionados en esta publicación han sidotomados de la versión Reina-Valera de 1960 de las Sagradas Escrituras)

Abril 2007, Marzo 2008, Abril 2009, Noviembre 2012

Enero 2015

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INDICE

Introducción ....................................................................................... v

Tengo la esperanza de que Dios me salve ......................................... 1¿Qué es lo que Dios tuvo que hacer para salvarnos? ....................... 3Elegidos por Dios ................................................................................. 4Los Elegidos Le fueron dados a Cristo ............................................... 5El Portador de los pecados .................................................................. 6Una gran multitud de personas que aun no son salvas,a las que Dios no puede destruir ........................................................ 7Todos los seres humanos, por naturaleza,están espiritualmente muertos ........................................................... 9Necesitamos recibir un alma nueva ................................................ 10La realidad de la salvación de los elegidos ..................................... 12El milagro del Nuevo Nacimiento ................................................... 13La definición bíblica de obra espiritual ........................................... 14Cristo hizo toda la obra que era necesaria para nuestrasalvación ............................................................................................. 16¿Por qué Dios nos da entonces estos mandamientos? ................... 17La misteriosa relación de Dios con los seres humanos................... 18Dios pone a prueba a los seres humanos ......................................... 20La extrema importancia del Día de Reposoen el Antiguo Testamento ................................................................. 21Las bendiciones del programa de prueba de Dios .......................... 23Dios intensifica la dificultad de Su programa de prueba .............. 24¿Podemos oir la Biblia y no escucharla? .......................................... 26Comparando la Escritura con la Escritura ...................................... 28A todos los seres humanos se les ordena invocarel Nombre del Señor .......................................................................... 30La obra (o acción) de creer ................................................................ 32A todos los seres humanos se les ordena creer en Dios .................. 35Cristo hizo toda la obra – fue fiel – para salvarnos a nosotros ..... 35La acción de sellar es siempre una obra de Dios............................. 36

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En raras ocasiones, la traducción de la Biblia debeser corregida ....................................................................................... 37¿Creyó Abraham en Dios y por ese motivo fue salvo?................... 40Si creemos en Cristo, El podría salvarnos ....................................... 42Confusión en cuanto a la comprensión dela palabra “creer” .............................................................................. 44Satanás se presenta como ángel de luz ............................................ 45¿Podrían las iglesias haberse mantenido puras? ............................ 48Una transformación poderosa ......................................................... 49El individuo salvo vive en un cuerpo que no es salvo ................... 51Los deseos del que ha llegado a ser salvo ........................................ 52Temor y temblor ................................................................................. 53El perfecto amor echa fuera el temor ............................................... 56¿Hay esperanza para mí? ................................................................. 58

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INTRODUCCION

Hay muchos que dicen, “Yo quiero ser salvo.” Y por tanto,en este libro, vamos a tratar de encarar con toda honestidad lapregunta: “¿Qué es lo que debo hacer para ser salvo?” Y puesto quelo que vamos a aprender es que nadie puede hacer absolutamentenada para ser salvo, eso podría desalentar a muchos lectores queconcluirían rápidamente que no hay esperanza, y por consiguiente,nadie puede llegar a ser salvo. Pero la realidad es que la situación delas personas que llegan a ser salvas hoy en día está muy lejos de serdesesperada. De hecho, cuando estudiamos la Biblia con todo cuidadohallamos evidencia bíblica suficiente que demuestra que hay unagran cosecha de personas que están siendo salvas en esta época de lahistoria de la humanidad.

Esas evidencias bíblicas demuestran también que en laactualidad, muchas más personas que en cualquier otro tiempo de lahistoria están siendo salvas. Pero no llegan a ser salvas por seguir elplan de salvación establecido por alguna iglesia local o por algúnevangelista. Nosotros vamos a aprender en este libro que essumamente importante que aquellos que enseñan el programa deDios para la salvación lo hagan con la más absoluta fidelidad al plande salvación que Dios estableció y según aparece registrado en laBiblia.

Harold Camping

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TENGO LA ESPERANZADE QUE DIOS ME SALVE

Dios creó este mundo hace alrededor de 13,000 años. Enese tiempo, comenzando con nuestros primeros padres Adán y Eva,Dios creó al ser humano a Su imagen y conforme a Su semejanza.Pero el ser humano se rebeló contra Dios, y como castigo de su rebelión,toda la raza humana cayó bajo la ira de Dios. Según la ley de Dios,esta rebelión fue tan seria, que el hombre no sólo perdió su existenciaeterna con Dios sino que también fue condenado a ser destruido parasiempre por medio de la aniquilación en el último día de la existenciade esta tierra. Por esa razón, muchos claman desesperadamente ydicen: - “Quiero ser salvo de esa sentencia de destrucción eterna”.

Todos los seres humanos saben que hay un Dios que losconsidera responsables de sus pecados. Y esto es así porque el hombrefue creado a la imagen y conforme a la semejanza de Dios. Y auncuando está apartado de Dios a causa de su rebelión, el conocimientode Dios y su responsabilidad para con Él están presentes en supersonalidad. Leemos en Romanos 2:13-15 (en estos versículos lapalabra “gentiles” hace referencia a todas las personas del mundoque no tienen conocimiento de la Biblia):

Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino loshacedores de la ley serán justificados. Porque cuanto los gentilesque no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, estos,aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obrade la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia,y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos…

Por lo tanto, todos los seres humanos saben intuitivamenteque es pecado - es decir, una transgresión a la Ley de Dios - matar,robar, cometer adulterio, etc. Saben también intuitivamente que Diosexige un castigo por sus pecados. Y por esa razón, cada ser humanotrata de buscar un modo de reconciliarse con Dios - es decir, deseaencontrar una vía por medio de la cual pueda escapar del terriblecastigo de sus pecados.

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Algunos intentan resolver este terrible problema tratando deconvencerse a sí mismos de que no hay ningún Dios a Quién rendirlecuentas. Ése es el caso de los que se esfuerzan por ser ateos,evolucionistas o agnósticos.

Otros crean dioses a los cuales adoran. Algunos hacen diosesde madera o de piedra como los budistas, y otros consideran dioses alos planetas y a las estrellas como los astrólogos, o como muchaspersonas, buscan alguna religión en la que puedan sentirse cómodos,la cual tal vez no tenga ninguna conexión con la Biblia o quizás utilicealgunos versículos de ella para apoyar sus creencias. Buscan, pues,una religión que, según su criterio, pueda reconciliarles de la mejormanera con Dios.

La realidad es que actualmente, alrededor de la tercera partede la población del mundo dice ser “cristiana”, y eso significa quetodas esas personas se identifican con una religión que usa partes dela Biblia para sustentar la idea de que lo que ellos anuncian es elEvangelio que lleva a las personas a Dios. Todas las religiones sinexcepción - algunas de ellas conectadas de un modo muy superficialcon la Biblia, y otras aparentemente muy fieles a la Biblia - afirmantener el método más correcto para reconciliarse con Dios. Eso esprecisamente lo que ocurre con algunas denominaciones, como porejemplo, los Católico-Romanos, los Bautistas, los Reformados, losPresbiterianos, los Adventistas del Séptimo Día, los Testigos de Jehová,los Mormones, etc. Pero lamentablemente, ninguna de estasdenominaciones tiene un conocimiento suficiente acerca de lo que serequiere para que un individuo llegue a reconciliarse con Dios - esdecir, para que sea salvo de la ira de Dios, que es el castigo por suspecados.

Desafortunadamente, todos aquellos que depositan su confianzaen cualquiera de estas religiones para alcanzar la salvación están en

un profundo conflicto con Dios porque su religiónno puede salvarles.

Desafortunadamente, todos aquellos que depositan suconfianza en cualquiera de estas religiones para alcanzar la salvaciónestán en un profundo conflicto con Dios porque su religión no puedesalvarles, y ellos no están prestándole una esmerada atención a laúnica fuente de verdad, la Biblia.

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En este librito, nosotros intentaremos establecer, del modomás claro posible, la enseñanza bíblica con respecto al plan de Dios,según el cual, muchas personas son reconciliadas con Él y escapandel terrible juicio que caerá sobre la raza humana en el fin del mundo.

Debemos recordar que la Biblia, en su lengua original, fueescrita por Dios aun cuando Él hizo uso de escribas humanos, comolo expresa 2 Pedro 1:21:

…porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sinoque los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por elEspíritu Santo.

Las palabras que ellos escribieron fueron dictadas por elPropio Dios (Jeremías 36:1-4). Por consiguiente, en la lectura y en elestudio de la Biblia tenemos la fuente suprema y definitiva de laverdad. Por ese motivo, cada una de las conclusiones en cuanto alplan de Dios para la salvación debe ser fiel a lo que la Biblia enseña. Ypor eso, debemos estar dispuestos a examinar a la luz de los versículosbíblicos cualquiera de esas conclusiones a las que ha llegado elhombre.

¿Qué es lo que Dios tuvo que hacer para salvarnos?

Vamos a continuar ahora nuestro estudio determinandocuidadosamente lo que la Biblia declara con respecto a la solucióndel problema terrible que confronta a todos los seres humanos, yveremos que la situación del ser humano es tan horrible, que sóloDios puede proporcionar una vía de escape para ese problema.

Debemos recordar que toda la Biblia es un libro de leyesescritas por Dios, a las cuales todos los seres humanos están sujetos, yno sólo ellos, sino que también el Propio Dios está sujeto a esas leyes(Salmo 138:2). Por lo tanto, la solución al terrible problema del serhumano debe satisfacer todos los requisitos legales que han sidoestablecidos en el libro de leyes de Dios, la Biblia.

Existen tres acciones extremadamente importantes que esabsolutamente necesario que Dios lleve a cabo para que una personapueda experimentar la salvación en su vida. Y no hay excepciones deninguna clase.

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Elegidos por Dios

La primera acción que Dios llevó a cabo a favor de todosaquellos que habrían de ser salvos fue que antes de la creación delmundo, Él escogió a cada una de esas personas que Él iba a salvar.En Efesios 1:3 al 5 leemos:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugarescelestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundacióndel mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyospor medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…

Cuando Dios se disponía a crear este mundo y los miles demillones de habitantes que un día lo poblarían, El miró a través deltiempo y vio un sinnúmero de seres humanos miserables que estabanen total rebelión contra El. A pesar de que Dios creó al hombre comoun ser perfecto, a Su imagen y conforme a Su semejanza, la Bibliadice claramente que Dios sabía que el hombre iba a rebelarse contraÉl, y que esa rebelión daría por resultado que toda la raza humanaquedaría infectada por el pecado y moriría espiritualmente. Diostambién sabía que el hombre trataría desesperadamente dereconciliarse con Él buscándole a través de diversos planes que elpropio hombre inventaría y que estarían totalmente contaminadospor el pecado, pero que nadie buscaría a Dios en los términos de Dios.

Dios también sabía que el hombre trataría desesperadamente dereconciliarse con Él buscándole a través de diversos planes que el propio

hombre inventaría.

En Romanos 3:10-12, Dios describe la lamentable condicióndel ser humano y dice así:

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda.No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieroninútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Pero a pesar de la desastrosa condición del hombre a causade su rebelión contra Dios, Dios tomó la asombrosa decisión de hacerque muchos de esos seres rebeldes estuvieran con Él para siempre.Pero, ¿cómo Dios iba a hacer que ellos estuvieran con Él para siempre?

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El castigo que merecían por sus pecados era enorme. ¿De qué manera,pues, Dios podía hacer que esas personas que legalmente tenían queser destruidas por sus pecados, estuviesen con Él para siempre? Elcastigo que el pecado merece es sobremanera horrible porque elpecado de la raza humana es sobremanera horrible. Pues bien, ése esel asombroso marco dentro del cual se desarrolla el maravillosoprograma de salvación que Dios planeó para la raza humana.

Y fue así que desde antes de la fundación del mundo, Dios nosólo escogió a aquellos a quienes Él deseaba santificar para Él mismo(Efesios 1:4), sino que también efectuó el pago por sus pecados. Suelección, no obstante, no tuvo nada que ver con ninguna acción nicon ningún deseo del hombre. Dios declara por medio del ApóstolPablo en Romanos 9:15:

…tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y mecompadeceré del que yo me compadezca.

Con esta información acerca de esa primera acción tanimportante que Dios llevó a cabo, Él les da una enorme esperanza atodos aquellos que no son salvos. Dios dice insistentemente que Él nohace acepción de personas (Romanos 2:11, Efesios 6:9, Colosenses 3:25),y por tanto, en ese grupo de individuos que Dios escogió, lanacionalidad y la clase social no cuentan. Ningún grupo de pecadorestiene menos probabilidades de incluir personas elegidas que cualquierotro grupo de pecadores.

La Biblia habla acerca de la salvación de la mujer adúltera enJuan 8:1-11, y de la salvación del criminal que fue crucificado junto aJesús en Lucas 23:39-43. Por esa razón, no importa cuán grandes hayansido nuestros pecados, si tenemos el deseo profundo de ser salvos deacuerdo con las condiciones establecidas por Dios, existe unaposibilidad muy cierta de que pertenezcamos a ese grupo de Suselegidos. Y puesto que hoy en día hay una gran multitud que debe sersalva, es posible que “yo también sea uno de ellos”. Y ése es un granaliciente.

Los elegidos Le fueron dados a Cristo

Aquellos a quienes Dios escogió para redimir o salvar Lefueron dados a Cristo Jesús, como leemos en Juan 6:37:

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no leecho fuera.

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No obstante, para que estos elegidos pudieran ser posesiónde Jesús eternamente, algo había que hacer en relación con suspecados. La Ley perfecta de Dios, que fue escrita por el Propio Dios,decreta que puesto que los seres humanos fueron creados a imagen ysemejanza de Dios, cada uno de ellos debe pagar la pena que esa Leyde Dios demanda por sus pecados. Por tanto, aun cuando Dios loseligió y se los dio a Cristo para que fueran posesión eterna Suya, Cristono podía tomar posesión de ellos a menos que el castigo exigido porsus pecados fuera pagado. La Ley de Dios decreta que el pago por elpecado es la muerte, y por tanto, los que fueron elegidos y Le fuerondados a Cristo nunca habrían podido llegar a ser posesión de Él porcuanto ellos no podían pagar el castigo demandado por sus pecados.Esta realidad nos lleva entonces a otra acción dramática que Dioshizo por todos aquellos que habrían de llegar a ser salvos.

El Portador de los pecados

Cuando Dios contempló el universo que Él planeaba crear alprincipio del tiempo, Él vio que no había nadie a quien pudiera utilizarpara que sufriera la ira divina en lugar de los elegidos - es decir, enlugar de aquellos que Él había escogido y Le había dado a Cristo comoposesión eterna. Esto es lo que se enseña en Isaías 63:5 y en Ezequiel22:30. Sin embargo, la perfecta Ley de Dios decretaba que la pena demuerte tenía que ser pagada antes que a cualquier individuo se lepudiera permitir entrar en el cielo santo de Dios. Cada aspecto de laperfecta Ley de Dios debía quedar plenamente satisfecho.

Por lo tanto, en un acto inigualable de misericordia y amor,el Propio Cristo vino para cargar con los pecados de todos aquellos

individuos que Le habían sido entregados.

Por lo tanto, en un acto inigualable de misericordia y amor, elPropio Cristo vino para cargar con los pecados de todos aquellosindividuos que Le habían sido entregados. En Isaías 53:6 leemos:

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartópor su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

La palabra “todos” en este versículo hace alusión a todos loselegidos, es decir, a todos aquellos a quiénes Dios eligió desde antesde la fundación del mundo para que llegaran a ser salvos. En realidad,

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Él efectuó el pago por los pecados de ellos antes de crear el mundo.Por medio de una serie de cuadros vivientes (parábolas históricastridimensionales) Cristo demostró de qué manera Él había sufrido alpagar por los pecados de los elegidos. Esto se hizo patente de un modoespecial en la demostración de Su sufrimiento cuando fue crucificado.Por ejemplo, Él fue colgado vergonzosamente en la cruz parademostrar que cuando efectuó el pago por nuestro pecado, Él se habíahecho una maldición. “Maldito todo el que es colgado en unmadero”. Su cuerpo puesto en el sepulcro y resucitado el domingopor la mañana demostró que para efectuar el pago por nuestrospecados antes de la fundación del mundo, Él ciertamente tuvo quemorir en toda Su personalidad, en cuerpo y alma, y tuvo que resucitarpara mostrar que el pago por nuestros pecados había sido enteramenteconsumado.

Cuando Cristo proveyó para la salvación de los elegidos, todosy cada uno de los pecados de todas y cada una de las personas que Élplaneaba salvar fueron puestos sobre El. Y entonces, con aquellaenorme carga de pecados, El compareció ante el tribunal de Dios, elJuez, y fue hallado culpable. Para satisfacer las demandas de la Ley,El tuvo entonces que sufrir todo el castigo que la Ley exigía en lugarde cada uno de aquellos que El había planeado salvar. Ese castigofue la muerte: “… el alma que pecare, ésa morirá” (Ezequiel 18:4b).Y también leemos: “No dejarás mi alma en el Sepulcro (muerte)”.Esto indica que Cristo murió y resucitó de entre los muertos antesque Él creara el mundo. De qué manera, empero, fue llevado a cabotodo eso es algo que está encerrado en el misterio de todo lo que Dios es.

Por consiguiente, hay muchos individuos en este mundo, quedesde antes de la Creación fueron escogidos para ser salvos y Le fuerondados a Cristo como posesión eterna. Los pecados de esos individuosya fueron total y eternamente cubiertos porque Jesús llegó a ser elSalvador de ellos al pagar por sus pecados aun antes que el mundofuera creado.

Una gran multitud de personas que aun no son salvas, a las queDios no puede destruir

Hoy en día, en todo el mundo, hay una gran multitud depersonas que todavía no son salvas, y sin embargo, Dios no puedecastigarlas por sus pecados. ¿Cómo es posible que eso sea así?

Bueno, eso es así por el simple hecho de que Dios eligió a esosindividuos para que fueran salvos, y por ese motivo, mucho antes

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que ellos naciesen, todos los pecados horribles y sucios que elloshabrían de cometer en el transcurso de sus vidas sobre la tierra, fueronpuestos sobre el Señor Jesús. Y Éste, como Sustituto de ellos, ocupó ellugar que les correspondía ante el trono del juicio de Dios. Y a causade esos pecados, la justa Ley de Dios halló culpable a Jesús, y Dios Locastigó por esos pecados.

Y de ese modo, los individuos por quienes Él sufrió la ira divinapara pagar por sus pecados, fueron justificados. Es decir, por gravesque fueran los pecados que ellos hubieran cometidoh, la ira de Diosdemandada por la Ley como castigo por esos pecados, había quedadototalmente satisfecha, y esos individuos habían sido hechos justos.

Y por tanto, estaba garantizado que cuando cada uno de ellosnaciera en este mundo, Dios nunca lo castigaría por sus pecados; antesbien, Dios garantizaba que en algún instante de su vida, Él aplicaríaSu Palabra, la Biblia, a la vida de ese individuo y le daría un almanueva y resucitada. Y esto puede suceder en cualquier momento enque Dios lo decida. Puede ocurrir estando aún dentro del vientre dela madre o pocos minutos antes de morir. Puede ocurrir si la personaestá incapacitada mentalmente o si tiene una mente adulta brillante.Esos individuos fueron justificados mucho antes de nacer.

Eso puede ocurrir estando aún dentro del vientrede la madre o pocos minutos antes de morir.

Pero absolutamente nadie, con la excepción de Dios, sabequiénes son. Únicamente después de recibir su alma nueva yresucitada – es decir, después de haber sido salvos - es que elloscomenzarán a entender que Dios los ha salvado. No obstante eso,ellos fueron justificados desde el principio de los tiempos porqueCristo es el Cordero que fue inmolado desde antes de la fundacióndel mundo (Apocalipsis 13:8).

Sin embargo, cuando llegan a ser salvos, se dan cuenta deque llegaron a ser salvos tan sólo porque Dios, en Su gracia soberana,los escogió y pagó por sus pecados, y de ese modo, la salvación seconvierte en una realidad en sus vidas en el momento en que Dios lossalva y les da vida eterna y un alma nueva y resucitada.Por tanto, en este tiempo actual de la historia del mundo, hay unagran multitud de personas que nunca tendrán que pagar por sus

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pecados aun cuando todavía estén viviendo en pecado a semejanzadel resto del mundo.

Todos los seres humanos por naturaleza están espiritualmentemuertos.

Es necesario que tengamos bien claro que todos los sereshumanos que no son salvos - ya sea que hayan sido elegidos por Diospara ser salvos o no lo hayan sido - están espiritualmente muertos.En cuerpo y alma están totalmente infectados por el pecado. Por eso,en Mateo 15:19 leemos:

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los robos, losfalsos testimonios y las blasfemias.

En Efesios 2:3, Dios describe de qué manera vivían los que Élplaneaba salvar antes de ser salvos, y dice así:

Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo enlos deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y delos pensamientos y éramos por naturaleza hijos de ira lo mismoque los demás.

De acuerdo con la justa Ley de Dios, la pena por el pecado debe serpagada, y el pago que demanda la Ley de Dios es la destrucción.

Debemos recordar siempre que de acuerdo con la justa Leyde Dios, la pena por el pecado debe ser pagada, y el pago que demandala Ley de Dios es la destrucción. Únicamente después de efectuadoese pago es que Dios puede darle vida - vida eterna - al pecador. Ypuesto que el pago exigido por el pecado es la destrucción, eso significaque el hombre que no es salvo será destruido y aniquilado eternamentey no volverá a vivir jamás. Dios describe esta destrucción yaniquilación total en Apocalipsis 20:14-15 diciendo:

Y la Muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es lamuerte segunda. Y el que no fue hallado inscrito en el libro de lavida fue lanzado al lago de fuego.

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Una vez que una persona es lanzada al lago de fuego, es aniquilada,destruida para siempre jamás, y no hay ninguna posibilidad de quevuelva a existir otra vez. Ésa es la esencia de la “muerte segunda”.No obstante, mucho tiempo antes que los elegidos nacieran, Cristopagó por sus pecados, y por tanto, esas personas fueron judicialmentejustificadas (es decir, legalmente, no son culpables de pecado). Peroantes que Dios les aplique Su Palabra y esas personas reciban un almanueva y resucitada, viven bajo la ira de Dios, continúan acarreandola infección del pecado, y están espiritualmente muertas. Son, comodice Juan 11:39, “cuerpos que hieden”, o “huesos secos” según leemosen Ezequiel 37:1-2. Y no existe ninguna posibilidad de que puedancambiar esa condición de muerte espiritual que se extiende a toda supersonalidad, del mismo modo que una persona que está físicamentemuerta no puede volver a vivir.

Necesitamos recibir un alma nueva

Solamente Dios puede dar vida. El nacimiento de un niño datestimonio de ello. El bebé no puede hacer nada para obtener esa vidafísica. Así mismo, todo aquél a quién Dios ha elegido para que lleguea ser salvo, aún cuando Cristo ya haya pagado la pena por sus pecados,necesita recibir vida espiritual. En Juan 3, versículos 3 y 7, Dios diceque eso es “nacer de nuevo”. La palabra griega que Dios usaliteralmente significa “nacer de lo alto”. En la primera carta delApóstol Pedro, capítulo 1 y versículo 23, Dios también indica que estenuevo nacimiento equivale a “volver a nacer”.

Este nuevo nacimiento - que es un nacimiento de lo alto, esdecir, del cielo - no es una semilla de vida que con el correr del tiempohabrá de desarrollarse dentro de la personalidad del individuo quees salvo, sino la recepción instantánea de un alma (o esenciaespiritual) enteramente nueva. La semilla es el Propio Cristo que haceSu morada en esa persona, según leemos en Juan 14:23. Dios nosasegura que esta alma (o esencia espiritual) es enteramente nueva, ypara mostrarnos esa realidad, Él hace uso de una analogía queencontramos en Mateo 9:16 y nos enseña que nadie pone un remiendode paño nuevo en un vestido viejo, porque el paño nuevo tirará de latela del vestido y la rotura se hará peor. Por tanto, la vestidura tieneque ser totalmente nueva. Del mismo modo, el Señor nos da otraanalogía acerca del vino nuevo en odres viejos, y nos dice que el vinonuevo debe echarse en odres nuevos (Mateo 9:17). En esto tambiénhacen hincapié otros pasajes bíblicos, como por ejemplo, II Corintios5:17 donde leemos:

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De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosasviejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

La parte de la personalidad del individuo que se convierteinstantáneamente en una nueva criatura es el espíritu nuevo (un almanueva y resucitada), que Dios le da en el momento en que Él aplica SuPalabra a la vida de ese individuo (Ezequiel 36:26). Del mismo modo,en el momento del fin, a ese elegido le será dado un cuerpo nuevoespiritual y resucitado, “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos,a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertosserán resucitados incorruptibles, y nosotros seremostransformados” (I Corintios 15:52).

En la Biblia encontramos parábolas muy significativas queilustran lo absolutamente incapaz que es el hombre para llegar a sersalvo por sus propios medios. Por ejemplo, en Ezequiel 37, Dios indicaque el hombre que no es salvo es semejante a un montón de huesossecos, y muestra que cuando El actúa, esos huesos secos pasan demuerte a vida. Otra parábola histórica se encuentra en Juan 11, dondeleemos acerca del cadáver pestilente de un hombre llamado Lázaroque volvió a la vida por el mandato del Señor Jesús. De igual manera,Dios es el único que puede darle vida espiritual y eterna al hombreque por naturaleza está espiritualmente muerto.

Podemos estar seguros de que hay dos clases de personasque no son salvas en este mundo.

Podemos estar seguros de que hay dos clases de personas queno son salvas en este mundo. Hay personas que aunque estánespiritualmente muertas, fueron elegidas y por tanto, judicialmente,no están bajo la ira de Dios; y hay también otras que no están incluidasdentro del grupo de los elegidos y que, por consiguiente, nunca tendránvida eterna y tendrán que sufrir la ira final de Dios. En ambos casos‚aun cuando todas esas personas están espiritualmente muertas‚ laLey de Dios, hasta cierto punto, está escrita en sus corazones. Por esemotivo, ellas saben‚ y sus conciencias les dicen‚ que tienen queobedecer las leyes de Dios.

Además‚ una parte integral de la personalidad de esosindividuos es su alma o esencia espiritual‚ donde Dios puede hacerlesconcebir un deseo más grande de ser obedientes a la Ley de Dios‚ o

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bien, Satanás puede hacerlos aun más perversos. A todo esto tenemosque añadir que dentro de la personalidad de esos individuos existeuna debilidad que les es inherente, una mortandad espiritual que nonecesita ninguna ayuda de Satanás para que encuentre su expresiónen los pensamientos‚ las palabras‚ y las acciones de todos ellos.

La realidad de la salvación de los elegidos

Como ya fue señalado anteriormente, es necesario que Dioslleve a cabo una acción más. Los individuos que fueron escogidospara ser salvos son seres humanos pecadores, y no saben nada acercade los planes que Dios tiene para ellos. El plan de salvación tiene queser aplicado a sus vidas para que puedan llegar a ser salvos.

Antes de ser salvo, ningún ser humano sabe si Dios le haescogido para salvarlo. Es solamente después que Dios nos ha salvado,que nosotros reconocemos que la única razón por la que fuimosincluidos en el plan de salvación de Dios es porque Él, en Su soberanía,determinó escogernos desde antes de la creación del mundo. Delmismo modo que los otros seres humanos que nunca serán salvos, lossalvados son esencialmente un cuerpo y un alma. El cuerpo es la partede la personalidad que se entierra cuando el individuo muere. En elcaso de un salvado, en el momento en que muere físicamente, el almao esencia espiritual (que es una parte tan real de su personalidad comolo es el cuerpo), abandona el cuerpo y es llevada al cielo donde viviráy reinará con Cristo. Y entonces, en el momento del fin, cuando Cristoregrese, Él resucitará ese cuerpo (II Corintios 5:8 y I Tesalonicenses 4).

No obstante, antes de ser salvos, los elegidos viven en estemundo del mismo modo que cualquier otro individuo que no hayasido escogido para la salvación.

Leemos acerca de los escogidos en Efesios 2:1-3:

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestrosdelitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo,siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de lapotestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos dedesobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos enotro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntadde la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijosde ira, lo mismo que los demás.

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Antes de ser salvo, tanto en su cuerpo como en su alma, elelegido codicia el pecado, y espiritualmente, está tan muerto comocualquier otro individuo que nunca llegará a ser salvo.

Esto nos conduce a la tercera acción gigantesca que Dios llevaa cabo a favor de todos aquellos a quienes Cristo vino a salvar.

El milagro del Nuevo Nacimiento

La tercera acción que Dios lleva a cabo a favor de todosaquellos que Le fueron dados a Cristo como Su eterna posesión, es elmilagro que Dios obra cuando le da a la persona elegida un almaenteramente nueva y resucitada. Jesús habla acerca de eso en Juan3:5, donde leemos:

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no nacierede agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Un poco más atrás, en el versículo 3 de este mismo capítulo,leemos:

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que nonaciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Nacer del agua y del Espíritu significa nacer del Evangelio(agua), por medio de la acción de Dios Espíritu Santo (Juan 4:10-15,Juan 7:38). Dios habla acerca de esta acción en Romanos 10, versículo17, donde Él dice:

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Dios, en su divina providencia, ha establecido el entornoen el cual El salva a las personas.

Dios ha establecido el entorno en el cual El salva a laspersonas. Ese entorno es la Biblia, la única Palabra de Dios. Por lotanto, es totalmente imposible que una persona en el mundo llegue aser salva a menos que oiga la Palabra de Dios, y la única Palabra deDios es la Biblia. Por ese motivo, a lo largo de la era de la iglesia, Diosordenó a las congregaciones locales que predicaran el Evangelio en

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todo el mundo. Y es por eso también que hoy en día, nosotros seguimospredicando celosamente el Evangelio en todo el mundo, aunque ahora,lo hacemos como individuos y no como una organización eclesiástica.Nosotros nos desempeñamos como embajadores de Cristo de maneraindividual.

Debemos estar concientes del hecho de que hoy por hoy, nadiepuede llegar a ser salvo en las iglesias. De acuerdo con el cronogramaestablecido por Dios, la era de la iglesia ya llegó a su final, y el EspírituSanto ha abandonado a las iglesias. No obstante, la Biblia nos enseñaque fuera de las iglesias, sí hay una gran cosecha de verdaderoscreyentes que está siendo traída al Reino de Dios.

Dios es Quién lleva a cabo toda la obra de la salvación, y poresa razón, Él puede salvar a un elegido en cualquier momento de suvida. El único requisito es que ese individuo se encuentre en un entornodonde oiga la Palabra de Dios, la Biblia. En el momento de la salvación,Dios le da a ese individuo oídos espirituales y un alma nueva y eterna.Y como ya dijimos anteriormente, Dios puede salvar a un bebé delmismo modo que puede salvar a una persona adulta, y Él puede salvara un individuo con una mentalidad de dos años del mismo modo quepuede salvar a un profesor universitario.

En la cruz, Cristo demostró de qué manera Él había sufridoantes de crear el mundo para pagar por todos los pecados de cadauno de los elegidos. Y por tanto, lo único que falta es que en elmomento apropiado - un momento que sólo Dios conoce - Dios hagaque cada uno de esos individuos experimente la maravillosa obra dela salvación en su vida.

Hasta aquí, hemos aprendido qué es lo que la Ley de Dios, laBiblia, exigió que Dios hiciera para salvar al pecador. Sin embargo, esposible que la pregunta aun esté latente en nuestras mentes: - ¿Quépuedo yo hacer para ser salvo? ¿De qué manera pudiera yo estar segurode haber sido incluido entre los que fueron elegidos para la salvación?En nuestro estudio, vamos a tratar estas cuestiones tan sumamenteserias.

La definición bíblica de Obra Espiritual.

Al llegar a este punto de nuestro estudio, debemos introducirun concepto que tiene mucho que ver con la manera en que unapersona llega a ser salva. Nos referimos a la definición bíblica de“obra” espiritual. La Biblia insiste repetidamente en que nuestrasalvación nunca puede ser el resultado de ninguna obra que nosotros

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podamos hacer (Efesios 2:8-9, Gálatas 2:16). Por ese motivo, debemossaber cómo define Dios el concepto de “obra” espiritual.

En Jonás 3:10, Dios declara lo siguiente:

Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; yse arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

Y en Mateo 7:22, Dios dice:

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos entu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombrehicimos muchos milagros?

Cada vez que nosotros obedecemoslos mandamientos de Dios, estamos haciendo una obra

que agrada a Dios.

A partir de estos y de otros versículos de la Biblia, aprendemosque cada vez que nosotros obedecemos los mandamientos de Dios,estamos haciendo una obra que agrada a Dios, y cuandodesobedecemos los mandamientos de Dios, estamos haciendo una obraque desagrada a Dios. Por ejemplo, la Biblia ordena que todos los sereshumanos crean en Cristo. Pero, ¿es acaso la acción de “creer” unaobra que nosotros realizamos? - Sí, en realidad sí lo es. El verbo “creer”está enteramente relacionado con el sustantivo “fe”. La Biblia hablaen I Tesalonicenses 1:3 y en II Tesalonicenses 1:11 acerca de la “obrade la fe”.

En I Tesalonicenses 1:3, leemos:

Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obrade vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constanciaen la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.

Y II Tesalonicenses 1:11, dice lo siguiente:

Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestroDios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todopropósito de bondad y toda obra de fe con su poder.

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De manera significativa, Dios habla acerca de la obra de la fey también del trabajo (u obra) del amor, y de esas expresiones podemosentender claramente que ambas cosas - el ejercicio de la fe y el ejerciciodel amor - son obras que nosotros realizamos. Del mismo modo, laobediencia a cualquiera de los mandamientos de la Biblia es una obraque se nos ordena hacer. Por lo tanto, debemos recordar siempre quecuando Dios nos ordena que oremos, que busquemos a Cristo paraser salvos, que esperemos en Él, que leamos y estudiemos la Biblia,etc., en cada uno de esos mandamientos, Dios nos está mandandoque realicemos una obra. Es por esa misma razón que Dios define el“amor” como la obediencia a Sus mandamientos. Por ejemplo, cuandonosotros amamos a Dios y a nuestro prójimo, estamos haciendo unaobra espiritual. Pues bien, este principio que afirma que el obedecercualquiera de los mandamientos de Dios es una obra que nosotroshacemos, es extremadamente importante y nunca debemos olvidarlocuando estudiamos los versículos bíblicos que tienen relación con lasalvación.

Cristo hizo toda la obra que era necesaria para nuestra salvación.

Hay otro principio inmensamente importante que debemosrecordar. Ese principio dice que la obra que se requiere para salvar auna persona únicamente Dios puede realizarla. La elección de aquellosa los cuales Dios planeó salvar, el pago que Cristo hizo a favor deellos, el alma nueva que Dios les da a los que salva, son obras que sóloÉl puede realizar.

La obra que se requiere para salvar a una personaúnicamente Dios puede realizarla.

El hecho es que la elección fue llevada a cabo antes que losseres humanos existieran. Aún más, el pago por los pecados de loselegidos fue consumado antes de la fundación del mundo (Apocalipsis13:8). Por esta razón, es absolutamente imposible que cualquier serhumano pueda hacer algo – por mínimo que sea – que le ayude aalcanzar la salvación.

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¿Por qué Dios nos da entonces estos mandamientos?

Dios nos manda a creer, a orar, etc., pero, ¿cómo podemosnosotros obedecer esos mandamientos si estamos espiritualmentemuertos? Él Mismo dice que los seres humanos que no son salvos sonsemejantes a un valle de huesos secos (Ezequiel 37:1-14) o a un cadáverque hiede (Juan 11:39). Y además, Dios declara en Romanos 3 versículo10-12:

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda,no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieroninútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

En efecto, la Biblia hace hincapié, de manera muy clara, en laausencia total de vida en los seres humanos que no son salvos.Debemos recordar que el hombre, desde la caída de Adán, estáespiritualmente muerto por cuanto Dios no mora en él, y por tanto,no está espiritualmente energizado por Dios. A causa de sus propiospecados, el hombre está bajo la ira de Dios, y eso significa que al findel mundo, él habrá de ser destruido y no volverá a vivir jamás. Comoya dijimos previamente, su personalidad está totalmente infectadapor el pecado.

A pesar de eso, aun cuando está espiritualmente muerto, elser humano es capaz, en cierto modo, de obedecer las leyes de Dios. Elpuede creer, hasta cierto punto, en Cristo, puede orar, puede buscar aDios, puede apartarse de algunos pecados, tales como el alcoholismo,la mentira, etc. Y puede hacer todo eso por dos razones al menos.

La primera razón es que él todavía tiene una conciencia quelo acusa de pecado (Romanos 2:14-15, Juan 8:9), y eso es así porque elhombre fue creado a imagen de Dios, y aunque se haya alejadototalmente de Él, la Ley de Dios, hasta cierto punto, sigue estandopresente dentro de su personalidad.

La segunda razón es que Dios puede hacer Su voluntad en lavida de una persona que no es salva aun cuando Él no tenga intenciónde salvar a esa persona. Este principio se hace evidente en la vida deBalaam (Números 22:12-13) y en la vida de Saúl, el primer rey deIsrael (I Samuel 10:9-12).

Es más, si Dios ha elegido a esa persona que todavía no essalva y ha pagado por todos sus pecados, antes que Él le dé un nuevocorazón y un alma nueva y resucitada, es posible que Dios el Padreesté atrayéndola hacia Él (Juan 6:44).

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Sin embargo, si ese individuo está tratando con todas susfuerzas de obedecer los mandamientos de Dios, él no podrá saber cuálde las razones mencionadas anteriormente es la que está haciendoque él los obedezca. Y en ese caso, él no tendría ninguna prueba, y portanto, no debería pensar ni por un momento que su obediencia legarantiza la salvación.

La misteriosa relación de Dios con los seres humanos

Por otra parte, existe una relación personal, misteriosa ydinámica entre Dios y cada ser humano. En realidad, esta relaciónno es tan sólo entre Dios y aquellos que El ha elegido para que seansalvos, sino también entre Dios y aquellos a quienes Él no ha elegido,y que, por tal motivo, habrán de ser ciertamente destruidos.

Esto se puso de relieve en el llanto de Jesús por Jerusalén(Lucas 19:41), porque la evidencia que la Biblia nos ofrece indicaque la mayor parte de la Jerusalén que Jesús estaba contemplandosería destruida. Y también se pone de relieve cuando leemos en laBiblia que Dios no quiere la muerte del impío (Ezequiel 33:11). Además,se hace evidente en el hecho de que hasta cierto punto, la Ley de Diosestá escrita en los corazones de todos los seres humanos. (Romanos2:15).

Nos percatamos de ello también en el hecho de que según laLey de Dios, un asesino debe morir por haber causado la muerte deotro ser humano que fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis9:6). Y se hace patente también en los mandamientos de Dios queenseñan que nosotros tenemos que amar aun a nuestros enemigos. Ya propósito, debemos recordar que cualquier persona que no ha sidoelegida para ser salva es enemiga de Dios, pero aún así, no hay ningúnser humano al que nosotros no debamos amar, y lo vemos claramenteen la advertencia que Dios nos hace en Mateo 5:22 cuando nos diceque no podemos llamar a nadie “necio”. Por tanto, nunca debemospensar que una persona no tiene esperanza de salvación.

Por las evidencias que acabamos de mencionar podemosconcluir, que aunque el hombre quedó espiritualmente muerto porcausa de su pecado, y ya no tiene la energía ni la presencia de Diosmorando en él, el hombre, no obstante, no fue cortado ni separado deDios. En su condición espiritualmente muerta y sin salvación, élcontinúa teniendo la obligación de obedecer a Dios, y en cierta medida,puede hacerlo. Es tan sólo en el último día que él será totalmenteseparado de Dios. (Isaías 66:24, Jeremías 23:39-40, 24:10).

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Por lo tanto, Dios espera que todos y cada uno de los sereshumanos lleven a cabo la obra de creer en Él y que, en la medida de loposible, traten de ser obedientes a los mandatos de la Biblia. Como yase dijo anteriormente en este estudio, esta obediencia puede serproducida por Dios cuando obra en la vida de un individuo, comofue el caso del impío Balaam (Números capítulos 22 y 23), o bien,puede ser producida por Dios cuando obra en la vida de una personaque ha sido elegida para la salvación y que aún no ha recibido unalma nueva y eterna. (Juan 6:44).

Dios tiene el derecho legal de ordenarle al hombreque obedezca Sus leyes.

Debemos también recordar que Dios tiene el derecho legal deordenarle al hombre que obedezca Sus leyes. Puesto que los sereshumanos fueron creados a imagen y semejanza de Dios, ellos - al igualque Dios también - están completamente sujetos al libro de la Ley deDios, la Biblia.

Por ese motivo, el hecho de creer en Cristo puede observarseen la vida de cualquier persona que no sea salva, ya sea que hayasido elegida por Dios o no. Y si esa persona cree en Cristo, tratará deponer todo su empeño en obedecer el mandamiento bíblico queaparece en Lucas 13:24, donde Dios dice:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchosprocurarán entrar, y no podrán.

En Hebreos 4:11 leemos:

Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caigaen semejante ejemplo de desobediencia.

Sin embargo, debemos hacer hincapié nuevamente en que estaobra de creer no puede garantizar ni contribuir en modo alguno a lasalvación de una persona porque toda la obra que se requería para lasalvación ya fue enteramente llevada a cabo por Cristo mucho antesque esa persona naciese.

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Esta obra de creer no puede garantizar ni contribuir en modoalguno a la salvación de una persona porque toda la obra que serequería para la salvación ya fue enteramente llevada a cabo por

Cristo mucho antes que esa persona naciese.

De manera maravillosa, cuando una persona que no es salvatrata por todos los medios de hacer la voluntad de Dios, dosbendiciones grandes tienen lugar.

La primera bendición es que cuando esa persona que no essalva trata de obedecer los mandamientos de Dios, se verá precisadaa incrementar su conocimiento de la Biblia. Ese incremento iráenriqueciendo su vida en la medida en que vaya aprendiendoverdades importantes, como por ejemplo, lo espantoso que es elpecado, el castigo demandado por el pecado, la justicia de Dios y lamisericordia de Dios.

La segunda bendición es que esa persona se halla en unentorno en el cual está oyendo la Palabra de Dios, y por consiguiente,si el plan de Dios es salvarla, ése es el entorno adecuado para queDios aplique Su Palabra al corazón de esa persona.

Dios pone a prueba a los seres humanos

Hay una tercera razón por la cual Dios les ordena a los sereshumanos que hagan la obra de creer. Esta orden de Dios pone a pruebaal individuo. ¿Pensará el hombre que los esfuerzos que hace porobedecer los mandamientos de Dios pueden ayudarle a alcanzar lasalvación?

Dios pone a prueba constantemente a los seres humanos. Adány Eva fueron probados en el huerto de Edén, pero ellos no pasaronexitosamente la prueba y el pecado entró en el mundo. Abraham fueprobado cuando Dios le ordenó que sacrificara a su hijo (Génesis 22),y él sí tuvo éxito en la prueba. Los israelitas fueron probados endiversas oportunidades durante los 40 años que estuvieron en eldesierto. Sin embargo, ellos fracasaron en todas esas pruebas. Elverdadero creyente también es probado todos los días porque tieneun cuerpo que aun codicia el pecado. El Propio Jesús también fueprobado por Dios cuando permitió que Satanás lo tentara. Pero, demanera maravillosa, El no fracasó en la prueba.

De este modo, el mandato de hacer la obra de creer y la obrade invocar a Dios para ser salvo son también pruebas.

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¿Reconoceremos nosotros plenamente que aun cuando esos sonmandamientos de Dios que debemos obedecer, nuestra obedienciano puede jamás producir nuestra salvación?

Este programa de prueba es sobremanera serio. El hombrepor naturaleza es orgulloso, y anhela ansiosamente recibir crédito ygloria por todo lo que logra mediante sus acciones.

Más aún, es posible que sin darse cuenta, muchas personasno confíen en que Dios pueda salvarlas a no ser que ellas le den inicioal proceso de la salvación por medio de alguna acción que realicen.

No debemos pensar ni siquiera por un momentoque cualquier obra nuestra puede ayudarnos – aunque en grado

mínimo - a alcanzar la salvación.

Dios es justamente celoso. Dios fue Quien llevó a cabo toda laobra para salvarnos. Por tal motivo, no debemos pensar ni siquierapor un momento que cualquier obra nuestra puede ayudarnos –aunque en grado mínimo - a alcanzar la salvación.

La extrema importancia del Día de Reposo en el Antiguo Testamento

Esta importante verdad está demostrada de una manera muymarcada en el Antiguo Testamento. Debemos recordar que lacongregación – es decir, la nación de Israel – tenía que observarestrictamente el Reposo del Séptimo Día. Ésa era una ley ceremonialque apuntaba hacia la verdad de que la obra de la salvación esenteramente realizada por Dios. Así como Israel no podía realizarningún tipo de obra en el Día de Reposo, nosotros tampoco podemoshacer ninguna obra para colaborar con nuestra salvación. En Éxodo31:13-14, Dios declara:

Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotrosguardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotrospor vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová queos santifico. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es avosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquieraque hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de enmedio de su pueblo.

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En estos versículos tan reveladores, Dios establece unprincipio sobremanera importante que indica que Él es Quién hahecho toda la obra para santificarnos. La palabra “santificar” significa“ser apartados” para el servicio de Dios. Nosotros somosespiritualmente apartados para Su servicio cuando llegamos a sersalvos. En este pasaje, pues, Dios insiste en que Él fue Quien hizo todolo que era necesario hacer para santificarnos o salvarnos.

Como una señal que apuntaba a esta enseñanza tanextremadamente importante, Dios ordenó que en el Día de Reposono se hiciera ninguna obra. Si alguien hacía alguna obra en el Día deReposo era como si creyera que su obra espiritual podía contribuir dealgún modo a su salvación. Esa persona tenía que morir - es decir, esapersona iba a experimentar la ira de Dios.

Dios nos da un ejemplo que ilustra la seriedad de esta verdad.En Números 15, versículos 32-36, Dios nos habla de un hombre queestaba recogiendo leña en el Día de Reposo. Ésa fue una infracciónmuy pequeña y casi impremeditada contra el mandamiento de Diosde abstenerse de hacer cualquier obra en el Día de Reposo. Sinembargo, cuando Moisés le preguntó a Dios que qué tipo de castigodebía aplicársele a ese individuo por esa pequeña violación almandamiento que Él había dado con respecto al Día de Reposo, Diosle dijo que ese hombre tenía que ser apedreado hasta morir. Esteevento tan dramático ilustra la seriedad de esta verdad que debemosestar absolutamente seguros de entender –, a saber, que la salvaciónes producto únicamente de la obra de Cristo.

NO HAY MISERICORDIA PARA LOS QUEPIENSAN QUE PUEDEN DARLE INICIO

A SU SALVACIÓN O AYUDAR DE ALGÚN MODOA CONSEGUIRLA.

Nunca debemos pensar que nuestra obediencia a la Ley deDios puede ayudar en nuestra salvación. Recuerden que la obedienciaa la Ley es una obra espiritual que nosotros realizamos. Por mediodel suceso histórico de la ejecución del hombre que recogía leña en elDía de Reposo, Dios nos está diciendo a gritos que NO HAYMISERICORDIA PARA LOS QUE PIENSAN QUE PUEDEN DARLEINICIO A SU SALVACIÓN O AYUDAR DE ALGÚN MODO ACONSEGUIRLA.

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Las bendiciones del programa de prueba de Dios

Este programa de prueba de Dios es una gran bendición paratodos aquellos que creen que han llegado a ser salvos. En 2 Corintios13:5, Dios ordena lo siguiente:

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotrosmismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo estáen vosotros, a menos que estéis reprobados?

¿Cómo podemos probarnos a nosotros mismos paradeterminar si somos verdaderamente salvos? Algo muy importanteque debemos hacer es examinar por qué creemos que hemos llegadoa ser salvos.

Tenemos que estar seguros de haber abandonado porcompleto cualquier idea o pensamiento que podamos haber tenidoen cuanto a que algo que hayamos hecho le dio inicio a nuestrasalvación o nos ayudó a obtenerla. Así mismo, debemos estar segurosde que nuestro apoyo descansa en el principio bíblico que estableceque si somos salvos, eso se debe exclusivamente a la obra que Cristohizo a favor nuestro mucho antes que nosotros naciéramos. Lasalvación quedó totalmente consumada entonces por medio de la obraque Cristo hizo y nosotros no podemos hacer absolutamente nadapara llegar a ser salvos. También debemos entender que ni aún elmás pequeño esfuerzo de nuestra parte - como por ejemplo, el hechode ser obedientes a cualquiera de los mandamientos de Dios - puedeayudarnos a alcanzar la salvación. El juicio que recayó sobre aquelhombre que recogía leña en el Día de Reposo debe ser una llamadade alerta que resuene en nuestros oídos.

Además, nosotros nos probamos a nosotros mismos a la luzde Escrituras tales como 1 Juan 2:3-6, donde leemos:

Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos susmandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda susmandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; peroel que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Diosse ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El quedice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Cada persona que ha llegado a ser verdaderamente salva harecibido un alma enteramente nueva y resucitada, y por consiguiente,

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su deleite constante estará en hacer la voluntad de Dios; y orará conlas mismas palabras del salmista en el Salmo 139:23-24:

Examíname, OH Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mispensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíameen el camino eterno.

Dios intensifica las dificultades de Su programa de prueba

La prueba que estos mandamientos presentan se hace todavíamás difícil porque la persona que no es salva - y por consiguiente,está espiritualmente muerta y bajo la ira de Dios - es capaz, hastacierto punto, de obedecer los mandatos de Dios. Con respecto a eso,ya hemos aprendido en este estudio lo siguiente:

1. Las personas que no son salvas tienen una conciencia queles acusa de sus pecados. Eso es así porque la Ley de Dios,hasta cierto punto, está escrita en sus corazones (Juan 8:9,Romanos 2:14-15).

2. Dios puede hacer que una persona espiritualmente muerta- como ocurrió con Balaam y con el rey Saúl en el AntiguoTestamento - haga Su voluntad aun cuando Él no tenga laintención de salvar a esa persona. (Números 22:12-13, 2Pedro 2:15-16, 1 Samuel 10:9-12, 1 Crónicas 10:13).

Por eso, si un individuo está tratando arduamente de obedecerlos mandamientos de Dios, él no puede saber si es Dios quien estáobrando en su corazón o si es su conciencia la que lo está condenando.Y no podrá saberlo por mucho que intente obedecer a Dios con todosu corazón. Pero lo que sí debe saber es que ninguno de los esfuerzosque él haga por agradar a Dios puede darle inicio a su salvación, nigarantizarla, ni le da tampoco ningún aval para que pueda ser salvo.

Ese individuo incluso podría llegar a pensar erróneamenteque por estar obedeciendo los mandamientos, Dios le va a salvar.

Cuando un individuo que no es salvo comienza a obedecerlos mandamientos de Dios, puede caer muy fácilmente en la trampa

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de pensar que su obediencia es una evidencia de que Dios ya le hasalvado. Ese individuo incluso podría llegar a pensar erróneamenteque por estar obedeciendo esos mandamientos, Dios le va a salvar.En ambos casos, no obstante, él está violando la Ley de Dios que declaraque ninguna obra que alguien haga puede contribuir a su salvación.Y aun cuando el plan de Dios sea poner a prueba al hombre para versi ha de ser obediente a todos sus mandatos, si no fuera por lamisericordia de Dios, el hombre no pasaría con éxito esa prueba.

Esto se pone de relieve de manera muy marcada en laconducta del antiguo Israel. Dios les dijo a los israelitas que si ellosobedecían todos Sus mandamientos, El les bendeciría eternamente(Deuteronomio 28:1, 28:15, 30:6-16).

Y por esa razón, ellos trataban de ser lo mejor que podían,confiando en que por ese medio su salvación estaba garantizada. Sinembargo, Dios nos informa tristemente en Romanos 9:31-32:

Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué?Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, puestropezaron en la piedra de tropiezo...

Cuando un individuo se esfuerza por ser salvo, puede fácilmente caeren la trampa de pensar que su obediencia le da inicio a su salvacióno se la garantiza. Es como si ese individuo estuviera trabajando en elDía de Reposo a semejanza del hombre que recogía leña.

Nuestra actitud deber ser siempre la de los ninivitas, acercade los cuales leemos en Jonás 3:9:

¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará delardor de su ira, y no pereceremos?

No debemos suponer jamás que alguna cosa que hayamoshecho o que estemos haciendo garantiza nuestra salvación.

Por lo tanto, no debemos suponer jamás que alguna cosa quehayamos hecho o que estemos haciendo garantiza nuestra salvación.Eso es cierto tanto si creemos que es Dios Quién está obrando ennuestra vida para que hagamos Su voluntad como si somos nosotroslos que estamos tratando de obedecerle porque nuestra conciencianos acusa.

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La oración de aquél que no es salvo debería ser la siguiente: -“¡OH Dios, ten misericordia de mí! Yo no merezco la salvación. Tedoy gracias porque cuando trato diligentemente de hacer Tu voluntad,me doy cuenta de que sólo Tú puedes hacer que yo Te busque contodo mi corazón y con toda mi alma, y eso es posible únicamente siTú me das un corazón nuevo – es decir, si Tú me salvas”.

El ejemplo del publicano en Lucas 18 versículo 13 deberíaestar siempre en nuestros pensamientos. Allí leemos:

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos alcielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio amí, pecador.

Debemos recordar las palabras de Dios en Joel 2:12-14:

Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestrocorazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y novuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porquemisericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande enmisericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá yse arrepentirá y dejará bendición tras él, esto es, ofrenda y libaciónpara Jehová vuestro Dios?

Es por esa vía que Dios atrae a Su pueblo hacia Él, y aparecedescrito con más precisión en Jeremías 31:8-9, donde leemos:

He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de losfines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que estáencinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volveránacá. Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haréandar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual notropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es miprimogénito.

¿Podemos oír la Biblia y no escucharla?

En muchos pasajes de la Escritura se oye la misma advertenciaque Dios hace en Jeremías 29:17-19, donde leemos:

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí envío yo contra ellosespada, hambre y pestilencia, y los pondré como los higos malos,

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que de tan malos no se pueden comer. Los perseguiré con espada,con hambre y con pestilencia, y los daré por escarnio a todos losreinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por burla y porafrenta para todas las naciones entre las cuales los he arrojado;por cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová, que les envié pormis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar; y no habéisescuchado, dice Jehová.

“Escuchar” es oír tratando de entender lo que se estáordenando con la intención de obedecerlo.

“Escuchar” es oír tratando de entender lo que se estáordenando con la intención de obedecerlo. Sin embargo, si acudimosa la Biblia con una interpretación preconcebida de la verdad, es muyprobable que no escuchemos la verdad, y por tanto, de acuerdo coneste pasaje que acabamos de leer, no “oiremos” la Palabra de verdad.

Por ejemplo, un individuo que adopta una posición fatalistao que está convencido de que el evangelio que dice que la salvacióndepende del libre albedrío del hombre es correcto, o alguien quevoluntariamente hace caso omiso a los mandatos de Dios de esforzarsediligentemente para llegar a ser salvo, no está escuchando la Palabrade Dios, y cada vez que lee algo acerca de la salvación en la Biblia,tuerce en su mente la verdad y trata de cambiar el significado de loque está leyendo para hacer que concuerde con la idea preconcebidaque él tiene acerca de la salvación. De este modo, la verdad bíblicatan claramente expresada queda destruida por las ideas rebeldes deinvención humana. En otras palabras, ese individuo se ha colocadoen un entorno donde no puede oír la Palabra de Dios, y de ese modo,se pone en una posición sumamente peligrosa, porque la fe (es decir,Cristo como Salvador), viene solamente por el oír la Palabra de Dios(Romanos 10:17).

Es cierto que teóricamente, Dios puede salvar a cualquierindividuo por muy intensa que sea su rebelión contra Él, y aun cuandose niegue obstinadamente a oír la Palabra de Dios. No obstante, laBiblia no les da ningún aliciente a los que se niegan a oír la Palabra deDios, y por lo tanto, debemos pensar con mucho cuidado en laadvertencia que aparece en Jeremías 29:18-19 que citamos conanterioridad. Ese individuo, desafortunadamente, se ajusta muy biena la horrible descripción de los fariseos que nos presenta el capítulo23 de Mateo.

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Sin embargo, hay esperanza - ¡una esperanza maravillosa! -para todos aquellos que admiten y reconocen humildemente suspecados, echan a un lado sus ideas preconcebidas, tratan seriamentede ser obedientes a toda la Biblia, y claman a Dios con humildadpidiendo misericordia.

Al acercarnos a la Biblia, debemos hacerlo sin ideas preconcebidas,por muy razonables y lógicas que parezcan.

Al acercarnos a la Biblia, debemos hacerlo sin ideaspreconcebidas, por muy razonables y lógicas que parezcan. Debemosacercarnos a la Biblia con la actitud de aquél que dice: - “Yo no sénada. ¡Dios mío, enséñame!”. Y mientras nos esforzamosdiligentemente por obedecer los mandamientos de Dios, nuestraactitud debe ser tal que aunque no merezcamos de ninguna manerala salvación, abriguemos la grandiosa esperanza de que “es posibleque Dios me salve a mí también”. (Jonás 3:9)

Comparando la Escritura con la Escritura

Hay una regla bíblica fundamental que siempre debemosrecordar y seguir cuando estudiamos la Biblia con el deseo deaprender más de ella. Esa regla dice que tenemos que “acomodar loespiritual a lo espiritual” (1 Corintios 2:13). En otras palabras, cuandoestudiamos la Biblia debemos estar seguros de que cada una denuestras conclusiones armoniza con toda la Biblia.

Teniendo en cuenta esta verdad y utilizando los principiosque hemos aprendido en este estudio, vamos a examinar algunosversículos que aluden directamente al hecho de llegar a ser salvos.Comenzaremos con el versículo tan conocido de Romanos 10:13,donde Dios declara:

Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Podemos darnos cuenta de inmediato que aquí hay unaadvertencia, y por tanto, debemos ser muy cautelosos. Obedecer elmandato de invocar el nombre del Señor es una obra que nosotroshacemos. Y por tanto, este versículo aparentemente enseña que sinosotros hacemos la obra de invocar el nombre del Señor, esa obra

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dará por resultado nuestra salvación. Sin embargo, eso es imposiblepor cuanto fue Dios Quién hizo toda la obra para salvarnos a nosotros.Por consiguiente, no es posible entender este versículo sin tomar encuenta más información de la Biblia.

Y al buscar más información, llegamos a Jeremías 29:11-13,donde Dios dice:

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, diceJehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin queesperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo osoiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todovuestro corazón.

Esta misma verdad aparece expresada en Deuteronomio 4:29,donde leemos:

Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lobuscares de todo tu corazón y de toda tu alma.

Dios nos está dando aquí esta información importante: quecuando invocamos el nombre del Señor o cuando Lo buscamos a Élpara ser salvos, debemos hacerlo con todo nuestro corazón.

Pero eso es totalmente imposible porque la Biblia nos dicecuál es la condición del corazón de todo aquél que no es salvo. EnJeremías 17:9, leemos:

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quiénlo conocerá?

También leemos en Marcos 7: 21:

Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malospensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios…

Antes que un individuo cualquiera pueda invocar el nombredel Señor con todo su corazón, es necesario que ese individuo

reciba un corazón nuevo.

Por lo tanto, antes que un individuo cualquiera pueda invocarel nombre del Señor con todo su corazón, es necesario que ese

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individuo reciba un corazón nuevo. Es decir, no puede seguir teniendoun corazón perverso. Y eso es precisamente lo que la Biblia enseña enEzequiel 36:25-27, donde Dios promete lo siguiente:

Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todasvuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Osdaré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; yquitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazónde carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéisen mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

En estos versículos, Dios enseña de manera muy clara que Éles Quien nos da a nosotros un corazón nuevo; y por medio de estegran milagro de darnos un corazón nuevo - llamado también en lasEscrituras “espíritu nuevo” - Dios hará que andemos en obedienciadelante de El. A propósito, cuando hablamos de corazón nuevo o deespíritu nuevo en este estudio nos estamos refiriendo a nuestra almanueva y resucitada, la cual recibimos cuando llegamos a ser salvos.

Estos versículos de Ezequiel describen de qué modo Dios noshace salvos, y es Él, y solamente Él, Quien lleva a cabo en nosotrostoda la obra de la salvación.

A todos los seres humanos se les ordena invocar el Nombre delSeñor

En Romanos 10:13 dice que “todo aquél que invocare elnombre del Señor, será salvo”, pero a partir de lo que dice eseversículo no podemos llegar a ninguna conclusión con respecto a lasalvación a no ser que añadamos el requisito adicional que exige quedebemos invocar el nombre del Señor con todo el corazón para poderllegar a ser salvos. El simple hecho de invocar el nombre de Dios noproduce salvación. Y por otra parte, no podemos invocar el nombredel Señor con todo el corazón a menos que Dios nos haya salvadodándonos un corazón nuevo; es decir, a menos que Dios haya efectuadoen nosotros toda la obra de la salvación.

Pero eso nos presenta otro problema. En Romanos 10:13 diceque aquél que invocare el nombre del Señor “será salvo”. La expresión“será salvo” es la traducción de un verbo griego que indica que lasalvación es un evento que tendrá lugar en el futuro y que será elresultado de haber invocado el Nombre del Señor. Acabamos, empero,de aprender que la interpretación bíblica de la primera parte de ese

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versículo es que nosotros tenemos que invocar a Dios con todo nuestrocorazón, y también hemos aprendido que no podemos invocar a Dioscon todo nuestro corazón a no ser que Él nos haya salvado y nos hayadado un corazón nuevo.

Pero entonces, si “ser salvo” es el resultado de invocar a Dioscon todo nuestro corazón, tenemos un problema. ¿Cómo es posibleque una persona que ya es salva llegue a ser salva? Sin embargo, esteproblema queda resuelto cuando nos damos cuenta – según vimoscon anterioridad en este estudio - de que la realidad de la salvaciónen la vida de un elegido de Dios consta de varios pasos.

El primer paso fue la elección de esa persona para que llegaraa ser salva.

El segundo paso fue cuando Cristo efectuó el pago demandadopor Dios por los pecados de esa persona; y en ese mismo instante,legalmente, la pena exigida por sus pecados fue pagada.

El tercer paso ocurrió cuando Dios le dio un corazón nuevo oun espíritu nuevo a esa persona que Él había elegido - es decir, a esapersona por quién Cristo sufrió la ira de Dios para pagar por suspecados. Este tercer paso es en el que comúnmente pensamos cuandodecimos que hemos llegado a ser salvos.

Pero nuestra salvación aún no está completa. Todavíatenemos un cuerpo pecaminoso que debe ser salvo también. Yentonces, esto nos lleva al cuarto paso, el cual tendrá lugar en el últimodía cuando Cristo regrese y le dé a cada uno de los verdaderoscreyentes un cuerpo nuevo y resucitado. (1 Corintios 15: 52)

Es, pues, bíblicamente correcto decir “que hemos llegado aser salvos” y también decir que “seremos salvos”. Es por eso que laBiblia puede afirmar que una persona que ha llegado a ser salva “serásalva”. Y es por eso también que leemos, por ejemplo, en I Pedro 1:5 losiguiente:

…que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, paraalcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada enel tiempo postrero.

Por esta razón también leemos en Marcos 13:13:

Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el quepersevere hasta el fin, éste será salvo.

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Es solamente en el momento del fin - cuando Dios nos dé un cuerporesucitado y glorificado - que llegaremos a ser salvos en cada una de las

partes de nuestra personalidad.

Nosotros perseveraremos hasta el fin porque ya somos salvos.Pero es solamente en el momento del fin - cuando Dios nos dé uncuerpo resucitado y glorificado - que llegaremos a ser salvos en cadauna de las partes de nuestra personalidad.

De este versículo aprendemos que si no seguimos lainstrucción bíblica de acomodar - o comparar - lo espiritual a loespiritual, fácilmente podemos caer en una trampa que nos cegará ynos impedirá ver la verdad bíblica. Por lo tanto, no podemos sacarninguna conclusión sin antes haber consultado la Biblia entera.

Hasta aquí hemos aprendido algunas verdades muyimportantes, entre las cuales están las siguientes:

1. Solamente Cristo llevó a cabo toda la obra que se requierepara que un individuo llegue a ser salvo.

2. Cada vez que obedecemos un mandamiento, estamoshaciendo una obra espiritual. Un individuo que no es salvotambién puede, en cierta medida, hacer obras espirituales,como por ejemplo, creer en Cristo. Pero esas obras nuncapodrán darle inicio a la salvación de ese individuo niayudarle a alcanzarla.

Estos principios bíblicos nos advierten que aunque unversículo parezca enseñar que nuestra salvación es, en cierto modo,el resultado de nuestra fe o de nuestra obediencia a los mandamientosde la Biblia, nosotros sabemos que esa interpretación del versículo estotalmente errónea. Por tanto, tenemos que escudriñar las Escriturasy orar pidiendo sabiduría para que podamos entender ese versículocomo es debido.

La obra (o acción) de creer

Cuando se habla acerca de la salvación, es posible que lapalabra más importante, que debe ser correctamente entendida, es lapalabra “creer”. Ya vimos anteriormente que el verbo “creer” está

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enteramente relacionado con el sustantivo “fe”. Y también vimos quela fe es una obra: Por consiguiente, “creer” es una obra espiritual. Yademás, hemos aprendido que no hay ninguna obra que pueda darleinicio ni pueda ayudar a nuestra salvación.

El ser humano, aun aquél que no es salvo, puede hacer estaobra de “creer” porque tiene conciencia y la ley de Dios, en ciertamedida, está escrita en su corazón. De hecho, cuando un individuobusca diligentemente entrar en el Reino de Dios - es decir, busca sersalvo - él obedece ese mandamiento por cuanto es capaz de creer.Pero esa clase de “fe” no es la fe que está asociada con la salvación.Dios habla en Romanos 10:9-10 acerca de individuos salvos que creencon el corazón:

…que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres entu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porquecon el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesapara salvación.

Sin embargo, nosotros aprendimos que el corazón del hombrees terriblemente perverso (Jeremías 17:9, Mateo 15:19). Por lo tanto,es imposible “creer” con el corazón a menos que Dios nos dé uncorazón nuevo. Pero si Dios nos ha dado un corazón nuevo, eso quieredecir que Él nos ha salvado (Ezequiel 36:24-27). Por tanto, si antes deser salvos nosotros “creemos”, no “creemos” con el corazón, y porese motivo, esa “fe” no tiene relación con la salvación.

Por otra parte, si creemos con todo nuestro corazón, esosignifica que Dios ya nos ha salvado y nos ha dado un corazón nuevo.En ese caso, nuestra “fe” es el resultado de la salvación que Dios nosha dado. Y por tanto, la palabra “creer” y la frase “tener fe” nuncapueden ser un medio o un instrumento a través del cual podemosllegar a ser salvos.

En Hechos 8:13-23, leemos que Simón el mago creyó y fuebautizado, pero los versículos que siguen nos dan a entenderclaramente que él no era salvo. Abraham creyó porque fue Dios(Cristo) Quién le fue contado a él por justicia. Simón “creyó” como lohace un individuo que no es salvo, pero Abraham creyó como unhombre salvo. Sin embargo, ni en la vida de Simón ni en la vida deAbraham la acción de “creer” contribuyó en manera alguna a lasalvación.

Y de este modo, podemos concluir con toda certeza que laobra (o acción) de “creer”, antes de ser salvos, no puede en modo

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alguno ayudarnos a lograr la salvación. La obra de “creer” despuésque somos salvos siempre es resultado de la salvación que Dios nosha dado.

Obedecer el mandamiento de creer se identifica con el deseode tratar de ser obedientes a todos los mandamientos de Dios.

Sin embargo, la palabra “creer” indica el valor y laimportancia que tiene la acción de creer antes de ser salvos. Obedecerel mandamiento de creer se identifica con el deseo de tratar de serobedientes a todos los mandamientos de Dios. Estos mandamientosincluyen el hecho de amar a Dios, buscar la salvación, esperar en El,arrepentirnos de nuestros pecados y orar por nuestra salvación.Obedecer estos mandamientos es una obra que nosotros realizamospero que nunca puede llevarnos a la salvación. No obstante, estaobediencia sí va a hacer que le prestemos una atención cada vez mayora la Biblia, y de ese modo, estaremos en el entorno adecuado en el queDios podrá salvarnos si ése es Su plan.

¿De qué manera podemos “creer” si estamos espiritualmentemuertos? Recuerden que Dios compara a los que no son salvos conun valle de huesos secos (Ezequiel 37) y con un cadáver pestilente(Juan 11:39). En Romanos 3 dice que no hay nadie que busque a Dios,ni siquiera uno. Estas declaraciones indican enfáticamente que antesde la salvación, cada uno de los seres humanos está espiritualmentemuerto. Tanto en su cuerpo como en su alma, está espiritualmentemuerto, y Dios no mora en él. Por causa de su pecado, todos los sereshumanos que no son salvos están judicialmente bajo la ira de Dios yse encaminan a la destrucción.

Todo pecado merece el castigo de la destrucción, y por esarazón, sin la intervención de Dios, cada ser humano tendría que serdestruido. Y aun cuando, hasta cierto punto, la Ley de Dios estépresente en él y tenga conciencia de lo que es bueno y de lo que esmalo, sin la ayuda de Dios, su situación sería totalmente desesperada.Por tanto, aunque un individuo que no es salvo haga la obra de “creer”en Cristo, seguirá siendo un cadáver pestilente y un valle de huesossecos. No puede invocar el nombre del Señor con todo su corazón nicreer con todo su corazón porque su corazón es desesperadamenteperverso. Tan sólo si Dios le da un corazón nuevo –, es decir, si Dios losalva -, es que él podrá buscar a Dios y creer en Él con todo su corazón.

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Y si recibe un corazón nuevo, entonces, en su alma, en su espíritu,tendrá vida eterna.

A todos los seres humanos se les ordena creer en Dios

En Hechos 16:31 leemos:

Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Sabemos que el simple hecho de creer en nuestro corazóntiene que ver con la salvación. Si creemos en nuestro corazón esporque ya hemos sido salvos. Dios tuvo que darnos un corazón nuevopara que pudiéramos creer en nuestro corazón (Ezequiel 36:26). Sitenemos un corazón nuevo es porque hemos llegado a ser salvos.

Leemos en el versículo tan conocido de Juan 3:16

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijounigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mastenga vida eterna.

Ahora bien, nosotros sabemos que la expresión “todo aquél”solamente puede referirse a los elegidos por Dios. Y también sabemosque una persona que no es salva y a quien Dios no tiene intención desalvar puede, hasta cierto punto, creer en Él. Además, sabemos quetodos aquellos que han llegado a ser salvos, no son salvos porqueellos hayan hecho la obra de creer en Cristo. Lo cierto es que si elloscreen en Él es porque Dios les ha dado vida eterna. El hecho de habercreído es el resultado de que Dios los haya salvado.

Lo cierto es que si ellos creen en Él es porqueDios les ha dado vida eterna.

Cristo hizo toda la Obra –, fue fiel –, para Salvarnos a nosotros

De la manera en que Dios escribió la Biblia, la verdad noresulta fácil de descubrir. Pero por medio de eso, Él hace que seamosmuy humildes y que tengamos que analizar paciente y diligentementeesos versículos que son difíciles de entender, recurriendo a Élconstantemente en oración para pedir sabiduría. Debemos recordarsiempre que si no encontramos armonía entre el versículo que estamos

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estudiando y todo lo demás que la Biblia enseña, entonces, todavíano hemos entendido ese versículo.

La Biblia nos presenta un verdadero rompecabezas en muchosversículos de los capítulos 2 y 3 de Gálatas. Por ejemplo, en Gálatas3:2 (de la Versión Antigua de Reina Valera), Dios dice lo siguiente:

Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu (es decir,llegasteis a ser salvos) por las obras de la ley, o por el oír de la fe?

Recordemos que la fe es una obra. Pero ¿quién fue el que hizotoda la obra de nuestra salvación? Jesús fue Quién hizo toda esa obra.El fue absolutamente fiel a todos los mandatos de Dios, y de ese modo,nos trajo salvación. Por tanto, podríamos parafrasear el versículo 2de Gálatas de la siguiente manera: “¿Recibisteis el Espíritu por lasobras de la ley o por el oír de la fe (es decir, por la obra que Jesús hizopara salvarnos)?”. Es por eso precisamente que Su nombre es “Fiel”(o sea, “lleno de fe”) (Apocalipsis 19:11). Él es la esencia misma de laobra de fe.

Gálatas capítulo 2:16, declara:

Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído enJesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obrasde la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

El ser humano no es justificado por las obras de la ley sinopor la fe y la obra de Cristo Jesús. El fue fiel haciendo toda la obra quese requería para nuestra salvación.

En muchas ocasiones, podemos entender mejor algunosversículos que contienen la palabra “fe” si la sustituimos por lapalabra “Cristo”, cuyo nombre es “Fiel”. Aplicando esta regla,podríamos leer Efesios 2:8 de la siguiente manera: “Por gracia soissalvos por medio de la fe (es decir, por medio de Cristo). Y así mismo,Gálatas 3:2 podría leerse de este modo: “¿Recibisteis el Espíritu porlas obras de la ley o por el oír de la fe (es decir, por el oír acerca deCristo, la Palabra de Dios)?”.

La acción de sellar es siempre una obra de Dios

Dicho sea de paso, un serio error al enseñar la Biblia quemuchos teólogos e iglesias han cometido es decir que el bautismo enagua sella (o confirma) a una persona en el pacto o en justicia.

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Ellos basan esta conclusión errónea en Romanos 4:11, dondeleemos:

Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de lafe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todoslos creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la feles sea contada por justicia.

La acción de sellar es una acción legal y oficial que solamenteDios puede llevar a cabo. Por ejemplo, en Efesios 1:13, Dios describela salvación de cualquiera de Sus elegidos, y dice lo siguiente:

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, elevangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteissellados con el Espíritu Santo de la promesa.

Según indica este versículo, ellos oyeron la Palabra de Dios(la fe viene por el oír), y entonces, confiaron en la Biblia y creyeron(Jonás 3:5), y por haber sido elegidos por Dios y porque Dios ya habíapagado por sus pecados, Él los selló dándoles el Espíritu Santo, que esla garantía de que Dios ya los había salvado. Dios, pues, nos indica eneste versículo que el sello se identifica con la acción que Él lleva acabo cuando le da a una persona un alma nueva.

Por consiguiente, debemos entender que lo que se nos enseñaen Romanos 4:11 es lo siguiente:

Y recibió la señal (el milagro) de la circuncisión (la circuncisiónespiritual, que según Deuteronomio 30:6, es la salvación), como sello(como garantía) de la justicia de la fe (es decir, de Cristo) que tuvoestando aún incircunciso (en cuanto a la circuncisión física)…

Entendiéndolos así, esos versículos armonizan con todo lo quela Biblia enseña acerca de la salvación.

En raras ocasiones, la traducción de la Biblia debe ser corregida

En términos generales, nosotros podemos confiar en que lostraductores que hicieron posible la Versión Reina Valera de la Biblia -que es una de las versiones más fieles de las Escrituras - hicieron untrabajo muy preciso cuando tradujeron al español los originales hebreoy griego. Sin embargo, estas personas no estaban inspiradas por Dios

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como sí lo estaban los escribas –, es decir, los santos hombres de Diosque escribieron la Biblia original que la propia boca de Dios les dictaba.Y por esa razón, los traductores cometieron algunos errores. Cuandonos damos a la tarea de estudiar con sumo cuidado los versículos quese refieren a la salvación, nos damos cuenta de que la traducción queellos hicieron ciertamente debe ser corregida. Ahora bien, es latraducción la que debe ser corregida, pero nunca los originales hebreoy griego

En nuestro deseo de armonizar con sumo cuidado todas lasEscrituras, se ha hecho patente un problema muy serio en la traducciónde la Biblia. Usualmente, los traductores de la Biblia - y esto esespecialmente cierto con respecto a los traductores de la versión deReina Valera - pusieron todo su empeño en tratar de ser tan fielescomo podían al texto hebreo original del Antiguo Testamento y altexto griego del Nuevo Testamento.

Sin embargo, hay algunos versículos en la Biblia que parecenarmonizar de manera perfecta según fueron traducidos, pero que enrealidad, han producido una catástrofe muy significativa en lo que almensaje de salvación se refiere. Esos versículos apoyan la idea de quela acción de creer tiene que ver con el hecho de llegar a ser salvo.Observen, por favor, la relación que existe entre los siguientesversículos.

Génesis 15:6: Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Romanos 4:3: Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios,y le fue contado por Justicia.

Romanos 4:9: ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para losde la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porquedecimos que a Abraham le fue contado por justicia.

Gálatas 3:6: Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

Estos versículos aparentemente enseñan de maneraconcluyente que la salvación se produce como resultado de que lapersona crea en Jesús como su Salvador, y esa conclusión es la basede la doctrina que se enseña como programa de salvación en casitodas las iglesias y denominaciones.

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El hecho de obedecer cualquier mandamiento de la Biblia,incluyendo el mandamiento de creer en Cristo, es una obra

que nosotros realizamos.

Sin embargo, esa conclusión es una conclusión imposible.Creer en Cristo es una obra que nosotros hacemos. ¡Recuerden esto!,el hecho de obedecer cualquier mandamiento de la Biblia, incluyendoel mandamiento de creer en Cristo, es una obra que nosotrosrealizamos. Y de acuerdo con lo que hemos aprendido, toda la obraque se requería para salvar a una persona fue Cristo Quién la llevó acabo. Por lo tanto, no hay ninguna obra que nosotros podamos hacerque le dé inicio a nuestra salvación ni nos ayude en modo alguno aobtenerla. “Creer” es tener fe, y la Biblia dice muy claramente que lafe es una obra. En 1 Tesalonicenses 1:3, leemos:

Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obrade vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constanciaen la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.

Y en 2 Tesalonicenses 1:11 leemos:

Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestroDios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todopropósito de bondad y toda obra de fe con su poder.

La conclusión de que el simple hecho de creer en Cristo producesalvación es totalmente imposible.

Por lo tanto, la conclusión de que el simple hecho de creer enCristo produce salvación es totalmente imposible. Desdichadamente,la enseñanza de que si “creemos”, eso va a ayudarnos, en cierto modo,a alcanzar la salvación, traza un plan de salvación que es equivalentea la obra del hombre acerca del cual leímos en Números 15 que recogíaleña en el Día de Reposo, y por mandato de Dios, fue apedreado hastamorir. Recordemos que el Día de Reposo - en el que ningún tipo delabor era permitido - hace alusión al principio que establece que nodebemos ni siquiera pensar por un momento que una obra que

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nosotros hagamos puede ayudarnos en cierto modo a obtener lasalvación.

De este modo, podemos darnos cuenta inmediatamente dela catástrofe que se ha desarrollado prácticamente en cada iglesiapor cuanto todas ellas enseñan un plan de salvación que pone en lamisma posición de ese hombre que recogía leña en el Día de Reposo acada individuo que piensa que ha llegado a ser salvo por el simplehecho de haber creído en Cristo cuando en realidad ese individuoaun está bajo la ira de Dios. ¡Ésa es la situación tan terrible que se hadesarrollado!

¿De qué manera entonces deberían haber sido traducidos esosversículos? Vamos a examinar cada uno de ellos teniendo en cuentala verdad de que “creer” es una obra.

¿Creyó Abraham a Dios y por ese motivo fue salvo?

En primer lugar, vamos a analizar Génesis 15:6, que aparecetraducido en la Versión Reina Valera de la siguiente manera:

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Este versículo parece asegurarnos que la fe de Abraham lefue contada por justicia. Es decir, que por haber creído, Dios lo salvó.

“Creer” es una obra que nosotros realizamos, y nuestrasobras jamás pueden ser parte de nuestra salvación.

Pero, según hemos aprendido ya, esa conclusión es imposibleporque “creer” es una obra y nuestras obras jamás pueden ser partede nuestra salvación. El contexto en el que este versículo se encuentranos dice que la fe de Abraham fue la fe de un hombre que ya erasalvo. Debemos recordar que cuando Dios nos salva, nosotros hacemosbuenas obras, pero ninguna de esas buenas obras - incluyendo la fe -nos ayudó a alcanzar la salvación Ellas son siempre el resultado dela salvación que ya tenemos.

Además, es preciso que tengamos en cuenta que en hebreo, laconjunción “y” se traduce algunas veces como “por” o como“porque”. Y en este versículo en particular esta conjunción deberíahaber sido traducida al español como “porque”.

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Otra de las cosas que debemos tomar en consideración es elpronombre “le”. Este pronombre fue traducido correctamente, pero¿a qué se refiere? ¿Se refiere acaso a la fe de Abraham? Por dos razonesimportantísimas, eso es imposible. La primera razón es que la fe deAbraham nunca podría haberle sido contada por justicia.

La segunda razón es que en este contexto, el pronombre “le”es gramaticalmente un pronombre singular femenino. Porconsiguiente, hace referencia a un sustantivo de género femenino.Pero el sustantivo “fe” es un sustantivo masculino, y en consecuencia,ese pronombre, desde el punto de vista gramatical, no puede referirsea la fe de Abraham.

Sin embargo, la palabra “justicia” es un sustantivo femenino,y encaja perfectamente dentro de este versículo. Por tanto, deberíamosleer este versículo de Génesis 15:6 de la siguiente manera:

Y (Abraham) creyó a Jehová; porque (no “y”) Él (Dios) le contó (lajusticia de Dios) (a Abraham) por justicia (es decir, por salvaciónpara Abraham).

Algo similar ocurre en Romanos 4:3, en Gálatas 3:6 y enSantiago 2:23, donde la traducción de Reina Valera dice que “Abrahamcreyó a Jehová, y le fue contado por justicia”.

Del modo en que fueron traducidos, estos versículos parecenindicar que la fe de Abraham fue el medio o el instrumento del queDios se valió para salvarlo. Pero como ya hemos dicho repetidamente,¡eso es imposible!

Por lo tanto, tenemos que estar seguros de traducir estosversículos de la manera apropiada.

Hay dos palabras en la traducción que deben ser corregidaspara que este versículo armonice con el principio bíblico que estableceque fue Dios Quién llevó a cabo toda la obra de la salvación. Laprimera palabra que debe ser cambiada es la conjunción “y” que eneste caso debería traducirse como “porque”. Además, del mismomodo que ocurre en hebreo, la palabra griega que aparece traducidacomo “y”, se traduce también, en algunas ocasiones, como “porque”.

La segunda palabra que necesita corrección es el pronombretraducido como “le”. Gramaticalmente, ese pronombre correspondea la tercera persona del singular. En este contexto, “le” deberíatraducirse como “él”. Por esa razón, repito que, tanto Romanos 4:3,Gálatas 3:6 y Santiago 2:23 deberían leerse de la siguiente manera: “Y(Abraham) creyó a Dios (llegó a ser salvo), porque Él (Dios) le fuecontado a él (a Abraham) por justicia (por salvación para Abraham)”.

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Si Creemos en Cristo, Él Podría Salvarnos

Ahora que hemos aprendido que toda la obra de salvaciónfue realizada por nuestro Salvador Jesús, y que bajo ningún conceptodebemos creer que alguna obra que hagamos puede contribuir en lomás mínimo a nuestra salvación, es posible entender mejor algunosde los versículos que parecen enseñar otra cosa.

Por ejemplo, en Gálatas 2:16, Dios declara:

Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído enJesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obrasde la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

La primera parte de este versículo está muy clara. Nosotrosno somos salvos por el simple hecho de obedecer los mandamientosde la Biblia (es decir, por cumplir la ley), sino por la fe - la obra de fe- que Jesús llevó a cabo para salvar a sus escogidos.

Pero la segunda parte de este versículo fácilmente podríainterpretarse mal porque parece enseñar que si nosotros creemos enCristo, entonces, Dios va a justificarnos (es decir, va a salvarnos). Esposible interpretarlo de esa manera equivocada aun cuando Diosreitera en la última parte del versículo que “por las obras de la leynadie será justificado”. Y la acción de “creer” es una obra de la ley.

Y si “creer” es una obra de la ley, ¿cómo debemos entender loque dice ese versículo en cuanto a que “nosotros también hemoscreído en Jesucristo, para ser justificados”? De acuerdo con lagramática griega, las palabras “para ser justificados” están enparticipio pasivo del modo subjuntivo. En griego, el subjuntivo delverbo puede usarse de la misma manera en que se usa en españolpara indicar que algo tiene una gran probabilidad de suceder. Muchosverbos en subjuntivo en el griego bíblico se usan de ese modo.

Sin embargo esa forma verbal griega también se utiliza paramanifestar un propósito o para ordenar algo. Por ejemplo, en elAntiguo Testamento se usa para indicar que una profecía del AntiguoTestamento ya fue cumplida. Ése es el caso de la frase “para que secumpliese lo dicho” que leemos en Mateo 4:14, 8:17 y 12:17. La formaverbal “cumpliese” en esa expresión está en modo subjuntivo. En estosejemplos, el uso del verbo en subjuntivo no sugiere duda niincertidumbre. La profecía fue cumplida.

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Regresando ahora al versículo de Gálatas 2:16, la acción decreer es una obra que nosotros realizamos, y por lo tanto, esa obrajamás podrá garantizar la salvación. Esa acción, no obstante, puedemotivarnos a tratar de obedecer los mandamientos de la Biblia parallegar a ser salvos, a orar, a arrepentirnos, etc., pero nosotros sabemosque nuestra salvación depende enteramente de Dios y de que Él noshaya elegido y haya pagado por nuestros pecados.

Nuestra salvación depende enteramente de Dios y deque Él nos haya elegido y haya pagado por nuestros pecados.

Por consiguiente, la forma verbal subjuntiva “para serjustificados” debe entenderse como que la justificación (es decir, lasalvación) es una posibilidad pero no una garantía para aquellos quehacen la obra de creer en El. Los ninivitas en Jonás 3 creyeron realmenteque Dios los iba a destruir después de 40 días, y por esa razónobedecieron la orden que Dios les dio de que se arrepintieran (Jonás3:8-10). Pero ellos no sabían a ciencia cierta si Dios iba a tenermisericordia de ellos o no. Era posible que Dios los salvara. Habíauna posibilidad de que ellos fueran salvos de la destrucción. Por tanto,lo que Gálatas 2:16 enseña es que cuando aquellos que no son salvoscreen en la Ley de Dios, existe la posibilidad de que Dios salve a algunosde ellos.

Esta misma verdad acerca de que nadie puede saber si es unelegido de Dios hasta después de haber llegado a ser salvo se pone derelieve en Joel 2:13-14:

Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos aJehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardopara la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras deél, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?

Y también se subraya esa misma verdad en Sofonías 2:3:

Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteispor obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizásseréis guardados en el día del enojo de Jehová.

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A propósito, en pasajes tales como 2 Corintios 2:4 y 2 Corintios11:7, Dios usa un verbo en subjuntivo cuya estructura gramatical esla misma que la de la expresión “para ser justificados” en Gálatas2:16. En 2 Corintios 2:4, el verbo se traduce como “para que fueseiscontristados”, y en 2 Corintios 11:7, el verbo aparece traducido como“para que vosotros fueseis enaltecidos”. En ambos versículos, elcontexto demuestra que el verbo indica una posibilidad y no unacerteza.

Confusión en cuanto a la comprensión de la palabra “creer”.

Una gran lección que estamos aprendiendo es que Dios nohizo que Su programa de salvación fuera fácil de entender. Dios hacolocado el verbo “creer” y el sustantivo “fe” en un gran número deversículos, y solamente si seguimos con sumo cuidado la regla queDios nos ha dado de comparar la Escritura con la Escritura, y Lepedimos que nos dé sabiduría, podemos armonizar esos versículostan difíciles.

Dios no hizo que Su programa de salvación fuera fácil de entender.

Algunos principios que se destacan de manera especial en loque a “creer” se refiere son los siguientes:

1. La acción de “creer” y el sustantivo “fe” deben serconsiderados siempre como obras que el ser humanorealiza. Eso es así porque Jesús fue Quien hizo toda la obraque se requería para salvar a los elegidos, y además, porqueSu nombre es “Fiel” (es decir, “lleno de fe”) (Apocalipsis19:11). Él es la esencia misma de la obra de fe.

2. Cuando un individuo cree - cualquiera que sea el gradode su fe - esa acción de “creer” es una obra que él estárealizando y que jamás podrá ser parte de la obra que serequiere para su salvación. Si ese individuo “cree”, podríaser su conciencia la que le estuviera motivando a hacerlo,pero también podría ser Dios que estuviera obrando en él.Sin embargo, ese individuo no tiene ningún modo de saber

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cuál de esas dos posibilidades es cierta, porque antes dellegar a ser salvo, su corazón es desesperadamente perversoy por tanto, es imposible que ese individuo pueda creercon todo su corazón.

3. Cuando un individuo cree después de haber sido salvo, ésatambién es una obra que él está realizando. No obstante,él sí puede creer con todo su corazón porque en elmomento en que Dios lo salvó, le dio un corazón nuevo.“Creer con todo el corazón” (después de haber llegado aser salvo) implica que la salvación de ese individuo seráenteramente consumada en el momento del fin, cuando élreciba un cuerpo eterno y resucitado. Y eso será así porquela obra que Cristo hizo para salvarnos garantizó lasalvación de nuestra personalidad total. Por esa razón, laBiblia usa las palabras “creer” y “fe” para referirse a laacción de una persona, y nunca pueden asociarse conningún método - o medio o instrumento - que le dé inicio anuestra salvación o nos ayude a alcanzarla.

4. Todo programa de salvación que no se adhiera a estosprincipios pondrá al individuo que trate de seguirlo en lamisma posición que el hombre que recogía leña en el Díade Reposo (Números 15). ¡Será ejecutado! La única manerade evitar ese final tan espantoso en su vida es apartarse deese programa de salvación creado por el hombre y esperarsolamente que sea Dios Quién lleve a cabo toda la obra desalvación en él, si es que en realidad Dios quiere salvarlo.

Satanás se Presenta Como Ángel de Luz

Ahora que hemos aprendido en la Biblia las terriblesconsecuencias que acarrea el hecho de confiar en cualquier programade salvación - con excepción, claro está, del programa de salvaciónque ella nos presenta - debemos tener mucho cuidado con aquellosque nos enseñan, porque ése es el campo de acción en el cual Satanáspuede presentarse como ángel de luz y presentar a sus ministrosdisfrazados de ministros de justicia (2 Corintios 11:13-15).

Muchos predicadores y evangelistas son sumamentereconocidos y muy bien acreditados por su fidelidad a la Biblia.Además, poseen una reputación excelente como siervos de Dios, y

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enseñan que la Biblia es la Palabra infalible de Dios, Los sermonesque predican se basan en la Biblia. Sin embargo, en lo que a laimportancia de la salvación y a las bendiciones se refiere, ellos dicen:- “Usted también puede ser salvo esta noche. Crea en Jesús como elHijo de Dios y acéptelo como su Salvador”. Dicen todas esas cosaspara animar a las gentes de la manera más amorosa y con el mejordeseo. En apariencia, ellos son verdaderos siervos de Dios; porque,¿no están ellos acaso predicando en el nombre de Dios y sacando elmensaje directamente de la Biblia?

Ellos han sido engañados para que sigan un programa de salvación que, con toda certeza, va a destruirlos.

Ese programa de salvación que ellos ofrecen parece serhermoso y hace que la gente piense: - “Yo también puedo saber eneste mismo instante que mis pecados han sido perdonados y que estaréeternamente seguro en Cristo”. Aquellos que confían en estos maestrosde la Biblia y siguen sus directrices llegan a convencerse de que ellosestán eternamente seguros en Cristo. Sin embargo, esas personas hansido engañadas para que sigan un programa de salvación que, contoda certeza, va a destruirlas. Han sido engañadas para que crean enun falso evangelio. Y lamentablemente, son semejantes al hombre querecogía leños en el Día de Reposo.

En 2 Corintios 11:14, Dios nos advierte que Satanás se presentacomo un ángel (es decir, un mensajero) de luz. Cristo es el verdaderomensajero de luz. Pero Satanás - a través de sus aparentemente“ministros de justicia” - se asemeja a Cristo. Esos ministros son falsoscristos, cristos falsificados, que creen que están sirviendo a Cristo,aunque en realidad, el amo a quien ellos sirven es el anticristo, Satanás.

La predicación que presentan - muy típica de muchosmaestros bíblicos muy bien reconocidos - se oye dondequiera. Sinembargo, en cada uno de los casos, esa predicación viola groseramenteel principio de que Cristo fue Quién hizo toda la obra que se requeríapara salvar a un individuo, y de que mucho antes que ese individuonaciera, Cristo pagó por todos sus pecados. Eso es en realidad lo quela Biblia enseña, y es imprescindible que prestemos atención a todo loque la Biblia enseña y nos demos cuenta de que todo el mérito y lagloria de nuestra salvación deben serle atribuidos a Cristo y no anosotros.

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Estos predicadores y evangelistas creen verdaderamente queson siervos fieles y competentes de Cristo, pero la realidad es queellos son “ministros de justicia” de Satanás (2 Corintios 11:15), quevienen en el nombre de Cristo Jesús aunque ciertamente son siervosde Satanás, que se presenta como ángel de luz (2 Corintios 11:14). Enel programa de salvación que anuncian - en el que la salvacióndepende del libre albedrío del hombre - presentan una gran mentira,porque su maestro Satanás es el padre de la mentira (Juan 8:44). ¡Quéterrible! Piensen en todas esas amadas personas que escuchan a esospredicadores y creen en ellos, y que cuando aceptan sus mentiras comoverdades quedan atrapadas en una senda donde no hay esperanza.

Pues bien, esto es algo de suma importancia. Es posible quepor muchos años usted haya creído que era salvo porque alguien ledijo que si “aceptaba” a Jesús como Salvador, ya era salvo. Es posibletambién que usted haya sido un miembro en plena comunión en suiglesia; y que por muchos años haya estado convencido de que estabaseguro en los brazos de Jesús, pero ahora, para su consternación, ustedha descubierto que se halla en la misma situación que aquel hombreque recogía leña en el Día de Reposo, y por consiguiente, todavía estábajo la ira de Dios y aguardando el momento de su destrucción. Y espeor aun si usted ha sido maestro de la Biblia y ha enseñado a muchaspersonas y las ha hecho caer en la trampa de un programa desalvación que enseña que la salvación depende de la voluntad delhombre, y de ese modo, las ha conducido a la destrucción.

Y por eso, hay algunas preguntas que usted no puede apartarde su mente: - “¿Habrá alguna esperanza para mí? ¿Sería posible queDios perdonara todos mis pecados y me salvara a mí también?”

La respuesta de la Biblia es ésta: ¡Cristo vino por lospecadores! Y por consiguiente, usted tiene tanta esperanza desalvación como cualquier otra persona que no es salva. Usted tambiéntiene que arrepentirse del pecado de haber seguido un evangelioequivocado, y orar, y esperar que Dios, en Su gran misericordia, lehaya elegido para ser salvo.

Es asombroso que ese programa de salvación que dependedel libre albedrío del hombre esté presente en prácticamente todaslas congregaciones. Pero, ¿cómo es posible que eso sea así? El problemaes que estas iglesias no usan toda la Biblia, y por consiguiente, noobedecen la instrucción bíblica de comparar la Escritura con laEscritura. Más aún, esas iglesias no entienden que la Biblia fue escritaen un lenguaje terrenal, pero que nosotros no podemos entender elgran mensaje de la Biblia a no ser que encontremos la enseñanza

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espiritual que hay en esos relatos históricos terrenales. En otraspalabras, esas iglesias tienen una hermenéutica equivocada - es decir,un método erróneo de interpretación de la Biblia (Marcos 4:33-34).Sin embargo, hay otra razón práctica por la cual esos evangelioserrados, esos programas de salvación que no son bíblicos, prevalecenhoy en día en las iglesias. Y eso es precisamente lo que veremos acontinuación.

¿Podrían las iglesias haberse mantenido puras?

Todas las congregaciones han caído en una trampa, y esto eslo que ha sucedido: Es posible que los líderes espirituales de lascongregaciones hayan tenido el mejor deseo de hacer que la iglesia semantuviera lo más pura posible, y por ese motivo, querían que losmiembros de sus congregaciones fueran únicamente aquellosindividuos que eran verdaderamente salvos. Con vistas a eso, cadaiglesia o denominación estableció una estructura - es decir, un métodoo un plan - por medio del cual ellos esperaban lograr su cometido.Esa estructura, o ese plan, podía ser tan simple como exigir que elfuturo miembro hiciera una confesión de fe - es decir, que confesaraque él creía en Jesús como su Salvador. Sin embargo, los quegobernaban las iglesias normalmente exigían también que esa personafuera bautizada en agua y que prometiera obedecer fielmente todaslas doctrinas de esa iglesia.

La estructura o procedimiento que ellos dicen que hay que seguirpara asegurar la salvación, produce realmente el efecto contrario.

Desafortunadamente, la estructura o sistema que fueadoptado por las iglesias no incluye un principio bíblico básico –, asaber, que cuando obedecemos cualquier mandamiento de Dios ycreemos que esa obediencia va a ayudarnos a alcanzar la salvación,somos semejantes al hombre que recogía leña en el Día de Reposo(Números 15). Y por tanto, aun estamos bajo la ira de Dios. Por esarazón, la estructura o procedimiento que ellos dicen que hay queseguir para asegurar la salvación, produce realmente el efectocontrario, y hace que las personas continúen sin salvación.

Esta triste situación nos ayuda a explicar el por qué hoy endía la gran mayoría de la gente en casi cada iglesia no le presta

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atención a la advertencia de que Satanás es quien está gobernando alas iglesias actualmente y que hay que salir de las iglesias para noservir espiritualmente a Satanás allí. Y tampoco le prestan atención ala solemne advertencia de que el fin del mundo está cerca.

A pesar de esa estructura del plan de salvación que está tanlejos de ser bíblica y que es común en todas las congregaciones, unpequeño número de individuos a lo largo de la era de la iglesia llegó aser salvo. Es posible que el conocimiento que ellos tuvieran de lasenseñanzas de sus iglesias fuera muy reducido o quizás no, pero aunasí, Dios los salvó porque ellos habían sido elegidos para la salvación.Al hallarse en un entorno donde podían oir la Palabra de Dios, laBiblia, Dios los salvó, y puso en ellos un deseo intenso y continuo deser obedientes a las enseñanzas de la Biblia aun cuando elconocimiento que tenían de la misma posiblemente fuera muy escaso.

Nosotros tenemos que enseñar que los seres humanos queno son salvos deben tratar de obedecer las leyes de Dios, abrigando la

esperanza de haber sido incluidos dentro del plan de Dios para lasalvación, y orando porque así pueda ser.

Las iglesias no han entendido que ninguna estructura o plande salvación creado por el hombre - aún cuando sea obedecido contoda diligencia - puede asegurar la salvación de una persona, y elfracaso de las iglesias debe ser una gran advertencia para nosotros.Cuando anunciamos el mensaje de salvación en el mundo, nuncadebemos presentar un plan que haya sido ingeniado por el hombre,ni decirle a la gente que si lo siguen puntualmente, eso les garantizarála salvación. Nosotros tenemos que enseñar que los seres humanosque no son salvos deben tratar de obedecer las leyes de Dios,abrigando la esperanza de haber sido incluidos dentro del plan deDios para la salvación, y orando porque así pueda ser.

Una Transformación Poderosa

Pero ahora, debemos hacer esta pregunta: ¿De qué maneraafecta la salvación a la vida de una persona? y Y además, ¿quésignifica haber nacido de nuevo?

Recuerden que antes de ser salvo, el individuo - en toda supersonalidad - es exactamente igual a todos aquellos que no han sido

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elegidos y que, por consiguiente, nunca habrán de llegar a ser salvos.En cuerpo y alma, ese individuo codicia el pecado y está en rebelióncontra Dios.

Pero cuando llega a ser salvo, Dios le da un alma nueva yresucitada, y en esa parte de su personalidad, él es una nueva criaturaen Cristo. Cuando nació físicamente, ese individuo era un bebé conuna personalidad que se componía de un cuerpo y un alma. Pero enel momento de la salvación, él nació de nuevo; es decir, recibió unalma nueva. Ése es un milagro que nuestras mentes humanas no soncapaces de comprender, y no hay ninguna evidencia física de esatransformación.

Sin embargo, el resultado de esa transformación milagrosade su alma sí puede ser observado, porque esa alma enteramentenueva dentro de un cuerpo que no ha sufrido ningún cambioimpactará seriamente la vida de ese individuo y modificará suconducta.

Dios da constancia de eso en 1 Juan 3:9, donde Él dice losiguiente

Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque lasimiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque esnacido de Dios.

Dios nos enseña que en el momento de la salvación,ocurre un cambio enorme en la personalidad del individuo que

ha llegado a ser salvo.

En este versículo, Dios nos enseña que en el momento de lasalvación ocurre un cambio enorme en la personalidad del individuoque ha llegado a ser salvo. En su alma nueva y resucitada, él no puedepecar. El pecado es una transgresión a la Ley de Dios, y por eso, en laparte espiritual de su personalidad –, es decir, en su alma - él no puedegenerar el pecado. Además, en su alma, él ama a Dios y ama la Ley deDios, y por tanto, tiene un deseo grande y continuo de obedecer todoslos mandamientos de la Biblia. Y todo eso indica que ese individuo,en su alma nueva, está espiritualmente vivo.

Puesto que Dios ya llevó a cabo toda la obra para completarsu salvación (es decir, lo eligió, pagó por sus pecados y le dio un almanueva y resucitada – todo lo cual era necesario hacer por la salvación

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de los elegidos), ese individuo puede tener ahora la certeza de quenunca va a perder su salvación. La simiente que permanece en él esCristo (Gálatas 3:16). Una vez que ha llegado a ser salvo, él estáeternamente seguro. Dios ya hizo todo lo que era necesario hacer paradarle vida eterna. Y por esa razón, un verdadero creyente jamás puedeperder su salvación. La Biblia dice que no hay pecado, ni ningunaotra cosa, que pueda apartar a un verdadero creyente del amor deDios (Romanos 8:35-39).

El individuo salvo vive en un cuerpo que no es salvo

A pesar de tener un alma nueva, el creyente debe continuarviviendo en su antiguo cuerpo, el cual no sufrió ningún cambio en elmomento de su salvación. Por ese motivo, su personalidad tiene ahorados naturalezas, y cada una de ellas tiene sus propios deseos. Por unaparte, él siempre quiere ser obediente a las leyes de Dios, pero porotra parte, todavía codicia el pecado. Dios describe esta situación tancompleja en las palabras del Apóstol Pablo, que por inspiración delEspíritu Santo, dice en Romanos 7:21-24:

Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal estáen mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley deDios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra laley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que estáen mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de estecuerpo de muerte?

El deseo continuo del verdadero creyente es verse libre de sucuerpo pecaminoso. Sin embargo, la lucha a brazo partido que sedesarrolla dentro de la personalidad del individuo que ha llegado aser salvo no es estática. Habrá progresos y una vida cada vez másvictoriosa para aquél que tiene un alma nueva y resucitada (2 Pedro3:18). Y eso será así porque además de haber recibido esa alma nuevay resucitada, ha tenido lugar otro evento maravilloso en lapersonalidad de ese individuo en el momento de la salvación, y esque Dios, el Espíritu Santo ha comenzado a vivir dentro de él. EnRomanos 8:9 dice que “si no tenemos el Espíritu de Cristo, no somosde él”.

Nosotros no entendemos cómo es posible que el DiosTodopoderoso pueda morar en la vida de una persona salva. Tenemosque admitir que eso es un misterio para nosotros. Pero si confiamos

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implícitamente en la Biblia, sabemos que aunque eso es algomisterioso, es cierto. Y entonces, esa presencia de Dios morando en lavida y en la personalidad de aquél que es salvo, lo estimula para quesea cada vez más obediente a Dios y para que desee solamente lo queagrada a Dios.

El que ha llegado a ser salvo ha sido sacado del dominiode Satanás, y se ha convertido en un ciudadano eterno

del reino de Cristo.

Además de eso, el que ha llegado a ser salvo ha sido sacado deldominio de Satanás y se ha convertido en un ciudadano eterno delreino de Cristo. Dios nos habla acerca de eso en Colosenses 1:12-13,que dice lo siguiente:

…con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participarde la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de lapotestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo…

En Filipenses 3:20 leemos que “nuestra ciudadanía está enlos cielos”. Y eso es cierto para todo aquél que llega a ser salvo.

Los deseos del que ha llegado a ser salvo

En el momento de la salvación, hay muchos factores queoperan en la vida del creyente y producen cambios importantes en suconducta y en sus deseos. Ese individuo comienza a entender y aidentificarse con declaraciones como las que encontramos en el Salmo119 y en otros pasajes de la Biblia.

Los siguientes versículos son algunos ejemplos del lenguajetan hermoso del Salmo 119, donde se pone de manifiesto el amor y elrespeto que siente el verdadero creyente por la Biblia.

Versículo 10: Con todo mi corazón te he buscado; no me dejesdesviarme de tus mandamientos.

Versículo 11: En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecarcontra ti.

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Versículo 16: Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tuspalabras.

Versículo 24: Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.

Versículo 47: Y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales heamado.

Versículo 77: Vengan a mí tus misericordias, para que viva, porquetu ley es mi delicia.

Versículo 97: ¡OH, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mimeditación.

Estas expresiones de lenguaje se encuentran también a travésde toda la Biblia. Cualquier persona que verdaderamente haya llegadoa ser salva experimentará esos mismos deseos y motivaciones en suvida. Y de igual modo, reconocerá y se identificará con la verdadexpresada en 1 Juan 2:3-5, donde leemos:

Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos susmandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda susmandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; peroel que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Diosse ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.

El verdadero creyente sabe que los mandamientos de Diosson la Biblia entera, y se siente muy mal cada vez que permite que losdeseos lujuriosos de su cuerpo lo hagan pecar. Cuando eso sucede, seidentifica entonces con David, aquel verdadero hombre de Dios quecayó en un grave pecado, y que después de haber caído, expresó en elSalmo 51, bajo la inspiración del Espíritu Santo, el remordimientoque sentía en su corazón por lo que había hecho.

Temor y temblor

Una característica de la naturaleza de aquél que ha llegadoa ser salvo es su reconocimiento de la santidad y la justicia de Dios, ydel hecho de que Dios es el Juez justo de toda la tierra. En Filipenses2:12, Dios declara:

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…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor…

La salvación de la que el creyente se tiene que “ocupar” en suvida es la salvación que Dios le ha otorgado. Pero él crece en la gracia(2 Pedro 3:18), es decir, vive cada vez más para la gloria de Dios yapartándose de los deseos pecaminosos de su cuerpo que todavía noes salvo, y eso lo hace con temor y temblor.

Temer y temblar delante de Dios podría parecer que es algototalmente ajeno a la seguridad maravillosa que ha recibido aquél que ha

llegado a ser salvo.

Ésta es una declaración asombrosa porque nosotrospodríamos suponer que como resultado de nuestra salvación, todotemor de Dios tendría que haber sido eliminado de nuestra vida. Temery temblar delante de Dios podría parecer que es algo totalmente ajenoa la seguridad maravillosa que ha recibido aquél que ha llegado a sersalvo. Por ejemplo, él sabe que Cristo ya pagó por todos sus pecados,y que, por consiguiente, nunca podrá verse amenazado por ladestrucción total.

Sin embargo debemos recordar, que el Espíritu Santo moraen todo aquél que ha llegado a ser salvo. El verdadero creyente hacomenzado a amar y a respetar más y más todo lo que la Biblia enseña.Por ese motivo, él aprende y se torna cada vez más consciente de lagrandeza de Dios. Sabe que Dios es el Dios Todopoderoso que habló ycreó este increíble universo con el poder de Su Palabra. Y sabe tambiénque Dios es el Juez Omnipotente que conoce aun los pecados máspequeños de cada ser humano. Y además, él sabe que Dios es tan justoque cualquier pecado –, por ínfimo que sea -, es suficiente para hacerque un ser humano caiga bajo la ira de Dios. Por otra parte, el verdaderocreyente está consciente de que todavía comete pecados aun cuandoél sea ahora mucho más obediente a la Ley de Dios que antes de sersalvo, y se da perfecta cuenta de que si no fuera por la misericordia yla gracia de Dios, él merecería la destrucción.

Además, debido a su intenso amor y confianza en la Biblia, elverdadero creyente comprende que está eternamente seguro en Cristoy sabe que nunca va a verse amenazado por la destrucción. Además,él sabe que todos sus pecados fueron cubiertos por Cristo. Y mientrasmás se familiariza con las enseñanzas de la Biblia, más cuenta se da

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de que aunque él merecía sufrir la horrible ira de Dios para pagar porsus pecados, la gracia y la misericordia de Dios - y sólo ellas - obraronsu salvación. Y por consiguiente, él tiembla y teme en reverencia anteDios, y reconoce que su salvación es un don totalmente inmerecido.

Ésa es la razón por la cual la Biblia afirma que la persona quede verdad es salva teme a Dios. Acerca de eso leemos, por ejemplo, enlos siguientes versículos:

Salmo 34:9: “Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta alos que le temen”.

Salmo 112:1 “Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y ensus mandamientos se deleita en gran manera”.

Proverbios 3:7: “No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová,y apártate del mal…”

Este principio también pone de relieve esta otra verdad: queaquellos que no oyen la Palabra de Dios, no temen a Dios. La Biblia lodeclara en los siguientes pasajes:

Jeremías 44:9-10: “¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestrospadres, de las maldades de los reyes de Judá, de las maldades desus mujeres, de vuestras maldades y de las maldades de vuestrasmujeres, que hicieron en la tierra de Jerusalén? No se hanhumillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminadoen mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros ydelante de vuestros padres”.

Jeremías 5:24-25: “Y no dijeron en su corazón: Temamos a JehováDios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nosguarda los establecidos de la siega. Vuestras iniquidades hanestorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros elbien.

Isaías 57:11-12: “¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltadoa la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿Nohe guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me hastemido? Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.

Eclesiastés 8:13: “…y que no le irá bien al impío, ni le serán

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prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no temedelante de la presencia de Dios”.

El perfecto amor echa fuera el temor

¡Es cierto!, la Biblia enseña que el perfecto amor echa fuera eltemor. En 1 Juan 4:18, leemos:

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera eltemor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme,no ha sido perfeccionado en el amor.

Podríamos, pues, llegar a la conclusión de que si el verdaderocreyente ha experimentado el perfecto amor de Cristo, entonces, élno debería temer. En cierto sentido, eso es verdad, porque puedeentenderse que la palabra “temor” en este versículo se refiere al temorde la destrucción eterna. El perfecto amor de Dios en el verdaderocreyente elimina ese temor. La gran promesa de la salvación es laseguridad eterna que el creyente tiene en Cristo.

Sin embargo, debemos considerar todos los versículos queenseñan que una de las características del verdadero creyente es eltemor de Dios (Hechos 9:31, 10:35, Filipenses 2:12, 1 Pedro 2:17,Proverbios 1:7, Eclesiastés 8:12-13). Pero entonces, ¿cómo debemosentender el pasaje de 1 Juan 4:18, donde la Biblia enseña que el perfectoamor echa fuera el temor? La solución se hace evidente cuandodescubrimos cuál es la definición bíblica del amor. En Juan 14:21leemos:

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama;y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y memanifestaré a él.

Esta ley de Dios se repite en Juan 14:23, donde leemos:

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; ymi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

En otras palabras, el amor se identifica plenamente con laobediencia a los mandamientos de Dios, la Biblia. Por grande que seala convicción con la que un individuo trate de proclamar su amorpor Cristo, la verdadera prueba de ese amor es su fidelidad, suobediencia a la Ley de Dios, la Biblia.

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El perfecto amor exige una perfecta obediencia

Eso significa, empero, que el perfecto amor exige unaobediencia perfecta. Sin embargo, esa obediencia perfecta es imposiblea no ser que recibamos un cuerpo nuevo y resucitado, el cual norecibiremos hasta el Día del Rapto. Mientras tanto, en este cuerponuestro que todavía codicia el pecado, mora un alma nueva yresucitada que Dios nos dio en el momento de nuestra salvación. Poreso, nuestro amor ahora no es perfecto, y en consecuencia, no podemosvivir sin temor.

Analizamos con anterioridad en este estudio una razón porla cual nosotros tememos y temblamos delante de Dios, pero debemosagregar algo más con respecto a eso. Cuando David, que era unhombre conforme al corazón de Dios y muy amado por El, cometiópecado, Dios nos describe cuál fue la reacción del corazón de estehombre en el Salmo 51. El Salmo entero habla de la reacción de David,pero vamos a citar solamente Salmo 51:11, donde leemos lo siguiente:

No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu.

David había recibido vida eterna. Él estaba eternamenteseguro en el Reino de Dios. ¿Cómo, entonces, pudo decir en este salmoesas palabras que, por supuesto, Dios Espíritu Santo le dio para quelas dijera? La respuesta se hace obvia cuando nos damos cuenta delenorme castigo que el pecado merece. Todo pecado exige un castigo.Por tanto, cuando un verdadero creyente peca, hay dos verdades queembargan toda su personalidad.

El Señor Jesucristo tuvo que pagar por todos nuestros pecados,incluyendo los pecados que cometemos después de haber llegado

a ser salvos.

La primera verdad es que el Señor Jesucristo tuvo que pagarpor todos nuestros pecados, incluyendo los pecados que cometemosdespués de haber llegado a ser salvos. Por supuesto, Dios sabía desdeel principio que el verdadero creyente habría de cometer esos pecados,y por ese motivo, Él los cargó sobre Jesús, y Jesús pagó por todos ellos

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mucho antes que el creyente los cometiera. Pero eso no modifica elhecho de que esos pecados son cometidos por alguien que sí sabe cuánespantoso es el pecado y el enorme pago que la perfecta justicia deDios exigió por él. Por esa razón, el verdadero creyente teme y tiemblacuando se da cuenta de que cada vez que él peca, ese pecado tambiénfue llevado por nuestro bendito Salvador.

La segunda verdad es que el verdadero creyente se da cadavez más cuenta de la seriedad del pecado y del horrible castigo que laperfecta justicia de Dios demanda como pago por el pecado. Y tambiénsabe que cada vez que comete un pecado, lleva a cabo un acto derebelión contra su amado Salvador. Por un lado, él es consciente deque su pecado está cubierto por la sangre derramada de Jesús y quenunca le será imputado. Pero por otro lado, él reconoce que el perdónde su pecado se debe únicamente a la misericordia inmerecida y a lagracia de Dios. Por tanto, el hecho de haber osado pecar, le hace vivircon temor y temblor delante de Dios, y al mismo tiempo, eso estimulaen él el deseo de no volver a pecar, y le hace ser cada vez más obedientea toda la Ley de Dios.

Y por ese motivo, el individuo que es salvo tiene un estilo devida y una actitud hacia el pecado, hacia Dios y hacia la Biblia, quedifieren totalmente del estilo de vida y de la actitud de aquellos queno son salvos.

¿Hay esperanza para mí?

¿Significa acaso lo que hemos aprendido hasta aquí que nohay ninguna posibilidad de llegar a ser salvo? - ¡Efectivamente!, nohay ninguna posibilidad si dependemos de nuestros propios esfuerzos,de nuestra fe, de nuestros deseos y de nuestra obediencia para haceralguna contribución –, por mínima que sea –, a nuestra salvación. Yeso es así, porque el hecho de pensar que nosotros podemos contribuiren algo a nuestra salvación pone de manifiesto un desprecio arrogantea todo lo que la Biblia enseña acerca de la provisión asombrosa ysublime que Dios hizo, y significa también que estamos confiando enun plan de salvación que no puede salvar a nadie, y que se mofa delperfecto plan de Dios para la salvación.

Estamos viviendo en una época en la que Dios está salvandoa una gran multitud, la cual ningún hombre puede contar.

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Pero cuando nosotros entendemos el plan de Dios para lasalvación, cuando entendemos que Él es el único que puede hacertoda la obra que se requiere para nuestra salvación, entonces sípodemos tener esperanza, una esperanza abundante. Estamosviviendo en una época en la que Dios está salvando una gran multitud,la cual ningún hombre puede contar (Apocalipsis 7:9). Más aún, laBiblia declara que Dios eligió a ciertos individuos, se los dio a Cristo,y Cristo pagó por todos los pecados de ellos, y eso les proporcionauna esperanza enorme a los que no son salvos.

Un individuo que todavía no es salvo pero tiene un intensodeseo de llegar a serlo, y se da cuenta de que solamente puede llegar aser salvo en los términos que Dios ha establecido, podría ser un elegidode Dios. Puesto que el plan de Dios en cuanto a la elección no tienenada que ver con nuestros méritos, por grandes y terribles que seanlos pecados de un individuo, Dios podría haberle elegido del mismomodo que eligió a otro individuo que ya es salvo. Y por eso, el plan deDios en cuanto a la elección, le proporciona un gran aliciente a todoaquél que no es salvo y que honestamente desea llegar a serlo.

Hay, al menos, siete verdades reveladas en la Biblia quedeberían darle mucho aliento a todo aquél que anhelaverdaderamente que sus pecados sean cubiertos por la sangre de Jesús.Nosotros ya hemos hecho alusión a algunas de estas verdades. Sinembargo, son tan importantes que vamos a bosquejarlas brevementeotra vez. Esas verdades son las siguientes:

1. El tiempo actual es el día de salvación. Hemos aprendidoque Dios ya no se vale del esfuerzo de las congregaciones locales, nide sus líderes, ni de los que allí se reúnen, para salvar a nadie. Noobstante, de manera enfática y sorprendente, la Biblia enseña que hoyen día, Dios está recogiendo una gran cosecha de personas y las estátrayendo a su Reino. Desarrollar esa verdad sobrepasa los límites deeste estudio, pero, al menos, podríamos mencionar algunos versículosque confirman que eso es así.

En Joel 2:24 leemos:

Las eras se llenarán de trigo [de verdaderos creyentes], y los lagaresrebosarán de vino y aceite [de salvación]”.

Y la Biblia dice en Apocalipsis 7:9:

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Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadiepodía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, queestaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidosde ropas blancas, y con palmas en las manos.

Y en Apocalipsis 7:13-14 nos dice:

Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome, Estos que estánvestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que hansalido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las hanemblanquecido en la sangre del Cordero”.

En Habacuc 2:14 leemos:

Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová,como las aguas cubren el mar.

En Jeremías 33:22 leemos:

Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del marse puede medir, así multiplicaré la descendencia de David misiervo, y los levitas que me sirven.

Estos versículos, al igual que muchos otros, le dan una granesperanza a cualquier persona que aun no sea salva pero que seacerque humildemente a Dios y le pida misericordia.

Y puesto que hay una gran multitud que está llegando a sersalva actualmente, cualquier persona que aun no sea salva,potencialmente podría llegar a ser salva y formar parte de esta granmultitud. ¡Qué bendición es saber que estamos viviendo en un tiempo,en el que esa gran multitud, en todos los lugares del mundo, estállegando a ser salva!

2. El entorno en el que Dios salva a las personas es aquéldonde se oye la Palabra de Dios, la Biblia. En Romanos10:17 leemos:Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Hoy, más que nunca antes en la historia de la humanidad,hay un por ciento muy alto de personas que saben leer y escribir, y laBiblia está al alcance de todas ellas en sus propios idiomas. Resulta

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muy alentador saber que cualquier persona, en unión de los miembrosde su familia que son salvos y de aquellos que no lo son, puedecolocarse en ese entorno donde se oye la Biblia. Lo puede hacermediante la lectura personal de la Biblia, y en muchos casos, puedeoír la lectura y la enseñanza fiel de la Biblia que se ofrecen entransmisiones radiales como las de Family Radio. Ciertamente, esteentorno que Dios usa para salvar a las personas es mayor y másesperanzador que en ningún otro momento de la historia. Los padresdebemos hacer que nuestros bebés y todos nuestros hijos estén en eseentorno donde puedan oír la Palabra de Dios. Ésa es una de las razonespor las cuales la radio constituye un instrumento de especial valorque puede ser usado para que el Evangelio esté al alcance de todos ennuestra comunidad y llegue también a grandes multitudes de personasen todo el mundo.

3. Cristo vino a salvar pecadores. Cristo no vino a salvar a losque se creen justos - es decir, a aquellos que se tienen por personasdecentes y morales, y confían que su conducta recta va a hacer queDios los mire con favor. ¡Cristo vino a salvar pecadores!

Es alentador leer acerca del criminal que fue crucificadoal lado de Jesús.

Es alentador leer acerca del criminal que fue crucificado allado de Jesús. Al principio, este criminal mostró su menosprecio porJesús. Leemos en Mateo 27:41-44:

De esta manera también los principales sacerdotes,escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos,decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey deIsrael, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió enDios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estabancrucificados con él.

Pero, de manera maravillosa, tan sólo unas horas, o quizásminutos antes de morir, este criminal crucificado Le pidió a Jesús quetuviera misericordia, y recibió una respuesta que le aseguró - y quenos asegura también a nosotros - que, en la situación y el lugar másimprobables, él llegó a ser salvo. Leemos en Lucas 23:39-43:

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Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba,diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.Respondiendo el otro, le respondió diciendo: ¿Ni aun temes a Dios,estando en la misma condenación?Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos loque merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijoa Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesúsle dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Este pecador empedernido se hallaba en un entorno dondepudo oír la Palabra de Dios, por cuanto oyó a Jesús hablándole a María,al Apóstol Juan, y al Propio Dios. Y precisamente allí mismo, estedespreciable pecador recibió la vida eterna. Por consiguiente,cualquier persona que aun no sea salva, por grandes que sean suspecados, puede reconocer que Jesús vino por los pecadores, ¡Quémagnífico estímulo!

4. Jesús no hace acepción de personas. Esto significa queninguna persona es más apta para ser salva que otra. Una personapuede ser rechazada por la sociedad, y puede ser tenida por“intocable”, pero en la Biblia, Dios nos habla acerca de individuosque llegaron a ser salvos y fueron escarnecidos y despreciados por lacongregación que existía en los días de Jesús. Ejemplos de eso son lamujer samaritana que fue salva (Juan 4:4-42), Zaqueo, el cobrador deimpuestos (Lucas 19:2-8), el leproso (Lucas 17:12-19), el criminalajusticiado por sus delitos (Lucas 23:39-43), y la mujer adúltera (Juan8:1-11). Todas esas personas eran consideradas como la escoria de lasociedad, pero Dios las salvó. Por lo tanto, vemos claramente que Élno hace acepción de personas. ¡Cuán maravillosa debería resultarleesta verdad a todo aquél que aun no es salvo!

5. Dios es misericordioso. Es cierto que la misericordia ya nose encuentra en las congregaciones locales donde sus pastores,ancianos, diáconos, y maestros de la Biblia ministran a estas pobresgentes. ¡Qué verdad más terrible es ésa! Pero fuera de lascongregaciones locales, en el mundo entero, Dios continúademostrando Su insondable misericordia porque Dios es un Dios demisericordia.

En el Salmo 103:8 leemos:

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Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande enmisericordia.

Y en Lamentaciones 3:31-32, dice lo siguiente:

Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, tambiénse compadece según la multitud de sus misericordias.

Y Dios, de manera muy hermosa y compasiva, declara enJoel 2:13:

Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos aJehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardopara la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.

6. Nosotros mismos podemos hacerle saber a Dios el deseointenso que tenemos de llegar a ser salvos. Podemos rogar, suplicar, eimplorar delante de Dios por nuestra salvación. Orar a Dios es unaobra que nosotros hacemos, y por tanto, nuestra oración a Dios nonos garantiza la salvación ni tampoco nos ayuda a alcanzarla. Sinembargo, a través de nuestra oración, Él sabrá que tenemos deseos dellegar a ser salvos.

Jesús ilustra esta verdad por medio del publicano que oró yLe pidió a Dios misericordia, acerca de lo cual, leemos enLucas 18:13-14:

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos alcielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio amí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antesque el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y elque se humilla será enaltecido.

7. No debemos perder jamás la esperanza de la salvación. SiDios planea salvarnos, Él lo hará en Su propio tiempo. Él puedesalvarnos en los primeros años de nuestra vida nuestra vida o pocashoras antes de nuestra muerte. Por eso, nunca debemos tratar de darleórdenes a Dios en cuanto al momento en que debe salvarnos, si esque, en realidad, Su intención es hacerlo así.

Si Dios planea salvarnos, El lo hará en Su propio tiempo.

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Leemos en Lamentaciones 3:26:

Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

Y Dios nos da mucho consuelo en el Salmo 62:5-8, dondeleemos:

Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza.El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.En Dios está mi salvación y mi gloria, En Dios está mi roca fuerte,y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, OH pueblos; derramaddelante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio.

Cuando una persona espera pacientemente en el Señor, esposible que pueda sentirse muy ansiosa. Llegar a ser salvo es un asuntorealmente serio. Quedar sin salvación es algo horrible.

Es maravilloso el consuelo que Dios nos da en la promesa deFilipenses 4:6 donde dice:

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticionesdelante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y entonces, en Filipenses 4:7, Él nos da esta certeza:

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardarávuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

De este modo, Dios nos consuela y nos anima a descansarenteramente en Él, y nos invita a hablarle acerca de todas nuestrasansiedades. Es maravilloso saber que Él es absolutamente fiel yconfiable y hará Su perfecta voluntad. Nosotros debemos descansaren sus brazos poderosos.

Y mientras tanto, podemos oír a Dios cuando leemoscuidadosamente la Biblia. Y cada vez que la ansiedad intenteapoderarse de nosotros, podemos acudir confiadamente al trono dela gracia de Dios y decirle todo lo que sentimos. ¡Cuán misericordiosoes Dios!

Dios anima a los que todavía no son salvos a través de laspalabras de Sofonías 2:3, donde leemos:

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Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteispor obra su juicio [los que pusisteis por obra Su Ley]; buscadjusticia, buscad mansedumbre [humildad]; quizás seréis guardadosen el día del enojo de Jehová.

Por tanto, es posible que Dios también pueda salvarle a usted.

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